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Serie Hermanos Blaecleah

El Vaquero Tranquilo 1

El Vaquero Guardian 2

A la Manera de los Cowboy 3

El Coraje del Cowboy 4

Comportarse como un Cowboy 5

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Sinopsis
Ahora Ruben era un Blaecleah por completo, adoptado por Ma y Pa, y le
encantaba vivir en el rancho. Pero no fue suficiente para mantenerlo en casa cuando
perdió su corazón por Elijah James, el abogado de la familia, y un hombre demasiado
asustado para salir del armario y reclamarlo.

Después de viajar por el mundo durante tres años, Ruben finalmente está
preparado para volver a casa, pero no vuelve solo. Viudo y padre de una pequeña
bebé, Ruben espera ser lo bastante maduro para que Elijah James se interese por él,
ya que esta vez, está jugando para quedarse.

Elijah James desea a Ruben desde el momento en que lo conoció, pero la


angustia de perder a alguien que ama todavía permanece en él y no está preparado
para arriesgar su corazón, o el hecho de que todo el mundo vea que le gustan los
hombres. Había aprendido de forma difícil a guardarse sus deseos.

Cuando el pasado vuelve para separar a la familia Blaecleah, su amor por


Ruben, ¿será suficiente para sacar a Elijah del armario, o estará demasiado asustado
de perderlo de nuevo como para comportarse como un cowboy?

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Capítulo 1
–Elijah, me preguntaba si podría tener un momento de tu tiempo.

Elijah James alzó la mirada de los papeles legales de su escritorio para ver a
Quaid y Matthew Blaecleah de pie en la entrada. Sonrió y saludó mientras se
levantaba y rodeaba su escritorio para estrecharles la mano.

–Por supuesto –contestó Elijah–. Siempre tengo tiempo para uno de los
Blaecleah. ¿Qué puedo hacer hoy por vosotros, caballeros? –Elijah miró más allá de
los dos hombres para ver la puesta de sol más allá de las montañas–. Esta noche,
quiero decir.

–¿Trabajando hasta tarde de nuevo? –rio Quaid.

Elijah se encogió y volvió a mirar los papeles en su escritorio. No tenía nada


mejor que hacer. –Realmente parece que el papeleo nunca se acaba –sonrió con
arrepentimiento mientras les devolvía la mirada–. A diferencia de las películas, los
abogados realmente pasan más tiempo haciendo papeleo que en el juzgado.

–Entonces me temo que vamos a añadir más trabajo. –Quaid extendió un gran
sobre de manila en su mano–. Necesitamos que mires algunos papeles y te asegures
de que todo es legal antes de que Ma y Pa los firmen.

–Por supuesto. –Elijah cogió el sobre y lo abrió, sacando los papeles mientras
rodeaba el escritorio y se volvía a sentar–. Por favor, sentaos.

A Elijah le llevó varios minutos mirar los papeles, pero todo parecía
relativamente correcto. Donnell y Alani Blaecleah querían comprar diez acres de
tierra en la parte oeste de su rancho. El precio había sido acordado entre el vendedor
y el comprador. Excepto por las firmas de todos los involucrados, todo era legal.

–Hey, Elijah –dijo Matty–, realmente aprecio que te quedes hasta tarde
haciendo esto. Necesitamos ocuparnos de estos papeles lo más pronto posible.

Elijah sonrió mientas alzaba la mirada de los papeles en los que estaba
trabajando, y miró a Matty. –No es problema, Matty. Estoy feliz de ayudar. –
Rápidamente volvió a mirar los papeles. Siempre era difícil mirar a Matty. El hombre 3
se parecía mucho a su hermano menor, Ruben.
Elijah suspiró e intentó sacarse la imagen mental de Ruben Blaecleah de su
cabeza. Matty se había casado con Quaid, y la familia Blaecleah había adoptado
legalmente a su hermano Ruben. Elijah sabía que no le haría ningún bien pensar en
Ruben. Parecía que había estado pensando en el hombre desde que lo conoció. Aun
así, necesitaba concentrarse en su trabajo, y entonces quizás podría encontrar la
botella más cercana. Había funcionado en el pasado, y rezaba para que siguiera
entumeciéndolo ahora.

–Todo parece en orden –dijo Elijah–. Si haces que tus padres vengan mañana,
podemos firmar esto y certificarlo. Cuando los papeles estén archivados en el
juzgado, la venta debería acabar en treinta días.

–¡Sí! –Matty alzó su puño en el aire.

–Bueno, pareces excitado. –Elijah sonrió cuando Matty prácticamente saltó de


su silla. La excitación del hombre era contagiosa. Elijah no lo entendía. Era una
simple compra de algunas tierras junto al rancho Blaecleah.

– Lo estoy.

Quaid Blaecleah rio junto a su compañero. Extendió la mano y palmeó la


pierna de Matty. –Creo que todos estamos un poco excitados.

Elijah frunció el ceño. Se quitó las gafas y las colocó en el escritorio mientras
miraba confuso a los dos amantes. –¿Por la compra de diez acres de tierra?

–No –dijo Matty mientras sonreía felizmente–. Ruben va a venir a casa.

Elijah tragó duro antes de que pudiera preguntar. –¿Ru-Ruben viene a casa? –
Apenas podía conseguir que las palabras salieran de sus labios. Ruben venía a casa.
Elijah no sabía si estar excitado o asustado. Ambos realmente eran posibles.

Ruben venía a casa.

Maldición.

–Para eso son los diez acres –dijo Quaid–, Ma y Pa querían darle algo de tierra
para que construya una casa.
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Elijah frunció el ceño mientras bajaba la mirada a los papeles de nuevo. –Esta
tierra está lejos del rancho principal –dijo mientras alzaba la mirada hacia los dos
hombres una vez más–. ¿Normalmente no construís vuestras casa una al lado de la
otra?

–Normalmente, sí –contestó Quaid justo antes de que sus ojos fueran hacia
Matty. Se miraron el uno al otro por un momento antes de que Matty asintiera. El
corazón de Elijah empezó a retumbar en su pecho cuando Quaid lo volvió a mirar–.
Ruben necesita un poco más de espacio que el resto de nosotros. Va a traer a su
familia.

Va a traer a su familia. Elijah iba por la mitad de la botella de whiskey, y


todavía no podía sacarse esas palabras de su cabeza. Ruben iba a traer a casa a su
familia. Ruben tenía una familia.

Y no era Elijah.

Elijah dio otro largo trago a la botella de whiskey. Había dejado de beber de
una copa hacía horas. Directamente de la botella era mucho más rápido. Planeaba
desmadrarse, emborracharse, dos veces. Quería olvidar que alguna vez había
escuchado el nombre de Ruben.

No era justo que un hombre pudiera ser tan jodidamente perfecto. Ruben era
sexo andante. Había participado en cada una de las fantasías de Elijah desde el primer
día. Y ahora venía a casa con una familia.

Elijah apoyó la cabeza contra el respaldo de la silla. Quizás era el momento de


pensar en mudarse. Cade Creek había sido lo bastante solitario cuando se mudó aquí
por primera vez. La llegada de Ruben y la incapacidad de Elijah de estar con el
hombre sólo lo empeoraban. Cuando Ruben se fue del pueblo fue una pesadilla a la
que Elijah lentamente se fue acostumbrando. Pero no pensaba que pudiera soportar
ver a Ruben ir por el pueblo con una familia a remolque.

Ni siquiera él era tan fuerte.


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Elijah suspiró y dio otro trago al líquido ámbar. Tosió cuando bajó rudamente
quemando su garganta, entonces se inclinó hacia delante y dejó la botella en la mesita
de café. No ayudaba. Todavía no podía sacarse la imagen de Ruben de su cabeza. El
hombre lo perseguía.

Iba a ser una tortura estar alrededor de Ruben. Elijah nunca había deseado a
otro hombre tanto como deseaba a Ruben Blaecleah, ni siquiera a Thomas, y ellos
habían estado juntos casi cinco años antes de que Thomas le fuera arrebatado.

Elijah estiró la mano y agarró la pequeña foto enmarcada de Thomas y él que


estaba en la mesa. Se recostó en la silla y pasó sus dedos por el rostro de Thomas.
Habían sido tan felices en esa foto. ¿Quién sabía que sus vidas cambiarían para
siempre poco más de un mes después?

Una paliza gay que había acabado horriblemente mal. Así es como lo llamaban.
La mayoría de la gente le había dado sus condolencias, a veces enfadados porque
algo tan atroz pasara en estos días y época. Otros dijeron que se lo merecían por la
vida inmoral que vivían.
Elijah sólo sabía que Thomas le había sido arrebatado porque eran gays y
estaban enamorados. El terror de esa noche había metido a Elijah de nuevo en el
armario del que Thomas había trabajado tan duro para sacarlo. Elijah no negaba que
fuera gay cuando se lo preguntaban. No podía deshonrar la memoria de Thomas de
esa forma. Pero tampoco hacía ostentación.

Y allí estaba el problema con Ruben.

Después de años escondiendo quién era de todo el mundo, incluso de su propio


hermano, Ruben había salido del armario por completo. Y quería que Elijah estuviera
fuera del armario con él. Demonios, Elijah estaba bastante seguro de que Ruben
habría bailado por medio de Main Street con una bandera arco iris si hacían las cosas
a su manera.

Elijah ni siquiera tenía nada con el arco iris, tenía trajes oscuros y algunos
pares de vaqueros. Sabía que era de alguna forma conservador, pero había aprendido
a ser de esa manera para evitar que otros descubrieran sus secretos más profundos y
oscuros. Sus trajes eran su armadura contra el mundo.

No había estado preparado para dejar esa armadura tres años atrás cuando
Ruben había expresado su interés en él, y no estaba preparado para hacerlo ahora, sin
importar cuanto anhelaba a Ruben Blaecleah.
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Todavía recordaba la dulce inocencia mezclada con curiosidad entusiasta que
había brillado en los ojos de Ruben cuando se conocieron. Ruben había sido una brisa
de aire fresco y soplado en el mundo de Elijah como un huracán, destruyendo cada
una de las defensas de Elijah.

Elijah no había sido lo bastante valiente hacía tres años para corresponder los
torpes flirteos de Ruben, y no era lo bastante valiente para hacerlo ahora. Sí, mudarse
cada vez parecía mejor y mejor.

Excepto, porque amaba Cade Creek. El pueblo era pequeño y la gente


maravillosa. Decían hola y saludaban mientras caminaban por la calle. Echaban una
mano cuando un miembro de la comunidad necesitaba ayuda. Salían de su camino
para hacer que los recién llegados se sintieran bienvenidos.

Elijah echaría de menos eso.

7
Capítulo 2
Ruben tragó a pesar de las lágrimas atascadas en su garganta cuando condujo
por la entrada del rancho Blaecleah. Era bueno estar en casa. Había echado de menos
el rancho más de lo que había pensado cuando se fue hace tres años. Había echado de
menos a la gente que vivía allí incluso más.

En los últimos dos años, Ruben había estado alrededor del mundo. Había visto
cosas que nunca olvidaría, las pirámides de Egipto, Stonehenge, la Torre Eiffel.
Incluso había visto las ruinas de Machu Picchu en Perú. Pero nada se veía tan bien
como las casas que estaban acurrucadas juntas mientras conducía por la entrada a
través de la ligera nieve cubriendo el suelo.

Sonrió cuando vio la puerta principal abierta antes incluso de parar su coche
alquilado. La multitud que estaba apilada en el porche trasero de la casa era enorme
para los estándares de la mayoría de la gente. Para Ruben, representaba algo especial.

–Estamos en casa, cariño.

Ruben apagó el coche y salió, cerrando su puerta y yendo al asiento trasero


antes de incluso saludar a la gente que lo esperaba. Abrió la puerta trasera y sonrió,
inclinándose para desabrochar el cinturón de su sorpresa.

Ruben había llamado y dicho que volvía a casa. Le dijo a Ma que llevaría a
casa a su familia, pero no había especificado. Quería que fuera una sorpresa. Por el
suave jadeo que escuchó cuando alzó a la pequeña bebé fuera del asiento trasero,
había alcanzado su meta.

–¿Estás preparada para conocer a tus abuelos? –preguntó mientras metía una
manta alrededor de la bebé en sus brazos. Alzó la mirada al porche, notando las
miradas sorprendidas en los rostros de todos–. Seguro que parecen como si estuvieran
preparados para conocerte.

Ruben llevó a la bebé a su pecho para mantenerla protegida del frío, luego
lentamente subió hacia la familia que lo esperaba. Paró en la parte baja de los
escalones y alzó la mirada.

–Maldición, es bueno veros. 8


–Ruben, ¡vigila tu boca! –riñó Ma incluso antes de levantarse de puntillas e
intentar mirar el bulto en los brazos de Ruben.

–Sí, ma'am. –Ruben sonrió. Dios, había echado de menos esa voz, incluso
cuando estaba en problemas. Nunca nadie lo había amado como Alani Blaecleah.
Alzó a la bebé sólo un poco, pero no lo suficiente para despertarla–. Hey, Ma, te he
traído algo del otro lado del mar.

Ruben observó los ojos de Alani Blaecleah inundándose cuando tomó el


pequeño bulto de sus brazos. Una sonrisa cruzó sus labios mientras suavemente
apartaba la manta para revelar una descarada carita.

–Oh, Ruben, es encantadora.

Ruben sonrió, sintiendo que sus propias lágrimas se reunían en las esquinas de
sus ojos. Después de todo por lo que había pasado, todos los horrores que había visto,
era bueno finalmente ver a su hija en brazos de su madre. Y Alani Blaecleah era su
madre para él. No le importaba que fuera adoptado por la familia Blaecleah a la tierna
edad de veintidós. Eran su familia.

–Ma, me gustaría que conocieras a tu nieta, Alani Blaecleah.

La cabeza de Ma se levantó mientras su boca se abría. –¿La llamaste así por


mí?

–No podía pensar en otra persona para ponerle un nombre más que en ti, Ma. –
Ruben rio nerviosamente mientras esperaba a ver cuál sería su reacción–. Podría tener
mucho que honrar por su nombre, pero creo que lo hará.

Ma soltó un pequeño gemido, le pasó el bebé a Pa, y alcanzó a Ruben. –


Gracias, hijo.

Ruben cerró sus ojos y se empapó de la dulce esencia de Ma. Era un olor que
asociaba con el hogar. Y había pasado tanto tiempo desde que sintiera que tenía un
lugar al que llamar hogar. Sin importar dónde estaba, nada se sentía como el hogar
más que el rancho Blaecleah.

–Bienvenido a casa, hijo.

Ruben alzó la mirada para ver a Pa sonriente hacia él, Alani acurrucada con 9
cuidado en sus grandes brazos. –Hey, Pa, es bueno estar de vuelta.
Ma finalmente soltó a Ruben sólo para girarse y recuperar de Pa a la bebé.
Ruben rio cuando Ma ignoró a todos los demás en el porche y empezó a hablar con la
bebé mientras volvía a entrar en la casa.

–Bueno, eso debería mantenerla feliz un tiempo –rio Pa mientras observaba


cerrarse la puerta detrás de Ma–. Al menos diez o quince años.

Ruben sonrió y se balanceó sobre sus talones. –Estoy para servir.


–Bueno, entremos y dinos cómo han ido las cosas, hijo. Por cómo os veis tú y
esa bebé, deben ser interesantes.

–Oh. –Ruben ondeó su mano hacia el coche–. Necesito la bolsa de la bebé.

– Puedes cogerla más tarde.

Los ojos de Ruben se ampliaron. –No has estado alrededor de un bebé en un


tiempo, ¿verdad?

–Yo la cogeré, hermano –dijo Quaid mientras palmeaba el hombro de Ruben–.


Entra y familiarízate de nuevo con la familia.

Ruben asintió y se giró justo a tiempo de atrapar a Matty en sus brazos


mientras el hombre saltaba hacia él. Gruñó de sorpresa y dio un paso atrás por la
fuerza de ello, luego abrazó a su hermano mayor.

–Hey, Matty.

–¡Ru! –gritó Matty.

Ruben hizo una mueca. Matty era muy gritón, y no le gustaba mucho el ruido,
ya no. Apretó a su hermano y luego dio un paso atrás. –Te ves bien. Te ves feliz.

Los ojos de Matty miraron instantáneamente más allá del hombro de Ruben
mientras sonreía. –Estoy feliz.

–Supongo que aceptar la propuesta de Quaid fue bueno para ti, ¿eh? –Ruben
todavía no podía creer que Quaid Blaecleah le hubiera propuesto matrimonio a Matty
la noche que se conocieron. Claro, le había llevado a Matty algunos días más aceptar
casarse con Quaid, pero parecía que las cosas funcionaban entre ellos. Nunca había 10
visto a Matty tan feliz.
–Sí –sonrió Matty–. Fue la mejor decisión que he tomado.

Ruben casi lloriquea de envidia. Quería la misma mirada en su rostro que


Matty tenía cuando miraba a Quaid, Lachland miraba a Asa o Billy miraba a Rourke.
Infiernos, cada hombre en el porche delantero tenía a alguien a quién mirar así
excepto Ruben y Seamus.

¿Y no era eso una mierda?

–Será mejor que entre y vea si Ma necesita ayuda. –Ruben forzó una sonrisa
que no sentía realmente. Le encantaba estar de vuelta en el seno de la familia
Blaecleah, y no tenía intención de dejarlo de nuevo, pero a veces parecía difícil ver lo
felices que eran todos cuando estaba solo.

–Uh... –Matty frunció el ceño–. Dijiste que traías a tu familia a casa.

–Lo hice –contestó Ruben. Sabía que habría preguntas. Las esperaba. Incluso
había estado preparado para contestarlas. Sólo que no se había dado cuenta de lo duro
que sería–. Traje a Alani a casa.

–¿Dónde está su madre?

Ruben apretó sus labios por un momento mientras la angustia lo abrumaba.


Parpadeó varias veces para limpiarse las lágrimas de sus ojos antes de mirar a su
hermano de nuevo. –Su madre fue asesinada.

–¿Hablas en serio? –jadeó Matty.

–No bromearía con algo como eso, Matthew.

–No, no. –Matty rápidamente sacudió la cabeza–. Nunca pensé que lo harías.
Sólo estoy sorprendido, eso es todo. Llamaste y dijiste que venías a casa con tu
familia, y pensé, bueno, dijiste que eras gay, Ru, y...

Ruben no pudo evitar sonreír por la vergüenza de su hermano. –Soy gay,


Matty.

–Entonces cómo... –Los labios de Matty se juntaron.


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–Entra. Han pasado muchas cosas, y preferiría explicarlo sólo una vez que
varias veces.

Para cuando Ruben paró de hablar, Quaid había vuelto del coche, bolsa de bebé
en mano. Ruben la cogió del hombre más grande y se la colgó del hombro. Suspiró
pesadamente, mirando atrás al rancho, y entonces entró en la casa.

Lo primero que Ruben vio cuando entró fue el gran árbol colocado en la
esquina decorado con luces de colores y adornos de navidad. Varios regalos envueltos
de colores colocados bajo el árbol, algunos con lazos, otros sin.

Ruben había olvidado que la navidad se acercaba. No era una fiesta en la que
pensara mucho. Creciendo, la navidad había sido sólo otra razón por la que su padre,
el reverendo, los exhibiera alrededor y delante de su iglesia como la buena pequeña
familia.

Las cosas cambiaban después de la iglesia. Su madre tomaba pastillas para


dormir y se iba a la cama, y su padre iba a su estudio a acabar con la mejor parte de
su armario de licores. Ruben podía recordar que su regalo favorito era no tener que
tratar con sus padres.

Después de irse de casa, no había estado en un solo lugar el tiempo suficiente


para celebrar realmente la fiesta. Eso significaba que su experiencia con la navidad
era como mucho deprimente, horrible en el peor de los casos. Ruben sabía que eso
tendría que cambiar ahora que Alani estaba en su vida. Quería darle cada navidad que
se había perdido. Quería que tuviera los felices recuerdos del festivo día que él no
tenía. Lo quería todo para Alani.

–Es un encanto, Ruben.

Ruben sonrió mientras miraba a través de la sala. Ma estaba sentada en su silla,


con Alani envuelta en su manta y acurrucada en sus brazos. –Sí, he pensado eso desde
el minuto en que nació.

–Tiene tus ojos avellana.

–Y el cabello negro de su madre.

Ma alzó la mirada, una expresión curiosa en su rostro. –¿Y dónde está la


madre?
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De nuevo, Ruben sintió la angustia llenándolo. –Mahra fue asesinada, Ma.
–¿Asesinada? –Ma apretó su mano contra sus labios por un momento–. Oh,
hijo, lo siento tanto.

Ruben le dio a Ma una débil sonrisa y entró más en la casa, caminando hasta
sentarse en la silla junto a ella. Dejó la bolsa de bebé en el suelo junto a su silla. –Si
te cansas de sostenerla, sólo dímelo.

–Hijo, tu Ma nunca se cansará de sostener a esta bebé –rio Pa mientras se


sentaba al otro lado de Ma–. Podrías no conseguirla nunca de vuelta.

Ruben sonrió de verdad esta vez. –Podría irme bien el descanso. No creo que
haya tenido una noche de sueño completo durante el último año.

–Parece que has pasado malos momentos, hijo –dijo Pa.

–No ha sido fácil, pero tener a Alani de vuelta en casa ha valido la pena. –
Ruben se inclinó hacia delante y apoyó sus codos en sus rodillas, juntando sus manos
y dejándolas colgar entre sus rodillas. Vio al resto de la familia entrando en el salón y
sentarse.

Era el momento de hablarles de esos tres años de su vida. No les había dicho
mucho después de que se fuera del pueblo, sólo una postal aquí y allí, la ocasional
carta, y llamadas de vez en cuando.

–Después de que me fuera de Cade Creek, viajé un tiempo. No estaba


realmente seguro de lo que quería hacer con mi vida –sonrió Ruben–. Y entonces
conocí a Mahra. Estaba trabajando en un campamento de refugiados en Ras Ejder en
la frontera entre el Líbano y Túnez en el norte de África

–¡África! –exclamó Matty–. ¿Qué coñ... –sus ojos fueron hacia Ma–, estabas
haciendo en África?

Ma rio, pero no alzó los ojos de la bebé.

–Viajando. –Ruben se encogió de hombros–. Intentando decidir qué quería


hacer con mi vida.

–¿Lo has descubierto? –preguntó Pa.


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–Por decirlo de alguna forma. Después de conocer a Mahra, y ver lo que estaba
intentando hacer, decidí quedarme y ayudar. –La esquina de la boca de Ruben se alzó
mientras recordaba a la mujer–. Era increíble. Tenía tanto espíritu. Y podía convencer
a cualquiera para que diera suministros médicos, comida o un pasaje seguro. Estoy
seguro de que podría haber sido un verdadero desafío para Ma.

Ruben rio cuando Ma sólo arqueó una ceja. –Te habría encantado.

–Estoy segura de que sí.

–Una noche, el campamento en el que estábamos trabajando fue atacado por


rebeldes. Perdimos a mucha gente es anoche, refugiados y trabajadores que ayudaban
por igual. Nos llevó días limpiar y enterrar a los muertos. –Ruben miró a la bebé–.
Así es cómo ella llegó aquí.

–No entiendo –dijo Matty–. ¿Cómo un ataque en un campamento de refugiados


te dio una bebé?

Ruben hizo una mueca y bajó la mirada a sus manos. –Demasiado whisky y la
necesidad de estar cerca de una persona viva y respirando.

–Oh, Ruben –susurró Ma–. ¿La querías?

–La quería, pero no estaba enamorado. Era muy especial. –Ruben sonrió
tristemente. Si sólo la hubiera amado, quizás las cosas habrían sido diferentes–. Sabía
que era gay. Después de que descubrió que estaba embarazada, se ofreció a dejar que
saliera de ello. Dijo que daría al bebé en adopción. No estaba preparada para ser
madre.

–Espero que la disuadieras de la idea –dijo Ma severamente–. No eludimos


nuestras responsabilidades porque pueda ser un poco incómodo.

–Creo que algunas personas están hechas para tener niños y otras no. Mahra
amaba a los niños, pero era madre de cientos de niños que no tenían padres. Amaba a
Alani, pero no estaba preparada para asentarse sólo con un niño. Su trabajo era muy
importante para ella. –Ruben esperaba que los Blaecleah no pensaran mal de Mahra
por no querer ser madre. Intentó expresar eso, pero no sonaba correcto cuando las
palabras salían de su boca–. Ella...

–Hijo, tienes razón –dijo Pa–. No todos están hechos para ser padres. Eso no
hace que sean malas personas. Es bueno que tu Mahra supiera eso. Son los que no 14
están hechos para ello y lo hacen de todas formas con los que tengo problemas.
–Bueno, podría no haber sido la mejor decisión que haya tomado nunca, pero
me casé con ella. –Ruben hizo una mueca–. Mahra sabía cuánto quería a Alani, por lo
que estuvo de acuerdo en tenerla y dármela. El día en que Alani nació fue uno de los
más felices que recuerdo. Nuestro plan era que yo tuviera a Alani y la criara. Sólo iba
a seguir a Mahra de campamento en campamento para que pudiéramos estar juntos
pero...

–¿Qué pasó?

Ruben tomó una profunda respiración y la soltó lentamente. La siguiente parte


era la más dura para él. –Estábamos en una caravana llevando suministros médicos al
campamento de la frontera cuando fuimos atacados. Las cosas se pusieron locas
bastante rápido. A Mahra la dispararon intentando poner a la gente a salvo. Murió en
mis brazos.

Ma sorbió y se cubrió la boca. Ruben estiró la mano y le palmeó el brazo. –


Está bien, Ma. Murió haciendo lo que amaba. No habría querido que fuera de ninguna
otra forma. –Ruben miró a su familia. No había ni un ojo seco en la casa–. Mahra me
hizo prometer que llevaría a Alani a casa y la criaría aquí. Después de que muriera,
volví al campamento, cogí a Alani y vine a casa.

–Me alegra que lo hicieras, hijo –dijo Pa–. Este es un buen lugar para criar a un
niño.

Ruben sonrió y asintió, bajando la cabeza para mirar sus manos mientras las
juntaba. –Me gustaría enterrar a Mahra aquí en el rancho, si puedo. –Ruben tomó una
fuerte respiración–. Sus restos están siendo enviados aquí.

–Hijo –dijo Pa mientras se echaba hacia delante–, ¿cuánto hace que Mahra
murió?

–Diez días.

–¿Diez días? –espetó Ma.

Ruben gruñó cuando el rostro de Alani de repente se apretujó hacia arriba y


soltó un grito que se hizo más fuerte a cada segundo. Rápidamente se levantó y
agarró a la bebé de Ma. Colocando a Alani contra su hombro, empezó a pasear y a
palmearle suavemente la espalda y a hacerle ruidos sin sentido. 15
Alani se tranquilizó después de un momento y cerró sus ojos, volviendo a
dormirse. Ruben suspiró con alivio y se giró para encontrarse a todos mirándolo. –
¿Qué?

Ma rio. –Lo haces muy bien.

–Tengo mucha práctica.

–Parece una buena bebé.

Ruben sonrió –Lo es. Sólo no le gustan los ruidos fuertes.

–Siento eso –dijo Ma–. Sólo me sorprendió. Tenía la impresión de que Mahra
había muerto hacía algunos meses.

–No. –Ruben sacudió la cabeza–. Después de que muriera, sólo quería traer a
Alani aquí. Ya había perdido a Mahra. No podía perder también a Alani, y sabía que
este era el lugar más seguro en el mundo para ella.

Lachlan de repente estalló en risas. –Recuerdas que esto es un rancho, ¿verdad?

Ruben frunció el ceño. –Sí.

–Entonces mantenla lejos del establo.

–Y los caballos –añadió Matty–. Podría caerse.

–No debería bajar al arrollo –dijo Quaid.

–El bosque podría no ser un lugar seguro tampoco –dijo Billy.

–Por dios –parpadeó Ruben–. Quizás debería haberla mantenido en África.

–Estará bien –dijo Ma mientras se levantaba–. Os crie a todos, chicos, en este


rancho, y ninguno está muerto, todavía. –Ma meneó un dedo hacia cada hombre de la
sala–. Eso podría cambiar si no recordáis vuestros modales.

Ruben sonrió cuando cada Blaecleah tragó fuerte y contestó. –Sí, ma'am. –Su
familia nunca cambiaría, y estaría agradecido para siempre por ello.
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–Creo que es el momento de acostar a esta pequeña por esta noche –dijo Ma–.
Ruben, tu habitación todavía está arriba. Haré que Pa baje la cuna del ático. Chicos,
id al coche a por el equipaje de vuestro hermano.

Ruben rio suavemente mientras Lachlan, Asa, Rourke y Quaid saltaban y se


apresuraban a salir de la casa. Billy y Seamus siguieron a Pa arriba de las escaleras.
Ruben frunció el ceño mientras miraba alrededor de la sala, sólo entonces notó que
uno de los hermanos Blaecleah no estaba presente–. ¿Dónde está Neason?

–Oh, está con Brody en la iglesia –dijo Matty–. Están ayudando a preparar una
boda.

–¿Brody? –Ruben alzó las cejas–. ¿No es el sacerdote que os casó?

–Lo es. –Construyeron una casa detrás de los árboles, pero entre la iglesia y la
tienda parece que nunca están allí.

–¿Ellos?

Matty frunció el ceño. –Sí, ¿No te llegó mi carta? La envié como hace dos
años.

–¿Qué carta?

–Neason se casó con Brody.

–¿Neason está casado? –Por dios, ¿era el único que no estaba casado?

–Realmente nunca me lo explicaron explícitamente, pero supongo que se


conocieron en la boda de Rourke y Billy. Se enrollaron entonces, pero hubo algún
tipo de problema entre ellos. –Matty se encogió de hombros–. Lo que fuera, hizo que
Neason se asustara cuando Brody vino a hablar con él. Estrelló su coche contra un
árbol y sufrió una herida en la cabeza.

–Oh dios mío –susurró Ruben–. ¿Está bien?

–Oh, sí –contestó Matty–. Estuvo ciego un tiempo, pero los doctores fueron
capaces de hacerle una cirugía para devolverle algo de visión. Nunca será cirujano
cerebral ni nada, pero está bien. Aunque, tiene que llevar las gafas más malditamente
gruesas que he visto nunca. Está ciego como un murciélago sin ellas. Y no se le
permite conducir, por lo que va a todas partes con Brody. 17
–Maldición.

–Oh, ahora está bien –sonrió Matty–. De hecho, nunca lo he visto más feliz.
Brody parece ser exactamente lo que Neason estaba buscando. Juro que esos dos
nunca están a más de diez centímetros de distancia.

–Me he perdido tanto.

–Bueno, ahora estás en casa –dijo Matty mientras palmeaba el hombro de


Ruben–. Eso es todo lo que importa.

–Y no planeo volver a irme.

Los ojos de Matty se ampliaron. Había una vacilante mirada de esperanza en


sus profundidades cobrizas. –¿Lo dices en serio?

– Sí, Matty –dijo Ruben–. Estoy en casa para siempre.

