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4° medio

David Aniñir:
Mapurbe

Somos mapuche de hormigón 


Debajo del asfalto duerme nuestra madre
Explotada por un cabrón.

Nacimos en la mierdopolis por culpa del buitre 


cantor
Nacimos en panaderías para que nos coma la maldición

Somos hijos de lavanderas, panaderos, feriantes 


y ambulantes 
Somos de los que quedamos en pocas partes

El mercado de la mano de obra 


Obra nuestras vidas 
Y nos cobra

Madre, vieja mapuche, exiliada de la historia


Hija de mi pueblo amable
Desde el sur llegaste a parirnos 
Un circuito eléctrico rajó tu vientre 
Y así nacimos gritándoles a los miserables
Marri chi weu!!!!
en lenguaje lactante.

Padre, escondiendo tu pena de tierra tras 


el licor 
Caminaste las mañanas heladas enfriándote el sudor

Somos hijos de los hijos de los hijos 


Somos los nietos de Lautaro tomando la micro 
Para servirle a los ricos 
Somos parientes del sol y del trueno 
Lloviendo sobre la tierra apuñalada

La lágrima negra del Mapocho


Nos acompañó por siempre 
En este santiagoniko wekufe maloliente.
Arte peótika

Quien pagará el arriendo de esa pieza 


porteña 
Dónde sus ventanales antiguos dieron alguna vez al mar?
Quien valorará esos espacios 
Donde renació la poesía aleteando 
Sobre esa inspiración her-musa ?
Nadie señoras y señores quitados de bulla !!!

Los miserables orígenes de la poesía 


son desconocidos 
En escritorios, editoriales y bibliotecas
Los orígenes paupérrimos de este Arte 
Desarte
O desastre 
Son inmundos,

Siendo así 
y a pesar de los desiertos 
las flores silvestres seguirán creciendo en tu tierra
y en todas partes 
para escribir con los nervios llenos
succionando tinta 
néctar para endulzar los versos
besos 
y voces al vacío

el poema 
estado subliminal de conciencia 
pos estado de descomposición
engaño corporal en su máxima esencia
escritural acción torturando el silencio
asesinato innato del espacio vacío 
al abismo del poema

el poema a la vena entra 


alterando las pulsaciones x minuto x hora 
x día x noche 
x vida x muerte 
el poema a la vena entra lloviendo por el pasaje 
envenando la piel que nos cubre el alma 
licuando cual pulso apuntando con la 9 milimetros 
bajando y subiendo temperaturas temperamentos y tempestades
entiendo la poesía no como el ave 
sino como el vuelo
( a las aves no me las toquen más en su virtud aérea, oh poetas)

entiendo las cicatrices envueltas de poesía 


blanca y roja
escurriendo hemorragias amarillentas y pus del pecho 
embelleciendo el temple del REO sangrando IRA
enmudeciendo a los perros en noches de luna llena
poesía sin IVA incluido 
vía bono previsional 
inseguros todos de su uso
desuso 
o abuso
poesía pan nuestro de cada día 
es ahí el no tener nada que echarle al pan
o nada con que untar el alma 
Para alimentarnos en ella.

+poesía
-policía

y llegaron despacito como el sueldo del fin de mes 


llegaron despacito como dando un tiro de gracia 
a mi muerte que ya se acercaba 
suplicaron les entregase toda droga 
(Pasta, ñoko, chamiko y de la otra)
no se percataron de mis pulmones ni de mi estómago 
donde almaceno la droga de todos los días 
si rehuso a acompañarlos pierdo la vida 
y la vida yace agujereada como el ano del homosexual
Como el cañón oxidado de los fusiles 
antes de disparar.
Desde tantos momentos que mi muerte está pendiente 
Que ya no concilio vida ni muerte 
Muero en el asiento trasero de una micro llena 
Muero al contar mis dientes y de los que pocos me quedan
Muero las ocho horas regaladas por día 
Y sí a esto le sumamos el resto del año
Muero los veinte y tantos añejos que llevo con esta fantasía

