Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Rama Judicial
1. ASUNTO
Sería del caso pronunciarse sobre la impugnación elevada por el apoderado de las
firmas TECUR SAS y PROKMEL SAS, contra el auto de 28 de junio de 2019, que
desechó de plano la solicitud de control de legalidad impetrada por el apoderado de
esas personas jurídicas, si no fuera porque en el trámite se observa una vulneración al
debido proceso que no puede subsanarse de otro modo.
Adujo “Conforme con la normatividad en cita, se hace necesario realizar control formal
y material de las medidas cautelares impuestas por la fiscalía (sic) sobre los bienes de
mis representadas, actividad para la cual basta con recurrir a un simple ejercicio
silogístico, tomando como premisa mayor el hecho cierto que el término máximo de
vigencia de las medidas cautelares previsto por el artículo 87 de la ley 1708 de 2014,
es de seis (6) meses, y como premisa menor, el hecho cierto que las medidas cautelares
sobre los bienes de las afectadas se adoptaron el 11 de septiembre de 2018, y solo
hasta el 8 de abril del presente año, fue presentada la demanda ante la secretaría de
los juzgados de extinción de dominio, circunstancia que denota que para ese día,
habían transcurrido con creses más el término de vigencia máximo de las medidas
cautelares.”.
A continuación argumentó que a partir del momento en que se superó el término fijado
en la ley para archivar las diligencias o presentar la demanda, las restricciones
impuestas a los afectados tornan irrazonables, por lo que se impone reclamar su
levantamiento como garantía del principio de legalidad y del debido proceso. El término
de 6 meses contemplado en la norma, es una manifestación del principio de
proporcionalidad o prohibición del exceso y atiende al equilibrio que debe mantenerse
entre la pretensión de la Fiscalía y el aseguramiento del derecho a la propiedad.
Recalcó que si bien es cierto, el inciso 2° del canon 113 del CED establece que una vez
formulada la petición ante el Fiscal General de la Nación o su delegado, este remitirá
copia de la carpeta al funcionario competente, también lo es, que una vez presentada
la demanda, al afectado no le queda otro camino que solicitar directamente al Juez del
ramo la revisión de la legalidad formal y material de las cautelas en tanto que la carpeta
se encuentra ya en su poder.
3
3. LA PROVIDENCIA CONFUTADA
Pone de presente que las causales previstas por el legislador para elaborar ese estudio
son taxativas, cuando concurra alguna de las circunstancias del apartado 112 de la obra
citada, entre las que no se encuentra el vencimiento del término señalado en el artículo
89.
Así, lo procedente sería remitir a la Fiscalía para que defina si archiva o presenta la
demanda como lo establece ese artículo, pero a contrario sensu, se estableció por el
centro de servicios que el 24 de abril de 2019 el instructor presentó la demanda
correspondiente, la cual cursa en el Juzgado 3° de Extinción de Dominio de Bogotá,
con el radicado 2019-027-3, con lo que se podría concluir que se cumplió con lo previsto
en la norma. Es por ello que dispuso desechar de plano la solicitud, porque no se
demostró la concurrencia de alguna de las causales previstas en el artículo 112.
4. LA ALZADA
Argumentó el memorialista que formuló solicitud de control, toda vez que a la fecha de
presentación de la demanda de extinción de dominio habían transcurrido más de 6
4
Se queja de que la judicatura desechó de plano la pretensión porque el artículo 112 del
CED no consagra como causal de control de legalidad el vencimiento del término
previsto por el artículo 89 de la mencionada ley.
5.1. Competencia
ii.) El capítulo VII de la Ley 1708 de 2014 contempla la posibilidad de que la Fiscalía
General de la Nación acuda a ciertas medidas limitantes de los derechos reales con
miras a que se restrinja el libre tráfico de bienes respecto de los cuales se infiere la
posible concurrencia de una causal de extinción de dominio, para garantizar la
efectividad de la acción; es así como las cautelas se encuentran orientadas a asegurar
que la decisiones judiciales que pongan fin a los procesos sean materialmente
ejecutadas, pero además, garantizan que el público en general conozca de su
existencia y se abstenga de realizar la tradición de los bienes afectados.