18
Capítulo 3
El único momento que Elijah había esperado que nunca llegara, llegó. Estaba
en la acera fuera del café Cade Creek, mirando por la ventana cuando el hombre que
esperaba evitar lo saludó.

Esto no podía pasar. Elijah había hecho todo lo que estaba en su poder para
evitar a Ruben y a cada Blaecleah en la zona desde que supo que Ruben volvía.
Volvía a morderle el culo.

Elijah asintió a Ruben, reconociendo su saludo, y entonces se obligó a girarse.


Si no lo hacía, temía que podría aplastarse contra la ventana como un adolescente
rabioso para poder ver mejor al hombre.

Ruben Blaecleah había engordado y adelgazado en los lugares correctos,


incluso si parecía pequeño por el lado estrecho. Lo que solía ser el delgado cuerpo de
un joven con edad apenas legal era ahora el cuerpo bien musculado y definido de un
hombre a mitad de sus veinte. Elijah incluso estaba bastante seguro de que Ruben
había crecido algunos centímetros. No se veía para nada como cuando había dejado
Cade Creek hacía tres años.

Se veía mejor.

Maldición.

–Hola Elijah.

Los ojos de Elijah se cerraron brevemente cuando escuchó su nombre.


Consideró no pararse. La urgencia de seguir caminando era fuerte, pero también la
necesidad de girarse y mirar al hombre con el que había estado soñando durante
mucho tiempo.

Elijah inhaló una profunda respiración luego se giró, colocando una pequeña
sonrisa en su rostro. –Hola Ruben, escuché que volvías al pueblo.

–Sí, he vuelto hace unos días. –Ruben tenía las manos metidas en sus bolsillos,
y parecía hacer todo lo que podía para evitar los ojos de Elijah mientras fingía que no
lo hacía–. Me preguntaba si tenías unos minutos. 19
–Uh. –Elijah se estrujó el cerebro mientras intentaba encontrar una excusa para
escapar. El pánico empezó a establecerse cuando no pudo pensar en nada–.
Realmente necesito volver a la oficina. Tengo algo de papeleo que terminar antes de
acabar el día.

–Oh, bueno, entonces, podría...

La mandíbula de Elijah cayó cuando Matty salió del café con un bebé llorando
en sus brazos. Matty rápidamente le pasó el bebé a Ruben.

–Lo siento, hermano, pero ella no se tranquiliza.

–Ya ha pasado la hora de su siesta –dijo Ruben mientras colocaba al pequeño


bebé contra su hombro y empezaba a palmearle la espalda–. Siempre se pone de mal
humor si no consigue sus horas de sueño.

–Bueno, no es como si le fuera a hacer daño perderse unos cuantos parpadeos –


rio Matty tranquilamente mientras el bebé se calmaba y empezaba a chuparse su
diminuto puño–. Ya es demasiado mona para describirla.

–Eres su tío –contestó Ruben–, eres parcial.

Matty sacó la lengua a Ruben.

–¿Ahora quién es el bebé? –Ruben puso los ojos en blanco. Señaló el café–,
sólo ve adentro y consígueme la mochila para llevar al bebé.

Matty parpadeó. –¿El qué?

–Esa cosa con la que llevaba antes a Alani, la que tiene correas en el pecho.

–Oh, eso. –Matty giró y entró al café.

Elijah no pudo evitar mirar al pequeño bulto en los brazos de Ruben cuando el
hombre se giró hacia él. –¿Tienes un bebé? –susurró.

–Sí. –Ruben sonrió cuando miró al bebé–. Esta es mi hija, Alani. La llamé así
por Ma.

–¿Y su madre? –Elijah realmente no quería saber sobre la mujer, pero no pudo 20
evitar que las palabras salieran de sus labios–. ¿Dónde está?
La tristeza que llegó a los ojos de Ruben cuando volvió a alzar la mirada casi
pone de rodillas a Elijah. Ruben amaba a alguien más. Podía verlo en las lágrimas
acumuladas que llenaban los ojos de Ruben.

–Mahra murió hace dos semanas.

–¿Y por eso volviste a casa?

–Antes de que muriera, Mahra me hizo prometer que traería a Alani a casa y la
criaría aquí.

Su plan medio pensado de dejar Cade Creek y mudarse a algún otro sitio se
veía cada vez mejor para Elijah. Sabía que había tenido un poco de esperanza de que
Ruben volviera por él. Bueno, eso le acababa de explotar en la cara.

Elijah se aclaró la garganta. –Siento escuchar eso, Ruben. Acepta mis


condolencias. –¿Había algo más estúpido que decirle a alguien que había perdido a
un ser amado? Elijah sentía como si tuviera su lengua atada, como si no pudiera decir
dos palabras coherentes juntas, mucho menos dos pensamientos inteligentes.

–Gracias.

–Ha sido bueno volver a verte, Ruben. –Elijah apuntó con su pulgar por encima
de su hombro y empezó a retroceder–. Pero realmente necesito volver a la oficina.
Quizás podamos ponernos al día otro día.

Elijah escuchó a Ruben llamarlo mientras giraba y caminaba por la calle, pero
ni siquiera una locomotora habría evitado que se alejara. Ruben sostenía la prueba de
su amor por alguien más en sus brazos.

Elijah no podía competir con una representación viviente de la mujer a la que


Ruben había amado. Y no era lo suficiente estúpido como para intentarlo. Iba a entrar
en el bar más cercano y ahogar sus penas en tanto alcohol como pudiera. Y mañana,
empezaría a buscar un nuevo pueblo al que mudarse.

21
–Ah, vamos, Fred, ¿sol-sólo una más? –gimoteó Elijah mientras movía su vaso
hacia el camarero.

–¡Demonios, no! –contestó Fred–. Voy a tener que meterte en un taxi por cómo
estás. –Fred agarró el vaso de la mano de Elijah y lo dejó con fuerza en la barra–. No
vas a conseguir otra bebida, Elijah.

–Bien –soltó Elijah y parpadeó mientras la forma borrosa de Fred se volvía


más borrosa y se convirtió en dos hombres en lugar de uno–. Yo... yo sólo... iré a –
eructó –un bar más abajo de la calle.

–Maldición, Elijah, si...

–Yo me encargo, Fred.

La cabeza de Elijah rodó sobre sus hombros mientras se giraba para ver quién
había hablado. –Ru –susurró. Eructó. Elijah rio mientras se cubría la boca–. Es-eso es
lo que consigo por beber whisky matarratas.

Elijah frunció el ceño cuando Ruben se movió y despareció. Miró alrededor


con confusión. ¿Estaba soñando de nuevo? –¿Ru? ¿Dónde has ido, Ru?

–Estoy aquí, cariño –dijo un fuerte susurro detrás de él.

Sí, soñando.

A Elijah le gustaba soñar. En sus sueños, Ruben estaba en casa dónde se


suponía que debía estar. No estaba deambulando por el mundo buscando a otras
personas a las que amar. Estaba aquí en Cade Creek, amándolo.

–Ru, Ru, bonito, bonito Ru –empezó a cantar suavemente Elijah.

Ruben rio. –Te vas a odiar tanto cuando se te pase la borrachera.


22
–No quiero estar sobrio.
–Entonces parece que has conseguido tu deseo.

Las cejas de Elijah se juntaron de nuevo. –No, no, no conseguí mi deseo. –


Empezó a sacudir la cabeza, pero eso sólo hizo que la sala diera vueltas más rápido, y
ya estaba girando, muy, muy rápido. Elijah agarró su cabeza y gruñó. Quizás esto no
había sido una buena idea.

–Vamos, cariño, vamos a llevarte a tu casa.

Elijah parpadeó de nuevo y alzó la cabeza. –¿Vendrás a casa conmigo, Ru?

–Qué tal si te llevo a casa, ¿eh?

Elijah se apoyó en Ruben cuando sintió un brazo envolverle la cintura. Alzó la


cabeza e inhaló profundamente. Ruben olía a hombre y almizcle y... y... ¿talco para
bebé? Elijah se encogió mentalmente. Era una buena combinación, aunque fuera rara.
Le gustaba.

–Ese era mi sueño, sabes.

–¿Cuál?

–Si-siempre deseé que vinieras a casa conmigo.

–Eli.

Elijah sonrió ante el sonido del cariñoso apodo en los labios de Ruben. Nunca
nadie lo llamaba Eli excepto Ruben, ni siquiera Thomas. Había echado de menos el
escucharlo. –Te eché de menos, Ru.

Elijah escuchó un suave suspiro a su lado.

–También te eché de menos, Eli.

Elijah sonrió más ampliamente. Le gustaba este sueño. Se estaba convirtiendo


en uno de los mejores que había tenido. –¿Vienes a casa conmigo, Ru?

–Eli.
23
–¿Por favor? –Elijah no estaba por encima de suplicar al hombre de sus sueños.
Si todo lo que iba a tener de Ruben eran sus sueños, quería que fueran malditamente
perfectos.

–Deja que te lleve a tu casa, y lo hablaremos.

Elijah sonrió y empezó a hacer una pequeña danza feliz con sus brazos y
piernas. –Bonito, bonito Ru va a ir a casa conmigo.

–Wow, hombre, estás tan borracho –rio Ruben.

Elijah extendió su mano, su pulgar e índice separados unos tres centímetros.


Entonces parpadeó más cerca. Sí, estaban separados unos tres centímetros. –Sólo
estoy un poco aleg... –eructó– alegre.

–Lo siento, cariño, pero estás más que un poco alegre. Estás bastante piripi.

–No, no –dijo Elijah–. No pir-pir... –frunció el ceño y se giró para mirar a


Ruben–. ¿Qué es piripi?

– Tú –rio Ruben sacudiendo la cabeza–. Vamos, vamos a llevarte a tu casa.

Elijah estaba demasiado entusiasmado de seguir a Ruben mientras era medio


sacado del bar a cuestas hacia el coche. Se sentó en el coche cuando Ruben lo ordenó.
Cuando se inclinó para abrocharle el cinturón, Elijah no pudo evitar pasar sus dedos a
través de los hermosos rizos marrón claro del hombre.

–Siempre he amado tu cabello, Ru.

–¿Sí?
–Es tan suave –dijo Elijah mientras pasaba sus dedos por algunos mechones–.
Y huele como tú. Me gusta como hueles, Ru. –Los gruesos mechones eran largos y
suntuosos. Elijah quería enterrar su rostro en ellos. Había tenido sueños sobre eso–.
Quiero enterrar mi rostro en tu cabello y dormir así toda la noche.

Ruben de repente se agachó junto al asiento del pasajero. Su mano ahuecando


el rostro de Elijah. –Cariño, realmente no tienes ni idea de lo que estás hablando.

–Sí. –Las cejas de Elijah se juntaron mientras gruñía–. No estoy tan borracho.

–Sí, lo estás. –Ruben se levantó, pero no apartó su mano del rostro de Elijah–. 24
Nunca dirías esas cosas si no estuvieras ahogado en el líquido del valor.
Antes de que Elijah pudiera contestar, o discutir, Ruben dio un paso atrás y
cerró la puerta. Un momento después, subió al asiento del conductor y encendió el
coche. –¿Todavía vives en esa pequeña cabaña en Steward Street?

–Sí. –Elijah asintió vigorosamente. Chico, eso había sido un error. Todo en el
coche giró y luego se volvió a colocar en su lugar. Sonrió cuando Ruben estiró la
mano y comprobó su cinturón de seguridad. Intentó besarlo, pero Ruben se apartó,
dejando a Elijah sentado ahí con sus labios fruncidos.

–Vamos a llevarte a tu casa –dijo Ruben mientras ponía el coche en marcha.

Elijah sintió su estómago revolverse mientras el coche se alejaba del bordillo.

–Si te vas a poner enfermo, avísame –dijo Ruben mientras llevaba el coche por
las calles–. Es alquilado.

Demonios, Elijah esperaba que su propio estómago le advirtiera. Parpadeó


varias veces mientras la nieve caía suavemente alrededor de ellos. Era tan bonito,
justo como Ru. Sintió su cabeza nadar cuando Ruben giró, parando el coche delante
de su casa. Al menos esperaba que fuera su casa. ¿Era su casa?

–Vamos, Eli. Vamos a meterte dentro –dijo Ruben mientras apagaba el motor y
salía, rodeando la parte delantera del coche.

Elijah se quedó mirando cómo la varonil forma de Ruben rodeaba el coche


caminando. ¿Había visto alguna vez algo tan hermoso? No, nunca. Nunca, nunca,
nunca.

–Eres mono –dijo Elijah cuando Ruben abrió la puerta del pasajero. Ruben
sonrió mientras sacaba a Elijah de su asiento y envolvía un fuerte brazo alrededor de
su cintura. Elijah se inclinó para besar a su sueño, pero Ruben se apartó. Eso no
estaba bien. Su sueño no se suponía que se apartara. Frunció el ceño mientras se
tambaleaba hacia su puerta principal.

–¿Llaves? –preguntó Ruben.

–En mi bol-bolsillo. Puedes buscar en mi bolsillo si quieres –dijo Elijah y


luego rio tontamente. ¿Realmente había reído tontamente? A la mierda con eso. Elijah
no pensaba que su sueño le recriminara la risa tonta. 25
Cuando Ruben alcanzó sus pantalones para sacar las llaves, la polla de Elijah
intentó seguir la mano. Pudo escuchar una suave risa saliendo junto a él mientras
intentaba desesperadamente conseguir que Ruben agarrara su duro eje.

–Estás demasiado borracho, Eli.

Elijah sacudió la cabeza adelante y atrás, viendo la casa moviéndose con su


cabeza. –No. No lo estoy –eructó–, palabra de scout.

Ruben sonrió, haciendo que Elijah se derritiera. Tenía una sonrisa


sorprendente, una que hacía que todo el cielo se iluminara. –Eres mono.

–Sí, ya me lo dijiste, Eli –dijo Ruben mientras ayudaba a Elijah a entrar por la
puerta principal. Tropezó y se habría caído si Ruben no lo hubiera atrapado.

–Mi héroe –cantó.

Ruben rio mientras ayudaba a Elijah a llegar a su dormitorio. Cayó de espaldas


cuando Ruben lo sentó en la cama. La habitación empezó a dar vueltas mientras se
restregaba la mano por su rostro. –No me dejes, Ru.

–No voy a ningún sitio.

Elijah sonrió mientras sentía a Ruben quitarle los zapatos. –¿Me estás
desnudando?

–Me lo agradecerás por la mañana –dijo Ruben mientras gateaba en la cama y


le quitaba la camisa a Elijah.

–¿Q-qué más te agradeceré? –preguntó Elijah mientras miraba a los hermosos


ojos avellana de Ruben.

–Traerte a casa y acostarte, Eli.

Elijah frunció el ceño. Su Ru del sueño se suponía que tendría sexo salvaje con
él, no acostarlo. Sonrió ampliamente cuando sintió a Ruben tirando de su cinturón.

– Oh sí, iba a conseguir...

26
Ruben sonrió y sacudió la cabeza cuando Elijah se desmayó. Le quitó los
pantalones dejándole en boxers, y luego lo subió más en la cama. Cuando tuvo a
Elijah colocado Ruben se quitó sus vaqueros y agarró su teléfono.

Gateó al lado de Elijah mientras llamaba a casa. –Hola Ma, necesito que vigiles
a Alani por mí esta noche. Elijah tuvo una grande, y necesito quedarme aquí. No me
siento bien dejándolo sólo en su estado.

–Haz lo que tengas que hacer, hijo. Alani está segura en mis brazos. No te
preocupes.

Ruben sonrió mientras le agradecía a su Ma. Tiró su móvil a la mesilla de


noche mientras cubría a Elijah, quedándose encima de las mantas mientras se estiraba
junto al hombre. Se preguntó cuánto de lo que había dicho Elijah era verdad.
¿Realmente deseaba a Ruben de la forma en que había dicho? ¿Realmente lo echaba
de menos? Le daba a Ruben esperanza mientras envolvía un brazo alrededor del
hombre al que tenía toda la intención de perseguir.

27
Capítulo 4
Ruben parpadeó cuando Elijah se estiró a su lado. ¿Ya era por la mañana? Miró
por encima de su hombro para ver la luz de la mañana entrando en la habitación. Se
sentía como si acabara de cerrar los ojos un momento antes.

Elijah se estiró a su lado de nuevo, agarrando su cabeza, y luego apartó las


mantas. –Buenos días, Ru –masculló Elijah mientras se tambaleaba al baño.

–Buenos días, Eli. –Ruben sonrió mientras observaba al hombre que amaba en
boxers, intentando desesperadamente entrar al baño. Podía decir que Elijah no era
una persona mañanera.

Cuando la puerta del baño se cerró, Ruben se levantó, se puso los vaqueros y
luego se sentó con su espalda contra el cabecero, enlazando sus dedos detrás de su
cabeza.

La puerta del baño se abrió justo cuando se colocó. Elijah apareció con un
cepillo de dientes colgando de su boca mientras miraba a Ruben con los ojos muy
abiertos. –¿Ruben?

Rio mientras asentía. –¿Esperabas a alguien más? –Ruben lentamente bajó sus
brazos mientras un pensamiento le pasaba por la cabeza. ¿Qué pasaba si Elijah tenía a
alguien más? Nunca había considerado la posibilidad. ¿Qué pasaba si Elijah estaba
comprometido en una relación?

–No hay nadie más –confesó Elijah mientras tiraba el cepillo de dientes en el
mostrador, mirando incómodo a Ruben. El silencio se estiró mientras Elijah se movía
inquieto en la puerta del baño.

–Ven aquí, Eli –dijo Ruben mientras movía su mano hacia la cama. No podía
con el silencio o el miedo de que Elijah lo rechazase cómo había hecho hacía tres
años. Quería detener cualquier duda que Elijah tuviera antes de que salieran y
arruinaran los planes que Ruben tenía para ellos.

Elijah dio un paso vacilante hacia delante y luego otro, lentamente acercándose
de vuelta a la cama. Sus ojos estaban centrados en la dura polla de Ruben mientras
tragaba. –¿Cómo... qué estás haciendo aquí? 28
Ruben estiró su mano y tiró de la de Elijah, haciendo que el hombre se
tambaleara hacia delante mientras caía en la cama.

–Estoy aquí por ti –confesó Ruben mientras tiraba de la mano de Elijah,


observando cómo Elijah gateaba más adentro de la cama. Sus ojos seguían vacilantes,
pero sus boxers tenían una tienda de campaña, dándole a Ruben una perfecta vista. La
única cosa que lo habría hecho más perfecto sería si Elijah se quitara la ropa interior.
Ruben se moría por ver la polla del hombre por primera vez.

–No entiendo –dijo Elijah mientras subía del todo a la cama. Decir que estaba
nervioso era un eufemismo. Ruben había tenido sexo sólo una vez, y eso fue con
Mahra. Nunca había experimentado el sexo con un hombre, pero estaba seguro de
que no iba a dejar que su inexperiencia lo detuviera. Sabía lo que quería, y lo que
quería estaba mirándolo, los ojos azules llenos de duda.

Ruben rodó, inmovilizando a Elijah debajo de él. Restregó sus pollas juntas
mientras sentía la piel de Elijah restregarse contra la suya.

–Ruben espera.

Ruben paró, mirando a Elijah. –¿Para qué estoy esperando?

Elijah sacudió la cabeza, pero no intentó apartarse. De hecho, Elijah estaba


intentando empujarse en Ruben. Los movimientos eran sutiles, como si Elijah no
quisiera que Ruben supiera lo que estaba haciendo.

–Yo... –Elijah bajó la mirada, mordiéndose el labio inferior–. No estoy fuera


del armario y orgulloso de ello como tú.

Ruben se inclinó, besando los párpados de Elijah. –Entonces trabajaremos en


ello –dijo Ruben mientras metía la mano entre ellos y empujaba su mano más allá de
la cinturilla de los boxers de Elijah. Gimió cuando sintió la dura polla caliente
presionándose contra la palma de su mano.

Las caderas de Elijah se alzaron mientras su cabeza se ladeaba a un lado.


Ruben presionó sus labios contra la suave piel de Elijah mientras acariciaba la polla
del que pronto sería su amante. Sabía la mecánica y había investigado sobre el sexo
gay. Ruben tenía el conocimiento. Sólo le faltaba la experiencia. Esperaba no hacerle
daño a Elijah.
29
–¿Lubricante?
Elijah asintió hacia la mesilla de noche. Ruben se estiró sobre Elijah mientras
abría el pequeño cajón. No estaba seguro de estar contento de ver condones también
allí. ¿Elijah los usaba a menudo? Sonrió cuando vio que la caja estaba completamente
nueva. Ruben agarró el lubricante y la caja tirándolos en la cama a su lado.

–Quítate los boxers –dijo mientras se inclinaba hacia atrás, dándole a Elijah el
espacio que necesitaba.

La boca de Ruben se hacía agua mientras observaba a Elijah, mirando la carne


que estaba desnuda. No se podía resistir. Ruben estiró la mano y palmeó el culo de
Elijah.

–¡Hey! –dijo Elijah mientras miraba a Ruben–. No habrá nada de eso.

–Qué pena –bromeó Ruben. Le gustaba ver la marca de su mano en el culo de


Elijah. Era sexy. Empujó a Elijah sobre su estómago, montando sus muslos mientras
lubricaba sus dedos tirando la botella a un lado.

Ruben lentamente empujó un dedo dentro hasta el primer nudillo. Se tensó,


esperando para asegurarse de que no estaba haciendo daño a Elijah. Cuando el
hombre miró a Ruben como si estuviera loco, sonrió y empujó su dedo el resto del
camino dentro. Se sentía mejor de lo que había imaginado. Con sólo su dedo dentro
de Elijah, Ruben estaba a punto de correrse. Había soñado con este momento durante
años.

Ruben deslizó su mano fuera y luego deslizó otro dedo dentro junto al primero.
Observó maravillado como sus dedos se hundían profundamente. Quería ver su polla
haciendo lo mismo. Pero no iba a apresurar las cosas. Era su primera vez juntos, la
primera vez de Ruben con un hombre, y deseaba que durara.

Empujó un tercer dedo dentro, observando el cuerpo de Elijah estirarse para él.
Ruben tuvo que morderse el labio inferior. La vista era fantástica. Elijah empujó
hacia atrás, gimiendo. Ruben se sintió como si midiera tres metros de alto. Era el que
estaba haciendo sentir placer a Elijah.

Sacó sus dedos, sonriendo cuando Elijah hizo un ruido de protesta. Volvió a
golpear el culo de su amante. Elijah le lanzó una mirada sobre su hombro, haciendo
que Ruben riera. –Pero la huella de mi palma es tan bonita en tu culo.
30
Elijah gruñó, pero no dijo ni una palabra.
–Gírate –ordenó Ruben mientras alcanzaba la caja de condones sin abrir. Elijah
observó cómo Ruben rompía el envoltorio y enrollaba el látex en su dura polla. Se
acercó a Elijah, lo agarró bajo sus rodillas, y luego empujó sus piernas atrás. Ruben
paró por un momento para mirar el fruncido agujero de Elijah. No podía creer que
después de todo este tiempo finalmente iba a enterrarse hasta las pelotas dentro del
hombre.

–¿Qué? –preguntó Elijah, un velo cayendo sobre sus ojos.

Ruben no podía tener eso. Alineó su polla y empujó profundamente.

–¡Joder! –gritó Elijah mientras Ruben se calmaba.


–¿Te hice daño? –preguntó mientras pasaba una mano por el suave estómago
de Elijah. Su cuerpo estaba suplicando a Ruben que se moviera, pero tenía que
asegurarse de que Elijah no sufriera ningún dolor.

–No –dijo Elijah mientras meneaba su culo–. Pero ahora sería un buen
momento para que te muevas.

Ruben sonrió mientras salía y luego volvía a empujar dentro. Elijah gritó, pero
Ruben sabía que era un grito de placer. Sus dedos se enterraron en las rodillas de
Elijah mientras bajaba la mirada entre sus cuerpos y veía su polla empujándose
dentro y fuera del apretado culo de su amante. Era una vista impresionante, una que
Ruben quería ver una y otra vez.

Empujó las piernas de Elijah alrededor de su cintura mientras dejaba caer sus
brazos, mirando a los ojos azules de su amante. Elijah intentó apartar la mirada, pero
Ruben atrapó su barbilla y la volvió a girar. Se inclinó hacia delante y besó a Elijah
como si su vida dependiera de ello. Elijah gimió en su boca mientras Ruben agarraba
sus caderas, sintiendo el cuerpo de Elijah dándole la bienvenida.

–Haz que me corra, Ru –suplicó Elijah dentro de la boca de Ruben.

Estiró la mano entre ellos, envolviendo sus dedos alrededor de la polla de


Elijah, y luego empezó a acariciarla, al ritmo de sus empujes. Momentos más tarde, la
espalda de Elijah se arqueó mientras gritaba dentro de la boca de Ruben.

Ruben gimió mientras follaba a Elijah más fuerte, queriendo su propia


liberación. Se tensó y gritó mientras su semilla era sacada de su cuerpo, explotando 31
dentro del culo de Elijah. Manchas bailaron en los ojos de Ruben mientras colapsaba
encima de Elijah.

–Mi Eli –susurró mientras acariciaba con su mano el pecho de Elijah. Elijah
palmeó sus brazos, pero Ruben sentía el cuerpo del hombre tenso debajo del suyo.
Echó la cabeza atrás y alzó la mirada a los ojos azules de Elijah, sin perderse la
rápida forma en que los evitó–. Ahora eres mío, Eli, y no voy a dejarte ir.

–Yo... yo lo decía en serio, Ru. No soy como tú. No puedo...

–Ssshhh. –Ruben estiró la mano y presionó su dedo sobre los labios de Elijah–.
Trabajaremos en ello lentamente.

–Ru...

–No voy a dejarte ir, Elijah, aunque tenga que luchar contigo para mantenerte.

La frente de Elijah se arrugó mientras fruncía el ceño. –Bueno, eso no tiene


sentido.

Ruben rio. –Seguro que sí. –Ruben se movió hacia arriba hasta que pudo
apoyarse sobre Elijah. Bajó su mano por la mejilla del hombre–. Te escuché hace tres
años, y me alejé como me pediste, pero...

Todo el color se drenó del rostro de Elijah mientras miraba a Ruben con horror.
–¿Te fuiste de Cade Creek por mí? –susurró.

–Sabía que si me quedaba no sería capaz de permanecer alejado de ti, y eso es


lo que parecía que necesitabas en ese momento.

–Oh, Ru, yo... yo... –los ojos de Elijah empezaron a brillar con la baja luz de la
mañana mientras se llenaban de lágrimas–. Yo nunca...

–Elijah, está bien. Estaba enfadado cuando pasó, pero entiendo por qué lo
hiciste. Necesitaba tiempo para crecer, y necesitabas tiempo para entender que me
perteneces. –Ruben rio cuando los ojos de Elijah se ampliaron–. Me perteneces,
cariño, y no voy a dejarte ir. Necesitas aceptar eso.

–¿Qué pasa si digo que no?

–No te creería. 32
–¿Por qué no?

–Porque fuiste el que anoche me suplicó que viniera a casa contigo.

La boca de Elijah se abrió y cerró varias veces como un guppy1, entonces la


cerró. Sus cejas se juntaron incluso más mientras fruncía el ceño. –Eso no significa
nada. Estaba borracho.

–¿Por qué estás luchando tanto, Eli? Me deseas. Sabes que lo haces. La prueba
de ello se está clavando en mi estómago incluso mientras hablamos. –Ruben sonrió
cuando el rostro de Elijah sonrió y rápidamente apartó la mirada. Agarró la barbilla
de Elijah y echó su cabeza atrás para poder ver los expresivos ojos azules de Elijah–.
Y te deseo, cariño.

Elijah inhaló rápidamente. –¿Qué le pasó a ese dulce e inocente niño que
conocía?

–Tuve que crecer rápido. –Ruben se inclinó y besó suavemente a Elijah. El


hombre parecía necesitar cuidado extra justo ahora. Elijah estaba nadando en dudas.
Ruben no. Sabía exactamente lo que quería, y estaba estirado en los brazos de Ruben
justo ahora–. Todavía soy dulce, pero no puedo ayudarte con la parte inocente.
Acabas de tomar eso.

Elijah lo apartó y se levantó de la cama tan rápido que Ruben no tuvo tiempo
de pararlo. Cuando Ruben se sentó, Elijah estaba apoyado contra el cabecero, la
sábana apretada en sus manos con nudillos blancos.

–¿Elijah?

–No me mientas, Ruben. Si quieres follarme, bien, pero no me mientas.

–No te estoy mintiendo, cariño. Lo juro.

–¡Tienes una hija! –contestó Elijah–. Y estoy seguro de que sé que no te preñé
en la última media hora.

–No, Alani llegó por presenciar demasiada violencia y tristeza. Necesitaba estar
cerca de alguien, igual que Mahra. Pasó de alguna forma después de demasiadas
botellas de whisky. Pero fue la única, y sólo pasó una vez.
33
1 Tipo de pez
–Pero te casaste con ella –protestó Elijah.

–Sí, lo hice, pero lo hice para conseguir a Alani. –Ruben suspiró


profundamente por la confusa mirada en el rostro de Elijah. Se sentó hacia delante y
agarró la mano de Elijah entre las suyas. Sabía que Elijah necesitaba un poco de
espacio en ese momento, pero él necesitaba algún tipo de contacto–. El matrimonio
nunca fue hecho para ser permanente, Elijah. Teníamos los papeles del divorcio
preparados después de que Alani naciera. Sólo que no tuvimos la oportunidad de
entregarlos antes de que Mahra fuera asesinada.

–¿Fue asesinada?

Ruben tragó y bajó la mirada a sus manos unidas. –Estábamos trabajando como
voluntarios en un campamento de refugiados en el norte de África. Nuestra caravana
fue atacada, y Mahra fue asesinada.

–¡Norte de África! –gritó Elijah mientras su rostro se oscurecía–. ¿Sabes lo


peligroso que es eso? Hay una guerra allí. ¿Estás jodidamente loco?

–¿Entonces te importa? –Ruben estaba divertido por lo cabreado que estaba


Elijah.

–Por supuesto que me importa –contestó Elijah–. Te am…

Ruben arqueó una ceja cuando el rostro de Elijah se sonrojó y apartó la mirada,
presionando sus labios juntos. Quería gritar a los cielos con gozo, pero eso no
demostraría a Elijah de ninguna manera que había crecido.

Ruben se inclinó hacia delante y atrajo el rostro de Elijah hacia el suyo de


nuevo. Podía ver el miedo y la duda en las profundidades azules que le devolvieron la
mirada. –También te amo, Elijah James.

–Oh, Ruben, yo... –Elijah lentamente movía su cabeza de un lado al otro.

Por un momento, Ruben se preguntó si había imaginado el amor que había


visto en los ojos de Elijah. Quizás había visto lo que quería ver, lo que anhelaba ver.
Elijah James era el hombre más sexy de todo Cade Creek. Podría tener a quién
deseara.
34
Ruben era un padre joven y soltero con una bebé, recién viudo. No tenía
trabajo, ni perspectivas de trabajo, y vivía con su familia. No tenía nada que ofrecerle
a Elijah excepto problemas.