Un día antes de mi muerte


Jugué con los niños en el jardín de mi cementerio 
Todos salieron a la comparsa a festejar
Sí hasta MANOLITO
ERNESTO
Y la NEGRA ESTER 
Hacían sonar sus pitos maracas 
Y balitas antes del amanecer.
Y en esta ciudad agonizante 
(que espera al burro)
la cubre una gris neblina de tentaciones 
mezcla de ácido vaho y sudor de ligas
en esta babylon warriache 
se escriben tristes las canciones 
soplan los semáforos 
señalizan cruzar en rojo
señalizan un perdón por siglo 
se trafica con la leche condensada y otros pastos 
Sé fornika a luz de una gran torre ENTELUNAR
Que ilumina los rostros narices erectas y estúpidas emociones.

vamos detrás de nuestro propio trayecto


nos engañamos todos los días 
de las horas
y de todos los siglos 
Circunvalanceamos como hormigas 
detrás de un asqueroso pan 
nos golpeamos entre vergas inmaculadamente erectas 
Miramos a la luna y nos corremos la paja con ella 
en fin, 
la luna es el sueño,
eso
Mejor un pewma a esta ciudad
donde sus cerros enmascaran bulliciosos y gritones volcanes 
que algún día lloraran sangre 
excremento y lagrimas 

llegaron despacito con su fierro 38 milímetros 


llegaron despacito con sus trajes Boy Scout
color verde O-paco y zapatitos bien lustra`o
llegaron despacito a maniatarme las manos 
las hojas 
y un sueño 
Y llegaron DES- PA – CI – TO
 
Autoretraxto
La muerte de la muerte

Elicura Chihuailaf:

Estos cantos

Los arreboles del alba


sostienen mi espíritu
Así como estos cantos
sujetan la angustia
de mi corazón.
Por los amados surcos de la mañana
MI ALMA FUE PREGUNTANDO POR EL AMOR
Cuando supe que tú me habías olvidado
se borró en mis ojos el color de la
Naturaleza
y, en su oscuridad mis pensamientos
sólo desearon vagar por todas las tierras
Así anduvieron buscando tu realidad
la fuente misteriosa del recuerdo
Qué dolorido durmió todo ese tiempo
mi corazón sin saber nada de ti
Con las estrellas Azules de la mañana
mi alma fue preguntando al rocío
al aroma de las plantas y de las flores
Acompañó el vuelo de las aves y
de las mariposas
y entró en las aguas claras turbias
de la lluvia
Largamente hablé también, me dijo
con el viento y con la luz del sol
Yo estaba muy enfermo desde
que supe que tú me habías olvidado.
De tanto mirar tu rostro sonriente en la Luna
pensé que habían pasado ya muchos años
Pero en el canto de las bandurrias
sonaron recién las campanas del atardecer
(Las oyes lo sé, me dijo mi corazón dolorido)
Ahí entonces supe que eras el espíritu de un sueño
del que nunca jamas despertaría.

La llave que nadie ha perdido

La poesía no sirve para nada 


me dicen 
Y en el bosque los árboles
se acarician con sus raíces azules
y agitan sus ramas el aire 
saludando con pájaros 
la Cruz del Sur
La poesía es el hondo susurro 
de los asesinados 
el rumor de hojas en el otoño 
la tristeza por el muchacho  
que conserva la lengua  
pero ha perdido el alma 
La poesía, la poesía, es un gesto 
un sueño, el paisaje 
tus ojos y mis ojos muchacha 
oídos corazón, la misma música  

Y no digo más, porque nadie encontrará 


la llave que nadie ha perdido 
Y poesía es el canto de mis Antepasados 
el día de invierno que arde 
y apaga
esta melancolía tan personal

