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5 Comportarse Como Un Cowboy
5 Comportarse Como Un Cowboy
El Vaquero Tranquilo 1
El Vaquero Guardian 2
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Sinopsis
Ahora Ruben era un Blaecleah por completo, adoptado por Ma y Pa, y le
encantaba vivir en el rancho. Pero no fue suficiente para mantenerlo en casa cuando
perdió su corazón por Elijah James, el abogado de la familia, y un hombre demasiado
asustado para salir del armario y reclamarlo.
Después de viajar por el mundo durante tres años, Ruben finalmente está
preparado para volver a casa, pero no vuelve solo. Viudo y padre de una pequeña
bebé, Ruben espera ser lo bastante maduro para que Elijah James se interese por él,
ya que esta vez, está jugando para quedarse.
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Capítulo 1
–Elijah, me preguntaba si podría tener un momento de tu tiempo.
Elijah James alzó la mirada de los papeles legales de su escritorio para ver a
Quaid y Matthew Blaecleah de pie en la entrada. Sonrió y saludó mientras se
levantaba y rodeaba su escritorio para estrecharles la mano.
–Por supuesto –contestó Elijah–. Siempre tengo tiempo para uno de los
Blaecleah. ¿Qué puedo hacer hoy por vosotros, caballeros? –Elijah miró más allá de
los dos hombres para ver la puesta de sol más allá de las montañas–. Esta noche,
quiero decir.
–Entonces me temo que vamos a añadir más trabajo. –Quaid extendió un gran
sobre de manila en su mano–. Necesitamos que mires algunos papeles y te asegures
de que todo es legal antes de que Ma y Pa los firmen.
–Por supuesto. –Elijah cogió el sobre y lo abrió, sacando los papeles mientras
rodeaba el escritorio y se volvía a sentar–. Por favor, sentaos.
A Elijah le llevó varios minutos mirar los papeles, pero todo parecía
relativamente correcto. Donnell y Alani Blaecleah querían comprar diez acres de
tierra en la parte oeste de su rancho. El precio había sido acordado entre el vendedor
y el comprador. Excepto por las firmas de todos los involucrados, todo era legal.
–Hey, Elijah –dijo Matty–, realmente aprecio que te quedes hasta tarde
haciendo esto. Necesitamos ocuparnos de estos papeles lo más pronto posible.
Elijah sonrió mientas alzaba la mirada de los papeles en los que estaba
trabajando, y miró a Matty. –No es problema, Matty. Estoy feliz de ayudar. –
Rápidamente volvió a mirar los papeles. Siempre era difícil mirar a Matty. El hombre 3
se parecía mucho a su hermano menor, Ruben.
Elijah suspiró e intentó sacarse la imagen mental de Ruben Blaecleah de su
cabeza. Matty se había casado con Quaid, y la familia Blaecleah había adoptado
legalmente a su hermano Ruben. Elijah sabía que no le haría ningún bien pensar en
Ruben. Parecía que había estado pensando en el hombre desde que lo conoció. Aun
así, necesitaba concentrarse en su trabajo, y entonces quizás podría encontrar la
botella más cercana. Había funcionado en el pasado, y rezaba para que siguiera
entumeciéndolo ahora.
–Todo parece en orden –dijo Elijah–. Si haces que tus padres vengan mañana,
podemos firmar esto y certificarlo. Cuando los papeles estén archivados en el
juzgado, la venta debería acabar en treinta días.
– Lo estoy.
Elijah frunció el ceño. Se quitó las gafas y las colocó en el escritorio mientras
miraba confuso a los dos amantes. –¿Por la compra de diez acres de tierra?
Elijah tragó duro antes de que pudiera preguntar. –¿Ru-Ruben viene a casa? –
Apenas podía conseguir que las palabras salieran de sus labios. Ruben venía a casa.
Elijah no sabía si estar excitado o asustado. Ambos realmente eran posibles.
Maldición.
–Para eso son los diez acres –dijo Quaid–, Ma y Pa querían darle algo de tierra
para que construya una casa.
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Elijah frunció el ceño mientras bajaba la mirada a los papeles de nuevo. –Esta
tierra está lejos del rancho principal –dijo mientras alzaba la mirada hacia los dos
hombres una vez más–. ¿Normalmente no construís vuestras casa una al lado de la
otra?
–Normalmente, sí –contestó Quaid justo antes de que sus ojos fueran hacia
Matty. Se miraron el uno al otro por un momento antes de que Matty asintiera. El
corazón de Elijah empezó a retumbar en su pecho cuando Quaid lo volvió a mirar–.
Ruben necesita un poco más de espacio que el resto de nosotros. Va a traer a su
familia.
Y no era Elijah.
Elijah dio otro largo trago a la botella de whiskey. Había dejado de beber de
una copa hacía horas. Directamente de la botella era mucho más rápido. Planeaba
desmadrarse, emborracharse, dos veces. Quería olvidar que alguna vez había
escuchado el nombre de Ruben.
No era justo que un hombre pudiera ser tan jodidamente perfecto. Ruben era
sexo andante. Había participado en cada una de las fantasías de Elijah desde el primer
día. Y ahora venía a casa con una familia.
Iba a ser una tortura estar alrededor de Ruben. Elijah nunca había deseado a
otro hombre tanto como deseaba a Ruben Blaecleah, ni siquiera a Thomas, y ellos
habían estado juntos casi cinco años antes de que Thomas le fuera arrebatado.
Una paliza gay que había acabado horriblemente mal. Así es como lo llamaban.
La mayoría de la gente le había dado sus condolencias, a veces enfadados porque
algo tan atroz pasara en estos días y época. Otros dijeron que se lo merecían por la
vida inmoral que vivían.
Elijah sólo sabía que Thomas le había sido arrebatado porque eran gays y
estaban enamorados. El terror de esa noche había metido a Elijah de nuevo en el
armario del que Thomas había trabajado tan duro para sacarlo. Elijah no negaba que
fuera gay cuando se lo preguntaban. No podía deshonrar la memoria de Thomas de
esa forma. Pero tampoco hacía ostentación.
Elijah ni siquiera tenía nada con el arco iris, tenía trajes oscuros y algunos
pares de vaqueros. Sabía que era de alguna forma conservador, pero había aprendido
a ser de esa manera para evitar que otros descubrieran sus secretos más profundos y
oscuros. Sus trajes eran su armadura contra el mundo.
No había estado preparado para dejar esa armadura tres años atrás cuando
Ruben había expresado su interés en él, y no estaba preparado para hacerlo ahora, sin
importar cuanto anhelaba a Ruben Blaecleah.
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Todavía recordaba la dulce inocencia mezclada con curiosidad entusiasta que
había brillado en los ojos de Ruben cuando se conocieron. Ruben había sido una brisa
de aire fresco y soplado en el mundo de Elijah como un huracán, destruyendo cada
una de las defensas de Elijah.
Elijah no había sido lo bastante valiente hacía tres años para corresponder los
torpes flirteos de Ruben, y no era lo bastante valiente para hacerlo ahora. Sí, mudarse
cada vez parecía mejor y mejor.
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Capítulo 2
Ruben tragó a pesar de las lágrimas atascadas en su garganta cuando condujo
por la entrada del rancho Blaecleah. Era bueno estar en casa. Había echado de menos
el rancho más de lo que había pensado cuando se fue hace tres años. Había echado de
menos a la gente que vivía allí incluso más.
En los últimos dos años, Ruben había estado alrededor del mundo. Había visto
cosas que nunca olvidaría, las pirámides de Egipto, Stonehenge, la Torre Eiffel.
Incluso había visto las ruinas de Machu Picchu en Perú. Pero nada se veía tan bien
como las casas que estaban acurrucadas juntas mientras conducía por la entrada a
través de la ligera nieve cubriendo el suelo.
Sonrió cuando vio la puerta principal abierta antes incluso de parar su coche
alquilado. La multitud que estaba apilada en el porche trasero de la casa era enorme
para los estándares de la mayoría de la gente. Para Ruben, representaba algo especial.
Ruben había llamado y dicho que volvía a casa. Le dijo a Ma que llevaría a
casa a su familia, pero no había especificado. Quería que fuera una sorpresa. Por el
suave jadeo que escuchó cuando alzó a la pequeña bebé fuera del asiento trasero,
había alcanzado su meta.
–¿Estás preparada para conocer a tus abuelos? –preguntó mientras metía una
manta alrededor de la bebé en sus brazos. Alzó la mirada al porche, notando las
miradas sorprendidas en los rostros de todos–. Seguro que parecen como si estuvieran
preparados para conocerte.
Ruben llevó a la bebé a su pecho para mantenerla protegida del frío, luego
lentamente subió hacia la familia que lo esperaba. Paró en la parte baja de los
escalones y alzó la mirada.
–Sí, ma'am. –Ruben sonrió. Dios, había echado de menos esa voz, incluso
cuando estaba en problemas. Nunca nadie lo había amado como Alani Blaecleah.
Alzó a la bebé sólo un poco, pero no lo suficiente para despertarla–. Hey, Ma, te he
traído algo del otro lado del mar.
Ruben sonrió, sintiendo que sus propias lágrimas se reunían en las esquinas de
sus ojos. Después de todo por lo que había pasado, todos los horrores que había visto,
era bueno finalmente ver a su hija en brazos de su madre. Y Alani Blaecleah era su
madre para él. No le importaba que fuera adoptado por la familia Blaecleah a la tierna
edad de veintidós. Eran su familia.
–No podía pensar en otra persona para ponerle un nombre más que en ti, Ma. –
Ruben rio nerviosamente mientras esperaba a ver cuál sería su reacción–. Podría tener
mucho que honrar por su nombre, pero creo que lo hará.
Ruben cerró sus ojos y se empapó de la dulce esencia de Ma. Era un olor que
asociaba con el hogar. Y había pasado tanto tiempo desde que sintiera que tenía un
lugar al que llamar hogar. Sin importar dónde estaba, nada se sentía como el hogar
más que el rancho Blaecleah.
Ruben alzó la mirada para ver a Pa sonriente hacia él, Alani acurrucada con 9
cuidado en sus grandes brazos. –Hey, Pa, es bueno estar de vuelta.
Ma finalmente soltó a Ruben sólo para girarse y recuperar de Pa a la bebé.
Ruben rio cuando Ma ignoró a todos los demás en el porche y empezó a hablar con la
bebé mientras volvía a entrar en la casa.
–Hey, Matty.
Ruben hizo una mueca. Matty era muy gritón, y no le gustaba mucho el ruido,
ya no. Apretó a su hermano y luego dio un paso atrás. –Te ves bien. Te ves feliz.
Los ojos de Matty miraron instantáneamente más allá del hombro de Ruben
mientras sonreía. –Estoy feliz.
–Supongo que aceptar la propuesta de Quaid fue bueno para ti, ¿eh? –Ruben
todavía no podía creer que Quaid Blaecleah le hubiera propuesto matrimonio a Matty
la noche que se conocieron. Claro, le había llevado a Matty algunos días más aceptar
casarse con Quaid, pero parecía que las cosas funcionaban entre ellos. Nunca había 10
visto a Matty tan feliz.
–Sí –sonrió Matty–. Fue la mejor decisión que he tomado.
–Será mejor que entre y vea si Ma necesita ayuda. –Ruben forzó una sonrisa
que no sentía realmente. Le encantaba estar de vuelta en el seno de la familia
Blaecleah, y no tenía intención de dejarlo de nuevo, pero a veces parecía difícil ver lo
felices que eran todos cuando estaba solo.
–Lo hice –contestó Ruben. Sabía que habría preguntas. Las esperaba. Incluso
había estado preparado para contestarlas. Sólo que no se había dado cuenta de lo duro
que sería–. Traje a Alani a casa.
–No, no. –Matty rápidamente sacudió la cabeza–. Nunca pensé que lo harías.
Sólo estoy sorprendido, eso es todo. Llamaste y dijiste que venías a casa con tu
familia, y pensé, bueno, dijiste que eras gay, Ru, y...
Para cuando Ruben paró de hablar, Quaid había vuelto del coche, bolsa de bebé
en mano. Ruben la cogió del hombre más grande y se la colgó del hombro. Suspiró
pesadamente, mirando atrás al rancho, y entonces entró en la casa.
Lo primero que Ruben vio cuando entró fue el gran árbol colocado en la
esquina decorado con luces de colores y adornos de navidad. Varios regalos envueltos
de colores colocados bajo el árbol, algunos con lazos, otros sin.
Ruben había olvidado que la navidad se acercaba. No era una fiesta en la que
pensara mucho. Creciendo, la navidad había sido sólo otra razón por la que su padre,
el reverendo, los exhibiera alrededor y delante de su iglesia como la buena pequeña
familia.
Ruben le dio a Ma una débil sonrisa y entró más en la casa, caminando hasta
sentarse en la silla junto a ella. Dejó la bolsa de bebé en el suelo junto a su silla. –Si
te cansas de sostenerla, sólo dímelo.
Ruben sonrió de verdad esta vez. –Podría irme bien el descanso. No creo que
haya tenido una noche de sueño completo durante el último año.
–No ha sido fácil, pero tener a Alani de vuelta en casa ha valido la pena. –
Ruben se inclinó hacia delante y apoyó sus codos en sus rodillas, juntando sus manos
y dejándolas colgar entre sus rodillas. Vio al resto de la familia entrando en el salón y
sentarse.
Era el momento de hablarles de esos tres años de su vida. No les había dicho
mucho después de que se fuera del pueblo, sólo una postal aquí y allí, la ocasional
carta, y llamadas de vez en cuando.
–¡África! –exclamó Matty–. ¿Qué coñ... –sus ojos fueron hacia Ma–, estabas
haciendo en África?
Ruben rio cuando Ma sólo arqueó una ceja. –Te habría encantado.
Ruben hizo una mueca y bajó la mirada a sus manos. –Demasiado whisky y la
necesidad de estar cerca de una persona viva y respirando.
–La quería, pero no estaba enamorado. Era muy especial. –Ruben sonrió
tristemente. Si sólo la hubiera amado, quizás las cosas habrían sido diferentes–. Sabía
que era gay. Después de que descubrió que estaba embarazada, se ofreció a dejar que
saliera de ello. Dijo que daría al bebé en adopción. No estaba preparada para ser
madre.
–Creo que algunas personas están hechas para tener niños y otras no. Mahra
amaba a los niños, pero era madre de cientos de niños que no tenían padres. Amaba a
Alani, pero no estaba preparada para asentarse sólo con un niño. Su trabajo era muy
importante para ella. –Ruben esperaba que los Blaecleah no pensaran mal de Mahra
por no querer ser madre. Intentó expresar eso, pero no sonaba correcto cuando las
palabras salían de su boca–. Ella...
–Hijo, tienes razón –dijo Pa–. No todos están hechos para ser padres. Eso no
hace que sean malas personas. Es bueno que tu Mahra supiera eso. Son los que no 14
están hechos para ello y lo hacen de todas formas con los que tengo problemas.
–Bueno, podría no haber sido la mejor decisión que haya tomado nunca, pero
me casé con ella. –Ruben hizo una mueca–. Mahra sabía cuánto quería a Alani, por lo
que estuvo de acuerdo en tenerla y dármela. El día en que Alani nació fue uno de los
más felices que recuerdo. Nuestro plan era que yo tuviera a Alani y la criara. Sólo iba
a seguir a Mahra de campamento en campamento para que pudiéramos estar juntos
pero...
–¿Qué pasó?
–Me alegra que lo hicieras, hijo –dijo Pa–. Este es un buen lugar para criar a un
niño.
Ruben sonrió y asintió, bajando la cabeza para mirar sus manos mientras las
juntaba. –Me gustaría enterrar a Mahra aquí en el rancho, si puedo. –Ruben tomó una
fuerte respiración–. Sus restos están siendo enviados aquí.
–Hijo –dijo Pa mientras se echaba hacia delante–, ¿cuánto hace que Mahra
murió?
–Diez días.
–Siento eso –dijo Ma–. Sólo me sorprendió. Tenía la impresión de que Mahra
había muerto hacía algunos meses.
–No. –Ruben sacudió la cabeza–. Después de que muriera, sólo quería traer a
Alani aquí. Ya había perdido a Mahra. No podía perder también a Alani, y sabía que
este era el lugar más seguro en el mundo para ella.
Ruben sonrió cuando cada Blaecleah tragó fuerte y contestó. –Sí, ma'am. –Su
familia nunca cambiaría, y estaría agradecido para siempre por ello.
