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Ese no era el trato, nena.

Sahara Jane Rose


Contenido
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Epilogo
Otras novelas de la autora:
Capítulo 1

Meredith golpeó la goma del lápiz mirando a la puerta


de la oficina de Jasón, le daban unas ganas inmensas de entrar,
pero si lo hacía estaba segura de que le arderían hasta las
orejas, la odiosa de Johana estaba dentro con él, de no ser
porque esa mujer de piernas kilométricas era la novia de
Dereck Templenton, estaría que se subía por las paredes.
Llevaba saliendo con Jasón cerca de dos años, desde que había
llegado a la empresa para trabajar como su asistente, Johana
era una de las abogadas que también trabajaba ahí, pero en
otro piso y por supuesto esa mujer había aspirado a más,
conquistando al gran jefe.
Meredith suspiró pensando en que no había sido más
feliz en la vida que en esos dos años al lado del hombre que
amaba, pero últimamente lo notaba algo extraño con ella, antes
era todo sonrisas y detalles, pero ahora tal parecía que estar
con ella era un esfuerzo, aunque ella no se quería dar por
vencida y creía que era solo una etapa pasajera, como le
sucedía a todas las parejas comunes. Aunque si era sincera
ante los ojos de la empresa no eran nada más que jefe y
empleada, lo que le dolía, después de dos años de relación
esperaba que Jasón diera el paso final para formalizar su
relación, pero nada, tamborileó los dedos mirando su móvil,
tal vez debería enviarle un mensaje diciéndole que lo invitaba
a comer, odiaba tener que estar en tensión solo porque esa
mujer estaba dentro de la oficina, era la novia del jefe y
aparentemente no había ningún peligro, pero algo en ella no le
cuadraba y le daba mala espina.
Volvió a mirar su móvil, no tenía ningún mensaje de él,
¡demonios! ya casi era la hora de salir a comer, y esa mujer no
salía, era una lástima que Dereck estuviera de viaje, porque de
estar en la oficina esa mujer se pensaría dos veces el estar con
Jasón. Dereck Templenton era el dueño y señor de la empresa
y Jasón era uno de los socios capitalistas y el que mandaba
cuando el dueño salía a supervisar las otras empresas que tenía
repartidas por el mundo. Dereck era uno de los hombres más
ricos según las revistas del corazón y tenía que reconocer que
era demasiado guapo, pero, aunque todas las mujeres se
derretían a su paso, Meredith era inmune porque su corazón
solo latía por Jasón, ambos hombres eran amigos desde la
universidad y cuando Dereck comenzó a buscar inversores
para una expansión, invitó a su amigo a formar parte del
proyecto.

El día que Meredith entró a trabajar en esas oficinas


como asistente de Jasón, se quedó flechada al instante, si
cerraba los ojos aun podía recordar cuando la hicieron pasar a
la entrevista final, estaba a punto de entrar a la oficina cuando
la puerta de esta se abrió, con tan mala suerte que ella que
estaba a punto de agarrar el pomo de la puerta pero no alcanzó
a hacerlo y al abrirse la puerta Meredith cayó de rodillas, fue
el momento más vergonzoso de su vida, sobre todo cuando la
imagen de Dereck Templenton se posó frente a ella, la miraba
como si fuera un desastre y ella en ese preciso instante supo
que no le había caído bien, pero como en todos los cuentos de
hadas, Jasón salió detrás de su amigo y la ayudó a levantarse
llamado al médico de la empresa para que la revisara.
Cuando la llamaron para darle el empleo estuvo
saltando de alegría toda la tarde, no lo podía creer, estaría
trabajando con el hombre de sus sueños. Alguien dejó unos
documentos encima de su escritorio sacándola de sus
pensamientos, Ruth estaba parada a su lado sonriendo mientras
le entregaba los paquetes y la correspondencia que estaba
dirigida a Jasón.
—Soñando despierta de nuevo, Meredith.

Meredith se sonrojó, siempre le decía que estaba en las


nubes o soñando despierta, la culpa la tenía el hombre que
estaba detrás de la oficina.

—Ruth, no esperaba que trajeras la correspondencia


tan pronto.

—Este día casi no he tenido correspondencia por


repartir. De cualquier manera, quería contarte el cotilleo de la
mañana.

Ruth trabajaba repartiendo la correspondencia, y como


recorría todas las áreas, era la mayor cotilla del mundo, sabía
la vida de todos en la empresa, Meredith platicaba con ella
porque le gustaba estar enterada de todo, pero de su vida no le
soltaba nada, no fuera a ser que después anduviera en boca de
todo el personal, sobre todo porque Jasón la mataría si se
descubría su secreto.

—Debe de ser un cotilleo de primera, siempre me


esperas a la hora del almuerzo, pero cuéntame, a quien lo han
descubierto con la amante, seguro es a Froy el de
administración, se cree que es un ligón de cuidado.
—No, te vas a morir de la impresión, es alguien de
quien nunca lo hubiéramos creído.

—Ay, Ruth, me tienes en ascuas, ¿Quién es el infiel de


la semana?

—Es una mujer, y la conocemos todos, dicen que es


una lagarta que no se detiene ante nada.

Meredith sonreía al escuchar a su compañera de


trabajo.

—No conozco a nadie así.

—Es Johana, todos en el piso legal comentan que el


jefe la ha botado, porque al parecer le ha puesto el cuerno, no
puedo creer que engañara a un hombre así, todas las
empleadas suspiramos y morimos por una de sus miradas y
ella se da el lujo de engañarlo.

—Ruth, eres casada.

—Eso no me impide que delite mis ojos.


Meredith trataba de mantener la sonrisa en sus labios,
porque si esa mujer había terminado su relación con Dereck,
estaba segura de que esa lagartona estaría en modo de cacería.
—Y se sabe con quién lo engañó.

—No, nadie sabe nada, solo que al parecer ella terminó


con él porque se enamoró de su amante, es una estúpida,
teniendo a un partidazo como ese, como se le ocurrió
enamorarse de su amante.
Meredith por un segundo se quedó pensando en lo que
estaría sufriendo Dereck, vamos, que era un capullo de
cuidado, pero seguro que tenía su corazón roto, tal vez se
odiaran mutuamente, pero eso no quería decir que le deseara el
mal.

—Bueno, el jefe debe de estar devastado. Aunque


estoy segura de que ya tendrá a la novia de turno que la
suplirá, las mujeres hacen fila para salir con él.

—Lo que se dice en los pasillos es que el jefe esta


hecho polvo, asi que ha salido huyendo a un supuesto viaje de
negocios, pero que en realidad está recluido en una cabaña de
montaña para tratar de olvidarla.
A Meredith se le cortó el aliento, ella creía que Dereck
estaba en un viaje de negocio, ahora entendía cuanto
secretismo, seguramente esa zorra estaba tratando de que
Jasón le dijera donde estaba Dereck para recuperarlo.

La puerta de la oficina de Jasón se abrió y Meredith


tomó la correspondencia entre sus manos como si fuera el
objeto con más valor del mundo, sonrió a su jefe que
prácticamente la ignoró saliendo detrás de Johana.

—Meredith cancela mis citas de la tarde de mañana —


escuchó que decía Jasón, antes de seguir a Johana hasta el
ascensor, dejándola tan impresionada que no fue capaz de
responder nada.

—Vez, esa mujer es una come hombres, ahora querrá


engatusar al pobre de Jasón.
El corazón de Meredith comenzó a latir de manera
frenética, no le había dicho que la llamaría, ni tampoco tenía
ningún mensaje en el móvil, lo que más la preocupó fue que en
ningún momento él le dirigió la mirada. Por un segundo sentía
que el corazón se le desgarraba, tenía que llamarlo, necesitaba
hablar con él.
—Debo irme Meredith, ¿te encuentras bien? estás muy
pálida.
—Sí, es solo que se me ha bajado la tensión, pero en
seguida estaré bien.

—Me voy, en el pasillo de legal me están esperando. A


lo mejor me dicen quien es la nueva conquista de esa lagarta.
Meredith sabía que esa mujer en cuanto llegara,
comenzaría a esparcir el rumor de que Johana ahora pretendía
seducir a Jasón.
El tiempo para acabar su turno se le hizo tan inmenso
que por un momento sintió una desesperación terrible de
querer escapar de ahí, y lo hubiera hecho de no ser porque
estuvo contestando el maldito teléfono toda la tarde. Aunque
trató de evitar a toda costa llamarle a Jasón, fue inútil y
sucumbió a la tentación, pero su novio no le contestó la
llamada, rompiéndole el corazón en mil pedazos.

En cuanto salió de la oficina se armó de valor para ir a


verlo a su departamento, tal vez tendría suerte y lo encontraría
ahí, Meredith iba rogando por no lo encontrarlo con otra
mujer, porque eso sería algo que no resistiría, lo amaba
demasiado, era su vida entera y perderlo en ese instante solo la
mataría.
El portero de su edificio la saludó como ya era
costumbre con su sonrisa amable, tocando su gorra, así que
eso solo significaba que Jasón estaba en su departamento y
estaba solo, de otra manera no la dejaría pasar. En su mente se
cuestionó si no estaba viendo cosas donde no las había, tal vez
Jasón estaba saturado de trabajo ahora que Dereck estaba de
viaje, y ella en su mente se estaba inventando ideas locas,
como que esa Johana estaba tratando de quitárselo, a su mente
llegó el pensamiento de que no te pueden quitar lo que no
tienes y ella nunca había tenido a Jasón, solo era una relación
de sexo, pero eso no evitaba que ella se hubiera enamorado
como una estúpida, poniendo en juego su corazón.
El ascensor que la llevaría al piso donde vivía Jasón,
parecía que subía mucho más lento que de costumbre, se
mordió el labio inferior, tratando de mantener la calma, odiaba
esa sensación de miedo, no sabía en qué momento se había
enamorado de Jasón, pero estaba claro que lo había hecho.

En cuanto el ascensor se abrió, Meredith caminó hasta


la puerta del departamento, su corazón latía de manera
acelerada. Estaba punto de tocar en la puerta, cuando esta se
abrió dejando ver a Jasón a punto de salir.
—¿Meredith? —dijo asombrado, en su mirada se
notaba que no la esperaba por completo.

—Jasón, necesitamos hablar —dijo mirándolo


fijamente a los ojos.

—No entiendo de que tenemos que hablar.


—¿Qué es lo que ha sucedido con lo nuestro Jasón?, ya
no me llamas, tampoco visitas mi departamento, ¿qué es lo
que te ha molestado?
Jasón se pasó una mano por la cabeza despeinándolo,
eso lo hacía cuando estaba nervioso. Por un segundo Meredith
estuvo tentada a arrojarse a sus piernas y pedirle que no la
dejara, pero su orgullo le dijo que debía de contenerse. Jasón
parecía que quería buscar una respuesta a sus preguntas, pero
no las encontraba, suspiró de manera audible, como si se diera
por vencido.
—Pasa Meredith, hablemos.
Su recibimiento no le gustó para nada, por lo regular
estaban tan deseosos de devorarse uno a otro que nunca les
daba tiempo de nada que no fuera, quitarse la ropa, pero ahora
su supuesto novio no la había recibido ni con un beso de
bienvenida. En cuanto entraron en el salón del departamento,
Meredith dejó su bolso en uno de los sofás minimalistas, Jasón
caminaba nervioso de un lado a otro, sin mirarla siquiera.

—Siéntate Meredith, lo que tenemos que hablar es


importante.
Meredith sentía que lo estaba perdiendo, así que
armándose de valor se acercó hasta él para tratar de besarlo y
lo habría logrado si Jasón no se hubiera alejado de ella
rompiéndole el corazón.

—¿Qué es lo que sucede, cielo?, has estado muy


distante, han pasado semanas y no me tocas, no me envías
mensajes, ¿estas preocupado por el trabajo?, sé que Dereck ha
estado fuera, pero no debes preocuparte por eso, seguro estará
de regreso en nada de tiempo gritándole a todo mudo, puedes
contarme lo que te sucede para que te alejaras de mi —dijo
con una sonrisa.
—¡Me he enamorado de otra persona! —dijo Jasón
alterado, Meredith nunca lo había visto así de afectado.

Esas palabras la dejaron sin aliento, y congelaron su


sonrisa, sus peores pesadillas se hicieron realidad al
escucharlo, no, no podía ser cierto lo que le estaba diciendo,
Jasón la amaba, o por lo menos es lo que ella creía.
—No puedes estar hablando en serio, Jasón. Nosotros
teníamos una relación.

—Lo siento Meredith, siento que creyeras que entre


nosotros podía existir algo más formal, pero lo cierto es que no
lo es, habíamos quedado que solamente sería una relación
sexual, lo he pasado fabuloso contigo, pero me he
enamorado…
Meredith ni siquiera lo dejó completar la frase, le dio
una bofetada que incluso la sorprendió a ella misma, porque
nunca había le pegado a nadie.
—¿Lo sientes?, ¿Qué es precisamente lo que sientes
Jasón?, fuiste tú el que muy cómodo me dijiste que no
debíamos hacer publica nuestra relación, porque no querías
que hablaran de mí, y ahora me dices que te has enamorado de
otra persona, ¿Quién es? —preguntó dejando que las lágrimas
resbalaran por su rostro.
—No creo que sea necesario que sepas quien es, solo te
estaría lastimando, y aquí nadie tiene la culpa, ninguno de los
dos nos enamoramos intencionalmente, fue algo que nos pasó,
y no pudimos evitarlo.
Meredith se pellizcó una mano pensando que estaba
dentro de una absurda pesadilla, de la cual esperaba despertar
pronto, no, el destino no podía estar jugándole esa pasada, si
llevaban dos años teniendo relaciones, era obvio que ella se
iba a ilusionar.

—Perdóname Meredith, en verdad no he querido


hacerte daño, —Jasón se acercó hasta ella y la abrazó con
ternura— deseo que algún día encuentres un amor tan intenso
que te haga dejar todo con tal de estar a su lado, y que seas tan
feliz que pienses que estas viviendo en una irrealidad. No
quise enamorarme de Johana, pero el amor que siento por ella
me golpeó como un mazo.

Meredith dio un paso atrás de la impresión, así que era


cierto que esa mujer estaba involucrada con Jasón.

—Quisiera desearte también que seas muy feliz, pero


en este momento Jasón, te juro que me dejas tan destruida que
no se si seré capaz de recuperarme nunca.

Meredith salió del departamento sintiendo que dejaba


el corazón dentro de él, fue una estúpida al enamorarse de ese
hombre que jamás le había prometido nada y que únicamente
la buscaba para satisfacerse sexualmente. En esos momentos
se alegraba de que no hicieran publica su relación, porque de
otra forma sería el hazmerreír de toda la empresa.
Caminó calle abajo sin darse cuenta de todo a su
alrededor, ni siquiera supo cómo llegó a su departamento,
abrió la puerta y su amiga Tamy la estaba esperando y por la
cara que traía estaba enfadada, Meredith se golpeó la cabeza
con las manos, había olvidado por completo que era el
cumpleaños de su amiga y compañera de departamento, Tamy
al ver el estado de su rostro, corrió hasta ella para abrazarla.
—¿Qué sucede Meredith? —preguntó su amiga sin
dejar de abrazarla.
—Me ha dejado, Tamy, Jasón me ha dicho que se ha
enamorado de otra mujer.

Al estar con su amiga ya no reprimió el llanto, sentía


que el corazón se le desgarraba, y es que Meredith se había
imaginado caminando al altar para llegar a los brazos de Jasón,
un cura los uniría en matrimonio y formarían una hermosa
familia.
—Ya cielo, debes de tranquilizarte, siempre te he dicho
que ese hombre no valía la pena, estaba claro que jamás
formalizaría su relación, es un cobarde, pero es lo que hay, tú
vales mucho más que él y no merece que derrames una sola
lágrima por él.
—Es que me enamoré de él como una estúpida, y por
más que él me daba señales de que estaba saliendo con otra
persona, yo seguía creyendo que estaba enamorado de mí, pero
que estúpida, pensaba que me protegía al no hacer publica
nuestra relación.
—Ay, cariño, ese hombre es un estúpido. Se que lo que
te voy a decir no te ayudara en nada, pero estoy segura de que
el dolor pasará, encontraras un hombre bueno que te ayude a
superar el dolor que ahora sientes.
—Llevo dos malditos años dedicándole mi vida a ese
hombre, amándolo sin recibir nada a cambio.

—Creo que esa era una pista de que esa relación estaba
destinada al fracaso, solo tú dabas en esa relación y no recibías
nada a cambio, debiste hablar claro con ese hombre, decirle lo
que sentías.
—¿Por qué siempre me tocan los peores hombres?
—Qué te puedo decir Meredith, eres como un imán
para atraer a idiotas, lo haces como algún servicio
comunitario, ves a un idiota y te dices: ¡oh, creo que lo haré mi
novio!
—¿Ahora que voy a hacer? —dijo sorbiendo por la
nariz, provocando que Tamy hiciera un gesto de desagrado.
—Olvidarlo, y empezar de nuevo, en otras
circunstancias te diría que lucharas por el hombre que amas,
pero, en este caso la que se queda a ese hombre pierde, así que
lo mejor será idear un plan para que te olvides de él lo más
pronto posible.
Meredith se limpió las lágrimas, mientras una idea se
formaba en su mente.

—¡Eso es!, debo de idear un plan para recuperarlo.


Solo debo recordarle lo bien que se la pasaba conmigo, y
regresará a mi más rápido de lo que piensas.
—Ni se te ocurra Meredith, te he dicho un plan para
olvidarlo, sabotea su coche, ponle un boli dañado en la camisa
para que se ensucie, pero no un plan para perder el orgullo
amiga, eso sí que no lo voy a permitir, es que estás loca, ese
hombre jamás te ha valorado.

—Pero lo amo Tamy, y sin él no puedo vivir.


—¡¿Estás loca?!, uno no puede vivir sin aire, sin agua,
sin carbohidratos o azucares, pero sin un hombre, por dios, te
prometo que no te vas a morir por desamor.
—Eso solo lo dices porque nunca te has enamorado de
verdad.
—Claro que me he enamorado y también me han roto
el corazón, pero la vida sigue y ese patán no te merece…
Tamy ni siquiera terminó la frase, la cara de resolución
de Meredith le decía que, aunque le diera mil argumentos
sólidos para que no volviera con ese cretino, ella no
entendería.
—Lo tengo que intentar Tamy. Es el amor de mi vida.
—Es un estúpido, eso es lo que es, no voy a tratar de
convencerte porque sería algo completamente desgastante y no
me harás caso, pero donde ese idiota te vuelva a hacer sufrir,
yo misma iré a cortarle las pelotas. Estas advertida.
Meredith sabía que su amiga era muy capaz de hacerlo,
pero sabía que Jasón la amaba, aunque nunca se lo hubiera
dicho. No, su corazón no podía estar equivocado, ella estaba
segura de que la amaba.
Capítulo 2

Meredith entró en la empresa y caminó hasta la puerta


del ascensor con una sola idea en la mente, tenía que
recordarle lo bien que estaban juntos, se había pasado la noche
en vela tratando de recordar el momento en el que se habían
alejado, y recordó que fue cuando el idiota de Dereck se había
marchado a ese viaje a Japón dejando a Jasón como encargado
de toda la empresa, claro, el pobre se había visto superado por
el trabajo y estaba segura de la zorra de Johana fue muy hábil
para atraparlo entre sus redes.
—¡Maldito, Dereck! —Ese hombre el culpable de
todas sus desgracias, si no hubiera descuidado a su novia esa
zorra nunca hubiera puesto los ojos en Jasón.
—Disculpa. —Dios, no podía tener tan mala suerte, ya
tenía mucho con que una descarada le hubiera robado a su
novio, como para que ahora su némesis personal estuviera ahí
parado a su lado, su día no podía comenzar peor. El maldito
ascensor no llegaba y eso que había pulsado el botón más de
una vez. Aunque le gustaría ignorar la presencia de Dereck,
sabía que no podía hacerlo, pero ahora qué demonios le decía,
la había escuchado maldecirlo, maldición, tenía razón su
amiga Tamy, era demasiado imprudente a la hora de hablar, a
veces parecía que no tenía filtro con sus pensamientos. Puso
su mejor sonrisa, antes de girarse a ver a su peor enemigo, por
nada el mundo le dejaría saber que estaba destrozada, por su
ruptura con Jasón.
—¡Jefe!, que sorpresa verlo de nuevo por aquí. —La
mirada de loca que tenía Meredith en el rostro para nada decía
que se alegraba de verlo, más bien todo lo contrario. Dereck
solo emitió un gruñido por respuesta y Meredith se dio por
bien servida, más daba un palo, pero era lo que había, nunca se
habían llevado bien, así que ya estaba acostumbrada a sus
malos comentarios, sus tratos como si fuera un insecto y el
fuera el dueño del universo.
El sonido del ascensor llegó hasta ellos y la puerta se
abrió lo que casi agradeció, suspiró antes de resignarse a hacer
ese largo camino hasta la presidencia con ese detestable
hombre, por un segundo imaginando el panorama que tenía
por delante hasta olvido su propia tragedia, se recargó en una
de las paredes del ascensor, sabía que a Dereck le fastidiaba
que se pintara los labios en público, se lo había dicho miles de
veces, que la presentación era importante para la empresa y
que ella al ser asistente de Jasón debía poner el ejemplo, pero
que lo hiciera en el baño donde nadie la pudiera ver, así que
sacó de su bolsito un labial de color rojo, siempre usaba
colores más neutros, pero estaba en plan de guerra para
recuperar a su novio así que el color venia perfecto. Sobre
todo, porque sabía que sacaba de quicio a Dereck.
Se acercó a una de las paredes para mirarse en ellas,
todas parecían espejos, así que le facilitarían el trabajo.
Meredith comenzó a pasar el labial por sus carnosos labios, y
después los unió para frotarlos de manera audible, sonrió
mirando a Dereck y este la miraba fijamente y por cómo lo
hacía estaba enfadado, Meredith se dio tiempo de mirarlo,
parecía agotado y había adelgazado, por un segundo sintió
compasión por él pues seguramente también estaría pasándola
mal, que tu novia te deje por tu mejor amigo no debe de ser
algo de lo que alegrarse.

—No tienes espejo en tu casa. —Vaya, hasta ahí había


llegado la compasión por ese hombre, dios, es que era abrir la
boca solo para fastidiarla, era por eso por lo que se había
enamorado de Jasón, siempre tenía un halago, su sonrisa la
derretida al contrario de Dereck que nunca lo había visto
sonreír. Fijó su mirada en el reflejo de Dereck, su cabello
negro estaba despeinado como si se hubiera pasado las manos
por él, su rostro parecía tallado en piedra, pero no por algo
llevaba con mano de hierro la empresa, sus ojos grises se
clavaron en ella, fulminándola.

—Lo siento jefe, pero no me ha dado tiempo de


terminar de maquillarme.

—Se nota, pero lo que si te ha dado tiempo es de


comer una dona glaseada.

A Meredith se le cortó el aliento, como se había dado


cuenta ese hombre de que había comido dona glaseada.
—Eso es mentira.

—Ya, tal vez podrías sacudir un poco tu blusa para


quitar el glaseado.
Meredith se volvió de golpe para mirar su blusa y era
cierto que tenía migas de pan y azúcar, pero nadie podía
criticarla, acaba de romper con su novio era muy normal
sumirse en las calorías, Tamy la había mirado como si hubiera
asesinado a un conejito al ver que estaba devorando un pastel
completo. Estaba punto de replicarle algo a Dereck, pero la
puerta del ascensor se abrió y Dereck salió de ahí tan rápido
que incluso se preguntó si de verdad había estado ahí, inhaló
profundo y el aroma de su fragancia infundio el ambiente así
que efectivamente había estado ahí. La puerta estaba a punto
de cerrarse de nuevo así que Meredith puso la mano para salir
guardando el labial en su bolso de nuevo, caminó como si
fuera al patíbulo, pero se dijo que no iba a dejar que nadie se
enterara de su desgracia sobre todo porque para la empresa era
un secreto que ella y Jasón estaban en una relación.

Llegó hasta su escritorio y saludó a Freya la asistente


de Dereck, que la miraba con una sonrisa socarrona, era obvio
que al regresar su jefe ella también se presentaría a la empresa,
Meredith tenía tan mala suerte que no solo su jefe la odiaba,
sino que se había echado de enemiga a la asistente de él, la
cual se creía doña perfecta, y se la pasaba suspirando a
escondidas por Dereck, lo que era realmente grotesco, vamos
que esa mujer tenía esposo, pero aun así no dejaba de hacerle
ojitos a su jefe cuando estaba comprobado que Dereck salía
con puras mujeres de piernas kilométricas y rubias cabelleras.
Meredith plantó una sonrisa en su rostro, si esa mujer pensaba
que se iba a regodear con su dolor estaba muy equivocada, la
miraba como si supiera lo que había pasado con Jasón y eso no
podía ser porque ambos habían sido muy cuidadosos.
Dispuesta a olvidarse de esa insufrible mujer, abrió la
agenda en su computadora y se dio cuenta de que solo tenían
citas por la mañana, así que Jasón tendría la tarde libre, y eso
solo significaba que iría al gimnasio para desestresarse como
siempre que dejaba espacio en su agenda. Una idea se
comenzó a formar en su mente, necesitaba pasar el mayor
tiempo posible al lado de Jasón, tenía que verla hasta en la
sopa para que recordara lo bien que estaba con ella. En cuanto
Jasón llegó a la oficina todo se quedó en completo silencio,
Meredith no sabía cómo reaccionar, pero, aunque se moría por
tirarse a sus pies y rogarle que no la dejara, su poco orgullo y
lucidez le dijeron que eso solamente la haría ver más patética
de lo que ya era, así que giró la vista a la pantalla de su
computadora como si fuera lo más importante en la vida.

—Señoritas, buenos días —dijo Jasón y como siempre


Freya le respondió con una sonriente expresión, Meredith
solamente soltó un gruñido apenas audible y se concentró en
mirar los números y letras del ordenador sin que pudiera leer o
descifrar nada —Meredith, pasa a mi oficina con la agenda del
día.

—Por supuesto señor, enseguida —contestó apretando


los dientes.

En cuanto Jasón entró en su oficina, Freya la miró con


una sonrisa de suficiencia.
—¿Problemas con el jefe? —preguntó la secretaria del
diablo, casi la podía imaginar con cuernos y la cara roja.
—No, ninguno, exceso de trabajo, pero ahora que ha
vuelto el jefe supremo, todo estará igual que antes —dijo
alisando su falda y ajustando los botones de su blusa para que
se viera el canalillo entre sus pechos, a Jasón siempre le
habían fascinado sus pechos así que tenía que sacar la artillería
pesada.
Entró en la oficina sin tocar ya que Jasón la estaba
esperando, trató de actuar como la asistente perfecta que su
jefe necesitaba y no como la mujer que estaba loca por
arrojarse a sus brazos. Jasón dejó su móvil sobre el escritorio y
la miró como evaluándola, Meredith se sentó en la silla de
siempre y cruzó la pierna para inclinarse de manera peligrosa
dándole una panorámica de sus generosos pechos. Casi hace el
baile de la victoria cuando los ojos de Jasón se posaron sobre
de ella, pero solo se mordió el labio de manera sensual, ese
gesto hizo que Jasón agitara su cabeza como saliendo de un
trance.

—Meredith, creo que lo mejor es que ya no trabajes


conmigo, ninguno de los dos estaremos cómodos, y lo que
menos quiero es herirte más de lo que ya lo he hecho. —Vaya
que considerado. No, no podía alejarla de él, debía verla hasta
en la sopa.
—No, Jasón, creo que ambos somos los
suficientemente maduros como para no dejar que nuestra no
relación fallida interfiera con nuestro trabajo, no he cometido
ninguna falta dentro de mis actividades como para que me
envíen a otra área.

—No se trata de eso Meredith, pero siento que no sería


sano para los dos tener que vernos todos los días.
—No puedes hacerme esto Jasón, cuando comenzamos
a salir dijiste que nuestra relación sería discreta, nadie en la
empresa lo sabía, si ahora me cambian de puesto, todos
creerán que he hecho algo malo y no es así, yo no tengo la
culpa de que tú te hayas enamorado de otra mujer dejándome
en la estocada. Así que no tienes ningún derecho de pedir que
me cambien de puesto.

Jasón la miró y sus ojos coincidieron, Meredith se dio


cuenta de que quería alejarla de él para no tener que verla y
recordar que había sido un capullo, pero si lograba alejarla de
él entonces sí que lo perdería para siempre.
—Ahora será mejor que revisemos la agenda.
—Meredith…

—En serio Jasón, dejemos el tema en paz y trabajemos,


ya lo pensé y tienes todo el derecho de amar a quien quieras, y
yo tengo que aceptarlo alejándome de ti, pero mi trabajo lo
conservaré.
—Ya lo he hablado con Dereck, Meredith, a partir de
hoy serás su asistente y Freya será la mía. No hay marcha
atrás.
Meredith se levantó de un salto y le dio una bofetada
que retumbo en toda la oficina, no era posible, ahora sí que
estaba perdida, cómo lograría reconquistarlo si ahora estaría
trabajando con el tirano de Dereck. Sin decir una sola palabra
salió de la oficina dando un portazo, ya no le importaba nada,
esa maldita de Johana había ganado, jamás recuperaría a
Jasón.
En cuanto llegó a su escritorio, vio que Freya ya estaba
guardando sus cosas en una caja para comenzar a utilizar su
nuevo escritorio, lo que era una soberana estupidez, si estaba a
un pasillo de distancia. Una lágrima amenazaba con salir de
sus ojos, pero la controló, no quería que nadie se diera cuenta
de que de nuevo Jasón la había lastimado.

—Al parecer debemos cambiar de oficina. Esa relación


estaba destinada al fracaso, Jasón es un capullo que solo utiliza
a las mujeres, como es posible que no te dieras cuenta de que
solo estaba jugando contigo. espero que no hayas sido tan
estúpida como para enamorarte de él, los hombres como esos
que vez dentro de esas oficinas nunca mantienen una relación
formal con mujeres como nosotras —dijo Freya hundiéndola
más en la miseria.
—No es lo que piensas Freya.
—Ya, ahora ten la agenda de Dereck y te advierto que
ese hombre también está muy lejos de ti, así que no intentes
conquistarlo. Aunque te tendrá tan ocupada que no pensarás en
nada que no sea el trabajo.

—La agenda de Jasón está en el ordenador, toda la


información que necesites está ahí, si tienes alguna duda me
puedes preguntar.

—Suerte Meredith, la vas a necesitar.


Meredith no le contestó nada, tomó sus cosas
personales que estaban en el escritorio y se acomodó en el que
sería su nuevo puesto de trabajo. Mirando todo como si fuera
una serpiente a punto de atacarla.
—Toma, lo vas a necesitar —dijo Freya entregándole
un móvil —a Dereck le gusta estar siempre en constante
comunicación.

