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1'rad11cdímde

JvL~NUEL PASCUAL MORALES


ADORNO

por
l\,fARTJNjAY

)J((J
siglo
vetnllulo
edrtores
\1EX!C O
iSPANA
ARGfNHNA
(;0!(",C,,IIIIA
INDICE

Agr.td<..-cÍJnientos.................................................................................. lX

INTRODUCCION.... ......... ........ .......... ... .......... ..................................... .

l. UNA VIDATRUNCADA............ .... ...... ..... ............ ..... ..... .... ....... ........ 15

2. LA Al.OSOFIAATONAL..... ..... ............. ............. ..... .... ....... ...... .......... 49


3. l.A TOTALIDAIJFlu\<.,T!Jlv\DA : LA SOCIE.DAIJ
Y LA PSIQUE........ ....... 74
<. LA CULTUI\A COMO MANIPULACION: LA CULlVI\A COMO RF.OEN-
C!ON ...•.•.........• .•...... ••.•.•... .... •.•.••....••.•••••...•••..•••...•••... ••.....• ...•.....•• I0J

CONCLUSIONE.s.................... .............. ..... ............ .......... ........... .... ....... 153

Bibliografía bm•e .......... ...................................................................... 157


Z-raducriémde
MANUEL PASCUAL MOAALhS ADORNO

por
MAJ\'J'JN]AY

))(()
siglo
lleinlilno
edt0<es
f,'tXICO
fSPAII.JA
ARGENTINA
COlo•.16!A
INT!lOOUCCTON

«Wahrsmd nur die Ctdanke11,die sich sclher 11icbt11erstehtn..1

Tbeodor W. Adorno

J lay que reconocer pr imeramente que Adorno habría quedado asom-


brado por un libro de csu naturalc7.a dedicado a él. No habría sido
la ra,.ón de dio una renuencia por su parte a asumir el calificativo de
•maestro contemporáneo•, ya que no era la exceslva niodcnia uno
1 de sus puntos débiles más caracterí;rico,. Antes bien, Adorno habría
formulado una objeción de principio contra cualquier intento de ha-
cer que su pen<am1cmo fuera fácilmente accesible para un amplio pú-
1 blico. La verdadera filosofía, Je gustaba decir, es el tipo de pensa•
miento que se resisce a la paráfrasis, Una vc-zen que su ami¡;o Sieg-
fried Kracauer se quejaba de lo sensaci6n de vértigo producida por
la lectura de una de las obras de Adorno, éste Je respondió irritado
que s61o asimilándolas todas podría realmente comprender el signi-
ficado de cualquiera de ellas. Como la música Je Amold Schocnberg,
que, como Adorno aprobaroriamente afirmaba, exigía del oyente •no
una mera conlc mp)ación sino una praxis• 2, su propia obra estabade-
liberadamente concebida para impedir a los lectores pasivos una re-
cepción sin esfuerzo. De acuerJocon su máxima,•una pajaen el ojo
prop io es el mejor cristal Je aumen<o• >, Adorno se negaba a pre,en-
1ar sus complicadas y matiuda, ideas de un modo simplificado. Acu-
sando a los que abogaban por una comunicabilidad fácil de de,,vir-
tuar la esencia rnj:-.made aquello que pretendía.ucomunjcar, se resi.s-
tfa enérgicamente a reducir unos pensamientos difícile. al estilo co-
loquial del lenguaje cocidiano. Consecuemcmcnte, aquello que una

1
Tm tÓJo $00 \·crdaJcros aqudfos pc-nsanuentos que no se:tntienden a sí ,ni)
11

nms.• Adorno) Minim4 mOf'.Ju.


1
Adorno, />nsms.:c1tllHraJ cruiá(tn and writrry, tnd. iugl. Samuely ShierryV/c-
lx-~,1u1\dries. 1967, p. ISOl/'ri.smo1u
.. L" cnti.<4 ,k L, t,,ltkr;t y L, ,oci~dtl-d,81rcdona.
And. 1%2),
) Adornu, Mimm.J Mot•li4: RcflMio,u fTf>mtÚ.m4gtJ lif~, t.nd. ingl. E. f. N.
, lo1\Jrts, 1974, p. 50. Ll refercnci3e~ al ív.in,gcfü) Je ~n Mateo, 7:J.
Jf"f\hcon

,,.
1I
Martin ]a)' introducción
3
2 d , . • serle apliC<1do
qm~as . también
. l .a ~o inicial, realizado a mediados de íos sesenta, \'arios otros textos de
vez reprochara a Heidegger plo b":' de que entenderle sería sunu ta·
"l· «l cvanta a su ar1 ededor e ta u Adorno han sido traducidos, aunque con resultados desiguales. Qui-
zás sea significativo el heclio de que sólo en un caso haya estado el
e . . nte falsearle••. l b de cualquier intento de se-
~
nea~~orn;, .de hecho, sic'.npredrccle ~a en la que eran prescnta- traductor de una de sus obras dispuesto a probar con otra 9 . Conse-
cuentemente, hay en la actualidad una selección de los trabajos de
arftr el contcn,.d o de las ideas ª 0 a la sugerencia· d e que
1 b efrente . d pen-
. Adorno a disposici6n de los lectores de habla inglesa, pero aun así,
~as· Su faceta artística se r~be a a crie de proposiciones mequ1vo-
es difícil evitar la sensación de que perdemos algo esencial en nuestra
sa~iento podía ser reducido a u~::tadas por la forma y el cont~xto recepción de su pensamielllo.
. directas, que n.o se v1e!an~d • editor americano se nego en
Remordimientos de conciencia deben, por tanto, acompañar a
cas \e fueran expresadas. Cuan o un a música al inglés porque e~-
~;4~ a traducir su :ilos,,ofíaeld~i::ii~::cionado director de unl
taba «mal organiza. a» y d los ensavos de Adorno con e m -
rn~~ cualquier imento de captar a Adorno en una obra introductoria de
este tipo, escrita en una lengua diferente del alemán. O, por lo me-
nos> éstos se hacen inevitables cuando comamos en serio su desc:o de
dico americano rehizo uno e ecidi6 . ue había Uegado el m,~men resistirse a la domesticación de sus ideas, en lugar de interpretarlo
clarificar su argumento, Adorn:I dNo sól~ se libra.ria de la n~arua ~o- co1110 una mera defensa para evitar que sus verdaderos argumentos
to de volver a su Alemani~¡°at . olaborador Max Horkheuner, a-
quedaran expuestos a una rcvjsi<->n crítica o, peor aún, como una de-
mo encizadora de lo que e ' y su e sino uc podría también ver a "º bilidad por lo que Arthur Lovejoy llamó el patetismo metafísico de
g l 1·1,dustriade lal cultura•,
mab an a « ,, kngua que q segu• o él poseía «una es-
la obscuridad. Dada la mordaz crítica de Adorno a los intentos de
escribjr únicamente en a e1nlarfi?losofíaven partlcular con su a~pecto
•· ·d ad e lec tiva con una cultura mediocre por suministrar una inmediata apariencia de so-
. 1 a odalidad
' • ' •de esta 1cngua, que llego
.d a alser_
' pccial ahm
especulativo»,._Su especia rn Adorno • era mll}' conuovertt a, . a
conocida como el «alcmá"-¡c.ley flexibilidad y censurada por
bada por unos por su slul u e7.a mera palabrería expresada en e en
f;'º~
fisticación -el síndrome de • las melodías familiares de los grandes
compositores•-, es difícjJ evitar la sensación de ser de alguna ma-
nera cómplice de las focr,.as que tan tenazmente trat6 él de destruir. 1
Sin embargo, para superar, al menos en parte, los efectos parali-
Por lo que Karl Popper amara « . b

1 .
guaje alnsonan1e• '. 1 "ie el estilo de Adorno s~• resiste <>. n-
Por mucho que se e ~~rcc : lva Los primeros valientes ~ue 1
s ..
zadores de este sentimiento de cuJpa, se nos vienen a la mente e.los
consuelos. Primeramente, el ahora trivial argumento de que la im- \
tinadamente a una traduce•~-~ e¿~c;I i,,'glés añadieron un prefac,otre:
por tancia de los textos es irreductible a la inrencionalidad de sus au-
tores nos permite en cierto modo liberarnos del control que Adorno, •'
1 ventivo titulado «Tra uc1
:o
tentaron ~'erter uno ddes~.: rintraduciblc-. ª. A partir de ese es uer corno muchos otros (•scritores, quería ejc.'rcersobre la recepción de
st, obra 'º· Hay, ahora lo sabemos, impulsos inevitables hacia la fa-
----- . · on o{ authe11t1oiy
·r .
. , u.i d · u· 10h 1• K,J1ut :unow ·ski 1V Frc.-deric Wi\l , •niliarización en la lectura de todos los textos; no podemos eludir to-
.. Adorno, 'fhe J"rf. •· x 2 Franc-
LonJrts, 19 •
73
~ 93
f die fra¡;c: wa.sisl. Oi:utsch~,
e
,el:"!~ 1
nd.te S'r,'mftt:
71, ' •
final;ncnte en 1973. 'f~dos
!ó AJo r110, " u ·¡ Ir; of modern ,mmc se: ua UJ d la.o sido tradumlos '> Adcmi,; dt los >'ª me.uc:iooa<lo$en las notas anccriorc.~, entre Jos pl'im:ip:a1es tra-
fon, 1977, P· 698. /'hi oivp ·tc'lbno c:n ti texto, at111qut.dJlOto -~~e' pero las he coteja . ductores de Adorno se encuentra n E. B. Ashron. John C ummi.ug. Annc.-C. MitchelJ,
1 . 1 s se --free.en en cas d · escuaJl d º""' •llo ha ·" o J)O~ •
osuruo "'
·, He utiliz.ado
~() d3Vl , las tra ucc.1on WcsleyBlomsh:r, WiJJisDomingo y Rodn c)• li"\•jngm:mt'.Sólo Ashton rraJujo dos li-
hms, Negati.-t,,,, diakctiN e !r1Jrod11aion the sodol-Ogvo[ musU:.
J<>
do <,on el origioit P . . . t difllM''' m . ,;: Cuando Lukács <.iló :a Adorno en éontra de: si mismo Cstt' respondió: ~No le

~~p~c~: ~•~:~~~~!:~ ~~-~t;,i:~y. 1:;; r


.d 699 d al The QSlttt'tS ·r . 1
1n,~goc:sto: ..T:a.asólo ron verdaderos aquellos pecu.1mlentosque no se entienden :i sí
: «R_;..o,~º! e)~ 'ltd'i~~ 2
l% [L• ni,srt1os•-, y njngtin 3UlOr puede redam~r derechos de propiedad sohu ésro.,.» Pero
Gernum soaol~K?'>.
tr3 . u)t ·-oci¿logfaalemarui, B~rcdo~a, rH1pbrí; que ha,;;cr',;OOS4 aíl.ldí:t .t rn11rinuaci6n: «SiJlembargo, scr.í net:esa rio un :i.rgumento m('jor que el de Lu-
di del posit1vumo en > d . : 6n Je Pr,rms. i l ·
lputa . S l Weber para l:t tra uc~• . b' .'do esecitos por e }lrop 10 lr4c:,;para quitarme estos dcrctho~ ..o ( .. Reconciliatio11 under durcss,., en New Left Rt
'- Escnt.O por amue , patee.,;d e 1·h
I ro
s anttr1orts ha ian s1 tiiew, comp., AestherU:sand politic.,: de-batesbet¡,;(.'cnBloch, Lukác$, /Jn•cht, St>nja-
4

ur que ,¡arios ensayo~ }


mm, Adorno, epilogo dt frcdric Jamc:son, Londrc.-s, 1?77, J), 167.)
Adorno en inglés .

b
Martín ]ay Introducción
4

talmente la necesidad de darles un sentido para nosotros. Cuando da- pro~ia carrera intelectual C 5
mos un paso adelante y tratamos de reescribirlos de otra manera, los dtens10n_es_ ·
cream•as de dicha · ,on
ca esto. '..pod re01onrai1smuir
. . parte d 1

efectos de este proceso se intensifican. Tratar de reproducir los ar- k,enommo Adorno, ref· . - dose
· rr1en rrcraa 1sm corwert1rla.s
,• en lo que unaeve-- as
aes, «tina reconciliación . I· , f as cr1t1casliterariasde G ;¿
gum entos originales de una forma que resulte totalmente proporcio- foras es la deJ campo de f a a uerza» ". La primera de esteorg Lu-
nada con el estilo original conduce, por mucho que nos )o propon - ª. la_interacción relacionat~rzelas(Kmfrfeld) con el que Adorr: amiedt~-
gamos, a algo más parecido • una parodia que a un tributo. Tampo- tJtutanla as atracciones , 1• u 1a
co debemos olvidar que esos textos originales han llegado hasta no- com . l · • estrnctura
L trans1l1utac1ona
.. l d. > , repu
· s1ones que co ns-
p e¡o. a segunda es I d l y mam,ca de un fe ,
sotros mediatizados por un espacio cultural que incluye interpreta- que Ado , ' a e a constelac·, , . nomeno
ciones previas correctasy falsas. $j, corno solían argumentarWalter rno tomo prestado de B•n¡·a . wn, termino astronómico
Benjamín y Leo Lowenthal, ambos amigos de Adorno, los efectos Y. .uxtapuesto' m,1s .' que .integrado d,._ ,m1n I para de.signar .. · un con¡·ur t
de un texto, deseados o no, forman parte de su significado, •la obra•
sisten ·1 ser d 'd
• , . re uci os a un comú d ' e e ememos
. camb'mntesque se·re- l o
o a un primer .
,, origen generador Ad n enommador
... ,, 1
'a un nuc eo cemral
de Adorno incluye ahora su impacto histórico. En cierto modo, pues, ta,oras al examinar lo. f - . orno ut1l1zoa menudo b
incluso aquellos comentarios que algunos podrían desechar como me- la ·¡ . . s cnomenos cu! 1· . am as me-
. s
u. l . sut, es relacmnes
. ent d.
re sus m1ens. tura
. ..:s }' socnk·s' . para captar
ros manuah:spara pusilánimesmantienenvivas las energíasliberadas
cu .ares
ráct . y umversaJes
, . . , ob·JetJvas
. Y sub¡'et.mnes' naturalese:hi~tó .. par-
, rrc,ts,
por una mLeligenciacreativa. e,_paratacuco de su estilo,,· f l\as, y dentro de ellas El
O, más correctamente, contribuyen a este proceso siempre que
no sirvan como completos sustitutos de los textos originales. La se-
nc.:gauva
, •
a suhord·,11 ar argument
' recuenternente
b . obse na. do• .con ca- s
rarqu1 can1c:ntevinculado ;,,s y o sen'ac1oncsde un , d : u
gundajustificaciónparaescribirun estudio como éste es precisamen- demcnw del campo d f ' proce 'ª de su renuencia a .. -~"º.<>¡e-
te la ccrte1.a de que no servirán para eso. Por mucha habilidad o es- sultado no e uer?as o de la constela . , prm eg,ar un
fuerzo que se derroche al tratar de abarcar la obra de Adorno eo un d I d' 1- era un caos relativista de f . . . cwn sobre otro. El re-
e o ia ecuco de ne a . anores mconexos sin0
espacio tan reducido, su poder explosivo se abrirá pa.so con seguri- inentt J g ciones que const - ·• un mo-
dad y para cualquier lector será obvia la insuficiencia de tal empeiio. tard . as pautas de una realidad fluid ~rn y destruía simultánca -
Confío de hecho en que, en vez de excluir cualquier ulterior contac- e <.·xam1narernosla <li·1]• . d a. n Ciertamanera que ,
h ostil
. al mo ' · <.'ctu:a e: Adorno .. · ' mas
to con los textos •primitivos• de Adorno, en alemán o traducidos, te cor~ b mento de:la reconciliacióntriu f era lllcansabkmente
este trabajo persuadirá a sus lectores de lo importante que es acudir dial , .. na a un proceso dialéctico. C n _anteque tradicionalmen-
ecttcaavan;¿;a ,r>o.1 !lled',o de omo dtJOen c1erta oc.asion · , · L·
a ellos directamente. Aunque es demasiado pedir, como pidió Ador - consecuentea los pensamientosextr~mos, conduciendo del mod~ : ,,\
no a Kracauer, que se domine el conjunto de sus escritos - actual- to en que retroc d , , . ' en ugar dt calificar] . 1 ' as
mente en proceso de recopilación en veintitrés ,,olúmenes por la Suhr- brayó el e~<: _n por s1 n11sn1os•u_ Adorn os, lasca el pun-
kamp Verlag- , el imperativo de leer sus propias palabras es espe- .u papel cnttco d<.'h exager . , o>eu conse ..~uenciasu
q e <.'llve· d . · • acton en (a · . ,, , ..
cialmente poderoso. Sólo enwnces se habrá producido la saludable in- lacic.>n las.z e_SUa\'1za~las tensione.sdel ca~ cogm~mn, exageración
versión del inevitable efecto de este libro: esa separación o deshabi - s· . .. p_on,ade relieve. pode luer>.as () COl)Ste -
1 ,tpl,caramo . .
tuación de nuestr.t5 propias ideas preconcebidas que resulta de cual- Je J\d , s estas met;Íloras a la ro . .- .
quier encuentro auténtico con un maestro intelectual, moderno o no. o es, olrndo,negandonos a cncasilla,·le p pia produec,on rntelectu·t.l
r Si nuestra tendencia inicial hacia la domesticación tiene una última .._ ,{UC' a e pensanucnto,. · ·
r<·sistié d en. una trad· . ., mov1m1e.nto
. icton, • . '
ll onos a los deseos d . 1·f·
,, Ad . <: ca i ,car sus
justificación, ésta resjdc sólo, diría yo, en el estímulo de ese en-
re. Ori\o,«Erprc-ss1e Ve ..h
cuentro. " · ,;1>francfort> 1974. . .n;~ o ungo. c1\ l\:Oltw 7.11rI itt•rd . .,
F.J•t1cjor:tnálisis•d'.'.'
¡ iug.llc:s,..R,ernnéllialiun undc,·<l r..r, Gesammelt" Schnf-

' h0 ¡ .
l<?t:c, · ~· csu o de A<lori ure:..s».
Aunque no podamos, pues, ser totalmente íieles al pen~amiento de (9JS, <:~~:c;:11ce
: ,m imrod11.c'1io
n lt> tln: tho~g\:\ ;~~~enrlraen, Gillian Rose, Thc·me-
,~ .,1fle Q«ar\t , '1d N
Adorno y a su forma de presentación, podemos en cambio sugerir Adorno .11· . . · ' om (), ueva Y◊rk
parte de su rique>.a aplicando dos de sus metáforas predilectas a su • • muna num1lld, p. 86. )

.~
1Warti11
}a)' l ntroduccióri 7
6
deuda con las revolucionarias técnicas aton 1 , .
extremos y modificar estas eJ<ageraciones,surgiría el siguiente mode- de la escuela de música moderna de S 1 ~ es que hab,a asimilado
lo: el mapa de la propia constelación de Adorno, el diagrama de su década de 1920 No so'Jo ese 'b "
·
b c toen erg en Viena durante la
ri 10 so re práct'c d
propio campo de fuerzas, contendría cinco puntos primarios de lu:i tas de la música, tanto clásica como 1 '._amente to as _las facc-
nal» de escribir v de pe . . pfopu ar, smo que su es11lo«ato-
y energía. , 1 nsar, se vio a eccado l · •.
La más brillante estrella de su constelación, para empe:iar, sería composición que llego' a dom· . por os pnnc1p1os de la
' mar en su ¡uvent d A
la del marxismo, o más precisamente , la tradici6n heterodoxa del pen- no estaba uniformemente influ . u . unquc Adorno
samiento man<ista occidental inaugurada por Georg Lukács y Karl modernismo estético, como lo ~~~~:~~i:or tod~s !as corrientes del
Korsch en los años inmediatamente posteriores a la primera guerra con respecto al surrealismo fue siem e su folem,ca con Benjamín
mundial. Adorno es común y correctamente conocido como miem- moderno frente a todos 10: 11 . pr un irme partidario del arte
bro destacado de una de las más creativas representaciones del mar- clásicas o realistas. Otros mar a:am,em_~s a ~na vuelta a alterna ti vas
xismo occidental, la llamada «Escuela de Francforv, que compren- ser, Ernst Bloch y Galvano' D~lltas~,7'' enta es como Louis Althus-
pef tal ~e~ (ueran también de-
O
día el núcleo central del Instituto de Investigaciones Sociales funda- fcnsores del modernismo pero ;d
do en esa ciudad en 1923. Junto con Max Horkheuncr, Herbert Mar - timamente afirmar haber ~ido él mi;~~o u ue e duruc_oque podía legí-
cusc, I'riedrich Pollock y Leo Lowenthal, Adorno fue uno de los trañar que b ¡ • n mo erntSta. No es de ex-
ría Estétimsu~ ra cu mb mdaraen un monumental estudio sobre la Teo-
principales arquitectos de la teoría crfrica de dicha Escuela, que de ' aun maca a o a su muerte en 1969 S b 11
manera importante continuó, y al mismo tiempo destruyó sutilmen- figura de Samuel. Beckett ' el más infl'exi'bl e escrnor : o modcrmsta
re e a planeó d Jla
te, el marxismo hegeliano de Lukács y Korsch. Como su nombre in-
posi~em1, a qu,cn Adorno tenía la intención de dedicar el .lib \;
dica, la teoría crítica encontró un mayor apoyo en la tradición crítica s, pues, la tercera estrella de 1 ., ro ·
del marxismo que en el impulso científico rival de éste. Comprendi6 sorprendente, la del conservaduris:,';o c~~]:' •t~ n. la que resulta más
y defendió la deuda que el marxismo había contraído con la filosofía ncs. Adorno, a pesar de sus inclinaciones : t1p'.cº.de los man~ari-
alemana clásica, aun cuando subr ayara basta qué pumo el mancismo no puede ser comprendido ple . 1 arx,stas Y.modernistas, j'
la había superado. talismo romántico a menudo dnam~ntes~•~a referenciaal anticapi- •I
Como prácticamente todos los demás marxistas occidentales, . . • e onentac,on regres· d I Al 1

'
ma anteno r a la primera gu erra mun d.,a1 Su visee . l JVa,. ..,
e a 1cma-
Adorno fue un intelectual intransigente que no halló ninguna forma tura de masas, su constante hostilidad haci ra ~ver~'.ºº a a cu!-
eficaz de ligar su teoría a la polític a del proletariado o a cualquier uca y su inmoderado rechazo d 1 . T a l_a_ don11nac1onburocra-
otra fuerza social radical. Tampoco se mostró dispuesto a some terse
a la disciplina de uno de los partidos que pretendían hablar en nom-
nológica fueron los distinti;os
lo que se ha llamado la
J a ¡us11,ca_c1oninstrumental y tec-
e _una conciencia formada a raíz de

bre de los oprimidos. Desestimando las llamadas a la solidaridad de También lo fue la profu ddecadenc,a dde los mandarines alemanes ,s.
n a corriente e pes· mi ¡· ,
otros marxistas más ortodoxos, defendió obstinadamente las virtudes pensamiento, aunque éJinsistiera l . t sm~ que con ,guro su
de lo que él llamaba ,r,icht mitmachen» , no participar o transigir por esperanzas utóp,·cas S . ~dn a importancia de m:tntener las
.
t:tón de S• en,) • u controvert1 a y s um amente maoza . da valora~
conveniencia. Su negativa a transigir procedía de la característicain-
sistencia del mancismo occidental en el potencial utópico de la socie- ficó su d!eo gd: yeotras fil1gurasostcnsihlemente reaccionarias testi-
r scatar o que qued ·ira de val' l ,.
dad moderna, que siempre le imp idió confundir cualquier régimen so- mántica de la modernización I<,. El apasiona • . d o rechazo
toso en por a crmca ro-
cialista ya existente con la genuina realización del sueiio socialista. Adorno
La intransigencia de Adorno en estos temas hizo que representara la .. p ara un excelente .1nilisis de 1 · . d
quintaesencia de la independencia -y del aislamiento-- tan caracte- W. Manin Lüdke A k a .unpórtancta e Bcckcu en Adorno \té.ase
. , nmer ungen zi. emer l :,. ..,_
· ..: ogutC'"'s Zerfalls•:Adorno-8eckctt,
r '
Fr.1ncforl,t 981.
rística de los intelectuales marxistas occidentales.
La siguiente fuer:ia más poderosa de su campo sería la del mo- ') frit-zR.inger,The declineo/ the Cerma11 /ti , __
munit"1 T$90-J9JJ Ca b 'd :zm~,ns:theGennanacademicrom-
dernismo estético. Además de sus talentos como filósofo y sociólo- '" .,, • m n ge (Mass.), 1969.
Adorno, •Spenglcr aftcr the decli,lt•, Prisms.Pan una jnterpre12ci6nque rec.o•
go, Adorno era un músico l' composit0r serio, profundamente en
8 Martinjay Introducción 9

de la práctica poütic.a concreta evidenciaba asimismo una sensibili- tornlidad orgánica en el pasado, sino que rechazó tajantemente cual-
dad típica de los mandarines, expresada clásicamente en fa obra Con- quier imento de proponer otras nuevas en el preseme. Su materialis-
sideracionesde un hambre apolíticode su a,rugo Tbomas Mann. Na- mo se oponía a la dominación de la alteridad objetiva implícita en los
curalmente, esto le condujo a que intelectuales de izquierda más ac- dueños idealistas de una metasubjetividad plenamente constitutiva.
tivos le reprocharanser un elitista que traicionabalas implicaciones Tampoco se dejó impresionar por las afirmaciones de pensadores
políticas de su propia obra, reproche perfectamente .'i~ificado por la como Martín Heidegger de haber locali,.ado un reino del Ser ante-
famosa acusación de Lukács de que Adorno ,se hab,a instalado en el rior a la escisi<>nentre sujeto y objeto. De hecho, al contr.>rio que la
"Gran Hotel Abismon» 17 • mayoría de los mandarines, tom6 muy en serio las exigencias de gra-
La mención a Lukács nos recuerda, sin embargo, que las raíces tificación personal, material, reveladas por el psicoanálisis, cuyos ha-
del marxismo occidental fueron irrigadas por muchos de los mismos llazgos intentó incorporar a su versión de la teoría crítica.
impulsos que produjeron a los Spengler y a los Mann de la cultura Quizás fuera el efecto conlrarrestador de una cuarta fuerza en el
alemana. Como ha demostrado Michael Liiwy 18, había también un campo de Adorno, el sordo pero palpable impulso judío de su pen-
potencial de i1.quierda.sen el anticapitalismo romántico que explica a samiento, lo que le impidió abrazar de forma completa los ,•alores de
muchos de los primeros marxistas occidentales como Bloch, Ben¡a- los mandarioes. Adorno, sin duda, no estaba tan profundamente com-
min, Marcuse e incluso el propio Lukács. Adorno, de hecho, lucha- prometido con el judaísmo como Walter Benjamín, cuya amistad con
ba conscientemente por camhiar los argumentos de la desesperación el gran erudito de la Cábala, Gershom Scholem, tuvo un profundo
culLuralde los mandarines en un dirección finalmente positiva. «De impacto en su pensamiento. Adorno, sólo medio judío de nacimienª
las tareascon que ahora se enfrenta el pensamiento», insist.ía, •no es to, tampoco se apresuró a identificarsecon los correligionariosde su
la menor la de poner al servicio e.lela ilustración progresista todos padre durante la era de Weimar. De hecho, llegó incluso a ac,iriciar
·
los argumentos reacc1onanos · contra 1a cu1tura occ1.dentaI»· 19. As1,
, por
¡'
por breve tiempo la idea de abrazar el catolicismo materno, la fe en
ejemplo>implícitamente recunió a menudo a la típica distinción ~e la que en realidad había sido bautizado, aunque, como a la mayoría
los mandarinesentre cultura y civilización, pero advirtiendo al mis- de los intelectuales de izquierda de la época, su cosmopolitismo le im-
mo tiempo contra la hipóstasis fetichista de la Kultur como un reino ,1
pidieracualquier identificaci6nsectaria, ética o religiosa.

'
de valores puros por encima de la sociedad . Por mucho que d1st1n- Sin embargo, durantesu exilio de la Alemanianazi, e incluso más
guiera entre alta cultura y cultura de masas, nunca olvidó que «toda intensamenceen los años posteriores al conocimiento de codala mag-
cultur.1 comparte las culpas de la sociedad• 20 . Tampoco se permitió
sent.ir aquella nostalgia por las comunidades perdidas (las Cemeim -
nitud del Holocausto, Adorno llegó a reconocer las verdaderas rami- ,
~
ficaciones de su herencia judía. De hecho, las implic.aciones de Ausch-
chafen orgánicas opuestas por Ferdinand Tiinnies a las modernas Ge- witz se convlrtieron casi en una obsesión para él, especialmente des-
sellschafteno sociedades sin alma)que animaba a tantos de sus con- pués de su retorno final, en 1953, a una Alemania reacia a enfrentar -
temporáneos, aunque a veces pareciera anhelar el regreso de los m- se a su «pasadoalln no superado~ 21 • En uno de sus comentarios más
<lividuos,supuestamente auténticos, de )a primitiva cultura burguesa. frecuentementecitados, insistía en que «.C.scribir poesía después de
Adorno no sólo se distanció de las fantasías regresivas sobre una Auschwitz es barbárico » 22 • .En realidad, los horrores de los campos
de la muerte le confirmaron la verdad contenida en la amarga denun-
noc.e.aunque exagerasevenuneme,la iuílueu~ia de Spengleren Adorno,véa.se G~rge cia de Brccht de que la morada <lela cultura estaba conslruida sobre
Friednu.n, The polirical philruophJ•nf the Fr.-mkfurtSchonl, ftha~.ty Londres, 1'::181. excremento de perro. Todavía en J 966, Adorno meditaba con todo
17
Lukács,Prefaciode 1962 a th,· theoryiJfthe 11u11<• l. 1ra<l.mgl. Anna BoslOck.,
Cambridge(tvfa..s.), 1971, fL 22 [l.c1Teoría de la noz•ela, R~rl';clona,~.dh:Js~].. .
el tom,ento dd superviviente, sobre
111
LOw:;,Gt•<JrgLHkács:from Rcnnall/i('»mto Bolshnmm. trad. mgl. J atrtckC3~
millcr,Londres , 1979. u AJorno, «Was bcdcutct: Aufarbei1ung der Vcrgaogenhtit •. }' -Eniichu ng n.le-b
'' Adomo, .41inim4m.cm1lk1.p. 192. ,-, en Ge'i,limm<•lt<·
Au~(hwi1:¿ Schrjften, X, 2.
z; A<lomo, Prisms, p. 26. >z Adorno, l'risms, p. 34.

_[
10 lulrodua:i/m . ·11

.si se puede seguir vi\·iendo después de Auschwüz, L...J si le estará totalmente dío, comprendió al fin, era considerado como el más firme deposi -
permitido al que escapó casuahneme teniendo de suyo que haber sido asesi- tario de esa alteridad, diferencia y no identidad que el totalitarismo
nado. Su supervivencia requeriría ya la frialdad, el principio fundamental de del siglo XX había tratado de destruir. • Auschwii-L•, concluía som-
la subjetividad burguesa, sin el que Auschwitz no habrfa .~ido posible. ¡Qué bríamente, «confirm<> el filosofema de la pura identidad como la
(:ulpa tm radic:11la del que se salvó! 11• muerte» 2<,.

La identificación de Adorno de la vida ron la no identidad, concepto


En términos más fundamentales, la estrella judía en la constela-
cuyas completas ramificaciones exploraremos más adelante, expresa-
ción de Adorno significaba "arias cosas. Al igual que Horkheimer,
ba también lo que podría ser considerado e.orno la quinta y última
justificaba su negativa a explicar en detalle la alternativa utópica a la
fuerza de su campo. Su poder solameme puede ser captado si tene-
sociedad actual haciendo referencia a la prohibición judía de repre-
mos presente el mandato de incluir la repercusión histórjca de una
sentar a Dios o al paraíso. No obstante, el hecho de que se aferraba obra en nueslra consideración de su importancia. Esta estrella se co-
a la creencia en la posibilidad de conseguir tal utopía - o, más pre-
noce con el nornbre de desconsrructiv-ismo, movimiento que surgió
cisamente, en el nlor de tal creencia, fuera ésta plausible o no- que-
recientemente de los escritos de pcnsador, ·s poscstructuralistas en
daba evidenciado en su afirmación de que
Francia para seducir o esc,mdalizar a una buena parte del mundo in-
telectual occidental. Adorno, por supuesto, murió prácticamente en
La única filosofía que puede ser practicada responsablemente freme a la
desesperación es el intento de contemplar todas las cosas tal como se nos el mismo momento en que, en el notable año de 1967, nacía el des-
pre.sentarían desde el puntó de ,,ist.1 <le la redención. El conocirniemo no constructivismo 27 , pero corno uno de sus críticos ha señalado
tiene más luz que la que arroja sobre cl mundo 1a redención: todo lo dernás correctamente,
es reconstrucción, mera técnica. Hay que moltlear perspectivas que des-
placen y distancien el mundo. que rcYdcn que es, C(ln sus hendiduras y Los paralelos entre el desconstructivismo y Adorno son panicularmcnte
grietas, tan indigence y distorsionado como se mostrará on día bajo la luz lbm3tiv os. ]\4ucho:intes de que apareciera la tendencii\ actual, Adorno insis-
rne~iánica.i-1. tia en d pod er de esos fragmentos heterogéneos que.~se <.~capan de la red
conceptual, n.."Chazandocualquier filosofía de la identidad, rehusando la con-
La lu1. mesiánica arrojada por la •estrella de la redención • judía, ciencia de clase por dudar <le que fo<.'.rn«positiva» y negando la incencio-
tomando prestado el título del famoso libro de Franz Roscnzweig, nalidad de la significa(:ióo. De hecho, raros son los temas de la dcsoonstruc-
libro que de hecho puede haber influido indirectamente en Ador- ción comempor.ine-a que no han sido profusamente desarrollados en su
obra[ ...]" ·
,
no 2 >, no brillaría, sin embargo, algún día en un mundo de unidad
impecable, de una plenitud conseguida de forma perfecta, al estilo en-
J.os lazos entre Adorno y el posesrructuralismo se extienden, de
salzado por los marxistas hegelianos como Lukács. Iluminaría, por el
hecho, más allá de los paralelos meramente fortuitos, porque en la fi-
contrario, un paisaje de particularidades que actuarían bcncficiosa-
gura de Walter Benjamín se puede discernir una conexión más his-
meme en otras, cada una de ellas diferente de las demás. La lección
tórica. Durante su exilio en París en los a1)ostreinta, Benjamín era
más importante que Adorno extrajo del Holocausto fue, de hecho,
conocido en el círculo de protodesconstructivi stas dd College de So-
el vúiculo entre el amisemitismo y el pensamiento totalitario. El ju-

13 Adorno, Negati-1.:r:
Diahmics, trad. lng.L E. B. Ashton, Nueva York, 1973, p. 3(,3 u, Adomo. Neg11tt
r..
•e rlia.Jetl1c-s,
p. 362.
lDialb:tic-.i
11egali'I!.-,.
Madód. Taun1s, 1975]. ' 1 Fue en C'le año cuando Jacquc~ Derrid :a pub1i.;ó /.,•üriture et. la d:/ffnwu, La
11
Adorno, Minim.-i moralia, p. 247. floix tl k pbí?wmi:M y Dt· la grammawlogit· [D,· la gram.,uologia,Buenos Ajrc.c:,Siglo
,; !'ara un análisisde la posibleuúlueo-.::ia, n~1á-Morss, The on·gmol
véase Sus,1,1) XXI. 1971).
m:gative dU/Jeaics:Theodor W. Adorno, \T1alter Benjm»in, and tht• Fra:nk/Hrt J,mir11- 211
Terry Eagleton, Walter Be-nj,1mi11or wwards :i revol,uionary CTisi<úm,lonJr( s.
tc, Nueva York., 1977, p. SI On'geneleLaJialfrtifa m•gaJiva . Theodor\V. Adomo, V/al- 1981, p. 141. P;tr:eotro .:in;llisii. de las si.rni
füudc:s, vC:e.sc
Michad Ry3n, ..41an:úm and
ter llenjamir. y el Instituto de Frdnkfi.rt , México, Siglo XXI, 1981]. ,, u·itU'tUartin,lation , Bahimore, 1982, pp. 73-80.
decomtructi(.)11:
12 Mani,,jay Introducción l3

ciologie encabezado por Georges Bataille, Pierre K)ossowski, Rogcr las explosiva., energías críticas del pensamiento de Nietzsche. Y, pa•
Caillois y Michel Lciris, y que parecían compartir algunas de sus ralelamente, aunque nunca estuvo tan atrapado en la «cárcel del len-
preocupaciones 29 • La importante teoría de la alegoría de Benjamín, guaje• como algunos de los discípulos franceses contemporáneos de
que fue crucial para d desarrollo de Adorno, también tuvo ecos en Nietzsche, ,ú despreció tanto la búsqueda de la verdad, se anticipó ,1
el desconstructivismo despojado, sin duda, de su impulso redentor. sus posiciones en muchos aspccros. Como ha reconocido Michel Fou-
No es de extrañar, pues, que el núsmo Jacques Derrida escribiera un cault )', hay notables paralelos entre su propio análisis de la sociedad
positivo ensayo sobre Benjamin, en eJcual reconocía implícitamente carcelaria y disciplinaria de l.1modernidad y el «mundo administra-
los sutiles paralelos entre sus pensamientos (y por extensión entre su do. de Adorno.
pensamiento y el de Adorno)'º. El campo de fuerzas de la carrera intelectual de Adorno, tal y
En el caso de Adorno, el argumento que demu<.'straconcluyente- como se nos presenta ahora, incluiríapor tanto las energíasgenera-
mente su anticipacióndel desconstructivismoproviene de su común doras del marxismo occidental, el modernismo estético, la desespe-
apreciaciónde Nietzsche ;i. Contrarian1entea muchos otros marxis- ranza del mandarinismo cultural y la autoidentificación con el judaís-
tas que seguían los pasos de Lukács al condenar a Nietzsche como mo, así como también el efecto más precursordel desconscructivis-
un precursor peligrosamente irracional del fascismo, Adorno le respe- mo. Aunque en detenninados momentos, y dependiendo de su esta-
taba por su crítica mordaz de la cultura y de la política de masas, por do de ánimo, Adorno pudiera sentirse atraído por uno de esos polos
su exposición despiadada de la bancarrota de la metafísica tradicional más que por otro, la mejor forma de comprender el conjunto de su
y por su aguda penetración en la ambigua dialéctica de la ilustración. obra es considerándolacomo una tensi6n inestableentre todos ellos.
Pensando en el fácil rechazo de Nict7.sche escribía: «El pensamiento Es por lo tanto erróneo argumentar,como han hecho muchos críti-
se honra defendiendo lo que es condenado por nihilista» "· Aunque cos, que fue realmente un mandarínque pretendíastr un marxistao
eran muchos los aspectos de Niet,.sche que no gustaban aJ marxist.i simplemente un desconstructivista avant la letcre. Debemos más bien
que había en Adorno, y aunque el pesimista mandarín de la cultura entenderle, de una fomia más acorde con los más profundos impul-
que en él moraba le condujera a una defensa de la «ciencia melancó- sos:<le sus propios planteamientos,como el punto central ele inter-
lica» más que de la «gaya ciencia»33 , siempre se sintió atraído por sección de todos ellos. Adorno se pronunció a menudo por el valor
del individualismo particularizado, pero fue siempre lo bastante dia-
léctico como para reconoc<.'rque los individuos estfo constituidos
,~ Véanse los documentos tn Dt'nis Hollier, c<>mp.,Le Colleg,· de Soc.ioloiie por contextos relacionalessuperpuestosy a menudo contrapuestos.
(1937-1939), París. 1979. Otro lv.o, incluso más le'nue, entre Adorno r Derridapuede !'ara revelar lo mejor posible el fen,,meno único que fue Adorno de-
t'n<:ontrarsc en la figut~dt Rosenzwt"ig,cuyo discípulo francésEmmanud l.cvin.:isfue
de cooside~ble impona.nciap-ar:iOeírida, Véast"d en.sayo de esteúltimo sobre [.,e,. ,¡_ bemos, pues, conccptuali1.arle de la manera que sea lo más fiel posi-
nas en \'Clriting and d11]'erer1c1:,trad.con intmd. de Al.in 6as-s,Chicago, 1978, que con- ble a las tensiones no resueltas de su pensarniento,en vt·z e.Jetratar
ciMela hipótesis, muy al estilo de Adorno, de que se podría denominar•judaísmo .1 de buscar alguna coherencia putativa implícita en ellas.
la experienciade lo lnfinitamenteotm» (p. 152). En realidad, dentro de cada una de las «fuenas• o •estrellas• an-
l<l 0t'rrida,.-EinP<>nr-Jit Btnjamin.s»,enBurkh:irdtLil)er, Links ha.ne nod,
<:01np.,
al/es sichzu enrriitsc:ln... \tlalu:r Renjaminim Kont.ext, Francforc,1978. Par.lunaapro-
tes mencionadas,y se podrían añadirotras corno el psicoanálisis,se-
piación aún más directa del propio Adorno por ~)a.nede uu posesuucturali.su,véase ría posible discernir impulsos de lucha aún más sutiles que nos ayu-
Jc::m-Fra o~ois Lyotar<l> .. Adorno as the Üt"\·i),.>Te/os, 19, primavc(a dC' 1974. daríana tener una mejor visión de Adorno. Pero en ve7.de perseguir
·" Para análisisde Adorno y Nietzsche, vé.lsc Pet..trPülZ, •Niet:Gschcand critlca.l estt refinamientode Ja constdaci6n de Adorno, sicu~indoleen un
cheory•, Tt•lo>·,50, inviem<>de 1981-1982> y Norbert W. Boho.,•Nictzscltt's Spur in campo cada vc1. más particulari:t.ado de energías que se t·ont.rarres-
der ischecischcn11>oorie.♦ • é'n Burkhardtl .iodeí y W. Martln Lüdke, comps.. Mau--
rtdlien z11r á'sth(•tisd,enTheorie TI>,\t'. Adornos Konstruktfrmder Mod(•rn.e,Fr:t1\c- tan, es hora de volver nuestros instnJmentosen una dirección dife-
forc1 1980.
.u Adorno, Negaáve dialectics,p. 381.
n Adorno, Mimma mora/ia ., p. 15. 34
Conversación del autor ~on Poucauh, fü:tkt:lcy, 27 de octubre Je 198:.

1
14 Mar1iT1}ay 1. UNA VIDA TRUNCADA

rente y presentar a Adorno más en sus propios términos. Después de


un breve resumen de su vida, intentaremos explicar detalladamence
las bases filosóficas de su ohra, e investigaremos dt·spués las formas
en que éstas influyeron en sus análisis de temas culturales, psicoló-
gicos y sociales.
..Das Lehen Jebtnirht» 1

FerdinandKürnbcrger

Hay una fotografía de Adorno niuy conocida, frecuentemente utili-


zada por la Suhrkamp Verlag en la promoción de sus libros, que ex-
presa sorprendentemente bien su personalidad e incluso la lústoria de
su vida. Tomada al final de su edad madura, muestra a Adorno de
perfil mirando hacia la izquierda, con una fuerte lu7.que ilumina sólo
la parte fromal de su cabeza y el contorno de una oreja. Cortándola
unos cinc.o centímetros por encima de las cejas, Jafoto centra nuestra
atención en la apesadumbrada expresión de su rostro. Sus labios es-
tán abatidos, ligera, casi imperceptiblemente abiertos, y aparentemen -
te secos. El único ojo que podemos ver aparece entornado, con la mi-
rada dirigida hacia el interior; la inclinación hacia amís de su cabeza
sugiere a alguien perdido en sus tristes pensamientos. Las gafas, que
a veces lleva <:n otros retratos, están ausentc-s;totalmente ensimisma-
do, impide un imerca.mbio de miradas. El efecto acumulativo que
produce la foto es poderoso, mostrándonos a un hombre que me.dita
con reprimida tristeza sobre los inauditos horror<:s de su vida. La
•ciencia melancólica• de Adorno, resultado de sus •reflexiones de
unavida truncada», se encuentraaquí reflejadaen la imagende su ros-
tro. La fisonomía social que tan concienzudamente trató de interpre -
tar se muestra en su propio semblante. Tal y como él una vez escri-
bió sobre Samuel Bcckett, «no hay llanto que funda la amiadura; sólo
queda el rostro en el que se han secado las lágrimas 2 ••
Los augurios de un resultado tan sombrío no estaban muy claros
cuando Tlieodor Ludwig Witsengrund nacía en francfort ti 11 de
septiembre de 1903. Era hijo único de un rico e integrado comercian-
te de vinos judíos, Oskar Wiesengrund, y de su mujer, Maria Calve-

1
l .a vida no \•lve•. Citado p<'lrAdor,10. Mini.mamoralia.
..
2
Adorno, •Tcylng lO understand Endgame-., ,\few Germttn Critique, 26,
primavcr.:a-vtranode 1982, p. 1211.

.,
16 Martin}ay Una vida truncada 17

lli-Adomo, una cató lica de ascendencia corsa y originariamente ge- de dicha ciudad, recientemente fundada y en muchos aspectos pro-
novesa. La vida familiar del joven «Teddie» estuvo confortablemente gresista. Siendo ya autor de dos artículos publicados, e) primero so-
protegida, tanto ccom)mica corno culturalmente, de la forma en que bre el expresionismo y el segundo sobre una ópera de su profesor de
s6lo podía estarlo la de un niño perteneciente a la alca burguesía eu- piano ', devoró cursos de filosofía, sociología, psicología y música
ropea en los años anteriores a la primera guerra mundial. Desde to- para surgir con un doctorado en filosofía sólo tres añ.os después, en
dos los puntos de vista, su ni,iez le proporcionó un modelo de feli- 1924, a los veintiún atios. Su tesis fue escrita bajo la dirección <leun
cidad cuyo recuerdo le sirvió de patrón con el que mediría todas las neokantianoheterodoxocon fuertesinteresesartísticospropios, Hans
desilusiones posteriores. Aunque su padre tal vez fuera una figura un Cornelius, cuya atracción inicial hacia el empiriocriticismo de Mach
tanto distante, su madre, que le dio a luz cuando contaba treinta v y Avenarius había llamado la atención (y la hostilidad) de un defen-
siete años, le colm6 al parecer de la atención que suele recibir un niñ;, sor tan ardiente del materialismo como Lenin. Sin embargo, Cornc~
que llega con retraso al hogar. Jumo con Agathe, su hermana soltera lius era también un hombre de izquierda, aunque más cercano a la
que vivía con la familia, le infundió una temprana y duradera fasci- variedad no materialista que florecía en la República de Weimar que
nación por la música. Las hermanas Calvelli-Adomo eran de hecho a su competidor marxista. Adorno, cuyas simpatías políticas eran aún
artistas consumadas, la madre como cantante profesional y la tía como incipientes, no tuvo dificultad en ignorar las críticas de Lcnin y tra -
pianista con el talento necesario para acompañar a la famosa soprano bajar con Cornelius en su tesis, que estaba dedicada a la fenomeno-
A<lelinaPaui en muchos de sus recitales. El propio Adorno recibió logía de Edmund Husserl;, entonces en boga.
lecciones <le piano de Bernhard Sekles, quien también enseñ6 a Paul Tampoco la tuvo otro joven filósofo, Max Horkheimer, a quien
Hindemith y muchos años después aún poseía la habilidad necesaria Adorno conoció en uno de los seminarios de Comelius sobre Hus-
para impresionar muy profundamente a Thomas Mann con su inter- serl en 1922. Con un pasado no menos dorado que el de Adorno
pretación <le la difícil sonata de Beethoven Opus 11J. - su padre era un rico fabricante judío de tejidos en Snmgart-,
Intelectual y musicalmente preco,, Adorno fue animado a desa- Horkheimer se había sentido interesado por el socialismo libertario
rrollar sus dotes en ambas direcciones. A los quince años fue imro - de tono ético que atrajo a tantos hijos de burgueses en los años <le
ducido en la filosofía alemana clásica por un amigo de la familia, Sieg- posguerra.Autor de variasnovelas inéditas6, tambiéncompartíamu•
fried Kracaucr,catorce años mayor que él, con quien inició la cos- chos de los intereses estéticos de Adorno. Y, al igual que su nuevo
tumbre de leer semana lmente la primera Crítica de Kant. De Kra- amigo, estaba fascinado por la psicología, inicialmente en la forma
cauer, quien rápidamentese convertiríaen uno de Jos más destaca• dd gestaltismo promovido por su maestro común, Adhémar Ge)b, y
dos críticos culturales de Weimar y un importante tc6rico del cinc, después en la del psicoanálisis. Aunque Horkheimer era ocho años
aprendió a descifrar los textos filosóficos como documentos <lela ver- mayor que Adorno, iniciaron una amistadque pronto se convertiría
dad social e histórica. También se hizo sensible a las sutiles expre- en una intensa colaboración imelectual que duró cerca de medio si-
siones del sufrimiento humano y material encerradas en tales escri- glo. Pocas asociaciones de este tipo fueron tan fértiles y productivas
tos, esos irreductibles gritos <ledolor que los sistemas idealistas tra- en c,,e siglo como la suya.
taban en vano de transfigurar a modo de teodicea. Aunque en años Poco ames <lesu graduación en la universidad, Adorno asistió a
posteriores1aamistadde Adorno con Kracauertuvo sus tensiones3 ,
su deuda inicial hacia el criticismo cultural microl6gica y amiidealis- 4
T. Wie-.sengrunJ> •Expressionismusuud künstlerisc:hcWahrhaftigkcit:1.urKri~
ta de su mentor se mantendría con fuerza a lo largo <le su vida. úk neucr Dichrung• , Die Nt11e Schaubühne,2, 9, 1920; .:"'DieHo(;hzeitdes Faun":
En 1921, Adorno se graduá en el Kaiser Wilhelm Gymnasium de gunds~tuiche Bcmerkungcn1.u BcrohardSekles' neucr Opcr», Neu 81,:ftterfiir Kunst
Francfort y se matriculó en la Universidad Johann Wolfgang Goethc und Literatur, 4 y 5, 1921~1922.
,; •Die Transz.cndcn;,.des Oingli.chen und Nocmatischen in Husscrls Pha.Jlomen(l-
logic.., tesis, Universidad Je Francforc,1924, publicadapor primer-.t ve1. en A<lorno,
1
· Para una descripción de su rdación, véase Man.inJay, •Adorno ~nd K.racaucr: Gesammdte Schriftm, r, Francfort, 1973.
notes nn a troub]ed friendship•, Salrnagun.di
, 40, invierno de 1978. ' Horkheimer, Aus d~r Puln:nJi.t : NotJellet1und T11gebuchbltitter
, Munjcli, 1974.
¡11
18 Marlin}a)' Una vida Lnmcada
19