Y una mañana de ardiente sexo no significaba un compromiso de toda una


vida. Quizás Elijah realmente lo había dicho en serio hacía tres años cuando le pidió
que lo dejara tranquilo. Elijah podía no haber estado borracho esta mañana, pero
después del montón de alcohol que había consumido la noche anterior, ciertamente no
estaba del todo bien.

Su corazón se sentía pesado y su mente era un revoltijo de pensamientos,


Ruben soltó la mano de Elijah y empezó a salir de la cama. Quería conseguir su ropa
y salir de allí antes de parecer más idiota de lo que ya parecía.

–¿A dónde vas?

Ruben bajó la mirada a la mano en su muñeca. No podía pensar en nada lógico


que decir en ese momento. Me voy a casa a lamerme las heridas e intentar sanar mi
corazón roto no sonaba bien.

–¿Ruben?

–Yo...

Salvado por la campana o el teléfono. Ruben soltó un enorme suspiro de alivio


mientras alcanzaba y agarraba su móvil de la mesilla de noche. –¿Hola?

–Ruben, hijo, tienes que venir a casa.

–¿Ma? ¿Qué va mal? –Ruben podía escuchar el temblor en la voz de Ma, un


sonido que nunca había escuchado salir de su boca antes–. ¿Alani está bien?

–Está bien, hijo, pero necesito que vengas ahora mismo. Tu madre está aquí
pidiendo ver a su nieta.

Ruben pasó de tener el corazón roto a estar furioso en un parpadeo. Sus dedos
se apretaron alrededor del móvil en su mano mientras gruñía. –Tú eres mi madre. Ella
no. Y no la quiero cerca de mi hija–. Agarró sus pantalones y empezó a subírselos por
las piernas–. Estaré en casa en unos minutos.

–Sólo apresúrate, hijo –dijo Ma–. Está muy enfadada. 35


–¡Me importa una mierda! –Ruben cerró el teléfono de golpe antes de que Ma
pudiera reprenderlo por decir palabrotas. Sabía que iba a venir. Sus movimientos eran
enfadados y erráticos mientras se ponía la camiseta por encima de la cabeza y se
ponía los zapatos.

–Ruben, ¿qué coño está pasando? –preguntó Elijah detrás de él.

–Mi madre de nacimiento ha sacado su fea cabeza. Está pidiendo ver a Alani.

–Oh, Ruben, no estoy seguro de que pueda hacer eso.

Ruben estaba cabreado. Se giró para decirle a Elijah lo que pensaba, pero su
boca cayó abierta cuando vio al hombre poniéndose un par de los vaqueros más
apretados que había visto nunca en su vida. Podrían incluso estar pintados. La boca
de Ruben de repente se sentía seca mientras miraba.

–¿Qué estás haciendo? –susurró.

La cabeza de Elijah se alzó de repente. –Voy contigo.

–¿Por qué?

–Voy contigo porque soy tu abogado, maldición. Tu abogado por ahora. –Elijah
paró de hablar el tiempo suficiente para ponerse una camisa blanca de vestir y
abrochársela. Empezó a metérsela en los vaqueros mientras miraba a Ruben.

–Nosotros. –Ruben apretó sus labios juntos tan pronto como la palabra se
deslizó de sus labios. Sabía que no debería haber dicho eso tan pronto como dijo la
palabra, pero no había nada que pudiera hacer ahora.

–¿Qué?

–Nada. –Ruben sacudió la cabeza y agarró su teléfono. Si Elijah no lo había


escuchado, mejor. Metió su teléfono en el bolsillo y se dirigió a la puerta sólo para ser
parado cuando la mano de Elijah se envolvió alrededor de su brazo y lo paró. Ruben
cerró sus ojos y deseó estar en cualquier lugar menos dónde estaba.

–Quiero saber lo que querías decir con eso.

–No, no quieres. –Ruben abrió sus ojos y apartó su brazo rudamente del agarre 36
de Elijah–. Has dejado tus sentimientos más que claros, Elijah. Fui un estúpido por
pensar que podrían haber cambiado en los últimos tres años. –Se giró y miró a Elijah
de forma definitiva. Ignoró la rápida inhalación de Elijah mientras lo miraba–. No lo
volveré a olvidar.

37
Capítulo 5
Elijah siguió esperando a que Ruben le dijera algo mientras conducían saliendo
del pueblo hacia el rancho Blaecleah, pero el hombre no dijo nada. Ruben ni siquiera
miraba en su dirección. Era como si Ruben lo hubiera eliminado. A Elijah no le gustó.

–Ruben, ¿vas a ignorarme todo el camino hasta el rancho?

–Sí.

Elijah puso sus ojos en blanco. –Ruben, estás actuando como un ni...

–¿Cómo un niño? –Los ojos avellana de Ruben estaban entrecerrados en


pequeñas rendijas cuando se giraron para mirar a Elijah–. Realmente, creo que estoy
actuando bastante maduro para un hombre que acaba de perder su virginidad en un
rollo de una noche.

–Perdido tu virgin... –Las cejas de Elijah se alzaron. Su culo dolía de ser


empujado en el colchón por Ruben y expertamente también. Ningún virgen follaba
como Ruben. Además, tenía una niña. Eso definitivamente sacaba todo lo de virgen
fuera de la mesa–. Estás loco.

–Sí, supongo que sí. –Los hombros de Ruben se encogieron con indiferencia
mientras volvía a mirar por el parabrisas, pero Elijah pudo ver la tensión en ellos–.
Realmente pensé que te importaba. Supongo que conseguí lo que merecía por creer
en algo que nunca existió.

–Ruben, me importas pero...

–Bien, te importa. Anotado debidamente.

Elijah echó la cabeza atrás contra el respaldo. Hablar con Ruben era como
intentar correr a través de la profunda maleza. No iba rápido a ningún lado. –Ruben,
has tenido sexo. Incluso lo has admitido. Técnicamente, eso significa que ya no eres
virgen.

–Bien –contestó Ruben–. Ya no soy virgen.


38
La mano de Elijah agarró el borde de su asiento, apretando mientras el enfado
lo llenaba. No le importaba lo que Ruben decía. El hombre estaba actuando como un
niño. Elijah quería agarrar a Ruben y golpear su cabeza contra la pared, una pared
muy dura.

–Ruben, esto es ridículo. Tú...


Elijah gritó y agarró el salpicadero cuando Ruben de repente pisó los frenos y
el coche derrapó en la nieve, parando en el borde de la carretera. Sus ojos se
ampliaron cuando miró a Ruben para encontrar al hombre mirándolo con una mirada
de miseria en sus ojos que Elijah apenas pudo respirar. ¿Alguna vez había visto tanto
dolor?

–No voy a discutir esto contigo, Elijah –dijo Ruben firmemente–. Cometí un
error, y ahora estoy pagando por ello. Lo pillo. Pero no permitiré que empujes el
cuchillo más adentro. Si no puedes dejarme tranquilo, entonces puedes salir de mi
jodido coche y caminar con tu culo feliz de vuelta al pueblo.

Elijah tragó fuerte. –Vale, Ruben.

Ruben le dio a Elijah una última y larga mirada, entonces enderezó el coche y
siguió por la carretera. Elijah se giró para mirar por la ventana, intentando descubrir
cómo su conversación había ido tan mal tan rápidamente.

Sin importar lo que dijera Ruben, ya no era virgen. Alani lo demostraba. Era la
prueba viviente de ello. Si la experiencia de Ruben más allá de su esposa no era
mucha, eso estaba bien. Eso era todo lo que el hombre necesitaba decir. No tenía que
mentir sobre ello. No era como si Elijah no hubiera tenido amantes en el pasado. Él...

Elijah inhaló rápidamente cuando la comprensión lo golpeó de repente como


un tren de carga. Se giró para mirar a Ruben y casi grita cuando se dio cuenta de que
la miseria que había visto en los ojos del hombre se debía a él. Y todavía estaba allí
en cada línea tensa del cuerpo de Ruben.

–Oh, Ruben.

–No –contestó Ruben. Sus manos apretadas alrededor del volante, crujiendo–.
No se va a hablar de ello.

–Ruben, por favor.

Elijah de nuevo agarró el salpicadero cuando Ruben pisó los frenos. Miró a 39
Ruben. –Realmente tienes que parar de hacer eso. Alguien podría hacerse daño.
Ruben extendió la mano hacia él sin mirarlo y abrió la puerta del pasajero. –
¡Sal!

–¡No! –contestó Elijah mientras cerraba la puerta de un portazo–. No voy a


salir de este coche.

–Bien.

Elijah parpadeó con sorpresa cuando Ruben aparcó y simplemente salió. Puso
los ojos en blanco y se deslizó hacia el asiento del pasajero, poniendo el coche en
marcha y siguiendo a Ruben.

Uno de estos días, iba a poner a ese hombre sobre sus rodillas y a azotarle el
culo hasta que estuviera rojo. Elijah rio nerviosamente cuando su polla se removió
por la imagen. Ahora no era el momento de tener fantasías sobre azotar a Ruben.

Elijah bajó la ventanilla cuando el coche estuvo al lado del hombre. –Entra en
el coche, Ruben.

–No. –Ruben siguió caminando.

–Ruben.

–Que te jodan, Elijah. Dios sabe que yo no lo volveré a hacer.

Oh, ahora Elijah estaba empezando a cabrearse. Condujo varios metros más
por delante de Ruben y aparcó. Abrió la puerta y salió, retrocediendo hacia Ruben. El
enfado se lo comía con cada paso que daba.

–Ahora, escúchame, Ruben Blaecleah –dijo Elijah mientras le daba golpes con
su dedo al pecho de Ruben–. No sé qué tipo de jodido juego crees que estás jugando
aquí, pero sólo está reafirmando mi creencia de que no estás preparado para una
relación. Y sí, estás actuando como un niño de dos años con una rabieta.

Elijah estaba listo para el puñetazo que Ruben le lanzó. Lo agarró y giró a
Ruben, golpeándolo contra el lateral del coche y cubriéndolo con su cuerpo. Ruben
podría haberse puesto más musculoso en los últimos tres años, pero Elijah todavía era
más grande que él, aunque sólo fuera por algunos centímetros.
40
–¡Suéltame! –gruñó Ruben mientras luchaba por apartarse.
–No. –Elijah presionó más cerca de Ruben. Sintió la repentina tensión del
hombre y supo que Ruben había sentido su erección–. No me voy a mover hasta que
me digas qué coño está pasando, Ruben. Estoy tan confuso que no sé si limpiarme los
dientes y cepillarme el culo o...2

–¡Lo pillo! –Ruben alzó una mano–. Lo pillo.

–Entonces habla.

–¿Por qué debería?

–¿Por favor?

Los hombros de Ruben se desplomaron. –¿Por qué te importa, Elijah? Juro que
te dejaré tranquilo. Sólo déjalo estar.

–No puedo, bebé. –Elijah inclinó su cabeza hacia delante y la apoyó en la parte
de atrás de la de Ruben–. Significas demasiado para mí como para verte tan triste. Y
antes de que digas nada, sé que esto es culpa mía. Sólo que no sé cómo es culpa mía.
–Elijah tomó una profunda respiración y besó ligeramente la nuca de Ruben–. No leo
la mente, Ru.

–No vas a dejar el tema hasta que consigas lo tuyo, ¿no?

Elijah rio ligeramente. –Soy abogado, Ru. Discutir mi caso es lo que hago.

El silencio flotaba en el aire, haciendo que Elijah se preguntara si Ruben iba a


contestarle o no. Empezó a preocuparse más cuando Ruben tomó una profunda
respiración y lentamente la soltó. Elijah permaneció dónde estaba, su frente
presionada contra la nuca de Ruben. Pensó que quizás el hombre necesitaría apoyo
extra. Al menos, eso esperaba.

–Mahra fue la primera mujer con la que he estado nunca –dijo Ruben
suavemente–. También fue la última mujer con la que he estado. Y sólo pasó una vez.
Eres el único hombre con el que he estado nunca, y sólo ha pasado esta única vez. Por
lo que he tenido sexo dos veces en toda mi vida.

–¡Santo cielo! –Era un jodido virgen. Elijah cerró sus ojos e intentó respirar
41
2 En este caso cuando habla de los dientes usa el verbo que en inglés se utilizaría para limpiarse el culo y viceversa,
aunque en español no tiene tanto sentido.
mientras el conocimiento de que había sido el único de Ruben llenaba cada célula de
su cuerpo. No sabía si gruñir por la multitud de complicaciones que eso le traía o si
gritar de alegría porque nadie había tocado a este hermoso hombre a parte de él.
Mahra no contaba.

–Lo siento tanto, Ruben –susurró contra el cabello del hombre mientras la
culpa se lo comía–. He tomado algo que debería haber sido tan especial para ti y lo he
convertido en una pesadilla. No era mi intención.

–Cu... –Ruben se aclaró la garganta–. ¿Cuál era tu intención entonces?

–No sé si tenía intenciones específicas, Ru. Sólo sabía que te deseaba desde el
primer día en que te vi, y no podía negármelo más, no cuando parecías desearlo
también.

Ruben tragó mientras miraba por encima de su hombro a Elijah. –Pero no me


deseas.

Elijah sacudió su cabeza mientras su agarre se soltaba ligeramente. –Te deseo,


Ru. Sólo que no estoy seguro de lo que quiero–. Esperaba que Ruben entendiera lo
que estaba diciendo. Elijah estaba muy confuso, pero sabía que no podía vivir sin
Ruben. El hombre era todo con lo que soñaba. No podía ver una vida sin él ahí de
alguna forma.

–Sabes muy bien como mandar señales contradictorias –dijo Ruben mientras
seguía mirando a Elijah por encima de su hombro–. ¿Qué quieres de mí?

Elijah soltó a Ruben mientras daba un paso atrás, pasándose la mano por su
pelo. ¿Qué quería? Dio la única respuesta que le vino a la mente, la única cosa que de
verdad necesitaba. –Tiempo.

Ruben se giró, encarándole mientras ladeaba la cabeza, estudiando a Elijah con


una intensidad que hizo que Elijah se sintiera como si Ruben pudiera ver
directamente en su alma. –Supongo que puedo darte eso.

Elijah no estaba seguro de si Ruben sabía lo que realmente significaba, pero lo


tomó por ahora. Sus viejos miedos lo acechaban. La pesadilla que había vivido
cuando su amante fue apaleado hasta la muerte por ser gay estaba en la superficie. No
sobreviviría si eso le pasaba a Ruben.
42
–Gracias.
Ruben se irguió, apartándose del coche mientras daba un paso hacia Elijah. –
Pero será mejor que no vuelvas a alejarme de nuevo.

Elijah entendió el significado. Esta era su única oportunidad con Ruben


Blaecleah. Ruben se estaba entregando a Elijah. Ahora era cosa de él decidir si el
hombre era suficiente para tomar la responsabilidad y la oferta. Elijah asintió
mientras rodeaba el coche hacia el asiento del pasajero. –Necesitamos llegar al
rancho.

Los ojos de Ruben se ampliaron, y entonces abrió la puerta del conductor,


entrando rápido. Elijah apenas entró en el lado del pasajero antes de que Ruben
saliera del arcén nevado, dirigiéndose a casa.

La mandíbula de Ruben cayó cuando entró en la parte delantera de la casa con


el coche. Ma estaba en el porche con Alani en sus brazos. Estaba paseando de un lado
al otro, y no se veía feliz. Debajo de ella, a mitad de los escalones, había una pared de
hermanos Blaecleah.

Pa estaba posicionado en la parte de abajo de los escalones, sus brazos


cruzados sobre el pecho y sus piernas ligeramente separadas como si retara a alguien
a pasar. Estaban creando una barrera entre Alani y la única mujer que Ruben esperaba
no volver a ver nunca en su vida.

Apretó sus dientes cuando paró y apagó el motor. Janice McCallister estaba
delante de Pa discutiendo con él. Su temperamento se alzó dentro de él mientras
cerraba de golpe la puerta del coche, haciendo que todos se giraran hacia él.

–¿Qué quieres?

Su madre biológica, Janice McCallister, lo miró, sus labios finos mientras le


lanzaba una mirada de desaprobación a Ruben. Sus ojos cortando hacia Elijah. Se
convirtió en una sombra profunda de rojo mientras sacudía un dedo hacia Ruben.
43
–Esa no es forma de hablarle a tu madre.
Por un latido, Ruben sintió arrepentimiento. Lo apartó cuando recordó la forma
en que su madre había sido mientras crecía. –Mi madre está de pie en el porche con
mi hija –asintió hacia Ma–. Ahora, ¿qué quieres, Janice?

La cabeza de su madre de nacimiento retrocedió como si Ruben la hubiera


golpeado. Sus ojos entrecerrados. La mirada no tuvo el efecto deseado que Ruben
sabía que ella esperaba. La mujer ya no lo intimidaba. Ruben ya no tenía un
sentimiento innato de asegurarse de que hubiera paz.

–Quiero ver a mi nieta –dijo con una brusquedad en su voz que le cabreó.

Ruben cruzó sus brazos sobre su pecho mientras se acercaba al porche


delantero y se quedaba junto a Pa. –No es tu nieta. Perdiste ese derecho cuando tú y
el buen reverendo nos echasteis a mí y a Matty. No quiero que mi hija crezca
alrededor de tanto prejuicio.

–Tengo todo el derecho de verla –resopló su madre.

–Lo siento, pero no –dijo Elijah mientras caminaba para colocarse junto a
Ruben y Pa–. No tiene derechos legales sobre ella en absoluto.

Su madre bajó su nariz hacia Elijah, una mirada arrogante cruzando su cansado
chupado. –Esto no es asunto tuyo. Esto es entre mi hijo y yo.

Elijah metió la mano en su abrigo, sacando una tarjeta de negocios,


extendiéndola hacia la madre de Ruben. –Mi nombre es Elijah James. Soy el abogado
de Ruben. Estoy titulado y pasé la oposición para abogado con una alta
recomendación del juez Thomas de la Corte Superior. Si tienes alguna duda sobre
quién soy, eres bienvenida a llamar al juez Thomas.

Ruben observó cómo los ojos de su madre bajaban para entrecerrarse en


pequeñas rendijas. –Lo sé todo de mis hijos. Son una abominación del señor. No
dejaré que mi nieta sea criada con tanta inmoralidad. También me pondré en contacto
con un abogado.

–Creo que tienes que irte –dijo Ma. Ruben quería reír y animar a Ma, pero
sabía que no sería bueno justo ahora.

–Me iré, por ahora. Pero volveré. ¡No tengas dudas de eso! –Janice balanceó un 44
dedo hacia Ruben–. ¡No será criada por un padre blasfemo!
Ruben apretó su mandíbula mientras daba un paso hacia la mujer que ya no
consideraba su madre, pero fue parado por una mano en su hombro. Sabía que era
Elijah, pero Ruben estaba realmente cansado de la actitud de más santos que tú de sus
padres. Estaba harto de esto.

–Déjalo. No tiene ninguna prueba –dijo Elijah detrás de él. Ruben miró a la
mujer que se iba hasta que su coche desapareció por la entrada. Respiró
profundamente mientras se giraba y se dirigía a la casa, subiendo los escalones para
darle a Ma un enorme abrazo.

–Gracias –dijo mientras le palmeaba la espalda.

–Nadie llegará a esta dulce bebé mientras haya algo de aire en mi cuerpo –dijo
Ma mientras abría la puerta, apresurando a Ruben y Elijah para que entraran.

Tan pronto como Ruben y Ma entraron, se giró y cogió a Alani, acurrucándola


cerca de su pecho. Cerró sus ojos y bajó su cabeza, inhalando la esencia
tranquilizadora que era única de los bebés. Podía sentirse visiblemente temblando y
sabía que sus nervios estaban de punta. Siempre lo estaban después de tratar con su
madre biológica.

–Es hermosa, Ru.

Ruben abrió sus ojos y vio a Elijah mirando a Alani con una mirada
maravillada en su rostro. Había algo más en los ojos azules de Elijah, pero estaba
oculto como si no quisiera que Ruben lo viera. Y Ruben no podía descifrar qué era.

–¿Te gustaría sostenerla? –preguntó Ruben mientras ladeaba a Alani en sus


brazos y la extendía.

–¡No! –El rostro de Elijah palideció y rápidamente sacudió la cabeza, pero


Ruben podía ver el anhelo en sus ojos–. Ruben, se me caerá.
Ignorando las protestas de Elijah, Dejó suavemente a Alani en sus brazos y le
mostró como aguantar su pequeña cabeza. –No, no lo harás. –Ruben sonrió mientras
observaba a su amante sosteniendo a su hija. Era algo que pensó que nunca vería, sin
importar cuantas veces había fantaseado sobre ello. Se inclinó y le dio a Elijah un
beso rápido en la mejilla–. Confío en ti, Elijah –susurró en la oreja del hombre.

–Jes... Ruben. 45
Ruben retrocedió y sonrió a Elijah. Palmeó su brazo y se giró.

–¿A dónde vas? –gritó Elijah–. No me dejes.

–No voy a ningún lado, Eli. Sólo quiero hablar con Ma y Pa sobre lo que pasó
antes de que llegáramos. Necesito descubrir por qué Janice está aquí. –Ruben apretó
sus dientes–. Y necesito descubrir cómo sabe siquiera sobre Alani porque sé que no se
lo dije.

Matty se colocó junto a Quaid, viéndose muy pálido y un poco con ganas de
vomitar. –No le dije nada. No he hablado con ella desde que nos fuimos de casa. –
Matty encogió sus hombros y apartó la mirada–. Lo intenté después de que Padre
muriera, pero no aceptaba mis llamadas.

–Matty –dijo Ruben mientras daba un paso adelante y atraía a su hermano a sus
brazos–. Sabes que Madre siempre ha estado bajo el pulgar de Padre. Si el hombre le
decía que dejara de respirar, se ponía azul. Probablemente no sabe qué hacer ahora
que está muerto.

Matty tembló en los brazos de Ruben. –Nunca la he visto así, Ruben. Estaba
lívida.

–Lo sé. –Ruben podía entender la confusión de su hermano perfectamente.


Janice McCallister no era conocida por ser una mujer con agallas. Vivía para su
marido. Ruben pensó que estaría perdida sin el reverendo, pero quizás estaba
equivocado–. Lo arreglaremos, Matty.

–Tienes todo el apoyo de esta familia, Ruben –dijo Pa–. Lo que necesites.

–Gracias, Pa. –Ruben tomó una profunda respiración y empujó a Matty de


vuelta a los brazos de Quaid, entonces se giró hacia Elijah–. ¿Tiene algo por lo que
apelar, Elijah?

La cabeza de Elijah se alzó de dónde estaba mirando al bebé. –Fuiste


legalmente adoptado por los Blaecleah, Ruben. Yo mismo entregué los papeles.
Ahora están como tus padres legales en tu certificado de nacimiento. Podría ser capaz
de hacer barullo, pero sólo tiene los derechos que le permitas.
–No quiero permitirle nada –dijo Ruben vehementemente–. Después de lo que
nos hizo a Matty y a mí, no la quiero cerca de Alani.
46
Los ojos de Elijah se entrecerraron. –¿Exactamente qué os hizo a Matty y a ti?
–Permitió que el reverendo nos maltratara –contestó Ruben. Empezó a pasear y
a pasarse las manos por su cabello mientras los recuerdos lo consumían–. Sabía lo
que estaba pasando, y sólo miró para otro lado. Ni una vez intentó parar a Padre.

–Ruben.

De repente sintió brazos rodeándolo. Parpadeó sorprendido cuando se dio


cuenta de que esos fuertes brazos pertenecían a Elijah. Ma estaba justo al lado con el
bebé en sus brazos.

–No permitiré que consiga a Alani –dijo Elijah tranquilamente–. Lo prometo.

La mandíbula de Ruben cayó cuando Elijah alzó la mano y acarició su mejilla.


Rápidamente miró alrededor, sonrojándose cuando vio las miradas conocedoras en
los ojos de aquellos que los miraban a Elijah y a él.

–Uh, Elijah... –Ruben se aclaró la garganta y se obligó a dar un paso atrás del
hombre. Quería permanecer justo dónde estaba. Demonios, quería enterrar su rostro
en la garganta de Elijah y quedarse envuelto en sus brazos tanto como pudiera. Pero
Elijah no estaba preparado. Había pedido tiempo, y Ruben había prometido darle ese
tiempo. Lanzarse a los brazos de Elijah delante de casi toda la familia Blaecleah no
era la forma de hacer eso.

Ruben se sintió un poco sonrojado y frío al mismo tiempo mientras ponía


varios pasos entre él y el tentador hombre. –Hay algo que podamos hacer para luchar
contra ella, porque lo necesitaremos, puedo decirte eso ahora. Puedo sentirlo. No va a
rendirse hasta que me arranque a Alani de mis brazos.

Elijah gruñó y cruzó el espacio entre ellos. Agarró los brazos de Ruben y lo
sacudió un poco. –Te lo dije, no dejaré que aparte a Alani de nosotros.

Ruben parpadeó. –¿Nosotros?

47
Capítulo 6
Elijah tragó duro. Podía ver a Ruben mirándolo con una combinación de
esperanza y vacilación. Los Blaecleah sabían que era gay, pero también sabían que no
lo anunciaba. Podría sólo dar un paso atrás y no dirían nada. O podría apartar la
incertidumbre ardiendo en los ojos de Ruben. Una parte de Elijah le gritaba que
apartara cualquier duda que quedara en Ruben, darle la confirmación que necesitaba.
Otra parte le gritaba a Elijah que se estaba exponiendo a una batalla perdida. Si
perdía a Ruben, Elijah no estaba seguro de si sobreviviría.

No podía soportar el abismo que podía sentir que crecía entre ellos por su
negativa a aceptar todo lo que Ruben le estaba ofreciendo. Había estado sintiéndolo
desde que salieron de su casa. Estaba mezclado con sus propios miedos de perder a
Ruben.

Pero, ¿se atrevería a dar un paso adelante y tomar lo que realmente quería?
¿Podría arriesgarse? ¿Y qué pasaría si no lo hacía? La postura de Ruben era rígida,
Elijah estaba sorprendido de que el hombre no se partiera en dos. Elijah sabía que si
no hacía algo, iba a perder a Ruben incluso antes de tenerlo.

–Ruben, yo... –El corazón de Elijah dolía mientras el rostro de Ruben cayó y
sus manos se apartaron–. No puedo prometer que vaya a bailar en medio de Main
Street ondeando una bandera del arco iris, pero te dije que lo intentaría y lo dije en
serio.

Ruben todavía se veía reservado, pero asintió. Elijah dio un paso tentativo
adelante y alcanzó la mano de Ruben. La sorpresa en el rostro de Ruben seguido por
un rápido sonrojo cubriendo sus mejillas bien valía la pena cualquier incomodidad
que Elijah sintiera al salir delante de la familia del hombre. Se inclinó y plantó un
pequeño beso en la frente de Ruben.

–Lo intentaré, Ru –susurró–. Lo prometo.

Eso pareció satisfacer a Ruben por la sonrisa que cruzó sus labios. Elijah estaba
todavía nervioso como el infierno y no tenía ni idea a dónde iba nada de esto, pero si
podía poner esa sonrisa llena de alegría en el rostro de Ruben cada día, sería un
hombre feliz.
48
–Bueno, quién tiene hambre –dijo Ma, rompiendo la tensión de la sala–. Es un
poco temprano para comer, pero escuché que el almuerzo es igual de bueno.

Elijah parpadeó cuando de nuevo se encontró con el bebé en los brazos, Ruben
corriendo detrás de Ma para ayudar en la cocina. Bajó la mirada al delicado bebé,
temeroso de moverse. Sólo sabía que si la dejaba caer, Ruben lo odiaría para siempre.
–Hey, chicos –llamó a cualquiera que le escuchara–, ¿un poco de ayuda aquí?

Pa se rio y le palmeó la espalda. –Lo estás haciendo bien, hijo.

–No, en serio. –Elijah empezó a entrar en pánico cuando todos se alejaron de él


y entraron en el comedor–. No puedo hacer esto. Se me caerá o algo.

–Sí –dijo Quaid–. No recomendaría eso. Los niños que se caen sobre sus
cabezas tienden a gritar mucho.

–Entonces, cógela –suplicó Elijah.

–Noooo –se rio Quaid mientras se alejaba, uniéndose a los otros en el comedor
y dejando a Elijah solo en el salón con Alani.

Justo cuando Elijah empezó a entrar en modo pánico, Alani abrió sus ojos.
Unos profundos ojos avellana mirándolo con una completa confianza que rompió el
corazón de Elijah tan rápido como lo había hecho su padre, con un solo parpadeo.

–Hey, pequeña –susurró Elijah suavemente mientras sonreía al bebé–. Mi


nombre es Elijah. Soy un amigo de tu papi.

Alani sólo siguió mirándolo, sus ojos parpadeando cada pocos segundos como
si intentara decidir si le gustaba que Elijah la cogiera o no. Elijah estaba embobado en
cuanto a qué hacer con ella. ¿Qué sabía él de bebés?

–Entonces, sí, ¿todo esto de los bebés? No tengo ni idea de qué estoy haciendo,
por lo que tendrás que ser paciente conmigo. Prometo no dejarte caer si me ayudas,
pero tienes que prometerme que no gritarás. ¿Trato?

La boca de Elijah cayó abierta cuando una pequeña sonrisa cruzó los labios de
Alani, una que era totalmente idéntica a la de Ruben, menos los dientes. El corazón
de Elijah se apretó cuando de la pequeña bebé salió un suave arrullo. Sabía que
estaba perdido.
49
–Oh maldición, tenías que sonreírme, ¿no? –Elijah levantó a la bebé un poco
más arriba de sus brazos y empezó a pasear alrededor de la sala mientras hablaba con
ella. ¿Quizás después de todo esto no sería tan malo?

Extendió la mano y pasó su nudillo por una mejilla regordeta entonces rio
suavemente cuando Alani agarró su dedo con su pequeña mano y se lo metió en la
boca, chupándolo casi inmediatamente.

–¿Sabes que tu papi me robó el corazón con su primera sonrisa? –Elijah sonrió
ante el recuerdo de la primera sonrisa de Ruben y lo intrigado que había estado en
aquel momento–. Y tienes la misma sonrisa. ¿Planeas robarme también el corazón?

Alani arrulló como si supiera exactamente lo que estaba diciendo Elijah. Sí,
estaba hundido. No había forma de que pudiera resistirse a esa sonrisa, no cuando le
recordaba tanto a Ruben. –Vas a ser un problema, ¿no? No importa que nacieras en la
familia Blaecleah. Van a ser necesarios todos ellos para mantener a los chicos
alejados.

–Muérdete la lengua.

Elijah alzó la mirada para ver a Ruben apoyado contra el arco del salón, sus
brazos cruzados sobre su pecho. Tenía una ceja arqueada como si preguntara algo a
Elijah. Sólo que Elijah no sabía qué.

–Eh...

–No se le permitirá tener citas –dijo Ruben–. Nunca.

Elijah sonrió.

–¿Piensas que estoy bromeando?

Elijah sacudió la cabeza. –Tengo una escopeta. Te la prestaré.