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–Creo que es el momento de acostar a esta pequeña por esta noche –dijo Ma–.
Ruben, tu habitación todavía está arriba. Haré que Pa baje la cuna del ático. Chicos,
id al coche a por el equipaje de vuestro hermano.
–Oh, está con Brody en la iglesia –dijo Matty–. Están ayudando a preparar una
boda.
–Lo es. –Construyeron una casa detrás de los árboles, pero entre la iglesia y la
tienda parece que nunca están allí.
–¿Ellos?
Matty frunció el ceño. –Sí, ¿No te llegó mi carta? La envié como hace dos
años.
–¿Qué carta?
–¿Neason está casado? –Por dios, ¿era el único que no estaba casado?
–Oh, sí –contestó Matty–. Estuvo ciego un tiempo, pero los doctores fueron
capaces de hacerle una cirugía para devolverle algo de visión. Nunca será cirujano
cerebral ni nada, pero está bien. Aunque, tiene que llevar las gafas más malditamente
gruesas que he visto nunca. Está ciego como un murciélago sin ellas. Y no se le
permite conducir, por lo que va a todas partes con Brody. 17
–Maldición.
–Oh, ahora está bien –sonrió Matty–. De hecho, nunca lo he visto más feliz.
Brody parece ser exactamente lo que Neason estaba buscando. Juro que esos dos
nunca están a más de diez centímetros de distancia.
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Capítulo 3
El único momento que Elijah había esperado que nunca llegara, llegó. Estaba
en la acera fuera del café Cade Creek, mirando por la ventana cuando el hombre que
esperaba evitar lo saludó.
Esto no podía pasar. Elijah había hecho todo lo que estaba en su poder para
evitar a Ruben y a cada Blaecleah en la zona desde que supo que Ruben volvía.
Volvía a morderle el culo.
Se veía mejor.
Maldición.
–Hola Elijah.
Elijah inhaló una profunda respiración luego se giró, colocando una pequeña
sonrisa en su rostro. –Hola Ruben, escuché que volvías al pueblo.
–Sí, he vuelto hace unos días. –Ruben tenía las manos metidas en sus bolsillos,
y parecía hacer todo lo que podía para evitar los ojos de Elijah mientras fingía que no
lo hacía–. Me preguntaba si tenías unos minutos. 19
–Uh. –Elijah se estrujó el cerebro mientras intentaba encontrar una excusa para
escapar. El pánico empezó a establecerse cuando no pudo pensar en nada–.
Realmente necesito volver a la oficina. Tengo algo de papeleo que terminar antes de
acabar el día.
La mandíbula de Elijah cayó cuando Matty salió del café con un bebé llorando
en sus brazos. Matty rápidamente le pasó el bebé a Ruben.
–¿Ahora quién es el bebé? –Ruben puso los ojos en blanco. Señaló el café–,
sólo ve adentro y consígueme la mochila para llevar al bebé.
–Esa cosa con la que llevaba antes a Alani, la que tiene correas en el pecho.
Elijah no pudo evitar mirar al pequeño bulto en los brazos de Ruben cuando el
hombre se giró hacia él. –¿Tienes un bebé? –susurró.
–Sí. –Ruben sonrió cuando miró al bebé–. Esta es mi hija, Alani. La llamé así
por Ma.
–¿Y su madre? –Elijah realmente no quería saber sobre la mujer, pero no pudo 20
evitar que las palabras salieran de sus labios–. ¿Dónde está?
La tristeza que llegó a los ojos de Ruben cuando volvió a alzar la mirada casi
pone de rodillas a Elijah. Ruben amaba a alguien más. Podía verlo en las lágrimas
acumuladas que llenaban los ojos de Ruben.
–Antes de que muriera, Mahra me hizo prometer que traería a Alani a casa y la
criaría aquí.
Su plan medio pensado de dejar Cade Creek y mudarse a algún otro sitio se
veía cada vez mejor para Elijah. Sabía que había tenido un poco de esperanza de que
Ruben volviera por él. Bueno, eso le acababa de explotar en la cara.
–Gracias.
–Ha sido bueno volver a verte, Ruben. –Elijah apuntó con su pulgar por encima
de su hombro y empezó a retroceder–. Pero realmente necesito volver a la oficina.
Quizás podamos ponernos al día otro día.
Elijah escuchó a Ruben llamarlo mientras giraba y caminaba por la calle, pero
ni siquiera una locomotora habría evitado que se alejara. Ruben sostenía la prueba de
su amor por alguien más en sus brazos.
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–Ah, vamos, Fred, ¿sol-sólo una más? –gimoteó Elijah mientras movía su vaso
hacia el camarero.
–¡Demonios, no! –contestó Fred–. Voy a tener que meterte en un taxi por cómo
estás. –Fred agarró el vaso de la mano de Elijah y lo dejó con fuerza en la barra–. No
vas a conseguir otra bebida, Elijah.
La cabeza de Elijah rodó sobre sus hombros mientras se giraba para ver quién
había hablado. –Ru –susurró. Eructó. Elijah rio mientras se cubría la boca–. Es-eso es
lo que consigo por beber whisky matarratas.
Sí, soñando.
–¿Cuál?
–Eli.
Elijah sonrió ante el sonido del cariñoso apodo en los labios de Ruben. Nunca
nadie lo llamaba Eli excepto Ruben, ni siquiera Thomas. Había echado de menos el
escucharlo. –Te eché de menos, Ru.
–Eli.
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–¿Por favor? –Elijah no estaba por encima de suplicar al hombre de sus sueños.
Si todo lo que iba a tener de Ruben eran sus sueños, quería que fueran malditamente
perfectos.
Elijah sonrió y empezó a hacer una pequeña danza feliz con sus brazos y
piernas. –Bonito, bonito Ru va a ir a casa conmigo.
–Lo siento, cariño, pero estás más que un poco alegre. Estás bastante piripi.
–¿Sí?
–Es tan suave –dijo Elijah mientras pasaba sus dedos por algunos mechones–.
Y huele como tú. Me gusta como hueles, Ru. –Los gruesos mechones eran largos y
suntuosos. Elijah quería enterrar su rostro en ellos. Había tenido sueños sobre eso–.
Quiero enterrar mi rostro en tu cabello y dormir así toda la noche.
–Sí. –Las cejas de Elijah se juntaron mientras gruñía–. No estoy tan borracho.
–Sí, lo estás. –Ruben se levantó, pero no apartó su mano del rostro de Elijah–. 24
Nunca dirías esas cosas si no estuvieras ahogado en el líquido del valor.
Antes de que Elijah pudiera contestar, o discutir, Ruben dio un paso atrás y
cerró la puerta. Un momento después, subió al asiento del conductor y encendió el
coche. –¿Todavía vives en esa pequeña cabaña en Steward Street?
–Sí. –Elijah asintió vigorosamente. Chico, eso había sido un error. Todo en el
coche giró y luego se volvió a colocar en su lugar. Sonrió cuando Ruben estiró la
mano y comprobó su cinturón de seguridad. Intentó besarlo, pero Ruben se apartó,
dejando a Elijah sentado ahí con sus labios fruncidos.
–Si te vas a poner enfermo, avísame –dijo Ruben mientras llevaba el coche por
las calles–. Es alquilado.
–Vamos, Eli. Vamos a meterte dentro –dijo Ruben mientras apagaba el motor y
salía, rodeando la parte delantera del coche.
–Eres mono –dijo Elijah cuando Ruben abrió la puerta del pasajero. Ruben
sonrió mientras sacaba a Elijah de su asiento y envolvía un fuerte brazo alrededor de
su cintura. Elijah se inclinó para besar a su sueño, pero Ruben se apartó. Eso no
estaba bien. Su sueño no se suponía que se apartara. Frunció el ceño mientras se
tambaleaba hacia su puerta principal.
–Sí, ya me lo dijiste, Eli –dijo Ruben mientras ayudaba a Elijah a entrar por la
puerta principal. Tropezó y se habría caído si Ruben no lo hubiera atrapado.
Elijah sonrió mientras sentía a Ruben quitarle los zapatos. –¿Me estás
desnudando?
Elijah frunció el ceño. Su Ru del sueño se suponía que tendría sexo salvaje con
él, no acostarlo. Sonrió ampliamente cuando sintió a Ruben tirando de su cinturón.
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Ruben sonrió y sacudió la cabeza cuando Elijah se desmayó. Le quitó los
pantalones dejándole en boxers, y luego lo subió más en la cama. Cuando tuvo a
Elijah colocado Ruben se quitó sus vaqueros y agarró su teléfono.
Gateó al lado de Elijah mientras llamaba a casa. –Hola Ma, necesito que vigiles
a Alani por mí esta noche. Elijah tuvo una grande, y necesito quedarme aquí. No me
siento bien dejándolo sólo en su estado.
–Haz lo que tengas que hacer, hijo. Alani está segura en mis brazos. No te
preocupes.
27
Capítulo 4
Ruben parpadeó cuando Elijah se estiró a su lado. ¿Ya era por la mañana? Miró
por encima de su hombro para ver la luz de la mañana entrando en la habitación. Se
sentía como si acabara de cerrar los ojos un momento antes.
–Buenos días, Eli. –Ruben sonrió mientras observaba al hombre que amaba en
boxers, intentando desesperadamente entrar al baño. Podía decir que Elijah no era
una persona mañanera.
Cuando la puerta del baño se cerró, Ruben se levantó, se puso los vaqueros y
luego se sentó con su espalda contra el cabecero, enlazando sus dedos detrás de su
cabeza.
La puerta del baño se abrió justo cuando se colocó. Elijah apareció con un
cepillo de dientes colgando de su boca mientras miraba a Ruben con los ojos muy
abiertos. –¿Ruben?
Rio mientras asentía. –¿Esperabas a alguien más? –Ruben lentamente bajó sus
brazos mientras un pensamiento le pasaba por la cabeza. ¿Qué pasaba si Elijah tenía a
alguien más? Nunca había considerado la posibilidad. ¿Qué pasaba si Elijah estaba
comprometido en una relación?
–No hay nadie más –confesó Elijah mientras tiraba el cepillo de dientes en el
mostrador, mirando incómodo a Ruben. El silencio se estiró mientras Elijah se movía
inquieto en la puerta del baño.
–Ven aquí, Eli –dijo Ruben mientras movía su mano hacia la cama. No podía
con el silencio o el miedo de que Elijah lo rechazase cómo había hecho hacía tres
años. Quería detener cualquier duda que Elijah tuviera antes de que salieran y
arruinaran los planes que Ruben tenía para ellos.
Elijah dio un paso vacilante hacia delante y luego otro, lentamente acercándose
de vuelta a la cama. Sus ojos estaban centrados en la dura polla de Ruben mientras
tragaba. –¿Cómo... qué estás haciendo aquí? 28
Ruben estiró su mano y tiró de la de Elijah, haciendo que el hombre se
tambaleara hacia delante mientras caía en la cama.
–No entiendo –dijo Elijah mientras subía del todo a la cama. Decir que estaba
nervioso era un eufemismo. Ruben había tenido sexo sólo una vez, y eso fue con
Mahra. Nunca había experimentado el sexo con un hombre, pero estaba seguro de
que no iba a dejar que su inexperiencia lo detuviera. Sabía lo que quería, y lo que
quería estaba mirándolo, los ojos azules llenos de duda.
Ruben rodó, inmovilizando a Elijah debajo de él. Restregó sus pollas juntas
mientras sentía la piel de Elijah restregarse contra la suya.
–Ruben espera.
–Quítate los boxers –dijo mientras se inclinaba hacia atrás, dándole a Elijah el
espacio que necesitaba.
Ruben deslizó su mano fuera y luego deslizó otro dedo dentro junto al primero.
Observó maravillado como sus dedos se hundían profundamente. Quería ver su polla
haciendo lo mismo. Pero no iba a apresurar las cosas. Era su primera vez juntos, la
primera vez de Ruben con un hombre, y deseaba que durara.
Empujó un tercer dedo dentro, observando el cuerpo de Elijah estirarse para él.
Ruben tuvo que morderse el labio inferior. La vista era fantástica. Elijah empujó
hacia atrás, gimiendo. Ruben se sintió como si midiera tres metros de alto. Era el que
estaba haciendo sentir placer a Elijah.
Sacó sus dedos, sonriendo cuando Elijah hizo un ruido de protesta. Volvió a
golpear el culo de su amante. Elijah le lanzó una mirada sobre su hombro, haciendo
que Ruben riera. –Pero la huella de mi palma es tan bonita en tu culo.
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Elijah gruñó, pero no dijo ni una palabra.
–Gírate –ordenó Ruben mientras alcanzaba la caja de condones sin abrir. Elijah
observó cómo Ruben rompía el envoltorio y enrollaba el látex en su dura polla. Se
acercó a Elijah, lo agarró bajo sus rodillas, y luego empujó sus piernas atrás. Ruben
paró por un momento para mirar el fruncido agujero de Elijah. No podía creer que
después de todo este tiempo finalmente iba a enterrarse hasta las pelotas dentro del
hombre.
–No –dijo Elijah mientras meneaba su culo–. Pero ahora sería un buen
momento para que te muevas.
Ruben sonrió mientras salía y luego volvía a empujar dentro. Elijah gritó, pero
Ruben sabía que era un grito de placer. Sus dedos se enterraron en las rodillas de
Elijah mientras bajaba la mirada entre sus cuerpos y veía su polla empujándose
dentro y fuera del apretado culo de su amante. Era una vista impresionante, una que
Ruben quería ver una y otra vez.
Empujó las piernas de Elijah alrededor de su cintura mientras dejaba caer sus
brazos, mirando a los ojos azules de su amante. Elijah intentó apartar la mirada, pero
Ruben atrapó su barbilla y la volvió a girar. Se inclinó hacia delante y besó a Elijah
como si su vida dependiera de ello. Elijah gimió en su boca mientras Ruben agarraba
sus caderas, sintiendo el cuerpo de Elijah dándole la bienvenida.
–Mi Eli –susurró mientras acariciaba con su mano el pecho de Elijah. Elijah
palmeó sus brazos, pero Ruben sentía el cuerpo del hombre tenso debajo del suyo.
Echó la cabeza atrás y alzó la mirada a los ojos azules de Elijah, sin perderse la
rápida forma en que los evitó–. Ahora eres mío, Eli, y no voy a dejarte ir.
–Ssshhh. –Ruben estiró la mano y presionó su dedo sobre los labios de Elijah–.
Trabajaremos en ello lentamente.
–Ru...
–No voy a dejarte ir, Elijah, aunque tenga que luchar contigo para mantenerte.
Ruben rio. –Seguro que sí. –Ruben se movió hacia arriba hasta que pudo
apoyarse sobre Elijah. Bajó su mano por la mejilla del hombre–. Te escuché hace tres
años, y me alejé como me pediste, pero...
Todo el color se drenó del rostro de Elijah mientras miraba a Ruben con horror.
–¿Te fuiste de Cade Creek por mí? –susurró.
–Oh, Ru, yo... yo... –los ojos de Elijah empezaron a brillar con la baja luz de la
mañana mientras se llenaban de lágrimas–. Yo nunca...
–Elijah, está bien. Estaba enfadado cuando pasó, pero entiendo por qué lo
hiciste. Necesitaba tiempo para crecer, y necesitabas tiempo para entender que me
perteneces. –Ruben rio cuando los ojos de Elijah se ampliaron–. Me perteneces,
cariño, y no voy a dejarte ir. Necesitas aceptar eso.
–No te creería. 32
–¿Por qué no?
–¿Por qué estás luchando tanto, Eli? Me deseas. Sabes que lo haces. La prueba
de ello se está clavando en mi estómago incluso mientras hablamos. –Ruben sonrió
cuando el rostro de Elijah sonrió y rápidamente apartó la mirada. Agarró la barbilla
de Elijah y echó su cabeza atrás para poder ver los expresivos ojos azules de Elijah–.
Y te deseo, cariño.
Elijah inhaló rápidamente. –¿Qué le pasó a ese dulce e inocente niño que
conocía?
Elijah lo apartó y se levantó de la cama tan rápido que Ruben no tuvo tiempo
de pararlo. Cuando Ruben se sentó, Elijah estaba apoyado contra el cabecero, la
sábana apretada en sus manos con nudillos blancos.
–¿Elijah?
–¡Tienes una hija! –contestó Elijah–. Y estoy seguro de que sé que no te preñé
en la última media hora.
