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Romanos 12:12

Al escuchar las noticias respecto al incremento de infectados de Coronavirus en el


mundo y en México, específicamente los ahora 7 en nuestro estado de Oaxaca, mi
esposa me hizo dos preguntas: ¿ésta situación tiene que ver con las señales
antes del fin? Y ¿Cual debiera ser nuestra actitud como creyentes ante esta señal
en específico, la pandemia del COVID-19?
Respondí que la expresión del Señor Jesucristo en San Mateo 24, día a día se
hace más notorio; la situación que ahora vivimos en el mundo, nuestro país y
ahora nuestro estado, sin duda que tiene mucha relación con las señales antes del
fin. Cristo viene, y cada vez más pronto de lo que podemos imaginar.
La segunda pregunta me llevó a pensar respecto a que actitud debemos mostrar
como Iglesia ante la presente pandemia; porque el pánico, la incertidumbre y el
miedo ha generado en la sociedad en general, una desesperanza tal, que como
dice el dicho “se ven moros con tranchetes”, es decir, hay temor y desconfianza
ante cualquier persona que muestre algún malestar en su organismo, ha sido ya
infectado.
Recordé entonces ésta porción bíblica y de manera pronta dije: gozoso en la
esperanza…
Me pregunté después, si fue acertada mi respuesta; pero yendo a la palabra del
Señor encuentro la orientación respecto a cual debe ser nuestra actitud ante tal
panorama.

Por actitud definimos la manera de estar alguien dispuesto a comportarse u


obrar. Postura ante circunstancia alguna. Comportamiento, proceder, porte.
El apóstol pablo escribiendo a la Iglesia de Roma deseaba convencer a los
creyentes que en Cristo tenían la respuesta a todas las preguntas importantes que
la vida plantea.
El dominio romano era duro, ser cristiano implicaba un reto para cada creyente;
aun así, el consejo de la palabra de Dios les proveía a mostrar una actitud distinta
ante las situaciones que vivían diariamente por la fe en Cristo.
El pasaje nos presenta 3 actitudes a mostrar, ante el panorama actual: LEE EL
PASAJE.
Por el tiempo, permítame abordar únicamente el primero, y los dos posteriores, los
haremos en la siguente ocasión.
1. Actitud de gozo en la esperanza de la vida eterna.
Tenemos una esperanza grande y firme, que allá en las mansiones nos hemos de
ver.
El ocaso de todo lo que sucede vendrá, y con ello, el cumplimiento fiel del Señor al
redimirnos por completo de todo esta situación. Un día la Iglesia comprada a
precio de sangre, dejará este mundo e irá al encuentro de su salvador, en el toque
de la final trompeta, resucitados y arrebatados para estar con él para siempre,
según 1ª tesalonicenses 4:18. La esperanza de la segunda venida del Señor y
estar con su salvador para siempre es sublime y esperado por la Iglesia.
Esta esperanza no nos avergüenza; sabedores de que pronto sucederá, la palabra
del Señor nos indica que debemos mostrar la actitud de gozo, porque nuestra
redención está cerca.
Estar gozoso es estar alegres, es mostrar alegría intensa. Es un sentimiento
profundo de felicidad o placer que se experimenta al poseer o esperar algo bueno.
Sentir gozo significa sentirnos felices sin importar que las circunstancias sean
buenas o malas
Pero, porque mostrar gozo en esta circunstancia? No será una incongruencia
social?
Hechos 5:41, testifica que los apóstoles recibieron azotes por hablar de Cristo, y
“se fueron de delante del Sanedrín, regocijándose porque se les había
considerado dignos de sufrir deshonra a favor del nombre de él” Claro, no sintieron
gozo por los azotes, sino por haber permanecido fieles a Dios.
Porque esta actitud? Donde radica?
Desde el día que creímos en Cristo, y le recibimos como nuestro Único y suficiente
salvador, depositó en nuestros corazones gozo, como fruto del Espíritu. Este
hermosa manifestación que somos del Señor nos lleva a mostrar una vida distinta
a los demás, porque cuando tenemos el gozo que da el Señor, enfrentamos mejor
las preocupaciones de la vida.
Esta actitud de gozo, nos permite regocijarnos, alegrarnos en el Señor, vivir
confiados en sus promesas y desistir de una actitud contraria, “como aquellos que
no tiene esperanza”
Por tal bendición divina, no puede no debe haber desesperación en el creyente
ante la situación que vivimos, sino gozo en la esperanza bienaventurada; confiado
en que el proveedor del gozo en el corazón, le sustentará día a día, pues ha
prometido estar con nosotros todos los días, hasta el fin del mundo.
Entonces, esta pandemia manifiesta que los avances científicos aún no resuelven
a su totalidad los malestares que enfrentan los humanos, así como lo vulnerables
que son los gobiernos ante tales virus; así mismo, para los creyentes las cosas
pueden ir muy mal ahora mismo, sin embargo, a diferencia de los que no han
permitido que Dios intervenga en sus vidas, la presente circunstancia no permitirá
que pierda el gozo en Cristo su Salvador.
El gozo del Señor es nuestra fortaleza (Nehemias 8:10), es el gozo de la
esperanza, pues los cristianos ponen su corazón en lo hermoso de la era venidera
y el disfrute de la presencia de Cristo. Por esta razón, los cristianos se pueden
regocijar en la tribulación y no solo en la salud, y en la paz, y en la seguridad. El
sufrimiento hace que la raíz del gozo descienda y fortalezca día a día la
esperanza.
Todo gozo futuro se encontrará en Cristo. Y todo gozo presente señala ese futuro
de plenitud en Cristo.
Por lo demás, hermanos, tened gozo: ante este panorama social, gozaos y
alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; El apóstol Pablo no se
rendia en su búsqueda del gozo y que a pesar de los momentos difíciles que vivió,
recomendó una y otra vez a los creyentes en sus cartas: "Regocijaos en el Señor
siempre. Otra vez lo diré: ¡Regocijaos!" (Filipenses 4:4) Así que sea en dolor o en
la alegría regocíjemonos en la esperanza, en la esperanza de la gloria de Dios en
la presencia de Cristo.
La vida es dura, el sufrimiento es normal, el creyente no está exento; ante el
presente panorama, gocémonos y alegrémonos porque nuestra esperanza hará
que toda tribulación o circunstancia valga la pena.

