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EQUIPOS DE APLICACIÓN DE PRODUCTOS

FITOSANITARIOS:
CLASES, CARACTERISTICAS DE FUNCIONAMIENTO, APLICACIÓN,
COMPONENTES, DOSIFICACION, INSPECCION TECNICA DE MAQUINARIA DE
APLICACIÓN DE PRODUCTOS FITOSANITARIOS (ITEAF). USO SOSTENIBLE DE
PRODUCTOS FITOSANITARIOS ROPO, RETO.

La mecanización en la empresa agraria ha tenido una importancia fundamental en el desarrollo de los cultivos,
los tiempos de trabajo y en la liberalización de la mano de obra agrícola, alcanzando una elevada productividad
que de otra forma no sería posible. Este desarrollo tecnológico y de nuevos materiales ha permitido la mejoría
en la maquinaria agrícola, lo que ha supuesto un mayor uso de la misma y por consiguiente una mayor
producción y productividad en el sector agrícola.

El control fitosanitario de los cultivos supone realizar una serie de técnicas de aplicación de productos que
implican su correcta distribución, para lo cual es preciso disponer de la maquinaria adecuada a cada producto y
perfectamente calibrada de forma que se puedan conseguir altas efectividades y rendimientos. Todo ello
supondrá un ahorro de productos y del tiempo necesario para realizar los tratamientos, así como un menor
impacto ambiental.

El Real Decreto 1311/2012, define como equipo de aplicación: “cualquier maquina destinada específicamente
a la aplicación de productos fitosanitarios, incluidos los elementos y dispositivos que sean fundamentales para
su correcto funcionamiento.”

EQUIPOS PARA LA APLICACIÓN DE FITOSANITARIOS.


CLASIFICACIÓN DE LOS EQUIPOS DE APLICACIÓN

Atendiendo al diseño se pueden clasificar en:

- Equipos manuales de bajo coste y fácil mantenimiento adecuados a tratamientos puntuales y localizados
(tienen baja uniformidad y difícil regulación). Incluyen las pistolas y lanzas, las mochilas manuales, carretillas
manuales y las inyecciones al tronco a baja presión

- Equipos mecanizados transportados por vehículos y divididos en tres tipos: equipos transportados por el
tractor, equipos autopropulsados y cañones

- Equipos automatizados usados fundamentalmente en invernaderos y que pueden ser instalaciones fijas (que
generan una niebla suspendida en el aire que cubre el invernadero) y robots de pulverización.

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Según la técnica de aplicación se clasifican en tres grupos en función del si el producto se aplica de forma
sólida, líquida o gaseosa:

- Pulverizadores para tratar con productos en estado líquido o para los que se mezclan con agua y a su vez
clasificados como hidráulicos o de chorro proyectado, hidroneumáticos o de chorro transportado, neumáticos
y centrífugos o de ultra bajo volumen.

- Espolvoreadores destinados a aplicar productos presentados como polvo para espolvoreo (manuales o
acoplados al tractor)

- Fumigadores utilizados para tratar con productos que son o generan gases

• Pulverizadores: para tratar con productos en estado líquido o para aquellos que deben ser
mezclados con agua. Se clasifican en:
• Hidráulicos o de chorro proyectado.
• Hidroneumáticos o de chorro transportado.
• Centrífugos o de ultrabajo volumen.
• Neumáticos o nebulizadores.
• Espolvoreadores: destinados a aplicar productos presentados como polvo para espolvoreo. Pueden
ser manuales o estar acoplados al tractor.
• Fumigadores: utilizados para tratar con productos que son o generan gases.

Según el medio de aplicación, los tratamientos podrán ser terrestres o aéreos.

Pulverizadores
La pulverización tiene como objetivo depositar las gotas del producto fitosanitario de forma que cubran
estratégicamente los puntos de infección, ya sean potenciales o establecidos, de manera que puedan ejercer su
actividad protectora o curativa. Debido a su gran utilidad y eficacia, existe una gran variedad de equipos
pulverizadores que pasamos a enumerar a continuación.

Hidráulicos o de chorro proyectado.


El producto es impulsado por una bomba hidráulica a una determinada presión. El paso del líquido a presión a
través de la boquilla produce gotas de diferentes tamaños que varían en función de la presión de trabajo y del
tipo de boquilla utilizada.

Son los más adecuados para los tratamientos de herbicidas, insecticidas y fungicidas en cultivos de porte bajo,
como cereales y ciertas hortícolas, ya que tiene que actuar cerca de la zona de tratamiento o bien para realizar
aplicaciones en diversos cultivos empleando pistolas de tratamiento. A este grupo pertenecen los
pulverizadores de barras y las cubas con pistolas.

Elementos básicos de un pulverizador hidráulico:

• Hidro cargador: sistema que se utiliza para cargar agua en el depósito.