Sueño azul

La casa azul en que nací está situada en una colina 


rodeada de hualles, un sauce, castaños, nogales 
un aromo primaveral en invierno 
—un sol con dulzor a miel de ulmos— 
chilcos rodeados a su vez de picaflores 
que no sabíamos si eran realidad o visión ¡tan efímeros! 
En invierno sentimos caer los robles partidos por los rayos 
En los atardeceres salimos, bajo la lluvia o los arreboles, a buscar las ovejas 
(a veces tuvimos que llorar la muerte de alguna de ellas, navegando sobre las aguas) 
Por las noches oímos los cantos, cuentos y adivinanzas a orillas del fogón 
respirando el aroma del pan horneado por mi abuela, mi madre, o la tía María 
mientras mi padre y mi abuelo —Lonko de la 
comunidad— observaban con atención y respeto. 
Hablo de la memoria de mi niñez y no de una sociedad idílica 
Allí, me parece, aprendí lo que era la poesía 
las grandezas de la vida cotidiana, pero sobre todo sus detalles 
el destello del fuego, de los ojos, de las manos. 
Sentado en las rodillas de mi abuela oí las primeras historias de árboles 
y piedras que dialogan entre sí, con los animales y con la gente. 
Nada más, me decía, hay que aprender 
a interpretar sus signos 
y a percibir sus sonidos que suelen esconderse en el viento. 
Tal como mi madre ahora, ella era silenciosa 
y tenía una paciencia a toda prueba 
Solía verla caminar de un lugar a otro, haciendo girar el huso, retorciendo la blancura de la lana 
Hilos que en el telar de las noches se iban convirtiendo en hermosos tejidos 
Como mis hermanos y hermanas 
—más de una vez— 
intenté aprender ese arte, sin éxito. 
Pero guardé en mi memoria el contenido de los dibujos 
que hablaban de la creación y resurgimiento del mundo mapuche 
de fuerzas protectoras, de volcanes, de flores y aves 
También con mi abuelo compartimos muchas noches a la intemperie 
Largos silencios, largos relatos que nos hablaban del origen de la gente nuestra 
del primer espíritu mapuche arrojado desde el Azul 
De las almas que colgaban en el infinito como estrellas 
Nos enseñaba los caminos del cielo, sus ríos sus señales 
Cada primavera lo veía portando flores en sus 
orejas y en la solapa de su vestón 
o caminando descalzo sobre el rocío de la mañana 
También lo recuerdo cabalgando bajo la lluvia 
torrencial de un invierno entre bosques enormes 
Era un hombre delgado y firme 
Vagando entre riachuelos, bosques y nubes 
veo pasar las estaciones: 
Brotes de Luna fría (invierno), Luna del verdor (primavera) 
Luna de los primeros frutos (fin de la primavera y comienzo del verano) 
Luna de los frutos abundantes (verano) 
y Luna de los brotes cenicientos (otoño) 
Salgo con mi madre y mi padre a buscar 
remedios y hongos 
La menta para el estómago, el toronjil para la pena 
el matico para el hígado y para las heridas 
el coralillo para los riñones —iba diciendo ella. 
Bailan, bailan, los remedios de la montaña 
—agregaba él 
haciendo que levantara las hierbas entre mis manos. 
Aprendo entonces los nombres de las flores y de las plantas 
Los insectos cumplen su función 
Nada está de más en este mundo 
El universo es una dualidad: 
lo bueno no existe sin lo malo. 
La Tierra no pertenece a la gente 
Mapuche significa Gente de la Tierra 
—me iban diciendo 
En el otoño los esteros comenzaban a brillar 
El espíritu del agua moviéndose sobre el lecho pedregoso 
el agua emergiendo desde los ojos de la Tierra. 
Cada año corría yo a la montaña para asistir 
a la maravillosa ceremonia de la naturaleza 
Luego llegaba el invierno a purificar la Tierra 
para el inicio de los nuevos sueños y sembrados 
A veces los guairaos pasaban anunciándonos 
la enfermedad o la muerte 
Sufría yo pensando que alguno de los 
mayores que amaba 
tendría que encaminarse hacia las orillas 
del Río de las Lágrimas 
a llamar al balsero de la muerte 
para ir a encontrarse con los antepasados 
y alegrarse en el País Azul 
Una madrugada partió mi hermano Carlitos 
Lloviznaba, era un día ceniciento 
Salí a perderme en los bosques de la 
imaginación (en eso ando aún) 
El sonido de los esteros nos abraza en el otoño 
Hoy, les digo a mis hermanas Rayén y América: 
Creo que la poesía es sólo un respirar en paz 
—como nos lo recuerda nuestro Jorge Teillier— 
mientras como Avestruz del Cielo por todas 
las tierras hago vagar mi pensamiento triste 
Y a Gabi Caui Malen y Beti, les voy diciendo: 
Ahora estoy en el Valle de la Luna, en Italia 
junto al poeta Gabriele Milli 
Ahora estoy en Francia, junto a mi hermano Arauco 
Ahora estoy en Suecia junto a Juanito Cameron 
y a Lasse Söderberg 
Ahora estoy en Alemania, junto a mi querido 
Santos Chávez y a Doris 
Ahora estoy en Holanda, junto a Marga 
a Gonzalo Millán y a Jimena, Jan y Aafke, 
Juan y Kata 
Llueve, llovizna, amarillea el viento en 
Amsterdam 
Brillan los canales en las antiguas lámparas 
de hierro y en los puentes levadizos 
Creo ver un tulipán azul, un molino cuyas 
aspas giran y despegan 
Tenemos deseos de volar: Vamos, que nada 
turbe mis sueños —me digo
Y me dejo llevar por las nubes hacia lugares desconocidos por mi corazón.

