Está en la página 1de 6

III.

CULTURA CONSUMISTA
Surge la guía de estilos y modas (edición otoño-invierno) que contenía “media
docena de estilos clave para los próximos meses que te pondrán a la delantera del
pelotón de la moda”.

En primera instancia

Provoca en la comunidad la preocupación por


estar y mantenerse a la delantera, “Soy quien
soy porque los otros me reconocen como tal”
Michel Maffesoli.
En una sociedad de consumidores, donde los
vínculos humanos tienden a estar mediados
por el mercado de consumo, el sentimiento
de pertenencia se encuentra en la
identificación metonímica, el proceso de autoidentificación es algo buscado, y sus
resultados son exhibidos con la ayuda de marcas de pertenencia visibles,
usualmente asequibles en el comercio, poseer los emblemas de figuras famosas
tal vez otorgue esa aceptación anhelada y mantenerse a la delantera es la única
manera de conservar ese sentido de
pertenencia.
Mantenerse a la delantera con los emblemas
de las figuras famosas da cierto valor como la
certeza del reconocimiento, aprobación e
inclusión del grupo de pertenencia.
“debería empezar por asumir que todo
individuo necesita bienes para comprometer a
otros en sus proyectos […]. Los bienes sirven para movilizar a otras personas”
Mary Douglas.
Al menos para alcanzar el sentimiento de alivio de haber hecho todo lo posible por
lograr esa movilización.
En segunda instancia

Surge a su vez la preocupación por el


mensaje con fecha de vencimiento
para los nuevos emblemas de
famosos, se advierte a los lectores que
la promesa es válida sólo para los
próximos meses.

Para quienes lograron adquirir los


emblemas tan deseados de la
temporada por más grandes que
hayan sido los beneficios obtenidos al
atender prontamente ese llamado, no
durarán para siempre. Cualquier garantía de seguridad que uno adquiera deberá
ser renovada cuando “los próximos meses” hayan pasado.

“el nivel de velocidad es directamente proporcional a la intensidad del olvido”. ¿Por


qué? Porque si “ocupar el escenario implica desplazar a otros de él, entonces
ocupar ese escenario tan especial que es la “atención pública” implica mantener a
los otros objetos de atención fuera de la escena…” recordando así que “Los
escenarios permanecen iluminados apenas durante los primeros minutos” Milan
Kundera

La siguiente frase ejemplifica el sentimiento o manera de pensar de la comunidad


consumidora “como todos progresan, quien no avanza queda inevitablemente
separado de los otros por una brecha que se ensancha” Vincent de Gaulejac
En tercera instancia

No se quiere adquirir un solo nuevo


estilo, si no media docena de ellos, pero
el rango de oferta traza un limite
alrededor de las opciones.

Elegir y adoptar un estilo no es el tema


en sí, pues esto realiza definitivamente
la comunidad consumista bajo pena de
exclusión, lo que no puede hacer es
tener la libertad de modificar de ningún
modo las opciones disponibles, no hay otras alternativas.

La presión del tiempo, la necesidad de que sus semejantes se fijen en ellos


(atención humana) o incluso la limitada cantidad de artículos ejemplares
disponibles no son de gran importancia, lo que importa es estar a cargo de la
decisión, y la decisión es obligatoria. “la ropa, los muebles, discos y juguetes,
todas nuestras compras implican decisiones y el ejercicio de nuestro juicio y
nuestro gusto” “Obviamente, no controlamos la oferta de productos disponibles
para nuestra elección”

Es apropiado si tomamos en cuenta que uno sólo puede abstenerse de elegir a


costa de perder su libertad.

Bauman argumenta que, en la sociedad contemporánea, el consumismo no solo


cumple una función de satisfacción de necesidades prácticas, sino que se ha
convertido en una herramienta fundamental para construir y expresar la identidad
individual. Los objetos de consumo no son meramente utilitarios, sino que también
se convierten en símbolos de estatus, estilo de vida, gustos y preferencias
personales. Las personas utilizan los productos que consumen para definir
quiénes son y cómo desean ser percibidas por los demás. Por ejemplo, la elección
de marcas, productos de lujo o artículos de moda puede reflejar una identidad
aspiracional o un deseo de pertenencia a
determinados grupos sociales.

"Los objetos consumidos no son meramente


útiles; son también portadores de significado
simbólico y cultural. Nos definen tanto como
nosotros los definimos a ellos." (Bauman,
"Vida de Consumo", Capítulo 3).
El síndrome de la cultura consumista

Ha degradado la duración y jerarquizado


la transitoriedad y ha elevado lo novedoso
por encima de lo perdurable, redujo
abruptamente el lapso que separa no sólo
las ganas de su satisfacción, privilegia la
precaución de no permitir que las cosas
prolonguen su visita más allá de lo
deseado por encima de las técnicas para
retenerlas y del compromiso a largo plazo.