Meredith apretó los labios y metió la mano en su


bolsito, para sacar el móvil con el que se comunicaba con
Jasón, al entregarlo, estaba terminando por completo con la
poca esperanza que tenía de recuperarlo. Por suerte había
guardado el numero en su móvil personal y siempre borraba
los mensajes que no eran de trabajo. Aunque tenía semanas
que no recibía mensajes de ningún tipo por parte de Jasón.
Freya tomó el móvil entre sus manos, y se dirigió a su nuevo
escritorio, Meredith estaba encendiendo el ordenador, cuando
el intercomunicador comenzó a sonar, Meredith incluso hasta
saltó asustada.
—Diga —contestó de manera autónoma.

—Pasa a mi oficina y trae la agenda —Meredith se


quedó impresionada, al no escuchar nada más que esa
instrucción.

Tomó la agenda de piel que le había entregado Freya, y


la abrió antes de entrar en la oficina, miró la perfecta letra de
Freya y como todo estaba pulcramente anotado en cada
espacio, pero es que en qué siglo creía esa mujer que estaban
trabajando, ya todo era digital, abrió la agenda en la zona de
contactos, y se dio cuenta de que tenía una infinidad de
números anotados, Dios, ahora tendría que guardar cada uno
de ellos en el móvil para hacer su trabajo más fácil.
Aunque no estaba acostumbrada, tocó la puerta de la
oficina de Dereck antes de entrar, con Jasón tenía la confianza
de entrar sin llamar, pero ahora con su nuevo jefe estaba a la
deriva, por un momento antes de entrar le dio pánico al fracaso
y quiso salir huyendo, pero respiró profundo para calmar sus
nervios, y entró sonriendo a Dereck que estaba detrás de su
escritorio muy concentrado mirando unos documentos.
—Me ha llamado —dijo acercándose al escritorio y
sentándose en la silla frente a él, mientras destapaba un boli
para comenzar a escribir, por instinto cruzó la pierna
meneando su pie para controlar su nerviosismo.
—Meredith te voy a ser claro, si estás aquí es porque
no quiero ningún problema legal, hasta ahora creo que has sido
una empleada que ha desempeñado muy bien su función, y que
solamente te dejaste llevar por Jasón, pero ya viste como
acabo todo, así que por favor necesito que en esta oficina
demuestres tu profesionalismo, ya que he tenido que prescindir
de Freya como asistente, espero que tengas la misma entrega
que ella.

Meredith estaba completamente muda, no procesaba


las palabras de ese hombre, sabía que era un monstruo de
piedra, pero se suponía que Jasón le había robado a su novia,
era para que estuviera destrozado.
—Es que no te dolió que tu novia te dejara por Jasón.

—Meredith ese es un tema que no te incumbe, la


relación que tuve con Johana es solamente un tema que nos
incumbe a ella y a mí.

—¿Cómo puedes seguir así con ti vida?, que acaso no


la amabas.
—Creo que el concepto que tienes del amor no es el
mismo que yo tengo. Ahora sino te importa debemos trabajar.
Dime que tengo en la agenda.
—A las nueve tienes una cita con tu abogado, después
una reunión con los de la empresa de construcciones, y antes
de la comida debes asistir a una conferencia de energías
sustentables.
—Bien, en cuanto llegue Robert hazlo pasar, y que
nadie nos interrumpa. Pide un desayuno completo, ya que no
podré salir hasta la hora de la comida, por la tarde no tengo
nada, así que podrás despachar la correspondencia del día, trae
la grabadora, tengo unas cartas que redactar, llama a la agencia
de autos y pregunta cuando me entregaran mi automóvil.
—De acuerdo señor.

Meredith se mordió la lengua para no gritarle que era


un capullo, pero tenía que conservar su empleo. Demonios,
ahora tenía que llamar a la cafetería de la esquina para pedir su
desayuno, salió de la oficina cerrando la puerta suavemente,
mientras Freya la miraba con una sonrisa burlona, como si
supiera que su vida a partir de ahora sería un suplicio, se
acercó a su escritorio y se dio cuenta de que el
intercomunicador estaba encendido así que la muy chismosa
de Freya lo había encendido para escuchar lo que sucedía
dentro de la oficina.
Se sentó en su silla y tomó el teléfono para de manera
eficiente pedir un desayuno completo, se asombró cuando se
escuchó pidiendo el sándwich de Dereck sin mayonesa ya que
era alérgico, y también pidió el zumo de naranja que no llevara
pulpa. Se levantó para ir a la zona de cafetería y por suerte la
cafetera ya estaba lista con el café humeante, vio de reojo a
Freya que la miró como si hubiera cometido algo
imperdonable.

—Es vez la he preparado yo, pero a partir de ahora


serás tú quien la encienda en cuanto llegues, Dereck toma café
como un maniático. Procura siempre tener la cafetera llena.

Odiaba realmente su trabajo, sirvió una taza de café y


la puso en una bandeja para llevársela al satanás que estaba
detrás del escritorio, tal vez de esa manera se le quitaría el
humor agrio que tenía, aunque el tomarlo sin azúcar no le iba a
ayudar en nada. Pasó dejando la tacita de café sobre el
escritorio y escuchó que llamaba a alguien. Meredith estaba a
punto de salir de la oficina, cuando se detuvo en seco
escuchando la llamada de Dereck.
—Déjame Dereck, te he dicho que no me vuelvas a
llamar.
Meredith caminó con paso apresurado hasta llegar a su
escritorio, escuchar la voz de Johana pidiéndole a un hombre
como Dereck que no la llamara era algo para lo que no estaba
preparada, Dereck Templenton no era un hombre que rogaba,
pero al parecer sí que se había enamorado de esa mujer. Bueno
al menos no era la única sufriendo por amor.
Después de que hiciera pasar a todas citas de Dereck,
terminó las cartas para que su nuevo jefe las firmara, las dejó
en el escritorio y se marchó para no tener que esperarlas, la
mirada de Dereck siempre la ponía nerviosa desde el primer
día en que se conocieron, sus ojos grises la miraron antes de
salir, Meredith contuvo el aliento al ver que usaba gafas para
leer, lo que la dejó descolocada, pues lejos de restarle
elegancia, lo hacía lucir como un hombre intelectual y
sumamente guapo, era un alivio que ella fuera inmune a sus
encantos.
Estaba agendando las citas para el día siguiente cuando
Dereck salió de la oficina con su abrigo y maletín en la mano
lo que le decía que no volvería a la oficina, sonrió porque eso
le dejaba más tiempo libre.
—Vamos Meredith, necesito que me acompañes a la
comida, para que tomes notas.
Meredith ni siquiera tuvo tiempo de pensar en la idea,
tomó su bolso y abrigo y salió corriendo para alcanzar a
Dereck que ya estaba esperando a que llegara el ascensor, en
cuanto entraron en él, se dio cuenta de que en algún momento
se había despeinado y ahora tenía los pelos de loca, eso sin
contar que su delineador se había corrido dejándole una raya
negra alrededor de sus ojos que la hacían lucir como un
mapache, casi grita al ver su aspecto.
Dereck miraba su móvil muy concentrado, tal vez
esperando que la zorra de Johana le enviara un mensaje de
arrepentimiento. Meredith aprovechó para quitarse el
delineador corrido con ayuda de una esponjita que traía en su
neceser de emergencias, y después comenzó a delinear de
manera casi perfecta, se retocó el labial y pellizcó sus mejillas
para dejarlas sonrosadas.
—Por qué las mujeres les encanta hacer todo ese ritual.
—Porque los hombres solamente se fijan en el físico, y
siempre quieren que las mujeres nos veamos lindas.
—Eso no es cierto —dijo Dereck tomándola por
sorpresa.
—Oh perdone usted señor, que solo sale con mujeres
de piernas kilométricas y rubias cabelleras que combinan
perfectamente con los labios de color rojo. Nunca lo he visto
salir con una chica que sea normal.
—Todas las chicas con las que he salido son normales,
no me gusta ser superficial.
—Perdóneme que lo dude jefe, pero las chicas de
revista nunca han estado catalogadas como normales.

—Entonces tú serias una chica de revista.


Meredith soltó una sonrisita de burla. Era obvio que
Dereck la estaba pinchando, pero no se iba a permitir que la
insultara de esa manera.
—Hay algo que nos hace diferentes a las chicas
normales y las chicas de revista, y eso es el cerebro jefe, y para
su información tengo mucho cerebro.
Meredith comprobó su atuendo y el ascensor llegó
hasta la entrada de la empresa, en cuanto salieron los
empleados se les quedaron mirando como si fueran una
aparición, y es que ellos no podían estar juntos en ningún lugar
sin que se tiraran pullas, así que el verlos juntos era por lo
menos desconcertante, sobre todo cuando Dereck de manera
caballerosa le abrió la puerta para que pasara, diablos, tenían
que haber salido por el estacionamiento, pero claro, como no
podía ser de otra forma, un auto con chofer incluido los estaba
esperando, ¡demonios!, para qué quería ese hombre tantos
autos si no manejaba ninguno.

En cuanto entró en el auto se acomodó la falda que se


le había enrollado, malditos autos con asientos de piel, Dereck
se sentó junto a ella, estaba concentrado mirando su móvil,
Meredith miró la pantalla del móvil de su jefe y se dio cuenta
de que estaba concentrado con algunos balances, miró su perfil
y se dio cuenta por primera vez que tenía un aura de poder que
lo hacía ser mucho más atractivo de lo que ya era.

Dereck giró la vista sorprendiéndola mientras lo


miraba, y Meredith se puso roja de la vergüenza.
—Ni se te ocurra, nena —sentenció Dereck sin
despegar la mirada de la pantalla, ¡demonios!, solo a ella se le
ocurría quedarse mirando a ese hombre que de por sí ya tenía
el ego de un dios pagano, y ahora tendría que fingir que no
sabía de lo que hablaba.
—¿De qué hablas? —trató de ocultar su sonrojo, pero
fue imposible, por suerte pasaron por un túnel que hacía que la
vista estuviera más obscura de lo normal.
—Tal vez al estúpido de Jasón lo conquistarías con
tanta miradita y coqueteo, era obvio que iba a caer entre tus
brazos con esas faldas tan ajustadas y el escote que enseña
todo, pero conmigo no funcionan, así las cosas, así que deja de
mirarme de esa manera.
No cabía duda de que ese hombre era un estúpido de
cuenta, dónde demonios ella lo había mirado de alguna
manera, vale, una miradita de nada, tampoco es como que se
fuera a desgastar por mirarlo, pero ya lo había dicho tenía el
ego de un dios.

—¿Qué estupideces estas diciendo?, yo no le


coqueteaba a Jasón, era él quien me acosó hasta conseguir que
saliera con él.
—Ya, solo has tu trabajo y estaremos en paz.
Dios, trabajar con ese hombre pagado de sí mismo, le
iba a costar varias ulceras en el estómago.
Capítulo 3

El viaje hasta el restaurante se le hizo eterno, pero


cuando llegaron los atendieron como si fueran unos reyes, el
hombre al que iban a ver para formalizar la venta de una
empresa era todo un casanova y se mantuvo la mayor parte de
la comida diciendo que ella lo había cautivado con su belleza,
para asombro de Meredith, su nuevo jefe le dijo al que sería su
posible cliente que dejara de estarla incomodando, lo dijo de
tal manera que nadie se atrevería a contradecirlo y es que
cuando Dereck Templenton decía algo en ese tono, todos en la
empresa corrían.
La comida fue muy provechosa y aunque la impresionó
la manera en Dereck se desenvolvía en los negocios como un
tiburón al acecho, no dejó de pensar en lo que Jasón estaría
haciendo. Odiaba que su mente estuviera llena de
pensamientos de él con Johana estuvieran amándose y ella no
podía decir nada porque nunca tuvieron una relación. Dereck
la despachó después del restaurante, no era lo usual, pero le
dijo que se podía retirar que la vería al día siguiente en la
oficina, Meredith miró su reloj para comprobar la hora,
seguramente Jasón estaría por ir al gimnasio, demonios, se
moría por seguirlo, necesitaba encontrar un momento para
estar a su lado, tenía que verla, necesitaba recordarle lo bien
que se complementaban hasta que la lagartona de Johana había
decidido cambiar al dueño de una empresa por un socio
capitalista, vaya que era tonta esa mujerzuela.
Sin pensarlo dos veces, se fue directo a su
departamento para ponerse algo de ropa adecuada para el
gimnasio, obviamente se lo tomaría prestado del closet de
Tamy, porque ella nunca había hecho ejercicio, en cambio su
amiga vivía y respiraba para hacer yoga y pilates. En cuanto
llegó a su departamento gimió quitándose los tacones que la
estaban matando, y eso que estaba acostumbrada a llevarlos a
diario, pero tal vez el estrés de estar en contante guardia al
estar al lado de Dereck hizo que le dolieran más los pies, dios,
lo que daría por darse una ducha y meterse entre las sábanas
para lamer sus heridas, pero no, tenía que recuperar al amor de
su vida y llorando como una loca no lo lograría.
Se puso un pantalón de yoga de Tamy y un chándal
holgado, se recogió su rubia cabellera en una coleta alta
buscando tener un aspecto sofisticado, pero a la misma vez
relajado, a Jasón siempre le gustó que se esmerara por lucir
bien, así que no podía ser menos, incluso aunque fuera para ir
a matarse en esas malditas máquinas de tortura en gimnasio.
Meredith sonrió al ver que en el estacionamiento del
gimnasio al que sabía que asiria Jasón, estaba su coche
aparcado, dios, lo que tenía que hacer con tal de recuperar a
ese hombre, entró en las instalaciones y nada más llegar vio
que había de todo tipo de personas haciendo ejercicio, en la
recepción estaba un hombre lleno de músculos tan
impresionantes que fue imposible no quedársele mirando, todo
el lugar decía que ahí entrenaba gente de dinero.

Tenía que comenzar a caminar o la gente pensaría que


era algo lenta, caminó casi como si fuera al patíbulo hasta
llegar a la enorme recepción.
—Bienvenida a nuestro gimnasio. Le interesa que le
mostremos nuestros planes de entrenamiento personal —le
dijo una chica muy guapa que estaba junto al musculitos que
no dejaba de mirarla de arriba abajo apreciativamente y por la
mirada que le estaba dedicando le gustaba lo que veía.

¿Entrenador personal?, no, eso sonaba demasiado caro,


puede que ganara muy bien en la empresa, pero no para gastar
su dinero en esas banalidades, eso se lo dejaba a la odiosa de
Johana.
—La verdad no tengo la menor idea de lo que hago
aquí —dijo dando la vuelta para salir huyendo del lugar, pero
antes de que pudiera dar un paso, el musculitos la detuvo
llamando su atención.
—Tenemos una clase muestra gratis, ven, seré tu
entrenador personal, después puedes decidir si quieres seguir
viniendo o no.
—Pero nunca he hecho ejercicio en mi vida.

—Se nota querida, tienes esos glúteos como una


gelatina. Apetecible, pero como gelatina.
¡Que! Ese hombre estaba loco, ella no tenía lo glúteos
de gelatina, subía las escaleras cada que podía, vale, cada que
se descomponía el ascensor, y como lo odiaba, pero de ahí a
tener los glúteos como gelatina había un mundo, si eran su
mejor atractivo, mientras caminaban se iba mirando en las
paredes acristaladas, y se dio cuenta de que no se movían
tanto, un poquito sí, pero, Ay dios, necesitaba con urgencia
hacer ejercicio.
Su nuevo instructor personal se comenzó a reír
llamando la atención de las mujeres a su alrededor que
sonrieron como si hubiera dicho la cosa más graciosa del
planeta, vaya a parecer ahí las mujeres también iban a ligar a
los instructores.

—Me encanta decirles eso a mis nuevas clientas, es un


buen gancho para que se decidan, a nadie le gusta tener los
glúteos como gelatina. Por cierto, soy Mike.

Meredith jadeó del asombro haciéndolo reír más


mientras entraron en una zona más exclusiva donde había solo
algunas personas. Todos se les quedaron mirando mientras
entraban, tal vez la risa de su instructor llamaba la atención, y
las mujeres se quedaban como tontas mirándolo, un
movimiento en la zona donde estaban golpeando unos costales
de boxeo llamó su atención, Jasón estaba golpeando sin parar
y su entrenador sujetaba el costal que parecía que saldría
volando en cualquier momento. Tal parecía que quería sacar el
estrés acumulado, Meredith suspiró recordando que antes
únicamente tenía que llamarla a la oficina y ella se encargaba
de quitar toda esa frustración.

—Vaya, quieres jugar alto —dijo Mike llamando su


atención, Meredith levantó una ceja interrogante porque no se
había enterado de nada de lo que le estaba diciendo— ese
hombre al que miras es un pez gordo que no lograras atrapar,
se rumora que dentro de nada le pondrá un anillo en el dedo a
su novia. Así que será mejor que no pierdas el tiempo.

—No tengo idea de que me hablas.


—Es mejor que sigas de esa manera, sin saber de qué
te estoy hablando. Bien te explicaré de que va tu
entrenamiento, vamos, esos glúteos quedaran como piedras
después de pasar por mis manos. —Ese hombre lo dijo
sonriendo de una manera que se le pusieron los pelos de punta,
aun así, sonrió con toda la confianza que fue capaz de reunir.

Dios, sentía que el aire no le llegaba a los pulmones, su


corazón amenazaba con salírsele del pecho en cualquier
momento, los oídos le zumbaban y estaba segura de que en
cualquier momento se desmayaría. Estaba sudando a mares y
comenzaba a ver borroso. En esos minutos entrenando ni
siquiera le dedicó uno solo de sus pensamientos a Jasón y eso
que era la razón por la que estaba ahí.

—Vamos Meredith, sube esa pierna alto, que sientas el


musculo tensarse.

Dios, lo que sentía es que estaba a punto de llegar al


descanso eterno y ese tirano no se apiadaba de ella. Casi se le
escapa una lágrima del dolor que sentía, pero no iba a dejar
que vieran que era una débil.
—Es tiempo de descansar, hidrátate un poco, para
seguir con el siguiente ejercicio —dijo Mike dándole una
nalgada, Meredith dio un gritito de asombro llamando la
atención de todos incluido Jasón que se paró sorprendido a
verla, vaya al aparecer era la primera vez que la miraba y ella
que había hecho sus mejores poses para que notara su
presencia.
Meredith se quitó el sudor de la frente y tomó su
botella de agua para beber sedienta, parecía como si acabara
de ver un oasis, el entrenador de Jasón se giró para mirar la
razón por la que Jasón había dejado de golpear el costal,
Meredith extendió la mano para saludar al amor de vida con
una sonrisa en los labios, lo que era un milagro después de la
paliza que le había puesto su entrenador. La sonrisa de su
rostro murió en sus labios al ver a Johana que se acercaba a
Jasón, estaba vestida como si fuera una modelo de esas que
anuncian bebidas energéticas.

Meredith vio en cámara lenta como esa mujer se


acercaba hasta su hombre y le daba un beso en los labios,
Jasón la tomó de la cintura acercándola más a su cuerpo, y por
un instante Meredith quiso desaparecer de la faz de la tierra,
era como estar viendo en cámara lenta un choque entre dos
autos, sabes que el final será fatal pero aun así no puedes dejar
de verlo.

Meredith vio como Mike se acercaba hasta ella y


detrás él se acercaba su némesis personal, por un segundo su
corazón dio un salto tan impresionante al ver a Dereck
acercarse hasta donde estaban, dios, si con el traje hecho a
medida en la oficina robaba miradas, ahora vestido con ropa
deportiva estaba demasiado guapo para su paz mental.

Apartó esos pensamientos, porque ella estaba ahí para


recuperar a Jasón no para admirar a Dereck, miró a todas las
mujeres que estaba ahí y se dio cuenta de que todas se habían
detenido para mirar a su nuevo jefe, y Dereck lo notó porque
por un instante se quedó sorprendido y un pequeño sonrojo
cubrió su rostro.
Ver como un hombre tan temido en los negocios se
ruborizaba por las miradas de esas mujeres, hizo que Meredith
soltara una risita, que hizo que Dereck se detuviera mirándola
como si no creyera lo que veía. En cuanto vio que dirigió sus
pasos hasta ella gimió interiormente, no, lo que menos
necesitaba ahora era estar en el mismo lugar que su jefe.
Cuando llegó hasta ella levantó una ceja mirándola con ese
aire de superioridad, en ese momento se le antojaba que todas
las mujeres lo miraran con deseo para incomodarlo, aunque
bueno en realidad eso es lo que estaban haciendo, pero
después de la sorpresa inicial ese hombre pasaba de ellas
olímpicamente.
—Vaya, vaya, mira a quien tenemos aquí, Meredith,
creí que estarías en casa —dijo su jefe sonriéndole de una
manera que le subió la temperatura, dios, seguramente se
pondría enferma de tanto ejercicio, pasó una mano por su
frente para comprobar su temperatura, pero nada, estaba
normal.
—El ejercicio es bueno para la salud jefe, usted
también debería hacerlo.

Dereck iba a replicarle algo cuando la voz del


entrenador de Jasón llamó su atención para que se acercara
hasta donde estaban, Dereck solamente gruñó y se alejó de ella
para ir hasta donde estaba Jasón y la urraca de Johana,
admiraba a ese hombre por el temple que tenía, ella ya lo
hubiera golpeado por haberle robado a la novia, pero Dereck
estaba tan tranquilo.
Meredith observó la ancha espalda de Dereck y para su
sorpresa el pantalón deportivo que traía le dejaba una clara
vista de que ese trasero que no parecía de gelatina como el
suyo. Se mordió los labios de imaginar cómo sería tocarlo,
hasta que Mike llegó de nuevo sacándola de sus pensamientos
de locura, dios, mejor hacer ejercicio que pensar en ese
hombre.

—Tiras muy alto Meredith, pero bueno ya lo dice el


dicho: un clavo saca a otro clavo, y si no por lo menos las
clavadas que te llevaras con un tío como ese no te las quita
nadie.
Meredith sonrió de manera picara mirándolo con los
ojos como platos y lo descubrió, detrás de ese montón de
músculos estaba un hombre gay. Puede que Mike fuera gay,
pero dios, le estaba dando con todo, ahora la había puesto a
saltar la cuerda y ella ya no daba para más, se sentía tan
mareada que no vio la cuerda al pasar por sus pies y cayó de
bruces frente a todos para aumentar su vergüenza, la muy
estúpida de Johana se río con suficiencia mirándola como si
fuera una pobrecita invalida. ¡Dios como detestaba a esa
mujer!, la odiaba con toda el alma.
Logró reunir un poco de dignidad y se levantó como
pudo mientras Mike estaba atendiendo a otra mujer, fue hasta
su botella de agua para beber un poco y vio que Dereck y
Jasón se subían a una especie de ring de boxeo, cuando vio
que Dereck se ajustaba los guantes, y se quitaba la camisa, a
Meredith se le secó la boca de la impresión, dios siempre
había imaginado a ese hombre en su papel de dios detrás de su
escritorio juzgando a todo mundo, pero nunca de esa forma.
Sintió la mirada de Jasón sobre de ella y el miedo la
comenzó a invadir, Dereck lo molería a golpes, vamos que no
es que dudara de las habilidades de Jasón, pero no sabía que
tan preparado estaba en esas artes y si de algo estaba segura es
que cuando Dereck Templenton hacia algo lo hacía bien, y
nunca titubeaba porque siempre tiraba a matar.

Meredith suspiro de alivio cuando vio que un hombre


estaba controlando la pelea, Dereck estaba en posición en
guardia esperando a que Jasón le tirara el primer golpe, el
corazón de Meredith galopaba frenético, sobre todo porque por
la cara que tenía Dereck este clamaba venganza, la insulsa de
Johana vio su mirada y dejó lo que estaba haciendo para
acercarse hasta el ring, maldita zorra, por su culpa esos
hombres estaba a punto de darse con todo, aunque pensándolo
bien, esperaba que se mataran por ser tan idiotas al enamorarse
de una mujer como Johana.

Jasón tiró el primer golpe y Dereck lo esquivó con


maestría, después trató de derribarlo, pero Jasón era menos
corpulento que Dereck así que lo tenía difícil.

—Vaya pelea de gatas —dijo Mike detrás de ella—


bueno preciosa, tu clase ha terminado, ¿te esperamos mañana?
—¿Tengo que salir ya?

—No, te puedes quedar a ver el espectáculo, estos se


traen ganas desde cuándo, es la primera vez que viene Dereck
desde ese viaje.
Meredith apretó los labios en una fina línea de
disgusto, ese maldito viaje. Se cubrió la boca con las manos
cuando vio que Jasón le dio un golpe en el rostro a Dereck y
este trastabillaba dando unos pasos atrás, Dereck trató de
enfocar la vista y un segundo después estaba recuperado,
Meredith vio el momento exacto de la resolución en los ojos
de Dereck, ahora era el quien le tocaba dar golpes, y así lo
hizo, se lanzó sobre de Jasón sin darle ni una sola oportunidad
de defenderse, el hombre que monitoreaba la pelea se metió
entre ellos para separarlos pero Dereck estaba más que
entregado golpeando a su enemigo.
No supo en qué momento fue, pero las personas que
estaban entrenando dejaron de hacerlo para comenzar a apoyar
a su favorito, todos protestaron cuando el réferi paró la pelea,
Jasón estaba tendido en el suelo con el rostro molido a golpes
mientras respiraba con dificultad, Meredith quiso ir corriendo
para auxiliarlo, pero antes de que pudiera llegar la odiosa de
Johana se interpuso en su camino empujándola para quitarla de
en medio.

Meredith se quedó mirado todo con los ojos


asombrados, en ese justo instante se dio cuenta de que lo había
perdido para siempre, el hombre de su vida se le estaba yendo
de las manos. Alguien la tomó del brazo llamando su atención
y vio que era Dereck que se había acercado hasta ella.
—Vamos nena, es mejor que nos machemos de aquí —
dijo mientras miraba al ring para ver como Johana acariciaba
el rostro de Jasón.
—Eres un estúpido Dereck mira como lo has dejado.
—Vamos, él tiene quien le cuide esos golpes, él sabía
que me las debía, se dejó pegar para que me desahogara a
gusto.
—Son unos estúpidos, pero lo tienen bien merecido,
por andar detrás de esa zorra, y mira que ya he dicho muchas
malas palabras, y yo no soy de andar refiriéndome a las
personas con esos calificativos, pero esa mujer en verdad que
es una zorra de lo que ya no hay. Una maldita zorra.

Meredith salió del gimnasio seguida de Dereck que


estaba tratando de ocultar su sonrisa, si el muy capullo estaba
disfrutando con su enojo.

—Sí, tú búrlate de mí, pero te recuerdo que tu novia te


ha dejado por tu mejor amigo —exclamó en cuanto lo tuvo
junto a ella.

—Créeme nena que lo tengo bien presente —que lo


admitiera la dejó asombrada, lo miró como si no lo conociera
y en eso tenía razón, estaba muy enfocada en dedicar su vida a
Jasón que no se dio el tiempo de conocer a su amigo.
—Son unos neandertales. Ojalá se hubieran matado a
golpes, así nos ahorrábamos el drama. Ahora me voy que
mañana tengo que ir a trabajar para un jefe tirano que me mira
como si fuera un insecto al cual se muere por pisar.
Dereck la miró asombrado.

—Yo no te miró como un insecto, nena.


—Deja de llamarme nena, me llamo Meredith, ahí está
tu nena, ahí adentro junto a otro hombre.

—Querrás decir que esta junto a tu hombre.


—Exacto, esta junto al hombre que amo, y no puedo
hacer nada para impedirlo, pero es que solo tenías que hacer
una cosa bien Dereck y era mantener a tu lado a esa mujer y
no lo hiciste, mira las consecuencias, me ha quitado a mi
novio.

—Jasón nunca fue tu novio, de hecho, nunca pretendió


serlo, siempre te ocultaba y jamás te mencionaba y eso que le
preguntaba seguido por su relación.

Esas palabras le dolieron a Meredith, pero sabía que


era la verdad, así que no le reprochaba nada Dereck.

—Se hace tarde me tengo que ir —dijo dando la vuelta,


solo tenía ganas de llegar a su casa meterse bajo las sábanas y
lamer sus heridas.
—Espera Meredith, vamos por un café necesito
preguntarte algo.
—No puede esperar hasta mañana en la oficina, estoy
en mi tiempo libre y la verdad es que no me pagan por
soportarte en mi horario de descanso.
—Soy yo el que te paga.

—Pues eso, no me pagas lo suficiente por soportarte


afuera de la oficina, así que nos vemos mañana.

—Vamos, solo será un café y te iras a tu casa a


lamentarte de tus desgracias.
—Bien, pero lo pagas tú, que yo ando frita.

—Lo que tu digas, nena.


—Meredith por favor, no quiero que se malinterpreten
las cosas.
Buscaron una cafetería cercana y Meredith eligió una
mesa apartada de las ventanas, traía una pinta de loca que no
podía con ella, estaba sudada, su cabello estaba todo
despeinado y por si fuera poco estaba incomoda con esa ropa,
maldita sea, en buen momento se le ocurrió llevar tanga con
esos pantalones de yoga, pero había visto mil videos de como
a las mujeres les transparentaba la ropa interior, así que era
mejor prevenir que salir en esos videos graciosos de
gimnasios. En cuanto Dereck se sentó un mesero les fue a
tomar su orden, Meredith pidió una malteada de chocolate con
una dona glaseada, Dereck la miró interrogante, pero ella solo
se encogió de hombros como si eso explicara todo.
—He quemado muchas calorías el día de hoy así que
estas no me harán daño. Nunca en mi vida había hecho tanto
ejercicio como hoy.

—Creí que eras una de esas mujeres locas por


mantenerse delgada.
—Creíste mal, yo pensaba que eres un insufrible de
oficina que se la pasaba metido detrás de escritorio, fue una
sorpresa verte en ese ring moliendo a golpes a Jasón.
—Eso solo nos lleva a darnos cuenta de que los
prejuicios no son buenos.
—Ya, lo dice el hombre que siempre sale con mujeres
de piernas kilométricas, que parecen salidas del Vogue.

El mesero les llevó su pedido, Meredith le sonrió al


chico que parecía que le habían regalado la lotería al verla,
Dereck gruñó por respuesta y el joven se apresuró a dejar sus
bebidas.
—Dime Meredith amas tanto a Jasón, ¿qué estas
dispuesta a hacer lo que sea por estar a su lado?

Meredith que estaba a punto de tomar un sorbo de su


malteada casi la escupe de la impresión por su pregunta.
—¿Por qué haces esa pregunta? —dijo cerrando los
ojos tratando de pasar la malteada por su garganta, pero el
hielo había comenzado a congelar su cerebro.
—Nunca te dijeron que no hay que responder a una
pregunta con otra pregunta.
—Y a ti no te dijeron que nunca hay que cuestionar a
las personas acerca de sus relaciones amorosas, mucho menos
cuando son fallidas.
—Bueno es que, al ver tu fallido y patético encuentro
en el gimnasio con él, era obvio que estabas ahí con el
propósito de recuperarlo.
—¿Qué mentira más grande?
—Es obvio que estás desesperada por recuperarlo.
—Y todo esto es tu maldita culpa Dereck. Sé que desde
que nos conocimos no fui de tu agrado y cuando comencé a
salir con Jasón no te agradó nada que me dedicara tiempo,
pero tal vez sino hubieras descuidado a tu novia por estar
sumergido en el maldito trabajo, tal vez ella no hubiera
buscado a otro hombre.