• Bastidor: armazón que sustenta todos los componentes de la máquina.
• Depósito (cuba) para el caldo de tratamiento: debe ser de poliéster con fibra de vidrio, de polietileno,
(son los más empleados ya que no se degradan ni dejan residuos en las paredes y son de bajo coste) o de acero
inoxidable.
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• Debe llevar anejos dos depósitos con agua limpia. Uno para el uso del operador, aislado de los demás
elementos de la máquina, y otro para el enjuagado del equipo, diseñado para que se pueda conectar a éste. Los
depósitos deben tener una serie de características para que su uso sea adecuado. Deben llevar marcas de nivel
sobre una zona traslúcida. La boca de llenado debe ser amplia y con colador para evitar que entren partículas
gruesas. Igualmente, la tapa de cierre del depósito debe llevar una válvula de manera que no se forme el vacío
en su interior.
• Filtros: elementos encargados de retener las partículas sólidas que pueda llevar el caldo de
tratamiento, evitando obstrucciones en el circuito y en las boquillas. Son imprescindibles en cualquier sistema
de pulverización. Si no son eficaces, se producirán obstrucciones totales o parciales en las boquillas, originando
un reparto irregular del producto sobre el terreno. Todo equipo de pulverización debe llevar filtro como
mínimo en tres sitios: en la boca de entrada del depósito, en la aspiración de la bomba y en la impulsión de la
bomba. Los filtros generalmente están compuestos de una malla de tejido metálico con orificios de menor
tamaño que el de la boquilla que se esté utilizando.
• Bomba: La bomba se puede considerar como el corazón de la máquina, es la encargada de absorber el
caldo del depósito y lanzarlo hacia las boquillas a una presión determinada. En el mercado se pueden encontrar
diversos tipos de bombas: de pistón, de pistón-membrana, de membrana, de rodillo y de engranaje. Las bombas
de rodillo y engranajes no se deben utilizar en pulverizadores hidráulicos, ya que al tener un gran desgaste no
garantiza el caudal de impulsión al aumentar la presión. Hay un factor muy importante ligado a las tres
primeras bombas, que es el calderín de la compensación de impulsiones que amortigua la depresión que se
produce en el circuito hidráulico.
• Agitadores: Elemento fundamental para conseguir buena homogeneidad del líquido. Existen distintos
tipos de agitadores:
o Hidráulicos. Son los más frecuentes, a veces se acopla una boquilla inyectora que efectúa el
efecto venturi y mejora la agitación. Sólo se recomienda en depósitos inferiores a 800 litros.
o Mecánicos. Se accionan por el mismo sistema que acciona la bomba, están compuestos por
un eje dotado de paletas que se encargan de homogeneizar la mezcla. Se emplean en depósitos superiores
a 800 litros.
o Mecánicos-Hidráulicos. Son los que presentan las ventajas de los dos anteriores, se suelen
utilizar en depósitos arrastrados o de gran capacidad
• Sistema de regulación: elemento encargado de que se aplique uniformemente el producto en toda la
superficie tratada.
• Distribuidor o grifería: conjunto de válvulas que permite abrir y cerrar el paso del líquido hacia los
distintos sectores que realizan la pulverización
• Manómetro: “reloj” marcador que se encuentra situado en la tubería de impulsión de la bomba y tiene
por misión indicar en todo momento la presión del líquido en ese punto. De su buen funcionamiento depende la
correcta dosificación de la máquina. Una presión errónea conlleva un tamaño de gota diferente al deseado y
una dosis de producto diferente a la calculada, que si es baja puede hacer ineficaz el tratamiento, y si es alta
producir daños e incluso la muerte del cultivo.
• La comprobación de los manómetros se realizará frecuentemente, la precisión del manómetro debe
ser de +/- 0,2 bar para presiones de trabajo comprendidas entre 1 y 2 bar. Para presiones superiores a 2 bar, el
manómetro debe medir con una precisión de +/- 10 % del valor real.
• Barras portaboquillas: estructuras alargadas, normalmente plegables, en las que las boquillas se
reparten uniformemente. Deben de ser estables, que no oscilen ni vertical ni horizontalmente ya que producen
malas reparticiones del producto fitosanitario.
• Boquillas: elementos encargados de permitir la salida del producto al exterior en forma de gotas.
Según su diseño se pueden modificar el tamaño y la distribución de las gotas en el chorro proyectado.

En el caso de invernaderos o para ciertos momentos donde la masa vegetativa de algunos frutales no es muy
abundante, los dispositivos comúnmente empleados para la pulverización son:

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Pistolas hidráulicas (con una o varias boquillas).
Lanzas (similares a las pistolas) que poseen varias salidas y pulverizan mediante el accionamiento de una
palanca o llave.
Carretillas manuales: dispositivos compuestos por dos barras pulverizadoras verticales de apertura ajustable
al ancho del cultivo, dotadas con boquillas orientables repartidas uniformemente. Todos ellos se alimentan de
un equipo fijo que se compone básicamente de un depósito y una bomba que suministra la presión deseada al
circuito de distribución, normalmente realizado en polietileno y con varias conexiones para enganche de varias
mangueras.
Mochila manual: consta de un depósito de baja capacidad, transportada a la espalda del trabajador, con una
bomba de pistón o diafragma accionado manualmente mediante palanca, una manguera y una lanza con una
boquilla. Normalmente presentan una sola boquilla de salida, pero se les puede adaptar barras con más
boquillas para conseguir mayor ancho de banda.

Para conseguir un tamaño de gota adecuado a cada tratamiento hay que saber elegir la boquilla más adecuada,
teniendo en cuenta que estas se desgastan con cada aplicación afectando al tamaño de las gotas, al caudal y a
su distribución siendo importante su continua revisión. Las boquillas pueden ser de hendidura (chorro plano o
abanico), de turbulencia o chorro cónico (de cono hueco y de cono lleno), boquillas deflectoras (de espejo o de
choque) y otros tipos de boquillas (o variantes) como las terminales, de envés o extremas. La selección de
boquillas se realiza atendiendo al tipo de producto y del tamaño de gota generado. Se recomienda seguir los
criterios que proporcionan los fabricantes, quienes deben facilitar tablas de calibración. Las boquillas deben
poder identificarse por su tipo y tamaño con nomenclatura y color normalizados.

Tipología de boquillas:

