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ADRIANA MABEL GARCÍA.

VALORACIÓN DEL DESARROLLO INFANTÍL

Si se acepta la influencia del entorno sobre el desarrollo de los niños, nos queda por
delante una difícil pero apasionante tarea relacionada al diseño de estrategias que hagan
posible tanto la exploración de las condiciones de vida, como la intervención. Esto requiere,
como punto de partida, la descripción de aquellos factores capaces de promover un desarrollo
saludable, en base a lo cual establecer los indicadores que permitan identificar y categorizar
las condiciones de vida, de modo tal que podamos disponer de un diagnóstico situacional
desde el cual intervenir.

Para alcanzar este objetivo comenzamos analizando el concepto de riesgo. Tanto en la


bibliografía específica como en su uso cotidiano, se refiere al aumento de la posibilidad de sufrir un
desajuste psicosocial, padecer un daño o contraer una enfermedad. Se trata de un concepto de tipo
probabilístico, que se utiliza tanto para designar a niños que efectivamente viven en condiciones de
riesgo, sin verse afectados en su desarrollo, como aquellos que sufren a diario consecuencias graves
sobre su salud física, mental y emocional.

Hablar del impacto que produce el maltrato, la violencia, los abusos y el abandono, por
ejemplo, exige una diferenciación de las situaciones que no llegan a producir un daño.

De este análisis surgió la necesidad de desagregar ciertos aspectos con el propósito de ajustar
la observación y, fundamentalmente, la intervención. Creamos, para ello, un concepto básico, el de
"factor de desarrollo" y cuatro categorías principales, focalizadas en aquellos aspectos que
determinan y condicionan el proceso de desarrollo.

Este trabajo ensaya una metodología para valorar los diferentes aspectos que interactúan en la
dinámica del desarrollo. Al tratarse de un ensayo resulta evidente que no constituye un proceso
acabado, sino que irá modelándose en su implementación.

PRÓLOGO

"El potencial innato del niño comporta una tendencia al crecimiento y al desarrollo. Pero la
realización de esta tendencia, de este programa, depende de condiciones básicas"

JUDITH FALK.

