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MARCELINO ROMÁN.

Tierra y gente (1943)

Milagros de la tierra y del hombre Peón de estancia

Las penas de mi pueblo Aunque muy poco les hago


me desgarran el pecho; al canto y al guitarreo,
palpo a mi país en mis heridas canto ya que me lo piden:
y las llagas de América en mi vida. disculpen si chamboneo.
De vacunos y lanares
Entre los seres y las cosas, y yeguarizos hablemos;
en el amor de todo lo que amo, de curar los abichados
mi alma anhelosa busca y de componer los cercos.
la fuente verdadera del milagro. De señalar las ovejas
Rechazo a todas las deidades y de capar los terneros,
y voy a conversar con mis hermanos. de vigilar las aguadas
y recorrer los potreros.
Por ciudades y campos y caminos, Hablemos de los caballos
se me agolpan las penas, y hablemos de los aperos;
pero también aumenta mi optimismo. del fuerte sol del verano,
de la escarcha del invierno.
Sobre la tierra que labra
Hablemos de lo que quieren
sus milagros en gestación callada
pero sin tocar el sueldo;
mientras los días se adensan;
si quiero tener muer
donde el dolor del pueblo se decanta;
no sé cómo la mantengo.
donde la historia se alimenta
Hablemos de las carreras,
con nuestra sangre y nuestros sueños;
de la taba y de los juegos;
donde se juntan las esperanzas
de los tiempos de elecciones
dispersas;
y del asado con cuero.
debajo de los grandes silencios;
Hablemos de las haciendas,
más allá de las lágrimas
de los chanchos y los perros,
de las dolidas madres proletarias,
mas no de las injusticias
el hombre está elaborando
que los pobres padecemos.
los milagros del tiempo nuevo.
Me pidieron que cantara
Ya en la luz de los días augurales
y traté de complacerlos.
Se adelantan las voces victoriosas del
Me tendrán que disculpar
pueblo
si es que en algo los molesto.

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