Continuaremos el domingo por la tarde.

Continuando con la respuesta a la pregunta de ¿Cual debiera ser nuestra actitud


como creyentes ante las señales antes del fin, en específico la pandemia del
COVID-19?
La primera actitud es de Gozo en la esperanza de la vida eterna.
El dia de hoy consideraremos la segunda, de tres:

2. La actitud de perseverar en la fe en Cristo, a pesar de la tribulación.


He visto hombres fuertes doblegarse anímicamente ante el diagnóstico de una
enfermedad; he conocido a hombres y mujeres con un carácter fuerte, llorar ante
un problema; también he visto hombres y mujeres mantenerse firmes y tranquilos
ante una grave situación.
Todos en general, hemos manifestado una actitud, comportamiento o postura ante
un suceso, problema o tribulación…
El diccionario define tribulación como un padecimiento espiritual o moral, dolor o
martirio que sufre una persona. Se emplea con mayor referencia a una conmoción
o gran angustia que se produce por algún evento o suceso.
El diccionario bíblico por su parte, define la palabra como angustia, aflicción o
sufrimiento ocasionado por la presión de las circunstancias. Persecución o
adversidad que padece el hombre.
El día de ayer el gobierno determinó “Todos en sus casas” y si por alguna
situación se necesita salir “protejámonos, lavando nuestras manos, saludemos de
otra forma y guardemos una sana distancia” como medida para que no se
incrementen los contagios en México, Oaxaca y nuestro municipio. Las imágenes
que se ven en las grandes ciudades y nuestro municipio puede verse cómo se han
suspendidos los servicios gubernamentales, el comercio y se percibe una
situación social complicada.
Sin duda que la situación que vivimos es un momento de tribulación. Ésta
pandemia ha generado conmoción social, ha afectado a la economía, tanto 2que
se habla de recesión: se han encarecido los alimentos y medicinas, hay menos
transporte y servicios. Es tal su impacto que hay en las familias y personas
desesperanza, angustia, pesar y dolor. Muchos dicen es “alarmante la situación”…
“Algo que no nos habíamos imaginado” dicen otros; otros “que será de mis
familiares que viven en otras ciudades”…
¿Los cristianos también pasamos por tribulaciones? Por supuesto!! Mientras
estemos en esta tierra, el creyente en Cristo pasará por circunstancia difíciles, es
parte de lo terrenal, pero el consuelo del Señor nos dice: en el mundo tendréis
Aflicción, pero confiad, yo he vencido al mundo.
Ante ello, resalta otra pregunta ¿Cómo los creyentes afrontamos la presente
tribulación?
El Señor en su palabra nos recomienda “sufridos en la tribulación”
Al escuchar la palabra “sufridos” pensamos en sufrimiento, que significa
padecimiento, dolor, tormento, tortura, dolencia, calamidad, una pena que puede
ser del tipo mental, físico o espiritual. El sufrimiento conduce a muchas personas
a sentirse tristes, miedosas, deprimidas, ansiosas, solitarias e incapaces a
enfrentar la vida diaria basada por algún problema o circunstancia. Esto es lo que
expresa el diccionario.
Pero el consejo del apóstol, inspirado por el Espíritu Santo, no se refiere a la
definición anterior del diccionario, sino que la expresión “sufridos” en griego
(hypomenontes) no tiene nada que ver con dolor, tormento o pena… sino se
define como “aguantar con fuerza, perseverar o resistir con paciencia”
