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Los tres sistemas y los partidos políticos

Un tema que se debe incluir en este análisis es la relación que se establece entre
los tres sistemas políticos y el sistema de partidos políticos ya que el Presidente, el
Primer Ministro como los gobernadores y todos los curules son elegidos bajo la
membresía de un partido político.

Es tradicional, en la mayoría de los sistemas políticos, ya sean presidencialistas o


parlamentaristas, que las opciones electorales se resuman en pocos partidos,
generalmente en dos pero pueden haber hasta tres. Esta característica define al
bipartidismo tradicional que, en el caso de los EE.UU está representada por los
Demócratas y los Republicanos y en otros países entre partidos conservadores y
partidos liberales o de izquierda (socialdemocracia). En el caso argentino, este
bipartidismo está representado históricamente por el Partido Justicialista (PJ) y la
Unión Cívica Radical (UCR) con sus divisiones internas a las que hay que atender.

En los sistemas parlamentarios es necesario contar con partidos estables y dotados


de cierta fortaleza institucional pero también deben ser disciplinados en relación a
los dictados de sus líderes. Justamente, la elección del Primer Ministro, obedece
por regla general, a este disciplinamiento. En cambio, en los sistemas
presidencialistas, como la división de poderes está extremadamente marcada en
las constituciones y como existen múltiples partidos políticos en el orden nacional,
provincial y local, no es tan fácil obtener la llamada disciplina partidaria.

A partir de la recuperación democrática de 1983, la Argentina ha ido recorriendo un


camino institucional complejo y crítico no solo desde el punto de vista institucional
sino también económico que afecta, por decir así, la praxis política. Sin embargo,
como se viene sosteniendo, estas crisis han sido enfrentadas y el sistema político
en general ha salido fortalecido; estoy haciendo referencia a los levantamientos
“carapintadas” (1987, 1990), a la crisis del 2001, etc.) En estos eventos, la clase
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política representada por los partidos políticos con representación parlamentaria ha
superado, por decir así, sus antagonismos partidarios y se han logrado los
consensos necesarios para superar estas crisis. Si estos argumentos son correctos,
no es posible sostener el equívoco de Juan Linz en referencia a la debilidad de los
presidencialismos y a su inmovilismo. El caso de la Argentina, pero también otros,
nos puede estar indicando que no es el sistema político propiamente dicho –aunque
como se dijo tampoco podemos descartarlo de plano– el único responsable para
enfrentar y subordinar la crisis a los intereses institucionales sino que, lo que se da
en la realidad, es una conjunción de maniobras, actos, alianzas, negociaciones que
tienen a los líderes institucionales y a los partidos políticos pro sistema 1 –esto es
importante- como artífices del suceso.

Por otro lado, en un sistema presidencialista como el nuestro, no es menor el rol


que cumple el Congreso. Se debe decir que los escaños son ocupados por curules
elegidos por voto popular y que la oferta electoral no es bipartidista. En la Argentina
existen muchos partidos políticos que operan en el nivel nacional pero también en
el nivel provincial y local y que, debido a la preferencia electoral, logran incluir a sus
candidatos en las bancas legislativas cuando no en la titularidad de ministerios,
secretarias de estado, embajadas, etc.

La constitución de bloques parlamentarios a nivel nacional, es resultado de este


sistema. Es más, nuestra Constitución dice que:

Artículo 38: Los partidos políticos son instituciones fundamentales del sistema
democrático.
Su creación y el ejercicio de sus actividades son libres dentro del respeto a esta
Constitución, la que garantiza su organización y funcionamiento democrático, la

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Hago referencia a partidos que no pretenden revolucionar o alterar radicalmente lo que se define como
democracia burguesa. Los partidos antisistema están representados por la izquierda revolucionaria y la
extrema derecha que pretende suplantar los sistemas por un régimen de partido único o eliminarlos e
instaurar la representación corporativa.

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representación de las minorías, la competencia para la postulación de los
candidatos a cargos públicos electivos, el acceso a la información pública y la
difusión de sus ideas.
El Estado contribuye al sostenimiento de sus actividades y de la capacitación
de sus dirigentes.
Los partidos políticos deberán dar publicidad del origen y destino de sus fondos
y patrimonio.
El rol que cumplen los partidos políticos en un régimen democrático es sumamente
importante ya que son la articulación entre la base ciudadana y los funcionarios de
un Estado y esta característica es compartida, con las diferencias de cada Nación y
cada sistema político, tanto por el presidencialismo como por el parlamentarismo.
Lo que se debe decir claramente es que en el sistema parlamentario es
imprescindible contar, por decir así, con una mayor y más integrada disciplina y
obediencia partidaria en tanto que en los sistemas presidencialistas, sobre todo en
regímenes federales, esta disciplina no siempre se da de la misma manera que en
el parlamentarismo. Legisladores/as de las provincias deben respetar el convenio
que han establecido con sus electores y defender los intereses de sus
representados, si son diputados, o de sus estados provinciales si son senadores, y
en ocasiones esta defensa significa oponerse a los dictados de su propio partido.

Un debate ya instalado en el campo parlamentario argentino, se funda en determinar


la propiedad de las bancas. El derecho procesal parlamentario argentino, reconoce
que la banca de diputado es del propio diputado y no del partido ya que la
Constitución indica que:

Artículo 44: Un Congreso compuesto de dos Cámaras, una de diputados de la


Nación y otra de senadores de las provincias y de la ciudad de Buenos Aires,
será investido del Poder Legislativo de la Nación.
El diputado es de la Nación en tanto que el senador es de la/s provincia/s y esta
consideración, de la que no se dará cuenta en este ensayo, determina que la banca
de un diputado, si tiene propietario, es la Nación y esta es sus ciudadanos. No

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obstante, como se dijo, es un debate académico y doctrinario que cada tanto surge
en virtud de ciertos procesos que lo ameritan. No vamos a ingresar en este debate
conformándonos tan solo con indicarlo.

Finalmente, no podemos dejar de analizar y comprender el rol que cumplen los


partidos políticos en los sistemas políticos analizados y descriptos. Son estas
organizaciones quienes brindan, por decir así, a los funcionarios que ocuparan los
cargos de gobierno y, como acceden a los cargos electorales justamente en virtud
de leyes especiales, el análisis y conocimiento práctico de ellas, se suman a la hora
de comprender qué son y cómo se articulan en la práctica los sistemas políticos.

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