Leyendas, visiones

Para que las aguas recuerden su canto


grita en el corazón la sangre grita
llamando el cauce de su viejo y
caudaloso río
Negros perros cruzan la ventana
y en la ciudad soy un estero apenas
que reducido y en silencio muere
Pero alguien dentro de mí camina
y eres la estación del regreso
pues he vuelto, dice
brillando como el sol naciente-
he vencido la celada
Es el tiempo el tiempo
recordado soy por guardianes alados
Desde los altos sueños
hierbas cortaré del alba y la penumbra
para que también las piedras recuerden
su canto
Porque destino del hombre
es desafiar los laberintos de la muerte
Despierta en mí la Piedra Azul
despierta.

Para sanarte vine, me habló el canelo


Para sanarte vine, me habló 
el Árbol sagrado
Vé y recoge mis hojas, mis 
semillas, me está diciendo
De todas partes vinieron 
tus buenas Machi
mis buenos Machi
desde las cuatro Tierras, 
desde las cuatro aguas
mediaremos, me están diciendo 
sus poderes
en tus nervios, en tus huesos 
en tus venas
¿O deseas acaso abandonar 
a nuestra gente?
Elevaré mis rogativas, le digo
Ay, mis pensamientos se apartaron 
de los apacibles ríos 
de mi corazón:
 
Piedra Transparente será éste 
por mí, dijiste
Oo! Genechen, envíame tu aliento 
tu resollar de aire poderoso
Éste va a ser cantor, dijiste 
entregándome el caballo Azul 
de la  Palabra
Hasta la Tierra de Arriba llegará 
en sus Sueños
confundiendo al mensajero de 
sus enemigos
Me oirá cuando hable desde 
la savia de las plantas 
y de las flores. Así dijiste
Mas yo quise olvidar el consejo 
de las Ancianas
y de los Ancianos
por eso estoy enfermo ahora
Mis pensamientos se alejaron 
de los apacibles Ríos 
de tu Corazón
 
Mírame, estoy soñando que he    
subido por tus hojas
La Cascada Azul de la mañana  
vino a mojar mis labios  
con sus aguas
Subí, subí con ellas, pero 
me sujetó el murmullo 
de los peces
Caminé luego sobre el aroma 
de los bosques
Después bailé. En él estaba     
colgado mi poder
Las buenas Visiones y los buenos    
Sueños lo rodeaban
Lloré entonces, lloré, abrazado
por el espíritu de mi Canelo.