Dichas medidas son las previstas en el artículo 88; tales herramientas pueden ser
utilizadas de forma ordinaria, de manera concomitante con la exhibición de sus
pretensiones ante el Juez del ramo, como lo prevé el canon 87 de la obra en cita o, de
manera extraordinaria, antes de la presentación de la demanda, en los términos del
apartado 89; si son extraordinarias, el legislador estableció que su duración máxima es
de seis (6) meses, al cabo de los cuales la Fiscalía decidirá si archiva las diligencias o
interpone la demanda que estime.
Tanto para las medidas ordinarias como las extraordinarias el legislador previó en los
artículos 111 y siguientes un procedimiento incidental para verificar su legalidad formal
y material.
Para el efecto del presente acápite interesan el aura de ruego que rodea su solicitud y
los requisitos para su reclamo. En primer lugar, la petición de control sólo puede ser
invocada por quien es titular del derecho fundamental restringido, o que demuestre
interés legítimo en ello; en segundo lugar, su conjuro es reglado, porque tiene requisitos
para ser invocado y unas causales para su concesión, que son las contempladas en el
artículo 112, ibidem, a saber:
“1. Cuando no existan los elementos mínimos de juicio suficientes para considerar que
probablemente los bienes afectados con la medida tengan vínculo con alguna causal
de extinción de dominio.
El artículo 26 de la Ley 1708 de 2014, con sus modificaciones, establece que en materia
de la acción de extinción de dominio se aplican las normas de la Constitución Política y
el CED, pero para los asuntos no previstos en el Código estableció ciertas pautas
cuando sea indispensable la integración con otras especialidades del derecho, así: a.)
en fase inicial, el procedimiento, control de legalidad, régimen probatorio y facultades
correccionales de los funcionarios judiciales, se atenderán las reglas previstas en el
Código de Procedimiento Penal contenido en la Ley 600 de 2000; b.) En la fase inicial,
7
Sin asomo de duda puede afirmarse cómo el Legislador estableció que perentoriamente
la hoja de ruta en la acción constitucional de extinción de dominio es el Código del ramo
y de encontrarse vacíos se acudirá a otras reglamentaciones.
A glosa de ejemplo podría evocarse que el artículo 97 de la Ley 906 de 2004 regula la
posibilidad de imponer la prohibición al procesado penalmente de enajenar sus bienes
sujetos a registro con un doble propósito, dar publicidad al asunto y, por otro lado, en el
evento de resultar condenado, se encuentre garantizado el pago de perjuicios. Dicha
restricción sólo puede imponerse por espacio de 6 meses; el tratamiento que ha dado
la Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia a la temática del
levantamiento de esa interdicción es el que se cita a continuación:
“En la práctica las oficinas de registro de instrumentos públicos de modo recurrente hacen
caso omiso del plazo legal fijado para la prohibición consagrada en el artículo 97 de la Ley
906 de 2004, al incluir en los folios de matrícula inmobiliaria anotaciones indefinidas respecto
de las cuales, aun transcurrido ese lapso, luego exigen de forma innecesaria para su
cancelación aclaración por parte de las autoridades judiciales, resultan útiles las siguientes
precisiones:
8
Toda vez que el registro de esa anotación es producto de una orden judicial, en la cual
simultáneamente y de forma expresa también se incluye la salvedad de que lo es por (6)
meses, en consonancia con el precepto legal que la consagra, para efectos documentales se
requiere de otra anotación que de todas formas dé cuenta cierta acerca de su culminación. En
otras palabras, en virtud del ámbito formal que abarca el registro de las anotaciones sobre
títulos translaticios de dominio, gravámenes, limitaciones y situaciones jurídicas afines, surge
manifiesta la conveniencia de que explícitamente las autoridades competentes procedan a
cancelar la anotación proveniente de la prohibición de enajenar por vía de igual mecanismo,
o sea, a través de la respectiva anotación.