–No, Alani llegó por presenciar demasiada violencia y tristeza. Necesitaba estar
cerca de alguien, igual que Mahra. Pasó de alguna forma después de demasiadas
botellas de whisky. Pero fue la única, y sólo pasó una vez.
33
1 Tipo de pez
–Pero te casaste con ella –protestó Elijah.
–¿Fue asesinada?
Ruben tragó y bajó la mirada a sus manos unidas. –Estábamos trabajando como
voluntarios en un campamento de refugiados en el norte de África. Nuestra caravana
fue atacada, y Mahra fue asesinada.
Ruben arqueó una ceja cuando el rostro de Elijah se sonrojó y apartó la mirada,
presionando sus labios juntos. Quería gritar a los cielos con gozo, pero eso no
demostraría a Elijah de ninguna manera que había crecido.
–¿Ruben?
–Yo...
–Está bien, hijo, pero necesito que vengas ahora mismo. Tu madre está aquí
pidiendo ver a su nieta.
Ruben pasó de tener el corazón roto a estar furioso en un parpadeo. Sus dedos
se apretaron alrededor del móvil en su mano mientras gruñía. –Tú eres mi madre. Ella
no. Y no la quiero cerca de mi hija–. Agarró sus pantalones y empezó a subírselos por
las piernas–. Estaré en casa en unos minutos.
–Mi madre de nacimiento ha sacado su fea cabeza. Está pidiendo ver a Alani.
Ruben estaba cabreado. Se giró para decirle a Elijah lo que pensaba, pero su
boca cayó abierta cuando vio al hombre poniéndose un par de los vaqueros más
apretados que había visto nunca en su vida. Podrían incluso estar pintados. La boca
de Ruben de repente se sentía seca mientras miraba.
–¿Por qué?
–Voy contigo porque soy tu abogado, maldición. Tu abogado por ahora. –Elijah
paró de hablar el tiempo suficiente para ponerse una camisa blanca de vestir y
abrochársela. Empezó a metérsela en los vaqueros mientras miraba a Ruben.
–Nosotros. –Ruben apretó sus labios juntos tan pronto como la palabra se
deslizó de sus labios. Sabía que no debería haber dicho eso tan pronto como dijo la
palabra, pero no había nada que pudiera hacer ahora.
–¿Qué?
–No, no quieres. –Ruben abrió sus ojos y apartó su brazo rudamente del agarre 36
de Elijah–. Has dejado tus sentimientos más que claros, Elijah. Fui un estúpido por
pensar que podrían haber cambiado en los últimos tres años. –Se giró y miró a Elijah
de forma definitiva. Ignoró la rápida inhalación de Elijah mientras lo miraba–. No lo
volveré a olvidar.
37
Capítulo 5
Elijah siguió esperando a que Ruben le dijera algo mientras conducían saliendo
del pueblo hacia el rancho Blaecleah, pero el hombre no dijo nada. Ruben ni siquiera
miraba en su dirección. Era como si Ruben lo hubiera eliminado. A Elijah no le gustó.
–Sí.
Elijah puso sus ojos en blanco. –Ruben, estás actuando como un ni...
–Sí, supongo que sí. –Los hombros de Ruben se encogieron con indiferencia
mientras volvía a mirar por el parabrisas, pero Elijah pudo ver la tensión en ellos–.
Realmente pensé que te importaba. Supongo que conseguí lo que merecía por creer
en algo que nunca existió.
Elijah echó la cabeza atrás contra el respaldo. Hablar con Ruben era como
intentar correr a través de la profunda maleza. No iba rápido a ningún lado. –Ruben,
has tenido sexo. Incluso lo has admitido. Técnicamente, eso significa que ya no eres
virgen.
–No voy a discutir esto contigo, Elijah –dijo Ruben firmemente–. Cometí un
error, y ahora estoy pagando por ello. Lo pillo. Pero no permitiré que empujes el
cuchillo más adentro. Si no puedes dejarme tranquilo, entonces puedes salir de mi
jodido coche y caminar con tu culo feliz de vuelta al pueblo.
Ruben le dio a Elijah una última y larga mirada, entonces enderezó el coche y
siguió por la carretera. Elijah se giró para mirar por la ventana, intentando descubrir
cómo su conversación había ido tan mal tan rápidamente.
Sin importar lo que dijera Ruben, ya no era virgen. Alani lo demostraba. Era la
prueba viviente de ello. Si la experiencia de Ruben más allá de su esposa no era
mucha, eso estaba bien. Eso era todo lo que el hombre necesitaba decir. No tenía que
mentir sobre ello. No era como si Elijah no hubiera tenido amantes en el pasado. Él...
–Oh, Ruben.
–No –contestó Ruben. Sus manos apretadas alrededor del volante, crujiendo–.
No se va a hablar de ello.
Elijah de nuevo agarró el salpicadero cuando Ruben pisó los frenos. Miró a 39
Ruben. –Realmente tienes que parar de hacer eso. Alguien podría hacerse daño.
Ruben extendió la mano hacia él sin mirarlo y abrió la puerta del pasajero. –
¡Sal!
–Bien.
Elijah parpadeó con sorpresa cuando Ruben aparcó y simplemente salió. Puso
los ojos en blanco y se deslizó hacia el asiento del pasajero, poniendo el coche en
marcha y siguiendo a Ruben.
Uno de estos días, iba a poner a ese hombre sobre sus rodillas y a azotarle el
culo hasta que estuviera rojo. Elijah rio nerviosamente cuando su polla se removió
por la imagen. Ahora no era el momento de tener fantasías sobre azotar a Ruben.
Elijah bajó la ventanilla cuando el coche estuvo al lado del hombre. –Entra en
el coche, Ruben.
–Ruben.
Oh, ahora Elijah estaba empezando a cabrearse. Condujo varios metros más
por delante de Ruben y aparcó. Abrió la puerta y salió, retrocediendo hacia Ruben. El
enfado se lo comía con cada paso que daba.
–Ahora, escúchame, Ruben Blaecleah –dijo Elijah mientras le daba golpes con
su dedo al pecho de Ruben–. No sé qué tipo de jodido juego crees que estás jugando
aquí, pero sólo está reafirmando mi creencia de que no estás preparado para una
relación. Y sí, estás actuando como un niño de dos años con una rabieta.
Elijah estaba listo para el puñetazo que Ruben le lanzó. Lo agarró y giró a
Ruben, golpeándolo contra el lateral del coche y cubriéndolo con su cuerpo. Ruben
podría haberse puesto más musculoso en los últimos tres años, pero Elijah todavía era
más grande que él, aunque sólo fuera por algunos centímetros.
40
–¡Suéltame! –gruñó Ruben mientras luchaba por apartarse.
–No. –Elijah presionó más cerca de Ruben. Sintió la repentina tensión del
hombre y supo que Ruben había sentido su erección–. No me voy a mover hasta que
me digas qué coño está pasando, Ruben. Estoy tan confuso que no sé si limpiarme los
dientes y cepillarme el culo o...2
–Entonces habla.
–¿Por favor?
Los hombros de Ruben se desplomaron. –¿Por qué te importa, Elijah? Juro que
te dejaré tranquilo. Sólo déjalo estar.
–No puedo, bebé. –Elijah inclinó su cabeza hacia delante y la apoyó en la parte
de atrás de la de Ruben–. Significas demasiado para mí como para verte tan triste. Y
antes de que digas nada, sé que esto es culpa mía. Sólo que no sé cómo es culpa mía.
–Elijah tomó una profunda respiración y besó ligeramente la nuca de Ruben–. No leo
la mente, Ru.
Elijah rio ligeramente. –Soy abogado, Ru. Discutir mi caso es lo que hago.
–Mahra fue la primera mujer con la que he estado nunca –dijo Ruben
suavemente–. También fue la última mujer con la que he estado. Y sólo pasó una vez.
Eres el único hombre con el que he estado nunca, y sólo ha pasado esta única vez. Por
lo que he tenido sexo dos veces en toda mi vida.
–¡Santo cielo! –Era un jodido virgen. Elijah cerró sus ojos e intentó respirar
41
2 En este caso cuando habla de los dientes usa el verbo que en inglés se utilizaría para limpiarse el culo y viceversa,
aunque en español no tiene tanto sentido.
mientras el conocimiento de que había sido el único de Ruben llenaba cada célula de
su cuerpo. No sabía si gruñir por la multitud de complicaciones que eso le traía o si
gritar de alegría porque nadie había tocado a este hermoso hombre a parte de él.
Mahra no contaba.
–Lo siento tanto, Ruben –susurró contra el cabello del hombre mientras la
culpa se lo comía–. He tomado algo que debería haber sido tan especial para ti y lo he
convertido en una pesadilla. No era mi intención.
–No sé si tenía intenciones específicas, Ru. Sólo sabía que te deseaba desde el
primer día en que te vi, y no podía negármelo más, no cuando parecías desearlo
también.
–Sabes muy bien como mandar señales contradictorias –dijo Ruben mientras
seguía mirando a Elijah por encima de su hombro–. ¿Qué quieres de mí?
Elijah soltó a Ruben mientras daba un paso atrás, pasándose la mano por su
pelo. ¿Qué quería? Dio la única respuesta que le vino a la mente, la única cosa que de
verdad necesitaba. –Tiempo.
Apretó sus dientes cuando paró y apagó el motor. Janice McCallister estaba
delante de Pa discutiendo con él. Su temperamento se alzó dentro de él mientras
cerraba de golpe la puerta del coche, haciendo que todos se giraran hacia él.
–¿Qué quieres?
–Quiero ver a mi nieta –dijo con una brusquedad en su voz que le cabreó.
–Lo siento, pero no –dijo Elijah mientras caminaba para colocarse junto a
Ruben y Pa–. No tiene derechos legales sobre ella en absoluto.
Su madre bajó su nariz hacia Elijah, una mirada arrogante cruzando su cansado
chupado. –Esto no es asunto tuyo. Esto es entre mi hijo y yo.
–Creo que tienes que irte –dijo Ma. Ruben quería reír y animar a Ma, pero
sabía que no sería bueno justo ahora.
–Me iré, por ahora. Pero volveré. ¡No tengas dudas de eso! –Janice balanceó un 44
dedo hacia Ruben–. ¡No será criada por un padre blasfemo!
Ruben apretó su mandíbula mientras daba un paso hacia la mujer que ya no
consideraba su madre, pero fue parado por una mano en su hombro. Sabía que era
Elijah, pero Ruben estaba realmente cansado de la actitud de más santos que tú de sus
padres. Estaba harto de esto.
–Déjalo. No tiene ninguna prueba –dijo Elijah detrás de él. Ruben miró a la
mujer que se iba hasta que su coche desapareció por la entrada. Respiró
profundamente mientras se giraba y se dirigía a la casa, subiendo los escalones para
darle a Ma un enorme abrazo.
–Nadie llegará a esta dulce bebé mientras haya algo de aire en mi cuerpo –dijo
Ma mientras abría la puerta, apresurando a Ruben y Elijah para que entraran.
Ruben abrió sus ojos y vio a Elijah mirando a Alani con una mirada
maravillada en su rostro. Había algo más en los ojos azules de Elijah, pero estaba
oculto como si no quisiera que Ruben lo viera. Y Ruben no podía descifrar qué era.
–Jes... Ruben. 45
Ruben retrocedió y sonrió a Elijah. Palmeó su brazo y se giró.
–No voy a ningún lado, Eli. Sólo quiero hablar con Ma y Pa sobre lo que pasó
antes de que llegáramos. Necesito descubrir por qué Janice está aquí. –Ruben apretó
sus dientes–. Y necesito descubrir cómo sabe siquiera sobre Alani porque sé que no se
lo dije.
Matty se colocó junto a Quaid, viéndose muy pálido y un poco con ganas de
vomitar. –No le dije nada. No he hablado con ella desde que nos fuimos de casa. –
Matty encogió sus hombros y apartó la mirada–. Lo intenté después de que Padre
muriera, pero no aceptaba mis llamadas.
–Matty –dijo Ruben mientras daba un paso adelante y atraía a su hermano a sus
brazos–. Sabes que Madre siempre ha estado bajo el pulgar de Padre. Si el hombre le
decía que dejara de respirar, se ponía azul. Probablemente no sabe qué hacer ahora
que está muerto.
Matty tembló en los brazos de Ruben. –Nunca la he visto así, Ruben. Estaba
lívida.
–Tienes todo el apoyo de esta familia, Ruben –dijo Pa–. Lo que necesites.
–Ruben.
–Uh, Elijah... –Ruben se aclaró la garganta y se obligó a dar un paso atrás del
hombre. Quería permanecer justo dónde estaba. Demonios, quería enterrar su rostro
en la garganta de Elijah y quedarse envuelto en sus brazos tanto como pudiera. Pero
Elijah no estaba preparado. Había pedido tiempo, y Ruben había prometido darle ese
tiempo. Lanzarse a los brazos de Elijah delante de casi toda la familia Blaecleah no
era la forma de hacer eso.
Elijah gruñó y cruzó el espacio entre ellos. Agarró los brazos de Ruben y lo
sacudió un poco. –Te lo dije, no dejaré que aparte a Alani de nosotros.
47
Capítulo 6
Elijah tragó duro. Podía ver a Ruben mirándolo con una combinación de
esperanza y vacilación. Los Blaecleah sabían que era gay, pero también sabían que no
lo anunciaba. Podría sólo dar un paso atrás y no dirían nada. O podría apartar la
incertidumbre ardiendo en los ojos de Ruben. Una parte de Elijah le gritaba que
apartara cualquier duda que quedara en Ruben, darle la confirmación que necesitaba.
Otra parte le gritaba a Elijah que se estaba exponiendo a una batalla perdida. Si
perdía a Ruben, Elijah no estaba seguro de si sobreviviría.
No podía soportar el abismo que podía sentir que crecía entre ellos por su
negativa a aceptar todo lo que Ruben le estaba ofreciendo. Había estado sintiéndolo
desde que salieron de su casa. Estaba mezclado con sus propios miedos de perder a
Ruben.
Pero, ¿se atrevería a dar un paso adelante y tomar lo que realmente quería?
¿Podría arriesgarse? ¿Y qué pasaría si no lo hacía? La postura de Ruben era rígida,
Elijah estaba sorprendido de que el hombre no se partiera en dos. Elijah sabía que si
no hacía algo, iba a perder a Ruben incluso antes de tenerlo.
–Ruben, yo... –El corazón de Elijah dolía mientras el rostro de Ruben cayó y
sus manos se apartaron–. No puedo prometer que vaya a bailar en medio de Main
Street ondeando una bandera del arco iris, pero te dije que lo intentaría y lo dije en
serio.
Ruben todavía se veía reservado, pero asintió. Elijah dio un paso tentativo
adelante y alcanzó la mano de Ruben. La sorpresa en el rostro de Ruben seguido por
un rápido sonrojo cubriendo sus mejillas bien valía la pena cualquier incomodidad
que Elijah sintiera al salir delante de la familia del hombre. Se inclinó y plantó un
pequeño beso en la frente de Ruben.
Eso pareció satisfacer a Ruben por la sonrisa que cruzó sus labios. Elijah estaba
todavía nervioso como el infierno y no tenía ni idea a dónde iba nada de esto, pero si
podía poner esa sonrisa llena de alegría en el rostro de Ruben cada día, sería un
hombre feliz.
48
–Bueno, quién tiene hambre –dijo Ma, rompiendo la tensión de la sala–. Es un
poco temprano para comer, pero escuché que el almuerzo es igual de bueno.
Elijah parpadeó cuando de nuevo se encontró con el bebé en los brazos, Ruben
corriendo detrás de Ma para ayudar en la cocina. Bajó la mirada al delicado bebé,
temeroso de moverse. Sólo sabía que si la dejaba caer, Ruben lo odiaría para siempre.
–Hey, chicos –llamó a cualquiera que le escuchara–, ¿un poco de ayuda aquí?
–Sí –dijo Quaid–. No recomendaría eso. Los niños que se caen sobre sus
cabezas tienden a gritar mucho.
–Noooo –se rio Quaid mientras se alejaba, uniéndose a los otros en el comedor
y dejando a Elijah solo en el salón con Alani.
Justo cuando Elijah empezó a entrar en modo pánico, Alani abrió sus ojos.
Unos profundos ojos avellana mirándolo con una completa confianza que rompió el
corazón de Elijah tan rápido como lo había hecho su padre, con un solo parpadeo.