Ruben se rio mientras cruzaba la sala. Elijah no pudo evitar mirarlo, sus ojos
atraídos por la forma en que las caderas de Ruben se balanceaban. Maldición, no
podía ni siquiera ver al hombre caminando por la sala sin excitarse.

Ruben paró delante de él, bajando la mirada a la bebé. Alani escogió ese
momento para notar a su padre y arrullar hacia él, trayendo una sonrisa a los labios de
Ruben. Una que le quitó a Elijah el aliento y crispó sus nervios ya tensos. Deseaba 50
que Ruben lo mirara así. Estaba tan jodido de la cabeza. Estaba celoso de una maldita
bebé.

Elijah casi gruñe cuando Ruben alzó su cabeza para encontrarse con sus ojos y
la sonrisa lentamente cayó de los labios del hombre. Aunque la sonrisa no había
estado dirigida a él, no quería ver que desapareciera. La quería de vuelta. Al menos
podía disfrutar de la felicidad de Ruben aunque iba dirigida a alguien más.

–¿Qué va mal?

El rostro de Ruben se sonrojó mientras sacudía la cabeza y apartaba la mirada.


–¿Quieres que la coja?

–¿Ruben? –Cuando se negó a encontrarse con sus ojos, Elijah alzó a Alani más
en sus brazos y estiró la mano para coger la barbilla de Ruben, girando su rostro hacia
él–. ¿Qué va mal, Ruben?

Los ojos de Ruben bajaron, mirando a todos lados menos a Elijah. –Nada va
mal. El almuerzo está listo. Deberíamos ir.

–Ru, ¿háblame?

Los ojos avellana de Ruben estaban tumultuosos cuando finalmente se


encontraron con los de Elijah. –Solía fantasear sobre esto, ¿sabes?

Elijah frunció el ceño. –¿Fantasear sobre qué?

–Tú. –Ruben bajó la mirada hacia Alani–. Y ella.

La confusión de Elijah debió mostrarse en su rostro porque Ruben rio y se giró


para caminar hacia la ventana, mirando fuera. Sus hombros bajaron un poco como si
el peso del mundo estuviera sobre ellos.

–Cuando no estaba siguiendo a Mahra de un sitio a otro, me quedaba en el


campamento con Alani. Ayudaba dónde podía. Realmente no se necesitaba mucho
para que alguien que no tenía nada se sintiera bien, algo de agua limpia, un cuenco de
comida, un lugar seguro para dormir. Infiernos, incluso una sonrisa amable
funcionaba.

Elijah avanzó para que Ruben parara de hablar, cuando vio a Ruben empezar a
restregarse la nuca como si la tensión ahí estuviera atada con nudos. No es que no 51
quisiera escuchar lo que Ruben decía. Siempre quería escuchar lo que Ruben tenía
que decir, especialmente cuando salía de él. Pero Ruben parecía tan triste.

–Ru...

–Esas veces cuando sólo podía sentarme en mi tienda y jugar con Alani o
sostenerla. –La risa áspera de Ruben estaba llena de estrés–. Tan pocos como eran
esos momentos y lo lejos que estaban entre ellos, eran esos momentos, en los que me
preguntaba cómo sería verte sosteniendo a Alani. Fantaseaba sobre ello. Qué haría yo.
Qué diría.

Elijah inhaló rápidamente por las lágrimas brillando en los ojos de Ruben
cuando se giró y lo encaró. –Ru, qu..

–Nada de lo que fantaseé se ha acercado nunca a verte realmente sostenerla –


susurró Ruben. Tragó fuerte y apartó la mirada como si no pudiera seguir mirando a
Elijah sosteniendo a Alani.

Elijah estaba embobado. No podía pensar en una sola cosa que decir. No quería
arruinar el momento diciendo algo realmente estúpido o algo que alejara a Ruben de
él. Por lo que no dijo nada.

Ruben de repente sorbió y pasó los brazos por los ojos. Cuando acabó, se
irguió y caminó hacia Elijah, alcanzando al bebé como si nada que alterara la vida
acabara de pasar.

Elijah giró lejos, sosteniendo a Alani más cerca de su pecho. –La tengo.

Ruben miró por un momento, luego una risa rica y profunda llenó la sala. –
Estás reteniendo a mi hija de rehén.

Elijah sintió su rostro en llamas. –No.

–Sí.

–Yo sólo... sólo quería sostenerla un poco más. –Le gustaba saber que Ruben
había fantaseado con él, y si sólo lo incluía sosteniendo a Alani, seguiría abrazando a
la bebé hasta que sus brazos no pudieran más.

–Vale, Eli, sostenla un poco más –dijo Ruben mientras envolvía un brazo
alrededor de la cintura de Elijah y se inclinaba para darle un pequeño beso en la 52
mejilla–. Podría darme una oportunidad de realmente comer una comida entera sin
tener que levantarme.

Elijah frunció el ceño mientras seguía a Ruben al comedor. Realmente no le


gustaba como sonaba eso. Ruben ya parecía un poco delgado, a pesar de los músculos
que tenía. –¿No comes?

–Oh, como. Sólo que normalmente no tengo la oportunidad de comer todo lo


de mi plato con la pequeña princesa dando órdenes. –Ruben sonrió por encima de su
hombro–. Alani no es conocida por su paciencia.

–Necesitas comer. –A Elijah no le gustaba la idea de que Ruben no estuviera


comiendo suficiente. No le sentaba bien. Ruben necesitaba cuidarse mejor o Elijah
tendría que encargarse de hacerlo por él. Elijah asintió hacia las dos sillas vacías en la
mesa–. Ve a sentarte. La sostendré mientras comes.

–Elijah, realmente no tienes que...

–Siéntate. –Su tono no admitía desobediencia.

Ruben parpadeó hacia Elijah por un momento entonces se sentó sin una
palabra. Elijah sonrió y lo siguió, sentándose en la silla vacía al lado de Ruben.
Empujó a Alani en sus brazos, colocándola en su regazo, su espalda contra su
estómago, y luego envolvió un brazo alrededor de su cintura firmemente. Ayudó que
pudiera mantener su cabeza. Alani inmediatamente agarró su dedo y se lo metió en la
boca.

–Entonces –Elijah tragó duro. Podía sentir a cada miembro del clan Blaecleah
observándolo excepto la bebé en sus brazos. Rápidamente escaneó el montón de
comida en la mesa–. ¿Hay algo para comer con los dedos?

Elijah se apoyó en la puerta del dormitorio y observó a Ruben sentarse en la


cama, preparando a Alani para dormir. Había comido, eructado, la habían bañado, y
ahora estaba consiguiendo un pijama limpio. Sus ojos estaban empezando a caer. 53
Elijah se tomó eso como una buena señal. Era una niña adorable, pero los bebés
tomaban mucha atención.

Cuando Alani fue acostada para la noche, Elijah esperaba pasar algo de tiempo
a solas con Ruben. El día había sido interesante. Elijah había pasado tiempo en el
rancho Blaecleah antes en varias ocasiones. Sólo que nunca lo había hecho con
miradas conocedoras dirigidas en su dirección. Estaba seguro de que cada uno de los
Blaecleah sabía exactamente por qué estaba en el rancho.

Y extrañamente, no estaba molesto por ello. Elijah no entendía eso. Había


escondido sus deseos de ojos fisgones durante tanto tiempo que se había convertido
en una segunda naturaleza para él. No estaba seguro de cómo actuar ahora que la
gente lo sabía. Tampoco estaba seguro de cómo se sentía sobre que la gente lo
supiera.

Ruben envolvió una manta alrededor de Alani luego se levantó, colocando al


bebé contra su hombro. Se sonrojó cuando lo miró y vio a Elijah en pie en la puerta. –
No tienes que quedarte, Elijah.

–Me quedaré.

Ruben empezó a verse un poco más sonrojado, un poco nervioso. –¿Por qué no
bajas y tomas un café con Ma y Pa? Esto podría llevar un rato.

–Estoy bien.

–Bueno, al menos siéntate o algo.

Elijah sonrió mientras cruzaba la habitación hacia la silla situada junto a la


ventana. Paró lo justo para darle un pequeño beso a Alani en la frente y luego a
Ruben antes de ir felizmente a la silla y sentarse.

Ruben estaba de pie quieto, mirándolo. La sorpresa hizo que sus ojos avellana
fueran más oscuros. Elijah arqueó una ceja luego rio suavemente cuando el rostro de
Ruben se sonrojó de nuevo. El hombre era demasiado mono para ponerlo en palabras.
Que todavía pudiera sonrojarse después de todas las cosas que había visto y
experimentado era un milagro. Elijah esperaba que Ruben nunca perdiera esa
habilidad.

Elijah, sentado silenciosamente en la silla junto a la ventana, observó a Ruben


lentamente moverse por la habitación y palmear suavemente la espalda de Alani. Sus 54
movimientos eran seguros y fluidos. Se veía como si Ruben estuviera bailando con su
hija.

Elijah podría sentarse ahí y observarle durante horas. Se sentía un poco


culpable por la lujuria que empezó a atravesarlo mientras observaba a Ruben
moverse. El hombre tenía a su hija en sus brazos. Elijah sabía que no debería
excitarse por la atrayente visión, pero lo estaba.

Estaba tan inmerso observando los lentos balanceos de las caderas de Ruben,
preguntándose si se moverían de la misma manera si estuviera bailando con Ruben
que casi salta cuando de repente paró y caminó para dejar a la bebé en su cuna.

Se levantó y se colocó junto a Ruben cuando el hombre se irguió. Los ojos de


Ruben se ampliaron y un pequeño soplo de aire salió de su boca cuando se giró y vio
a Elijah junto a él.

Elijah sólo sonrió y agarró la mano de Ruben, atrayendo al sexy hombre a sus
brazos. –Mi turno –dijo suavemente para no despertar a la bebé. Tenía planes para
Ruben que no involucraban a ningún niño, o a nadie más.

–¿Quieres que te meza hasta dormir?

–Quiero que bailes conmigo.

La frente de Ruben se arrugó cuando frunció el ceño. –No hay música.

–No importa.

A Elijah le gustó la mirada sorprendida en el rostro de Ruben mientras


empezaba a moverlo lentamente alrededor de la habitación. Disfrutaba de la
sensación del hombre en sus brazos. Lentamente, casi vacilante, los brazos de Ruben
rodearon el cuerpo de Elijah, y su tensión empezó a alejarse.

Elijah agarró la cabeza de Ruben y la colocó en el ángulo de su cuello luego le


agarró la mano. Dobló sus dedos juntos y metió sus manos entrelazadas contra su
pecho. Envolvió su otro brazo firmemente alrededor de la espalda de Ruben.

Podría no estar sonando música en la habitación, sólo los sonidos de sus


irregulares respiraciones, pero Elijah no podía recordar haber disfrutado nunca de un
baile como el que estaba teniendo. Ni siquiera estaba seguro de que alguna vez
hubiera bailado así. 55
Elijah soltó la mano de Ruben y agarró su barbilla, echando su cabeza atrás lo
suficiente para poder alcanzar sus labios. El beso fue suave y gentil, y sólo un poco
vacilante. No estaba lleno del deseo ni de la lujuria abrumadora que normalmente
sentía cuando estaba alrededor de Ruben.

En su lugar, estaba coloreado de necesidad y un profundo anhelo que Elijah ni


siquiera sabía que estuviera sintiendo. Para cuando alzó la cabeza y bajó la mirada a
Ruben, se sintió tan mareado como parecía estarlo Ruben. Y Ruben lo miraba como si
fuera la octava maravilla.

Elijah tragó el nudo que se construyó en su garganta ante el suave brillo en los
ojos avellana de Ruben. ¿Alguna vez Thomas lo había mirado así? ¿Alguna vez
alguien lo había mirado así? Elijah no lo creía, y eso le hizo preguntarse si lo que
había tenido con Thomas había sido real. Lo que fuera que pasaba entre él y Ruben
parecía mucho más fuerte, y aun así mucho más simple.

Elijah se inclinó de nuevo y volvió a reclamar los suaves labios de Ruben. No


podía ni siquiera empezar a definir los sentimientos que pasaron por él cuando Ruben
gimió y se inclinó en el beso. No estaba seguro de que alguna vez fuera capaz de
darles nombre aunque lo intentara. Nunca nadie le había hecho sentir como lo hacía
Ruben Blaecleah.

No era sólo deseo o lujuria, aunque el hombre era lo bastante caliente para
quemar la pintura de las paredes a cincuenta metros. Elijah tenía una profunda
necesidad de aprender más sobre él, sus anhelos y deseos, sus más profundas
fantasías. Incluso quería saber lo que le gustaba y desagradaba a Ruben. Quería saber
lo que el hombre pensaba de cualquier tema. Elijah quería saberlo todo.

–Eli –susurró Ruben mientras se apartaba y lanzaba una rápida mirada a la


cuna junto a la pared. Tragó fuerte, deseo al desnudo brillando en sus ojos cuando
volvió a mirar a Elijah–. No puedo. No con...

–Sshhh, bebé –susurró Elijah mientras pasaba su pulgar por los labios de
Elijah–. Sé que no puedes. Sólo estamos bailando. Eso es todo.

–Sí, pero...

–Tanto como quiero que haya más entre nosotros, no estoy controlado por mi
libido, Ruben. Soy perfectamente feliz sólo sosteniéndote en mis brazos.
56
Un suave sonrojo llenó el rostro de Ruben. Elijah podía sentir la dura polla del
hombre presionándose contra él y sabía lo que estaba sintiendo. Elijah estaba
sintiendo el mismo deseo. Sólo que no sentía una abrumadora necesidad de actuar en
consecuencia. Sostener a Ruben en sus brazos era suficiente.

–Si esto es todo lo que tenemos esta noche, estoy bien con eso. Entiendo que
las necesidades de Alani tienen que ir primero.

–¿En serio?

Elijah se inclinó y besó la punta de la coqueta nariz de Ruben. –En serio.

–¿Y si sugiero que nos metamos en el baño?

La boca de Elijah cayó abierta mientras su cerebro explotaba. De repente se


sentía sobrecalentado y dolorido y deseaba más que bailar con Ruben alrededor de la
habitación y acurrucarse en los brazos del hombre. Bajó sus ojos a dónde Ruben
estaba nerviosamente lamiéndose los labios. Esos que deseaba y preferiblemente
envueltos alrededor de su dolorida polla.

– ¿Alguna vez has chupado una polla?

El rostro de Ruben se sonrojó de nuevo. Sus ojos cayendo al pecho de Elijah. –


¿Algo así?

–¿Algo así? –Elijah frunció el ceño confuso–. ¿Es una pregunta o una
afirmación?

–No creo que cuente cuando usas un tapón anal.

Las palabras de Ruben fueron pronunciadas tan bajo que Elijah casi no las
escucha. Cuando finalmente descubrió lo que Ruben estaba diciendo, casi se corre en
sus vaqueros. Tragó primero antes de hablar, temeroso de que el deseo atravesando
sus venas le hiciera imposible hablar.

–¿Le has hecho una mamada a un tapón?

Ruben se encogió, todavía negándose a encontrarse con la mirada de Elijah. –


Estaba practicando.

Elijah cerró sus ojos mientras una lujuria ardiente lo atravesaba como una 57
explosión. Podía sentir su polla goteando, llorando. La imagen de Ruben practicando
una mamada con un tapón era casi suficiente para poner de rodillas a Elijah.

– Baño –gruñó Elijah mientras empujaba a Ruben en esa dirección–. Ahora.

La inhalación repentina de Ruben fue un bálsamo para el alma de Elijah. La


entusiasta estampida del hombre corriendo hacia el baño lo calentó incluso más.
Ruben quería esto tanto como él. Elijah sólo estaba un paso por detrás de Ruben,
jugueteando con los botones de sus vaqueros mientras cerraba la puerta tras ellos.

Para entonces tenía los pantalones desabrochados y bajados hasta sus muslos y
entonces alzó la mirada, Ruben estaba inclinado sobre el lavamanos, sus propios
vaqueros alrededor de sus tobillos y una botella de lubricante y un condón en su
mano estirada. Rápidamente intentaba salir de sus vaqueros, pero se le habían
enredado en los pies.

Elijah se arrodilló tras Ruben y tranquilizó los movimientos del hombre con
una mano en su muslo. Con cuidado ayudó a Ruben a quitarse del todo sus vaqueros
y los apartó. Sus ojos casi se ponen bizcos cuando Ruben separó sus piernas, dándole
a Elijah una completa vista de todo lo que había entre ellas.

–Maldición, bebé –dijo Elijah mientras pasaba su mano por el culo de Ruben
suave y curvo–. Eres hermoso.

–¿Sí?

Elijah podía escuchar el nerviosismo en la voz de Ruben. Muy diferente del


hombre seguro de sí mismo que le había follado antes. Quizás Ruben no era tan
dominante como pensaba que era. Y quizás él lo era, pero no le importaba jugar un
rol más sumiso en ocasiones. De cualquier forma estaba bien para Elijah.

–Oh sí.

Elijah se levantó y se bajó los vaqueros el resto del camino pateándolos a un


lado. Se quitó la camisa por la cabeza y la tiró al suelo encima de sus vaqueros, luego
alcanzó la camiseta de Ruben. Cuando el hombre estuvo desnudo, Elijah presionó su
parte delantera contra la espalda de Ruben y colocó sus manos en los hombros de
Ruben.

–Míranos, bebé.
58
Los ojos avellana de Ruben se alzaron para encontrarse con los de Elijah en el
espejo del baño. Cuando Elijah supo que Ruben estaba mirando cada movimiento,
empezó lentamente a bajar las manos por el cuerpo del hombre, acariciando su piel.
El calor que empezó a llamear en los ojos de Ruben los oscureció hasta un marrón
profundo. Era una vista erótica, una de la que Elijah quería ver más.

–¿Te gusta esto, bebé? –susurró mientras pasaba sus dedos por los pezones de
Ruben. Sólo era una ligera caricia, apenas ahí, pero era suficiente para hacer que se
pusieran duros como piedras. Ruben jadeó pesadamente mientras asentía–. ¿Sí?

Ruben asintió de nuevo. Elijah sonrió. No hubiera podido apartar sus ojos del
cuerpo de Ruben aunque el baño hubiera estado en llamas. La forma en que el
hombre respondía a la caricia más simple le sorprendía.

–Eres muy táctil, ¿no?

Los ojos de Ruben se elevaron de las manos de Elijah en su cuerpo a


encontrarse con sus ojos. –¿Táctil? –Sonaba como si nunca hubiera escuchado la
palabra o no tuviera ni idea de lo que significaba.

–Eres muy sensible al tacto, Ru. –Elijah pasó su dedo por la punta del pezón
de Ruben y observó cómo se endurecía. La vista hizo que se estremeciera de deleite–.
Lo ansias.

Ruben se encogió de hombros. –Supongo.

Elijah empezó a bajar sus dedos más por el cuerpo de Ruben, observando cada
estremecimiento, cada inhalación. –Sí, bebé. Tu cuerpo necesita sentir mis manos en
ti. –Y Elijah tenía toda la intención de complacer esa necesidad.

Agarró el lubricante de la mano de Ruben y derramó un poco en sus dedos


antes de dejar la botella en la encimera. Manteniendo una mano en el pecho de
Ruben, movió la otra entre las nalgas de Ruben y pasó su dedo por la apretada
entrada del hombre. Estaba capturado por la vista del gemido de Ruben y la caída de
su cabeza atrás mientras uno de sus dedos entraba en el hombre. ¿Había una imagen
más hermosa?

–¿Te gusta esto, Ru? –preguntó Elijah–. ¿Se siente bien?

–¡Dios, sí! –gritó Ruben.


59
Elijah observó el éxtasis manifestarse en el rostro de Ruben mientras su dedo
lo follaba, añadiendo un dedo después de otro hasta que el hombre estuvo lo bastante
estirado para tomarlo. Si esta iba a ser la primera vez de Ruben, quería que fuera un
recuerdo que le trajera regocijo.

–Vale, bebé –dijo Elijah cuando Ruben estuvo lo bastante estirado para
tomarlo–, inclínate sobre la encimera y separa tus piernas, pero sigue mirando al
espejo. Quiero ver tu rostro mientras te tomo.

Elijah alineó su polla con el culo de Ruben luego alzó la mirada. Cuando
capturó los ojos de Ruben, empezó lentamente a empujar dentro de la apretada
entrada del hombre. Los ojos de Ruben se ampliaron. Empezó a jadear suavemente.

–Oh demonios, bebé –gimió Elijah cuando se empujó y sus bolas rozaron el
culo de Ruben. Se quedó ahí por un momento, sin moverse, sólo saboreando la
sensación de estar enterrado hasta las bolas dentro del hombre con el que había
soñado tanto tiempo. El apretado culo de Ruben estaba envuelto tan ajustado
alrededor de la polla de Elijah que juraría que sentía cada latido del hombre.

Elijah salió lentamente hasta que sólo la cabeza de su polla permaneció dentro
del primer anillo de músculos entonces empujó a casa hasta que ni un centímetro de
su polla permaneció fuera del culo de Ruben. El largo grito de necesidad que salió de
los labios de Ruben era un bálsamo para su alma.

A Elijah le encantaba ver a Ruben en el espejo. Contra más se movía, más


aturdidos se volvían los ojos de Ruben. El color avellana profundo oscureciéndose
con cada empuje, convirtiéndose casi en marrón chocolate oscuro.

–Se siente tan bien, Ru –jadeó Elijah suavemente entre palabras–. Voy a
follarte hasta que grites.

El rostro de Ruben enrojeció. Elijah agarró los hombros de Ruben y los usó
para hacer palanca mientras embestía dentro del apretado culo del hombre. La presión
rodeando su polla era sobrecogedora. Elijah pensaba que nunca había sentido nada
igual. El culo de Ruben estaba hecho para él. Acunaba su polla con la cantidad justa
de tensión por lo que Elijah sentía cada movimiento.

–Eli.

Elijah sonrió y su mano rodeó a Ruben envolviendo sus dedos alrededor de la


polla del hombre. Un pequeño gemido de necesidad salió de los labios de Ruben 60
mientras empezaba a mover sus caderas, empujando hacia delante en la mano de
Elijah luego atrás para empalarse a sí mismo en la polla de Elijah.

–Eso es, bebé –gimió Elijah–. Toma lo que necesitas.

Los ojos de Ruben se pusieron vidriosos. Los suaves gemidos saliendo de él


haciéndose más fuertes. Elijah sintió cada uno de ellos como una suave caricia contra
su alma. Era el que estaba dándole este placer a Ruben, haciendo que se
descontrolara. Él. Elijah James. Nadie más. Sólo él.

Elijah podía sentir sus bolas acercándose a su cuerpo. Apretó su mano


alrededor de la dura polla de Ruben y empezó a empujar más fuerte, más rápido.
Necesitaba que Ruben se corriera antes que él. Era más importante que respirar.
–Córrete para mí, bebé –susurró Elijah en la oreja de Ruben–. Quiero sentirte
correrte en mi polla, sentirte, apretarme hasta que me corra en tu culo.

Ruben gimió una vez y se corrió en la mano de Elijah y en la encimera. Elijah


gimió cuando los músculos de Ruben se apretaron alrededor de su polla. Sus piernas
empezaron a temblar como si sostenerlo fuera más de lo que pudieran manejar. Elijah
dobló sus rodillas y empujó su polla dentro del culo de Ruben mientras una ola de
intenso placer lo barría.

–¡Ruben! –gritó mientras se corría, llenando a Ruben con su liberación. Elijah


se estremeció durante varios momentos mientras seguía chorreando dentro de Ruben.
Cuando no quedó nada más en sus bolas, Elijah bajó su cabeza sobre el hombro de
Ruben y envolvió sus manos alrededor de la cintura del hombre, sosteniendo a Ruben
apretadamente contra su cuerpo.

–¿Estás bien, Ru?

–Te lo diré cuando mis piernas vuelvan a funcionar.

Elijah rio y levantó sus ojos para mirar a Ruben en el espejo. El rostro de
Ruben todavía estaba sonrojado, sus ojos ahora volviendo a su marrón avellana
normal. Tenía la mirada de un hombre que acababa de ser follado a conciencia y
estuviera alucinando con la experiencia. Le quedaba muy bien.

Ruben hizo una mueca cuando la deshinchada polla de Elijah se deslizó fuera
de su culo. Elijah se sintió mal cuando se dio cuenta de que su amante estaba un poco
escocido. Probablemente no debería haberlo follado tan duro la primera vez. Sólo que
parecía que no podía evitarlo. 61
Sin embargo, ahora podía cuidar de Ruben. Elijah agarró una toalla limpia de la
estantería y la mojó con agua caliente. Sonrió en el espejo a Ruben. –Separa tus
piernas, bebé.

Ruben parecía ligeramente confundido, pero hizo lo que Elijah le ordenó.


Elijah se agachó detrás de Ruben y empezó a limpiarlo, sonriendo ante la suave
inhalación que escuchó del hombre. –Parte de tener un amante es asegurarse de que
está bien cuidado después.

–Sí –gimió Ruben–. ¿Pero se supone que tiene que ponerte cachondo?

Elijah rio. –Definitivamente.

–Entonces funciona.

Elijah no pudo evitar la sonrisa de satisfacción en su rostro. Apartó una nalga


de Ruben y restregó suavemente la toalla por la grieta del culo de Ruben. Los ojos de
Elijah se ampliaron de repente y un profundo pavor lo llenó cuando más semen salió
del culo de Ruben. ¡Oh mierda!

–Oh, Ruben... –Elijah tragó fuerte y se levantó. Necesitaba mirar a Ruben a la


cara cuando admitiera el horrible error que había cometido. Era su responsabilidad
asegurarse de cuidar de su amante, y había hecho un trabajo de mierda–. Bebé, yo...

Las cejas de Ruben se juntaron mientras le devolvía la mirada a Elijah en el


espejo. –¿Qué?

–Olvidé usar el condón. –Los ojos de Elijah se alejaron mientras la culpa lo


llenaba. Se dio cuenta de que estaba divagando, pero no parecía poder parar las
palabras cuando empezaron a salir de su boca–. Lo siento tanto. Debería haber estado
preparado, pero yo...yo sólo me dejé llevar por el momento. Juro por dios que estoy
limpio, Ruben. No he estado con nadie en años, incluso me he hecho pruebas varias
veces desde entonces. Puedo enseñarte los resultados de mis pruebas. Están en mi
casa. Nunca te pondría en peligro. Juro que sólo lo olvidé. Yo...

–Hey. –Ruben se giró y agarró su rostro, girando a Elijah para que lo mirara.
Elijah necesitó todo su coraje para alzar los ojos y encontrarse con su mirada.

–Lo siento tanto, Ruben –susurró.


62
–Está bien. Confío en ti, Elijah. –Ruben sonrió–. Si no confiara en ti, no te
habría dejado estar cerca de mí.

–Sí, pero, Ruben...

–Ssshh. –Los dedos de Ruben se presionaron contra los labios de Elijah–. Te


has hecho pruebas, y yo nunca he estado con nadie excepto Mahra. Ambos estamos
limpios por lo que sabemos. Si te hace sentir mejor, podemos hacernos las pruebas
juntos. –Elijah empezó a abrir su boca cuando Ruben presionó otro dedo en sus
labios–. Podemos ir a la ciudad y hacernos pruebas. Nadie tiene que saberlo.

Elijah se sintió aliviado y arrepentido todo al mismo tiempo. No quería que


nadie se metiera en sus asuntos. Prefería ser una persona anónima en una gran ciudad
que ir al único doctor de Cade Creek. Pero también se sentía mal por estar obligando
a Ruben a esconder su relación.

Elijah bajó su frente contra la de Ruben. –Se está volviendo más fácil, Ruben.
Lo juro. Sólo necesito un poco más de tiempo.

Los ojos de Ruben eran traviesos. –No me voy a ninguna parte.

63
Capítulo 7
Habían pasado dos semanas, y no había oído ni una palabra de Janice. Ruben
estaba empezando a preocuparse. Supo cuando se fue que no sería el final. Janice
quería a Alani, y era lo bastante malvada para intentar alejarla de Ruben.

Esperar que actuara sobre sus amenazas le estaba volviendo loco. Temía dejar a
Alani en caso de que Janice viniera a por ella. A pesar de lo que Elijah dijo, había una
parte de Ruben que estaba asustado de que un juez le diera a Janice derechos sobre
Alani. Ruben no podía permitir eso, pero tampoco sabía cómo evitarlo.

Elijah siguió intentando asegurarle a Ruben que la mujer no tenía base para un
caso, pero conociendo a Janice, no necesitaría una orden del juez para llevarse a
Alani. Si el juzgado no le daba permiso, Janice contrataría a alguien. Ruben lo sabía.
Lo sentía profundamente en su alma. Janice quería a Alani, y no pararía hasta
conseguirla.

Que era por lo que Ruben estaba fuera de la oficina de Elijah, intentando reunir
coraje para entrar. Elijah había ido al rancho varias veces en las dos últimas semanas.
Y Ruben había estado en su casa una. Aunque todavía tenían que pasar una noche
entera juntos, y eso molestaba a Ruben más de lo que quería admitir.

Quería pasar toda una noche envuelto en los brazos de Elijah, despertarse junto
al hombre por la mañana. Quería gritar desde los tejados que Elijah era suyo. Pero
también quería darle a Elijah el tiempo que necesitaba para asumir su relación. Le
había prometido que lo haría, pero se estaba volviendo más y más difícil cada vez que
tenía que decirle adiós a Elijah en lugar de buenos días.

Ruben suspiró y abrió la puerta. No había nada que pudiera hacer hasta que
Elijah estuviera preparado. Sólo tendría que esperar a que el hombre saliera. Colocó
una sonrisa en su rostro y entró a la oficina del abogado, parando delante del
escritorio de la recepcionista.

–Hola, Sandy, ¿tiene el Sr. James un momento para encontrarse conmigo?

–Buenos días, Sr. Blaecleah –dijo Sandy, la recepcionista, mientras alzaba el


teléfono en su escritorio–. Está en una reunión en este momento, pero le diré que
estás aquí. ¿Por qué no te sientas? 64
Ruben podía escuchar a la recepcionista hablando por teléfono mientras
caminaba hacia una de las sillas al lado de la puerta y se sentaba. Tiró del borde de la
manta y comprobó a Alani, sonriendo cuando vio que estaba dormida, y entonces la
volvió a cubrir. Había estado dormida desde que Ruben la ató al asiento del coche y
condujo hasta la ciudad. Ni siquiera se había despertado cuando la puso en la mochila
para bebés. Alani podía dormir con cualquier cosa menos ruidos realmente fuertes o
repentinos.

–¿Qué tiempo tiene tu hija?

Ruben alzó la mirada y sonrió a Sandy. Trabajaba para Elijah desde que
conocía al hombre. Ruben sabía que Elijah confiaba en la mujer como su mano
derecha en la oficina. –Tiene casi siete meses.

–¿Puedo ver? –preguntó Sandy mientras salía de detrás del escritorio.

Ruben apartó la manta para revelar el rostro dormido de Alani.

– Oh, es tan mona –susurró la recepcionista, bajando la voz.

–Sí, se ve como su madre excepto por mis ojos.

El rostro de Sandy cayó. –Lo siento, Ruben. Escuché lo que le pasó a tu mujer.