Así las cosas, se enviará copia de esta decisión a la Superintendencia de Notariado y Registro
para que articulen los mecanismos necesarios para implementar un sistema de verificación
que permita constatar los oficios surtidos con tal finalidad, la fecha de los mismos, el día en
que cesan sus efectos y procedan de oficio a la cancelación de la medida una vez fenecido
ese lapso, es decir, sin que sea indispensable la presencia de petición de parte o de orden
judicial al respecto, pues, recuérdese, en la comunicación respectiva se hace constar tal
circunstancia y de no obrar tampoco sería necesaria, al operar el fin de la restricción de pleno
derecho”.1
1Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal, Magistrado Ponente: José Luis Barceló
Camacho, número de proceso: 47042; número de providencia: AP6750-2015.
9
Véase: el artículo 26 de la Ley 1708 de 2014, con sus modificaciones, establece que en
materia de la acción de extinción de dominio se aplicarán las normas de la Constitución
Política y el CED; pero para los asuntos no previstos en el Código estableció ciertas
pautas a considerar cuando sea indispensable la integración con otras especialidades
del derecho, en lo pertinente a este caso se dirá: a.) en fase inicial, el procedimiento,
control de legalidad, régimen probatorio y facultades correccionales de los funcionarios
judiciales, se atenderán las reglas previstas en el Código de Procedimiento Penal
contenido en la Ley 600 de 2000 y b.) las medidas cautelares son reguladas por las
reglas previstas en el Código General del Proceso.
El artículo 89 del CED, contempla que cuando se estime necesario, de manera especial,
con antelación a la presentación de la demanda, la Fiscalía puede imponer restricciones
a los bienes respecto de los cuales se infiera que pueden estar inmersos en cualquiera
de las causales del artículo 16 ibídem, pero “Estas medidas cautelares no podrán
extenderse por más de seis (6) meses, término dentro del cual el Fiscal deberá definir
si la acción debe archivarse o si por el contrario resulta procedente presentar demanda
de extinción de dominio ante el juez de conocimiento.” (resalta la Sala); ello entraña
que, si superan ese lapso, las medidas eventualmente perderían vigencia.
Ahora bien si como aquí ocurre, se alega el cumplimiento de los 6 meses previsto en el
artículo 89 del CED y que por ello deben levantarse las restricciones, la Sala estima que
no es posible que la consecuencia automática de ese transcurrir sea que el
administrador de la fortuna la devuelva a su dueño o que el encargado del registro del
bien lo cancele sin la correspondiente orden, bastándole el conteo objetivo de los
términos como lo resolvió la Corte Suprema de Justicia en el proceso penal, porque la
médula de la acción extintiva es el cuestionamiento a derechos reales aparentes que
no se consolidan sobre cosas al operar alguna de las circunstancias previstas en el
artículo 16 ibídem.
Dentro del desarrollo de este proveído se ha establecido que la facultad para imponer
las limitaciones recae inicialmente en el Fiscal, quien en un acto de parte asegura los
bienes en procura de su protección en caso de una sentencia extintiva; itérese, aunque
los afectados con estas no pueden interponer recursos en contra de esa disposición –
art. 111 del CED-, si se les otorga la facultad de solicitar que se revisen a través del
incidente de control de legalidad.