—Johana nunca estuvo desatendida.


—Permíteme que lo dude. Una mujer que está feliz en
una relación no deja a su novio millonario por otro. Tal vez no
la amabas tanto y por eso la alejaste de tu lado.
—Es irónico que a ambos nos dejaran nuestras parejas,
tal vez la culpa la tienes tú Meredith que dejaste que otra
mujer se metiera en tu seudo relación, porque déjame decirte
que un hombre que esconde una relación ante todo el mundo
es porque no quiere nada serio.

—Nunca entenderé que fue lo que sucedió, pero si algo


tengo claro es que no fue mi culpa. Si no de esa maldita
Johana. Pero sabes que, voy a recuperar a Jasón a como dé
lugar, así sea lo último que haga en la vida —dijo Meredith
levantándose de la silla dispuesta a irse, ese hombre era un
cretino, cómo se le ocurría decirle que era culpa de ella que
Jasón estuviera con otra mujer, tomó su bolso, pero en cuanto
estaba punto de dar el primer paso Dereck la tomó de la mano.
—Hagamos un trato —dijo su peor enemigo. Meredith
no supo si la descarga eléctrica que la recorrió dejándola sin
aliento, fue por las palabras de Dereck a por su contacto, jamás
la había tocado, esa era la primera vez, siempre se evitaban a
toda costa.
—No entiendo que quieres decir —dijo Meredith en
cuanto logró volver a respirar con normalidad.
—Siéntate Meredith, si quieres recuperar a Jasón esto
te va a interesar.
Capítulo 4

Meredith estaba ansiosa esperando que Dereck le dijera


la solución para recuperar a Jasón, en ese instante si le decían
que tenía que ir a la luna y regresar para que él estuviera a su
lado, estaría más que dispuesta a hacerlo. Dereck parecía que
quería alargar su tortura, mientras bebía de su taza de café, por
un segundo, vamos por una milésima de segundo Meredith
miró sus labios y sintió una extraña sensación en la boca del
estómago.

—¿Y bien? —dijo cuando la ansiedad pudo con ella, la


presencia de ese hombre la estaba alterando y eso nunca le
había pasado.
—¿Ansiosa? —preguntó Dereck con una sonrisa
ladina. Si se estaba burlando de ella lo iba a pagar muy caro.
—No me pagas lo suficiente por admirarte después del
trabajo Dereck, así que disculpa si lo que menos deseo es estar
a tu lado, cuando estoy en mi tiempo libre.
—No, ya lo veo, tu tiempo libre es para salir a
mendigar un poco de amor.

—Mira sino tienes nada que decirme, es mejor que me


vaya, mañana tengo trabajo y como ya te he dicho mi jefe es
un capullo que si llego tarde lo tendré todo el día dándome
lata.
—Necesito que te hagas pasar por mi novia.
Meredith trató de procesar esas palabras, estaba segura
de que estaba escuchando mal, no, definitivamente estaba mal
de los oídos, dios, tendría que ir al médico lo más pronto
posible, porque estaba comenzando a escuchar estupideces.
Dereck Templenton no le acababa de decir que quería que se
hiciera pasar por su novia, y ese, qué clase de trato era, para
ser un tiburón en los negocios era pésimo negociando, ella en
que saldría beneficiada con eso.
—Espera Dereck, creo que necesito que me lleves al
médico porque estoy escuchando cosas raras, creo que me
estoy volviendo loca.
Dereck la miró como si en verdad estuviera loca.
—¿Estás de broma?
—No, el que está de broma eres tú, que clase de trato
es ese, en que me beneficia fingir ser tu novia para recuperar a
mi novio. Puede que seas un hacha en los negocios, pero en el
corazón andas perdido, mejor ve a rogarle a Johana, híncate de
rodillas, pídele perdón, llévale serenata, que sé yo, pero,
recupérala.
—Crees que no lo he intentado, no me deja ni
acercarme. La he buscado en su departamento y en la empresa,
pero ha amenazado con una demanda por acoso.
Vaya que Dereck hiciera esa confesión la dejó
descolocada, sobre todo porque eso le decía que estaba igual o
más desesperado que ella. Una decepción se instaló en su
pecho al darse cuenta de que Dereck sí que amaba a Johana, si
estaba dispuesto a todo con tal de recuperarla es porque esa
mujer se había metido en lo profundo de su corazón, Meredith
la odio con todas sus fuerzas a esa mujer, no se merecía que
dos hombres la amaran de esa manera.

—¿La amas? —dijo en un susurro, aun impresionada


— ¿Qué les da esa mujer para que tenga a dos hombres
babeando por ella?
Dereck la miró como si no supiera que contestar, y es
que era para matarlos, esos hombres pensaban con todo menos
con el cerebro.
—No sé si la amo, pero siento que algo no está bien
desde que terminamos, éramos la pareja perfecta, mis padres la
adoran, y mi madre se ha llevado un disgusto enorme al saber
del rompimiento porque estaba planeando una boda que no
existirá porque la perfecta novia se ha enamorado de otro
hombre.

—No creo que sea buena idea esto del trato, tal vez
Johana sienta alivio al ver que estas con otra persona. Y si tus
padres la adoran no verán con buenos ojos que yo este entre
ustedes.
—Ese es el problema Meredith, que mi madre ha
organizado una fiesta y ha invitado a Jasón, aunque le he dicho
que no quiero que lleve a Johana, él me ha contestado que mi
madre la ha invitado y que irán, así que si me ayudas tendrás
tres semanas para recuperarlo mientras estamos en el rancho
de mis padres.

—Tres semanas, nunca he visto que te tomes tantos


días de vacaciones.

—Tal vez sino hubieras estado tan ocupada con Jasón,


habrías notado que siempre me tomo tres semanas de
descanso, justo cuando mis padres celebran su aniversario de
bodas.

Meredith gimió de solo imaginar que la fiesta de la que


Dereck le estaba hablando era la fiesta de aniversario de sus
padres.

—No estás diciendo que quieres que finja que soy tu


novia precisamente en el aniversario de tus padres. Es una
idiotez.

—Vamos nena, es fácil, solo debes permanecer a mi


lado, y tratar de recuperar a Jasón, o es que ya no te interesa
recuperarlo. Piénsalo, serán unos días en los que él no podrá
huir de ti, obviamente yo haré mi parte alejando a Johana de
él, vamos nena, dime que si lo intentaras.

—Me llamo Meredith, no creo que a Johana le guste


que me llames nena.

—Se trata de que piense que tenemos una relación, y


que los celos la hagan reaccionar en volver a mí.
Meredith lo pensó y por más que buscaba una razón
para no hacerlo, no encontraba ninguna.

—Si no aceptas Jasón estará lejos de ti tres semanas.

Meredith gruñó, porque ese hombre sí que sabía cómo


convencerla.

—Debo llevar regalo para tus padres, porque si es así,


el regalo va por tu cuenta, ni pienses que soltaré un solo peso,
y de tu cuenta saldrán todos mis gastos de estas semanas,
obviamente mi sueldo no se toca —dijo antes de salir de la
cafetería antes de arrepentirse.

—¡¿Qué hiciste que?! —gritaron Meredith y Tamy al


mismo tiempo, ambas se miraron con distintas expresiones,
Meredith se mordía el labio pensando en que su amiga le diría
que estaba loca y Tamy la miraba culpable mientras se tallaba
la mano que la tenía roja e hinchada.

—Vale, primero yo —dijo Tamy mirándola seriamente


—lo he golpeado, lo siento, pero es un capullo que se lo
merecía, es que fue verlo en ese restaurante y se me subía la
sangre a la cabeza, deberías ver la cara de mi jefe cuando me
vio salir como loca para golpearlo frente a esa mujerzuela.

—¿Cómo se te ocurre Tamy? Tu trabajo puede estar en


riesgo.

Su amiga hizo una mueca, lo que le dijo que no tenía


buenas noticias.
—Me han despedido, pero no te preocupes es un
capullo, estaba cansada de que quisiera tocarme el trasero
siempre, solamente porque pagaba como ninguno es que lo
aguantaba y lograba mantenerlo a raya, pero al parecer conoce
al cretino de Jasón obviamente se puso del lado de su amigo,
pero espero que su esposa pronto lo sorprenda, la pobre trae
una cornamenta que no le cabria por la puerta.

—¿Le has hecho daño?

—Obviamente sí, ese cretino te daño, te partió el


corazón y no se iba a quedar así.

Meredith se acercó para abrazar a Tamy, sabía que la


que quería como una hermana, y que haría lo que fuera
necesario para protegerla.

—Ahora estás en el paro.

—Ha valido la pena. Pero ahora explícame eso de que


te vas a ir con Dereck a no sé qué rancho, ¡estás loca!, odias a
ese hombre.

—Eso no es cierto.

—Claro que sí, me lo has dicho mil veces, que es un


capullo, un cretino que solo le gusta estar de mujer en mujer y
que todas parecen modelos, también has mencionado algo de
que siempre logra convencer a Jasón para que se vayan de
juerga y eso a ti no te gusta.

—Me ha propuesto que finjamos ser pareja en una


fiesta que darán sus padres en un rancho que tiene solo dios
sabe dónde, pero ahí estará Jasón y Johana, así que
aprovecharemos para separarlos, no puedo desaprovechar esa
oportunidad, sabes que necesito recuperarlo.
—Están locos, nadie les va a creer que están saliendo
juntos.
—Es lo mismo que le he dicho a Dereck, pero esta
aferrado de que, si servirá, así que es una oportunidad que no
pienso rechazar.
Tamy apretó los labios como si no le gustara para nada
esa idea, pero ya nada podía hacer, había aceptado y ella
siempre cumplía con sus tratos.
Meredith sentía que el corazón se le saldría por el
pecho al ver como Jasón entraba de la mano de Johana a la
empresa, pero lo que la dejó helada fue la manera tan cariñosa
de besarla frente de todo mundo.

—Ahora no es tiempo de que flaquees Meredith —la


voz de Dereck la sobresaltó, estaba parado justo detrás de ella,
ni siquiera había notado su presencia —vamos es hora de
entrar. —Dereck le tendió la mano y aunque al principio dudó
en aceptarla después se agarró fuertemente sintiendo esa
maldita descarga eléctrica de nuevo, dios, tal vez sus zapatos
permitían que la corriente eléctrica del edificio pasara por ellos
hasta llegar a sus manos.
En cuanto entraron todos se les quedaron mirando
extrañados, era la primera vez que estaban así de unidos,
Meredith siempre estaba pegada de Jasón, como su asistente
pasaba la mayor parte del día junto a él hasta que la odiosa de
Johana apareció en su vida. En cuanto llegaran al ascensor
seguramente serían la comidilla de toda la empresa.
—Nadie en la empresa va a creer que somos pareja.
—Pero no necesitamos que toda la empresa nos crea,
solo Jasón.
Meredith sentía que todo estaba pasando muy rápido,
tal vez llevara algunas semanas de mala racha con Jasón, pero
apenas tenía dos días que la había despachado para siempre.
El caminó hasta llegar a la planta de arriba se le hizo
eterno sobre todo porque la loción de Dereck la estaba
mareando y no en mal sentido, sino que olía delicioso y por un
instante se comenzó a poner nerviosa, y la culpa la tenían sus
hormonas, llevaba semanas sin sexo, así que cualquier
contacto físico con un hombre la alteraba. En cuanto la puerta
del ascensor se abrió, Meredith dejó salir el aire que estaba
conteniendo, trataba de respirar con normalidad, pero le era
difícil, con sus hormonas brincando dentro de ella.
Caminó hasta la puerta de presidencia sintiendo que se
mareaba, dios, lo que estaba haciendo era una completa locura,
por su mente pasó lo que sus compañeros de trabajo pensarían
de ella, tal vez la relación con Jasón estuviera oculta, pero
Dereck acababa de dejar claro que eran mucho más que jefe y
empleada, y su reciente cambio de puesto no ayudaba en nada,
todos dirían que tremendo enchufe que tenía para llegar a
trabajar en la presidencia, incluso pasándose a traer a Freya
que tenía muchos años más trabajando para Dereck.
Entró en la oficina y Dereck ya estaba mirando en el
ordenar mientras contestaba una llamada, al ver que se
quedaba parada en medio de la oficina, levantó una de sus
cejas preguntándole que es lo que sucedía, pero Meredith no le
dijo nada. Dereck colgó la llamada diciendo que en unos
minutos volvería a llamarles, eso era lo impresionante de la
personalidad de Dereck, tenía un aura de poder que todos
hacían lo que él decía sin rechistar.
—¿Qué sucede nena? —dijo él dejando el teléfono en
su lugar y levantándose hasta acercarse a ella. Ese maldito
revoloteo ahí estaba de nuevo con tan solo estar cerca de él.
—Esto es un error, todos creerán que soy tu juguete de
consolación, saben que Johana te ha dejado, y estarán gustosos
de decir que me has utilizado para darle celos, o lo que es peor
comenzaran a decir que soy una zorra que solo dio un
braguetazo para escalar de puesto. Nadie sabe que estuve con
Jasón, pero todos conocen tu historia con Johana.
—Nena, tenemos un objetivo, o es que ya te olvidaste
cuál es tu principal propósito.

Dereck al ver que comenzaba a respirar con dificultad,


puso su mano en su mejilla tratando de calmarla, acercó su
rostro al de ella y la atrajo entre sus brazos, por un segundo
Meredith sintió que todo estaría bien, pero sabía que era solo
una ilusión, ese hombre la detestaba y si estaba ayudándola era
porque quería recuperar a su novia. El sonido de la puerta la
puso alerta, trató de separarse de Dereck, pero él la sostuvo
fuertemente evitando que se escapara.
—Disculpen no sabía que estaban ocupados —dijo la
voz de Jasón, Meredith cerró los ojos y se tuvo que aferrar a
los brazos de Dereck para no girarse y explicarle a Jasón que
no estaban haciendo nada malo.
—Jasón, ¿qué te ha sucedido en el rostro?

Meredith gimió interiormente, dios, mataría a Tamy


muy lentamente, Dereck hizo contacto con sus ojos y ella supo
lo que estaba a punto de suceder, sus labios rozaron los suyos
con apenas una delicada caricia, pero para Meredith fue como
si todo el suelo hubiera temblado a su alrededor.
Después de dejarla descolocada con el beso Dereck la
giró abrazándola como si fueran una pareja muy cariñosa, al
ver el rostro de Jasón, supo que Tamy se había quedado muy a
gusto después de golpearlo.
—Una loca me ha atacado en un restaurante.

—Por lo que se ve ganó la pelea —dijo Dereck con


cachondeo, como podía hablar con Jasón de esa manera,
vamos que estaba frente al hombre que le había quitado al
amor de su vida, y la única vez que había visto que lo golpeara
fue semanas después en el ring del gimnasio, y no es que le
hubiera dado una paliza, quedó peor ahora que Tamy se había
vengado.
Jasón entrecerró sus amoratados ojos mirándolos como
si hubieran dicho algo malo.

—¿Están saliendo juntos? —preguntó Jasón


mirándolos acusatoriamente.
—Eso no es algo que tengamos que decirte a ti, esto
solo nos incumbe a nosotros Jasón.
El hombre al que había decidido darle su corazón la
miró como si le hubiera fallado, y aunque Meredith tenía
ganas de explicarle todo, se contuvo quedándose al lado de
Dereck.
—Dereck podemos hablar a solas.

—¿Es un asunto de la empresa?


—Sí.

—De acuerdo, cielo, retrasa la cita que tengo, y hazla


pasar en cuanto Jasón salga.
Meredith salió de la oficina sintiendo que las piernas le
temblaban como gelatina, y no sabía si era por el beso que
Dereck le había dado o por la impresión de que Jasón estaba
celoso, se fue a refugiar en su escritorio, escondió su rostro
entre sus manos, pero un sonido llamó su atención, Freya
estaba archivando unas hojas fulminándola con la mirada.
—No has encendido la cafetera, tal vez ahora seas la
muñequita del jefe, pero no pienso hacer tus tareas.

Maldita sea, sino fuera suficiente con sus problemas


amorosos ahora tenía que soportar a esa insufrible. Fue hasta
la pequeña sala de café que tenían y encendió la maldita
cafetera, dios, tampoco es como si fuera la actividad más
difícil del mundo. Salió de la salita pensando que Freya debía
de ser muy infeliz en su matrimonio como para que siempre
estuviera con ese humor.
La puerta de la oficina se abrió sobresaltándola, y
Jasón salió de ahí furioso azotando la puerta, Meredith se
levantó para seguirlo en cuanto entró en su oficina.
—No te humilles más Meredith —dijo Freya
mirándola como si fuera un desastre.
—Solo quiero comprobar que está bien.
—Esa ya no es tu responsabilidad, ahora regresa a tu
escritorio antes de que cometas una locura.
Meredith se quedó mirando la puerta con el corazón
latiendo de manera frenética. Freya tenía razón si entraba en la
oficina de Jasón este podría pensar que estaba desesperada por
que le hiciera caso, y así era, estaba loquita porque le diera
otra oportunidad.

El sonido del intercomunicador le indicó que Dereck la


estaba llamando, sacándola de sus pensamientos. En cuanto
contestó le dijo que le llevara un café, vaya, ese hombre
moriría antes de los cuarenta si seguía tomando café de esa
manera. El trabajo de la mañana los mantuvo muy ocupados,
tanto que Meredith no tuvo ninguna oportunidad de ver a
Jasón, a la hora de la comida Freya le dijo que Jasón había
salido con su nueva novia, al parecer Johana sí que era
merecedora de que toda la empresa se enterara de que era su
novia y Meredith era tan poco que siempre la mantuvo en
secreto.
Dereck le dijo que tenían que dejar todo preparado para
salir la siguiente semana a sus vacaciones, en cuanto Freya se
enteró de que ella también iría puso el grito en el cielo, pues a
ella nunca la había invitado Dereck a algún evento de esa
magnitud. Esa fue la única satisfacción del día; aunque sus
labios aun sentían un pequeño hormigueo donde Dereck los
había acariciado, pero desechó esa sensación, no, ella se tenía
que enfocar en reconquistar a Jasón.
En cuanto llegó al departamento se encontró con Tamy
que estaba comiendo un bote de helado en pijama mientas
miraba una película romántica.
—¿Qué ha sucedido Tamy? —dijo dejando su bolso en
el sofá y quitándole el bote de helado, aunque su amiga
protestó en el acto, Meredith solo sonrió metiéndose la
cuchara en la boca.
—Oficialmente estoy en el paro, me han dado mi
finiquito, el cretino de mi jefe ni siquiera me dejó entrar, me
dejaron el cheque en la recepción, temían que perdiera la
cordura y me atreviera a golpear a todos, es un estúpido.
—Tamy lamento mucho la situación, te ayudaré a
buscar algún empleo. Si te hace sentir mejor hoy he visto
como ha quedado y está hecho un cromo, es la primera vez
que lo veo así.

—No entiendo cómo puedes amarlo cuando es un


idiota.
—En el corazón no se manda amiga. Por cierto, la
semana que viene me voy de viaje con Dereck al rancho de sus
padres.
Meredith al ver la mirada de pena de su amiga, se
sintió terrible, sabía que no era un trabajo que disfrutara, pero
le pagaban muy bien y ahora estaba en esa situación por su
culpa.
—Bien, procura que ese capullo pague por lo que te
hizo.
—Por qué no vienes conmigo. Mañana le diré a Dereck
que tú también vienes, no creo que se oponga.
—Estás loca, si vuelvo a ver a Jasón con esa mujer lo
volveré a golpear.

—Estoy segura de que Dereck lo agradecerá. De otra


forma me tendré que quedar aquí para hacerte compañía.
—No creo que sea buena idea, además tengo que
enviar mi curriculum a varias empresas, ese capullo piensa que
me va a dejar en la calle, pero no es así, su maldita empresa no
es la única que está contratando.

—Piénsalo Tamy, si me acompañas, podrás divertirte al


verme hacer el ridículo y tendrás una distracción, seguramente
el rancho estará cerca. Debe de ser una casa de campo, no
imagino a Dereck subido en un caballo como si fuera un
ranchero.
—Bien, pero dile a Dereck que el pagará todo, si es tu
nuevo amorcito debe pagar a la amiga de la novia.
Meredith sonrió, no quería pensar de nuevo en el beso
que le había dado, no, tal vez sintió una conexión tan fuerte
porque estaba indefensa emocionalmente. Su corazón
mendigaba por un poco de cariño y que Dereck en ese preciso
instante la besara de una manera tan tierna y sutil la desarmó
por completo.

—¿En qué estás pensando? —preguntó Tamy al ver


que se quedaba mirando fijamente a un punto.

—En nada, Tamy, en nada —dijo respirando y


sintiendo el aroma de Dereck aun en su ropa.
Capítulo 5

Cuando Dereck le había dicho que la fiesta de sus


padres sería en un rancho jamás pensó que de verdad sería en
uno enorme en Texas, si alguien le hubiera preguntado, sería
más fácil decir que Dereck había llegado de la luna y no de un
rancho en toda la extensión de la palabra. Miró a Dereck que
iba conduciendo una ranchera último modelo, se le veía tan
cómodo, Meredith giró la vista para ver a Tamy que se había
recogido su negra cabellera en una coleta alta y se abanicaba
con fuerza, dios el calor era insoportable.
Durante varios kilómetros lo único que vio fue una
extensión de tierra cubierta por pastizales, abrió los ojos muy
grandes cuando vio una manada de caballos que estaban
pastando en un circuito cerrado, varios vaqueros estaban
alrededor de ellos, pero lo que la dejó fascinada es que eran
auténticos vaqueros de esos que usaban sombrero y botas,
vamos, ella solo los había visto en comerciales y películas,
jamás había salido de Manhattan siempre sumida en los
estudios y el trabajo.
La gran entrada les daba la bienvenida con el nombre
del rancho, dios, todo era como sacado de una película, se
quedaron asombradas cuando vieron unas reses pastando.
Miró a Dereck que estaba muy concentrado mirando el asfalto
que tenía por delante.
—Nunca mencionaste que tus padres tuvieran un
rancho tan grande.
—Bueno, técnicamente es mío yo lo compré, pero son
ellos los que lo disfrutan, aman este paraíso.

—No te imagino llevando un rancho como este.


—Tengo gente que se ocupa de que todo vaya como la
seda, les pago bien para que trabajen con calidad, pero cuando
vengo soy yo el que dirige, así le doy descanso a mi capataz.
Meredith y Tamy se miraron asombradas, en cuanto
llegaron hasta puerta principal Meredith sintió que el pánico la
comenzaba a invadir, los padres de Dereck ya estaban en la
puerta esperándolos, y a simple vista eran una pareja muy
normal, claro forrados de dinero, pero muy normales.
Dereck bajó de la ranchera y caminó hasta ellos
saludándolos, se le cortó el aliento al ver la felicidad en sus
ojos al mirar a sus padres, se notaba que estaba feliz y que los
amaba con locura y sus padres lo miraban a él con orgullo.

—Bueno, es hora de que conozcas a tus futuros


suegros —dijo Tamy burlándose de ella.
—No tiene gracia, ellos adoran a Johana, qué cara
crees que pondrán, se darán cuenta enseguida de que todo esto
es un teatro.
—Bueno, tal vez tu amorcito ya los ha puesto sobre
aviso.
Meredith se mordió el labio inferior con nerviosismo,
en ese momento se le antojaba estar en su departamento,
metida bajo las sábanas.
Dereck se acercó sonriendo y al ver su rostro le
advirtió con la mirada, Meredith puso una sonrisa en su rostro,
y bajó con ayuda de Dereck de la camioneta, Tamy bajó detrás
de ella y ambas sonrieron a los que serían sus futuros suegros
de mentira por tres semanas.

—Dereck, hijo, presenta a tus invitadas —dijo la


madre de Dereck, es de mala educación hacerlas esperar, la
mujer no debía medir más de un metro sesenta y en ese
instante llevaba un vestido veraniego, por su aspecto nadie
pensaría que era la madre de un hombre tan importante como
Dereck, su madre tenía que el cabello rubio lo que la extrañó
mucho porque Dereck tenía el cabello negro como la noche
que combinaban perfecto con sus ojos grises, el padre de
Dereck se acercó hasta su esposa la tomó por la cintura, vaya,
había visto fotos de él en la empresa pero no lo conocía en
persona, pero no se parecía mucho a Dereck. Bueno muchas
personas se parecen a los abuelos.

—Madre, padre, les presento a mi novia Meredith, y su


amiga Tamara.
Tamy estaba detrás de ella, pero se apartó cuando
Dereck la tomó por la cintura acercándola más a su cuerpo,
Meredith puso una sonrisa en sus labios, la madre de Dereck
frunció el ceño cuando la vio, pero con una elegancia
impresionante cambio su semblante sonriéndole, estaba claro
que era de manera hipócrita, pero no podía esperar a que fuera
diferente, esa señora quería a Johana al lado de su hijo.

—Bienvenidas a casa, es un gusto tenerlas aquí.


Meredith se acercó para saludarla y su futura suegra de
mentira la abrazó con efusividad, dios, a ella siempre le había
fastidiado el contacto humano, pero no podía demostrar que
estaba incomoda.

—Hijo, no sabíamos nada de esta nueva novia —dijo


el padre de Dereck.

—Es muy reciente padre.

—Bueno, es una chica muy hermosa —dijo su padre


palmeando su espalda como si hubieran hecho un gran fichaje
—te ayudaré a bajar las maletas hijo.

—Vamos, Meredith, te enseñaré cual es la habitación


de Dereck.

—¿Qué? —dijo sorprendida, por un momento creyó


que compartiría habitación con Tamy.

—Vamos, querida, son chicos de ciudad es obvio que


comparten cama, aquí no nos vamos a escandalizar, bueno, tal
vez el cura del pueblo, pero, yo hablaré con él, el padre
Richard querrá casarlos en cuanto se enteré de que comparten
habitación.

—Puedo compartir habitación con Tamy. Así el cura


no pensará nada malo de nosotros.

—Lo siento querida, pero al ser parte de esta familia


quiero que estes cómoda, tendremos varias visitas y tu amiga
compartirá habitación con Johana, una vieja amiga de la
familia.
Ahora entendía el plan, pensaban separar a Jasón de su
novia y a ella la dejarían con Dereck para que Johana sintiera
celos. Bueno, tenía que pensar en positivo, que Tamy estuviera
al lado de esa bruja la ayudaría para conocer a su enemigo.
Meredith entró en la casa y si por fuera era hermosa toda
pintada de blanco con gris, por dentro era espectacular, era de
dos pisos y nada más entrar estaban en un amplio salón donde
había unos cómodos sillones, con una televisión enorme, a un
costado estaba la escalera que llevaba al segundo piso, los
suelos eran de madera y estaban perfectamente pulidos.

Una mujer mayor entró en el salón llevando una


bandeja con una jarra de limonada.

—Gracias, Martha —dijo Dereck acercándose a ayudar


a la mujer, se notaba que le tenía mucho aprecio.
—De nada mi niño, es un placer.

—Nana, me vas a avergonzar delante de mi novia y su


amiga.
Meredith y Tamy se acercaron hasta los mullidos
sillones, y Tamy agradeció la bebida refrescante, por suerte
adentro estaba el clima mucho más fresco, lo que ayudaba a
estar más cómodos.

—Descuide Martha, así tendremos información


valiosa, nadie creería que el temible tiburón de negocios es un
consentido de su nana —dijo Meredith sonriendo.

—Oh, mi niño no es ningún tiburón, si es un santo.


—Eso es cierto nuestro Dereck es como ninguno, un
hombre íntegro de los pies a la cabeza —Meredith se sonrojó
mirando a Dereck y para su sorpresa sonreía avergonzado—
cuéntanos, Meredith desde cuando conoces a Dereck, porque
este hijo mío no me ha contado nada.

—Mamá no comiences a presionar a mi novia.

—He trabajado para él durante dos años —dijo


Meredith bebiendo de su limonada— solo que su hijo no me
miraba siquiera, bueno, tengo que corregirme, desde que me
ha conocido me miraba como si fuera un insecto.

Tamy soltó una risita nerviosa, haciendo que todos a su


alrededor también sonrieran.

—Eso no es verdad, la primera vez que te vi me


pareciste la mujer más hermosa que había visto, tirada en el
suelo, pero comenzaste a estar al lado de las personas
incorrectas.

Mientras Dereck decía esas palabras la miró fijamente


a los ojos y todo su cuerpo se estremeció, lo que era una
locura, ella no le gustaba a Dereck, si siempre la había tratado
con la punta del pie.

—Oh que lindo, dos tontos que no se daban cuenta de


que se gustaban, esos son los amores duraderos —dijo Martha
mirándolos como si fueran un desastre.

—Si nos disculpan voy a llevar a mi novia a la


habitación para que se refresque, estoy seguro de que Tamy
también querrá refrescarse.
Subieron a la habitación y Dereck se comportó como el
perfecto caballero cargando sus maletas, el padre de Dereck
cargaba las de Tamy y lo compadecían porque su amiga había
llevado veinte maletas, y eso que solo estarían tres semanas.

Meredith había puesto el grito en el cielo cuando vio


todo el equipaje pero sabía que su amiga no se marcharía sin
llevarse todo lo que necesitaba, en cuanto dejaron a Tamy en
su habitación y Meredith comenzó a ponerse nerviosa, solo de
pensar en que compartiría habitación con Dereck le entraba un
calor, maldición, tenía que haber insistido en compartir
habitación con su amiga, pero de esa forma pondrían a la zorra
de Johana a dormir con Dereck, no entendía muy bien porque
pero esa idea no le gustaba nada, pero la desechó de
inmediato, a ella no le importaba nada con quien compartía
cama ese hombre.
Dereck estaba parado en una de las puertas de las
habitaciones y Meredith se paró junto a él como si no supiera
cómo reaccionar, ya demasiado había tenido con su amiga
cuando les dijo que si tenían sexo que usaran protección, pero
es que esa amiga suya era una cabecita loca, si se odiaban,
como demonios iban a tener sexo.
—Bien, esta es mi habitación.
—Estas seguro de que no hay alguna manera en que
pueda dormir con Tamy, piénsalo, a lo mejor tienes suerte y
ponen junto a ti a Johana.
—Nena, no pienso dejar que mi novia duerma en otra
habitación. Además, eres la primera novia que presento
oficialmente a mis padres y que traigo a esta casa.
—¿Qué dices? Y Johana.
—Ella conoce a mis padres, por nuestra relación
laboral, es la abogada de la familia, pero jamás la traje aquí.
Así que siéntete alagada. No voy a lanzarme sobre de ti,
tenemos un acuerdo,
Esas palabras no hicieron más que ponerla nerviosa,
cómo se supone que debía reaccionar a eso, era la primera
novia oficial que presentaba Dereck y era falsa, sentía que
estaba estafando a esa familia. Entraron en la habitación,
Meredith por un segundo creyó que se parecería más a un
calabozo, pero nada más lejos de la realidad, era una
habitación completamente masculina, en medio estaba una
gran cama cubierta por una colcha hecha a mano que era una
maravilla en color azul, junto a la cama había dos buros
labrados en madera, y en una esquina estaba un sillón junto
con una mesita de noche, con algunos libros, vaya, nunca
creyó que ese hombre fuera dado a la lectura, lo imaginaba
más de ir a fiestas hasta perder la razón entre bebidas y gastar
dinero entre mujeres.
—Me alegra que lo dejes en claro, porque obviamente
tendrás que dormir en el suelo.