una ejecución de pasajes de la nueva ópera de Alban Berg, \Vozzeck, en últimainstancia'·i, pero la formaci6nmusicalque adquirióen Vie-
cuya extraordinaria fuer1.a reconoció inmediatamente. A través de un na tuvo un profundo efecto en toda su obra posterior, no solamente
amigo mutuo que había dirigido la obra, consiguió una entrevista con como punto de apoyo cultural, sino también como modelo para su
Berg y persuadió al compositor de que le aceptara como estudiante método t~6rico. Como señalaronmuchos críticosposteriores, la suya
en Viena. A su llegada, en enero <le 1925, A<lomo formó rápidamen - era una filosofía «atonal», fuertememe influenciada por las técnicas
te parte del círculo de compositores innovadores en torno a Arnold de co,~posición de la escuela de Schoenberg. Quedó profundameme
Sc.hocnbcrg,cuya controvertida «nueva música:- estaba entonces 1mpres1onado, en particular, por fa insistencia de Schocnberg en la
abandonando ya su fase atonal por d serialismo de la gama <ledoce verdadcont.eni<laen su música, insiscenciaque encontró su equiva-
tonos. Adorno se sentía especial.mente atraído por el anterior «expre- lente lingüístico en las teorías de la otra presencia más importante en
sionismo» <leSchoenberg y sus seguidores, que analizó y defendió a la Viena de Adorno, Karl Kraus.
lo largo de su vida en una multitud de ensayos )' libros iniciados con .t:I medio intcleccual al cual regresó un Adorno de veinticuatro
sus colaboraciones en los periódicos vieneses Anbruch y Pult 1md a,ios después de su_interludio vienés ~ra mucho m,ís amplio que la
Taktstock. Acentuando má.~la dimensión cognitiva de la música que comunidad unoversttaria per se. Su aJlllSta<lcon Horkheirncr le puso
la expresiva, Adorno no interpretó sin embargo la atonalidad expre- en cont 7cto con el recientemente fundado lnstit11to de Tnvestigacio-
sionista como el producto de la subjetividad emocional de su com- nes Sociales, por entonces bajo la dirección dd historiador austro-
positor. La interpretó más bien en términos del desarrollo de unas marxista del movimiento obrero Carl Grünberg. Gracias a Kracauer
tendencias objetivamente inmanentes en la propia música, tendencias ya se había encontrado en 1921, e iniciado una amistad que duraría
que, de forma indirecta y complicada, podían ser relacionadas con toda la vida, con otro de sus miembros, el sociólogo de la literatura
las tendenciassociales. En un ensayo posterior, escrito paraeJ sexa- Leo Lowenthal. Aunque en realidad Adorno no escribió nada para
gésimo cumpleaños de Schoeoberg y titulado «El compositor dialéc- el lnsntuto _hasta 1932, fecha en la que colaboró con un ensayo sobre
tico» 7, Adorno le alababa por su negación del principio burgués de •La s'.tuacton _soc~_al de la música» en el primer número de su perió-
la tonalidad y por desenmascarar sus pretensiones de naturalidad de dico, Zeztschriftfur Soztalforscbung10, ya estaba en su órbit.i intelec-
la misma forma en q11eel pensamiento dialéctico socavaba el seudo- tual a finales <le la década de 1920. Aproximadamente por la misma
naturalismo de la économía burguesa. época, su círculo de amigos se vio ampliado al incluir a un grupo de
La intcrpretaci6n que hacía Adorno de la «nueva música» en tér- marx1st.1sheterodoxos, por entonces en Berlín, que comprendía a
minos tan filosóficos no parece, sin embargo, haberle congraciado Ernst Bloch, Bcrtolt Brecht, Kurt Weill y, el más importante de to-
con sus profesores de Viena. Este •joven un tanto excesivamente ar- dos, Waltcr Benjamín. Los trabajos de Adorno durante esos años co-
ticulado• 8 , como más tarde le llamaría su amigo Emst Krcnek, era menzarona evid;nci~rsus r~ciénadquirida~simpatíasmarxistas,que
demasiado consciente, tanto política como teóricamente, paca sus de hecho se hab1an v,sco est1muladas antenom,ente, en la década en
mentores musicales, más estrechos de miras. Tnduso el propio Berg, qu e leyó El espíritu de la. utopía, de Bloch, e Historiay concienciade
como después admitiría Adorno, encontraba en su tosca seriedad una clase,de Georg Lukács. Aunque siempre mantuvo una cierta distan-
fuente de irritación. En 1927, Adorno volvió a Francfort para reanu- cia frente a la mayor actividad política de sus amigos, especialmente
dar sus estudios académicos. Pero sus lazos con Viena no quedaron cuando defendían ,ti partido comunista <leAlemania y a la Unión So-
cortados, como lo demostraría el hecho de ser director de Anbrucb
<le 1928 a 1932. Como compositor, es posible que Adorno fracasara ~ Para u,u descripciónde sus composiciones, véase Rcné Leibowicz, •Üer Kom-
pon1 st Tl>to<lorW. Adorno.., CJ\ Ztugni .ue: Th~·odor W. Adom() z11m sechúgn.en Ge-
' «Üt'r diaJcktischc Kompo,\ino, en Amold SchOn.bergzum 60. Geburwag, 1.J burtstttg, f-r;1ncfon,1963. Una de $US producciones mis not.ablt'sfue una ópcn ina-
Seprember1934,Vicn::i,1934;reeditado en Throdor W. Adomu, lmprompt,Hs,
franc- ti:tb2dabasadaen Tom Sawyer: D,·r Scl,:1tz clt·s !JldUm(•r-Joe,ed. Rolf Ticdemann,
forc,1%8. P~ncfon, 1979.
11 10
Krtnek, prefacio a Thcodof W. ~\dorno y Erns1 Krene.k,Bn4u:echsel, Pranc• «Zur gc!icllschaftlichcnLa.gedcr Musik.., Zeitschrift
für Sozia./forschung,
1, J y
fon, 1974, 1974, p. 8. 2, Y 1, 3, 1932; trad. en Tt•UJs,
35, pármwer:3de J978.
20 Martin ]a)' Una vida trun<:ada
21
viética, Adorno comenzó a practicaruna especie de crítica ideoJóg~ca numerosos anáJisiscríticos de Adorno sobre eJ existencialismo cu-
inmanente que estaba claramente influenciada por la k,ctura hcgcli:- yas discutibles implicaciones políticas reconoció rápidamente.' Po-
na de Marx contenida en muchas de las obras de aquellos. Tamb,en niendo en tela de juicio la defensa de Kierkegaard de la inmediación
a~uí había ~n nexo con Horkheimer, cuyas inclina~iones filosóficas, subjetiva frente a su supuesta aniquilación por Hegel en nombre de
a pesar de una cierta simpatía ~or Schopenhauer, iban en la m,sma un sistema racional global, Adorno demostró la nániraleza abstrac-
dirección. Aunque d compromiso de Adorno con el marxismo he- tamente unilateral de un particularismo subjetivo que extraía al hom-
geliano no fue nunca tan inequívoco como el de su colega postcn~r
bre de su medio histórico concreto. Adorno argumentaba que el rei-
del Jnscituto Herbert Marcusc, cuyo entus,asmo por los manuscri- no de la esencia espiritual de Kierkegaard era en sí mismo un reflejo
tos primitiv(;s de Marx recientemence descubier~os no f~e al parecer ideológic'., del interior de los hogares burgueses del siglo XIX, supues-
plenamente compartido por Adorno, la obra de este llevo claramente
tos refugios de un mundo exterior cada vez más desagradable. Aun-
su sello desde finales de la década de 1920. . ._
que Kierkegaard deseaba ansiosameme desprestigiar la teoría idealis-
La primeramanifestacióne~plíc.ita de e~ta nuev~ one~tac1on lle-
ta de la identidad de Hegel , que suponía que sujetos y objetos eran
gó con su desafortunado Habil,tatwnstchrift de 1927, «El concepto
una misma cosa, lo que en realidad proporcionó fue una seudorrc-
de inconsciente en la teoría transcendental de 1a Mente• ll. Escnto
conciliación de las contradicciones sociales reales, al dar solamente
para Comelius, intentaba encontrar compatibilidade~ no sólo entre
significación ontológica al sujeto espiritualizado. Así pues, esca in-
el neokantismo heterodoxo de su profesor y el marxismo, smo tan~-
justificada reconciliación produjo también, a pesar suyo, una teoría
bién entre éstos y otra teoría sumamente co~trovernda, el ps1coana-
de la identidad, ya que postulaba una dialéctica sin objeto de pura
lisis de Sigmund Freud. Aunque Adom~ habia esta?º expu_estoal ges- subjetividad.
taltismo durante sus primeros días en .l'rancfort, solo llego a conocer
Anticipando su énfasis posterior en el poder cognitivo del arce,
la obra de Freud durante sus años en Viena, o posiblemente en sus
Adorno condenaba a Kierkegaard por denigrar el estadio estético de
posteriores viajes a Berlín. Al igual_que _enel_~aso de su im~rpret~'. desarrollo al considerarlo inferior al ético o al religioso. Mientras que
ción de la música de Schoenberg , hizo bmcap1e en sus 1mphc~c1oncs
Kicrkegaard defendía tal inferioridad, ya que la conciencia estética es-
d
cognitivas, como método para co~segui~_que contenido del mc~ns- taba aún viciada por preocupaciones materiales y sensuales, Adorno
ciente fuese asequible a una cons1derac1on racional. No es de extra-
la ensalzaba precisamence por su c.aráctcr mixto, que proporcionaba
ñar que Cornelius se mostrara escéptico hacia el pro_yecto,cuyas con-
un conocimiemo más preciso de las contradiccionesaún no reconci-
clusiones marxistas parecían particularmente gratuitas,_y Adorno se
liad·asdel mundo real. Lo que K.ierkegaard había atacado por reflejar
vlo forzado a recurrira otro tema paraobtener su venza legendz. (de-
la «inmed_iaciónmaterial_•del hombre, era de este modo más aplica-
recho a impartir clases a nivel universitar}o). . .
ble a las c1rcunstanc1ashistóricas de la edad moderna, las cuales el fi-
Su nuevo tema fue la por entonces rec1entem.ente redescubierta !1-
lósofo danés había tratado de eludir en vez de cambiar.
losofía de S0ren K.ierkegaard, particularmente mfluyente en los cir-
Aceptado para su Habilitation, el estudio de Adorno sobre Kier-
culos en torno al más destacado joven filósofo de la Re_públicade
kegaard fue publicado el fatídico día de 1933 en que Hitler llegó al
Wcimar, Martín Heidegger. La crítica de Adoro'.' ~obre K1crkegaard,
poder. Tuvo, por tanto, un escaso impacto inmediato en Alemania
apadrinada nominalmente por el teólogo Paul Tillich, ya que Corne-
como igualmente ocurrió con el importante discurso que Adorn;
lius había dejado la Universidad para emigrar a Finlandia, se titulaba
pronunció en mayo de 1931 al tomar posesión de su cargo doceme
Kierkegaard:la construcciónde lo estético12. Fue el primero de los
de fdosofía en la Universidad de Francfort. La conferencia, titulada
•la actualidad de la filosofía» 13 , no se publicó de hecho en vida de
11
•Der Bt~iff de-sUnbtwussten in der trans-zeodcnulcn Scclcnlchrc»,publicado Adorno, pero supuso una primera manifestación de] enfoque que
por vc1. primera en Gest1mmefte
Schriften,1.. . •
•~ K.,erkeg11ar,l:
KomtrHktiondet A;1.hewc.herz,
Francfort, 1962 [K1erkegaard
, Ca•
. '' ..Tfte :lelualicyof philosophy,., Ttlos, 31. prim:.1vera
de 1977. Fue publicadapor
Monte A ,·ila).
r-.u;:as,
Pntner2vez t'ncl volumen inici.:al de sus G1.·sammelteSchriftcnen 1973.
22 Martinjay Un,,, vida trµnc,,da
23
Adorno utili7.aría en fo mayoría de sus trabajos posteriore,s. Demos-
traba en particular su deuda con la filosofía idiosincrásica de Walter traducci~n literal, Metacrí.cica
de la epiumu>logía is_ Al igual que en
Benjamin, que había impresionado profunda~ente •. Adorno cuando su estudio sobre Kterkegaard, Adorno trataba de descubrir las bases
éste levó en 1928 su Origm del drama aleman. F.) 11np,1ctode Ben- sociales de las aparcnteniemc inexplicables fisuras y antinomias en fa
jamin ;e puso también de manifie~to, de una !orma compleja, _enotra obra de Husserl , intención reflejada en el concepto de •metacrítica»
que superaba la reflexi,in meramente epistemológica. Al tratar la fe-
importante charla que Ador_no dio en k!s •~os de deca~;nc!a d~}a
República de Weimar, «La idea de la lustona natural, . 1amb1en nomenología de Husserl como el ejemplo más avanzado de decaden-
en este caso su publicac ión tendría que esperar hasta la muerte de cia dd ide?lismo burgués, interpretaba su insistencia en agn,par las
Adorno, pero muchos de sus pumos fueron incorporados en su obra cons1derac1oneshistóricas en la búsqueda de una verdad transcenden-
posterior, y más obviamente en su obra magna de _1966,Dialécti.ca tal y universal como una función de la específica crisis histórica de
negativa. Aunque hubo, por supuesto, ciertos cambios matizados de la clase media europea. Haciendo especial hincapié <·n el deseo de
orientación en las posiciones de Adorno a lo largo de los años, su con- Hus .serl de encontrar unos últimos fundamentos filosóficos y unos
tinuidad esencial queda mostrada por las anticipaciones que estas pri- primeros principios transcendentales, Adorno lo relacionaba· con el
merascharlas,escritasantes de cumplir los treintaaños, contenían de anhelo de Heidegger, en otro tiempo alumno de Husserl , de un res-
lo que sería su obra madura. tablecimiento de la apertura del hombre al Ser. Condenaba a ambos
Con la llegada del nazismo al poder, el fururo de Adon'.o como por descomponer la rcal_idadsocial y dar encubiertamente prioridad
académico alemán se hizo cada vez más precario. El Instituto de a~su1eto,~ pesar de sus intenciones. Husserl, sin <:mbargo,erasupe-
Horkheimcr fue uno de los primeros grupos intcletwales que huye- nor .ª _Heideggerpor s11negativa a transformar su búsqueda epistc-
ron de Alemania, marchando primero a Ginebra y luego a Nueva mologica en una ontología totalmemc desarrollada. La importante
York, donde estableció una vaga conexión con la Universidad de Co- obra de Husserl, La crisisde las cienciaseuropeasy la fenomenología
lumbia. Sus ramificaciones en París, en donde el Zeits,·hriftcontinuó transcendemal, que apareció cuando Adorno estaba en Inglaterra,
siendo publicado hasta la guerra, y en Londres indicaban que sus 1~- co~teníauna críti~ del positivismoy el cientismoque muchoscomcn--
zos con Europa no habían quedado totalmente corta dos. Una sene tanstas han considerado comp,1rable a la de la Escuela de l'rancfon,
de colaboradores, incluyendo a Adorno, perma necieron en Europa pero Adorno opt6 por no analizar nada de lo que Husserl escribió
' 1
todo el tiempo que les fue posible. Adorno, al parecer, esperaba in- después de l 931. No sería de hecho sino mucho más tarde cuando
genuamente que los nazis fueran un fenómeno pasajero y que él pu- un teórico crítico de la segunda generación, J(irgen Habern,as, recu-
diera aún salvar su carrera. Después de un intento frustrado de tras- pera~ía asp_ectosde la tradíci,in fenomenológica para rescatar su po-
ladar su venia legendi a Viena, se marchó a un exilio temporal en tencial crmco y especialmente el encerrado en el concepto de Hus-
Inglaterra, donde fue reducido a la condici6n de •estud iante adelan- serl de l.ebenswelc(mundo vital) anterior a la reflexión científica "•.
tado» en el Merton College de Oxford. Aún realizaría, sin embargo, A~nque tal vez Adorno admirara a Husserl por su intrépida exposi-
frecuencesviajes a Alemania, especialmente a Berlín, para visjtar a c_,on~: la~ aporfas del pensamiento burgués, tardío, negaba que su
Gretel Karplus, con la que se casaría en 1937. f,losoha aun 1deahsta apuntase a cualquier posible solución.
Aunque su rudimentario conocimiento del inglés hi,.o que tuvie- Horkhei111ery Marcuse se estaban distanciando también cada vez
ra escaso contacto con la comunidad filos6fica de Oxford, cuyas 1
preocupacionesintelectualesapena.'\compartía,utilizó su ~sta.nciae_n • > Zur Me1~1kriúkder Erkenntnisth(•orie: Studien iiher Hu sserl tmd phiir1orneno-
Inglaterra para volver a su interés inicial por Husserl y realizar el pri- laguche11Antinomie-n,Francfort, 1956, traducido J.Iingléi:como Agaimt episptem()-
~Qg)•;· .ª metamtu¡~te,_ trad. \\tillis Domi11go1 Cambridge(:\·fass.), 1983. [Sobn·la me•
mer borrador de un libro, publicado tan sólo en 1956, titulado, en •'1CTllica del cvn0-0m1,et110, C'..tra~as,
Monte Avlb). La mejor rcoonstruccióndel p,t'TÍo-
Jo qu~Adornopi-.6m Oxfordc;ct'ncucrHr,1en Cufo Pettani. Th. \'ViesenRruml Aáor-
no\{·"nec- d1 origine e di wiluppo del pet1sü:ro(190)-1910), Florencia, 1979, cap. 6.
•• ocl>leldé'eder Naturgcschichte•, Gesarnmdte S,·hriften, T. C:tp. 6.
Habermas>Theon·e d<·s kommunilwtiven fl:h)dc/m, funcfon, 1981, vol. u>
24 Una vida tr1111cada 25

más de su interés inicial por la fenomenología, que había sido espe- bre el jazz» fue escrito bajo el seudó11imode Hektor Rottwciler, Jo
cialmente poderoso en el caso <leéste último cuando era alumno de que expresaba quizá la esperanza aún ,iva de Adorno de recuperar
Heidegger en los últimos ,u"iosde la era de Weimar. Los lazos de su posición en Alemania. De hecho, su decisión durante aquellos años
Adorno con sus amigos del Instituto siguieron siendo muy fuertes de abandonar su Wiese11grundpatronímico en favor del apellido ma-
durante sus años en Oxford. Escribió dos artículos para el Leitsch- terno fue imerpretada por otro refugiado, Hannah Arendt, como la
rift, •Sobre el Ja7.7:»,escrito en 1936, y «Sobre el carácter fetichista prueba de una memalidad casi colaboracionista 21 . Aunque esta con-
de la música y la regresión del auditorio», que apareció dos años des- jetura es ntu)' poco plausible, especialmeme porque el director ad-
pués 17• Aunque Adorno no tuvo nada que ver directamente con el junto del Instituto, Fricdrich Pollock, ha afirmado que fue s1tya la ini-
principal proyecto de investigación del Instituto en esos años, publi- ciativa de cambiar el apellido 22 , Jo cierto es que Adorno se resistió
cado como J::studiossobre lt1autoridad) ' la familia en 1936, uno de a cortar sus lazos con Europa. Como demostnba daramencesu ar-
los conceptos principales en él desarrollados por el psic6logo Erich tículo sobre el jazz, no sentía ningún amor por la cultura americana,
Í<romm, el de carácter sadomasoquista, se abrió paso en su obra. prejuicio qw: nunca superó realmente.
Adorno se vio también envuelto, a mediados de la década de 1930, Una breve visita a Nueva York en junio de l937 por invitación
en la compleja relación del lnstiwto con Benjamín, que permanecía <leHorkheimer le ayudó, sin embargo, a apaciguar sus temores so-
en París donde estaba trabajando en su monumental estudio sobre bre la posibilidad de continuar en Estados Unidos el tipo de labor
esa ciudad durame el siglo XIX, su nunca completada Passagen- intelectual que había hecho en Europa. Cuando Horkheimer le tele-
werk 18. En una serie de cartas, ahora famosas, los dos amigos deba- grafió posterionnente, en ese ario, ofreciéndole trabajo, Adorno tan
tieron los méritos de las forn1ulaciones iniciales de los plameamien- sólo dudó brevememe antes de aceptar. A su llegada, en febrero de
tos de Benjamin, suscitando muchas cuestion,·s esenciales acerca de 1938, descubrió que el puesto de director del proyecto de investiga-

~
la estética marxista como consecuencia de ello 19 • Adorno, molesto ción radiotónica de la división musical de la Universidad de Prince-
por la creciente atracción de Benjamín hacia la polír.ica más militame tóo, dirigido por Paul Lazarsfcld, 110 era precisamente lo que él ha-
y la teoría menos sofisticada de Brecht, escribió «Sobre el carácter fe. bía esperado 2 .>. Lazarsfeld, asimismo ernigrado recientemente de {.
tichista• como una réplica indirecta a la colaboración previa de su Austria, era un maestro en las técnicas de las ciencias sociales empí- ¡.
amigo en el Zcitschrift, •Sobre la obra de arte en la era de la repro - ricas e instaba a Adorno a que la., utili,:ara para comprobar sus es-
ducción mecánica»20 . peculaciones acerca de la música y la cultura de masas. Las incom- -~
Adorno, sin embargo, coincidió plenamente con llenjamin en su patibilidades entre la «investigación administrativa» de Lazarsfeld, os-
renuencia a seguir a Horkheimer y al Instituto a Nueva York. «So-

17

H6rcns &,
G<'bhardt,
.» Zeit.dmft für SoziaJJOrs<
«Ubcr Ja1.1 .himg.V, 3, 1936, con d sc.-udónimode
Hektor Rottweiler;.:Ubt'rJc-nfetischcharakcerin der Musik und die Rcgr<"ssion
7eitu:hr-i/tfür Soú4ffot1schung.
Vil,
des
3, 1938. trad. en AnJrew Arato )' Eikc
comps., The em..ntialFr-,mkfurtSchoolreader, imrod. Paul Piccone. Nue"a
York, 1978.
tensiblememe apolítica, y la alternativa crítica de Adorno eran, sin
embargo, demasiado profundas para permitir que la colaboración tu-
viera éxito. A Adorno Je parecía imposible comprobar sus reflexio-
nes, de tono esencialmente marxista hegdiano, acerca de la reific~-

21
Eli..-.abeth Young-Bruch}, Hnnnah Arendt: th1.•lcve of rhe •world, Ncw f-t.1ve11,
'
J$ Las notas pan d proyecto fueron publicadas rocie.ilt.ememe
por la Suhrkamp 1981, p. 109.
22
Vcrfagcomo WaherBenjamln,Die Panagmwerk, Gesammelte Schriften, v. Franc- • Com·é"rsaci6n del :tutor con PoJlocken Moruan~ola{Sui1.:t), en mano de 1969.
fort, 1982. Bn \lna ca.rl:.l:ti.tt.itorcon f«h:t 27 de enero de:'J970, l:tviuda dt' Adorno, Grt'td, 3.fir-
19
Las Carlasprim:ipalc-s
~e hallandisponibles en New Left Review, comp., At.u.- maba que é'Icambio de nombre:'no se efectuó hast.i 1938.
hetÚ."!and Po!itics:debates hetween Dlo<h,l11/t4ÍN, Brecht,Ber1jamin.AJomo, comcn- l\. Véanst_los dos ~datc!so~)uestosJe:' la t'Xpc_ricncia
eo Pa.ulF. l.::i1.;1.r
sfeld,•An cpi-
u rio$ de fredri'-,;
Jamt'son>Londres, 1977. s«le rn tht' h1storyot socia) rescarch::t memotr",y Adorno, •Sclcncific cxperienccs
10
En Bcnj:;tmin.lllumitw.tions:eH.:)'S aud n'fk<tJOm, trad. ingl. y comp. f larry of a. 1-:urope.lllscholar in Amec-ica",ambos en Oonald flemin~ y Bt-rnardBail;-n.
Zohn, con jntrod. Hannah Arcndt, Nueva York, 1%8 [llumi11dcion es, MadriJ, l'au- cornps., The imelle<tual migr:.tion: Europe a.nd .,~meri(a., 1930-/960, Cambridge
rus, 2.' cd., 19R0J. (M,ss.), 1969.
26 Mani,,Jay Una ~·id(, truncada
27
· ' el fetichismo de la mercancía y la falsa conciencia
clon, d , . , a través de.
cuestionariosdirigidos a sus víctimas. Aunque a quino por ve7.pn- ció, sin embargo, en la importancia de preservar la subjetividad, por
mera una envidiable habilidad en el uso de métodos empíricos, dpa- lo menos en su forma individual, de un modo en que no lo hizo
Benjamín.
pel de Adorno e11el proye_cto finali1.ó en 1940_,~uando el patrocma-
dor del mismo, la Fundación Rockefollcr, reuro su apoyo a la sec- P,1radójicamente, fue cuando Benjamin, profundamente impresio-
ción musical. Se las compuso, sin embargo, para rescatar del naufra- nado por el pacto Hitler -Scalin, abandonó su militancia de mediados
gio cuatro artículos sobre ml1sicaradiof611 ica 24 • de la década de 19.,0 y empezó a introducir explícitamente motivos
Los lazos de Adorno con el Instituto de Horkheimer resultaron teológicos en su obra, cuando la posici6n de Adorno volvió, una vez
estar mucho más iirmemente cimentados. En los dos últimos volú- más, a converger co11la suya. Poco antes de suicidarse en la fromera
menes del Zeitschrift, que aparecieron entre finales de 1939 y 1941 hispanofranccsa en septiembre de l 940, camino hacia América y ha-
bajo d nombre de l::studiusde filosofía y cienciassocú,/cs,colaboró cia una mayor unión con el Instituto, Benjaminescribió una serie de
con ensayos sobre Wagner, Kierke¡_;aard,Spengler y Veblen "· Sus dieciocho •Tesis historicoiilos<ificas». En esta m)table obra, que el
nuevos trabajosmostrabansu crecienteproximidadcon H<?rkhc1m~r; Instituto editó en 1942 en una compilación conmemorativa de tirada
el estudio sobre Wagner, por ejemplo, estaba claramente 1nflue,1~ia- limitada dedicada a Benjamín 27, ponía en tela de juicio la fe en el pro-
do por el ensayo de Horkhe imer de 1936 sobre Egoísm~y movmncn- greso histórico que había sido una parte can fundamental de la tra-
to libertario26, que analizaba los elememos protofasc,stas de la pn- dición marxista.La rc:denci<>n de Jaopresión, sugería Benjamin,so-
m.itivacultura burguesa. Al trabajarpor vez primeraen estrechare- lamente podría producirse destruyendo el continuum de la historia
lación con Horkheimer, Adorno ,,omenz<>a modificar suti lmente al- mediante fa interrupción mesiánica de Jo que él lbmaba «Jetztzeit» o
gunas de las posiciones que había heredado de _Btnjamin.N o sólo_dis- •ahora», el místico nunc stans que::era el opuesto del tiempo crono•
crepó de la política más opcimista <leBen1anun, con su sobreestuna- lógico vacío. Adorno, a pesar de su constante simpatía por la dialéc-
ción de las implicaciones crecientes de la tecnología moderna en la tica hegeliana y su desconfianza hacia el incansable amiindividualis-
cultura de masas, sino que tambiéncomenzó a releera Hegel, contra mo de Benjamin, estaba de acuerdo, sin embargo, con su crítica del
el que llenjamin siempre había albergado una animosidad considera - historicismo progresista . También compartía totalment.c el énfasis de
ble. El resultado fue una cierta afirmación del "!'jeto reflex1vo y ac- su amigo en el lazo entre la fe en el progreso histórico y la domina -
tivo, cuya presagiadadesaparición Benjamín,con sus inclinaciones ción ele la naturale1.acont ra el que los socialistas utópicos como Fou-
más surrealistas y objetivistas, se había ne¡_;adoa lamentar. Aunque rier habían protestado más que Marx. Y estaba completamente de
Adorno no adoptó la noción típicamente hegeliana de Lu_kácsde '.'" acuerdo con la sombría observación de Benjamín de que «no hay un
metasujeto colectivo, que era identificado con el proletanado, lllSlS- documemo de la civilización que no sea ,ti mismo tiempo un docu-
menco de la barbarie» 28 •
En la década siguiente al suicidio de Benjamín, que supuso un
zi «On pop ular mus-ic», con la ayuda dt George Simpson, ~IHdter.in philos(lph')• fuerte golpe personal para Adorno, gran parte de su obra se centró
aml sociaJsciena, IX. J, J?41; ..,'fhe r:dio -.ymphon}':an expenmcnt 1n d1eorp, t'n en las implicacione., de esas ideas, las cuales se encontraban también
P.:iulF. La:t.a
rsfdd y Fr-J.nkSc.i.,1ton,
comps.,.Radia re.{tar<!', Nue•;aYork, 194,1; •A en el manuscrito inacabado de Passagenwerkque llegá a sus manos
socia) critique of radio rnusic•, Keny,m Rw,ew, vu. 2, ~nmavcr:1 de ~94~; .. v,e ge- en aquella época. En 1941 se trasladá al sur de California para reu-
würdig:leMus-ik»,en Der gelrti,e Korn•pc·tiror: l.ehrJ(brift.en'¿UT munk<AÍt.'(hen Pra-..
xis, francfo,1, 1963.
üher Wag.ner:., L~itschriftJiir Soz.i.<t.lj(:mdn,~1g,
><; •Frab'TI'lencc \'111, 1/2, 1939;«On 27
rd' s doctrine of lovc», Studiei irtPhdosoph)'am:iSooal Soence, VIII, 3, 1939;
Kierkcg:1.;1. La compibción se tit\llaba«Waltcr 8enjami11:cumGeda.c.hcnis.• e incfufa«{\u-
«Sptngler tod.>.y..,Studiesin l'hüosophyand SocialSCU ,mr:, ix> 2, 1941; «Vt.blen'ii;at y «Vc-rnunftund Sdb!itfrftaltung»de f-lorkhcimer,así como «Gtorge
coritatcr Sta.1.t>:o
OJ\culum•·•, Studies in Phi!oropby,md SocialSt:iem:e,TX,J, 1941.
r..:ack \ln<lHofm.iunsth:.11-. de Adorno. t.:iste,;is de Bc:-nja
.min es-e.indisponibles en inglés en
llfumina1i<>ns.
u, Horkhcimcr, oEgoi.smus und Prcihci,sbeweguug·•• Zcitschriftfiir Soúalf<>rs - 11
dnmg, v, l. 1936; trJd. ingl. en Telof, S-4:,invierno de 1982-J?SJ. ~ Senjamin, llluminations, p. 258. L:i.ri:tisma
fra.st'Jparccíaen su ensayo de 1937
er)el Ze,tKlmfi sobre «E.Juard.t-uch~:oollcctor and historian».
28 ,\1art.in}a)' Un,1 vida truncada
29
n.irse con Horkheimer y Pollock, que se habían trasladado allí a cau- gar, la raz<)ninstn1ment.11 estaba estrechamenterelacionadacon e)
sa de la precaria salud del primero. Desde 1941 hasta 1_94~,A~orno principio del intercambio, en el que cualquier cosa quedaba reducida
y Horkheimer colaboraron estrechamente en una expos1c10~~":' c~- a un equivalent.e abstracto de cualquier otra cosa al servicio del in-
tensa de sus posiciones ahora cornunes, que_se ~nsptrar~n~1g!uf1cau- tercambio universal. O, dicho en unos témlinos que Adorno emplea-
vamente en las últimas meditaciones de Ben¡amm. La dial1;cttcade_la ría frecuentemente,lo cualitativamenr.e diferentey no idéntico era in-
l/11stración,publicada por primera vez en 1947, pero no k,da amplia- troducido por la foe17.aen ti molde de la identidaa cuantitativa. Una
mente hasta la década de 1960, indicó a muchos el cre_c1ente_desen - de sus víccimas más notables era el individuo aislado, que había con-
canto de la Escuela de Francfort con respecto al marxismo, mcluso seguido su merecido durante el periodo heroico del predominio bur -
en sus formas heterodoxas, y su consecuente aceptación de lo que gués. Horkheimer y Adorno consideraban su desaparición de una
Bcnjaminmuchos años antes, en su período más militante,había ata- forma muy mati7.ada; lame11tandosu pérdida y al mismo tiempo re•
cado como la •melancolía de la izquierda• 2''. Las bases económicas cooocien<lo sus limitacionts. Pero ,:ncontrabaninútiles las diversas
de este cambio habían sido suministradas por Pollock en vanos en- formas de seudosubjetividad colectiva que lo habían reempla7.ado.
sayos para el Zeitschriftsobre el «capitalismo de Estado• 30 • Sin lle- La segunda causa del efecto inadvenidamence destn,cti,•o de la ra-
gar a sostener que d capit.a.Üsm?había resuelto todas s~s con~radu.:.- 7.Óninstrumemalera su vínculo con Jado1ninaciónJe la naturaleza.
ciones, sugería que la intervenc16n estatal en la e_cono1ruahab1a per• En la medida en que el mundo narnral se reducía a un ámbito de en-
mitido que ésta, fueran contenidas y despla_7:adas1nd_ef1~1damente. La tidades fungibles, cuyas diferencias cualitativas eran ignoradas en aras
elcc.ci6n,sugería Pollock, era entre la vers10n aut<>n.tar~a
)' la demo-
del control científico, la dominación subjetiva de los objetos prepa-
crática del capicalismo de Estado, y no entre el cap1taltsmo pcr se Y rabael camino para una dominadón similar de los sujetos a través
el socialismo. de la reificación. La dominación del mundo natural exterior condu-
En la Dialéctica de la !lustración, Horkheimer y Adorno llega-
cía al control de la naturaleza imerna del hombre y, en última ins-
ban a conclusiones todavía más desalentadoras acerca de la, formas
tancia, también del mundo soc:ial. Horkbeimer v Adorno mantenían
en que la sociedad occidental había arruinado su potencial emanci-
que el fascismo podía ser de hecho encendido ~n parte como el re-
pador. En cérminos que recordaba_n tanto ,1 Nietzsche y. a .Weber torno del pasado mítico reprimido del hombre y como la venganza
como a Marx, exploraban el efecto tnesperadamente pem1c10so de la
de la naturaleza dominada, que empleaba muchas de las herramientas
racionalidad -encendida en su sentido subjetivo, insmunental- al
desarrolladas por la razón instrumenta l al servicio de dicha do111in,1-
producir la crisis actual. La razón más substantiva y sintétic.a: que el ción. «El progreso» engendrabapor tanto su antítesis, una barbarie
idealismo alemán llamó Vermmft en oposición a la Verstarid (rntelec-
tanto más brutal cuamo que utilizaba las técnicas moderna, de con-
to o entendimiento) meramente analítica, había quedado ed,psada,
trol. La ciencia, en vez de ser una fuerza inequivoc.apara el periec-
tomando prestado el título de un libro de Ho~kbe,'."er escr~tó du- cionamiento humano, resultaba contener Jassemillas de una nueva
rante esos mismos años"· Por mucho que la racionaltdad hubiera 111•
forma de deshumanización. Una de sus condiciones previas era la
tentado liberar al hombre del pens,uniemo mítico, éste pem1anccía
obliteración del recuerdo de un estado en el que la naturaleza no es•
aprisionado entre sus vínculos. La Ilustración h~bía originado inad-
taba todavía dominada por la ra,.ón instrumental. De hecho, «toda
vertidamente el efecto opuestú por dos ra,ones bas,cas. Fn primer lu- reificaci6n~, insistían Horkheimer y Adorno en uno de sus comen-
tarios más citados, •es un olvido• .iz.
z-t 8t"njamin,•Link.eMcl:1.nch olic•, Die Gt·s,·llschaj i., VIU, .'~31. S~.blant;ocr~n los
escritores de fa j7.quierda lib('fal como Kurt Tucholsky, Ench Kastner )' Waltt'r En los países supuestamente democráticos del mundo capitalista,
Mchring. . . .. . . . r J: · Pl,l
lo Polfock, •St:uccapitafüm: lts poss1b1bllcs .ind hm1l:l11ons• , ~ltuwes m , t ~-
$Oph')'
and Soci.:tlSd,·utt, JX,2, 1941: ti:l$ nuional wda lism a new order?•, Siudzes m imcr y Adorno, Dialecticof F.nlighuwme,n,trad.ingl. John Cummiog,
t ¿ l Iorb.l:1c-
Nueva York, 1972, p. 230. La tr3ducciónha sido modificada,sieado reemplazadala
Philosoph')
• 11ndSocialScience,_ IX, 3, 19 ◄ 1.
JI Horkheimc-r,Eclips e oj reason,Nueva York, 19-17. equi•.-ocada•objcciv~ción.. de Cun:uningpor el término «rtificadón .. como versión de
• Vcrdinglichu ng».
30 Marlin}tty
Una vida trunc.ada
31
·a1-, . de la ilustración pro d ucta, cal o lvido de una forma. más
l
la d, ecuca . l . . s pero los resultados eran ,gua - •Elementos del antisemitismo•, la parte i.e6rica de la Dialéctica
sutil que en su~ nv~ e:r:~~~~;•r~oq~e Horkheimer y Adorno deno- de L, Ilustración escrita con la ayuda de Leo Loweothal, fue comple-
mcnte
. b lamcntab
1 es. . d e Ia cu ltur,\•,
ndustna ' la conciencia de las masas
. era
, mentada de forma indirecta por los trabajos del Instituto sobre un
::;~p:iad: ;' dist~rsiondadahasta _punC'.
. ,
d
zado e exterrrunt0 . 0 11
° c·nui{:~:i~~nqs~;"~~,~~
, d l
~~: proyecto empírico destinado a investigar los mismos tema.,. En 1944,
el Comité Judío Americ.1no contrató a Horkheimer como director
uco st \'~ta ame~a :d x resadapor Jos críticos consenador~s e a de su recién creado Departamento de Investigación Científica. Bajo
tonces solo habra s, o e l:'b I f mas m·sidiosas en que el entre- su dirección, el departamentocomenz6 una colección en varios vo-
d denuncia an as or . .
cultur_a e masas, . radaba v engaiiaba a sus consumidores. La ~s- lúmenes de Est1tdíossobre los prejuicios,cuyo logro más importante
tenumento popular dcgd . d' :d 1· ac,·,,,ndesmentían las pretensro . . 1 - fue su colosal análisis sobre la personalidadautoritaria 3'. Adorno
d . . , . la seu om "'' ua ,,
tan dam.ac,on
l l > ' d . f
d masas e satis acer " . l•s preferencias ind,v,dua cs. fue d principal colaborador del Instituto en el proyecto, llevado a
nes e a cu tura ;.. e d . l
te to os 1os mve es e d la cultura estaban afee-
.. cabo conjuntamente con el Grupo de Estudio de la Opinión Pública
De hecho , practocamc~ t'li,ación que Marx había idemif,ca- de Berkeley y presidido por R. Nevin Sanford, Daniel Levinson y
tados por_el proceso e me:c~~~r~o denominó el «mundo adminis- Else frenkel -Brunswik. Aunque dejó la mayor parte del verdadero
do en el siglo ~IX. F.n lo qu más carde Marcuse haría famoso como trabajo de comprobación en manos de sus rolaboradores, Adorno
trado •,. protot1l.'º. de lo q ut la infiltración de la ideología había 11~- consiguió superar mucha de su hostilidad hacia el tipo de investiga-
la «sociedad untduneus,dona '. . había sido prácticamente eh- ción que Lazarsfeld le ltabía pedido que hiciera en su primer viaje a

l
gado tan lejos que to a res,stencra
América. El proyecto, sin embargo, fue más allá de la mera recopi•
minada. . 1b'II , e» ue caracterizaba a las víctimas de la !ación de datos, al utiliz.1r categorías psicoanalíticas para interpretar
La •mentalidad de , ~t q rada, mantenían Horkheimer los resultados. La contribución anterior de Erich Fromm en los Es-
industria de la cultura ploddtda ser_con~p11·ªc•que había alimentado al fas- tudios sobre la a1<tnridady la familia del l1\stituto sirvió, al menos
d J. nenta I. a ant1scm1
y A orno, con ,\ t
..
al .
·
r rimcra vez, una
. . en parte, de modelo, a pesar de que, en el ínterin, sus antiguos cole-
cismo. De hecho, el ant1se~it1smo erad~;:~~~ laºdfcada de 1930 ha - gas había11roto con Fromm.
preocupación básica del lnstttuto, q~e . . h b. tuales 33.
ral las exphcac,ones maoostas a , Al construir un conjunto de indicadores que culminaban en la fa-
bía hecho suyas en ge ne · _. on que reconocer que sus raíces mosa «escala F• (r de fascismo), Adorno y sus colaboradores i11ten-
S. b durante 1a guerra nmer d al
111em argo, , . v variadas, ero sin negar en mo o . g~- tabancrear una herramientade investigaciónparadescubrirsecretas
eran mucho mas profund as , , . dp los ¡·udíos haJ·0 el capotahs- inclinaciones hacia eJ autoritarismo. Los cue..~tionarios, cuidadosa-
1 1 pape 1econom,co e e
no sus azos c_on e ., t. emítica» expresión que preie.. mente desarrollados, fueron comp lementados con entrevistas en pro-
mo. Insistían en <¡ue !ad•CIuestJ~~ .ª,n •~ día• soiamente podía ser ple- fundidad a individuos seleccionados, cuyos resultado s serían inter-
, la más ambigua e a «cuesuon ¡u ' , 1· d l d. ,
nao a . .· , d l en el contexto mas amp 10 e a ta pretados por Adorno utiliz,1ndo los métodos que había perfecciona-
namente entendida _s_11uan \~eimer v Adorno mancenfan que los ju- do en otros fenómenos sociales y cul turales. Fue esencial para su aná-
léctica de la Iluscraeton. Hor l d l . ' . • de identidad totalitario de lisis la suposición de que una constelación de rasgos afines, tales como
díos eran el blanco prmcopal e prmc1p10I · . ma's f,·rmes depositarios el convencionalismo, la sumisión a la autoridad, la destructividad y
.
la racmnal1 .dad •mstrumenca. porque eran os .d 1
de la alteridad y la diferencia en el mundo occo enta . eJ ci.nisrno,eran sintomáticos de una estructurade carácterantide-

l• Adorno, El.se Frenkcl-Bruns\vik,Daniel J. Levinsoo y R. Ncviir Sanford, 1'/,e


4"thorit.arian pers()nality,Nueva York, 1950;los otros \'Olúmencsde la colección eran:
s1s de la ohr;,.~ e )
, .. d I Instituto sobre el antisemitismo, ,·_éase~~a.rlJn
lJ Par.1un anaJ1 .. h rv's "nal•;sisof a.nl.l-St'l)l1t1~m...
h F kf rt Scltoo: cnuc:i 1t co., . "' , . . Nathan W. Ackemu.n y Ma.ricJa.hoda,An.ti-semhism and emotUmal di.sorder: a
Ja.y, .,The Jc"-'Sªº~.t e ran_ u_ O The ..:llesearchProjccton Ann-~cm•- ié interpretation, Nueva York. 1950; Bruno Re.ttdheimy MorrisJano-
psych0t,tnaly1
~9• .1ov1c~n~ d; 1981·s ddl Seience,IX, 1, 1941, es lapt1.mera
New German Cnsu1u.e. wit't,Dynamics o/ pre;udice:a psyd,ological an.d soo'ofo-R,i<'al
si,,dy o/ vnerans, Nue\'.l
ti~m.., esbozado en StHdu:sm_Phuowp 'Yan< O
evidenciadel Cilmbiodd l.ns11rn10. York, 1949; Paul Massing, Reht'arsa/frw dt'str1c<1Um, Nueva York. 1949; y Leo lo-
'•'<'nthaJy Nor-bercGuterman, PrüphetSo/ de~it, Nuev.:i York., 1949.
Una fJidti trunrada 33
32
. . . , . ,n·•iatamentc en objeto de cnor- te de Stravinski expresaba una idenrificación latente con el autorita-
, . El estu d,o se convuuo
rnocranc:a. ; mp•rte cu en un supuesto excesivo • en•, rismo de la sociedad burguesa tardía que sobrepasaba incluso a la de
, ,· se ccn1,roen ... . . " Wagner. A pc<ar de todas sus intenciones modernistas, Stravinski es•
me con trov ersia., que . h. . del autontan.;mo. Las ni·
. . oló•1c1.<y su ¡euvas .. taba, pues, objetivamente de acuerdo con las tendencias vulkische in-
fasis en las causas ps1c " l'd d menos m"nif1c>1asen
ces marxist1.< del ln stitutbo.eran, en_ re:s '
. en tra aJOSanterior, , r·
:..;ouna atenta lc.:tura de
b d
cluso neofascÍSLas.
No es de extrañar, por tan to, que lo, admiradores de St.ravinski,
este proyecto qu~ Ad . h bría revelado que no se a an O·
las secciones e.eneas ~or . omola :O, rtancia de los fact0res tanto como Robert Craft, se mostraran muy críticos con el anáfois de
naba realmente la ,~s•~tencia enb . p<>también el efec10 irónico de Adorno "·. No menos crítico se mostró Schoenberg, que tuvo cono-
. . ·ub¡et ivos I a o r.1tuvo . cimiento indirecto del mi~mo por primera vez cuando 'I1iomas Mann,
obicu vos como , · · d ayoria de )0 , amencanos.
.,dent1.f.,car a n•d orno,. en .t. mente. 1 e I.aera m en el mCJOC. de 1os caso~, . compañero de cxjJio en Ca lifornia , adoptó el manuscrito Je Adorno
con un tipo de invcsugac1Óllsocia qu..: . '. al para eocribir ,u novela DoctorFaustus,publicada en 1947 " · Schoen-
• t a su~ interese, prmcip es. bcrg, percibiendo un acento crítico en el relato de su antiguo discí-
ma~na 1 con rcspec o .d , . directamente en otros tres
Estos intereses fueron cxpresla os_m., ue pasó en California: La pulo, se sintió ofendido, además, porque Mann no le b.abía recono-
. 1 tó durante os anos q · cido como la fuente origi11alJe las ideas musicales que atribuía al pe r-
trabaios que comp e . . . la rmisica(escrito coniunta ·
•iluso'ía de la ,meva música, _t(eme y ¡· ,s "n 1941 Adorno ha- sonaje principal de la novela, Adrian Leverkühn. Schoenberg denun-
/' 1' E. 1 ) \fm11na ,nora .ia • ., '
ció airadamente a Adorno como un «del:uor• , que de alguna manera
mente con Han~s ,s er y ' b Schoenberg y el progreso•, que
bía escrito un d,latado cns:.yo sobre ...b . u anterior ac.lm.iración
por había filtrado a Mann un delicado material musical. El novelista, que
. se explaya a so re > 1 había mostrado su gratitud a Adorno al utilizar su apellido paterno
al mismo uem~ que , ·1me11teuna nueva advertencia sobre as
el co mposit0r, mtr oducia su'.' .. Adorno mantenía ahora que -Wie,cngrund- como ilustración verbal de un tema musical, trató
.,mp licac1ones
. de su obra mas
d rec1cn1e. . ,,,, nuevo ~1stema
. de com· de aplacar a Schoenberg en ediciones posteriores de la obra recono-
. . l
)a J,,pó,tasis <e a ga,I na de oce
. , tonos en
d Schocnbcrg atneno:taba con ciendo la procedencia original de la música.
1
posición par alguno! de los di,c,~u s•~•
a:tcrior a10oalidad. f.n 1948, Adorno fue mucho más circunspecto en su trato con otro com-
anular los efc~tos hberadmes . d b e el otro oran compositor del pañer o de exilio, el compositor marxista Hanns Ei;.ler, del que era
'b" a obra s1m11ar so r b h amigo desde que fueron preseniados por 13erg en 1925. Eislcr, p,mi-
;\domo cscn ,o un_ . había sido comparado con Se oen ·
<i,lo XX, lgor Stravmsk1, que ya 1 ·to Junto a un en_sayo dario en principio de la «nueva música• de Schocnlxrg, se había vuel-
·• ~ •; su po o opucs .
!xrg p0r Anhur Loune con>0 bl das en 19◄8 como F,/o,o- to contra ella por ser demasiado elitista, prefiriendo las •composic io-
introduct0rio, las ?ºs obra., fue~~ p~o ;:i1ominó un •atnplio :,pén- nes proletarias•, má, accesible., con letra de Brccht. fn su primer en-
fúi de la nue11~,~unca,a la que or n. . sayo en el Zc,tschrift.,Adorno había advertido acerca del peligro de
dice• de la D1alewca de la Tlustraa<> d. ser acerca de las imphca- este tipo afirmativo de arte, intencionalmente agitador, que él vincu-
Por ambivalente que Adorno pu . ,era . . ·amente hostil bacía d laba con la 4(músicacomunitaria• reaccionaria de compositores como
cio nes del legado de Scl,oenberg, ir• mcqu;:'~timo se había deleita · Hindem ith. fato había molestado lo ,-uficicnte a Eisler como para
de Stuvinski . ;'d?rno argum~,:ida'J°::i:ntras que Scbocnbcrg ha· que sugiriera a Brecht, varios años después , que el lnstituw podría
do con el sacnlic1n de la sub¡e , ' él FI ,adomasoquismo servir de modelo para su novela • Tui• acerca de aquellos intelectua-
. d d l se hab,a opuesto a · · ·
bía re~1stra o su o or Y. d I form~, neocli.<icas arcaicas por par · les radicales h,pócmas que eran en realidad respaldados por las fuer-
rcgreslvo en 1a rest.aurac1on e as zas que pretendían despreciar.

. . • nne G. Mitchdl y Wc11ltW T\lomstcl'.


~, Phüosoph')•of mndern mame, trad. IRbL~ u . Airct EJ. Sud.un~n,:;ana; ..., Cníc . «A bdl fur Adomn•, Pr1¡11dicnin dugt1i1-t,Nu.e-.a York, 197...
Nue-u York, 197} {ril0 -,"'
.,,.r. d.
t
la ,.,.nNS
b
,mmc.i . oucnos
•d
• ~/ ~• ,
A) Comfllnsing fot tbt ,, nH. i,u cv
11 ~bnn, Tht story o/ a n()fJ~/
: the gent"1 of Dcµtor F.,u:s
tus, Cl':l.d.ini;L Rich:ard
· ficn1nr
lforutS f. isler (y, sin 1,-.- . .
su nom re n. on)., •
-j hindamento'I, 1981}: ¡\•!1111w1d morn UJ.• re!·
r··· · · / Y ClarJ. Winsu:m,Nu~v'3York, 1961[l.01 origt,sts J,J Doctor Ftt.10111.1, M.adrid.Al.an-
York, !?47 if/ dnt y la ,;•••><a_; M:.:r~.r N J,phcott, Lnndrn. 1974 u, 1976).
from d,nrusird h1t , tr<l(.1. '"D'-' · • •
fl~cWJ'l'lf

ll
1
'1
Martin ]ay Una ~•idatruncadd .
34
,\5
b go en su CXJ·¡·10 com u·n, Ad,,rno )' Eisler enterraron sus
d.
Sin e_m_ ar b;stante c~mo para colaborar, en 1944, en un escu ,o tanciamiemo del marxismo hegeliano de Lukács del primer Horkhei-
diferenc•;'. lo el cinc inocentemente patrocinado por el genero- mer. El énfasis micrológico de Kracauer y Benjamín, con su descon -
sobre ,nus,ca 1;:::antos ~oyectos realizados por refugiados, la hin - fianza hacia cualquier pretensión holística, era ahora claramente do-
so benefactokrf II El lpbro comhinaba una crítica típica de Adorno minante en la mente de Adorno. Fue también en Minim.a moralia
., Roe e e er. 1 • b httana
dac1on

ti os musicales con una insistencia inas rec • donde Adorno expresó su temor a que el método de la crítica ideo-
1 sobre los -~~l\~:J
en la pos•. •
de destr;,irlos mediante el desenmas~arai_nien~ode
p arece, sm
.· t:·mbargo , que Adorno se srnuo , mcomo-
lógica inmaneme, la comparación de las ideologías con su supuesta
realizaci()n,que tan frecuentemenrehabía utilizado en sus anteriores
msmos • ¡
sus meca . .' t c,'ón .pra·ccica del lihro. Cuando la m11su-ay e trabajos, estuviera perdiendo su capacidad para ejercer una influencia
¡ ,1 do con
esta onen a • 1h
licado en 1947 en una época en que e crmano e . is
d E' . verdaderamentecrítica en el mundo. «El mé-rodode Jaironía»,escri-
cinefue harpubd esta ba s,en . d',, atacado por su afiliación comunista, bió, «la diferencia emre la ideología y la realidad, ha desaparecido.
G • • •
I' ler, er . ' . . . retiró su nombre de la portada. Un ano mas
Adorno se 111qmeto_Y , Alemania Oriental, donde publicó una ed,-
Aquélla se conforma con la ratificación de la realidad por su mera du-
plicación [... ]. No hay una grieta en el farallón del orde n establecido
,, carde,su.coauto~ et~!:~<:ccr ningún mérito a Adorno. Sólo cuando en 1:tque el ironista puc<fada,1 ar sus ufüts»40.
De haber algún alivio para las amargas implicaciones de tales ob-
ción revisada,
) libro aparecm enr A1emam,1
-~111 ·. O ceidental en
.• 1969 fue plenamente re- servaciones, vendría únicamentey <le forma indirectadel reconoci-
e 'd ) • el de Adorno en su creacion. . . T miento por parre de Ado rno de que es esencial para cualquier tipo
conoc1 o e !' p ' ,do difíciles entre los enugrados, c1empli •-
1 Las relaciones ~ md~nsL fueron en parte responsables de las amar- de cognición válida •un demento de exageración, de superación del
d Por estos ep,so 10 , . . d ¡ il' 1 ·o-
ca as . . . de Adorno sobre la e,cpencncia e ~ ,o, en a ~ . objeto, de autolibcracicin del peso de lo fáctico. • •. Así pues, a pesar
•as
• med1tac1ones
. , d 153 alonsmos . que pu bl'1co . 1951 ba1·0el mulo dedMmt-
• en del aparemc pesimismo sin fisuras de obras como la Dialécúa, de la
!ecc1on e_ -/1 . Esta obra ded A · orno, Tlustraci/m y Mínima moralia, Adorno nunca abandonó completa-

t

¡ • re exumcs e u d na v,· Ja
,., trun<ada. · ·
,na mo_ra uz. ' aba de forma subjeti\ra y a menu o iroruca mente la csperan:ia de que todavía fuera posible un cambio radical.
muy rucc1.scheana,<;'xlporese.r,,·,ancntc Aunque Adorno se habíasuma- Por mucho que llamara con frecuencia al mundo un sistema ofusca-
d·¡ nas de su ex, 1 P · · lid d ·· dor (Verblerul,mgs7.usammenhang) , rehusó hacerlo totalmente im-
los 'el ole as del Instituto al adquirir la nac,ona a ame~•_cª?ª'
do a sus c_ -~- lmeme cómodo en este ambiente adoptado. St bt:n permeable a la nega<:ión. Como indicaba en una obra escrita en 1951
nuncas~s1lnt10rea . ; d los refugiados a caer en la aucocornpasm~ sobre «La teoría freudiana y el modelo de propaganda fascista», el au-
11 ocia a tentac1on e . . . o logro mento de la dominación mediante el control psicológico e ideolcigico
recon lvidci el destino de amigos como Ben1am10, que n . 1
v, nunca oe lament·1ba sm . ernh arg<>del hecho de que . «todo ,me •puede fácilmemc conducir a una súbita conciencia de la falsedad del
1 . d ..ec- hechi1.oy, finalmente, a st1 hundimiento» 42 •
emigrar ~s ,,. sin cxcc ción, mutilado, y haría bien en a m1t~r-
wal , 1 ~me . advertido de ello tras las puertas Ílr · Fue, al menos en parte, a causa de esta negativa a resignarsedel
lo si eniigrado_esta,.
quiere evitar ser crue m
todo por lo que Adorno, junto con H orkheimer y Pollock, decidie-
ctrradasde su autoestima» 38 •
rnemente • ¡ · •, f ,. clog,··1da ron volver a Alemania y reconstruir eJ Jn.st;tuto en 1949. Marcuse,
M . ·ma mora ra, que u... • • por muchos . críticos
. . como
¡ e1 Lowenthal y otras figuras anteriores del Instituto, como Erich
. ,mlogro esu·1· . d e Adorno , contenía asinusmo. incisos
,suco d c.:e lJ
ar-_
rna}or os teóricos brillantemente formulados que scnand ~1arro ~ Fromm, Karl J\ugust Wittfogel, Fran7. Ncumann y Otto Kirchhei-
gument, ;or am litud en otras ohras. Ninguno e e os, qui- rner, decidieron permanecer en América, donde al final lograron un
dos por el con ma} p t" ·o· l de que en contra de lo considerahle reconocimiento. Dt todos sus colegas, solamente uno,
. . hi o ian famoso como su a im1ac1 r ' d. .
ia,
quesedecía
. z ncgc
u 1> «e1 tod o c·s lo 1·also•,.
• ' lo que demostraba su is-
◄o lhirl., p. 211.
" /bid., p. 126 .
,11Mut.im11,
moralia,p. 33. 1
.., c-n the em:ntiAI
" «Freudian thcory :rnd thc pactcrn of Fascist propag.:mda
" Íbid., P· ;o. Frank/urtSdJtx,Irelide-r, p. 137.
MartiTl}ay Una vida tnmcada
36 37