• Boquillas de hendidura (chorro plano): También conocidas como “de abanico”. Éste tipo de boquillas
posee un orificio de salida alargado en forma de hendidura, mientras que el chorro que se origina es cónico
aunque muy aplastado, con un ángulo entre 60 y 120°. Las gotas originadas son de tamaño medio (para
presiones entre 2 y 4 bares). Si la presión aumenta, también es mayor el caudal, el ángulo del chorro y el
aplastamiento, pero prácticamente no se modifica el tamaño de gota. Algunas recomendaciones de uso son:
Debido a su buena uniformidad de aplicación, este tipo de boquillas se puede utilizar para tratamientos con
herbicidas, insecticidas y fungicidas.
• Boquillas de turbulencia (chorro cónico): Incorporan un difusor que produce un chorro de forma
cónica, vacío en su interior, por lo que existe mayor cantidad de líquido en los bordes que en el interior. Para
que los chorros proyectados no se solapen, la altura correcta sobre el suelo debe estar entorno a los 50-70 cm.
Suelen trabajar a presiones entre 2.5 y 15 bares, pero el intervalo normal para su uso en pulverizadores
hidráulicos es de 3 a 5 bares. Un incremento de la presión de 5 a 15 bares no supone aplicar mucho más caudal
de líquido, pero sí se consiguen gotas mucho más finas, lo que se busca en aplicaciones con fuerte penetración
en cubiertas densas. Los ángulos de pulverización más utilizados en las cónicas 65 y 85º. Por la finura de las
gotas que generan, estas boquillas se recomiendan cuando se pretende una gran penetración del producto o
en cubiertas vegetales muy densas, principalmente en tratamientos con fungicidas e insecticidas.
• Boquillas deflectoras (de espejo o de choque): A diferencia de las dos anteriores, frente al orificio de
salida existe una superficie inclinada (espejo) que provoca la pulverización del líquido en una gran anchura,
consiguiéndose ángulos de hasta 160°. Las presiones de trabajo oscilan entre 0.5 y 2bares, y las gotas
generadas son gruesas, por lo que son aconsejables principalmente para tratamientos con herbicida sobre
suelo desnudo. Es muy importante dejar de utilizarlas cuando se desgastan, porque entonces la pulverización
no es buena y el reparto comienza a ser irregular. En cambio, cuando las boquillas están en buenas condiciones,
la distribución es suficientemente uniforme. La distancia recomendada entre las boquillas puede ser en torno a
1 m, pero siempre teniendo cuidado de no solapar los chorros contiguos.
• De tres orificios, cinco orificios y chorros múltiples: Está constituida por una placa perforada con
varios orificios. Salen chorros idénticos con una sucesión de gotas gruesas (0,5 a 2 mm) y cuyo impacto sobre el
suelo produce una distribución aceptable para distribución de abonos líquidos. Las presiones de trabajo están

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entre 1 y 3 bar sin riesgo de obstrucción, incluso con productos densos. No son apropiadas para la aplicación
de productos fitosanitarios.
• Boquillas antideriva: Este tipo de boquilla se utiliza para disminuir la deriva, mediante el aumento del
tamaño de las gotas. Las más utilizadas son las boquillas de inyección de aire que aplican el efecto Venturi para
rellenar las gotas de aire y ampliar así su tamaño. Las burbujas de aire contenidas en las gotas hacen que estas
últimas se rompan al chocar contra las hojas, con lo que proporcionan una mejor cobertura. Producen un
chorro plano con gotas resistentes a la deriva a una presión mínima de tres bares. Permiten una reducción de
las pérdidas de producto y limita la contaminación de zonas colindantes.
• Otros tipos de boquillas: Además de estos modelos de boquillas, existe una gran cantidad de variantes
de forma que se pueden cubrir multitud de funciones y condiciones de aplicación diferentes, como pueden ser:
• Boquillas extremas grandes, para aumentar la distancia de aplicación.
• Boquillas terminales acopladas al extremo de las barras para pulverizar al pie de los árboles.
• Boquillas de envés, para conseguir mojar la parte de envés de las hojas.

Todas las boquillas deben de llevar el nombre del fabricante, modelo, ángulo de pulverización, caudal nominal y
de que material está fabricado. Los principales materiales empleados en la fabricación de las boquillas son:
cerámica, plástico, acero inoxidable, latón etc.

Criterios de elección del tipo de boquillas según la aplicación:

La selección del tipo de boquilla se realiza en función de la plaga a combatir, el cultivo a tratar, el producto a
utilizar y el equipo de aplicación, lo que determinará el tamaño de gota más conveniente. El tamaño de la gota
es un factor clave en la selección de la boquilla, cuando la cobertura es un elemento vital, como es el caso en
algunas aplicaciones de contacto de post-emergencia, se utilizan boquillas de gotas finas debido a la excelente
cobertura que se obtiene en la superficie de las hojas. Las gotas medianas son las más frecuentemente
utilizadas para la aplicación de herbicidas de contacto y sistémicos, herbicidas de pre-emergencia aplicados al
suelo, insecticidas y fungicidas. Las gotas gruesas se pueden utilizar con algunos herbicidas sistémicos para
minimizar la deriva. El tamaño de las gotas varía según la presión. Una misma boquilla puede producir gotas
medianas a presiones bajas y gotas finas a presiones más elevadas.

A la hora de seleccionar una boquilla se recomienda seguir los criterios que proporcionan los fabricantes,
quienes deben facilitar tablas de calibración con las que, conociendo la dosis, en litros por hectárea y la
velocidad de trabajo, se obtiene el tamaño más recomendable de la boquilla a utilizar, así como la presión de
trabajo para un correcto tratamiento.

El tamaño de la boquilla viene definido por el caudal que proporciona a la presión de referencia (3 bar). Se
encuentra disponible una Norma Internacional sobre la base de unos códigos de color (ISO) con unas ciertas
tolerancias

Como norma general se asocian las boquillas a ciertos tratamientos:

• Herbicidas Abanico. entre 200 y 600 micras, y la densidad de gotas de 20 a 40 por cm2
• Insecticidas Cono hueco. entre 200 y 350 micras, y habrá de conseguirse una densidad entre 20 y 30
gotas por cm2.
• Fungicida Cono hueco, Cono lleno. entre 150 y 200 micras, y la densidad mínima de 50 a 70 gotas por
cm2.
• Fertilizante Abanico, Chorro.

Pulverizadores hidroneumáticos o de chorro transportado (atomizadores).

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Los pulverizadores hidroneumáticos, también conocidos como atomizadores, generan una nube de finas gotas
que se asemeja a una llovizna, previa dilución de la materia activa en agua, mediante pulverización hidráulica
(por presión de líquido) utilizando boquillas que colocan las gotas sobre una corriente de aire generada por un
ventilador que proporciona gran caudal a baja velocidad para el transporte de las gotas desde la máquina hasta
el vegetal. Los pulverizadores hidroneumáticos o atomizadores son los más utilizados en aplicaciones sobre
cultivos arbóreos porque se consigue la máxima penetración de producto que en grandes masas foliares de
vegetación. El caudal de aire producido debe de ser suficiente para desplazar el aire que contiene la vegetación
en la zona de tratamiento, contando con un coeficiente de expansión de 3. Modificando el tamaño de las
boquillas (caudal) y la presión de trabajo se ajusta el volumen de aplicación y el tamaño medio de las gotas
pulverizadas. Presiones de trabajo normales entre 5 y 20 bar.

