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LAS FUNCIONES DE RELACIÓN

Las funciones de relación son aquellas que permiten a un ser vivo recibir la información, tanto
del exterior como de su interior y responder a ella de la forma más adecuada para asegurar su
supervivencia.
En toda función de relación se distinguen el estímulo y la respuesta. El receptor capta el
estímulo y transmite la información al efector, que ejecuta la respuesta más adecuada.
Los estímulos
Un estímulo es un cambio en el medio que rodea a un organismo o en su interior. Estos
cambios pueden ser de temperatura, de luz, de sonido, de concentración de sustancias, etc.
Las respuestas
Las respuestas que ejecutan los receptores pueden ser muy diversas y se pueden agrupar en
estáticas y dinámicas.
Estáticas: Son aquellas en las que no se produce movimiento, como la producción y la secreción
de sustancias.
Dinámicas o taxias: En ellas sí se produce movimiento como respuesta al estímulo. Son
positivas si se acercan al estímulo y negativas si se alejan de él.
En los organismos unicelulares, la célula realiza todo el proceso de captación del estímulo y de
ejecución de la respuesta. Una forma de responder a los estímulos es mediante el movimiento
celular.
Los organismos pluricelulares tienen células especializadas para detectar determinados
estímulos y todas ellas tienen que responder de manera coordinada ante un estímulo. Para ello,
cuentan con sistemas de coordinación, que pueden ser de dos tipos:
 Coordinación nerviosa (solo en los animales): La realiza el sistema nervioso a través de las
neuronas, células encargadas de transmitir y de procesar la información.
 Coordinación química (en todos los reinos): El sistema hormonal o endocrino responde a
los cambios del medio interno, mediante unas sustancias llamadas hormonas
LA RESPUESTA AL MEDIO
Los seres vivos intercambian materia y energía con el ambiente. Esto lo hacen según diferentes
estrategias. Entre ellas, cuentan con algunas que les permiten conocer las características del
ambiente, es decir, obtener información de él. Por ejemplo los bichos bolita suelen
encontrarse en lugares oscuros y húmedos como debajo de madera podrida o en rendijas y
grietas, debido a que necesitan estar en contacto con una superficie húmeda para poder
respirar (realizar el intercambio gaseoso por medio de unas laminillas ventrales al final de su
cuerpo). Son crustáceos y por lo tanto necesitan la elevada humedad que se mantiene en esos
lugares. Si los dejamos al descubierto exponiéndolos al Sol, rápidamente se desplazarán
buscando la oscuridad. Esta conducta se debe a que la exposición al Sol disminuye la humedad
de su espacio. Por algún mecanismo, los bichos bolita captan el cambio en el ambiente y
también de alguna manera, reaccionan ante él.
Otro ejemplo, pero en relación con las plantas, se puede observar en un jardín donde se haya
ubicado una planta que necesita luz directa en un lugar donde no la reciba. Con el tiempo, se
notará que la planta crece hacia la luz. Existen mecanismos por los cuales las plantas captan la
orientación e intensidad de la luz y crecen de modo tal que se orientan hacia ella. Se puede
decir entonces que ante un cambio ambiental, -como en la intensidad de luz- la planta también
capta esa información y responde.
También se dan interacciones con el ambiente en otros seres vivos, como los microorganismos.
Con respecto a la luz, algunos se alejan de ella y otros se acercan. De manera similar, pueden
reaccionar acercándose o alejándose ante otras condiciones ambientales, como la temperatura
o la concentración de oxígeno. En conclusión, los seres vivos reciben información del medio
donde se encuentran, lo que constituye un estímulo, y realizan acciones que son una
respuesta a esa información. Los mecanismos con los que cuentan para hacerlo son tan
variados como la diversidad de especies existentes en la naturaleza, y en conjunto permiten
que lleve a cabo la función de relación. La información puede ser captada gracias a que cuentan
con estructuras especializadas denominadas receptores, y las respuestas son llevadas a cabo
por los efectores.
Una célula es sensible a un cambio en su medio ambiente (estímulo) y reacciona de forma
apropiada (respuesta). Así, un protozoo nadará hacia una gota de una solución de azúcar
depositada en el agua a su alrededor, o se alejará de una gota de ácido. Ahora bien, este tipo
directo y automático de respuesta es adecuado para una sola célula, pero significaría el caos
para una agrupación de células. Cualquier organismo constituido por un cierto número de
células debe tener un sistema que coordine sus respuestas. Sin tal sistema, sería semejante a
una ciudad con personas recíprocamente incomunicadas y que actuaran en virtud de objetivos
contrapuestos. Así, ya los celentéreos, tienen los rudimentos de un sistema nervioso. Podemos
ver en ellos las primeras células nerviosas (neuronas), células especiales con fibras que se
extienden desde el cuerpo celular y que emiten ramas extraordinariamente finas.
El modelo de estímulo - procesamiento - respuesta
Los científicos al realizar sus investigaciones buscan identificar las regularidades de los
fenómenos que estudian. De este modo logran explicar muchos de los fenómenos analizados.
Por ejemplo, los mosquitos perciben a sus presas por el calor que irradian los seres vivos, que
para nosotros es invisible, y que es percibido por ellos como un mapa de colores. Por lo tanto
recién pueden localizarnos visualmente cuando se acercan a unos 10 metros, y desde allí
pueden detectar el calor corporal con su visión infrarroja, gracias a ella, los mosquitos nos
encuentran en la oscuridad de la noche. Esto guarda similitud con el modo en que vemos
nosotros, porque si bien el resultado es diferente, existe un mecanismo básico que explica
ambos fenómenos. Cuando los científicos identifican regularidades, elaboran un modelo.
En el caso de las funciones de relación y control en los seres vivos, si bien existen diferentes
maneras de captar estímulos y distintas respuestas posibles, podemos representar cualquier
ejemplo con el denominado modelo estímulo - procesamiento - respuesta. La mayor parte de
los animales, -incluidos los seres humanos- poseemos además centros de procesamiento de la
información: el cerebro o los ganglios nerviosos. Es allí donde la información procedente del
ambiente externo o interno se interpreta, y donde se elabora otra información. Luego se
produce una comunicación entre los centros de procesamiento y los efectores, que responden
al estímulo.
Las plantas no cuentan con sistema nervioso y no realizan el mismo tipo de procesamiento de la
información que los animales, pero poseen receptores que captan estímulos y efectores que
llevan a cabo las respuestas. Lo que sucede en el interior de estos organismos es que los
estímulos del ambiente producen cambios fisiológicos que se traducen luego en señales para
los órganos efectores. Por lo tanto, el modelo propuesto permite explicar cualquier ejemplo de
relación entre los seres vivos y el ambiente.
Estímulo: Es cualquier cambio, tanto del exterior como del interior del cuerpo, capaz de
provocar una respuesta del organismo
Respuesta: Son las acciones que se realizan en relación con la información recibida
Receptores: estructura capaz de percibir los estímulos y transmitirlos a los centros nerviosos
Efectores: llevan a cabo las respuestas
Las plantas presentan movimientos en respuesta a estímulos del medio ambiente como la luz,
la gravedad y el tacto. Una planta puede responder a estos estímulos direccionales por medio
de crecimiento direccional (la dirección de crecimiento depende de la dirección del estímulo.)
Esta respuesta de crecimiento direccional, denominada tropismo, resulta en un cambio en la
posición de una parte de la planta. Los tropismos son irreversibles y pueden ser positivos o
negativos, dependiendo de si la planta crece hacia el estímulo (tropismo positivo) o se aleja de
éste (tropismo negativo). Los tropismos están controlados por hormonas.
El fototropismo es el crecimiento direccional de una planta ocasionado por la luz. La mayoría
de las puntas de los brotes en crecimiento presentan fototropismo positivo al flexionarse o