el economista Henryk Grossmann, se dirigió a la wna rusa de su pa- ción con Ltzarsfeld, a finales de la década de 1930 ,;_ Sin duda den-
tria dividida lo que ilustra la hostilidad que aún sentÍan hacia las ver- tro ?.e un marco,.teóricotales técnicas pndrfanrene-run efect~ pro-
siones soviéticas del marxismo. En a1los posteriores, cuando la Es- gres'.-"ª en un_Pa1sdonde los hechos más sencillos habían sido dis-
cuela de Francfort se convirtió en un poderoso estímulo para los mo- t~>rs1onaclos.e ignoradossistemáticamenteduranteaños. .Paracomba-
vimientos socialistaslibertariosde Europa, los portavoces corilunis.. tir ,la •amnesia
• J
general de Alemania Occidenrnl sobre lo que pronto
tas les pagaríansu animosidadcon la misma moneda 43 • sena conocmo como su «pasado no superado-., era necesario i11struir
Habría sido difícil de proietizar en 1949 el futuro turbulento del a los alemanes acerca de las desagradables realidades de Ja era nazi
resucitado Instituto de Investigaciones Socia.les. La ciudad de Franc- así co~o de sus extensiones en el presente. A tal fin, el Instituto es:
fort, descosa de atraer de nuevo a los supervivientes de la cultura de tablecm ~na rama empírica específica en 1956, bajo la dirección de
Wcimar, acogió a Horkheimer y a sus colegas con considerable en- Rudolf Gun!ert. Con esto, el Instituto esperaba diiun<lir los méto-
tusiasmo. Financiado en parte con fondos del alto comisario ameri- d,'.s_quehabia desarrollado en su colección de Eswtiíossobre/ospre-
cano John J. .McCloy, el Instituto reabrió oficialmente sus puertas en JUtCtos'.con el fm de ayudar a J,'.~ alemanes a ~nfrentarse a los oríge-
1951, en un edificio no muy alejado de las ruinas bombardead,IS de nes llJas profundos de su atracc,on por el fascismo.
su predecesor. El mismo año, Horkheimer iue elegido rector de la . Adorn~ y sus cole-gasrn_m~ié.n intentaronpersuadira su nuevo pú-
Universidad; cuando finalizaron los dos años de su mandato, le fue blico ,tlcman de que los pnnc,pms del psicoanálisis deberían ser nio-
concedido uno de los más altos honores de la ciudad, la medalla Goe- v1hzados en este proceso ·16. En América Freud había sido desvirtua-
the, que también serfa otorgada más tarde a Adorno y a Lowenthal. do Y converu.Joen un defensor apolítico del status quo, que supues-
Adorno, como se recordará, siempre había estado descoso de re- tamente ~red1caba la adaptació~ a una re~lidad externa que no podía
gresar a Alemania, en gran medida porque creia que su lengua nativa ser cambia?ª· l_ncluso la antenor tentativa de Fromm por llevar a
era el medio más apropiado para expresar el pensamiento dialéctico. cab_ouna suuesi., eutre Freud y Marx había producido sin quererlo,
Aunque regresó durante un aiio a Los Angeles, en l 952, para traba- crei~n ahora sus antiguos colegas ", el mismo efecto. Pero en Ale-
jar en la Fundaciói, Hackcr sobre análisis psicológicos y sociales de mama, en do~de el psicoan,ílisis había sido reprimido por ser consi-
la cultura popular 44 , el exilio de Adorno, por lo menos en términos dt·ra~ouna «c1enc1a Judía»degenerada>sus impJicacioncseran aún ex-
literales, había llegado a su fin. Pero en un sentido psicológico y cul- plosivas.__No solamente ay~darfa a revelar las enmara,ia<la, raíces de
tural más profundo, su incapacidad para sentirse plenamente en casa la atracc1onalcma~apor Hn.Jer> sino que tambiénpermitiríaa los aJc-
en cualquier parte del «mundo administrado» hizo que, incluso ya man~s ront~mpora_neosabordar lo que Ale~ander y Margarete Mits-
de regreso en la ciudad de su juventud, siguiera estando enfrentado che.rlich, psicoanalistas de Francfort y anbgos del Instituto, denomi -
a su entorno. ''.ª~ª'.l su ~'.n~aparnlad para lamentarse• 48 . En _1~56, el Instituto apro-
Irónicamente, la expresión inicial de esta tensión apareció como \Ccho la circunstancia del ccncenano del nacunicnto de Freud para
resultado de sus esfuerws y de los de sus colaboradores por intro- orgam1,ar una conferencia que atrajo a distinguidos analistascomo
ducir en Alemania las mismas técnicas empíricas a las que Adorno se
". , Z..~•rg_~r;~n~a..ruge?
. Sre11ung ~mfiri...chen S~)7.i:t.
?cr
había resistido tan vigorosamente durante su desafortunadaasocia- lforschungin DcU1s<-hJan& ..,
en t.mptm(h~ .foz111l(o r1,mmg, S<l>;ift,wre,J>edc-sl,mnu:s 7.kt'fijr<ler:mg Offentlifh,-n
Angeleg,·11hc1t en ,,. \i ., XVII,fr.mdort., 1952.
"'-
A 1 ·h •Was bedcutt'
. . l : Aufarbeiwnt>
. . 0 dcr Ver,•angc
o olu~it" . .,, /' ·• )' ..•Er,·cl
• F.;"gr,if), .1 . tung nac
h
,u Véanse, por "jemplo. los ensayos en Johinnes Hcinrich von Hci.seler, comp. use 1wn 7.• , Suchwarte:krmu.he ,41odi·lle1 fr.u,cfort 196, · ambos eu G l
S<hnften,X, 2. , • . . esammeu:
Die .,frankfuriet Schule• im Lichte ~ef .Marxismus, Frandor1, 1?7?· . ,.. 47
« «Tdc<.-isionan<ldie pattcrns ot mass culture», Quarterlyof Fdm, Raau,and 1 e- • Par:tuu _rdato del alejamicmoJe rrofl.un,véase .ManinJa>··The rftaJ,,t.tical
• im.1-
levision, vu. 19'.H; ,Thc surs down lO ear1h:che Los Ang1:!t·s'times :mrologyco- ?,~110, 1: a hutory• a/ rhe Frankf,m ~·chnalaml d,e lmtitue o/ Social Rcseanh,
lumn»,]ahrhuch ¡¡,¡, Anu:nkastudien, 2, 1957,y 'J'elos,19, primavera de 1974;«Pro- l'JZJ-1950, Bo:.ton, 1973, ,:ap. w [la m14gin:tcilm,lza/.frtico1.Una hinQria de-la Es-
log zum hrnsehen» y «fcrnschcn ah:ldeologic», en Eingriff~:Murt kriliJ<he,\fnde- '"''t dt• franJfun., .\fadrid, T.a~rus,1~74).
11,-.fr.mcfort, 1963. Alcx.tn<li:rY ;\fal'gari:tc\,f Jhchcrh~h, Die·Unfiih,gkeir7.11tra iu·rn, ~•lúnich,l 9f.7.
Martín J,iy Una vida truncada 39
JN
Erik Erikson y Franz Alexander. Como uno de sus ateneos oyentes, El hecho de que el coautor de la Dialéctica de ¡,. llusr:raciánex-
Jürgen Habermas, recordaría más tarde, •.rreud _en_el presente• tuc p~esara su apoyo _ala «idea de la llu~cración» indica lo lejos que ha-
la primera oportunidad para que los ¡óvenes academ,cos alemanes co- b_1allegado el lnst1tuto en la 111oderac16nele su anterior hostilidad ha-
nocieran el simple hecho de que Sigmund Freud era el fundador de cia lo_svalorc-s burgueses, por lo 111e110sen el contexto de la recons-
una viva tradicióncientíficae intelectual-49 . crucc1óo de una Alemania democrática. Simbólica de la precaución
Las implicaciones más radicales, incluso utópicas, de tal tradición, de Horkhc,mer fue su decisión de guardar los volúmenes del Zeitsch-
que uno de los participantes en la conferencia, Herbe_rt_~larc~se, ha- rift polític.-uncntc más explosivos, según Habermas, «embalados en
bía precisamentepuesto de relive e? su obra Eros>' nvifzzacion, eran el sótano del Instituto, cerrados a cal y canto y fuera de nuestro al-
sin embargo destacadas de forma diferente por Horkhe1mcr Y Ador- cance»SJ. Horkheimer, de ~echo, se negó resueltamentea pennitfr
no. De hecho, los retomados miembros del Instituto se mostraban qu e sus ensayos fueran reed1tados desde aquellos años hasta 1968 fe-
por lo general reticentes en publicar los aspectos ma~xistas de sus cha en la q__ue accedió a ello si~mprc que se les agregara un pref~cio
obras anteriores. Cuando lanzaron una nueva coleccJon de Contn- q__ue ~d_vert,aqu~ •~na aphcacu'.n imprudente y dogmática de la teo-
bucionesde fran,fort a la Sociología,decidieron deliberadamente no na cnt1c.a a la pracucaen unas circunstanciashistóricasdiferentess<llo
incluir una traducci(m de aquellos proyectos patrocinados por el lns- puede acelerar ese mismo proceso que la teoría pretendía denun-
so ·1· . ciar• ••. E incluso entonces se siguió negando a que fuera reeditado
tituto tales como el Behemuth de Franz Neumauu , cuyo ana 1s1s
del nazismo, en buena medida en términos del capitalismo monopo • su con'.'overttdo_ ensayo de 19_~9 sobre «Los judíos y Furopa•, que
lista, parecía demasiado simplista (o demasiado provocativo_ en la~'.- comenta la tan Citada observacmn de que •el que 110desee hablar del
mósfera de guerra fría de los años cincuenta). Igualmente s1utomat1- c~p1tahs~10, debería también permanecer callado respecto al fas-
co, el volumen del Instituto, escrito colcctivamentt, en la colección cismo» 5'.
Digrcsúmessociológicas 51 incluía un capítulo sobre las masas, pero , Sin embargo, ~or aquella época la mayor parte de la obra más ex-
ninguno sobre las clases. Ya en 1951, los miembros de( Instituto _que phc1tamente marxista del lnstituto de la década de 1930 así como de
permanecían en América habían notado ,~~ suul camb1~ e~ la orien- los escritos todavía radicales de la de 1940, habían apar~cido en edi-
tación de éste. Cuando Lowemhal se que¡o de que las tccmcas de in- ciones piratas, sacados a la luz por la nueva izquierda alemana. Estos
vestigación empírica que tau vigorosamente defendía ahora Horkhei - textos, ilegales pero muy divulgados, contribuyeron en gran medida
mer estabanen.contradicci6ncon la teoría crítica,el dJrectordel Ins- a consol1d_ar_ la imagen de la «Escuela de Francfort» (término que 110
tituto contestó a h defensiva: «Aquí estamos por la., cosas buenas: se generalizo hasta la década de 1960) como crítica intransigente tan-
por la independencia individual, por la idea de la Ilustración, por_quc to del marxismo orcodoxo como de la dcmocraci,1 liberal. Los irn-
la ciencia se libere de sus anteojera,. Cuando usted y otros amigos p~lsc,! utópicos de la teoría critica, que Marcusc en particular defen -
consideran que el tipo de ciencia social empírica que reali7.amos es daa aun tcrv1encementc,fueron resucitadospara servir de estímulo a
convencionalen muchos aspectos, estoy convencido de que seríande muchas de las demandas de la izqu ierda libertaria alemana.
otra opinión si pudieran ver la cuestión con sus propios ojos - \Z_ La comribuci6n particular de Adorno a c.ste proceso no se Iiniicó
ª.la repro~ucció~a regañadientesde escritos ant<:riores,más comba-
uvos. A <l1ferenc1ade Horkheimer, no sintió escrúpulos en publicar
"9 s., .Psychic 111en)lidorami the ccbircho rt.~llious subjecti,·ityi,,Btt-
1tab-crma
keleyJm,maJof Sodclog>
·, XXV, 1980,p. l.
,o Ncumann, Behemoth: tbe Stf'uctun· and PractU :t' o{ ·"'-'ational
Soa'alim1,
1933-194~(New York, 1944). l .a tradu<.·(:ió1\
de A. Gecm:.rnfue publicad.ifinalmeme s, H;1bcrmas,«The inimitableZi•itschrifrfür Sozialforsdnmg:how Ho1·kheimer
en 1976. hour•, Te/os, 45, 010,io de' 1980, p. ltG.
too~. advamag~ of a histo~icallyº?prc..,;si-.·e
j t Soz1ofogm;he ExkuNt, Fnmcfort, 1956, traducidoal inglés como Aspeas "fso· O' ~ Horkhcuner, prt'Í.tcm a C:rtt.tcalrhrory: .<elecsed<'Sta)'S, trad. ing. ;\fatthM>·.J.
\~ 1tneJJ,•r~J., Nuc~,.a York, 1972, p. v. 11turía critica, Rarcelona,Barra l, 197.l.)
ciolugy, trad. John Viert(I, Boston, 1972. . .
"' Cart1d(' Horkheimcra LO'\\'entlu.l,13d<:.ibnl de t 9Sl, M la co!cc<:1611
Lowent.· Horkheuner,tÜ1eJudcn und f.:urope»,Zeit.S clm{l fiir Sozialforsclnmg.\'JU, t/2,
1939, p. 115.
h•I, B<rkd,y (C,lif.).
11
40 ,lfarlil1 }a:y
Una 'Vidatnmcada
41
. Jinente expl0s1vas
obras pot.enc,a . . d urantcsu ex1·1·10 s6 . A unque
escntas
induso el ~on~i~nir.:ntode por qué se ha hecho imposible escribir poesía
sus rehciones nunca fueron más estrechas que por emonces, Adorno hoy. La rcificac1onabsoluta, que presupon.fael progreso irnelcctual como
no adoptó la postura de acept;ición un tanto apo logética de su amigú uno de sus elemenws, se dispone ahnra a absorber por emero la ment(' '".
hacia la religión. Tampoco suaviz<>,en la obra que escribió tras su re-
greso a l'rancfort, su imparcial hostilidad hacia los sistem~s capita- Prismas contenía asimismo la primera rcílex:iónimportante de
listas y socialistas existentes. En 1952, por qemplo: se publicó el t~x- Adorno sobre Benjamín, de cuyos escritos publicaría, junto con su
ro completo de A la búsqueda Je \l'lagner,que aun denotaba la JJl- esposa Gretel, una compilación ese mismo año'''. Aunque el ensayo
fluencia del ensayo de Horkheimer de 1936 sobre «El egoísmo y el no estaba exento de observaciones irC>nicas, en gran parte dirigidas
movimie,nto libertario• 57 • No menos importantesen d análisis de contra las simpatías surrealistas de Benjamín y su exagerada hostili-
Adorno eran el concepto marxista del fetichismo de la mercancía y dad hacia la subjetividad individual, comribuyó a establecer su im-
la núción lukácsiana de reificación, que él utili7.6 para explicar los as- portancia como el más original crírico cultural de la Alemania del si-
pectos fantasmagóricos de la música de Wagner. . . glo XX. En años posteriores, Adorno se vería envudto en una enco-
En 1955, apareci6 una compilación de ensayos mulada Pmmas: nada polémica sobre su supuesta manipulación del legado de Bcnja-
la (rítica de la cu.lt,.ray la sociedad,en los que se trataba una amplia rnin en una dirección no marxista,pero ni siquierasus detractores pu-
variedad de temas y autores, tales como Mannheim, Spengler, Ve- dieron negar su papel esencial, junto con el de Gershom Scholcm, a
blcn, Kafka, Gcorge, Hofmannsthal , Schoeuberg, Hu xley, Bach y el la hora de rescatar a Benjamín de un olvido inmerecido.
ja:¿:¿~R. En el ensayo programáticoque abríala compilación, «la crí- Tampoco pudieron poner en duda los prometcicos esfuenos de
tica de la cultura y la sociedad», Adorno continuaba el ataque del Ins- Adorno por demostrar el poder y la extensi<>nde su propia crírica
tituto a lo que 1-Íorkheimer y Marcuse habían denominado en la dé- radical de la cultura, que en muchos aspectos se inspiraba en el lega-
cada de 1930 «la cultura afirmativa» ;9 _ Rechazando vigorosamente do de Benjamín. Comcn1.ando en 1956 con Disonancias:la música
el fetichismo de la alta cultura como uu reino por encima de las preo- en el mundo administrado y en 1958 con el primero de lús cuatro vo-
cupaciones materiales,insisda, en unos ~érminos<¡ue mostrab~n.la lúmenes de las Notas de literatur,, ''·', Adorno publicó regularmente
persistente influencia del marxismo hegeliano , en que «lo que d1sun- un asombroso número de monografías y compilaciones de ensayos
guc a la crítica dialéctica de la crítica cultural es que intensifica la crí- sohre temas musicales y literarios. Combinando estos nuevos traba-
tica culwral hasta que la noci6n de cultura es negada, realizada )' su- jos con manuscritosmás antiguos que no habían sido terminados o
perada» •0 . Al reflexionar sobre las implicaciones del Holocausto, que habían sido publicados en lugares inaccesibles, Adorno sacó a la
Adorno iba incluso más lejos de lo que lo habían hecho sus colegas luz, en rápida sucesión, Configuracionestonales (1959), Mtthler: ,ma
del Instituto en la époc.a de cntregucrras al denunciar la fraudulencia fisonomía musical (1960), Notas de lit.eratura/J (1961 ), Introducción
de la cultura. Haciéndose eco de la observación de Benjamín en «Te- a la sociol-0gíade la música (1962), lntervenáones: nueve modelos crf.-
sis históricofilosóficas», llegaba a la condusi<>n de que ti~os (1963 ), Elfiel maestro musical:escritospedagógicossobre la pra-
x is musical (1963), Quasi una fantasía: ese-ritosmusicalesJI (1963),
la crícicade la culrurase c:nfrcnta
a la ct.1p;1fin:.ilde la di;1lécLic.a
eocre culturo
y barbarie. Escribirpoesía después (k Auschwitz e..::harbárico. Y eso corroe Momentos musicales:ensayos reeditados de 1928 a 1962 (1964), No-

:,<, El 27 de enero de 1957, cscrihi() a J.owcnthal: •Creo que d 90 ~·~ de tui.lo lo 11


Jbid., p. 34,
'
que he publicado en Alemania iue t.s..::rÍlOeu América»(oollXl.:ión Lowe1uha1).
';;l In seard, oJ\f'agner, erad. ingl. Rodncy livingstonc, T.ondr~, 1981, p. 9.
• (,l Adorno y GretdAdorno, wmps., 2 vols.• Frandon, 1955.
Btnjamiu,Schn/1.er'I,
1:rt l96G, t i y GershomScholcmrealizaron uoaeJkiclnde lasc.irus de Ilcnjamio.P~ra
sa Prüms: Cu/wr.-;/tnli<'ismnr:tÍf1J <'K''>'•wtd. iugl. SaJ:t.mel
y Shic-IT}' \X,.eber,Lon-
todos sus escritos sobt'eBtnjamin, \·(ase Adorno. Obt:r Wa/ut'Benj.lminFrancfon,
dres, 1967. lPrism.•u: la crÍÚ<.t1. del.a cuhum )' !.aJocied..,id,fbrcdo11a, Arid, ~962.l 1970, '
t,') Véase.en p.:inic ub.r, Man:ui.r. •Ün affirmative..:uhun~,.> l\',:gations: essa)'f m cn-
d . '$ L!issonanzen:Mu>'Ü: in der ve1'111ah
<•tcnWelt. Gotinga, 1956 íDúonan<uis,Ma-
tical theory·.erad. ingl. Jcrcmy J.Slu1)iro, Rouon, 1968.
1.o:::l'rtr,m, l?P·28-29.
nd, Rtalp, 19661;Nouw 7.ur Liu:rat1'r,r, BerJíny Pran~fort,1958 [Notas de litera-
fiarecloua>
i ~r4 , Aricl, 1962J.
42 MartiJl]"Y Un.avida trsmcr,da 43

tas de literat1m,/// (1965), Sin mmtelo:par-,aaesthctica(1967), Berg: años antes en un debate sobré las complejas relaciones entre la so-
el maestro de la, t.ramicioncsinsignificantes(1%8), lmprompws: se- , y l a ps,co
c,o l ogia ·¡•• og1a 7, mantetúa que las fisuras y las contradic-
gunda serie de ensayosmllsic·alcsreeditados(1968), Consigna,: mo- c'.ones del mundo real hací~ imposible adecuar cualquier metodolo -
delos críticosII (1969), y Puntos ncllrálgicosde la nueva mústea g~aam,on~~sament~concebid~a su ohjeto. Por tanto, aunque las téc-
(1969) ,.._ A su muerte , en 1969, aún quedó el suficiente material ma- 111casempmcas pudieran refle¡ar algunas verdades limitadas acerca de
nuscrito como para llenar varios volúmenes rnásen Jas obras com.. por ejemplo, las reaccionese.foJosoyentes a ciertasclases de música'
plctas iniciadas con Teoría estéticaen 1970. n_unca _podrían re~elarlas i~plicacioncs subyacentes de la propiamú~
Al mismo tiempo que Adorno inundaba Alemania con sus escri- si.ca.El.todo pod,a ser lo «talso», pero seguía siendo necesariocom-
tos sobre temas culturales, proseguía activamentesu contribución a binar d1feremes enfoques para captar sus dimensiones fracturadas. Sin
la rcsi,turaci6n de la sociología alemana de la posguerra. Tampoco en embargo,tal combinación no deberíaser la de una mediación unifor-
este caso la dimensicin radical de su obra había perdido su potencial. me y unificada de estos enfoques, sino más hie11la dé un campo de
La «sociedad», insist.ía,«siuuc siendo una sociedad de clases hoy fuerzas o constelación que registraralas tensiones aún no rcsueJtas
como en el período en que "esee concepto fue creado» 6...,. De J,ec ho, ocultas tras la fachada de armonía /,g_
1 a finales de los cin.::uenca, Adorno comen1.6 a abrigar dudas acerca Retrospectivamente, el ensayo de Adorno puede ser considerado
de la amerior insistencia del Instituto en la divulgación de las técni- c~t~l~el arranqueini<:iafde una enérgicacontroversiaque habríade
i
cas de las ciencias sociales americanasen AJemania.Esta tarease ha- d1v1d1ral_mundo académico alemán en los años sesenta. La «disputa
bíarc:alizadocon éxito, con demasiado éxito quizá, y el c.·mpirismo dd pos1t1v1smo», como habría de ser conocida a pesar de la resisten-
amenazaba con reemplazar a la teoría, en vez de complementarla. En cia de cualquiera de sus participantes a ser llamado positivista, fue oii-
1957, Adorno publicó un ensayo tituhdo • La sociología y la inves- c1almeme desencadenada en la asamblea de 1961 de la Asociación de
tigación empírica• "', que ponía eJl tela de juicio la hipcitesis de que Sociólogos Alemanes, en Tubinga. El distinguido filósofo de la cien-
los argumentos teóricos y empíricos podfan formar un contmuum cia y durante mucho tiempo crítico del pensamiento dialéctico Karl
uniforme. Ampliando una opinión similar que había expuesto dos Pop~er, habló sobre •La lógica de las ciencias sociales• y Adorno,
ll ,,.. Kl,mg/ig,m·n: Musikalúchi:Srhti/i.en, 1, Bcrlin y Fra.ncfon, 19)9; Mahler: eim:
seguido por Ralf Dahrendorf, le replicaron. Conjuntamente wn el
ensayo de Adorno de 1957, y las subsiguientes intervenciones dejür-
musikaliscbt.•l'Jrysiogm,mik. fraodort, 1960;Noten 7.Urltti:rat.ur, 11,f'randorl, 1961; gens Hahermas , Hans 1\lhert y Harald Pilor, y las concrarréplicas de
I' Einkitu,tg i~t die Musikso?.io!agi.t:: :r.·wólftlu:aretisdi.e\.~orle.umgcn,~r~ndofl, 1962,
trad. ingl. de b. B. Ashton> Nuf\':) York, 1976; F.mgriffe:ne"n kntm:he Mod~lle,
Popper Y Adorno, sus comentarios fueron recogidos en 1969 en un
60
libro muy discutido '. Cada una de las partes pareció a menudo es-
rr3ncforl, J963 [lntc'"rot.'1JCi<mes, Car.te.as,:Monte Avil:aj; Der getreue Korrepet1rar : tar hablando sin escuchar a la otra, y fueron frecuentes las acusacio-
Lth rs(hriften zur murikalisc:h1.·11 J•raxii,Y:randon,1963; Qua.siuna J~n,asia .: musiA•a-
lisdu: Sdmfleu I /, Í'rancfort, 1963; ,\fomen.t.$ musicaux:Nt•u geJY11c.k te Aufsiiu.e 1928
nes mutu~s de interpretarincorrectamentelas respectivasposiciones.
b»· 1961, Fmncfort, 1964; .';\,,'au:n ZHr LiteratHr///, Ftancfort, l9GS; OJmel.eitbiul: Pero la drspuca_sirvi6 ~ara clarificar n~ucho~de los temas que sepa-
p.triNt aestbt•Uc't1, Frnncfort, 1967; 8erg. Dr:r,\1eiittr des H~in.st,111 Ohergangs, Viena= raban a la verstoll dialernca de la trona críuca de Adorno del racio-
1928; Jmpmmptus: zu:et1.eFa/g,:mw gedmckter m;nikafischeY1tujsiitze, Fra.ncfort, llalismo crítico de Popper y sus seguidores. Conjuntamente con un
1968;SúcJni,oru::)n·úl>cheMoti.elle], francfort, 1969; ·t••lf:ro<·npxnkt.e der t1eu¿•n Mu-
debate afín sobre las implicaciones de la sociología de Max Weber,
sik, Hamburgo, 1969.
t.$ .. c:csdbcha Íl• , Ce .~mm<·h,·Scimften, VIII, Fr~Jldort , 1972.p. lS. Laversión i.t•·
6
glcs3 de FredricJ.lmcson traducfa crróncamen1c la. palal>raKlas•engese/11.c·haft como · 101
·' " Soc' ogy 'ChoJo~y,., Ncw l..,eflReview, 46, JlO\'irmbn:--d
and p!>} icicmbre de
..h,eha de clase... c:u.mdola.idea de Adocno en qu<dicl,a.luchahabfacortduido, mien-
1?<17> Y ◄7, encro-ftbrt'ro de 1%8, El articulo ap:.'lr<X".ió
pvr primera ,•e-.t
<n un Festu·h-
tras que fas cla1,cs pcrma.neci ao. Véase o.Socicrr•,Sa.lmagundi, 10-11, otoño de gor
rift el sexagé.si~~ ;rnivtr.sariode Jlorkheirncren 1955.
1969~i.n,·icrno de 197◊, ¡l. 14~. . P_ar,¡
un :IJ\áhs1.s Jd concepto d< Adorn<1de lnvt'stigación inleniisdpli.naria , vé-a
. • J•i·
. Manm
11e J> -,,·,·v,.
• •· ,.. 1· ' · ·1mp 1· · l,(JlStOn.s
· ·tn cricic31throry's ,,¡_
1
'-'• o.So..:iologya.ndempirical rescarch,., en Adorno et al., The posi.Jit1iit d.isp::teuJ . •.... "·. •
.....tu nq;at1vc rot.:a
tttes: 1C1t
51
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L
44 Martinjay Una v·ida trutJcada 4S
en d que parttctparon los miembros de la Escuela de Francfort en heimer le comestó que Ludendorff se había ocupado de eso mucho
1964 70, ayudó a confinnar la posición de Adorno como defensor to- mejor» 7-'.
davía ierviente de una teoría social comprometida poüticamente. Pues En la actualidad , una amenaza más importante llegaba de la en-
mientras que los poppcrianos afirmaban que los científicos en una gañosa pretensi<Ín de dicha jerga de ttanscender la realidad de una
«sociedad abierta» podían dedicarse a la búsqueda racional de la ver- subjetividad reificada. Al igual que el culto a la poesía Ürica, cuya pre-
dad científica (o, más exactamente, a la falsación del error científico), tensión de librarse de h penetración social había sido puesta en tela
Adorno por su parte seguía insistiendo en que «la idea de una ver- de juicio variosaños antes por Adorno 7 4, ofrei.,íauna seudoinmedia-
dad científica no puede ser separada de la de una sociedad verda- ción que servía,en l1ltjn,ainstancia., p;\rap('rpetuarJadominación so-
dera»71 • cial deJ sujeto. En vez de negar la alienación de la vida moderna, la
Al mismo tiempo que Adorno se encontraba envuelto en esta lar- jerga de la autenticidad era una de sus manifestaciones más sutiles.
ga polémica con Popper y sus partidarios sobre lo que él consideraba Que Adorno ofrecía poca., esperanzas de que esta siwaci6n se in-
una errónea universalización del método científico por parte de aqué- virtiera, lo que conduciría a la consecución de una subjetividad ge-
llos, libraba una batalla no menos dura en otro frente contra unos ad- nuina, quedó evidenciado en un estudio más amplio, del que La jer-
versarios muy distintos, los fenomenologiscas y existencialistas ale- ga de la autenticidad debía originalmeme ser una parte. La Dialécti-
manes, encabezados por la formidable figura de Martín Heidegger. ca negativa publicada en 1966, reunía muchos de los temas de la obra
En 1956, Adorno publiai finalmente la metarritica de la epistemo- filosófica de Adorno en una argumem,ición teúrica iodo lo ininre-
logf.a,la extensa critica de Husserl que había iniciado eu Oxiord en rrUlllf>idaque él podía permitírselo. Sin emb,1rgo, el hecho de que tal
la década de 1930. Fue seguida, ocho años más tarde, por una polé- argumentación ll0 pudiera ser presentada de forma deductiva y sis-
mica en uu tono mucho más duro, dirigida contra La jerga Je L, au- temáticaeraaún en granmedida unasuposición orientadorade sumé -
tenticidad n_ Aplicando los mismos argumentos que había utilizado todo, que seguía siendo fundamentalmente ensayístico en esencia. Fiel
en concra de Kierkegaard y su defensa de la esencia subjetiva a exis- al programa anunciado en «La actualidad de la filosofía», Adorno
tencialistas posteriores tales como Heidegger, Jaspers y Buber, man- ofrecía análisis metacríticos de. las ontologfas idealistas y heideggeria-
tenía que la fascinación de la posguerra por este discurso de las rela- na en nombre de una dialéctica amimetafísica de la no identidad que
ciones humanas auténticas había contribuido a una 111istificació11 de se oponía a la limitación y a la reconciliación.
las condiciones sociales que impedía conseguir dicha autemicidad. Dialéaica negativa concenía asimismo oscuras meditaciones so-
Había, además,conexiones subterráneasentre el irracionaJismoexis- bre las implicaciones de Auschwit z tamo para la metafísica como para
tencialista y la crisis cultur,tl, que ayudaron a preparar el camino al el marxismo. Adorno se enfrentaba resueltamente al triste hecho ele
fascismo. En particular, la insistencia de Heidc·gger en el significado que, según una obscrvaci6n suya ampJiamentecicada, ..(a filosofía,
ontológico de la muerte revelaba una simpatía encubierta por una teo- que antañoapareciósuperada,sigue viva porque:se dejó pasarel mo-
ría tocalizadora de la identidad que negaba la diferencia aun cuando mento de su realización» 75 • rue en gran medida porque a Adorno
aparentara defenderla. «Ahora, al igual que antes», indicaba Ador- le parecía poco menos que imposible el retorno de ese momento por
no,«es válida la contestación que dio Horkheimer a una partidaria en- lo que muchos observadores consideraron la Di,,.lécticanegativa
tusiasta de Heidegger. Esta decía que por lo menos Heidegger había como un callejón sin salida, el pumo terminal de la tradición marxis-
situado finalmente al hombre, una vez más, frente a la muerte; Hork- ta occidental iniciada por Lukács y Korsch después de la primera gue-

70
Ouo S1ammer,comp., Max U?eberami iociok,gy toda)', lraJ. ingl. K.athJeen
Mo- " !bid., p. 138.
rris, Nue\'3 Yo,·k, 1971. 71
•Lyflc pot'cry and society•, Tt•los, 20, v~rauo Je 1974; origi,)a.len Notm zur
71
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n The jarg<m of authi•micity, lrad. ingl. K.nu1,Tarnowski y Fré'dcricWill, Lon- 7S Negativ e Di.1iecti~s, ttad. ingl. E. B. Athton, Nueva York, 1973, p. 3 [JJialfrti -
dres, 1973. ca nt'g:.tiva, :\fadrit
-f, 'J'auru
s1 197.;}.
◄6 Martín/ay Una vida truncada
47
rra mundial. Como indicara uno de sus críticos más hostiles, Leszek tncr ~cnomi.naracomo «Jo enteramenteotro» (das gan~ Ande ) 11:1
Kolakowski: «Habrá pocas obra, de filosofía que den una impre.sión Contmuó defendiendo la imporcancia del pensamiento crírico ~:m~
de esterilidad tan abrumado ra como la Dialécticanegativa. 76 • Ador • •bot~llas lanzadas al mar. para futuros destinatarios, cuya identidad
no dejaba algún resquicio de esperanza, lo hacía en sus referencias al e~a aun desconocida . ~reme a la afirmación de sus críticos de que ha-
arte, q uc por lo menos se sabía ilusorio. Escribía: b,a abandonado la prac11ca revolucionaria --a la que en realidad
nun ca se había dedicado directamente--, Adorno repli~aba: '
El arte es apariencia 3un en >us cotas más altas; pc~o esta apariencia, su l?ªr~e
Lo que el arle, pnnc~-
más irresistible, le viene! <le lo que no es apari<'nc1a.
El pen~adorintrant.i~~ntemcmecrítico) que no subordina su conciencia ni se
palment.cel arte que es despreciadopor nihili~t3,indica al abstenerse<.~e emi-
tir juicios es que el todo no puede ser reducido a la nada. De:::ser as1, todo ª.tcrronz:.tpor la a~ct0n, es en \'Crd:idaquél que no se da por vencido( ...).
El pt:nsarn1ento .ilncrLfJapuma hacia rn:lsalJáde sí mismo. Fste pcns~mien-
lo que es sería pálido, descolorido, indifere1ne. Ninguna .luz c~c sobre los
to~ por su parte, adopta ~na posición como figuración de una praxis que r:stá
hornbresy las cos1s sin reflejaruna tra11scender1cia.La _res1st~nc1aal.mundo
mas cstrcch:1menu. · r~lacumadacon una praxis verdaderamente envuelta en
fungible del intercambio no pm~dcser separada ~e 1~res,stenna del OJO a que
los colores del mundo se desvanezcan. la ap:1r1encia c.s una promesa de no
un p_ro7ccso de camh,o, <1ocuna posición de 1n(;raobediencia en aras d,. la
. . 71
pr,uas ". ' ...
apanenc1a .

La última obra de Adorno, que quc:d,¡ incomplet.1 a su muerte, Sin emhargo, a muchos acri~isras<l~la nueva izquierda alemana
era precisamente un tratado sobre la Teoría estétú:a.Consid~rada ac- y de otras panes, esta «estrategia de h1hernaci6n» •0, como fue lla-
tualmente a menudo como más lograda que la propia D,a.léct.ica ne• mada ~or Habermas, les parecía lastimosarnente deficiente. Adorno
gativa, la obra combinaba análisis filosóficos y sociológicos p_arade- al ~erc,b,r que muchas de sus críticas más inflexibles de la sociedad
fender el poder crítico del arte modernist.1 o arte •dcsesteuzado•, capnal1statardíase voJ~iancontra él. Sl' lamentó meJancóJicamente
como ahora lo denominaba. Un arte que conscienternentedesenmas- de ello en una ?eda;ac,ón ampliamente difundida, que sólo sirvió
1

caraba su ilusoria pretensi6n de integridad y autosuficiencia era más ~ara e 1Íurec~r~un 1:1asa sus críticos: -:CuandorcaJicémi modelo te6~
capa,. de negar la realidad que un arte que sostuviera tal pretensión. neo, no pod,a imaginar
81
que la gente querría hacerlo realidad con cóc-
De hecho, un arce así tenía ciertas ventajas sobre una filosofía igual- t~le.sMolotov» . Las a~1nasque pronto se volvieron contra eJpro-
mente negativa porque no corría el riesgo de domi~~r el mu?do ma- P10Adorno fueron obviamente menos mortíferas.pero tuvieron su
efecto de todos modos.
terial a través de su poder conceptual. La d11nens10nm1met1cadel
arre, su tributo implícito al valor de la bclle7.anatural en contrapo- En abril de 1969, tres miembros de un grupo de acción irrumpie-
sición a la belleza enteramente hecha por el hombre, le impedía coac- ron en ~l estradodurante una <lesus conferencias, mostraronsus pe-
cionar a la naturaleza del modo en que la cognición puramente teó- chos desnudos y le «a~acaron~con flores y cariciastrótica.s.Adorno.
rica tendía a hacerlo. En realidad, en su propia negativa a subordinar desconcertad~ y hum,llado, abandonó la sala de c.onferencias rnien-
t~~s los estudiantes proclamabanburlonarnentcque ~como institu..
la naturaleza al pensamiento, la materiaal espíritu, el arte desesteti-
zado suministraba un vacilallle modelo utópico de lo que la huma- c,on, Adorno ha muerco».. La Schadenfrcude falegría en el mal ajeno¡
de sus enem,gos fue considerable, tanto en la izquierda como en fa
nidad, a pesar de todo, podría llegar a ser.
derecha, (o que anunciaba la reacción de muchos críticos de la Es-
Así pues, Adorno, incluso en sus momen~os más sombríos, ~e
negó a abandonar la aspiración de la teoría críuca a lo que Horkhe,- cuela de Francfon, algunos arios más tarde, cuando los terroristas ale-

u, Ko1akow$ki,i•fain curren4 o[Marxi.sm, ,·ol. IU: '/'Jubredkd.o,¡;¡m,


tr.id.ing.1.1':

~ Hor~hein~er,f>i.t: Sehm~cht ,:a(b dcm ganz Anderen, Hamburgo,t 970.
«Res1g.1\armn.o,
H3 b Teb.Js,
. J~, pr1mav~ra
.. • • <.> , a ...mn con-tg 1'd~ -
d~ 1978 p 1'8 Tr duc_,.•,
fall:,t,Oxford,1?78,p. 366 [Lm prim:ipa!e1corriemes del marxismo, ,·ol. 111:La crms, 11:
Madrid)Aljanza,1983]. ne' ~rmas, «C~ns~1ousness-ra1smg or rcdenipti\·ccrüicism: thc c:onw-mpora-
77
Neg'1.ti':le
dialt•aUs,pp. 404-405. Tr~duccióncorregida. u¡; º~. \X•:.1lta 1m», ;\frw German CntU,u,•, J7. prim:wer:JJe t979, p. 43.
R~nJ~1.~
CitadoCI\ Die S11,ddeHtsc/g Zett,mg, 26~27de ~bril Je t 969, p. J~-
Marti11]ay 2, LA FILOSOFJA ATONAL
48

,, d de los años setenta fueron considerados, con gran


manes d e Ia d cea a • • d I E ela como
horror por parte de--los miembros
. superv1v1entes e a scu ''

una ~,msecuencia J:~


Cuatro mese~ : P
1 1
:;; ~:;~;lcidente de fraocfort, el simbúlico pa-
al f • Adorno, menos de un mes
rricidio se volv~o tristemcnc.e .rea1- su n:ta uc ·\l corazón cuando se
antes de cumplir ses~nta y se•~ anos, un , ,, q ) lenitud de sus fa- "Die S)'.ttemesind fiir die k/einen Leute. Die grossenhaben die
b d vacaciones en Su11.a.Toda\la en a p . lntuitirm: sie setzten auf die Nummern, die iJmenemfallen( .../
encontra . l a ca,.l enc,a
a e 6 sin . f'ma l, s,·n la reconciliaciún armomosa
'd 1 /bren Tntuitioru:nsind Zuverliisúgera/Jdie müh:;amenKalku-
1 d ,.
cu ta es,_m_~n . ahía ne ado su filosofía. F.n este sentt o,_e 1.ationender Annen, die immer daran s,heitem, dass man die
q ue tan insistentemente h g ·d d d .. da a resis- 11-icht
gründlich durd,probieren kann• 1•
fin de Adorno fue qu1,.a el apropia· do. para' una' v, a e tea
. . , ,,
tir al poder mortífero de la talsa totalidad.
Heinrich Regius

«Karl Marx fue un filósofo alemán» 2 • Así es como Leszek Kola -


kowski comienza su descripción magistral de las principalescorrien-
te, del marxismo. Se podría decir ciertam,·nte lo mismo de 11,eodor
Adorno, pero tras la identidad se oculta una diferencia sustancial.
Porque entre la Alemania de los días de Adorno y la de Marx me-
diaba un abismo, y la filosofía apropiada para cada época era radi-
calmentedistinta. En pocas paJahras,mientrasque Marx viví<)en un
tiempo eo el que una Alemania «atrasada» y desunida trataba de rea-
lizar las promesas de grandeza contenidas en los ambiciosos sistemas
de sus metafísicos idealistas, Adon,o vivi<>en una época en que una
íilosofía mucho más depurada tuvo que entender, lo mejor que pudo,
el monstruoso fracaso de tal intento. No fueron menos graves las im-
plicaciones filosóficas de una catástrofe igualmente preocupante: la
frustración de las expectativas del propio Marx de que la verdadera
reali1.ación de la filosofía alemana no tendría lugar con la mera coo-
stcuci<)nde la grandezanacional,sino más bien con cf triunfode una
d ase auténtica1ncnteuniversala través ele una revoluci<'>n proktaria.
Por tanto, mientras que Marx escribía en un momento en el que la
iilosofía est.1ba descendiendo enérgica y agresivamente al mundo ma-
terial, segura de la unidad inminente entre Ja teoría y la práctica , las
1
son parofagt'ntc:pcqut'ña.(..osgrandesp0$t't'nla inluidón: a,,ucs-
«J.os sistc:m.tS
tan por los nUmt'rosque st les ocurren f...l Sus intuiciones son más seguras que los
laboriosos cálculos de los J)()l>res,que siemprese equivoc.1nporqueno pvtdt'nser com-
pr()bados
2
convenientc,nente. . . Ht.inrich Regius (M:ix Horkheimt" r), Diimme,ung.
Les-.ukKofak.ow.ski, Main current-l·o/ ,\(ar,;1'.m 1, \·ol. (: The four1d1:n,tr,,d. ingl.
P, S. Falla,O.<lord, 1978, p. l. [las principak.•)
corriemer Je/ marxismo, vol. 1:Losfsm-
dadorrs, Madrid, Alian;o:3,1980].
Marti fz},iy la fiúnofíd atonal
50 51

meditaciones de Adorno fueron llevadas a cabo en medio de las rui- Adorno, y que es ahora asequible en . gJ,
furt Schoo/ readcr•. Aunq , l m es en The essentialFrank-
nas de lo que parecía una desafortunada caída . . d ll< e ensayo se ccntr
Sin embargo, en ve, . de separar de nuevo )a filosofía del reino más f ,co entro de la teoría del , . a en un tema especí-
conoc1miento conde h d
bajo de la contingencia histórica, Adorno insistió obstinadamente en pro blemas y razonamientos fu id ' _nsa mue os e los
que fue de hecho formul d , amentadlesde la f,losofía de Adorno
que su fatal implicación en el mundo real era un hecho irreversible . . a a a menu o tomand d ,
que debía ser firmemente afrontado, aunque ello fuera doloroso. Su tu 1o ong111alde su crítica d H 1 , • o presta o el tí-
cpisteinología» . Como }'ª Ji e u~scr ' como uua •me tacritica de Ja
carea. pues, fue encontrar una forma de preservar el poder crítico de . b . , emos comentado antes ,. .
una filosofía que fuera inhercnce a un mundo caído, una filoso fía que f,ca a ,r mas a!Já del reino de I fl f' . , meracnuca s,gni -
sus fundamentos históricos v soª. il oso 'ª pe~ se para adentrarse en
fuera complet.an1entc histór ica, aunque pudiera ir contra corriente de
estilo de una vulgar sociolog: d cl,a es, pero sm reducirla a éstos, al
lo que él consideraba como la trágica y desolada historia de nuestro 1ª e conocmuento S · b'
siglo. Gran parte del dinamismo de su pensamiento, así como mu- a este respecto, una pieza eje n l f. . · . · « U Jeto-o Jeto» es,
tilo exigente de Adoro • , p ar. ,s a,m11smo característica del es-
chas de sus tensiones no resueltas, fueron el resultado de la dificultad . o, con su construcci6n inac· b d
ca. si nos atenemos a la calidad d I
~ .
a a a y parataw -
de este intento. me, en vez de iorzarle a ad<ipt e argfumento,, aparentem('nte infor-
Aunque Adorno puso de relieve la relación dialéctic.\ entre la his- • ar una orma mas a d bl
toria y la filosofía. su propio pensamiento se mantuvo sorprenden - heren te, guardaremos una mayo f'd lid d 1 . gra . a emente co-
. f . r I e a a as mtenc10 d Ad
temente invariable durante prácticamente la tota lidad de su vida ma-
dura. Así pues, el paso de la juventud a la madurez no fue un pro -
nos salimos periódicamente
ot ros de la obra de Adamo h
.1~:
no que SJ o reciésemos una p· 'f ,·. .f
r;:::;
ncs e or-
~m orme1ne~~earticulada. y si
hexto especifico para abordar
blema importante para el saber de Adorno, como lo fue para el de , , aremos onor a su p " d .
Marx, Hegel, Lukác s y Benjamín, por citar a cuatro figuras que se Jos e¡emp1os de sus raz~1iam,·e t
• v •
I
n os en e cunee ;
r,cepto e situar
¡·
¡unto de su obra. xto mas amp 10 del con-
prestan a ese tipo de periodización. Aunque una reconstrucción más
detallad a de su desarrollo de la que pueda ~cr ofrecida aquí tendría La irnportancia que para toda la ob d .
dad del título del ensavo d . ra e Adorno tiene la polari-
c:ncuenta algunos cambios de maciz y <leacento que inevitablemente 00
do H abern,as s h SU};afue a m11ee_xagerac1ones,Como ha se1iala-
tuvieron lugar, una rcconstrucci6n resumida como es ésta puede su- . , • , en esencia una «filosof' ! 1 .
c1a»preocupada por el co ¡¡, d ' ·. ia < e a conc1en-
tradiciones marxistas tan~op. ~a. ~ probk~-ia, tan importante para las
poner una unidad básica de concepción a lo largo de toda su obra sin
faltar demasiado a la verdad. Por tanto, para penetrar en su filoso fía · ' e, mea como 1<lealisrad ,
es posible seleccionar una ohra cort a y examinarla mjnuciosamente, cronan 1os sujetos con lo , b' el , ' e como se rela-
, 1 . . s o ¡etos en mundo a 'tu 1 ,
en vez de intentar resumir )' parafrasear el conjunto de su produc-
dn an re ac1onar con ellos en u 'bl
II pos, e mundo tut
~ a y como se po-
Ad El d .
ción. En realidad, en la medida en que Adorno hi:w hincapié ire- que orno y otros miembros de la Escu I d uro. esprec10
cucntemente en el carácter cnsayístico de sus trabajos j, a causa de a menudo por el positivismo en tod . e a _e Frandon expresaron
el resultado de lo que •'llos . 'd as st,s variantes tue en gran parte
su fo m,a experimental y abierta ., es especialmente apropiado concen- .. cons, enban , •
decuado de esce terna R . . como un tratamiento ina-
trarse en una pieza aparencemcnte «menor• con el fin de captar su .. , • esum1e11do este ·d .
pos1uv1smo no liab',a . 'd I eonoct o ra~onam1ento eJ
ra~onamicnto más arnplio. . • rceonoc, o e pod · . '
sub¡etividad en la creación del mund ( er a~t1vo y const11ucivo de la
Un texto particularmente útil para este propósito es el ensayo ti-
lla pa11e del mundo que d . o o ?las prec1same111e,de aque-
tulado ,Sujeto-objeto•, con una densa argumentación, que se publi- cnonunamos historia, cultura y sociedad),
có dentro de la compilación titulada Consigna, el año en que murió
r • Adorno, Stichworte: kritúcl)e Modt:lle 2 . ,
Jes, -h
AmorrortuJ; '/'he ess,·m.ial f'rankf1a1 S fun,don, Rut'nos .A..i
1969[C1.m.uina.s, 4
:, Adorno. •Dcr Essay ah Form .., ,"v'ott-n'¿Ut lizeratur 1, Frandort, 1958. Jt3ra uJl tr.J~~~u1ps., incrod. PauJ l)ic<:0111:
Nut"vJ.')'':°lkn,uíe~, :~ndrew Arato f Eike Geb-
llt~ ó~ mgleu. , or • 1978. lodas las citas .soo Je la tra •
buen ~n.íli<;i$ de su lmporcancia, \·éa>eGillian Rose, 'J'h1.
· melancholy scU.'n.tt:an i,1tto·
duaion to rht th<mght of Thcudor \t'. Adorno, N uc:v:aYork, 1978. pp. 14 s.s. H.t sido .h1rgen Habctm.u, 'l.'h · .1 1
198l, p. '18.
7
eoru.• aes 11tomm.unikttt-rven
Handelns, ,,oJ. '• l-'randort ,
rccd itad(1 en el \·olumeu II de Gesammdle Sc/Jriften.
Martin]•Y La fúosof.a •tonal S3
S2 .
. d 1·u·cacontemplativa y pasiva que no han sido erradicadas en >u t0talidad. Resuha, pues, imposible evi-
• lec eunap<> 1 d tar la impr ecisión po lisémica del tém,ino {conclusi6n que se refuer1a
y era por tanto comp i realidad acabada, una . segun a na-
aceptaba d mundo como una . aún más si introducimos, cosa que no hace Adorno en csre ensayo ,
1urale:ia•. h b' reconocido en su priniera tesis so- los significados co ntradictorios del sujeto como age111eactivo, fuen1c
El idea lismo, co~o Marx • d: reservado el lado práctico Yac- de su propio dc,tino, y como objeto pasivo de dominació n, juguete
bre Feuerbach.' hab1a de~arro 11
tivo de la sub1euv1dad, escu 1·
i~adf :or el posi tivismo y por las f_or-
P ro sólo lo había hecho al ru_vel
de otro a cuya volumad está •sujeto•) '·
El intento de resolve r estas ambigüedades eligiendo arbi Lraria men-
mas no dialécticas del rnatena ,smo. ed al o purament e filosófica. te uno de los signifie.tdos y considerándolo más básico que los o tros,
abstracto de una su b .l etividad . transcen ent L k· s
• . os posteriores como u ac • sigue argumentando Adorno , reproduciría una aporía filosófica que
La tarea de Mal'l<, y de m~!'l<~tas.c:rn•~oncrcta de la subjetividad ac- ha turbado a lo, pensadores desde los tiempo, de Kant:
fue identificar la encarnac1~n istol ne~ s·1 se limitaron a atribuir tal
·dcahsmo a cman. · 1 La definición implia que algo ob~ivo, indcpendicmcmeme de lo que pue-
tiva postu lada por e1 , . • fundamentalmente con e pa-
. do o rompieron mas n~a da ser en sí, es captado subjeLivamentc ,>ormeJio de un concepto fijo. Oc
papel al pro letana . h sido desde entonces una ma , . • aquí la resistencia que oponen a la definición el sujtto y el objeto. Determi-
radig01a idealista en su coniu•~•o, a ma!'l<ólogos. Al parecer Adorn o
nar sus significadosexige una reflexión sobre b cosa misma que la definición
na de la discordia cntr~ marinst~.s y ha.~••un punto peligroso , la con· ampuu en arasde 1-afle.:tibilidad concep1Ual. Oc aquí la conve-niencl:1,
en un
creía que muchos marxistas, rcpe ••~• -objeto en unos términos que principio, d,.-comarlas palabras•!;ujelo.-y «objeu,.. como el JcnguajefiJo-
cepción idealista del prob ema ,u,et? li . Su propio papel, tal Y sóíico bien pul.Jo no, las transmite, como un sedimento hiscórico [...J•.
. CIOnes marena sras. 'I 1
conrradecian sus mten . en tela de juicio no so o e
como él lo ente ndía, era pc:r ta;tt; pone ritivisras sino también el su · Las implicaciones de c~ta afirmación son dobles. En prime r lu-
su·,e,o contemplativo Y ~,vo le os ¡,osdividu;I de los idealistas Y gar, cualq uier teoría de l conocimiento adecuada debe reconocer la im-
.
·,eto hiperacu vo meca,
. nd1v1dua o u ansm I D. ¡ ·
. d' ba en el prcfocio a a ,a ec- po,;biJidad de encontrar conceptos perfec1amen1e congr uentes co n
. · Tal y como in ,ca · t a·
los objetos que tratan de describir; esa conciencia de la exagcraci6n
su progcn~e manusta. de la fuerza del sujeto para ab rirse paso a r
tica 11,gatwa,•serv irse . . 'd d constitutiva: ésu fue la wca que que ya vimos defender a Adorno en Mínim a moralia como un con-
vés de la falacia de la ,ub1cnv1 a c. que empezó a confiar en sus trapeso a lo meramente fáctico debería pues acompañar a cualquier
• 1 desde el momento n .m
se impuso e autor ,. U erialistaauténtico, com? s1e,..- epistemología válida. En segun do lugar, en vez de proceder dcducti •
prop ios impulsos mentales• . f
mat • también una función en· ,am ente a partir de un conjunto de premisas cuidadosamente demar-
pre manruvo la Escuela~~ Franc ortj~e:~:esidades de los sujetos bu- cadas, la filosofía debería co menzar in medias rts con el material im-
en; debía registrar los s~lr1~·11cnto;¡eÚos en lugar de justificarlos me· p<:rfecto que ofrece nuestra ,;ruaóón histórica contemporánea. Como
continuentes e inspirarse dijo en una ocasión Benjamí n , «separar lo verdadero de lo falso es el
manos ., . • •fea ·

· •"t
d •"• c una teodice a ht<tonos o , . . nte ex•-•nando la arnbigue• objetivo del método materialista, no su punto de partida. En O1raspa•
. · prec1same ~ ·
«Sujeto-ob1ctO> co?"e~za ue si nifica tanto el individuo paro - labras, s u pun to de partida es el objeto infestado de errores, de doxa
dad del «sujeto•. El_te"."ino, \neraT '"' intrínsecamente equiv oco. (conjeturas)• •. Pasar del error a la ,•crdad requie re un a crítica de los
cu)ar como la conc1enc_ia en ~estro ~ o individual entraña un con.. conceptos que supone un enfren1amien 10 entre las implicaciones am-
Pues cualquier referenc ia a nu . g universales, lo que lo Ue,-a
. e ttcne connoucaoneis 1 co· tn LouisAhhusscr. Laun auJ phik,,wphy
' E.su. ambigücd.1des dcs3.rrolhd..i •nd
cepto del su1e1Oqu . 1 1' un concepto tot a men re •
pamcu ar. ero decU3 ~~ f'SSd)'J, t:rad.inRJ.Bc-nBrC'WStt'r York, 1971[Lenin)' lafilosofla,México,
, NuC'\-:a
más allá de 1a persona . diferencia individual no se • . ~ra, 1970), pp. 178 S>.,donde .1!irm2 que el Sujew origin~Ies l)ios. qut es 1anto el
lectivo del sujeto que supruna I1a d eal donde tales diferencias dU<-Q()del hómbr~cornod modelo para~uprnpiasubji:-ci,·idad supuc-st:uncnte(.Teativa.
al objeto corrcsp0n d·ente
,
en e mun o r ,
' Adorno, ..Subjcct-object.,p. 498.
. . u-id . l. E. S. Ashton. Nueva York, 1973, P· x.t ' Walterfknj-¡min,Clu,ln B,u«kW,rr:" l1ric f'-O('t111 ,h~ tr• of hrgh ct1¡ritalts,n,
• •do ....o N-(UltN Jü,.luno. .~ llld. ingl. HarryZohn, Londres, 11¡73,p. IOJ.
n ... • ·• .d ·J T 197Sj
[DiaUctica negdúva, M n • 3uru:a,, .