Ruben asintió. Se estaba volviendo más fácil recordar a Mahra sin sentirse
como una mierda. Esperaba que con el tiempo fuera capaz de recordarla con cariño
en lugar de la pérdida. No se había dado cuenta hasta que se fue cuánto echaría de
menos a la mujer que se había convertido en una gran amiga para él.

–¿Vas a ir al programa de navidad en la iglesia en nochebuena? –preguntó


Sandy mientras volvía a sentarse en su escritorio.

–¿Programa de navidad? –se estremeció Ruben.

–Oh sí, Brody y Neason han estado planeándolo durante semanas. Los niños
están tan excitados con ello.

Ruben casi gruñe. Si Brody y Neason lo habían estado planeando, estaba


bastante seguro de que tendría que ir. No quería. Los programas de navidad en la
iglesia le ponían de los nervios. Tenía pesadillas sobre ser obligado a participar y 65
conseguir su culo apaleado por su padre cuando su representación no era perfecta.
–Supongo que iré, pero depende de cómo se sienta Alani.

Sandy frunció el ceño. –¿La Sra. Blaecleah está enferma?

Ruben rio. –No, no, ella está bien. Mahra y yo llamamos a la bebé por Ma. Me
refería a ella.

–¿Está enferma?
–No, pero no está acostumbrada al frío tampoco. Nació en los desiertos de
África. El cambio de clima ha sido un poco duro para ella.

–Oh, bueno, si no puedes venir, asegúrate de pasarte con ella. A mi marido le


encantaría conocerla. Echa tanto de menos a nuestros nietos. Viven tan lejos y sólo
pueden venir aquí unas cuantas veces al año.

–Me aseguraré de hacerlo – sonrió Ruben–. ¿Cómo está Mark?

–Está bien. Tiene algunos problemas tratando con su jubilación, pero lo


superará.

–No sabía que Mark estaba jubilado. –El hombre parecía tan joven. Claro,
estaba a mitad de sus cincuenta, pero esa no era la edad de jubilarse. Y estaba en
buena forma física la última vez que Ruben vio a Mark por la calle.

Sandy suspiró. –Es la economía. El taller tenía que despedir a gente.


Decidieron acabar con toda la división de Mark y subcontratar a otra compañía. Mark
ha estado buscado otro trabajo, pero no mucha gente quiere contratar a alguien de su
edad. Por lo que estamos llamando a esto su jubilación a menos que salga algo más.

Ruben frunció el ceño. –Tiene muchos años de experiencia en el taller, ¿no?

–Casi veinte años.

–¿No hace ningún trabajo de carpintería?

Sandy rio. –Sólo como hobby. Le encanta trabajar con sus manos. Es por eso
por lo que fue a trabajar en el taller. Le daba la oportunidad de trabajar en la madera y
usar sus manos. Dos de sus cosas favoritas.
66
Ruben tenía una idea. –¿Sabe algo de armarios o tapicería?
–Formalmente no, pero ha estado trabajando en cosas como esas durante años.
Hizo todo el trabajo en nuestra casa.

–Podría tener una idea si Mark está de acuerdo. –Ruben se deslizó adelante en
su asiento–. Ma y Pa compraron diez acres para mí en el lado más lejano del rancho.
Van a ayudarme a construir una casa para Alani y para mí. Aunque el contratista para
la propia casa ya ha sido escogido, hay algunos trabajos especiales en madera que me
gustaría añadir para hacer del lugar algo único. ¿Crees que Mark podría estar
interesado en ello?

–¿Cuánto tiempo duraría el trabajo?

Ruben se encogió de hombros. –Hasta que se acabe el trabajo, supongo. No son


muchas cosas, pero debería darle a Mark algo de trabajo al menos para los siguientes
dos meses. Si hace un buen trabajo, imagino que se correrá la voz y quizás consiga
algún trabajo de carpintería en casas, incluso si sólo quería que sea un hobby.

Ruben estuvo aliviado cuando Sandy empezó a sonreír. No estaba seguro de si


a la mujer le gustaría la idea, e incluso estaba menos seguro de Mark. Apenas conocía
al hombre. Pero necesitaba el trabajo hecho, ¿y por qué no alguien de Cade Creek?

–Hablaré con Mark y le diré que te llame.

–Eso sería fantástico. El contratista puede construir la casa, pero realmente


necesitas a un artista para hacerla especial. –Ruben señaló al bebé atado a su pecho–.
Ahí es dónde Alani crecerá, y quiero que sea el mejor lugar posible.

La sonrisa de Sandy se amplió. –Eso es lo que todos queremos para nuestros


hijos.

Ruben abrió su boca para contestar cuando la puerta de la oficina de Elijah de


repente se abrió. Elijah y otro hombre salieron, Elijah estrechando la mano del
hombre. –Debería tener esos papeles archivados para ti el miércoles, Bob.

– Gracias Elijah.

Ruben supo el momento en que Elijah se dio cuenta de que estaba en la sala.
La postura de su cuerpo se tensó, y una ligera mirada de pánico invadió su rostro.
Ruben sintió un instante de dolor. Suspiró y se levantó, envolviendo sus brazos 67
alrededor de Alani para anclarse a alguien que lo amara.
–Sr. James, sé que no tenía cita, pero me preguntaba si podría tener un
momento de tu tiempo. –Cada palabra era como una daga en el pecho de Ruben.
Odiaba la necesidad de fingir que no tenían una relación fuera de la oficina de Elijah.

–Sí, por supuesto, Sr. Blaecleah. –Elijah sonrió a Bob y se giró hacia Sandy–.
¿Puedes conseguirme la carpeta de los Blaecleah por mí, Sandy?

–Ahora mismo, Sr. James.

Ruben esperó hasta que Sandy se alejó y Bob se fue antes de girarse y seguir a
Elijah dentro de la oficina. Casi salta cuando la puerta se cerró violentamente detrás
de él. –Elijah, qué...

–Maldición, Ruben. –Elijah se pasó la mano por el pelo mientras paseaba de un


lado al otro de la puerta. Ruben no estaba seguro de haber visto nunca al hombre tan
agitado–. No puedes venir a mi oficina.

Ruben parpadeó en confusión. –¿No puedo?

–No, no puedes. –Elijah le envió a Ruben una mirada que decía que pensaba
que estaba loco–. ¿Qué pasa si alguien te ve? ¿Qué pasa si Bob habla o empieza a
hacer preguntas?

Ruben tragó pasando la bilis que se alzaba por su garganta. Alcanzó la bolsa
del bebé y sacó un sobre de manila que había traído para Elijah. Era su testamento.
Lo había certificado y ahora necesitaba que Elijah lo llevara a la corte. Lo golpeó
contra el pecho de Elijah, sin sorprenderse nada cuando los ojos de Elijah se
ampliaron.

–¿Qué pasa si sólo fuera un cliente trayéndote papeles legales que necesitara
que lleves al juzgado? ¿Sería aceptable venir entonces a tu oficina?

Ruben no esperó a que Elijah contestara. Se giró y abrió la puerta, pasando a


una Sandy sobresaltada. Las lágrimas picaban en las esquinas de sus ojos para cuando
llegó a la puerta principal y salió.

¡Qué le jodan! Ruben no necesitaba esa mierda en su vida. Tenía mucho


trabajo por delante en su vida siendo padre soltero. No necesitaba ser el sucio secreto
de Elijah también. Si Elijah estaba tan avergonzado de él que ni siquiera quería que 68
fuera a su oficina, entonces a Elijah podían darle por culo.
Ruben disminuyó sus pasos cuando se dio cuenta de que la gente estaba
empezando a mirarlo mientras se apresuraba por la calle. A pesar de que se sentía
como si su corazón hubiera sido arrancado del pecho, se negaba a devolverle eso a
Elijah. Aparentemente, la privacidad del hombre significaba más para él que nada,
incluso que Ruben.

Tenía mejor control de sí mismo para cuando llegó a su coche. Con cuidado
apartó a Alani de su pecho y la abrochó en su asiento. Dejó la mochila porta-bebés en
el asiento trasero y silenciosamente cerró la puerta.

Ruben estaba subiendo a su coche justo cuando su móvil sonó. Lo cogió y


contestó sin mirar quién era, e instantáneamente deseó haberlo hecho cuando escuchó
la voz de Elijah por el teléfono.

–Lo siento, Ruben. He exagerado. Por qué no te encuentras conmigo en mi


casa, y podemos hablar de esto.

Ruben suspiró y se restregó los ojos. –No, Elijah. Creo que es mejor si me voy
a casa.

–Ruben, por favor. Dije que lo sentía.

La cabeza de Ruben cayó contra el respaldo del asiento. –Lo sé. Te escuché, y
te creo.

–Entonces encuéntrate conmigo en mi casa.

Ruben tragó fuerte. Tenía un grueso nudo de lágrimas obstruyendo su garganta.


–Sólo iré a casa, Elijah.

Elijah suspiró. –Bien, entonces me encontraré contigo en el rancho después de


trabajar.

–No, no creo que sea una buena idea tampoco, Elijah.

Hubo silencio por un momento, y Ruben supo que Elijah estaba pensando
cómo poner en palabras su siguiente frase. Ruben podría haberle ahorrado la
molestia. Había pensado que podría esperar, que podría darle a Elijah el tiempo que
parecía necesitar. Estaba equivocado. La reacción de Elijah en su oficina le dijo a 69
Ruben todo lo que necesitaba saber. Elijah nunca iba a salir del armario, y no había
suficiente sitio allí para Ruben y Alani.

–Ruben, por favor.

Había un tono de súplica en la voz de Elijah. Casi hace que Ruben se rompa
hasta que recordó cómo se había sentido cuando Elijah había negado su relación.
Tragó de nuevo mientras una lágrima bajaba por su mejilla.

–Adiós, Elijah.

La mano de Ruben tembló cuando colgó y tiró el móvil al asiento del pasajero
junto a él. Se sentía entumecido cuando encendió el coche y salió al tráfico,
dirigiéndose a casa. Sólo quería ir a casa y fingir que nunca había conocido a Elijah
James. Sólo que no creía que fuera posible. El hombre estaba marcado en su misma
alma. Y Ruben no tenía ni idea de qué iba a hacer sin Elijah en su vida.

Se limpió las lágrimas de sus ojos con la manga de su camisa. Parpadeó cuando
unos faros brillaron en su espejo retrovisor. El coche estaba justo detrás de él,
impidiendo que viera quién estaba en el asiento del conductor.

Una rápida comprobación al indicador de velocidad mostró que estaba al límite


de velocidad. Ruben disminuyó la velocidad para que el idiota de detrás pudiera
pasarlo, pero el coche sólo disminuyó la velocidad y continuó siguiéndolo.

Ruben tragó fuerte y cogió su móvil. Algo de mal agüero empezó a subirle por
la columna. Ruben estaba conduciendo. No se sentía seguro apartando los ojos de la
carretera el tiempo suficiente para buscar en su lista de contactos o marcar un
número, por lo que sólo apretó la tecla rellamar en el teléfono. Sabía quién
contestaría.

–¿Ruben?

–Alguien me está siguiendo.

–¿Estás seguro?

–Oh, sí, disminuí la velocidad para que pudieran pasarme y sólo disminuyeron
la velocidad. No quieren pasarme.

–No pares por ninguna razón, Ruben. Dirígete directamente hacia el rancho. 70
Sandy está llamando a tus hermanos por la otra línea. Vendrán de la dirección del
rancho. Iré desde el pueblo.

–Elijah...

–Salgo ahora, Ruben. Sólo permanece en la línea conmigo.

Ruben estaba aterrorizado. No importaba cuanto acelerara o disminuyera la


velocidad, el coche tras él se quedaba justo detrás. El coche estaba tan cerca que si
hubiera pisado los frenos, el vehículo se habría golpeado contra su parachoques.

Ruben pensó en todos los escenarios que pudo. Parar, acelerar, girar a otra
carretera, dar la vuelta, e incluso ir al arcén. No podía pensar que sería lo mejor, lo
que no heriría a su precioso paquete en el asiento de atrás.

–¿Ruben?

–¿Sí?

–Háblame, bebé.

–No quiero hablar contigo. Estoy enfadado.

–Lo sé, Ru, pero háblame de todas formas.

–Eres un asco. –Ruben sonrió cuando escuchó la risa de Elijah a través del
teléfono.

–Sí, bebé, lo soy, y lo siento. Entré en pánico.

Ruben suspiró. –No puedo seguir haciendo esto, Elijah.

–Ruben...

–No, escúchame. Ahora mismo tengo demasiadas cosas en mi cabeza como


para esta mierda. No tengo la energía para comprobar si alguien está mirando en cada
maldito momento en que quiera hablarte o besarte. Pensé que podría esperar a que te
acostumbraras a nosotros, pero no puedo. Preferiría estar sólo que sentir como si te
avergonzaras de mí.

–Maldición, Ruben –contestó Elijah–. Nunca he estado avergonzado de ti. 71


Ruben suspiró. –Bueno, pues así es como se siente.

–Ruben, yo... maldición, este no es el momento para esta conversación, Ruben.

–¿Hay algún momento?

–Maldición, Ruben, no te rindas conmigo. No lo permitiré.

Ruben parpadeó y apartó el teléfono de su oreja para mirarlo. ¿Elijah no


permitiría que se rindiera con él? ¿Desde cuándo? Parecía ser el que huía, no Ruben.
Justo cuando Ruben empezó a ponerse el teléfono de nuevo en su oreja, el coche tras
ellos le golpeó.

–¡Oh, mierda! –gritó Ruben mientras dejaba caer el teléfono y agarraba el


volante con las dos manos. El coche viró lo suficiente para hacer que el corazón de
Ruben retumbara en su pecho y entonces volvieron a la carretera de nuevo. Ruben
miró por el espejo retrovisor. El otro coche todavía lo seguía de cerca.

Ruben sabía que no llegaría muy lejos para alcanzar un lugar seguro cuando
vio los faros de varios vehículos yendo en su dirección. Sus ojos casi se le salen
cuando una larga línea de camionetas se colocó en dos líneas, tomando ambos lados
de la carretera.

En lugar de pisar los frenos, Ruben rezó y aceleró. La línea de camionetas se


separó lo suficiente para que el coche de Ruben pasara y luego se cerró de nuevo.
Ruben tomó una profunda respiración. Miró por encima de su hombro justo para ver
a dos camionetas virar y empezar a seguirlo. El resto bloqueaban la carretera.

Ruben se dirigió a casa.

Pa estaba de pie bajo los escalones, con una pistola en mano, cuando Ruben
entraba. Ma estaba detrás de él, paseando de un lado al otro del porche. En el
momento en que Ruben paró el coche y apagó el motor, ambos se dirigieron al coche.
Rourke y Billy salieron de una camioneta. Seamus salió de la otra. Todos avanzaron.

–¿Estás bien, hijo? –preguntó Pa mientras miraba la entrada.

–Estoy bien, Pa. Sólo un poco asustado. –Ruben fue a la puerta trasera, la abrió
y se inclinó para sacar a Alani. Todavía estaba dormida. Agarró la bolsa de pañales y
se la colocó encima del hombro cerrando la puerta con su cadera. 72
–Vamos. Vamos a sacaros del frío –dijo Ma mientras envolvía un brazo
alrededor de la cintura de Ruben–. Tengo té calentándose en la cocina.

Ruben empezó a seguir a Ma subiendo los escalones hasta que escuchó a los
otros volviendo. Le pasó a Alani a Ma y retrocedió para colocarse junto a Pa y los
otros. Su corazón latió un poco más rápido cuando vio el coche de Elijah entrar detrás
de los otros. No podía creer el alivio que sintió al ver al hombre.

Ruben esperó hasta que Elijah salió del coche y empezó a hablar con sus
hermanos luego se giró y entró en la casa. Si esperaba hasta que Elijah le enfrentara,
Ruben no creía ser capaz de evitar lanzarse a los brazos de Elijah.

Y Elijah no quería eso.

Ruben entró en la cocina y cogió a Alani de Ma luego fue a sentarse a la mesa.


Envolvió sus brazos alrededor de su hija y bajó su cabeza sobre la de ella para
esconder la necesidad en su rostro. No le haría ningún bien.

Además, sabía que necesitaba controlarse antes de que alguien más entrara.
Querrían hacerle preguntas. Tendría que controlarse para hacer algo más que mirar a
Elijah.

–Aquí hay algo de té, hijo.

Ruben sonrió a Ma cuando colocó una taza de té delante de él. –Siempre sabes
lo que necesito, Ma.

Ma se sentó junto a Ruben con su propia taza de té luego palmeó la mano de


Ruben– Eso es lo que hacen las madres, hijo.

La mandíbula de Ruben cayó. –Oh demonios, sé lo que pasó –susurró.

–¡Ruben!

Ruben se sonrojó. –Lo siento, Ma.

Ma frunció el ceño. –Ahora, ¿de qué hablas?


–Sé quién me estaba siguiendo.

–¿Quién? –preguntó una voz desde la entrada. 73


Capítulo 8
Elijah observaba desde el arco entre el comedor y el salón cuando la cabeza de
Ruben se alzó por su pregunta. –Responde a mi pregunta, Ruben. ¿Quién estaba
siguiéndote?

–Creo que era Janice.

Elijah cruzó sus brazos por encima de su pecho y se apoyó en el arco. Era la
única forma en que evitaría alcanzar a Ruben, y después de su última conversación,
no creía que el hombre se lo permitiera.

–¿Por qué piensas que fue Janice?

–¿Quién más podría haber sido? –preguntó Ruben–. Nadie más quiere
conseguir algo de mí.

–¿Pero estás seguro que querían algo de ti? ¿Podrías jurarlo en un juicio?

Ruben se levantó, una mano envuelta alrededor de Alani, la otra apuntando a la


parte delantera de la casa. –¿Has visto mi coche? –gritó–. Me golpearon. Intentaron
sacarme de la carretera.

Elijah alzó su mano. –Ruben, sólo pregunto porque necesitamos poner una
denuncia. No puede ser sólo tu mejor conjetura. Tienes que saber de hecho que era
Janice y no un conductor borracho o algo.

Ruben se veía amotinado por un momento, luego suspiró y dejó caer su cabeza.
–Vale, veo lo que quieres decir. Sé que fue Janice, pero no puedo demostrarlo. En este
punto, todo lo que puedo demostrar es que alguien ha intentado sacarme de la
carretera. Supongo que eso no es suficiente para poner una denuncia.

–Llamé al sheriff desde la camioneta –dijo Rourke–. Debería llegar pronto para
hacer un informe.

–Bien –asintió Elijah–. Debería haber un informe en caso de que vuelva a


pasar. –Los ojos de Elijah se deslizaron hacia Ma cuando inhaló rápido y presionó su
mano contra su pecho. 74
–¿Crees que va a pasar de nuevo? –preguntó ella.

–No si puedo evitarlo –gruñó Elijah. El tiempo entre que Ruben le llamó la
primera vez y cuando lo había visto sentado en la mesa bebiendo una taza de té fue de
lo peor en la vida de Elijah. Casi rivalizaba con perder a Thomas.
Elijah nunca quería volver a pasar por eso. Sabía que si era un hombre listo,
ayudaría a los Blaecleah a poner la denuncia y luego se iría feliz. Ruben le había dado
una salida. Si se quedaba, había muchas probabilidades de que volviera a perderlo
todo de nuevo.

Por otro lado, el terror que había llenado cada centímetro de su cuerpo mientras
conducía hacia Ruben le decía cuanto había llegado a significar para él. Además del
dolor en el corazón que había sentido cuando Ruben le dijo adiós, Elijah sabía que
tenía que tomar la oportunidad que mantendría a Ruben a salvo, aunque eso
significara pedir cada favor que le debían y alistarse para ayudar a todo el clan
Blaecleah.

Pero primero, tenía que conseguir que Ruben estuviera de acuerdo en no


patearlo a la cuneta. Elijah se empujó lejos del arco y caminó por el salón hacia la
mesa de Ruben. Observó los ampliados ojos de Ruben mientras cogía a Alani de sus
brazos. Presionó un pequeño beso en la cabeza de Alani y se la pasó a su abuela.

Elijah agarró el rostro de Ruben entre sus manos.

La mandíbula de Ruben cayó. – Elijah, qué...

–Ya perdí a un hombre al que amaba. No te perderé también a ti.

–¡Elijah! –Ruben se veía sorprendido como si nunca hubiera concebido la idea


de que Elijah pudiera amarlo, o admitirlo delante de una sala llena de gente.

–Haré todo lo que pueda, pediré cada favor que me deban, y suplicaré a
cualquier otro para manteneros a ti y a Alani a salvo. Si eso no funciona, los
sobornaré o chantajearé. –Elijah acarició con su pulgar la mejilla de Ruben, pero se
negó a soltar al hombre. Ahora que tenía sus manos en Ruben, no podía soltarlo–. No
te perderé.

–Pero qué pasa con... –Los ojos de Ruben fueron hacia los otros en la sala–, ya
sabes.
75
Elijah sabía lo que necesitaba hacer. Envolvió sus brazos alrededor de los
hombros de Ruben y se giró para encarar a la familia del hombre. Respiró
profundamente. –Soy gay, y estoy enamorado de Ruben.

Hubo algunas risas, un choque de manos entre Matty y Billy, y un intercambio


de dinero, una apuesta aparentemente, pero aparte de eso, nadie los miraba raro.
Elijah sospechaba que ya lo sabían.

–Bueno, por supuesto que lo estás, Elijah –dijo Ma–. Todos lo sabemos.

–Hijo, estoy bastante seguro de que todos en el pueblo lo saben –añadió Pa.

Eso era nuevo para Elijah, pero lo cogería si eso significaba mantener a Ruben
en sus brazos. –Bueno, lo que no sabéis es que fui un completo idiota antes. Temía
que todos descubrieran lo mío y de Ruben, y le hice daño por ello.

–Elijah, no tienes que...

Elijah presionó un dedo en los labios de Ruben. –Sí, bebé, tengo que hacerlo.
Necesitan saber, y tú también. No soy un imbécil sin razón. Puede no ser una muy
buena razón, pero prometo que hay una.

Ruben tragó fuerte. –Vale, estoy escuchando.

Era mucho más de lo que Elijah podría haber esperado.

–Por qué no os sentáis todos –dijo Ma–. Voy a acostar a Alani entonces os
conseguiré a todos algo de té y pastel.

–Ayudaré, Ma –dijo Billy mientras entraba en la cocina.

Elijah permitió que Ruben se sentara, pero agarró su mano tan pronto como lo
hizo. Necesitaba algún tipo de contacto. Esperó hasta que el bebé hubo sido acostado
y todos se sentaron en la mesa antes de hablar. Ahora que había llegado el momento,
Elijah se dio cuenta de lo difícil que iba a ser contar esta historia. Pero tenía que
empezar en algún sitio.

–Hace varios años, conocí a un hombre llamado Thomas. Se parecía mucho a


Ruben en el hecho de que ambos estaban muy fuera del armario. Yo no. A penas
había reconocido ante mí mismo que sentía deseo por los hombres. Y Thomas me
asustaba mucho porque decidió que era su misión en la vida sacarme del armario, 76
pateando y gritando.
Elijah rio suavemente cuando bajó la mirada donde la mano de Ruben envolvía
la suya. –No sólo me sacó, quemó el maldito armario. Estaba fuera y orgulloso, y no
me importaba quién lo supiera. Estaba enamorado.

Elijah estaba un poco sorprendido cuando Ruben apretó su mano y le envió una
pequeña sonrisa, especialmente considerando que estaba hablando sobre estar
enamorado de otro hombre. Sólo le mostraba a Elijah cuán especial era Ruben.

–¿Qué pasó? –preguntó Ma.

Elijah se lamió los labios. –Una noche íbamos a casa desde el cine. Era verano,
por lo que decidimos caminar. El cine estaba a sólo unas manzanas de nuestro
apartamento.

–¿Vivíais juntos? –preguntó Ruben.

Elijah asintió. –Para entonces hacía algunos años que vivíamos juntos, y
éramos felices. Teníamos nuestro trabajo, nuestro pequeño grupo de amigos con los
que salíamos, y nuestro apartamento que compramos juntos. Era una buena vida.

–¿Qué pasó?

–Aparentemente estábamos demasiado fuera del armario. Nos dábamos la


mano mientras caminábamos a casa, nos dábamos con los hombros y esas cosas.
Acabábamos de ver una buena película, cenado. Estábamos en una cita. Éramos
felices. No era como si estuviéramos teniendo sexo en la acera o algo.

Elijah tragó duro y miró mientras acariciaba con su pulgar la piel de Ruben. –
Fuimos atacados por un grupo de hombres a los que no les gustaba el hecho de que
nos diéramos la mano en público. La policía lo llamó una paliza a gays que salió mal.
Todo lo que sabía era que Thomas quedó inconsciente y nunca despertó.

–Ohhh –jadeó Ma–. Oh, hijo, lo siento tanto.

Elijah apretó fuerte sus labios por un momento, parpadeando rápidamente


mientras la tristeza lo llenaba. –Nunca atraparon a los hombres que mataron a
Thomas. Todavía es un crimen sin resolver. Tengo pesadillas sobre que esos hombres
todavía están ahí fuera, matando a otros hombres gay o viniendo a por mí.
77
Ruben gimió. Su mano apretada alrededor de la de Elijah. –Me gustaría ver,
que lo intenten.

Elijah sonrió a pesar del dolor en el corazón que sentía. –Estuvo en portada de
las noticias durante un tiempo, y de alguna forma se sentía como ser atacado de
nuevo. Recibía correo de odio, amenazas telefónicas, y gente me seguía por la calle.
Me despidieron de mi trabajo por la publicidad. Ni siquiera me permitieron ir al
funeral de Thomas porque sus padres me culpaban de su muerte.

–¡No lo mataste! –contestó Ruben.

–No, pero si no hubiéramos ido de la mano, entonces nunca habría pasado.

Ruben inhaló rápidamente. –Es por eso...

Elijah empezó a asentir antes de que Ruben incluso acabara. –No tengo
problemas con ser gay o amar a un hombre en privado, pero me asusta a plena luz del
día en público. Si alguien me viera y decidiera que no le gustaba lo que veía... –Elijah
sacudió la cabeza–, no puedo perder a alguien más a quien ame.

Los ojos de Elijah casi se le salen de las órbitas cuando Ruben soltó su mano y
subió a su regazo, montándolo a horcajadas. Alzó la mirada a Ruben sorprendido
cuando el hombre agarró su rostro. –Ruben. –Todos los miraban.

–Lo llevaremos lentamente –dijo Ruben–. Podemos empezar con MCPs aquí
en el rancho y trabajar hacia cosas más públicas.

–¿MCPs?

–Muestras de Cariño en Público.

–Caramba, ¿hay un acrónimo para ello?

Ruben sonrió. –Sí.

Elijah puso los ojos en blanco cuando todos alrededor de la mesa rieron. Se
sentía un poco cohibido y expuesto con Ruben montando su regazo, especialmente
considerando que casi cada miembro de su familia estaba allí sentado mirando.

Pero poco a poco, Elijah empezó a notar que nadie les miraba como si
estuvieran haciendo algo malo. De hecho, la mayoría de ellos estaban sentados tan 78
cerca cómo podían. Incluso Ma y Pa estaban sentados con sus hombros tocándose,
sus manos entrelazadas juntas, apoyadas en la mesa.

Aunque Elijah todavía estaba incómodo. Se sorprendió cuando Ruben pareció


darse cuenta. Ruben sólo sonrió, inclinándose para darle un ligero beso, luego bajó de
su regazo para sentarse de nuevo en su silla. Elijah rápidamente agarró su mano y la
metió entra las suyas. Ese gesto hizo que se ganara una sonrisa, y eso era suficiente
bueno por ahora.

Elijah se aclaró la garganta y miró la sala. Era un grupo impresionante de


personas sentadas en la mesa. Sólo faltaban Brody y Neason. –Necesitamos hacer un
plan para mantener a Ruben y Alani seguros de cualquiera que vaya tras ellos.
Sospecho que tiene razón y que es Janice, pero por el momento, no hay forma de
demostrarlo.

–¿Qué tienes en mente, hijo? –preguntó Pa.

–Hay un detective privado que uso de vez en cuando. Me gustaría que descubra
exactamente lo que está haciendo Janice, a quién ve o con quien habla, pero
sobretodo, dónde está. Si tiene algo que ver con esto, lo quiero saber.

–Bueno, no es como si sólo vaya a decir que está involucrada –dijo Matty.
–No, pero mi amigo detective privado puede buscar en sitios en los que no
puedo.

Matty frunció el ceño. –¿Por qué no puedes?

Los labios de Elijah se retorcieron un poco. –Porque estoy atado legalmente a


defender la ley.

–Oh. –Los ojos de Matty se ampliaron cuando alzó la mirada a su marido–.


¿También estás atado por la ley?

–Demonios, no –rio Quaid–. Soy ranchero, no abogado. Puedo colgarla de los


pies y llamarlo sacrificar una vaca.

–Quaid Blaecleah –chasqueó Ma–. Vigila tu boca.

Matty se cubrió la boca con su mano mientras reía. Quaid sólo sonrió y acercó
a Matty más a su lado.
79
–Sí, Ma. Lo siento.
Ma asintió y volvió a beber de su té.

–Por qué no llamas a tu amigo, Elijah –dijo Pa–. El sheriff debería estar aquí
pronto, y podemos hacer la denuncia. Mientras tanto, no quiero a Ruben yendo a
ningún sitio sin uno de nosotros a su lado.

–Aahhh, Pa –gimoteó Ruben.

–No se discute, hijo. Ahora tienes una hija. ¿Qué le pasaría si te hieres o algo
peor?

Elijah sintió a Ruben estremecerse contra él. Rápidamente envolvió un brazo


alrededor de los hombros de Ruben y lo atrajo tan cerca cómo pudo sin poner a
Ruben sobre su regazo. Se inclinó y presionó su rostro contra el pelo de Ruben que
olía dulce.

–Tu Pa tiene razón, bebé. ¿Qué le pasaría a Alani o a mí si algo te pasa?


Nuestra máxima prioridad tiene que ser manteneros a los dos a salvo mientras
descubrimos lo que está pasando.

Ruben echó la cabeza atrás. –Haré un trato contigo.

A Elijah no le gustaba el brillo travieso de los ojos de Ruben. –¿Qué?

–Prometo estar con alguien todo el tiempo si prometes tomar mi mano en


público.

–Ruben –gimió Elijah y echó la cabeza atrás.

–Ruben, deberías saberlo mejor –dijo Pa–. Eso es chantaje emocional, y no es


bonito. Elijah está preocupado por ti. No uses eso contra él para conseguir lo que
quieres.

La cabeza de Ruben cayó sobre el hombro de Elijah. –Lo siento –susurró en la


oreja de Elijah y suspiró. Ruben estaba determinado a sacarlo del armario, igual que
había hecho Thomas. Y sabía que pasaría finalmente. Ruben no iba a dejar que las
cosas acabaran de otra forma.

–Sabes qué –dijo Elijah tranquilamente–, te daré la mano en público, pero sólo 80
cuando Alani no esté ahí.
–¿Qué? –La cabeza de Ruben se levantó. Confusión y un poco de dolor
llenaron sus ojos avellana–. ¿Por qué?