Meredith dejó su pequeño neceser en el enorme


tocador que estaba frente a la cama, había dos puertas a cada
lado del tocador.

—Ahí está el vestidor, y en la otra puerta está el baño


—dijo Dereck al ver lo que estaba mirando.

—Puedo descubrirlo yo sola Dereck.


—Cómo quieras nena, solo trato de ser amable. —
Dereck entró en el vestidor, dejándola en la habitación, dios,
estaba tan nerviosa, ahora que seguía, se suponía que los
invitados comenzarían a llegar una semana antes de la fiesta
de aniversario, pero para eso aún faltaban más de dos semanas.
Comenzó a sacar todo lo que llevaba en su neceser
para dejarlo sobre el tocador, entró en el baño para dejar sus
cosas de aseo personales y se sonrojó cuando puso el paquete
de tampones junto con la crema de afeitar de Dereck, dios,
aquello era tan íntimo, era como si fueran una pareja de
verdad. Salió del baño esperando que su sonrojo no se notara,
estaba muy concentrada sacando una cajita con sus aretes,
cuando Dereck salió del vestidor dejándola sin aliento, llevaba
unos vaqueros desgastados y una camisa blanca, incluso
llevaba unas botas vaqueras de piel, dios, solo necesitaba un
sombrero, madre mía, si bien podría realizar uno de esos
comerciales donde aparecen los vaqueros sudados y mostrando
sus marcados torsos, fue inevitable que no se le secara la boca
al ver semejante imagen, y ella estaba hecha una pena, con sus
leggins y la blusa holgada, pero en su defensa tenía que decir
que siempre había preferido la comodidad en lugar de la
elegancia.

—¿Saldrás a trabajar? —preguntó mirando como se


acomodaba su pelo negro, sus grises ojos se posaron sobre de
ella, como evaluándola.
—Sí, tengo que hablar con el capataz, mañana llegaran
unas reses y necesito verificar que los nuevos corrales estén
bien hechos, pero mi madre las atenderá, procura descansar,
Jasón llegara en cualquier momento.
Estaba tan impresionada por verlo de esa manera, dios,
es que era otro hombre muy diferente al tiburón de los
negocios que ella conocía, se había convertido en todo un
vaquero y esa faceta la estaba descolocando. Era como si de
repente su rostro hubiera adquirido un brillo especial.

—Meredith, ¿estás bien? —preguntó Dereck


acercándose a ella, de nuevo ahí estaba ese maldito vértigo en
su estómago al oler su fragancia.

—Sí, es que me siento como si fuera una impostora,


qué pensaran tus padres de mí, que solo he estado contigo para
recuperar a un hombre.

—Descuida, mis padres no pensaran nada malo, en


cuanto regresemos a la ciudad les diré que lo nuestro no
funcionó, saben que acabo de dejar la relación con Johana, en
este momento seguramente estarán pesando en la manera de
evitar que te rompa el corazón porque seguramente me estoy
aprovechando de ti. Ahora te dejo, te veo en la cena, nena.
Estaban tan cerca, que Dereck rozó sus labios con los
suyos en un beso tan fugaz que creyó que se lo había
imaginado, pero el cosquilleo que sentía le decía que no lo
había imaginado, la impresión de ese beso dio paso al enojo,
pero quien se creía ese hombre para besarla de esa manera,
tenían que fingir frente a sus padres e invitados pero dentro de
esa habitación eran solamente jefe y empleada, ya se lo dejaría
bien claro, cuando regresara, y cuando dejara de sentir ese
aleteo en su vientre, maldición, no era buen momento para
necesitar sexo.
La puerta de su habitación se abrió y vio que Tamy
entraba sonriendo como si la hubiera sorprendido haciendo
una travesura. Su amiga miró su habitación quedándose
sorprendida por lo grande que era.
—Vaya, nunca imagine que Dereck pudiera tener un
rancho tan enorme.
—Me ha dejado descolocada como se convierte en otro
hombre cuando estamos aquí.

—Lo he visto, dios, con esos vaqueros se le marcaba


un culito tan mono —dijo su amiga dejándola asombrada por
su descaro.

—¡Tamy!
—¡¿Qué?! No tengo prohibido mirar el menú, lástima
que sea un novio de pega, porque está para comérselo, no sé
cómo vas a dormir con él sin lanzarte encima.
—Eres una descarada, y nada de dormir juntos, él se
quedará en el suelo, si quiere recuperar a esa lagarta bien
puede sufrir un poco. Que se deje la espalda en el intento, por
lo menos.
—Eso que escucho son celos, querida.

—Estás loca Tamy, ese hombre y yo no nos podemos


ni ver, somos como el agua y el aceite, yo amo a Jasón, si
estoy aquí es con el único propósito de recuperarlo.
—Amiga, de verdad quieres recuperar a un hombre que
nunca te ha dado nada, vamos que incluso tu novio de pega te
ha dado tu lugar, ¿y qué te dio Jasón?, y no me respondas que
orgasmos que esos no cuenta porque supongo que él también
se habrá llevado los suyos, no, dime que es lo que te ha hecho
pensar que ese es el hombre ideal con el que quieres estar toda
tu vida, y por lo visto será una vida oculta porque nunca te dio
tu lugar.

—Ambos lo decidimos así por mi bien, así, si las cosas


salían mal no quedaría dañada mi reputación.
—Tu reputación, por dios, en que siglo crees que
estamos, es el siglo veintiuno, aquí las mujeres ya no dañan su
reputación por mantener una relación con su jefe, ese idiota
solamente quería tener sexo a la mano y no dar nada a cambio
—Meredith iba a protestar, pero su amiga la mandó a callar—
he dicho que los orgasmos no cuentan.
—¡Deja de decir orgasmos! —gritó Meredith los
suficientemente alto como para que Dereck lo escuchara al
abrir la puerta.
—Meredith se me olvido decirte que no puedes salir de
la casa a menos que sea conmigo o con alguien de la familia,
en el rancho hay muchos peones y no quiero que te falten al
respeto, así que si quieres cabalgar tendrás que esperar a que
esté disponible para acompañarte.
Meredith se puso como un tomate, dios, ahora Dereck
pensaría que era una salida de cuidado, es que Tamy tenía el
poder de hacerla cometer cada locura o de decir cada
barbaridad. En cuanto estuvieron solas, Meredith le aventó una
de sus blusas que tenía en la mano pues estaba sacando la ropa
de su maleta.
—Tamy, ahora Dereck pensara que estoy desesperada
por sexo.
—Y lo estás cariño, hace meses que ese idiota no te
toca, y si no lo hacía es porque andaba tocando de más a
Johana, lo que me hace suponer que Dereck tampoco ha tenido
sexo en varias semanas. Por qué no aprovechan para sacarse
las ganitas ambos, después deciden si quieren recuperar a esas
parejas tan sosas que tenían.
Meredith la fulminó, pero Tamy sonrió con inocencia.

—Cariño, saltan chispas entre los dos cuando se miran


a los ojos, o es que no lo has notado, la manera en la que dijo
que le parecías la mujer más hermosa, por dios, incluso hasta a
mí se me cayeran las bragas, pero decide tú, sino lo quieres me
lo pido, esa Johana no tendría ninguna oportunidad contra mí.
No, definitivamente no tendría ninguna oportunidad
esa mujer en comparación de su amiga. Pero Meredith no era
tan descarada como ella, y por ese motivo había aceptado
gustosa la idea de mantener su relación en secreto. Que
estúpida había sido, tenía que haberle exigido a Jasón que le
diera su lugar desde el primer momento, estaba segura de esa
Johana ni siquiera estaba enterada de que ella era la amante en
turno.
—Dejemos de pensar en tonterías y mejor ayúdame a
acomodar mi ropa, quiero darme una ducha antes de bajar a
cenar, el viaje me ha dejado toda sudorosa.
Su amiga la ayudó a guardar su ropa, otra cosa que se
le hizo tan intima, y es que al acomodar su ropa junto a la
Dereck era como si fueran un matrimonio, pero no, deja de
pensar en eso Meredith que luego Tamy solamente te hace
liarla parda, así que concéntrate en Jasón.
Después de sentir que volvía a revivir con una ducha
refrescante se puso unos pantalones cortos, y una blusa de
tirantes delgados, se recogió su rubia cabellera en una coleta
alta, su cabello se comenzó a rizar sin poder evitarlo, pero se
negaba a plancharlo, se encontró con Tamy que estaba
saliendo de su habitación, ambas vieron la ropa que llevaban y
se echaron a reír.
—Parece que hemos vuelto a la universidad.
—Lo sé, pero ni loca me pongo mi traje de la oficina.

Estaban sonriendo cuando escucharon que alguien


subía las escaleras, Meredith casi se marea al ver a Dereck que
llegaba sudoroso, dios, se había desabotonado la camisa varios
botones dejando ver una espléndida panorámica de su torso, el
sol no había hecho más que darle un tono dorado a su piel y
eso que acaban de llegar. Un calor se instaló en el pecho de
Meredith, giró la vista para ver que su amiga se comía con los
ojos a su supuesto novio. En cuanto Dereck las miró centró su
vista en Meredith mirándola como si no la reconociera,
Meredith se sonrojó al notar en su mirada que le gustaba lo
que veía, por un segundo incluso pudo apreciar el deseo en sus
ojos, dios, estaba metida en un lio de primera.
—Nena, en un segundo bajo, solo me voy a duchar. —
Meredith estaba tan impresionada que ni siquiera emitió una
sola palabra, y Tamy estaba igual de muda apreciando a ese
espécimen masculino.
—¡Tamy! —dijo llamándola para que dejará de mirarlo
como si fuera un filete.
—En verdad Meredith, es que, si no te lo quedas, soy
la primera en la lista para reclamarlo. Dios, esta para
comérselo —dijo su amiga mordiéndose el labio para reprimir
un gemido, es que estaba loca, maldito el momento en el que
le ofreció que la acompañara.
Capítulo 6

—¿Nena?, Dereck te ha llamado nena, no crees que eso


es tener demasiada confianza —dijo Tamy, mientras tomaban
una limonada en el porche de la casa esperando a que bajaran
los demás integrantes para cenar.
—Supongo que ha de ser la costumbre de llamar a sus
ligues de esa manera —dijo tratando de quitarle importancia,
Tamy podía comenzar a imaginarse cosas donde no las había,
y eso de que la había besado mejor se lo reservaba para ella.
—Si tú lo dices, puede que estuviera como una boba
mirándolo, pero la manera en la que te observó, dios, si
parecía que te quería llevar a la primera habitación que hubiera
disponible.

—Lo dicho, estás loca, no me ha mirado de ninguna


manera.

—Solo te voy a decir que debes disfrutar de la vida


amiga, o piensas que el estúpido de Jasón no ha tenido sexo
con Johana, claro que lo han hecho, así que, si por azares del
destino terminas entre los brazos de ese hombre que está en tu
recamara duchándose, nadie te lo echara en cara.
—Creo que la que esta urgida por tener sexo eres tú
Tamy.
—Mierda, espero encontrar un vaquero la mitad de
ardiente de lo que se veía hoy Dereck, aunque si tú no
espabilas, igual me aviento a catarlo, vamos que no tendrías
ningún problema, verdad.
Esas palabras a Meredith no le hicieron ninguna gracia,
pero su orgullo la hizo fingir una sonrisa.
—Todo tuyo amiga —esas palabras hubieran estado
bien sino tuviera los dientes tan apretados.
Martha les habló para que entraran a cenar, el fresco de
la noche era tan reconfortante. Si cuando Dereck llegó a la
casa la dejó impresionada, ahora parado junto a la ventana
sosteniendo una cerveza en sus manos era un cuadro digno de
admirar, maldita Tamy con sus ideas absurdas de tener sexo
con ese hombre, ahora no podría mirarlo sin pensar en lo que
se sentiría que le arrebatara la ropa con los dientes.
Meredith se detuvo a analizar sus pensamientos, con
Jasón jamás había tenido esa necesidad de sentir que el deseo
la arrebataba de tal manera en que no pensaba más que en
terminar en la cama teniendo sexo desenfrenado, pero es que a
Jasón lo había idealizado como el príncipe azul que llega a
rescatarla y la llevaría en su blanco caballo a un castillo donde
pudieran dar rienda suelta a su amor, y Dereck, dios, el
significaba lo prohibido, tal vez por eso sentía ese arrebato
pasional, eso y por las ideas locas de Tamy.
—Meredith, querida, que te ha parecido la casa —
preguntó su supuesta suegra acercándose a ella dándole un
beso en la mejilla.
—Es hermosa señora, cuando Dereck me dijo que
asistiríamos a una fiesta en el rancho de sus padres, la verdad
es que no imaginé que sería así.

—Llámame Carol, querida, al final seremos familia, es


hermoso, nosotros lo disfrutamos como no tienes idea,
pasamos más tiempo aquí que en Manhattan, con tanta
contaminación y gente. Los atardeceres son preciosos aquí,
Dereck debe llevarte al lago, es una maravilla, a ver si de esa
manera se distrae de tanto trabajo, en la ciudad solo piensa en
trabajar y cuando llega aquí no para.
Meredith miró a Dereck que sonreía a su madre como
si no pudiera con ella.

—Carol, para ser un hombre exitoso como lo es su hijo


se debe dejar el alma en el trabajo, hay muchos padres que
desearían que sus hijos trabajaran un diez por ciento de lo que
Dereck trabaja, es un hombre exitoso a su edad.
—Meredith tiene toda la razón querida —dijo el padre
de Dereck acercándose a su esposa— me gusta que tengas esa
admiración por mi hijo, esa es la clave para una buena
relación, el que ambos se admiren de tal manera en que ambos
sientan que se complementan.
—Joe siempre has sido un romántico —dijo la madre
de Dereck sonriendo con dulzura a su esposo —pasemos al
comedor, Martha ya tiene preparado todo, pero chicas, espero
que nos disculpen, pero cuando venimos a esta casa es para
desconectar de todo, así que solo tenemos a Martha para que
nos ayude, no les importara que cada uno se sirva la cena.

—Claro que no, Carol —respondió Meredith.


—Menudo fallo —dijo Tamy por lo bajo, Meredith le
dio pequeño golpe, era obvio que estaba bromeando, pero
quien no la conocía se podía ofender.

Dereck se sentó junto de ella, y Tamy lo hizo enfrente,


el padre de Dereck estaba sentado en la silla principal y su
esposa a su derecha, Martha puso unos platones con unos
filetes a la plancha, ensalada y pure de papa, que tenía una
pinta estupenda.

—Debemos aprovechar que esta noche estaremos


solos, mañana llega Jasón con Johana, y conforme pasen los
días comenzara a llegar más gente, es nuestro aniversario
número treinta y cinco y queremos que sea algo especial —
dijo Carol agarrando la mano de su esposo, Joe se la tomó con
cariño y mirando a su esposa a los ojos le depositó un tierno
beso, Tamy suspiró audiblemente llamando la atención de los
presentes.

—¡Tamy! —dijo Meredith llamándole la atención.

—¿Qué?, es que ha sido un gesto tan tierno y bonito


que es imposible no suspirar, Joe es un hombre chapado a la
antigua, no como esos jovencitos que ocultan que tienen novia
a todo el mundo.

Meredith le dio una patada a Tamy por debajo de la


mesa y esta gimió de dolor.

—Estas bien Tamy —preguntó Carol al ver que se


ponía roja.

—Claro, ha sido solo un calambre.

—Oh, tengo un ungüento buenísimo que te ayudara a


aliviar esos calambres.
Cenaron en completa tranquilidad y Dereck les estuvo
contando que es lo que había hecho durante la tarde, vaya, ese
hombre se sentía superhéroe, había ayudado a terminar el
corral y después habían llevado algunas reses a pastar más al
norte, al parecer también había ayudado al traslado de unos
caballos que vendería a uno de los ranchos vecinos, dios, es
que no se cansaba, tal vez por eso Johana lo dejó, porque la
tenía desatendida, el sexo une mucho y si Dereck se la pasaba
trabajando era imposible que pudiera cumplirle.

—Dime Meredith que es lo qué haces en la empresa de


mi hijo.
—Prácticamente soy su esclava o asistente como les
gusta llamarnos ahora.

—Debe de ser agotador.


—Su hijo es un tirano, me trae todo el día de un lado
para otro con reuniones.

—Tenía entendido que era Freya la que se


desempeñaba como tu asistente.

—Y así lo era padre, pero necesitaba salir en un


horario más temprano, así que hice un cambio con Jasón,
ahora Freya es su asistente y Meredith es la mía.

—Claro soy suya —dijo Meredith, pero en cuanto esas


palabras salieron de su boca se arrepintió por completo. Vaya
estupidez.

—Ahora comprendo el cambio hijo, me da gusto verte


tan feliz.

Meredith se sonrojó por lo que esas palabras


significaban.
—Sí, nos da mucho gusto verlos así de enamorados —
dijo Tamy mirándola con picardía— porque se nota que están
perdidos el uno por el otro, si solo hay que mirarlos, son la
pareja ideal, es más porque no nos demuestran cuanto se
quieren dándose un beso.

—Tamy no creo que sea lo correcto.

—Claro que sí amiga, a tus suegros no les molestara,


vamos, todos queremos ver lo mucho que se quieren.

Meredith miró a Dereck como pidiéndole ayuda pero


este se acercó a ella y la tomó por la nuca besándola de tal
manera que incluso se le encogieron los dedos de los pies,
dios, estaba segura de que había muerto y estaba en el cielo,
porque lo que sentía no lo había sentido nunca, parecía que
flotaba entre nubes, ni siquiera se dio cuenta de que acariciaba
el cabello de Dereck dejándose llevar, el padre de Dereck
carraspeo llamando su atención, y Dereck se separó de ella
lentamente, dios, Meredith se puso roja como un tomate,
aunque bueno ella se sonrojaba por nada, pero ese beso que
habían compartido le había fundido los plomos.

Tamy comenzó a aplaudir como si fuera una niña


pequeña sonriendo, Carol y Joe los miraban emocionados y
Meredith no sabía dónde meter la cara de la vergüenza, tomó
la cerveza de Dereck y le dio un trago, pero se le desvío lo que
hizo que tosiera de manera compulsiva. Todos en la mesa se
rieron viendo lo afectada que estaba por el beso, pero ya se las
cobraría a su amiga, vaya que sí, esperaría a estar solo con ella
para matarla con sus propias manos.
La cena fue tan amena que por un instante se relajó y
participó de la conversación junto con Tamy contando
anécdotas de su vida, Dereck se impresionó al saber que era
huérfana y que se había pagado sus estudios trabajando en una
cafetería cercana al campus, en cuanto subió a su habitación
estaba tan cansada que se le cerraban los ojos. Tamy y ella
subieron a la habitación para poder dormir, Meredith sentía
que todo el cansancio y las emociones del día le estaban
pasando factura, se despidió de Tamy que picara le dijo que
usara protección, Dereck se había quedado aun con sus padres
al parecer tenían que revisar unos documentos importantes.

En cuanto su cabeza tocó la almohada dejó que el


sueño la venciera, su corazón saltaba de la felicidad porque al
día siguiente llegaría Jasón. El sonido de algo molesto no la
dejaba dormir, dios, era como si estuviera un gallo cantándole
en el oído, pero en la ciudad, lo único que se escuchaba eran
los sonidos de los carros. Tal vez su mente le estaba jugando
una mala pasada, se dio la vuelta y se acurrucó en el firme
pecho de Jasón, Meredith sintió una enorme paz al estar de
nuevo entre sus brazos, el sonido de un gallo volvía a
molestarla, pero unos fuertes brazos la estaban cobijando tan a
gusto que se negaba a separarse de ellos.
Meredith estaba tan a gusto que subió una pierna para
acariciar las piernas de Jasón, sonrió con los ojos aun cerrados
cuando sintió la erección que tenía, madre mía, lo que había
extrañado a ese hombre, pero todo había sido una pesadilla, un
mal sueño.
—Nena, si sigues así no voy a responder —Meredith
gritó asustada al darse cuenta de que no era Jasón el que estaba
en su cama, ¿Qué demonios?, por qué Dereck estaba
abrazándola de esa manera, saltó de la cama como si la
persiguiera una serpiente venenosa, pero se dio cuenta de que
solo estaba cubierta por un fino camisón, así que jaló la sabana
para cubrirse dejando a Dereck desnudo.

—¿Qué demonios te pasa Dereck? ¡Estas desnudo! —


gritó Meredith al borde de la apoplejía, por más que intentaba
no podía apartar la mirada se ese hombre y de lo que tenía en
medio de las piernas que era digno de admirar, dios, incluso se
le secó la boca solo de mirarlo.
—Estás loca mujer, solo intento dormir.

Meredith ni siquiera era capaz de pensar en algo


coherente, pero como no quería seguir viendo a Dereck
desnudo, le aventó la sabana para que se cubriera, dios, es que
se debatía entre encontrar la escena asquerosa, pero si era
sincera con ella misma, lo que menos había pensado era en
asco, sino todo lo contrario. Dereck se levantó de la cama
dejándole ver una excelente panorámica de su trasero, ese
hombre quería que le diera un infarto y tal vez lo conseguiría,
vamos, que puede que estuviera enamorada de un hombre,
pero eso no la convertía en ciega.

—Vístete, eres un degenerado, te dije que dormirías en


el suelo. Por qué demonios te subiste a la cama.
—Solo estaba durmiendo en una orilla, no pienso
dejarme la espalda en ese piso, tengo un rancho que dirigir y
los pocos momentos de descanso necesito que sean
placenteros, así que no me fastidies, eres tú la que tiene mal
dormir, y te empezaste a pegar a mi como una lapa.
—Eso es una mentira enorme como tu maldito edificio
de la ciudad, eres un aprovechado.
Dereck entró en el vestidor dejandola con la palabra en
la boca, no, si el muy capullo ahora le quería echar la culpa a
ella, pero él fue el que se metió desnudo a la cama, y si
hubiera alguna emergencia, saldría en pelotas a dar el
espectáculo, no definitivamente no estaba bien de la cabeza. El
sonido del maldito gallo ahí estaba de nuevo, dios, es que en
esa casa no se podía dormir, entre el gallo y el descarado de su
supuesto novio no había quien pegara ojo.

En cuanto vio al culpable de sus desgracias salir


vestido para trabajar, se quedó impresionada, si debían ser las
dos de la mañana, aun no salía el sol.

—Estás loco, es demasiado temprano para salir a


trabajar.
—Son las cinco de la mañana, debo ir a organizar a los
vaqueros, anda duerme otro rato, mi madre se levanta a esta
hora, pero ustedes pueden quedarse un poco más en la cama.
Dereck se acercó hasta ella arrinconándola entre su
cuerpo y el buró junto a su cama.

—¿Qué haces Dereck?


—Solo quería decirte que estas muy sexy por las
mañanas. —La cercanía con Dereck la estaba poniendo muy
nerviosa y no se suponía que fuera así, ellos tenían un trato.
—Dereck tenemos un trato.
Dereck apretó los labios, pero se mantuvo mirándola
fijamente, lo que la puso más nerviosa, su supuesto novio se
alejó de ella y por ilógico que pareciera había sentido que un
frío se apoderaba de ella al no tenerlo cerca.

—Te veo en la comida nena, posiblemente para ese


momento ya estará aquí Jasón.
Meredith vio cómo se marchaba dejándola con sus
pensamientos, bueno por lo menos dormiría un poco más,
sentía que su vida no estaba yendo como ella quería, se había
enamorado de un hombre que la había dejado por una abogada
de piernas kilométricas, por un segundo se comparó con esa
mujer y se dijo que ella no merecía estar con un hombre como
Jasón, pero lo amaba demasiado y necesitaba recuperarlo.
Después de dar muchas vueltas en la cama, se levantó
y se vistió para bajar a ayudar en la cocina, toda la casa ya
estaba despierta, menos Tamy, pero es que su amiga podía
dormir incluso en medio de un derrumbe, Martha ya estaba
preparando el desayuno para ella y Meredith le sonrió
agradeciéndole por la taza de café que le había servido.
—Dereck se ha ido muy temprano, pero si quieres
recorrer las tierras puedes ir acompañada de Carol a veces ella
disfruta montar por las mañanas.
Meredith se sorprendió al escuchar que la madre de
Dereck montara a caballo, parecía una dama de ciudad en toda
la extensión de la palabra.
—Tiene mucho tiempo que no me subo a un caballo,
desde una feria donde fuimos con Tamy, y los caballos estaban
amarrados. Así que no creo tener valor para subir sola.
—Estoy segura de que Dereck estará encantado de
enseñarte a montar, al ser su novia seguramente lo
acompañaras en sus vacaciones.
Meredith apretó los labios, solo de pensar en el
momento en que se tenían que separar se le hacia un nudo en
el estómago, y no sabía por qué si estaba apegada a un plan,
que era recuperar a Jasón, tal vez por el hecho de nunca nadie
la había presumido diciendo que era su novia, tampoco había
conocido a los padres de algún novio, era una sensación que
no sabría definir. Después de desayunar subió a su habitación
tratando de buscar algo con lo que entretenerse, había
imaginado que Dereck estaría más en casa, pero era lógico que
se la pasara trabajando cuando era un adicto al trabajo.
Estaba a punto de volverse loca cuando Tamy se
despertó y fue a buscarla a su habitación.

—Y bien, ¿han usado protección? —dijo su amiga


dándole un sorbo a la taza de café, en cuanto bajaron a la
cocina.

—Tamy, sabes muy bien que no haría nada de eso.


—Va, pues tú te lo pierdes, tienes a un hombre que esta
como un tren en tu cama y lo desaprovechas.

—Hoy llegará Jasón —dijo tratando de desviar el tema.


—Lo sé y no creas que salto de felicidad por verlo.

—Estoy segura de que él tampoco te querrá ver. Le


dejaste la cara toda morada.
—No aguanta nada ese cretino.

—Te parece si mejor salimos a recorrer la casa,


necesito tomar aire fresco.
Tamy terminó de desayunar y salieron de la casa para
ir a la parte de atrás, donde estaban las caballerizas, Tamy
sabía montar, pero solo irían a ver a los caballos, en cuanto
entraron en las caballerizas, vieron todos los ejemplares que
tenían que era realmente hermosos, no entendía como le
alcanzaba la vida a Dereck para llevar tantos negocios.
—Disculpe señoritas quieren que les ensille un caballo
—dijo un chico que no debía pasar de los quince años.
—No gracias, solo queremos verlos.
—Si quieren ver más ejemplares, pueden ir al verlos en
los cercados que están al norte. Pueden usar una de las motos
para llegar.
Tamy sonrió como si le hubieran dado un regalo, pero
Meredith se negaba a hacerlo, Dereck había insistido en que
no saliera sola.
—Ni se te ocurra Tamy, Dereck nos va a dejar las
orejas rojas, dijo que solo podíamos salir acompañada de
alguien.

—Eso te lo dijo a ti, pero a mí no me dijo nada, así que


si se enoja yo asumiré toda la culpa, vamos te gano en una
carrera.
—Es una locura, no conocemos las tierras, nos
podemos perder.

—Claro que no, son los cercados que estaban en el


camino para la casa, los vimos cuando llegamos. Vamos no
quiero morir de aburrimiento,
Meredith odiaba que siempre la convivencia de
cometer locuras, caminaron hasta una de las galeras que era
donde guardaban los coches de la familia, vieron que había
varios autos de lujo incluida la ranchera todoterreno de
Dereck, dios, esa familia tenía mucha pasta invertida en esos
autos, y ella viajando en metro, se subieron a una moto y
Tamy la condujo hasta la salida, el aire golpeando su rostro era
una sensación tan agradable que por un instante cerró los ojos
dejándose llevar, lo malo fue que soltó a Tamy de la cintura
cayendo de golpe sobre la tierra, dios, que porrazo se había
metido, estaba segura de que se había matado y ni cuenta se
había dado.
Cerró los ojos tratando de contener el dolor, que sentía
en el brazo, demonios, al parecer no estaba muerta porque de
ser así no sentiría ningún dolor. Escuchó el sonido de la moto
y supo que Tamy estaba regresando en su auxilio, sin saber
porque Meredith comenzó a reírse por su estupidez.
—Meredith, ¿qué demonios estabas pensando? —dijo
su amiga deteniendo la moto a su lado, al verla riendo suspiro
de alivio —¡tonta!, me has asustado.

—Cerré los ojos y me solté.


—Ya lo he visto, vamos te ayudo a levantarte, sino no
llegaremos nunca ver esos caballos.
Meredith se levantó con ayuda, y se dio cuenta de que
tenía el brazo raspado por las pequeñas piedras que había en el
lugar, dios, tendría una pinta estupenda cuando llegara Jasón.
Por suerte Tamy condujo sin equivocarse hasta los cercados
donde varios vaqueros estaban paseando a algunos caballos, se
subieron en la cerca de madera tapándose el sol con la mano,
demonios, y ellas que no se habían puesto bloqueador solar,
les dolería hasta el alma cuando llegaran. Tamy se recogió su
cabello en una coleta alta y le guiñó el ojo a uno de los peones
de Dereck que le sonrió como si le hubieran regalado la luna
distrayéndolo lo que provocó que uno de los caballos lo
empujara con su morro, tirándolo de bruces. Los demás peones
se pusieron a burlarse sonrojando a Tamy.
—Ves, por esto Dereck no quería que viviéramos solas.
—Va, en el metro me han dicho cosas peores.
—Vaya sí que estas desesperadita por sexo.
—¡Calla loca, te van a oír! —dijo Tamy abanicándose.

—Mira, allá esta Dereck.