Elementos básicos de un pulverizador hidroneumático:

• Depósito para el caldo que contiene el producto comercial mezclado con el diluyente, resistente y
fácil de limpiar, con un sistema de vaciado total y boca de llenado dotada de cierre hermético.
• Bomba volumétrica que asegure la impulsión con independencia de la presión de trabajo
(generalmente de pistón o de membrana).
• Sistema de regulación de presión y caudal constantes (CC), con manómetro indicador de la presión de
trabajo y tuberías que alimentan los diferentes tramos de boquillas colocadas cerca de las salidas de aire del
ventilador.
• Sistema de aire formado por un ventilador de flujo axial, que proporciona gran volumen de aire a baja
velocidad, sobre un colector y deflectores que orientan la corriente de aire para adaptarse al desarrollo de los
árboles.
• Sistemas de agitación: que podrán ser de acción hidráulica, neumática o hidroneumática.
• Boquillas generalmente de turbulencia, abanico y de material cerámico.
• Filtros escalonados con tamaño de malla adecuado al tipo de boquillas utilizado.
• Toma de fuerza 540 y 1000 rev/min.
• Elementos auxiliares: cambio para dos relaciones en la transmisión al ventilador, mezclador de
productos, depósito de agua limpia y para limpieza de la cuba.

Pulverizadores centrífugos o de ultrabajo volumen.


Existen modelos de atomizadores en los que no hay superficie deflectora, el ventilador produce un flujo de aire
de tipo centrifugo y pueden ser de salida recta regulable en inclinación y de salida curva regulable en
inclinación y giro de 180º. Son máquinas que consiguen producir gotas de tamaño pequeño y uniforme
haciendo uso de un disco dentado que gira a gran velocidad. El líquido entra por el centro del disco y sale
pulverizado por la periferia debido a la fuerza centrífuga. El pequeño tamaño de gota que genera (de 50 a 100
micras) unido a la buena uniformidad, hacen que se puedan realizar tratamientos con volumen de caldo a
aplicar inferior a 5 litros/ha (U.L.V). Esto constituye un gran ahorro de producto, agua y tiempo, al reducirse los
tiempos muertos empleados en la carga del depósito. Además, se consiguen buenos repartos del producto
debido a que su penetración en toda la masa del cultivo se ve notablemente favorecida. Estos tratamientos,
que utilizan cantidades tan reducidas de líquido, se denominan de ultra-bajo volumen (U.L.V.). El principal
inconveniente es el que a ser transportada por el viento y tener un pequeño tamaño de gota, en los días de
mucho calor el agua se evapora antes de llegar a la planta, con lo que se fija mal.

Elementos básicos de un pulverizador centrífugo

De modo general, los elementos básicos serán los mismos de un pulverizador hidroneumático con la única
diferencia de la generación de la corriente de aire que transportara la gota hacia la masa vegetal. En este caso
serán los ventiladores, donde cambiamos los axiales o helicoidales de tipo hélice en que el flujo de aire sigue la
misma dirección del eje giratorio de un rotor accionado por un motor y de aletas orientables para mejorar el
rendimiento para los hidroneumáticos por los centrifugos que son aquellos en los cuales el flujo del aire cambia

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su dirección, en un ángulo de 90º, entre la entrada y la salida. Se suelen sub-clasificar, según la forma de las
palas o álabes del rotor.

Pulverizadores neumáticos a baja presión. Nebulizadores.


Los nebulizadores son máquinas que realizan la pulverización generalmente de insecticidas y fungicidas
mediante una pulverización neumática aprovechando el efecto Venturi (disminución de la presión que ejerce
un líquido al hacerlo fluir por una sección más estrecha), producido por el aire que un potente ventilador de
tipo centrífugo envía con velocidad próxima a 400 Km/h, por una o varias tuberías, en las que en un
estrechamiento se coloca un tubo surtidor, conectado al depósito de líquido fitosanitario, por el cual sale, y al
chocar con la corriente de aire, es finamente pulverizado.
El tamaño de las gotas producidas permite que el volumen de caldo por hectárea necesario para realizar una
buena cobertura de las plantas sea muy reducido. Sus principales ventajas radican en su gran capacidad para
que la población de gotas alcance su objetivo, en las reducidas pérdidas de producto y en el bajo volumen de
líquido fitosanitario por hectárea, además de la penetración que se consigue en determinadas zonas del cultivo
como puede ser en racimo. El caudal de aire producido debe de ser suficiente para desplazar el que contiene la
vegetación en la zona de tratamiento, contando con un coeficiente de expansión de 3. La velocidad del aire
debe de ser elevada (unos 100 m/s).

Elementos básicos de un nebulizador:

• Depósito para el caldo, resistente y fácil de limpiar, con un sistema de vaciado total y boca de llenado
dotada de cierre hermético.
• Bomba de transferencia de baja presión.
• Sistema de aire formado por un ventilador centrífugo que proporciona bajo volumen de aire a gran
velocidad con salidas independientes (cañón) o agrupadas (manos) que orientan la corriente de aire para
adaptarse a las zonas de la vegetación
• Filtros con tamaño de malla adecuado a las dimensiones de los pasos calibrados que se utilizan para
controlar el caudal de caldo que llega a los difusores.
Existe una variante de estos equipos que son los llamados Termo nebulizadores, que consisten en unas
máquinas que son capaces de formar gotas ultrafinas de un diámetro menos a 50 micras. El líquido
fitosanitario es sometido a una fuente de calor hasta su evaporación de forma que cuando sale se condensan
en forma de niebla, depositándose sobre los vegetales. Constan de un depósito para el producto, motor, tubo
de escape en forma de emisor de niebla.
Este método de nebulización es óptimo tratar grandes superficies con una mínima cantidad de líquido
fitosanitario.