Entonces la actitud de perseverancia en Dios, llevará al creyente a soportar con
paciencia esta tribulación actual; El Señor nos invita en su palabra a fortalecernos
en fe para aguantar, para resistir con fuerza y confianza en él esta leve
tribulación.
él ha permitido que pasemos por tribulaciones, porque todas las cosas nos ayudan
a bien (romanos 8:28) –tienen un propósito divino: el fortalecimiento de nuestra fe
en Dios y perseverar en su palabra; él nos dice que “ahora por un poco de
tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que
sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque
perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando
sea manifestado Jesucristo” (1ª Pedro 1:6-7)
Esta tribulación debe en nosotros los creyentes mostrar una actitud de fe y
glorificación a Dios, pues nos dice en su palabra “también nos gloriamos en las
tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia,
prueba; y la prueba, esperanza; y la esperanza no avergüenza; porque el amor de
Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue
dado” (Romanos 5:3-5)
Produce también “en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria”
Amados hermanos, estamos atribulados en todo, pero no debemos estar
angustiados, en apuros, más no desamparados. El panorama por más
desalentador debe en nosotros generar más confianza en Dios; él creo el mundo,
el tiene un propósito con los hombres, el es bueno y para siempre es su
misericordia.
Suframos con amor y fe esta tribulación, para que la acción de gracias y adoración
sobreabunde cuando todo esto haya pasado. No desmayemos ni decaiga nuestro
semblante ante el bombardeo noticioso, fortalezcamos nuestra fe en la lectura de
la Biblia, leamos sus promesas, creamos al Señor, resistamos, soportemos el
embate, combatamos la incertidumbre y desesperanza, El nos dice: yo Jehová
soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha, y te dice: No temas, yo te
ayudo. (Is 41:13) Y “yo soy tu socorro, dice Jehová el Santo de Israel”.
Tengamos claro que “Esta leve tribulación momentánea debe producir en nosotros
un cada vez más excelente y eterno peso de gloria, no mirando nosotros las cosas
que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales,
pero las que no se ven son eternas”
¡El Señor está con nosotros, el Señor está con su Pueblo!
Un tipo de tribulación se suscitó en la Iglesia de Tesalónica, el Apóstol Pablo
preocupado por esta naciente congregación que había abrazado la fe en Cristo en
medio de violentos disturbios y mucha tribulación, expresó de ellos “Y vosotros
vinisteis a ser imitadores de nosotros y del Señor, recibiendo la palabra en medio
de gran tribulación, con gozo del Espíritu Santo” (1ª Tes. 1:6) El joven Timoteo fue
enviado a ellos para confortarles y fortalecerlos con la palabra del Señor a fin de
que nadie se inquietara por estas tribulaciones. El Resultado de ella, fue que
cuando Timoteo informó a su regreso que los tesalonicenses habían permanecido
firmes en la fe, Pablo se sintió muy consolado. (1Te 3:6, 7.) Seguramente los
esfuerzos del apóstol al prepararlos para esperar tribulación también ayudaron a
los tesalonicenses a continuar siendo siervos fieles de Dios.

Continuando con la respuesta a la pregunta de ¿Cual debiera ser nuestra actitud


como creyentes ante las señales antes del fin, en específico la pandemia del
COVID-19?
Hoy concluimos con estas 3 actitudes.

