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Fundamentos de la Literatura.

Unidad III: Lírica.

Selección de poesías I.

ODA A LA TRISTEZA (Pablo Neruda) Fragmento de la Égloga I, de Garcilaso de la


Vega
TRISTEZA, escarabajo
de siete patas rotas,
huevo de telaraña,
¡Oh más dura que mármol a mis quejas,
rata descalabrada,
esqueleto de perra: y al encendido fuego en que me quemo
Aquí no entras. más helada que nieve, Galatea!,
No pasas. estoy muriendo, y aún la vida temo;
Ándate. témola con razón, pues tú me dejas,
Vuelve que no hay, sin ti, el vivir para qué sea.
al Sur con tu paraguas,
Vergüenza he que me vea
vuelve
ninguno en tal estado,
al Norte con tus dientes de culebra.
Aquí vive un poeta. de ti desamparado,
La tristeza no puede y de mí mismo yo me corro ahora.
entrar por estas puertas. ¿De un alma te desdeñas ser señora,
Por las ventanas donde siempre moraste, no pudiendo
entra el aire del mundo, de ella salir una hora?
las rojas rosas nuevas,
Salid sin duelo, lágrimas, corriendo
las banderas bordadas
del pueblo y sus victorias.
No puedes.
Aquí no entras.
Himno de la victoria (en ciertas circunstancias) -
Sacude
Juan Gelman.
tus alas de murciélago,
yo pisaré las plumas
que caen de tu manto,
yo barreré los trozos en madrugada en pleno su esplendor
de tu cadáver hacia quién sino yo como ginebras destruyendo a sus
las cuatro puntas del viento, víctimas amadas
yo te torceré el cuello, para dar luz a la indecisa claridad de sus mesas
te coseré los ojos, quién sino yo con papelitos lujosas descripciones
cortaré tu mortaja hechas para callar
y enterraré tus huesos roedores
o la palabra mesa las mentiras
bajo la primavera de un manzano.
los metros de mentiras para vestir los codos del
borracho
Elegía (Miguel Hernández)
los sastres están tristes pero se cose y canta
(En Orihuela, su pueblo y el mío, se me ha muerto se miente en cantidad hermanos míos resulta
como el rayo Ramón Sijé, con quien tanto bella la fealdad
quería.) amorosas las pústulas gran dignidad la infamia
al pájaro al cantor al distraído le han crecido
  reptiles
Yo quiero ser llorando el hortelano con asombro contempla su gran barbaridad
de la tierra que ocupas y estercolas, hurrah por fin ninguno es inocente
compañero del alma, tan temprano. caballeros brindemos las vírgenes no virgan
los obispos no obispos los funcionarios no
  funcionan
Alimentando lluvias, caracolas todo lo que se pudre en ternura dará
y órganos mi dolor sin instrumento, miro mi corazón hinchado de desgracias
a las desalentadas amapolas tanto lugar como tendría para las bellas
aventuras
 

daré tu corazón por alimento.


Tanto dolor se agrupa en mi costado,
que por doler me duele hasta el aliento.
A las aladas almas de las rosas
  del almendro de nata te requiero,
que tenemos que hablar de muchas cosas,
Un manotazo duro, un golpe helado,
compañero del alma, compañero.
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.

 
Madrigal (Amado Nervo)
No hay extensión más grande que mi herida,
lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida.
Por tus ojos verdes yo me perdería,
  sirena de aquellas que Ulises, sagaz,
amaba y temía.
Ando sobre rastrojos de difuntos,
Por tus ojos verdes yo me perdería.
y sin calor de nadie y sin consuelo
voy de mi corazón a mis asuntos.
Por tus ojos verdes en lo que, fugaz,
  brillar suele, a veces, la melancolía;
por tus ojos verdes tan llenos de paz,
Temprano levantó la muerte el vuelo, misteriosos como la esperanza mía;
temprano madrugó la madrugada, por tus ojos verdes, conjuro eficaz,
temprano estás rodando por el suelo. yo me salvaría.
 

No perdono a la muerte enamorada,


no perdono a la vida desatenta,
Madrigal (Nicanor Parra)
no perdono a la tierra ni a la nada.
Yo me haré millonario una noche
 
Gracias a un truco que me permitirá fijar las
En mis manos levanto una tormenta imágenes
de piedras, rayos y hachas estridentes
sedienta de catástrofes y hambrienta. En un espejo cóncavo. O convexo.