Meredith vio pasar unos vaqueros guiando a una
manada de reses, Dereck estaba delante de ellos y llevaba un
lazo en las manos, dios, si verlo desnudo no le había bastado
para elevar su temperatura, ahora de esa manera la hizo que
incluso tuviera que apretar las piernas, dios, se estaba
volviendo una pervertida, nunca le había pasado eso antes, ni
siquiera con Jasón. Pero es que ver a Dereck encima de un
caballo tratando de agarra una res con el lazo y su cuerpo lleno
de sudor era para morirse, tal parecía que estaba viendo a esos
vaqueros de los anuncios de cigarrillos.
Tamy le dio un ligero golpe en el brazo lastimado
llamando su atención.
—Deja de comerte a Dereck con los ojos, te lo podías
haber comido de verdad en la noche, pero vaya que eres tonta.
—Meredith sonrió.
—Tamy, sabes que amo a Jasón y sería imposible que
le fuera infiel.
Se quedaron mirando como los vaqueros trasladaban
los caballos a las caballerizas, y en cuanto se quedaron solas
gimieron porque al bajarse de la cerca todos sus músculos las
estaban matando, pero lo que realmente sí que les dio miedo,
fue que ya casi era la hora de la comida y seguramente Dereck
se daría cuenta de habían salido sin compañía.
Se subieron a la moto y condujeron a una velocidad
alarmante, estaban a punto de entrar en el garaje cuando
Dereck salió pitando en su ranchera, pero las reconoció por el
cristal delantero, en cuanto las tuvo en la mira detuvo la
camioneta y Meredith supo que estaban en problemas.
—¡Huye, Meredith!, corre antes de que llegue.
Capítulo 7

Meredith se moría de ganas de salir huyendo, pero no


podía hacerlo, Dereck estaba furioso y no podía dejar sola a
Tamy con él.
—Hola, Dereck, vas de salida —dijo su amiga como si
tal cosa.
—¿Qué fue lo que te dije Meredith? —Dereck tenía los
dientes tan apretados que incluso se le marcaba una vena del
cuello.
—Que llegarías a la hora de la comida.
Dereck abrió y cerró sus manos, seguramente para
evitar estrangularla.
—No, nena, te dije que no quería que salieras sola.
—Pero no he salido sola, Tamy estaba conmigo.

Dereck miró a su amiga como si fuera un demonio.


—No me mires así Dereck, no creías que nos íbamos a
pasar toda la mañana, aburridas en tu casa.
Meredith se llevó una mano al brazo que se había
lastimado que ahora tenía peor aspecto.

—¡¿Qué demonios te pasó?! —Dereck la tomó del


brazo, tan fuerte que la lastimó
—Me descuidé y me caí de la moto, pero solo es un
rasguño.
Dereck ni siquiera escuchó la explicación que ella le
estaba dando, caminó casi arrastrándola hasta la camioneta,
Meredith vio como sacaba un pequeño botiquín de
emergencia, puso los ojos en blanco porque estaba exagerando
era solo un rasguño, se quedó asombrada viendo la delicadeza
con la que limpiaba la herida, la tocaba como si tuviera miedo
de dañarla, giró la vista a Tamy y vio que le sonreía de manera
picara levantando los dedos en señal de victoria, la mataba,
por su culpa estaba metida en ese embrollo. Los ojos de ella y
los de Dereck coincidieron, estremeciéndola por completo,
sabía que tenía que apartar la mirada, pero no podía, sus grises
ojos la tenían presa en las profundidades, cuando Dereck sopló
sobre su herida sintió que estaba al borde del infarto.

Su respiración se comenzó a acelerar, Dereck le puso


un ungüento frotando con suavidad.

El rostro de él estaba tan cerca que solo necesitaba


salvar la distancia que los separaba para probar sus labios,
Meredith perdió todo razonamiento lógico, y cerró los ojos
dejándose llevar, estaba punto de besar a Dereck cuando la voz
de alguien hizo que se separaran como si estuvieran haciendo
una travesura.

—Vaya, veo que no pierdes el tiempo viejo amigo —la


voz de Jasón hizo que Meredith se sonrojaba.

—Jasón —dijo Dereck separándose de ella lo


suficiente para que el frío invadiera su cuerpo.

—Hemos llegado hace un momento y he querido


acercarme a saludar, pero veo que estas ocupado, Meredith me
da gusto ver que se te ha pasado rápido la tristeza por lo
nuestro.
Meredith puso una sonrisa sarcástica en el rostro.
—¿Qué nuestro?, hasta donde recuerdo nosotros no
hemos tenido ninguna relación, puedes preguntar a quien
quieras en la empresa, solo éramos jefe y empleada, a
diferencia de Johana, que ella si es tu novia frente a todos.
Jasón la miró sonriendo como si se hubiera ganado la
lotería.
—Exacto, tengo a Johana que es el amor de mi vida y
ella me ama incondicionalmente, algo que no había hecho por
nadie.

Dereck se iba a acercar a Jasón de forma amenazante,


pero Meredith lo detuvo para que no cometiera una locura.

—Vamos cariño, tengo que darme una ducha —dijo


fulminando a Jasón con la mirada, era tan idiota al
vanagloriarse de su relación con Johana, cuando habían sido
dos personas que habían jugado con los sentimientos de sus
parejas.
—Sí nena, de hecho, también necesito una ducha,
aprovechemos para hacerlo juntos.

Meredith sonrió soñadora, como si la idea de ducharse


con Dereck fuera lo que deseara.

—Nos vemos Jasón, espero que disfrutes de la estancia


en mi rancho.
Jasón solamente sonrió, pero su sonrisa no les llegaba a
los ojos, tenía apretados los dientes, como cuando estaba
furioso.
Meredith y Dereck caminaron a la casa tomados de la
mano, ella trató de poner su mejor sonrisa porque sabía que
ahora vendría lo peor para Dereck, tendría que ver de nuevo al
amor de su vida, esa idea le desagradó por completo.

—Estas nervioso por ver a Johana.


—No, ya hemos estado juntos después de nuestra
ruptura.

—No sé cómo se les ha ocurrido venir a esta casa.

—Mis padres les tienen mucha estima, han formado


parte de nuestra vida por varios años, que la verdad es que se
ha creado un vínculo con mis padres bastante fuerte, es como
si fuera mi hermano.

—Pero te ha robado la novia.

—Tal vez es como dijiste, yo descuide a Johana y por


eso se refugió en los brazos de Jasón.
—Es una estúpida.

—Tal vez, nuestra relación comenzó casi por presión


de nuestros padres, y poco a poco el roce de cada día hizo que
nuestra vida se fuera acoplando, cuando decidió terminar
conmigo me dejó muy confundido, creí que era feliz a mi lado.

Meredith giró la vista para ver el rostro de Dereck, se


le revolvieron las tripas solo de ver que un hombre como él
estaba sufriendo por una mujer que no lo amaba, vamos, que si
ella lo amara no se le ocurriría ver a otro hombre más, Dereck
era demasiado guapo, inteligente y demasiado para ella, así
que a Johana definitivamente le faltaba un tornillo.
Por un segundo miró sus manos unidas aun, la casa
estaba demasiado cerca, así que estaban por llegar, su tacto se
sentía tan bien, era como si encajaran perfectamente, un
pequeño calorcillo subió por su estómago y se quedó instalado
ahí al ver el bellito que tenía Dereck en sus brazos, dios,
estaba tan necesitada de sexo que incluso ver esa parte de su
supuesto novio la había excitado y eso que acaba de ver al
amor de su vida, estaba claro que no solo Johana estaba loca, a
ella también le estaba faltando un tornillo.

En cuanto llegaron a la casa, Dereck la tomó de la


cintura acercándola más a él, lo que la puso nerviosa, sobre
todo cuando su mano comenzó a acariciar su piel.

—Es necesario que este tan junto a ti. —Si seguía


acariciándola de esa manera se quemaría por combustión
espontánea.

—No te gusta —dijo Dereck mirándola extrañado.

—Es raro, hace unas semanas no soportabas ni verme,


y ahora estamos así, tan cerca —dijo en un susurro.

—Bueno, eso lo puedo solucionar.

Meredith sonrió, sintiéndose aliviada, sus nervios y


hormonas no iban a soportar tanto, pero soltó un chillido
cuando Dereck se la cargó al hombro como si fuera un costal
de papas, entraron así a la casa, y Meredith gritó cuando
Dereck le dio un azote en el trasero. Dereck sonreía como si
fuera un niño travieso y eso descolocó a Meredith.

—Hijo, pero ¿qué sucede? —dijo la madre de Dereck


mirándolos con los ojos muy abiertos.
—Debo enseñarle a mi novia las consecuencias de no
obedecerme —dijo Dereck dándole otro azote en el trasero,
Meredith ni siquiera entendía que pasaba con ella, pero en
lugar de sentir que le dolía, lo que sucedía es que su cuerpo se
excitaba de una manera en la que nunca pensó hacerlo con
cada azote, dios, su rostro se tiñó de rojo, tenía que
controlarse, no era posible que sintiera ese deseo irrefrenable
por Dereck.

—¡Eres un bruto Dereck! —gritó cuando le dio otra


nalgada, otro golpe así y tendría un orgasmo.

—¿Dereck? —La odiosa voz de Johana se escuchó en


toda la estancia, a Dereck se le borró la sonrisa y se giró para
ver a Johana que estaba parada junto a su madre, los miraba
como si no creyera lo que estaba viendo, como Dereck se
había girado, Meredith no podía ver bien a esa mujer.
Meredith se removió entre los brazos de su novio para que la
bajara, pero eso solo sirvió para que su agarre se hiciera más
fuerte.

—Johana, tu novio se quedó cerca de los establos,


ahora si me disculpan, debo darle una lección a mi novia, y de
paso una ducha.

Meredith deseaba que un rayo la partiera en dos en ese


instante, y también al tarado de Dereck, cómo demonios se le
ocurría decir esas palabras, era como si les hubiera dicho a
todos que subiría a tener sexo con ella.
Meredith le dio un golpe en el trasero a Dereck
aprovechando que estaba colgada, dios, que trasero tan más
duro, vamos que se lo imaginaba de esa manera, pero
comprobarlo la estaba mareando, eso y que estaba colgada de
cabeza, mientras Dereck subía las escaleras. Miró a Johana
que estaba mirándola con la boca abierta, como siempre estaba
vestida para la ocasión con un vestido de verano amarillo con
pequeñas flores, tenía una coleta alta que la hacía lucir mucho
más joven, maldita sea, odiaba a esa mujer con todas sus
fuerzas. Meredith sonrió a la madre de Dereck, y dejó que él la
metiera en la habitación.

En cuanto cerraron la puerta de la habitación Meredith


comenzó a golpear a Dereck en el pecho.

—¿Estás loca Meredith?


—El que estás loco eres tú, prácticamente les has dicho
que tendremos sexo.

Dereck la sujetó de las manos poniéndoselas detrás


para evitar que le siguiera pegando, sus cuerpos estaban tan
cerca, que Meredith se maldijo al no ponerse sujetador su
sensible piel se tocaba con la de Dereck, para más vergüenza
sus pezones se endurecieron dejándola en evidencia. Su
respiración estaba agitada, Dereck estaba sonriendo con un
brillo especial en su mirada, y el corazón de Meredith se
comenzó a acelerar al ver que Dereck bajaba su rostro rozando
el suyo.
—¿Qué haces Dereck? —dijo sintiendo que el aire de
sus pulmones se escapaba.
—No está claro, nena —contestó acariciando su labio
inferior.
—Esto está mal, Dereck, detente —dijo sin ser capaz
de apartar los ojos de Dereck.
—Entonces porque se siente tan bien —dijo Dereck sin
dejar de mirarla ni de acariciar sus labios —si no deseas esto,
Meredith entonces aléjate.
Meredith ni siquiera lo pensó, no tenía la fuerza
suficiente como para alejarlo o alejarse ella misma, dios,
estaba segura de que se metería en un problema, su mente le
recordó que ella amaba a otro, pero desechó esa idea, al final
del día, estaba sola, Jasón estaba en otra relación.
Sintiendo que la sangre le hervía como nunca, dejó que
Dereck se apoderará de sus labios, no quería pensar en lo que
estaba experimentando, tampoco le pondría un nombre, pero
dios, como besaba ese hombre, parecía que le quería absorber
el alma.
Las manos de Dereck bajaron por su cintura y llegaron
hasta su trasero masajeándolo, sus cuerpos estaba tan cerca
que pudo sentir la erección que tenía, Dereck abandonó sus
labios para comenzar a dar pequeños mordiscos en su cuello,
Meredith estaba perdida, ya no era ella misma, estaba tan
deseosa de sentir la piel de Dereck que comenzó a desabotonar
su camisa, Dereck hizo lo mismo con la suya y la cargó
tomándola de la cintura, Meredith enroscó su sus piernas
alrededor de la cintura de Dereck para sujetarse. La llevó hasta
la cama y la depositó como si fuera su bien más preciado, dios,
la mirada que le estaba dirigiendo hizo que Meredith se
derritiera por completo, tal vez se arrepentiría después de lo
que estaba a punto de hacer, pero en ese instante no había
poder humano que la alejara de ahí.
Todo su cuerpo tembló de anticipación cuando Dereck
le comenzó a quitar sus vaqueros cortos, trató de normalizar el
latido de su corazón, pero era imposible, sobre todo cuando
Dereck se quitó a la camisa, dejando su torso denudo,
Meredith se mordió los labios de anticipación, su supuesto
novio de subió a la cama a su lado, y la atrajo para besarla
como si fuera un sediento que la necesitaba para vivir.
Meredith respondió gustosa, en un movimiento Dereck se
posicionó sobre de ella, haciendose un hueco entre sus piernas,
Meredith sintió que se mareaba cuando él comenzó a bajar por
su cuello, estremeciéndola de placer, su piel reaccionaba a
cada caricia de sus labios, Meredith gritó de placer cuando
Dereck mordisqueo sus pezones, que clamaban por ser
atendidos, sentía que estaba al borde de rozar la locura.
—Me encanta como me respondes, nena —susurró
Dereck junto a su piel, una de sus manos bajó hasta la unión
de sus piernas y comenzó a acariciar sus húmedos pliegues,
Dereck hacia maravillas, acariciando su punto de placer de tal
manera que sentía que no resistiría por mucho tiempo.

—Esto es un error Dereck —dijo Meredith besando la


piel de Dereck, tenía un sabor entre salado y dulce, era el
mejor sabor que había probado.

—Entonces, hagamos que este error sea memorable,


nena. —
Dereck abrió el cajón de la mesita de noche y sacó varios
preservativos, entró en ella de una manera que hizo que
Meredith temblara por lo perfecto que se sentía, era como si
sus cuerpos se amoldaran a la perfección.
—Estas tan caliente y húmeda que eres una tortura,
nena.

—Necesito más Dereck.


Dereck no la defraudó, aceleró sus embestidas de
manera frenética, mordisqueó sus pezones y Meredith se
aferró a su espalda enterrando sus uñas con fuerza, estaba al
borde del éxtasis, sus piernas rodeaban la cadera de Dereck
mientras mantenían un ritmo frenético, no había dulzura o
amor de por medio, únicamente placer, ambos gritaron cuando
un intenso orgasmo los invadió, Dereck acalló sus gritos de
placer con sus labios apoderándose de ella en un besó que no
hizo más que alargar el éxtasis, entre la neblina del placer
escuchó como le decía que era maravillosa, Meredith estaba
flotando en una nuble de placer, sonrió cuando Dereck la besó
de manera tierna.

—Creo que debemos ducharnos —dijo Dereck,


abrazándola.
Meredith cerró los ojos, dios, no quería lamentarse,
porque había disfrutado como nunca, pero se suponía que
había ido a ese lugar a reconquistar a Jasón y lo primero que
hacía era tener sexo con su jefe. Estaba completamente loca.

Se levantó de la cama tratando de no mirar a Dereck,


para ir al baño, pero antes de que pudiera hacerlo, Dereck
tomó su mano deteniéndola.

—No lo hagas, nena.


—¿Qué?
—No te atormentes, eres una mujer libre y puedes
tener intimidad con quien tú quieras, no le debes nada a Jasón.
—¿Y tú?, no se supone que intentas recuperar a
Johana, crees que a ella le gustara saber que has tenido sexo
con otra.
—Ella tiene sexo con Jasón.
—Entonces es como una venganza.

—No, nena, pero ambos disfrutamos, y no debemos


arrepentirnos. Lo que suceda entre nosotros no debe hacer que
nos arrepentimos. Los deseaba tanto como tú.

Meredith no podía negarlo, su cuerpo había respondido


como su estuviera hambrienta de él. Estaba tan confundida
porque mientras había estado entre los brazos de Dereck, se
había olvidado por completo de que Jasón existía.
—Creo que no es el mejor momento para hablarlo,
teníamos un plan y creo recordar que no incluía sexo.

—Nena, que pasa si modificamos el plan.


—¿Qué quieres decir? —preguntó Meredith.

—Lo hemos pasado muy bien, nos complementamos a


la perfección, no hay nada de malo en que disfrutemos del
sexo en lo que logramos nuestros objetivos.

—Aun quieres recuperar a Johana.


—¿Y tú?, quieres recuperar a Jasón.
Meredith se mordió el labio inferior, porque lo que
acababa de hacer no lo haría una mujer enamorada, pero sabía
que su corazón le pertenecía a Jasón, o por lo menos era lo que
creía, ¡qué demonios le sucedía!
—Vamos, Meredith no lo pienses tanto. Esto será solo
sexo y en cuanto Jasón y Johana terminen cada uno tomará su
camino que tenía planeado.
Tal vez estaba loca o quizás fueran las endorfinas que
inundaban su cuerpo después de tener una dosis de sexo que le
había dejado las piernas temblando, pero estaba cansada de
estar sola y autocompadecerse, no perdería nada, si Jasón
regresaba a su lado dejaría a Dereck para seguir al amor de su
vida, y si no funcionada y Jasón decidía seguir con Johana,
entonces por lo menos habría tenido un sexo estupendo que le
dejaba fundidos los plomos.

—Nada de romance, solo puro sexo Dereck, no quiero


despedidas angustiantes, ni verte llorar cuando nos separemos.
—Nadie llorará, nena —dijo Dereck sonriendo, la
atrajo de nuevo a la cama colocándose sobre de ella —no
pienso enamorarme de ti.
—Eso espero, porque soy demasiado irresistible. —
Dereck entró en ella haciéndola que perdiera todo
razonamiento lógico, la ducha que iban a tomar se alargó tanto
que ni siquiera bajaron a cenar, dios, ese hombre hacia
maravillas, y lo que más se temía era que mientras estaba en
sus brazos no le dedicaba ni un solo pensamiento a Jasón.

La luz de amanecer se colaba por la ventana, se giró al


lugar donde Dereck había dormido y se dio cuenta de que no
estaba, tomó su móvil de la mesita de noche y se dio cuenta de
que eran cerca de las diez de la mañana, demonios, se había
quedado dormida, gritó asustada cuando vio que Tamy estaba
sentada en el pequeño silloncito que había junto a la ventana.
—Hola bella durmiente, disculpa que haya abierto la
ventana, pero esta habitación olía a sexo desenfrenado.

Meredith se ocultó bajo las sábanas, dios, se tuvo que


recordar que era una mujer libre y que nadie la podía juzgar, el
sexo era parte de la vida de todos, así que era como correr,
vale tal vez no de esa manera, pero es algo completamente
natural.
—El sexo es algo natural —dijo descubriendo su
rostro.
—Lo sé y no te juzgo, teniendo a ese hombre
durmiendo a tu lado, es normal que cayeras entre sus brazos,
pero ahora cuéntame todo, quiero detalles, y cuando digo
detalles, es medida, sabor, y, sobre todo, disfrutaste tanto como
se escuchaba en tus gritos o solo fingías.
Meredith se quería morir de la vergüenza, es que Tamy
no tenía filtro en la lengua, dios.
—¡Tamy!, no te pienso contar nada.
—Ya no hace falta, tus gritos pidiendo más y como
terminabas nos dieron una idea de lo mucho que disfrutaste. —
Meredith le aventó una almohada para que dejara de
mortificarla.
—¡Por dios, Tamy!
—Si definitivamente algo así gritabas, pero en lugar de
mi nombre gritabas Dereck.
—Deja de torturarme, necesito bañarme y tomar una
buena taza de café. No puedo soportarte antes de eso.
—Vale, te dejo para que te duches y te quites ese olor a
Dereck, por cierto, a Johana le ha caído como una patada en el
estómago, el que tuviera que compartir habitación conmigo, y
no creas que estaba extasiada escuchando tus gritos de placer,
bien hecho amiga, de esa manera esa mujer regresara más
rápido a los brazos de Dereck.
—Me olvide por completo de esa mujer, cuéntame
todo.
—Primero dúchate, y lávate bien la boca, no sé qué es
lo que has metido ahí desde que te encerraste en esta
habitación.

—¡Tamy! —la almohada que le aventó se quedó tirada


en el suelo, pues su amiga ya había salido corriendo de la
habitación, escuchó su risa por el pasillo, era una descarada de
cuidado.
Capítulo 8

Las palabras de Tamy rondaban en su mente desde que


se había metido en la ducha, era cierto que de esa manera
Johana se pondría celosa, vamos, es que Dereck era un hacha
en la cama, Jasón era bueno, pero no tenía comparación, dios
estaba tan confundida, se maldijo por haber aceptado el
mentado trató de Dereck, pero es que estaba loca, como podría
tener sexo cada noche con ese hombre y no sentir algo por él,
no Meredith debes proteger tu corazón, puedes disfrutar del
sexo, pero no te enamores, porque en cuanto Dereck consiga
que Johana vuelva a su lado te dará una patada en el culo y
seguirá con su vida.
Bajó a desayunar muriéndose de la vergüenza, sobre
todo porque Tamy no disimulaba su risa de burla, Martha le
sirvió una taza de café y ella casi se abalanzó sobre de ella,
haciendo reír a su amiga.
—Ves lo que provoca el amor Martha —dijo Tamy,
para mas inri.
—Lo sé, niña —respondió la nana de Dereck soñadora
— si mi esposo no hubiera muerto, aun seguiría sin dejarme
dormir, y es que mi niño es muy pasional, pero debes de
gustarle mucho Meredith porque eres la primera mujer que
presenta oficialmente a sus padres.
—¿Y Johana?
—Oh, esa relación estaba abocada al fracaso, se
conocen de toda la vida, yo les dije que mi niño necesitaba una
mujer que lo comprendiera y que entendiera que su vida es
muy ajetreada, Johana es muy hermosa pero también es
caprichosa, y no le gustaba sentirse que era la segunda en todo,
pues para ni niño lo primero es el trabajo, así que trata de ser
compresiva, aunque te repito, eres la primera con la que
comporta así. Espero que pronto nos dé nietos para que esta
casa este llena de niños.
Meredith escupió el café que se acaba de tomar, dios, si
esa mujer supiera que era solo su novia de pega, se llevaría
una gran decepción.
—Nos estamos conociendo apenas.

—Ya escuchamos lo mucho que se conocían anoche. Si


hasta pasaron de la cena olímpicamente —dijo su amiga como
si nada.

Meredith le dio una patada a Tamy por debajo de la


mesa.
—Perdón a veces me dan espasmos —dijo metiéndose
los huevos revueltos a la boca, dios, con tanta actividad física
le supieron a gloria.
—Te comprendo, debe ser por tanto sexo que tuviste
ayer.

De no ser porque era su mejor amiga, la mataría y


escondería su cuerpo en algún sótano donde no lo pudieran
encontrar, es que era una bocazas.

—¿Y todos los demás? —preguntó terminando de


comer.
—Carol y Johana ha ido al pueblo, Dereck, su padre y
Jasón se fueron a ver como marcaban las reses, estarán mas al
norte, puedes ir verlos, a menos que quieras ir a alcanzar a
Carol al pueblo, al parecer la señorita de ciudad necesitaba
ropa adecuada para estar aquí.

—No te cae bien Johana —preguntó Tamy muy


interesada.

—No es eso, es una chica encantadora, pero cuando


dejó a mi niño, este lo pasó muy mal, se que no la ama, pero
supongo que no supo lidiar con una ruptura así, lo peor es que
comenzó la relación con Jasón que es el mejor amigo de mi
niño, sin que él lo supiera.

—Es una zorra —dijo Meredith llevando el plato al


fregadero para lavarlo.

—Algo así, pero ya sabíamos que esa relación no


funcionaria, prácticamente sus padres lo obligaron, así que
aprovecha esta oportunidad, mi niño es un buen partido, puede
que la empresa lo consuma, pero estoy segura de que si te
entrega su corazón serás lo primero en su vida.

Meredith sonrió de medio lado, vaya, en ese momento


una sensación extraña se apoderó de ella, solo pensar que un
hombre como Dereck le entregará su corazón la ponía a
temblar, Dereck era el sueño de toda mujer, y ella no era de
piedra, le había a advertido a Dereck que no se enamorará de
ella, pero en realidad la que debía tener cuidado de no perder
su corazón era ella.
Después de desayunar en condiciones, salieron de la
casa, para buscar a Dereck, Tamy sabía cabalgar muy bien, así
que ella controló al caballo en el que se subieron, Meredith era
muy patosa para esas cosas, incluso en su examen para sacar el
carnet lo tuvo que repetir tres veces.

Martha les había dicho que estarían en los cercados del


norte, así que se dirigieron hacia allá, le gustaba ver los frescos
prados, el aire golpeaba su rostro y el sol les daba de lleno
también, se maldijo por no haber llevado una gorra, en cuanto
vieron los cercados, sonrieron, Meredith se quedó
impresionada al ver como marcaban las reses, Dereck tenía el
torso descubierto mientras ayudaba a sujetar las reses. Tamy
acercó el caballo hasta el lugar y en cuanto bajó de él puso los
ojos en blanco al ver que ella estaba absorta mirando a Dereck.

—Cierra la boca Meredith que se te meterán las


moscas.

Meredith lo hizo en el acto y dejó que su amiga la


ayudara a bajar, pero en cuanto lo iba a hacer no la sostuvo
bien y Meredith se cayó del caballo gritando.

—¡Tamy!

—Disculpa, pero me ha vencido tu peso y quería


comprobar algo.
En un abrir y cerrar de ojos Dereck estaba a su lado
mirándola preocupado.

—Nena, estás bien, ¿qué te sucedió? —La


preocupación en el rostro de Dereck la enterneció.
—Sí, me he caído al querer bajar del caballo. —Dereck
la tomó en brazos y la cargó hasta sentarla en su camioneta —.
No es nada Dereck solo es un rasguño.
—Eres un peligro Meredith, ayer te caíste de la moto y
hoy de un caballo.

Por suerte no tenía ni un rasguño, porque si no ese


hombre haría un drama.

—Ha sido un accidente.

—Vamos te llevo a la casa.

—No, quiero ver como marcan las reses, a sonado más


aparatoso de lo que es, anda, enséñame cómo es tu trabajo.

Dereck le dio un beso en los labios y después de


asegurarse que estaba bien, la dejó acercarse al corral, Joe el
padre de Dereck estaba sentado junto a Jasón que veían como
Dereck estaba dentro del cercado trabajando, Meredith se
cubrió del sol con su mano, pues le daba directo en el rostro.
Jasón se acercó hasta ella, sentándose a su lado.

—No imaginé que vendrías a este lugar Meredith,


siempre me pareciste una chica de ciudad.

—El amor te hace cometer locuras.

—¿Y por eso me has venido siguiendo hasta este


lugar?
—¿Qué?, claro que no, Dereck me invitó a conocer a
su familia.
—Hasta hace unas semanas llorabas porque no te
dejara, y de pronto apareces enamorada de mi amigo, qué te
propones, es tu venganza, seducirás a mi amigo para hacerme
sentir mal.
Meredith se volvió a verlo impresionada, era un
estúpido de cuidado.

—¿Estás loco?, creo recordar que dijiste que el amor


era así, y bueno Dereck es un hombre brillante, inteligente,
guapo, y en la cama es buenísimo, esa absurda idea de
venganza solo esta en tu mente. ¿Qué esperabas, que me
arrastrara hasta ti, rogándote una oportunidad?

—Me amas a mi Meredith, que no se te olvide eso


mientras estas con él en la cama.

—Lo siento, pero eres en lo último que pienso mientras


estoy entre sus brazos.

—No se de que me extraña, siempre supe que Dereck


estaba enamorado de ti, si hasta comenzó a salir con Johana en
la misma semana en la que le conté que estábamos saliendo
juntos.

Meredith se quedó muda al escucharlo, no, Dereck no


podía estar enamorado de ella. Como si lo hubiera llamado con
el pensamiento Dereck llegó hasta ella y la abrazó para
acercarla hasta él, le dio un beso en los labios que hizo que los
peones se pusieran a vitorearlos, Meredith sonrió mientras la
dejaba en el suelo, luego le puso su sombrero, para cubrirla del
sol.

—Te está molestando Jasón.


—No, solamente platicábamos de lo que harán en estos
días.
Vio en su mirada que no la creyó, pero aun así asintió
con la cabeza y se alejó dejándola ahí parada, ella se acercó al
cercado y se subió de nuevo junto a Jasón.
—Vaya, esta celoso, quién lo diría el temible Dereck
Templenton se ha enamorado de verdad.

—Y tú, alguna vez lo has estado.


—Sí.

—Bueno, voy a platicar con mi amiga Tamy.


—Cuidado tiende a golpear de la nada.
—Sí, pero no es de la nada, solo cuando lastiman algo
que ella quiere.
Se alejó de Jasón y se acercó a Tamy que estaba
platicando con uno de los vaqueros, en cuanto la vio le dijo
algo al vaquero que lo sonrojó y después se alejó de él.
—Pobre hombre qué le has dicho.

—Me ha invitado a una cena que harán al rato, estarán


todos los vaqueros y sus novias, al parecer vendrá un grupo a
tocar cerca de los barracones donde ellos duermen, así que
oficialmente tengo una cita. —Su amiga parecía estar tocando
las estrellas.
—He estado platicando con Jasón —dijo mordiéndose
el labio inferior.

—¿Y?, lo habéis arreglado ya, va a dejar a la zorra de


Johana.
—No —dijo apretando sus manos, Tamy vio su
nerviosismo.
—¿Qué sucede?

—Es posible que ya no esté enamorada de Jasón.


—Después del maratón de sexo con Dereck cualquiera
se colaría por él. Te ha reiniciado por completo.

—Es en serio Tamy, dime, el amor no es así, cuando


amas a una persona se supone que no quieres estar con nadie
más, y durante los dos años que hemos estado juntos así ha
sido, pero ahora, que hemos platicado, su actitud me ha dejado
sin palabras, dice que lo amo y que recuerde eso cuando este
en la cama con Dereck, también me ha dicho que Dereck
siempre ha estado enamorado de mi pero eso no puede ser
posible, debe de haber un error, pero lo que más me preocupa
es que ese amor que sentía por Jasón de repente se a esfumado.

—O jamás a existido, vamos, cariño, te aferraste a él


porque era como un ídolo, era tu jefe, y es normal que te
deslumbraras por él y por todo el lujo que lo rodeaba, pero de
ahí a amarlo, bueno, no lo sé, él nunca te hizo un espacio en su
vida, te utilizaba para tener sexo gratis y a la mano, siempre te
lo dije, pero tú lo tenías idealizado, no había poder humano
que te hiciera cambiar de opinión. Tal vez es por todos los
orgasmos que te proporcionó anoche Dereck que ahora Jasón
ya no te interesa. Dime una cosa, sientes lo mismo en la cama
estando con Dereck que por Jasón.

—Siendo sincera, no, ni de cerca.


—¿Así de bueno es Dereck? —dijo su amiga
pícaramente.
—Así de bueno —le respondió Meredith mirando a
todos lados.