Alani sólo siguió mirándolo, sus ojos parpadeando cada pocos segundos como
si intentara decidir si le gustaba que Elijah la cogiera o no. Elijah estaba embobado en
cuanto a qué hacer con ella. ¿Qué sabía él de bebés?
–Entonces, sí, ¿todo esto de los bebés? No tengo ni idea de qué estoy haciendo,
por lo que tendrás que ser paciente conmigo. Prometo no dejarte caer si me ayudas,
pero tienes que prometerme que no gritarás. ¿Trato?
La boca de Elijah cayó abierta cuando una pequeña sonrisa cruzó los labios de
Alani, una que era totalmente idéntica a la de Ruben, menos los dientes. El corazón
de Elijah se apretó cuando de la pequeña bebé salió un suave arrullo. Sabía que
estaba perdido.
49
–Oh maldición, tenías que sonreírme, ¿no? –Elijah levantó a la bebé un poco
más arriba de sus brazos y empezó a pasear alrededor de la sala mientras hablaba con
ella. ¿Quizás después de todo esto no sería tan malo?
Extendió la mano y pasó su nudillo por una mejilla regordeta entonces rio
suavemente cuando Alani agarró su dedo con su pequeña mano y se lo metió en la
boca, chupándolo casi inmediatamente.
–¿Sabes que tu papi me robó el corazón con su primera sonrisa? –Elijah sonrió
ante el recuerdo de la primera sonrisa de Ruben y lo intrigado que había estado en
aquel momento–. Y tienes la misma sonrisa. ¿Planeas robarme también el corazón?
Alani arrulló como si supiera exactamente lo que estaba diciendo Elijah. Sí,
estaba hundido. No había forma de que pudiera resistirse a esa sonrisa, no cuando le
recordaba tanto a Ruben. –Vas a ser un problema, ¿no? No importa que nacieras en la
familia Blaecleah. Van a ser necesarios todos ellos para mantener a los chicos
alejados.
–Muérdete la lengua.
Elijah alzó la mirada para ver a Ruben apoyado contra el arco del salón, sus
brazos cruzados sobre su pecho. Tenía una ceja arqueada como si preguntara algo a
Elijah. Sólo que Elijah no sabía qué.
–Eh...
Elijah sonrió.
Ruben se rio mientras cruzaba la sala. Elijah no pudo evitar mirarlo, sus ojos
atraídos por la forma en que las caderas de Ruben se balanceaban. Maldición, no
podía ni siquiera ver al hombre caminando por la sala sin excitarse.
Ruben paró delante de él, bajando la mirada a la bebé. Alani escogió ese
momento para notar a su padre y arrullar hacia él, trayendo una sonrisa a los labios de
Ruben. Una que le quitó a Elijah el aliento y crispó sus nervios ya tensos. Deseaba 50
que Ruben lo mirara así. Estaba tan jodido de la cabeza. Estaba celoso de una maldita
bebé.
Elijah casi gruñe cuando Ruben alzó su cabeza para encontrarse con sus ojos y
la sonrisa lentamente cayó de los labios del hombre. Aunque la sonrisa no había
estado dirigida a él, no quería ver que desapareciera. La quería de vuelta. Al menos
podía disfrutar de la felicidad de Ruben aunque iba dirigida a alguien más.
–¿Qué va mal?
–¿Ruben? –Cuando se negó a encontrarse con sus ojos, Elijah alzó a Alani más
en sus brazos y estiró la mano para coger la barbilla de Ruben, girando su rostro hacia
él–. ¿Qué va mal, Ruben?
Los ojos de Ruben bajaron, mirando a todos lados menos a Elijah. –Nada va
mal. El almuerzo está listo. Deberíamos ir.
–Ru, ¿háblame?
Elijah avanzó para que Ruben parara de hablar, cuando vio a Ruben empezar a
restregarse la nuca como si la tensión ahí estuviera atada con nudos. No es que no 51
quisiera escuchar lo que Ruben decía. Siempre quería escuchar lo que Ruben tenía
que decir, especialmente cuando salía de él. Pero Ruben parecía tan triste.
–Ru...
–Esas veces cuando sólo podía sentarme en mi tienda y jugar con Alani o
sostenerla. –La risa áspera de Ruben estaba llena de estrés–. Tan pocos como eran
esos momentos y lo lejos que estaban entre ellos, eran esos momentos, en los que me
preguntaba cómo sería verte sosteniendo a Alani. Fantaseaba sobre ello. Qué haría yo.
Qué diría.
Elijah inhaló rápidamente por las lágrimas brillando en los ojos de Ruben
cuando se giró y lo encaró. –Ru, qu..
Elijah estaba embobado. No podía pensar en una sola cosa que decir. No quería
arruinar el momento diciendo algo realmente estúpido o algo que alejara a Ruben de
él. Por lo que no dijo nada.
Ruben de repente sorbió y pasó los brazos por los ojos. Cuando acabó, se
irguió y caminó hacia Elijah, alcanzando al bebé como si nada que alterara la vida
acabara de pasar.
Elijah giró lejos, sosteniendo a Alani más cerca de su pecho. –La tengo.
Ruben miró por un momento, luego una risa rica y profunda llenó la sala. –
Estás reteniendo a mi hija de rehén.
–Sí.
–Yo sólo... sólo quería sostenerla un poco más. –Le gustaba saber que Ruben
había fantaseado con él, y si sólo lo incluía sosteniendo a Alani, seguiría abrazando a
la bebé hasta que sus brazos no pudieran más.
–Vale, Eli, sostenla un poco más –dijo Ruben mientras envolvía un brazo
alrededor de la cintura de Elijah y se inclinaba para darle un pequeño beso en la 52
mejilla–. Podría darme una oportunidad de realmente comer una comida entera sin
tener que levantarme.
Ruben parpadeó hacia Elijah por un momento entonces se sentó sin una
palabra. Elijah sonrió y lo siguió, sentándose en la silla vacía al lado de Ruben.
Empujó a Alani en sus brazos, colocándola en su regazo, su espalda contra su
estómago, y luego envolvió un brazo alrededor de su cintura firmemente. Ayudó que
pudiera mantener su cabeza. Alani inmediatamente agarró su dedo y se lo metió en la
boca.
–Entonces –Elijah tragó duro. Podía sentir a cada miembro del clan Blaecleah
observándolo excepto la bebé en sus brazos. Rápidamente escaneó el montón de
comida en la mesa–. ¿Hay algo para comer con los dedos?
Cuando Alani fue acostada para la noche, Elijah esperaba pasar algo de tiempo
a solas con Ruben. El día había sido interesante. Elijah había pasado tiempo en el
rancho Blaecleah antes en varias ocasiones. Sólo que nunca lo había hecho con
miradas conocedoras dirigidas en su dirección. Estaba seguro de que cada uno de los
Blaecleah sabía exactamente por qué estaba en el rancho.
–Me quedaré.
Ruben empezó a verse un poco más sonrojado, un poco nervioso. –¿Por qué no
bajas y tomas un café con Ma y Pa? Esto podría llevar un rato.
–Estoy bien.
Ruben estaba de pie quieto, mirándolo. La sorpresa hizo que sus ojos avellana
fueran más oscuros. Elijah arqueó una ceja luego rio suavemente cuando el rostro de
Ruben se sonrojó de nuevo. El hombre era demasiado mono para ponerlo en palabras.
Que todavía pudiera sonrojarse después de todas las cosas que había visto y
experimentado era un milagro. Elijah esperaba que Ruben nunca perdiera esa
habilidad.
Estaba tan inmerso observando los lentos balanceos de las caderas de Ruben,
preguntándose si se moverían de la misma manera si estuviera bailando con Ruben
que casi salta cuando de repente paró y caminó para dejar a la bebé en su cuna.
Elijah sólo sonrió y agarró la mano de Ruben, atrayendo al sexy hombre a sus
brazos. –Mi turno –dijo suavemente para no despertar a la bebé. Tenía planes para
Ruben que no involucraban a ningún niño, o a nadie más.
–No importa.
Elijah tragó el nudo que se construyó en su garganta ante el suave brillo en los
ojos avellana de Ruben. ¿Alguna vez Thomas lo había mirado así? ¿Alguna vez
alguien lo había mirado así? Elijah no lo creía, y eso le hizo preguntarse si lo que
había tenido con Thomas había sido real. Lo que fuera que pasaba entre él y Ruben
parecía mucho más fuerte, y aun así mucho más simple.
No era sólo deseo o lujuria, aunque el hombre era lo bastante caliente para
quemar la pintura de las paredes a cincuenta metros. Elijah tenía una profunda
necesidad de aprender más sobre él, sus anhelos y deseos, sus más profundas
fantasías. Incluso quería saber lo que le gustaba y desagradaba a Ruben. Quería saber
lo que el hombre pensaba de cualquier tema. Elijah quería saberlo todo.
–Sshhh, bebé –susurró Elijah mientras pasaba su pulgar por los labios de
Elijah–. Sé que no puedes. Sólo estamos bailando. Eso es todo.
–Sí, pero...
–Tanto como quiero que haya más entre nosotros, no estoy controlado por mi
libido, Ruben. Soy perfectamente feliz sólo sosteniéndote en mis brazos.
56
Un suave sonrojo llenó el rostro de Ruben. Elijah podía sentir la dura polla del
hombre presionándose contra él y sabía lo que estaba sintiendo. Elijah estaba
sintiendo el mismo deseo. Sólo que no sentía una abrumadora necesidad de actuar en
consecuencia. Sostener a Ruben en sus brazos era suficiente.
–Si esto es todo lo que tenemos esta noche, estoy bien con eso. Entiendo que
las necesidades de Alani tienen que ir primero.
–¿En serio?
–¿Algo así? –Elijah frunció el ceño confuso–. ¿Es una pregunta o una
afirmación?
Las palabras de Ruben fueron pronunciadas tan bajo que Elijah casi no las
escucha. Cuando finalmente descubrió lo que Ruben estaba diciendo, casi se corre en
sus vaqueros. Tragó primero antes de hablar, temeroso de que el deseo atravesando
sus venas le hiciera imposible hablar.
Elijah cerró sus ojos mientras una lujuria ardiente lo atravesaba como una 57
explosión. Podía sentir su polla goteando, llorando. La imagen de Ruben practicando
una mamada con un tapón era casi suficiente para poner de rodillas a Elijah.
Para entonces tenía los pantalones desabrochados y bajados hasta sus muslos y
entonces alzó la mirada, Ruben estaba inclinado sobre el lavamanos, sus propios
vaqueros alrededor de sus tobillos y una botella de lubricante y un condón en su
mano estirada. Rápidamente intentaba salir de sus vaqueros, pero se le habían
enredado en los pies.
Elijah se arrodilló tras Ruben y tranquilizó los movimientos del hombre con
una mano en su muslo. Con cuidado ayudó a Ruben a quitarse del todo sus vaqueros
y los apartó. Sus ojos casi se ponen bizcos cuando Ruben separó sus piernas, dándole
a Elijah una completa vista de todo lo que había entre ellas.
–Maldición, bebé –dijo Elijah mientras pasaba su mano por el culo de Ruben
suave y curvo–. Eres hermoso.
–¿Sí?
–Oh sí.
–Míranos, bebé.
58
Los ojos avellana de Ruben se alzaron para encontrarse con los de Elijah en el
espejo del baño. Cuando Elijah supo que Ruben estaba mirando cada movimiento,
empezó lentamente a bajar las manos por el cuerpo del hombre, acariciando su piel.
El calor que empezó a llamear en los ojos de Ruben los oscureció hasta un marrón
profundo. Era una vista erótica, una de la que Elijah quería ver más.
–¿Te gusta esto, bebé? –susurró mientras pasaba sus dedos por los pezones de
Ruben. Sólo era una ligera caricia, apenas ahí, pero era suficiente para hacer que se
pusieran duros como piedras. Ruben jadeó pesadamente mientras asentía–. ¿Sí?
Ruben asintió de nuevo. Elijah sonrió. No hubiera podido apartar sus ojos del
cuerpo de Ruben aunque el baño hubiera estado en llamas. La forma en que el
hombre respondía a la caricia más simple le sorprendía.
–Eres muy sensible al tacto, Ru. –Elijah pasó su dedo por la punta del pezón
de Ruben y observó cómo se endurecía. La vista hizo que se estremeciera de deleite–.
Lo ansias.
Elijah empezó a bajar sus dedos más por el cuerpo de Ruben, observando cada
estremecimiento, cada inhalación. –Sí, bebé. Tu cuerpo necesita sentir mis manos en
ti. –Y Elijah tenía toda la intención de complacer esa necesidad.
–Vale, bebé –dijo Elijah cuando Ruben estuvo lo bastante estirado para
tomarlo–, inclínate sobre la encimera y separa tus piernas, pero sigue mirando al
espejo. Quiero ver tu rostro mientras te tomo.
Elijah alineó su polla con el culo de Ruben luego alzó la mirada. Cuando
capturó los ojos de Ruben, empezó lentamente a empujar dentro de la apretada
entrada del hombre. Los ojos de Ruben se ampliaron. Empezó a jadear suavemente.
–Oh demonios, bebé –gimió Elijah cuando se empujó y sus bolas rozaron el
culo de Ruben. Se quedó ahí por un momento, sin moverse, sólo saboreando la
sensación de estar enterrado hasta las bolas dentro del hombre con el que había
soñado tanto tiempo. El apretado culo de Ruben estaba envuelto tan ajustado
alrededor de la polla de Elijah que juraría que sentía cada latido del hombre.
Elijah salió lentamente hasta que sólo la cabeza de su polla permaneció dentro
del primer anillo de músculos entonces empujó a casa hasta que ni un centímetro de
su polla permaneció fuera del culo de Ruben. El largo grito de necesidad que salió de
los labios de Ruben era un bálsamo para su alma.
–Se siente tan bien, Ru –jadeó Elijah suavemente entre palabras–. Voy a
follarte hasta que grites.
El rostro de Ruben enrojeció. Elijah agarró los hombros de Ruben y los usó
para hacer palanca mientras embestía dentro del apretado culo del hombre. La presión
rodeando su polla era sobrecogedora. Elijah pensaba que nunca había sentido nada
igual. El culo de Ruben estaba hecho para él. Acunaba su polla con la cantidad justa
de tensión por lo que Elijah sentía cada movimiento.
–Eli.
Elijah rio y levantó sus ojos para mirar a Ruben en el espejo. El rostro de
Ruben todavía estaba sonrojado, sus ojos ahora volviendo a su marrón avellana
normal. Tenía la mirada de un hombre que acababa de ser follado a conciencia y
estuviera alucinando con la experiencia. Le quedaba muy bien.
Ruben hizo una mueca cuando la deshinchada polla de Elijah se deslizó fuera
de su culo. Elijah se sintió mal cuando se dio cuenta de que su amante estaba un poco
escocido. Probablemente no debería haberlo follado tan duro la primera vez. Sólo que
parecía que no podía evitarlo. 61
Sin embargo, ahora podía cuidar de Ruben. Elijah agarró una toalla limpia de la
estantería y la mojó con agua caliente. Sonrió en el espejo a Ruben. –Separa tus
piernas, bebé.
–Sí –gimió Ruben–. ¿Pero se supone que tiene que ponerte cachondo?
–Entonces funciona.
–Hey. –Ruben se giró y agarró su rostro, girando a Elijah para que lo mirara.
Elijah necesitó todo su coraje para alzar los ojos y encontrarse con su mirada.
Elijah bajó su frente contra la de Ruben. –Se está volviendo más fácil, Ruben.
Lo juro. Sólo necesito un poco más de tiempo.
63
Capítulo 7
Habían pasado dos semanas, y no había oído ni una palabra de Janice. Ruben
estaba empezando a preocuparse. Supo cuando se fue que no sería el final. Janice
quería a Alani, y era lo bastante malvada para intentar alejarla de Ruben.
Esperar que actuara sobre sus amenazas le estaba volviendo loco. Temía dejar a
Alani en caso de que Janice viniera a por ella. A pesar de lo que Elijah dijo, había una
parte de Ruben que estaba asustado de que un juez le diera a Janice derechos sobre
Alani. Ruben no podía permitir eso, pero tampoco sabía cómo evitarlo.
Elijah siguió intentando asegurarle a Ruben que la mujer no tenía base para un
caso, pero conociendo a Janice, no necesitaría una orden del juez para llevarse a
Alani. Si el juzgado no le daba permiso, Janice contrataría a alguien. Ruben lo sabía.