Quiero escarbar la tierra con los dientes, Me parece que el éxito será completo
quiero apartar la tierra parte a parte
Cuando logre inventar un ataúd de doble fondo
a dentelladas secas y calientes.
Que permita al cadáver asomarse a otro mundo.
 

Quiero minar la tierra hasta encontrarte


y besarte la noble calavera Ya me he quemado bastante las pestañas
y desamordazarte y regresarte.
En esta absurda carrera de caballos
  En que los jinetes son arrojados de sus
cabalgaduras
Volverás a mi huerto y a mi higuera:
por los altos andamios de las flores Y van a caer entre los espectadores.
pajareará tu alma colmenera

Justo es, entonces, que trate de crear algo


de angelicales ceras y labores.
Que me permita vivir holgadamente
Volverás al arrullo de las rejas
de los enamorados labradores. O que por lo menos me permita morir.
 

Alegrarás la sombra de mis cejas, Estoy seguro de que mis piernas tiemblan,
y tu sangre se irán a cada lado
disputando tu novia y las abejas. Sueño que se me caen los dientes

  Y que llego tarde a unos funerales.

Tu corazón, ya terciopelo ajado,


llama a un campo de almendras espumosas
Canto nupcial (título provisorio)- Susana Thénon
mi avariciosa voz de enamorado.

me he casado

me he casado conmigo

me he dado el sí
Un plástico transparente (Fabian Casas) un sí que tardó años en llegar
Abrí la puerta y te estabas bañando. años de sufrimientos indecibles
Los vidrios empañados, el ruido del agua
detrás de las cortinas, de llorar con la lluvia
las cosas esenciales instaladas
fuera de la razón. de encerrarme en la pieza
Me llamaste, acercaste la cara porque yo -el gran amor de mi existencia-
y nos besamos a través del plástico
transparente: fue un instante. no me llamaba
Las parejas y las revistas literarias
duran casi siempre dos números. no me escribía
Sin embargo, de a poco,
no me visitaba
le fuimos ganando terreno al río:
días interminables en los que el caos y a veces
tomaba tu forma para envolverme mejor.
cuando juntaba yo el coraje de llamarme
Las huellas (Silvina Ocampo)
para decirme: hola ¿estoy bien?
A orillas de las aguas recogidas
yo me hacía negar
en la luz regular del suelo unidas
como si juntas siempre caminaran, llegué incluso a inscribirme en una lista de clavos
solas, parecería que se amaran,
en la sal de la espuma con estrellas, a los que no quería conectarme
sobre la arena bajo el sol las huellas
porque daban la lata
de nuestros pies desnudos
porque me perseguían
tan lejanos, y mudos. porque me acorralaban
Dejando una promesa dibujada
porque me reventaban
nuestra voz entretanto ensimismada
se divide en el aire y atraviesa al final ni disimulaba yo
la azul crueldad de la naturaleza
mientras solos cruzamos cuando yo me requería
la playa y nos hablamos.
me daba a entender

finamente
Desarme (Florencia Piedrabuena)
que me tenía podrida
El primer día iba a matarte por proliferación de
y una vez dejé de llamarme
miradas hacia las paredes del bar.
y dejé de llamarme
El segundo día iba a abandonarte después del
sexo. y pasó tanto tiempo que me extrañé

El tercer día iba a competir con palabras, pegarte entonces dije


con la lengua y su saliva.
¿cuánto hace que no me llamo?
El cuarto día iba a partirte y esclavizarte.
añares
El quinto día, cuando ya no me quedaban balas,
iba a envenenarte debe de hacer añares

besándote. y me llamé y atendí yo y no podía creerlo

El sexto día decidí que no me bancaba la porque aunque parezca mentira


incertidumbre  no había cicatrizado
y fui a abrirte la cabeza para meterte dudas solo me había ido en sangre
y una bomba de tiempo.  entonces me dije: hola ¿soy yo?
No estalló.  soy yo, my dije, y añadí:
El séptimo día iba a decirte que no. hace muchísimo que no sabemos nada
El octavo ya no puedo. yo de mí ni mí de yo
Soy otra. ¿quiero venir a casa?
En mi afán por mostrarte que puedo destruirlo sí, dije yo
todo
y volvimos a encontrarnos
rompí conmigo,
con paz
y me desarmé.
yo me sentía bien junto conmigo
es decir,
igual que yo
soy mis pedazos
que me sentía bien junto conmigo
y también
y así
me quedé sin armas
de un día para el otro
pero también
me casé y me casé

y estoy junto
me quedé con vos.  y ni la muerte puede separarme

“Soneto IX” (Sor Juana Inés de la Cruz)

Detente, sombra de mi bien esquivo, Hombre Pequeñito (Alfonsina Storni)

imagen del hechizo que más quiero,

bella ilusión por quien alegre muero, Hombre pequeñito, hombre pequeñito,

dulce ficción por quien penosa vivo. suelta a tu canario que quiere volar.