Aceptar la complejidad de los procesos que se imbrican en la organización del desarrollo del
ser humano, implica por un lado modificar la perspectiva de análisis, para poder tener en cuenta los
diferentes factores del entorno que intervienen en esos procesos y, por el otro, recrear una práctica
clínica que permita trabajar sobre ellos.
La importancia de este ensayo reside en que los nuevos conceptos teóricos vertidos por la
autora, inauguran una semiología del niño en desarrollo basada en indicadores que surgen de las
conductas observables. Proporciona una metodología de abordaje y un instrumento pertinente, La
Escala del Instituto Lòczy, que valora en forma dinámica, los distintos aspectos del desarrollo. El
seguimiento longitudinal en las distintas áreas, orienta la intervención de profesionales, tanto del
área de la salud como de la educación.
Como médica pediatra, he desarrollado mi carrera profesional en Atención Primaria de la
Salud (APS) en diferentes zonas del vasto cono- urbano bonaerense.
En el año 1993, fui nombrada directora a cargo del Centro de Salud (CAP) San Roque, en el
que también ejercía como pediatra. Vislumbré entonces la oportunidad de poder introducir
modificaciones en la organización de la tarea que permitiera a los profesionales responder a los
objetivos de promoción de la salud, entendiendo esto no sólo como la lucha contra ciertas
enfermedades sino como la elaboración de estrategias para sostenerla como un "valor cultural" que
se construye.
A partir del año 1994 la Lic. Adriana M. García, se incorpora al equipo de profesionales del
CAP, compartiendo el compromiso por la salud de los niños, su presencia hace realidad una utopía:
la construcción de una mirada interdisciplinaria.
En la búsqueda de respuestas a interrogantes comunes, sensibles a las necesidades de la
comunidad, comprendimos que muchos de ellos obedecían a obstáculos propios de la formación
profesional, por lo que, en 1996, la autora inicia la licenciatura en Psicomotricidad y, en 1998, juntas
comenzamos el Postítulo en Atención Temprana del Desarrollo Infantil.
El conocimiento de la teoría de la Dra. Emmi Pikler, la experiencia llevada a cabo en el
Instituto Pikler-Lòczy, revelaron las cualidades del entorno susceptibles de promover el desarrollo
saludable de los niños pequeños.
Inspiradas en los principios rectores de ese Instituto, organizamos el Centro de Salud situando
al desarrollo infantil como eje articulador de las acciones para la prevención y promoción de la
salud. Nos preguntábamos entonces: ¿es posible que los niños alcancen un desarrollo de tipo Lòczy,
en contextos donde las condiciones no se hallan aseguradas como en ese Instituto?
Orientadas por esta pregunta y entendiendo la importancia que tiene el desarrollo postural y
motor autónomo, en todos los aspectos de la personalidad del niño, desde los aportes de la Teoría del
Desarrollo de la motricidad global (Dra. E. Pikler) decidimos reorganizar las tareas dedicando un
espacio y tiempo, para los controles en salud y un espacio y tiempo, para la demanda espontánea.
Instituimos, la citación programada por grupos etáreos, asignando un día fijo en la semana o en el
mes, para situarnos en el momento de desarrollo del grupo de niños observados, también creamos un
espacio en la sala de espera, con el objetivo de dar información a los padres y promover el
intercambio de experiencias relacionadas con la crianza de sus hijos.
Implementamos la observación, como metodología de trabajo para poder efectuar el
seguimiento del desarrollo de los niños que acudían a los controles en salud, dando origen a una
modalidad de intervención que prioriza el acompañamiento de las familias y la integración de los
padres en la responsabilidad de la salud de sus hijos.
Estábamos en condiciones de responder a aquella pregunta que diera origen a esta experiencia:
en los niños cuyas familias pudieron crear condiciones relacionales y espaciales adecuadas, el
desarrollo era similar al descripto por la Dra. E. Pikler y sus continuadores del Instituto Lòczy.
En el año 1997, se publica en la Argentina Mirar al niño, la Escala
de Desarrollo del Instituto Pikler (Loczy), resultando un aporte muy va- lioso ya que no contábamos
con un instrumento que nos permitiera registrar las conductas observadas de los niños.
A medida que la utilizábamos descubrimos bondades y también dificultades a la hora de su
interpretación.

"Las dificultades con las que nos encontrábamos al intentar interpretar las gráficas de la escala
para establecer algún tipo de conclusión, me estimularon a seguir profundizando en su estudio hasta
adquirir el conocimiento necesario no sólo para utilizarla en la práctica profesional, sino también
para promover su implementación en diversos contextos" (García, 2009).