En ese orden, una segunda conclusión a la que arriba la Sala es que la Fiscalía General
de la Nación no es competente para ejercer el control de sus propias actuaciones, en
tanto que, de una posición adversarial o de partes, la persecutora contaría con poderes
inquisitivos, incluso displicentes de los derechos del propietario del patrimonio
encartado, como por ejemplo ocurriría si desconoce que no cumplió con un término
presentando la demanda a pesar de ello; huelga aquí aclarar, una cosa es que la fase
preliminar o de instrucción bajo las reglas de la Ley 1708 de 2014, con sus
modificaciones, sea eminentemente inquisitiva la labor del Fiscal y otra, que sus
decisiones objeto de control también tengan ese cariz. No, al tener el Juez la facultad
de controlar esos actos para hacer las verificaciones y constataciones que
correspondan, Fiscalía y afectados concurren como adversarios al estrado en procura
de sacar avante sus intereses, y ello sucede en condición de pares.
11
Bajo ese entendido, la lectura que la Judicatura dio al problema que se le plantea
desconoce el principio de derecho Nemo iudex sine actore ne procedat ex officio, que
le garantiza a las partes que puedan acudir en igualdad de condiciones ante el Juez.
i.) El artículo 28 del CED define así quienes son las partes dentro del proceso de
extinción del derecho de dominio: la Fiscalía y los afectados.
ii.) Las decisiones de la Fiscalía en asuntos como el de la especie carecen de
recursos.
iii.) Por regla general, al momento de la presentación de la demanda, la instructora,
de manera concomitante puede, en proveído independiente, imponer medidas
cautelares ordinarias, para conservar íntegramente los bienes materia del
proceso. Art. 87 del CED.
iv.) En casos excepcionales y previo a la presentación de la demanda, por urgencia
evidente y ante la presencia de serios motivos fundados que así lo indiquen, el
Fiscal podrá imponer medidas restrictivas con miras al cumplimiento de los fines
previstos en el artículo 87 del CED; de ser así, las precautelaciones sólo podrán
extenderse por el lapso de 6 meses, al cabo de los cuales el instructor definirá si
la acción debe archivarse o si por el contrario presenta la demanda de extinción
de dominio. Art. 89 del CED
v.) El proceso contempla dos fases: a.) inicial –art- 117 y siguientes del CED. El
primer estanco se encuentra a cargo de la Fiscalía General de la Nación y b.) El
juicio propiamente. El segundo está a cargo del Juez –art. 137 y siguientes del
CED-.
vi.) Al concluir la fase inicial el Fiscal podrá decidir si archiva las diligencias o si
presenta demanda de extinción del dominio –Art. 123 del CED-; de ser el
segundo de los eventos, el juicio comienza cuando se formula la demanda y el
Juez deberá pronunciarse sobre su admisibilidad –Art. 137 del CED-; el auto que
admite la demanda se notifica –Art. 137, 138 y 53 del CED-
vii.) En el proceso de afectación de los derechos reales están proscritas las
excepciones e incidentes; todas esas cuestiones según las voces del canon 130
ibídem deberán resolverse en la sentencia. Una excepción a esta regla es control
de legalidad a las medidas cautelares
viii.) Las imposiciones con las que la Fiscalía grave los bienes de una persona
pueden ser revisadas a petición de parte; el competente para ello es el Juez de
Conocimiento. No obstante, este no es el único control que existe en el CED
pues la ley también faculta al Juez de Penal Municipal de Control de Garantías
para que revise los actos de investigación.
Entonces, en una lectura del derecho a la contradicción y del debido proceso, resulta
una carga más allá de lo razonable para el afectado, que fuera de afrontar los efectos
del proceso extintivo, la revisión del vencimiento de los términos que formule esté de
cuenta de la investigadora que los dispuso; de ser así se desdibujarían las garantías de
igualdad e imparcialidad de las autoridades que deban abrigar al ciudadano.
El siguiente aspecto por resolver es cuál es el procedimiento regulado por la Ley, para
que se surtan los clamores que en ese sentido ventilen las partes. A prima facie,
pareciera que no existe un trámite expedito para realizar verificaciones como la que se
demanda por el vencimiento de término previsto en el canon 89 del CED, esa aparente
anomia se resuelve acatando el tenor literal del artículo 26 del CED: “La acción de
extinción de dominio se sujetará exclusivamente a la Constitución y a las disposiciones
de la presente ley. En los eventos no previstos se atenderán las siguientes reglas de
integración…”; arribado a este estanco del proveído huelga recordar que el Código de
Extinción de Dominio en los artículos 111 y siguientes, contempla la posibilidad de
cuestionar los gravámenes ordinarios y extraordinarios por medio de un control rogado;
sin embargo, su operancia se circunscribe a cuatro elementos taxativos, a saber: “1.
