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REFLEXIONES SOBRE LA PERSONA NO HUMANA

Prof. Jorgelina Allegro

“No podía soportar sus ojos traspasando mi alma, entonces tomé esta foto, respiré
profundo… ella seguía mirándome. Me brotaron lágrimas y solo pedí que entendiera que mi
visita allí no era en vano porque estas fotos servirían para mostrarle al mundo su tristeza”.
(Roberto García, fotógrafo: Fauna Libre)

Hablar de “persona no humana” parece contradictorio en sí , pero en


realidad implica otorgarle una categoría a los seres no humanos , que aunque no
racionales, son sufrientes y sintientes, los que pertenecen a la especie animal ,
un status que representaría ir mucho más allá de las actuales leyes que sólo
protegen a los animales del maltrato.
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Para el Derecho argentino, desde la sanción de la ley de Protección de
los animales, nro. 14346 del año 1954 que, además de fijar la pena de prisión de
hasta a un año, tipifica en detalle las conductas configurativas del mal trato y los
distingue de los actos de crueldad que especifica, leve ha sido el avance de
nuestra legislación en la materia.
El nuevo Código Civil y Comercial de la Nación, vigente desde el año
2015 no hace mención a los derechos de los animales sino que, tal como lo
regulaba el Código Civil de Vélez Sársfield, les otorga a los animales el
tratamiento jurídico de “cosas”.
Los artículos que reseñan el marco régimen aplicable así lo evidencian: -
arts. 464 y 465 refieren al carácter propio o ganancial del ganado y sus crías ; -
art. 1310 refiere a la responsabilidad por culpa en el contrato de transporte de
cosas, comprende al de animales ; - art. 1759 establece que el daño causado por
animales, cualquiera sea su especie, queda comprendido en el art. 1757 (Hecho
de las cosas y actividades riesgosas) ; - arts. 1948, 1949, 1950 comprende a la
apropiación producto de la caza, la pesca y a los enjambres.; -arts. 2130, 2141 y
2153 hablan sobre el usufructo de animales.
Como innovación del código unificado se destaca una visión ecologista al
insertarse el art. 240 en la Sección titulada “Los Bienes con relación a los
derechos de incidencia colectiva”, indicándose respecto al ejercicio de los
derechos individuales que …. no debe afectar el funcionamiento ni la
sustentabilidad de los ecosistemas de la flora, la fauna, la biodiversidad..”.
La única norma que me animo a mencionar con cierta consideración
hacia los derechos de los animales , es el art. 1947 referido a la apropiación
como modo especial de adquisición del dominio en cuanto expresa que el
dominio de las cosas muebles no registrables sin dueño se adquiere por
“apropiación”, mencionando entre sus supuestos a los animales que son el objeto
de la caza y de la pesca, pero además establece que: “…No son susceptibles de
apropiación: …ii) los animales domésticos, aunque escapen o ingresen en
inmueble ajeno. iii) los animales domesticados, mientras el dueño no desista de
perseguirlos. Si emigran o se habitúan a vivir en otro inmueble, pertenecen al
dueño de éste si no empleó artificios para atraerlos…”. Si bien este artículo
mantiene la condición jurídica de cosa de los animales, otorga el derecho a
permanecer en su hábitat, a los animales domésticos al declararlos no
susceptibles de apropiación como el caso de las cosas inertes; a los animales
domesticados por ser apropiables si se hubieran acostumbrado al nuevo medio.
No obstante este destacable punto, se considera que se ha perdido una
gran oportunidad de acoger el reconocimiento de los derechos de los sujetos no
humanos.