Las acciones desplegadas posibilitaron la creación en 1999, del Primer Servicio de Atención
Temprana del Desarrollo Infantil (ATDI) y Psicomotricidad, en el Centro de Salud Alberdi,
provincia de Buenos Aires, en el que asistía terapéuticamente a niños con diferentes cuadros
clínicos. En este Servicio, las autoridades del Programa Materno Infantil (PROMIN), de la Región
Oeste, gestionaron la incorporación de la escala antes mencionada, a la historia clínica de los niños
meno- res de tres años.
Es en mayo del mismo año que a través de una beca visitamos el Instituto Pikler (Lòczy) para
realizar el "Curso de perfeccionamiento en el trabajo de observación". A su vez, fuimos invitadas a
participar en la "Conference on Child Motion, Prevention, Observación, Therapy", organizada por la
Asociación Autonomía y la Universidad de Educación Física de Hungría, en Budapest. En esta
oportunidad, tuve a mi cargo la presentación, en el aula magna, de la experiencia realizada en el
Centro de Salud San Roque. Mientras que la Lic. A. García pre- sentó la utilización de la Escala del
Instituto Pikler para el registro, seguimiento y valoración del desarrollo de un niño con mielome-
ningocele, en el marco de un abordaje terapéutico. Esta exposición motivó el interés de la Dra.
Agnés Szantó-Feder, quien promovió una nueva presentación en el Instituto Lòczy, con la presencia
de la Lic. Ana Tardos, directora del Instituto e hija de E. Pikler, la Dra. Judith Falk, autora del libro
Mirar al niño e integrantes del equipo de profesionales de ese instituto, instancia de un rico
intercambio profesional, en la que pudo apreciarse la importancia que tenía la utilización sistemática
del instrumento y el análisis realizado por Adriana García.
Por razones de gestión política, el Servicio de ATDI y Psicomotricidad, cierra la asistencia a fines
del año 2000. Para preservar ese proyecto creamos, en el mismo año, una institución a la que
denominamos Ansares, Consultorios Especializados en Desarrollo Infantil, organizada sobre la base
de cuatro líneas de acción: asistencia clínica y terapéutica, capacitación, edición de material
bibliográfico y videos e investigación.
Las acciones de capacitación desarrolladas desde el año 1998 hasta el presente, fueron
dirigidas a profesionales del área de la salud, de la educación y a las denominadas "madres
cuidadoras", en las provincias de: Buenos Aires, Misiones, Entre Ríos, Formosa, Chaco, Corrientes,
La Pampa, Neuquén, La Rioja, Catamarca, Córdoba, Tucumán, Jujuy, Salta, Chubut y Tierra del
Fuego. Enmarcadas en diferentes Programas Nacionales del Ministerio de Salud de la Nación (1998
en adelante), del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación (2004-2006) y acciones de
capacitación organizadas por la Sociedad Argentina de Pediatría (2002 y 2007) filiales de las
Provincias de Chaco y Tierra del Fuego.
En el seno de estas capacitaciones, los profesionales mostraron un profundo interés tanto por
la categorización de los factores de desarrollo, como por los recursos que la utilización de la escala
referida les proporcionaba.
Surge entonces la necesidad de publicar ese estudio a fin de, por un lado, generalizar su uso y,
por el otro, sentar las bases para su posterior validación.
A lo largo de todos estos años, el espíritu reflexivo y crítico de la autora la llevó a investigar y
profundizar tanto sobre aspectos metodológicos, como sobre conceptos poco claros hasta el
momento.
En la Parte I de este libro, se diferencian por primera vez tres conceptos claves, me refiero a
los términos: maduración, crecimiento y desarrollo, siendo este un importante aporte a fin de acordar
una terminología adecuada y científicamente correcta.
A su vez la rigurosidad alcanzada en los aspectos metodológicos, brin- dan un importante
soporte científico para abordar el estudio del "niño en desarrollo" e intervenir ajustadamente en los
diferentes factores del entorno
La conceptualización sobre las diferentes categorías de los factores de desarrollo, otorga a los
profesionales, un valioso recurso metodológico para elaborar el diagnóstico situacional que module
la intervención.

En la Parte II, el estudio descriptivo focalizado en la Escala de desarrollo del Instituto Pikler
Loczy, las modificaciones estructurales pro- puestas para facilitar su lectura e interpretación, hacen
de esta esca- la, un instrumento sumamente útil para el registro y seguimiento de las conductas
observadas en los niños.
Celebro con alegría la publicación de este libro, destaco la generosidad con la que la Lic.
Adriana M. García ha trasmitido sus conocimientos y le agradezco, como colega y amiga este
genuino gesto de amor por los niños ya que, esta obra brindará recursos a muchas personas
interesadas y conmovidas por la situación de la infancia.

