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MEDITACIÓN DE LA PASIÓN DE CRISTO

Meditar en el sufrimiento de Cristo nos ha de llevar a considerar el inmenso amor que nos tiene Dios, que entrego a su Hijo a la
muerte, y a una muerte de Cruz. Nos recuerdan la urgencia y necesidad de convertirnos para conformarnos al Señor Jesús.

Junto a Santa María aprendamos a mirar con firmeza, esperanza y amor a Cristo Crucificado y a llevar nuestra propia Cruz todos los
días de nuestra vida con la certeza que el Señor nunca nos deja solos.

Ofrecemos esta oración por la familia ODEC CHINCHA para que Dios sea el centro en nuestra comunidad y podamos preparar
nuestros corazones para vivir con fe, esperanza y amor el misterio pascual.
(se puede añadir otras intenciones)

LA AGONÍA EN EL HUERTO: ““Padre, si quieres, aparta de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.”»”
(El manto rojo y el Olivo se ponen a los pies de la cruz)
El Señor Jesús fue "como de costumbre" al monte de los Olivos. Él no estaba solo, estaba con sus discípulos, los tenía junto a Él.
Frente a este misterio podríamos ubicarnos en nuestra vida y al hacer memoria podemos reconocer que muchas veces el Señor nos
lleva con Él, nos invita a estar con Él para que viendo su acción, su oración, su entrega, Su amor, aprendamos a hacer lo mismo.
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LA FLAGELACIÓN «Pilato entonces tomó a Jesús y mandó azotarlo.»
(Los látigos se colocan a los pies de la cruz)
Jesús no quiso ahorrarse ni siquiera este sufrimiento: lo afrontó por nosotros. Él rezó por nosotros al Padre ofreciendo su sufrimiento
por nuestra salvación. Él nos enseña que nuestros sufrimientos y dificultades cotidianos pueden ser también ofrecidos como una
oración al Padre, por nuestra propia conversión y la de todos nuestros hermanos.

LA CORONACIÓN DE ESPINAS «Los soldados trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza y le vistieron un manto
de púrpura.»
(La corona de espinas se coloca sobre la cruz)
Corona de espinas: La corona de espinas, además de causar dolores agudísimos, constituía también una burla. Seguir al Señor es
exigente y muchas veces conlleva lucha, incomprensión y sufrimientos.
Dios nos ama, esta es la mayor y más grande certeza que tenemos, dejémonos tocar por este amor y en compañía de María con el
propósito de abrirnos más a la acción de Jesús y reconocerlo como Nuestro Salvador.

El CAMINO AL CALVARIO LLEVANDO LA CRUZ. “Tomaron, pues, a Jesús, y él cargando con su cruz, salió hacia el lugar llamado
Calvario”
(Se colocan las piedras a los pies de la cruz)
Con mucha paciencia y humildad, el Señor Jesús carga la Cruz hasta el Calvario. En su cruz, el Señor asume nuestras propias cruces,
para mostrarnos que no estamos solos, que Él asume primero nuestros propios sufrimientos e incluso el peso de nuestros pecados, y
nos reconcilia por el inmenso amor que nos tiene.
Éste recorrido hacia el Calvario grafica de manera clara la vida del cristiano que carga con la cruz de sus problemas. La invitación es a
hacerlo con espíritu de oración, con la mirada puesta en el Señor con la certeza de que Él no nos abandona

LA CRUCIFIXIÓN Y MUERTE DEL SEÑOR JESÚS. «Mujer, ahí tienes a tu hijo.» Luego dice al discípulo: «Ahí tienes a tu madre.» Y
desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa. »
(Se colocan los clavos a los pies de la cruz)
Mira cuanto te ama Dios, cuanto nos ama. Jesús está en la Cruz, dándonos su vida para que tengamos vida eterna, está muriendo por
ti y por mí en una cruz; esto es difícil de comprender, va más allá de lo que nosotros podemos medir o entender desde nuestra sola
razón. Necesitamos creer, tener FE en el Amor, en Dios que se ha hecho Hombre para llevarnos de nuevo hacia Él.
Como María aprendamos a estar muy cerca de Jesús, cooperando con nuestra vida, con nuestra entrega en la obra de la
reconciliación.

DESPEDIDA
Al contemplar al Crucificado nos damos cuenta que Él ha querido cargar sobre sí nuestras propias culpas y cancelar la deuda, para
nosotros impagable, del mal que cometemos. Su entrega hasta el límite de darlo todo nos devuelve a la comunión con Dios. Así, Él
nos reconcilia con su Padre por "la sangre derramada por muchos para remisión de los pecados".
Acerquémonos con confianza y esperanza al Señor Jesús rico en misericordia, acudamos de manera especial al sacramento de la
Reconciliación, confesando con humildad nuestros pecados con la certeza que Él nos perdona y a nuestros hermanos a quienes
hemos ofendido para vivir el amor fraterno.
Materiales para los símbolos
Una cruz de aprox 1m
Ramas secas y algunas verdes
Piedras grandes en proporción a la cruz
Tela roja aprox 2m
Ramos de olivo
Corona de espinas
Piedras pequeñas (5)
Clavos grandes y martillo
Tela morada aprox 2m

Frase: “Y nos amó hasta el extremo”

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