—Bueno pues sino quieres que te lo ganen, creo que lo


debes hacer es conquistar a Dereck, nunca había visto que te
brillaran tanto los ojos como esta mañana, es guapo,
inteligente, un hombre por el que muchas mujeres matarían.

—Crees que no lo sé, pero hemos hecho un trato,


seguiremos nuestro plan para reconquistar a Jasón y Johana,
aunque le hemos añadido el sexo, sin enamorarnos, después
solo nos despediremos en plan de amigos.
—Es lo más estúpido que he escuchado, pero, puede
funcionar, ahora solo pégate a Dereck como una lapa y
exprímelo en la cama hasta que se olvide de esa estúpida idea
de volver con su exnovia.
—Y si es un error, hasta el día de ayer, pensaba que
amaba a Jasón.
—Bueno, solo piensa, después de estar con Dereck,
que sentirías si Dereck se va con Johana.

La solo idea la aterraba, pero ¿por qué?, había


convivido varios meses con Dereck en la oficina, lo había
visto junto a Johana y no había sentido celos, pero ahora no le
agradaba nada que Dereck se acercara a esa zorra.
Vieron una camioneta que se acercaba y llegaba hasta
el cercado, Carol venía manejándola, así que seguramente
también venia la zorra de Johana.
—Ahí tienes a tu rival, te recomiendo que vayas a
marcar territorio.
—No sería raro que lo hiciera, se supone que debemos
de acercarnos a ellos.

—Dereck lo hizo, no te quitaba la mirada mientras


hablabas con Jasón, parecía que saltaría en cualquier
momento, hasta que vio tu rostro y fue a dejarte el sombrero.

—Crees que pueda estar interesado en mí.


—Cariño, no te ha quitado el ojo, y eso que estas
hablando conmigo. Mira su madre esta tratando de llamar su
atención para que se acerque a saludar y él está mirándote.
Meredith giró la vista al cercado y vio que Dereck la
miraba tal como decía su amiga, le sonrió y lo saludó con la
mano, Dereck le hizo una seña para que se acercara, y ella fue
dejando a Tamy con la palabra en la boca.
—Par de tontos —dijo Tamy mirando como su amiga
se acercaba hasta Dereck, este la tomó por la cintura y la besó
de manera efusiva, para solo quererla como novia de pega, no
podía apartar las manos de ella.

Meredith sonrió mientras Dereck le daba de vueltas, y


la besaba, solo de pensar en lo que dirían de ellos se sonrojaba.
—Creo que tu madre quiere que te acerques a saludar a
Johana —le dijo Meredith en cuanto la dejó en el suelo.
—Vamos, nena, después te llevaré a conocer el lago, y
hoy los peones tendrán una celebración, podemos acercarnos.

—No me han invitado.


—Saben que eres mi novia, y puesto que yo he pagado
la fiesta no creo que se necesite invitación.
Meredith sonrió porque había planeado toda la tarde
para ellos solos, en lugar de dedicarse a recuperar a Johana, le
dio un beso y después tomó su mano para acercarla hasta la
camioneta de su madre donde la zorra de Johana estaba parada
junto a su futura suegra.

—Madre, qué tal las compras en el pueblo.


—Fantásticas hijo, hemos comprado algunas cosas
para la fiesta de aniversario, Johana me ha ayudado, sabes que
tiene excelente gusto.
—Dereck, que gusto verte de nuevo —dijo Johana
mirando a Dereck con deseo.

—Johana, gracias por haber acompañado a mi madre


en el pueblo, madre he decidido que pasaré el resto del día con
mi novia, como bien dijiste la llevaré a conocer el lago y
después asistiremos a la fiesta de los peones.
—¿Tendrán una fiesta? —vaya al parecer la zorra no se
daba por enterada, Dereck le había hecho un corte de la
conversación y ella seguía queriendo llamar su atención,
Meredith se pegó mas al cuerpo de Dereck y este la tomó por
la cintura poniéndola delante de él, como si fuera su escudo
protector, Meredith sonrió, pero dio saltó cuando Dereck le dio
un mordisco en el cuello.
—Sí, Jasón está invitado, así que seguramente ahí los
veremos. Vamos nena, te enseñaré a cabalgar.
Meredith buscó a Tamy con la mirada y la vio
platicando con el mismo vaquero, esperaba que no lo metiera
en problemas por distraerlo de su trabajo. Los padres de
Dereck se les quedaron mirando mientras se subían al caballo,
cabalgaron por varios minutos en completo silencio, hasta
alejarse de todos.
—Bien, nena, te daré tu primera lección para cabalgar
—Dereck puso sus labios sobre su cuello y Meredith giró su
rostro para darle mejor acceso —que bien hueles nena.
—Y eso que estoy sudada, pero me ibas a enseñar a
cabalgar.

—Bien, tomas las riendas, nena.


—¿Qué?, ¿Ahora? —dijo Meredith nerviosa, nunca
había llevado las riendas de un caballo.

Dereck le dio las riendas el caballo y Meredith las


tomó entre sus manos.

—Bien, nena, ahora debes apretar tus muslos, con


firmeza, pero también con suavidad —la voz enronquecida de
Dereck estaba cerca de su oído estremeciéndola —vamos,
nena, guía las riendas para que el caballo siga por el sendero,
aprieta tus piernas.
Dios, se estaba convirtiendo en una pervertida, como
pueden esas palabras excitarla, Dereck aprovechó que
Meredith llevaba las riendas del caballo para subir sus manos
hasta sus pechos y acariciarlos con suavidad, dios, ese hombre
la mataría.
—Dereck no creo que de esta manera enseñen a
cabalgar en la ciudad.
—No, pero es que no todos tienen una mujer tan
hermosa como tú a su lado.

—¡Por dios, Dereck!, no sigas. —Meredith no se podía


mover, porque de hacerlo, podía descontrolar al caballo.
—Tú solo mantén las riendas bien sujetas. —Dereck
bajó una de sus manos y las metió dentro de la cinturilla de su
pantalón, dios, en cuanto Dereck acarició sus húmedos
pliegues con su dedo sintió que se moría de placer. La otra
mano torturaba sus pezones por debajo de su blusa y Meredith
estaba perdida, el dedo de Dereck se movía tan rápido, que la
estaba llevando a rozar la locura.
—Me encanta como tu cuerpo me responde, nena,
estás tan húmeda. Vamos, cielo, córrete.
Meredith gritó cuando el placer inundó todo su cuerpo,
era una locura, pero dios, lo había disfrutado como nunca,
Dereck la tomó por la cintura y la sentó de tal manera que sus
rostros quedaran frente a frente, arrebatándole las riendas,
Meredith aun tenía los ojos cerrados disfrutando del orgasmo
tan intenso que la invadió, Dereck besó sus labios, y ella
disfrutó de esa sensación, eran tan cálidos y apasionados que
sentían que le robaban el alma.
—Estoy segura de que te harás millonario si das estas
clases a todas las mujeres.
Dereck sonrió besando su cuello.
—Tal vez, pero prefiero reservar estas clases solo para
ti, nena.
Meredith se recostó sobre su pecho y dejó que su
cuello laxo descansara. No supo cuánto tiempo estuvieron
cabalgando, hasta que llegaron a un prado donde se encontraba
el lago del que había hablado la madre de Dereck.
—Es hermoso, Dereck.
—Sí, espera a que te metas, el agua es magnífica.
Dereck se acercó hasta el lago y la ayudó a bajar del
caballo, pero la sostuvo entre sus brazos mas tiempo del
debido, dándole un beso en los labios, Meredith sonrió,
acariciando su rostro, en los años que llevaba de conocerlo, no
le había prestado demasiada atención, o tal vez sí, sabía que
tenía un lunar muy cerca del ojo derecho y que sus ojos grises
hechizaban a cualquier mujer incluida ella.
En cuanto dejaron el caballo amarrado, Dereck
comenzó a desabotonar su camisa quitándosela, Meredith no
podía apartar la mirada de él, se estaba volviendo adicta a ese
hombre, Dereck la atrajo hasta su cuerpo besándola con pasión
hasta que perdió la razón por completo, estaba tan entregada
que no se dio cuenta de que Dereck se acercaba a la orilla del
lago y la lazaba dentro del agua, Meredith de la sorpresa gritó,
y su boca se llenó de agua lo que la hizo toser con fuerza.
—¡Eres un estúpido, Dereck!
—Lo siento, nena, creí que estabas lista para nadar.

Dereck nadó hasta ella y la atrajo de nuevo entre sus


brazos besándola, Meredith en ese instante se olvido de hasta
su nombre, hicieron el amor de una manera tan pasional,
ambos gritaron sus nombres al llegar al éxtasis, Meredith
sentía que estaba flotando entre nubes.
Nadaron un rato, pero Meredith se moría de hambre,
así que se cambiaron para regresar a la casa.
—Vaya, llevaré mi ropa toda mojada. —Meredith miró
a Dereck como si todo fuera su culpa.

—Estás preciosa, nena.


—Con esta pinta, estaré tan elegante para llegar a la
cena de los peones.

—Primero pasaremos por casa, a si te cambiaras y


estarás más cómoda.
—Tamy debe estar odiándome, la he dejado sola.

—No creo, hay un vaquero que la mantendría ocupada.


Le he dado la tarde a Erick para que saliera con tu amiga.
Meredith sonrió feliz por su amiga, y después se lanzó
a los brazos de Dereck, besando su rostro.
—Eres el mejor novio de pega del mundo.
Capítulo 9

En cuanto se bajaron del caballo, Meredith le dio un


beso en los labios a Dereck y entró en la casa, Carol y Johana
estaban en la salita tomando una limonada.
—Querida, pero qué te ha pasado, estas empapada —
Meredith sonrió a Carol, pero su sonrisa murió en sus labios
cuando vio que la miraba como si estuviera loca.
—Dereck me ha llevado a nadar al lago. — Solo he
venido a cambiarme para ir a la cena con los peones.
Carol le sonrió de manera fingida y Meredith no supo
por qué, pero esa sonrisa le dolió mucho.
—Bien querida, será mejor que tomes un baño.
Meredith se giró para subir las escaleras y de espaldas
escuchó que Johana decía que era un desastre. Se apresuró a
darse una ducha y se puso un vestido blanco con pequeñas
flores, la falda caía sobre sus rodillas de manera vaporosa,
tenía unos pequeños tirantes, así que no podría llevar
sujetador, pero eso no importaba, se puso unas sandalias
plateadas y se recogió su cabello en una coleta alta, se
maquilló de manera muy discreta porque solo sería una cena
con los peones.
Dereck se duchó también y se vistió con unos vaqueros
negros y una camisa blanca que llevaba arremangada hasta los
codos, estaba tan guapo que quitaba el aliento.
—Estás preciosa nena, esta noche tendré que espantar a
algunos moscones.

—No lo creo, todos saben que estoy contigo.


—Por la cuenta que les trae espero que sea así.
Cuando bajaron ya todos en la casa se habían
marchado, incluso Tamy, al parecer Erick había pasado por
ella, se subieron a la camioneta y Dereck manejó hasta llegar a
los barrancones, a Meredith no se le quitaba de la cabeza la
mirada de la madre de Dereck, pero era mejor no pensar
mucho en eso, no es como que se fueran a casar, de hecho, en
cuanto Dereck tuviera la oportunidad la votaría para regresar
con Johana. La fiesta parecía estar muy animada, los hombres
habían sacado varias mesas y las habían puesto afuera de los
barrancones para que todos cenaran, un grupo de música
country esta tocando y algunas parejas se animaron a bailar.
Se sentaron en una de las mesas largas junto a los
padres de Dereck, Jasón y Johana estaban sentados frente a
ellos, lo que era un completo fastidio porque tenía que verle la
cara a esa mujer. Después de cenar estuvieron charlando,
Dereck le contaba todos los planes que tenía para el rancho, y
Meredith estaba asombrada, en la ciudad era un hombre muy
activo que no hacia más que generar dinero, y aun con eso
tenía tiempo para sacar adelante el rancho, escuchó atenta que
se realizaría un rodeo en la feria del ganado en el pueblo y
todos estaban muy animados.
—Harán un gran baile así que todos asistiremos —dijo
Dereck mientras bebía una cerveza, Meredith vio como su
nuez bajaba y subía al pasar su bebida poniéndola nerviosa.
Dios se estaba volviendo adicta a ese hombre y todo en él lo
veía tan masculino. Tamy que estaba sentada a su lado llamó
su atención.
—¿Qué tal le paseo al lago? Me han dicho que es
hermoso.

Fue imposible que Meredith no se sonrojara solo de


recordar ese paseo.

—Ya veo, Erick me ha dicho que el fin de semana me


llevará a hacer un día de campo.
—Te va a gustar.

—Se me va la mitad de bien que, a ti, lo disfrutaré


como nunca.

Meredith le hizo una seña con los ojos a Tamy


preguntándole que si aún no habían pasado al siguiente nivel
con Erick.

—No, se me resiste, pero dice que me iré pronto, así


que tal vez solo estoy haciendo el tonto.
—Jasón baila conmigo —dijo la madre de Dereck
sonriéndole a Jasón.
—Sera un placer Carol.

Un silencio incomodo se formó en la mesa, pero


después de unos minutos el padre de Dereck sonrió a todos.
—Bueno ya que me quedado sin pareja para el baile,
Meredith te apetece bailar. —Ella casi escupe la cerveza que
estaba tomando, provocando que cerrara los labios, casi
ahogándose. Miró a Dereck como pidiéndole permiso y este le
dijo que si, así que como no quería quedar mal se levantó
sonriendo, Tamy hizo lo mismo con Erick, el ambiente estaba
muy festivo, ya que las parejas estaban muy animadas al ritmo
de la música.

—Tengo que confesar que no se bailar esta música Joe


—dijo Meredith dejándose guiar.
—Descuida yo tampoco, pero aprovechemos este baile
para platicar, ¿Cómo va la relación con mi hijo?, nos ha
tomado por sorpresa que apareciera con una novia de la que no
teníamos conocimiento, creímos que mantenían una relación
plenamente de jefe empleado, de hecho siempre que nos
reuníamos tu nombre salía a relucir pero no para bien, mi hijo
siempre se quejaba de que le quitabas el tiempo a Jasón,
recuerdo que en una ocasión le dije que porque no te despedía,
y me dijo que no, que no quería tener problemas legales y que
solo eras un capricho para Jasón y obviamente él era un boleto
para ascender en el trabajo.

Vaya al parecer el padre de Dereck también la


consideraba una amenaza.
—No sé que decir —dijo sinceramente, sabía que
Dereck no la tragaba, pero de ahí a que la considerara una
oportunista había mucha diferencia, porque él sabía bien que si
tenía ese puesto es porque estaba calificada para él.
—Puedes comenzar diciéndome qué es lo que te
propones, cómo no pudiste con Jasón ahora has decidido ir a
por mi hijo. —La mirada de ese hombre la puso nerviosa, es
que era una locura.

—No puede estar mas lejos de la realidad, Dereck


estaba pasando por una mala racha por la ruptura con Johana y
yo lo estaba porque Jasón me había dejado, así que nos
hicimos compañía, de ahí surgió esta relación, pero solo es
momentánea, no creo que dure demasiado.

—¿No?, ¿Por qué? —dijo ese hombre escudriñando su


semblante.

—No es obvio, somos personas totalmente distintas,


puede que estemos disfrutando del momento, pero es
simplemente eso, si a esto le suma que los padres de mi novio
no me toleran o me creen una oportunista, esta relación está
más que destinada al fracaso.

—Míralo Meredith, observa a Dereck en este preciso


instante, y dime si te vas a interponer a esa felicidad.

Meredith buscó a Dereck en la mesa, pero ya no estaba


ahí, su mirada lo buscó en donde las parejas estaban bailando
y lo encontró bailando juntó a Johana que seguramente le
estaba diciendo algo muy divertido porque Dereck estaba de lo
más sonriente con ella, la mano de Dereck se ajustaba a la
cintura de Johana que estaba demasiado pegada a él para su
gusto. Por un segundo el corazón de Meredith se detuvo
sintiendo una punzada de dolor, al ver la felicidad en los ojos
de Dereck.

—Vaya, veo que has sido lo suficientemente tonta


como para enamorarte de mi hijo.
—¿Qué? —preguntó Meredith saliendo de sus
pensamientos.

—Tu mirada se ha ensombrecido como si estuvieras


presente en un choque de auto que no puedes detener, y así es,
ellos se aman, puede que Johana cometiera un error, pero ama
a mi hijo y luchara por él. Así que lo mejor es que le dejes el
camino libre. —En cuanto terminó de decir esas palabras se
alejó dejándola sola entre las parejas que bailaban, Dereck
seguía mirando a Johana ajeno a lo que sucedía. Una mano la
tomó por la cintura sobresaltándola.

—Bailas conmigo, cielo. —Meredith vio que quien le


hablaba era Jasón que le sonreía con su sonrisa más seductora,
pero por primera vez en dos años esa mirada y su sonrisa no la
derritieron, tenía un extraño vacío en el pecho que le
dificultaba respirar. Se dejó llevar por Jasón como si estuviera
en piloto automático, aunque quisiera no podía apartar la
mirada de Dereck.
—¿Temes que te roben a tu novio? —Meredith lo miró
y por un segundo se preguntó qué demonios le había visto a
ese hombre.
—No, Dereck no es así.

Jasón la guio mientras bailaban, pero, aunque trató de


acercarla más a su cuerpo ella se alejó lo suficiente para no
sentirse incomoda.

—Johana y yo hemos terminado, cielo, crees que


puedas darme una oportunidad.

Meredith se detuvo al escuchar esas palabras.


—¿Por qué?
—No es obvio, al parecer extraña a su antiguo novio y
quiere recuperarlo. ¿Qué piensas de eso?
—No soy la dueña de Dereck, puede volver junto a ella
cuando quiera.
Como no quería seguir escuchándolo se separó de
Jasón, estaba harta de que todos opinaran de su relación. Se
sentó en la mesa donde habían cenado, y miró como Dereck
baila, aunque ahora la miraba a ella, los ojos de Meredith no
tenían el mismo brillo de cuando llegaron a la fiesta, ella solo
podía pensar que estaba llegando al final de la supuesta
relación con Dereck.
¿Qué seguía?, estaba claro Dereck recuperaría a su
antigua novia esa noche, y ella ahora sobraba, pero no
entendía porque le dolía tanto el corazón, tal vez el padre de
Dereck tenía razón y se había enamorado como una estúpida
de Dereck. Lo que era una locura, nadie se enamora en
cuestión de días.
Miró a Tamy y vio lo feliz que era bailando con Erick
que le susurraba cosas al oído, su amiga disfrutaba mucho y
por su mirada podía deducir que estaba enamorada. Estaba
hecha un lio, al ver que ahora ella era la que sobraba en esa
fiesta, caminó hasta la casa, tal vez cambiaria sus pertenencias
a la habitación de Tamy, seguramente Dereck querría
recuperar el tiempo perdido con Johana, el simple pensamiento
de ellos dos en la cama, hacía que le dieran unas nauseas, esa
mujer era una maldita zorra, y que tuviera a Dereck a sus pies
la ponía enferma.
En cuanto llegó a la habitación, comenzó a recoger su
ropa, una lágrima resbaló por su mejilla, es que era idiota, no
entendía como se pudo enamorar de Dereck, era un hombre
prohibido y ella fue ha hacer todo lo contrario, había roto el
trató, no podían enamorarse.
—¿Qué estas haciendo? —La voz de Dereck la
sobresaltó.
—Me has asustado, creí que seguirías bailando con
Johana.

—No, en cuanto vi que te marchabas te seguí. —


Dereck se acercó hasta ella, y su mirada no presagiaba nada
bueno.

—Creí que te estaría diciendo la buena noticia, al


parecer ella y Jasón terminaron. Esta es tu oportunidad
Dereck, al fin vas a poder recuperarla.

—Y, ¿qué sucede si no quiero recuperarla?, ¿por qué


estás guardando tu ropa? —Dereck posó su mano en su
mejilla, acercándola a su rostro.

—Ese era nuestro objetivo, que recuperaras a Johana.


—¿Quieres seguir con el trató Meredith?, porque yo
no.

—Debes recuperar a Johana, recuerda que la amas.


Aunque Meredith se moría de ganas por decirle que no
la dejara que lo amaba, las palabras de su padre hicieron un
hueco en su mente, era obvio que no tenían ningún futuro
juntos, tal vez hubieran pasado unos días magníficos, pero, un
futuro juntos era impensable.
—Estás segura de esto Meredith, quieres que en este
momento nos separemos para continuar nuestras vidas al lado
de dos personas a las que no amamos. —Meredith cerró los
ojos, porque lo que estaba a punto de hacer era lo más difícil
que había hecho en su vida.
—Sí, tienes que recuperar a Johana, amas a esa mujer y
mereces ser feliz a su lado —dijo Meredith sintiendo que se le
desgarraba el alma.
—Está bien Meredith, —en cuanto escuchó esas
palabras todo se derrumbó dentro de ella, lo había perdido, era
una cobrade que no podía luchar por el amor de Dereck, tal
vez él no la amara pero lo que sentía cuando estaba a su lado
no podía ser fingido, pero tenía que aceptar la realidad, Dereck
no era suyo ni nunca lo sería —Ahora dímelo sin llorar, nena,
dímelo mirándome a los ojos, dime que quieres que me
marche a buscar a Johana y que lo que hemos tenido estos días
se terminó para siempre, dímelo.
Dereck estaba tan cerca de ella que sus rostros casi se
rozaban, ni siquiera se dio cuenta de que estaba llorando, hasta
que Dereck limpio una de sus lágrimas con sus labios, cerró
los ojos disfrutando del momento.
—Vamos, nena, dime qué es lo que quieres —le rogó
Dereck.
—Te necesito a ti, Dereck. —Meredith se rindió, y sin
poder contenerse acercó sus labios a los de Dereck y él se
apoderó de los de ella, ni siquiera hicieron falta palabras,
Dereck la llevó hasta la cama dejándola sobre de ella,
Meredith miró sus ojos y vio un brillo especial en ellos, era
como si realmente estuviera feliz de estar con ella.
Hicieron el amor de una manera tan sublime que
cuando Dereck entró en ella una lágrima de felicidad rodó por
su mejilla, se complementaban de tal manera que a Meredith le
daba miedo perderlo en cualquier momento. Dereck la amó
toda la noche, hasta que Meredith pidió clemencia,
quedándose dormida sobre su pecho.

Dereck aprovechó el momento para acariciar su cabello


y sonrió mirando su rostro dormido, estiró el brazo a la mesita
de noche y sacó una cajita de terciopelo, con el anillo de
compromiso que le daría, la fiesta de aniversario de sus padres
sería una buena ocasión.
La luz de la mañana los sorprendió y Meredith acarició
el desnudo pecho de Dereck, bajó su mano hasta llegar a su
miembro erecto, sintiéndose poderosa se subió a horcadas
sobre Dereck introduciéndose su miembro gimiendo de placer.

—Si esta es tu manera de dar los buenos días, nena,


creo que seré muy afortunado.
Meredith sonrió mientras seguía cabalgando sobre de
Dereck con un ritmo tan frentico que los llevó al éxtasis a los
dos quedándose recostados tratando de normalizar sus
respiraciones.

—¿Ahora que sigue Dereck? —preguntó Meredith


mordiéndose el labio inferior con nerviosismo.
—Si me das unos minutos, te enseñaré a cabalgar de
nuevo.
—Sabes que no me refiero a eso, qué es lo que sigue
para nosotros, seguiremos siendo jefe y empleada.
—Nosotros no solo somos jefe y empleada, somas
más, nena, mucho más. Meredith ¿quieres ser mi novia?

Meredith que no se esperaba esa pregunta se levantó


llevándose la sabana para cubrirse.
—¿Novia?, novia de verdad —dijo alucinada.

—Novia de verdad, cielo, con todo lo que eso implica,


y con eso me refiero a que si alguien te vuelve a tocar como lo
ha hecho Jasón esta noche, me tendrás que sacar de prisión.

—Pero que pasara con nuestro trato, quedamos que no


nos enamoraríamos. Dereck la atrajo ente sus brazos besándola
de nuevo.

—Olvida el trato, nena, tal como lo dijiste eres


irresistible.

Meredith sentía que estaba en una nube, era tan feliz


que le daba miedo estar dentro de una burbuja y que esta se
reventara dejándola sumida en la mas absoluta tristeza. Había
pasado una semana desde la cena en los barrancones y ella
estaba más que feliz, Dereck salía a trabajar por las mañanas y
ella lo esperaba a que regresara, las noches las pasaban
haciendo el amor o bañándose en el lago, lo que era una
experiencia que no olvidaría nunca, los padres de Dereck
seguían en sus trece queriendo emparejar a su hijo con Johana,
de hecho, ahora ella se sentaba frente a Dereck al lado de
Jasón, mientras Johana había tomado el lugar de la señora de
la casa.
Lo único bueno es que pronto sería la fiesta de
aniversario y podrían marcharse a la ciudad, Dereck le había
dicho que ahora que era su novia en la empresa tenían que
enterarse, y ella estaba fascinada con esa idea, así las lagartas
estarían enteradas de que ese hombre era de ella, Tamy y ella
habían ido al pueblo a comprar un atuendo para asistir al
rodeo, Meredith eligió un vestido de tirantes blanco, y lo
combinaría con unas sandalias plateadas. Estaban saliendo de
la tienda cuando Meredith se detuvo, la camioneta de Dereck
estaba estacionada al lado de uno de los merenderos que había,
pero se suponía que estaría trabajando hasta tarde.

Se acercó para buscarlo, tal vez así podía regresar con


él al rancho, cuando el color de un vestido rojo dentro del
restaurante llamó su atención, Johana sentada en una mesa
estaba abrazada de Dereck que acariciaba su espalda, Meredith
sintió que todo el suelo tembló debajo de ella, pero aun así
trató de respirar con normalidad. Se dio la vuelta para buscar a
Tamy que estaba buscando unas botas de su talla, quiso entrar
a reclamar a Dereck por qué la había engañado, pero no, era su
novio y tenía que confiar en él, tal vez habían coincidido en el
pueblo y estaban tomando un café como viejos amigos.

Regresaron al rancho en la camioneta de los peones


pues Érick se había ofrecido a llevarlas, Meredith estaba
callada pensando en lo que ver a Dereck con esa mujer
significaba.
—Estás muy callada Meredith, ¿te sucede algo? —le
preguntó su amiga preocupada por ella.
—No, es solo que estoy nerviosa, espero que Dereck
llegue pronto a la casa.
Tamy no se quedó muy contenta con la respuesta, pero
no siguió haciendo preguntas, lo que fue un alivio para
Meredith, llegaron a la casa y mejor se fue a refugiar a su
habitación, esa era la rutina que tenía, estar escondida en su
habitación para no toparse a sus suegros que no la querían.
Escuchó que cuatro horas después de que Meredith llegara,
Johana aparcaba la camioneta de Carol frente a la casa, se
asomó por la ventana, pero vio que solo llegaba ella, así que
Dereck seguramente estaría ya trabajando de nuevo, se duchó
y se arregló para ir a la feria del rodeo, esperaba que Dereck
no tardara tanto. La puerta de la habitación se abrió y el
corazón de Meredith se estremeció al sentir la presencia de
Dereck detrás de ella.

—Estás preciosa nena, me doy una ducha y nos vamos


—dijo dándole un beso.

—¿Qué tal la mañana, cielo?, han tenido mucho


trabajo.
—Sí, uno de los peones se ha lastimado y he tenido
que ayudar toda la mañana.
Esas palabras fueron como una daga en el corazón de
Meredith, le estaba mintiendo y no sabía por qué. Le daban
unas ganas inmensas de llorar, pero no le daría el gusto a esa
mujer. En cuanto Dereck salió de la ducha Meredith puso su
mejor sonrisa y siguió maquillándose y poniéndose perfume.
Por suerte toda la familia ya se había adelantado a la
feria porque odiaría tener que compartir auto con su suegra o
con Johana. Mientras Dereck manejaba concentrado en la
carretera, Meredith lo miró de reojo, dios, estaba enamorada
como una estúpida de ese hombre, si la dejaba su corazón
sufriría mucho más que con Jasón.
—Sucede algo nena. Estás muy callada.
Aunque trataba de confiar en él fue imposible que no le
preguntara la idea que llevaba todo el día atormentándola.
—¿Por qué estabas comiendo con Johana?, me has
mentido diciéndome que estuviste todo el día trabajando,
cuando en realidad pasaste varias horas con ella, te vi, fui al
pueblo con Tamy y ahí estaban.
Dereck suspiró como si estuviera cansado, miró al
frente antes de mirarla a ella como pidiéndole disculpas por lo
que iba a decir.
—Mi madre me pidió que hablara con ella, al parecer
esta desconsolada por su ruptura con Jasón, así que le dije que
fuéramos a comer, sino te dije nada, es porque no quería que
pensaras otra cosa, como que quería regresar con ella.
Meredith se mordió el labio pensando en si creerle o
no, sabía que su suegra había hecho eso con la intensión de
que Dereck estuviera junto a Johana a solas, pero eso no
evitaba que le doliera el que Dereck le hubiera ocultado la
verdad. Dereck al ver que estaba callada apoyo su mano en su
pierna, acariciándola.
—Es nuestra primera pelea de novios.
Meredith se sentía tan insegura, aunque él le
demostraba cada vez que hacían el amor lo mucho que la
deseaba, sabía que el deseo se terminaba y no quedaba
absolutamente nada, se quedó mirando por la ventana de la
camioneta, tal vez estaba exagerando y en verdad ellos
solamente estaban teniendo una platica de amigos. Meredith
cerró los ojos recordando la imagen de Dereck en ese
restaurante.

En cuanto llegaron al recinto donde se llevaba a cabo


la feria, Meredith se bajó de la camioneta sin esperar a que
Dereck le abriera la puerta. Meredith caminó hasta la entrada y
Dereck la detuvo antes de que lo hiciera.
—¿Qué sucede, nena? esta mañana estábamos bien, y
ahora parece que huyes de mí. —Meredith miró sus ojos, y vio
que en verdad estaba preocupado por su comportamiento.
—No sucede nada, es solo que me ha dolido que me
mintieras, esperaba que esto que estamos comenzando se
basara en la honestidad y el verte con ella me ha puesto de
malas.
—¿Estás celosa? —ella se sonrojó por que la había
descubierto, era cierto que los celos la estaban matando.
—Y si lo estuviera, ¿qué pasaría? —Dereck se acercó a
ella abrazándola para acariciar sus labios con los suyos.
—Entonces te diría que estás algo loca, porque la única
que me interesa eres tú.
Dereck besó sus labios apoderándose de todo su ser,
dios, estaba perdida, en ese instante se dio cuenta de que
Dereck podía hacer con ella lo que quisiera, estaba bajo el
embrujo de ese hombre.
En cuanto Dereck se separó de ella la abrazó para
tranquilizarla, entraron en la feria tomados de la mano, aunque
la sonrisa de Meredith no le llegaba a sus ojos y había perdido
el brillo que tenía en ellos.
Encontraron a Tamy y Erick cerca de los juegos
mecánicos y los saludaron antes de ir a tomar unas cervezas,
su amiga la miró y le preguntó con la mirada que sucedía, pero
no quería arruinar la cita así que sonrió diciéndole que no
pasaba nada.
Capítulo 10

La estaba pasando muy bien, Meredith incluso intentó


disparar con unos balines a unas figurillas que giraban para
tratar de ganar un premio, rieron cuando casi le da al
encargado del puesto, estaban comprando un helado cuando
encontraron a los padres de Dereck que iban con Johana y
Jasón, Dereck la tomó de la cintura como dejando en claro con
quien estaba y eso hizo que el corazón de Meredith se
calentara un poco más.