Dra. LILIANA EDITH GONZÁLEZ


INTRODUCCIÓN

A la luz de las investigaciones sobre la influencia del entorno en el desarrollo de los niños,
puede afirmarse que la evolución de las conductas propias del ser humano, de sus capacidades y
competencias depende tanto de la organización biológica y del nivel madurativo, como de los
estímulos que provienen del entorno, de las oportunidades de ejercitación, exploración y de acción
que este entorno proporcione y permita.
Siguiendo esta lógica de pensamiento, sugerimos la hipótesis de que ciertas alteraciones del
desarrollo, se originan y evolucionan en el marco de las condiciones de vida que ofrecen o imponen
los diferentes entornos,
En el modelo contextual-dialéctico, se concibe al desarrollo del individuo como la resultante
de una articulación entre cuatro dimensiones: organización biológica, psicológica individual, socio-
histórico-cultural y física-material (contexto, geografía, etcétera). En este sentido el hombre es el
producto de la sociedad en el que, a su vez ésta se presenta como el producto de aquél.
El niño es considerado en el marco de su condición de vida, de su proceso histórico y social, y,
por lo tanto, como una totalidad compleja, contradictoria, en constante movimiento y cambio,
caracterizado por un rol activo en su devenir como sujeto y como ser humano.
En este enfoque, el ambiente definido como importante para el desarrollo de la persona, no se
limita al entorno inmediato (madre, familia), sino que abarca la influencia que proyectan entornos
más amplios, con los que el individuo ni siquiera interactúa personalmente.
Al plantearnos la influencia del entorno sobre el desarrollo de los niños, se presentan al mismo
tiempo una dificultad y una necesidad. La dificultad de no contar con instrumentos que tomen en
cuenta la complejidad de los aspectos relacionados a los entornos, surgiendo, en consecuencia, la
necesidad de diseñar una metodología que oriente la observación y asegure la exploración de
aquellos elementos que condicionan y determinan el proceso de desarrollo.

El conocimiento de las condiciones de vida, depende de la metodología utilizada, la que a su


vez está orientada y determinada por el paradigma, el enfoque epistemológico, el cuerpo conceptual
y por la finalidad. En consecuencia, resulta evidente que la respuesta a la pregunta "¿qué, ¿cómo, por
qué y para qué valorar el desarrollo de un niño?", no será la misma conforme nos situemos en un
enfoque, o en otro.
En el ámbito de la salud, si bien en la práctica no se realiza la vigilancia y el monitoreo del
desarrollo de los niños, por lo general, cuan- do se realiza algún tipo de evaluación, se utiliza la
metodología de "Screening o Pesquisa" 1. Pero, además, su aplicación no es sistemática, lo que
representa que la gran mayoría de los niños no cuentan con un seguimiento profesional que preserve
y promueva su desarrollo personal.
El sistema de salud funciona a partir del emergente. Asfixiado por la urgencia y la enfermedad,
no puede más que reaccionar cuando se ponen de manifiesto indicadores de alteraciones o trastornos
más o menos graves que exigen, a esa altura, una intervención terapéutica. Así, la mayoría de las
especialidades han centrado su atención en el diagnóstico y en la génesis de los trastornos del
desarrollo, dando ori- gen, a su vez, a una serie de modalidades terapéuticas que utilizan, por lo
general, técnicas "rehabilitadoras", que intentan "normalizar a la persona", sin preguntarse más allá
de lo biológico.
Pero la ausencia de una metodología que brinde herramientas para valorar el desarrollo en
términos de procesos interactivos, no deviene únicamente de un modelo basado en el
asistencialismo, sino que encuentra su punto de partida en un enfoque biologista, que es "ciego" a las
señales del entorno.
Desde el punto de vista de los procesos orgánicos funcionales, en la actualidad la idea de un
determinismo exclusivamente genético ha quedado desplazado por la descripción de los fenómenos
de plasticidad neuronal. Este enfoque señala que la experiencia vivida por el sujeto, promueve el
establecimiento inicial de sinapsis y redes neuronales y modifica las conexiones existentes entre las
neuronas, desencadenan- do cambios tanto de orden estructural como funcional (Ansermet y
Magistretti, 2006).

1 Pesquisa: "Detección de individuos presuntamente enfermos en una población presuntamente


sana", "...reconocimiento de individuos que pueden padecer una afección inaparente". Lejarraga, H.
(2004), Desarrollo del niño en contexto, Paidós, pág. 463.

