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FORMACIÓN Y SANIDAD
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28003 Madrid
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EDICIÓN : FORMACIÓN Y SANIDAD (FYSA)
Avenida de Filipinas, nº 1 Bis - Escalera derecha. - 1ª Planta
28003 Madrid
ISBN: 978-84-616-0645-0
Depósito Legal: M-29.380-2012
Impreso en España
PRÓLOGO
LA SALA DE ESPERA
Las reticencias del profesional sanitario todavía son elevadas, lo cual, con
más frecuencia de la deseada, se traduce en una actitud distante y pasiva, casi
expectante para ver cómo evoluciona el caso sin intervenir directamente, algo
que se traduce en más violencia, pues no sólo son las agresiones las que dañan a
la mujer, sino el control mantenido que ejerce el agresor hacia ella. Los estudios
muestran que las mujeres maltratadas acuden con más frecuencia en demanda
de asistencia sanitaria, sin embargo la respuesta profesional se limita al trata-
miento de las cuestiones clínicas planteadas, y sólo en un porcentaje bajo de los
casos se va más allá de la sintomatología superficial referida por las pacientes.
Esta actitud pasiva y distante es producto de la interacción de diferentes facto-
res, pero en todos ellos influye el conocimiento escaso que existe sobre este
problema social y sanitario, lo cual contribuye, como decía, a que su espacio sea
ocupado por los mitos y prejuicios que existen sobre el mismo.
La responsabilidad del profesional sanitario es, por tanto, doble: Por un lado,
recuperar a las mujeres que sufren la violencia por parte de sus parejas a través
de la intervención clínica integral, y por otro, contribuir a la detección y a la pre-
La sala de espera está llena, son muchas las mujeres que hoy acuden a los
servicios sanitarios, pero también está repleta de conocimiento. Ya no vale el
silencio ni la actitud expectante, hoy la solución está en la acción, sin más espera
ni dilación, y la acción desde el ámbito sanitario debe dar una respuesta clínica.
Ahora es tiempo de acometer esa tarea y de continuar trabajando para erradicar
la violencia de género y hacer de la sociedad un lugar más saludable.
Resulta muy relevante para las víctimas una simple información sobre la
existencia de servicios especializados y cómo contactar con ellos. A través de
estas recomendaciones, el personal sanitario puede ayudar a reducir el senti-
miento de aislamiento y estigmatización que sufren estas mujeres.
Con este manual se pretende dar respuesta a las preguntas que pueda tener
el personal sanitario a la hora de diagnosticar y tratar con firmeza y seguridad la
violencia de género, ofrecer en todo momento orientaciones para la atención
integral (física, psicológica, emocional y social) a las mujeres mayores de 14 años
que la sufren y que acuden a un centro sanitario.
Quiero dar las gracias a Tina Castillo González, por aportar su tiempo y saber
en la redacción de este manual; a Aurelio Duque Valencia, médico de familia, por
compartir conmigo su experiencia y sensibilidad. Y gracias también a la Federa-
ción Estatal de Sanidad y Servicios Sociosanitarios de CCOO, especialmente a
Carles Diéguez de Jaureguízar, por confiar en mí para este importante proyecto.
UNIDAD DIDÁCTICA 1
HABLAR DE LA VIOLENCIA DE GÉNERO
Autora:
Ángela Escribano Martínez
1.1. Definiciones
1.2. Algunas declaraciones sobre la violencia de género
1.3. Descripción del problema
1.4. Magnitud de la violencia
1.5. Prevalencia en el ámbito sanitario
1.6. Evaluación
1.1. Definiciones
parte de quienes sean o hayan estado ligados a ellas por relaciones similares de
afectividad, aun sin convivencia”.
“La violencia contra las mujeres está vinculada al desequilibrio en las rela-
ciones de poder entre los sexos en los ámbitos social, económico, religioso y
político, pese a todos los esfuerzos de las legislaciones en favor de la igualdad.
Constituye un atentado contra el derecho a la vida, a la seguridad, a la libertad, a
la dignidad y a la integridad física y psíquica de la víctima y todo ello supone, por
lo tanto, un obstáculo para el desarrollo de una sociedad democrática”
“El miedo de la mujer a la violencia del hombre es el espejo del miedo del
hombre a la mujer sin miedo”
Se trataba, pues, de una cita de alto nivel que sin embargo no ha contado
con una gran visibilidad. Ante unos 500 asistentes, los ponentes subrayaron la
necesidad de luchar contra la violencia sexual como arma de guerra y de integrar
a las mujeres en las negociaciones de paz y en los procesos de reconstrucción.
Así lo estipula la resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas 1325
sobre ’Mujeres, Paz y Seguridad’. La 1325 fue aprobada el año 2000, en un
momento en el que se tomaba conciencia de la tragedia de la violencia sexual
sistemática en las guerras.
contra la mujer como arma de guerra y los efectos específicos que ésta tenía
sobre la vida de las mujeres.
Los efectos que esto produce van mucho más allá de las contusiones, de los
huesos rotos e incluso de la muerte. Además de causarles sufrimiento físico, la
violencia tiene serias repercusiones sobre el bienestar psíquico de las mujeres,
su salud general, su salud sexual y reproductiva, y el bienestar y la seguridad de
sus familias y comunidades. El costo de la violencia contra las mujeres desde el
punto de vista humano es enorme, como también lo es desde el punto de vista
económico.
y emocional (que son las partidas que soportan el mayor coste de la violencia). El coste
se distribuye del siguiente modo:
Por otra parte hay también una mayor necesidad de conocimiento y de desa-
rrollo de técnicas por parte de los profesionales de la salud con el fin de:
Defender con mayor eficacia el derecho de las mujeres al más alto nivel
posible de atención de la salud.