-
54 Marti11Jay /,a filosofía fLlOnal
55
d . 1 1 se refieren de forma imper- contrario, sólo surgían graci,ts al arduo proceso de interpretación que
biguas y éstos yd·el mun .º soc,laen'en~~eq .ue el concepw es inadecua-
. ,1
f ecta, e resulta o no sera s,mp 1 · • · 'd Adorno calificaba de •fantasía eJtacta; fantasía que reside estrictamen-
b.,. 1 ndo tal como esta const1tu1 o
te dentro del material que las ciencias le presentan y solameme las
do al mundo, sino tam ,en que e ~u , . .f. dos del concepto.
.d d · d do a ciertos s1gn1,ca tra.~pasaen los más ínfimos aspectos de su ordenación:aspectos, ad-
en la actuah a ' es "'ª ecuad . es complementarias lo que da
Es la inte~acción de_cstafsJ11~bcc~~~~1:osu poder crítico para trans• mirámoslo, que la propia fantasía debe generar en un principo» 11.
al pensamiento,segun a irm.1 a ' Aunque este acto de fantasía regeneradora favorecía la posibilidad de
una pre1neditaciónarbitraria,como a menudo señalaron los críticos
cender el scatlls1"°· d 1 . logía contemporánea que Ador-
de Adorno , era el único camino para preservar lo que a él le gustaba
El «error• con~rct~ob~ e~o;::~:~eparación radicalentre d sujeto denominar un «concepto enfático de la verdad»,en un momc.-ntoen
no aborda en «Su¡eto J I desde Descartes una supuesto
. l sido por o menos ' . que é.<tahabía huido del «falso» todo del presente.
y e1o b¡eto, que ta ' . .
1 s· ,bar O al examinar
f d ntal del pensa1111cnto occ,denta .. m en . g , ·- Est.1huida, nos cuenta Adorno en •Sujeto-objeto•, comenzó mu-
un ame . .• f del pensamiento puro, se pue cho tiempo antes de que cristalizara en este siglo un mundo plena-
las implicac,oncs de la se¡,arac10_n ,,ue~•real e ilusoria. Verdadera por-
de apreciar ~ue es «al_mis':"~ ue, .!'expresar la separación real, la di- mente «administrado •. En ténninos tpisternológicos,comenzó para
·l emo cogmuvo sirve pa,. , · · .. .l la humanidad con la separación entre la mente y el mundo material.
que en' ae der Ia con d'1c1<.m
. . l1u1nana, un desarrollo
.
coerc1t1vo.
. ·
1-'a
sa por-
1· d «Una vez radicalmente separado del objeto•, escribe Adorno, «el su-
co1om1 . • 1
que la separac1onrcs_utan_tcno ~ e ' d b . ser biposusiada m trans orma a jeto lo reduce a su propia medida; el sujeto devora al objeto, olvi-
, . te en un nwanatlte» 1 . d 1 dándose de lo mucho que él mismo es un objeto» 12• Como él y
mag1camen . "lo cobn sentido si se compren e e uso
Horkheimer habían mantenido en Dialéctica de la 1/usr:ración,la do-
. . L_aP•;~~o¡a a~arcnte ,:ºhace de l,; verdadero y lo falso, supuesto
,diosu1cras1co '1 '1ent ras que el concepm de ver• minación de la naturaleza se produjo cuando la inserci,ín primigenia
r que
. d Adorn , este ensayo JY
pero n~ exp_,c11a o e,te de la afi~m-aci6nse refiere al estado del mun-
dad en a pr{mer~ par d . fals~dad en la segunda parte está basado en
do actual, e_concepto e t os en nuestra breve exposición de la
del hombre en la naturalez.1 fue transcendida y luego olvidada. Un
humanismo radical lleva consigo la amenaza latente de un imperia-
lismo de b especie que, en última instancia, retoma para perseguir a
i.••
1f rj
· · que }'ª comen am las propias relaciones humanas. F.n realidad, desde el principio la ·do-

i
su ms1stencia, . . :• d I d, d de 1960 en que la idea de ver-
«disputadel postt1v1s1no•e a ~e.a.~ f , de una sociedad «ver- núnación de la naturaleza estuvo entrelazada con la jerarquía y el con-
d d . 'f dependía de la reahzac1on utura trol social. En términos filos6ficos, esta dominación del objeto por
a cienu ,ca 1'b . 1 verdad en lo que podría llamarse un eJsujeto se expre.sacantoen eJ positivismo como en el idealismo.En
d dera» En otras pa a ras, a , . l . , 1<>
ª : · . . · ·f'1ca.bala correspondenciacon as cosas con el primero, la subjetividad permanece fríamente separada de su ob -
sen11dodescnpllvo, s,gni '.d t'vo significaba las cosas como
• e c.·nun senn o norma 1 .. . jeto con el fin de manipularlo; aunque aparentememe pasivo, el su-
son, nuentras qu , 1. .. , l• que subvacía en comentar tos
d • ser Era esta u llma acepc,on " , jeto positivista guarda en realidad una relación instrumental con el
po nan . Í d , ·s lo falso• que reflejaba el virtual abandono por mundo, mundo en el que proyecta irreflexivamente aquellos rasgos
tales como «e to o el . , h , eliaua de que dentro de una des-
arce de Adorno de a premisa eg . ' . l nte el nor- científicamente comprobables que dice meramente descuhrir. En el
p. ··ón dialéctica del «es• se encuentra necesanam~nte ~te d . segundo, una subjetividadmás francamenteconstitutivasupone que
cnp~, d b • . , Dicho de un modo más preciso, solo se po_ r,a el mundo es el producto de una conciencia que se reconoce en sus
mattvo « e eria ser». . . l · 1 rd1gu-
l ll la verdad normativa en los vesug,os, as ruma.s y asa!' p . d 1 creaciones objetivas. Detrás de este supuesto se oculta la cólera hacia
ia _ar , l'd l que escapara al poder tot ,iano e la alteridad del mundo natural, que la mente supuestamente soberana
raciones de algu?a otra rea , •~as claves de una posible redención no
trata de devorar. En contraste tanto con el positivismo como con el
todo pre~_eme.Sm embargoJ e_s e~ un nivel onml6gico subyacente, el
estaban firmemente asenu as . d E . Bl ch Por el idealismo, una dialéctica auténticamente negativa reconoce Jo que
·
«aún-no-ser• postu lado por
. e l am1gO de A orno rnst o ·
11

11
Adorno, • Thc actuality of phiJosophy.$,Telos.31, primavt'rade 1977, p. 131.
\O Adorno, ...subjcct-obiec:
1... pp. -198-49Y. Adorno, oSubjecc-objt>ct.., p. 499.

l .
56 Martm}ay !.a filosofi~iatona./
57
Adorno denominaba «la prepon d,·e, anct~
.· dd objeto• u, irreducible
·ndependieme de laa integración de la humanidad con el mundo, o que identificara la uto -
una subjetividad activa aunque no t.Ot mente 1
pía con su futura realización no sólo estaba equivocada sino que tam-
mis;•· . Adorno era hostil a la separación absoluta entre el sujeto bién era potencialmente perniciosa. Pues la obliteración de la distin-
ción entre sujeto y objeto significaría en realidad la pérdida de la ca-
Y_~1;bf,:~¡;:;c;!rl:i,~~:~ ~~;net~;1t::~::~:!1~c~i1t~:a!~~ºn:':,~: pacidad de reflexión que era su resultado no menos de lo que lo era
ctO~a~:\~ unidad perlcta de los dos conceptos, o un ~etornola ladm- la alienación lamemada por los marxistas humanistaS y otros. El vie-
jo sueño idealista de una razón sintética superior (Vcmunft) opuesta
trai
serción . .
ongmal en la natura 1e-.<,I.
. A f esar de su .mteres
· . bros e po
por de er
la Es- al intelecto o entendimiento analíiico (Vcrstand), sueño que ciertos
1 d omparna con otros mlcm ·
libelraddor~e refu~r .. o,;J~r~o se negó siempre a sucumbir a cual- marxistas occidentales también habían compartido, no estaba pues
cue a e l.'ranc or • . ~ . d lenitud y armonía. Ya exento de peligros si llegaba a convertirse en el modelo de una futura
11
quier nost~lgit p~r '.' ªd!rr,~:::t~rr:.~c~e ::a totalidad épi~a en la •reconciliación forzada». lncluso la teoría de la reificación de Lu -
bcs, que tanto había influido en la formación de la teoría crítica, no
~r~c~~~,:ér:c;:s~:nla_ noción de Heide!gl~ f~ed~'~;;ja~~i~!~d~n~ estaba libre de tal comaminación. l::n Dialéctica negativa, Adorno ex-
ahora trágicameme olvidado , o mcluso d . 1 • •da Adorno plicaba las razones de su escepticismo:
1 d, . d I brc y la cosa anterior a a ca, ,
".'. :~:~,:o an;~~~mJa~~;e escéptico frente a cualquier res_tauración
se . P fl xiva Con un desprecio hacia la mctaf1s1cade la La categoríade reificación,que se inspiró en cJ idC.tJde una inmediatez sub -
de la uruda~rfP:,cetr:eca:i
presencia P• • pr~todcconstructivist,1,
. «Sujeto-objeto» ataca jetiva intacta, no mc·recc.::
ya d puesto clave que fe asignara con excesivo celo
cualquier anhelo regresivo: ef pensamiento apologético, sa1isfocho de absorber d pensamicmo matcria-
li.~mf...]. EJ deshielo de todo lo que tiene d c:irácter de COSj,repercutió re-
. . al tetn oral o extrate.mporal, de feliz identi- gresivlmente en el subjetivismo del acto puro, hisposrasiandola mediacióo
La imagen de u.11estado o n~m ' ~ . p mhar o romántica, un proyecto en como inmediate~. Esra es tan falsa como d fetichi~mo 16•
dad entre el suJeto Y d ob,eto _e-ssin e esn,,·,a El esu.do indiferenciado
. h I ma-s que una m · ~ ·
otros ucmpos pcr~ oy na<.~ • l e or hacia la tramj, oculta de la. nj,-
pre•áo a la fon!rnc1óndel st1Je~~~o~tr~ :to como las printipales religiones
¿Habría otra manera menos perturb,1dora de conceptuafüar lo
turaleza, del mito; fm~en protc stlacP •rte estar indiferenciado no es que podría ser una superación 110 regresiva del dualismo sujeto-
. . 1 de vcrda( or Otra p... ' objeto? Adorno, que siempre insistí,, en la importancia del pensa -
cuv1erou ~u contemclod_ ! ' . .
ser uno. incluso en a ia ect1ca p a . J tónica Ja unidad requiere diversas partes
miento utópico como negación del status quo, al mismo tiempo que
' ella es la um"dac1 15·
de las que se oponía a la posibilidad de dibujar sus comornos, sólo pudo aludir
de forma muy aproximada en el siguiente párrafo de «Sujeto-obje-
ras alabras, a pesar del coste de dejar atrás la u~idad pri-
. ~n- o~el h~mbre con la naturaleza, su abandono era en ulttma ms- to • . •En el caso de que fuera posible especular sobre el estado de re-
conciliación.,,,aventuraba cautamente,
m,gcma resista Al hacer esta observación, «Su¡eto-ob¡eto• c~nsu-
~:b:1:J~~!mo aq~cllas filosofías, incluyendo e] ;::.ar~i:r;u~:s;h~~~
no sería contebible en el mismo ni la unidad indiferenciada del sujeto y el
objeto ni su hostilidad .1.ntitética. :;ino más bien fa comunic.,ción de lo que
;,.';to~,~~::~~~~~:.rf:~;,~~,~~a";~:1:!:~;:~::!º;geen~s perdidos de la
se hallara diferenciado. Sólo entonces el concepto de comunic,ación, como
concepto objetivo, tendría su merecido [ ... ]. En .1;uposición adecuada, inclu -
so cpistemológicarnc1ue, Ja relación entre el sujet(1y el objeto residiría en fa
u Adorno, N~~a.tr..,•e p. 1~3. Marcusc .,·éasc Matln Ja)', •Anam.n~stic
d14k:c:t.ic'S, realización de 1a paz entre los hombres, a.:;icomo enn·e los JlOrnbres y su
1sde su ,mporcanci3' en f em;ubr.u)«• Theary and Soc,et)',
t • Para un ~n:1.l1s
i..o~)jiation: rcflections on Marcuse's t teory o r '
1t I enerode 1982. 16
' ,S Adorno, «Subjcct-objcct,., p. 499. dialectit:s,1>, 374. Véanse u.mbién los contc:-ntariosc(l la p. 190
Adorno, l\!egati:::e
de ese libro.
Martin]a) 1 La fi/.osofíaalonal
58
59
Ouo. L:ipaz es eJ escado de. J1
distinción sin domin3.ción, en el que los distin-
Pero aun siendo Ulla ideología, el postulado de una metasubjeti-
tos participan unos eo otros . . ., vidad constitutiva, productora de dich,1 totalidad, era algo más que
. . la paz» es una consc.elacmn una hipóstasis ilusoria de unos sujetos individuales. Pues, según
Dicho de forma ligeramen_ce.d ,dsudnta, lcctt~V'sub1·etividad individual Adorno, lo que refleja no es s61o el poder opresivo de la totalidad
d ub¡ettvt a co · "' ·
triestelar compue~ta es Adorno insistía en Dialécticanegatwa, presente, sino también una realidad social más antigua. En palabras
}, el mundo ob¡cuvo. Co_mo . . no es colocar el objeto en el va-
, . d I nsam1ento cnuco . 1 b' de Adorno, •lo que se observa claramente en la doctrina del sujeto
«el proposito e pe ·l s ¡·eto En ese trono, e o ¡eto transcendental es la prioridad de las relaciones -abstractamente ra-
1 , una ve7: ocupara e u · . , • .
cío trono más
no sería rea que
que un ídolo.
· El propos1
, 'to del peusam,cnto crmco es cionales, separadas de los individuos humanos y sus vínculos- que
tienen sus modelos en el intercambio, i, . Dado que el sujeto empí-
abrir la jerarquía• ,s. , . d ' la Escuela de Francfort a por - rico es el producto de tales refaciones y no su presupuesto, hay un
Con la renuncia car~ctensttca·¡· l' ··oncs de una imagen utópica, momento de verdad descriptiva en la pretensión idealista de una me-
. d ¡•. posibles ramt 1cac1 ., ..
mcnonz.arto as ~ S . b·eto» a una cons1uerac1on tasubjeti"idad constitutiva, aunque sea de forma distorsionada.
' .damentc en • UJcto-o J 1 . d
Adorno retorna ra~• , .. . de articular una epistcmo og1a e- Si bien sólo es sugerida de forma breve en ,S ujeto-objeto •, la im-
crítica de los antenoresl tdte~t~~ant de un sujeto transcendental has- ponancia que para Ja dialéctica negativa de Adorno tiene el principio
st O
fendible. Desde el ~o u a ed H ·ser! la tradi ción occidental ha de intercambio sería difícil de exagerar. La interpretación de Adorno
• . d I s1colog1smo e us ' 1 . ..
ta la cnttca e p . . ·h fue el rimero en seiialar, que o que. se se deriva en pane del análisis clásico de Marx sobre el valor de cam-
supuesto, como N,e_izsc e_ la ~onciencia no es el verdadero prm- bio de las mercancías en el capitalismo, que contrasta con su valor
manifie~ta de fonna mrncduitaªr el contrario, la mente hu~ana con;s- de uso para los consumidores y el valor per se añadido por el trabajo
cipio ongmal de la real'.,la~iizn de causa primaria. El mouvo, segun de sus productores. Las mercancfas en el modo <'apitalisrade produc -
titutiva es elevada a la con . . . . Cuanto más degradados sean ción debell ser intercambiadas de acuerdo con un medio abstracto de
Adorn?, _esprincipalmente ,~=~~º;~~~~ad social, a medida que ésta equivalencia que es el dinero. A través de un proceso de alienación
los ind1v1duos a fu11~1ones • nsolado se sentirá el hombre puro y fetichismo, las diferenciascualitativasentre las diversasmercancías,
se baga más s1stemauzada, m~s co. los atributos de la creat,vt- tanto en términos de su utilidad para unos consumidores específicos
1 1 h bre como pnnc1p10 con . t9 En
y simp e, e ?m . , la exaltació11de su mente• . . como de la contribucióncreativade sus productoresespecíficos,son
dad y la dommac1on abs?lutad, P°r_ 'de~listas 110 debería ser en1end1- pasadas por alto en favor de una medición puramente cuantitativa y
. el .metasu¡eto 1 ,
otras palab ras, . . . , d 1esu.oseto colectivo futuro d e 1os marx1s
.· ·-
abstracta de su valor fungible en el mercado. Y, desde otra perspec-
do como una antic1pac1011 e_. J • ·ersa del poder totalizador del tiva, lo que originalmente son unas relacionessocialmente mediati-
. •· o como la imagen tm • d
tas humanistas> sin . .. or lo que la catcgona e to-
., . • d Es por• esta ra~on P zada., entre los hombres y entre éstos y el mundo natural son misti-
mundo aumm1stra o. ,, . oo'stas occidentales como ficadas hasta convertirlasen unas relacionesmeramenteobjetivasen-
. 1 d Lukacs " otros ma . . .
calidad, exa t_aa por d 'no «no una categoría af1rmauva,s111 ..0 tre cosas. Esta mistificaciónes especialmenteperniciosa1ya que tras
meta normat,"a, era ~ar~ :': orf J Una humanidad liberada no serta la aparente equivalencia del proceso de imercambio se ocultan desi-
más bien una catcgona ~ri~1ca ..~o·
en modo alguno una totahdad• . gualdades reales que originan el plusvalor capitalista. Adorno conii-
núa fiel a Marx al afirmar que, «a medida que el principio de inter-
11 .
Adorno.« SubJCCt-o b'Jt"C.1», pp· 499.;co. cambio, en virtud de su dinámica inherente,se extiende al trabajo
,a Adorno, Negative dialu.ria, ~- 181. vivo de los seres humanos,se transformanecesaríament<.· en una de-
OO. et al. '{he fl(JsithmtdiffJuUin (i1.•r1ftll11 s~-
p. :>_
,,, Adorno, ..subject-o~ject¡,., sigualdad objetiva, a saber, la de las da.ses sociales• 22_
20 ~domo . Tntrodu<. ·uOJl1o,en A~Ofll~ b ¡' d· . 6 p. 12. P,ua una cous•·
n. '' d D . d Fns ,; ..on rt-.s,197 ' . J Sin embargo, Adorno difería de Mane, o mejor dicfio del joven
cialog)',trad. ilW-,Glyn A cy y ,n1 el·c~nét tO de totalid~d. véase Martn> ª>'•
de.racióng}ob:tl<Id_u.soque bacc AJomfoadroncept}rom LHkáo to Habem1ds,Berkc•
. 411d t«iJi,,,.
i\1arxu1n -1• • the advent11re.F
() 21
Adorno, •Subjccl~objcw., p. 50J.
1.y. 1~84. u Adorno, ,.Jn1roduciion.., p. 25.
Martinjay la ftlo,ofí,,..ronal ,. 1
60
. ., d f ente última del proceso de inrcrcam- él en sen a do pcyorarivo, significaba la supresión de la heterogenei-
Marx, en su expücac1on e 1a ul en ético del trabajo alienado y abs- dad en aras de la iden tidad.
bio. En vez de subra yar el papedg d ·anc',•s cuyos orígenes bu- Aun cuAndo Adorno mantuviera, en una Ír1~e ampliamente cit~·
. , d n mun o e ,nen : •
tracto en la crcacion . e u . de esa tesi> de la reificación que da, que <toda reificaci6n es un olvido. 21', no quena dar • ent ender
manos había sido olvidados, pr emisa . .. , un origen in- que su superac ión pudiera conseguirse 3 través de una rc.-cupcración
. ·· Adorno ms1sua en
hace un momento le v,mos cr111 car,d . • lf ed Sohn-Rcthel , anamnésica de un significado original, la reunificaci ón del sujeto con
. s· d los pasos
cluso anterior. ,gu1en ~ . .
e su amigo " r
. el hallazgo de que el pen~a- su objct ivació ,1 perdida. A diferencia de Mar~-use,cuyo concepto de
'b , en Dialectrca negatwa d " memoria se inspirab a en la defensa de Hegel de la Erim,erung como
al qu e a1n u1a f . , de la abstracción del merca o '
. b
miento• su-ac
to estaba en unc1on
., en 1a d'1v1s1
, 'ó n e11•~ re rraba1·0
1 la reinteriori7.ación de algo ex1eriori2ado, Adorno seguía los pasos de
· · .u• • manua y era-
situ aba el •peca do ongm .. , 1 o relacionada por él con la se- Benjamín al acentuar el poder redentor del Gediichrnis,la evocación
bajo intelectual. fat~ dms•o n be~ ucgl donúoa ci6n del primero por reverente de un objeto siempre anterior aJ sujeto recordante 17 •
paración entre el suJeto y e1o ¡cto y a Lainver,;ión del olvido que q uería Ado rn o no era, pues, lo mis-
el segundo: mo que la «rc-membranza, de algo de,membrado , la recuperación
.. - . de idealisw airemos como fachte, la absu·~~- de una totalidad perfecta o de una plenitud orig inal. Significaba más
lneluso ~egun el tesumoruu . . ,. ella l'eflcxiona la scpar:ac1on bien fa reimcgraci6n de la diferencia y la 110identidad a su lugar co-

ción es ):i ,1ue con\'1ene a ~
1 , u¡elO en <:<JtlStt.tuen
d ,
• •
e da la confront2.c16n con
• l racias a la t.ran.K<n encaa qu rrecto dentro de la constelación no jerárquica de fucnas .111 bjetivas y
del trabaJO cor¡,ora g d G h Marx opuso a los lamllean O>que objetjv as que él denomina ba paz .
.;,,e. En la Crítica,/elprograma ' . 0 ' .ª' •.i [ 1 Es por lo menos la ili- Otra forma de entender el uso heterodoxo que hacía Ad orno de
cl trabajo no ts la (mica íucn_ic
f1quc;ª~:C::,a
de ;~:; la del csfuer20 manual
la reificaci6n es centrarse de nuevo en ht relación entre los suj<1os y
d
cirud de hipo«as iar t rab•J? "", ~:: ,al f,¡pó;,.,¡,
no haría rni< que pro·
lo< objetos, e<pecialmente, lo~ objetos naturales. La reificación no era
sea la de la produccaón esp1m:ua . . . • od i"o ?.•
scgutr , us1·o·n d·...la h~tmonía
. 1a ·1 -o del prmc1p10pr uc< . sólo una relación entr e los hombres, sino también una rt lacióu que
entrañaba la dominación de la alteridad del mundo narural. A través
.. 1os Privilegios rcser,ados a la prod'.'~-
.,
La hosuhdad de Adorno
l ·. vulgar que se
ª lim' b O repetir la dominac,on
ita ª 'f.
del tip o de imperi alismo conceptual que Adorno percibía tanto en el
cion por e marx1sm0 ' h , .ble al concepto de re, ,ca- positivismo como en el idealismo, el mundo natural era reificado en
. b I b. •to se acia eJ<tcnSt . campos cuantitativamente fun giblc1 para el con1rol y la ma~ipulación
d~I suJetO so re e o ¡e .' . a ta11vulgares como por eicmplo
c,6n emp leado por marxistas. no by observaba • veces un t~ta• dd hombre. Era pues erróneo seguir los paso• de los mantistas his-
, A en su propia o ra se t6ricos como Luk ács y Gramsci dando prioridad a la hist11riao a la
Lukacs. un que . .. zs la reificación para Adorno no
miento aparcnce_n,~ntc, (11k~~si•n¡ d~ la subjeti,•idad, b reducción ~e sociedad sobre la naturaleza como enclave de la libertad . En vez de
equivalía a la ob¡cuvac1on •:: :o a Por el contrario , y aquí era part ,- dar pr ioridad a un a u 01ra, la dialéctica negativa enfremabu a la na-
uo pr oceso fluid o a als¡ n~u d /\dorno hacia Niet1sche con rcspec· tural eza con la historia o b sociedad )' ,,icevcrsa mediante un quias-
cularrnente evidente la eu_ • le ·¡¡ .ó cuand o era urilizada por mo 28 • Acab:1r con la reificación eu el sentido hegeliano utilizado por
LOal origen del intercambio, a rc1 icac1 n,
16 Hcu·k.he1mcry Adorno, Dial~csic of Frtl1g/,u11m1:nt,trad. ingl. John ::um.ming,
. , I . tn l-2 obn principal J< Sohl'\-Rrthd es lntt- Nucv,1York. 1972. p. 230. Vrrdmgl,cb•ni se hall.1:t.q\li incon'C"CT.aO)et11t tn.ducido
v AoofNl, N,g.r,w J., ,aw, ~- M•rtin Sohn-Rrthcl,A,l,ntic Highbnd (N. ] .). como ..ol-)jem•,1cíón:..
21
llt'c,ual,md rn;,nMILabor. ,rad. ,ng . P.in un buen .uúli..~jsdel mo1.nC"nt0ndt:ntor en la c>bn de Benjamín, •éuc Jiir-
Gtn Habcnnu, •Con~ciousncu· ni !i1ngor 1·etft'mp11~e cri1icism: 1he con1emporanci1y
1~77. • · 177 tli
'' Adorno, N,,..m.,~
,
duutct1CJ,PP·
1 AJo r00 • . Tnt
J- : 1.4 do nde i.nsistt en que: «.I pt·
ro u'-it1on•, P· .,· a• ex.prc$mnde esu cspcn<n·•
of W:tltcr Bcojamin•, New <i,•rntan Cri.JU¡ut,17. prirnavcrl. de 1979. Pan u:aacoQS)+
n Vf'.tSc por c1emp 0 , . ditración más general de este trm.i, ~hsc Rtch.ud Wolin. W1r1ltrrBenµ.mm: an at1-t.•
•. · · de mrx~d6n, v eo a propt
1 . · he.tic of tedempti< m , Nueva Ynrk, 19f(2,
a:pm~~
sarde c.ualq\lM:r d h . lJ idea ele la sociedad como 'JUJCto,nuent1'as
~ia 12 lto r1a crítica esta onm t.a ;t 3Cta 211
EJ quii.•.ino implica la Ulvcn.ión del orden ~ !:u pal.tbr.asde uru Cü.uul:a m
,. llCCpta la reificad6n l--•1•
'que' 1a ~•o· Jo•"

-
62 Maninjay
la fiiosofza atonal
6J
• • en el sentido
Lukács no haría más q11e fomentar su perpetuac1on
que deseaban reducirla a una mera hipóstasis de subjetividades indi-
nietzscheano empleado por A!~::::te de esta paradoja, se mostraba viduales y contingentes. Aunque pudiera ser considerada como el re-
Puesto que Ad~mo e.r:
co . toda reificación podía ser supe- flejo de la abstracción del mercado, dicha metasuhjetividad tenía
receloso hacia la afmnac,on de que d 1 29 de febrero de 1940en la «también su aspecto positivo; la sociedad, como ante.'i,mantiene vi-
• 1• · ·a En la carta e
rada en u tuna instanc1 . . 1 ·dea de que «toda reificaci6n es un vos a sus miembros y se rnanciene viva. El individuo t.iene que agra-
f 1 ba por ve:i primera a t • b d
que ormu a • B . . d . que 110 se trata a e «una decer a lo universal la posibilidad de su existencia: así lo atestigua el
1 .d
o v1 o•,
Ad o prevema a en¡amm e ·r· '6
.º~~ d ·l . d' o he cliano en contra de la re, ,cae, n, pensamiento, que es una relación general y por t.anto social. El pen-
nueva repeuc,on e ver~. ictd g
. , b. de una crmca e Ia re1 ,cacu '
•r· ·
in es decir. de una reve-
. samiento adquiere prioridad sobre el individuo, no sólo como feti-
smo mas ien . d. ·os que se encuentran concem- che» H. El error del idealismo era, por tanto, dar primacía absoluta
lación de los n1oment<b>~. con~lrí~c~;;i,se: de la diferencia entre una al sujeto colectivo sobre el sujeto individual, al igual que existencia-
dos en el olvido. Tam ten P ·¡· . , 29 Puede ser que esta dis - listas como Kierkegaard se habían equivocado al hacer precisamente
.f · , una ma 1 a ret 1cacmn» • •.
buena re1 tcac10n y . , 1 , d Adorno cuando escribía va- lo contrario. l::nambos casos, e) campo de fuer,as de los momentos
tinci6n se hallara tamb1en en a mente e . xi .
. anos- d espu<.:s
, . en su ensayo irreconciliables reconocido por la dialéctica negativa era recmplv.a-
nos , sobre A ldous Hu ey. do por una teoría de la identidad.
. . . l reificación como S\l upuesto, no sólo .~omo Debido quiú a que el esfuerzo combinado de la subjetividad co-
La humanidad m~luye t3tHO a l'b. ··ó ,e hace posible, sino tamb1cn de lectiva e individual estaba dirigido hacia el sujeto, Adorno concedía
l .. , a·alacualla 1 crnc1 n. b',
la con<.1c1on graCJ s •
··
/ 1·
orno Ja orma mee iant
e la cual los impulsos su Jet1vos, por
, • 1 una especial importancia, aquí y en otros escritos, a la atracción con-
manera
frágilc-spOe S1ll\"<l,e
in1decuados d an ser•
que p11e . :;' On realizados. pero so 1o s1cnt o traria del objeto, Para demostrar su tesis, recurría al argumento de la
. . dos JO•
o 1)Jeuva intencionalidad que tan bien había servido a los fenomenófogos des-
de Brentano y Husserl: «Lo que se conoce a través de la consciencia
f Adorno hace de un cierto grado de debe ser algo: fa mediación apunta liacia lo mediado[ ... ) Aunque no
La sorpren~~nte ~e t·ns:~~inde si reconocemos su suposición d.e
lo sea en acto, la objetividad puede ser concebida en potencia sin un
«buena re1fi,ca~mr»·~ol~i:ad el principio del intercambio y la dom,-
que la t,rama. e a I e~ . , . sobre el sujeto contingente como sujeto; no así la subjetividad sin un objeto. No importa cómo defi-
nación del ~uJeto const1tuuv:i/ant~ esencia sinónimos. Pero, a la ~ - namos el 32sujeio, no habrá malabarismo que pueda obtener de él una
sobre el ob¡eto, eran cohdose_ ofs e ntes a la • mala reificación• s1g- entidad» • El sujeto, por tanto, bien sea entendido como trausc.e11-
es mue o mas recuc . dc111alo individual, es siempre ya objetivo. Una implicaci6n prome-
versa,
'f' sus ataqu·ra menos contrano. a la denigración de cualqmer 1 agen•
.. tedora de esta prioridad es la probabilidad de que la sociedad, no
Jl1 teanquenoc .. ·· aba a filosofías que iban desde e pos,11-
tc subJetwo, que ca~actcnz alista Así en «Sujeto-objeto», de - s6lo como sujeto colectivo sino también en su forma objetiva, apa -
. h el manusmo estructur. . . • . rezca en una cognición críticamente autorreflexiva. <S<>loJa autorre-
v1smo ana . . .· etasub"etividad c.olccuva como una
fcndfa la peces1dad de ~~a cd,e~: ;mancipJación en contra de aquellos fleiuón social del conocimiento proporciona :11mismo la objetividad
estrella t'll la constclac,on e . de la que carecerá mientras obedezca a las coacciones sociales que do-
mlnan en éJy no sea consciente de eJJas. La crfrica social es una crí-
, , ·,· d u im ortancia par:i Adorno tn Rose, p. 13. l~o- tica del conocimiento y viceversa» JJ. Sin embargo, reconocer d mo-
otra. que le sigut. Vcase d anah..stS es . p .d tal Maurict Merleau-Pont}', hizo
e;
drfa :úiadM'seque otro J~stacado mar:o;t _occ~ le,tra griega ji (X), como la form:t mento socialmente objetivo en el conocimiento no significaba para
umbii1) J-ii nupi~ en el qu,~mo , ~~e: l~;::::i.
s:n :cconcilia~ión prematura. Véase:"u
;apropiad; de representar la mvers•;; t~. ·• te and the in~~ible: fol/ou,·cd by wnrku,g
Adorno reducir el pensam iento al ser social, a la manera de la socio-
·, ·s d, ~1auJe U'fort, comp.. e logía del conocimiento. Tal y como él y sus colegas de la Escuela de
an il t 1
t;L$ liJ
'-· · • • 1º68 c:tp 1v
~.J • ... 1 Al hono LUlg,tSE1, •anston. -., • · ·
notes, trzu. ID¡;,.· P '. . Francfort 1970, N), 159-160 . 31
?- ) Ailorno, Übe-r \Tlalter Benpmm, . d • S muel y Shitfl'V Weber, Londres, Adorno, «Subjtct-obiecc ,., p. 50J.
J.J PriYtr»: cu 1tura 1cnt1c1
· · ··sm.:i.ndsoc1c:-ty,
· w1 •/ 3 . d d Rarcdona,• Ant· , l"'2 ] " /b;d., p. ~02.
!967, p 106 [p nsm . as·• La r;rítica d(· ¡4 cultura y a sooe a • 1 70 • 3
' /bid., p. SOJ.
~,.,,¡,.
)'? ú f,1,,sofía111ornd 65
64 n1·)◄ se•3
' de la primera en el mundo moderno en favor de la segunda.
, · s de Karl Man ,eim •
d
d . . ron en sus cnuu . la .M,enrra,que la VrmNnft significaba una racionalidad bioica en la que
fr.u,dort a menu o a ~• .d un reOejo do lo que e,nstia en
la verdad no p0día ser r< uc, • a . las antinomias del pensamiento y la existencia quedaban reconcilia-
··"dad social del momento. b. . n''"a.ra una nL-gau,·a das, la Vemand las aceptaba como realidades ineviubles de un mun-
to"'" ed - .o del o ,cto• s,¡; m ,
Pues aunqu< d •pr ºllll:"' de las epistemología~ antropomor · do inmutable. En conelCióncon dicha reducción de la racionalidad •
a ,ceptar la reductin ad hornmem d ' ro~ la total liquidación dd la Ventand se encontraba la instrumemalización, el confínamicnto de
ficas, nunu llegó hasu el pun~odi;i:do en •Sujeto-objeto• : «Pues· la razón a la elección de los medios y no de los fines, o según las fa•
• L"lO Como Adorno prosegu1a . una reflexiún sobre el su· mosas palabras de Max Weber, la hegemonía de la racionalidad deli
suJ ~ la primacía del objeto hace neiesan~ d d -<:<>tnO algo di,,tinto berada sobre la racionalidad del valor. la fuente última de C$U re-
t.ºet~u)' una reflexión subjetiva, la m _1~d,·di: 0 pennite la dialéclica ducción especulaba la Escuela de Frandon, residía en la lucha del
1 , •··oqueen 1 a
re,11 • l hombre contra la naturaleza, lucha encaminada a la autopreservación .
d I mattrialismo prim1uv ' d 3; E ~ esu insistencia en a
e ento que ura• . T • . .d I mo Para sobrevivir, el hombre se veía obligado a desarrollar habilidades
se conviene en un rn~m -ecivldad colectiva e ind,", ua ' ~
aoeocia de una cierta sub¡ ' lo que diferenciaba de manipulación del mundo externo para sus propios fines subjeti-
pcrm . cender el statl<S quo, . • vos. Llevada al extremo, esu racionalidad instrumental y subjetiva
cnodición pre"'ª para tnDS 1· como Lows A11husscr, as,
a Adorno de marxistas . cs.tructura ,,ca!lo
. l o posestructur> 1· ,s1a. ·ram • conducía a una represión de aquellos aspectos de la personalidad hu-
e su.• parientt< cercanos en e camp d medusea•, señalaba mana que fueran obstáculos para la preservación del yo, y esp«ial-
comO d . d B ID cuya .mira a •
mente el deseo humano de ¡;ratifica~ión sensual ,in un retraso infi-
bién le distanciaba e . ~n1amdí; convertir al hombre en poco n';~

~,
ll un proceso ob1euvo• . nito. fato originaba umbién la dominación de la naturale,:a externa,
Adorno con preocupacton, .
po d
el que se esarro a ..
que en .el csceo~o en centraba su atención en otra ,..crs,~n que fue el coote involuntario de la dialéctica de la Uustración en un
f.n .sujeto-ob1eto•, A_dorn.~d ue era, según afirmoba,_la ~nn- sentido amplio. La Escuela de Frandon sin embargo, no mantenía .

Ie
dc b supresión de b no ,denu I q samiento identitanO, cienúfi,a- que la Ilustración fuera completamente represÍ\'a o que la raz.ón ins-
cipal amenaz.a del momento: ,e pe:subjetiv ista, conocido como re- trumental debiera ser totalmente rccbv..ada. Tal y como Horkhcimer
mente objetivo '! aparentemente an .almcntepeligrosoera '° de- indicaba en el Eclipse de la razón, el objetivo de la filosofía crítica
. • ,- Lo que le haca espec• mucho no era confrontar la racionalidad básica y objeU\·a con su opuesto ins-
ducc,ontsmO• . . b·et ivtsmO btentc y por tant'_'..
pendencio impHc1ta de ~n .,u
b¡ . d 1 ~umiento
o tL-n•h0 e r·-·:
p0s1uv1su y
· larde
tnunenr.a.ly subjeÜ\'0, ~ino más bic:n«fomentar una crítlca mutua y
_, , faridico• " - El rcalismo _ r una forma parucu de este modo, si ello es pooiblc, preparar en el área intelectual la re-
,,_. o't,co esL,b• consutu1do ' de 11ec 0 , dp0 . bre el mundo sub'¡et"· ·o conciliaci6n de ambas en la realidad• 40 •
a proyecta a '°
cien . .
racionalidad ,ub¡euva, que_erd ocoo de reificación Esu. ª¡¡,r Adorno, merece la pena repetirlo, se mo~trab• en •Sujeto---0bjeto•
'd d a traves e un pr d -d s1 no• y otras obras suyas, bastante menos reccpuvo a los modelos de re-
y despué, o 1"' • •• d , .. sólo puede ,er enten 1 •
mación, .iparcntementc para ~11ca, to de .razón subjetiva•dcsa conciliación perfecta que sus colegas de la Escuela de Francfort mis
detenemos un momento en e c0ncep cercanos a la ICCtUrahegeliana que Lukács hacía del m.arxisrno. Ya he-
rrollado p~r Adorno Y.s~s c~~1~:alisu entre Vemunft _Y Verstand. mos des1.icado el des;isosiego que le producían las pretensiones tota·
Recurncndo a la Jisunc, . h b' puesto de relieve el .elip- L<adoras de la Vrm,mft. Pero coincidía con los orros teóricos críti-
n parucu1ar a ian cos en su temor de que un creciente desequilibrio entre los dos tipos
Horkheimer y ]\i1arcuse e
de racionalidad hubiera caractcriz.ado al proceso de modernización.
.. f \l h"'m and ,he ..,. La inclinación aparentemente objetivisu del pensamiento posiuvisra
. kJunSchool·scrmquc:o ~ a.nn
:i.. Y~a.,t ),'f:lr
tin Jay, .Thc ha.u · _L 1'174
,_, T,lo,. lO. ,..,_ .. .
~' ol 1.,w ...... ,,.... • ;:;4 . " Mu Hurkhcimcr,Edip" of rr..wn1 'fo.rva York. 1947; Ht'rben ~.. Nt'-
>s Adumo. ,SubJ"'--ohJect• P·
&•tionJ.:~""JSm mtiul thtory,uad.. 1t1gl. jcrC'm)'J.Shapiro. Boston, 1968.
"" Adorno, J•ri,s,,u,P· 2 5· ? "° H0<khwner , F.dipstof rrdJ<}n, p. 274.
,- .>.dvmo,.s.,b,.._t~•. p ~
,. Jb,d.
Martinja y La filosofía atonal 67

66
·f O dle a ma aparentemente ncoidealis1a co mo antídoto para los métodos em -
. .¡ creciente triun píricos d e verificación o falsación. 1:.1
conocimiento, argumentaba en
d . forma encu b ,crta, e .. ' (y huma
expresaba de hech~• • . , enes del mundo natur.u . · tales casos, era un proceso de autorreflex ión dependiente de l:1me•
racionalidad sub1euva, cuyas •~•~ ·s muerta., abierto a la manipula-
no) como un reino de exten o~ a I h ho de ~ue esta visión del mun·
ditacibn conceptual de lo dado. Hay, puc<, un círculo ine,•itable en
el que la experiencia de los sentido s, aparent emente inmediata, se en•
cibn, in,trurnenta\, enmahscan a e f, ,e:ontra de esra ilusión, Adorno cuentra mediati1.ada por conceptos teórico, que, a su vez, están fun-
do era de manufactura umana. ,,
dados en la experiencia de los sentidos, y son juzgados por ella.
in,i~úa en que Sin embargo, eo otras partes de su obra Adorno utilizaba la ex•
. , Je lo que lo postula d ,u-
.d nte de ,-uie,o mas 1 .d on periencia de una forma mucho más insólita, que se inspiraba consi-
d objclO no es un, r~.si uo care d'cLori,1.sconc uerdan ent re sí: e res~ uo, e d
jeto. Las do~ defirucaooeseonLra t d como su verdad, es d pr ucto _e derablemente en la crítica no h~cliana de Benjamín sobre la reduc-
d que 1:aciencia pu~c ~I'
lo,; prvcedimiento'i m.in1pu a
r::;tJo;
,
g;u
lizados subjetivamente, de aquc- ción kantiana de la experiencia 2 su variante científica "5• Fn uni dis·
tinción ahora famosa, Benjamín había dividido la experiencia en Er-
llas ". ., fahmng, la integración de los acontecimientos en la memoria de las
ed" . s ba,ados en la supres1on tradiciones per,onales y colectivas, y Erl,lmir, la separación de los
En vez.de adoptar tale,, pro". •7;n~osub jetiva una epistemolo- acontecimientos de cualquiera de estos contextos significativos, indi-
ideológica de sus rafees en la rac•~'°\' o~jetO de ro:ma diferente. En viduales o comunitarios. E¡emplificada por la erosión de la capacidad
·a mis emancipadora se acl-rc.ana ~ ·va en término s que snos- del narrador de hilvanar un relato coherente, a au,a de la su<titu-
!~ en'"Yº• Ador~o dc:~i~:i e•l:i •;:;¡~~'.:,:no, sino también de sus
1raban su ale¡amientO .
0
r .
ción de la narrativa por una información inconexa en nuestras vid.as
cotidia nas, la t:rfahrung había sido crecientemente ,upl.antada por la
, . . de car.lcter marxista hcge ,ano. incoherencia sin sentido dd Erlcbnisen el mundo cult uralme111 c em-
anule~1s
- •
, e, .
1 . l rw1r que d :r-uJeto
d I ob1e10 e, e ª"' •· 1 ru, pobrecido del capirali~mo tardío 46 • Adorno companía la animosidad
La aproxirnaciÓTlal c.:ot\ex,;11n1cn~?
¡o alrededor de\ objeto, Sólu puc<e .. de su ami¡¡;ohacia el Erlcbnis, término que había sido ensahado por
rasga el ,,do que csuba cntrc~11en r r...)
en S\l propia expcriencin f.1 su• los irraciunalistas «filósofo~ de la vida• en Alemania a causa de su su-
erlu cuando, audaw,entc pis1vo)con '.'1 e~tc· este hecho tiene consccuen• puesta espontaneidad y libcrrad con respecto a una excesiva reflexión
~ l •ente del ohjt-lo. no su coniurn~ . •u
1etoC' e a¡; 'ó . l1 tcoríia }' la pra<;uca . jntcl ect ual. PcnsJdorts má.s recientes como los rx.i~"tencialistasno eran
~-b~,n~<re .
p Su .c10-objeto• cuáles eran estas meoo< culpables de privilegiar una scudoínmcdiaci6n a través de lo
Adorno no explicó en detalle _en• J an éxi10 en otras de su, que Adorno denominaba su •jerga de la autenticidad•. En ambos ca-
. . oeo lo h,z.o con gr ,u sos, una filosofía que deseaba ahrirse paso a través de los frustrante.,
coni;c<:uenc1a.\,m. tamp 'ble rcsp1.1e~taen este ensayo es ..
1 obras. La única pista par~ unda píos, auda,mente pasiva en la propia
., confiar e orma · · ba de d<'Benj;,:uninde 1.1noción kantiana J e t.x.pcritnc:fa(ic:ntítiu ap:a•
n La cntic:.1injc:i.i.l
ÍUj!,a7.exhonac,on a . la alabra •experiencia• ocupa .
rcc:ióen su -Übt-r dlS P~ramm dCTkommmdcn Philo50phic•. cKriw origina.lmentc
e1<pcriencia.E11s~ vocabu lar•~~ dfbemo s exan,inar antes de concl~~ en 1,1s y publicado por primera vci c:n liorkhei.mc:r, comp., Z«Ngnisit Theodar w_
hecho un lugar pnv1leg1ado, q. S. , n un estudioso de su obra ' Adurno 2Hm ftchz,gurn Ctb.,,rrt.J111g, fr.-.ocfort. 196). Su du,1i~tón COIK k,s Jo<11po1
nuestro análisis de .S u1~10-~b¡dem•1·;~~ el sentido de I .ukács, era el Je:c.>,pcriCtK'l.lfue Jc:<.attvflad~cmlos fr.1gmc:ntosde su P.magnJu,c.'Yk,al¡,uno$ de lo"
.
ésta, mas que una
conc1cnc1a e e as l •omo¡ su
. ·¡· . , En cienos conte xtos, t:t es e c:ualc~ han ~ido recogido~ tn CJ,11rles lhiMdel.air-e:" IJric p«t in tht .agrof high c•p•·
concepto opue,"to aerre1 1cac1on. • · de una ur-
•• emp1eab a Ia palabra experiencia
ti.tlism. Se k h2f:m M11icipado01hhty 1 :moque no cná claro qu<"Benjamín Cbtuvieu
dlrccl:lmt'nlC'1nflucndado pur d . Vé.uc .Michad En.n1nh. WilhC'lm Di/1J,ty; tht ,nti•
P
pulémic..acon op P ' qHt of hiq,oric.rl~'"".,,· C:hi~u. 1,1s, p. 226.
.., Para <'1tr.J.tamicnr-0de- Bcnjimin ,le la rd:u-:iónc1urc 1311aa·nul\•a y la e-xrtrien •
" Adorno ..$ubjn.,-ob1t<t•, P· $~. . c:i2, vé2~esu ..Tht' 4tOrytdltr: rctlie<:tioMon cht w()clu oí Nicol&i lcskov•, nt flJ.,,_
•:: Jl,td.
' J
Jt ~en rrm-
s PbJJo,wpb;t,,. Gnmdbtgri({tn: AH OJMlt. "'m.itwns.: tu•ys 11ndr~J1~ction1-. ed. ton introd. H1n11a.h.Armdt, trad. ingl. Harry
•' r ncdemann ,_Gttn7~}-rancfott.
A M1W "7 4 44
1-, , P· · Lllm, Nut'Vl York, 1968. (lluuun.,uiortt't, M:adriJ..T.tunu, 2.' cd. 1980.I
8"""Dt:Hltmg~p,obu•1mr, . ~X
..,. Adorno, •l.om,Jucuuc,•. P· .
LAfil osofía atonal
68 69
confines de la racionalidad y la tradición para comprender la existen- cho de . ser
... esperanzador. El ab'ismo entre s1gruf1ca . .. . 'f'
cia humana en su forma pura, había duplicado inconscientemente la que lmgumas como Saussur · h b' l . 'mes y s1gm ,cados
. bl , e a ian va orad , '
irracionalidad y el desarraigo de la experiencia social moderna. vita e de tocia lengua era p·1 13 . . l o COlllO un a.,pecto ine-
Sin embargo, el antídoto de esta situación no era el retorno a la terior de unidad mimética' •n· ra en!ab¡mm a caída de un estado an-
, crepaa ra y cos E
por lo que consideraba a la ·1!. , a. ra por esta razón
idea hegeliana de una historia coherentemente racional, la objeúva-
ción de un metasujeto constitutivo. Adorno, como ya hemos visto,
de decadencia lingüística del
supenor aJsimbolismo
·h~g;~;;
, .
con su ver_a,. reflejo del estado
' ~o~o un mstrumento estético
rechazaba el modelo hegeliaJ1<> de memoria como Erinr1crungo re-
membran7.a de lo que había sido dividido, en favor de algo más cer- um'dad podría conseguirse roman11co
al1ora s,o. no clas,co
.en 1 cua 1pretendía que la
' e l,'d
cano al Gediü:htnisde Benjamín. La Erfahrurig,tal como Benjamín que una humanidad redimida vol~ a,, a, en el arte. Hasta
la entendía, estaba sin duda basada en el recuerdo, pero 110 en un re- en el que las palabras fueran de era a ent~laren un estado de gracia
. b l nuevo s11t11 ares a l .
cuerdo comparable a esa restauración «épica• de una perfecta conti- s1~na an, a memoria tendría l ·h a. cosas que de-
m,mesis orioinaf o de la a ' que uc ar por rescatar los restos de la
nuidad entre el pasado y el presente defendida tanto por los marxis- . ª '
se a1mismo tiempo a la 1·¡ •, d
• un e~pcnmentad ª en ¡ª omez, .. .
res1sriénd
'
0 ...
tas vulgarescomo por los historicistas.Por el contrario,una concien- • usoon e su p 'b'l'd
1 1 d
/\domo se s,·11r·m- stemprl·
· · menos· l'OS,. a presente.
cia histórica liberadora desmentiría el rontinuum histórico, tomándo-
logía que Ben¡'amin y . exp 1c1tamenteatraído por fa ceo-
lo a contrapelo para redimir los recuerdos largo tiempo reprimidos. , . ' parece que nunca tuv l f
Sin embargo, éstos eran recuerdos de algo muy diferente al acto ini- dad ad am,ca original del 11om bre y la CO!\a po . mue, la e en , una uni-
cial de creación subjetiva que Lukács, con su teoría marxista hegelia- tance, la preocupaci6nde s . . . ~ro c..:ompartta, no obs-
. d u a1U1gopor un tip d .
na de la reificación, había querido restaurar. lo que en realidad eran captara e nuevo la correcta rdació . , . o e expcnencia que
se revelaba en la filosofía del lenguaje de Benjamín, sumamente idio- naturaleza. Entendía esta p 'b 'l'd· dnnum~tic~ entre el hombre v la
, · . osi J 1 ,l en tcrm · l '
sincrásica47 , que tuvo un impacto más profundo en la versión de la tetJcos,que mterpret.1ba de u f , . i~~s esencia mente es-
teoría críticade Adorno, con su especial énfasisen la expcriencialque Ya en su crítica de K.ie·k nda <>rtnalllas md1v1dualque Ben¡'·1min
. , egaar cuyo subt' lO ' .
en la de cualquier otro miembro de la Escuela de Francfort. d e 1aestética))' J\don1.ohª b'rn puesto '
de reli
HU era •la construcción
¡ .
Una de las suposiciones principales de la especulación lingüística catar la experiencia es1é11'cad 11 eve a necesidad de res-
. ¡ . e aque os que t' d' 1
de Benjamín era que el lenguaje estaba enraizado en una experiencia nor a a ciencia la religio'110 1 f'l f' , pre <n ,an ,aceda infe-
. . ' a 1 oso 1a Su 11n · radicaba
.
su reconoc1m,ento ,·m,·,J' .·, · . j' portanc1a e·,,
mimética del mundo natural, la capacidad de reproducir similitudes ' r 1(1 amente
no sensuales entre el yo y el otro natural. Era la potencia continua, objeto sobre el su¡·ero. En el t d~:atcna_ista, de la prioridad del
. l d . ar e, a >rerenciad . . 'd d
aunque amenazada, de escas similitudes originales la que hacía creer neas, a om1nación conceptual d l d , e: actn·1 a es más tcó -
a Benjamín que sería posible descifrar los misterios del mundo pres- la receptividad de los sentidos. /1 e mun A~ natura_lera refrenada por
tando atención a sus más pequeños detalles en los que, de forma in- alertar en comra de la sinrnle unh9ue., orno siempre se cuidó de
. , com 111ac1onde¡ d' l' •
consciente, se conservaba algo de una verdad primigenia. Pero esta con su poder reflcx,·, , \' ¡
· 0 , a expcnenc1a . . ,. , .· ª ta ecuca ncvati 0 va >
tarea se hacía cada ve,. más difícil a medida que la facultad mimética medjdacomplementari·i.;e11s. . . csteuca, ambaseran eu gran
, • u pensam,e,no lJ ,¡ .
del hombre iba perdiendo su potencia en el mundo moderno. Aun - comparuan era la hoscif'd , ad llacra . . una noc1on . ,' e ne emento . .
crucial que
dad. en f·orma de cons1-ruccun\ ., . . . omun1cat1va de la ver-
que en momentos de optimismo Benjamín tal vez pensara que el cuJe mtersub¡eu.
podría ayudar a regenerarla, el estado actual del lenguaje distaba mu- reciente ha sido deícndid 1 ,a, que en una época más
B . . a por lln a umno d Ad
enia111m
. había afinnad,, encrg,cameme
, . q eI l orno, . Habermas .
onge? ~n medio de comunicación e . ue e enguaJeno_fue en su
~tntcnondad a su in inersio' l I ntr~ mentes que ya existían con
. . . n en e engua¡e M .
" 7 V(ase en p~rticulacBcnjainin 1
..:On languagea.s such and on tbc lang:uagc-
of que umcamentt:comunican P. . , . l antema que.· las palabras
man• y <:<On .y .., eo Rcfkttiorn: essays,aphorisms.autobiograplJJ·cal
thc mlme,ic facuJr lenguaje desde su estado pc··.rec~tsamd1ent<'.sd sdondeb ida., a la c;1ídadel
ed. con llurod. Pctcr Dcmet:t,trad. logl. EdmundJephc~n. Nuc,·a York,
11.,-,,itit,gs, , , · fft:o eun1 a ,.
1978, y «Uoctrinc oí thc similar.., New Germ.anCritique. 17, pnma,·er.tde 1979. y cosa. Si hay alguien con quien se· 'bl. m1met1caentre palahra
a pos, e: comunicarseeu ese es-