Si se acepta la influencia del entorno sobre el desarrollo de los niños, nos queda por delante
una difícil pero apasionante tarea relacionada al diseño de estrategias que hagan posible tanto la
exploración de las condiciones de vida, como la intervención. Esto requiere, como punto de partida,
la descripción de aquellos factores capaces de pro- mover un desarrollo saludable, en base a lo cual
establecer los indica- dores que permitan identificar y categorizar las condiciones de vida, de modo
tal que podamos disponer de un diagnóstico situacional desde el cual intervenir
Para alcanzar este objetivo comenzamos analizando el concepto de riesgo.
Tanto en la bibliografía específica como en su uso cotidiano, se re- fiere al aumento de la
posibilidad de sufrir un desajuste psicosocial, padecer un daño o contraer una enfermedad. Se trata
de un concepto de tipo probabilístico, que se utiliza tanto para designar a niños que efectivamente
viven en condiciones de riesgo, sin verse afectados en su desarrollo, como aquellos que sufren a
diario consecuencias graves sobre su salud física, mental y emocional.
Hablar del impacto que produce el maltrato, la violencia, los abusos y el abandono, por
ejemplo, exige una diferenciación de las situaciones que no llegan a producir un daño.
De este análisis surgió la necesidad de desagregar ciertos aspectos con el propósito de ajustar
la observación y, fundamentalmente, la intervención. Creamos, para ello, un concepto básico, el de
"factor de desarrollo" y cuatro categorías principales, focalizadas en aquellos aspectos que
determinan y condicionan el proceso de desarrollo.
Este trabajo ensaya una metodología para valorar los diferentes aspectos que interactúan en la
dinámica del desarrollo. Al tratarse de un ensayo resulta evidente que no constituye un proceso
acabado, sino que irá modelándose en su implementación.
El libro está organizado en dos partes. En la Parte I, se realiza un análisis de la situación actual
de la infancia, específicamente en nuestro país, la Argentina, situación que justifica el diseño de una
metodología que proporcione los datos necesarios para un abordaje holístico del proceso de
desarrollo, para luego enunciar el marco conceptual desde el cual se describen los denominados
factores de desarrollo. Seguida- mente se presentan los recursos metodológicos que brindan los
medios para identificar las variables ambientales, así como las técnicas que se utilizan para recoger
los datos para su análisis.
En la Parte II, se presenta un estudio de la Escala de Desarrollo del Instituto Pikler Lòczy
(EDIPL)2 realizado con el propósito de explicar aspectos metodológicos esenciales para una correcta
y efectiva utilización. El mismo constituye la tesis de Licenciatura de la autora y ha sido presentada,
evaluada y aprobada por la Universidad Nacional de Cuyo, en Marzo del año 2009.