—Hijo, que bueno que te hemos encontrado,


estábamos a punto de entrar en el recinto del baile, pero ya no
estoy en edad para estas fiestas así que Jasón nos llevara a la
casa, y después regresara por Johana, pero sería una grosería
dejarla aquí sola, así que te encargo que le hagas compañía.
Meredith vio como Dereck quería negarse, pero no se
atrevió, así que solamente sonrió a su madre como si no
tuviera escapatoria, Johana se colgó del brazo de Dereck como
si tuviera todo el derecho del mundo.
—La pasaremos muy bien Dereck, recuerdas cuando
me llevabas a bailar en Manhattan, nos la pasábamos tan bien,
estoy deseando que regresemos a la ciudad.
Meredith apretó los dientes para abalanzarse sobre esa
mujer, Carol y Joe se despidieron de ellos, Jasón los llevaría,
pero solo hizo un gesto con la cabeza despidiéndose, dios, no
entendía porque seguía en ese lugar si Johana había terminado
con él, suponía que el cariño que les tenía a los padres de
Dereck era grande como para quedarse en un lugar donde su
presencia incomodaba.
—Vamos, nena, este será nuestro primer baile —dijo
Dereck, caminando con Johana a su lado, Meredith solo
asintió ese día estaba pintándose de negro a pasos agigantados.
—Es cierto cariño, espero que sea memorable —
contestó Meredith dándole un beso en los labios solo para
fastidiar a Johana, que se jodiera la zorra.

En cuanto llegaron vieron a las parejas bailando, Tamy


estaba bailando con Erick, vaya ese aparejita ya no se separaba
por nada del mundo, era una lastima que en unas semanas
tendrían que marcharse, su amiga seguramente estaría
devastada, aunque Texas no estaba tan lejos como para no
hacer un viaje cada semana, si realmente había surgido un
sentimiento fuerte, nada los separaría.
—Vamos nena, bailemos.
Dereck la tomó entre sus brazos y la guio hasta donde
las parejas estaban bailando al ritmo de la música, sonrió
cuando comenzó a bailar siguiendo sus pasos, Dereck lo hacia
parecer muy fácil, pero la realidad es que Meredith jamás
había bailado de esa música, se divirtió mucho estando entre
los brazos de Dereck, su amiga Tamy parecía estárselo
pasándolo bien, la banda comenzó a tocar una canción mucho
más lenta, Meredith subió los brazos hasta el cuello de Dereck
y él rodeó su cintura con sus manos sonriéndole, por un
segundo Meredith vio que él sentía por ella algo, pero no
quería hacerse ilusiones.

Dereck iba a besarla cuando alguien le tocó el hombro


llamando su atención.

—Dereck, puedo bailar contigo —la voz de Johana los


puso tensos, Dereck se disculpó con la mirada con Meredith.

—Claro. Nena, espérame en un segundo estaré contigo


—dijo Dereck besándola en los labios. Meredith se alejó a la
zona donde estaban las mesas para los que estaban bebiendo,
pidió una cerveza para calmar su sed, dios, estaba furiosa, esa
mujer era una entrometida, los miró bailar, y vio la maldita
sonrisa que tenía en sus labios, daba gracias de que no sabía
disparar porque de otra manera Johana ya estaría muerta.
Alguien se sentó en la misma mesa que ella, Jasón le sonrió
dejando una cerveza frente a ella, miró su botellín y vio que ya
estaba vació.

—¿Qué haces aquí Jasón? —dijo sin dejar de mirar a


Dereck, era obvio que estaba incomodo y, aun así, seguía ahí
bailando con esa mujer.
—No puedo saludar a una vieja amiga.
—Nosotros no éramos a amigos, solo teníamos sexo.

—La pasamos bien mientras duro, Meredith.

—Me preguntó por qué no estas tratando de


reconquistar a tu novia, recuerdo que dijiste que te habías
enamorado y que por eso me dejabas, donde quedó ese amor.

—Al parecer ese amor solo era de mi parte, Johana ha


decidido que sigue amando a su anterior novio.

Meredith notó en su mirada que en verdad estaba


afectado por Johana. Nunca lo había visto así de afectado, sus
ojos denotaban que ya estaba ebrio, así que no sabía desde
cuando estaba ahí, había perdido la noción de tiempo en los
brazos de Dereck.

—Es una lastima que las cosas no hubieran salido


como querías.

—¿Eres feliz con Dereck, Meredith?


—Lo soy, nunca lo imaginé, él siempre estaba
mirándome como si fuera un bicho raro, pero me he
enamorado.
—Lo sabía, él siempre ha estado enamorado de ti,
desde el primer momento en que te vio. Es un traidor.

—Los únicos traidores son ustedes, Dereck era tu


amigo, le quitaste a su novia, eso es muy rastrero. Ni siquiera
se qué haces aquí, deberías esconder la cara de la vergüenza.
Te presentas aquí y tratas de que todos nos comportemos como
si no hubiera pasado nada. —Le reclamó Meredith bebiendo
de su cerveza.
—Meredith necesito que me des una oportunidad.
—Eso nunca va a pasar Jasón, me he enamorado de
Dereck, es un hombre inteligente, guapo, y lo mejor de todo es
leal.
Jasón encajó el golpe, y sonrió de medio lado.

—Entonces creo que esto es el final Meredith, mañana


me marcho a la ciudad. Ya no tengo nada que hacer aquí.

—Te deseo buen viaje Jasón. —Meredith acercó su


mano para acariciar la de Jasón, consolándolo. Jasón se apartó
de ella y caminó a la entrada, Meredith se dio cuenta de que
estaba muy ebrio por la forma de caminar, apretó los labios
antes de mirar a Dereck que seguía bailando con Johana, sin
pensarlo mucho comenzó a caminar detrás de Jasón para
asegurarse de que llegaba bien a su camioneta, tal vez lo
podría convencer de que no manejara en esa condición, en
cuanto llegó al estacionamiento sintió que la vista se le
nublaba, no estaba acostumbrada a beber, pero aguantaba muy
bien dos cervezas.

Se talló los ojos para despejar la vista, pero nada


servía, se comenzó a marear y el pánico la invadió al sentir
que perdía el control de su cuerpo, sintió como unos brazos la
sujetaban, y de repente todo se convirtió en obscuridad.
La cabeza le daba de vueltas y comenzaba a dolerle de
una forma horrible, Meredith abrió los ojos, tratando de
enfocar la vista y vio que estaba en una cama que no era la
suya, cerró los ojos porque todo se movía a su alrededor,
alguien junto a ella se sentó en la cama y Meredith abrió los
ojos para ver a Jasón, ¿Qué demonios había pasado?, Jasón la
recostó en la cama, y se puso sobre de ella casi quitándole la
respiración, la puerta de la habitación se abrió de golpe
sobresaltándola, Meredith estaba tan mareada que ni siquiera
se pudo concentrar en lo que sucedía.

El peso que tenía sobre de ella de pronto desapareció, y


ella trató de mantener la mirada fija, vio que Dereck estaba
golpeando a Jasón furioso, la madre de Dereck llegó gritando,
que se detuvieran que ellos eran casi hermanos, pero Dereck
no entendía de razones.

Tamy llegó en ese instante y al ver su rostro corrió


hasta la cama para ayudarla a levantarse, Meredith estaba tan
débil, que se le doblaron las piernas.

—¿Qué te sucede Meredith? —dijo su amiga asustada.

—No lo sé.

La madre de Dereck seguía gritando que pararan y


Johana estaba tratando de separar a Dereck y Jasón.

—¡Eres un maldito cabrón!, eras mi amigo, pero esta


no te la voy a perdonar, quiero que te largues inmediatamente
de aquí, no quiero verte por la empresa y llévate a tu zorra
contigo —le gritó Dereck a Jasón antes de darle un puñetazo
que le rompió la boca, la sangre salía de su labio, y la madre
de Dereck chilló asustada.
—Fue ella la que quiso meterse en mi cama —dijo
Jasón, en sus ojos vio la maldad reflejada, era un idiota.
Meredith iba a decir algo, pero se sientia aun muy
espesa.
—Lárguense los dos de mi casa —Dereck los miró a
los dos y Meredith supo que lo había perdido para siempre—
Felicidades, son tal para cual.

—Dereck…—exclamó Meredith, pero aun sentía la


boca entumecida.

—Felicidades nena, lograste tu objetivo, ahora lárgate


de aquí. No quiero volver a verte nunca más.
En cuanto Dereck se fue se quedó el silencio en la
habitación, la madre de Dereck la miró como si fuera la mujer
mas perversa del mundo.
—Espero que te largues lo mas pronto posible de aquí,
mandaré a uno de los peones para que las llevé al pueblo,
tienes media hora para largarte de aquí antes de que llame al
alguacil para que te saque el mismo. No te vuelvas a acercar a
mi hijo, porque no tendremos piedad contigo Meredith. —
Carol y Johana salieron de la habitación como si fueran unas
reinas.
Tamy se abalanzó sobre Jasón arañándole la cara,
Jasón trataba de quitársela de encima pero no podía, su amiga
lo tomó del cabello alzando su cara para que la mirara bien, le
dio una patada en el estómago que dobló a ese cretino.

—¿Qué demonios le has hecho a Meredith? ¡Está


drogada!
Jasón no decía nada, así que su amiga le dio un golpe
en la nariz que hizo que la sangre corriera por su rostro.
—Fue ella la que me pidió que le hiciera el amor, dijo
que aún me amaba.
Meredith al escuchar esas palabras se puso a llorar
porque sabía que estaba mintiendo y que nadie le daría la
razón a ella, Dereck le había creído y jamás la escucharía.
Tamy al ver su estado le pegó un puñetazo a Jasón y lo dejó
para ir a ayudarla.

—Vamos Meredith tenemos que guardar todas nuestras


pertenencias, antes de que esas brujas las tiren a la calle.

Su amiga la llevó hasta su habitación y le dio un poco


de agua, Meredith lloraba incontrolable, y su amiga no sabía
cómo calmarla.

—Por favor, Meredith, trata de mantener la calma,


necesitamos salir de este lugar.
—No se que fue lo que sucedió, pero yo jamás quise
terminar de esta manera con Jasón, lo ultimo que recuerdo es
que lo seguí en la feria porque estaba muy borracho.
—Ahora no pienses en eso, debemos irnos.

—No, debo hablar con Dereck.


Meredith se levantó del sillón donde su amiga la había
ayudado a sentarse, para acercase a la puerta.
—No es buena idea Meredith, Dereck ahora esta
furioso y no te va a querer escuchar, es mejor que dejes pasar
los días, vamos, en cuanto estemos en la ciudad te llevaré al
médico para que nos diga que demonios te dieron para que
estes así, ya después hablaras con Dereck.
Meredith seguía llorando y tuvo que ser su amiga la
que se encargara de todo, en cuanto estuvo en la camioneta
que las llevaría al pueblo, Meredith sintió que se le desgarraba
el alma, dejaba su corazón en ese lugar y nunca lo recuperaría.

—No me quiero ir Tamy, necesito hablar con Dereck,


tiene que escucharme.
Tamy la miró apretando los labios, Erick iba
manejando la camioneta y miró a su amiga muy serio.
—Ahorita no es posible cariño, Dereck no querrá
escucharte, lo único bueno es que le ha dado una paliza a ese
idiota, dios, pero es que si lo tengo frente a mi lo vuelvo a
moler a golpes, es un estúpido.
Meredith miró por la ventana de la camioneta, y
recordó el día en que habían llegado, apenas habían pasado
dos semanas desde ese día, pero para ella era como si hubiera
sido toda una vida. En el caminó vieron a varios vaqueros
trabajando en un cercado y Meredith creyó ver a Dereck y
aunque se moría de ganas de ir a hablarle, sabía que su amiga
tenía razón, Dereck no perdonaba las traiciones.
Meredith no entendía como era posible que horas antes
estaban tan felices y ahora Dereck la despreciaba, el camino a
la ciudad se le hizo eterno, sobre todo porque le dolía la
cabeza, en la terminal de autobuses tuvo que ver como Tamy
de despedía de Erick, demonios hasta su amiga había salido
mal parada. En cuanto llegaron a su departamento el mundo se
le vino encima, ahora no tenía trabajo, su vida era un caos y
tenía el corazón roto.
Tamy la miró preocupada, vaya par, ahora ambas
estaban en el paro, y todo por su culpa, porque si ella no
hubiera mantenido una relación con Jasón su amiga jamás
habría tenido que defenderla de él, perdiendo el trabajo.

—Ahora que piensas hacer cielo —le preguntó su


amiga dejándole una taza de té en las manos.
—Necesito que Dereck me escuche.

—Debes dejar pasar unos días, el seguramente se


quedará en el rancho hasta la fiesta de sus padres, aprovecha
estos días para pensar en lo que quieres.

—Me enamoré de él, soy una estúpida.


—Ambos son tontos, se aman, pero ese maldito de
Jasón tuvo que meter las narices, es un cretino, debí haberle
roto la nariz.
—No sé que es lo que sucedió, no recuerdo nada. Mis
últimos recuerdos son de Dereck bailando con Johana, Jasón
se sentó en la misma mesa, y me dio una cerveza.
—Algo le hecho a la cerveza, estoy segura. Vamos, te
llevaré a un médico para que descubra que es lo que te
hicieron.
—No, no quiero ir.

—Vamos, Meredith, así sabremos que fue lo que


sucedió.
—Tengo miedo de descubrir que tuve sexo con Jasón.

—Tienen que revisarte, cielo, es lo mejor.


Aunque tenía miedo dejó que Tamy la llevará al
médico, le hicieron algunos estudios, y una doctora la revisó
para comprobar como estaba su estado de salud, pero a
Meredith ya no le dolía nada, más que el corazón, al saber que
había perdido a Dereck. Los resultados para saber si la habían
drogado estarían al día siguiente, le dieron un reporte médico,
por si quería a ir a presentar una denuncia de lo sucedido.
Tamy insistía que fueran, pero Meredith, no tenía
ánimos de nada, estaba segura de que Jasón se libraría de una
denuncia como esa, tenía los recursos para hacerlo y mientras
no se comprobara una violación, nada podían hacer.
—¿Cómo te sientes Meredith? —le preguntó su amiga
cuando llegaron al departamento, estaba muy callada desde
que habían salido de la consulta del doctor.
—Mi vida es un desastre. He perdido mi trabajo, perdí
a Dereck, su familia me odia, y ahora él también debe
odiarme.
Tamy se sentó a su lado y le entregó un bote de helado
de chocolate.
—El amor es complicado, pero no todo está perdido,
tal vez cuando regrese Dereck esta mas calmado y puedas
hablar con él, mañana recogeré tus análisis, y ahí sabremos
que es lo que sucedió, estoy segura de que ese perro te puso
algo en la cerveza.

—Si Dereck no me perdona, no sé qué es lo que voy a


hacer, cuando Jasón me dejó sentí que estaba perdida, me
dolía, pero nada se compara con lo que siento ahora, y eso que
solo llevábamos dos semanas, soy idiota, verdad Tamy, quien
se enamora en dos semanas. ¡Nadie!, el amor es algo que lo
construyes con el tiempo, pero entonces no sé porque me
siento de esta manera como si a partir de ahora mi vida no
tuviera sentido.
—Entonces ya somos dos idiotas, cariño.

Meredith se dio cuenta de que estaba siendo muy


egoísta, Tamy también estaba sufriendo por Erick.
—Lo siento Tamy, soy una mala amiga, seguro debes
extrañar a Erick.
—Sí, pero prometimos que hablaríamos por teléfono
hasta que pueda ir al rancho de nuevo.

—Vaya par de locas estamos hechas —dijo Meredith


metiéndose una cucharada de helado en la boca.
—Bueno, hemos tenido peores momentos, y como
siempre saldremos adelante.
Meredith sentía que el corazón se le saldría por la boca,
estaba parada frente al edificio de Dereck, las piernas le
temblaban, se había puesto un vestido blanco y se había
arreglado para verse linda, tenía ojeras debajo de los ojos pues
no había dormido bien desde que habían regresado del rancho
de Dereck. Tamy había recogido sus análisis al siguiente día
de que se los hicieron, y en ellos decía que la habían drogado,
ese maldito de Jasón la había drogado con la bebida y
aprovechó a que estuvieran fuera de la feria para llevarla con
él, ahora que sabía la verdad, necesitaba explicarle a Dereck lo
que había sucedido.
Las personas entraban y salían de ahí ajenas a ella que
estaba muy nerviosa, se jugaba el todo por el todo, esperaba
que Dereck la perdonara, caminó hasta la entrada del edificio,
esperaba no tener restringida la entrada.

Saludó al portero, y se dirigió al ascensor, Dios, como


había podido perder su trabajo en esa empresa, por suerte no la
detuvieron en cuanto entró así que pulsó el botón del último
piso para ir a la oficina de Dereck, sabía que estaba ahí,
porque lo había visto llegar y no había salido.
En cuanto llegó al piso donde estaba la oficina de
presidencia, salió de ascensor, se limpió las manos en la falda
de su vestido comprobando que todo estuviera bien con su
atuendo, Freya estaba sentada detrás de su escritorio, parecía
muy concentrada en lo que estaba en el ordenador, tanto que ni
siquiera pareció escuchar el sonido del ascensor, pero en
cuanto llegó hasta el escritorio Freya la miró como estuviera
viendo a un fantasma.
—¡Meredith!, ¿Qué sorpresa?, como has llegado hasta
aquí, el jefe dijo que no te recibiría.

—¿En serio?, nadie me ha detenido, ahora puedo pasar


a hablar con Dereck, necesito explicarle lo que ha pasado.
—Lo siento Meredith, pero son ordenes de Dereck, no
sé que es lo que ha sucedido, llegó hecho una furia la semana
pasada, y cuando encontró aquí a Jasón lo corrió a golpes
diciéndole que era una escoria, y bueno, después dijo que no lo
quería ver de nuevo en ningún lado, tampoco a ti, así que ya
sabes, no puedo ayudarte.
Maldición, sabía que le costaría llegar a Dereck, pero
conocía a Freya y sabía que se dejaría la vida misma antes de
dejarla pasar.
—Te lo suplico Freya, necesito que me escuche, todo
fue un malentendido, necesito que me escuche para que me
perdone.
—¡Ay, Meredith!, en qué problema te has metido.
Mira, nunca hemos sido amigas ni nada parecido y esta claro
que no voy a arriesgar mi trabajo por tu culpa, pero no soporto
ya el carácter de Dereck, así que fingiré que he ido al baño y tú
te colaras hasta la sala de reuniones donde esta Dereck, pero
donde llegues a mencionar mi nombre y salga perjudicaba,
seré tu peor pesadilla Meredith.
Dios, al fin tenía un poco de suerte, vio como Freya se
iba al baño y Meredith aprovechó para meterse por el pasillo
que llevaba a la sala de reuniones, aun no llegaba a la puerta y
ya se escuchaban los gritos de Dereck.
Esperaba que no se tardaran tanto en esa reunión,
suspiró cuando vio que los hombres trajeados salían
despavoridos de la sala de reuniones, en cuanto todos se
fueron, entró en la sala buscando a Dereck con la mirada, él
estaba parado frente al enorme ventanal, la vista era
impresionante, era el edificio más alto de la ciudad y desde ahí
de noche podían verse todas las luces de la ciudad, aunque por
fuera daba una vista como si fuera un edificio cubierto por
espejos.
Ni siquiera había hablado cuando Dereck tensó la
espalda, percatándose de su presencia.
—¿Qué haces aquí Meredith?, no fui muy claro la
ultima vez que nos vimos.
Meredith contuvo el aliento, Dios, le estaba dando
pánico de estar en el mismo lugar que él, lo había echado tanto
de menos, le costaba dormir añorando sus caricias y sus besos,
la manera en la que la abraza al dormir, y eso que solo habían
convivido dos semanas. Por su tono de voz se dio cuenta de
que estaba furioso y el que ni siquiera se girara para mirarla se
lo confirmaba, pero tenía que ser valiente y arriesgarse para
recuperar su amor.

—Necesito que hablemos, Dereck —dijo casi en un


susurro, la Meredith confiada que estaba parada frente al
edificio ahora había desaparecido.
—No entendiste que no te quería volver a ver nunca en
la vida.
—Dereck, Jasón me drogó, me dio una cerveza que
estaba adulterada, estuvo hablando conmigo, y después lo
seguí porque creí que estaba muy ebrio, solo quería
asegurarme que llegara bien a la camioneta.
—Ahórrate las explicaciones, nena, creo que ya quedó
claro que te aseguraste de que llegara bien hasta la cama.
—No fue así, Dereck, yo perdí el conocimiento, no
sabía que estaba pasando hasta que abriste la puerta, de
verdad, tienes que creerme.
Meredith se acercó a Dereck queriendo tocarlo, pero él
no se lo permitió, la tomó del brazo haciéndole daño,
llevándola hasta su escritorio.
—¿Qué es lo que buscas nena?, ha que has venido
hasta aquí.
—Te necesito Dereck —dijo Meredith mientras una
lágrima rodaba por su rostro, presa del miedo de perderlo para
siempre, esa era su única oportunidad de recuperarlo.
—Así que me necesitas, nena.
Dereck se apoderó de sus labios, atrayéndola junto a su
cuerpo, Meredith bebió de ellos como si estuviera sedienta, las
manos de Dereck bajaron hasta el borde de su vestido
levantándolo, la sentó en su escritorio, sin importarle que
todos los documentos cayeran ala suelo, Meredith tenía
cerrados los ojos, no quería abrirlos y darse cuenta de que todo
era un sueño.
Capítulo 11

Dereck comenzó a besar su cuello estremeciendo de


placer, Meredith se inclinó un poco para darle mejor acceso,
parecía que su cuerpo estaba sediento por sus caricias, Dereck
la giró dejándola que su rostro ahora estuviera boca abajo
contra el escritorio, la respiración de Meredith estaba
acelerada, una de las manos de Dereck acarició sus piernas,
subiendo hasta llegar a su trasero, en cuanto acarició sus
húmedos pliegues gimió anhelando que estuviera dentro de
ella.
—Estás impaciente nena. Siempre estás tan húmeda, y
caliente para mí.
Dereck mordió su oreja estremeciéndola, mientras todo
su ser clamaba por él.
—Dereck…—susurró Meredith, las manos de Dereck
se apoderaron de sus pechos, bajando su vestido liberándolos,
el roce de sus pezones contra el cristal frío del escritorio la
hizo jadear de placer.
—Dilo, nena, dime que es lo que quieres —La voz
enronquecida de Dereck la hizo rozar la locura.
—Te quiero a ti, Dereck, solo a ti.
Dereck entró en ella de un fuerte empellón que la
transportó al paraíso, sentía que estaba en cielo, Dereck tenía
el poder de estremecer cada una de sus células. Meredith
gritaba pidiendo más, sin importarle si alguien podía
escucharla, necesitaba tanto de él, era como si fueran uno
mismo, Dereck no la defraudó, llenándola por completo, solo
escuchaba el ritmo de sus respiraciones aceleradas, Dereck
mordisqueo su espalda mientras Meredith se mordía los labios
para no gritar, Dereck aceleró más sus estocadas, hasta que en
un ultimo empellón los catapultó al paraíso, mientras ambos
gritaban sus nombres.
Meredith aun tenía los ojos cerrados y la respiración
agitada, sonrió porque ahora si que se sentía feliz por
completo, Dereck se separó de ella dejándola tendida sobre el
escritorio, Meredith se levantó y comenzó a acomodar su
vestido, se dio cuenta de que Dereck había roto sus braguitas,
demonios, ¿ahora qué seguía? Observó como Dereck se
recomponía su traje, Meredith lo miró y él apretó los labios,
poniendo su rostro tallado como en granito.
—Dereck —dijo Meredith acercándose a él, pero
Dereck se separó de ella, yendo de nuevo hasta el ventanal
para darle la espalda.
—Ya has tenido lo que queridas Meredith, ahora
márchate.

—No vine aquí, a hacer el amor, Dereck, necesito que


me perdones.
—No hicimos el amor, nena —dijo Dereck con una
sonrisa cínica que Meredith vio a través del cristal —solo
follamos, eso querías, un polvo pues ya lo tienes, ahora
marcharte.

Meredith sintió que lo perdía de verdad.


—Pero yo te amo Dereck, necesito que estes a mi lado.
Te amo.
—Ese no era el trató nena, nada de amor, tú lo dijiste,
ahora márchate, no quiero que regreses.

Meredith vio como metía las manos en los bolsillos del


pantalón ignorándola por completo. Sintiendo que dejaba su
corazón en esa oficina salió por la puerta con los ojos bañados
en lágrimas, lo había perdido para siempre. En cuanto llegó a
la calle ni siquiera se dio cuenta de lo que hacía, caminó calle
abajo, sintiendo que necesitaba escapar del dolor. Tenía la
mirada nublada por el llanto, unas manos la tomaron por la
cintura y la arrastraron hasta el callejón que estaba detrás del
edificio, cubriéndole la boca con un pañuelo que olía feo, trató
de gritar, pero su cuerpo no le respondía, todo a su alrededor
se puso de color negro, dejándola sumida en el pánico.

Dereck estaba mirando al ordenador sin prestarle


ninguna atención, tenía dos días desde que había visto a
Meredith y aun no podía dejar de pensar en ella, escuchó los
gritos de Freya tratando de impedir que alguien entrara, la
puerta de su oficina se abrió de golpe y ahí estaba Tamy que lo
miraba furiosa.
—¿Dónde está Meredith?, ¿Qué le has hecho a mi
amiga? —preguntó la amiga de Meredith, gritando histérica.

—No entiendo de qué hablas, no sé dónde puede estar.


—Ella vino hasta aquí para pedirte que la perdonaras, y
no ha regresado desde hace dos días, qué demonios le has
hecho. ¿Dónde la tienes?

Dereck sintió que todo su cuerpo se puso alerta al


escuchar las palabras de Tamy.

—Se fue de aquí después de que discutimos, creí que


regresaría a su departamento.

—No llegó esa noche, y no me contesta el teléfono,


trató de seguir su rastro por medio de la localización del
móvil, pero esta apagado, ella no me dejaría con esta angustia,
así que si no está contigo le ha pasado algo.

—A lo mejor esta con Jasón —dijo Dereck tratando de


parecer indiferente.

—Eres idiota, ella no estaría con Jasón después de lo


que ese canalla le hiso, la drogó para llevársela y fingir que
habían tenido sexo, es un malnacido que desearía que nunca
hubiera conocido a Meredith, y luego le digo que tiene que
denunciarlo y ella no lo hace, ¿Por qué?, pues porque estaba
tan destrozada que solo pensaba en irte a buscar para que la
perdonaras, porque la muy tonta se enamoró de ti, y ni siquiera
sé por qué, si eres un idiota.

—No sabía que la había drogado.


—No sabías o no quisiste escucharla, eres un estúpido
igual que tu amigo, Meredith es la mejor mujer del mundo,
deberían de estar agradecidos de que ella los quisiera, pero no,
ustedes son idiotas. Espero encontrar a mi amiga sana y salva.
—Tamy le aventó unos papeles que llevaba en la mano dentro
un sobre —aquí están los análisis y el certificado médico que
Meredith se hizo cuando llegó a la ciudad. La destrozaste
Dereck, pero te juro por mi vida que si la encuentro no dejaré
que le vuelvas a hacer daño ni que te acerques a ella en lo que
resta de vida. Tal vez te ame, pero no dejaré que se destruya
por ese amor.

Dereck no sabía ni que pensar tomó los papeles y los


comenzó a leer sintiendo que era el idiota mas grande del
mundo, los arrugó entre sus manos, y salió de su oficina dando
un golpe a la pared. Tenía que encontrarla, aunque fuera lo
último que hiciera en la vida.

Meredith abrió los ojos y se dio cuenta de que estaba


en una habitación con las manos amarradas a cada poste de la
cama, movió sus pies y de igual manera estaba atados, Dios,
dónde estaba, lo último que recordaba era que estaba
caminando por la calle llorando porque Dereck no la había
perdonado.

La puerta se abrió y vio asombrada que Jasón entraba


en la habitación, llevando una bandeja donde traía un jugo de
naranja y un bote de pastillas.

—Te duele la cabeza cielo, enseguida te doy unas


pastillas, me tenías preocupado, porque no despertabas.

—¿Qué estás haciendo Jasón?


—Bueno, cielo, como no has querido regresar conmigo
por las buenas, he tenido que forzarte un poco.

—Estás loco Jasón, esto es secuestro.

Meredith vio su rostro y se dio cuenta de que estaba


golpeado, y no eran los golpes de cuando estaban en el rancho
de Dereck, no, esos eran nuevos.

—No, tú has venido por tu propia voluntad.

—Suéltame las manos Jasón, me duelen mucho los


brazos. ¿Qué te ha pasado en el rostro?

—No lo creo, preciosa, no puedo soltarte hasta que me


digas que me amas. Los golpes me los ha dado Dereck, estaba
buscándote como loco, es un idiota, sabía que no te buscaría
aquí.

Meredith lloró impotente, porque ese hombre estaba


loco y no la dejaría libre. Por sus palabras pudo deducir que
Dereck la había buscado en ese lugar, pero no la había
encontrado, como no podía luchar contra Jasón, dejó le diera
la pastilla junto con el jugo de naranja, sentía que la cabeza le
estallaba, los ojos se le fueron cerrando y sollozó, rogando
porque pronto la encontraran.
La siguiente vez que Meredith abrió los ojos, escuchó
que alguien discutía con Jasón, gritó pidiendo ayuda,
esperando que la escucharan, se escuchó como alguien trataba
de abrir la puerta, pero no se abría, unos golpes desesperados
hicieron que Meredith llorara de alivio porque la habían
escuchado. Un estruendo la hizo abrir los ojos y vio con alivio
que alguien la había derribado la puerta, Tamy se asomó
jadeando del asombro y se acercó corriendo hasta donde
estaba.
—Meredith, qué te ha hecho ese desgraciado.

Meredith ni siquiera podía hablar por el llanto que la


inundaba. Su amiga la desató y Meredith gimió al mover sus
brazos, en cuanto pudo estar sentada abrazó a su amiga que
lloraba de felicidad por haberla encontrado.
—Vamos, Meredith, estoy segura de que Dereck se ha
quedado ya a gusto.