Espolvoreadores
El principio general de funcionamiento de los espolvoreadores es crear una nube de polvo con productos
sólidos caracterizados por diámetros inferiores a 0,15 mm, proyectando la materia o producto con la ayuda de
un flujo de aire. Para realizar tratamientos en superficies reducidas, estos equipos pueden ser manuales o de
mochila, mientras que para tratamientos de superficies mayores se recurre al uso de espolvoreadores de
tracción mecánica. Los equipos accionados por el tractor son capaces de suministrar grandes volúmenes de
aire con los que se consiguen anchuras de trabajo de hasta 40 m. Es una técnica de rápida ejecución, ya que no
requiere la preparación de caldo, consigue buena penetración del producto en la masa vegetal, idóneo para
emplear en lugares con escasez de agua. Por otra parte, tiene poca adherencia del producto en la masa vegetal,
falta de homogeneidad en la distribución, apelmazamiento del polvo con la humedad (higroscopicidad), no se
puede emplear días con viento y produce exceso de deriva.

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Elementos básicos de un espolvoreador:
• Enganche a tres puntos, pues la máquina está suspendida del tractor.
• Eje de accionamiento, que une la toma de fuerza del tractor con la máquina.
• Multiplicador de revoluciones, que consigue que la velocidad de giro del ventilador sea mayor que la
suministrada por la toma de fuerza.
• Ventilador, encargado de proporcionar una corriente de aire a gran velocidad.
• Envolvente, que rodea al ventilador y canaliza la corriente de aire producida.
• Agitador, situado en el interior del depósito, cuya misión es remover el polvo para evitar su
apelmazamiento.
• Palanca reguladora, usada para actuar sobre los ajustes de dosificación.
• Depósito, en el que se almacena el producto.
• Toberas de salida, con llaves de regulación.

Con estas máquinas, al igual que con las de chorro transportado, es difícil determinar la anchura real de
trabajo, que deberá ser medida mediante un ensayo en el que podrá apreciarse la distancia alcanzada por la
nube de polvo. Siempre se procurará no realizar tratamientos cuando haya viento, salvo que se trate de una
leve brisa. En cualquier caso, nunca se orientará la salida del polvo en contra del viento dominante, ya que
entonces la anchura de trabajo se vería notablemente reducida y el reparto sería muy irregular

Existe una gran diversidad de este tipo de equipos, muy similares a los pulverizadores, se dispone de
espolvoreadores manuales, motorizado personal y de tracción mecánica. Los primeros son muy sencillos, son
equipos accionados por el operario que va a realizar el tratamiento y consta de: depósito, correas de sujeción
(tipo mochila), llave reguladora para pasar el polvo del depósito a la manguera, fuelle impulsor de aire y
toberas. Lo segundos son de igual funcionamiento que los manuales, pero les diferencia el motor que acciona
un ventilador para generar el aire que impulsa el polvo. Y los terceros son los descritos anteriormente.

Fumigadores
Se trata de equipos productores de gas o vapor. Consta de un depósito y una bomba que por diferencia de
presión emite gas o vapor. Su aplicación se suele hacer en locales cerrados o bajo lonas, presentando elevados
riesgos de toxicidad. Para la utilización y aplicación de estos equipos se precisa de la autorización necesaria.

Equipos de quimigación.
Consiste en equipos que aplican los tratamientos fitosanitarios a través del agua de riego. Es, por tanto, una
técnica de estado líquido. Al igual que otros métodos de aplicación de plaguicidas tiene ventajas, limitaciones y
riesgos que un productor debe tener en cuenta al momento de decidir la aplicación de estos productos. Un
sistema de inyección básica acoplada a la red de riego consta de: tanque de mezcla del producto con filtro en su
entrada, bomba de desplazamiento positivo, válvula de retención de contraflujo (antiretorno) y una válvula de
de cierre de baja presión.

Aplicación de gránulos
Es la forma de aplicación de aquellos productos sólidos que se presentan en forma de gránulo. Existen
máquinas que realizan esta tarea, cuyo funcionamiento es similar al de las abonadoras, con lo que estas
máquinas también pueden emplearse en este tipo de aplicación.

Equipos de tratamiento aéreo


Esta aplicación de productos fitosanitarios desde una aeronave bien sea avión, helicóptero, dron o cualquier
otro medio aéreo, se utiliza para grandes extensiones. Las materias activas deben ser especialmente
formuladas para esta finalidad, nunca se podrán usar las de tratamientos terrestres. En el caso de
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formulaciones sólidas solo podrán usarse las granuladas, nunca en espolvoreo. El equipo básico de aplicación
consta de: deposito o tanque con agitador neumático análogo al terrestre, bomba generalmente centrifuga,
pértiga o barras portaboquillas y boquillas de cono hueco o de abanico u otros especiales.

Aplicación de fitosanitarios

Durante la aplicación de los fitosanitarios tendremos en cuenta las siguientes precauciones y normas:
No tratar directamente sobre ríos, arroyos, canales de riego, embalses, lagos o cualquier curso de agua, salvo
en el caso de productos autorizados para tal uso. Según la Real Decreto 1311/2012 esta distancia será mínima
de 5 m. para lugares de captación de aguas para consumo humano. La distancia puede verse aumentada según
el producto y/o cultivo.
La distancia aumenta a 25 m. si estamos realizando labores de calibración o limpieza del equipo de aplicación.
Respetar las distancias a las masas de agua (de uso humano o no) para evitar su contaminación de 50 m.

No realizar tratamientos si las condiciones climáticas son desfavorables (viento fuerte, lluvia, temperaturas
muy elevadas, terreno nevado, etc.)

En época de floración, tener cuidado con las abejas. Los productos que puedan ser perjudiciales para estos
insectos beneficiosos, en especial abejas. Lo indicaran en su etiqueta. Seguir las instrucciones.

Es conveniente mantener cerca las etiquetas de los productos fitosanitarios aplicados, en caso de una
intoxicación accidental consultar rápidamente los primeros auxilios.