PARTE I
LA INFANCIA EN RIESGO

Es común pensar al niño en el marco de un entorno familiar que lo.... contiene y le brinda los
cuidados esenciales para desarrollarse, Esta manera de pensarlo deja afuera a una inmensa cantidad
de niños que no viven en esas condiciones y que están muy lejos de poder alcanzar- las. Nos
referimos a niños en situación de calle, a los que viven en una casa cuna o en la cárcel cuando la
madre se encuentra procesada o cumple una condena) Así, y con el único propósito de incluirlos,
utilizaremos las expresiones "grupo de convivencia" o "entorno familiar" para referirnos a las
personas que le brindan los principales cuidados ya todas aquellas que conviven diariamente con el
niño.
Por otro lado, la idea de "niño en familia", arrastra un supuesto, mu- chas veces erróneo, de
que en ella y por el solo hecho de encontrarse “con familia”, será bien cuidado. Este supuesto olvida
que ciertas patologías psiquiátricas se originan precisamente en las relaciones primarias, que otras
tantas problemáticas derivan de un "proceso de separación-individuación" no demasiado bien
resuelto y que la mayoría de los abusos y situaciones de maltrato suceden, precisamente, en el
entorno familiar.
Como se ha dicho, sostenemos la hipótesis, de que muchas de las alteraciones del desarrollo,
se originan en las condiciones de vida,"
El período de los tres primeros años de vida, es una etapa de gran plasticidad y a la vez, de
extrema vulnerabilidad. La calidad de los cuidados recibidos durante este período será determinante
para el por- venir del niño. Pero, el supuesto de "niño en familia", circunscribe la responsabilidad de
los cuidados exclusivamente en la familia, dejando nuevamente afuera, en este caso, a ciertos actores
sociales cuya existencia se fundamenta y justifica, precisamente, en la necesidad de brindar apoyo y
asistencia en el período de crianza.
Existen diferentes niveles de cuidados: un nivel primario constituido por el grupo de
convivencia, generalmente la familia, y un segundo nivel, en el que se ubican los denominados
sistemas de ayuda. Este nivel está constituido por las instituciones destinadas al cuidado de la salud,
las educativas, las organizaciones, las redes familiares y comunitarias, entre otras.
Las interacciones, entre padres e hijos, constituyen los elementos primarios a partir de los
cuales surgen los comportamientos propios del ser humano. Es de esperar que la familia sea el mejor
entorno para la crianza del niño, pero no podemos ignorar que esto no siempre es así
Las conductas adversas de padres y adultos que rodean al niño, así como situaciones que van
desde los típicos castigos y prohibiciones a las más traumáticas experiencias, tienen importantes
consecuencias sobre su desarrollo y sobre la personalidad en particular.
Así, en determinadas condiciones, los sistemas de ayuda se vuelven imprescindibles y
esenciales para el porvenir de algunos niños.
Investigaciones destinadas a determinar el impacto de las experiencias adversas sobre el
desarrollo del ser humano, demuestran que cuan- do estas se repiten, interactúan de modo tal que el
riesgo de padecer alteraciones en el desarrollo, perturbaciones psicológicas o desajuste social, se
multiplica (Bowlby, 1995, p. 51).

Subrayan que tienen efectos, por lo menos, de dos tipos:

• Tornan al individuo más vulnerable y en consecuencia elevan la probabilidad de que vuelva a


tener nuevas experiencias adversas.
• Son fuente de los principales trastornos de la personalidad.
Señalan, además, que tienen influencia sobre generaciones posteriores y sobre la sociedad en
general (p. 51). Pero esto no termina aquí: el riesgo se potencia cuando los sistemas de ayuda son
insuficientes, ineficientes o inexistentes.
La familia ha dejado de ser el único núcleo de desarrollo. Aunque sigue siendo el principal, la
crianza de los niños ya no es una tarea exclusiva de la madre o familiares más cercanos.
Actualmente, la familia confía y transfiere a terceras personas funciones que, hasta cierto momento,
le fueran propias.
En nuestro país existen diferentes modalidades de cuidado del niño pequeño. Diferencias que
surgen de las condiciones de vida de cada familia, de la diversidad socio-cultural y geográfica, de las
exigencias de la vida cotidiana, como también de la insuficiente información y difusión de los
conocimientos relacionados a la temprana infancia.

Durante el tiempo en que los niños estén al cuidado de personas que no sean del grupo familiar
primario, la crianza será responsabilidad de aquellas y TODO lo que con ellas suceda, dejará una
huella que condicionará, en mayor o menor medida, el desarrollo del niño.

Cada experiencia deja una huella y constituye un aprendizaje.

En la década de las 90 numerosas familias transitaron por una importante desestructuración de