—¿Dereck, ha venido?
—Sí, pero se ha quedado moliendo a golpes a Jasón, la
ambulancia estará por llegar al igual que la policía, así que
vamos.
En cuanto salieron de la habitación, Dereck se le quedó
mirando y la tomó en brazos para sacarla del departamento de
Jasón, sin decirle ni una sola palabra, eso solo significaba que
seguía enojado.
En cuanto la ambulancia llegó la subieron en ella y
Tamy la acompañó hasta el hospital, Meredith estaba muy
cansada, y solamente quería llorar de miedo, tuvieron que
sedarla porque no dejaba de gritar que alguien la ayudara.
Abrió los ojos cansada, y vio que Tamy estaba
durmiendo en un silloncito que estaba junto a su cama, trató de
no hacer ruido, pero su amiga sintió su mirada porque abrió
los ojos, sentándose en el sillón.
—Vaya que te he dado sobresaltos —dijo Meredith
sintiendo la garganta seca.

—Me has hecho envejecer diez años, y no los voy a


recuperar nunca.
—Siento darte tantos sobresaltos, Tamy.

—Tú no tienes la culpa de que ese hombre estuviera


loco. Por suerte la policía lo ha detenido, Dereck casi lo mata,
tuvo que separarlo un policía.

—Me secuestró cuando salí de la oficina de Dereck,


¿Cuántos días han pasado?
—Cuatro, el maldito de Jasón, no nos daba ninguna
pista, Dereck contrató a un investigador privado, y
comenzamos a seguirlo, él muy estúpido creía que nadie lo
descubriría.

—Dereck no me perdonó.
—Es un idiota igual que su amigo, pero estoy segura
de que ahora se arrepiente, nada como sentir que pierdes al
amor de tu vida para ponerte las pilas.
—No me creyó, después de hacer el amor me dijo que
me largara, que ya había obtenido lo que quería, sentí que me
moría de dolor.
—No te atormentes por eso ahora, ya veras como todo
se soluciona entre ustedes, Dereck te ama.
—No, Tamy, puede que nos llevemos bien en la cama,
pero no me ama.

—Mira Meredith, sabes que ese hombre no es santo de


mi devoción por lo que te hizo, pero el hombre desesperado
que vi buscándote, es un hombre enamorado, es un idiota, eso
no te lo puedo negar, pero no descansó hasta encontrarte.

Pues para ser un hombre enamorado, no se había


parado por ahí a visitarla, ya le habían dado el alta pues solo
revisaron que estuviera con buen estado de salud, al parecer el
sedante que Jasón le había dado no era tan potente como para
hacerle daño.
Meredith pasaba del llanto a la alegría en cuestión de
segundos y su amiga ya no sabía que hacer con ella, su doctora
la envió son un psicólogo para que superara el trauma de su
secuestro, pero lo que a Meredith la tenía tan deprimida era
saber que todo estaba terminado con Dereck, Tamy no sabía
que pasaba, pues creía que Dereck estaba interesado en ella,
pero no había ido a buscarla.

En cuanto le dieron el alta se fueron para su


departamento, Tamy no sabía que hacer para animarla, pues,
aunque Meredith lo intentaba no lograba salir de la tristeza que
la consumía, por eso cuando tres semanas después de salir del
hospital Tamy le dijo que la acompañara al rancho de Dereck a
visitar a Erick, lo dudo un poco.
—Vamos, Meredith, allá no te encontraras con Dereck,
me he asegurado de que ni él ni su familia estén ahí, y nos
quedaremos en el pueblo. Vamos necesitas salir de este
encierro, no quiero que pienses más en ese hombre.
—No quiero ser la tercera en discordia, Erick y tú
querrán disfrutar, y no quiero estorbarles.

—No seas tonta, vamos, por lo menos te distraerás. Es


momento de que te olvides de todo lo que pasó y comiences
una nueva vida.

—Pero me siento tan vacía sin Dereck.


—Lo sé cariño, pero, no podemos obligar a las
personas a amarnos, y si Dereck no ha querido estar a tu lado,
debemos respetar su decisión, le agradezco lo que hizo para
encontrarte, porque sé que sin su ayuda no lo lograría, aunque
eso no le quita que sea un idiota.

Se bajaron de la camioneta que habían rentado en el


pueblo junto a los barrancones de los vaqueros, Meredith trató
de sonreír a Erick, que en cuanto vio a su amiga la cargo en
brazos para después darle un beso apasionado.

—Meredith esta noche iremos a un bar a tomar una


cerveza —le dijo Erick mientras abrazaba a su amiga —
Andrew me ha dicho que te preguntara si te gustaría salir con
él.
Andrew era un vaquero que había visto en su anterior
visita, era un hombre muy guapo, pero en ese momento estaba
tan enamorada de Dereck que no tenía ojos para nadie más.
—No creo que sea una buena compañía en este
momento.

—Vamos Meredith hemos venido a divertirnos, vamos,


necesitas que alguien te alegre la vida.

Meredith sonrió porque sabía que su amiga lo hacia por


ayudarla.
—De acuerdo, pero solo en plan de amigos.

Meredith se puso un vestido rosa que le quedaba


ajustado como si fuera una segunda piel, y se lo puso porque
Tamy no la dejó usar otra cosa que no fuera eso, si por
Meredith fuera se llevaría vaqueros y una camisa holgada,
pero al parecer su amiga pensaba que así recuperaría la alegría,
se bajaron de la camioneta y entraron en el bar que estaba
animado, pues había partido de futbol, todo el pueblo estaba
apoyando a su equipo favorito y la cerveza corría por todos
lados.
Erick había apartado una mesa y ya estaba ahí con
Andrew, Meredith le sonrió de manera amigable y el hombre
la miró como si fuera un ángel, además de guapo era un
hombre muy divertido, sobre todo cada que su equipo fallaba
una anotación, después del partido comenzó a sonar la música
en el local y las parejas se animaron a bailar, Tamy fue la
primera en pararse llevándose a Erick casi arrastrándolo.
—¿Bailas, Meredith? —le preguntó Andrew.

—Lo hago fatal. No creo que quieras arriesgar tus pies.


—Dudo que una mujer como tú lo haga fatal. De
cualquier manera, me arriesgaré. Vamos, mis pies están
entrenados, los caballos me los pisan a cada rato, de hecho, ya
no los siento.
Meredith sonrió aceptando la mano de Andrew. La
llevó hasta donde las parejas estaban bailando y se sintió
incomoda entre los brazos de Andrew, pero estaba dispuesta a
pasarlo bien, no podía estar llorándole a Dereck toda la vida.
Bailaron varias canciones, y justo cuando Meredith le iba a
decir a Andrew que fueran a tomar una cerveza, la voz de un
hombre estremeció a Meredith.
—Me permites bailar con ella, Andrew —la voz de
Dereck hizo que todo el cuerpo de Meredith temblara; ni
siquiera pudo reaccionar cuando Dereck la tomó entre sus
brazos y la apretó contra su cuerpo. Meredith tenía la mirada
en su pecho, no quería verlo, no quería ver en sus ojos que no
la amaba.
—Mírame, nena.

Meredith negó con la cabeza mientras una lágrima


resbalaba por su mejilla, Dereck la atrajo entre sus brazos
como queriendo protegerla, lo que hizo que Meredith dejara
salir el llanto.
—No llores, nena, prometimos que nadie lloraría, soy
un idiota, sé que tenía que creerte, pero estaba tan furioso
porque me hubieras dejado en el baile para irte con Jasón que
no pensaba con claridad.

Meredith seguía sin decir una sola palabra, únicamente


sollozaba entre los brazos de Dereck.
—Necesito que me perdones, nena, sé que te he
fallado, que tenía que estar a tu lado y creerte pero los celos
pudieron conmigo, nunca me había enamorado al grado de
pensar en querer morir cuando creí que habías jugado
conmigo, no sé cómo pasó, ni en que momento, pero me
enamoré de ti como un idiota, y como un estúpido te fallé,
pero necesito que nos des una oportunidad, nena, necesito que
me ames porque no puedo vivir sin ti, he pasado los peores
momentos de mi vida al no saber dónde estabas, te amo
Meredith, y te necesito en mi vida.
Meredith sollozó alzando la mirada, Dereck miró sus
ojos empañados de lágrimas, y besó su rostro con ternura,
Meredith se aferró a él como si no quisiera perderlo, Dereck se
apoderó de sus labios, y Meredith supo que ya no había
marcha atrás, lo amaba mas que a nada en el mundo y deseaba
estar a su lado por sobre todas las cosas, Dereck separó sus
labios de los de ella.
—Vamos a casa nena, necesito sentirte de nuevo junto
a mí.

Meredith se dejó llevar, pero le hizo una seña a Tamy


que levanto los pulgares en señal de aprobación, en cuanto
llegaron a su casa se besaron como si se necesitaran para vivir
y de esa manera era, Meredith no concebía la vida sin estar al
lado de Dereck. Apenas entraron la habitación, se amaron de
tal manera que Meredith sintió que al fin estaban en el lugar
donde correspondía. Meredith besó el pecho de Dereck, que
acariciaba su espalda con ternura.
—Lamento como te traté en la oficina, nena, debí
creerte —dijo Dereck besando mejilla. Meredith puso un dedo
sobre sus labios para que no siguiera hablando.
—Yo no lo lamento, cariño, porque ese día me diste el
mejor regalo que me pudieras dar.
—No entiendo que quieres decir, nena.
—Estoy embarazada Dereck, así que de ese encuentro
ha salido algo muy bueno, cariño. Te amo, no quiero que me
vuelvas dejar nunca más.
—Cada vez me sorprendes más nena, quien diría que
ese trató me traería tanta felicidad.

—¿Eres feliz, Dereck?


—Nada me hace mas feliz que estar a tu lado Meredith,
aunque ese no era el trato, nena.

—Te dije que era irresistible cielo, te amo, como nunca


había amado a nadie, al fin serás mío, cariño.

—Siempre cielo, siempre seré tuyo.


Epílogo

Meredith sonrió mirando como Tamy partía la


torta de bodas que le habían hecho en el pueblo, estaba tan
bonita con su vestido blanco, Erick sonreía encantado al lado
de su amiga, se acababan de casar y la boda había sido en el
rancho. Meredith se acarició su abultado vientre, tenía seis
meses de embarazo y ya se le notaba bastante, cuando su
amiga bailó con su ahora esposo Meredith soltó una lágrima
de felicidad.
—Estás feliz por tu amiga, nena.

—Mucho, lo único que voy a extrañar es tenerla cerca,


sobre todo ahora que viene la niña.

—No te lo había comentado, nena, pero nos


quedaremos en el rancho hasta que nazca la niña, así estarás
junto a tu amiga. —Por suerte sus suegros ahora la toleraban y
ya no iban tanto al rancho, de Johana no había tenido ninguna
noticia, más que había renunciado a la empresa, lo que era un
alivio para Meredith.

Meredith lo besó feliz por quedarse en ese lugar, le


encantaba el rancho, después reconciliarse, regresaron a la
cuidad y Meredith se mudó con Dereck, y Tamy la apoyó en
todo.
Meredith se levantó al ver que su amiga iba a lanzar el
ramo, se puso entre las demás mujeres invitadas de la boda,
nadie le ganaría ese ramo, puede que Dereck le dijera y le
demostrara que la amaba, pero no le había pedido matrimonio
y eso la tenía un poco mosqueada, a ver si de esa manera
captaba la indirecta.
Todas estaban muy emocionadas, y su amiga simuló
que lo arrojaba provocando las risas de todas, Tamy arrojó el
ramo y Meredith se lanzó para atraparlo, pero alguien detrás
de ella se lo ganó, se giró dispuesta a arrebatárselo, cuando vio
a Dereck sosteniendo el ramo entre sus manos, Meredith
sonrió, pero cuando vio que Dereck hincaba una rodilla en el
suelo, y sacaba una cajita de terciopelo de la chaqueta del traje
se le cortó la respiración.
—Meredith, cielo, desde el primer instante que te vi,
me pareciste la mujer mas hermosa del mundo, pero fui un
tonto que no supo hacerte ver lo mucho que me gustabas, pero
ahora no volveré a cometer ese error, Meredith amor de mi
vida, me haría el honor de ser mi esposa, mi amante, la madre
de mis hijos por el resto de nuestras vidas. ¿Aceptas este
nuevo trato?

Meredith estaba llorando de felicidad, amaba a ese


hombre, y claro que deseaba pasar el resto de su vida a su
lado.

—Sí, mil veces sí, cielo.


Dereck, la tomó entre sus brazos y la besó
apasionadamente, en cuanto se separaron, Dereck le puso el
anillo de compromiso y besó sus manos con adoración,
Meredith se lanzó a sus brazos para besarlo mientras todos los
asistentes de la boda los vitoreaban, este era el mejor trató de
su vida, porque la recompensa era el amor.
Fin.
Otras novelas de la autora:

Elígeme siempre
Sahara Jane Rose

Capítulo 1

Keyla miró a su alrededor de manera discreta, fijando


su mirada en las paredes acristaladas de la sala de reuniones
donde en ese momento su jefe estaba reunido con unos
inversionistas muy importantes, al parecer estaba detrás de
ellos desde hace mucho tiempo. Suspiró mirando que esa
mañana se había puesto el traje azul con la corbata en color
plata, ¡Dios!, era tan guapo. Llevaba trabajando diez años en la
agencia de publicidad de James O ‘Callaghan, había entrado
como becaria, pero su esfuerzo la llevó a que fuera la única
que se quedara en la empresa trabajando, ahora tenía su propio
equipo y estaba muy contenta. Lo único malo era que cada
mañana suspiraba observando a su jefe, sin atreverse a
confesarle sus sentimientos.
No supo cómo, ni cuándo se enamoró de él. James O
‘Callaghan era un hombre de mundo, un tiburón que le gustaba
ir tras su presa, y esas presas por lo regular eran mujeres de
piernas kilométricas, y ajustados vestidos de Prada, Keyla
obviamente era todo lo contrario a eso, era bajita, y su cabello
rubio era muy común, podría definirlo como hermoso, pero
nada destacable. Estaba muy a gusto con su apariencia, pero
tenía que ser realista, nunca aspiraría a tener a su lado a un
hombre como James. Él giro la vista a donde ella estaba, tal
parecía que la había pillado observándolo a escondidas, se
ruborizó, y giró la vista a su computadora, era mejor que se
pusiera a trabajar y dejará de pensar en tonterías. Si seguía
alimentando sus fantasías estaba segura de que comenzaría a
pensar en el color del papel de las invitaciones de su boda, en
definitiva, debía olivarlo, aunque la verdad es que la tarta de
bodas le gustaría que fuera adornada con rosas naturales y la
crema del relleno que fuera de nuez.

Un sonido llamó su atención, y se dio cuenta de que


Lory la estaba llamando desde la sección de cafetería, se
levantó sonriendo no sin antes dar un último vistazo a la sala
de reuniones, se alisó su falda de tuvo que llevaba ese día, se
quitó una miga de donut que se había desayunado y la cual se
le había pegado en la impecable blusa blanca. Vale, debía
declararse culpable porque su alimentación era un desastre,
pero en su defensa tenía que decir que no le daba tiempo de
nada, aunque por suerte su metabolismo ayudaba a que,
aunque comiera pura comida con mil calorías, ella no subía ni
un gramo. Tal vez era una solitaria que habitaba en su cuerpo.

—¿Qué sucede Lory? — Su amiga le tendió una taza


de café, y ella la aceptó dándole las gracias.
—¿Te has enterado? —Escuchó que le decía su amiga
mientras ella miraba a James de manera insistente.
—No, en cuanto he llegado me he puesto de lleno en la
campaña de la farmacéutica. Pero cuéntame el chisme, sé que
te estás muriendo por decírmelo.
—Bueno, tu amore, ha conseguido el contrato con la
agencia de viajes.
—La que maneja la mujer esa que parece una garrapata
pegada a él.

—Es correcto querida, se rumora que también se


comprometerán el mismo día que anuncien la firma del
contrato.

El corazón de Keyla se estremeció de dolor, no podía


ser cierto.

—Dime que es una broma.


—Son rumores, pero ya sabes que cuando el rio suena.

—Tan bien que estaba comenzando mi día, estoy a


punto de terminar la campaña de publicidad, al fin iba a poder
descansar el fin de semana, y mira, ahora tendré que sufrir
llorando por los rincones por culpa de James. Por suerte tengo
mi bote de helado, me consolará, él nunca me falla.

—Y no lo olvides, tienes una cita el sábado por la


noche. Billy está muy entusiasmado.

Keyla se dio un pequeño golpe en la frente, siendo


sincera lo había olvidado por completo.

—No lo digas Keyla, te mato donde hayas olvidado la


cita que tienes con ese guapo bombero.
—No, soy incapaz de hacer algo así. Lo juro, palabra
de niña exploradora —dijo tratando de sonar normal, mientras
cruzaba los dedos detrás de la espalda poniendo cara de
inocencia, Lory era capaz de golpearla ahí mismo enfrente de
todos con tal de hacerle pagar su falta.

—Keyla, en verdad Billy es todo lo que una mujer


sueña: es guapo, inteligente, con un cuerpo de infarto, estoy
segura de que te dejará fundidos los plomos en una sola noche.

—Sabes que solo suspiró por un hombre.

—Un hombre que es un tarado, tanto que, incluso


teniéndote frente a él, no es capaz de ver lo colada que llevas
de sus huesitos. Y eso que incluso babeas cuando pasa frente a
ti.

—Vale, dejémoslo así, saldré con Billy, nos


enamoraremos a primera vista y tendremos muchos hijitos,
viviremos juntos en una pequeña casita blanca con un porche
lleno de flores.

—De acuerdo. —Su amiga se fue de ahí mirándola de


manera acusatoria, Keyla sonrió porque siempre era la misma
historia. Ningún hombre le valía después de haber conocido a
James. Se dio la vuelta para volver a su escritorio, con tal mala
suerte de que no se dio cuenta de que alguien estaba detrás de
ella, cuando quiso detenerse fue demasiado tarde, su taza de
café se había derramado sobre la impecable camisa de su jefe.
Nunca en su vida había sentido la necesidad de decir: trágame
tierra, pero al parecer ese día sí que necesitaba que el suelo se
partiera devorándola. Y si la escupía en una isla griega que
mejor.

—Lo siento —dijo ella mirándolo con arrepentimiento.


—Ha terminado de perder el tiempo señorita
Anderson, porque creo que la campaña en la que está
trabajando no se va a realizar sola, es mejor que dejé de estar
pensando en ese bombero y se dedique a trabajar.

¡Dios! Ahora hasta regañada había terminado.

—Disculpe señor. —Keyla iba a acercarse con una


servilleta para limpiarle, pero él la detuvo con un gesto, estaba
segura de que la despediría si pudiera.

—Déjalo así Anderson, me cambiaré en seguida. —


Que la llamara por su apellido no era un buen presagio.

A Keyla no le quedó más remedio que caminar a su


escritorio, se moría de la vergüenza, no entendía cómo podía
ser tan patosa, giró la vista a los escritorios de sus compañeros
y se dio cuenta de que la observaban con miradas mal
simuladas mientras escondían una sonrisa burlona. Bueno, de
nada le servía lamentarse, echó un vistazo por última vez a su
jefe para ver que se estaba limpiando la camisa mientras
juraba por lo bajo que algunas mujeres eran un desastre
andando.

El día se le pasó demasiado rápido sumida en los


últimos toques de la campaña, vio los bocetos preliminares y
se dio cuenta de que había un error en un logotipo, Dios, a ese
paso nunca le presentarían al cliente su campaña. Envió las
correcciones para que al día siguiente ya estuviera corregido,
de otra manera comenzarían a rodar cabezas, si ya hoy había
hecho enojar a su jefe, no quería ni pensar en lo que pasaría si
algo salía mal con los bocetos.
Llegó al piso donde vivía casi arrastrando los pies,
estaba cansada tanto física como mentalmente, la puerta del
departamento de al lado se abrió y vio que Jeremy se asomaba
sonriendo.
—¿Un día difícil? —preguntó su amigo, mirándola de
arriba abajo.

—Ni que lo digas, ha estado fatal —dijo Keyla


metiendo la llave en la puerta de su departamento.

Su amigo la siguió hasta el interior, acomodándose en


el sofá como si estuviera en su casa.
—Definitivamente me he levantado con el pie
izquierdo esta mañana, primero mi equipo no tenía terminada
la campaña; segundo Lory me recordó que tengo una cita con
un bombero del cual me había olvidado y la tercera, por estar
tan concentrada platicando de eso, no me he dado cuenta de
que mi jefe estaba detrás de mí y le he manchado toda la
camisa con café caliente. Así que hoy se puede conmemorar
este día como el más patético y horrible de mi vida.
—Acaso ese día no fue cuando vomitaste encima del
chico del instituto que te gustaba, justo cuando te estaba
pidiendo que lo acompañaras al baile de graduación.
—Créemelo Jeremy, ese día dista mucho de ser el más
horrible después de este bochorno que acabo de pasar. Dime,
cómo puede James verme como la mujer adecuada para ser la
señora O ‘Callaghan si solo me recordará como la tía más
patosa de la vida que le ha estropeado su camisa de diseñador.
—Por lo menos ha notado tu presencia, siempre
suspirando de amor desde tu escritorio, en el anonimato.
Vamos, no puede ser que en todos estos años no te echara el
ojo.

—Las chicas con las que sale son de piernas


kilométricas, parecen modelos. Jamás se fijaría en alguien tan
común como yo.

—Cariño tú jamás podrás ser una persona común.


Patosa sí, pero común nunca.
—Ya, lo dices porque eres mi mejor amigo —dijo
cerrando los ojos de la vergüenza— no me recuerdes lo patosa
que soy. Moriré siempre de la vergüenza, diré en el trabajo que
algún familiar lejano ha muerto y que tengo que viajar por
meses, cuando regrese seguro todos se habrán olvidado de mi
accidente. Por lo menos espero que James no me odie.
—Claro cielo, pero no te desanimes, seguro que en este
momento tu nombre está pasando por su mente.
— ¿Lo crees en verdad? —dijo mirándolo con la
esperanza reflejada en su rostro.

—Para maldecirte por la camisa, pero estoy seguro de


que sí se acuerda de ti.
Keyla se sentó en el sillón junto a él ofreciéndole una
cerveza.
—No sé ni porque soy tu amiga.
—Porque soy el mejor confidente, y un paño de
lágrimas excelente. Y tú serías una novia fabulosa para
acompañarme a la cena de aniversario de mis padres.
—Jo, encima eres modesto. Y ni loca iría a esa cena.
Se levantó para ir a la entrada principal, estaba
esperando que le enviaran la respuesta de un curso que estaba
deseando tomar, pero al parecer en el solo se ingresaba por
concurso enviando diseños de campañas y por supuesto ella
aún no había logrado cautivar al jurado, sus trabajos eran
buenos, pero la oportunidad de participar aun no llegaba.
Abrió las facturas para ver hasta cuando era la fecha de pago
de la tarjeta de crédito y se dio cuenta de que tenía unos cargos
que ella no reconocía.

—¿Qué sucede Key? —dijo Jeremy llamándola por el


apelativo cariñoso con el que solía referirse a ella.

—No lo sé, tengo unas compras que no reconozco.


—Seguro que tuviste un ataque de ansiedad y has
dejado temblando la tarjeta de crédito.

—No, sabes que soy muy prudente en estos temas. Al


parecer son unas compras tontas.
—Enséñame que es.

—Sí, mira —se sentaron juntos para revisar la factura


—, aquí dice que se ha pagado una cena en el restaurante Le
moire place.

—¿Cuándo has estado tú en New York?, si puede


saberse, claro —dijo su amigo con fingida indignación.
—Eso es lo malo, yo no he salido de la ciudad en años.

—Entonces debe de ser un error del banco, habla para


saber qué es lo que sucede. Seguro te reembolsan el dinero.
Estaba a punto de tomar el teléfono cuando su equipo
le llamó para decirle que tenían un problema con la campaña.
Vale, lo del banco tenía que esperar. Gimió porque esa llamada
solo significaba que esa noche no dormiría nada. Sus peores
pesadillas se materializaron cuando el diseño de la campaña en
algún momento muerto se fue desviando a una campaña muy
parecida que ya estaba en el mercado. Algo totalmente malo,
pues ahora tendrían que plantear nuevas ideas antes de
mostrársela al cliente. No quería ni imaginar la cara de su jefe
al enterarse de que estaban plagiando ideas. Podrían ganarse
una demanda que dejaría temblando a la empresa.
—Debo dejarte Jeremy, el equipo tiene problemas,
vamos a trabajar toda la noche.

—Vale, cariño eres una novia pésima.


—Mejor llama Natalie, ella sí que es una novia
estupenda.
—¡Me dejó!
—Pero eso es porque eres un canalla, hasta yo te
dejaría si tu idea de una cita romántica es sentarse en el local
chino de la esquina.
—Hacen los mejores rollitos primavera del mundo.

—Ya, pero es que no pillaste la indirecta de la pobre,


ella quería dar un paso más en la relación y tú saliste corriendo
como un niño inmaduro. Pero ahora será mejor que te
arrodilles frente a ella con un enorme diamante de Tiffany′s,
porque ella se lo merece.
—Tú serías una novia de pega fabulosa.
—Habla con Natalie, deja de decir locuras. Ahora te
dejo, mi equipo me espera para salvar la campaña.

—No los hagas esperar cariño y diles que ya los odio


por separarte de mí.
—Llama a Natalie, porque no pienso jugar a ser tu
novia.
Decir que se pasarían una noche sin dormir, fue una
soberana mentira, porque en realidad estuvieron cerca de un
mes trabajando sin parar más que para dormir por turnos. Al
parecer todo había sido culpa de la nueva becaria. La pobre
chica pensaba que la idea había surgido de su cabecita loca,
pero los bocetos los había visto en la web, y pensó que si
usaban una idea similar no pasaba nada. Aunque Keyla al
principio se la quería comer con patatas fritas, al ver el
azoramiento de la chica, se dijo que tenía que recordar el
tiempo cuando ella era becaria. Claro que ella nunca cometió
errores, recordaba que quien dirija el equipo era James y era
casi como trabajar con un dictador, aunque aprendió muchas
cosas. Keyla estaba segura de que desde ese momento estuvo
completamente enamorada de él, un gran problema ya que
James nunca tuvo más palabras que las estrictamente
necesarias para con ella, por eso ella se dejaba la vida tratando
de ser la mejor. Quería que notara lo brillante que era, para que
por lo menos se diera cuenta de que existía.
Ahora que estaba llevando a su propio equipo, no debía
olvidar sus comienzos, suspiró mirando por la ventanilla de su
departamento, ella también había tenido algo de culpa, tenía
que haber notado el error antes, pero por estar pensando en
James había delegado asuntos importantes del trabajo.
Necesitaba dejar de soñar despierta, Keyla por lo regular era
muy realista, en lo único en lo que se permitía fantasear era
con que James algún día se diera cuenta de que ella era la
mujer de su vida. Algo que no pasaría ni en un siglo. A veces
le daban ganas de dejar ese empleo, llevaba varios años
juntando todo el dinero que ganaba para poder abrir su propia
empresa de publicidad. Esperaba que en un año o dos como
mucho pudiera independizarse. Amaba la empresa donde
trabajaba, pero quería formar su propio sello creativo, y tal
vez, solo tal vez de esa manera lograría dar carpetazo a su
amor platónico por su jefe que en nada le convenía.
El sonido del móvil la sacó de sus pensamientos,
esperaba que no fueran más problemas con la campaña, al día
siguiente la presentarían de manera oficial al cliente y
esperaba de verdad que quedara muy satisfecho, aunque ella se
ocupaba de clientes nuevos y de presupuestos menores, ya que
eran los equipos de más antigüedad los que tenían la cartera de
clientes más potenciales y los cueles siempre eran
supervisados por su jefe, a ella solo le pedía una muestra de
los bocetos y la dejaba estar a su aire en la reunión ya que sus
clientes facturaban menos dólares al año. Aunque Keyla se
consolaba diciéndose que James tenía absoluta confianza en
ella y por eso era libre para trabajar sus diseños y no porque la
ignorara. Miró el mensaje que le había llegado y se
desconcertó, ¡¿Qué demonios estaba pasando?!
Volvió a mirar la pantalla como si no se creyera lo que
estaba leyendo. Sabía que había olvidado el tema de las
compras que le habían cargado a la tarjeta, pero pensó que
sería un error, ahora viendo el mensaje que decía que había
excedido el límite de compras por día pensaba que su vida no
podía estar tomando un rumbo peor. Abrió la banca
electrónica, para fijarse que es lo que le habían cargado y casi
se desmaya al darse cuenta de que habían gastado más de la
mitad de todos sus ahorros.
Jeremy abrió la puerta buscándola con la mirada.
— ¿Keyla?, estás preparada, mañana es el día de la
presentación de la campaña. Me pareció extraño ver la luz
encendida.
—Ven, necesito que me digas si esto que estoy viendo
es verdad —dijo ella muy concentrada en la pantalla de su
móvil.
—No me digas que tu campaña no está lista.

—Esto es mucho peor —dijo comenzando a sentirse


inundada por el pánico.
—¿Peor que algo malo en tu campaña?, entonces
quiere decir que es algo más crítico.
—Acaba de llegarme un mensaje donde dice que he
sobrepasado el límite de compras en el día.
—¿Y?
—¿Cómo qué y? Pues que yo no he comprado nada
hoy, ¡me han estafado!
—Tranquila cariño, que te va a dar un infarto.
—Jeremy, acabó de revisar la banca en el móvil y se
han gastado más de la mitad de mis ahorros. Eso sin contar
que seguramente me han de haber dejado temblando la tarjeta
de crédito —dijo ella gritando, la impresión de ver que su
dinero se había esfumado la había dejado paralizada. Ahora
que veía la realidad era como si un jarro de agua le cayera
encima. El fruto del trabajo de tantos años se lo había gastado
otra persona.
—Marca al banco, cancela tus tarjetas, eso es delito.
Debes denunciar para que atrapen a quien haya hecho
semejante canallada. Han robado tu identidad.
—Dios mío, parece que me ha mirado un tuerto.
—Sí cielo, y ha sido un tuerto con muy mala leche.
Después de estar por más de cinco horas tratando de
demostrar que ella no había hecho las compras, por fin el
banco había accedido a bloquear sus tarjetas. Aunque después
de un rato ya no le pareció tan buena idea, ya que ahora estaba
sin dinero hasta que le dieran la reposición de su tarjeta; en ese
momento se arrepentía de no haber contratado un seguro en
caso de robo de identidad. Dios, parecía una mala broma, justo
cuando las cosas estaban empezando a salir bien, llegaba esa
estafadora a joderle la vida…
Puedes seguir leyéndola en Kindle unlimited al
igual que sus otras novelas tituladas:

1.- No lastimes mi corazón.


2.-No soy ella.
3.- No puedo amarte.
4.- Oblígame a amarte.
5.- Lady Ariadna.
6.- Encuéntrame.
7.- Ya me amaras.
8.- No merezco ser feliz.

9.- No te debo nada.

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