–Porque necesito que seamos capaces de defendernos si alguien causa


problemas, y no podemos hacer eso con Alani con nosotros.

–Pero…

–Es una petición razonable, hijo –dijo Pa.

La cabeza de Ruben giró. –Sí, pero Alani está casi siempre conmigo.

–Pasos pequeños, Ruben –le recordó Pa.

Los hombros de Ruben se desplomaron. –Vale, tenemos un trato.

–Gracias, Ruben –dijo Elijah tranquilamente. Empezó a sonreír, pero


rápidamente se convirtió en un ceño cuando los ojos de Ruben se volvieron traviesos
y sonrió.

–¿Esa regla se aplica cuando estemos fuera aquí en el rancho?

Elijah rio. –No, bebé, estoy bastante seguro de que tu familia sabe exactamente
lo que siento por ti, y sospecho que mientras no te haga daño, no les importa.

Pa resopló. –Sí, exacto.

Elijah casi salta cuando escuchó que llamaban a la puerta principal. Quaid
rápidamente se levantó. –Creo que probablemente es el sheriff. Iré a dejarle entrar –
dijo mientras salía de la sala.

–Entonces, ¿cuánto tiempo crees que se necesitará para ponernos en contacto


con tu amigo detective privado? –preguntó Ruben–. Quiero acabar con esto.

–Puedo llamarle ahora mismo. –Elijah metió la mano en su bolsillo para coger
su móvil justo cuando el sheriff entró en la sala y miró alrededor a todos.

–He escuchado que habéis tenido algo de excitación por aquí.


81
Capítulo 9
–No tenemos que hacer esto, Elijah. –Ruben podía ver la tensión en cada línea
del cuerpo de Elijah mientras estaban sentados en el coche. Si Elijah agarraba el
volante más fuerte podría partir la maldita cosa en dos.

–No, tengo que hacer esto. –Elijah envió a Ruben una pequeña sonrisa
nerviosa–. Después de todo, un trato es un trato.

–Elijah. –Ruben tragó y bajó la mirada a sus manos, retorciendo los dedos
juntos–. No quería decir eso. Bueno, sí. Quiero que me cojas de la mano, pero...

El resto de las palabras de Ruben se perdieron cuando Elijah agarró su barbilla


y lo besó. Ruben gimió y se apretó más cerca. Desearía que estuvieran de vuelta en
casa en el rancho en lugar de sentados en un coche al lado de la calle en mitad del
centro de Cade Creek. Habría gateado sobre Elijah.

Ruben estaba sin aliento para cuando Elijah lo soltó. Parecía que no podía
juntar dos simples pensamientos coherentes. Sólo se sentó y miró los labios de Elijah
mientras se lamía los suyos. Los ojos de Ruben se alzaron cuando Elijah rio.

Elijah acarició con su pulgar los labios de Ruben. –Ahora, te ves


completamente besado.

La mandíbula de Ruben cayó. –¿Era eso lo que querías?

–Bueno, eso... –sonrió Elijah–, y que me gusta besarte.

Ruben podía aceptar esa idea. Encantado por el dulce gesto de Elijah, no pudo
evitar la sonrisa en su rostro mientras salía del coche y esperaba a que Elijah se
uniera a él en la acera.

Iban a la cafetería local para encontrarse con el amigo detective de Elijah y


hablar con él. El hombre había conducido hacia allí la noche anterior. Ya había hecho
algo de investigación, pero quería hablar con ellos en persona sobre el caso. Ruben
estaba ansioso por hablar con él sobre lo que podría o no haber encontrado sobre
Janice y sus actividades. Pero estaba más nervioso sobre si Elijah le daría la mano o
no como dijo que haría. 82
Alani estaba en casa.

El corazón de Ruben empezó a hundirse cuando Elijah se paró en el borde de la


acera y sólo lo miró. No podía obligar a Elijah a salir del armario sin importar cuanto
lo deseara. Y esto no tenía por qué romper o hacer su relación necesariamente. Pero
seguramente haría mucho por cimentarla.

Entonces Elijah apretó sus labios y caminó la distancia entre ellos, alcanzando
su mano. Ruben alejó su mano y dio un paso atrás tan rápido que casi se tropieza con
sus propios pies.

–¿Ruben?

–No voy a hacer esto si vas a odiarme, Elijah.

–Nunca podría odiarte, Ruben. Sólo… –Elijah soltó una profunda respiración
mientras se pasaba la mano por el pelo, dejándolo despeinado y rebelde–. Esto es
realmente difícil para mí.

El corazón de Ruben dolía, tanto por sí mismo como por Elijah. Aunque
todavía dolía, era un poco más fácil ahora que entendiera la renuencia de Elijah por
las muestras de cariño en público ahora que sabía la razón. Lentamente bajó su brazo
y metió ambas manos en sus bolsillos. –Entonces quizás la próxima vez –dijo
mientras rozaba a Elijah pasándolo y empezó a caminar hacia la cafetería Cade
Creek.

Ruben intentó realmente recordar que esto no era nada contra él. Elijah no
estaba avergonzado de él. Sólo estaba asustado. Pero para Ruben se sentía así. Se
sentía como cuando crecía alrededor de su padre y madre que nunca querían tocarlo
tampoco.

El cariño familiar no era algo con lo que Ruben había crecido. Incluso Matty
tuvo que ser cuidadoso con sus padres alrededor. Le acusaban de ser demasiado suave
con Ruben, luego le gritaban y la pelea empezaba.

No fue hasta que Ruben conoció a los Blaecleah que verdaderamente supo lo
que significaba ser amado. Y eso era algo que quería mantener en su vida y pasarle a
Alani. Elijah era lo bastante cariñoso en el rancho, pero que se negara a tocarlo en
público dolía profundamente, sin importar cuanto sabía Ruben que era por sus
recuerdos del pasado. 83
–Ruben, para.

Cuando no paró, Ruben sintió una mano en su brazo, parándolo. Se giró para
mirar a Elijah intentando mantener su angustia fuera de su rostro y de su voz. –Lo
siento. Pensé que esto sería más fácil para mí, pero no lo es. Realmente estoy
intentando darte el espacio y el tiempo que necesitas, pero es tan difícil para mí como
lo es toda la situación para ti.

–Está bien, Ruben.

–No, no está bien. Te dije que te daría el tiempo que necesitabas, y estoy
teniendo una rabieta cuando no avanzas según mi programa, pero parece que no
puedo parar. –Ruben alzó sus ojos hacia los de Elijah cuando el hombre se acercó
más. Se sentía como estiércol–. Lo siento.

–Creo que es el momento de que me comporte como un cowboy3.

Ruben parpadeó. –¿Eh?

Ruben siguió la mirada de Elijah cuando se giró a la izquierda y luego a la


derecha. No había mucha gente en las calles, pero si la suficiente para que Ruben
supiera que Elijah nunca se sentiría cómodo dándole la mano. Se sorprendió mucho
cuando Elijah agarró su rostro entre sus manos y se inclinó para besarle justo ahí en
la acera en medio de Main Street.

Pero el beso no paró con la simple caricia de sus labios. Ruben sitió la lengua
de Elijah pasando sus labios, buscando aceptación. Ruben podía haber sido muchas
cosas, pero no nació ayer. Abrió su boca y permitió entrar a Elijah, golpeando de
vuelta con su propia lengua.

Sus rodillas casi ceden cuando sintió uno de los brazos de Elijah a su alrededor.
La mano de Elijah apretó su pelo, sosteniendo su cabeza quieta mientras su boca era
saqueada. Ruben gimió, sintiendo su polla endurecerse y rozándose contra la de
Elijah.

–Eli –susurró Ruben cuando el hombre finalmente se apartó. Se sentía


sonrojado y muy cachondo. Alzó la mirada hacia Elijah y casi suspira de alivio
cuando vio el mismo deseo que corría por todo su cuerpo, brillando en los ojos de

3 Juego de palabras: dice cowboy up, que viene de man up que significa comportarse como un hombre, tomar 84
responsabilidad, hacerse responsable como un hombre, vulgarmente sería echarle huevos. En español no tiene
sentido, de ahí la aclaración.
Elijah.

Sólo fue cuando alguien rio mientras caminaban que Ruben recordó dónde
estaban. Tragó fuerte mientras la inquietud lo llenaba. –Oh, Eli, yo...

Elijah sonrió y acarició los labios de Ruben con su pulgar como había hecho en
el coche. –Ahora, realmente te ves como si te hubieran besado.

Los ojos de Ruben se ampliaron. –Recuerdas dónde estamos, ¿verdad?

–Sí, y creo que todos han recibido el mensaje alto y claro. –Elijah bajó la
mano, agarró la de Ruben y tiró de él hacia la puerta de la cafetería–. Nuestra cita de
la comida nos espera.

La mente de Ruben daba vueltas. Elijah no sólo estaba dándole la mano, el


hombre prácticamente enrollándose con él en el centro del pueblo. Ruben empezó a
sonreír, su mano apretándose alrededor de la de Elijah con cada paso que daban. Para
cuando alcanzaron su reservado, Ruben no podía parar de sonreír.

Se deslizó en el reservado que Elijah indicó y miró al hombre sentado al otro


lado de la mesa. Gracioso, no parecía un detective privado. Parecía más un boxeador
o un matón, quizás el segurata de un bar. Definitivamente un mafioso. No había
escasez de músculos en el tipo, en ningún lado. Sus brazos prácticamente tenían su
propio código postal.

Ruben se sonrojó cuando el hombre lo pilló mirándolo boquiabierto y arqueó


una ceja oscura hacia él. Rápidamente apartó la mirada y bajó la mano bajo la mesa
para agarrar la mano de Elijah.

–Elijah, ha pasado un tiempo.

–Sí –contestó Elijah–. Es bueno verte, Yancy.

–¿Y quién es este pequeño bocado delicioso?

Ruben tragó fuerte cuando oscuros ojos gris humo se giraron en su dirección.
No estaba seguro de si quería que Elijah contestara o no. Se sentía como si estuviera
siendo comido vivo.

–Este es mi bebé, Ruben Blaecleah. 85


–Entonces, este es el famoso Ruben, ¿eh? –Yancy rio y le guiñó un ojo a
Ruben–. Es bueno conocerte finalmente, cariño.

La mandíbula de Ruben cayó. ¿El hombre como una montaña le acababa de


llamar cariño?

–Es bueno que llames a todo el mundo cariño, Yancy –dijo Elijah con una voz
profunda que hizo que los latidos de Ruben se aceleraran–, o tendría que arrancarte
las pelotas y hacértelas comer.

Los ojos de Ruben fueron hacia Elijah mientras la sorpresa lo atravesaba. Se


sentía como si su mandíbula se fuera a trastornar. ¿Elijah estaba realmente
amenazando a alguien? ¿Y escogía para hacerlo a un hombre que podría romperlo
como una ramita? Ruben no sabía si estar asustado o excitado por la muestra de
posesividad de Elijah.

Yancy sólo rio. Era una risa profunda, llenando la zona alrededor de ellos lo
suficiente para conseguir algunas sonrisas de los otros clientes. Ruben tuvo la
necesidad urgente de meterse bajo la mesa, y se preguntaba si así era como se sentía
Elijah.

–¿Qué descubriste? –preguntó Elijah.

Yancy de repente era todo negocio. Se sentó derecho, y la sonrisa cayó de sus
labios. Ruben tragó fuerte, sabiendo que no iba a gustarle lo que iba a escuchar, no si
Yancy estaba tan serio. Ruben apretó la mano de Elijah más fuerte mientras el miedo
lo apretaba.

–Janice McCallister alquiló una casa aquí en Cade Creek hace dos semanas.

–¿Qué? –susurró Ruben. De repente se sentía como si no pudiera respirar. Sólo


la suave caricia de la mano de Elijah deslizándose por su espalda le devolvió el aire a
sus pulmones.

Yancy asintió. –Todavía tiene su casa en tu ciudad y vuelve allí cada fin de
semana para ir a la iglesia, pero durante la semana, está aquí en el pueblo.

–¿Pero por qué alquilaría una casa aquí en el pueblo?

–Quiere a tu hija –dijo Yancy simplemente, como si eso lo explicara todo. 86


–Eso ya lo sé.

–Sí, pero ¿sabes por qué quiere a tu hija?

Ruben sacudió su cabeza. –Eso es lo que no puedo entender. Me odia a mí y a


mi hermano con pasión. No hay razón para que quiera tener que ver algo con
nosotros.

–Realmente no creo que quiera tener nada que ver personalmente contigo, ni
con tu hermano. Tiene su vista en alguien un poco más pequeña. –Yancy hizo una
mueca mientras agarraba una carpeta, colocándola en la mesa–. ¿Cuánto sabes del
testamento de tu padre?

Ruben lo miró boquiabierto. –¿Mi padre tenía un testamento?

Yancy rio. –Bueno, supongo que eso responde a la pregunta.

Abrió el archivo y le pasó a Elijah los papeles de arriba. Parecían muy legales,
por lo cual tenía sentido para Ruben que se los diese a Elijah. Ruben no tendría ni
idea de lo que miraba.

–¿Qué dice? –preguntó Ruben a Elijah.

–Básicamente, tu padre creó un fideicomiso de varios millones de dólares. El


dinero fue dejado al primer hijo nacido de un matrimonio legal entre tú o Matty y una
mujer sin nombre. Cualquier hijo nacido fuera de la unión legal entre tú y una mujer
no tendría derecho al fideicomiso.

–Joder –susurró Ruben–. Todavía está intentando controlarnos, incluso desde la


tumba. –Ruben alzó la mirada cuando sintió a Elijah palmear su mano. Tan bien
como se sentía, podía ver la pregunta en los ojos de Elijah–. ¿Qué?

–Estabas casado legalmente con Mahra cuando Alani nació, Ruben. Por
derecho este dinero pertenece ahora a tu hija.

Ruben inhaló rápidamente. Podía sentir la sangre drenarse de su rostro, y un


estremecimiento helado bajó por su cuerpo. –Por eso quiere a Alani con tantas ganas.

–Sospecho que tienes razón –dijo Yancy–. Tu madre...


87
–¡No es mi madre! –contestó Ruben–. Alani Blaecleah es mi madre. Janice
nunca fue una madre ni siquiera antes de que fuera adoptado por la familia Blaecleah.
No quiero tener nada que ver con la puta.

Yancy alzó una mano. –Mis disculpas, Ruben.

Ruben bajó su cabeza cuando vio a varios clientes girándose para mirarlo. No
se había dado cuenta de lo alto que había hablado. Ahora, realmente quería meterse
debajo de la mesa. –No, yo lo siento. No debería haberte gritado así. No lo sabías.

–Por favor continúa, Yancy –dijo Elijah, por lo que Ruben estuvo agradecido.

–Creo que tienes razón sobre qué quiere coger a Alani por el dinero. Janice
McCallister ha estado viviendo de un pequeño ingreso dejado para ella por su difunto
marido, el reverendo McCallister. Por desgracia, ha estado viviendo por encima de
sus posibilidades y casi no le quedan fondos.

Las cejas de Ruben se alzaron. –¿Por encima de sus posibilidades? –¿Cuándo


había vivido su madre por encima de sus posibilidades? Podrían no haber sido
pobres, pero casi. El reverendo siempre decía que no necesitaban cosas materiales.
Nunca habían tenido mucho debido a ello.

–Ha reformado la casa, hecho varios viajes al Caribe, y tiene un nuevo


Mercedes convertible. También tiene jardinero, criada y un chico que limpia la
piscina que se queda en la casa.

–¿Tiene piscina?

Yancy asintió. –Se colocó cuando la casa fue reformada.

–¿Cómo? –Ruben estaba tan confuso–. Nunca tuvimos este tipo de dinero. ¿De
dónde lo saca?

–El reverendo McCallister dejó a Janice la suma de diez millones de dólares


cuando murió. Con sus hábitos de gastar, actualmente tiene menos de un millón de
dólares. Ya tiene a acreedores empezando a ir tras ella. Si sigue así, estará en
bancarrota en seis meses. No tengo dudas de que tendrá que vender la casa y varias
propiedades de tu padre.

Ruben frunció el ceño. –¿Qué propiedades? Era un cura.


88
–Era un cura rico. También tenía la tierra en la que fue construida la iglesia
además de varios negocios lucrativos por el pueblo. Sospecho que así era como tu
padre mantenía tanto control sobre el pueblo. Si lo cabreaban, sólo tenía que
embargarles.

–¿Puedes demostrarlo? –preguntó Ruben. Seguramente tenía que haber una


forma de demostrarlo.

–Por desgracia, por el momento no puedo. Todavía no he pillado a Janice


haciendo nada ilegal. Sospecho que con el tiempo, lo haré. Quiere demasiado este
dinero como para rendirse ahora.

–¿Qué pasa con lo que estaba haciendo el reverendo? –preguntó Ruben–.


¿Algo de ello era ilegal?

–Todavía estoy investigando eso. Por el momento, parece que todos sus
negocios estaban limpios.

–No lo estaban –dijo Ruben–. Puedo prometértelo. Investiga más. El hombre


no tenía ni un hueso honorable en su cuerpo. –Si podía joder a alguien, lo hacía, y
tiene que haber algún registro de ello en algún lugar.

–Haré eso. –Yancy apoyó sus codos en la mesa y dobló sus manos juntas–.
¿Hay algo más que puedas decirme? ¿Alguna dirección que debería investigar?

Elijah asintió. –Creemos que Janice fue responsable de quién sea que intentó
sacar a Ruben de la carretera hace un par de noches.

La ceja de Yancy se arqueó mientras sus ojos se movían hacia Ruben. –


¿Alguien intentó sacarte de la carretera?

–Sí. Empezaron siguiéndome realmente cerca luego golpearon mi parachoques.

–¿Cómo escapaste?

Ruben sonrió. –Familia, ¿cómo si no?

Los ojos de Yancy fueron entre Ruben y Elijah, sus cejas juntándose en
confusión. –No lo entiendo.

–Ruben me llamó. Yo llamé a los Blaecleah. Todos vinieron al rescate. 89


Yancy sacudió la cabeza y rio. –Tengo que conocer a tu familia.

Ruben de repente tuvo una idea traviesa. Si estaba suponiendo bien, le


gustaban los hombres tanto como a él, y había un hermano Blaecleah soltero aún.
Quizás podría arreglar eso. –¿Por qué no vienes a la casa para cenar? Ma es una gran
cocinera, y te dará la oportunidad de explicarnos lo que sepas.

Elijah pareció confuso un momento, pero asintió de todas formas. –Sí, Yancy,
esa sería una ida fantástica. Si todos juntamos nuestras cabezas, podemos pensar en
algo con lo que derrotar a esta mujer. No permitiré que nada les pase a Ruben ni a
Alani. Ahora me pertenecen.

Elijah estaba reclamándolo a él y a Alani alto y claro en público. Ruben se


sentía con ganas de gritar de alegría, pero no lo hizo. En su lugar, sólo apretó la mano
de Elijah y giró su rostro para presionar un pequeño beso contra el hombro del
hombre.

–Entonces... –Yancy sonrió y se apoyó en el respaldo del reservado–, Elijah


James finalmente ha salido del armario y se ha asegurado una familia. Felicidades,
amigo mío. Después de que Thomas muriera, nunca pensé que vería este día.

–¿Conocías a Thomas? –Ruben no estaba seguro de cómo se sentía sobre ello.


No había decidido cómo se sentía con toda la situación de Thomas. No había habido
mucho tiempo para preocuparse por el amante muerto de Elijah.

–Yancy fue uno de los detectives que investigó el asesinato de Thomas –dijo
Elijah–. Así es como nos conocimos.

–Oh. –Ruben frunció el ceño–. Pero pensé que eras un detective privado.

–Lo soy, cariño. –Yancy sonrió por un momento entonces se puso serio. Eso
parecía algo que Yancy hacía mucho–. Todo el caso con la muerte de Thomas estaba
jodido, y no sólo por el asesino. La policía y los medios la jodieron bien. Cuando el
centro de atención del caso murió se me dieron órdenes de dejar de investigar y dejar
que el caso se enfriara, dejé el cuerpo y me convertí en detective privado.

La mandíbula de Ruben se aflojó. –¿Realmente te dijeron que dejaras el caso?

–No con tantas palabras, pero sí. Algunas evidencias se trataron mal, y había
una fuga dentro del departamento. Cosas salieron a los medios que no debieron salir. 90
El jefe de policía y el alcalde querían barrerlo todo bajo la alfombra.
Ruben sumó dos y dos y no le gustó lo que obtuvo. –Por eso el caso nunca ha
sido resuelto, ¿no? No quieren que sus errores salgan a la luz.

Yancy asintió. –Eso, y el hecho de que mi jefe sospecha que es el hijo de un


hombre que es uno de los más ricos de la ciudad y amigo del alcalde.

–Joder.

Elijah rio y besó a Ruben en la mejilla. –Sin palabrotas, bebé. ¿Qué pensaría
Ma?

–Ma me patearía el c-c-trasero. –Ruben rio y sacudió la cabeza–. Tengo que


dejar las palabrotas. Si Alani empieza a repetirme, Ma me va a despellejar vivo.

Elijah envolvió un brazo alrededor de los hombros de Ruben y le dio un


pequeño abrazo. –No te preocupes, bebé. Te protegeré.

–¿De Ma? ¿Estás loco? También te despellejará a ti, sólo por intentarlo.

–No estoy seguro de querer conocer a esta mujer –dijo Yancy mientras se
sentaba para atrás y se apoyaba en el asiento–. Suena peor que Janice.

Ruben clavó a Yancy a su asiento con sus ojos entrecerrados. –Voy a dejarte
vivir sólo porque nunca has conocido a mí Ma, pero nunca más digas algo malo de
ella de nuevo.

Los ojos de Yancy se ampliaron. –¿La estás defendiendo?

–Sí.

Las oscuras cejas de Yancy se juntaron en un profundo ceño. –Pero acabas de


decir...

–Ma es la mujer más dulce y amorosa de la faz de la tierra, pero no la cabrees –


rio Elijah ligeramente–. La forma más rápida de hacerlo es joder a uno de sus hijos o
decir palabrotas delante de ella. Puede hacer que el hombre más fuerte del mundo
tiemble en sus botas, incluso tú, Yancy.
–Vale. –Yancy se pasó ambas manos por el rostro, luego miró al otro lado de la
mesa a Elijah y Ruben–. Ahora me estáis confundiendo. ¿Es alguien de quien tenga 91
que sentirme asustado o no?
–¡Sí! –dijeron Elijah y Ruben al mismo tiempo. Algunas de las personas
sentadas alrededor de ellos rieron y empezaron a asentir, lo cual sólo hizo que Ruben
riera a carcajadas.

–Ma nos ama –dijo Ruben– Haría lo que fuera por nosotros, incluso morir por
nosotros. Pero esa mujer me asusta cuando está cabreada.

Yancy empezó a sonreír.

–¿Crees que es divertido? Espera a que su ira se dirija en tu dirección y


entonces veremos cómo te sientes. He visto a mi hermano Quaid temblar en sus botas
cuando está enfadada con él, y mide 1,95 cm.

–La adoras –dijo Yancy–. Puedo verlo en tus ojos.

–Demonios, sí, la adoro –dijo Ruben–. Es mi Ma.

–Vamos, bebé –dijo Elijah mientras salía del reservado y alcanzaba a Ruben–.
Nunca va a entenderlo hasta que conozca a Ma.

Ruben rio y salió del reservado. Yancy Butler no tenía ni idea en lo que se
había metido. El hombre podía estar construido tan grande como un camión de diésel,
pero Ma Blaecleah, tan pequeña como era, tenía la habilidad de poner de rodillas a
hombres mortales con sólo arquear una ceja.

Ruben siguió a Elijah por la puerta y caminó por la acera con Elijah. Yancy
paseó tras ellos. Y sí, el hombre paseaba. Parecía distraído, relajado y despreocupado.
Sólo Ruben podía ver la forma precavida en que miraba la calle y la acera, escrutando
a cada persona que veía. Realmente era un poco espeluznante.

Ruben esperaba no perder nunca la fe en la humanidad de la forma en que


podía ver que lo había hecho Yancy. El detective privado parecía desconfiar de cada
persona que veía, o quizás sólo veía el potencial peligro en todos lados.

Asustaba pensar así. Ruben sabía que todo era posible, pero prefería creer que
estaba seguro en Cade Creek, aunque no lo estuviera. No quería pasar su vida
buscando problemas en cada esquina. Ya había hecho suficientemente eso en África.

–Sólo síguenos, Yancy –dijo Elijah mientras llegaban al coche–. El rancho 92


Blaecleah está a unas millas fuera del pueblo.
Yancy asintió y se acercó a una camioneta a unos vehículos de distancia de la
de Elijah. Ruben sacudió la cabeza y empezó a subir al coche cuando una extraña
sensación lo invadió. Los pelos de su nuca se pusieron de punta, y de repente supo
que estaba siendo observado.

Ruben rápidamente escaneó la zona que los rodeaba, sus ojos llegando a un
hombre sentado en un sedán oscuro de cuatro puertas en el lado más lejano de la calle
varios coches más abajo. Tenía una cámara en sus manos y estaba haciéndoles fotos.
Ruben tragó fuerte y siguió mirando arriba y abajo de la calle como si sólo estuviera
mirando.

–Elijah, no mires, pero hay un hombre en un coche al otro lado de la calle


haciéndonos fotos.

–Lo sé, Ruben. Lo vi. Sólo entra en el coche y no lo mires. Enviaré a Yancy un
mensaje tan pronto como nos pongamos en camino.

Ruben asintió y le dio a Elijah una sonrisa temblorosa mientras subía al coche.
Elijah se colocó en el asiento del conductor un momento más tarde y encendió el
coche. Ruben extendió su mano. –Conduce. Le enviaré el mensaje a Yancy.

Elijah le pasó su móvil sin comentarios. Ruben rápidamente buscó entre los
contactos de Elijah hasta que encontró el número de Yancy luego le envió un mensaje
de texto con la descripción del coche y el hombre con la cámara.

Ni dos minutos más tarde, recibió uno de vuelta de Yancy diciendo que había
visto al tipo y anotado el número de la matrícula. Ya tenía a alguien investigándolo.
También iba a dar una vuelta alrededor y ver al tipo por un momento, ver si seguía a
Ruben y Elijah, o dónde iba. Iría al rancho más tarde.

Ruben soltó un suspiro de alivio y cerró el teléfono, pasándoselo a Elijah. –


Estoy realmente asustado, Elijah.

Elijah sonrió y palmeó el muslo de Ruben. –Lo sé, bebé. Yo también. Esto está
empezando a ponerse realmente raro. Estoy empezando a pensar que los planes de
Janice para conseguir quitarte a Alani serán tu estatus de gay.

–¡No puede hacer eso!


93
–Normalmente, diría que eso es cierto, pero no siempre es el caso. Legalmente
te casaste con su madre, y eso podría salvarte.

–¿Pero?

–Ahora estás conmigo, y eso podría cambiar un poco las cosas.


–¿Cómo?

–Acabo de salir del armario.

–Sí, ¿y?

–Bueno, después de besarte a plena vista de todos en Main Street, es bastante


obvio que te he atraído al lado oscuro. Si Janice consigue al juez indicado, puede
decir que estás criando a Alani en una atmósfera inmoral, durmiendo con cualquier
hombre gay que te tenga.

–¡Era virgen!

–¿Puedes demostrar eso?

–Sí, yo... –Ruben cerró su boca cuando se dio cuenta de que no habría forma de
demostrar que había sido virgen antes de Elijah. Ruben de repente frunció el ceño. –
Me crees, ¿no?

–Sí, bebé, lo hago. Nunca mentirías sobre algo como eso. Pero lo que creo no
puede demostrarse en un juicio, y ya que soy el amante gay en cuestión, el juez nunca
tomaría mi palabra. –Elijah le guiñó un ojo a Ruben–. Soy un poco imparcial.

–¿No hay nada que podamos hacer para pararla?

La mirada que Elijah le envió a Ruben hizo que sus rodillas temblaran. Estaba
llena de lujuria, necesidad y un deseo tan fiero que Ruben sintió que se quedaba en
sus bolas y hacía que su polla se endureciera lo suficiente para cortar cristal.

–Cásate conmigo.

Los ojos de Ruben se agrandaron. Seguramente no había escuchado bien. –


¿Qué?

–Cásate conmigo y déjame adoptar a Alani. Tengo más cimientos con los que 94
trabajar con la ley si estamos legalmente unidos.
El corazón de Ruben se estremeció de angustia. Elijah sólo quería casarse con
él para mantenerlos a él y Alani a salvo. No lo habría pedido bajo circunstancias
normales. Hacía muy poco, Elijah apenas podía tocarlo en público, y ¿ahora quería
casarse para que todo el mundo lo viera? Ruben no lo creía. No importaba cuanto
amara a Elijah y quisiera pasar el resto de su vida con el hombre, Ruben le dio la
única respuesta que pudo.

–No.

95
Capítulo 10
Elijah se sentó en el sofá y observó a todo el clan Blaecleah haciendo planes
para mantener a Ruben y Alani a salvo. Se sintió excluido. Claro, le hacían preguntas
legales como qué estaba permitido por la ley y qué no. Pero ninguno, ni siquiera
Ruben, le preguntaba su opinión.

De hecho, Ruben no le había dicho ni una sola palabra desde que había
rechazado su propuesta de matrimonio. Todavía estaba intentando entender eso. Sabía
que no era un partido fantástico. Tenía muchas cosas con las que tratar. Pero estaba
bastante seguro de que tenía cosas que ofrecer a Ruben. Tenía una buena carrera,
ahorros, y una bonita casa en la que podrían vivir todos con Alani. Incluso estaría de
acuerdo en mudarse a la casa que Ruben estaba construyendo si eso era lo que el
hombre quería.

Sólo quería a Ruben y Alani.

Para siempre.

Elijah no se perdió el hecho de que nadie le prestó atención cuando se levantó


y salió de la sala. Era como si ni siquiera estuviera allí. Agarró su chaqueta y caminó
directamente fuera de la puerta principal hacia el porche.

No podía irse. Sabía eso. Estaba atraído a donde que fuera que estuviera
Ruben, como si hubiera una cuerda invisible atada entre ellos. Elijah caminó y se
sentó en una de las sillas del porche. Bajó su cabeza a sus manos mientras intentaba
descubrir cómo había ido todo tan mal.

¿Había esperado demasiado para reclamar a Ruben? ¿Ruben lamentaba su


tiempo juntos? ¿El hombre ya no lo quería?

La cabeza de Elijah se levantó de golpe cuando escuchó a alguien sentarse en


la silla junto a él. Miró para ver a Pa sentado ahí. El hombre inclinado hacia delante
en su silla, apoyando sus codos en sus muslos. No dijo ni una palabra. Después de
unos minutos, el silencio empezó a preocupar a Elijah. Se sentía como si estuviera
siendo examinado y se encontraba deficiente.

–Le pedí a Ruben que se casara conmigo. 96


–¿Eso es todo?

–Me rechazó. –Las palabras le apuñalaban, haciendo que su corazón doliera.


