Está en la página 1de 5

Sujetos de baja Visión – 2do año – ISFD N° 802

Docente: Juan Facundo Zarza

Sujeto de Baja visión. Definiciones

Comenzaremos trabajando a partir de algunas definiciones e ideas elementales.

Noción de “Sujeto” y prevención de patologías asociadas en un niño con discapacidad visual


exclusiva.

En cuanto a la noción de sujeto, debemos tener en cuenta que todo niño o niña, requiere de un
“otro” para subsistir, un “otro” que puede ser mamá, papá, tía, abuela, abuelo, etc., o
simplemente alguien que cumpla la función de sostén materno. Imaginen un recién nacido, el
“cachorro humano”, a diferencia de otras especies, requiere si o si de la presencia de “otro” para
existir, de lo contrario, simplemente morirá. Si bien la concepción de sujeto es muy amplia,
podemos pensar que, desde el nacimiento, el pequeño ser necesita estar “sujeto” a alguien que lo
ayude a constituirse como tal, es decir, que lo ayude “a ser un niño o niña” con todos los interés y
características que tienen los mismos. Durante este proceso, marcado en los primeros años de
vida, el pequeño aprenderá, de la mano de un adulto, todo lo necesario que moldeara su
personalidad, vivirá experiencias que condicionaran su desarrollo, aprenderá a comunicarse, a
relacionarse con otras personas, a jugar, y a comprender aquello que en el mundo acontece,
siempre de la mano de “alguien” que lo ayude a conectarse con lo interior y con las emociones,
proporcionando afecto y experiencias positivas mediante sonrisas, canciones, cuentos y caricias.
También, aprenderá a relacionarse con el mundo exterior, a comprender la necesidad que
tenemos como seres humanos de relacionarnos con otras personas, aprenderá a jugar y a respetar
a otros, a esperar turnos para participar, a comunicarse educadamente, entre otras cosas.

En fin, todo esto permitirá al infante estructurarse psíquicamente, adoptando poco a poco una
personalidad que lo hará único, mediante la relación con otras personas. Esto le permitirá seguir
aprendiendo. Poco a poco, “la persona se constituye como tal de manera subjetiva”, en base a sus
propias experiencias, convirtiéndose en un sujeto que aprende y vive emocionalmente cada
situación, junto a su familia y a sus amigos.

Si el niño, por diferentes razones, “se viese expuesto a malas experiencias”, no lograra un óptimo
desarrollo evolutivo ni de la personalidad, ocasionando esto serias dificultades en los aprendizajes,
en la comunicación, en las relaciones con las demás personas, en el juego, etc. Lo emocional, juega
un papel fundamental en este aspecto. Si no logra relacionarse con el mundo interior y exterior,
no podrá avanzar sanamente en su desarrollo, de seguro siempre avanzará un poco, pero con
dificultades, y con graves secuelas, si la intervención no es oportuna o adecuada.

¿Qué situaciones afectan el desarrollo evolutivo de un niño?

¿Qué acontecimientos generan secuelas irreversibles en el desarrollo de la personalidad?

La verdad es que hay muchas situaciones que intervienen en el desarrollo, pero podríamos decir
que el “contexto que le toca vivir y la familia”, condicionan y marcan para siempre aspectos
estructurales en la personalidad y en el desarrollo, para bien o para mal. Pensemos algunos
ejemplos y posibilidades, según se tenga visión normal o discapacidad visual. En caso de que el
ambiente que le toque vivir a un niño con visión normal sea hostil, ese niño con “visión sana”
podrá comprender aquello que no se le explica, podrá ver jugar a otros niños lejos de él, podrá ver
reír a otras personas, y seguramente, podrá imitarlas en algún momento de su vida, quizás en el
jardín de infantes, quizás junto a alguna persona que se le acerque ofreciéndole una pelota para
jugar, es decir, tener la “visión sana” le permitirá “comprender” acontecimientos. La visión
“organizadora” de información mediante el uso de los demás sentidos, le permitirá generar
buenas experiencias o emociones que tarde o temprano, influirán de manera positiva en él,
aunque su contexto sea complejo. La visión siempre colabora en los aprendizajes, exista o no un
mediador que acompañe el proceso.

Con esta idea, lo que quiero decir es que un niño con visión sana, se encuentra en ventaja
comparándolo con un niño con déficit visual. La visión sirve de ayuda para comprender algunos
aspectos esenciales del mundo de los objetos y de las relaciones con las demás personas.