Sequía: un vegetal sometido a una sequía o estrés hídrico crea una capa de ceras para evitar la desecación, lo
que va a provocar que sea más difícil la penetración del plaguicida. Las plantas deben estar en un estado
vegetativo adecuado.
Viento: es el factor que más influye sobre la deriva. Es importante diferenciar las aplicaciones con
pulverizadores de chorro proyectado y las que se realizan con chorro transportado (atomizadores). Para las
primeras, la velocidad del viento adecuada es entre 1 y 2 m/s (unos 7 km/h), porque con este viento la gota
recibe más energía y se produce una mejor penetración en el cultivo. A medida que va aumentando el viento se
deben aumentar las precauciones: mayor tamaño de gota, aplicar a favor del viento, utilizar boquillas
anti-deriva o de inyección de aire, etc., hasta que se alcancen los 3 m/s (unos 11 km/h), momento en el que las
aplicaciones quedan prohibidas.

Se debe evitar tratar zonas no objetivo, lindes, caminos, cunetas, parcelas colindantes etc.,

Inspección técnica de maquinaria de aplicación de productos fitosanitarios ITEAF


Una correcta aplicación de productos fitosanitarios requiere una distribución homogénea del producto, y que
esté de acuerdo con las dosis autorizadas y recomendadas, al objeto de evitar efectos nocivos o perjudiciales
en la salud humana y el medio ambiente. Una deficiente regulación de los equipos o máquinas de aplicación
puede dar lugar a distribuciones anómalas y la presencia de desperfectos, averías o desajustes puede originar
fugas o vertidos de producto en lugares inadecuados.
El Real Decreto 1702/2011, de inspecciones periódicas de los equipos de aplicación de productos
fitosanitarios, tiene como objetivo desarrollar lo establecido en la Ley de Sanidad Vegetal y en la Directiva
2009/128/CE, sobre el mantenimiento y puesta a punto de estos equipos y establecer la normativa básica en
materia de su inspección.
Para este fin de inspección se crea la figura de las estaciones de Inspección Técnica de Equipos de Aplicación
de Productos Fitosanitarios (ITEAF).

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Será obligatoria la inspección para:

Equipos móviles de aplicación de productos fitosanitarios, inscritos en el ROMA y utilizados en la producción


primaria, agrícola y forestal, o en otros usos profesionales:
-Pulverizadores hidráulicos o Pulverizadores hidroneumáticos
- Pulverizadores centrífugos o Espolvoreadores
- Equipos de aplicación aerotransportados
- Equipos instalados en el interior de invernaderos u otros locales cerrados

En cualquier caso, a partir del año 2020 las inspecciones de todos los equipos se realizarán cada tres años.
Los principales elementos en los que se fijara la inspección son:
Elementos de transmisión de la potencia: la carcasa protectora de la transmisión de la toma de fuerza y la
protección de la conexión de la toma de fuerza estarán ajustadas y se encontrarán en buen estado, y los
dispositivos de protección y cualquier parte de la transmisión que sean móviles o giratorias no estarán
afectadas en su funcionamiento, de forma que se asegure la protección del operador.
Bomba: la capacidad de la bomba corresponderá a las necesidades del equipo y debe funcionar
adecuadamente para garantizar un volumen de aplicación estable y fiable. La bomba no tendrá fugas.
Agitación: los dispositivos de agitación deben asegurar la adecuada recirculación para conseguir que la
concentración de todo el volumen de la mezcla líquida de pulverización que se encuentre en el tanque sea
uniforme.
Tanque de líquido para pulverización: los tanques para pulverización, incluidos el indicador de contenido del
tanque, los dispositivos de llenado, los tamices y filtros, los sistemas de vaciado y aclarado y los dispositivos de
mezcla, deben funcionar de forma que se reduzcan al mínimo los vertidos accidentales, distribuciones
irregulares de la concentración, la exposición del operador y el volumen residual.
Tubos y mangueras: los tubos y mangueras se encontrarán en buen estado para evitar fallos que alteren el
caudal de líquido o vertidos accidentales en caso de avería. No habrá fugas de los tubos o mangueras cuando el
equipo esté funcionando a la presión máxima.
Sistemas de medida y de regulación y control: todos los dispositivos de medida, de conexión y desconexión, de
ajuste de la presión o del caudal estarán calibrados adecuadamente y funcionarán correctamente y sin fugas.
Filtrado: para evitar turbulencias y heterogeneidad en el reparto de la pulverización, los filtros se encontrarán
en buenas condiciones y su tamaño de malla corresponderá al calibre de las boquillas instaladas en el
pulverizador. En su caso, deberá funcionar correctamente el sistema de indicación del bloqueo de los filtros.
Barra de pulverización: la barra de pulverización debe encontrarse en buen estado y ser estable en todas las
direcciones. Los sistemas de fijación y ajuste y los dispositivos para amortiguar los movimientos imprevistos y
compensar la inclinación deben funcionar de forma correcta.
Boquillas: las boquillas deben funcionar adecuadamente para evitar el goteo cuando cese la pulverización. Para
garantizar la homogeneidad del reparto de la pulverización, el caudal de cada una de las boquillas no se
desviará significativamente de los valores de las tablas de caudal suministrados por el fabricante.
Distribución: la mezcla de plaguicida debe repartirse uniformemente sobre la superficie del cultivo.
Sistema neumático (en caso de equipos de aplicación que lo incorporen). El sistema neumático debe
encontrarse en buen estado y proporcionar un chorro de aire estable y fiable.
La Ley 43/2002, DE 20 DE NOVIEMBRE, de sanidad vegetal, pretende expresamente, garantizar que los
medios de defensa fitosanitaria reúnan todas las condiciones necesarias y establece las disposiciones básicas
relativas a los requisitos que deben cumplir estos medios, al uso racional de los mismos atendiendo, en lo que
se refiere a los equipos de aplicación, tanto a las condiciones de uso del plaguicida utilizado en cada caso como
a los requisitos de mantenimiento y puesta a punto de dichos equipos, a los controles oficiales para verificar el
cumplimiento de dichas disposiciones y a los instrumentos de apoyo necesarios para la realización de las
correspondientes inspecciones.
Por su parte, la Directiva 2009/128/CE, de 21 de octubre, del Parlamento Europeo y del Consejo, por la que se
establece un Uso Sostenible de los Plaguicidas, establece determinados requisitos de obligado cumplimiento
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en esta materia. Así como en el artículo 8 y el Anexo II de la citada Directiva, que establece que para prevenir
estos riesgos es necesario, entre otros requerimientos, utilizar equipos de aplicación de productos
fitosanitarios que funcionen correctamente, garantizando la exactitud en la distribución y dosificación del
producto, así como la no existencia de fugas en el llenado, vaciado y mantenimiento.
Para dar cumplimiento y desarrollar lo señalado por la citada Ley 43/2002, de 20 de noviembre, así como para
incorporar lo dispuesto en el artículo 8 de la Directiva 2009/128/CE y en su Anexo II, y con ello lograr que los
riesgos derivados de la aplicación y del estado de los equipos de aplicación de productos fitosanitarios sean los
mínimos, resulta necesario establecer los controles oficiales para la verificación del cumplimiento de los
requisitos sobre mantenimiento y puesta a punto de estos equipos, la normativa básica en materia de
inspección, y las normas necesarias de coordinación con las comunidades autónomas. (Bizkaia O.F.
2158/2014, de 30 de abril, publicado B.O.B. 15/05/2014)
Considerando que existen razones imperiosas de interés general, tales como la protección del medio ambiente,
en concurrencia con la de la salud y la de la protección de los usuarios de los equipos, se establece un régimen
de autorización para las estaciones que realicen las inspecciones técnicas de los equipos de aplicación de
productos fitosanitarios.
Con el fin de que las inspecciones sean desarrolladas por personal con la formación suficiente para ejercer sus
responsabilidades, es necesario que tanto los directores como los inspectores de las estaciones de ensayo
dispongan de un nivel académico previo vinculado a las funciones que han de desarrollar. En el caso de los
directores, entre sus responsabilidades se encuentran, entre otras, el control de calidad de la inspección,
calibración de equipos, formación de inspectores, y asesoramiento de la idoneidad y de la regulación del equipo
para cada tratamiento fitosanitario. Los inspectores, tendrán entre sus competencias, la revisión directa de los
equipos, su tipificación, recomendaciones de uso y aplicación de los procedimientos de inspección.
Por todo ello, se publicó el Real Decreto 1702/2011, de 18 de noviembre, sobre las inspecciones obligatorias
de los equipos de aplicación de productos fitosanitarios.
www.BOE.es