sus capacidades y proyectos de vida. Debieron recurrir a la ayuda comunitaria para alimentar a sus
hijos cuan- do la situación superó sus últimas posibilidades. Otras, con un esfuerzo cada vez mayor
por sostener sus proyectos de vida, acuden a las instituciones para el cuidado de sus hijos en horarios
en los cuales sus familiares trabajaban. Por último, aquellas que, como consecuencia de
individualismo o de la búsqueda de niveles cada vez más elevados de confort, han llegado a una
suerte de enajenación que los incapacita para el ejercicio de la función de crianza.
Nacieron así numerosas instituciones tendientes a paliar, tanto las necesidades alimenticias
como sociales. Posteriormente, con la ayuda de diferentes organizaciones y algunos programas,
fueron definiendo un perfil que justificara su continuidad. Por otro lado, en las últimas décadas, la
proliferación de Jardines Maternales, tanto del sector público como del privado, indican que no son
pocos los niños cuidados e instituciones desde muy temprana edad. Otros tantos, en peores
condiciones, se hallan alojados en hogares transitorios, al cuidado de familias sustitutas, en cárceles
o en una casa cuna, a la espera de un hogar que les brinde las condiciones necesarias para
desarrollarse sanamente.
A la luz de la teoría del apego, la separación temprana del niño de su entorno familiar,
desencadena el temor a la pérdida, al abandono y a la llamada "angustia de separación" 1. El ingreso
de un niño a una institución y la consecuente separación, aunque temporaria del grupo de
convivencia, puede resultar desfavorable o traumático, en tanto los adultos que interactúan
cotidianamente con él, no sean lo suficiente- mente competentes como para brindar una relación
segura fuera de su hogar.
Para que el niño pueda soportar la "ausencia" de sus padres o adul- tos significativos, que por
otro lado es condición para el desarrollo de la autonomía, es absolutamente necesario que el o los
adultos encargados de los cuidados cotidianos se presenten como seres humanos disponibles y
capaces de satisfacer adecuadamente sus necesidades.
Para llegar a ser un individuo sano y autónomo, el niño necesita, primeramente, constituirse en
sujeto frente a un otro. Por lo tanto, la crianza del niño en el marco de una institución, no debería ser
diferente a la del hogar. A esa altura de la vida, el niño tiene por delante una larga y difícil tarea
relacionada al conocimiento de sí mismo y de su entorno que requiere de seres humanos disponibles
con una formación profesional que garantice el sistema de actitudes que promueve y fácil- lita el
desarrollo en sus diferentes aspectos.
No obstante parecernos crítica esta situación, dejaremos sin analizar, porque excede los
objetivos de este trabajo, los efectos de un enfoque institucional que pretende "objetivos
pedagógicos", en niños que aún no han organizado su psiquismo, su esquema corporal y la imagen
de sí. En consecuencia, quedará sin considerar las insospechadas consecuencias de una modalidad
"educativa" que nada tiene que ver con las necesidades de los niños.
FACTORES DE DESARROLLO

Entendemos por Factor de Desarrollo, a cualquier elemento o fenómeno de naturaleza


biológica, material, relacional, ambiental o circunstancial, que incida en ese proceso. Partiendo de
esta definición, que incluye al entorno como factor de desarrollo, se abre la mirada hacia aspectos
que en otras perspectivas no son considerados determinantes.
En el Modelo Contextual Dialéctico, se concibe el desarrollo del niño como un proceso
complejo en el que se implican y condicionan mutua- mente factores internos de tipo biológico,
madurativos, funcionales y psicológicos, como factores externos de tipo relacional, social, cultural,
eco- nómicos, geográficos, etcétera, representando las "condiciones reales de existencia" en las que
el ser humano vive y se desarrolla (Wallon, 1984).
El cuadro siguiente ejemplifica esta articulación:

1 Ansiedad por perder a alguien amado o ser separado de él (Una base segura, Bowlby).

En la bibliografía específica suelen utilizarse los términos maduración, crecimiento y