1
Marlinjay la filosofía a1,ma./ 71
70

tado previo a la caída, éste es Oios ••. Aunque Adorno era menos pro- más c~rc;1de-esta última , influenciado como escabapor los tres nutc~-
penso que Bcnjamin a especular acerca de tales conversaciones ante- tros citados por Ricocur - tfarx, Frcud y Nietzsche--, no renuncia-
riores a la caícu, absorbió la hostilidad de su amigo hacia la comu- ba completam~nte a la espcran1.a utópica de una restauración de al
nicación intersubjetiva y hacla la restaurac iém o consecución <le sig- perdido o, me¡or d,ch'.'• a la posibilidad de algo que podría ser rec~~
nificados compartidos. Era por esta ra1.6n por lo que en Dialéctica perado_en el foruro. Era por esta razón por lo que aún podía hablar
negativ11afirmaba que •~ «Su¡eto;o~Jeto• de las «consecuenciaspara la relación entre la teo-
na y la practtca».
d concepto de semido irnplica una objetividad qm· tr.isciendc toda constnu;- . . El hecho de negar ~ 1•" pos·,b,·1,·dad
• • de• 1as· comumcacmnes
· · ·
mters b-
ción; tan pronto como es ..hecho», el sentido se convierte en ficClón, duplica Jtttvas .en fa~or de la experiencia estética, esencialmente ind ivld~al
49
el sujeto, por más colectivo que éste sea, y le estafa lo que parece otorgarle • no sugiere,
lidad el
smemb~r~o, un programa muy plausible para hacer rea~
. potencial utop1
• co de la teoría, cr,·u·ca. Perrna1¡•\.l.-er «aud azmen-
Mantenía que la tarea de la filosofía era la interpretación del cante• te pasivo• en la propia epistemología puede ser comprensible como
nido involuntario de una realidad irreducible al significado ,1tribuido defensa c?ntra el 1mperiali~".'ºconceptual, pero difícilmente puede
a la misma por el sujeto humano o por una comunidad de sujetos. ser una
• . ,formula para
. e) acuv1smopolítico · Sin embargo, Ad orno no
Como escribía en uno de sus primeros ensayos, se; smuo

nunca

sausfecho con

h: implic•c·,
• -a 0, 11de q· uc e1 pensamiento ·
crmco, al 1~ual_ q_ue1aexpenenc1a estéuca, necesita permanecer com-
La.auténtica interpretación filo.1¡ófic-a
no se encuentra casoalmente co.n un sig- pletamente. 111dtv1dual y aislado' por lo menos a la larga '-' otro en-
n ificado fijo que esté ya detrás del problema; sino que. súbita y momencá- d , . ,c,n
ne3rrtentc, lo ilum.in;1.,
consumiéndolo al mismo tiempo [ ...) L:1imerpretación
sayo pu bl1ca o poco después de su muerte y ,itulado «Renuncia• 53
de Jo involonlario mediaocr la yuxcapo.sición de lo real por el poder <le u ! cnttcaha n_iordazm~nt_e a aquellos que pedfan una unidad perfecta en~
intcrprecación es el programa Je codo conoc i1n.icntoauténticameme n1at«;ria tre la_'.eona y la prnc~1caen el presente y se negaban a aceptar su des-
lis~, programa al que más justici;1 hace el procedimiento materialistacuanto cnpc1on de su pos1c1on c?mo una capitulaci<')nencubierta ante el sta-
más se distanc ia de todo «significado... de sus objcws y menos se relaciona tlis 1"º· Adorno mantc111a que la teoría crítica era un signo de resis-
con un significado implícito ca.sireligioso !IO_ tencia: _aun cuando algún día pudiera ser aparememente olvidada 0
supnm1d:1,
Con Adorno, nos hallamos claramente muy lejos de aquellas fi-
losofías hermenéuticas que consideraban al hombre, segémuna lamo- ni°_sc p~1edenegar qu,r _algo de ella sobrevive. Porque el pensa miento ciene
sa frase de Weber, como un «animal prendido en la red de significa- e. 1mpu so de lo g<:ncn~o. Ln (tUe ha sido pen:;:a<lode forrna convincecne
dos que él mismo ha tejido»". La memoria que él había valorado <.kbc ser pens~J~ c.·nalgun ot ro higar y por alguna otra per.1,on.1..Esta espe-
en la F.rfahrungera muy diferente de )a hem1enéutica del significado ranza acornpana me.luso al pensamiento rn3s solitario e imp0tcntc >4.

recordado, identificada por Paul Ricoeur como lo opuesto a la her•


menéutica de )a sospecha 52• Aunque, ciertamente, Adorno se hallaba E,'. «S'.1je10-objeto•,una afirmación similar acompañaba a la refle-
l<mn final de Adorno sobre las implicaciones de la sub·etividad
1
4s 8t"nja11)jn ..on bnguage ~s such aud on tht< b,,gu.age vf m:tn», Rejltctirms,
transcendental:
p. 318.
•9 Adorno, Negatwe niah·mcs, p. 376. El tonccpto de. traust:enc.kncianos rei::uerda que el pensamiento a fue f
)O Adorno, «'fhe acrualit>' of philo&ophr», p. 127.
~, F.st.1frase de \X.'d.>etha sido ampli1mC"nted.tda a COJ)(l(.c r por la influyt'nte Vt'í·
s~~ ~om~·nros 111rlla~e~wsde uni\ 'ersa ~id.1d,transc iende su propia indi:iu~~
Cu)n inalienable. As,rn,smo, la ar1tÍLeS1.'i de lo universal )' lo panicular <.-.sal
sión de'la .:iJnropoJogfaculturalde C:liffordC.ccnz. Vé~r.csu 1'heimerprN.Uicmof <11!•
tures, Nueva York, 1973, p. S. 1
)Z Paul Rirnt"ur, Freudami philosophy:an cssayon itw:r¡,r<:tat.i<m, trad. iu~I. lkW . "' AJ
: orno, • Re~Jgn~uon»,
' · . Te/os, }), prim3vcrll de 1978; véanse t;.unhlén.sus co•
Sava~c, Nut"\'ª York, 1970, 1). 33 [fn•u.d: una i,1urprera,i611de /;i cultura, ~•téx.ii::o,Si~ mc:1!!,:u•os en «I\fargm2hc11zu lhcuric und Praxis», C"nStich,1,•or1e
. ·
Adorno, • Resignation», p. 168.
glv XXI, 1~~5].
72 Martin]ay La filosofíaatonal 73

,nismo tiempo necesaria y cngañosi. Lo uno 110 existe sin lo otro: lo pani- del seudoindividuo de la sociedad de masas moderna como un mo-
cular existe sólo como definido y por tanto uni ..•ersal; lo universal, sólo como mc_ncodel camp~ de fuerzas de la paz. Y, lo más utópico de todo, el
la deíinicióo de algo particular y por t.into particular a su vez. Lo uno y lo
ob¡eto recuperara una vez más su lugar legítimo junto al sujeto in-
otro son y no Sllr'l. Este es uno de los motivos más poderosos de la dialéctica
no ideaJisu-'5. d1v1dual y colectivo en una dialéctica de no identidad mutuamente
sustentadora.
Pero si el pensamientoes ya a la vez universaly particular,co- __ ~a frase_f¡nal de «Sujeto-objeto• se refiere a una importante po-
lectivo e individual, y si se puede demostrar que los sujetos albergan s1c10n_fi!osof1c~ que es mcapaz de explicar las razones por las que
en sí objecividad y ,;cevcrsa, )' si la teoría es ya 1111a
especie de prác- esta v1s10nha sido bloqueada en el pasado y continúa siéndolo en el
tic.a, entonces podríamos muy bjen preguntarnos por qué se mostra- pre~e111e.Adorno concluye di~iendo que «el nominalismo niega 1111 a
ba Adorno can extraordinariamente crítico hacia el estado de cosas soC!edad en concepws al considerarla despreciativamente como una
.
abrev1:11~ra de .111d"1v1
"duo» S8. Que la sociedad es algo más que la mera
existente. Los párrafos finales de «Sujeto-objeco», argumentados en
forma críptica, nos dan la pista de una posible respuesta. Adorno su- agregac1onde los miembrosque la componen, aunqueno sea una en-
giere que hay una paradoja revelada por la reflexión del sujeto sobre tidad ontológica permanente que los abarque, era una de las premi-
las fuentes sociales de su propia reflexividad fom1alista: puede que la sas centrales del pensam,enw. de Adorno, como Jo fue de práctica-
sociedad sea el fundamento último de nuestro uruverso mental cons- mente todos los manoseas, occidentales o 110.Pero a diferencia de mu-
truido de forma colectiva, como mancenfa Durkheim, pero los argu- chos de tal tradición, Adorno no privilegiaba la dimensión económi-
mentos que Durkheim utilizaba para hacer su alegato presuponían la ca, el m_odode producción, en su intento de conceptualizar el todo.
misma objetividad no constructivista que era negada por su prop ia Mantema que en _elsiglo XX era necesario dar igual importancia a los
teoría. La necesidad impuesta al conocimiento refleja «d cncarccla- fa~tores ps1col6g1c?s, culturales y sociales en general. En vez de es-
rruenco objecivo del sujeto en sí mismo • ~- Sin embargo, el carácter cribir _unanueva c~1t1cade la economía política, la principal ideología
objetivo de las coacciones que limitan el posible conocimiento no de la epoca capitalistaclásica,era más importanteintentaruna crítica
debe ser absol111 .izado, porque con ello se haría imposible cualquier de las _teorías bur~esas tardías en aquellas otras áreas. Como ya he-
cambio en la versi,¡n actual del sujeto colectivo. La idea de que el co- mos v1St<>, los escritos más estrictamente filosóficos de Adorno siem-
nocimiento depende, por lo menos originalmente, de dichos sujetos pre le condujeron _fuera del reino del pensamiento puro. Es ahora el
coleccivos es válida, a pesar de que los nominalistas mantengan que momento de s_eguirsus pasos más de cerca e invc.stigar de qué ma-
lo individual es siempre ontológicamente anterior al todo. Porque la nera sus re~lex1onessobre las _tradiciones intelectuales de su época es-
individuación es un logro histi\rico, no un don natural. «.El hombre taban enra1:iadas en una críllca fundame111alde la sociedad que las
es un resultado», escribeAdorno, «no un cid.os[términoque Husserl generaba.
utiliza para referirse a la esencia de los objetos individuales]• ; 7 _ Pero
en el futuro, da a entender Adon10, puede ser posible una clase di-
ferentede t:::onocimiento , liberadodel poder coactivo de la subjetivi-
dad colectiva en su forma objetivada. Cuando ello ocurra, el poder
liberador de la subjetividad transcendental se hará realidad, porque
ya no sed experimentada bajo la forma de una coacción objetiva. Asi•
mismo, el individuo verdaderamente particularizado ocupará el lugar

ss Adorno. -rSubjct(-Obj(
, h, 1).510.
)~ Jbi</.
7
S [bid,p.5 1J. )8 !bid.
3. LA TOTALIDAD FRACTURADA: la wtalidad fracturada: la sociedady la pl·ique 75
LA SOCIEDAD Y LA PSIQUE
litada, excepto en los cada vez más escrechos círculos de los positi -
vistas recalcitrantes. En la tradición específica de) marxismo occiden-
tal, en la que en general es posible situar a Adorno, el impacto de es-
tos cambios se ha reflejado de formas diferentes. Fundamentalmente,
los marxistas occidemales reconocieron que Marx había escrito en
realidaduna crítira de la economía política y no una mera teoríaeco-
~Denn nichts als nur Verzwei/Lmg k.annum rctten;,,1 nómica rival. En Jamedida en que •crítica» es un térmjnocon raíces
m el idealismo alemán 2, han sido las dimensiones filos6ficas de la
ChristianOietrichGrabbe
obra de Marx, más que las puramente científicas, las que más se han
destacado. El hecho de que aquélla realzara el papel de los intelec-
Si el marxismo ortodoxo elevó la economía a la condición de varia- tuales radicalesen d proceso revolucionariono fue una de las razo-
ble ,_ndependienresobre cualquier otra esfera de la totalidad, ello no nes menos imporcantes de este cambio, porque solamence los hom-
fue u_n~camenteporque su teoría reflejasela «concienciasindical»eco- brescon un cierto nivel de educació n serfan capaces de intcpretar para
nom1c1stade w1a clase obrera cada vez más integrada. Los economis- las masas las implicaciones esotéricas de tal filosofía.
tas clásicos y neoclásicos del siglo XIX estaban, después de todo, no No menos significativa fue la recuperación tic la dimensión espe-
menos seguros de poder aislar y desentrañar el funcionamiento in- cíficamente política del pensamiento de Marx, recuperación cuyo es-
terno_de un urden económico ~utorregulado.Aunque retrospectiva- tímulo más importante fue la revolución rusa, interprecada por los
mente estas_esc~elas_de pensa~1ento puedan parecernos equivocadas primeros marxistas occidentaJes, según la famosa frase de Gramsci,
en su excesivo enfas1sen la prunacíay autonomía de Jo econ(>mjco como una revolución «contra das Kapital » y su fetichismo de lo eco-
en la época en la que escribían el espectacular incremento de las fuer'. n(imico. Aunque, tardeo temprano,ht mayoríade los marxistasoc -
zas de pro~ucción industriales y la no me.nos sorprendente difusión cidentales abandonaron su entusiasmo por el leninismo, la importan-
de las rdac,ones de produ~c16n mercantiles hacían que tal hip,ítesis cia de la restauración bolchevique de la •primacía de lo político• no
fuera eminentemente plausible. Lo que Karl Polanyi una vez deno- puede ser sobrevalorada a la hora de comprender su liberaci,,n del
".''.nara •la gran transformación» produjo , por algún tiempo, la ilu- economicismo del siglo XIX. La nueva insistencia en la posición cen-
s,on de que el pnnc1pal motor de la realidad humana era e] sistema tral de la praxis, comoquiera que se emendiera, fue compartida por
recién descubierw de leyes económicas que podían ser observadas y prácticamente toda., las figuras de la tradición marxista occidental.
do~mad_asesenc1alm~ntecon las mismas herramientasque can útil,:s Las otras alterna1iv,1sa la primacía de lo econ6mico descubiertas
habiao s,do para exphcar las leyes naturales. por los marxistas occidentales tenían de algunamaneraimplicaciones
. El hecho de q_uela mayoría de los intelectuales del siglo xx, mar- más problemáticaspara el proyecto revolucionario. Un nuevo énfa-
XJst.1sy no 1narXJstas,hayan superado esta ilusión no se debe tanto sis en la dimensión clarameme social de la totalidad, en contraposi-
a su perspicacia .superior como a un cambio en la realidad que se afa- ción a la económica, supuso a menudo una toma de conciencia de
naba~ por comprcn~er. Porque, en nuestra época actual, la depen- aquellas insticuciones y práccicas que se oponían a la concepcualiza-
denc1~ de la e~onom1a con respecto a otros aspectos de la totalidad ción <'nestrictos términos de clase, siendo nonnalmentela palabra cla-
~poh11ca, social, cultural, psicológica- se ha vuelw demasiado ob- se entendida sólo por referencia al modo de producció n por los mar-
"'.ª.para s~r ignorada. Paralelamente, la fe del siglo XIX en la aplica- xistas ortodoxos. La sociología burguesa,como muchos comentaris-
b,hdad urnversal del método científico se ha visto ampliamente dcbi- tas han seiialado, tenía al menos algunas <le sus raíces en un miedo
1
«Jlo rqu-;,n.td.i sa]•;ola dc~csp-er.u.:
lón puede s.:ih·aruos
... Citado por Adorno en 1
historia dd <:onccpto de ,:rilica, vé-.3ScPaul Connc;rt(ln,
Paí3 una C":<cdeñtc
su com ·cr!'l:ac1oncon .'\rooM Gt'hlen, ..Ts1 die Soziologic eiuc:-,,:risscn
sch~ft vom The tragedy of ertligh1
enme11S
: an t'S$d)' cm the Frankfun.S(hool, C:unbrid~t, 1980,
Menschen?..
pp. 17 SS.
76 Martín/ay La totaUd"d fracturada: la sociedad y la ¡,siqu~ 77

conservador a la revolución, tanto política como económica, que ha- logfa merecía un lugar legítimo en la explicación de la totalidad de
cía a menudo que reemplazara las explicaciones materiales de la co- fas relacioneshumanas. A pesarde los intentos de concertarun ma•
hesión social por explicaciones morales y que buscara la forma de res- trimonio revolucionario a toda prisa entre :Marx y .l:'reud por parte
taurar el orden comunitario (gemeimchaftlich) minado por la socie- de Wilhelm Reich y Herbert Marcuse, muchos marxistas occidenta-
dad de mercado actua.l (Ge.<eflschaft).Aunque sería demasiado sim- 1cstenninaronpor reconocerlas irreductiblestensionesentre ambos.
plista decir que la absorción por parte del marxismo occidental de te- Pero lo que hizo imposible que la psicologfa fuera rechazada fue la
mas sociológicos significó una capicufación ante el antiutopismo pe- inesperada aparición de una política imtcional de masas con el fa.s-
simista de los grandes sociólogos burgueses como Weber, T6nnies, eismo, que no había sido prevista por los marxistas ortodoxos. ln-
Simmel o Durkheim, su descubrimiento de la intransigencia de las duso después de su caída, los impedimentos psicológicos para la
instituciones sociales que no podían ser reducidas a su relación con emancipaciónno pudieron ser ya ignorados por los analistasradica·
el modo de produccióndominantesupuso un crecientereconocimien- les de la manipulada sociedad de consumo de masas que parecía se-
to tanto de la complejidad de la totalidad como de la fuente de su guir sus pasos. Sintomático de los serios eiectos del psicoanálisis en
resistenciaa la transfom,ac.iónrevolucionaria.También supuso una el pensamiento marxista occidental fue la utilización que Ahhusser
apertura a la posibilidad de que otros grupos sociales, además del pro- hizo de Lac,u, para mantener que, incluso después de una revolueibn
letariado, pudieran tener motivos de agravio radicales, posibilidad que culminada por el éxito, la ideología seguiría siendo inevitablemente
una teoría de las clases estrecha de miras podría ignorar. Sin embar- un obstáculo parauna conciencia no distorsionada.
go, las implicaciones básicas del interés del marxismo occidental por Si ahora nos cemramos en la particular reconceptualización que
fomiaciones sociales tan esencia]menteconservadorascomo la fami- Adorno hizo del marxismoposcconomicista,su carácterun tanto idio-
lia o la Iglesia no eran muy alentadoras para aquéllos que esperaban sincrásico se pone de manifiesto rápidamente. Aunque compartía el
una revolución inminente. rcdcscuhrimienm típico del marxismo occidental del momento críti-
No menos serias fueron las lecciones aprendidas de la investiga- co y dialéctico de la iilosofía marxista, las impromas de Nietzsche y
ción de otros dos aspectos del conjunto, la cultura y la psique indi- Benjamín en su pensamiemo le impedían adoptar las conclusiones del
vidual, que el marxismo tradicional había tendido a descuidar. Aun- marxismo humanista a las que habían llegado Lukács, Gramsci y
que Lukács,comúnmente denominado ahora el primermarxistaoc• Korsch. Como ya ,·imos en el capítulo anterior, la dialéctica negativa
cidental, conservó sus expectativas culturales mesiánicas durante al fue mucho más que otra versión del hegelianismo de izquierda, cuya
menos:un cierto tiempo después de su conversión al materialismobis• i11clinaciónhacia la teoría de la identidad fue vigorosamente comba-
tórico en 1918, los que le siguieron insistieron mucho más en las for- tida por J\dorno. No menos heterodoxa fue su actitud hacia el nue-
mas en que la cultura podría dar al traste con las esperanzas revolu- vo acento político del marxismo del siglo XX. Aunque aparentaba ,·s-
cionarias. El concepto de •hegemonía» de Gramsci, la «cultura afir- tar de acuerdo con la importanciade la praxis y no era ciertamente
mativa» de Horkheimer y Marcuse, los «aparatos ideológicos del Es- amigo del ,csgo productivista del marxismo ortodoxo -(•n realidad,
tado» de Althusser, la «vida cotidiana» de Lefebvre expresaban to- según él, el propio Marx había querido convertir el mundo en un «gi-
dos ellos un nuevo reconocimiento de las fonnas en que la cultura, gantesco taller»3-, seJnfa,sin embargo,tal temor a la instrumentali-
que ya no era una merasuperestructurade la base económica.,podía zación de Ja teoría que su interés real por pronunciarseen política
sostener el status quo. Aunque muchos discernían aún impulsos sub- era muy escaso. No hay de hecho en su obra ningún análisis conti -
versivos vitales en el mundo cultural, y especialmeme en ciertas for- nuado de la esfera pública, la democracia burguesa', el Estado o la
mas de arte, lá mayoría reconocían que iban a pasar por lo qu e 1
Gramsci denominó una larga «guerra de desgaste• más que por una Convt"rs.i.:ió n del aumr con Adorno, FnuJ<:fort,marzo de 1969.
-1 T.a t)'p(rleucia dt Adorno como refugi-.ido le hi1.o, s in tmbaq;o, ser consciente
corta guerra de maniobras. de la imponancia de la-democraci a burgvtsa é<iruono lo había sido ;m~ . VCase,por
Aún más desoladoras fueron las implicaciones que muchos mar- ejemplo. MU,,:ma rno,,,
11/i.a; n:fhúons frmn damage lije, 1r-
.:id.ingl. J:. f. N. Jephoou,
xiscasoccidentalesextrajeronde su reconocimiento de que la psico· Londrc:s,1978, pp. 112-113.
78 Martin}a)' la totalidad fracturada: la soáedad y la psique 79

organización política. Aunque a menudo utilizó implícitamente los vidi<loe.11la realidad: el antagonismo entre lo universal y lo particu-
argumentos de otros miembros del Instituto que sí trataron tales te- lar. Hasta que la división del trabajo no fuera transcendida, no po-
mas, sus propios intereses se situaban claramente en otro lugar. Tarn- dría serlo tampoco la división científica. Como resultado, .Ja sepa-
poco hay en su obra esa deferencia hacia lo polfrico como la esfera ración entre sociología y psicología es al mismo tiempo correcta y faJ.
de la libertad que se puede encontrar en otros de su generación, como sa. Falsa porque anima a los especialistas a abandonar el intento de
Hannah Arendt, que tan influyeme sería en Habermas. Aunqu e conocer la totalidad que incluso la separaci6n de ambas requiere; y
Adorno rechazó finnemente la acusación de que en realidad era un correcta en cuanto refleja la escisión que efectivamente ha tenido lu-
esteta apolítico, es difícil rechazar la conclusión de que en su teoría gar en fa realidad más intransigentemente <le lo que lo hace la un.ifi-
hubo lo que muchos <lesus crÍticos alemanes gustaron denominar un cación prematura al nivel <lela teoría• 6 •
«déiicit político». Porque cuando Adorno hablaba de poder era casi Más allá de su miedo a una unificaci6n premarura, estaba igual-
siempre en términos<leuna dominación difusa y penetranteque tras.. mente la simpatía de Adorno por la no identidad wmo fi.11en sí. Así
cendía cualquier área política identificable. pues, la habitual incomensurahilidad de los diferentes discursos eru-
El interés real de Adorno se dirigía má.s hacia esas otras áreas de ditos, aunque no fuera rígidamente naturali,ada, podía sin embargo
la totalidad que son conocidas como cultura, sociedad y psique hu- ser considerada«correcta»en otro scnudo: como Jaanticipacióndis-
mana. Al examinar sus análisis de las mismas de\¿emos, sin embargo, torsiona~a de un futuro no antagónicopuo todavíahet.erogéneamen-
ser conscientes de que no respetaba unas fronteras disciplinarias her- te pluralizado. El método microlc\gico que había heredado de Kra-
méticas. Su propia obra, enormemente versátil, fue un verdadero mi- cauer y Bcnjarn.in,que nunca esn,vo plenamente reconciliadocon el
crocosmos del colectivo del Instituto, que fue disetiado para su- énfasis holista que había absorbido a Lukács, no fue pues un mero
perar la compartimentación <le la vida académica normal. Como vi- recurso temporal únicamente apropiado para este degradado mundo
mos en el capítulo anterior, sus especulaciones filosóficas siempre le actual de fragmentación . Al igual que Ern.<tBloch, Adorno conside-
condujeron hacia la sociedad. Asimismo, cuando escribía sobre asun- raba cales fragmentos como prefiguraciones o huellas (Spu.renj de una
tos psicológicos , sociales o culturales, interveníaine\•itablcmentee) posible utopía 7 •
discurso tradicionalmente confuiado a otras disciplinas. De hecho, Una forma <leprestar atención a lo particular, aunque no la úni-
por mucho que pudiera distanciarse de la primacía otorgada por el ~, era -~pon~rse~ ~na socializac~ón('xcesivade lo individual, cuya
marxismoortodoxo a la economfa, recordaríafrecueucementca sus dunension ps1colog1c:1no había sido totalmence borrada. La defensa
lectores la importancia continua de aquélla en un mundo todavía de Adorno de fa necesidad de un momento psicológico en cualquier
esencialmentecapitalista. teoría dialéctica negativa de la totalidad, le enfrent6 con una tradi-
Y, sin embargo, puede ser defendible, al menos en parce, aislar ción fuertememe arraigada en la filosofía alemana que había comen-
las contribuciones especificas de Adorno a las diferentes áreas de in- zado con la rigurosadenunciapor Kant <lela confusión exi~tenteen-
vestig:1ción.Porque aunque él, al igual que otros miembros de la Es- tre el sujeto empírico y el epistemol6gico. En el siglo XX, el mavor
cuela de Fra.ncfort, practicó un tipo <le investigación interdisciplina- enemigo burgués de cualquier clase de psicologismo era Husserl, que
ria basado en una teoría crítica integral, se oponía inflexiblementea rechazaba la génesis del sujeto lógico y abso luto en los sujetos hu-
esos tipos de metodologías abiertamente armoni;,,adoras que trataban manos contingentes. El equivalente marxista de Husserl, por lo me-
de borrar cualquier frontera. En una polémica dirigida contra los psi- nos en este tema, era Lukác,~.Ambos deseaban defender una versión
coanalistas revisionistas neoortodoxos Erich Fromm y K.arenHor- del sujeto constitutivo transcendental, que en el caso del último se ha-
ne¡; y el sociólogo Talcott Parsons S,Adorno insisúa en los peligros
ideológicos de superar en el pensamiento lo que todavía se hallaba di-
~ Jbid..,primera p3ne, p. 78.
7
Frnsl BJoch,Spuren, Berlín, 1930-.Parafa favorable aprtciaciónde Adornc:i,véa•
> ..SocioJogy ,:mdPsyclmlogy,,, New Left Revieu;, 46, noviembre-diciemhre de ~u «Bloch's "Traces": the phjloso~)hyof kiueho, /'v.',•u,•
l.efl RC'view,121, mayo•
1967,}' 47~enero-febrero de 191íR
-••=
~t'

·o;,>
&19
FILOS Oí-l A
y LE TRAS
80 la totalidad fra<turadr,: la sociedad y la psique
81
Baba ostensiblemente encamado en un metasujeto históricamente individuo. •La disección deJ hombr . f
concreto, el proletari;ido. Ladefensa filosMica de Adorno del sujeto Yecc1 ·o·n de Ja d'1v1s1on. . . d eJtraba· e en .sus acult.ades . es una pro -
empírico, doliente, contingc:ntc,ese momento étic;1mentemateria1is- ble de·l 1'nteres , d.
en i.soregados
. '¡o en sus supuestos su¡etos insepara-
. 1 l ' '
ca de su pensamiento que ya encontramos en el capítulo anterior, le beneficio» tJ N,· ,,·q "· . 1 . y man1pu ar os para obtene r un mayor
· • u1er,ta mcJorteor'a ·, 1, · d' .
llevó a argumemar que la psicología (aunque no el psicologismo en trampa: •Al alienar! d. , . ' pstu'. og,ca po ,a evitar esta
sus formas reductivas)era un baluartelegítimo contra una suprcsi6n con su u '<.J . .e e ~1.n:11smo , al denunciar su autonomía 'unto
. rn_ad'. _el ps1coanalrs1sle somete totalmente al ne . J d
del sujeto en nombre de tlll sujeto supuc.stamcntcsuperior o más ge- 1a ra~1onafuac1on, de la adaptación»12. ' canismo e
neral. Aquí se traslucía el impulso hedonisca de la teoría crítica, al Sm embargo que el · ·1· ·
·d. d ' ps,coana ,s,s era la mejor teoría ps .. ¡- .
ser la psicología considerada por Adorno como el mejor garante del que o emostrado por su resistencia a tal , l d i_coog,ca
derecho del individuo a una gratificación corporal genuina. Miemras ell su forma más ono,lo--·1 n1e . resu ta o, esptc1;tlmente
. '' Y nos corregida Ado h b'
que el sesgo economicista del m;irxismo tradicional había identifica- tud iado a Fretod incluso an . . '· rno, que a ta es-
do el trabajo y la producción en el enclave de la libertad humana, )' Marx, s<ilo llegó a e11tendcte:. ~e est_~rplenamente familiarizado con
el sesgo político y filos6fico del marxismo humanista había privile- sistencia en la década de 19~/' rai~ ,c~c,on~.scompletas de esta re-
giado en cambio la praxis colectiva, el énfasis de Adorn o en d placer Sociales comen;¿()su seg d , cuan o e lnstlluto d1.·Invcstigacíones
sensual y psicológico significaba que él otorgaba no menos impor- Siem f . . un o ? r~n proyecto sobre el autoritarismo
pre ue, ciertamente, un dJscrnuJomuv select'. N 1 .
tancia al área del consumo. Aunque siempre se mostró escéptico fren- tcí, po 1· eJtmp · ¡0 , ¡a terapia • ps1coa
. 'nalític , ·"º·h unca e gus-
te a la posibilidad de conseguir una gratificación real en la sociedad creer que su destino ind,·,,,.dual b ª1 que an,ma a a la genu a
c.sta a rea mente e A
actual, precaución que a menudo dio a sus escritos un atiraascética, que reconocía fa razóu ele ser de la , n sus manos. un-
apoyabasinceramentela exigencia de su consecución última. En Dia- nalista, denom1'naba a la t•c 1· aparente fr,a reserva del psicoa-
., , , otea centr·u de e f · d
léctica,le la ilustración, él y Horkheimcr subrayaban la «import,u1- situación anificialmeme fabricada en <lo11 j . raln·s _erenclt'ª e Freud «la
cia del cuerpo•• y reclamaban que se escribiera s11histor ia oculta de 1untana · . <ce suJeto eva a cabo
y ca.1am1tosamente la an 1 . , d 1 , vo-
una fom,a que presagiaba a Foucau lt. Porque, como Adorno indicó ducida involuntaria }' heu~f . . u ac,on e yo que anees fuera pro-
.
mismo• "· Tampo, boc10.samente
. por el olvido ero·t,·co d e s,,
en Mmima moralia, ,sólo aquel que puede situar la utopía en el cie- , . '.. , co acepta a 1a resignada valoración .F d h
go placer somático que, satisfaciendo la intención última, carece de c,a de una e.sc1s1on permanente e inevitab le entre la soci~~\d r}~~ ~-
intcncionalidad, tiene un ideal válido y estable de la verdad • ''. que, aun cuando despreciarael intento r . . . . . a ps1-
Por lo que respecta a la tradicional acusacióll filosófica de que la maturame11te. También encontraba discu~:~~~~n'.'.~de superarla pre•
psicología introducía métodos apropiados para el e.studio de los ob- teoría posterior de Freud, tales corno el . .. s c,cdn_,os aspectos de la
jetos naturales en el campo muy difereme de h1subjetividad humana, tt1v d' . .·¡ · mSCtnro c.: muerte, v man-
? ~~ ,~cretosrenc,o con rc:spec.to
y ov1.ftxaoón de darle un i , .
al intc:-nto de .M . ,, r.
arcu.se,en ,.;ros
ese sant uario que el idealismo alemán denominaba Ceist, Adorno ad-
mitía que existía tal peligro. «Si todas las psicologías, desde la de Pro- aquellas tend~ncias de los u~ltroucop,co. Nodera menos host il hacia
. · mios esenios e fre d ll b
tágoras, han elevado al hombre concibiéndolo como la medida de to- esa psicología conformista del e'º u . u qu~ eva an a
das las cosas,, escribió, «con ello le han tratado también desde el prin- todo interés por los fund ' g . q _e¡,arecia perder pracucame 11te
l . amentos onstmtcvosde Ja psi u p
cipio como un objeto, como un material de ,málisis, y le han trans- as circunstancias actuales, tatl sólo ideo!' :, q e. _orque en
ferido, una vez incluido entre ellas, la nulidad de las cosa.s• 'º· !'ero d1.·r conse 'UÍr u . d . og1c._amentese pod1apreten-
esta reducción no era simplemente el producto de un método falaz; irracionali~ d d '.11ego_ma uro,_ plenamente llltcgrado, a pesar de la
ª t: conJuntosocial
reflejaba, por el contrario, la penetración de la realidad social en el Lo que por el co11trário atraía a Adorno hac,·a el pnmcr . " d
rrcu
11
~ tF.td.ingl.JohnCumu\lng,Nuev~ Yol'k,J972, p, 231,
Di.alecticofP.nlightemnem, /bid.
9 Minima moraha, p. 61. ll /bid ., p. 64.
" /bid., p. 6). lj /bid.• p. 61.
82 Martin]ay la totalidad fmcturada: /,, sociedady la psique 83

era la forma en la que su teorfa mostraba resueltamente los traumas 7


dicales ' • En un estudio so6re •La teoría ircudiana y el modelo de
de la existencia contcmpo~ánea. Decir fa cruda ve~dad cr~ t·n.sí una propaganda fascista•, c::scritoen 1951, hablaba de •los átomos socia-
forma de resistenc::jaa aceptar que tales traumas lueran mev1tables. les pospsicológicos y desindividualizados que fonnan las colectivida-
De hecho, los aspectos más extravagantes de la obra de Prcud fuer_on des fascistas» 18 y alababa los trabajos ele 1-'reud sobre psicología de
a menudo el foco de cales pensamientos; porque, como A~orno 1~ .. grupo por haber previsto su aparición sin sucumbir a la regresiva psi-
<licóen ,\.finimamoYltÍiaen un comentario frecuentementecitado (111- cología de masas dc::!.e Bon y otros. Lo que hacía que la teoría freu-
perbólico a su vez), ~en el psicoa11álisi_s
n_adaes cierto saho las exa- diana <lelcomportamiento de masas fuera superior era su firme con-
geraciones»,.._ Un e1emplode cs~c_prmc1p10era el nocono razo?a- fianza en un modelo de explicación en última instancia i.ndi,id11alista
mie11tode Freucl acerca de la env1d1ade pene por parte de la mu¡et, que se opusiera a cualquier hipóstasis superficial de una mentalidad
que como condición universal carece de sentido, pero como reflejo de grupo.
del c::statusactual de la mujer contiene una amarga verdad. Adorno El individuo de l'reud no carecía, con toda seguridad, dc::una fa-
lo formulaba en los siguientes términos: ceta socia], aunque a veces ésta parecieraenfrentar al individuo con
la sociedad. Al igual que sus colegas elela Escuela de Francfort, Ador-
Sea 11.,que sea lo que dcnon~n~~os nalUraJe~ en.:Jcon.tcxt~ de la i~u~ió.n no pensaba que la interpretacicín psicoanalítica de la familia era el vín-
burguesa, no es más que la c1catnz de una muul~c1on socia~. S1 la tcona pst- culo crítico entre los dos niveles. Sostenía que la interiorización de
coanalitic-1csl:Í en lo cieno al afirmarque la:, muieres experimentansu c.ons- la autoridad paterna en la familia burguesa había proporcionado un
titución física corno 1~consecuencia de t1n.1<,:;i.$trá.Clt)n,
su neurosis les pro-
moddo de componamienco al hijo rebelde quc::,a su vez, era capaz
porciona un indicio de la verdad. La mujer quc:se sieme herida cuando san-
gra sabe más de sí mi..:.maque aquellaque S<.! cree una flor porque eso agrada de afirmar su francamente defectuosa autonomía en el mundo. Con
a su marido u. la invasión de la familia por fuerzas externas ele socialización, tales
como las presiones de los gn,pos de pares y la cultura de masas, y
Igualmente, el énfasis genernl de Preud en la ansiedad de la c:'-stra- la erosión de la independencia económica dd padre en el capitalismo
ción se ajustaba más a la brutal realidad del cap1talis1;10_ posliber ~l monopolista, el hijo perdió la poderosa figura del padre necesaria
que el modelo de ego competitivo postulado por sus d1~c1pulosm~s ~ara realizar su propia capacidad e independencia. Aunque la fami-
conformistas. ~En la época del campo de concencrac1on»,cscn b1a lia, como ya Fronun había mostrado, t·rala correa de transmisiónde
Adorno , «la castraci6n es más caraccerística de la realidad social que la ideología burguesa, tamb ién funcionaba, según Christopher Lash
denominaraposteriormente, como «un refugio en un mundo despia-
la competitividad. u,. . ,. . . ,. . .,
dado» 19. En palabras de Adorno,
La simpatía de Adorno hacia el ps1coanalis1sdas,co tamb,cn se de-
rivaba de su reconocimiento de que éste había sido prod uc1do en una
Mientras que d siscemapcnnam:cc.,jumo con la familia de..:.apareceno sólo
época anterior a la del campo d~ concemración, "''.ªépoca en (ª que d rnedio de acción más dcctivo de la burb'\lcsía,sino camhién la re.':;ist<.'..ncia
el individuo burgués no había sido reduc,clo todav,a a poco mas quc:: que, aunque rcprimier;ial individuo, umbién In forcaleda e induso quiz.ás
una ideología. El potencial emancipador del psicoanálisis estaba, pues, ..1 a la.~Íuc:rz.asde oposicitln. fl na-
Jo producía. El fin de la familia parali,-
íntimamente ligado a la supervivencia del individuo, según Ado~no,
a quien molestaban los esfuerzos, como los de Tlen}amm,<le_utilizar
la psicología de Jung, más declaradamente colcctmsta, con fines ra· ,: Cartade Adorno a nenjamin, 2 de agosto de 1935,en NNJJl.efl R1.·view,comp.,
Aerrhc-tics <U:baus/Jet'wc-enlll0t-h,Lukács, Hrecht,8enj:1mi11,Adorna, oo-
ami politi<.$:
0\entario.sJe PrcdricJamcson, Lon~dres, 1977, p. 113.
1
• $ «Prcudia.n
thcot}' and chepauern <1ffasdsr prop.ii:;andao, en lhe euemialfranJr,.
,. !bid., p. ◄ 9. / :m School r-eadtr, Andrew Ar3to y J:.ikeGcbbardt,~oi:nps., intcod. Paul Picconc:,
1~!hid., p. 95. N uc,·.i York, J97X,p. 136.
19
<· ..l)je reviJierte Psyc.hoanaly.sc.., <J~sa,r1md.t(' Scl,rifte,,,Vlll, fnu1c:fon, 197.2.
1
• Lasch, Hav,:n in hearth·sworld: the fam,'l)'bcsier,ed. Nueva York, 1977(Rej'u-
~).32. g,o 1.-nun m1mdo despiadado,Barcdona, GJ:OJSA.1984].
84 A·fortin}a>• la totalidad frm:turada: la socied,zdy la psique 85

cicnt(~ordeo colecth·ista es una parodia de un orden sin cl3ses: conjuntamcn- intento de plante,1ra un individuo sano como una posibilidad actual.
ce con la burguesía, mata la Utopía que una vez cstt1,·o sustencada por el •!'oda "imagen del hombre"», escribía, •es idcologfa a no ser que sea
1
amor materno 20 • negativa• 2' • Pero en su imagen negativa estaba impJícito un sesgo
algo tradicional, expresado en comentarios tales como «totalitarismo
.Por tanto, la función nutricia de )a madre babia si?º tan importante y homosexualidad van unidos•", lo que muestra más afinidad con
como la función autoritaria del padre a la hora de inculcar una capa- Reich que con los posteriores partidarios de la <perversidad polimor-
cidad crítica en el hijo. Ambas estaban bajo asedio en el mundo m~- fa•, Marcuse y Norman O. Brown.
derno, que tendía a producir Jo _queAdorno y_sus colegas denomi- La imerprctación que Adorno hacía de la dimensión psicoscxual
naron «personalidades autoritanas». Sin u~a tu~~e figura pate_~na del totalitarismo lom<>generalmente otras formas, pe-rosiempre hizo
comra la que rebelarse y al mismo tiempo 1de11t1hca_rse, a los htJOS hincapié en la libido. A diferencia de l'romm, que redefinía el sadis-
les quedaba una actitud de sumisión hacia la. ~utondad difusa_del mo y el masoquismo en términos esencialmente no sexuales, Adorno
mundo administrado. F.I resultado era la rcgre.s1ona un ego narc1s1~- insistía en su significado psicoanalítico original. En Dialécticade la
ta, v no el progreso hacia un ego autónomo, aunque Adorno _p~e~e,a !lustración, él)' Horkheimer desarrollaban un complicado análisis de
un ~csulcadoaún peor: «F.Inarcisismo, privado de su obJeto l_1~1dinal los lazos entre eJ antisemitismo, la paranoia de masas, los delirios
or la desintegración del yo, es reempla:<adopor la sat1sfacc1onma- proyectivos y la homosexualidad reprimida que, según él, ayudab,u,
foquista de no ser ya un yo, y hay pocos bien~s que la nueva ge?:· también a explicar la denominada «mentalidad de billete» ,. de la pos•
ración guarde tan celosamente como su carencia de yo, su poses,on guerra, cuando los judíos dejaron de ser un objetivo paranoide via-
. . y dura dera» 21 .
comumtana . .. ble. De hecho, las mismas tendencias sadomasoquistas que funciona-
Aunque e.ste breve resumen no hace verdadera 1usuc1aa la com- ban en el fascismo podían ser discernidas también en la cultura po-
plejidad de los planteamientos de Adorno, alguno de sus problemas pular. En todos sus análisis del jazz, por ejemplo, trató de mostrar
pueden ser ya visibles. Como algunos críticos _hanseñalado 22, Ador- que éste expresaba «la reproducción mecánica de un momento regre-
no tendía a menospreciar el papel de la autoridad materna en su ex- sivo, un .simbolisn10de castración» 26 .
clusivo acento en el amor materno, defecto que se explicaba en parte Al aplicar las categorías de Freud al fascismo y a la cultura de ma-
por su relativa indiferencia hacia el desarrollo preedípico. Adom<'.era sas, Adorno siempre previno del peligro de suponer que sería sufi-
también vulnerable por su perpetuación de los preJu1cwsmaclust~s ciente una explicación enteramente psicológica, suposición errónea
de Freud, que le impedían superar ~•tegorías tale~ ~omo la env1d'.a hecha por lectores apre'surados de La personalidad autoritarú, . C:omo
de pene, aun cuando las desnaturali,:a~a. P':r? _q u1zas el _ra~go.mas decía en su ensayo sobre la propaganda fascista,
controvertido de su apropiación del ps1coanális1sera su h,pot~s•_sde
que d único foco de posible _oposiciónal s'.a.tu, quo era el md1v1du~
m<1sculinoautónomo producido por la fanuha burguesa. Se _n_egaba , :n tSocio logy a.nd p11ycholog
y. , segund:1 p.tn.e , p. 84.
considerar la posibilidad, por lo menos en un futuro, prev1s1ble,de :M Minima maralia, p. 46. Ue plamcamiemos como iSlt se dedu ce claramente has-
una tercera altcrnat.ivadiferente a la de los cada vez.~as .r~ros super- t:t q ué puntQ la imagen que Adorno tenía del totalitarismo estaba b:1:.ad:1
en 1a C'Xpc-
vivientes de una época en declive, o la de los seudomd1v1duospo~- riencia na~i mi'i que eJ) la so.,·iétic:a, porque"s61o c1\ el ca.so de la p.imer:1 podía esta
psicológicos del «mundo administrado,. Y como demostraba su c~,- afirmaci6n ser remotamcnr.c plau~ible (y :aon así. no del todo). Como indicad re;,¡co
dd aforismo, que se titula «Niño viciosoi., Adorno confunde la homosexualid;ad con
1.Ícade Ja psicología del ego, era sumamente cauteloso ante cualquier su .,·1:r:.i6ns.idomaso-quiu::a.
15
Dial,·aic nf Enl1ghtmmemy pp, 192 .s.s.
26
!O Mimma mr,ra/ia., p. 23. Prismt, p. 129. Adorno uti1iz()igualtt1ente c-atcgorfas psico3n:1lí1.i('.IS
en sus Jn~-
" lbúJ., p. 65. . . . .. . !'· . . Ad ' so· lisis de la alta culu,ra . Vé.t..sc,por ejemplo, su :m.q ut al aspea.o psicótico de S1r.lvlnski
2.2 Vfu.si:,por ejcmplo,Ji:ss 1c.-iOcnJ:.1.min,
« lht elld of interna 1:tauoo. o_mo s · c.nPhilosophy o/ modem m 1mt', trad. irig.1.Anne G. Mitcltdl y W'c-.s Jey V. Bloms1er ,
cial psy~hology•, TC'/o), 32, verano de 1977, y ?>.forkPo:ner, Critica/ thcory uf th c f.r- 'N'ueva York, 1980, pp. H,7 ss. [Pil-Osofía de la 11u,....,•a
música, Buenos Aires, EJ . Su-
mily, Nueva Yock, 1978. d americana].

...
86 :\fartm ]a y L., totalidadfracturada:la sodedady la psique
87
cualquier imenco de comprender sus raíces )' su papd históric.oen términos obstruido casi completamente la oposición revolucionaria que sería
psicológicos se mantiene aún al nivel de ideologías tales como la de las • Íucr- n~c~sana para ~estru1rel stat1ts quo. La creencia de que la estructura
/..aSirracionales»,prornovidapor el propio fascismo. Aunque indudablemcn-
h~s~c_a,
de la sociedad era una atomización de las masas en vez de una
Leel :1giLadorfascista asume ciercas tendencias enue aquellas que dirige. lo
hace corno m3.nd;uariode poderosos intereses políticos y económioos. En rea- dJY1smnde clases era, por lo tanto, parte del problema, como lo eran
lidad, el h.:;cismono se origina por inclinaciones de cipo psicológico; por el aquellos análisis culturales que pem,anecfan en el ámbito de la cul-
contrario. el fascismo define un área psicológiu que puede ser explota.d3con tura de masas o popular. El concepto de una «industria cultural• in-
éxito por !as f0<.~r:ta.s
que lo promueven por ra'.lones e~oístas tOtalmt:ntcca- 1roduc1do en Dialéctica de la l!,mraciór, había sido diseñado, como
rcnu;.sde fundamento psicol6glco 21 • veremos ~n el próximo capítulo , para evitar este último error.
1:)espues de su regreso a Alemania, la adhesi6n de Adorno a este
Comprender tales fuerzas rcqu,:riría un análisis de la realidad social análisis, tod,wía básicamente marxi, ta, no decayó. Aunque el Insti-
que respetase su relativa autononúa con respecto a otros niveles de tuto en su con¡unto hablaba menos abiertamente en término s de cla-
la totalidad fracturada , aun cuando se abstuviera de naturaliz.ar di- se,.Adorno estaba tan dispuesto a hacerlo como lo había estado an-
chas fracturas. Como ya indicamos anteriormente, la apropiación de t~n?rrnenre. En su ensayo sobre la «Sociedad•, escrito en 1965, in-
los temas sociológicos por el marxismo occidental significó a menu- sisua en qu~ «aunque la predicción de una creciente paupcrización
do una nueva conciencia de las insrituc.ioncs dt· nivel medio que se del P~~l~canado no ha resultado cierta durante largo tiempo, la de-
oponían a una conceptualización en estricws términos de dase. La sapanc1on de las ~Jases como tales es una mera ilusión , un epifenó~
caraopuesta de escapreocupaciónera el temor a que taJesinstitucio- meno [... ). Protegida de la subjeti.,idad, la diferencia entre las clases
nes estuvieransiendo radicalmenteerosionadaspor la masificaciónde a~m.en~a objetiva~ente c?n la creciente concentración del capical»29 •
la sociedad moderna, que también comribuía a debilitar el poder de ln 's anos despues, hablo en el Congreso de la Asociación Socioló-
las clases económicamente limitadas . Esta ansiedad reinaba espccia1- gica Alemana sobre el tema •¿ Capitalismo tardío o sociedad indus-
menté entré aquellos colegas de Adorno que emigraron de Alemania trial?» >e•. Aun~ue ª?mitía que la sociedad comempo~ánca se oponía
que se habían sentido desilusionados por el marxismo después de su a }a conceptualuac1on en categorías uniformes como quizá no Jo ha-
llegada a América. b1a hecho durante el ~eríodo de capitalismo clásico que inspiró la
Aunque existen indicios de un análisis de la sociedad de masas en obra de Marx, manterua que en términos de relaciones sociales debía
su obra-. Adorno, que se mostraba profundamente.· escéptico acerca ser todavía entendida como una sociedad capit,ilista. Pese al dinamis-
de la supervivencia de grupos sociales imermedios en el •mundo ad- mo de l3:sfuerzas de_~roducci,fo, tales relaciones habían perrnaneci-
ministrado•, se negaba a creer que todas las articulaciones sociales es- do csenc1almeme cstauca.s. Los hombres estaban atín dominados por
tuvieran superadas. En 1942, elaboró una serie titulada «Reflexiones la economía, aunque los dominadores reales ya no fueran tan visibles
sobre la teoría de las clases• que sólo fue publicada a cítulo póscumo como lo ~abfan ~ido anteriormente, nueva situación resumidaen el
en sus ohras completas 28 . En ellas, Adorno defendía la pcrsistencia comentarro de Nietzsche: •Un reba,io sin pastor• 31 • La ideología do-
implícita de las clases, aunque ya no fueran evidentes al nivel de la mmame en esos momentos era la fusi6n de las fuer,as y las relacio-
concienc ia subjcciva. Tanco la solidaridad de clase como la lucha de nes de producción en un solo concepto, el de una •socieda d indus-
clases habían disminuido drásticamente, pero la estructura fundam en- tnal• sm clases.
tal de la sociedad permanecía disidida entre opresores y oprimidos. Quizá la fuente principal de esta confusión, al menos en términos
De hecho, Adorno mamenía que gracias a la extirpación de la con-
ciencia de clase subjetiva la sociedad de clases había llegado a ser re·
" «Soc1_c:ty.o.
. 5·,-t1magun d.1, 10-11, otoño de J?69-invlerno de 1970, pp. 149-lSO
conocida. Porque ahora la cotÚorntidad y la falsa conciencia habían .
Vwt' t.ambufo ~I c.-ipir uJosobrt' -ClaSSt's:rncfStrau.:o,en lmrociut:tian w the so<iolo~
of mhSJ.(', trad. mgl. E. B. A.shton, J\rucva York, 1976.
17
«frcudian thcory :md the patt« n of f.udst propai:ran<la»,
p. 13S. Y.l .. Spitkapita1isr nus oder Jndustriegcscllschafc?-, <J1.•s.a~mrru•lw
S<hnften vm
.el' • .Kt'flt-xionen Ges,,mmelteSchriften,v-111.
über Klasseruheorle•, JJ Citadoen ibid., p. 360. • .