doblarse (al crecer) hacia la luz, algo que quizá se haya observado al colocar plantas caseras
cerca de una ventana soleada. Esta respuesta de crecimiento aumenta la probabilidad de que
los tallos y las hojas reciban luz adecuada para la fotosíntesis. La respuesta de flexión del
fototropismo es activada por luz azul con longitudes de onda menores a 500 nm. (La luz azul
también induce la apertura de los estomas).
Para que una planta o cualquier organismo presente una respuesta biológica a la luz, debe
contener una sustancia sensible a ella, denominada fotorreceptor, para absorber la luz. El
fotorreceptor que absorbe la luz azul y desencadena la respuesta fototrópica y otras respuestas
a la misma luz (como la apertura de los estomas) es una familia de pigmentos amarillos
denominados fototropinas. Las fototropinas son quinasas activadas por la luz, enzimas que
transfieren grupos fosfato. Hay evidencia de que las fototropinas se fosforilan; es decir,
incorporan un grupo fosfato, en respuesta a la luz azul. Así, la fosforilación es una primera
etapa en la vía de señalización de la luz azul.
El crecimiento en respuesta a la dirección de la gravedad se denomina gravitropismo. La
mayoría de las puntas de los tallos muestran gravitropismo negativo al alejarse del centro de la
Tierra, mientras la mayoría de las puntas de las raíces presentan gravitropismo positivo. La cofia
es el sitio de la percepción de la gravedad en las raíces; cuando se quita la cofia, la raíz continua
creciendo, aunque pierde toda capacidad para percibir la gravedad. Células especiales en la
cofia poseen amiloplastos que se acumulan en la parte inferior de las células en respuesta a la
gravedad y pueden iniciar por lo menos algo de la respuesta gravitrópica.
Si la raíz se coloca en una situación diferente, como cuando una planta en maceta se coloca en
posición horizontal, los amiloplastos asumen otra posición, siempre señalando en la dirección
de la gravedad. La respuesta gravitrópica (flexión) ocurre poco después a partir de entonces e
implica a la hormona auxina.
A pesar del movimiento de los amiloplastos en respuesta a la gravedad, los investigadores
cuestionan su papel en el gravitropismo. Una planta mutante de la especie Arabidopsis thaliana
que carece de amiloplastos en las células de la cofia sigue respondiendo en forma gravitrópica
cuando se le coloca en posición horizontal, lo cual indica que las raíces no necesariamente
requieren de amiloplastos para responder a la gravedad. Investigaciones en curso podrían
aclarar la forma en que las raíces perciben la gravedad.
El tigmotropismo es crecimiento en respuesta a un estímulo mecánico, como el contacto con un
objeto. El crecimiento por entrelazamiento o rizado de los zarcillos o tallos, que ayuda a unir
una planta trepadora como la vid a algún tipo de soporte, es un ejemplo de tigmotropismo.
Estímulo y respuesta en animales
Los organismos pluricelulares tienen células especializadas para detectar determinados
estímulos y todas ellas tienen que responder de manera coordinada ante un estímulo. Para ello,
cuentan con sistemas de coordinación, que pueden ser de dos tipos:
La coordinación nerviosa (solo en los animales): La realiza el sistema nervioso a través de
las neuronas, células encargadas de transmitir y de procesar la información.
La coordinación química (en todos los reinos): El sistema endocrino responde a los cambios del
medio interno mediante unas sustancias llamadas hormonas.
Para desplazarse, capturar presas, defenderse, huir, etc., muchos animales han desarrollado
unos sofisticados órganos sensoriales con los que detectan estímulos específicos; unos
complejos sistemas de coordinación nerviosa y química con los que procesan la información y
elaboran respuestas, y unos efectores con los que ejecutan las respuestas; por ejemplo, los
sistemas de locomoción, que les permiten correr, nadar, saltar, etc.
En los animales, los receptores son unas células especializadas capaces de percibir
determinados estímulos. Los receptores pueden ser simplemente células nerviosas o grupos de
células sensitivas. A veces, los receptores forman parte de estructuras complejas muy
especializadas que reciben el nombre de órganos sensoriales.
Según su localización los receptores pueden ser externos e internos. Los externos recogen la
información que procede del exterior. Los internos reciben la información del medio interno.
Según el tipo de estímulo pueden ser:
Fotorreceptores. Captan estímulos luminosos. La mayoría de los animales detectan la luz visible
y algunos la luz ultravioleta (insectos).
Quimiorreceptores. Se estimulan con sustancias químicas (olores y sabores).
Mecanorreceptores. Responden a estímulos mecánicos como el tacto, el dolor, la presión, la
gravedad, el sonido y el equilibrio.
Termorreceptores. Discriminan el calor y el frío.
Electrorreceptores. Detectan la energía eléctrica.
Magnetorreceptores: Detectan campo magnético de la tierra.
Algunos animales, como los murciélagos y las ballenas son capaces de orientarse y localizar a
sus presas aún en total oscuridad, gracias a un tipo de percepción de objetos a distancia
llamado ecolocación. Estos animales emiten ultrasonidos, los cuales rebotan en
los obstáculos y regresan a los oídos, lo que permite al animal determinar su localización.
Ejemplos de receptores en animales
Algunos son muy sencillos, como los ocelos de las medusas, que solo detectan la luz y algunos
colores. Otros son más complejos, como los ojos compuestos de los insectos formados por
numerosos ojos simples que ofrecen al animal una visión en mosaico. Los más complejos son
los ojos de los vertebrados, que agrupan los fotorreceptores en una membrana llamada retina.
Los fotorreceptores:
Los fotorreceptores y las neuronas en la retina captan la luz, procesan las señales eléctricas
resultantes y producen potenciales de acción en el nervio óptico El ojo de los vertebrados
proporciona la visión más nítida del reino animal, pese a que la compleja retina de varias capas
está “construida al revés” desde una perspectiva de ingeniería.
Los fotorreceptores, llamados bastones y conos por su forma, reúnen la luz en la parte trasera
de la retina. Entre los receptores y la luz incidente hay varias capas de neuronas que procesan
las señales de los fotorreceptores.
Estas neuronas enriquecen nuestra capacidad de detectar orillas de los objetos, movimiento,
luz tenue y cambios en la intensidad de la luz. La capa retinal más cercana al humor vítreo
consiste en células ganglionares, cuyos axones forman el nervio óptico. La señal modificada de
los fotorreceptores y las neuronas asociadas se convierten en potenciales de acción en las
células ganglionares. Para llegar al cerebro, los axones de las células ganglionares deben
atravesar la retina en un punto llamado punto ciego. Esta área carece de receptores, de manera
que los objetos que se enfocan ahí no se ven.
Los mecanorreceptores:
En los animales invertebrados, están distribuidos por la superficie corporal, la boca, las antenas
y las patas. En los animales vertebrados, los mecanorreceptores del tacto y del dolor están en la
piel, y los acústicos y del equilibrio, en el oído. En los peces, la línea lateral es un receptor que
percibe vibraciones del agua y le indica los movimientos de otros animales de su entorno.
Los quimiorreceptores:
En los invertebrados, se localizan en la porción anterior del cuerpo, en las antenas, las patas,
etc. En los vertebrados existen receptores para el olfato, en la cavidad nasal y, para el gusto, en
la lengua (mamíferos) y en la cavidad bucal (el resto de vertebrados). En las serpientes, hay un
órgano especial que percibe los olores a través de la punta de la lengua.
Las serpientes captan las moléculas olorosas con la lengua, luego las llevan a un órgano (órgano
de Jacobson) que tienen dentro de la boca, en el paladar, con el que detectan los olores.
Los termorreceptores:
Están en la superficie corporal y la lengua (mamíferos) y en las antenas de algunos insectos.
Ciertas serpientes tienen un órgano, la foseta, situada entre los ojos y las fosas nasales (que
sólo les sirven para respirar, no para oler) dicha foseta les sirve para percibir los cambios o las
variaciones de la temperatura externa, lo cual les permite localizar animales de sangre
caliente (homeotermos) en total oscuridad.