desarrollo, alternativamente y como sinónimos, para referirse a procesos que, desde nuestro punto de
vista, si bien están íntimamente relacionados, es posible diferenciarlos, identificando en cada uno de
ellos, sus propias características. Por lo tanto, formaremos un concepto para cada uno de los
términos a fin de identificar los aspectos principales de cada proceso.
El término maduración lo utilizaremos para referirnos a todo pro- ceso de características
biológicas, que está determinado genéticamente y es estimulado por factores externos. Implica
fundamentalmente al sistema nervioso. La mielinización del axón, la creación de sinapsis con la
consecuente organización de las vías neurológicas, representan algunos de los procesos madurativos
esenciales. A su vez, los diferentes órganos, organizados en sistemas, van definiendo su función. Se
pone de manifiesto mediante conductas observables que indican que un órgano o sistema ha
alcanzado una cierta capacidad funcional.
El crecimiento del cuerpo y de los órganos, es un aspecto cuantitativo determinado por la
proliferación celular. Depende tanto de factores internos (genéticos, emocionales, psicológicos)
como externos (aportes nutricionales, por ejemplo). Se pone de manifiesto por el aumento del peso,
la talla y el volumen corporal.
Con el término 'desarrollo nos referiremos al proceso por el cual el niño, adquiere las
conductas propias de un ser humano: organiza su psiquismo, se introduce en un sistema de
comunicación, adquiere diferentes tipos de posturas y desplazamientos, manipula objetos, des-
pliega actividades simbólicas, juegos y conductas inteligentes, así como adquiere los hábitos y
conductas propias de su grupo de convivencia, de la comunidad y sociedad en la que vive
(alimentación, comportamientos relacionadas al cuidado del propio cuerpo, lenguaje-idioma,
etcétera).
Desde la perspectiva aquí adoptada, el desarrollo depende tanto del nivel madurativo y de las
estructuras biológicas, como de los estímulos que provienen del entorno, de las oportunidades de
exploración, ejercitación y acción que este entorno proporcione y permita.
A este complejo de condiciones, lo denominaremos "condiciones de vida".
Por lo tanto, para acercarnos al estudio de las condiciones de vida, será necesario disponer de
unidades conceptuales y recursos metodológicos que nos aseguren la exploración de los factores
condicionantes para conformar un diagnóstico situacional desde el cual intervenir.
Nace así la necesidad de formar una serie de conceptos, para cada una de las cuatro categorías
designadas para el análisis de las condiciones de desarrollo. Ellas son:

a) Factores Facilitadores del Desarrollo (FFD): son aquellos que promueven el despliegue de las
capacidades de cada niño. Serán descriptos a partir de diversas teorías que aportan elementos
teóricos y prácticos altamente significativos para el desarrollo de la persona.
b) Factores de Riesgo para el Desarrollo (FRD): son todas aquellas situaciones, hechos o
condiciones que aumentan la probabilidad de alterar el proceso de desarrollo, promover
accidentes o contraer enfermedades
c) Factores Obstaculizadores del Desarrollo (FOD): definidos como aquellos que desorganizan o
inhiben las capacidades propias de cada sujeto, pudiendo causar alteraciones más o menos
importantes en el proceso de desarrollo. Los efectos de estos factores se caracterizan por la
reversibilidad, es decir, que, frente a una modificación favorable de las condiciones, sus
efectos se revierten.
d) Factores Perturbadores del Desarrollo (FPD): aquellos que provocan un impacto altamente
traumático sobre el desarrollo del ser humano. Se incluyen en ella desde la sobreprotección y
la ineficiencia parental, hasta el abandono, el trabajo infantil, el maltrato y los abusos de todo
tipo.

Estas categorías no constituyen franjas delimitadas y estancas. Podrá observarse cómo una o más
categorías pueden estar presentes en determinadas situaciones, así como la persistencia de un factor,
puede hacerlo cambiar de categoría. Por ejemplo, como se verá más adelante, en función de la teoría
de la motricidad global, el uso del andador constituye un factor obstaculizador del desarrollo motor,
a la vez que representa un factor de riesgo con alta probabilidad de sufrir un accidente. Su utilización
por tiempos prolongados o en determina- das etapas, puede ocasionar desórdenes más o menos
importantes en el esquema corporal, en la organización de las nociones témporo -espaciales-causales
y, en el desarrollo de la percepción.
Lo esencial de esta categorización es que promueve una diferenciación más ajustada,
diferenciando aquellos que verdaderamente aumentan la probabilidad de padecer algún tipo de
alteración, accidente o tras- torno de desarrollo, de las condiciones que simplemente obstaculizan sin
alterar este proceso, de aquellas que producen un trauma sobre el desarrollo psicológico, emocional
o intelectual de la persona. El estudio de los principales factores será abordado mediante la
descripción de los aspectos biológicos y del entorno, considerados condicionantes para el desarrollo
del niño.

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