Por otro lado, una persona con déficit visual, tardará más tiempo en comprender el mundo, su
desarrollo se da más lento y en tiempos diferenciales, no aprenderá por sí mismo en sus primeros
años, la falta de visión condiciona la posibilidad de imitar, los sentidos restantes no son suficientes
para dar significado e interpretar los acontecimientos. Ver, tocar, oler, escuchar y saborear, son
acciones que se aprenden y requieren de alguien que encamine y nos permita asociar lo que
“percibimos a través de los sentidos en relación con algún objeto o actividad significativa en lo
personal”, este aprendizaje no es innato, no se da naturalmente en la persona con discapacidad
visual, y resulta ser muy complejo por sobre todo en los primeros años de vida.
La falta de visión, provoca en los infantes un estado característico de “pasividad”, es decir, de poca
interacción con el medio. Al no tener visión o tenerla disminuida, el mundo no se entiende, la
información no se organiza, las personas resultan seres amenazantes y podrían asustar, algunos
objetos distorsionados en colores resultan dolorosos al chocar con ellos y provocan daño, la falta
de luz en el día, genera dudas e incertidumbre, la marcha es insegura, el andar es lento y
preferentemente con los pies arrastrados para no tropezar, la noche en su total oscuridad da
miedo, y los diferentes sonidos aquí y allá, sin sustancialidad que permita el saber que es aquello
que lo ocasiona, genera incertidumbre…

¿Será algo bueno o malo eso que se acerca sonando fuertemente y que hace vibrar el piso, la
ventana o las puertas? ¿Dónde me llevan sosteniéndome en brazos o arrastrándome
rápidamente? ¿Quién se acerca deprisa? ¿Qué son esos fuertes ruidos? ¿Qué esperan de mí?

No intervenir adecuadamente con niños deficientes visuales en sus primeros años, genera
secuelas irreversibles en el desarrollo. Durante los primeros años, el niño ciego y el niño con baja
visión, tienen rasgos característicos en el desarrollo, muy similares uno de otro. En ambos casos,
no intervenir adecuadamente, podría impedir un desarrollo evolutivo óptimo, podría afectar
seriamente el desarrollo de la personalidad, podría generar patologías asociadas de rasgos
“psicóticos” en la estructuración mental del niño, “patologías asociadas a la condición visual que
podrían haberse evitado”. Esto podría darse debido a la falta de experiencias emocionales “sanas”
durante los primeros años de vida.

Esta situación de falta de estimulación o de intervenciones poco funcionales según las


características de la persona, da lugar a que los infantes con discapacidad visual, poco estimulados
o no estimulados según sus necesidades, se comporten a futuro de manera “extraña”, pudiendo
confundirse estas conductas con “rasgos autistas”, podrían ser personas “muy pasivas” que no
quieren relacionarse con nadie, “desinteresadas” del mundo de los objetos y de las personas,
“poco sociales”, muy “calladas”, “sensibles” al contacto, al movimiento, a la socialización,
“desinteresados” en aprender cosas nuevas, entre otros rasgos característicos que denotan una
personalidad afectada por falta de buenas experiencias, o simplemente, por no comprender
totalmente lo que acontece a su alrededor, según el nivel de percepción (visual, táctil, auditiva)
que se disponga.

A veces, las familias no reciben acompañamiento especializado, quizás nunca superan el estado de
aceptación de la discapacidad, o quizás, si hubo intervención, la misma no fue aceptada. Estas son
algunas de las posibilidades, entre muchas otras, que se puede dar en el seno familiar. La crianza
de un niño con discapacidad visual es sumamente compleja. La intervención especializada deberá
ser inmediata y tratada en equipo interdisciplinar para el trabajo con el niño o niña y la familia. El
fin último que se persigue es evitar una patología asociada a la condición visual, procurando de
este modo que el desarrollo se dé del modo más sano posible, sosteniendo a la función materna,
teniendo en cuenta, por un lado, la necesidad manifiesta de la persona con discapacidad según sea
su condición visual, y por otro, el necesario y oportuno acompañamiento familiar.

La idea que pretendo trabajar en este aspecto, tiene que ver con la prevención, y saber que hay
situaciones en cuanto a la discapacidad sensorial, en este caso visual, que pueden poner en peligro
la constitución del sujeto como tal, por lo tanto, deben ser estudiadas cuidadosamente, y
conocidas por el futuro docente que intervenga con un pequeño con discapacidad visual.

