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SEXTA PALABRA

TODO ESTA CUMPLIDO

Después de empapar sus labios con vinagre Jesús pronuncio esta palabras,
TODO ESTA CUMPLIDO, palabras que reflejan la satisfacción de un deber
cumplido, de una responsabilidad hecha a toda cabalidad; es el sentimiento en el
corazón de alguien que ha trabajado una larga jornada y vuelve a su casa
cansado pero tranquilo porque la tarea encomendada se la ha realizado bien,
ahora es Jesús que la dice porque la misión del padre se hizo, la deuda del mundo
ha sido pagada, toda la ley ha sido cumplida.

Estamos celebrando los momentos más sublimes de la pasión y muerte de Cristo.


Hoy, en presencia de la cruz, nos hemos propuesto renovar nuestro compromiso
de ser sus seguidores inseparables; y como sus discípulos, que hemos estado
siendo educados por El a través del ejemplo de su vida y en especial con esta
palabra: «todo está cumplido», le decimos: ¡Dios mío, mi Salvador, confío en ti, me
abandono en ti!

Esta palabra es una declaración de victoria, de la derrota del mal; la vida ha


triunfado sobre la muerte, la esperanza ha triunfado sobre el dolor, la justicia ha
triunfado sobre el pecado y Dios ha triunfado sobre el enemigo y sobre el mal

En esta sexta palabra Jesús sigue haciendo de su muerte una oración, un acto de
infinito amor. Con su apremiante muerte, libremente asumida, el Hijo de Dios
cumple hasta el final la misión que había recibido del Padre. Con la frase: "TODO
ESTÁ CUMPLIDO”; que significa que el abismo que creo el pecado entre Dios y
el mundo ya no existe, ahora el punto de contacto entre Dios y nosotros es la cruz.

Termina ese diálogo constante que había mantenido con el Padre durante toda su
vida. En esta hora decisiva le dice con su voz quebrantada: La Misión que me
diste está cumplida.

Si, la misión encomendada fue dura, pero Jesús la cumplió: El ser humano ha sido
rescatado y devuelto a la vida.

Preguntémonos: ¿Entonces por qué Cristo perseveró tanto colgado de su Cruz e


incluso prolongó su vida hasta la muerte sin un lamento o una murmuración?
Si hoy la humanidad pudiese entender la razón que indujo a Nuestro Señor a
perseverar en la Cruz, hoy deberíamos estar todos completamente convencidos
de lo importante que es asumir y cargar las cruces diarias con esa misma
constancia y coraje.
Cuando fijamos los ojos en la Cruz, muchas son las veces que nos llenamos de
horror a la vista de tal instrumento de muerte. Pero, cuando nos detenemos y
fijamos nuestros ojos en el personaje que allí se encuentra, en ese Jesús- Cristo
que nos da el ejemplo sublime y nos impulsa a cargar la Cruz; y a que
proyectemos ese lugar al que cargándola hemos de llegar, veremos con nuestros
propios ojos, su grandeza, su gran amor y su gran misericordia, lo que sin duda,
nos impulsará a querer ser como El, hasta la misma muerte.

Hoy ante esta gran realidad, podemos encontrar muchas respuestas a tantas y
tantas preguntas que nos hacemos a diario ante el misterio inconsolable de dolor y
de muerte que vivimos en nuestros barrios, ciudades y el mundo.

¿Cuántos niños enfermos, cuántas familias que están siendo olvidadas por
nuestros gobernantes, miles de niños que deambulan por nuestras calles pidiendo
de nosotros solidaridad y justicia; y que al no encontrar respuestas mueren de
hambre y en el olvido, cuántas familias en el mundo mueren en terremotos,
inundaciones, catástrofes terribles, cuántas personas que han sido desterradas de
sus tierras y hasta de su patria?

Es este el momento para que en silencio nos cuestionemos y penetremos


esculcando nuestro interior y discernamos sobre nuestro papel de padres de
familia, amas de casas, jóvenes, laico, gobernantes… y junto a la cruz de Cristo
respondamos a estas preguntas:

¿Qué tanto estamos forjando con nuestra vida como cristianos y seguidores de
ese hombre que dio su vida en la cruz por todos?

¿Será que somos testigos de fidelidad a su Palabra mediante una entrega


incondicional al hermano desamparado, al pobre, al oprimido, al angustiado, al
desplazado y a ese que vive martirizado por nuestra dejadez y de la clase
dirigente?

Los invito a que hoy nos propongamos a confiar en el Señor y que dejemos a un
lado las preocupaciones y los sufrimientos que nos marcan las cruces; y con una
decisión firme permanezcamos con Él aprendiendo a sobrellevarlas. Estoy segura
que ese Dios que tanto nos ama y que nos entregó a su único Hijo por nuestra
liberación, nos ayudará y nos hará cada vez hombres nuevos y renovados.

Ojala que cuando nuestra tarea en este mundo haya terminado y cuando hayamos
abrazado la salvación que Jesús nos ofrece; en nuestro corazón y en nuestros
labios salga este grito de satisfacción TODO ESTA CUMPLIDO, y nuestra alma
descanse en Dios.

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