Agarró sus manos juntas. Necesitaba despotricar, desvariar, y gritar el fuerte dolor.
Sólo no lo entendía–. Pensé que me amaba.
–Sospecho que lo hace, hijo.

–¿Por qué me rechazó? –gimió Elijah–. Sólo quiero cuidar de él y de Alani y


mantenerlos a ambos a salvo. Yo-yo quiero matar todos los dragones de Ruben por él.

–¿Entonces no crees que Ruben pueda matar sus propios dragones?

–¿Eh? –Elijah se giró para mirar a Pa.

–¿Crees que Ruben es demasiado débil que necesita a alguien que cuide de él?

–¡No! –Elijah frunció el ceño–. ¿Qué te haría decir algo cómo eso? Ruben es
uno de los hombres más fuertes que he conocido nunca. –Elijah ondeó su mano en el
aire mientras su agitación crecía–. Mira todo lo que ha hecho con Alani.

–¿Entonces por qué querrías matar a sus dragones?

¿Pa estaba sordo?

–Porque lo amo. Porque necesita a alguien de su lado. Porque es el hombre más


asombroso que he conocido nunca. –Elijah tragó fuerte ante el brillo conocedor en los
ojos de Pa–. Porque lo necesito más que al aire.

–Eso es un montón de necesidades, hijo. El aire es muy importante.

Elijah sonrió con suficiencia. –Igual que Ruben.

–¿Le dijiste todo esto? –preguntó Pa mientras se recostaba en el respaldo de la


silla, mirando a Elijah y esperando una respuesta.

–Bueno... no –dijo Elijah mientras le devolvía la mirada a Pa. ¿Ruben no sabía


eso ya? ¿No sabía Ruben que Elijah no podía vivir sin él?

–Entonces creo que tienes algo que decirle a mi hijo –dijo Pa mientras se
inclinaba hacia delante un poco más–. ¿Se lo pediste adecuadamente? 97
¿Adecuadamente? ¿Qué demonios significaba eso? Le había pedido a Ruben
que se casara con él, y el hombre lo había rechazado. Elijah no podía pensar en otra
forma de pedirlo que de plano. –No te sigo.

Pa rio mientras sacudía la cabeza. –Cuando le pedí a Ma que se casara


conmigo, le dije lo que sentía por ella. Sabía que la luna y las estrellas sólo brillaban
por ella. ¿Ruben sabe esto?

Elijah soltó una respiración cuando sacudió la cabeza, se sentía tan fuera de su
elemento que bien podría estar ahogándose. –No.

Era un hecho demasiado cierto. Sólo le había pedido a Ruben que se casara con
él, nada más. No le había dicho a su amante cuanto significaba para él ni se arrodilló,
nada. Elijah se levantó, metiéndose las manos en sus bolsillos mientras miraba al
rancho Blaecleah.

No le había dicho a Ruben muchas cosas.

Claro, el tipo sabía que Elijah lo amaba y estaba intentando tratar con su MCP,
como lo llamó Ruben, pero realmente no le había dicho al hombre lo profundamente
que lo amaba o cómo el alma de Elijah se emocionaba por su misma presencia.

–Entra –gruñó Pa.

Elijah escuchó un coche llegando por la entrada mientras se giraba para mirar
por encima de su hombro. Sonrió ante la actitud protectora de Pa. Elijah sintió el
orgullo correr a través de él al saber que formaba parte de la familia Blaecleah por lo
que veía en el rostro de Pa.

–Es el detective privado que contraté –dijo Elijah mientras tragaba por la
oscura mirada que oscurecía el rostro de Pa. El hombre se veía fiero, fuerte, y
rotundamente daba miedo en ese momento, hasta que sus rasgos se relajaron por las
palabras de Elijah.

–Entonces invítalo a entrar –dijo Pa mientras volvía a entrar en la casa.

Elijah esperó en el porche mientras el coche de Yancy se acercaba. Quería


correr dentro, arrodillarse delante de Ruben, y confesar lo que sentía por el hombre
que amaba con cada fibra de su ser, pero Elijah también quería ver lo que Yancy tenía
que decir. Proteger a Ruben y Alani estaba muy arriba en su lista de prioridades. 98
Empezó a bajar los escalones delanteros cuando escuchó un disparo. Antes de
que pudiera agacharse, correr, o hacer alguna maldita cosa, Elijah estaba cayendo en
el porche, la sangre salpicando de profundo carmesí su pecho mientras se desmayaba.

El corazón de Ruben se paró en su pecho cuando escuchó el disparo fuera.


Sabía que algo horrible le había pasado a Elijah. Sólo lo sabía. Empujó a Alani a los
brazos de Ma y corrió hacia el porche delantero, gritando por encima del hombro a
sus hermanos que vigilaran a su hija.

–¡Ruben, no! –gritó Lachlan mientras el hombro de Ruben golpeaba la puerta


delantera, abriéndola de golpe.

Ruben ignoró al hombre y atravesó la entrada. Necesitaba llegar a Elijah, pero


no era estúpido. En el segundo en que estuvo fuera en el porche, se agachó bajo y se
escondió detrás de la barandilla del porche.

–¿Elijah?

–Ha caído, hijo.

La mirada de Ruben fue a la izquierda. Pa estaba agachado detrás de una de las


sillas. Elijah estirado en el suelo del porche a unos centímetros de Pa. Sangre oscura
haciendo una piscina debajo de Elijah, y no se movía.

–Está...está... –Ruben sintió lágrimas empezando a bajar por su rostro–. ¿Pa?

–Está vivo, Ruben, sólo inconsciente.

Un pequeño sollozo de gratitud escapó de los labios de Ruben. –¿Cuán


malherido está, Pa?

–Le han disparado, hijo. Necesita una ambulancia.


99
–Necesitamos meterlo en la casa.
–Sólo espera un momento, hijo. Vi al amigo de Elijah ir en la dirección de la
que vino el disparo. Déjale rastrear a quién sea que nos disparara antes de que nos
movamos. Si el tirador todavía está ahí fuera, podría no fallar la próxima vez.

Ruben asintió, pero todo lo que quería era llegar al lado de Elijah y sostenerlo,
asegurarse de que su amor estaba vivo. Miró alrededor de la oscuridad e intentó ver
algo, lo que fuera.

Nada.

La nieve caía al suelo pasando justo el techo del porche, pero caía
silenciosamente al suelo. Estaba muy silencioso. Bajo circunstancias normales,
Ruben habría disfrutado de la tranquila noche. Incluso podría haber sacado a Alani
fuera para que lo viera.

Nada de esta situación era normal.

Ruben gritó y lanzó su puño cuando sintió una mano bajando por su hombro.
Oyó un gruñido y de repente sus manos fueron atrapadas y sostenidas en su espalda.

–¡Eso duele, joder!

–¿Yancy?

–¿Quién coño pensabas que era?

Ruben se hundió contra el enorme hombre. –Oh dios mío, Yancy. Me has dado
un susto de muerte.

Yancy rio–. Suelo tener ese efecto en los hombres hermosos, cariño.

Ruben resopló y se apartó de Yancy, golpeándolo en el hombro. Yancy gritó,


aunque Ruben sabía que no le había hecho daño al tipo. Un autobús no podría herir a
Yancy. Ruben sólo puso los ojos en blanco y se giró hacia Pa y Elijah.

–¿Encontraste algo? –preguntó Ruben mientras miraba por encima de su


hombro–. ¿Es seguro ir hacia Elijah?

–Es seguro, cariño. 100


Eso era todo lo que Ruben necesitaba escuchar. Corrió por el porche y se
agachó junto a Elijah. Había tenido un poco de entrenamiento médico mientras estaba
en África, la mayoría por Mahra. Había visto muchas heridas de bala. Mientras
miraba a Elijah, tocando por los bordes con sus dedos, sintió que su corazón
empezaba a latir de nuevo.

–¿Alguien ha llamado a una ambulancia? –gritó sin apartar la mirada de Elijah.

–Ma lo hizo –contestó Pa.

–Necesito toallas y una manta para cubrir a Elijah. No debería moverse hasta
que los paramédicos lleguen aquí. –Ruben presionó su mano sobre la herida para
parar la hemorragia. No era mucho, pero una gota era más de lo que Ruben podía
manejar. Elijah no debería estar sangrando para nada.

Esto era culpa suya, y Ruben lo sabía. Había traído esto a su familia. Debería
haberse quedado en África. Era más seguro para su familia. Quizás sería mejor si sólo
se fuera y volviera a uno de los cientos de lugares que había visitado durante su
tiempo lejos del rancho. Había conocido y se había hecho amigo de mucha gente por
todo el mundo. Les ayudarían a esconderse a él y Alani.

–Ahora, hijo –dijo Pa mientras se movía para arrodillarse al otro lado de


Elijah–, puedo ver a dónde va tu cabeza, y sólo necesitas olvidar eso. Somos tu
familia, y estamos aquí para ayudarte.

Ruben sacudió la cabeza. –Pa, yo...

–No hagas esto, Ruben.

–Pero lo hice, Pa. Podré no haber apretado el gatillo, pero esto es culpa mía. –
Ruben tragó fuerte mientas alzaba una sangrienta mano a la luz del porche–. Esta es
la sangre de Elijah. Esto nunca habría pasado si me hubiera quedado en África.

–Hijo...

–Es cierto, y lo sabes.

–Eso es como decir que lo que Clem me hizo fue culpa mía.

Los ojos de Ruben se alzaron de golpe para ver a Billy de pie en la entrada 101
envuelto en los brazos de Rourke. Miró al hombre por un momento y sacudió la
cabeza. –No es lo mismo, Billy.

–¡Es lo mismo! –gritó Billy–. No hiciste esto. Alguien más lo hizo. No tienes
control sobre lo que la otra gente hace. Lo sabes, y lo sé. Si lo controlaras, Janice
nunca habría mostrado su rostro por aquí.

Ruben parpadeó. Billy no era de hablar mucho. O mantenía las cosas para sí
mismo, o hablaba a través de Rourke, su marido. La única gente con la que se sentía
realmente cómodo eran los miembros del clan Blaecleah. Con Yancy ahí de pie, un
completo extraño, Ruben estaba sorprendido de que Billy hubiera hablado.

Aun así... Ruben sacudió la cabeza. Sabía que Billy estaba intentando ayudar,
pero estaba equivocado. Janice estaba como una cabra, y nunca habría aparecido en el
rancho si no hubiera estado ahí, o si no hubiera creado a su querida hija, o...

–¡Aaawww! –Ruben se restregó el muslo dónde Elijah le había pellizcado.


Él...–. Elijah. –La cabeza de Ruben bajó para mirar a su amante. Los profundos ojos
azules de Elijah estaban mirándolo, y no estaban felices.

–Te amo, Ru, pero estás siendo un idiota.

–Elijah...

–¿Honestamente crees que África es mejor? –preguntó Elijah–. Perdiste a


alguien que te importaba en África porque la gente te estaba disparando. ¿Qué pasaría
si fuera Alani? Al menos aquí tiene una familia a su alrededor que se preocupa por
ella.

Los hombros de Ruben se hundieron. Sabía cuándo estaba siendo derrotado.


Todavía iba a hacer todo lo que estuviera en su poder para poner a Janice entre rejas y
mantener a su familia a salvo, pero no se iría.

Elijah empezó a reír mientras palmeaba el brazo de Ruben. Cuando se


convirtió en un gemido lleno de dolor, Ruben se olvidó de todos sus argumentos y se
inclinó sobre el hombre, presionando su pecho de nuevo. –Lo juro, Elijah Adrian
James, si alguna vez te vuelven a disparar, no te hablaré durante una semana.

–Ahora, eso es una amenaza –rio Rourke.

–¡Rourke! –exclamó Billy. 102


–Sólo digo, bebé.

–No es amable. Elijah ahora es familia.

–Sí –sonrió Rourke–. Y eso significa que tengo que tratarlo como familia.

Ruben parpadeó hacia los dos hombres por un momento. ¿Sentían como si
ahora Elijah fuera familia? Miró alrededor del resto de los rostros de su familia.
Algunos estaban preocupados, otros divertidos, pero cada uno de ellos estaba
rodeándolos a él y a Elijah, con excepción de Ma, Lachlan, y Asa. Ruben asumía que
estaban dentro cuidando de su hija.

Ruben empezó a sonreír mientras volvía a mirar a Elijah. Estaba preocupado


por lo pálido que se veía el rostro de Elijah. Había sufrido una gran pérdida de
sangre, y tenía que estar con un dolor inimaginable.

–La bala te atravesó, Eli –dijo–. Y no parece que golpeara ninguna vena o
hueso importante. El doctor debería ser capaz de ponerte puntos. Apostaría a que
mañana estarás en casa.

Ruben no creía una palabra de lo que estaba diciendo, y la pequeña sonrisa en


el rostro de Elijah decía que él lo sabía. Cierto, ninguna vena o hueso había sido
golpeado, y la bala había atravesado el hombro derecho de Elijah. Pero no estaría en
casa mañana. El doctor seguro que lo mantendría al menos un par de días.

–Estaré bien, Ru –susurró Elijah.

Ruben tragó pasando las lágrimas que obstruían su garganta y asintió. –Lo sé.

–La ambulancia está aquí, Ruben.

Ruben alzó la mirada hacia Pa y luego hacia la entrada. Podía ver las luces
rojas y azules brillando mientras tres vehículos entraban, una ambulancia y dos
coches de policía. Ruben suspiró profundamente. Sabía que habría preguntas. Dudaba
que pudiera ir al hospital con Elijah.

–Elijah, yo...

–El bolsillo del pecho derecho, Ru.


103
Ruben parpadeó. –Pa, hay algo en el bolsillo del pecho derecho. ¿Puedes
sacarlo? No quiero soltar la presión en su pecho.

Pa alcanzó el bolsillo del traje de Elijah y sacó un trozo de papel un momento


después. Lo abrió y empezó a leer. Ruben frunció el ceño cuando Pa silbó. –¿Qué es?

Pa miró a Elijah. –¿Quieres decírselo o debería hacerlo yo?

Elijah hizo una mueca. –Tú.

–¿Qué es? –preguntó Ruben. Se estaba volviendo loco preguntándoselo.

–Es una copia de un papel que Elijah entregó en los tribunales esta mañana. Es
un testamento y poder notarial dándote completo control sobre cualquier decisión
médica relativa a Elijah Adrián James. También declara que en cualquier suceso de
incapacidad, tienes todos los derechos legales sobre él y todo lo que posee.

Las cejas de Ruben se alzaron mientras escuchaba a Pa. Bajó la mirada a Elijah
sorprendido. –¿Es en serio?

–Infiernos, sí. –Elijah empezó a reírse y luego se agarró su pecho, gruñendo


fuerte–. Maldición, tengo que parar de hacer eso.

–Elijah, ¿por qué harías eso?

La mano salpicada de sangre de Elijah cubrió las de Ruben dónde presionaban


sobre su pecho. –Te amo.

Antes de que Ruben pudiera contestar, los paramédicos llegaron y fue apartado
del camino. Se quedó cerca, balanceándose de un pie a otro mientras trabajaban en
Elijah. Cuando lo subieron sobre una camilla y empezaron a llevarlo hacia la
ambulancia, Ruben se apresuró tras ellos.

Esperó hasta que Elijah estuvo colocado y la ambulancia a punto de irse antes
de dar un paso adelante. –¿Puedes darme sólo un minuto? –preguntó a la
paramédico–. Necesito hablar con él antes de que vaya al hospital.

La mujer lo miró por un momento luego asintió. –Pero sólo un minuto.


Necesitamos llevar al Sr. James al hospital.

Ruben asintió y subió a la parte de atrás de la ambulancia. Se movió hacia 104


delante hasta que pudo agarrar la mano de Elijah y mirarlo a los ojos. Sonrió
débilmente y apartó un rizo negro del rostro de Elijah.

–Hey, tú.

–Hey. –La respuesta de Elijah estaba sofocada por la máscara de oxígeno sobre
su rostro, pero Ruben podía escucharlo.

–Te amo –susurró Ruben.

–Te amo.

–Y me casaré contigo cuando vuelvas a casa.

Incluso con la máscara de oxígeno en su rostro, no había forma de que Ruben


se perdiera la sonrisa que cubrió el rostro de Elijah.

–Vale.

–Lo siento, Sr. Blaecleah, pero realmente necesitamos llevar al Sr. James al
hospital.

Ruben asintió a la mujer y luego se inclinó para darle a Elijah un beso en la


mano antes de colocarla sobre su pecho. –Te amo, e iré al hospital tan pronto como
acabe con el sheriff.

–Alani.

Ruben sonrió. –No te preocupes. Llevaré a nuestra hija.

Esa respuesta pareció satisfacer a Elijah. Exhaló suavemente, y luego sus ojos
se cerraron. Ruben miró al paramédico preocupado. Ella sólo le sonrió.

–Estará bien.

Ruben salió de la ambulancia vacilante y cerró las puertas. Envolvió sus brazos
alrededor de su estómago mientras la ambulancia arrancaba e iba por la entrada. Se
sentía como si su corazón se estuviera yendo con las brillantes luces rojas y azules.
Debería haber sido capaz de ir con Elijah, ya que quería. Desesperadamente.

Pero encontrar a quién había disparado a Elijah era un mejor uso de su tiempo, 105
y lo sabía. No quería traer a Elijah a casa, a un lugar que no fuera seguro. Contra más
rápido pudieran encontrar al tirador, mejor.

Ruben sintió un brazo envolverse alrededor de sus hombros y miró para ver a
su Pa de pie junto a él. Se inclinó hacia él por un momento, rindiéndose a las lágrimas
que habían amenazado con caer desde que escuchó el disparo.

–Estará bien, hijo.

–Lo sé, Pa.

–Vamos. Necesitamos ir a hablar con el sheriff.

Ruben se limpió las lágrimas y luego asintió. Cogió aire fortalecedor y se giró
para mirar a la gente de pie en el porche observándolo.

Iba a ser una noche malditamente larga.

106
Capítulo 11
Ruben paseó de un lado al otro del salón, palmeando suavemente la espalda de
Alani mientras caminaba. Iba a volverse loco. Después de tres noches en el hospital,
se suponía que hoy le daban el alta a Elijah. Lachlan y Asa habían ido al pueblo a
recogerlo y traerlo al rancho.

No le habían permitido ir al hospital como quería hacer. Decidieron, y no él,


que el lugar más seguro en el que podía estar era el rancho. Había hablado por
teléfono con Elijah, pero eso era todo. Ruben no sería feliz hasta que pusiera sus ojos
en Elijah y supiera seguro que estaba a salvo.

Cuando escuchó un vehículo detenerse en la entrada de la casa, eso fue todo lo


que Ruben pudo hacer para evitar correr y apartar la tela oscura que había sido
colocada en la ventana para evitar que otros miraran dentro. Sólo tenía que sentarse y
esperar. Se sentía como un prisionero en su propia casa, y estaba atrayendo a todos a
su propio infierno personal.

–Ahora, sería mejor que me dejaras cogerla.

Ruben se giró para ver a Ma de pie junto a él, sus brazos estirados por la bebé.
Sintió su rostro sonrojarse cuando supo que Ma sabía exactamente lo que estaba
pensando. En el segundo en que Elijah atravesara la puerta, Ruben estaría sobre él.

–Hoy está un poco quisquillosa, Ma –dijo Ruben mientras le pasaba a Alani–.


Creo que le están creciendo los dientes.

–Claro –rio Ma–. Y no tiene nada que ver con que sienta tu estrés o que eche de
menos a su otro Pa.

Ruben parpadeó. ¿Su otro Pa? Ruben se sentía como si un tren lo hubiera
golpeado por las palabras de Ma. Nunca había pensado en ello de esa manera. Tan
pronto como se casaran, Elijah sería el otro Pa de Alani. Ruben empezó a sonreír, de
repente sintiéndose mejor.

Ma sólo sacudió la cabeza y sonrió a Alani. –Voy a darle el biberón y a


acostarla para una siesta en mi habitación. Tómate todo el tiempo que necesites.
107
–Elijah querrá verla. –Ruben sabía que querría.
–Y puede –contestó Ma–. Sólo consigue que se instale primero, luego ve a
buscarla. Imagino que Alani también quiere ver a Elijah.

Ruben frunció el ceño preguntando. –¿Crees que eso es posible, Ma?

–¿El qué, hijo?

–¿Que Alani se sienta unida a Elijah tan pronto?

–Por supuesto que sí. Elijah la ama tanto como tú. Los bebés saben esas cosas.
Pueden sentirlo cuando la gente los abraza, sentir sus intenciones. Las únicas
intenciones de Elijah son amar a Alani y mantenerla a salvo, y lo sabe.

Ruben rezaba para que Ma tuviera razón. Asustaba un poco juntar a dos
familias.

Los sonidos de pasos en la puerta hicieron que la respiración parara en la


garganta de Ruben. Giró, su corazón acelerado en su pecho, y esperó a que la puerta
se abriera. Probablemente era la espera más larga de toda su vida. El rostro pálido,
deteriorado que entró era más hermoso que nada de lo que Ruben hubiera visto
nunca.

–Eli –soltó la respiración y corrió a través de la sala para agarrar las mejillas de
Elijah entre sus manos–. Oh dios, te he echado tanto de menos.

–Ru.

Los brazos de Elijah envolvieron a Ruben, su rostro enterrado en su pelo.


Ruben podía sentirlo temblando. Sólo se quedaron allí por varios minutos, Elijah
sosteniendo a Ruben como si nunca quisiera soltarlo.

Ruben finalmente se echó atrás y alzó la mirada al rostro de Elijah. –¿Cómo te


sientes?

–Mejor ahora.

Ruben sonrió. Podía sentir lágrimas picando en sus ojos. –Nunca me vuelvas a
hacer esto de nuevo. No puedo soportarlo.
108
–No lo planeo, bebé.
–¿El doctor dijo que estás bien? –Ruben estaba preocupado por lo pálido que
estaba Elijah. ¿Qué pasaba si el doctor le había dado el alta demasiado pronto?–.
¿Deberías estar fuera del hospital?

–Estoy bien, Ruben.

–Bueno, te ves cómo una mierda.

–¡Ruben! –lo riñó Ma desde la cocina.

Ruben puso los ojos en blanco. Maldición, la mujer tenía oídos de acero.

Elijah rio suavemente. –Estoy bien, Ruben, lo prometo. El camino hacia el


rancho fue sólo un poco duro. Juro que Lachlan cogió cada agujero en la carretera.

–¡No lo hice! –exclamó Lachlan desde la entrada.

Fue sólo entonces que Ruben se dio cuenta de que había otros en la sala a parte
de él y Elijah. Asintió hacia su hermano. –Gracias por traerlo a casa de una pieza.

Lachlan simplemente asintió.

Ruben volvió a mirar a Elijah. –¿Estás seguro de que estás bien fuera del
hospital?

Suspiró y se apoyó en la mano que Elijah ahuecó en su rostro.

–Esto seguro, bebé. Sólo necesito descansar un poco. El doctor dijo que mi
curación va bien.

Ruben no estaba tan seguro de eso considerando la palidez del rostro de Elijah,
pero no iba a discutir, no cuando tenía a Elijah en sus brazos de nuevo. Envolvió un
brazo alrededor de la cintura de Elijah y empezó a llevarlo hacia las escaleras.

–Vamos a meterte en la cama.

–¿Te unirás a mí?

Ruben resopló. –Te arroparé. 109


Llevar a Elijah arriba fue relativamente simple. Quitarle la ropa fue algo muy
diferente. Para cuando Ruben tenía a Elijah desnudo y metido en la cama, el rostro de
Elijah estaba blanco como una sábana.

–¿El doctor te recetó pastillas para el dolor?

Elijah asintió y apuntó a sus pantalones. Ruben estiró la mano y agarró los
pantalones, buscando hasta que encontró dos botes. –¿Qué son?

–Una es para el dolor, la otra es un antibiótico en caso de infección.

Ruben sintió la sangre drenándose de su rostro. –¿Infección? –susurró–. ¿Es


una posibilidad?
–Siempre es una posibilidad con una herida de bala, pero no, ahora mismo no
tengo infección ni ninguna señal. De hecho, el doctor está bastante feliz con lo bien
que me he estado curando. Es sólo una precaución.

Ruben suspiró de alivio. –Vale. Voy a ir a buscar algo de agua para que puedas
tomarte las pastillas. Ahora vuelvo.

–No, quédate.

–Elijah...

–Ahora mismo no quiero ninguna pastilla para el dolor. Hacen que mi cabeza
esté nublada. Sólo te quiero a ti.

–Me tienes. –Ruben no podía negarse más a Elijah de lo que podía cortarse la
cabeza. Se estiró encima de las mantas junto a Elijah y apoyó una mano en el lado del
pecho no herido del hombre. La mano de Elijah subió y cubrió la suya mientras
giraba su cabeza para mirar a Ruben.

–¿Todavía te casarás conmigo?

–Sí. –Ruben movió su mano para poder acariciar con su pulgar la mano de
Elijah–. Tan pronto como puedas estar de pie delante de Brody sin desmayarte.

–¿Llevarás mi anillo?

Las cejas de Ruben se alzaron. –¿Quieres que lleve anillo? 110


Los ojos de Elijah bajaron como si estuviera avergonzado. –No estaría en
contra de la idea.

Ruben pensó sobre llevar el anillo de Elijah. Buscó en sus sentimientos para
ver si tenía algún problema con ello. Básicamente estaría declarando al mundo que
pertenecía a Elijah. Ruben no se sorprendió nada cuando encontró que la idea le
encantaba.

–Sería un honor llevar tu anillo.

Los ojos de Elijah se alzaron para encontrarse con los suyos. –¿Sí?

–Sí.

El rostro de Elijah se sonrojó, lo cual era un contraste marcado con lo pálido


que había estado un segundo antes. –También quiero llevar tu anillo.

–Eso me gustaría. –¿A quién engañaba? Eso le encantaría. Un símbolo de su


unión con Elijah dónde todo el mundo pudiera verlo era un sueño hecho realidad–.
¿Estás seguro de que eso es algo que deseas hacer, Elijah? Todos lo sabrían.

–Dios, eso espero.

Ruben miró y luego miró más. –¿Perdona?

Elijah rio ligeramente. –Me dispararon, Ruben.

Ruben frunció el ceño, sintiéndose totalmente confuso sobre que llevar un


anillo tuviera que ver con ser disparado. Ni siquiera podía entender por qué estaban
hablando de las dos cosas en la misma conversación. –Soy muy consciente de eso,
muchas gracias. No he pensado en nada más durante días.

–Podría haberte perdido.

–El tirador no me estaba apuntando a mí, Elijah. –Ruben se estremeció


mientras recordaba esa noche–. Te estaba apuntando a ti.

–De todas formas podría haberte perdido, y eso hizo que me diera cuenta de
algunas cosas.
111
Esa afirmación llamó la atención de Ruben. –¿Cómo?
–Por ejemplo, tú y Alani significáis más para mí que nada en el mundo. Ser
disparado cuando se suponía que teníamos que estar a salvo en el rancho, rodeados de
familia, me hizo ver que podría perderte esté o no fuera del armario. No volveré a
cometer el mismo error.

–Elijah...

Elijah apretó la mano de Ruben. –No, Ruben. He tomado mi decisión. No voy


a cambiar de idea. No me importa quién sepa que te amo. Lo gritaré al mundo entero,
pondré un anuncio en el periódico. Demonios, caminaré por Main Street con una
señal alrededor de mi cuello que diga que amo tu polla si eso te hace feliz. Sólo que
ya no me importa. Te amo, y quiero que todo el mundo lo sepa.

Ruben sintió que sus labios se retorcían. –Una señal, ¿eh?

El rostro de Elijah se sonrojó de nuevo. –Sabes lo que quiero decir.

Ruben se acercó más y deslizó una mano por el abdomen de Elijah hacia el
borde de pelo rizado por encima de su polla. –No, ¿qué querías decir?

–Ruben –gimoteó Elijah, sus ojos cerrándose.

–¿Qué, Eli? –susurró Ruben en la oreja de Elijah–. ¿Qué quieres?

–Sabes lo que quiero.

–¿Me prometes no moverte?

–Ni un jodido músculo.

Ruben sonrió y retiró las mantas a Elijah, exponiendo su cuerpo desnudo. Era
como un festín colocado ante él, músculos esculpidos, suave piel, y una increíble
polla que se veía deliciosa apuntando arriba en el aire como si suplicara las caricias
de Ruben.

–Sin moverse –ordenó Ruben.

–Lo prometo.
112
Ruben sonrió. Dudaba que Elijah fuera capaz de mantener su palabra, pero
quizás podría ayudar. Subió y se colocó entre las piernas de Elijah, estirándolas en la
cama debajo de él. Colocó una mano en cada muslo de Elijah, se inclinó y lamió las
gotas de pre semen brillando en la cabeza de la hermosa polla del hombre.

Elijah gimió instantáneamente y se movió.

–Elijah –advirtió Ruben–. Pararé si te mueves.

–No me moveré, lo juro.

Ruben observó las manos de Elijah apretarse en puños en la sábana a cada lado
de su cuerpo antes de inclinarse para lamer otra vez con su lengua. Un sabor dulce y
agrio se derramó en su lengua. Ruben rodeó la cabeza con su lengua, acariciando,
lamiendo y devorando cada gota que salía. Elijah sabía delicioso.

Amar a Elijah era fácil. Darse cuenta de que no podría follar al hombre como si
no hubiera un mañana era la parte dura. Pero no importaba cuan dura se pusiera su
polla o cuando anhelaba reclamar a Elijah, Ruben sabía que tendría que esperar.

Sin embargo, eso no significaba que no pudiera disfrutar de lo que estaba


haciendo, o asegurarse de que Elijah tuviera una buena razón para una siesta. A la
mierda las pastillas para el dolor. Ruben tenía su propia marca especial de
medicación.

Ruben torturó a Elijah, simplemente lamiendo alrededor de la cabeza de su


polla luego bajando para lamer sus bolas. Evitó tragarse al hombre hasta que sintió
las manos de Elijah empuñar su pelo. Esa era su pista de que Elijah estaba al final de
su aguante.

Aunque Elijah estaba yendo contra las órdenes y se movía, Ruben permitió que
el hombre lo dirigiera hacia su polla. Una vez allí, Ruben tragó la polla de Elijah
hasta que su nariz estuvo enterrada en el pelo púbico del hombre.

Elijah empezó a gritar, pequeños sonidos al principio, luego incrementando el


volumen hasta que la habitación estuvo llena de sus gritos de placer. Todo el tiempo,
Ruben movía su cabeza, chupando con sus mejillas y usando su lengua para lamer
cada lado de la hinchada erección del hombre.

Ruben metió dos dedos en su boca junto a la polla de Elijah y los mojó bien.
Mientras chupaba la polla de Elijah en la parte de atrás de su boca, movió sus dedos 113
abajo entre las nalgas del hombre y los pasó por el agujero fruncido.
–¡Ru!

Ruben sonrió alrededor de la polla en su boca. Elijah estaba cerca, muy cerca.
Sus bolas estaban atraídas hacia su cuerpo, volviéndose duras como piedras. El eje en
su boca empezó a hincharse. Ruben rápidamente chupó la polla de Elijah abajo hasta
que sintió que golpeaba la parte de atrás de su garganta. Mientras se apartaba, empujó
dos dedos dentro de la apretada abertura de Elijah.

