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Te amo con todo mi cerebro.

El cerebro rige todas las funciones de nuestro cuerpo.


Desde que estamos en el vientre materno el sistema nervioso recibe información y
comienza el apego. Al nacer, cada mirada, cada caricia y cada cuidado va fortaleciendo los
vínculos. Al ir creciendo vemos a nuestros padres como héroes y sentimos que no
necesitamos el afecto de nadie mas, hasta que un día, experimentamos una atracción
diferente.
Cuando sentimos atracción física o sexual por alguien, nuestro cerebro se inunda con una
sustancia llamada feniletilamina, que es similar a la anfetamina y que nos hace actuar
emocionalmente por lo que, lo único que podemos hacer es pensar en esa persona y
querer volver a verla. Grandes cantidades de feniletilamina harán que el cerebro produzca
dopamina, la hormona del placer, el amor y la felicidad, la cual actúa bajo un sistema de
recompensa y su efecto es similar al de una droga altamente adictiva, por lo que en este
proceso nuestro juicio se nubla, hacemos locuras; cosas que en otro momento no nos
hubiéramos atrevido a hacer: El conocido enamoramiento, que afortunada o
desafortunadamente no dura mucho, pues en aproximadamente 2 a 6 meses pueden
suceder dos cosas: termina la magia o creamos un vinculo emocional.

Y crear un vinculo emocional dependerá de que los dos quieran mantener la unión. Esto se
logra con la secreción de otra sustancia llamada oxitocina que es la hormona del apego, de
las relaciones a largo plazo, de la confianza, la que permite eliminar el miedo y tomar
riesgos; es la que secreta la madre al estar en contacto con su bebe, entre mas cercanía
mas oxitocina por lo tanto mas amor. En las parejas, los abrazos, las caricias y el
acurrucarse mantendrá los niveles de esta sustancia. Y otra hormona importante es la
vasopresina, que ayuda a reforzar los lazos, por lo que es importante aceptar como es el
otro, mantener la amistad y camaradería y empezar a ver que los defectos que le estoy
descubriendo también los tengo yo y debo hacerlos conscientes para poder mejorarlos,
cosa que muchas veces es difícil de comprender.
Los receptores de estas sustancias en el cerebro pierden sensibilidad aproximadamente a
los 3 años, por lo que después de ese tiempo la pareja intencionadamente debe decidir
seguir enamorada.

El amor es una practica, es una decisión.


Pero, ¿todo termina aquí, en una reacción química cerebral?
Cualquier tipo de amor puede explicarse por estas reacciones, pero estoy segura que hay
algo mas. Estoy segura que aunque alguien no haya experimentado un sano apego
familiar o que no haya podido o querido consolidar una pareja amorosa, hay algo que nos
hace sentirnos en paz, que nos hace querer compartir lo que sabemos y lo que somos, que
nos da alegría, que nos hace tener afecto por todo y por todos, que nos hace abrir los ojos
y ser conscientes que somos semejantes a una maravilla, a una gran energía común, a una
infinidad de posibilidades... Todo eso tiene un centro y estamos hechos a su semejanza,
algunos le dicen universo, alma, yo superior; cada quien es libre de pensar que esa fuerza
nos da vida o que somos autónomos. En lo personal, busqué el amor en mi familia, en mi
pareja, en mis hijos, en mi trabajo, en mis amigos y todos me han enseñado a ver mas allá
de reacciones químicas cerebrales. Cuando siento plenitud en mi día, alegría en mis
pensamientos, motivación por seguir mejorando, cuando veo moverse las hojas de los
arboles por el viento, sé quién hizo mi cerebro y sé que me esta diciendo que me ama y
que yo misma soy amor. Solo al tener algo, somos capaces de compartirlo.

Dra. Azucena Delgado.


Neuróloga Pediatra.

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