Jaime Huenún

En la ruka de David

Largos años esperé por mi subsidio, 


hermanito.
y el gobierno/ padre nuestro/ al fin me ha dado
la casita que tanto soñé.
Duro el piso es de tierra
y de escombros,
larga y verde ratonera en la techumbre
/impermeable/
hondo el fuego en el centro
de mi gris ancianidad.
Los posters de mis bandas favoritas
RAMONES / THE CLASH / FISKALES AD HOK
cuelgan ya tiznados de la tibia paja seca
y mi honda originaria 
/el witruwe ancestral/
aún me sirve para darles franca caza
a vacas y avestruces 
en los fundos colindantes.
En mi ruka
el tiempo mira hacia el oriente
-mis canciones al son de la montaña van-
Aqui cocino / hablo / canto
y me emborracho,
aqui aprendo / recitando / viejos trucos
de los wingkas literatis
y escribo / por encargo de la CAM
soñadas lyrics
para el coro de las machis 
del futuro Nguillatún cordillerano.
Ya era hora de frenar mi lenta,
inútil diáspora, hermanito, 
mi eterno tour suicida
por el ancho y sucio valle del Mapocho.
/Ya era hora/
El "Byron Araucano" me llamaron,
los apostatas,
El Sid Vicius de la poesía mapuche
-me dijeron-,
el aedo de las junglas de cemento,
otro fiel representante
de la más grosera de las tribus
catastradas por el INE.
Al final,
de mis versos siempre hicieron
/sin pudor ni parsimonia/
una estrecha cueva de ladrones;
mil lingüistas / reporteros / antropólogos
me carnearon como jibaros
el craneo.
Conocí el estrellato de los perros,
hermanito.
a las groupies de Ñuñoa / Plaza Italia / de La Chimba
inyectándose heroína y metafísica
y esnifando en camerinos malolientes
el polvillo adulterado del chamán.
Es por eso
que no estoy para tocatas
ni tomas de terrenos,
hermanito,
ya no más enfrentamientos ni careos
con soplones y testigos
alquilados por la turbia y secreta PDI.
Guardo entonces mis banderas
/ FOYEWENU / COLO COLO /
en arcanos barretines de Lumaco
y La Pintana;
guardo en tierra las clavas de los toquis
y los Comblain oxidados
de la última batalla general en La Frontera.
Ya vendran tiempos mejores,
hermanito,
para izar los sagrados estandartes
en llanuras y montañas
liberadas por los pewma
de la Banca y la Escritura.
Por ahora,
ya sin broncas ni leyendas
/ ni tardíos editores / 
vuelvo a casa.
Traduciendo mis poemas al spanglish,
/ al patois / 
y al sudado créole de las Antillas,
vivo holgando de mis rentas
/ mis derechos /
MI LEGÍTIMO KIMUN / MI RAKIZUAM

UNO (Forrahue)

Uno
(Forrahue)
«...alzaban sus manos
ensangrentadas al cielo...»
(Diario «El Progreso» de Osorno
21 de octubre de 1912)
No hablábamos chileno, mi paisano,
castellano que lo dicen.
Copihue sí, blanco y rojo,
flor de michay,
chilco nuevo.
No sabíamos de Virgen ni de Cristo, padrecito,
ni del Dios en las Alturas.
Jugábamos tirándonos estiércol de caballo en los potreros;
robábamos panales a los ulmos y a los moscos,
y pinatras a los hualles de la pampa;
mirábamos desnudas bañarse a las hermanas
con manojos de quillay en el arroyo.
Malo era.
Sí.
Por eso vino envidia y litigio y carabina;
por eso se volvieron lobos los venados y los peces.
Malo era, paisanito, malo era.
Comíamos caliente el crudo corazón de un cordero
en el lepún;
rezábamos huilliche al ramo de laurel
junto a la machi;
matábamos con fuego al que mete huecuve
contra el cuerpo y contra el alma.
¡Brujo diablo, anda vete! decíamos escupiendo,
y el bosque más espeso
escondía a la lechuza.
Malo era, malo era.
No sabía vivir el natural antes amigo, no
sabía.
Las mujeres se preñaban en lo oscuro y en lo claro,
y los hijos se criaban a la buena
de los bosques y los ríos.
Así era, mamita, así fue:
las estrellas dejaron de alumbrarnos
la sangre de repente,
y tuvimos que ocultarnos como zorros
en montañas y barrancos.