'
88 Martin]ay La totalülad fracturada: la sociedad y la psique
89
metodológicos, fueran las pretensiones científicas de la sociología . La ponderada
d d . defensa. que Adorno hacía de:,la ntcesidad de un
convencional, que había fetichizado el registro del conocimiemo sub- Ctert<~ g~:t.o e_mves_ttgación empíricaestaba dirigidano sólo contra
jetivo de uno mismo. F.nsu intento de utilizar medios supuestamen- los dialecticos mfJeXJbles,sino cambién contra aquellos teóricos so-
te objetivos para medir la conciencia de los actores sociales, la socio- ciales alemanes qu_eaún se sentían obligados hacia la tradición histo-
logía convencional no habría conseguido penetrar hasta el nivel más rrcma de las ~•~nc,as c_ultu,:ales.La animosidad que hemos encontra -
esencial de la realidad objetiva, en donde las clases todavía tenían im- do _emrc los f,losofos 1deal1stashacia la psicología estaba aquí acom-
portancia. Al igual que los economistas burgueses que abandonaban panada de una des~o!ifianza comparable hacia la sociología, y Ador-
la teoría del valor de Marx por el análisis de la utilidad marginal, los n~, n? deseaba pamc1par de n11 1guna de ellas. En varios lugares '5, ad-
sociólogos positivistas sólo podían registrar el nivel superficial de la vm10 contra el pehgro de convertir la sociología en una Geisteswis-
totalidad social. Aunque tales métodos revelaran algunos conflicto s scnschaft, basada únicamente en el entendimiento empático del Vers-
de clase residuales, eran incapaces de explicar d funcionamiento glo- tehcn. El supuesto de _que l~ subjetivid,1d del observador podía vol-
bal de la sociedad. En realidad, la categoría esencial de la sociedad ver ~ ~xperrmentar la mtcnc1onalidad subjetiva inicial de los actores
siempre escapaba a la observación empír ica, base de la ciencia social h,stoncos no era más que una versión secularizada del Espíritu Ab -
del comportamiento. «Puesto que la sociedad no puede ser definida soluto _de Heg~I que retorna a sí mismo y, por Lanto, una variante de
como concepto en el senúdo lógico actual, ni tampoco demostrada la tcona de la 1dent1dad sujeto-objeto. Lo que la hacía especialmente
empíricamente~, mantenía Adorno, «mientras que entre tanto los fe- inadecuada para la so~1~dad contemporánea era la irreductible opaci-
nómenos sociales continúansolicitando un cien.o tipo de conceptua- d~d de los a.,pectos retf1cados del conjunto social, que tanto se pare-
lilación, el órgano adecuado de estos últimos es )a teo ría es- cian a la «s~gunda naturaleza» de Hegel. Aunque la sociedad tiene
pecuJaciva~ Ji. un l_adosub¡euvo porque siempre se rciiere a los seres humanos, es
Este argumento fundamentalmente hegeliano fue defendido por ~?~Jenvapor~U<.\ ª.c~u~ade su es1ructurasubyacente, no puede per-
Adorno durante las décadas de 1950 y 1960, época en que fueron for- c,_birsu propia s11b¡et1v1dadya que no posee un sujeto total v a tra-
muladas la mayor parte de sus reflexiones teóricas sobre la sociedad , ves ~~ su organi7.acjón,impidee~ asentamiento de dicho su]:to• 36_
a menudo en el fragor del combate de la «disputa positivista• con No ,o)o falt~ba un metaSUJeto, smo también la subjetividad indivi-
Popper y sus seguidores . Sin embargo, su crítica del émpirismo nun - dual que pudiera explicar la sociedad partiendo del consenso v el con-
ca significó un recha:<0 radical de los métodos que, a regañadientes, trato socrnL Un nrnnin_alismo ·'?cial de este tipo era tan id~ológico
había aprendido a respetar durante su exilio en América. Aunque su ~omo un riguroso realismo social que negase cualquier papel a los
propio uso de tales métodos fuera restringido -tan sólo publicó un mdmduos.
esiudio empírico, utilizando análisis de contenido cualitativo, des- Puesto_ q_ue los odgenes subjetivos del conjunto social presente
pués ele su rcgre.,o H_, Adorno se oponía a aquellos materialistas e~an tan debtles, era incorrecto suponer que las prácticas sociales po •
dialécticos dogmáticos que 110 hallaban nio¡;una utilidad en los «he- ~-1ans~r comprendidas desde dentro como el producto de una inten-
chos» positivistas. «La dialéctica hipostasiada», advertía, «se vudve c~o~1alidaddel~berada. En u_n_m~ndo dominado todavía por el prin-
a<lialéctica y necesita ser corregida por el descubrimiento de los he- c1p10d~l m~ercambw y 1~d1~1s,ondel trab~jo'. sc::ríaideológico supo-
chos cuyo interés es comprendido por la investigación social empí- ner q~ue l.l sociedad era mtru1stcan1ente s1gmhcativa, un texto para
ricaquc a su vez, es entonces injustamentehipostasiadapor la teorfa
1 ser letdo por aquellos que tuvieran la correcta empatía hennenéutica.
positivista de la ciencia, ".
,~dlq,>'DlavidFrisby, Londr<;s,1976, pp. 26-27. (/ .a ,Jisp1da,kl positivismo en la so
an <>giaa emana, lhn:dooa , Grijalbo 1972J · -
n o.S.CXiet)'»,p. 146. h
'' Vé . l Z ' .
. ~e, por CJClllp ~ ., ur gcgtnw3nigen SreJlun g dtr cm~)ir-ischco Su;:i.:allor.s-
Jl .. Schuld und Ah,;,,·ch
r», en FriedrichPolJock,comp., Gruppenc-xperiement.Eit1
•nben·ch, Frandon~ 1955, >'Gesammelt.e
SiudU Sdrrt/ien,IX,p. 2.
c t~g 10
heutsch
l.:im.l»,
G_e~m~/-t¿•Schrifum, vm, p. 481; y •Socioiogy 3nd .Empiri
e.i ./SeMc •• en The pos,twm dispute,p. 74.
-

"' . Jnrroduction», en The pasiti-vist dispute in German sociology, tl'3d. ingl. Gl}'n ' ' «lntr'Oductioni.,
p. 33.
90 Martin}ay la IOtalidadfracturada: la soci,dad y la psique 91
Una sociología humanista sentimental que insisciera en tracar a los sus propias limitaciones, reconocimiento que Adorno llevaba recla-
hombres, independientemente de su condición social re~I, como ac- mando de.sde su conferencia de 1931 sobre «La actualidad de la filo-
tores creativos, significantes,no estaría pues menos equivocadaque sofía•. Pero dicho concepto no abandonaría su imenro de elevarse
una psicología que tratara de cx~ltar sus egos supuestamente coh~- por encima de la parcialidad del empirismo. Pue,, «la sociedad está
remes v bien imegrados. La soc10logía, t.al y como Adorno quena llena de contradicciones y sin embargo es determinable; es racional
que fu~ra practicada, «s6lo está ma~ginalm~n~e interesada por la re- e irracional al mismo tiempo es un sistema y sin embargo está frag-
lación entre fines y medios mantenida sub1cuvamc.·ntc por los acto- mentada;es una naturalezaciega y sin embargoestá mediatizadapor
res. Está más interesada por las leyes que se realizan a través y en la conciencia»,, . ¿ Cómo podría enconces una teoría estar segura de
contra dt taks intenciones. La intcrprctaciC>nes lo opuesto a la carga que no estabaimponiendo arbitrariamenteuna construcciünartificial
de significado subjetivo por parce del sujeto que conoce o del actor a una realidad que a cualquier nivel, aparente o esencial, era tan he-
social» 37 .
terogénea? Adorno, como ya indicamos en nuestro análisis de su fi-
Así pues, mientrasque a un nivel los méto~os empíricosque ob- losofía, nunca sostuvo que los conceptos pudieran estar perfectamen-
jetivaban al hombre eran falsos, porque pretend1an ser verdaderamen- te adecuados a sus objetos. Sin embargo, la necesaria utilizaci6n de
te objetivos pero nunca penetraban por debaJo del nivel de la con- unas herramienta.s tan imperfectas no era un signo <le capricho
ciencia subjetiva reificada, a otro nivel er.1n verdaderos porque trata- teónco.
ban a los hombres contemporáneos como los objetos eJl los _quese
habían convertido en el «mundo administrado•. O, por decirlo de La primeracondición par:1la construcción de 1atoraJidades un concepto dd
otro modo, la verdad de los métodos positivistas era el reflejo que objeto én torno al cual se úrganii".3nlos diferentes d.i.ws. A partir de la ex-
ofrecían <lela situaci<>nfctichi1.adade los hombres en la sociedad mo- perienciavital, y no de una experienciaya establecidade acuerdocon los me~
derna, en la que la l~Onciencia subjetiva, irreflexi~a)' fr_ag~cnt~da,se canismos de control socialmente fijados, a panir del recuerdode lo que ha
hallaba divorciada de las más profundas tendencias ob¡ettvas. Su fal- sido concebido en el pasado>a p.1rtirde fa inquebrantableconsecuencia de
sedad radicaba en su incapacidad para negar y transcender esta situa - la propia reilex.ión,esta conscruccióndebe hacer qu<.!d concepto se relacione::
ción, cosa que solamente una teoría social no empírica podría ayudar siempre con el material)' formarlo en contacto t.:oneste último ◄ó.
a conseguir.Tan sólo ~icha teoríap_odía_intentar fº~cepr.ualtzarlas~ -
ciedad como una totalidad comrad1ciona. Habra, ciertamente, ambi- El recuerdo, la reílexi6n y la experiencia (en el sentido de Erfahrung
ciosas teoríassocio16gicasglobales, como la de Parsons, pero er~ en más que en el de Erlebnis) eran todos ellos componentes necesarios
general esquemas dasificadores basados_~n abst_racciones categónc~s en la construcción de una teoría como lo era la «fantasíaexacta• que
cada vez mavores a partir de datos emp1r1cos.Sui embargo, no hab,a Adorno siempre invocaba para justificar su punto de vista crítico.
modo de p~ar de tales datos a la teoría necesaria par~ cap~ar el c_on- Adoptar una postur.1 crítica significaba socavar incluso la vaüde1.
junto; la errónea reconciliación de Parsons entre soc10log1ay ps1co- intemporal de categorías dialécticas t,iles como la totalidad, por ne-
logía se repetía en su intento ideológico de p~s~r de los h~chos a gran- cesariasque fueran ahora como correctivos de un empirismo inge-
des teorfas.Pero manteníaAdorno, ..to emp1ncoy lo tconco no pue- nuo. De hecho, era la última esperanza de la dialéctica negativa de
den ser registrados en un contimtttm [... ). N o se trata de paliar_tales deshacerse de esa categoría específica como un reflejo adecuado de
divergenciasy annoni:larlas.Sólo una visión a~m6111cade_la sociedad la realidad social. Porque, como ya indicamos anteriormente, Ador-
podría mducirnos a tal intento. Por el comr,mo, las tensiones deben no insistía en que •una humanidad liberada no sería en modo alguno
··c1 e: una maneraf r_ucu
ser lltvada.sa un punto t:nttco 'fera'»38 . una totalidad» 41 • Se podría decir incluso que el grado en que la to -
Así pues, un concepto dialéctico de la totalidad debe reconocer talidad era una herramienta conceptual necesaria era el grado en que

.lv of 1he ~ocial ,scienccs•. en The positivút disput.e, p. 106.


1tÜn the loJ,'1<:
" /bid., p. ,7. "º «Soc-iology.tJld empfric:i.1rt'st'3rch»,p. 69.
)II «Sociology a.ndcmpjricalrcsc-arch
• , p. 70. •• •lncroduclion», p. 12.
92 Martinjay
fract11rada:la sociedady la. psique
la l<Jtalúlad 93
]a sociedad no era libre todavía. Sin embargo, la respuesta no consis-
la in,..-estigación
empíricatuvieronsu réplicaen su análisisele fas tco~
tía en reemplazar el metasujeto heterónomo por uno supuestamente
rías específicas. Aunque no ignoraba a importantes figuras de la gran
autónomo, como había mantenidoLukács,y de este m~>doconse~u1r
una comunidad perfectamente reconciliada. Una totalida~, del tipo tradición como Simmel o Mannheim ", su principal foco de atención
era la relaci6n dual entre los gigantes de esa tradición, Durkheim y
que fuera,no era e] objetivo, sino más bi.en«:Unacosa-en-.s,1, con toda
la culpabilidad de la reificación» 42, un signo de_la supres1on de_la no Weber. Como en otras partes de su obra, por ejemplo sus análisis de
identidad. Un orden social ut6pico, en la medida en que alguien ~e Schoenberg y Stravinski, Valéry y Proust, George y Hofmannsthal,
le resultaba esclarecedor contraponer una figura a otra. Sin embargo,
atrevieraa imaginarloen el actual reino de la neces1d~d,º.º t~tana
construido sobre el «mito de la razón total•, con sus. 1m~hcac10;1e s en vez de buscar un terreno intermedio entre ellas, Adorno llevaba
totalitarias· como uno de los críticos de Adorno afirmo qu~ este al extremo las tendencias antitéticas de cada una de ellas, con la es-
creía.,_ P~r el contrario, encarnaría ese equilibrio fluid~ y dehca_do peranza de mostrarlas c.ontradiccionessociales que subyacían en su
dicotomía teórica.
entre la racionalidad substantiva y las necesidades materiales del in-
dividuo concreto , que permitiría florecer un pluralismo carente de ¡e- Debido en parte a la relativa indiferencia alemana hacia Durk-
heim, Adorno dedicó más tiempo a establecer la importancia de éste
rarquías y antagonismos. . . . .
Junto con la superación de la r~c1onahdad totalizadora y d<'.~'l- que la de Weber ' 6 . Entre las virtudes de Durkheim, como ya vimos,
est.iba su énfasis en la irreductibilidad de lo social a lo psicológico,
nadora del n,etasujeto, que se manifestaba en el d'.'saccrtado fetiche
que vacunaba a la sociología contra el nominalismo vulgar . .El con-
de la planiiicación entre algunos socialistas, t~~b1en se desvanece~,a
aquella dominación de la naturaleza qu~ tan bas1ca.";ªpara 1~d1alcc- cepto de Durkheim de lo social como una presión exterior carente
de dctern!Ínaci6n Sil bjetiva era también aplicable a la experiencia real
tica de la Ilustración. En Sil lugar habna una -~clac10n ~senc1almeme
estética entre el hombre y el mundo natural. Como dec1a Adorno en del hombre moderno, cuya resistencia individual a tal presión hahía
desaparecido casi por completo. finalmente, Durkheim había capta-
sus «Tesis sobre la necesidad, de 1942:
do pcrspica2mcnte la inextricable relaci6n entre los •hechos» socia-
Cuan<loJa sot iedad sin clases promete d. fin d~I ane. porque supe~:1la ten- le.s y la moral negada en vano por los pensadores positivistas o
neokantianos.
la realidadv lo posible, promete aJm1.smotiempo el com1e~l~0~el
sión <.':lltrc
arte, el arte c.arented~ utilidadcuya intu~c~(>nciende hacia l'.treconc,ltact~~ Pero a pesar de estos loables aspectos, la sociología de Durkheim,
con la naturalezapor<1ue)':loo está al scrv1c10del prov<.~cho
dd exploudor , según Adorno, debía ser entendida como una muestra de lo que el
psicoanálisis denominaha «idc:ntificaci6ncon el agresor»47 . Porque 11,l
,8
La investigaci(mde lo que entendía exactamenteJ\<lon:iopor estético Durkheim no sólo identificaba correctamente el poder asfixiante del
tendrá que esperar hasta el pr6ximo capítulo, pero es 1mportanre re- conjunto social presente, sino que también lo reifícaba de forma adia-
saltar que la posición ventajosa de crít1ca desde la q~e A~orno at.l· léctica como la esencia de la sociedad per se, Al privilegiar tan sólo
caba tanto a la sociedad contemporánea como a la soc1ologiaconte!11- la presión social, objetivando la conciencia colectiva y tratando ,le re-
poránea no era la de un racionalista hegeliano d~, nuestros dias. for,ar la auwridad social allí donde ésta parecía debilitarse, Durk-
La incorrección de reduc ir a Adorno a esta pos1c10nqueda dar~- heim revelaba la función básicamente apologética de su pensamiento.
mente demostradaen su negativaa postular una metateoríasoc1ol~-
gica amplia en exceso, que sintetizara a todas fas dc'."ás. La comple¡a ..; Pu.:ila rt'ct'pc
ión critica de Simmd por Adorno, vé.:iseotHenkcl, Krug und frü•
oposición que establecía Ador.no entre la l:'s!~olog1aen g~neral _Yla he Erfohru ng.., (Jl SicgfricdUusdd, comp., Emst TU.och ZH Ehren, functort, 1965.

sociología en general y su críttca yllxtapos1c1on de la teona social Y Para $U críti~ade Mannhelm,\·é:asf«'!'hesoc.iology of knowle<lgeand its ccm,¡cious~
ncss-, i'n'sms.
..E> F.n1967, comribuyó con una introduc.:: lón a la tr-.lducciónalemanade Soook,.
'' /bid . · 'h · · · d' gía y filoso/la d<> Durkhcim, reeditadaen Gt•sammelw Schrifte11,vm, como oEinlci•
•;; Hans Alberl, o'lñe myth <>ftotal reas.un.., en 1 e poritt'Vtft isp:ue.
4
übcr Bcdürfnis»,Gnammelt.e SdJrifte11,
-i otThesen vm, p. 396. lung 7.U Emile Durkl\eim ..So?.ioJog:ie und Philosophic,.».
" /bid., p. 251.
94 M~irtin]ay
la !oralidadfr,tcturada: la sociedady ¿, psique
95
Aunque se podría atribuir algunos de estos defectos a la ansiedad de I
un imelectual judío aislado durante el caso Dreyfus, también expre- otra parte , no se. fiacia , 1·¡us1oncs
· acerca cJ l 'h· .
encantar a un mundo dese ..d • e ª pos, 1!1dadde volver a
saban las tendencias conservadoras más profundas de la mayor parte . ncanta o con nuevo , al
de la sociología. Durkheim creyó ingenuamente posible M s ~ :~es, proyecto que
En suma, la cspiritualización de Durkheim de la sociedad como una de estas dos figuras neces1·1 ·aba t b_-, eto o og,c:unentc, cada
• .,
A unque 1a vismn realista y holista d l . . d d d
•m ten ser corre "d 1
una comunidad moral tenía que ser entendidacomo un indicio en su , e asocie a eD gi kh·· a por a otra.•
encubierta animosidad hacia las necesidades materiales del homhre, taba mas a las condiciones actuales . ur eun se a1us•
nominalista de \Y/cbe :f.. b que la_alternatrva individualista y
del mismo modo que su énfasis en la naturaleza irracional de la pre- r, re1 tea a y naturahzab tal d" .
sión social revelaba una cierta hostilidad hacia el racion,tlismo que le c,imbio, la insistencia de Weber en 1 . '., ... a.. es con tcmnes. En
traposicion a la determi11ac,·o, l . a accron social dehberada en con-
situaba más cerca de su supuesto antípoda, Bergson, de lo que se su- . t estructural podí . b"d
ponía normalmente. Al igual que Freud, aunque con intenciones me- una negación crítica deJstat a sc:rconce J a como
liberación a una racionalida~' ~"º:_au~quea menudo redujera tal de-
nos desmitificadoras, localizaba la clave de la sociedad moderna en
m.ación del Vcrstehen po tecnicd"·Wgu .almemc, la complicada uti-
el pasado primitivo, cuando la solidaridad religiosa era la fuente de r parte e cher era 1· bl
un orden social unificado . Al carecer de cualquier teoría sobre la gé- mun do administrado que fa insistencia d D m_enos ap rea e al
nesis de la dominación en los procesos sociales concretos, no había de cosa de los heclios sociales er . e ; urkhe1m en el car.icter
contra tal situación, algo que :1~ o co~tellla una protesta implícita
podido descubrir las vías mediante las cuales esta dominación podría
mismo, Weber era in'-ercnte ocu~n• con la de DurkJ1eim. Asi-
ser superada, a travésdel cambio revolucionarioy una crecientecons- , - " mente mas críttco D u ·
ciencia de sí mismo. Incluso su alabada búsqueda de una metodolo- b usqueda del aspecto racional de la ,,- . . que uricneun en su
dicha racionalidad en 11n,1st.' . rd,1~octal. Aunq uc u1terpretaba
gía científica delataba una inclinación conservadora, porque represen- c:rm1nosestnct f - .
taba la típica defensa burguesa de los fines irracionales por medio s trumentales,por lo menos 1.0 . . 1 . amente orma1istas e ms-
lecrividad irracional como '1 lcap'.tuaba ame la autoridad de la co-
instrumentalmente racionales, defecto que también atacaba Adorno . ' o lacta su colega f , ¡
en Simmel, con su formalismo fetichista. so b no análisis de Weber delas ar:nbi, .. d d · d ranccs. 0 e_ techo, el
progreso describió y s f gue a _es. e la racmnahdad, cuyo
Aunque la lectura que Adorno hada de Durkheim no carecicr;, , . , . u amoso reconocm11cnto<l 1 1·
de punto débiles, especialmente en lo que respecta a la defensa por capa• . de la rac1onafüac,·ón
· b urocratrca
, . y tec ¡, · e queh a ,• igera
vemdo en una •¡·auh de h. ,. 10
.. . , ogica se abia con-
último de los cuerpos intermedios dentro del conjunto social y sumo - . , terro» su1run1str b , ·1 .
]
a a soc1ologfa csencialtncnte 1. • . d a a1~un ut1 correcnvo
derado reconocimiento del valor del individualismo, dicha lectura po- . . a 11stonca e Durkh I

<iríaestar justificada teniendo en cuenta su confianza en la exagera- tonc1smo fácilmente opt1"m·sc d 1 . eun, ast como al his-
1 a e marxismo t d C
ción para revelar las implicaciones subyacemes de un razonamiento. mos, fa interpretaci<>n por el ro io . or .º oxo. omo vere-
ceso en la música debio' ph P . Adorno _delnnpacto de este pro -
La misma defensa es aplicable al análisis que Adorno realizó de We- mue o a1 intento p d W h
ber, cuya obra fue más contravenida en la Alemania de la posguerra tender al concepto de rae· a1·, . , •onero e e er de ex-
E ton tzac1on a esa fom,a del arte
que la de Durkheim 48 . Si Adorno alababa a Durkheim por reunir n resumen, para Adorno Webe f . ,
Durkheim, así como Durkhe·m' r_bue~mcorrecuvo necesario de
.. ,a enmend ar 1as d e r· .
los hechos y los valores, se mostrabaconsecuentementecri'ticocon . d· e We , ber. Tal v com Ad , contn uyo
la influyente insistencia de Weber en su separaci6n. Pero Weber, por c1as ,cien-
.. , d , o orno escnb10 una ve· B . .
finen ose a una opos1·c,·o·r1 muy d"f I ercnte lae · za cn1amin re-
n Véanse Jos deb:1.tcs que tuviw:m lugar en el XV Congrc-soJé'la Asoci.ición So~
to y el arte popular •Ambos so d ' . x1stente entre el arte cul-
ciológjca A)eman:ien 196·1, re,:ogidos en Oteo Stammt'r,comp., Max \l'eber and )'()-
bercad integral, a la ~ue sin e' b n os r:nd1tades separadas de una li-
m argo no an sentido» so. Lo que les
ci.olo?.)1
roday, tr.id. ingl. K,u.hlcenMorris. Nue\'a York, 1971. Horkht'itner,Haber
m:i.sy Maccuse re1li1.:1.r<1ninten•encloJ>«que cst3n indu.idase.oe) Yolumcn, pero la
,...,\"il b·
de Adorno, que se <:entrómás en Theodor Heuss que en Weber, no lo e.stá. Quiús e t'.r,The pmttltant ethic ,md r.hr:s irtt ., . . .
sus mayores elogios 2 Weber aparecie.caio
en Negarrr.lt·
d.iaktt"1, u-..d.ingl. E. B. A~h- sons, Nut"\'3York, 1958,p f81 ILa . . p o, <aprtahrm,tr~J. ingJ.TalcottPar-
celooa, Pcuín:mfa ¡. · ema /JYOl<:Slante )' el ,·sp,Tlr.u
del c-apil.4/ism(),B;ir-
ton, Nucv3 York, 1973, pp. 164- 166.
:,o Atiorno a Reniamiu, 18 d
, e marzo dt' 1936. Ae$thetU,ym1d r---
1vo/iJia,p. 123.
Martín ]ay Lt totalidad fractu .rada: la 1oded,id')' la pJique
96 97
. • . . e en una forma totalizada era el objew al que se r~- lC:cricanegativaimplica que ésta no llegaráa radicar t·nsí misma, como
1mped1a rcururs• 1a .1rrac1on
feri'an porque . alidad de la estnictura ,social contempora-
51
si fuera total. Esta es su forma de esperanza» sz_
'
nea entorpece su d esarr
. . olio racional
. en •una teona» ¡ . ·a del propio . Para captar toda la complejidad de la iilosofía negativa de la his-
. h os manterudo anteriormente, a.teon toria de Adorno, es conveniente aislar los elementos rivales que, con
S1,como ya cm . 1 1· . . disgregándose por ·1· el concra-
Ad . o se resistía a die ia tota izac,on, d fines analíticos, podemos identificar con las estrellas que componen
. orn ~ de fuerzas de impulsos no reconc 1 ia os, ~o su constdación intelecrual. En sus momentos más intensos de mar-
no en un tenso c~mp~ . 1 de esta tendencia que su apropia-
puede haber un eiemp º.mdasclahr~ • en la que ahora nos centra- xismo hegeliano, Adorno adoptó tácitamente un esquema temporal
.• . . de la fi loso[ia e a ,stona, . ¡• . que en importantes aspectos se hacía eco del de Lukács. No solamen-
c1on CrtCJca . . • amen de las dimensiones socio og1cas
remos pa~ conclmr n~~~tr~ ex. tiva Quiz.áresulte especialmente te insistía e11la importanciahistórica mundial de Ja aparición y uni-
y psicológicas de su dia ecuca ncga . a del lazo mencionado hace versali1.acióndel capitalismo, sino que también afirmaba que el pun-
adecuado terminar de est~ fornlia a c_aus1· ··ón de Weber v la mu- to culminante de ese proceso había tenido lugar en la primera mitad
t e la teona de a raCJ.ona tZa\.:t ,
del siglo XIX, cuando el ind ividuo burgués se encontraba en su cenit
un• momento
• d, en r
Adorno porque Ia f'lI oso t'ía negativa
, de la historia
d' de éste
1 1 y el naciente proletariado estaba comenzando a unirse. Así pues, ha-
s1co
'l . og1a e ,
l mun denonuna or su y.
• d . b •acfntc en sus cstu 10s •tanto
.
u umo era e co . . examinaremos en eJ proxuno blá a menudo positivamente del «período en torno a 1848, cuando
culturales como ps1cosoc1a 1es, que la lucha de clases se revel6 como un conflicto entre un grupo inhe-
capítulo. . r f .. de •negativas» las c,-peculaciones de rente a la sociedad, la clase media, y otro que estaba medio fuera de
Resulta necesano ca I K-,\r h·storia orque nunca formaron una ella, el prolecariado» s>_En términos iilosóficos, éste fue aproxima-
Adorno acerca del curs_o_ deda d~sarroll¿ temporal. Al igual que Ben- damente el período de la predominancia de Hegel, cuando se senta-
imagen plenamente pos111:a -~ _' alquier esquema temporal evolu- ron las bases de la filosoffa dialéctica, tanto positiva como negativa.
jamin, era abiertamefme º1sud .ª cb:rguesa del progreso o la fe mate- Y, culturalmente, fue fa culnunación de la época de Goethe, Balzac
. . v I nea! )'ª uera a I ca , . 1· Ad y el más importante de todos para Adorno, Beethoven, personajes
c1on1sta·: ', . ' . .. bilidad de un futuro socia tsta. orno,
rialis1a d1alecuca en la 111~1talciccto tod avía poderoso del pasado so- que representaron el triunfo de la alta cultura hurgucsa antes del hun-
por el contrario, subty_a :. e" hacía hincapié en la posibilidad, p_or dimiento de la unidad entre el objeto y el sujeto. Durante su deno-
bre cl presente, y a a tn\:c[rsa, ~,, el cnntjnuum de la h1s- minado •periodo medio•, Beethoven en particular creó obras de arte
f d na utura ruptura e 1 que eran verdaderas totalidades, representando la intención reafüada
remota que uera, e u • b d dos maneras:diferentes con va o,.
toria. Lo primero se exp_resa1ª e el pasado ,,odía reaparecer en el del sujeto activo en forma objetiva. El hecho de que Adorno, al igual
. estas En pnmer ugar, . r • que otros marxistas hegelianos, fechaba el subsiguiente ocaso, e in-
raciones <>p~ · · . . do ue manteníavivas las esperanzasuto ..
presenteen torrn~de r~-~ue~ ' ;s eneraciones precedentes. Pero en cluso «decadencia•, de la cultura occidental a partir de tal momento
picas y las cnerg1as crmcas de 1 . g la faúdica repetició n del ,siem • ha sido señalado por un antiguo discípulo de Lukács, Ferenc Feher,
odia reap·1recercomo , d
segun d o Iugar, p . ' , . . d. lgo nuevo como el retorno e quien como resultado de ello pone en tela de juicio la imagen tradi-
pre lo mismo» baJ<> la apadncncta e a d. <'e ~na aparente ilustra.. .:ional de ambos pensadores como radicalmente opuestos ••.
eprimi o aun en me 10 .1 • ~ ,
lo sup uestamente r cho más débil en el futuro,
. L do con una esperanza mu
c1ón. o segun ' . ¡ . da " afirmaciones de utopía que pa• si "l\,.<'gati-tle quizás, que'el lllópismo dt"
<lialecti.ct,p. 406. Se podría argurtté'ntar,
se manifestabaen esas e esespera s • las expresiones mucho más Adornoera una fuente-cncvbiena d(>su pesimismo,másquesu antítesis. en 1:1tnt"did.:i
- 1 l ar en contraste con · que ere.abaC)(J,)a'tativas
que nunca podria sacisfa.cerun rnundo io,pt'rfcct.0.Pero esto
recen tan tuera~ e ~g .·,. Pero a pesar de un pesimismo t_an
frecuemes de frta dcsesped':'c,on._ ue «la propia definición de d,.,- del recurso a la esperanzaque fl al igual que
$Cría disociarloden1asiatfodráscic21uente
1
. Adorno no o 1v1 o nunca q
notorio, Bloch. Bt"nj;u:nin, Horkheimer y M.ll'CUSC',nu11caa.ba1\donó,como dcmuc.straeste
pasaje'.
s.t «Sociely,.1 p. 152.
)• Feht"r,<(NegacivcphiJosophyof music:posili\·e rc.suhs.., Ne-w Germ41nCn'ti•
:., «Sp~1hpit.11is
om$ odt'r l1ldustric-gtsdlschaft?».
p. 359. que, 4, im·ieruode 197S.
98 la totalidad fracturada: la socied...
..d J Ul
,. pszqllt
.
99
La revisión cfect11adapor feher da muestras de gran perspicacia, lo era la matizada desconfianza d Ad . .
nología que dio p,·e I e orno hacia la ciencia y la tec-
pero subestima las tendencias compensadoras de la filosofía de la his- , a que a gunos crít h ·1
toria de Adorno. Obviamente Adorno, d modernista estético, reali- enemigo romántico de todo int l ,;cEolsI ost, es 1e_car,1logaran de
. e ecto . ows clame s d
zó una valoración del curso de los últimos acontecimientos muy di- d enc,a. en el pensamiento de Ad
, l . .
. . . u. e esta ten-
orno era Dialcctica de fa ¡l ·,
ferentes de la de marxistas hegelianos más convencionales corno Lu- que s1tua. e prmc,pal cainb,·,) en O ce,'d ente con 1 · ustracion,
d' · .,
kács. En lugar de maniicstar una nostalgia mal disimulada por la per- , Jaseparación e11tr• 1 .
d. e..1tr~\baJo . a primera 1v1s1011
1 ' e su¡eto v el ob¡eto I d . .
dida edad de oro del arte culto burgués, Adorno rechazaba tajame- uucia de la naturaleza es d . h , , y a onunac,ón
pitalismo. En este cas; la foec,r,_ mue o antes de la aparición del ca-
mcnte cualquier llamamiento a la rescauraciónde un realismo o cla- , m1a mercantil del C'I · - " .
sicismo supuestamente «saludable•, ya fuera en forma burguesa o d erad a como subordinada a esto. . . • pmwsmo es cons1-
proletaria. En realidad, las regresiones de cualquier tipo fueron siem• recen cuJminarcon fatídica i.nev~t:~:;~:~:~e~uo~anteriores,quepa-
pre sospechosas para él como fen6menos que debían ser entendidos turaleza maltratada que es. el fascismo.
. a ,enganza de una na-
en términos tanto psic.ológicos como culturales o sociales. Como Con. ~na amarguramás característicade 1
Rirnbaud,insistía en que era necesario ser absolutamentemoderno, sesperac1on cultural de la d . h d os proveedore., de de-
ercc a que c sus opon d 1 . .
por lo menos en cuanto al rechaw de la posibilidad de resucitar ino- d a, Adorno y Horkheimer det II b 1 .. . entes e a ,zqu,er-
centemente formas más antiguas. J:'.nrealidad,incluso la «nueva»m(1- de una r~tciona.Jización que re~n~t" . as mespcradasco~secuencias
co, pero que de hecl10 coupt 'b . ,\ suplantar al pensanuento míti-
sica modemista de Schoenberg que él tanto admiraba podía «enveje- n uia a repetirlo L · 1· ·
cer>" y llegar a ser objeto de una falsa restauración, como lo de- e.sta«a.ntropogénesisregresiva»s8. como f . d. as _impicacJOnesde
mostraba la conversión tardía de Stravinski a la dodecafonía. Aun • tic_o,se ponían de manifiesto en d 1 ·, uc en01~11nada por un crí-
que hay algo de verdad en la reciente acusaci6n de que el propio Dialéctica negativa •" el . t'd d amento'. amphamente citado, de
" .sen 1 <> e que •mng ¡· . .
Adorno no se mantuvo fiel a sus preceptos y permaneció apegado a conduce del S'llvaJis,n,,
' al h umamtar,smo
. . p, una h ustor,a uruversal
un cierto modernismo clásico, que ya no <:.ra viable una vez. desapa- d e la honda a la bomb·t• de m,cgatones• ·, 9' To ero ª>'una que conduce
d
recida la vanguardia!'>(>,Adorno se resistió, sin t·mbargo,a la nostal- present;tción de la filosofía d l h' . . ma a como 1a única re-
.·, h • d . e a tStona de Adorno b
gia del marxismo hegeliano más ortodoxo por una edad perdida de cJon a tn uc1doa un crít,·co a af'irmar: « 1 o que se .' . esca , b o serva-
globalidad cultural, cuya restauración sería obra de la rc_volución. como« una.
apoteos,·s
. ·
de la lu'stona
. es. transr , ', d cnt1ta a en Marx
Todavía más drásticamente se oponía al marxismo hegeliano la una d,abohzacián" de la h' ·t . L orma o por Adorno en A
' ,s oria o que se e d b
temporalidad derivada de lo que podríamos denominar el momento vuelto una ve7.más del reve's· 1 . 1 J' l on ena a en Hegel es 3
• e ma rarnca -1 M ¡ · ~•
«cultural mandarín en crisis• del campo de fuer:oasde Adorno. Aun· e1evad o al estatus de Espíritu del M d .
t
.ª como =- es
,1ue en parte recordaba a Lukács en su respeto hacia los logros de la es reemplazada por h histor' d l un °d·La h!S ona de la salvación
. . • . 1a e a con enacmn» 60
alta cultura burguesa en su fase indi,~dualista, Adorno se sentía mu· A unque ¡ust1ficable en . . . ·
cho menos indinado a relacionarlospositivamente con la aparió6n masiado unilateral a la vis;.•t~~• 1:,:te razonanuento es también de-
del capitalismo, que él identificaba con una •civilización• de base más Adorno. El lenguaje religioso d o_tros e~quemas temporales de
que con una • culcura• real. Y se rnostrabatodavía rnásreacio a pro- ellos, el componente ¡'udío d I e esta ~,ta sugiere la fuente de uno de
. e pensanucnto de Ador E
poner al proletariado como restaurador de tales logros. F,n este sen- to se pueden discernir d . 1· . no. Al este pun-
os imp ,cac1onescontradictor,·as .. E.,r1ame-
l
tido, el amílisis weberiano del lado oscuro de la racionalidad formal, ,,
instrumental y burocrática, era especialmente importante. También . Véase,por ejc-mp
suphte<t-wt Tlobbes blS Ad--
Jo, Amold Kündi 1'1.-"fr
r 'b · • r.ri.ngHn.J Diakkr,k. .
Politt'1chepJ11·¡,,_
· • .,,,,u, " urgo J971 · ,. L · CO JI · v
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.,.,.Pcter Biir~cr,..Die Vermiulu11gsproblemin Jet Kunstw ziologi~ Adornos.., eo
S9 ,,. • d'
BurkhardlLindna )' W'. Mani11lü<lke, co mps., ,'.{autWl.ienzur M1,her.iu:h1.·n
Theotit· l,Q
, '(t'gl'ltttit• :alectics> p • JlO •
Th. W. Adomos Komtruktú:m d,:r Mnderm:, Francfort, 1980. C':( lllnC' rt()O , p. 1J4.
100 Mart;n}a)• La tot,s/.idadfraclurada: la sociedad;y la psique 101

dida en que Adorno quedó profundamente afectado por sus medita- ;ero si ~domo subrayaba el poder actu,tl del «siempre lo mis-
ciones sobre el Holocausto, Auschwitz representó para él el punto mo , Jo hacia con la esperanza de romper su hechi7.o en el fut
de encuentro hjstórico generalmentereservadoparalas intervencio- ~~mo una_vezescribí'-)~domo, «sólo cf que reconoce en lo má;;~~
nes mesiánicas dentro de la historia. Se trataba, por supuesto, de un ciente
· bl lod mismo,
d atendera a lo que es diferente » 6J • Dado su ·irrenun -
mesianismo inverso; el demoniaco en ve,. del divino, lo que le per- etad e eseo 1 e algo verdaderamente
• nuevo ' Adorno estab a ·minum-·
mitía hablar de «después de Auschwitz • con el mismo carácter por- za o contra a tendenciadesc?nstn1ctivistaa considerarque la socie-
tentoso con que un cristiano hablaría de d. C. En este sent ido, la his- dad actual estaba ya caracten:iada por el juego indeterminado car-
toria no era una gradual decadencia en lo infernal, sino que mostraba ~av~lcsco,pero repetitivo, de las diferenciasirreductibles.coO-:o se-
por el contrario su capacidad de romper espectacularmente con el cur- nalo una vez. Habermas,
so que anteriormente había seguido y abrirse a algo radicalmente di-
ferente, posibilidad que hacía aún más amenazadora la lección de Hi- ..,.,. y la T.eon.'t
Si1no Se toma en. scrjo la Dialécti,:ane"att"I·-•
r. ' · de Adorno
• estetlca
roshima. Pero por la misma razón, dicha iocursi6n mesiánica podía
tener un aspecto beneficioso, el momento redentor que Benjamín ha- t:
Y as acepta, Y s1 de.se~luego alejarse tan sólo un paso de esta escena pro 1a
:eckect , C'~t.onces
..t•enc que convenirse e.n una especie de posestructu~a-
.d1 para conccptuahiarla.
· ·, Adorno ounca dio este pa•o ·• · Lo l1al>' cons,'de-
na
bía acariciado y que Adorno nunca abandonó del todo. ra o una tra1c1ona la h'-'re ncia racional a la teoría crítica 64, ·
Finalmente, hay incluso un elemento protodeconstructivista en la
filosofía negativa de la historia de Adorno, que es quiú debido a una O, dicho en los_tém1inos de su filosofía de la historia, por nict7.S•
deuda común contraída con Nietz.sche. Adorno no solamente rece- cheana que pud1e~a parecer, Adorno nunca sucumbió a la creencia
laba de cualquier mom ento inicial de plenitud, ahora perdido u ol- de que _larepet1c1onfuera eterna, y mucho menos afirmó q ie f
vidado, sino que también era muy sensible frente a aquellas repeti- neccsana y buena. t uera
ciones que se abrían paso a través del desarrollo dialéctico o la de- Así pues, lo que se desprende de estos esquemas temporales con-
cadencia cultural. Ya en su ensavo de 1932 sohre •La idea de la his- trapue5.1oses_la co~~tamc sospecha por parte de Adorno de que cual-
toria natural»"', yuxtaponía la ~stasisde la naturalezaal dinamismo
~~:er hlo_s~f1aposu1~a de la ~istoria tendría consecuencias lamenta-
de la historia, utilizando a la una para socavar la primacía de la otra . 1almente s1 se co11v1rncraen una teodicea en fa que tanto
. e~, .e~p<.'.c
Licluso en sus análisis del modernismo, era plenamente consciente l.ts como I b
del retorno de lo arcaico bajo nuevas fonnas, la • naturalización• de d m1clat1vas . los sufrimientoshu1nan,,s
•. se muasmrn=re
e ~ma ley sur,enor. Como él )' Horkheimer advenían en Dú..Uclica
lo que parecía más histórico. No estaba hecha para él la visión uni- de ta. fl,,strac1on,
dimensional del modernismo y la modernización como una disolu -
ción progresivade la.sestructuras,como un proceso c.·nd que «codo ~-a!Jo~ofía de fa hist~ria repi:c.-un proceso (JU(' ocurrió en el cristianismo:
lo s<>lidose desvaneceen el aire»,.z.Como ya hemos visto al exami- ª n ad, que en n7'lidad <.':Sra a merced de1sufrimiento, e~ oculcad.icomo
nar su defensa de la aplicabilidad perdurable de un análisis de clase la f~erz:i que detcrmma el curso dt! la historia y triunfa en última instanci:1
en ve7. de un análisis de sociedad de masas, estaba decidido a no per- Es Jdola_t rad~como d espi'rirndel rnundoO como una ley inrnanemeí JPo ~
der de visea aquellos clement.os. cada vez más ocultos pero aún po• que fahistoriacomo corrdación de una teoria unifit::ada }' como afoo ... r
dese • 'd l b' . ' • h que pue-
derosos, de la totalidad dominadora que la ideología trataba de r c.:onstru1o no e,1;e 1en~ino el horror de modo qu• ,·I pe ·
d h. h 1 . ' -.. nsam1entv
enmascarar. es . e e~ o un '-'em~nt~-negal1vo. La esperanza en mejores circunstancias
. si no es una mera 1lus1on- no se bas.i tanto en Ja se~uridad de .1 .
ctr'un •ta · ~ . i:o que ta c.s
· 1..: .s nc1.1::,cstartanga.ranu:t.adas y señan dur3dcrasy definitiva::,como en
•Die lclcc dcr Naturges<.hichte•, GesNnmelte Schrifu·n, 1, f~ncforc, 1973.
61

u Este comen1.-atlo del Man.ifinto comunisttt siroe <le titulo y mcclforade rdercn~ 6
cia a All ,hat i$ mlid mdu i,11.0.Ur:the experim.ct Qf,m:uJ.emi.t)·,Je Marsh1IIRcrman, .l "Kdlcx.ionen7Uf K.l.1.Sscn1.hwric:"
~) 376
Nuevi York, 1982 !Todo Insólido st' dett:anece et1rJ ain·: Jaexperienciade la muder-
" Tlab
1981, p. 8. ('mtas, «
'J'ha d'1:.1
1oc.1·1c.sot· rati◊nali?.ation,
' . . an inter.,·it"W•,
'frlos, 49. otoño de-
nidad, ~ladtld, SigloXXI, en prellS.t].
102 Martin}ay 4. LA CULTURA COMO MAN!PULACION;
LA CULTURA COMO REDENCION
la falta de respeto a todo lo que e.srá tan finnemcm<.~,rra.igado en d sufri•
.
nucnto genera1., •

Pero si tal esperanza es algo más que una.mera !lusión,_no r~sulta fá~
cil ver en los análisis de Adorno sobre pstcologia o SOCl()log,ae~fque
uede basarse. No hay unas fucr,as o estrucwras sociales espec1.•~as
p ue encarnen la resiscencia al poder totalizador dd mundo adm,rus- ~In rkm, 'Wa.sman Pbilos()phieder Kunst nennt,febú gewOhn-
~ do ni tampoco hav un substrato psicológico irreduct1ble que_pue- licheinsvon heiden;entweder die Philosophieoder die K1msr,.1
ra mantenerse
da ' •
permanentemente f rente a 1as rec1e1
· ncs
,-. mtervencmne s
de la sociedad excerior 66 • Y, por supuesto, la pohuc~, .tal Y co•;:~ Friedrich Schlegel
Adorno la vefa está completamente pnvada de energias verdade
mente subversi~asque no sean inmediatamentetrans-fonnadas en m~-
canismos instrumentalizados para preservarel status quo. En rea ... La «cultura»,como nos recordó recientementeRaymond \Villiams,
dad de poder encontrar otra fuente de redención fuera de la propia «es una de las dos o tres palabras más complejas de la lengua ingle-
2
T«;ría Crítica, ésta sólo estaría para Adorno en lo que Stendhal de: sa• • Aunque las complejidades no son exacc;uncnte equivalentes, se
. , «I promesa de felicidad» que el arte representaba. Por tan podría decir lo mismo de Kultur, una palabra con especial resonancia
nommo ªstro último capírulo nos centraremos en los notables. es- . en Alemania desde que en el siglo XVTJJfue yuxtapuesta a 'Livilisa-
e
to, en nuque
fucnos reali:có por dcteccar el tenue 1at,·d o d~ 1a utop1a
• entre
. la tion '· Pocos inceleccualesdel siglo XXse han mostrado tan sensibles
ensordecedora cacofonía de la culcura contemporanea. a sus múltiples significados e implicaciones comradictorias como
Adorno, que pasó del ambiente de la Kultur alemana a la cultura an-
gloamericana y a la inversa, sintiéndose durante todo el tiempo pro-
fundamente enajenado de cualquiera de las versiones con que se
encontró.
Si, de hecho, tuviéramos que hacer conjeturas sobre· qué parte de
la obra de Adorno merece más nuestra atención y la de la posteri-
dad, ésta sería sus escritos ex1.raor<lin.ariamcnte
ricos y variadosso-
bre la cultura en todos los sentidos de la palabra. Mi~tras que sus
contribuciones a la psicología, la sociología y q ui:cá también a la fi-
losofía fueron realizadascomo una crfricaa posiciones teóricasante-
riores, como analistade fa cultura estuvo más directamenterelacio-
nado con el material original. Como músico y compositor, fue capaz
de escribirsobre muchos temas artísticos con conocimiento de cau-
sa. Y como lo ilustra su i11tervcnción en la obra de Thomas Ma1u1

1
~En lo qoe .st'Jl3mafilosofía del artt',norm.:ihm:ntefatt.:ial~o: o filosofía o ;1ne.•
Proyectado por Adorno c:omoel epígrafede ifohetischelheorie.
2
Raymond \X.'iJliams, Krywords: a vJoc.1hidary of rnltk,-e:md society, Nueva York,
1976, p. 76.
6!> Diale<U<'
o/ F.nhght.enmem, pp. 224-225.. .. ,. I· irredu~- ' Para u.o.atxcdente \·isión de conjunto <lel origen del contraste. \'fu.seNorben
. . _,. , h oe,:a.c:;i
onc:-.s.
sm duda, part.c.10 connar t'n a Tht•cit:üizing process, vol. 1: The hútoryof manners,tr;id.ingl. F.dmundJeph-
f.li:.1..-.,
<,r, Mn-umamora.iui,P· - 29· n . · dial t 346
tibilidadde:alguna parti<:ularidad,por ejemplo en Nt'gttt.tve e,,
1 s. p. . oou, Nueva York, 1978.
104 J.lfartin]ay La ,·uLtura como ma1Jipuladón 105

Doctor Faustus,podía asimismo ser algo m~\sque un crític.oliterario. lógicos hasta las formas de divorcio, desde el jog~ing hasta el insom-
F.n realidad, se puede incluso decir que mucha de su obra crítica as- nio, desde los tests de inteligencia hasta el ocultismo. En la base de
piraba al nivd <le arte 4, lo que es una de las fuentes <lesu i11comen- su interés por el concepto más amplio de c~ltura estaba su insiste_ncia
surabilidad con buena parte del discurso científico social sobre los en la inevitable interconexión entre la realidad matenal y la realidad
mismos temas. F.n ocasiones, como es el caso de Quasi una ft111 ta- ideal o espiritual. Realizar una distinción en abstracto entre la esfera
sia 5, estruccurósu obra aproximadamentecomo una composición de la alta cultura, supuestamente desinteresada, y los intereses y ne-
musical. Anticipándosea los desconstructivistas,con.quienes ha sido cesidades humanos más bajos, al estilo por ejemplo de la estética kan-
comparado a este respecto •, Adorno puso en tela de juicio los pro- tiana, era negar el momento hedonista de cualquier cultura verdade-
pios límites entre la crítica y la crcaci<' in, aunque sin borrarlos ra, cuya vertientesensual contiene una prefiguraciónsomática de una
completamente. felicidad futura más generalizada. Alabar la cultura tan sólo por su
Hablar de cultura implica inmediatamente enfrentatse a la tensi6 11 transcendenciade las preocupacionesmaterialesera, además,socavar
fundamental entre su significado antropológico y su significado eli- el potencial crítico del concepw. Como Adorno escribía en u~ en_s~-
tista. Para el primero, que en Alemania puede ser rastreado por lo me- yo sobre .cultura y administración•, •el i:iroceso d_eneutrah:,.ac1on
nos hasta Herder, cultura significa todo un estilo de vida: prác ticas, - la transformaci6n de la cultura en algo mdepend1ente y extenor,
rituales, instituciones y artefactosmateriales,así como textos, idea~ privado de cualquier posible relación co~ la praxis- hace posible su
e imágenes. Para el segundo, que se desarrolló en Alemania como adi- integración en la organización de la que mcansablemente se pu-
tamento de la instrospccci6n personal en contraposici6n a la super- rifica»7•
ficialidad de los modales cortesanos, la cultura se identifica con el F,I marxista que hahía en Adorno desconfiaba también profunda -
arte, la filosofía, la literatura, b erudición, el teatro , etc., las activi-
dades supuest .,unente «humanizadoras» del hombre •culto•. Como
sustituta de la religión, cuya importanciacstaha reduciéndose,surgió
en el siglo XIX en calidad de depositaria de los más nobles logros del
homhre y de sus más altos valores, a menudo en tensión con la cul-
tura •pop ular• o «iolklórica » y con los logrds más materiales de la
mente de cualquier concepto de cultura que oh•idará SúS oscuros orí-
genes en la desigualdad social. Toda cultura, insistía Adorno, «sólo
consigue sobrevivir en virtud de la injusticia ya perpetrada en la es-
fera de la producción, al igual que el comerci~• 8• Aislar la_cu_hura
como algo superior a la sociedad, libre de_sus hm1t~c1ones,s1gmf1ca-
ha ignorar el penetrante poder de la totalidad <lommadora en la que
!
«civilización». A causa dt· sus connotaciones innegablementej('rár- la sociedad moderna se había fundido. De hecho, sostenía Adorno
quicas y elitistas, la cult11ra de este sentido más restringido ha susci- en Prismas,tel may,~ feticl~ de Ja crítica cultural es _la ~oción de cul:
tado frecuentemente la hostilidad de los críticos populistas o radica- tura como ~al. Porq_ue no hay una obra de arte autenuca o una Jifo-_
les, que alegan su complicidad natural con la estratificación social. - soÍía verdadera, de acuerdo con su pro¡,io significado, que se hay~_
Las reflexiones de Adorno sohre estos múltiples significados de - agotado sola en sí misma, en su ser-en-sí. Sie".1prehan estado en ~e-
la cultura adoptaron muchas formas. Como emigrado en un ambien- lación con los procesos vitales reales de la sociedad de la que se dis-
te extraiio, asumió a veces el papel del antropólogo cultural dedicado tinguen» 9 • En realidad, la misma hip6stasis del concepto de cult~~a
a estudiar las prácticas para él desconocidas del país que le acogía. como realidad coherente que transciende a las obras de arte espec,ft-
F.n,\1inima moralia en particular,Adorno hacía comentarios, a me- cas era un proceso peligroso . .í.J::J_!
iabJar d_~~ultura~ _afirn:~~,n f.dor-
nudo con notable agude:,.a, sobre todo tipo de temas, desde los ,oo - no y Horkheimer paradójicamente, ,fu e siempre contratl.2. a la cul-
4
• Dieter Schnebd, « Kompositionvon Sprachc-sprach Jicb('Gt.stalrung·•;OJ) Mu.sik
Adornos Werk•, <'nHcrm:.1.n
11l wmp. 1 TheodorW. Adorno 2um
Schv.·cppenh~u.ser, 1 Adorno, '(Culture and administruion.., 'telos.37, moño de 1978, pp. 100. 101.
eine xJmmbmg, fram;fort, 1971.
G~d.tl'<ht.ms: 11 Adorno, «Cuhure c.riticism and socielp, Prisms:culswralcritiatm a,¡d soci.ety,
s Adorno, Q,uui una fantaJia: 11umltalo·tht·Schriften 11, Fr~l)CÍOn~1963. cr:ad.ingl. Sarnue)y ShicrryWeber, Londres, 1967,p. 26 [Prismas. la críticade la cul-
<- Gcoffrey JI. Haronau. CritU.ismin the wildemeH: the ,·tu.dyof literatur-etodaJ', tura y la sociedad, Barce}ooa,A riel, 1962J.
Nt'w Havt'n, 1980, p. 190. ' /bid ., p. 23.
106 Martin]ay La cultura como manipulación 107