Lo sentía profundamente en su alma. Janice quería a Alani, y no pararía hasta
conseguirla.
Que era por lo que Ruben estaba fuera de la oficina de Elijah, intentando reunir
coraje para entrar. Elijah había ido al rancho varias veces en las dos últimas semanas.
Y Ruben había estado en su casa una. Aunque todavía tenían que pasar una noche
entera juntos, y eso molestaba a Ruben más de lo que quería admitir.
Quería pasar toda una noche envuelto en los brazos de Elijah, despertarse junto
al hombre por la mañana. Quería gritar desde los tejados que Elijah era suyo. Pero
también quería darle a Elijah el tiempo que necesitaba para asumir su relación. Le
había prometido que lo haría, pero se estaba volviendo más y más difícil cada vez que
tenía que decirle adiós a Elijah en lugar de buenos días.
Ruben suspiró y abrió la puerta. No había nada que pudiera hacer hasta que
Elijah estuviera preparado. Sólo tendría que esperar a que el hombre saliera. Colocó
una sonrisa en su rostro y entró a la oficina del abogado, parando delante del
escritorio de la recepcionista.
Ruben alzó la mirada y sonrió a Sandy. Trabajaba para Elijah desde que
conocía al hombre. Ruben sabía que Elijah confiaba en la mujer como su mano
derecha en la oficina. –Tiene casi siete meses.
El rostro de Sandy cayó. –Lo siento, Ruben. Escuché lo que le pasó a tu mujer.
Ruben asintió. Se estaba volviendo más fácil recordar a Mahra sin sentirse
como una mierda. Esperaba que con el tiempo fuera capaz de recordarla con cariño
en lugar de la pérdida. No se había dado cuenta hasta que se fue cuánto echaría de
menos a la mujer que se había convertido en una gran amiga para él.
–Oh sí, Brody y Neason han estado planeándolo durante semanas. Los niños
están tan excitados con ello.
Ruben rio. –No, no, ella está bien. Mahra y yo llamamos a la bebé por Ma. Me
refería a ella.
–¿Está enferma?
–No, pero no está acostumbrada al frío tampoco. Nació en los desiertos de
África. El cambio de clima ha sido un poco duro para ella.
–No sabía que Mark estaba jubilado. –El hombre parecía tan joven. Claro,
estaba a mitad de sus cincuenta, pero esa no era la edad de jubilarse. Y estaba en
buena forma física la última vez que Ruben vio a Mark por la calle.
Sandy rio. –Sólo como hobby. Le encanta trabajar con sus manos. Es por eso
por lo que fue a trabajar en el taller. Le daba la oportunidad de trabajar en la madera y
usar sus manos. Dos de sus cosas favoritas.
66
Ruben tenía una idea. –¿Sabe algo de armarios o tapicería?
–Formalmente no, pero ha estado trabajando en cosas como esas durante años.
Hizo todo el trabajo en nuestra casa.
–Podría tener una idea si Mark está de acuerdo. –Ruben se deslizó adelante en
su asiento–. Ma y Pa compraron diez acres para mí en el lado más lejano del rancho.
Van a ayudarme a construir una casa para Alani y para mí. Aunque el contratista para
la propia casa ya ha sido escogido, hay algunos trabajos especiales en madera que me
gustaría añadir para hacer del lugar algo único. ¿Crees que Mark podría estar
interesado en ello?
– Gracias Elijah.
Ruben supo el momento en que Elijah se dio cuenta de que estaba en la sala.
La postura de su cuerpo se tensó, y una ligera mirada de pánico invadió su rostro.
Ruben sintió un instante de dolor. Suspiró y se levantó, envolviendo sus brazos 67
alrededor de Alani para anclarse a alguien que lo amara.
–Sr. James, sé que no tenía cita, pero me preguntaba si podría tener un
momento de tu tiempo. –Cada palabra era como una daga en el pecho de Ruben.
Odiaba la necesidad de fingir que no tenían una relación fuera de la oficina de Elijah.
–Sí, por supuesto, Sr. Blaecleah. –Elijah sonrió a Bob y se giró hacia Sandy–.
¿Puedes conseguirme la carpeta de los Blaecleah por mí, Sandy?
Ruben esperó hasta que Sandy se alejó y Bob se fue antes de girarse y seguir a
Elijah dentro de la oficina. Casi salta cuando la puerta se cerró violentamente detrás
de él. –Elijah, qué...
–No, no puedes. –Elijah le envió a Ruben una mirada que decía que pensaba
que estaba loco–. ¿Qué pasa si alguien te ve? ¿Qué pasa si Bob habla o empieza a
hacer preguntas?
Ruben tragó pasando la bilis que se alzaba por su garganta. Alcanzó la bolsa
del bebé y sacó un sobre de manila que había traído para Elijah. Era su testamento.
Lo había certificado y ahora necesitaba que Elijah lo llevara a la corte. Lo golpeó
contra el pecho de Elijah, sin sorprenderse nada cuando los ojos de Elijah se
ampliaron.
–¿Qué pasa si sólo fuera un cliente trayéndote papeles legales que necesitara
que lleves al juzgado? ¿Sería aceptable venir entonces a tu oficina?
Tenía mejor control de sí mismo para cuando llegó a su coche. Con cuidado
apartó a Alani de su pecho y la abrochó en su asiento. Dejó la mochila porta-bebés en
el asiento trasero y silenciosamente cerró la puerta.
Ruben suspiró y se restregó los ojos. –No, Elijah. Creo que es mejor si me voy
a casa.
La cabeza de Ruben cayó contra el respaldo del asiento. –Lo sé. Te escuché, y
te creo.
Hubo silencio por un momento, y Ruben supo que Elijah estaba pensando
cómo poner en palabras su siguiente frase. Ruben podría haberle ahorrado la
molestia. Había pensado que podría esperar, que podría darle a Elijah el tiempo que
parecía necesitar. Estaba equivocado. La reacción de Elijah en su oficina le dijo a 69
Ruben todo lo que necesitaba saber. Elijah nunca iba a salir del armario, y no había
suficiente sitio allí para Ruben y Alani.
Había un tono de súplica en la voz de Elijah. Casi hace que Ruben se rompa
hasta que recordó cómo se había sentido cuando Elijah había negado su relación.
Tragó de nuevo mientras una lágrima bajaba por su mejilla.
–Adiós, Elijah.
La mano de Ruben tembló cuando colgó y tiró el móvil al asiento del pasajero
junto a él. Se sentía entumecido cuando encendió el coche y salió al tráfico,
dirigiéndose a casa. Sólo quería ir a casa y fingir que nunca había conocido a Elijah
James. Sólo que no creía que fuera posible. El hombre estaba marcado en su misma
alma. Y Ruben no tenía ni idea de qué iba a hacer sin Elijah en su vida.
Se limpió las lágrimas de sus ojos con la manga de su camisa. Parpadeó cuando
unos faros brillaron en su espejo retrovisor. El coche estaba justo detrás de él,
impidiendo que viera quién estaba en el asiento del conductor.
Ruben tragó fuerte y cogió su móvil. Algo de mal agüero empezó a subirle por
la columna. Ruben estaba conduciendo. No se sentía seguro apartando los ojos de la
carretera el tiempo suficiente para buscar en su lista de contactos o marcar un
número, por lo que sólo apretó la tecla rellamar en el teléfono. Sabía quién
contestaría.
–¿Ruben?
–¿Estás seguro?
–Oh, sí, disminuí la velocidad para que pudieran pasarme y sólo disminuyeron
la velocidad. No quieren pasarme.
–No pares por ninguna razón, Ruben. Dirígete directamente hacia el rancho. 70
Sandy está llamando a tus hermanos por la otra línea. Vendrán de la dirección del
rancho. Iré desde el pueblo.
–Elijah...
Ruben pensó en todos los escenarios que pudo. Parar, acelerar, girar a otra
carretera, dar la vuelta, e incluso ir al arcén. No podía pensar que sería lo mejor, lo
que no heriría a su precioso paquete en el asiento de atrás.
–¿Ruben?
–¿Sí?
–Háblame, bebé.
–Eres un asco. –Ruben sonrió cuando escuchó la risa de Elijah a través del
teléfono.
–Ruben...
Ruben sabía que no llegaría muy lejos para alcanzar un lugar seguro cuando
vio los faros de varios vehículos yendo en su dirección. Sus ojos casi se le salen
cuando una larga línea de camionetas se colocó en dos líneas, tomando ambos lados
de la carretera.
Pa estaba de pie bajo los escalones, con una pistola en mano, cuando Ruben
entraba. Ma estaba detrás de él, paseando de un lado al otro del porche. En el
momento en que Ruben paró el coche y apagó el motor, ambos se dirigieron al coche.
Rourke y Billy salieron de una camioneta. Seamus salió de la otra. Todos avanzaron.
–Estoy bien, Pa. Sólo un poco asustado. –Ruben fue a la puerta trasera, la abrió
y se inclinó para sacar a Alani. Todavía estaba dormida. Agarró la bolsa de pañales y
se la colocó encima del hombro cerrando la puerta con su cadera. 72
–Vamos. Vamos a sacaros del frío –dijo Ma mientras envolvía un brazo
alrededor de la cintura de Ruben–. Tengo té calentándose en la cocina.
Ruben empezó a seguir a Ma subiendo los escalones hasta que escuchó a los
otros volviendo. Le pasó a Alani a Ma y retrocedió para colocarse junto a Pa y los
otros. Su corazón latió un poco más rápido cuando vio el coche de Elijah entrar detrás
de los otros. No podía creer el alivio que sintió al ver al hombre.
Ruben esperó hasta que Elijah salió del coche y empezó a hablar con sus
hermanos luego se giró y entró en la casa. Si esperaba hasta que Elijah le enfrentara,
Ruben no creía ser capaz de evitar lanzarse a los brazos de Elijah.
Además, sabía que necesitaba controlarse antes de que alguien más entrara.
Querrían hacerle preguntas. Tendría que controlarse para hacer algo más que mirar a
Elijah.
Ruben sonrió a Ma cuando colocó una taza de té delante de él. –Siempre sabes
lo que necesito, Ma.
–¡Ruben!
Elijah cruzó sus brazos por encima de su pecho y se apoyó en el arco. Era la
única forma en que evitaría alcanzar a Ruben, y después de su última conversación,
no creía que el hombre se lo permitiera.
–¿Quién más podría haber sido? –preguntó Ruben–. Nadie más quiere
conseguir algo de mí.
–¿Pero estás seguro que querían algo de ti? ¿Podrías jurarlo en un juicio?
Elijah alzó su mano. –Ruben, sólo pregunto porque necesitamos poner una
denuncia. No puede ser sólo tu mejor conjetura. Tienes que saber de hecho que era
Janice y no un conductor borracho o algo.
Ruben se veía amotinado por un momento, luego suspiró y dejó caer su cabeza.
–Vale, veo lo que quieres decir. Sé que fue Janice, pero no puedo demostrarlo. En este
punto, todo lo que puedo demostrar es que alguien ha intentado sacarme de la
carretera. Supongo que eso no es suficiente para poner una denuncia.
–Llamé al sheriff desde la camioneta –dijo Rourke–. Debería llegar pronto para
hacer un informe.
–No si puedo evitarlo –gruñó Elijah. El tiempo entre que Ruben le llamó la
primera vez y cuando lo había visto sentado en la mesa bebiendo una taza de té fue de
lo peor en la vida de Elijah. Casi rivalizaba con perder a Thomas.
Elijah nunca quería volver a pasar por eso. Sabía que si era un hombre listo,
ayudaría a los Blaecleah a poner la denuncia y luego se iría feliz. Ruben le había dado
una salida. Si se quedaba, había muchas probabilidades de que volviera a perderlo
todo de nuevo.
Por otro lado, el terror que había llenado cada centímetro de su cuerpo mientras
conducía hacia Ruben le decía cuanto había llegado a significar para él. Además del
dolor en el corazón que había sentido cuando Ruben le dijo adiós, Elijah sabía que
tenía que tomar la oportunidad que mantendría a Ruben a salvo, aunque eso
significara pedir cada favor que le debían y alistarse para ayudar a todo el clan
Blaecleah.
–Haré todo lo que pueda, pediré cada favor que me deban, y suplicaré a
cualquier otro para manteneros a ti y a Alani a salvo. Si eso no funciona, los
sobornaré o chantajearé. –Elijah acarició con su pulgar la mejilla de Ruben, pero se
negó a soltar al hombre. Ahora que tenía sus manos en Ruben, no podía soltarlo–. No
te perderé.
–Pero qué pasa con... –Los ojos de Ruben fueron hacia los otros en la sala–, ya
sabes.
75
Elijah sabía lo que necesitaba hacer. Envolvió sus brazos alrededor de los
hombros de Ruben y se giró para encarar a la familia del hombre. Respiró
profundamente. –Soy gay, y estoy enamorado de Ruben.
–Bueno, por supuesto que lo estás, Elijah –dijo Ma–. Todos lo sabemos.
–Hijo, estoy bastante seguro de que todos en el pueblo lo saben –añadió Pa.
Eso era nuevo para Elijah, pero lo cogería si eso significaba mantener a Ruben
en sus brazos. –Bueno, lo que no sabéis es que fui un completo idiota antes. Temía
que todos descubrieran lo mío y de Ruben, y le hice daño por ello.
Elijah presionó un dedo en los labios de Ruben. –Sí, bebé, tengo que hacerlo.
Necesitan saber, y tú también. No soy un imbécil sin razón. Puede no ser una muy
buena razón, pero prometo que hay una.
–Por qué no os sentáis todos –dijo Ma–. Voy a acostar a Alani entonces os
conseguiré a todos algo de té y pastel.
Elijah permitió que Ruben se sentara, pero agarró su mano tan pronto como lo
hizo. Necesitaba algún tipo de contacto. Esperó hasta que el bebé hubo sido acostado
y todos se sentaron en la mesa antes de hablar. Ahora que había llegado el momento,
Elijah se dio cuenta de lo difícil que iba a ser contar esta historia. Pero tenía que
empezar en algún sitio.
Elijah estaba un poco sorprendido cuando Ruben apretó su mano y le envió una
pequeña sonrisa, especialmente considerando que estaba hablando sobre estar
enamorado de otro hombre. Sólo le mostraba a Elijah cuán especial era Ruben.
Elijah se lamió los labios. –Una noche íbamos a casa desde el cine. Era verano,
por lo que decidimos caminar. El cine estaba a sólo unas manzanas de nuestro
apartamento.
Elijah asintió. –Para entonces hacía algunos años que vivíamos juntos, y
éramos felices. Teníamos nuestro trabajo, nuestro pequeño grupo de amigos con los
que salíamos, y nuestro apartamento que compramos juntos. Era una buena vida.
–¿Qué pasó?
Elijah tragó duro y miró mientras acariciaba con su pulgar la piel de Ruben. –
Fuimos atacados por un grupo de hombres a los que no les gustaba el hecho de que
nos diéramos la mano en público. La policía lo llamó una paliza a gays que salió mal.
Todo lo que sabía era que Thomas quedó inconsciente y nunca despertó.
Elijah sonrió a pesar del dolor en el corazón que sentía. –Estuvo en portada de
las noticias durante un tiempo, y de alguna forma se sentía como ser atacado de
nuevo. Recibía correo de odio, amenazas telefónicas, y gente me seguía por la calle.
Me despidieron de mi trabajo por la publicidad. Ni siquiera me permitieron ir al
funeral de Thomas porque sus padres me culpaban de su muerte.
Elijah empezó a asentir antes de que Ruben incluso acabara. –No tengo
problemas con ser gay o amar a un hombre en privado, pero me asusta a plena luz del
día en público. Si alguien me viera y decidiera que no le gustaba lo que veía... –Elijah
sacudió la cabeza–, no puedo perder a alguien más a quien ame.
Los ojos de Elijah casi se le salen de las órbitas cuando Ruben soltó su mano y
subió a su regazo, montándolo a horcajadas. Alzó la mirada a Ruben sorprendido
cuando el hombre agarró su rostro. –Ruben. –Todos los miraban.
–Lo llevaremos lentamente –dijo Ruben–. Podemos empezar con MCPs aquí
en el rancho y trabajar hacia cosas más públicas.
–¿MCPs?
Elijah puso los ojos en blanco cuando todos alrededor de la mesa rieron. Se
sentía un poco cohibido y expuesto con Ruben montando su regazo, especialmente
considerando que casi cada miembro de su familia estaba allí sentado mirando.