- Real decreto 1311/2012, de 14 de septiembre, por el que se establece el marco de actuación para
conseguir un uso sostenible de los productos fitosanitarios. BOE Nº 223, del 15/09/2012, Ref.
BOE-A-2012-11605

- Real decreto 1702/2011, de 18 de noviembre, de inspecciones periódicas de los equipos de


aplicación de productos fitosanitarios. BOE Nº 296, del 09/12/2011, Ref. BOE-A-2011-19296

- El Real Decreto 1311/2012, establece el marco de acción para conseguir un uso sostenible de los
productos fitosanitarios mediante la reducción de los riesgos y los efectos del uso de los productos
fitosanitarios en la salud humana y el medio ambiente. Dicha normativa promueve la aplicación y el
desarrollo reglamentario de ciertos preceptos relativos a la comercialización, la utilización y el uso
racional y sostenible de los productos fitosanitarios, establecidos por la Ley 43/2002, de 20 de
noviembre, de sanidad vegetal. El Real Decreto traspone a la normativa nacional la Directiva
2009/128/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, del 21 de octubre de 2009, por la que se
establece un marco de actuación comunitario para conseguir un uso sostenible de los plaguicidas.
Con esta Directiva la Unión Europea regula por vez primera y de forma general, el uso de los
productos fitosanitarios. Por tanto, la importancia de este Real Decreto radica, entre otros, en
conseguir la reducción de los riesgos y los efectos del uso de los productos fitosanitarios en la salud
humana y el medio ambiente, y el fomento de la gestión integrada de plagas y de planteamientos o
técnicas alternativos, tales como los métodos no químicos. Establece una serie de medidas y
obligaciones para el sector productor, distribuidor y usuario de los productos fitosanitarios
(agricultores y usuarios profesionales).

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- ROPO. Registro Oficial de Productores y Operadores (ROPO).

- Constará de 4 secciones: sector suministrador, sector tratamientos fitosanitarios, sector


asesoramiento y usuarios profesionales.

- Se contempla la obligatoriedad, de seguir los principios generales de la gestión integrada de plagas en


las explotaciones, con excepción de las consideradas como de baja utilización de productos
fitosanitarios.

- La gestión de las plagas de los vegetales en ámbitos profesionales se realizará mediante la aplicación
de prácticas con bajo consumo de productos fitosanitarios, dando prioridad cuando sea posible, a los
métodos no químicos. Además, los productos fitosanitarios aplicados deberán ser tan específicos para
el objetivo como sea posible, y deberán tener los menores efectos secundarios para la salud humana,
los organismos a los que no se destine y el medio ambiente. Sistemas como la producción ecológica, la
producción integrada, sistemas de producción certificada, además de la gestión de plagas realizada
por los productores integrados en agrupaciones u otras entidades de asesoramiento en materia de
gestión integrada de plagas oficialmente reconocidas, ya se ajustan a esta normativa. A fin de divulgar
entre los productores recomendaciones prácticas sobre la nueva forma de trabajar que deben seguir,
se publican las guías informativas que cubren la práctica totalidad de los cultivos. Las guías
abordarán las distintas plagas y enfermedades de cada cultivo, planteando posibles estrategias de
gestión integrada de plagas, en las que se combinarán métodos químicos y otros (culturales, de
control biológico, etc.).

- Para aquellas explotaciones no incluidas en sistemas contemplados por el Real Decreto se establece
la figura del asesor, como elemento básico para la aplicación de la gestión de plagas en las
explotaciones. El asesoramiento implica un contrato y la redacción de un plan de trabajo que incluya la
documentación de asesoramiento para la Gestión Integrada de Plagas.
(mapa.gob.es/es/agricultura/temas/sanidad-vegetal-productos-fitosanitarios/guias-gestion-plagas/).