Los receptores lumínicos de muchos invertebrados no funcionan como ojos en sentido estricto:
sus células fotorreceptoras no permiten la visión, sino que informan al animal de dónde hay luz
y de la intensidad de ésta. Las medusas, por ejemplo, contienen agrupaciones de células,
llamadas manchas oculares, que son sensibles a la luz.

En los organismos que carecen de sistemas sensoriales complejos (como plantas, hongos,
organismos unicelulares y algunos invertebrados), las respuestas pueden ser de tres tipos:
Taxismos: consisten en acercarse (positivo) o alejarse (negativo) de la fuente del estímulo.
Existe, por ejemplo, el fototaxismo en respuesta a la luz y quimiotaxtismo en respuesta a la
presencia de sustancias en el medio.
Tropismos: se producen en las plantas y ocurren por la acción de hormonas que reaccionan en
respuesta a los estímulos externos, dando lugar, por ejemplo, a procesos de crecimiento o de
inclinación en los tallos. Cuando la planta crece en dirección hacia el estímulo se habla de
tropismos positivos; en el caso contrario se denominan tropismos negativos, Existen diferentes
tipos de tropismos dependiendo del estímulo que los genere; estos pueden ser:
quimiotropismos cuando responden ante la acción de sustancias químicas; fototropismos en
respuesta a estímulos lumínicos; geotropismos o gravitropismos en respuesta a la fuerza de
gravitación como el crecimiento de la raíz; hidrotropismos en relación con la búsqueda de
fuentes de agua y tigmotropismos en respuesta a acciones mecánicas y la influencia del
contacto físico, por ejemplo, en las plantas que se enredan en una columna o una superficie
vertical que se encuentra cerca al lugar en el cual crecen.
Las nastias son respuestas producidas de forma pasajera por las plantas y solo en algunos de
sus órganos, como las hojas, ramas y flores. Son movimientos relacionados con los tropismos,
pero se diferencian de éstos en que el estímulo no provoca una dirección determinada en la
respuesta de la planta. Las nastias se efectúan de acuerdo con trayectorias predeterminadas
por la estructura dorsoventral del órgano correspondiente; son transitorios. Resumiendo, son
movimientos independientes de la dirección que tiene el estímulo. Cuando hablamos de nastia,
sólo indicamos movimiento.
Se conocen varias clases de nastias:
Termonastias son movimientos de apertura y cierre, según la variación de la temperatura, de
las hojas periánticas de muchas flores, debido a que el óptimo de crecimiento de la cara
superior responde a una temperatura diferente de la cara inferior; así sucede con la flor del
tulipán, que si pasa del aire libre a una habitación que esté más caliente, se abre; y si la
temperatura desciende, se cierra. Esto se debe a que una elevada temperatura determina el
crecimiento de la cara superior, en tanto que un descenso lo provoca en la inferior.
Fotonastias: son variaciones debidas a cambios en la intensidad de luz. La iluminación produce,
en general, apertura de las flores; la oscuridad, el cierre. En las plantas de floración nocturna
ocurre al revés. Muchos movimientos de las hojas en relación con la intensidad de luz no son
debidos a diferencias en el crecimiento, sino a variaciones en la temperatura de las células. Se
relacionan con la temperatura y la luminosidad las nastias producidas por la alternancia del día
y la noche (nictinastias); son notables estos movimientos en la Falsa acacia (Robinia
pseudoacacia) y Trébol pata de conejo (Trifolium arvense). Generalmente, las hojas
nictinásticas se disponen por la noche en forma que los foliolos ocultan parte de la superficie
superior, que durante el día exponen a la luz en grado máximo; tales movimientos deben
responder a variaciones de permeabilidad del plasma. La respuesta a la intensidad luminosa
que provoca la apertura y el cierre de muchas flores ocurre en el dondiego de noche (Mirabilis
jalapa), que abre sus flores durante la noche y las cierra durante el día.
El girasol (Helianthus annuus) presenta fotonastia positiva.
Sismonastias: son movimientos rápidos en los que una parte de la planta adopta posiciones
particulares; se deben a la turgencia de las células de determinados tejidos. Los más llamativos
se observan en mimosas tropicales, cuyas hojas y pecíolos se pliegan rápidamente después de
un golpe. Las causas de estos movimientos no están todavía bien aclaradas y se reducen a
hipótesis. Es el caso de la mimosa púdica. Esta planta, al ser tocada por algún objeto o por el
contacto de la mano de una persona, responde plegando sus pequeños folíolos, y si la
intensidad del contacto es mayor, puede suceder que la rama completa se flexione. Esta
respuesta no corresponde a movimientos de acercamiento o alejamiento ante el estímulo, y
tampoco está controlada por la acción de hormonas como ocurre en el caso de los tropismos.
Quimionastia: respuesta de movimiento ante sustancias químicas, como las plantas carnívoras,
que atrapan insectos.
Visión en los vertebrados
El ojo es el órgano que detecta la luz y la lleva al interior de nuestra cabeza. Es la base del
sentido de la vista. Es sensible a las imágenes y cambios de luz, convirtiéndolas en impulsos
eléctricos para que el cerebro pueda entenderlas. Las imágenes convertidas en impulsos
eléctricos son llevadas al cerebro por el Nervio Óptico, ya en el Cerebro este interpreta las
señales para nuestro entendimiento. Los ojos más sencillos o primitivos como los de los
insectos, simplemente detectan si los alrededores están iluminados u oscuros. El sistema visual
humano es diferente, porque puede diferenciar colores, ver detalles, calcular la profundidad,
diferenciar formas, etc. Para poder ver una imagen nítida, el enfoque de esta debe
concentrarse en la retina.
Solo algunos animales distinguen los colores
En el reino animal los mamíferos no suelen diferenciar bien los colores, las aves en cambio sí;
aunque suelen tener preferencia por los colores rojizos. Los insectos, por el contrario, suelen
tener una mejor percepción de los azules e incluso ultravioletas. Por regla general, los animales
nocturnos tienen deficiencias visuales con la luz del día. De igual manera los animales diurnos,
como nosotros, tenemos deficiencias en distinguir detalles con poca luz.
Aprovechar la luz dos veces: el Tapetum Lucidum
Los felinos y otros mamíferos han desarrollado un sofisticado sistema visual para poder cazar
en la oscuridad. Su ventaja consiste que en el fondo del ojo tienen un material que refleja la luz
como un espejo devolviéndola nuevamente para aprovecharla mejor. La luz es atrapada dos
veces por su retina. Esta característica aumenta hasta cincuenta veces la brillantez de la
imagen. El material reflectivo forma una membrana llamada Tapetum Lucidum y hace que su
visión sea seis veces superior a la del hombre. El Tapetum Lucidum es una capa brillante en el
fondo del ojo de los felinos que hace que la luz rebote hacia la retina, logra aumentar cualquier
rastro de luz por pequeño que sea y hace brillar las pupilas de los gatos en la oscuridad.
Una córnea más grande recoge más luz
La córnea es el lente transparente que rodea la parte blanca del ojo y tiene como función
atrapar la luz que llega al ojo para dirigirla al interior.
La córnea más grande en proporción al ojo es la del Tarsero Filipino. Es un cazador nocturno
que ha desarrollado una córnea inmensa que le cubre el ojo completo, lo que hace que pueda
aprovechar mejor la luz y ver en lugares muy oscuros.
El Iris es una membrana que se abre y cierra, dependiendo de la cantidad de luz que llega al ojo.
Las células perciben los cambios del medio y responden a estos cambios de manera adecuada.
Las variaciones del medio se llaman estímulos, y las reacciones, respuestas.
Las respuestas de las células a estímulos se manifiestan con cambios de forma, movimientos,
cambios metabólicos, secreciones, etc.
Ciertas células responden a algunos estímulos (falta de alimento, excesivo calor…) segregando
sustancias que se depositan en su membrana y las aíslan del exterior. La célula así envuelta se
llama quiste y puede permanecer mucho tiempo con una vida latente hasta que cambian las
condiciones y reanuda su actividad. Es una respuesta típica de las bacterias.
Las respuestas de movimiento se denominan taxismos: son positivos si se acercan al estímulo y
negativos si se alejan. Según el tipo de estímulo, puede ser fototaxismo (si el estímulo es la luz),
quimiotaxismo (sustancia química), termotaxismo (variación de temperatura), etc.
Los protozoos y las algas microscópicas se mueven ante la presencia de luz o de sustancias en el
medio. El movimiento celular se realiza por seudópodos, flagelos o cilios.
Las bacterias que poseen flagelos tienen movilidad, o sea, el movimiento de traslación de un
punto a otro en forma rápida y de zigzag permitiéndoles responder a estímulos por ejemplo:
químicos cuando las bacterias son atraídas a determinados compuestos como la glucosa, la
galactosa y se denomina quimiotaxismo positivo o por el contrario son repelidas de algunos
compuestos como los antibióticos, quimiotaxismo negativo, luminosos es el caso de las
bacterias fotosintéticas que tienen fototaxismo positivo a los rayos luminosos.
Respuestas de los invertebrados a los estímulos
Las respuestas de los invertebrados a los estímulos externos son más complejas que los
tropismos, pues estos animales, además de un control hormonal, poseen una regulación de sus
respuestas al ambiente dado por un sistema nervioso primitivo. Esto determina que sus
respuestas sean más rápidas y por tanto más eficientes para responder ante los cambios del
medio. Los taxismos son las respuestas que ofrecen los animales inferiores a los diferentes
estímulos del medio ambiente. Además, los movimientos que se producen como parte de las
respuestas son reversibles, a diferencia de lo que ocurre en los tropismos.
Tipos de taxismo
Los taxismos se denominan de acuerdo al tipo de estímulo.
Se distinguen: fototaxismo, gravitaxismo, hidrotaxismo y tigmotaxismo.