Pero poco a poco, Elijah empezó a notar que nadie les miraba como si
estuvieran haciendo algo malo. De hecho, la mayoría de ellos estaban sentados tan 78
cerca cómo podían. Incluso Ma y Pa estaban sentados con sus hombros tocándose,
sus manos entrelazadas juntas, apoyadas en la mesa.
–Hay un detective privado que uso de vez en cuando. Me gustaría que descubra
exactamente lo que está haciendo Janice, a quién ve o con quien habla, pero
sobretodo, dónde está. Si tiene algo que ver con esto, lo quiero saber.
–Bueno, no es como si sólo vaya a decir que está involucrada –dijo Matty.
–No, pero mi amigo detective privado puede buscar en sitios en los que no
puedo.
Matty se cubrió la boca con su mano mientras reía. Quaid sólo sonrió y acercó
a Matty más a su lado.
79
–Sí, Ma. Lo siento.
Ma asintió y volvió a beber de su té.
–Por qué no llamas a tu amigo, Elijah –dijo Pa–. El sheriff debería estar aquí
pronto, y podemos hacer la denuncia. Mientras tanto, no quiero a Ruben yendo a
ningún sitio sin uno de nosotros a su lado.
–No se discute, hijo. Ahora tienes una hija. ¿Qué le pasaría si te hieres o algo
peor?
–Sabes qué –dijo Elijah tranquilamente–, te daré la mano en público, pero sólo 80
cuando Alani no esté ahí.
–¿Qué? –La cabeza de Ruben se levantó. Confusión y un poco de dolor
llenaron sus ojos avellana–. ¿Por qué?
–Pero…
La cabeza de Ruben giró. –Sí, pero Alani está casi siempre conmigo.
Elijah rio. –No, bebé, estoy bastante seguro de que tu familia sabe exactamente
lo que siento por ti, y sospecho que mientras no te haga daño, no les importa.
Elijah casi salta cuando escuchó que llamaban a la puerta principal. Quaid
rápidamente se levantó. –Creo que probablemente es el sheriff. Iré a dejarle entrar –
dijo mientras salía de la sala.
–Puedo llamarle ahora mismo. –Elijah metió la mano en su bolsillo para coger
su móvil justo cuando el sheriff entró en la sala y miró alrededor a todos.
–No, tengo que hacer esto. –Elijah envió a Ruben una pequeña sonrisa
nerviosa–. Después de todo, un trato es un trato.
–Elijah. –Ruben tragó y bajó la mirada a sus manos, retorciendo los dedos
juntos–. No quería decir eso. Bueno, sí. Quiero que me cojas de la mano, pero...
Ruben estaba sin aliento para cuando Elijah lo soltó. Parecía que no podía
juntar dos simples pensamientos coherentes. Sólo se sentó y miró los labios de Elijah
mientras se lamía los suyos. Los ojos de Ruben se alzaron cuando Elijah rio.
Ruben podía aceptar esa idea. Encantado por el dulce gesto de Elijah, no pudo
evitar la sonrisa en su rostro mientras salía del coche y esperaba a que Elijah se
uniera a él en la acera.
Entonces Elijah apretó sus labios y caminó la distancia entre ellos, alcanzando
su mano. Ruben alejó su mano y dio un paso atrás tan rápido que casi se tropieza con
sus propios pies.
–¿Ruben?
–Nunca podría odiarte, Ruben. Sólo… –Elijah soltó una profunda respiración
mientras se pasaba la mano por el pelo, dejándolo despeinado y rebelde–. Esto es
realmente difícil para mí.
El corazón de Ruben dolía, tanto por sí mismo como por Elijah. Aunque
todavía dolía, era un poco más fácil ahora que entendiera la renuencia de Elijah por
las muestras de cariño en público ahora que sabía la razón. Lentamente bajó su brazo
y metió ambas manos en sus bolsillos. –Entonces quizás la próxima vez –dijo
mientras rozaba a Elijah pasándolo y empezó a caminar hacia la cafetería Cade
Creek.
Ruben intentó realmente recordar que esto no era nada contra él. Elijah no
estaba avergonzado de él. Sólo estaba asustado. Pero para Ruben se sentía así. Se
sentía como cuando crecía alrededor de su padre y madre que nunca querían tocarlo
tampoco.
El cariño familiar no era algo con lo que Ruben había crecido. Incluso Matty
tuvo que ser cuidadoso con sus padres alrededor. Le acusaban de ser demasiado suave
con Ruben, luego le gritaban y la pelea empezaba.
No fue hasta que Ruben conoció a los Blaecleah que verdaderamente supo lo
que significaba ser amado. Y eso era algo que quería mantener en su vida y pasarle a
Alani. Elijah era lo bastante cariñoso en el rancho, pero que se negara a tocarlo en
público dolía profundamente, sin importar cuanto sabía Ruben que era por sus
recuerdos del pasado. 83
–Ruben, para.
Cuando no paró, Ruben sintió una mano en su brazo, parándolo. Se giró para
mirar a Elijah intentando mantener su angustia fuera de su rostro y de su voz. –Lo
siento. Pensé que esto sería más fácil para mí, pero no lo es. Realmente estoy
intentando darte el espacio y el tiempo que necesitas, pero es tan difícil para mí como
lo es toda la situación para ti.
–No, no está bien. Te dije que te daría el tiempo que necesitabas, y estoy
teniendo una rabieta cuando no avanzas según mi programa, pero parece que no
puedo parar. –Ruben alzó sus ojos hacia los de Elijah cuando el hombre se acercó
más. Se sentía como estiércol–. Lo siento.
Pero el beso no paró con la simple caricia de sus labios. Ruben sitió la lengua
de Elijah pasando sus labios, buscando aceptación. Ruben podía haber sido muchas
cosas, pero no nació ayer. Abrió su boca y permitió entrar a Elijah, golpeando de
vuelta con su propia lengua.
Sus rodillas casi ceden cuando sintió uno de los brazos de Elijah a su alrededor.
La mano de Elijah apretó su pelo, sosteniendo su cabeza quieta mientras su boca era
saqueada. Ruben gimió, sintiendo su polla endurecerse y rozándose contra la de
Elijah.
3 Juego de palabras: dice cowboy up, que viene de man up que significa comportarse como un hombre, tomar 84
responsabilidad, hacerse responsable como un hombre, vulgarmente sería echarle huevos. En español no tiene
sentido, de ahí la aclaración.
Elijah.
Sólo fue cuando alguien rio mientras caminaban que Ruben recordó dónde
estaban. Tragó fuerte mientras la inquietud lo llenaba. –Oh, Eli, yo...
Elijah sonrió y acarició los labios de Ruben con su pulgar como había hecho en
el coche. –Ahora, realmente te ves como si te hubieran besado.
–Sí, y creo que todos han recibido el mensaje alto y claro. –Elijah bajó la
mano, agarró la de Ruben y tiró de él hacia la puerta de la cafetería–. Nuestra cita de
la comida nos espera.
Ruben tragó fuerte cuando oscuros ojos gris humo se giraron en su dirección.
No estaba seguro de si quería que Elijah contestara o no. Se sentía como si estuviera
siendo comido vivo.
–Es bueno que llames a todo el mundo cariño, Yancy –dijo Elijah con una voz
profunda que hizo que los latidos de Ruben se aceleraran–, o tendría que arrancarte
las pelotas y hacértelas comer.
Yancy sólo rio. Era una risa profunda, llenando la zona alrededor de ellos lo
suficiente para conseguir algunas sonrisas de los otros clientes. Ruben tuvo la
necesidad urgente de meterse bajo la mesa, y se preguntaba si así era como se sentía
Elijah.
Yancy de repente era todo negocio. Se sentó derecho, y la sonrisa cayó de sus
labios. Ruben tragó fuerte, sabiendo que no iba a gustarle lo que iba a escuchar, no si
Yancy estaba tan serio. Ruben apretó la mano de Elijah más fuerte mientras el miedo
lo apretaba.
–Janice McCallister alquiló una casa aquí en Cade Creek hace dos semanas.
Yancy asintió. –Todavía tiene su casa en tu ciudad y vuelve allí cada fin de
semana para ir a la iglesia, pero durante la semana, está aquí en el pueblo.
–Realmente no creo que quiera tener nada que ver personalmente contigo, ni
con tu hermano. Tiene su vista en alguien un poco más pequeña. –Yancy hizo una
mueca mientras agarraba una carpeta, colocándola en la mesa–. ¿Cuánto sabes del
testamento de tu padre?
Abrió el archivo y le pasó a Elijah los papeles de arriba. Parecían muy legales,
por lo cual tenía sentido para Ruben que se los diese a Elijah. Ruben no tendría ni
idea de lo que miraba.
–Estabas casado legalmente con Mahra cuando Alani nació, Ruben. Por
derecho este dinero pertenece ahora a tu hija.
Ruben bajó su cabeza cuando vio a varios clientes girándose para mirarlo. No
se había dado cuenta de lo alto que había hablado. Ahora, realmente quería meterse
debajo de la mesa. –No, yo lo siento. No debería haberte gritado así. No lo sabías.
–Por favor continúa, Yancy –dijo Elijah, por lo que Ruben estuvo agradecido.
–Creo que tienes razón sobre qué quiere coger a Alani por el dinero. Janice
McCallister ha estado viviendo de un pequeño ingreso dejado para ella por su difunto
marido, el reverendo McCallister. Por desgracia, ha estado viviendo por encima de
sus posibilidades y casi no le quedan fondos.
–¿Tiene piscina?
–¿Cómo? –Ruben estaba tan confuso–. Nunca tuvimos este tipo de dinero. ¿De
dónde lo saca?
–Todavía estoy investigando eso. Por el momento, parece que todos sus
negocios estaban limpios.
–Haré eso. –Yancy apoyó sus codos en la mesa y dobló sus manos juntas–.
¿Hay algo más que puedas decirme? ¿Alguna dirección que debería investigar?
Elijah asintió. –Creemos que Janice fue responsable de quién sea que intentó
sacar a Ruben de la carretera hace un par de noches.
–¿Cómo escapaste?
Los ojos de Yancy fueron entre Ruben y Elijah, sus cejas juntándose en
confusión. –No lo entiendo.
Elijah pareció confuso un momento, pero asintió de todas formas. –Sí, Yancy,
esa sería una ida fantástica. Si todos juntamos nuestras cabezas, podemos pensar en
algo con lo que derrotar a esta mujer. No permitiré que nada les pase a Ruben ni a
Alani. Ahora me pertenecen.
–Yancy fue uno de los detectives que investigó el asesinato de Thomas –dijo
Elijah–. Así es como nos conocimos.
–Oh. –Ruben frunció el ceño–. Pero pensé que eras un detective privado.
–Lo soy, cariño. –Yancy sonrió por un momento entonces se puso serio. Eso
parecía algo que Yancy hacía mucho–. Todo el caso con la muerte de Thomas estaba
jodido, y no sólo por el asesino. La policía y los medios la jodieron bien. Cuando el
centro de atención del caso murió se me dieron órdenes de dejar de investigar y dejar
que el caso se enfriara, dejé el cuerpo y me convertí en detective privado.
–No con tantas palabras, pero sí. Algunas evidencias se trataron mal, y había
una fuga dentro del departamento. Cosas salieron a los medios que no debieron salir. 90
El jefe de policía y el alcalde querían barrerlo todo bajo la alfombra.
Ruben sumó dos y dos y no le gustó lo que obtuvo. –Por eso el caso nunca ha
sido resuelto, ¿no? No quieren que sus errores salgan a la luz.
–Joder.
Elijah rio y besó a Ruben en la mejilla. –Sin palabrotas, bebé. ¿Qué pensaría
Ma?
–¿De Ma? ¿Estás loco? También te despellejará a ti, sólo por intentarlo.
–No estoy seguro de querer conocer a esta mujer –dijo Yancy mientras se
sentaba para atrás y se apoyaba en el asiento–. Suena peor que Janice.
Ruben clavó a Yancy a su asiento con sus ojos entrecerrados. –Voy a dejarte
vivir sólo porque nunca has conocido a mí Ma, pero nunca más digas algo malo de
ella de nuevo.
–Sí.
–Ma nos ama –dijo Ruben– Haría lo que fuera por nosotros, incluso morir por
nosotros. Pero esa mujer me asusta cuando está cabreada.
–Vamos, bebé –dijo Elijah mientras salía del reservado y alcanzaba a Ruben–.
Nunca va a entenderlo hasta que conozca a Ma.
Ruben rio y salió del reservado. Yancy Butler no tenía ni idea en lo que se
había metido. El hombre podía estar construido tan grande como un camión de diésel,
pero Ma Blaecleah, tan pequeña como era, tenía la habilidad de poner de rodillas a
hombres mortales con sólo arquear una ceja.
Ruben siguió a Elijah por la puerta y caminó por la acera con Elijah. Yancy
paseó tras ellos. Y sí, el hombre paseaba. Parecía distraído, relajado y despreocupado.
Sólo Ruben podía ver la forma precavida en que miraba la calle y la acera, escrutando
a cada persona que veía. Realmente era un poco espeluznante.
Asustaba pensar así. Ruben sabía que todo era posible, pero prefería creer que
estaba seguro en Cade Creek, aunque no lo estuviera. No quería pasar su vida
buscando problemas en cada esquina. Ya había hecho suficientemente eso en África.
Ruben rápidamente escaneó la zona que los rodeaba, sus ojos llegando a un
hombre sentado en un sedán oscuro de cuatro puertas en el lado más lejano de la calle
varios coches más abajo. Tenía una cámara en sus manos y estaba haciéndoles fotos.
Ruben tragó fuerte y siguió mirando arriba y abajo de la calle como si sólo estuviera
mirando.
–Lo sé, Ruben. Lo vi. Sólo entra en el coche y no lo mires. Enviaré a Yancy un
mensaje tan pronto como nos pongamos en camino.
Ruben asintió y le dio a Elijah una sonrisa temblorosa mientras subía al coche.
Elijah se colocó en el asiento del conductor un momento más tarde y encendió el
coche. Ruben extendió su mano. –Conduce. Le enviaré el mensaje a Yancy.
Elijah le pasó su móvil sin comentarios. Ruben rápidamente buscó entre los
contactos de Elijah hasta que encontró el número de Yancy luego le envió un mensaje
de texto con la descripción del coche y el hombre con la cámara.
Ni dos minutos más tarde, recibió uno de vuelta de Yancy diciendo que había
visto al tipo y anotado el número de la matrícula. Ya tenía a alguien investigándolo.
También iba a dar una vuelta alrededor y ver al tipo por un momento, ver si seguía a
Ruben y Elijah, o dónde iba. Iría al rancho más tarde.
Elijah sonrió y palmeó el muslo de Ruben. –Lo sé, bebé. Yo también. Esto está
empezando a ponerse realmente raro. Estoy empezando a pensar que los planes de
Janice para conseguir quitarte a Alani serán tu estatus de gay.
–¿Pero?
–Sí, ¿y?
–¡Era virgen!
–Sí, yo... –Ruben cerró su boca cuando se dio cuenta de que no habría forma de
demostrar que había sido virgen antes de Elijah. Ruben de repente frunció el ceño. –
Me crees, ¿no?
–Sí, bebé, lo hago. Nunca mentirías sobre algo como eso. Pero lo que creo no
puede demostrarse en un juicio, y ya que soy el amante gay en cuestión, el juez nunca
tomaría mi palabra. –Elijah le guiñó un ojo a Ruben–. Soy un poco imparcial.
La mirada que Elijah le envió a Ruben hizo que sus rodillas temblaran. Estaba
llena de lujuria, necesidad y un deseo tan fiero que Ruben sintió que se quedaba en
sus bolas y hacía que su polla se endureciera lo suficiente para cortar cristal.
–Cásate conmigo.
–Cásate conmigo y déjame adoptar a Alani. Tengo más cimientos con los que 94
trabajar con la ley si estamos legalmente unidos.
El corazón de Ruben se estremeció de angustia. Elijah sólo quería casarse con
él para mantenerlos a él y Alani a salvo. No lo habría pedido bajo circunstancias
normales. Hacía muy poco, Elijah apenas podía tocarlo en público, y ¿ahora quería
casarse para que todo el mundo lo viera? Ruben no lo creía. No importaba cuanto
amara a Elijah y quisiera pasar el resto de su vida con el hombre, Ruben le dio la
única respuesta que pudo.