La justificación y explicación detallada de lo que afirmo en este breve escrito, en cuanto al sujeto,
a la constitución psíquica del niño, al desarrollo emocional, y las posibles patologías asociadas,
entre otras cosas, se encuentran explicadas en el libro: “Puentes invisibles, desarrollo emocional
del niño ciego”. Les dejo adjunto a esta clase, en material de estudio, una pequeña introducción al
tema, tomada del mismo libro, donde la idea queda expuesta bajo palabras de las autoras. Si les
parece que hay algo para aportar o desean consultar, pueden utilizar el foro del aula. Cuanto más
podamos compartir, mejores ideas podremos construir.

Baja visión. Visión normal.

Antes de comprender el significado de la baja visión, debemos saber que significa ver bien, o
mejor dicho ¿Cómo ve una persona con la visión sana? Procuren retomar lo visto en la materia
“anatomofisiopatología de la visión”, para recordar conceptos elementales.

La visión se da a través del correcto funcionamiento de la vía visual. La vía visual, está formada por
ambos ojos, el nervio óptico y el cerebro, hablando a grandes rasgos. Si algún sector de la vía
visual se encuentra dañada, no podremos ver absolutamente nada, o no podremos ver
adecuadamente, según las características de la patología. Los estímulos luminosos ingresan por los
ojos, se trasladan por el nervio óptico, y son procesados por el cerebro, recién ahí, podemos ver. Si
este proceso se da mediante el correcto trabajo de cada una de las partes de la vía visual,
podemos decir que “vemos bien”, y tenemos la visión sana, podemos decir también que nuestra
agudeza visual es buena, y que nuestro campo visual está completo.
Un ojo emétrope tiene visión normal, diremos que tenemos visión normal, cuando nuestra
agudeza visual sea del 100%, y nuestro campo visual, sea de aproximadamente 180°. En este
sentido, los valores numéricos son aproximaciones, teniendo en cuenta, por ejemplo, que, para el
campo visual “cada ojo” ve un poco más de 90°, y que, para la agudeza visual, tener un 100%, 90%,
80% o 70% de visión, también podría ser considerada visión normal según la funcionalidad de la
misma.

Teniendo en cuenta lo anterior, podrán leer en los libros, que la BAJA VISION, es una condición
visual en la que el individuo tiene un resto de visión que le es funcional y le permite realizar alguna
tarea. Esta condición visual no puede ser corregida con lentes convencionales, y se establece luego
de realizada la cirugía, si esta fuese posible según patología.

Se considera persona con baja visión, a aquella cuya agudeza visual en el mejor ojo es de entre el
10% y el 30%, o su campo visual es menor o igual a 10°, haciendo uso del mejor anteojo posible y
luego de realizada la cirugía según las características de su patología. Sobre la condición visual de
una persona con baja visión, se puede hacer estimulación o rehabilitación visual. Según la edad de
la persona. Diremos “estimulación visual” hasta los primeros 6 o 7 años, donde el aprendizaje
visual se da satisfactoriamente año tras año, mes a mes, día a día, siempre que exista estimulación
por supuesto. Luego de esta edad, será “rehabilitación visual” lo que se lleve adelante, en donde
se procura mantener estable el funcionamiento visual según las posibilidades visuales ya
adquiridas. En este sentido el tiempo apremia. Lo que no se hizo en los primeros años no se hará
luego. Por eso intervenir oportunamente de manera preventiva, es lo más recomendado.

Ceguera

Se considera ciega legal a una persona, cuando su agudeza visual es menor o igual a 10% hasta
percepción de luz. Por otra parte, cuando la agudeza visual es 0%, la ceguera es total y no hay
percepción lumínica. Una persona con ceguera legal, puede utilizar su resto visual de luz para
desplazarse, distinguir el día de la noche, ambiente iluminado u oscuro, podría ver el cordón de la
calle si está bien pintado, una silueta humana, o sombras, según sea su resto visual. La ceguera
legal es una condición donde la persona tiene percepción lumínica. Por otro lado, en la ceguera
total no hay percepción de luz.

Investiguen estos conceptos a fin de profundizar.

Quedo a disposición para lo que necesiten.

También podría gustarte