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CULTURA CONSUMISTA
Surge la guía de estilos y modas (edición otoño-invierno) que contenía “media
docena de estilos clave para los próximos meses que te pondrán a la delantera del
pelotón de la moda”.
En primera instancia
Una sociedad de consumo sólo puede ser una sociedad de exceso y prodigalidad
y, por ende, de redundancia y despilfarro.
Bauman introduce el concepto de "poseído" para describir a aquellos que buscan
una identidad a través de la posesión y el consumo de bienes materiales, estas
personas buscan constantemente adquirir nuevos objetos como una forma de
reforzar su sentido de identidad y autoestima, la posesión de ciertos productos se
convierte en una fuente de gratificación emocional y social, ya que proporciona
una sensación de pertenencia y
validación en la sociedad de consumo,
este impulso de posesión puede llevar a
un ciclo continuo de adquisición y
acumulación de bienes, donde la
satisfacción es efímera y la búsqueda de
nuevos objetos se vuelve insaciable.
El consumismo también tiene un
profundo impacto en nuestras relaciones
sociales. Bauman argumenta que
vivimos en una cultura donde las
interacciones humanas se han reducido
a "intercambios de mercancías
simbólicas", en lugar de relaciones
basadas en la autenticidad y la intimidad,
las personas tienden a evaluar a los demás en función de sus posesiones y logros
materiales. Las conexiones sociales se mantienen y fortalecen a través del
intercambio de bienes y servicios, lo que puede generar relaciones superficiales y
transitorias, además, el consumismo puede fomentar la competencia y el
individualismo, socavando la solidaridad y el sentido de comunidad en la sociedad.
La cultura consumista se caracteriza por
la presión constante de ser alguien más.
Los mercados de consumo se
concentran en la rápida devaluación de
sus ofertas pasadas, para hacer un lugar
en la demanda del público para las
nuevas ofertas.
Con la alucinante profusión de nuevas y atractivas identidades que se pueden
encontrar en el centro comercial más cercano, las posibilidades de que una
identidad en particular sea adoptada de manera definitiva, sin revisión o
reemplazo, son tantas como las que tiene un muñeco de nieve de no derretirse en
el infierno.
En el corazón de la obsesión consumista por la manipulación de identidades anida
el sueño de hacer que la incertidumbre sea menos amenazante y la felicidad más
completa sin mayores sacrificios ni esfuerzos agotadores en el día a día, utilizando
simplemente la posibilidad del intercambio de egos.
“En su búsqueda de una autoidentificación
exitosa, los individuos auto manipuladores
mantienen una relación muy instrumental con
sus interlocutores. Estos últimos sólo son
admitidos con el propósito de certificar la
existencia del manipulador, o más
exactamente con el objeto de permitir que los
manipuladores logren proyectar su “yo virtual”
en la realidad. Los otros no son necesarios más que para avalar, consolar y adular
el yo virtual del internauta” Jauréguiberry
Esto debería servir a los lectores a reflexionar críticamente sobre nuestra relación
con el consumismo y cómo este influye en nuestra identidad personal y nuestras
relaciones sociales, creo que debemos cuestionar los valores y las aspiraciones
que tenemos en el deseo de posesión y consumo de bienes materiales. Con esto
nos da a entender que Bauman sugiere que es necesario buscar formas de
satisfacción y realización que trasciendan el consumo material, centrándose en
relaciones significativas, el desarrollo personal y la contribución al bienestar de la
comunidad.