–No.
95
Capítulo 10
Elijah se sentó en el sofá y observó a todo el clan Blaecleah haciendo planes
para mantener a Ruben y Alani a salvo. Se sintió excluido. Claro, le hacían preguntas
legales como qué estaba permitido por la ley y qué no. Pero ninguno, ni siquiera
Ruben, le preguntaba su opinión.
De hecho, Ruben no le había dicho ni una sola palabra desde que había
rechazado su propuesta de matrimonio. Todavía estaba intentando entender eso. Sabía
que no era un partido fantástico. Tenía muchas cosas con las que tratar. Pero estaba
bastante seguro de que tenía cosas que ofrecer a Ruben. Tenía una buena carrera,
ahorros, y una bonita casa en la que podrían vivir todos con Alani. Incluso estaría de
acuerdo en mudarse a la casa que Ruben estaba construyendo si eso era lo que el
hombre quería.
Para siempre.
No podía irse. Sabía eso. Estaba atraído a donde que fuera que estuviera
Ruben, como si hubiera una cuerda invisible atada entre ellos. Elijah caminó y se
sentó en una de las sillas del porche. Bajó su cabeza a sus manos mientras intentaba
descubrir cómo había ido todo tan mal.
–¿Crees que Ruben es demasiado débil que necesita a alguien que cuide de él?
–¡No! –Elijah frunció el ceño–. ¿Qué te haría decir algo cómo eso? Ruben es
uno de los hombres más fuertes que he conocido nunca. –Elijah ondeó su mano en el
aire mientras su agitación crecía–. Mira todo lo que ha hecho con Alani.
–Entonces creo que tienes algo que decirle a mi hijo –dijo Pa mientras se
inclinaba hacia delante un poco más–. ¿Se lo pediste adecuadamente? 97
¿Adecuadamente? ¿Qué demonios significaba eso? Le había pedido a Ruben
que se casara con él, y el hombre lo había rechazado. Elijah no podía pensar en otra
forma de pedirlo que de plano. –No te sigo.
Elijah soltó una respiración cuando sacudió la cabeza, se sentía tan fuera de su
elemento que bien podría estar ahogándose. –No.
Era un hecho demasiado cierto. Sólo le había pedido a Ruben que se casara con
él, nada más. No le había dicho a su amante cuanto significaba para él ni se arrodilló,
nada. Elijah se levantó, metiéndose las manos en sus bolsillos mientras miraba al
rancho Blaecleah.
Claro, el tipo sabía que Elijah lo amaba y estaba intentando tratar con su MCP,
como lo llamó Ruben, pero realmente no le había dicho al hombre lo profundamente
que lo amaba o cómo el alma de Elijah se emocionaba por su misma presencia.
Elijah escuchó un coche llegando por la entrada mientras se giraba para mirar
por encima de su hombro. Sonrió ante la actitud protectora de Pa. Elijah sintió el
orgullo correr a través de él al saber que formaba parte de la familia Blaecleah por lo
que veía en el rostro de Pa.
–Es el detective privado que contraté –dijo Elijah mientras tragaba por la
oscura mirada que oscurecía el rostro de Pa. El hombre se veía fiero, fuerte, y
rotundamente daba miedo en ese momento, hasta que sus rasgos se relajaron por las
palabras de Elijah.
–¿Elijah?
Ruben asintió, pero todo lo que quería era llegar al lado de Elijah y sostenerlo,
asegurarse de que su amor estaba vivo. Miró alrededor de la oscuridad e intentó ver
algo, lo que fuera.
Nada.
La nieve caía al suelo pasando justo el techo del porche, pero caía
silenciosamente al suelo. Estaba muy silencioso. Bajo circunstancias normales,
Ruben habría disfrutado de la tranquila noche. Incluso podría haber sacado a Alani
fuera para que lo viera.
Ruben gritó y lanzó su puño cuando sintió una mano bajando por su hombro.
Oyó un gruñido y de repente sus manos fueron atrapadas y sostenidas en su espalda.
–¿Yancy?
Ruben se hundió contra el enorme hombre. –Oh dios mío, Yancy. Me has dado
un susto de muerte.
Yancy rio–. Suelo tener ese efecto en los hombres hermosos, cariño.
–Necesito toallas y una manta para cubrir a Elijah. No debería moverse hasta
que los paramédicos lleguen aquí. –Ruben presionó su mano sobre la herida para
parar la hemorragia. No era mucho, pero una gota era más de lo que Ruben podía
manejar. Elijah no debería estar sangrando para nada.
Esto era culpa suya, y Ruben lo sabía. Había traído esto a su familia. Debería
haberse quedado en África. Era más seguro para su familia. Quizás sería mejor si sólo
se fuera y volviera a uno de los cientos de lugares que había visitado durante su
tiempo lejos del rancho. Había conocido y se había hecho amigo de mucha gente por
todo el mundo. Les ayudarían a esconderse a él y Alani.
–Pero lo hice, Pa. Podré no haber apretado el gatillo, pero esto es culpa mía. –
Ruben tragó fuerte mientas alzaba una sangrienta mano a la luz del porche–. Esta es
la sangre de Elijah. Esto nunca habría pasado si me hubiera quedado en África.
–Hijo...
–Eso es como decir que lo que Clem me hizo fue culpa mía.
Los ojos de Ruben se alzaron de golpe para ver a Billy de pie en la entrada 101
envuelto en los brazos de Rourke. Miró al hombre por un momento y sacudió la
cabeza. –No es lo mismo, Billy.
–¡Es lo mismo! –gritó Billy–. No hiciste esto. Alguien más lo hizo. No tienes
control sobre lo que la otra gente hace. Lo sabes, y lo sé. Si lo controlaras, Janice
nunca habría mostrado su rostro por aquí.
Ruben parpadeó. Billy no era de hablar mucho. O mantenía las cosas para sí
mismo, o hablaba a través de Rourke, su marido. La única gente con la que se sentía
realmente cómodo eran los miembros del clan Blaecleah. Con Yancy ahí de pie, un
completo extraño, Ruben estaba sorprendido de que Billy hubiera hablado.
Aun así... Ruben sacudió la cabeza. Sabía que Billy estaba intentando ayudar,
pero estaba equivocado. Janice estaba como una cabra, y nunca habría aparecido en el
rancho si no hubiera estado ahí, o si no hubiera creado a su querida hija, o...
–Elijah...
–Sí –sonrió Rourke–. Y eso significa que tengo que tratarlo como familia.
Ruben parpadeó hacia los dos hombres por un momento. ¿Sentían como si
ahora Elijah fuera familia? Miró alrededor del resto de los rostros de su familia.
Algunos estaban preocupados, otros divertidos, pero cada uno de ellos estaba
rodeándolos a él y a Elijah, con excepción de Ma, Lachlan, y Asa. Ruben asumía que
estaban dentro cuidando de su hija.
–La bala te atravesó, Eli –dijo–. Y no parece que golpeara ninguna vena o
hueso importante. El doctor debería ser capaz de ponerte puntos. Apostaría a que
mañana estarás en casa.
Ruben tragó pasando las lágrimas que obstruían su garganta y asintió. –Lo sé.
Ruben alzó la mirada hacia Pa y luego hacia la entrada. Podía ver las luces
rojas y azules brillando mientras tres vehículos entraban, una ambulancia y dos
coches de policía. Ruben suspiró profundamente. Sabía que habría preguntas. Dudaba
que pudiera ir al hospital con Elijah.
–Elijah, yo...
–Es una copia de un papel que Elijah entregó en los tribunales esta mañana. Es
un testamento y poder notarial dándote completo control sobre cualquier decisión
médica relativa a Elijah Adrián James. También declara que en cualquier suceso de
incapacidad, tienes todos los derechos legales sobre él y todo lo que posee.
Las cejas de Ruben se alzaron mientras escuchaba a Pa. Bajó la mirada a Elijah
sorprendido. –¿Es en serio?
Antes de que Ruben pudiera contestar, los paramédicos llegaron y fue apartado
del camino. Se quedó cerca, balanceándose de un pie a otro mientras trabajaban en
Elijah. Cuando lo subieron sobre una camilla y empezaron a llevarlo hacia la
ambulancia, Ruben se apresuró tras ellos.
Esperó hasta que Elijah estuvo colocado y la ambulancia a punto de irse antes
de dar un paso adelante. –¿Puedes darme sólo un minuto? –preguntó a la
paramédico–. Necesito hablar con él antes de que vaya al hospital.
–Hey, tú.
–Hey. –La respuesta de Elijah estaba sofocada por la máscara de oxígeno sobre
su rostro, pero Ruben podía escucharlo.
–Te amo.
–Vale.
–Lo siento, Sr. Blaecleah, pero realmente necesitamos llevar al Sr. James al
hospital.
–Alani.
Esa respuesta pareció satisfacer a Elijah. Exhaló suavemente, y luego sus ojos
se cerraron. Ruben miró al paramédico preocupado. Ella sólo le sonrió.
–Estará bien.
Ruben salió de la ambulancia vacilante y cerró las puertas. Envolvió sus brazos
alrededor de su estómago mientras la ambulancia arrancaba e iba por la entrada. Se
sentía como si su corazón se estuviera yendo con las brillantes luces rojas y azules.
Debería haber sido capaz de ir con Elijah, ya que quería. Desesperadamente.
Pero encontrar a quién había disparado a Elijah era un mejor uso de su tiempo, 105
y lo sabía. No quería traer a Elijah a casa, a un lugar que no fuera seguro. Contra más
rápido pudieran encontrar al tirador, mejor.
Ruben sintió un brazo envolverse alrededor de sus hombros y miró para ver a
su Pa de pie junto a él. Se inclinó hacia él por un momento, rindiéndose a las lágrimas
que habían amenazado con caer desde que escuchó el disparo.
Ruben se limpió las lágrimas y luego asintió. Cogió aire fortalecedor y se giró
para mirar a la gente de pie en el porche observándolo.
106
Capítulo 11
Ruben paseó de un lado al otro del salón, palmeando suavemente la espalda de
Alani mientras caminaba. Iba a volverse loco. Después de tres noches en el hospital,
se suponía que hoy le daban el alta a Elijah. Lachlan y Asa habían ido al pueblo a
recogerlo y traerlo al rancho.
Ruben se giró para ver a Ma de pie junto a él, sus brazos estirados por la bebé.
Sintió su rostro sonrojarse cuando supo que Ma sabía exactamente lo que estaba
pensando. En el segundo en que Elijah atravesara la puerta, Ruben estaría sobre él.
–Claro –rio Ma–. Y no tiene nada que ver con que sienta tu estrés o que eche de
menos a su otro Pa.
Ruben parpadeó. ¿Su otro Pa? Ruben se sentía como si un tren lo hubiera
golpeado por las palabras de Ma. Nunca había pensado en ello de esa manera. Tan
pronto como se casaran, Elijah sería el otro Pa de Alani. Ruben empezó a sonreír, de
repente sintiéndose mejor.
–Por supuesto que sí. Elijah la ama tanto como tú. Los bebés saben esas cosas.
Pueden sentirlo cuando la gente los abraza, sentir sus intenciones. Las únicas
intenciones de Elijah son amar a Alani y mantenerla a salvo, y lo sabe.
Ruben rezaba para que Ma tuviera razón. Asustaba un poco juntar a dos
familias.
–Eli –soltó la respiración y corrió a través de la sala para agarrar las mejillas de
Elijah entre sus manos–. Oh dios, te he echado tanto de menos.
–Ru.
–Mejor ahora.
Ruben sonrió. Podía sentir lágrimas picando en sus ojos. –Nunca me vuelvas a
hacer esto de nuevo. No puedo soportarlo.
108
–No lo planeo, bebé.
–¿El doctor dijo que estás bien? –Ruben estaba preocupado por lo pálido que
estaba Elijah. ¿Qué pasaba si el doctor le había dado el alta demasiado pronto?–.
¿Deberías estar fuera del hospital?
Ruben puso los ojos en blanco. Maldición, la mujer tenía oídos de acero.
Fue sólo entonces que Ruben se dio cuenta de que había otros en la sala a parte
de él y Elijah. Asintió hacia su hermano. –Gracias por traerlo a casa de una pieza.
Ruben volvió a mirar a Elijah. –¿Estás seguro de que estás bien fuera del
hospital?
–Esto seguro, bebé. Sólo necesito descansar un poco. El doctor dijo que mi
curación va bien.
Ruben no estaba tan seguro de eso considerando la palidez del rostro de Elijah,
pero no iba a discutir, no cuando tenía a Elijah en sus brazos de nuevo. Envolvió un
brazo alrededor de la cintura de Elijah y empezó a llevarlo hacia las escaleras.
Elijah asintió y apuntó a sus pantalones. Ruben estiró la mano y agarró los
pantalones, buscando hasta que encontró dos botes. –¿Qué son?
Ruben suspiró de alivio. –Vale. Voy a ir a buscar algo de agua para que puedas
tomarte las pastillas. Ahora vuelvo.
–No, quédate.
–Elijah...
–Ahora mismo no quiero ninguna pastilla para el dolor. Hacen que mi cabeza
esté nublada. Sólo te quiero a ti.
–Me tienes. –Ruben no podía negarse más a Elijah de lo que podía cortarse la
cabeza. Se estiró encima de las mantas junto a Elijah y apoyó una mano en el lado del
pecho no herido del hombre. La mano de Elijah subió y cubrió la suya mientras
giraba su cabeza para mirar a Ruben.
–Sí. –Ruben movió su mano para poder acariciar con su pulgar la mano de
Elijah–. Tan pronto como puedas estar de pie delante de Brody sin desmayarte.
–¿Llevarás mi anillo?
Ruben pensó sobre llevar el anillo de Elijah. Buscó en sus sentimientos para
ver si tenía algún problema con ello. Básicamente estaría declarando al mundo que
pertenecía a Elijah. Ruben no se sorprendió nada cuando encontró que la idea le
encantaba.
Los ojos de Elijah se alzaron para encontrarse con los suyos. –¿Sí?
–Sí.
–De todas formas podría haberte perdido, y eso hizo que me diera cuenta de
algunas cosas.
111
Esa afirmación llamó la atención de Ruben. –¿Cómo?
–Por ejemplo, tú y Alani significáis más para mí que nada en el mundo. Ser
disparado cuando se suponía que teníamos que estar a salvo en el rancho, rodeados de
familia, me hizo ver que podría perderte esté o no fuera del armario. No volveré a
cometer el mismo error.
–Elijah...
Ruben se acercó más y deslizó una mano por el abdomen de Elijah hacia el
borde de pelo rizado por encima de su polla. –No, ¿qué querías decir?
Ruben sonrió y retiró las mantas a Elijah, exponiendo su cuerpo desnudo. Era
como un festín colocado ante él, músculos esculpidos, suave piel, y una increíble
polla que se veía deliciosa apuntando arriba en el aire como si suplicara las caricias
de Ruben.
–Lo prometo.
112
Ruben sonrió. Dudaba que Elijah fuera capaz de mantener su palabra, pero
quizás podría ayudar. Subió y se colocó entre las piernas de Elijah, estirándolas en la
cama debajo de él. Colocó una mano en cada muslo de Elijah, se inclinó y lamió las
gotas de pre semen brillando en la cabeza de la hermosa polla del hombre.
Ruben observó las manos de Elijah apretarse en puños en la sábana a cada lado
de su cuerpo antes de inclinarse para lamer otra vez con su lengua. Un sabor dulce y
agrio se derramó en su lengua. Ruben rodeó la cabeza con su lengua, acariciando,
lamiendo y devorando cada gota que salía. Elijah sabía delicioso.
Amar a Elijah era fácil. Darse cuenta de que no podría follar al hombre como si
no hubiera un mañana era la parte dura. Pero no importaba cuan dura se pusiera su
polla o cuando anhelaba reclamar a Elijah, Ruben sabía que tendría que esperar.
Aunque Elijah estaba yendo contra las órdenes y se movía, Ruben permitió que
el hombre lo dirigiera hacia su polla. Una vez allí, Ruben tragó la polla de Elijah
hasta que su nariz estuvo enterrada en el pelo púbico del hombre.
Ruben metió dos dedos en su boca junto a la polla de Elijah y los mojó bien.
Mientras chupaba la polla de Elijah en la parte de atrás de su boca, movió sus dedos 113
abajo entre las nalgas del hombre y los pasó por el agujero fruncido.
–¡Ru!
Ruben sonrió alrededor de la polla en su boca. Elijah estaba cerca, muy cerca.