Elijah se tensó y gritó el nombre de Ruben. Se apartó hasta que su boca estaba
sólo alrededor de la cabeza y empujó sus dedos dentro y fuera del culo del hombre.
Chorros de caliente y agrio semen se dispararon en su boca, llenándolo a rebosar.

Ruben tragó tanto como pudo y luego lamió el resto. Disminuyó el ritmo de los
empujes de sus dedos mientras el cuerpo de Elijah se hundía de vuelta en el colchón.
Sacó sus dedos y se puso de rodillas entre los muslos de Elijah. Alcanzó su propia
cremallera, hurgando varios momentos con su prisa, pero finalmente desabrochando
sus pantalones y sacando su polla.

Ruben envolvió su mano alrededor de sí mismo y empezó a acariciar


furiosamente. No le llevaría mucho correrse. Observar a Elijah en su arrebato de
pasión era un afrodisíaco en sí mismo. Alzó sus ojos para encontrarse con los de
Elijah.

–Mírame, Eli –susurró Ruben–. Mira lo que me haces.

Los ojos de Elijah eran como una caricia por la piel de Ruben. A pesar de
haberse corrido sólo momentos antes, Ruben podía ver todavía el deseo en las
profundidades azul oscuro. Eso lo puso más cachondo que nada, saber que Elijah lo
deseaba tanto.

–¿Ves cuánto te deseo, Eli?

Elijah tragó, y asintió.

–Voy a martillear tu culo en el colchón en el minuto en que estés mejor. –


Ruben empezó a jadear cuando su orgasmo se acercó. Apretó sus dedos, gruñendo
por el ligero dolor que la acción causó. Se sentía tan sensible con Elijah mirándolo
haciéndose una paja. Estaba en el límite de explotar.
114
Ruben frunció el ceño y perdió el ritmo cuando Elijah de repente movió su
pierna hasta que sintió la presión entre sus muslos y contra sus bolas. Empezó a
moverse, volviendo a acariciar su polla mientras se restregaba contra los muslos de
Elijah.

–¡Oh joder! –gritó Ruben cuando su orgasmo lo atravesó. Su cabeza cayó atrás
sobre sus hombros mientras disminuía las caricias. Siguió moviendo sus caderas,
restregándose contra el muslo de Elijah hasta que ordeñó la última gota de su semen
fuera de sus bolas, luego se desplomó contra Elijah, su rostro en el estómago del
hombre–. Maldición, eso fue caliente, Eli.

Ruben se preocupó cuando no recibió respuesta de Elijah. Alzó la mirada y


luego empezó a reír. Elijah estaba frito, pequeños ronquidos saliendo de él. Ruben
sacudió la cabeza y bajó de la cama. Fue al baño, se limpió, cogió una toalla y volvió
al dormitorio para limpiar el semen de su amante.

Tiró la toalla usada en el cesto de la ropa sucia y se puso bien la ropa. Después
de subir las mantas sobre el cuerpo desnudo de Elijah, Ruben se inclinó y plantó un
pequeño beso en los labios de Elijah. Elijah sonrió en sueños y susurró el nombre de
Ruben.

Fue suficiente para que las lágrimas viniesen a los ojos de Ruben. Bajó la
mirada hacia Elijah varios minutos, preguntándose cómo había pasado tanto tiempo
sin el hombre en su vida, luego salió del dormitorio.

Quería hablar con Lachlan y descubrir si había alguna noticia sobre quién había
disparado a Elijah, y luego quería hacer planes para mantener a su familia a salvo.

Ruben sonrió cuando alcanzó la parte baja de las escaleras y vio a Yancy
hablando con Seamus. Su hermano parecía estar pendiente de cada palabra de Yancy.
Por la forma en que Yancy estaba inclinado hacia Seamus, Ruben estaba bastante
seguro de que la atracción era recíproca.

El Sheriff Riley, sin embargo, estaba lanzando dagas a los dos hombres a través
de la sala. Ese era un interesante giro de los eventos. El sheriff Riley parecía que
quería tomar a Yancy y golpearlo en el suelo. Quizás traer a Yancy a casa no había
sido tan buena idea después de todo.

–¿Cómo está Elijah? –preguntó Lachlan mientras caminaba para colocarse al


lado de Ruben.
115
Ruben sonrió. –Durmiendo.
Lachlan rio. –Eso escuchamos.

Ruben no podía avergonzarse por lo que había hecho. Estaba demasiado


saciado.

–Ma también escuchó, y apostaría lo que fuera a que va a lavarte la boca con
jabón por decir palabrotas.

Ruben frunció el ceño confundido hasta que recordó gritar cuando se corrió. Su
sonrisa se hizo más grande. –Valió la pena.

–Sin duda. –Lachlan alzó sus cejas–. Pero ahora sabes por qué Asa y yo
tenemos nuestra propia casa.

–Ya tengo al arquitecto trabajando en los planos para la nueva casa.

–¿Elijah se va a mudar allí entonces?

La boca de Ruben se abrió. Se pasó la mano por el pelo. –No lo sé. Nunca lo
hemos hablado. Quiero decir, asumí que lo haría, pero supongo que no debí, ¿cierto?
Tiene derecho a dar su opinión en esta decisión, ¿cierto?

Oh hombre.

–Calma, hermano –dijo Matty mientras se acercaba y le palmeaba el hombro–.


Estoy seguro de que Elijah entenderá la necesidad de estar aquí en el rancho. Este es
un lugar mucho mejor para criar a Alani que el pueblo. –Matty apuntó a dónde estaba
sentada Ma, acunando en sus brazos suavemente a Alani–. Además, aquí tienes una
niñera interna.

–Tendremos que hablar de ello.

–Por supuesto que sí. Eso es lo que hacen las parejas. Se comprometen.

Ruben miró a Matty. –¿Cuándo te convertiste en un experto en parejas?

–Hola… –Las manos de Matty aterrizaron en sus caderas–, ¿has conocido a mi


marido? Tengo un doctorado en compromiso.
116
Ruben empezó a reír cuando de repente una fuerte explosión llenó el aire y la
ventana delantera se destrozó, volando cristal por todas partes. Los ojos de Ruben
fueron instantáneamente hacía Ma y Alani, justo a tiempo de ver a Asa echarlas al
suelo.

Ruben agarró a Matty y golpeó el suelo. Podía ver al resto de la familia


también agachándose. –¿Qué coño fue eso? –gritó Ruben–. ¿Alguien nos está
volviendo a disparar?

El sheriff Riley se movió para mirar por la ventana delantera rota, luego
sacudió la cabeza. –Alguien ha hecho explotar mi coche.

Las cejas de Ruben se alzaron. –¿Alguien ha hecho explotar tu coche?

El sheriff asintió.

–¿Por qué?

–¿Por qué no vamos a averiguarlo? –El sheriff Riley sacó la pistola de la funda
de su cadera y empezó a gatear hacia la puerta trasera–. Pa, ¿puedes llegar a tu
escopeta?

–Sí. –Pa empezó a moverse hacia el armario del pasillo.

–Yancy, ¿estás armado? –preguntó el sheriff mientras paraba al lado del


hombre.

Yancy asintió y sacó su propia pistola, comprobando el cargador y volviendo a


ponerlo en su lugar. –Estoy listo para ir. –Yancy empezó a moverse hacia la puerta
trasera de la casa.

–Lleva a Ma y a la bebé a un lugar seguro, algún lugar que no tenga ventanas


que se pueda cerrar.

Ruben asintió.

–El resto de vosotros quedaros fuera de la vista y buscad cualquier


movimiento. –El sheriff Riley le pasó un pequeño auricular a Lachlan–. Permanece
en esta frecuencia. Si ves algo, dímelo. Sino, mantén la línea despejada. Y que
alguien pida refuerzos.
117
El sheriff Riley empezó a gatear lejos, luego paró. Agarró a Seamus del cuello
de la camisa y lo atrajo para el beso más fiero, más apasionado y desesperado que
Ruben había visto nunca. Los ojos de Seamus estaban enormes para cuando el sheriff
lo soltó.

El sheriff Riley acarició con su pulgar los labios de Seamus, hinchados por el
beso y luego lo miró a sus ojos verdes. –Hablaremos cuando vuelva.

Seamus asintió.

Sin otra palabra, el sheriff se alejó. Un momento más tarde, Ruben escuchó la
puerta trasera rechinar suavemente cuando se cerró. Ruben sólo se sentó ahí y miró a
Seamus.

Había mucho más ahí de lo que sabía. El sheriff prácticamente había


desconchado la pintura de las paredes con ese beso. Y Seamus sólo parecía mareado.
Por supuesto, tenía una enorme sonrisa en su rostro, por lo que no todo podía ser
malo.

–Vale, vamos a seguir –dijo Ruben mientras empujaba a Matty hacia las
escaleras–. ¡Todos los que os podáis mover, moveos!

Cuando Matty empezó a subir las escaleras, Ruben gateó hacia dónde Asa
estaba cubriendo a Ma y Alani. Sorprendentemente, Alani todavía estaba dormida.
Ruben no estaba demasiado encantado sabiendo que Alani podía dormir con
explosiones y disparos por la experiencia, pero que saltara con voces altas. Preferiría
que gritara por ruidos inesperados.

–Hey, Ma, ¿cómo estás?

–Alguien destrozó mi ventana, hijo. –Las fosas nasales de Ma se hincharon


mientras se sentaba–. Si alguna vez descubro quién fue, va a desear no haber jodido a
esta familia. Mi Ma me dio esas cortinas antes de dejar Irlanda. No pueden ser
remplazadas.

Ruben tomó a Alani de los brazos de Ma y la apretó contra su pecho. –Lo


siento, Ma. Desearía que hubiera algo que pudiera hacer.

–Lo hay, hijo. –Ma apuntó a las escaleras–. Lleva a esa bebé a algún lugar
seguro. Es mucho más importante que mis cortinas.
118
Cuando Asa asintió hacia él, haciendo saber a Ruben que se encargaría de Ma,
Ruben gateó alejándose hasta que alcanzó las escaleras. Entonces se levantó y subió
corriendo. El pasillo de arriba era el único lugar de la casa que no tenía ninguna
ventana. Parecía el lugar seguro en el que estar por el momento.

Ruben pasó a Alani a Matty y entró en el dormitorio. No podía tener a Elijah


ahí solo. Ruben no se sorprendió cuando encontró a Elijah sentado en la cama,
mirando alrededor confuso.

–¿Qué pasó?

–Tienes que vestirte, bebé –dijo Ruben mientras recogía la ropa del hombre del
suelo–. Y rápido. Alguien hizo explotar el coche del sheriff.

–¿Qué? –gritó Elijah mientras salía de la cama tan rápido como podía y
empezaba a vestirse–. ¿Hay alguien herido?

–No lo parece. El sheriff y Yancy salieron por la puerta de atrás para ver si
pueden encontrar a alguien. Todos los demás están dentro de la casa. El sheriff nos
quiere aquí en la casa, en algún lugar en el que no nos puedan disparar.

Las cejas de Elijah se alzaron. –¿Están disparándonos?

119
Capítulo 12
Elijah quería gritar de exasperación. ¿Cuándo pararía? La madre biológica de
Ruben ya no sólo estaba intentando conseguir la custodia de Alani, por la cual Elijah
podría haber luchado en el juzgado. Estaba intentando matarlos a todos. Estaba loca.

–¿Cuál es el plan?

Las cejas de Ruben se arquearon cuando se giró para mirarlo. Bajo cualquier
otra circunstancia, lo habría encontrado adorable. Justo ahora, sólo le hizo gruñir de
frustración. Sabía lo que Ruben iba a decir antes de que abriera la boca.

–No soy un inválido, Ruben.

–Bastante cerca.

Elijah entrecerró sus ojos. –¿Realmente piensas que sólo voy a sentarme aquí y
entrelazar mis pulgares mientras alguien intenta arrebatarme a mi familia?

–No, te vas a esconder conmigo y el resto de esta familia.

Oh. Bueno, eso era diferente. A Elijah no le gustaba la idea de esconderse de


nadie. Odiaba a los matones con pasión, especialmente después de lo que le había
pasado a Thomas. Pero proteger a su familia era más importante, y si esconderlos de
quién sea que intentara matarlos era lo que se necesitaba, eso sería lo que haría.

–Desearía tener una pistola.

Ruben ladeó la cabeza. –¿Sabes cómo disparar una pistola?

–Estuve en el ejército en una ocasión, Ruben. Y no era un soldado de


infantería.

–En serio. –Ruben caminó hacia su armario, confundiendo a Elijah. Pensó que
se suponía que tenían que esconderse. Ruben rebuscó dentro del armario por un
momento volviéndose con una caja negra en su mano. La extendió hacia Elijah–.
Mahra me dio esto. La estaba guardando para el cumpleaños veintiuno de Alani, en
caso de que la quisiera. 120
Elijah arqueó una ceja, la curiosidad comiéndoselo mientras abría la caja.
Jadeó, su mandíbula cayó. –¿Sabes lo que son? –preguntó mientras sacaba con
cuidado una de las dos armas a juego de la caja y la comprobaba para ver si estaba
cargada. No lo estaba, pero había cuatro cargadores vacíos en la caja junto a una caja
de munición.
–Sí, son Deser Eagle .44 Magnum.

–Mierda.

Ruben rio y agarró uno de los cargadores. Abrió la caja de munición y empezó
a cargarlo. Elijah parpadeó sorprendido mientras miraba. Ruben estaba cargando el
cargador como si lo hubiera hecho cada día de su vida.

–¿Hay algo que quieras decirme, bebé? –preguntó Elijah mientras cargaba su
propio cargador.

–Disparamos mucho. Realmente no se suponía que tuviéramos armas cuando


estábamos haciendo trabajo de socorro, pero cuando Alani llegó, Mahra quería
asegurarse de que estábamos protegidos. –Ruben se encogió de hombros–. Pareció
hacerle mucho bien a Mahra. Dejamos las malditas cosas en el campamento el día
que le dispararon.

–Siento que Mahra muriera, pero nunca habrías sido capaz de vivir contigo
mismo si mataras a alguien, Ruben. –Elijah lo sabía profundamente en sus huesos. Él,
por otro lado, no tenía problemas para disparar a alguien que intentara herir a su
familia.

Cuando los cargadores estuvieron cargados, Elijah cargó las armas. Le pasó
una a Ruben, sólo por si acaso, y se quedó con la otra. –No la uses a menos que
tengas que hacerlo necesariamente. Y cuando acabe esto, necesitamos hablar sobre
una caja de seguridad para armas en la nueva casa. No quiero que Alani salga herida.

Ruben sonrió. –Sí, cariño.

–Vamos –dijo Elijah mientras se dirigía a la puerta del pasillo–, quiero ver a mi
hija. –Elijah salió al pasillo entonces se congeló. Algo no iba bien–. ¿Dónde están
todos?

–¿Escondidos?
121
–¿Escondidos dónde?
Elijah escuchó un ruido ahogado al final del pasillo. Se apresuró hacia la puerta
que llevaba al armario de la ropa de cama y toallas y la abrió. Matty estaba sentado
dentro en el suelo, Alani acurrucada en sus brazos. Sus ojos salvajes, llenos de miedo.
Elijah maldijo bajo y se agachó para ayudarlo a levantarse, pero Matty sacudió la
cabeza rápidamente y señaló.

– Quiero a mi nieta.

Elijah tragó fuerte y se giró para ver a Janice de pie arriba de las escaleras con
una pistola en su mano. Apuntaba directamente a Ruben, que estaba entre Elijah y
Janice.

Bueno, ¡maldición!

Elijah sostuvo su pistola en una mano y colocó la otra en la cintura de Ruben.


Rápidamente escaneó el pasillo buscando una salida, pero no había ninguna. El
armario de la ropa de cama y toallas estaba al final del pasillo. Era un disparo directo
de Janice a ellos. Si se movía, vería a Matty y Alani acurrucados en el suelo.

–Dámela.

Ruben empezó a sacudir la cabeza hasta que Elijah lo apretó. Discutir con una
loca con una pistola no era una buena idea. Necesitaban descubrir una forma de salir
de esta. Elijah usó su pie para empujar a Matty, intentando conseguir que se moviera
a un lado del armario. Necesitaba a Matty y Alani fuera de la línea de fuego.

Cuando sintió a Matty palmear su pierna, empezó a empujar la espalda de


Ruben, lentamente haciendo que fuera hacia delante. Necesitaban llegar a otra puerta,
otro lugar dónde pudiera empujar a Ruben y sacarlo de la línea de fuego.

–Mira, si es el dinero –dijo Ruben–, puedes tenerlo. Firmaré lo que quieras.

–¿Realmente esperas que me crea eso? –resopló Janice–. Tu padre me advirtió


sobre ti, sobre las cosas qué harías para intentar engañarme. No me lo creeré.

–Lo juro, no quiero el dinero.

El corazón de Elijah dolió cuando escuchó la súplica en la voz de Ruben. Tenía


que ser horrible enfrentarte a tu madre al final de un arma. 122
–¡No te creo! –gritó Janice–. ¡Dame a la bebé!

El corazón de Elijah golpeó contra su garganta cuando Janice alzó más la


pistola.

–Su nombre es Alani.

–Me importa una mierda cuál es su nombre –gritó Janice–. Dámela.

La cabeza de Ruben rápidamente se ladeó a un lado. Elijah casi gruñe. –


Realmente no te importa, ¿no? Sólo es una forma de conseguir el dinero de padre. No
te importa nada como se llama o como es.

–¡Ese es mi jodido dinero! –contestó Janice–. Trabajé por él durante treinta


años. Os soporté a ti, a tu hermano y a vuestro padre. Soporté esa estúpida iglesia y a
todos esos seguidores devotos adulando a tu padre. El difunto y gran reverendo
McCallister. –Janice de repente rio histérica–. Si sólo supieran la verdad. Era un
bastardo y odiaba el suelo por el que caminaba. Escupiría en su tumba si pensara que
podía salir indemne de ello.

Elijah parpadeó sorprendido. Bueno, eso era interesante.

–Pensé que lo amabas –dijo Ruben–. Hacías todo lo que decía.

–Sólo porque tenía que hacerlo. Lo odiaba, y lo sabía. Mantuvo todo ese dinero
sobre mi cabeza cada día de mi vida. –Janice golpeó su mano contra su pecho–. Ese
era mi dinero. Era mi dinero antes de casarnos, pero me convenció para firmar y
entregárselo la noche de bodas, y luego supe lo bastardo que era realmente, pero para
entonces era demasiado tarde.

–¿Entonces por qué te quedaste?

–Porque quería mi dinero.

–¿Entonces nos hiciste pasar por un infierno por dinero?

Elijah cerró sus ojos por un breve momento. Ruben parecía tener el corazón
roto. Y podía escuchar a Matty sorbiendo silenciosamente detrás de él. Esto tenía que
acabar antes de que Janice destruyera a sus dos hijos, y quizás también al resto de la
familia Blaecleah. 123
–Soy abogado –dijo Elijah mientras empezaba a salir de detrás de Ruben,
manteniendo su arma escondida detrás de él–. Puedo redactar cualquier papel que
quieras dándote control completo sobre el fondo fiduciario del reverendo McCallister.
No tienes que tener a Alani para tener el dinero.

–¿Piensas que es tan fácil? –Janice empezó a ondear su mano en el aire. Elijah
rezó por que la pistola en su mano no se disparara accidentalmente mientras
despotricaba–. Arthur puso previsiones en el testamento para que sólo aquellos que
criaran a Alani pudieran acceder a su fondo fiduciario. No puedes firmar una maldita
cosa para mí, por lo que cállate.

–Sabes, para alguien que ha vivido como mujer de un reverendo durante al


menos treinta años, tienes una boca muy sucia.

Los ojos de Elijah casi se salen de su cabeza cuando reconoció la voz de Ma y


la vio detrás de Janice, ondeando una sartén en su mano. Sabía que Janice iba a
disparar a Ma, y no podía permitirlo.

–¡Ma! –gritó Ruben–. ¡No!

Elijah apartó a Ruben del camino y se dirigió al pasillo. Alcanzó a Janice justo
cuando alzaba la pistola para disparar a Ma. Sin ni siquiera pensar en ello, Elijah alzó
la pistola en su mano, apuntó a Janice, y apretó el gatillo.

Janice gritó cuando cayó, pero no antes de que Ma la golpeara en la cabeza con
su sartén de hierro. No se movió después de eso.

Ma pateó a la mujer inmóvil en el costado. –No permito que se digan


palabrotas en mi casa.

Elijah se inclinó y respiró profundamente varias veces mientras el miedo y el


alivio atravesaban todo su cuerpo. Sintió una mano acariciar su espalda y alzó la
mirada para ver a Ruben de pie junto a él. Elijah lo miró bien de la cabeza a los pies.
Parecía ileso, físicamente al menos. Emocionalmente, tenía que estar destrozado.

Elijah se agachó junto a Janice y buscó su pulso. No estaba seguro de si estar


aliviado o no cuando lo encontró. Aparentemente, sólo la había rozado, pero estaba
seguro de que tendría un dolor de cabeza horroroso cuando se despertara.

–Ma, ¿puedes llamar a una ambulancia? 124


–Si es necesario.

Elijah rio cuando vio a Ma bajar las escaleras con su sartén en la mano. Miró a
Ruben. –Bebé, necesito algo para atarla y dos fundas de almohada de la cama.

Los labios de Ruben estaban blancos por estar apretados juntos, pero asintió y
corrió al dormitorio. Volvió un momento después con ambas fundas y un cinturón de
bata. No era cuerda, pero tendría que servir.

Elijah sacó el cargador de su arma, comprobó para asegurarse de que no había


balas en la cámara, y luego puso el seguro. Agarró la funda y metió su arma en ella.
La policía la querría, y no necesitaba las huellas de nadie más que las suyas. Dejó la
pistola en el suelo e hizo lo mismo con el arma de Janice.

Con cuidado le dio la vuelta a Janice sobre su estómago y le ató las manos a la
espalda. Para prevenir y porque no confiaba en la mujer, también le ató los pies juntos
con su cinturón luego le dio la vuelta.

Elijah se levantó y alcanzó a Ruben. El hombre fue deseoso a sus brazos,


presionando su rostro contra el pecho de Elijah. Elijah enterró su rostro en el cabello
de Ruben, sosteniéndolo tan cerca cómo podía.
–Todo ha acabado ahora, bebé. Nunca podrá volver a hacerte daño.

–Iba a matarnos a todos –susurró Ruben con voz temblorosa.

–Lo sé, pero la detuvimos. Irá a prisión por esto, Ruben.

Ruben se estremeció. –Sólo quiero que se vaya.

–Vale, escúchame. –Elijah agarró los hombros de Ruben y lo apartó unos


centímetros–. Quiero que lleves a Alani y a Matty a nuestra habitación. Aléjate de las
ventanas hasta que te diga que todo está despejado. Voy a llevar a Janice abajo y
atarla en una silla o algo. Si se mueve, soltaré a Ma sobre ella.

Ruben rio, lo cual era lo que esperaba Elijah. El hombre estaba demasiado
pálido para su gusto. Se inclinó y le dio a Ruben un pequeño beso en los labios, luego
lo empujó hacia el pasillo.

–Ve, Ru, ve a cuidar de nuestra hija.


125
Elijah observó hasta que Ruben, Matty, y Alani estuvieron en el dormitorio
luego levantó a Janice en sus brazos. Agarró las dos fundas de almohada con su mano
y lo llevó todo abajo.

Acababa de llegar al último escalón cuando la puerta principal se abrió de


golpe y Quaid entró corriendo. Parecía muy preocupado mientras sus ojos escaneaban
la sala antes de que viera a Elijah. –¿Matty?

–Está arriba en el dormitorio de Ruben. Está bien.

Quaid le lanzó un asentimiento agradecido y subió las escaleras. Elijah escuchó


la puerta del dormitorio abrirse un momento después y el grito feliz de Matty.

Llevó a Janice al salón y la dejó en el sofá. Colocó las pistolas sobre la mesa
del otro lado de la sala. No quería a Janice cerca de las armas, sólo por si acaso.

Elijah agarró algunos paños de la cocina y los envolvió alrededor de la herida


en el hombro de Janice. Podía quererla muerta, pero sospechaba que una parte de
Ruben y Matty no querían, incluso si la querían detrás de las rejas. Ella los había
parido.

–¿Todavía respira?

–Sí, Ma.

–Maldición.
Sorprendido por las palabras de Ma, Elijah se giró para ver a la mujer en el
arco que daba al comedor. Sus brazos estaban cruzados sobre su pecho, pero tenía su
sartén en la mano. Había un profundo ceño en su rostro mientras miraba a Janice.

Elijah empezó a reír. –Te adoro, Ma.

–Más te vale. –Ma sacudió la sartén hacia él–. Ahora eres parte de esta familia.

Elijah no podría estar más feliz por ello.

126
Capítulo 13
Elijah estaba nervioso. Podía sentir sus palmas sudando y rápidamente se las
restregó por sus pantalones. Siempre estaba un poco ansioso cuando iba al juzgado y
tenía que enfrentar a una sala llena de gente, pero esto era diferente.

Era mucho más estresante.

Ruben y casi todo el clan Blaecleah estaban sentados en los bancos delanteros
de la iglesia, justo al otro lado de la puerta dónde Elijah estaba de pie. Si miraba por
la ventana en forma de pequeño diamante en la puerta, sabía que sería capaz de ver a
Ruben sentado con Alani en su regazo, rodeado de cada miembro de su familia menos
Matty.

Elijah tomó una profunda respiración. Ahora eran su familia. Todos los papeles
legales habían sido entregados en el juzgado. Para todos los efectos, Ruben y Elijah
eran legalmente compañeros de vida. El papeleo incluso se había rellenado para que
Elijah adoptara a Alani. Sólo estaban esperando los seis meses del periodo de prueba
antes de que el juez firmara los papeles y lo hiciera todo legal.

Elijah no tenía duda de que el juez los firmaría. La visita a la casa de los
servicios infantiles había ido como la seda. La mujer había amado lo que hicieron con
la habitación de Alani, incorporando cosas de la herencia egipcia de Mahra.

Con la ayuda de los talentos de carpintero de Mark, Alani ahora vivía en un


dormitorio lleno de princesas egipcias, completado con pilares, jeroglíficos, y un gran
mural de Mahra sobre su pared. Ruben y Elijah no querían que Alani olvidara nunca a
la mujer que la había traído al mundo. Su herencia era importante y necesitaba pasar
a su hija.

Elijah sólo estaba agradecido de que la herencia de Janice no pasara a Alani. La


mujer había sido una amenaza para la sociedad. Después de todas las evidencias
reunidas contra ella, incluyendo al chico de la piscina quién confesó haber disparado
a Elijah por insistencia de ella, Janice tendría una sentencia de por vida por cuatro
intentos de asesinato, uno de ellos contra un oficial de policía. No vería la luz del día
hasta que fuera vieja y gris y no pudiera herir a nadie más.

Ruben todavía no quería tener nada que ver con ella o con el dinero de su 127
padre. El dinero que había dejado para Alani había sido colocado en un fondo
fiduciario y no podía accederse hasta que Alani tuviera veinticinco años, y sólo para
Alani, si todavía lo quería.

Elijah sospechaba que después de ser criada por el clan Blaecleah el dinero no
significaría mucho para Alani cuando fuera más mayor. Había cosas más importantes
en la vida, como la familia y enamorarse.

Y convencer al hombre que amas de pasar el resto de su vida contigo. Elijah


tomó otra respiración profunda y abrió la puerta de la sala principal de la iglesia.
Unas cuantas personas se giraron y le miraron, pero no más que eso. Elijah sabía que
había más y podía sentirlos mientras caminaba por el pasillo entre los bancos, sin
parar hasta donde Ruben estaba sentado, pero pasando hacia la parte delantera de la
iglesia.

Benjamin Brody asintió hacia él y se apartó del lateral para colocarse al lado de
su marido, Neason. Elijah sonrió nervioso y miró a la congregación hasta que sus
ojos aterrizaron sobre el hombre. Ruben le estaba frunciendo el ceño de su forma
particular, pero el resto de los Blaecleah tenían sonrisas conocedoras en sus rostros.
Tenían una razón para sus sonrisas. Se necesitó mucha gente para planear lo que tenía
en mente.

–Hola –dijo Elijah nerviosamente,

Recibió un coro de holas y algunas risas.

–Es Nochebuena. Es una ocasión especial cuando la gente debería rodearse de


amigos y seres queridos. Mientras os miro a todos esta noche, puedo decir
honestamente que estoy rodeado de amigos y seres queridos.

Elijah juntó sus manos detrás de su espalda y restregó sus manos juntas. Si
pasaba por esto sin desmayarse, estaría como una mierda, sorprendido, y alucinado.
Miró a Ruben de nuevo y tragó fuerte.

–Ruben Blaecleah, te dije que te amaba. –Elijah sonrió cuando la mandíbula de


Ruben cayó–. Te pedí que te casaras conmigo. Dijiste que sí. ¿Lo decías en serio?

Ruben asintió.

–No puedo escucharte.


128
–S-Sí –chilló Ruben con su rostro ruborizado.
Elijah sonrió cuando varias personas rieron.

–¿Todavía lo piensas? –preguntó Elijah–. ¿Te casarías conmigo?

–Sí.

–¿Te casarías conmigo ahora mismo?

–Sí, yo... –Los ojos de Ruben se ampliaron–. Espera, ¿ahora? ¿Justo ahora?

Elijah asintió.

La puerta al final de la iglesia se abrió y Matty entró. Fue directamente hacia


Ruben y colocó una rosa blanca en el ojal de la solapa de su chaqueta de vestir color
crema y le guiñó un ojo antes de caminar a la parte de delante de la iglesia para estar
al lado de Elijah.

–¿Bueno, Ruben? –Elijah extendió su mano–. ¿Te casarás conmigo?

Ruben tragó varias veces. Cuando sólo se quedó allí mirando, Elijah empezó a
pensar que había hecho todo esto mal. ¿Qué pasaba si Ruben decía que no? ¿Qué
pasaba si no quería casarse en la iglesia? Demonios, ¿qué pasaba si no quería casarse
y punto?

¿Ruben había cambiado de idea?

El corazón de Elijah retumbó en su pecho cuando Ruben se levantó y le pasó a


Alani a su madre. Pensó que sus rodillas se derrumbarían cuando Ruben salió del
banco y empezó a caminar hacia la parte delantera de la iglesia, parando justo delante
de él, sus ojos bajos.

La respiración de Elijah se quedó en su garganta cuando Ruben alzó la mirada.


Sus profundos ojos avellana brillaron con lágrimas sin derramar, pero una a una
empezaron a deslizarse por sus mejillas. Su sonrisa era tremenda mientras agarraba la
mano de Elijah y la sostenía entre las suyas.

–Compórtate como un cowboy, Elijah.

129
Fin
Coordinación de Proyectos
Pervy
Traductora
Drawde
Correctora
Danae
Portada
Clau
Diseño y Formato
Pervy
130

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