Como en los tropismos, las respuestas o movimientos que experimentan los animales
invertebrados pueden ser de acercamiento o de alejamiento hacia el estímulo. Se habla de
tactismo positivo cuando el movimiento del animal se dirige hacia el estímulo, y de tactismo
negativo si el movimiento tiende a alejarse del estímulo.

Fototaxismo: es la respuesta de los animales a variaciones en la cantidad de luz.


Gravitaxismo: es la respuesta a estímulos de origen gravitatorio.
Hidrotaxismo: es la respuesta a estímulos cuyo origen es el agua.
Tigmotaxismo: es la respuesta a estímulos táctiles.
Heliotaxismo: es la influencia que el sol ejerce sobre la orientación de los seres vivos.
Galvanotaxismo: es la respuesta a estímulos eléctricos.
Termotaxismo: es la respuesta a la variación de la temperatura.
Quimiotaxismo: es la respuesta a estímulos químicos.
Cuando encendemos una lámpara las polillas se dirigen hacia esta fuente artificial de luz.
Corresponde a un fototaxismo positivo. También se puede dar el caso opuesto, como ocurre
con las cucarachas, que al acercarse a ellas la luz, tienden a escapar.
Las Orugas cortadoras (insecto cosmopolita con alta capacidad de dispersión) que a partir del
tercer estadio larval manifiestan un fototaxismo negativo, escapándole a la luz y
permaneciendo durante el día bajo la tierra enroscadas sobre si mismas.
Las medusas poseen ocelos en el borde umbrelar que son unidades fotorreceptoras, para
captar la mayor o menor luminosidad para que suban o bajen debido a que poseen un
fototaxismo negativo por lo que huyen de la luz, esto constituye un mecanismo de defensa.
Las vaquitas de San Antonio son insectos que al tomarlos en tu mano, siempre suben a través
de ella. Éste es un claro ejemplo de gravitaxismo negativo, ya que la vaquita se mueve siempre
en dirección contraria a la fuerza de gravedad.
La lombriz de tierra presenta hidrotaxismo positivo; siempre construye sus galerías
subterráneas en dirección a las zonas húmedas.
En las lombrices de tierra existen quimiorreceptores especializados distribuidos por todo el
cuerpo, capaces de detectar agua. Estas células llamadas higrorreceptores permiten que la
lombriz permanezca en suelos de humedad adecuada.
Mecanismos de acción de los taxismos
A diferencia de los tropismos, la causa de las respuestas denominadas tactismos está regulada y
controlada por la presencia de un simple pero eficiente sistema nervioso.
Este sistema nervioso está formado por tres grupos de neuronas que equivalen a un cerebro
primitivo, ya que posee nervios que se conectan con los ojos, antenas y patas del insecto,
permitiéndole detectar y responder ante un estímulo cualquiera, en un movimiento de
acercamiento o alejamiento del mismo.
Gracias a este sistema nervioso rudimentario que les permite responder ante los cambios del
medio, los insectos han llegado a constituirse en los animales terrestres más numerosos, con
más de 900.000 especies diferentes, capaces de habitar los lugares más diferentes del planeta.