Sus bolas estaban atraídas hacia su cuerpo, volviéndose duras como piedras. El eje en
su boca empezó a hincharse. Ruben rápidamente chupó la polla de Elijah abajo hasta
que sintió que golpeaba la parte de atrás de su garganta. Mientras se apartaba, empujó
dos dedos dentro de la apretada abertura de Elijah.
Elijah se tensó y gritó el nombre de Ruben. Se apartó hasta que su boca estaba
sólo alrededor de la cabeza y empujó sus dedos dentro y fuera del culo del hombre.
Chorros de caliente y agrio semen se dispararon en su boca, llenándolo a rebosar.
Ruben tragó tanto como pudo y luego lamió el resto. Disminuyó el ritmo de los
empujes de sus dedos mientras el cuerpo de Elijah se hundía de vuelta en el colchón.
Sacó sus dedos y se puso de rodillas entre los muslos de Elijah. Alcanzó su propia
cremallera, hurgando varios momentos con su prisa, pero finalmente desabrochando
sus pantalones y sacando su polla.
Los ojos de Elijah eran como una caricia por la piel de Ruben. A pesar de
haberse corrido sólo momentos antes, Ruben podía ver todavía el deseo en las
profundidades azul oscuro. Eso lo puso más cachondo que nada, saber que Elijah lo
deseaba tanto.
–¡Oh joder! –gritó Ruben cuando su orgasmo lo atravesó. Su cabeza cayó atrás
sobre sus hombros mientras disminuía las caricias. Siguió moviendo sus caderas,
restregándose contra el muslo de Elijah hasta que ordeñó la última gota de su semen
fuera de sus bolas, luego se desplomó contra Elijah, su rostro en el estómago del
hombre–. Maldición, eso fue caliente, Eli.
Tiró la toalla usada en el cesto de la ropa sucia y se puso bien la ropa. Después
de subir las mantas sobre el cuerpo desnudo de Elijah, Ruben se inclinó y plantó un
pequeño beso en los labios de Elijah. Elijah sonrió en sueños y susurró el nombre de
Ruben.
Fue suficiente para que las lágrimas viniesen a los ojos de Ruben. Bajó la
mirada hacia Elijah varios minutos, preguntándose cómo había pasado tanto tiempo
sin el hombre en su vida, luego salió del dormitorio.
Quería hablar con Lachlan y descubrir si había alguna noticia sobre quién había
disparado a Elijah, y luego quería hacer planes para mantener a su familia a salvo.
Ruben sonrió cuando alcanzó la parte baja de las escaleras y vio a Yancy
hablando con Seamus. Su hermano parecía estar pendiente de cada palabra de Yancy.
Por la forma en que Yancy estaba inclinado hacia Seamus, Ruben estaba bastante
seguro de que la atracción era recíproca.
El Sheriff Riley, sin embargo, estaba lanzando dagas a los dos hombres a través
de la sala. Ese era un interesante giro de los eventos. El sheriff Riley parecía que
quería tomar a Yancy y golpearlo en el suelo. Quizás traer a Yancy a casa no había
sido tan buena idea después de todo.
–Ma también escuchó, y apostaría lo que fuera a que va a lavarte la boca con
jabón por decir palabrotas.
Ruben frunció el ceño confundido hasta que recordó gritar cuando se corrió. Su
sonrisa se hizo más grande. –Valió la pena.
–Sin duda. –Lachlan alzó sus cejas–. Pero ahora sabes por qué Asa y yo
tenemos nuestra propia casa.
La boca de Ruben se abrió. Se pasó la mano por el pelo. –No lo sé. Nunca lo
hemos hablado. Quiero decir, asumí que lo haría, pero supongo que no debí, ¿cierto?
Tiene derecho a dar su opinión en esta decisión, ¿cierto?
Oh hombre.
–Por supuesto que sí. Eso es lo que hacen las parejas. Se comprometen.
El sheriff Riley se movió para mirar por la ventana delantera rota, luego
sacudió la cabeza. –Alguien ha hecho explotar mi coche.
El sheriff asintió.
–¿Por qué?
–¿Por qué no vamos a averiguarlo? –El sheriff Riley sacó la pistola de la funda
de su cadera y empezó a gatear hacia la puerta trasera–. Pa, ¿puedes llegar a tu
escopeta?
Ruben asintió.
El sheriff Riley acarició con su pulgar los labios de Seamus, hinchados por el
beso y luego lo miró a sus ojos verdes. –Hablaremos cuando vuelva.
Seamus asintió.
Sin otra palabra, el sheriff se alejó. Un momento más tarde, Ruben escuchó la
puerta trasera rechinar suavemente cuando se cerró. Ruben sólo se sentó ahí y miró a
Seamus.
–Vale, vamos a seguir –dijo Ruben mientras empujaba a Matty hacia las
escaleras–. ¡Todos los que os podáis mover, moveos!
Cuando Matty empezó a subir las escaleras, Ruben gateó hacia dónde Asa
estaba cubriendo a Ma y Alani. Sorprendentemente, Alani todavía estaba dormida.
Ruben no estaba demasiado encantado sabiendo que Alani podía dormir con
explosiones y disparos por la experiencia, pero que saltara con voces altas. Preferiría
que gritara por ruidos inesperados.
–Lo hay, hijo. –Ma apuntó a las escaleras–. Lleva a esa bebé a algún lugar
seguro. Es mucho más importante que mis cortinas.
118
Cuando Asa asintió hacia él, haciendo saber a Ruben que se encargaría de Ma,
Ruben gateó alejándose hasta que alcanzó las escaleras. Entonces se levantó y subió
corriendo. El pasillo de arriba era el único lugar de la casa que no tenía ninguna
ventana. Parecía el lugar seguro en el que estar por el momento.
–¿Qué pasó?
–Tienes que vestirte, bebé –dijo Ruben mientras recogía la ropa del hombre del
suelo–. Y rápido. Alguien hizo explotar el coche del sheriff.
–¿Qué? –gritó Elijah mientras salía de la cama tan rápido como podía y
empezaba a vestirse–. ¿Hay alguien herido?
–No lo parece. El sheriff y Yancy salieron por la puerta de atrás para ver si
pueden encontrar a alguien. Todos los demás están dentro de la casa. El sheriff nos
quiere aquí en la casa, en algún lugar en el que no nos puedan disparar.
119
Capítulo 12
Elijah quería gritar de exasperación. ¿Cuándo pararía? La madre biológica de
Ruben ya no sólo estaba intentando conseguir la custodia de Alani, por la cual Elijah
podría haber luchado en el juzgado. Estaba intentando matarlos a todos. Estaba loca.
–¿Cuál es el plan?
Las cejas de Ruben se arquearon cuando se giró para mirarlo. Bajo cualquier
otra circunstancia, lo habría encontrado adorable. Justo ahora, sólo le hizo gruñir de
frustración. Sabía lo que Ruben iba a decir antes de que abriera la boca.
–Bastante cerca.
Elijah entrecerró sus ojos. –¿Realmente piensas que sólo voy a sentarme aquí y
entrelazar mis pulgares mientras alguien intenta arrebatarme a mi familia?
–En serio. –Ruben caminó hacia su armario, confundiendo a Elijah. Pensó que
se suponía que tenían que esconderse. Ruben rebuscó dentro del armario por un
momento volviéndose con una caja negra en su mano. La extendió hacia Elijah–.
Mahra me dio esto. La estaba guardando para el cumpleaños veintiuno de Alani, en
caso de que la quisiera. 120
Elijah arqueó una ceja, la curiosidad comiéndoselo mientras abría la caja.
Jadeó, su mandíbula cayó. –¿Sabes lo que son? –preguntó mientras sacaba con
cuidado una de las dos armas a juego de la caja y la comprobaba para ver si estaba
cargada. No lo estaba, pero había cuatro cargadores vacíos en la caja junto a una caja
de munición.
–Sí, son Deser Eagle .44 Magnum.
–Mierda.
Ruben rio y agarró uno de los cargadores. Abrió la caja de munición y empezó
a cargarlo. Elijah parpadeó sorprendido mientras miraba. Ruben estaba cargando el
cargador como si lo hubiera hecho cada día de su vida.
–¿Hay algo que quieras decirme, bebé? –preguntó Elijah mientras cargaba su
propio cargador.
–Siento que Mahra muriera, pero nunca habrías sido capaz de vivir contigo
mismo si mataras a alguien, Ruben. –Elijah lo sabía profundamente en sus huesos. Él,
por otro lado, no tenía problemas para disparar a alguien que intentara herir a su
familia.
Cuando los cargadores estuvieron cargados, Elijah cargó las armas. Le pasó
una a Ruben, sólo por si acaso, y se quedó con la otra. –No la uses a menos que
tengas que hacerlo necesariamente. Y cuando acabe esto, necesitamos hablar sobre
una caja de seguridad para armas en la nueva casa. No quiero que Alani salga herida.
–Vamos –dijo Elijah mientras se dirigía a la puerta del pasillo–, quiero ver a mi
hija. –Elijah salió al pasillo entonces se congeló. Algo no iba bien–. ¿Dónde están
todos?
–¿Escondidos?
121
–¿Escondidos dónde?
Elijah escuchó un ruido ahogado al final del pasillo. Se apresuró hacia la puerta
que llevaba al armario de la ropa de cama y toallas y la abrió. Matty estaba sentado
dentro en el suelo, Alani acurrucada en sus brazos. Sus ojos salvajes, llenos de miedo.
Elijah maldijo bajo y se agachó para ayudarlo a levantarse, pero Matty sacudió la
cabeza rápidamente y señaló.
– Quiero a mi nieta.
Elijah tragó fuerte y se giró para ver a Janice de pie arriba de las escaleras con
una pistola en su mano. Apuntaba directamente a Ruben, que estaba entre Elijah y
Janice.
Bueno, ¡maldición!
–Dámela.
Ruben empezó a sacudir la cabeza hasta que Elijah lo apretó. Discutir con una
loca con una pistola no era una buena idea. Necesitaban descubrir una forma de salir
de esta. Elijah usó su pie para empujar a Matty, intentando conseguir que se moviera
a un lado del armario. Necesitaba a Matty y Alani fuera de la línea de fuego.
–Sólo porque tenía que hacerlo. Lo odiaba, y lo sabía. Mantuvo todo ese dinero
sobre mi cabeza cada día de mi vida. –Janice golpeó su mano contra su pecho–. Ese
era mi dinero. Era mi dinero antes de casarnos, pero me convenció para firmar y
entregárselo la noche de bodas, y luego supe lo bastardo que era realmente, pero para
entonces era demasiado tarde.
Elijah cerró sus ojos por un breve momento. Ruben parecía tener el corazón
roto. Y podía escuchar a Matty sorbiendo silenciosamente detrás de él. Esto tenía que
acabar antes de que Janice destruyera a sus dos hijos, y quizás también al resto de la
familia Blaecleah. 123
–Soy abogado –dijo Elijah mientras empezaba a salir de detrás de Ruben,
manteniendo su arma escondida detrás de él–. Puedo redactar cualquier papel que
quieras dándote control completo sobre el fondo fiduciario del reverendo McCallister.
No tienes que tener a Alani para tener el dinero.
–¿Piensas que es tan fácil? –Janice empezó a ondear su mano en el aire. Elijah
rezó por que la pistola en su mano no se disparara accidentalmente mientras
despotricaba–. Arthur puso previsiones en el testamento para que sólo aquellos que
criaran a Alani pudieran acceder a su fondo fiduciario. No puedes firmar una maldita
cosa para mí, por lo que cállate.
Elijah apartó a Ruben del camino y se dirigió al pasillo. Alcanzó a Janice justo
cuando alzaba la pistola para disparar a Ma. Sin ni siquiera pensar en ello, Elijah alzó
la pistola en su mano, apuntó a Janice, y apretó el gatillo.
Janice gritó cuando cayó, pero no antes de que Ma la golpeara en la cabeza con
su sartén de hierro. No se movió después de eso.
Elijah rio cuando vio a Ma bajar las escaleras con su sartén en la mano. Miró a
Ruben. –Bebé, necesito algo para atarla y dos fundas de almohada de la cama.
Los labios de Ruben estaban blancos por estar apretados juntos, pero asintió y
corrió al dormitorio. Volvió un momento después con ambas fundas y un cinturón de
bata. No era cuerda, pero tendría que servir.
Con cuidado le dio la vuelta a Janice sobre su estómago y le ató las manos a la
espalda. Para prevenir y porque no confiaba en la mujer, también le ató los pies juntos
con su cinturón luego le dio la vuelta.
Ruben rio, lo cual era lo que esperaba Elijah. El hombre estaba demasiado
pálido para su gusto. Se inclinó y le dio a Ruben un pequeño beso en los labios, luego
lo empujó hacia el pasillo.
Llevó a Janice al salón y la dejó en el sofá. Colocó las pistolas sobre la mesa
del otro lado de la sala. No quería a Janice cerca de las armas, sólo por si acaso.
–¿Todavía respira?
–Sí, Ma.
–Maldición.
Sorprendido por las palabras de Ma, Elijah se giró para ver a la mujer en el
arco que daba al comedor. Sus brazos estaban cruzados sobre su pecho, pero tenía su
sartén en la mano. Había un profundo ceño en su rostro mientras miraba a Janice.
–Más te vale. –Ma sacudió la sartén hacia él–. Ahora eres parte de esta familia.
126
Capítulo 13
Elijah estaba nervioso. Podía sentir sus palmas sudando y rápidamente se las
restregó por sus pantalones. Siempre estaba un poco ansioso cuando iba al juzgado y
tenía que enfrentar a una sala llena de gente, pero esto era diferente.
Ruben y casi todo el clan Blaecleah estaban sentados en los bancos delanteros
de la iglesia, justo al otro lado de la puerta dónde Elijah estaba de pie. Si miraba por
la ventana en forma de pequeño diamante en la puerta, sabía que sería capaz de ver a
Ruben sentado con Alani en su regazo, rodeado de cada miembro de su familia menos
Matty.
Elijah tomó una profunda respiración. Ahora eran su familia. Todos los papeles
legales habían sido entregados en el juzgado. Para todos los efectos, Ruben y Elijah
eran legalmente compañeros de vida. El papeleo incluso se había rellenado para que
Elijah adoptara a Alani. Sólo estaban esperando los seis meses del periodo de prueba
antes de que el juez firmara los papeles y lo hiciera todo legal.
Elijah no tenía duda de que el juez los firmaría. La visita a la casa de los
servicios infantiles había ido como la seda. La mujer había amado lo que hicieron con
la habitación de Alani, incorporando cosas de la herencia egipcia de Mahra.
Ruben todavía no quería tener nada que ver con ella o con el dinero de su 127
padre. El dinero que había dejado para Alani había sido colocado en un fondo
fiduciario y no podía accederse hasta que Alani tuviera veinticinco años, y sólo para
Alani, si todavía lo quería.
Elijah sospechaba que después de ser criada por el clan Blaecleah el dinero no
significaría mucho para Alani cuando fuera más mayor. Había cosas más importantes
en la vida, como la familia y enamorarse.
Benjamin Brody asintió hacia él y se apartó del lateral para colocarse al lado de
su marido, Neason. Elijah sonrió nervioso y miró a la congregación hasta que sus
ojos aterrizaron sobre el hombre. Ruben le estaba frunciendo el ceño de su forma
particular, pero el resto de los Blaecleah tenían sonrisas conocedoras en sus rostros.
Tenían una razón para sus sonrisas. Se necesitó mucha gente para planear lo que tenía
en mente.
Elijah juntó sus manos detrás de su espalda y restregó sus manos juntas. Si
pasaba por esto sin desmayarse, estaría como una mierda, sorprendido, y alucinado.
Miró a Ruben de nuevo y tragó fuerte.
Ruben asintió.
–Sí.
–Sí, yo... –Los ojos de Ruben se ampliaron–. Espera, ¿ahora? ¿Justo ahora?
Elijah asintió.
Ruben tragó varias veces. Cuando sólo se quedó allí mirando, Elijah empezó a
pensar que había hecho todo esto mal. ¿Qué pasaba si Ruben decía que no? ¿Qué
pasaba si no quería casarse en la iglesia? Demonios, ¿qué pasaba si no quería casarse
y punto?
129
Fin
Coordinación de Proyectos
Pervy
Traductora
Drawde
Correctora
Danae
Portada
Clau
Diseño y Formato
Pervy
130