~a. La cult~ra ~?mo c.omún denominador <:_~~tiene ya_~n e~;brión lógico del status quo, no hacía justicia, en el mejor de los casos, al
esa csquemat1zac1ony ese p_rocesode catalogac,on y clas1f1cacionque impulso de la alta cult11raque le servía de contrapeso.
in-troduceñ a ln:ulfi.íraen la esfera de la adminislración» 10• A diferencia de aquellos apasionados detractores de la cultura,
Pero si Adoi-no insistía, con uñ fervor característico del marxis- tanto de derechas como de izquierdas, que rápida1~1entesacaban el _r~-
mo hegeliano, en la imporcancia de un análisis holístico que evitara vólvcr en cuanto oían tal palabra, Adorno 1ns1sua en su d1mens100
d fetichismo de algunas de las partes, se mostraba igualmente infle- tanto crítica como ideológica:
xible en su énfasis en las contradicciones irreductibles dentro de ese
todo. !.a principal de ellas, como ya hemos indicado, era la escisión Sj a la realidad matcrl:ilse la denominael mundo dcl valor de cambio,Y a
entre el trabajo intelectual y manual, q11eestaba en la base de la dia- la cullura, indepcndicntemeote de lo que se nie~ue a a~cptar_.
la do1ninaclón
léctica de la Ilustración. La tensión existente emre la cultura definida de ese mundo, entonce:~ es cierto que t.11 negauvae-s iluson~ desde el. m~-
en un sentido elitista y la cultura como todo un estilo de vida era el mento en que lo existente existe. Sin embargo,puesto. que el mterca.mb10 li-
prod11cto de esa división. Su superación era uno de los deseos prin- bre y honrado es una mentira, J~gfil'loC$ a1 nusmo uemp,? ~ablar en f.ayor-.
de la verdad:fre11t~a lamemir..ade un mundo dela mercanc.ia, mclw;o la rntn-
cipales de Adorno, per~2::conocía que la so lución nun91~_ría ser • '-'.C.. -
ura :r - .
que uenuoc1ase v11c) ve un correcuvo
. 12
.
conseguida dtntro de la propia cultura;-ñi podría venir de la disolu:-
ción de la alta cultura en la vida cotidiana del presente, que selim i- f. 11 realidad, por razones que examinaremos en breve, J\<lomo esca-
carfaa ne-garlasin realizarsu potencial emancipador. - - blecía la línea crítica entre las obras de arte que alababa y las que con-
Así pues, una teoría dialéctica de la cultura debe oponerse tanto denaba haciendo precisamente referencia a su postura en este tema.
a la dicotomía abstracta de la culrura v la vida material como a la ne- Así p11es , la tarea del crítico cultural dialéctico no era ex;'1~•rla
gación 110 rnenos abstracta de su dist¡'nción. En un aforismo titu lado separaci6nentre la mente y la i:nateria,entre el arte y la admm1~tra-
«El niño jugando con el agua•, perteneciente a Mínima moralia, ción entre la cultura v la civiJi7.ación, ni campoc-o tapar las gnetas
Adorno detallaba su argumentación: com~ si nunca hubier;n existido. Era más bien insistir en la ambi-
güedad radical de una alta cultura cuyo contenido objetivo,.cuy_~pro-
\ Etnre los motivos de la crític.acu1Lura1,
uno de hs rnásantiguosy principa- mesa de felicidad, sólo podía ser realizada con su gcneraltzac1on de
les es d de )a mcntint: que l:1cultura crea la ilusiónde una soci<.·daddig:o3 una cultura en sentido amplio, aunque al mismo tiempo su depen-
del hombreque no existe; que oculta las condicionesmateriales sobre lasque dencia de las condiciones materiales de esta sociedad y de las ante-
se dcsarroJlatoda obrahumana, y que, c:onfonandoy arrullando,sirve para riores ayudara a obstaculi,.ar dicha realización. En otras palabras, fas
mantener viva la nociva detenninación económicade la cx.istcncia.Esta es Ja energías críticas del concepto elitista de la cultura tenían qu~ ~er di-
idea de cultura cornoideología, que parece cornún, a primeravisea, canto a
rigidas contra la función ideológica de su oponente antropolo~1co, al
la doccrina burguesa de 1aviofonci.acomo a su adversaria,tanco a Nietzsche
como a Marx. Pero precisamente esta idea, como todas las reconvenciones
mismo tiempo que los impulsos progresistas del seg11ndoteman que
sobre las mentiras,tiene una sospechosa tendencia a co1wenirse en ideo- ser enfrentados a las implicaciones conser~adoras del primero.
logía 11• Para rescatar el potencial emancipador de la r~alidad cultural frac-
turada de nuestros días, según Adorno, se necemaba un co~pltcad'.'
método que combinase los dos planteamientos que él dcnom:naba cr'.-
Adorno n1antenfaque la ra7.Óllde esta inversión era que un concepto
ti~nm-ancnte y crítica transcendente.La pnmera, que tema sus ra,..
de cultura demasiado difuso, que la redujera a un mero reflejo ideo-
ces e~la tr-adi-ciónhermenéutica de Schleiermacher y Dilthey 13, co-
menzaba reconociendo q11eel crítico c11ltural se hallaba profunda-
•~ Horkhcime-ry AJomo, Dialectk of Enlightenmem, trad.ingl. John Cununing,
Nueva York, 1972, p. JJJ. 12 /bid., p. 44. Tr.iducci6ncorrC'gida , . . .
11
Adorno, Minima maralia: rt{húons /mm damag(•J hfe, md. ingl. E. f. N, '' Vé~sc el análisis<le-la '-irit.ic.:a
inmanentec-nMu:JuclErma.nh,W1lhelmDilthe,•:
Jcphc:ott,Nut'\'.l York, 1978, p. 43. the critique o/ htSwrical rea-.<on,Chicago, 1978, pp. 313 ss.
..,
108 La (:u.ltura tt>momanipulación 109

mente integrado en la cultura que deseaba criticar. Como Adorno ad- Para la ideología, t·n scncido propio, se requieren rdacionc:s de:poder t]ue rlo
vertía en un anículo sobre Mannheim, se3n con1prensiblcs pan el prop io poder, que c-sténmediati'l.adas y SC3n por
lo tamo menos severas. La socit!dad actual, que ha sido injustamente censu-
La réplica ª. la reverencia de Mannheim hacia la imelec.-iualidadcomo algo r:id3 por su complejidad, se ha vuelLo demasiado transparente para est<>H, .
que: «flota libremente•, no puede enc.ontrarsc en el postu lado re3CCÍonario
de su «raigambre en el Ser», sino más bien <.n el recuerdo de que ~a misma Esta transparencia queda a su vez enmascarada por las prácticas cul-
imclectualidad que pretende flotar libremente: está profondamente arraigada turales que son reproducciones no mediatizadas dd s/atusquo, prác-
en el mismo ser que debe ser cambiado y al que preteode critica·r 1♦_
ticas carentes de la necesaria tensión ent.re la justificación y la reali-
dad para una crítica inmanente. «Así pues, no queda nada de la ideo-
Sin embargo, dicha raigambre 110 significa que el crítico no se en-
cuentre en una posición ventajosa desde la que cuestionar los valores logía excepto lo que existe en sí, los modelos de mi comportamiento
que se somete al irresistibk poder de las condiciones existentes» 17•
de su cultura. Porque la crítica inmaneme significaba tratar tales va-
Por lo tanto , ya no era suficiente, si es que alguna vez lo fue, enfren-
lores como ideologías que podían ser comparadas con las realidades
del mundo objetivo. tar al concepto con el objeto al estilo de la «crítica de la ideología.
de la Escuela de T'rancfort en los a1iostreinta 18.
Dado que el todo existente era complet.am.ence «inexacto», era ne-
Torna muy en serio d principio de que no es fa ideología en sí la que es faJ~
sa, sino más bien su pretensión de corresponder a la realidad. La crítica in- cesario algún punto transcendente simado fuera de él pan soportar
manente de los fenómenos artísticos e intelectuales trat.--'lde captar. a través una teoría vndaderamente crítica. A este respect.0, las dotes que vi-
del análisis de sus formas y significados, fa contradicción cncre sus ideas ob - mos enumerar a Adorno en su defensa de una teoría espt'.culativa. fren-
'5.
jetivasy sus pretensiones te al empirismo sociológico~ irnaginacicín,memoria,experiencia-
eran la fuente de cualquier transcendenciaque él pudiera reclamar para
Sin embargo, a mediados del siglo XX, la capacidad de ejercitar sí. SiJlembargo, Adorno nunca juslific6 rigurosamente su estat~ pri -
tal crfrica inmanente estaba amenazada por lo que Adorno conside- vilegiado más allá de hablar vagamente de un «golpe de suerte mmé-
raba como el decreciente papel de las genuinas ideologías en la re- recida» que •ha mantenido la composición mental de algunos indi-
producción de la sociedad. Tradicionalmente, las ideologías habían viduos no tan ajusta.da a las norr nas imperantes• 19 • .Fueron por tan-
sido ~e~eradas por la necesidad de justificar una condici,,n social pro- to sus sucesores dencro de la tradición de la Escuela de Frandort, y
blem,mca, que era perc1b1dacomo tal. Aunque apologéticas en su in- pr incipal mente Habermas, los que tuvieron_ que intentar enc~ntrar
tenci6n, las ideologias contenían también un impulso crítico en el es- una posición ventajosa transcendental o ca.s1 transcendental mas sa-
pacio que mediaba entre sus justificaciones y la realidad que preten- tisfactoria par-asu c1ítica. Que el propio Adorno se sentía un canto
dían encarnar. Pero Adorno se lamentaba de que la experiencia nazi, disconfom,e con su solución al problema queda evidenciado por su
en la que nadie se tomó en serio el contenido de la ideología salvo insist('ncia. en que ni la crítica inmanente ni la transcendencia podían
como una herramienta de manipulaci6n, señaló la desaparición de esta ser suficientes por sí solas:
distancia:

Cuando predominan la.s relaciones de poder puramente inmediatas, no hay 16 Thc Frankfurt lnstitute of S<Kial
realmente ideologías[ ...) Hoy en dfa, la ideología es la condición de la con - Researeh,Aff)e<to.i of.mciology, trad. i.ug.l.
John
Viene!, Boston, 1972, pp. 19\."--191.Ta .lutorfo de Adorno dt' este pas.-.jc qucdJ. con-
clenc.ia y la inconscienci3 de las ma~as, como espíritu objetivo, no los mise- firmad.:.por su inc;lu~i6n en Gesammclt<'Sclmfte-,,,VIII, Fr.mcforc, 19n.
rables productos que imitan y env ilecen este espíritu a íin de reproducirJo. 17
!bid., p. 202.
is de este aspecto tic-)U obr-~
t g !'ara. un sugestivo an:áfoi • ._.é.1scRaymond Gcu.ss,
The idea of critica!theory: Halu:rma.$arid ibe Frim.lt_(tmSchool, Cambtidge, '1981,
,,. Adorno, ..Tl,c socio1ó!,•y
of kno,vledgeand its consciousncss•,f>rúms,p. 48, cap. l.
" lb;d., p. 32. ga.rivedialt•ctin·, trad. ingl. E. n. Ashcon,Nue-••a York.,1973,p. ·H.
'' Adorno, .':\'e
110 la culturJ coma manipulación 111
Marti.njay

La teoría critica no puede admitir las alternativas de poner en tda de juicio Adorno mante1úaque talc.smét?dos eran particular~~ntc inade-
la cultura como un todo, de:,dc fuera de ell:i y bajo el concepto general de cuados cuando se aplicaban a la estera en la que eran u~1hzados con
ideología, o confrontarl.tcon 1,u norma.~que ella misma ha hecho cristalizar. mayor frecuencia, la de la cul~ura de_masas comem~oranea. E?este
Jnsjsciren la elección entre la inmanenciay fa transcendenciaes caer de nue- caso en particular, la conciencia m~~1~ula~~no podia ser ~ons,dera•
vo e1l la Jógica tradicionalcriticadaen la polénúca de Hegel con Kant20 • da como los datos finales de un anahs,s cnuco; eran las mas profun-
das tendencias, que se aprovechaban de esta manipulación, las que _t~-
Adorno estaba decidido a presen•ar por cualquier medio una po- nfan que ser comprendidas.Tan s6lo a través de una.confrontacmn
sición crítica ventajosafrente a los temas culturaJcs,que él conside- más directa con las propias obras se podían comprender estas fuerzas
raba que estaba siendo puesta en peligro por el enfoque empírico de
subyacentes. .
la corriente principal de la sociología de h cultura. Aunque en cierto La incesante animosidad de Adorno hacia la cultura de masas fue
modo acab,, por moderar su hostilidad hacia tales métodos, que ha- una de sus característicasmás controvertidas,llevándolea menudo a
bía minado su desafortunada colaboración en el Proyecto de Inves- ser acusado de esnob elitista, de mandarín arrogante e incluso (a cau-
tigación Radiofóni ca de La,:arsfeld 21 , Adorno siempre mantuvo que sa de su odio hacia el jazz) de racista encubierto 2s. Estos fáciles_~pí•
•la cultura es una condición que excluye la tentativa de medirla» 22_ tetos defensivos no reconocían hasta qué punto las m1sma.~ c~u_c~s
Como insistió en su intercambio con el sociólogo empírico de la mú - que Adorno hizo a la cultura de masas estuvieron ª.menud~ dmg'.-
sica Alphons Silbermann, el significado estético y social objetivo de das también contra la mayor parce de la cultura de elite, que e_Jse ne-
una obra no puede ser reducido a un proceso externo de comunica- gaba a fctichi:<arcomo intrínsecamence superior. Hay, por e¡emplo,
ción entre el productor y el consumidor. Sólo una investigación con

¡
pocos aspectos de su crítica del cine que no puedan ser enco'.ura~os
base teórica sobre las relaciones sociales mediati1.adas dentro del pro -
en su ataque a Wagner,cuyasÓfcras,en comrade lo q~t dccia e! )_O-
pio artefacto cultural puede iluminar su pleno significado. Como de- ven Nietzsche «dan fe del nacuniento del eme a parur del esp,mu
mostró en estudios tales cornosu mordazdisección de la columnaas- de la música• Í6 más que de una tragedia griega resucitada: Y aunque
trológica de Los Angeles Times 2 3, un análisis de contenido cualitati- pudiera estar abiertamente ansioso de demostrar la_esencia sadoma-
vo puede iluminar la función de un fenómeno cultural sin recurrir a soquista del jazz, no se mostró menos deseoso de d,scermr la misma
las reaccionessubjetivasde sus víctimas. Incluso la estética de Jare- patología en la música de Stravinski 27 • En resumen, p•~ Adorno ,
cepción de Hans Robert Jauss, más sofisticada, era insuficiente para
cualquier cultura, al~• o baja, contenía moment? de barbar~ : "
Adorno ,._ Aunque su propia teoría estética estaba en deuda con ~ embargo, es mnegable que Adorno senua una an_11pat1a espe-
Kant, Adorno tan sólo semía desprecio hacia la tradición que hacía cial hacia lo que pasaba por ser cultura popula'.. _En r~,1hdad, a veces
hincapié en el gusto subjetivo o imersubjetivo derivada de la Crítica prejuzgó claramente su significado, como adm1t10 mas tarde al_c::on-
del j11icio,ya fuera este gusto investigado empírica o herrnenéu- fcsar su reacción visceral a la mera palabra «Jazz•. Pero su hosuhdad
t1camenre.
p~oveníano tanto de su convicción conservadorade mandarínde que
i:- AJomo, Pn·sms, p. 31. la rebelión de las masas había mancillado los templos de la cultura
21
P:traun reru.mcnde este episodio, c:>:.c.:ricu
en gr-. rn.medidJ.desde ti punto de \'is- como de su creencia en que la culturade masas era una me7.colanza
ta de La,:ars(eld,\'éa~eD.n·idE.. '-lorriso n, ,.K_ulturand culture:the C:3.SCoí 'fheodor
W. Adorno and P~ul f. la7.arsfoJ<l .., Social Rtsearr:h, 45, 2, ''t'rano de 1978.
12 2!> Véase, por c-jemp
lo, D.:agmarBarnouw, .i."'Beu
te der Pr:agmatisierun~":
Adol;l?
Adorno, « Thescn ?.ur Kunstso7.iologie ... KO/nerZeiud,rift for Socziologit.• unJ
So21alpsycholnp,ie, 19, 1, mar7.() de 1967, p. 91. und Amtrika»,en Wolfgang Paulsen,coinp., Die USA un Dc·ursc-hLt,1d : Wech>·tlseu,
-
" Adorm,1 « Thc srarsdown to c:inh: thc Los Angel~$Times asrcoJogycolutnn•, g,• Spiegel,mgenin der Litera:.11,rder Cegen:1:an,Berlín, 1~7~. .
Tel<n,19, prim:iw~ra de 1974. z, A<lomo, Jn sea,.chof Wagner, trad. mg.l.Rodncy lavi.ngstone,Londres, 1981,
2
~ Para la rc<ipucsu1 de Jauss, véase su .. Ncg11.i ...iti1 und :is1he1iséht' Erfahrung:
Adornos is1heu:ichc Thcorie. ln dt'r Rctros~)el!aj..,e.., en RuckhardtLindne.ry W, Mat-
p. 107.
z7 Adorno) Phi/.o;oph)•
• 1· 1 11 W 1 V
cr ·
of modem musU:,trad. i.ug.l.Anne G. JI¡ ·~ ,e . )' Cli
tin Lüdkt, comps., Mas,•rialien?.ú'f' aSthetischenTheórieTheodor W. Adomos Kom- Blomst.et,Nuc\'a York, 1973► pp. 167ss. [Pilo.mfíade la nuef)amúsica, .Butno.sAue-s►
truklton ,lt•r ,\foJerm:, Fr:i:
ncfort, 1980. l:.d.Sudamericana.!,
112 Martín ]ay LtJcultura como manipuladón 113

complecamente simécica )' cínicamente impuesta desde arriba. Más de arte crítico 32 , sentía tan sólo desprecio hacia las formas indígenas
9-uc de caos o <le anarquía cuJtural, la existente era una situación de de arte popular que encontró en el exilio. Eurocéntrico hasta el fin,
férreo comrol y reglamentación estricta. Aunque Adorno admitió a Adomo nunca sintió una verdadera simpatía por las fom1asamerica-
veces cierta incertidumbreacerca de la naturaleza calculada v cons- nas de cultura y mucho menos por las más •primitivas» fuera de Oc-
piradora de dicho control, nunca ruvo dudas sobre la dirección de la cidente. ParaAdorno no había una contrahcgcmonfaincipientetcomo
~<!_mÍ¡ia~(~ncul!uri Fue por este motivo por lo que él y Horkhei- había dicho Gramsci, ni una esfera pública resucitada, como había
mer prefmeron, frente a la denominació n de culcura popular o inclu- mantenido Habermas, que resurgierapara desafiara la rejficaciónto-
so cultura de masas, el más rico término de .:industria de la cultura» tal de la conciencia producida por la industria de la cultura.
Como Adorno recordaba posteriormente, · Adorno hacía remontar sus orígenes al siglo XVII, aproximada-
mente el período en el que surgió la primera controversia importame
En nuestr~s borrndorcshablábamos de •cul lura de masas•. Reemplaz..arnos sobre sus implicaciones en los escritos de Montaigne y Pascal. Como
taJ t:xprcstónpor la de «lnduscriade la cultura» con d fin de excluir desde ha señalado Leo Lowenthal en la sinapsis de su debate implícito ;3,
d principi? la interpretaciónaceptable para sus dd<:nsores: que se trau de Montaigne defendía el saludable papel de la diversi6n, que permitiría
algo parc..-c1do
a una culturaque surge espc>ntáncamcmc.·de las propias rn:lSas, al hombre común adaptarse a las crecientes presiones sociales, mien-
1aforma contemporánea del arcepopular. La industriade la cultura debe ser
wtalmcntcdistinguida de este último l t(, tras que. Pascal, mucho más preocupado por la salvaci6n del alma del
hombre que por su adaptaci6n c:n la tierra, despreciaba el mero en-
Las fuemes del concepto de industria de la cultura de Ado rno tretenimiento como escapista y degradante. Adorno, en muchos as-
como ha ~eña!ado J\ndreas Huysseu 29, deben str buscadas en su pro~ pectos, descendía más de Pascal que de Montaignc:. A diferencia de
p1a experiencia con la nueva cultura de masas anónima v tecnificada este último, cuya resignacióncon respectoa las imperfeccionesde la
de la erad~ Weimar, la C\1lturaseudofolkl6rica na7.i y 1~cultura po - condición humana no era compartida por Adorno (a pesar de su fama
pular amen can~ de las decadas de 1930 y 1940. Se podrfa a,iadir a de pesimista), insistfa en que las diversiones <lemasas escamoteaban
esto su des,lus,on con el proletariado, cuyos esfuerzos por crear una a los hombres su capacidad de realizar actividades más valiosas y sa-
cultura obrera de oposición eran considerados por J\donio como un tisfactorias. Pero, a diferencia de Pascal, Adorno no iélentificaba el
completo fracaso. A diferencia de sus amigos Benjamín, Brecht v Kra- más elevado estado del hombre con la salvación espiritual; más bien
caucr, sentía escasa simpatía por los experimentos en arte de,.masas mantenía que lo que la úidustria de la cultur_a negaba era una grati-
realizados mediante modernos medios cecnológicos que habían sido ficación corporal auténtica. En contra de aquellos críticos que inter-
efectuados por la izquierda de Weimar partiendo de modelos sovié- prétaban su postura có mo un puritanismo e11cubierto,afirmabaque
. 'º: Tampoco era tan optimista como su amigo BJoch acerca . . del lo que pasaba por ser felicidad en el presente era una pálida imita-

--
lt~os
d1sto_rs1onado momento de procesta, las huellas utópicas, en la c,iltu- ción de la realidad: - · ~
r~ volk,sch (desacuerdo que se extendía asimismo a sus actitudes ha-
l...1industriade la cultura cs(.amótea constantemente a sus con.sumidoreslo
cia Wagner) ·". Y a diferen cia de su colega de la .Escuela de Fra nc- JEl pagaré que, con sus tr:.imas}' reprcscntacio
que cons~1J!tcmém!J.>.!:.Omctc -
fort, Marcuse, que lleg,í a considerar el blues y el jazz como formas .ñe.~
, extiende sobre el pbce r es prolongadoindefinidamente;la promcs~. que
en lo que en realidadconsiste todo el espectáculo, es ilusoria: lo \lnico
C$

111
q~~ realidad confirma es que el objetivo real no seráalc~nzadonunca34.
Adorno, •Culture indurny recon..s:idercd», New CeYm.flnCritiqut·, 6, otofio de
1975, p. 12.
¿.., Andrca$ l luyssc,,. • imr◊Juc:tion to :\dornoo, New G,·rman CritU,ue,6, otoño
Je 1'7 5, p. 4. n Herbcn Marcuse,An essay on libi·rauun, Boston, 1969, p. 38.
. ~ P~~ un;:a d('SCnpc16
. . u tle estos cxpc nmmtos,
· \' é.J.St' John Willc,. A1't and poüsics .H Leo Lowcnthal, liuratrm:, popHlarcultureand so,·iery,P1lo Alto (Calif.), 1961,
m t~ e ~e»nar perM1: the new sobn·t~t)', 1917-19)3, NuC\f.l York, 1978. P.P·15 SS.
1
frnst Rloch. Gmt der Utopie, Mirnich,1981. ,,. Horkbeimcr y Adorno, D,al,•(ti('of Enligbtenmen-t, p. 1J~.
114 Martin}ay La (.?1
-ltura como manipulación 115

' Para Adorno, un arte que mostrara los paliacivos de la cukura de ma- incoherente de fragmentos inconexos que no podían ser escuchados
sas tal como eran expresaría en forma más precisa las dificultades de como un todo significativo. Oe hecho, la fetichización adopr,1ba mu-
la existencia moderna y se encontraría así finalmente en la línea del chas formas en la vida musical del momento, tales como el culto a
placer verdadero. «El secreto de la sublimación estética», sostenía , los directores de orquesta y a los intérpretes famosos, la obsesión por
.:es su representaciónde Jarealizaci<>n como una promesa rota. La la pcrfccci6n técnica en los equipos de alta fidelidad y el mal oído
industriade la cuJcurano sublima, reprime• ls. musical de aquellos que tan sólo son capaces de reconocer las melo-
Una de las principales quejas de Adorno contra la industria de la días famosas, como citas de segundo mano, de las grandes obras maes ..
cultura era su función deliberadamente mistificadora. Aquí, el clási- iras. «.Eldesarrollo de la industria de la cultura•, argumentaban Ador-
co análisis marxistadel fetichismo de la mercancíase encontrabaen no y Horkheimer, «ha conducido al predominio del efecto, el toque
la base de su _planteamiento"'. Porque ~dorno sostenía que los ¡:,rg- obvio y el detalle técnico sobre la propia obra, que una vez expn::, 6:
d!:!_c
tos de la mdustrra de la cultura no eran obras de arteJ uego con- una idea, pero fue destruida conjuntamente con ésta• '"·
vertidas en mercancías> sino que tran producidos desde ~l principio Adorno sostenía que el lado oculto del fetichismo de la música
como artículos fungibles para ser vendidos en el mercado. La distin- era la regresión del auditorio, que implicaba una incapacidad crecien-
ción entre me y publicidad, afirmaba, quedaba eliminada desde er te para concentrarse en nada que no fueran los aspectos más banales
momento en que los productos culturales eran creados para el inter- y truncados de la composición. El resultado en la música popular era
cambio y no para satisfacer una necesidad genuina. «1::1principio de particularmente s iniestro, dado que sus oyentes estaban programados
la estética idealista -una intencionalidad sin intenci6n- invierte el para aceptar una mé,sica que evitaba cualquier desarrollo coherente
esquema de las cosas al que se ajusta socialmente el arte burgués: una y presentaba, por el contrario , una temporalidad espaciada del .«siem-
intencionalidad para las inte11cionesdeclaradas por el mercado. Al fi- prc lo m.ismo»>que sutilmente servíapara reforzar elstatus quo como
nal, en la demandade entretenimientoy descanso, la intención ha in- ,,n destino del que no se podía escapar. La sustitución, aparememen-
vadido la esfera de la falta de intcncio nalidad» 37 • Al igual que en te incesante, de una moda por otra en la música popular era, en rea-
o_trasrn~rca_ncías económica.~,sus orígenes productivos y sus intcn- lidad, una pantalla para la reproducción de las mismas relaciones bá-
c,on_estunc,onalcs quedaban enmascarados por una fantasmagórica sicassubyacentes en el sistema como un todo. fórmulas predigeridas
comna de humo que engendraba la falsa conciencia. Como decía Lo- eran reproducidasad infinitum en detrimento de una auténtica inno-
wcnthal en una frase que a Adorno le gustaba citar, «la cultura de vación. Adorno afirmaba que incluso los famosos interludios impro • 1
masas es psicoanálisisal revés», porque en vez deTurar las persona=- visados del jazz seguían modelos profundamente limitados_}
1íoaaes autoritarias, ayudaba a que se desarrollasen. Otra forma de funcionamiento de la induscria de la culcura, se-
La deuda de Adorno con el análisis marxista era especialmente evi- gún Adorno, era la utili1:ación de restos de obras de arte anteriores
dente en su énfasis del papel del fetichismo en la industria de la cul- y más autónomas para sus propios fines. La tragedia, por ejemplo,
tura, que apareció en uno de sus primerosanálisissociológicos de la
música en la década de 1930 38 . Mientras que en su cenit fa música es reducidaa una amenaza de dcstn1cción para aquél qU<.~ no coopere, cua.n- 1
burguesa produjo composiciones totales cuya unidad y coherencia es- do su significado paradójico radicó, en otro tiempo, en una resistencia de-
t~tica podfa ser apreciad.apor oyentes_atentos, la música conu:mpo-- se.speradaal desúno mítico. El destino trágico se con,..;crtcen justo castigo.
ranea, con pocas excepc,ones , obseq111abaal oyente eon un pastiche que es en lo que la e.scécicaburguesasiempre trató de transformarlo.La mo-
ral de la culcurade masas es la versión barata de los cuentos infantiles de
Ji J/,id., p. 140 .
ayer ◄O_
, c. Adoruo, «O~ thc _fe1ish char:u: 111dtht' rcgrcssionóf li.stc:ning»,en
ter of music.:;
Andrtw Arac<>y Eike Gebh:lrdl, comps., The ,·m·mUl/Fran.ltfurt School n·adt·rin.- Lo que BenjamÚl había denominado el «aura• de las obras de arte,
trod: Paul f>í<:c:one,Nueva York, 1978, p. 278.
' / Horkheimery Adorno, D,aleaic of En.lighu:mne111.
p. 158. 39
Horkheimtr y Adomo, DUlkt'1itof Enl,ght.enme11s
, p. 125.
311
Véase la no~ 36. 'º /bid ., p. IS2.
116 }r/arún}ay L,1.cultura como manipulad.ón 117

su halo de autenticidad y singularidad inducido en forma de rito 0 por la organi~,,aci.óninternadel propio objeto, por su lógica interna.En cam-
culto había sido prácticameme destruido por la reproducción tecno- bio, fo técnii;ade la induslriade la cultura es, desde el principio, una técnica
lógica~ pero la ind_ustri~de la cultura empleaba una scudoaura para de distribución y reproduc.c.ión mecánica, y por lo tanto siempre pcrffi:mcc<.~
dar un aspecto de u1d1v1dualtdada lo que, de hecho, eran mercancías cxt<.~riora su objeto O .
cotalmente estandarizadas. ¡\sí pues, la «jerga de la autentic idad» en
filosofía tenía su correlato en la esfera de la cultura de masas. Ambas La distinción entre los dos cipos de técnica fue especialmente im-
enmascaraba~ 1~decadencia real del sujeto burgués, pero no signifi- portante para Adorno en su ahora famosa polémica con Benjamín so-
caban la apancion de su sucesor colecttvo. «La cultura es la r<:clama- bre el ensayo de este último «La obra de arte en la era de la repro-
ción ,Perpetua d~ l_opanicular sobre lo general, en tanto que lo últi- ducción mednica• ". Mientras que Benjamín se había mostrado op-
~'?siga 1rreconc1hadocon 1~!:rimero • 41 ; pero todo lo que la indus- timista al sostener que fa invasión de la producción estética por la re-
tria de la cultura podía summmrar era un seudoindividualismQ.l¡ue ¡lmtlucción tecnológica había creado la posib ilidad de un arte de ma-
enmascaraba el poder del intercambio para socavar lo no idéntico ¡;;;- s1s-poüci~~te progresista, Adorno n::plicaba que en el desarrollo
el mundo administrado. in'rern<>de la técnica artística dentro de las obras de arte aparente-
Es importante resaltar aquí el recurso de Adorno a un análisis to- meitte ~ut.ónomas había un potenc ial más genuinamente em~incipa-
davía marxistayara e~itar las deducciones a veces cxtraídas1 de que dc:ir.";;F,ldésarro llo técnico como tal sirve a la reacción más tosca tan
censuraba a la mdustr~a~e la cultura más por sus avances tecno lógi- pronto co,ño se erige en fetiche y po r su perfccci,ín representa las t;-
cos que por los eco~om1cos. Adorno, con toda seguridad, no tenía reass ocíafes abandonadas como ya realizadas• ••. Puesto que el arte
en modo algun_o la_1~ en el P?tcncial emancipador de la tecnolo gía eS<>téifro se oponía al falso st1puescode que tales tareas estaban a pun -
que al parecer msp1ro en ocasiones a Benjamín. Y sus diversos aná- to de ser reali:iadas, sup uesto que subyacía en el hundimiento del ane
lisis ~e. las nuev~ _tecnologías co':'o la radio, la televisión, el cine y y la práctica política de la izquierda de Weimar, era en realidad m~s
fa mus1cacJcctromc.aapuntabanlrecucntl'mente a los usos domina- progresista que el arte exotérico, como el cine, defendido por Ben-
dor~s a los que estos medios de comunicación podían fácilmente ser jamin, o la «música comunitaria» eScriiapoi- compositores i7.quier-
destmados. F.n realidad, a veces hablaba como si la tecnología hubie- -clistase-ornoHanns Eisler 46 •
ra reemplnado a las ideologías como el principal poder mistificador -Auncuando el aura mágica que tradicionaltnente rodeaba al arte
de _lasoc 1~dad moderna. Per_os_eríaincorrecto pretender que atribuía esotéñc:os c había disuelto -precisamente , como veremos en bn:vc,
la rndustna de _lac~_lturapnncipalmente a la tecnología o a los me- porque se ha~ía visto sometido a dicho proceso de desaurización-
dios de comun1cac1on de masas pcr se. Aunque habl6 a menudo de este arte era nienos propenso al abuso fantasmagórico y fetichista de
un «velo tecnológico•, era lo que estaba tras de ese velo Jo que más 43
Adomo, «Cultureinduscryr.-;cons idcrcd», p. 14.
le preocupaba. «La_base sobre la que la tecnología adquiere poder so- H El ensayo se puede encontrar en Benjami.n>1/J.uminatimu:essaJ'S ,md rejlectiom,
bre la sociedad», ms1stfa«es d poder de aquellos cuva influencia eco- comp.con Uurod.Ha.t\o~h.Arel\dt, tr~d.in)?,1.H~rcyZollJl,Nuev.1York. 1968 [lb,-
nómica sobre la sc.>ciedad es mayor» •2• • minaáones, Madrid, Taurus, 2 vols., 1980]. l.;t_11t.mejoresexposicionesdd debatese t'n-
~\sí pues, serí~ ~ás correcto describir su posici<ln diciendo que ..:uentranen SusanBuck•Morss,1'h<·uriginuf 11egativt-clialt-ctm : 1ñeud-Or\V. AdOTl'tO,
los t!'terc:s~~economtcos _delcapital ismo tardío eran promovidos por W.-tlr.eY
Benjamin,and rhe Fr:mk_(IIYf. lmtitute, Nueva York. 1977 [Ongen de la dia-
lt:m'ca~egativa. Theodor \V. Adorno, Walter Bc·njamin)' el Instituto de Frankfurt. Mé-
la susutuc1on de la «técnica• productiva individual por fa tecnologfa XJ.00,S1glo XXI, l 98Jl; Rich.1rdWo)iJl,W"UerBerijamiu:4n aerthe1icof redemptirm,
reproductora . Nucv,a York, 1982; y Eugcnc Lunn, ;l,farxismand mod.emúm: att historical )·t;uly of
LHká(S,Br-ed,1,Btn.Jammami Aclt>rn(),Berkeley, 1982.
El concepto de técnica <.~nla indu.oaria
de 1a<..--ultura
sólo es idéntico de nom- H Adorno, ..On che fctisc.h c.haracter of music», p. 296 .
hre a la técnica de las obras de arte. En <.~taúltima, la técnica se prcoc up;1 ,+(, Adorno, ..On the social situationof music .., T,·los, 35, primaverade 1978,p. t ◄ S.
P.icauna exposición de fa complicad.:icefació11 emJ'eAdorno y Ei.sler,véase C:üiner
" Adorno, ..c ulture ,rnd ildtninistration
.., p. 97. i\fayer, .. Adorno und Eisler .., en Otto Kollc-ritsch, comp., Adorno urtd di.e M115ik,
•z I lorkheimer y Adorno, Didluti f of Eulighummc:nt,
p. 121. G<~1,.1979.
118 Martin]ay /,a c11lturacvmo numipulac·iim 119

la industria de la cultura que el arte de masas más políticamente co - ·cionalismo burgués que el oído, el cual posefa residuos •arcaicos• ;o
rrecto. Como escribía Adon,o a Benjarnin en medio de su poléf!liC a: que impedían su total absorci6n en el mundo administrado. Cuando
-.. albergóciertase.spcranz.assobre una utilizacióncrítica del cine, como
en su colaboración con Eislcr en [,a música y el cine, fue en gran me-
Í F.s precisa,nente la coherencia t!;-ctrcma
en la búsqueda de las leyes técnicas
del arte autónomo la <1uecambia este arte )', <.'.nvez de convertirlo en un dida por sus efc::ctosmusicales más que por los visuales.
t3bú o en un fetit:he,Jo aproximaal <.-.sta
do de libertad, de algo que puede La insistencia activista del lihro en el potencial crítico del cinc pue -
ser producido y realizado conscicntcrncntc. No conozco un programama- de ser por supuesto atribuible, más a F.isler que a Adorno, quien se::
terialist:imt:jorque es-afrase de lvtaUarméen la que definfa las obras liter;a- negó a reconocersu coautoríacuando aparecióel libro. Pero, curio-
rias como aJgono inspiradosino hecho de palabras..7• samente, fue tambiénen el cinc en el que Adorno buscó, ya cercano
el fin de su vida, un cierto consuelo a los efeccos inflexiblemente as-
El arte moderno reproducido tecnol6gicamente, como el cine, eta de- fixiantes de la i11dustriade la cultura. En «Diapositivas sobre cine• SI,
ficiente precisamente porque carecía de cualquil'r huella significat iva ensayo donde reflexionaba sobre d nuevo cine alemán lan7.ado en
de la técnica artística individual. 1966 con el apoyo gubc::mamental a jóvenc::sdirectores radicales como
Mencionar el cine es recordar que la crítica de Adorno de la in- Ale.xander Kluge y Volker Schlündorff , Adorno rc::consideraba su
dustria de la cultura se basaba en algo más que en la música popu lar postura de que el cinc l'ra únicamente un producto de la industria de
que tanto despreciaba. Aunque no poseía la sensibilidad visual de la cultura. Aunque sería erróneo describirest.apieza como un punto
Kracaucr, utili7.6 frecuentemente ejemplos procedentc::s de pelíc ulas de partida totalmente nuevo en su obra -incluso la Diallctica de la
y dibujos animados contemporáneos para ilustrar sus argumentos. A J/1estniciónadmitíaque «la industriade la culturaconserva un vesti-
diferenciade su amigo, que veía en el cine «la redención de la reali, .. gio de algo mejor en aquellos rasgos que::la aproximan al circo• "-,
dad física• •~, Adorno se mostrabarecel11Sode la fidtlidag(e¡).l:t..$tn- Adorno reconocía por vez primera un potencial critico dentro de la
tativa de las películas, con su -poderosa unidad de ima~n y son ido. corriente principal de la industria de la cultura. «En sus intentos de
La reducción de la distancia entre el arte v la vida cotidiana era lo manipular a las masas», admitía ahora, «la ideología de la ind ustria
opuesto al cipo de redención que él buscaba: - de la cultura se hace internamc::ntc tan antagonista como la propia so-
ciedad a la que pretende controlar. La ideología de la industria de la
Se hace cada ve~ más difícil distinguir la vida real de las películas. El cine cultura contiene el amídoto de su propia mentira• s,_ Así pues, lapo-
sonoro, sobrtpa.5"ando en mucho al teatro de la ilusión, no deja e-spacioa la sibilidad de una crítica inmanente basada en la existencia de una ideo-
imaginacióno la rcfkxión por parte del oyente, que:c-sincapazde responder logía real volvía ahora a ser de ouevo posible. La tecnología no había
dentro tie fa esm.1cturade la película :1un<¡ue se desvíe del detalle preciso sin reemplazado completamente a la ideología, pero podía ser conside-
perder el hilo <lela historia;de .aquíque el cine obligue a sus víctimasa equi..
pararlodirectamente con la realidad49 .
rada como una nueva forma de ésta. El glaciar se mueve después de
todo.
Reflexionando sobre la forma en la que el nuevo cinc, que él aho -
En términos más generales, A4orno receleba también del cine por - __ ra respetaba , po,úa en tela de juicio la ideología, Adorno se centraba
que consideraba al ojo más estrict,1mentc::adaptado al mundo del ra-
en la técrúca tradicional desarrollada anteriormente por directores ra-
dicales de vanguardia como Eisenstein:
1
• Adorno a Bt-n jamin, 18 de m:u-7.0d~ J936, tú New Lt:ftR,·vi.t-,J),c:omp., ,At·.s-i
-
hetic$and polilifs: deb11ses bett..•c-cn
8/och, Lukács,Bruht, Re,,jami.n,Adt>rno,comen -
tarlos de frcdric Jamc.,;on,tondres, 1977, p. 122. ~ 1\dorno, Ir: r~an·ho/ Wagner, p. ?9.
111 1
Siegfr:ie<l
Kracautr,'fht•oryof film: the redemption o[ pbys:eal rr:ality. Londres. " Adorno,.,Tr.uisp.lrtn<:
ies on fifm.., New Germ.w Critique, 24-25, otoñoMinvierno
1960; par.1el trihut◊ critico de Adorno a Krac:auer,véase«Dcr wundcrlichc ReaJi.s110, de 1981-1982. con una introducción muy útil de 'Miriam Hansen,
."c'otettZHT LiteratHrJJJ,Frandon, 1965[,Vot.:t$de literatu-rtt, Barctlona, Ariel, 19621- :ioi Horkhcimery Adorno, Dialeuic o/ En/.Jghtenmem, p. 143.
3
"9 Horkhcimery Adon\O, Dialtct-il:aj Enüghtemmm, p. 126. ~ Adorno, ..Tran~parcn
cies <>nfilm•, p. 202.

.<
120 ,\{artin }ay l,1, cultura Cón'W manipulación 121

El cinc se tnfrenta al dilema de encontrar un procedimiento <1ueno caiga en tal vez que reflejaba el abandono, esperado desde hacía tiempo, de
la artesaníani tampoco en un estilo más documcnt-1.J. L;i respuesu olwia, hoy su supuesto de una identidad tácita entre la cultura popular america-
en día, al igual <1uehace cuarenta años, es la de un montaje que no in1erfier3. na y su equivalente fascista. En cualquier caso, fa esencial continui-
en las cos;is sino que las presente en una constelación parecida a la de la dad en el pensamiento de A<lon10se expresaha claramente en .su re-
escrituras4 • consideración del potencial crítico del cine a causa de la utilización
Pero añadía a continuación, recurriendo al argumento que había es- que éste hacía de las viejas técnicas modernistas de montaje. Porque,
grimido contra Benjamín y el surrealismo muchos años antes: •Sin como han señalado todos los observadores, su alternativa a la indus-
embargo, la viabilidad de un procedimiento basado en el principio tria de la cultura no era una cultura elevada o seria pcr se, sioo tan
del impacto, suscita dudas. El puro montaje, sin el ariadido de la in- s<)lola variante: de ésta que se identificaba con la vanguardia mo<lt·r-
cencionaJidad en sus detalles,se niegaa aceptarintencionesmera1nen- oista del siglo XX.
te del propio principio» 55 . Dicha intencionalidad debe ser introdu- Sin emhargo, también a este respecto es necesa rio hacer distincio-
cida por otros medios, uno de los cuales, sostenía Adorno, era la in- nes, porque Adorno no era en modo alguno un defensor de todas las
teracción del cine con otros medios de comunicación, principalmen- corrientes modernistas. En realidad, en su aversión hacia alguna de
te la música avan,ada. Entonces podría ser incluso posible orienta r ellas apenas cedía terreno a su supuesto antípoda en la estética mar-
los impulsos colectivos del cine en una direcci6n crítica, como Ben- xista, Lukács, cuya alternativa,el realismo crítico, rechazabasin em-
jamín había mantenido originariamente. «El cine liberado tendría que bargo. Si Adorno se mostraba hostil hacia la fusi6n del arte en la vida
cotidiana que caracte.rizaba a la industriade la cultura, no sentía más
arrebatar su colectividad a priori a los mecanismos de la influencia
irracional e inconsciente y colocar esta colectividad al servicio de las simpatía por aquellos modernismos como el surrealismo o el Neue
Sachlichkeit que tratahan de hacer lo mismo. Aunque reconocía el
intenciones emancipadoriis» 56 •
Adorno reflexionaba son un estado de ánimo similar en un ensa- coste de una separctción demasiado rígida -el comacto entre el arte
yo de 1969 titulado «El ocio• s,, sobre las limitaciones de la capaci- y la sociedad, insistía, es «algo de lo que no puede prescindir la obra
dad de la industria de la cultura para manipular la conciencia de las de:mayor integridad, si no quiere perecer»s9_ 1 insistía, sin embar-
masas. Analizando un estudio dirigido por el Instituto de Investiga- go, en que el contacto más provechoso en el mundo administrado era
ciones Sociales, sobre la reacción del público alemán a la boda entre aquel que se resistía a la absorción del arte esotérico en la vida coti-
la princesa Beatriz de Holanda y el alemán Claus von Amberg, ex- diana. A pesar de su oposición a la condena del modernismo por par-
presaba su sorpresa ante el hecho de que un escepticismo general so- te de Lukács, /\domo compartía la descofianza de éste hacia aquellas
breviviera a todos los intentos de los medios de comunicación de exa- versiones que parecían demasiado dispuestas a reflejar la reificación
gerar la importancia del acontecimienw. «La integración de la con- de la vida moderna sin protesta. Así, a diferencia de Beojamin, no so-
portaha el uso que d surrealismo antisubjctivista hacía <le las imáge-
ciencia y el ocio•, conc1uía,«obviamente no ha aJcanzadotodavía un
éxito completo. Los intereses reales de los individuos son aún lo su- nes yuxtapuestas, que él consideraba estáticas y carentes de vida.
ficientemente fuertes, en el límite, como para resistirse a un control J.os cuadrOlidialécticosdel surrealismo son los de una diaJ&tica de la liber-
total» 58 • ~d subjetivaen una situación de faha de libertad objc.~iva( ...). Sus rnontajes
Sin embargo, sería una exageración describir el cambio de opi- vidas sosegadas. Desde d momento en que :u.'3pt:1n
so~ las VC.'.rdadcras lo ar•
nión de Adorno como una suavización de su hostilidad hacia la in- cateo, crean nature morte. Estos cuadros no son tanto los de u.naese11ciain-
terior como los de objetos-ferie.hes en los que una vt~zse fijó lo subjeli-.,o,la
dustria de la cultura en su conjunto. Lo más que se podría decir sería
libido. Nos devue.lven a la infancia por medio del fetichismo y no <le )a
"' !bid., p. 203. autosumersión ''º.
r.? !bid.
,. /bid,. pp. 203-204. s~ Adorno,ttColwre.l.údadmjr.Usmuion •, p. 102.
S? Adorno, •freiuit», G,:sammelteSthri/ien,X, 2, Francfort, l9n. ...m.., en lrvingHO\Vt,comp.• The idea of
6" Adorno, «l.ooking hack on $Urrcali

,. /b;d., p. 655. the modem m lherature ami thc arts, Nutva York, 1%7, p. 223.
122 Martinjay
La cultura c:omo manipu.la<:ión 123
Aun cuando los movimientos modernistas fueran expresamente
izquierdistasen su orientaci6n política, Adorno 1nirabacon recelo nismos m~ sobrios, como el Neue Sachlichkcit. Tampoco renunció
sus credencialesémancipadoras.Convencido de que era necesario a su creencia de que el expresionismo había sido el modernismo más
romper totalmente, por lo menos en d momento presente, la rela- sensible a las formas en que el mundo administrado impedía la rea-
ción abierta entre el arte y la política, sólo defendía aquellos moder- lización de la utopía, _principalmente mediante su gráfica descripción
nismos que renunciabanal compromiso político o social directo. de la angustia produc,_dapor fa disolu~ión del sujeto burgués. Lo que
Adorno sostenía, c.·ncontra de Brecht y Sartre, que «no es el mnt h~zo que e!~xpres1omsmo fuera esencialmente leal a la promesa utó-
mento para un arte político, pero la política se ha introducido en el pica de felicidad en el arte fue su implacable fidelidad al sufrimiento
arte autónomo, y en ningún lugar tanto como allí donde parece estar del hombre moderno, que modernismos posteriores a menudo no
políticamente muerta » • 1. Sólo escritores como Beckett, Celan o Kaf- fueron capaces de registrar.
ka, que se negaban a retroceder ante el fracaso de la comunicabili- . Par~ Adorno, como era de esperar, el ejemplo más penoso de esta
dad, eran fieles al poder crítico del arce. Sólo ellos ofrecían un ator- mcapac,dad se produio en el campo de la música, ya que ello ocurrió
mentado testimonio de la muerte del sujeto en la vida moderna, que en la misma escuela en la que él se educó, Ja «nueva música» de
ni el didactismo modernista de Brecht ni el «sano» realismo deien- Sch,'.enberg, Berg y Webern. Para comprender el complicado raw-
dido por Lukács reconocían. Sólo ellos arrebataban a la desintegra- nam1ento de Adorno, debemos abordar ahora la temible tarea de ex-
ción objetiva del lenguaje una imagen negativa de un mundo en el plicar sus notables escritos sobre música, que ocuparán doce de los
que algún día podría lograrse el significado. veintitrésvolúmenes previstos de sus obras completas.
Si había otro movimiento modernista que plasmara la concepción
de Adorno de una vanguardiacrítica ése era, como ha demostrado Lo que inmediatamente llama la atención del lector de cualquiera de
recientementeEugene Lunn 6,2 , el expresionismo, que tan poderoso los análisis de música de Adorno es la insuficiencia de llamarle mu•
fuera en Alemania y Austria en la época de su juventud. Aunque sic.<>logo.
Como en muchasotras áreas,su obra t.ranscendiólas cate-
Adorno no llegó a identificarse con el expresionismo tan profunda - gorías tradicionales. Aunque estaba completamente capacitado para
mente como BJoch, que se enzarzó en una enconada polé1nicacon sondear el desarrollo interno de la música en términos estrictamente
Lukács sobre sus implicaciones en la década de 1930 •) , su modelo formales, num.:ast limite)a permaneceren la esfera de la forma mu-
de modernismo en su forma más progresista era el mismo. Desde su sical. De hecho, hay pocos estudios detallados de composiciones
primer ensayo, dedicado a la veracidad (\Y/ahrhaftígkcit) de la des- completas66 en su obra, que, por el contrario, Liendea )'Uxtaponc .r
trucción de las fonnas est.éticastradicionalespor d expresionismo<,4 , frag_mentosde la obra global de un compositor, al modo en que Ben-
volvió en repetidas ocasiones sobre su importancia. Aunque hacía ¡an11n_escudriñaba las _ruinas de la cultura tradicional. Al igual que
hincapié sobre todo en versiones musicales del expresionismo, ta.m... ocurna cuando escnb1a sobre ocros fenómenos culturales, Adorno
bién respetaba profundamente a figuras literarias como Kafka y Trakl. siempre pasaba de la música a la sociedad, si bien lo hacía en las com-
Al igual que Horkheimer, cuyos primeros escritos estaban también plicadas formas que analizaremos en breve.
marcadospor sus simpatíashaciael expresionismo65 , nunca abando- Por lo tanto, podría ser preferibleclasificarlec.scncialmcntt·como
nó d impulso profundamente ético y utópico que perderían moder- sociólogo de la música, témlino que de hecho mifaó a menudo para
describir su obra •7 _ Como tal, fue un valioso sucesor de Max We-

(.I Adorno. «Commicmcm-., en Aestht•ticsaml pol1w:s.p. 194.


62 lunn, Man:i.smand mo~misw , pp. 195 -198, 261-267. , .. Pari vn .:análisis<le~·~riosd('tilos, vf.aseDi('lh('rde l.aMottc, •Adornos musi-
(.l Los texlOS ptl,,cipal~ c~tán traducidos al lngl~s e-.uAesthe1io 1.mdpoliJic.,. k3Jische Analysen .., en .J>idorno
und die l,.fusik.
M T.Wic;scn~rund, «Expr~ -si.ionj$musund kfüm.JcrischcWahrhaftigkeit:i:ur J(ri- "' Ador110,J,u.,,odut&ion w thé'Sociolug>· uf M"sic,uad. ingl. E. B. l\s)non (Nt'w
tik rleuerOit.:htung,.,
Di.eNeue S<haul,ühm:,2, 9: 1920. York, 19_7~ ~; ♦.(dccn 1.ur Musik~o,:iologie.., Klangfig:m:n(frandort, 19$9). Par:1.UJl
,:. Horkhcimcr, Aus d.erPub,:rtiit: ,Vuvtllenund Ta1:eb1tchh!dtter,
Mú.nich,J,74. t.:0rtOanaü.s1sdd lu~.arqut Adorno o<:upa.ba rn la sociologíade la nl\lslt.:a,
\'Cr\'(/. V.
Blonmcr, ..sociology of Music: Adorno '3nd Be)'<md .., 1"C'lus
, 28 (vcr:11\0, 1976).
124 ,\1artin]ay La cultura como mAnipulad6n 125

bcr, cuya innovadora obra Los funclamentos sociales)' racionalesde por lo que Adorno se mostró a menudo reacio a identificar a Schoen-
la mt<sicafue publicada a título póstumo en 1921, apenas una década berg y a sus seguidores como una «escuela» distinta, con toda la con•
antes del primer análisis sistemático de Adorno «Sobre la situación formidad a unos cánones estéticos que este tém,ino implicaban. Así
social de la música», aparecido en el número inaugural del nuevo pues, la suya era una filosofía de la música que reflejaba la imposi•
Zeitschrift del Instituto 68 • Pero, como demuestra su actitud crítica bilidad<leuna estética posit.iva,sistemáticay totalmentecohcrcnt<·en
hacia la sociología empírica de la música de Silbermann, su versión nuestro uempo .
de esta nueva disciplina estaba compuesta en una clave muy poco No es d,· extrañarque estudiantesmás modestos del tema encon-
convencional. traran difícil de comprender los análisis musicales, sobredetermina-
Una de las razones de esta diferencia era su cautelosa predisposi- dos e inclasificables, de Adorno. locluso su maestro y amigo Alan
ción a introducir categorías psicol6gicas, a pesar de que desconfiaba Berg consideraba que el •lastre filosófico» de Adorno era una «moda»
de sus implicaciones naturalistas y no estaba interesado en el impac• fastidiosa n, y el propio Schoenberg se sentía menos atraído todavía,
to de la música sobre las emociones de sus oyentes 69 . Aunque llnmó especialmente después del desafortunado incidente con Do,tór Fas,s-
a su Filosoftade la música moderna •extenso apéndice• a la Dialéc- tus 1•. Para los seguidores de aquellos compositores que no eran del
tica de la J/1..stración,hay muchos pasajes que suenan más a glosa de agrado de Adorno, como era el caso de Robert Craft , devoto de Stra-
La personalidadautoritaria. Pero la razón principal de que los escri- vinski, todo el proyecto de relacionar la música con una filosofía de
tos musica.lcs de Adorno sean algo más que meros escritos sociol<>- la historia y con la sociología era perniciosamente ideológico, la im-
gicos es su obvia deuda con respecto a su filosofía de la dialéctica ne- posición de un esquema determinista al curso aleatorio del desarrollo
gativa. Cuando Adorno hablaba del •sujeto musical•, estaban pre- musical"·
sentes todas las resonancías de este tém,ino en su filosofía. Y sólo Aunque serla dificil disipar todas bs sospechas que sus críticos te·
porque se aferró a una noci,,n particular de la r;1cionalidad substan • nían de que sus juicios eran a ,recesarbitrariosy sus interpretaciones
tiva pudo distanciarse del análisis de Weber de la racionalización de demasiado ingeniosas, la 16gicade la obra de Adorno sobre la música
la música, que dependía de un concepto de la ra,ón menos compli- se vuelve más apremiante cuando se coJoca frente al telón de fondo
cado. Así pues, qui,ás sea mejor hablar de la •filosofía de la música• del argumemo más amplio que hemos estado esbozando en este li-
de Adorno, como sugiere el título del estudio realizado por Lucia Szi- bro. Porque sólo entonces se puede entender el razonamiento que se
borsky sobre sus obra., en este campo 70 • oculta bajo las afirmaciones a menudo aparentemente apodícticas de
Pero tambiénen este caso es necesariohaceruna advertencia,por- Adorno.
que la obra musical de Adorno no debe ser confundida con la tradi- Qui7.ás la mejor forma de acercarse a la obra de Adorno en este
ción de la estética filosófica que comenzó en la Alemania del si- campo sea cemrarse en la delicada relaci6n existente según él entre la
glo XVlll con Baumgarten y Kant y fue extendida a la música por per• música y la sociedad:
sonajes del siglo XIX como Hegel, Schopenhauer, Hanslick y Nietzs-
che 71• Porque Adorno se tomó muy en serio la famosa crítica de
12 Eo «1 o .::teck",., Musik/>liitterdcs An-
\ lb,'Jl J\crg. Zur Urauffuhrung <les "\'(.'
Schoenberg a la estética tradicional en su H armonielehre de 1921 en
hr1'ch,10, 1925, p. 531. prevenía en contra de la tcndcnci.\ a hablarde una •escuela»
favor de una teoría más modesta de la destreza que no diera priori- de Schoen~rg, .lllt\ Q\ie posteriormente, cuando d término se hi-.eode U.'-Ogeneral, se
dad a unas norm,1s estéticas absolutas. De hecho, fue por este motivo mostró di~,r>ucuo2 hablar de u n3 ~q .unJa J:~cuela Je Vlcoa. Vc:.ísc,por ejémplo, Af.
bon Berg.Ver Mc•isc,...- de>kJ.eins
ten Uber¡_angs, Ce1ammelu Schr¡J,e,l, xnr,Fr:.mcfort,
lo.$ Véase la nota 46, 1971, p. }24.
tfi Adorno, .Qn thc !.ocial situ,uion of music.:>,) p. 163. n Adorno, Alban IJt-rg.Da Me1)i-('1' des klei:,men Ühergan.gs , p. 361.
7• Véase su análisis en Hcin7.•Kl:rn~Mcu:ger, ..Adorno und die Geschichtcder mu•
70 Adom()SM>tsik-phil.o
t.ucia S:1.iborsk)'• sophie: Cenese, KamtitutWn, l'idagogis.-
cht•, Pc:nptkrr..:eri. Múnich, 1979. sikafo,chcnAvantg3rJ~ .., en A.d-Omo 11ml,J,eM,m'k.pp. 9 ss.
71 P.trauna útil visi()n de conjunto de la 1cadición, \'tfa$c Carl Dahlh.ius, Er1hetics ;:, Kobt'rl Cñ'lft, •·A bdl for Adorno·.., Prejudin:sin disguise, Nuc,·a York, 1974,
Q[m,uic, trad. i.ngl.Wllliam J\U$tin, Cambridge (i\fas.s.), 1982. pp. 91 SS,
la cultura com() manipulación 127
126 Martin]ay
La búsqueda de correspondeocias entre la pertenencia <.ledase y el origen so-
La relación de las obras de arte con la sociedad es comparable a la mónada cial de un compositor cut.raña u,, error de principio. El principal argumento
de.~Leibniz. Sin ventanas -es decir, sin ser consci<.·ntcs tle l:i sociedad, y en en concra no es ni siquiera el hecho de que en la músic..'Id lugar social que
cualquier caso sin ir m.-cesari:iy ..::01)stantement-c
acom_pañ:1Josde.. esta con - ocupa un individuo no se traduce directamente en d lenguaje musical. Lo
cienci:1-, las obras de arte, y sobre todo las de la m(1s1ca,<¡ue e.ua muy ale- que hay que considerar primero de todo es si, ~csdc el ponto de vist~ de la
jada de los conceptos, rcpn ~sencan a la sociedad. S<.
: podría pensar que la mú - pertenencia de clase de los producro,:es, ha hab~do alguna vez. Otro tipo de
sica lo hace más profundamente cuanto menos mire hacia la sociedad 76• nlúsica que no sea la burguesa, prnb lema que, dicho sea de paso, afecta a h
sociología del arce mucho más 31):í de la música 78•
En otras palabras, la música es un lenguaje no conceptual, no discur-
sivo, que de forma inconsciente «re-presenta • el mundo social que La indiferencia general hacia los niveles intermedios entre el conjun-
está fuera de él. El hecho de que tal re-presentación pueda ser algo to social y el individuo, que ya se,ialamos en las obras de Adorno
más que un simple reflejo es lo que permite al arte en su máxima ex- más dire<:ta1nente sociológicas, se repelía en su sociología de la mú-
presión transcender, así como mostrar, lo que está fuera de sus pa .. sica. No estaba interesado por el origen de clase específico de los com-
redes monádicas sin vent.anas. positores o sus O)'entes; por el contrario, subrayaba las implicacio-
En el fondo de este planteamiento se hallaba el supuesto de que nes objetivas de las propias obras al revelar las contradicciones de la
la música era un fenómeno histórico y no natural, la reclaboración sociedad burguesa.
del ,Geist sedimentado• n, y no s61o la manipulación de unas regu- Una tercera premisa del argumento de Adorno era que el mérito
laridades matemáticas ,:n unos hechos acústicos. Como se podía es- estético y eJcontenido social eran inseparables, en contra de la creen-
perar de un defensor de Schoenberg, Adorno estaba particularmente cia de la mayoría de los sociólogos de la música. Como escribía a su
empeñado en refutar la idea de que la tonalidad tradicional de la mú - amigo, el compositor Ernst Krenek, en 1932: •La cuesti6n social sólo
sica occidental era, en cierto modo, más natural que otras formas mu- puede ser significativamente planteada sobre la base de la cuestión de
sicales. La tonalidad tradiciona l, mantenía Adorno, representaba ún i- la calidadestética. En otras palabras, la sociología no debería pregun-
camente una etapa concreta en el desarrollo de la música, que ahora t.arse cómo funciona la ml1sica, sino cómo se sitúa frcnté a las ant.i-
estaba siendo reempla z.,da por otra. El hecho de que la música po- nomias sociales fundamentales, si se propone dominarlas o dejarlas
seía un,\ historia que no podfa ser invertida arbitrariarnente era tam - estar o incluso ocultarlas, y esta pregunta sólo conduce a lo que es
bién una premisa de su argumento que él esgrimía contra cualquier inmanente en la fonna de la obra en si• 79 •
intento de restaura r la tonalidad u otras formas pasadas de moda. El El primer intento de Adorno de sondear la situación social de la
desarrollo musical no tenía por qué ser considerado como un pro ... música apareció en el ensayo con el que colabor6 a los primeros nú-
greso, pero era, no obstante , hist6ricamc:ntt unidireccional. meros dtl Zeitschrifi, ensayo mucho más teórico que la multitud de
Una segunda premisa importante de la posición de Adorno era críticas y análisis que había escrito para periódicos como Anbruch,
su afirmación de que la sociedad en su conjunto estaba prés(•nte en P1dt urid Taktstock, Zeitschrififür ,1,1 usik y Der Scheinwerferduran-
la música, y no sólo la conciencia de un grupo específico dentro de te la década anterior. También era mucho más e.xplícitamentc mar-
ésta. A diferencia de otros estéticos marxistas como Lucien Go ld- xista, tanto que Adorno se negó a incluirlo en sus compilaciones pos-
mann, que deseaba escablecer Ja,os entre las clases, su visión del mun- teriores dc,spués de su vuelta a Alemania. La razón que daba para este
do y sus obras de arte específicas, Adorno sostenía que distanciamiento apareci6 en una nota a pie de página de su Introduc-
ción a la sociologíade la música, en la que afirmaba que el error del
"· Adorno, lmrodk(tU)n u, the $Odology of music, p. 211. Adorno tomó prtst.1da
13mcclfora de la mónada de Tbc· origin of G,·rman tragü: dr.nna de Benj.:imin, tr~d. ensayo era su «cota! ide11tificaci611del concepco de producción mu-
ingl. Joh.nOsborne. L,:indrcs. 19n. . .
77 Adorno, Philosophie der neuen Musik, Tubinga, 19-t:9,p. 3S. La vers1ót1 ingles:a 711Adomv. Jnrrodu(lion to the saciolog)'uf music, pp. 56- 57.
traduc:-ecrrónt'amcntt' Geijt por «impulso crea,i,•o • (p . 33). Signi fica por d co ntrario '" Adorno a Krcnck , 30 Je;-Stpl.ieu 1br e de 1932, en 'lñ eodor \Yl. Adorno}' Emst
fas objctiv.:icioJU'.Sde una $objet ividad p:uad:1en d sent ido hegdiano Je un prnccso Krcnek, en \'(tolfgang Rogge, comp., Rriefa;. 1echsel. Fr:tndon, 1974. p. 35.
acu mu lativu <le <lc.sarrollo social )' éuhural.
128 Martinjay ú culu,ra com.omanipulación 129