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Fuera del CCyC , los avances más significativos hacia el reconocimiento
de los derechos de los animales y su bienestar, se encuentra la ley nro.27330 del
año 2016 que prohíbe en todo el territorio de la Nación las carreras de perros,
cualquiera sea su raza.
También es dable mencionar al decreto 1088/11 de Sanidad Animal del
año 2011, que crea el Programa Nacional de Tenencia Responsable y Sanidad
de Perros y Gatos en el que se vislumbra el tratamiento del derecho al
“bienestar” de los animales domésticos, a saber: la salud, la alimentación
adecuada, el espacio de descanso protegido de las inclemencias del tiempo, el
espacio para eliminar sus residuos, recreación, entre otros aspectos. Se trata de
una de las pocas manifestaciones normativas que al menos mencionan el
derecho al bienestar de ciertos animales, los más elegidos por los humanos para
su convivencia.
Como se dijo, los animales son cosas, meros bienes susceptibles de
apropiación –con la salvedad indicada en el CCyC respecto a los domésticos- y
de libre disposición por parte de sus propietarios. Existe una división jurídica
fundamental entre cosas y personas y el muro que deja a los animales del lado
de las cosas , pensando en el poderío que le es concedido al titular de una cosa ,
en nuestros tiempos despierta sentimientos de compasión, de repudio,
imponiéndose la necesidad de una categoría jurídica distinta que les garantice
respeto y protección . El libro “El derecho de los animales” (Marcial Pons
2015), un ensayo colectivo a cargo de filósofos, juristas y etólogos - se cuestiona
este anacrónico status y propone “una nueva frontera moral”: el respeto
humano al resto de animales.
Han sido fundamentales para el transporte, la vestimenta, la alimentación,
útiles para la diversión, la experimentación, la asistencia terapéutica, la
seguridad. Los avances tecnológicos e industriales han permitido que los
animales a lo largo de los años dejaran de cumplir roles que en la antigüedad los
ponía en pleno servicio del hombre, por eso en el mundo moderno se habla de
respeto. Y como señala Basilio Baltasar, autor del prólogo del libro mencionado,
“Que el hombre haya manejado hasta ahora sin contemplaciones a los
animales no es una razón de peso para que siga haciéndolo —aunque sin duda
es un nuevo peso el que, con este asunto, acarrea la razón “.
El respeto no implica una igualdad entre seres humanos y la especie
animal; sino el reconocimiento de ciertos derechos, tal como sucede con las
empresas y con otras personas jurídicas.
En el ámbito internacional , Alemania, Austria, Suiza y Francia ya han
cambiado la consideración legal de los animales como cosas. La UNESCO y
posteriormente la ONU aprobó la «Declaración Universal de los Derechos del

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Animal», proclamada el 15 de octubre de 1978 en Paris, comienza el preámbulo
señalando que “Todo animal posee derechos” y se enuncian en el articulado el
derecho a la existencia, al respeto, a la atención, a los cuidados y a la protección
del hombre, a no recibir malos tratos ni actos crueles, a la libertad de los
animales pertenecientes a una especie salvaje en su propio ambiente natural,
terrestre, aéreo y a reproducirse, a la vivir y crecer al ritmo y en las condiciones
de vida y de libertad que sean propias de su especie de aquellos animales que
vivan en el entorno del hombre, al no abandono, a la limitación razonable del
tiempo e intensidad de trabajo y a una alimentación reparadora y reposo de los
animales de trabajo, a la limitación de la experimentación animal que implique
un sufrimiento físico o psicológico es incompatible con los derechos del animal,
a la preservación del animal de la ansiedad o dolor aun cuando sea criado para la
alimentación, a la no explotación para esparcimiento del hombre, a la
prohibición del biocidio –crimen contra la vida-, del genocidio –crimen contra la
especie-, al respeto aún después de muerto, a la prohibición de las escenas de
violencia contra los animales en cine y en televisión, a la defensa de sus
derechos por la ley como lo son los derechos del hombre.

En nuestro Derecho estos preceptos no encuentran desarrollo legislativo


alguno y el único soporte sólido al status de “persona no humana” lo
encontramos en la resolución de la Cámara de Casación al expedirse respecto a
la admisibilidad del habeas corpus presentado por la A.F.A.D.A. en favor de la
orangutana Sandra, cuya historia referiré brevemente, por considerar que
los animales son sujetos de derecho –sujetos no humanos titulares de
derechos.-
En idéntico sentido la jueza a cargo del Juzgado Contencioso
Administrativo y Tributario Nro. 4 de la Ciudad de Buenos Aires, se expidió
sobre la cuestión el 21 de octubre del 2015, señalando: « que el interés
jurídicamente protegido por la ley no es la propiedad de una persona humana o
jurídica sino los animales en sí mismos, quienes son titulares de la tutela que
establece frente a ciertas conductas humanas» (Juzgado Contencioso
Administrativo y Tributario Nro.4 de la Ciudad de Buenos Aires “Asociación de
Funcionarios y Abogados por los Derechos de los Animales y otros c/GCBA
s/amparo”, expte A2174-2015/0, 21/10/2015.

La orangutana Sandra nació en cautiverio en un zoológico de Alemania en


1986 y a los nueve años arribó al antiguo Zoo de Buenos Aires, ahora
Ecoparque de Buenos Aires. Durante la década del 90, ver animales exóticos
entre rejas o disfrazados en los circos a merced del domador, no era en absoluto
repudiado socialmente, por el contrario, la visita de esos sitios no sólo formaba
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parte de la cultura familiar, sino que también era habitual como salidas
escolares.

En la navidad del año 2013 un triste suceso cambió el destino del antiguo
zoológico propiciando su cierre definitivo. El oso polar Winner allí cautivo
muere a causa de “una combinación de factores como el temperamento
nervioso, la ola inusual de calor de los últimos días y el ruido de la pirotecnia
de la noche del 24, hechos que dificultaron su termorregulación”, informaron
sobre el deceso las autoridades. Winner era un animal, pero su muerte demostró
que además era un ser sintiente y sufriente.