DOS (Misión de la Costa)

El traía un cargamento de abarrote en la montura,


y una calfinita de aguardiente en el morral,
“Grítenme montes y valles
háblenme piedras del cerro”, cantaba
ya borracho,
con los ojos todavía encandilados
por las luces y los bares
de la calle República.
Las estrellas se caían a pedazos esa noche, paisanito,
meteoros que les dicen los del pueblo,
pero el mar las detenía entre sus rocas
y pudimos dormir sin sobresaltos.
Buenas noches, nos dijimos, buenas noches.
Un chonchón rozó la ruca. Fue de encanto.
Mi abuelita hizo una cruz en la ceniza,
y quemó un par de trintraros que me andaban
en la nuca y en la frente.
Desperté bajo unos notros florecidos,
con los labios amargados
por el vino y la intemperie.
Mi caballo descansaba junto a un álamo;
y soltó un relincho fuerte
corcoveando.
Ahí mismo lo corrí y le di alcance,
y lo monté y lo galopé hasta el rancherío.
Le gritamos ¡párate, Juan, arráncate!,
pero él venía del pueblo
y traía el cuerpo malo.
“Grítenme montes y valles,
háblenme piedras del campo”, cantaba
de costado en la cuneta.
Rematado dicen que fue,
aunque ya había muerto
mucho antes que dejara cantar
esa ranchera.

DIBUJO DE MONTE (Cunco Chico)

Pelehue nombran este lugar. Desde el cerro Mariaguín contemplo los volcanes: el Llaima, con su
corona de humo y una icatriz en la nieve; el Villarrica, mariposa blanca entre las hojas de maqui: el
Lonquimay, y su cumbre pulida por el cielo del atardecer. "El sol se va al mar", dice la machi,
mientras echa en un saco los remedios de monte.

*
.......... "Este, melahuén, tiene flor bonita, parece menta. Este otro, afülkón. Este, mülul,
zarzaparrilla llaman en huinca. Este de aquí, filulahuén, remedio de la culebra. Este, palosanto,
canchelahuén en mapuche. Este, palqui, quita la fiebre. Este, hacachu, pastomaíz. Florece. Bonito.
Y este, canelo, nehuenlahuén, remedio de la fuerza".

*
.......... La machi Isabel Fariñe Caniuqueo y su joven ayudante Abraham Montero Huentemil,
limpian las hierbas tomadas en el cerro. Las apartan y las envuelven con hojas de diarios y con
retazos de plástico. Luego amarran los paquetes y los cuelgan frente al fogón.
*
......... La ruka, ya a fines del invierno, mantiene a raya vientos, aguaceros y heladas. El nütram, la
balbuceante conversación, espanta los espectros del espíritu. "Mi corazón te conoce, hermana, / mi
corazón te conoce: / tú eres la que teje / mi corazón en el telar", dice un canto que oí, efímero y
monótono, en Playa La Mina, a orillas del río Quepe. Y es así: bajo las extrañas sombras de
nuestros cuerpos proyectadas por el fuego y por la lámpara, nos miramos y nos reconocemos.
Afuera los treiles graznan volando la bulliciosa danza del apareo. Adentro escucho verter las
palabras, el mapudungún que se desliza por entre mallines y pedregales. No entiendo, pero sí, en
los ojos, en el fuego, en esa rama de sombra que de golpe cae a la boca de la machi Isabel.