- Para ejercer como asesor en gestión integrada de plagas tendrá que acreditar ante el órgano
competente de la comunidad autónoma estar en posesión de titulación habilitante y estar inscrito en
la sección de “asesores” del Registro Oficial de Productores y Operadores. La titulación comprende
licenciaturas, ingenierías superiores, ingenierías técnicas, títulos de grado, máster o tercer ciclo, y
títulos de formación profesional superior, que cumplan la condición de sumar en su conjunto un
mínimo de 40 ECTS (créditos) en materias relacionadas directamente con la producción vegetal.

- Cada explotación agraria deberá mantener actualizado un registro de tratamientos fitosanitarios


denominado “cuaderno de explotación” en el que se anotarán todos los tratamientos fitosanitarios
realizados. Para cada tratamiento que se realice en la explotación hay que especificar la información
siguiente: identificación del aplicador y en su caso del asesor, identificación de la máquina o equipo de
tratamiento empleado, indicando el número de registro cuando proceda, valoración de la eficacia del
tratamiento, fecha del tratamiento, plaga a controlar, número de identificación de la parcela, cultivo,
superficie, producto aplicado, kilogramos o litros del producto y otras observaciones pertinentes. El
titular de la explotación, así como cualquier otra persona o empresa que requiera tratamientos con
productos fitosanitarios para uso profesional, identificará los pozos y las masas de agua superficial y
hará la anotación en el cuaderno de explotación o en el registro de tratamientos.

- El Real Decreto establece que tanto los usuarios profesionales como los vendedores deberán estar en
posesión del carné de usuario de productos fitosanitarios. Los niveles de capacitación establecidos en
el Real Decreto son: básico, cualificado, fumigador y piloto aplicador.
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- Básico (mínimo 25 h): para el personal auxiliar de tratamientos terrestres y aéreos, incluyendo los no
agrícolas, y los agricultores que los realizan en la propia explotación sin emplear personal auxiliar y
utilizando productos fitosanitarios que no sean ni generen gases tóxicos, muy tóxicos o mortales.
También se expedirán para el personal auxiliar de la distribución que manipule productos
fitosanitarios.

- Cualificado (mínimo 60h): para los usuarios profesionales responsables de los tratamientos
terrestres, incluidos los no agrícolas y para los agricultores que realicen tratamientos empleando
personal auxiliar. También para el personal que intervenga directamente en la venta de productos
fitosanitarios de uso profesional.

- Fumigador (mínimo 25 h): aplicadores que realicen tratamientos con productos fitosanitarios que
sean gases clasificados como tóxicos, muy tóxicos o mortales.

- Piloto aplicador (mínimo 90 h): para el personal que realice tratamientos fitosanitarios mediante
aeronaves. Aquellas personas que posea una titulación correspondiente a la que cualifica el asesor, no
tendrán que realizar el correspondiente curso, directamente tras solicitarlo y acreditar la formación
será expedido por la administración competente de las comunidades autónomas. La validez de los
carnés será de 10 años.

- VENTA DE PRODUCTOS FITOSANITARIOS

- De acuerdo con lo establecido en el artículo 15 del Real Decreto 285/2021, de 20 de abril, y en el


artículo 25 del Real Decreto 1311/2012, de 14 de septiembre, por el que se establece el marco de
actuación para conseguir un uso sostenible de los productos fitosanitarios, se ha creado una
aplicación informática para facilitar su cumplimiento por parte del sector mediante el Registro
Electrónico de Transacciones y Operaciones con Productos Fitosanitarios (RETO). Esta aplicación
permite el registro de la información en tiempo real, permitiendo garantizar en todo momento una
trazabilidad integral de la cadena de suministro de productos fitosanitarios, así como aportar
utilidades de gestión a los usuarios de la aplicación informática.

- Nueva obligatoriedad impuesta a productores y distribuidores de productos fitosanitarios de llevar


un registro de todas las operaciones realizadas con los mismos. De esta manera, existirá un registro
de transacciones con productos fitosanitarios de obligada cumplimentación para toda persona que
intervenga en el proceso de distribución y aplicación de estos productos; así, los productores y
distribuidores anotarán todos los datos relacionados en el artículo 25.1 del Real Decreto (fecha de la
transacción, identificación del producto fitosanitario (nombre comercial, número de inscripción en el
Registro Oficial de Productos fitosanitarios y número o referencia, en su caso, del lote de fabricación),
cantidad de producto objeto de la transacción e identificación del suministrador y del comprador
(nombre y apellidos o razón social, dirección o sede social y NIF). De igual manera, los aplicadores de
productos fitosanitarios anotarán todos los datos relacionados en el artículo 25.2 del Real Decreto.
Únicamente podrán venderse fitosanitarios a usuarios profesionales que acrediten estar en posesión
del carné de aplicador de fitosanitarios del nivel que corresponda. Además de la necesidad de
informar en el momento de la venta sobre los riesgos del uso de los productos fitosanitarios,
particularmente, sobre los peligros, exposición, almacenamiento, manipulación, aplicación y
eliminación en condiciones de seguridad, así como las alternativas de bajo riesgo. Se deberá contar
con un titulado universitario en los establecimientos.

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- El Real Decreto 1311/2012, se desarrolla en un Plan de Acción Nacional de uso sostenible de los
productos fitosanitarios (PAN) que contempla los objetivos generales y específicos e incluya las
medidas a realizar dentro de cada objetivo.

- Los objetivos específicos que se pretenden conseguir con el PAN son:

- • Mejorar la formación e información sobre el uso sostenible y seguro de productos fitosanitarios.

- • Fomentar la investigación, innovación y la transferencia tecnológica en la gestión integrada de


plagas y en el uso sostenible de productos fitosanitarios.

- • Fomentar la Gestión Integrada de Plagas para conseguir un uso racional de los productos
fitosanitarios.

- • Promover la disponibilidad de productos fitosanitarios eficaces en el control de plagas,


enfermedades y malas hierbas, a la vez que respetuosos con la salud y el medioambiente.

- • Fomentar técnicas que minimicen el riesgo de la utilización de productos fitosanitarios.

- Intensificar los programas de vigilancia sobre la comercialización y uso de los productos


fitosanitarios.

- Reducir el riesgo derivado de la utilización de productos fitosanitarios en áreas sensibles y espacios


naturales objeto de especial protección.

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