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Actividad Práctica

Aplicación con productos fitosanitarios

Objetivo general

Conocer el procedimiento para realizar una adecuada aplicación y saber actuar ante
posibles problemas.

Desarrollo de la actividad

Imagine que es un agricultor de un invernadero y tiene que llevar a cabo la aplicación de un


tratamiento fitosanitario para combatir una plaga de pulgón sobre un cultivo de tomate.

1. Exponga las acciones que debe de llevar a cabo para la realización del
tratamiento, desde que llega a la finca hasta que finaliza el proceso de
tratamiento. Indicar la maquinaria e instrumentos utilizados.

Generalmente los tratamientos fitosanitarios en los invernaderos se


realizan mediante sistemas manuales poco tecnificados, en los que resulta
compleja su regulación y con los que la calidad del tratamiento depende
en gran medida de la pericia del operario. Los equipos más empleados son
las pistolas o lanzas pulverizadoras manuales, trabajando a altas
presiones (20-40 bar). Estas se acoplan a un sistema fijo de pulverización,
consistente en una red de tuberías distribuidas por el invernadero, pro las
que circula el caldo fitosanitario a presión, procedente de un depósito
situado en una instalación externa al invernadero, donde también se
encuentra la bomba. También hay equipos en los que las pistolas o lanzas
se acoplan a carretillas manuales que se desplazan por el pasillo central
del invernadero, portando el depósito de caldo y la motobomba. Se trata de

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equipos de bajo coste, fácil mantenimiento, versátiles y adecuados para


controlar problemas fitosanitarios puntuales y localizados. Sin embargo,
los tratamientos realizados con estos equipos se caracterizan por su baja
eficacia, debido a las elevadas pérdidas de producto en el suelo a la falta
de uniformidad. Aunque minoritariamente, también se emplean en los
invernaderos los pulverizadores hidroneumáticos tipo cañón atomizador.
Son equipos técnicamente más evolucionados que las pistolas o lanzas
manuales. Su uso se ha incrementado en los últimos años, debido
fundamentalmente al ahorro de tiempo que supone la realización del
tratamiento. Sin embargo, hay estudios que demuestran que estos equipos
son menos eficaces que las pistolas cuando se trabaja en cultivos
tutorados, con una alta densidad de vegetación y configurados en líneas,
debido la baja uniformidad longitudinal y transversal de la distribución de
fitosanitario dentro de las líneas de cultivo, al empleo de mayor volumen de
caldo y a unas importantes pérdidas en el suelo. Otros sistemas de
aplicación, todavía con escasa implantación, son las instalaciones fijas de
nebulización, que también se emplean para el control de la temperatura en
el invernadero. Están constituidos por redes de tuberías distribuidas por el
interior del invernadero. Por una de ellas circula el caldo fitosanitario a baja
presión (2.3 bar), procedente de un deposito, e impulsado por una bomba
situados en una instalación externa al invernadero. Por la otra circula aire a
presión (6-7 bar) generado por un compresor, y está dotada de unas
boquillas distribuidas regularmente. Estas boquillas se conectan con la red
de caldo fitosanitario mediante unos pequeños conductos, de tal manera
que el choque de la vena liquida con la corriente de aire origina la división
de finas gotas. La principal ventaja de estos sistemas es la
automatización de las aplicaciones, que permite realizarlas en el momento
más adecuado, sin la presencia de operarios en el invernadero y con la
frecuencia que se considere oportuno. Sin embargo estos sistemas
originan distribuciones poco uniformes, sobre todo cuando la vegetación
está muy desarrollada. En esta situación las gotas tienen dificultad para
alcanzar las partes bajas de la planta y el envés de las hojas. También se
concentra más caldo en las proximidades de los puntos de emisión

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(boquillas). Para evitar este inconveniente, algunas instalaciones de


nebulización incorporan ventiladores con el objetivo de distribuir mejor las
gotas el volumen del invernadero. Otro inconveniente de estos sistemas es
que se regulan para tratar todo el volumen del invernadero sin tener en
cuenta las zonas donde no hay vegetación (pasillos, zonas ente líneas,
etc...)Dando lugar a importantes depósitos en el suelo y aun gasto de
fitosanitario mayor del necesario. En algunos invernaderos se emplean
nebulizadores portátiles que se colocan estratégicamente en
determinadas zonas del invernadero. Estos equipos tienen las mismas
ventajas e inconvenientes que las instalaciones fijas de nebulización.
Finalmente, en los últimos años están apareciendo en el mercado nuevos
equipos. Se trata de equipos dotados de barras pulverizadoras con varios
portaboquillas. La opción más económica consiste en un carro manual que
el agricultor desplaza por pasillos intermedios. Los equipos más
avanzados son autopropulsados y están diseñados específicamente para
la aplicación de fitosanitarios en invernadero. Son equipos que permiten un
mejor control de variables como la presión y la velocidad de trabajo. En
general, a pesar de existir equipos de aplicación técnicamente avanzados
(instalaciones de nebulización y equipos autopropulsados), su empleo es
muy escaso y se utilizan mayoritariamente las pistolas o lanzas
pulverizadoras. Esto unido a las condiciones en las que se desarrollan los
cultivos en los invernaderos (alta densidad de plantación, humedades y
temperaturas elevadas, escasa renovación del aire,…) originan una serie de
problemas asociados a los tratamientos fitosanitarios en este sistema
productivo, como son: Baja eficacia de los tratamientos. Elevados riesgos
de contaminación ambiental. Riesgos para la salud de los operarios.

2. Si se produjera un accidente durante la aplicación, en donde se derrama todo el


caldo, ¿qué deberíamos de hacer? Indicar las medidas para paliar los daños.

El riesgo cero no existe. Por eso, es esencial que sepas como actuar en caso
de vertido accidental durante el desarrollo de tu tratamiento fitosanitario. En
primer lugar, trata de mantener la calma y recuerda la importancia de tomar
medidas lo antes posible, comenzando por la acotación de un perímetro de

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seguridad, con el fin de impedir la propagación de daños y la aparición de


efectos colaterales en otras aguas o cultivos. Una vez realizado este primer
paso, solicita ayuda con urgencia, y muy especialmente si percibes que no
tienes la capacidad suficiente para controlar el vertido con los medios
disponibles a tu alcance. Asimismo, ten presente en todo momento la
necesidad de contar con los Equipos de Protección Individual adecuados para
el tratamiento fitosanitario que estabas llevando a cabo. Hasta la llegada de
los servicios de asistencia, y siempre primando tu seguridad sobre cualquier
otro aspecto, puedes tratar de minimizar los daños del vertido accidental con
un material absorbente. ¡Recuerda! Nunca lo hagas con agua. Una vez
controlado el daño, recoge cuidadosamente todo lo que haya podido estar en
contacto con el vertido accidental, para proceder a su gestión conforme a la
normativa vigente en relación a la gestión de residuos. Para finalizar, será el
momento de limpiar convenientemente la zona afectada y el material utilizado
durante todo el proceso prestando una especial atención al hecho de confinar
correctamente el vertido que generes durante esta operación de limpieza.

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