3. Actitud de dedicación a la oración, hoy y en todo tiempo.


El momento que vivimos, es un reto al Creyente de su fe y esperanza en Cristo
Jesús. Este es el momento propicio por el cual, como Iglesia del Señor, debemos
mostrar más fuertemente nuestra confianza en que el Dios de los Cielos, nos
guardará en completa paz y fortalecerá nuestros corazones con su presencia.
Esta confianza brotará por sola consecuencia, al estar nosotros día a día rendidos
en el jardín de la Oración.
Cuando niños nos enseñaban que orar es platicar con Dios. Spungeon describía la
oración como el delgado nervio que mueve la mano de Dios.
Sí, la Oración es un hermoso medio de gracia que el Señor ha provisto a su Iglesia
para estar en comunicación directa con el Padre; un maravilloso don que nos
enseñó nuestro Salvador como medio para expresar nuestra gratitud y todo
nuestro amor, así como presentarle nuestras peticiones y solicitudes.
Leer en la biblia cómo el Maestro se apartaba, subía al monte a orar y pasaba
noches en vela en comunión con el Padre, es un ejemplo de notoria entrega y
constancia, porque siendo Dios, buscaba tener día a día comunión con el Padre.
De él aprendemos la hermosa oración “Padre nuestro que estás en los cielos” y
“que no sea lo que yo quiero, sino que sea tu voluntad” y la intercesión directa al
padre “aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén
conmigo, para que vean mi gloria que me has dado; porque me has amado desde
antes de la fundación del mundo
Entonces, es sólo a través de la oración continua por la cual mostraremos al
mundo entero, nuestra confianza y dependencia plena en Dios en medio de la
presente circunstancia.
El pasaje de romanos 12:12 nos invita a manifestar una actitud de constancia en la
oración.
Hablar de ser constante, es ser firme, perseverante, persistente. Alguien que tiene
certeza o conocimiento seguro de algo. Es la firmeza y perseverancia en las
resoluciones.
En nuestro pasaje la Palabra constantes, del griego proskartereō, significa
persistir, seguir adelante con devoción.
El creyente tiene que seguir adelante en su comunión con Dios a través de la
oración. Somos llamados pues a perseverar en la oración en los momentos donde
pareciera que no hay esperanza, en los días tristes socialmente mantenernos
firmes en el diálogo con el Padre de la Luces.
El diálogo expresado en la parábola de la viuda y el juez injusto en san lucas 18,
nos enseña que la oración es una necesidad, debe ser constante (siempre) y no
desmayar.
Este tiempo que vivimos nos da la oportunidad de realizar momentos especiales
en familia practicando la oración. Sinceramente debemos aprovechar estos días
para orar por la esposa, los hijos, los yernos y las nueras; los abuelos por sus hijos
y nietos; por la salvación de nuestra familia, por la salvación de las almas, por el
derramamiento del Espíritu Santo en nuestras vidas, por nosotros mismos, unos
por otros.
Esta amenaza se debe convertir en oportunidad para nosotros como congregantes
para aprovechar bien el tiempo y dedicarnos a la oración; establezcamos un
momento del día para orar con nuestra familia.
Que hermosos testimonios me han compartido los hermanos que se han reunido
en familia para cantar y orar, Dios ha dado consuelo y ánimo a sus corazones; me
he imaginado a Pablo y Silas en Filipos cuando fueron llevados a la cárcel y en el
encierro en el calabozo cantaban y oraban. Dios se manifestó poderosamente.
Estoy plenamente seguro hermanos, que si manifestamos constancia en la
oración, aprovechando esta contingencia, el Señor se va a manifestar en nuestra
vida, en nuestra familia. Obrará el señor en sanidad, en nuestras luchas y
problemas, intervendrá en nuestras necesidades y concederá las peticiones de
nuestro corazón, si somos constantes en la oración.

Aplicación
En la oración radica la esperanza y la fortaleza en que el Señor está con nosotros
en las tribulaciones. Dios es, ha sido y será nuestro amparo, fortaleza y pronto
auxilio en las tribulaciones.
Nos gozamos en la esperanza por la comunión continua con Dios, soportamos la
tribulación por la fortaleza que nos da el Señor a través de la Oración.
Manifestemos pues hermanos en este tiempo de contingencia una actitud de gozo
en la esperanza que lo celestial traspasa los sucesos terrenales, que ante la
tribulación no desmayamos, nuestro hombre interior se fortalece día a día en la
dulce comunión que gozamos con Cristo en la Oración.

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