Respuestas de los vertebrados


La ciencia ha postulado que los primeros vertebrados aparecieron en nuestro planeta en el
medio acuático, hace unos quinientos millones de años. Desde entonces se fueron
diversificando a medida que se adaptaban a las diferentes formas de vida. Así, fueron
apareciendo paulatinamente las cinco clases de vertebrados que hoy conocemos: peces,
anfibios, reptiles, aves y mamíferos, incluyendo al hombre en esta última clase.
Una de las características principales de un animal vertebrado es que posee un sistema
nervioso capaz de captar la información o los estímulos que provienen del medio, manejarlo e
integrarlos para que el individuo elabore respuestas o comportamientos adecuados.

Este sistema opera a través de los receptores y órganos sensoriales que se constituyen en vías
de entrada para toda información.

En los animales, dicha información es procesada en los diferentes centros nerviosos que se
integran con la finalidad de que el organismo pueda responder de manera uniforme a los
diversos estímulos que recibe.
De acuerdo a la integración de estos centros nerviosos, las respuestas elaboradas por animales
pueden ser más o menos complejas. Así por ejemplo, el aprendizaje por discernimiento es una
respuesta que se da en los animales superiores, sobre todo en los primates y, por supuesto, en
el hombre. Esta respuesta se elabora cuando el individuo percibe y experimenta diferentes
estímulos, los relaciona y los maneja para conseguir lo que quiere. Este tipo de
comportamiento se adquiere por medio del contacto permanente del organismo con su
entorno y evidencia una capacidad más compleja de elaboración de respuestas, dirigidas por la
voluntad (querer hacer algo) y la conciencia de los propios actos (comprender las diferentes
posibles respuestas).
El sistema nervioso en los vertebrados necesita además, de la cooperación de otro sistema
llamado endocrino, en el cual se producen las hormonas. La presencia de una hormona es un
estímulo que provoca una reacción en un órgano determinado o en un grupo de órganos.
Por ejemplo, la hormona del crecimiento se produce en una parte específica del cerebro y
estimula o provoca el crecimiento de tejidos, huesos y demás estructuras de un animal.
La coordinación de los sistemas nervioso y endocrino en los vertebrados controla tanto las
respuestas rápidas (sistema nervioso) como las más lentas y generalizadas (sistema endocrino).
Otras características no menos importantes de los vertebrados, son las de poseer un esqueleto
interno, un aparato respiratorio y otro circulatorio.
Con todos estos sistemas, en perfecta coordinación, los animales vertebrados son capaces de
manifestar los más asombrosos comportamientos, como por ejemplo, la protección de las crías,
la defensa de su territorio, la búsqueda de alimento y la notable capacidad para mantener la
supervivencia de la especie.

Los distintos tipos de respuesta son:


Respuestas motoras: son las que involucran movimientos, los músculos son los encargados de
ejecutar la respuesta.
Respuestas secretoras: son las que implican la acción de las glándulas (endócrinas y exócrinas),
órganos que tienen la capacidad de producir secreciones.
Respuesta inmunológica: ante el ingreso de un agente extraño (bacteria, virus) se desencadena
una respuesta de defensa ejecutada por diferentes tipos de células (denominadas en conjunto
glóbulos blancos) o bien por anticuerpos (proteínas) capaces de destruir a los agentes externos.
Las polillas y otros insectos nocturnos se sienten atraídos por la luz artificial de una manera
suicida. Vuelan en círculos alrededor y se golpean una y otra vez contra la fuente luminosa
hasta morir achicharradas. ¿Y por qué hacen esto? ¿A qué se debe un comportamiento tan
irracional?
Su comportamiento es totalmente coherente con su naturaleza, lo que ocurre es que la luz
artificial las confunde.
El fototaxismo es el movimiento automático de un organismo con respecto a la luz. Las
cucarachas, por ejemplo, son insectos lucífugos ya que muestran un fototaxismo negativo al
correr a esconderse en grietas oscuras al percibir la luz. Se trata de un mecanismo que les
facilita la supervivencia. En cambio las polillas son insectos lucípetos ya que muestran un
fototaxismo positivo y se sienten atraídos por la luz. Este mecanismo les facilita la orientación,
pues la luz del firmamento estrellado y de la Luna les permite situar el arriba-abajo en la
oscuridad y les sirve de guía en sus movimientos migratorios al utilizar nuestro satélite como
punto de referencia primario. Es más, al ser atraídas por la luz lunar las polillas vuelan más alto
y evitan muchos obstáculos y depredadores y pueden aprovechas las corrientes de aire más
efectivamente. Algunos entomólogos sugieren, incluso, que las polillas pueden definir su ruta
de migración mientras la Tierra gira por el cambio de posición de la luna.
Además la intensidad lumínica también influye en el movimiento de sus alas. Así cuando la luz
proviene de una fuente distante (léase la Luna) e incide por igual en ambos ojos del insecto,
éste vuela en línea recta; pero si la fuente de luz está más cerca, un ojo percibe más cantidad
de luz que el otro y el ala de ese lado tiende a moverse más rápido al recibir mayor estímulo.
Entonces, cuando una luz artificial se cruza en su camino, se sienten atraídas por ella y vuelan
hacia la fuente de luz. Hacia una fuente de luz que alcanzan aunque nunca deberían haberlo
hecho. Y debido a su cercanía se ven impulsadas a volar en círculos y en trayectorias espirales.
Las polillas son más sensibles a unas longitudes de onda del espectro lumínico que a otras.
Detectan la luz ultravioleta y prefieren las luces blancas y azuladas a las luces amarillas.
Tipo de receptor Ejemplos Estímulos efectivos
Receptores táctiles:
Corpúsculos de Pacini Contacto, presión
Corpúsculos de Meissner
Propioceptores Movimiento, posición corporal
Husos musculares Contracción muscular
Órganos tendinosos de Golgi Estiramiento de un tendón
Receptores articulares Movimiento en ligamentos
Mecanorreceptores Órganos de la línea lateral en peces Olas, movimientos en el agua
Estatocistos en invertebrados Gravedad

Laberinto del oído de los vertebrados


Gravedad, aceleración lineal
Sáculo y utrículo

Conductos semicirculares Aceleración angular


Células pilosas en la cóclea Ondas de presión (sonido)
Quimiorreceptores Papilas gustativas, epitelio olfatorio Compuestos químicos específicos
Receptores de temperatura en
insectos en insectos chupadores de
sangre y garrapatas; órganos de las
Termorreceptores Calor
fosetas en algunas serpientes;
terminaciones y receptores nerviosos
en piel y lengua de muchos animales
Electrorreceptores Órganos en la piel de algunos peces Corrientes eléctricas en el agua
Manchas oculares, omatidios de los
Imágenes, formas
Fotorreceptores artrópodos; conos y bastones en la
Luces y colores
retina de los vertebrados