Yo soy tu canario, hombre pequeñito,

Si el imán de tus gracias, atractivo, déjame saltar.

sirve mi pecho de obediente acero,

¿para qué me enamoras lisonjero Estuve en tu jaula, hombre pequeñito,

si has de burlarme luego fugitivo? hombre pequeñito que jaula me das.

Digo pequeñito porque no me entiendes

Mas blasonar no puedes, satisfecho, ni me entenderás.

de que triunfa de mí tu tiranía:

que aunque dejas burlado el lazo estrecho Tampoco te entiendo, pero mientras tanto

ábreme la jaula, que quiero escapar;

que tu forma fantástica ceñía, hombre pequeñito, te amé media hora,

poco importa burlar brazos y pechos no me pidas más.

si te labra prisión mi fantasía.

Elegía del recuerdo imposible (Jorge Luis


Borges)
Si yo pudiera morder la tierra toda (Fernando
Pessoa) Qué no daría yo por la memoria

de una calle de tierra con tapias bajas

Si yo pudiera morder la tierra toda y de un alto jinete llenando el alba

y sentirle el sabor sería más feliz por un (largo y raído el poncho)


momento…
en uno de los días de la llanura,
Pero no siempre quiero ser feliz
en un día sin fecha.
es necesario ser de vez en cuando infeliz para
Qué no daría yo por la memoria
poder ser natural…
de mi madre mirando la mañana
No todo es días de sol
en la estancia de Santa Irene,
y la lluvia cuando falta mucho, se pide.
sin saber que su nombre iba a ser Borges.

Qué no daría yo por la memoria


Por eso tomo la infelicidad con la felicidad. de haber combatido en Cepeda

Naturalmente como quien no se extraña y de haber visto a Estanislao del Campo

con que existan montañas y planicies y que haya saludando la primer bala
rocas y hierbas…
con la alegría del coraje.
Lo que es necesario es ser natural y calmado en
Qué no daría yo por la memoria
la felicidad o en la
de un portón de quinta secreta
infelicidad.
que mi padre empujaba cada noche
Sentir como quien mira. Pensar como quien
anda, antes de perderse en el sueño
y cuando se ha de morir, y que empujó por última vez
Recordar que el día muere y que el poniente el 14 de febrero del 38.
es bello y es bella la noche que queda. Qué no daría yo por la memoria
Así es y así sea. de las barcas de Hengist,

zarpando de la arena de Dinamarca

para develar una isla

que aún no era Inglaterra.

Qué no daría yo por la memoria

(la tuve y la he perdido)


La casada infiel (Federico García Lorca) de una tela de oro de Turner,

vasta como la música.


Y que yo me la llevé al río Qué no daría yo por la memoria
creyendo que era mozuela, de haber oído a Sócrates
pero tenía marido. que, en la tarde la cicuta,
Fue la noche de Santiago examinó serenamente el problema
y casi por compromiso. de la inmortalidad,
Se apagaron los faroles alternando los mitos y las razones
y se encendieron los grillos. mientras la muerte azul iba subiendo
En las últimas esquinas desde los pies ya fríos.
toqué sus pechos dormidos, Qué no daría yo por la memoria
y se me abrieron de pronto de que me hubieras dicho que me querías
como ramos de jacintos. y de no haber dormido hasta la aurora,
El almidón de su enagua desgarrado y feliz.
me sonaba en el oído,

como una pieza de seda

rasgada por diez cuchillos.

Sin luz de plata en sus copas

los árboles han crecido,

y un horizonte de perros

ladra muy lejos del río.

Pasadas las zarzamoras,

los juncos y los espinos,

bajo su mata de pelo

hice un hoyo sobre el limo.

Yo me quité la corbata.

Ella se quitó el vestido.