Cuando no existan los elementos mínimos de juicio suficientes para considerar que
probablemente los bienes afectados con la medida tengan vínculo con alguna causal
de extinción de dominio. 2. Cuando la materialización de la medida cautelar no se
13
Ello no quiere decir que esas sean las únicas razones por las que el afectado pueda
reparar en las cargas que soporta, como quiera que el artículo 89 del CED contempla
una quinta razón a merced de la cual el interesado puede solicitar que se revalúe su
vigencia; según la norma en comento, “Estas medidas cautelares no podrán
extenderse por más de seis (6) meses, término dentro del cual el Fiscal deberá
definir si la acción debe archivarse o si por el contrario resulta procedente
presentar demanda de extinción de dominio ante el juez de conocimiento.”
(subraya la Sala). El imperativo de la norma grava a la Fiscalía cuando ha ordenado
extraordinariamente la imposición de las restricciones, su deber procesal es cumplir con
un término perentorio para tomar la decisión de fondo que corresponda con la que cierra
el ciclo a su cargo, esto es, formulando demanda o archivando las diligencias.
Pese a que los motivos por los cuales se acude dentro del proceso de afectación de los
derechos reales al canon 112, son diferentes y excluyentes de la reclamación que
pueda hacerse en aplicación de su prolongación cuando son impuestas
extraordinariamente por ministerio del artículo 89, lo cierto es que emanan de los
deberes que le son exigibles a la Fiscalía General de la Nación, y por ello eventualmente
los efectos de una u otra decisión a la hora de examinar su cumplimiento pueden ser
los mismos, bien sea manteniendo el statu quo, o sea, la eficacia de las medidas
cautelares porque no se prueba ninguna de las causales de ese canon, o como se
propone aquí, porque el paso del tiempo, en tratándose de las extraordinarias, no
enerva su vigencia en los registros; o si se prueba alguna de las cinco variables
conocidas, dándole aplicación armónica a los preceptos 89 y 112, el pronunciamiento
del Juez no puede ser distinto a la declaratoria de su ilegalidad y de contera la orden de
levantamiento.
Dicho esto, el Tribunal concluye como cuarto elemento, que ante una verificación
semejante, o sea, el cumplimiento de las imposiciones de la ley por cuenta de la
Fiscalía, el procedimiento debe guardar identidad. En tal virtud, si el término previsto en
el apartado 89 del CED obedece a la dinámica del principio de legalidad que regula la
invasión a los derechos reales dispuesta por la Fiscalía, entonces, no es necesario que
el Juez de extinción del dominio acuda a otras fuentes del derecho para resolver cuál
es camino adjetivo previsto para la verificación del paso del tiempo, por cuanto el
incidente regulado por los artículos 111 a 113 fue diseñado por el Legislador para
examinar la justeza y cumplimiento del comportamiento procesal del instructor, por lo
tanto, esa es la ruta idónea para ventilar el control a los términos, sin que ello se oponga
al principio de taxatividad de las causales porque esta, la expiración del plazo, emana
igualmente del Código de Extinción de Dominio, artículo 89, y ese mandato sólo se
explica si se aplican armónicamente una y otra regla, de lo contrario la configuración
elegida por el Congreso de la República no hubiera formulado categóricamente un
deber tal para el ente de persecución.