Comportamiento animal
El comportamiento, cuya función es la supervivencia de los individuos y la perpetuación de la
especie, comprende todas las actividades observables de un organismo. Consiste en una serie de
respuestas que se desencadenan frente a los estímulos.
Los estímulos pueden provenir: del ambiente, de otro organismo vivo o del propio organismo.
Se puede considerar al estímulo como la "llave" que abre una "puerta", es decir desencadena
determinados comportamientos en los individuos.
Las actividades que componen el comportamiento tienen su base fisiológica en los receptores
sensoriales, los efectores y los sistemas de coordinación, de cuya interacción dependen los tipos de
respuestas.
Comportamiento apetitivo y acto consumatorio
En los animales existe un tipo de comportamiento directamente relacionado con la
autoperpetuación, motivado por un impulso interno que se desencadena gracias a uno o varios
estímulos-llave: es el denominado comportamiento apetitivo. Las respuestas se realizan a nivel de
los efectores (músculos, cilios, glándulas, etc.) y se concretan en actos, casi siempre muy parecidos,
por lo que se los denomina actos estereotipados o modelos fijos de movimiento.
El comportamiento apetitivo incluye tres fases:
Fase de apetencia
Comienza cuando se desencadena la respuesta. Por ejemplo la búsqueda del alimento.
Fase de consumación
Consiste en la satisfacción de la apetencia, es decir, dar respuesta a un estímulo. De acuerdo al
ejemplo anterior, la consumación se produce cuando se ingiere el alimento.
Fase de saciedad
Sobreviene una etapa de quietud, una atenuación de la conducta de apetencia.
Los actos estereotipados implican movimientos que pueden seguir o no una determinada dirección
hacia el objeto que genera el estímulo; estos movimientos reciben el nombre de orientación.
Existen dos tipos principales de orientación:
Ortocinesis, movimiento de aceleración o desaceleración que depende de la intensidad del
estímulo pero no sigue una dirección precisa hacia él.
Taxia o taxismo, movimiento de acercamiento o alejamiento respecto de la fuente del estímulo, es
decir con una dirección precisa.
Comportamientos innato y adquirido
El comportamiento innato es el que se hereda de los padres y se halla inscrito en la dotación
genética del individuo. Es el grupo de respuestas espontáneas heredadas durante la evolución del
embrión o feto, es decir, se trasmiten de padres a hijos y por lo tanto no se aprenden.
La generación de estas respuestas no es atribuible directamente al ambiente. El comportamiento
innato se trasmite, de la misma manera que la forma, el tamaño y el color de los animales.
Aunque cada animal hereda de sus padres características particulares, todos los que son de un
mismo tipo poseen caracteres semejantes; por eso se parecen entre sí todas las arañas, todos los
canarios, todos los conejos, todos los seres humanos, etcétera, y se comportan de formas similares.
Ejemplos: el tejido de la tela de araña, la creación de nidos por parte de las aves, el vuelo de una
mariposa recién nacida, el nadar de los patos recién nacidos quienes apenas salen del huevo, ya
corren hacia el agua, nadan y bucean, remueven el lodo con su pico y engrasan sus plumas.
El comportamiento innato de un animal está de acuerdo con las condiciones del mundo en que
vive. Este comportamiento no se modifica, aunque el medio cambie. Se puede observar en
circunstancias que no son las habituales para un animal. Por ejemplo, los gatos tapan con tierra sus
excrementos. Pero si observamos a un gato en un lugar donde no haya tierra, se notará que rasca el
piso de todos modos, aunque no logre tapar sus excrementos.
El comportamiento innato incluye a las taxias (tropismos y taxismos), los reflejos (respirar, bombeo
del corazón) y los instintos (protección de las crías, sobrevivencia, alimentarse).
Comportamientos adaptativos: Son las reacciones que desarrollan los organismos para vivir bajo
determinadas condiciones del ambiente. Estos comportamientos, a diferencia de los innatos, se
desarrollan lentamente, requiriendo muchísimo tiempo para que se constituyan en un
comportamiento adaptativo. Ejemplo: el coipo que nada gracias a las membranas natatorias de sus
patas traseras.
El comportamiento adquirido es el que surge del aprendizaje del individuo en su constante
interacción con el ambiente.
Todo comportamiento adquirido tiene una base genética, y los comportamientos innatos están
influidos por el ambiente y requieren de cierto aprendizaje. Son las respuestas aprendidas por los
individuos a través de su vida. El comportamiento adquirido es un comportamiento continuamente
modificable mediante la experiencia de cada organismo.
El comportamiento adquirido incluye la habituación, el aprendizaje condicionado, y formas más
complejas de conducta como las que le permiten al hombre producir, crear, descubrir e inventar.
Ejemplos: Hay aves que se alimentan de insectos; pero deben aprender que algunos tienen sabor
desagradable o poderosos aguijones, para no volverlos a comer. Los leones jóvenes se ejercitan
para atacar a su presa; primero, observan cómo lo hace su mamá y después le ayudan. Las ardillas
reconocen, toman y abren las avellanas y nueces sin necesidad de aprender. Pero sólo por
experiencia, logran hacerlo de la manera más fácil y rápida.
Entre los organismos vivos, la mayor parte del comportamiento es innato en el sentido de que
cualquier miembro de una especie mostrará de manera predecible cierta conducta sin haber tenido
ninguna experiencia particular que conduzca a ella (por ejemplo, un sapo que atrapa una mosca
que se desplaza dentro de su campo visual). Sin embargo, algo de este potencial innato de conducta
requiere que el individuo lo desarrolle en un ambiente completamente normal de estímulos y
experiencias. En los seres humanos, por ejemplo, el habla en un niño se desarrollará sin ningún
entrenamiento especial si el pequeño puede escuchar e imitar el habla en su propio medio.
Cuanto más complejo es el cerebro de una especie, más amplio es su repertorio de respuestas. Las
diferencias en la conducta de los individuos se originan en parte en las predisposiciones heredadas
y parcialmente en sus distintas experiencias, especialmente en el caso particular de los seres
humanos.
Tipos de comportamiento de acuerdo al nivel de complejidad
El primer nivel consiste en respuestas sencillas y automáticas de los seres vivos ante un estímulo.
Ejemplos: movimientos de orientación de las plantas y los actos reflejos de los animales.
El segundo nivel implica un comportamiento activo por parte del animal, en el que la influencia del
aprendizaje se suma a los componentes heredados. Dentro de esta categoría se incluyen los reflejos
condicionados, el apareamiento, la búsqueda de alimento, la defensa y el ataque.
El tercer nivel supone comportamientos complejos que se dan en los animales superiores, como la
exploración y el juego.
El comportamiento adquirido se basa en la adquisición y el desarrollo de nuevas capacidades
tomadas de experiencias previas, es decir, en el aprendizaje.
Existen distintos tipos de aprendizaje:
Habituación o acostumbramiento, consiste en la modificación del comportamiento innato
provocado por la repetición del estímulo.
Reflejos condicionados, surge al asociar un estímulo secundario con un estímulo primario, que
desencadena una respuesta instintiva.
Ensayo y error, se basa en la repetición de determinados actos, para los que hay varias opciones
relacionadas con "recompensas" o "castigos".
Aprendizaje por discernimiento o inteligente, se lleva a cabo mediante la percepción de varias
experiencias distintas y pasadas, que se integran y se aplican en una nueva experiencia y superior, y
posibilita al animal conseguir lo que quiere.
Existe un tipo de comportamiento, denominado impronta o impresión (del inglés: imprinting) que
consiste en un proceso de aprendizaje muy corto, en el que se produce la fijación temprana de una
imagen. La impronta se produce en un determinado período del desarrollo de un animal (período
sensible), que generalmente coincide con las primeras horas o los primeros días de su vida.
El comportamiento en defensa del territorio
Hay animales denominados territoriales porque delimitan el área en que viven mediante señales
que pueden reconocer. En ese territorio se alimentan, se reproducen, y generalmente permanecen
durante toda su vida.
Las señales pueden ser olfativas, como deposiciones y orina, o visuales, mediante la exhibición del
plumaje en el caso de las aves.
Una vez delimitado su territorio, estos animales no permiten que otros ingresen en él,
especialmente durante el período de reproducción.
Los comportamientos territoriales son combinaciones de respuestas innatas y aprendidas.
Los cisnes, durante el período de construir sus nidos y cuidar sus huevos, marcan territorios
sumamente extensos y los defienden activamente, tanto las hembras como los machos.
El principal fundamento del comportamiento de territorialidad es la mantención del equilibrio de la
naturaleza.
Las poblaciones permanecen estables en el tiempo gracias a la mantención del número de
individuos. Logran la supervivencia habitando en un territorio que pueda satisfacer todas sus
necesidades de cimentación y de protección y defensa de sus crías.
El comportamiento condicionado
Los animales vertebrados pueden responder a estímulos de origen neutro para ellos, mediante
cierto tipo de entrenamiento.
El comportamiento condicionado es una respuesta causada por un estímulo diferente al que
originalmente la provoca: es resultado de la experiencia.
La respuesta condicionada es una de las formas más simples de comportamiento aprendido.
Algunos comportamientos específicos
El comportamiento de los seres vivos se relaciona con determinados ciclos del ambiente. Muchos
comportamientos se repiten en forma cíclica cada veinticuatro horas de acuerdo con los cambios
del día y de la noche (ritmo circadiano), o en ciclos más prolongados según las variaciones
estacionales (ritmo anual o circanual).
Experimentos comprobaron que, aunque el estímulo externo deje de actuar, el organismo responde
a éste en forma cíclica, siguiendo los ritmos circadianos o circanuales, por lo que se deduce que
esos comportamientos dependen de factores endógenos o internos, también conocidos como
relojes biológicos.
Comportamiento de cortejo, tiene como fin la excitación sexual previa al apareamiento.
Comportamiento de migración, originado en la necesidad de habitar regiones en las que los días
son más largos.
Comportamiento de orientación, algunas especies se valen de la ecolocalización, emiten
ultrasonidos que rebotan en los objetos sólidos circundantes.
Comportamiento de captura del alimento, la captura del alimento exige su previa identificación, ya
sea mediante el análisis de estímulos visuales, químicos o mecánicos.
El aprendizaje en humanos
El aprendizaje se define como aquel comportamiento adquirido que permanece por un periodo de
tiempo, y que puede ser modificado como resultado de la experiencia. El razonamiento, la
comunicación y la sociabilidad modifican nuestro comportamiento de forma irreversible y nos
preparan para seguir adquiriendo nuevos aprendizajes.