Los obstáculos ante los que se enfrentan las mujeres para avanzar en esa
igualdad real y efectiva están directamente relacionados con las funciones esta-
blecidas por estereotipos que las sitúan en una posición de inferioridad, sumisión
o supeditación a los varones. La resistencia social al cambio de esas funciones
agrava las dificultades para que los derechos fundamentales jurídicamente reco-
nocidos sean ejercidos en igualdad de condiciones por hombres y mujeres. Y son
estos patrones de conducta socioculturales –la persistencia en la adjudicación de
tareas diferentes en función del sexo, basadas en un modelo de sociedad cuyas
normas perpetúan la inferioridad de las mujeres- los que, a su vez, continúan
alimentando la violencia de género.
El 70% de las mujeres asesinadas lo son por sus parejas o ex parejas
Más de 2/3 de los actos violentos perpetrados contra las mujeres son
cometidos en el seno de la familia
E
l 91,2% de las personas encuestadas la considera “totalmente inacep-
table”.
P
reocupa que el 1,4% de la población considere aceptable la violencia
de género “en algunas circunstancias”.
L
as personas encuestadas afirman que las políticas para erradicar la vio-
lencia de género pasan principalmente por la educación (53,6%) y por el
aumento de la concienciación social (10,7%).
T
odavía son muchas las personas que creen que la violencia se debe a
problemas psicológicos (72,5%) y al abuso de alcohol o drogas (53,7%).
S
e confirma también que el 50% de las mujeres acudiría en primer lugar
a un familiar si sufriera violencia, en segundo lugar acudirían a las admi-
nistraciones (el 38,6% al juzgado, la policía o los servicios sociales).
El 60% de la sociedad cree que las mujeres no denuncian por miedo y el
32% cree que las mujeres que no denuncian continúan con su agresor
por una dependencia emocional perversa.
Hay que destacar que el 16,2% de las denuncias las realizan personas próxi-
mas a las mujeres maltratadas (familiares, amistades, vecinos), lo que demues-
tra que cada vez hay una mayor implicación de la sociedad al denunciar. De igual
forma hay que reseñar que el compromiso creciente de los profesionales sani-
tarios, ya que el número de denuncias a través del Parte de Lesiones supone ya
el 11,3% del total.
Física 5,4
Emocional 16,9
Sexual 3,7
Física 14,3
Emocional 30,8
Sexual 8,9
Esta prevalencia se debe a las secuelas que suelen dejar los malos tratos,
ya que más de la mitad de los ataques causan daño físico, llegando el 10% de
las víctimas a requerir hospitalización o tratamiento médico urgente. Además, el
75% de las mujeres identificadas como víctimas de malos tratos en las consultas
médicas volverán a sufrirlos en algún momento de sus vidas.
C
asi 600.000 mujeres reconocen una situación de maltrato, una cifra que
responde a la mayor conciencia crítica e identificación de la violencia.
L
a macroencuesta, realizada en esta ocasión a través de entrevistas pre-
senciales, mejora la metodología utilizada hasta el momento y ofrece un
diagnóstico más riguroso y certero de las dimensiones del problema.
L
a tasa de homicidios con respecto a las mujeres que han sufrido violen-
cia en los últimos años se reduce más del 33%.
Macroencuesta Extrapolación de
2011 datos
TOTAL MUJERES de
18 y más años según
100,0 19.767.943
Padrón Municipal
a 1 de enero de 2010
Maltrato de género
10,8 2.134.938
alguna vez en la vida
* Maltrato de género
3,0 593.038
en el último año
* Maltrato de género
alguna vez en la vida 7,8 1.541.900
pero NO en el último año
Fuente: Instituto de la Mujer
El 89,2% de las mujeres no ha sufrido maltrato nunca. Del 10,8% que han
sido víctimas alguna vez en su vida, el 3% lo ha sido en el último año. Estos
porcentajes equivalen a que en la actualidad casi 600.000 mujeres están en situa-
ción de maltrato de las 2.134.000 que lo han sufrido alguna vez en la vida. Y de
ellas, el 7,8%, es decir, 1.541.000, ha salido de esa situación. Esta circunstancia
es la que más se ha incrementado en los últimos años, concretamente un 85’7%
con respecto a 2006, lo cual indica la reacción de las mujeres y de la sociedad
para salir de la violencia.
Porcentaje de
Macroencuesta Macroencuesta Macroencuesta Macroencuesta
variación
1999 2002 2006 2011
2006 - 2011
TOTAL MUJERES de
18 y más años según
100,0 100,0 100,0 100,0 -
Padrón Municipal
a 1 de enero de 2010
NUNCA
94,9 93,8 93,7 89,2 -4,8
Maltrato de género
Maltrato de género
5,1 6,2 6,3 10,8 71,4
alguna vez en la vida
* Maltrato de género
en el último año
2,2 2,3 2,1 3,0 42,9
* Maltrato de género
alguna vez en la vida 2,9 3,9 4,2 7,8 85,7
pero NO en el último año
Por otro lado, la tasa de homicidios con respecto a las mujeres que han
declarado ser maltratadas en el último año disminuye en un 33,27% en relación
con 2006. También se ha destacado que “los datos muestran que la sociedad
está cambiando, que esos cambios están reduciendo la violencia de género, y
que las políticas e iniciativas puestas en marcha están ayudando a la erradicación
de la violencia de género. Ahora más que nunca debemos continuar trabajando
desde la unidad”.
entre ambos datos indica que actualmente se denuncia más, aunque ha sido la
separación de su agresor la forma en que mayoritariamente han dejado atrás la
violencia.
Menores