La muerte de Winner fue el punto de inflexión para que el zoológico deje


de ser visto como un lugar atractivo y comience a ser considerado “una cárcel
de inocentes” .

Entre los animales que vivían cautivos junto a Winner se encontraba la


orangutana de la fotografía que ilustra esta clase escrita , Sandra, la que
transmitió tristeza en su mirada. vivía sola, en un cubículo de cemento en pleno
centro de la ciudad.

El reclamo legal por el traslado de Sandra fue de la Asociación de


Funcionarios y Abogados por los Derechos de los Animales (AFADA),
representada por el constitucionalista Andrés Gil Domínguez, que consideró
inaceptable que la animal esté “encerrada en una caja de cemento” y elevó un
pedido ante la Justicia para que dejase de ser considerada una “cosa” u “objeto”
–tal como lo establece el Código Civil y Comercial argentino.

En marzo de 2015, la causa de Sandra llegó al Juzgado Contencioso,


Administrativo y Tributario número 4 de la Ciudad de Buenos Aires, a cargo de
la jueza Elena Liberatori.

La sentencia dispuso que Sandra sea reconocida como “sujeto de


derecho” y se ordenó al gobierno porteño (dueño del zoológico y, por tanto, de
la orangutana) que le garantizara “las condiciones naturales del hábitat y las
actividades necesarias para preservar sus habilidades cognitivas”. Sandra
quedó reconocida como persona no humana y se le concedió un recurso
de hábeas corpus, el procedimiento legal por el que cualquier detenido tiene la
posibilidad de comparecer ante el juez para que éste determine sobre la legalidad

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de su privación de libertad. En este sentido, la sentenciante concluyó que "por
aplicación de las prescripciones de la ley 14.346, la orangutana Sandra tiene
derecho a no ser sometida a malos tratos o actos de crueldad ni que ocurran
conductas humanas abusivas a su respecto”.

Respecto al status legal de la orangutana Sandra, la magistrada recordó


que “la Sala II de la Cámara de Casación Penal, resolvió, que (…) a partir de
una interpretación jurídica dinámica y no estática, menester es reconocerle al
animal el carácter de sujeto de derechos, pues los sujetos no humanos
(animales) son titulares de derechos, por lo que se impone su protección en el
ámbito competencial correspondiente”, y que “De conformidad con el
precedente jurisprudencial mencionado, no se advierte impedimento jurídico
alguno para concluir de igual manera en este expediente, es decir, que la
orangutana Sandra es una persona no humana, y por ende, sujeto de derechos y
consecuentes obligaciones hacia ella por parte de las personas humanas”. Cita
la jueza además la ley de Protección Animal que pena los malos tratos y actos de
crueldad a los animales , sosteniendo que , “la ley en análisis no distingue entre
animales domésticos o en cautiverio como es el caso del Zoológico de la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires por lo que una primera conclusión es que,
en este caso particular, cabe la aplicación plena de esa ley si efectivamente los
hechos del caso habilitan el encuadramiento en la norma, por lo menos en
algún grado relevante a los fines de la misma”.

Así, la magistrada consignó que “el Código Civil en su artículo 10


establece que la ley no ampara el ejercicio abusivo de los derechos", y añadió
que "así sucede cuando se contrarían los fines del ordenamiento jurídico, o se
exceden los límites impuestos por la buena fe, la moral y las buenas costumbres
imponiendo al juez la obligación de ordenar lo necesario para evitar los efectos
del ejercicio abusivo o de la situación jurídica abusiva, y si correspondiere
procurar la reposición al estado de hecho anterior”.

No obstante su novedad, el caso de Sandra no es un hecho aislado.


También el Tercer Juzgado de Garantías de Mendoza hizo lugar a una acción de
hábeas corpus a favor de Cecilia –una chimpacé en cautiverio alojada en el
zoológico provincial- y también declaró que “es un sujeto de derecho no
humano".

En paralelo, la Unidad Fiscal Especializada en Materia Ambiental


(UFEMA) dictaminó tener como representante legal de los elefantas del

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Ecoparque porteño a una asociación de defensa de los animales y, de este modo,
permitir su participación en el proceso penal por "maltrato y crueldad animal".

Ha de tenerse presente que el concepto de persona no humana no se aplica


sólo a los grandes simios, los animales más cercanos de los seres humanos con
los que compartimos la inmensa mayoría de los genes, sino a otras criaturas que
también destacan por sus capacidades cognitivas, sociales, de comunicación, de
aprendizaje y que pueden ser definidos como autónomos.

Me permito cerrar esta presentación recordando una frase del filósofo


alemán Arthur Schopenhauer “La compasión por los animales está íntimamente
asociada con la bondad del carácter y puede ser afirmado que el que es cruel con
los animales no puede ser un buen hombre “.

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