El síndrome consumista es velocidad, exceso y desperdicio.

Los consumidores hechos y derechos ni


siquiera pestañean a la hora de deshacerse
de las cosas: aceptan la corta vida útil de las
cosas y su muerte anunciada con
ecuanimidad, a veces con regocijo apenas
disimulado, y otras con el gozo
desembozado propio de una victoria,
prometen que la renovación y el
rejuvenecimiento son inminentes: nuevas
aventuras, nuevas sensaciones, nuevas
alegrías.

Una sociedad de consumo sólo puede ser una sociedad de exceso y prodigalidad
y, por ende, de redundancia y despilfarro.
Bauman introduce el concepto de "poseído" para describir a aquellos que buscan
una identidad a través de la posesión y el consumo de bienes materiales, estas
personas buscan constantemente adquirir nuevos objetos como una forma de
reforzar su sentido de identidad y autoestima, la posesión de ciertos productos se
convierte en una fuente de gratificación emocional y social, ya que proporciona
una sensación de pertenencia y
validación en la sociedad de consumo,
este impulso de posesión puede llevar a
un ciclo continuo de adquisición y
acumulación de bienes, donde la
satisfacción es efímera y la búsqueda de
nuevos objetos se vuelve insaciable.
El consumismo también tiene un
profundo impacto en nuestras relaciones
sociales. Bauman argumenta que
vivimos en una cultura donde las
interacciones humanas se han reducido
a "intercambios de mercancías
simbólicas", en lugar de relaciones
basadas en la autenticidad y la intimidad,
las personas tienden a evaluar a los demás en función de sus posesiones y logros
materiales. Las conexiones sociales se mantienen y fortalecen a través del
intercambio de bienes y servicios, lo que puede generar relaciones superficiales y
transitorias, además, el consumismo puede fomentar la competencia y el
individualismo, socavando la solidaridad y el sentido de comunidad en la sociedad.
La cultura consumista se caracteriza por
la presión constante de ser alguien más.
Los mercados de consumo se
concentran en la rápida devaluación de
sus ofertas pasadas, para hacer un lugar
en la demanda del público para las
nuevas ofertas.
Con la alucinante profusión de nuevas y atractivas identidades que se pueden
encontrar en el centro comercial más cercano, las posibilidades de que una
identidad en particular sea adoptada de manera definitiva, sin revisión o
reemplazo, son tantas como las que tiene un muñeco de nieve de no derretirse en
el infierno.
En el corazón de la obsesión consumista por la manipulación de identidades anida
el sueño de hacer que la incertidumbre sea menos amenazante y la felicidad más
completa sin mayores sacrificios ni esfuerzos agotadores en el día a día, utilizando
simplemente la posibilidad del intercambio de egos.
“En su búsqueda de una autoidentificación
exitosa, los individuos auto manipuladores
mantienen una relación muy instrumental con
sus interlocutores. Estos últimos sólo son
admitidos con el propósito de certificar la
existencia del manipulador, o más
exactamente con el objeto de permitir que los
manipuladores logren proyectar su “yo virtual”
en la realidad. Los otros no son necesarios más que para avalar, consolar y adular
el yo virtual del internauta” Jauréguiberry

A pesar de que el consumismo promete satisfacción y felicidad a través de la


adquisición de bienes materiales, Bauman argumenta que esta búsqueda nunca
se satisface completamente, en lugar de proporcionar una sensación duradera de
plenitud, el consumismo a menudo conduce a la insatisfacción crónica y a una
sensación de vacío emocional, esto se debe a que el consumo se convierte en un
fin en sí mismo, en lugar de ser un medio para satisfacer necesidades genuinas.
Además, el consumismo está intrínsecamente ligado a la cultura del "siempre
más", donde las personas están constantemente bombardeadas con mensajes
publicitarios que promueven la insatisfacción y el deseo de consumo.

Esto debería servir a los lectores a reflexionar críticamente sobre nuestra relación
con el consumismo y cómo este influye en nuestra identidad personal y nuestras
relaciones sociales, creo que debemos cuestionar los valores y las aspiraciones
que tenemos en el deseo de posesión y consumo de bienes materiales. Con esto
nos da a entender que Bauman sugiere que es necesario buscar formas de
satisfacción y realización que trasciendan el consumo material, centrándose en
relaciones significativas, el desarrollo personal y la contribución al bienestar de la
comunidad.

También podría gustarte