El aprendizaje generalmente comienza en los órganos sensoriales, a través de los cuales un


organismo recibe información sobre su cuerpo y el mundo físico y social que lo rodea. El modo en
que cada individuo percibe o experimenta esta información depende no sólo del estímulo mismo,
sino también del contexto físico en el que ocurre y de muchos factores sociales, psicológicos y
físicos del espectador.
Los sentidos no les dan a las personas una imagen idéntica del mundo, sino que responden a cierta
gama de estimulación (el ojo, por ejemplo, es sensible sólo a una pequeña fracción del espectro
electromagnético).
Además, los sentidos filtran y codifican selectivamente la información, dándole a algunos estímulos
más importancia (como cuando un padre que duerme oye llorar al bebé) y a otros, menos
importancia, como cuando una persona se adapta a un olor desagradable y ya no lo percibe pasado
un tiempo. Experiencias, expectativas, motivaciones y niveles emocionales pueden afectar todas las
percepciones.
Gran parte del aprendizaje parece ocurrir por asociación: si dos estímulos aferentes llegan al
cerebro más o menos al mismo tiempo, es posible que se unan en la memoria y una percepción
conduzca a la anticipación de la otra. Las acciones, al igual que las percepciones, pueden ser
asociativas.
En el nivel más simple posible, la conducta que acompaña o sigue a sensaciones agradables es
probable que se repita, mientras que aquella seguida por sensaciones desagradables es menos
probable que ocurra de nuevo. La conducta que tiene consecuencias agradables o desagradables
sólo ocurrirá con mayor o menor probabilidad cuando están presentes dichas condiciones
especiales.
La fuerza del aprendizaje suele depender de que tan cerca se junten los estímulos en el tiempo y
con qué frecuencia ocurran al mismo tiempo. Sin embargo, puede haber ciertos efectos sutiles. Por
ejemplo, un acontecimiento único y muy poco placentero tras una conducta particular puede dar
por resultado que se evite la conducta incluso después. Por otra parte, recompensar una conducta
específica aun de vez en cuando puede resultar en conducta muy persistente.
Pero mucho del aprendizaje no es tan mecánico. Las personas tienden a aprender mucho a partir de
la imitación deliberada de los demás. El aprendizaje no consiste sólo en sumar nueva información o
conductas. Las asociaciones se aprenden no sólo de las percepciones y actos, sino de las
representaciones abstractas de ellas en la memoria, esto es, entre ideas. El pensamiento humano
implica la interacción de ideas, e ideas acerca de ideas; así, puede producir muchas asociaciones
internamente sin ningún estímulo sensorial nuevo.
Las ideas de las personas pueden afectar el aprendizaje al cambiar la interpretación de nuevas
percepciones y pensamientos: la gente tiende a responder a la información, o a buscarla para
apoyar las ideas que previamente posee y, por otro lado, a pasar por alto la información que es
incompatible con sus pensamientos. Si la información que causa conflicto no pasa inadvertida,
puede provocar una reorganización del pensamiento para que tenga sentido la información nueva,
con la información previa. Las reorganizaciones sucesivas de una u otra parte de las ideas de la
gente, resulta generalmente de la confrontación de éstas con información o circunstancias nuevas.
Dicha reorganización es esencial para el proceso de maduración humana, y puede continuar
durante toda la vida.
La comunicación es la transmisión de información de un animal a otro, lo que provoca algún tipo de
cambio en el animal que obtiene la información.
La comunicación generalmente es entre animales de una misma especie, pero también puede
ocurrir entre dos animales de especies diferentes.
Los animales se comunican mediante señales, que pueden ser visuales, auditivas, químicas -con la
participación de feromonas- o táctiles.
Las conductas de comunicación pueden ayudar a los animales a encontrar pareja, establecer
dominancia, defender territorio, coordinar el comportamiento del grupo y brindar cuidados a las
crías.
Cuando hablamos de comportamiento animal, la comunicación puede ser cualquier proceso en el
que se transmite información de un animal a otro, lo que provoca un cambio o una respuesta en el
animal receptor.