Yo el cinturón con revólver.

Ella sus cuatro corpiños.

Ni nardos ni caracolas

tienen el cutis tan fino,

ni los cristales con luna

relumbran con ese brillo.

Sus muslos se me escapaban

como peces sorprendidos,

la mitad llenos de lumbre

la mitad llenos de frío.

Aquella noche corrí


¡Piú Avanti! (Almafuerte)
el mejor de los caminos,
No te des por vencido, ni aun vencido,
montado en potra de nácar no te sientas esclavo, ni aun esclavo;
trémulo de pavor, piénsate bravo,
sin bridas y sin estribos. y arremete feroz, ya mal herido.

No quiero decir, por hombre, Ten el tesón del clavo enmohecido


que ya viejo y ruin, vuelve a ser clavo;
las cosas que ella me dijo. no la cobarde estupidez del pavo
que amaina su plumaje al primer ruido.
La luz del entendimiento
Procede como Dios que nunca llora;
o como Lucifer, que nunca reza;
o como el robledal, cuya grandeza
me hace ser muy comedido. necesita del agua y no la implora…

Sucia de besos y arena, ¡Que muerda y vocifere vengadora,


ya rodando en el polvo, tu cabeza!
yo me la llevé del río.
Copla (Jorge Calvetti)
Con el aire se batían
Como un animal voraz
las espadas de los lirios.
la muerte me anda siguiendo.

Voy a entregarle mi cuerpo


Me porté como quien soy.
y voy a seguir viviendo.
Como un gitano legítimo.

La regalé un costurero
Ya no (Idea Vilariño)
grande de raso pajizo,
Ya no será
y no quise enamorarme
ya no
porque teniendo marido no viviremos juntos
no criaré a tu hijo
me dijo que era mozuela no coseré tu ropa
cuando la llevaba al río. no te tendré de noche
no te besaré al irme
nunca sabrás quién fui
por qué me amaron otros.
28 (Alejandra Pizarnik)
No llegaré a saber
por qué ni cómo nunca
ni si era de verdad
te alejas de los nombres lo que dijiste que era
que hilan el silencio de las cosas ni quién fuiste
ni qué fui para ti
ni cómo hubiera sido
vivir juntos
Van pasando mujeres (Alfonsina Storni).
querernos
esperarnos
estar.
Cada día que pasa, más dueña de mí misma, Ya no soy más que yo
sobre mí misma cierro mi mirada interior; para siempre y tú
en medio de los seres la soledad me abisma. ya
Ya ni domino esclavos ni tolero señor. no serás para mí
más que tú. Ya no estás
Ahora van pasando mujeres a mi lado en un día futuro
cuyos ojos trascienden la divina ilusión. no sabré dónde vives
El fácil paso llevan de un cuerpo aligerado: con quién
se ve que poco o nada les pesa el corazón. ni si te acuerdas.
No me abrazarás nunca
Algunas tienen ojos azules e inocentes; como esa noche
van soñando embriagadas, los pasos al azar; nunca.
la claridad del cielo se aposenta en sus frentes No volveré a tocarte.
y como son muy finas se les oye soñar. No te veré morir.
Sonrío a su belleza, tiemblo por sus sueños;
el fino tul de su alma, ¿quién lo recogerá?
Son pequeñas criaturas, mañana tendrán
dueños,
y ella pedirá flores..., y él no comprenderá.

Les llevo una ventaja que place a mi conciencia:


los sueños que ellas tejen no los supe tejer,
y en mis manos ignorantes no perdí mi inocencia.
Como nunca la tuve, no la pude perder.

Nací yo sin blancura; pequeña todavía


el pequeño cerebro se puso a combinar;
cuenta mi pobre madre que, como comprendía,
yo aprendí temprano la ciencia de llorar.

Y el llanto fue la llama que secó mi blancura


en las raíces mismas del árbol sin brotar,
y el alma está candente de aquella quemadura.
¡Hierro al rojo mi vida! ¿Cómo pude durar?

Alma mía, la sola; tu limpieza, escondida


con orgullo sombrío, nadie la arrullará;
si en música divina fuera el alma dormida,
el alma, comprendiendo, no despertará ya.

Tengo sueño mujeres, tengo un sueño profundo.


Oh, humanos, en puntillas el paso deslizad;
mi corazón susurra: me haga silencio el mundo,
y mi alma musita fatigada: ¡callad!...

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