“Adicionalmente, el fiscal debe asumir una posición activa en sede judicial, la cual se
traduce no solo en la controversia de aquellas decisiones que sean adversas a la
pretensión extintiva por él elevada a través de los recursos de ley, sino también en la
participación del debate probatorio, allegando y solicitando las pruebas que fortalezcan
su requerimiento, e interviniendo en la práctica de aquellas solicitadas por los demás
sujetos procesales e intervinientes. Así mismo, deberá presentar sus alegaciones con
ocasión de los distintos traslados que ordene el juez competente en el curso del trámite
del control de legalidad y de la acción de revisión, y en general desplegará todas las
demás actuaciones que demande la defensa de su interés jurídico.
Por ello, desde el momento en que el fiscal profiere resolución en la que fija
provisionalmente su pretensión extintiva sobre determinados bienes, decretando
medidas cautelares sobre los mismos, se activa el derecho de contradicción del
afectado, quien podría someter a control de legalidad dicha decisión ante el juez
competente. En ese momento el fiscal se despoja de su rol de director de la instrucción
y se convierte en un sujeto procesal ante el juez de extinción de dominio competente,
por lo cual debe llevar a cabo todas aquellas actuaciones que sean necesarias y
pertinentes conforme a la ley, para evitar que se declare la ilegalidad de la medida
cautelar que ha decretado sobre el bien; debiendo estar atento de los traslados
ordenados por el juez, e intervenir sin dejar vencer los términos de estos, o impugnar
aquellas decisiones que le sean adversas.
En tal virtud, si el afectado no puede recurrir esa decisión de la Fiscalía, pero sin
embargo, puede pedir su control, emerge ilusorio que, formuladas al tiempo la
demanda y las cautelas, con la consecuente pérdida de competencia por parte
de la Fiscalía para seguir dando órdenes, amén de la inmediata remisión de las
diligencias ante el funcionario de conocimiento, el interesado, no tenga un
momento, para pedir la revisión. Es que, es allí, en el interregno del canon 141,
que emerge la posibilidad de sanear el pleito, lo que incluye no solo las
posibilidades de recusar o solicitar pruebas, sino además cuestionar las
reservas. Más allá de ese estanco, las circunstancias motivo de desacuerdo,
serán resueltas en la sentencia, dada la expresa prohibición del adelantamiento
de incidentes a lo largo del procedimiento, entre otras cosas, porque no pueden
existir pronunciamientos paralelos en torno a la médula del asunto, que incluso
pueden resultar contradictorios.”4
Con lo evocado, sin discusiones para más, puede concluirse como quinto elemento de
juicio que: si el momento máximo para rogar al control de legalidad es el traslado del
artículo 141 del CED, en tratándose de una solicitud de control por vencimiento de
términos torna indiferente si se interpuso la demanda con posterioridad a los 6 meses,
como quiera que ello no declina las reglas que ha decantado la jurisprudencia para
acudir en procura de la revisión de las afectaciones, por consiguiente, si ese hecho se
ha consolidado, las restricciones no se subsanan si vienen aparejadas con vicios
previos por la novedosa presentación de la demanda.
Solo le resta al Tribunal precisar que el hecho de que no se surtiera el trámite previsto
en el artículo 113 del CED, esto es, el traslado allí previsto, se vulneran las reglas del
debido proceso y el derecho a la contradicción en desmedro de los intereses de la
Fiscalía General de la Nación, como quiera que se le señala por el incumplimiento de
sus deberes; de ese modo, el remedio procesal para subsanar el entuerto procesal no
es otro que, siguiendo las reglas del artículo 83, numeral 3°, decretar la nulidad de lo
actuado a partir del auto de 28 de junio de 2019, inclusive; como consecuencia de ello,
el Juez 1° Penal del Circuito Especializado de Extinción de dominio de Bogotá dará
cumplimiento al procedimiento establecido en el artículo 113 del CED, y decidirá lo que
4
Sala de Extinción de Dominio del Tribunal de Bogotá, auto de 2 de abril de 2018, radicado
110013120002201700064 01
17
6. RESUELVE
NOTIFÍQUESE Y CÚMPLASE
Los Magistrados,