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Un campesino, muy trabajador llamado Jesús, admiraba como el sol ponía sus rayos sobre

su siembra que esperaba a que estuviera lista para conseguir frutos. A lo lejos vio al Rey
llamado Estefan y sus caballeros que lo acompañaban, ya que iban dirección al campesino a
una visita no muy agradable.
El Rey le dijo:
¿Cómo vas con el encargo de mi siembra? - Espero todo este listo para el día que tienes el
plazo.
¿Su siembra? No diga barbaridades señor- contestó el campesino.
JAJA, vaya campesino tan igualado que no respuesta a su Rey- contestó el Rey.
Todo estuviera mejor si no abusara de su poder con nosotros los campesinos, que nos quita
todo para beneficio de usted y nosotros nos quedamos con nada- contestó el campesino.
A lo que el Rey dio su orden de marcharse a sus caballeros para irse al castillo de vuelta,
miró con despreció al campesino y le dijo:
Tienes 3 días para darme lo pedido, al contrario no querrás perder tus tierras o si!?
El Campesino quedó con angustia de saber que no podía perder sus tierras ya que era lo
único que tenía y por ende perdería su casa.
Un día el Campesino se encontraba acostado esperando a que se dieran los frutos de la
siembra, fue entonces cuando se encontraba platicando con su almohada en que haría si
llegará a perder todo, en el punto que sé quedó dormido.
Al siguiente día despertó y fue a dar una vuelta por la siembra en su camino encontró un
libro, dijo: este libro no es mío, se le debió de haber caído a alguien que iba pasando por
aquí- dijo el campesino.
Sé lo llevo a casa y cuando lo abrió una luz resplandeciente salió del dicho libro y apareció
un Mago, el campesino sé asusto porque no podía creer lo que veían sus ojos.
No te asustes, tu me encontraste en tu camino y me trajiste a tu casa por algún motivo, no? -
dijo el Mago.
Si, pero no sabía que estoy pasaría, pensé que solo pasaba en los cuentos de hadas o algo
así- contestó el Campesino.
Jaja, hay buen hombre todo puede pasar si solo puedes imaginar, así que dime veo en tu
rostro que algo te mortifica, qué es? Me quieres contar?- pregunto el Mago.
¡Vaya! que no me mortifica en esta vida, son muchas cosas pero apenas tuve una amenaza
del Rey que si no sé daba la siembra perdería mis tierras y solo falta un día para que venga
de nuevo- contestó el campesino.
¡Que barbaridad! Yo te puedo ayudar si tu me ayudas a encontrar algo que tengo perdido, es
un ganar y ganar, te interesa? -dijo el Mago.
Dime qué es y puede que los dos salgamos beneficiados de esto, cuéntame. -contestó el
campesino.
Como verás soy un Mago y un Mago siempre tiene consigo su conejo, él es todo para mi
pero perdí mi tela en la que hago mi magia, un día yo estaba jugando con él y el muy
travieso desapareció llevándose consigo la tela, pareciera que no quisiera que lo encontrará,
si tu me ayudas a encontrar mi tela y mi conejo te concederé un deseo, que dices? -dijo el
Mago.
El Campesino acepto y fue en busca de la tela y la única que pista que tenía era que fue
cerca del Reinado.
Cruzo los grandes muros y logró burlar a los caballeros de seguridad, busco por todos
lados, cocina, sala, comedor, sótanos, pozos, recámaras y tenía por último la recámara del
Rey, entró sigilosamente cuando el Rey sé encontraba dormido, busco por todo el cuarto y
no encontraba la dichosa tela por lo que se encontraba desesperado pero el Mago apareció y
le dijo: No me digas que te darás por vencido, ya llegaste hasta aquí y tienes que encontrar
mi tela, vamos!
El Campesino por último busco bajo las almohadas donde sé encontraba dormido el Rey,
metió su mano suavemente bajo la almohada que sostenía la cabeza del Rey y cuando de
pronto se sorprendió ya que se encontraba mojado, preguntándose ¿Por qué está mojado, no
debería estar seco? Que raro, al sacar su mano encontró la tela, fue tanta su emoción que
pego un gran salto de felicidad, lo cual hizo despertar al Rey.
El salió corriendo lo más pronto que pudo pero fue en vano porque los guardias lo
capturaron en seguida.
¿Qué haces aquí?, ¿Cómo entraste?- pregunto el Rey enojado.
Yo solo quería hablar con usted- dijo el campesino, sin más palabras.
¿Te quieres burlar de mi? Fui muy paciente contigo pero esto fue el límite, encarcélenlo!-
dijo el Rey.
El Campesino sé encontraba tras las rejas decepcionado que todo fue en vano, pero se
apareció el Mago y le dijo: Me impresionaste, no sabía que serias capaz de lograrlo a pesar
de las consecuencias que esto llevaría, dame mi tela y te concederé tu deseo.
El Campesino asombrado contestó: Pensé que no cumplirías tu palabra, aquí esta tu tela,
pero dime ¿Por qué sé encontraba mojado y no seco cuando encontré tu tela?
JAJA es que este conejo le encanta jugar con el agua, pero ahora dime, ¿Cuál es tu deseo?-
pregunto el Mago.
Mi deseo es que mis tierras y mi siembra sean solo mías y que el Rey me deje en paz a mi y
a todos los campesinos- contestó el mago.
Sé soltó un fuerte viento que hizo mover todo el Reinado, al punto de causar un tornado, El
Campesino sé desmayo por todo el movimiento y cuando despertó sé encontraba en su
cama abrazado de su almohada, sé levantó y escucho a la caballería del Rey a lo que el
salió ya que sé había llegado al 3er día.
Buenos días Jesús, ¿Cómo va todo por aquí? Una mañana muy soleada, no crees? – dijo el
Rey.
El Campesino asombrado contestó: Pensé que me diría de la siembra, ya es el 3er día y no
sé a dado nada aún.
¿De que hablas? Yo no dije nada y es tu siembra, son tus ganancias- dijo el Rey.
El Campesino dijo entre el mismo: “Entonces se cumplió mi deseo, gracias Mago donde
quiera que te encuentres”
Una disculpa, no dormí bien anoche y ya no sé lo que digo- dijo el Campesino.
Ay que Jesús!, me retiro seguiré dando mis vueltas con los demás campesinos, que tenga
buen día- dijo el Rey.
El Campesino no encontró el libro pero quedó feliz con su deseo cumplido y agradecido
con el Mago, ya que el tenía consigo a su conejo.
Y así termina esta historia, Fin.

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