La mayoría de las veces, la comunicación ocurre entre miembros de una especie, aunque también
puede ocurrir entre especies diferentes. Por ejemplo, tu perro puede ladrarte para pedir un premio.
Algunas especies son muy sociales, viven en grupos e interactúan todo el tiempo; la comunicación
es esencial para mantener estos grupos cohesionados y organizados. Sin embargo, incluso animales
que suelen ser relativamente solitarios tienen que comunicarse al menos un poco, aunque sea solo
para encontrar pareja.
Los sistemas sensoriales de los animales varían bastante. Por ejemplo, el olfato de un perro es 40
veces más agudo que el nuestro. Debido a esta diversidad sensorial, diferentes animales se
comunican con una amplia gama de estímulos, conocidos colectivamente como señales.
A continuación se presentan algunos tipos comunes de señales:
 Feromonas (sustancias químicas)
 Señales auditivas (sonidos)
 Señales visuales
 Señales táctiles
Como ocurre con otros rasgos, los comportamientos de comunicación, o la capacidad para
aprenderlos, surgen por selección natural. Los comportamientos de comunicación heredables que
aumentan la probabilidad de que un organismo sobreviva y se reproduzca tienden a persistir y
llegan a ser comunes en una población o especie.
Feromonas
Una feromona es una señal química que se secreta con el fin de activar una respuesta en otro
individuo de la misma especie. Las feromonas son especialmente comunes entre los insectos
sociales como las hormigas y las abejas. Las feromonas pueden atraer al sexo opuesto, activar una
alarma, marca un rastro de comida o activar otros comportamientos más complejos.
El siguiente diagrama muestra senderos de feromonas trazados por hormigas para dirigir a otras
hormigas de la colonia hacia fuentes de alimentos. Cuando una fuente de alimento es abundante,
las hormigas depositarán feromonas en el tramo de ida y en el de regreso de su viaje, y se fortalece
el sendero para atraer más hormigas. Cuando la fuente de alimento está a punto de agotarse, las
hormigas dejarán de añadir feromonas en el camino de regreso, con lo que el sendero se
desvanece.
Las hormigas también utilizan feromonas para comunicar su estatus social, o papel, en la colonia y
hormigas de diferentes "castas" pueden responder de forma distinta a la misma feromona. Una
hormiga aplastada también libera un estallido de feromonas que advierte a otras de un peligro y
puede incitar a que se agrupen y piquen.
Los perros también se comunican con feromonas. Se olfatean mutuamente para recopilar esta
información química, y muchas de esas sustancias químicas también se liberan en la orina. Al orinar
en un arbusto o un poste, un perro deja una marca de su identidad que los demás perros que pasan
pueden leer, y así declara su derecho al territorio cercano.
Señales auditivas
La comunicación auditiva -comunicación basada en sonidos- se usa ampliamente en el reino animal.
La comunicación auditiva es particularmente importante en las aves, que utilizan sonidos para
transmitir advertencias, atraer parejas, defender territorios y coordinar comportamientos grupales.
Algunas aves también producen cantos, vocalizaciones relativamente largas y melódicas que
tienden a ser similares entre los miembros de una especie.
Muchas especies que no son aves también se comunican mediante el sonido:
 Los monos gritan una advertencia cuando hay un depredador cercano, lo que da oportunidad
de escapar a otros miembros de la manada. Los cercopitecos verdes tienen incluso diferentes
gritos para indicar diferentes depredadores.
 Las ranas toro croan para atraer ranas hembra como parejas. En algunas especies de rana, los
sonidos pueden escucharse ¡a más de un kilómetro de distancia!
 Los gibones utilizan gritos para marcar su territorio y mantener lejos a posibles competidores.
Una pareja de macho y hembra, e incluso su descendencia, puede producir los gritos en
conjunto.
El agua y el aire, pueden transportar ondas sonoras, y los animales marinos también utilizan el
sonido para comunicarse. Los delfines, por ejemplo, producen diversos ruidos -como silbidos,
gorjeos y clics- y los organizan en complejos patrones. La idea de que esto podría representar una
forma de idioma es interesante pero controvertida.

Señales visuales
La comunicación visual consiste en señales que pueden verse. Ejemplos de estas señales son gestos,
expresiones faciales, posturas corporales y coloración.
Los gestos y la postura son señales visuales que se usan ampliamente. Por ejemplo, los chimpancés
comunican una amenaza cuando levantan sus brazos, golpean el suelo o miran directamente a otro
chimpancé. Los gestos y las posturas se usan mucho en rituales de apareamiento y pueden poner
otras señales, como colores brillantes, a la vista.
Las expresiones faciales también se utilizan para transmitir información en algunas especies. Por
ejemplo, lo que se conoce como una sonrisa temerosa, que se muestra a continuación en la cara del
joven chimpancé, indica sumisión. Esta expresión la usan chimpancés jóvenes cuando se acercan a
un macho dominante de su manada para indicar que aceptan la dominación del macho.
Los cambios en la coloración también sirven como señales visuales. Por ejemplo, en algunas
especies de monos, la piel que rodea los órganos reproductivos de la hembra muestra colores
brillantes cuando la hembra está en la etapa fértil de su ciclo reproductivo. El cambio de color
indica que la hembra puede ser abordada por pretendientes.
La coloración general de un organismo, más que un cambio de color, también puede actuar como
una señal visual. Por ejemplo, la coloración brillante de algunas especies tóxicas, como la rana
punta de flecha, actúa como una señal de advertencia para los depredadores que indica “no
comer”.
Señales táctiles
Las señales táctiles están más limitadas en rango que los otros tipos de señales, puesto que dos
organismos deben estar uno justo al lado del otro para tocarse. Sin embargo, estas señales son una
parte importante del repertorio de comunicación de muchas especies.
Las señales táctiles son bastante comunes en insectos. Por ejemplo, una abeja recolectora melífera
que ha encontrado una fuente de alimento realizará una intrincada serie de movimientos, o danza,
para indicar la ubicación del alimento. Puesto que esta danza se realiza en la oscuridad dentro del
nido, las otras abejas lo interpretan principalmente como una señal táctil.
Las señales táctiles también juegan un papel importante en las relaciones sociales. Por ejemplo, en
muchas especies de primates, los miembros de un grupo se acicalan entre ellos y así eliminan
parásitos y realizan otras tareas de higiene. Este comportamiento, en gran medida táctil, refuerza la
cooperación y los lazos sociales entre los miembros del grupo.
Los estímulos táctiles también juegan un papel en la supervivencia de organismos muy jóvenes. Por
ejemplo, los cachorros recién nacidos amasan instintivamente las glándulas mamarias de su madre,
lo que causa la liberación de la hormona oxitocina y la producción de leche.
Los animales se comunican mediante diferentes tipos de señales y también utilizan estas señales en
una amplia gama de contextos. Algunas de las funciones más frecuentes de la comunicación son:
 Conseguir pareja: puede ser atraer una pareja o competir con posibles pretendientes.
 Establecer dominancia o defender territorio. En muchas especies, los comportamientos de
comunicación son importantes para establecer dominio o defender territorio.
 Coordinar comportamientos grupales. En especies sociales, la comunicación es la clave
para coordinar actividades grupales, como la adquisición de alimento y defensa, y mantener
la cohesión de grupo.
 Cuidar crías. Entre las especies que proporcionan cuidado parental a la descendencia, la
comunicación coordina los comportamientos de padres e hijos para ayudar a garantizar que
las crías sobrevivan.

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