*
.......... La luz de la lámpara a parafina ha atraído un gran zancudo. Una de las hijas de la machi lo
toma y lo arroja a las brasas, escupiendo.

*
.......... Salgo de la ruka. Noche cerrada. Sin embargo, es posible distinguir la silueta de los peuma
bajo el cielo nublado.

*
.......... Gris es la mañana. Vuelan los urcos sobre el quilantal. Anuncian el salto de la culebra de
agua.

*
.......... Remigio Hueche canta. Dicen que está loco, que cuando le viene la locura desvaría durante
un mes o dos. Ahora está sano. Un poco borracho, eso sí, pero canta. Es el único que todavía
canta el "ül" en Cunco Chico.

"Mi caballo es blanco


y yo soy el viento que lo monta.
Mi caballo es blanco
y corre poderoso bajo el cielo azul.
Nadie podría quitarme este caballo.
Nadie podría quitarme este caballo.
Firme llevo yo las riendas
Firme llevo yo las riendas.
Sólo tú, linda hermanita,
podrías hacerme bajar.
Sólo tú, linda torcaza,
me podrías derribar.
Mi caballo es blanco
y yo soy el viento que lo monta.
Mi caballo es blanco
y corre poderoso bajo el cielo azul.
En mi caballo te llevaré,
a otra tierra te llevaré.
Te alegrarás después, hermanita.
Sí, te alegraras"

Mallín: terreno húmedo, pantanoso, cercano a los ríos y los arroyos.


Peuma: el sueño que no es pesadilla y que alumbra los días por venir. El peuma se relata en la mañana como un acto de
purificación. Así, el peuma que presente presagios dañinos, perderá su poder; por el contrario, aquel que contenga símbolos y
anuncios de bienestar, se cumplirá.
Ül: el canto o poema cantado, improvisado en celebraciones comunitarias, situaciones amorosas o como homenaje a parientes,
amigos o vecinos.

Crónica de fin de invierno

Ayer estuvo en casa un pariente del campo. Llegó borracho y sudoroso. Cojo como es, habrá
andado difícil por las calles de Osorno, con el alcohol acumulado en el tobillo del pie derecho, su
hueso malformado.
.......... Trajo la noticia de la brutal caída de caballo de su padre, tío abuelo mío por huilliche y por
marido de una de las hermanastras de mi abuela.
.......... José Llanquilef, 89 años, carpintero, campesino, constructor de lanchas y botes, mueblista y
ex dueño de un almacén y de un microbús de recorrido rural, vive por estos días sus últimos días.
Ha perdido la memoria y de sus ojos se ha borrado el mundo.
.......... Su mujer, Zulema Huaiquipán Huenún, trajinará diminuta bajo el peso de la joroba de vejez
por los pasillos del hospital de Quilacahuín.
.......... Pronto graznará el chonchón desde el lado siniestro de la vida.

¿Quién pide aplausos


por vivir o
por morir?
Este,
que recibió las arrugas
y las canas
como los árboles de monte, no
murió: quedó encantado.
Su catafalco va cubierto
de crisantemos y de lirios.
Nadie lo llora en el cortejo
que avanza entre el río
y los sembrados
de papa y remolacha

Silencio de agua, polvo de murmullo.

Del Trumao de los trenes


al Cantiamo de las arvejas enormes;
del Trinidad de las manzanas
a la Barra del río Bueno:
que refloten los antiguos vapores varados
(el "Margarita", el "Tres Palos ", el "Rahue")
y que se embarquen todos
los que ya murieron.
Mañana
florecerán los arrayanes,
y los campos serán de las abejas,
y el muerto despertará la primera mariposa
bajo la lluvia de la eternidad.

Briceida Cuevas

Canción triste de la mujer Maya a su madre recién fallecida

Canción triste de la mujer Maya mientras llevan a su madre a enterrar


Canción triste de la mujer Maya en el entierro de su madre

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