sical con la prioridad de la esfera económica de la producción, sin cial y de exigir un cambio medianle el lenguaje cifrado del sufr1miento.No
considerar hasta qué punto lo que denominamos producción presu- es cosa de la música contemplar con impotente horror la sociedad. Cumple
pone ya una producción social y depende de ella tanto como está se- su función social de forma mis precisa cuando presenta los problemas so-
parada de ella» 80 • Esta explicación sugiere una relajación de la rela- ciales mediante su propio material y de acuerdo con sus propia.<; leyes for-
ción c.'\Sualque Adorno postulaba originalmente entre la superestruc- males, problemas que la múslca enClerraen las rnás íntimas células de su
1écoicau_
tura y la base socioeconóm.ica,pero muestralo inflexible que era tn
lo referente a la relación del arte y la sociedad, aun cuando el prime-
Adorno continuaba diciendo que esta tarea equiparaba a la música
ro pareciera totalmente autónomo.
con la teorfa social crítica, ya que ambas negaban el statusqu-0.Tam-
De hecho, en d cnsa¡•o original la casualidad que proponía no es-
bién era equiparable a la teorfa por su resistencia a la conciencia em-
taba fom,ulada en modo alguno de forma simplista. Aunque Adorno
pírica del oyente medio.
comenzaba diciendo: «En cualquier lugar donde la música sea hoy
En 1932, Adorno no se hallaba demasiado dispuesto a separar por
escuchada, esbo:<ade la forma más clara posible las contradicciones
completo la teoría crítica,o la músicacrítica, de su impacto práctico.
y las grietas que caractcrizana la sociedad actual», añadía a conti-
Al igual que la teoría, escribía, «la música que haya conseguido ser
nuación: «La música, al mismo tiempo, se halla separada de la socie-
consciente de su función social mantendráuna relacióndialécticacon
dad por la más profunda de las grietas producidas por la propia so-
la praxis• 84 • Mientras que la bienintencionada, pero en última ins-
ciedad• 81 • E1 proceso de alienación,diferenciacióny racionalización,
tancia impMCntc, «Gebrauchsmusik»(música funcional) de un Hin-
descrito por Weber como modernización y por Lukács como reifi-
dem.ith o la «Gemeimchaftsmusik»(música comunitaria) de un Eisler
caciún capitalista,significabaque la músicaya no estaba íntimamente
intentaban conseguir esta relación mediante un impacto inmed iato so-
ligada a las prácticas y rituales <lela vida coridiana. Su separación den-
tro de una esfera propia, la música supuestamente pura tan celebrada
bre su audicorio,cansólo una músicaque rechazarauna fácilcomu-
nicabilidad podría ser llamada verdaderamente revolucionaria.
por los estéticos corno Hanslick , no significaba, sin embargo, que hu-
biera logrado una verdadera liberación de la reificación y alienación Dentro de la actual sociedad, una música de este:cipo tropie(¼lcon una ve~
que parecía haber dejado arrás. Adorno sostenía que, en primer lu- hemente resistencia que sobrepasa la resistenciaa wda b música funcional o
gar, la mayor parte de la música se había convertido de hecho en una comunitaria.,por cuan literarioo político que pueda ser su actnto. Sin em-
especie de mercancíaproducidasólo para.servendidaen el mercado, bargo, esta resistencia parece indicar que la función dialécticade esta música
y que por tanto formaba parte <le lo que más tarde denominaría la es ya perceptible en la praxis, aunque sólo sea como fuerza negativa, es decir
industria de la cultura. Y en segundo Jugar, aun cuando algún tipo como «dcstn1cción• 8-S.
de música fuera capaz de evitar este destino, su contenido debía re-
flejar la lamentable situación que producía la división existente entre Para comprender por qué a Adorno le parecía que sólo una cierta
el arte y la vida, división que «no puede ser corregida dentro de la versión de esca inaccesible música «destructiva•era verdaderamente
música, sino solamente dentro de la sociedad» 82 . crítica, debernos examinar más de cerca su argumentacióngeneral
Adorno no dudaba que una cierra música podía transcender la so- acerca de la relación de la música con la sociedad. A través de com-
ciedad existente en ve:<de limitarse a reflejarla, pero tan sólo podía plicados análisis dialécticos <le la producción, la reproducción y el
hacerlo si se negaba a ocultar sus conrradicciones: consumo de la música, Adorno exploró prácticamente todas las fa-
cetas de dicha relación. Sin embargo, el más importante de estos aná-
La música mejorarácuanto n,ás profundamente se:1capaz de expresar - en lisis fue el de la producción, porque «la distribución y la recepción
las antlnomia.sde su propio lenguaje formal- la exigencia de la situación so--

110 Adorno, /rw-oductianto 1h1.· of musJ·


roci-0/ofj• c. p. 23.3. B) /bid.
ª1 1\dorno, «On the wcial sirn.:aUon
of music.., p. 128. " /bid., p . 131.
" /bid .. p. !JO. II) !bid.
130 Marlin ]a)' La cultura t:Qrno,nanipulad.ón 131

social de )a música es un mero epifenó1neno; la esencia es la consti- la tecnología en un sentido más amplio, era sensible a las formas en
tución social objetiva de la propia música• 86 • Por producción de la que ambas podían estar relacionadas. ._ . .
música Adorno entendía el proceso de composición, que él quería res- Más allá de la producción musical estaba su reprod ucc,on, distm-
catar de las ideas igualmente falaces de que representaba el genio so- ción que se desprendfa de la división dd trabajo entre el compositor
berano del composiwr o su total dominación por fuer,:as externas. y el ejecutante, la partitura y la realización instrumental, _el:oncierto
Cualquit'.rmúsica genuina, sostenía, es un «campo de fuerzas de mo- y la transmisión o preservación técnica. Con no~a.bleerud1c1on,Ador -
mentos constructivos y miméticos y no está más agotado en lo que no exploró todas las facetas de la repmducc,on , las diversa., me-
respecta a los momentos de uno u otro tipo que cualquier otro cam- diaciones entre el productor y el consumidor en la época burguesa.
po parecido•"'· Así pues, el verdadero «tema musical no es indivi- Ya se tratara de la relación entre la música de támara y el espa-
d11al,sino colectivo» 88 , es un conjunto formado por las habilidades cio privado del hogar burgués, del siniestro lazo entre los domina-
personales del compositor y los medios a su disposición legados por dores y extravagantes directores de orquesta y el Führerprmzrpdel
el pasado. Por lo tanto, la producción musical no era completamente fascismo, o del impacto de las cnúsiones radiofónicas ~n la destruc-
aut6noma, ni reductible a la producci6n social que en parte reflejaba. ción del aura de la música, Adorno realizó comentarios ongmalcs
Componer, como decía Adorno al un tamo excépcico Krenek, «es y provocadores sobre las implicacion_esde la repr.oducc\ón en la vida
una especie de desciframiemo (o tamb ién de autorrecuerdo); d "tex- musical de Occidente. Adorno consideraba la d1stmc1on entre pro-
to" es comemp lado largamente hasta que adquiere l11z propia, y este ducción y reproducción como un emblema de la no identidad entre
súbito destello de luz, l:1chispa en la que reside el "significado", es la esencia abstracta y la apariencia sensual de la música, entre la
el momento productivo( ...). No deseo negar el aspecto subjetivo de idea del compositor y la interpretaci(m del músico, como lo demues-
la dialéctica,sino tan sólo su "autarquía",que es precisamentelo que: tra su inquietud por la práctica desaparición de esa distinción. e~ _la
la dialéctica debe eliminar, y es por esto por lo q ,ie el concepto ma- música electrónica de mediados del siglo XX. La des-d1fcrenc1ac1on
terialista dialéctico es tan importante para mí> s?. implícita en tal desaparición marc~b~ la creciente integración de la _n~-
Dado que la composición es una especie de desciframiento, no es gación musical en el mundo admuustrad'.'· «El desarrollo tecn~logi-
reductible a su momento constructivo, la objetivación de la subjeti- co, entendido al principio como extramus,cal, custodiado desp11espor
vidad del compositor, sino que contiene cambiénun momento nece- intenciones relacionadascon la composición musical, converge con
sario de mimesis. El papel principal de la mimesis en la teorfa esté- el desarrollo musical interno. Si las obras de. arte se convierten en su
tica general de Adorno .seráaclaradoen breve, pero en términos mu- propia reproducción, es de prever que las reproducciones se convier-
sicales .significaba,ent.reotras cosas, que los sonidos puros también tan en obras» 90 . El resultado se acerca peligrosameme a ese proceso
eran expresiones de una realidad social externa .• ¡;¡ material musi- del arte instrumentalizador que tiene lugar en la industria de la cul-
cal»>como le gustabadenominara las combinaciones tonales, a la vez tura: «La tensión entre la técnica y el contenido queda reducida ne-
forma y coocenido, asequib)e a cualquier compositor en un momen- cesariamente. Cuanto menos retrato de algo sigue siendo el retrato
to dado, estaba relacionado con la realidad material de la sociedad. musical, más coincide la esencia de los medios con la esencia de lo
La racionaliz.aciónde esta última tenía también un efecto indirecto que es retratado» •
91
• • , • I • , •

sobre la raciona]i7.aci6ndel primero. Aunque, como ya hemos visto, Finalmente, Adorno invesugo tambien la recepci6n de la ~us1ca,
Adorno era partidario de distinguir la técnica productiva artística de d
aunque con un escepticismo mucho mayor que de l_~ssoc10logos
de la música de orientaci6n empírica. Desde su d1secc1onde la «re-
gresión del auditorio» en su ensayo de 1938, publicacfo ~n el Zeitsch-
116
Adorno, l,umd:ution to the sodology o/ mmic, p. 197.
riji, hasta su tipo logía de los oyentes en su lntroducaon a la socto-
" !bid., p. 14◄.
1111
Adoroo, <1ldc
cn zur Mu..,;iks01.io
logie•, p. 23. "'°Adorno, .Music and ,echniquc.., Telas. 32, verano de 1977, p. 83.
119 Adorno a Kn~nck> 30 dt septitmbrede 1932. Brrejitluhsel,
p. 38. 91
]bid .


lJ2 Martin]ay La culturacomo manipulación lJ)

logia de la música de 196292 , Adorno se lamentaba del declive de la racionalmente constituida, de la dominación estética de la natu-
cai,acidad para responder crícicamentey con conocimiento de causa raleia» 96 •
a la m,,sica, declive que era paraltlo al creciente poder de la i11dustria l.a culminación de la dominación musical de la naturaleza inicia-
de la cultura. Aunque resulta fácil detectar el desprecio del experto da por Bach tuvo lugar, según Adorno, en el siglo XX. El punto cul-
arroganteen sus comentarios, Adorno insist.íaen que múiante de la técnica de la variación evoluciva lo situaría mucho an-
tes>en la obra dt Btcthovcn>concretamente en su denominado pe-
La situación imperarlceimaginadapor la tipologi:i crítica no es culpa de los
ríodo medio (que normalmente se considera que comienza con la Ter-
t]ue escuchan de una forma y no de otra. No es ni siquieraculpa del sistema_.
de la industria de la cultura que apuntal3 un estado de ánimo en fo gente,
cera sinfcmíade 1803 <Í 1804 )' se extiende hasta aproximadamente
para poder explotarla mejor. Por el corurarlo,esta situación surge de las ca- 1819, con su sonaca para piano Opus 106).Aunque Adorno nuoca fi.
pas sociológicas más bajas: de la separ:1ci{mdd trabajo icnele'étual)' el ma.. nali1.ó la investigaci6n filosófica sobre Beethoven que comenzara en
nual, o de las ÍOnn;l!;de arte superiores e inferiores; más larde de la semi- la década de 1930 -el manuscrito está programado para su publica-
culturasoc.iali;,.ada;y finalmente del hei:ho de que es impo!iihle una concien - ción como volumen 21 de las Obras completas- ha sido obvio para
cia justa en uo mundo injusto>y de que incluso los modn!i de n~acciónsoc.ial cualquier analisra que fue el compositor que representó el modelo del
ditados a la falsa conciencia 93 .
a la música e!itánsup<.'. mayor logro musical para Adorno, la piedra de toque <le todos sus
. .. b . . u
1u1c10sso re compos1toresposteriores .
Lasensibilidad de Adorno a las ambigüedades y contradicciones Dura11te mucho tiempo ha sido habitual en la crítica musical re •
implícitas en cualquier tipo de auditorio o crítica que pudiera defen • lacionar a Beethoven c.on la era heroica de la alta cultura burguesa,
der escaba también preseme en su extensa obra sobre el desarrollo in- la era revolucionaria de la que también surgieron el Idealismo ale-
manente del propio lenguaje musical. No había ningún compositor, mán y el pensamiento dialéctico. Obras tales como la Eroica,Fidelio
ni siquiera Schoenberg, que escapara a las aporías de la cultura pro· y la 1Vovena sinfonía pueden ser consideradas fácilmente como ex-
ducidas por la dialéctica de la lluscración. Esta dialéctica come11zaba presiones de la nacieme autoconfian:ta burguesa con la presun ta clase
para Adorno, en términos musicales>esencialmente con la obra de universal putativa que representa a la humanidad. Au11que los estu-
Bach, cuya modernidad deicndía en un ensa)'O dirigido contra re- diosos de su obra discrepan a menudo en cuanto a la relación precisa
cientes intentos de interpretarsu música como una expresión de Ser de Beethoven con los acontecimientos extramusicales de su época o
arc,1ico 94 . Suscribiendo la opinión que de Bach tenía Schoenberg, discuten sobre si estab más cercano a Kant o a Hegel••, la notable
Adorno afinnaba que éste había sido el primero en introducir la ,téc- mediación de elememos románti cos y clásicos (o ilustrados) en su
nica de la variación e\'Oluti\·a.que posteriormente se convirti6 en 1a música le ha hecho aparecer como la tipificación de la cultura bur •
técnica de composición básica del clasicismo vienés» 9 s_La fuente so- guesa en sus horas de. mayor triunfo.
cial de tal innovación, especulaba, fue la transfonnaci,ín de la pro- Adorno se sentía en parte atraído hacia Beethoven por esca ra•
ducción artesanalen la manufactura,lo que supuso la racionalización :¿Ón.Como culminación del proceso secularizadorque liberó a la mú-
del proceso productivo mediante su descomposición de elementos sica de sus reminiscencias religiosas, proceso que Adorno veía ini-
más pequeños. «Si esto condujo a la racionalización de la producción ciarse con Bach, Beethoven representaba el momento supremo del
material, entonces Bach fue el primero en plasmar la idea de la obra
,. /bid.
l'l Lo.~tipos jJ)clu}'enalexpeno, al buen º}'ente, :ilconsumidor de cultur:t,a.loyen- v Véa.«-,por ejemplo, RoM" RoscngardSubotnik,•Adom's diagnosisoí 8eetho-
te crnocional
>al oyente del restncimicnto,.t1oyente'Jd cntretcnimienu:,,
)' al oycncc •;en'slate style::carly.symplon of a fatal<:ondition•,Ameri<"an
_Musi<.vlogica~
~·oc.ier:,•
,:uuus
lndifer<:ntc, icaJo ancimusictl.Véase-lmroduc.ti<)II
to the sonClngyQfmusic. cap. 1.
joH.rn.al,29, 2, ver.:ino
de 1976,y C.:idD.:ahlh:ms,"Zu Adornos.Bee1hcw eo-K11tik,.,en
., /bid., p. 1~.
A,lorno HmJdi(·Musik.
'rl Adorno, «Bach defended .1gain.sc
hi.sdevot.e~$»,Prirms. :\domo par«<haber 'ª P::11~una.discusióntipic.1,·(.:iseRobcrt
C. Solomon,.:Beethove.ttandthcsonata
1
sido totalmente lndifertntt"a la música amts de"Bach.
form•. y Maynard Solomon,«BcethovenanJ tbeEolightcnmcnt .., en Telos,19, pri-
" ll>id., p. 139. lll.l\'CJ';lde 1974.
134 Martín ]ay La culturacomo manipulación 135

humanismo burgués, la más clara encarnación de la raz6n práctica en Sin embargo, en un aspecto Beethovcn compartía un fallo de sus
términos sensuales, la más importante realización de la subjetividad contemporáneos filos6ficos, porque sus totali1.aciones, al igual que
activa en un material musical objetivo. Al no tener ya la necesidad las de éstos, también poseían una dimensión inevitablemente ideol6-
de agradar a mecenas aristocráticos al estilo de Mozart y Haydn, gica. La burguesía, después de todo, no era una clase auténticamente
I\eethoven se identificaba con el nuevo auditorio creado por la eman- universal. A semejanza de los jacobinos en la revolución francesa o
cipación de la burguesía, auditorio que podía apreciar la belle1.a de de Kant con su afirmación Je una libertad que debía hallarse en to-
su música e identificarse con su verdad. En la sonata, que Beethovcn dos los hombres, se podía encontrar un timbre for¿ado en la exalta-
condujo a la perfección de sus sinfonías y en sus cuartetos de cuerda, ción que Bccthoven hacía de la emancipación:
se hizo realidad d antiguo ideal de la obra de arte como un conjunto
orgánico. F.Ihecho de que Jos gestos afirmativosde la repetición de algunas de las más
grandiosassinfonías de Beechoven comen L'\fuena de un:1represión apJas..
EJparentesco con ese Jiberalismoburgués que re-suenaen coda Jamúsica de de un auwrit3.rio«esto es lo que hay•, de que los gestos decorativos
La.nLe,
Bcechovenes el parentescode la totalidad que se despliega de forma dinámi- sobrepasen a los acontecimiento..:;musicales, es el tributo que Beethoven se
ca. Es al adaptarsede acuerdo con su propia ley, al devenir, negar, confirmar vio obligado a pagar por d carácterideológico cuyo influjo se extiende in-
a sí mismos y :a1atotalidad sin miraral exterior, como sus movimientos lk- cluso a la más sublime música, para dar a encender una libertad con la con-
al mundo cuyas fuerz.:asles mocvcn; y no mediante una imi-
gan a p:1rece.rse tinuada c:1renciade la misma 100•
cación de dicho mundo ?'J.
Sin embargo, si Adorno llegó alguna vez a tener una visión positiva
Aquí, la frase esencial es •totalidad que se despliega de forma di- de la obra de arte reconciliada como la prefiguración de un conjunto
námica•, la cual expresaba el valor que Adorno ccm~edíaa la dimen- social racionalmentetotali1.ado,aunque no donúnante, fue en la mú-
sión progresivamente temporal de la música y a la posibilidad de con- sic.1de Beethoven en su periodo medio.
seguir una totalidad mediante la utilización magistral de unas repeti- Pero el interés de Adorno por Beethoven no se limitaba a sus com-
ciones muy parecidas a las reconciliaciones dialécticas de la Fenome- posiciones más afirmativas. De hecho, los dos fragmentos publicados
nología de Hegel. En la medida en que Adorno era hostil a los usos de un proyecto más extenso, «El estilo tardío de Beethoven• y •Una
afirmativos de la totalidad en la forma en que ya hemos examinado obra maestra alienada: la Missa solemnis» 'º', estaban dedicados al
en capítulos anteriores, puede parecer sorprendente vede tan inequí- controvertido tercer período de Beethoven, que duró aproximada-
vocamente favorable a su utili:,.aci6n en la música. Sin embargo, ha- mente desde 1819 hasta su muerte en 1828. En ve:,.de atribuir los cam-
bía para él una diferencia crucial encre la totalidad en términos teó- bios en el estilo de Beethoven a sus dolencias personales, como a ve-
ricos y en términos musicales. Mientrasque la primera es esencial- ces se ha hecho, Adorno los explicaba en términos más generales
mente conceptual y, por tanto, amenaz.acon dornina.rlos pormeno- como un reflejo de la creciente crisis de la revolución burguesa, que
res heterogéneos y no idénticos subsumidos en ella, la segunda no es perdió su impulso tras la derrota de Napoleón. Sin embargo, a dife-
conceptual y por dio está menos inclinada a eliminar la alteridad. J::l rencia de Hegel, Beethoven se negó a reconciliarse coll la nueva rea-
momento irreductiblementemimético en la música significa que ésta lidad de la Europa de la restauración; su obra tardía, con excepción
nunca puede ser completamente una construcción del sujeto domi- de la Nove-nasinfonía aún afirmativa (que, con toda seguridad, Bee-
nador, como pueden serlo las filosofías idealistas y positivistas. En thoven tenía ya planeada en 1812), luchaba contra el hundimiento de
este sentido, Beethoven se hallaba más próximo al holismo materia- la síntesis revolucionaria. Adorno sostenía que las últimas obras de
lista utópico que los grandes filósofos de su época con su hostilidad
a la •preponderancia del objeto•. '"' /bid., p. 210.
101 Adorno, •Sp2mi l BC'C'thó\'tn-S•, ii-fomems muric4U,c: neu gcdn1ekte Au.faiitze
/918-/962, fra.ncfort, 1964; •.AJicn:ucdmasti:rpiece:che /.tissa SolenmiJ•, Tflas, 28,
.,., Adorno, lntroductio11u, thc sociologyo/ music,p. 209. vtraoode 1976.
136 Martin}ay La cu/t14racomo manipulación 137

Beethoven, cspecialrnente sus últ.imoscuanctos, eran a la vez subje- que Adorno tomó prestados de llenjamin, la ,\-fissa comenzó a asu-
tivos y objetivos, pero sin la mediación de los dos polos que en com- mir una forma alegórica que se negaba a reconstruir las ruinas de una
posiciones anteriores había alcanzado: totalidad fragmentada mediante el simbolismo. Lo que Baudelaire ex-
presaría poco después en términos poéticos con su. crítica int.ern~ de:
El paisaje fragmentado de la obra es objetivo; la luz que la hace brillar e-s la poesía lírica 104, Beethovc:nfue capaz. de consegu1rlo en su música:
subjetiva. Bccthoven no realiza una síntesis armoniosa de estos extremos. Por
el contrnrio, los separa> corno una fuerza de disociación, en d tiempo, quiz.á (lleethovcn) reveló que lo clásico originaba clasicismo. Rechazó lo afirmatl-
a fin de preservarlos para l:1eternidad. En la historia del -arte, las obras car- \'O• lo qm~acríticamente endosaba el Ser a la idea de lo clásicamente sinfó-
Jía.s son catástrofes tel. nico [ ...J. En ese mornemo transcendió el espíritu burgués, del que su propia
obra era la más alt.1 manifestación musical. Algo en su propio genio, la parte
La «catástrofe• concreta en la que Adorno se hallaba interesado era ,nic: profunda de éste, se negaba a reconciliar en una sola imagen lo que no
la /,,fissa sole-mnis, ininteligible para los primeros que la escucharon. está reconciliado JO!!.
Al volver a la forma aparentemente arcaica de la misa religiosa, el
compositor, que todavía era un humanisra seglar, expresaba el fraca- Subsiguientes tentativas de reafirmar la unidad simbólica, como las
so de la emancipación burguesa con respecto a su pasado preilustra• efectuadas por Schubert, desembocaron en una frágil totalidad estruc-
do. Al defraudar las esperan7.asde su auditorio, expresaba la crecien- , . a1· , . ,e,,
tura 1, mas cnsc 111aque orgaruca .
te alienación del art.ist.acon respecto a su público, que se incrernen- De hecho, prácticamente coda la música del siglo XIX posterior a
taría a medida que avan1.arael siglo. Y, quizá lo mas significativo de Bccthoven fracasó en su intento de conseguir tanto las totalizaciones
todo, el abandonar la sonata, con su variación evolutiva, por formas dialécticas del segundo período de éste como las destocalizacionesale-
de contrapuntomás estáticas,ponía en tela de juicio el logro por el góricasdel tercero.El análisis que Adornorealizóde este tracaso ten-
sujeto burgués de una verdadera autonomía. Al dejar de ser un mo- día, como ha señalado reciencemente Rose Rosengard Subotnik 107 ,
delo de totalidad orgá,úca basado en reconciliaciones dialécticas, la a homogenei:,.ar la música dentro de un modelo esencial. Quizá la
música tardía de Beethoven conseguía cualquier totali7.aciónque pu- principal razón del carácter relativameme indiferenciado de la crítica
diera conseguir de forma forzada: de Adorno era la falta de todo referente dinámico fuera de la música
al que pudiera recurrir como fuente de un avance musical. A diferen•
Mientras, que la c:ni:goría de la totalidad, que en las obras de Beechoven es cia de Lukács, que también describió el declive de la culcura burgue-
siempre la principal, es en ona.scomposiciooes el resulmdo del desarrollo in- sa después de su época heroica, Adorno no tenía fe en la aparición
terno de las p:ines individuales, en la Mi.ssasr,lemnissolamente se conserva de un sucesor proletario. Así pues, aunque neethovcn pudiera ser el
a c.ost.ade una e~pccic de nivelación. El omnipresente principio de la estili - equivalente musical en ciertos aspectos de Kant o Hegel, no había
2.:1ciónya no tolera nada que sea verd.aderamcntc único y reduce gradual-
rnente el carácter de la obra al nivel de lo c;:scolásdco.Escos motivos v temas
compositores que pudieran compararse con Marx. La razón básica
1.eresisten a S<.'.r
bautizados. La falu de conuastcs dialéc.ticos,que so~ rccm-
pla~ados por la mera oposición de frases cerrada.e:.debilita a veces la 11>4 Adorno, oeLyr ic poctt)' and sociccyio, TeUJs,20~ vetano ~e 197!, p. 63. Aqui,
t-Otalidadto~. Adorno seguía 13 3T!,'tlntentación de Henjamin acerca de Bauddaue. Vease su Charles
na.udt•lairc:a lyn·cpoez in thi· era of higb capitalism, trad . iJlg1.Harry Zohn, Londres,
Pero lo que hacía a la Missa tan importante para Adorno no era 1973.
IO!> Adorno► • Aliemued ma.uerpiec:t"", pp. 122-12.3.
tamo su débil intento de preservar algún tipo de totalidad como su lO<, Adomo, «Schuhe rc»,Mom,-nts musicau.x, p. 23.
deseo de llamar a la alienación por su nombre. Dicho en términos 107 Rose:Rosengard Subotnik, "Thc histori cal SEruc ture: 1\dorno 's ""Fr~ch" ~o-
oí nineteenth•cénlUrymusic»,Nineteentb -ctnttt1)' Mu.sic, 2, 1, JU-
dcl for tht' c:rilic-iscn
lío d(' 1978. El moddo francés al que se refiere ts el dd estruccuralismo, <: .uyas cuali-
102
Adorno, •Spitstil Beechovcns •. p . 17. d.W.csesd.ticas obse:rv.t en el anilisis de Adorno de la mús ica ent.J'C BcethO\'CJl Y
10
• Adorno, ~Alicnated n1aSh:•rpicce», p . 121. Schoenl>er~.
138 Martinjay
La cultura como manipu!aci(m 139
era que «al proletariado nunca se le _pcm1i_tióconstituirse en s~j~~o
Horkhcimer en su ~,bra «Egoísmo y movin1iento libertario•"' Ador-
musical; esta función creativa le fue unped,da tanto por su pos1c1on
no insistíaen la continuidadesencial entre las creenciasracistasy an-
dentro del sistema -donde no era más que un objeto de domina-
ción- como por los factores represivos que formaron su propia na-
tisemíticas de Wagner, su personalidad autoritaria y sadomasoquista
y su música. Al igual que Nietzsche antes que él y un sinnúmero de
turaleza• 10•. fo eluso en el siglo XX cuando compositores marxis-
otros después, Adorno se negó a absolver a la música del pecado del
tas como Eisler trataronde crearuna músicaconscientementecolec-
carácter y de las ideas de Wagner.
tiva que expresara y estimulara la conciencia revolucionaria de la
clase obrera, Adorno apenas pudo ocu 1tar su dcsprec,o . lO'J . El uru-
, . Paranuestrosprop6sitos, el aspecto más interesantede su análisis
co sujeto musical que Adorno tomó alguna ve:i en serio fue el bur - se refiere a la prop ia música, que tipificaba en su quintaesencia la de-
gués, cuya desintegración el Beethovcn tardío fue el primero en generación de la autoconciencia musical burguesa posterior al Tleec-
hoven tardío. A diferencia de críticos más recientes, como Joscph
registr;1r. , .
Kcrman, que consideran a Wagner como el introductor en la ópera
Lo que hacía odiosa para Adorno la mayor parte de la mus,ca pos-
terior del siglo XIX era precisamente su incapacidad para aceptar d,- de los logros sinfónicos de Beethoven llJ, Adorno_describía a los dos
cho cambio. Al igual que la industria de la cultura posterior, o bien compositores como diametralmente opuestos. Mientras que las sin-
había pretendido surgir de un sujeto individual todavía creativo, lle- fonías de Beethoven eran ejemplos de obras coherentemente t(>talt-
vado al extremo por el romanticismo, o bien había buscado nuevas 1.adas en las que unos sujetos poderosos reali1.aban su subjetividad
formas de colectividad, como en el caso de la búsqueda por Wagner en forma objetiva, las (\peras de Wagner carecían de todo prmcip10
de la regeneración del Volk alemán mediante la resurrección de una real de desarrollo o de toda auténtica subjetividad. Su famosa con-
fianzatn una «melodía in.finita » era similaral «infinito deficiente»de
comunidad mítica. La verdadera decadencia de la cultura burguesa
-y Adorno utilizó txplícitamente este término, aunque en otros lu- Hegel, una interminable sucesión de cambios carentes de dfrección y
sin resolución real. En lugar de expresar la típica lucha triunfal del
gares atacara a Lukács por emplearlo "º-
era, de hecho, totalmente
burgués clásico por afirmarse, las óperas de Wagner traslucían la ca-
evidente en Wa¡;ner, cuyo significado fue explorado por Adorno en
un libro iniciado a finales de la década de 1930 y pu bücado en pitulación del burgués tardío ante unas fuerzas reificadas que esca-
1952 111

paban a su control. .,
A la búsqueda de Wagner estaba profundameme sesgado por lo Anticipándose a la industria de la cultura y a la regres,on del au-
ditorio en el siglo XX, Wagner recurrfa a técnicas como el le,tmotif.
que Adorno veía como el lazo de unión_entre la música de Wagner,
su «carácter social», y las fuenas regresivas de la sociedad burguesa que correspondían a la ruptura de la totaliz ación orgánica en su mú-
sica. Entre los p ropósitos de esta música, escribía Adorno , se puede
que en última instancia alimentaron al fascismo. Aunque si:_mpre
mantuvo ciertas dudas acerca de la ópera (con la gran excepc1on de discernir «una funci<')nde mercancía, bastanteparecida a la de un
las obras de Berg) a causa de su inferioridad con respecto a la música anuncio publicitario, anticipándose a la práctica universal de la cul-
pura, sin imágenes, y de su confianza en un a~ra ahor~ en declive,
tura de masas más tarde, la músic.a está destinadaa ser recordada,va
su animosidad hacia Wagner estaba claramente mfluenc,ada por fac- dirigida al olvidadizo » u•. Los leitmotifs halagan el equivalente l'.'u•
sical de esa falta de ego que conducirá a las personalidades autonta-
tores no musicales. Basando su argumentación en la •amropología»
de los primetos movimientos de protesta burgue.ses esbozados por rias de nue.straépoca.
Según Adorno , la otra cara de los motivos no desarrollados, ato·
mizados, de Wagner era la apariencia de totalidad in1puesta a la mú-
103
Adorno, Philosophy of mcukrnmusi<,p. 130,
•Gcgingdcc Musik•• Diumanun: ,\ft+Siki,1 der
i;;->Véase, por ejemplo, l\dorno,
11
11erwaltelen Welt, Gollnga, 196◄ . ' Horkhcimer, «Egoism and thc freedom mo\·tm ent», Te!os, .>4, lnvirmo de
11
c Adorno, «RccoociJi.nionunder duress.., en Aest.hetsN 1m-dpoli.lics,pp. J54-15S. 1983-1983.
t 11 Véase la nota 26. iu Joscph Kerman, Opera as drama, Nueva York, 1956, cap. 7.
1
... Adorno, in s~ar,·hof \Vagner, p. 3 l.
140 Martin ]d)' La cultura como manipulación 141

sica desde fuera, a la que se le da una justificación ideológica con el cadente en la obr~ dé Wagner del que una mente productiva no pu-
concepto de Gesamtk,mstwerk: diera extraer las fuerzas del futuro [...J. De aquí que Wagner no sea
sólo el voluntario profeta y el diligente lacayo del imperialismo y del
En el dudoso quid pro qrto de los clcmenlOS estructurales, expresivos )' ges- terrorismo tardoburgués. También posee la neurótica capacidad de
LUa}csde los que se alimc:nu.la forma wagneriana, lo que se espera que surja contemplar su propia decadencia y transcenderla en una imagen que
es algo así cúrno una totalidad épica, un todo completo y acabado de lo in- puede soportar esa mirada que. todo lo consume• ''"· A este respec-
lerior y lo exLerior. La músi~a de \'(tagncr estirnula esta t1nid:tdde lo interno to, las mejores pruebas son quizás esos notables pasajes de «música
y lo extcmo, del sujeto y el objeco, en ve·,-de c.onfigurnr la ruptura entre
fonna, el proceso de composici,fo se convjcrte en un agcnt<.'
ellos. Uc <.!.Sta
altisonante, abrupta, negra» u 9 <lcl tercer acto de 1'ristánque in\.'O-
ideológico, ante ..::incluso de que éste sea introducido en los dramas musicales luntariamente trascocan su visión de la transfiguración a través de la
a tr:ivés de la literuura 115

muerte.
Sin emb,ugo, la anulación <le la decadencia prometida en la mú-
Para ocultar las realidades sociales aún contradictorias que él in- sica de Wagner podría no darse en la forma afirmativa dd segundo
tentaba resolver por mandato musical, Wagner desarrolló las técnicas período de Beethoven. Cuando compositores admirados por Ador-
fantasmagóricas que tan cara<.:terísticasserían después de la industria no, como Mahler, realizaron intentos por conseguirlo, Adorno sos-
de la culwra. El escape onírico de la vida real y la premeditada su- tuvo que, sin embargo, contenían un momento negativo que mostra-
presión de los orígenes productivos de la música eran especialmente ba que eran consciemes de su imposibilidad, una especie de autocrí-
evidentes en la hostilidad de Wagner hacia el tiempo histórico , al que t.ica que les impedía ser meramente ideológicos 120 • Cuando intc.ntos
anteponía la vuelta mí1ica, « l .a ausencia de toda progresión am1única similares iueron realizados por compositores hacia los que Adorno
reab, señalaba Adorno, «se conv ierte en el emblema fantasmagórico mostraha sentimientos ambivalentes, como Bartok o .Janacek, Ador-
de un tiempo que pennanece estancado,. 116 • El dinamismo de un no explicó sus rasgos afirmativos en función de la «extraterritoriali-
Becthoven es reemplazado por la temporalidad espaciada de una cul - dad» 121 de los compositores de la periferia de Europa, donde la ra-
lUta burguesa que ya no marcha en dirección ascendente. El gesto cionalizaciún del mundo administrado 110 había impregnado comple-
wagneriano es escncialmenre inmutable y atemporal. Repitiéndose tamente una cultura popular anterior. Cuando estos imentos fueron
impotente, la música abandona la lucha demro del marco temporal realizados por compositores que no Je gustaban como Sibelius, Hin-
que dominara en la sinfonía 1". Abandonando toda esperan,.a real demith o especialmente Su.-;nski 122 , Adorno los acusó de ser re-
de cambio social, el debilitado sujeto burgués representado en las ópe - gresivamente antisubjetivistas )' cómplices de la.<ipeores fom,as <le
ras de Wagner acepta el cruel destino como una necesidad, identifi- reificación.
cándose así c.on el agresor. Los defensores de los compositores calumniados por él no tarda-
Sin embargo, a pes;ir de su hostilidad profundamente arraigada ha-
cia ~'agner, Adorno no se negaba a vc·r ciertos aspectos redentores 111 /bid., p. 1.54.(Compárese con los comcnt:.1rios similat'es ~1fo1.alde su cMayo
en la música de éMe. Adorno reconocía que d uso del cromatismo sobre Spengler en Prism5, p. 72.}
9
" /bid., p. 156.
por ¡>arte <le Wagner preparaba la emancipación de la disonancia. 120
Adomo, M11hl,:r:r:im:musikali.schi·Ph,)'singnomik, Cesammelte Schnftm, XJU,
Aunque Wagner trató de transfigurar el sufrimiento expresado en di- p. t8}.
cha disonancia en vez de mirarlo cara a cara como hizo el Bc.·ctho"·en 121
Adorno, i'hdosophy of modem m,uic, pp. 35-36.
tardío, su debilitamiento de la conali<ladtuvo una funciún progresis - m Adorno, t Glosse üb<"rSibeJius•,fmprompt.u>
·: Lu•e,1.e Folge neu gedruckter
Au/fiil ze, frandort , 1968; •Ad \'Ocen TJindcmith: cine Dokumentation•, Jmprvmp-
ta. Adorno concluía que. en rc-alidad, «no hay un solo elemento <le-
tus; «Sti:v in~ky aod restoration,., tn l'hilosopby of mo,lem mu.sic.Vé:m• f.irk Tawatst
1erna, •Ulxr Adornos SibclitL,;•Krit.ik Jt, r Rudolf Stcphan, «Adorno und Hjndemitb.
11
" Jb,d.,p. ]8. Zum Vers1-i odnls tiner schwierigen Be:cichung».en Adomo und die Mu.sik;y Alfrcd
llf, /bid ., p. 87. Hubt'r, «A<lomos Polcmik gegcn Smawinsky", Me/os, 38, 1971; y Jame.,; L. Mar.sh,
111
Jb,d.,1).37. ,.·t\dorno's critiq ue of Stravi.nsk.y• , Nt'W Germa,1 Criúq1te, 28, ioviemo de 1983.
142 Martín ftt)' La cultura como manipulación 143

ron en seiialarque tales juicios parecíana menudo arbitrarios.¿Por Pero lo que expresaban las variaciones atonales de Schoenberg no
qué, por ejemplo, había de ser el finlandés Sibelius menos extraterri- era el poder del sujeto soberano, estridente111enteafirmado a veces
torial que el húngaro Bartok o el checo Janacek? ¿Por qué había de por otros expresionistas, sino el Ang!t que acompañaba a su desin-
ser .Mahler menos volkisch que Stra vinski, cuyo cosmopolitismo era tegración. Más aún, la dialéctica de Schoenberg era materialista en su
tan evidente? 123 f)e hecho, ¿era realmente posible evaluar toda la mú- presentación de ese terror, «porque el movimiento se sitúa dent.rodel
sic.tcon los mismos criterios sociales y filosóficos? Esta fue una pre- propio material. La fuerza productiva que origina este movimiento
gunta que el propio Adorno planteó tácitamente al admitir que la implica la realidad de un impulso psíquico: a saber, el impulso hacia
obra de su amigo Krenek quedaba fuera de las categorías nor- la expresión desinhibida y franca de la psique y de lo inconsciente
males.,._ per se" 128 . Sin emhargo, este impulso tropieza con Jaslimitaciones
Qui.cás muchos de los juicios de Adorno puedan explicarse me- objetivas del material musical, que no puede darle cabida. «El logro
jor por su singular aprendi7.ajc, en la década de 1920, en la llamada realmente esencial de Schoenberg,, afirmaba Adorno, «es que, desde
«nueva música• de la segunda escuela vienesa de Schoenberg y sus sus primerasobra.sr...) nunca se comportó e.Jemanera"expresionis-
seguidores. Si en la música de nuestro siglo se pudiera encontrar al- ta" , imponiendo sus intenciones subjetivas a un material heterogéneo
gún antídoto contra la decadencia sería en las obras de aquéllos don- de una fonna desconsiderada y autoritaria 129 • Por el contrario,
de Adorno lo buscaría. Su ensayo sobre Schoenberg, el «compositor permitió que se manifestara la verdad del material, cuyas contradic-
dialéctico», termina significativan1entecolocando su nombre «en d ciones habían sido encubiertas por Wagner y otros compositores
paisaje en donde el sueño de libertad encuentra por vez primera su afirmativos. Al igual que el purismo lingüístico de Karl Kraus
tono consciente: Beethown• 12s. El también era un maestro de las y la severidad arquitectónica de Adolf Loos, la música de Schoen-
«variacionesevolutivas»126 . berg evitaba la ornamentación falsamente consoladora del arte ante-
Pero paradójicamente, en el caso de Schoenberg fue precisamente rior, para poner al descubierto un mundo del que había huido el calor
por el que sería su mayor logro, el trastocamiento definitivo de la tO- humano.
nalidad de Beethoven y de la música occidental en su conjunto, por Si el gran logro atonal de Scboenberg fue producido por las limi-
lo que se introdujo en ese paisaje. Durante lo que Adorno daba en taciones del materialmusical,con toda su historiasedimentada,tam-
llamar la «década heroica» de la música moderna, que comenzó con bién lo fue el siguiente estadio en su desarrollo, la seriación de doce
el Georgeliederen 1907, Schocnbcrg liberó a la música de 1" tiranía tonos a la que se dedicó después de un período de inactividad desde
am,onizante de la triada tonal dominante. Con ello permitió que la 1918 hasta 1923. Adorno siempre mostró sentimientos profundamen-
disonancia, una música sin cadencia precisa, surgiera como un ele- te ambivalentes hacia este aspecto de la «nueva música•. Ya en
mento esencial, y no accidental,de fas pie1.as musicales en su con- 1929 "º•Adorno destacó las inquietantes implicaciones del intento
junto '2 7• La fase atonal de Schoenberg fue también su /"'se más ex- de Schoenberg de restaurar el orden después de la explosión de la to-
presionista, ya que la disonancia es uno de los vehículos musicales nalidad. Mientras que las obras de Webern y llerg permanecían aún
con más fuerza expresiva. fieles al Angst del sujeto debilitado, el Schoenberg tardío comen7.Ó,a
pesar de sus intenciones, a identificarse cada vez más con las fuerzas
m Se podrfa argumcm:irque las simpatíasvOlkis<h de M.thlcr,al cst3r dirigidasal de la dominación. J .a culpa, sin duda, no era de Schoenberg: •Estas
imperiode los l lahsburgo,erana su vez.muy c:oi;mopoliw.V~aseel a.o:i lisis en Wi-
lliam J.McGrath, !Mn)•1itm an ,md pop11/istpolit-.i
N in A11.s&rut,
N~· Ha,·cn, 1974,
p. 161. u 1<Adorno, ..on che soci:il situation of music.., p. tH,
,u Adorno a Kn.•nek,30 de septiembre de 19j2, Bn'efw·ttbsel, p. 41. i n !bid., p. 135.El uso peyor.ttivoque }i;ice1\dorno dd cfrmlllo «exprt-$Íonis-t::
m, Adorno, tD~r di:ilcktischc Komponist•, lmprompt1,1.s,
p. 44. Jenva en cm: caso de su ho~rilidad 2 aquella versión Je) ~prcsiQnismo que pretendía
w, Adorno, •ArnolJ Schoonberg, 1874-19St., Prisms, p. 154. recurrira \11l sujeto toda\·ía pode-roso.Sus preferenciasse indinabanpor un cxpresio-
121 Para un exccle,1terchlto brC''Cde los logros de Schocnhcrg,que no St' basa en ni.smo que rcgistrar:ila cri.sisde tal !iujcto.
el ~ná.lisisdt 1\dorno, \•«fa.se
Charles Rosen,Amold Schot•nberg, Londres, 1975; Prin- no Adorno, «ZurZwülftontedmids.►, Anhr~ch, 11, 7/8, septiembre-octubrede
cemn, 1981 [Schat>nbe,g,
Barcelona, Amoni Bosch, t983 j. 1929.
144 Martin]ay la 01ltura como manipulación 145

obras son magníficas en sus fallos•, sos een ía Adorno. • No es el com- Pierre Boulez, en sus csfutn.os por «retorcer el pescuezo» IJ> a la
positor el que falla en la obra; es más bien la historia la que niega la subjetividad, reprimen la angustia expresionista que aún bulle bajo la
obra en sí• m. Por este motivo, los dos polos de )a Filosofíade la superficie en el primer Schoenberg. Representan la versión del si-
nueva música», Schoenberg y Stravinski, comenzaban a converger. glo XX, aún más preocupante, de ese decaimiento de las tensiones di-
Adorno se mostraba especialmente hostil hacia la seriación por- námicas de la música, que comenzó en el siglo XIX tras el Beethoven
que veía en dla, la tiranía del método sobre el material, un fallo de la tardío. Thomas Mann estaba pues en lo cierto -o por lo menos coin-
técnica arc.íst.icaaún más preocupante que la invasión en la industria cidía con la desesperada visión de Adorno de la situación- al hacer
de la cultura de la técnica por la tecnología. Aunque Schoenbcrg in- que Adrian Leverhihn «borrara» la Novma sinfonía de Beethoven
sistió a menudo en que él defendía «las composicionesdodecafónicas al final de Doctor Faustus,explicando que ,eso por lo que los hom-
más que las composiciones dodecafónicas», su imposición de evitar la bres han luchado , por lo que han to mado por asalto los baluartes, lo
repetición de una nota antes de que hubieran sonado las otras once, que los grandes iniciados han anunciado jubi losos, ¡eso no ha de
suponía el golpe de gracia de la contingencia. La racionali7.ación de ser!• 136 .

la música descrita por Max Weber alcan,,aba así su apogeo en la do- Sin duda 110 es fácil establecer en qué momento pensó Adorno
decafo1úa, que era la versi<Ín musical de la dominación de la natura- que la promesa conte nida en la 1Yovena sinfonía podría realn1ente ha-
le,,a descrita en la Dialécticade la l/1,;t1'ación.. ber estado más cercana a su reali,,ación. Si es que había habid(> una
oportunidad desaprovechada, como sugería Dialécticanegativa que
La total racionalidad de la música es S\1 total organ izaClón. Med iante b. or- b hubo en el caso de la promesa de una filosofía dialéctica, Adomo
ganización, la música liberada trata de reconstruir la wtalidad perdicfa;el po- no concretó claramen.t.esu expresión musical. En realidad, como ya
der perdido y la fuerza responsablemente \'in<::olantcde Bccthovcn. La mú- hemos visto, tenía la sensación de que fa .Novena sinfonía era una
sica sólo cot1sigue hacerlo a costa de su libertad, y por ello frac.asa. Bcetho- obra demasiado aiirmativa para los últimos alios de la carrera de Bee-
ven reprodujo el significado de la tonalidad a pa.rtjr de la libertad subjetiva. thoven, que quedaban por el contrario resumidos en la ,alienada• Mis-
La nuev:l org3niz.ación de la técnica dodecafónica extingue prácticamente al Stl solcmnis. Cuando escribici sohre la música de finales del siglo XIX,
sujeto I tt _ fue la fantasmagoría protofascista de Wagner la que le pareció más
típica que el humanismo heroico de Verdi, cuyas óperas han sido a
En resumen, Schoenberg, eJ compositor dialéctico, «provoca una menudo relacionadas con el Risorgimento italiano en su plenitud 117 ,
detención en la dialéctica• m_ Aquellos que imitan servilmente su En el siglo XX, la revoluc ión atonal de Schoenbcrg rep rescnt6 para
método confirman el envejecimiento de la nuev~\ música, la neutrali- Adorno ,el mensaje de desesperación del naúfrago que sobrevi-
~ación de su aspecto crícico, el agotamiento de su capacidad de im- ve» 138, la agonía mortal del sujeto burgués llevado a la crisis por las
presionar. «Lo que hoy se olvida., se lamentaba Adorno en la déca-
da de 1950, «es que la técnica dodecafónica sólo tiene significado en •H //,UJ., p. 23. A pesar de la critica de Adorno, Boulez. colaboró con un
la medid~\ en que sirve para unir unas fuer7.as musicales centrífugas, poema titulado ..En matgf de la d·une disparatÍUn• en 11,tvdO'I' W. Adnmo zxm Gt'•
recalcitrantes y más o menos c.·xplosivas.A menos que vaya acompa- diichmis.
i ;,1c, Thom;:isMao.n, /Jocw r Faustus: the life Q{ the Gemum compmer ,1'.drkm Le-
ñada de este corolario y esta contradicción, dicha técnica carece de 1:erkli}m m told by a fritnd, ua J. ln~I. H. T. lm..-c-Portcr, Nuc\'ª York., 1968,p. 47S
justificación y es una pérdida de tiempo • tH_ Compositores como [f>octoYFtt:, ;I:, >\ Barcduna, Pl:i7:.:iy J;:io(s, 19821,
ni En lnrrnduct.ion to waology of musir:, Adorno h ace una rtferenci:1. d(' pasada
a Aida y La ·traviata, que, ;unl,(l<Ou C:r.rmen df Dizt •, ..una vez significaron b ht,-
u, Adorn(), PhiloJoph')•of modem music, p. 99. man idad , b pro{.(>Sta
di: la pasión concra el congcl::im.iC'nto
oo.avencioo::il•{p. 87},pero
H? JbiJ., p. G9. (St.(' es un comc.•nt:1rio aisl.ldo que no pu>«' vua signifie.tción ltistórica específica. Cu-
u) !bid., p. 124. riosamcn r.c, 1\doruo nunca escribió acere.:. de: Simoru: Boct:.atte[!.
ra, u.no de ,·uyc,s prtn•
u, Adorno, ..MoJcm music is growi.n~ okl .., 1'hc Scor1.•,18, J.icicmbrc de 195G) cipales pt"rsonajcslleva su rl(lmbrt.
p. 22. Ull Acfor110, l'h,/usopby of modcm mHsic, p. 133.
146 Martín Ja:y La cultura como manipulación 147

calamidades de la primera guerra mundial y el fascismo. Pero para Adorno con el movimiento estudiantil alemán estaba alcanzando su
Adorno incluso en sus mo1llentosmásclaramentemarxistas,no exis- clímax. En junio de 1967, afim16 provocativamcnte su preferencia
tían indicios de una nueva alternativa,en las revolucionessocialistas por la estética frente a la política mediante el gesto de negarse a cam-
de la época. Mediante un cierto esfuerzo de imaginación, el ruso Stra- biar el tema de una conferencia que planeaba dar en Berlín sobre •El
vinski podría haber sido considerado como la prefiguración de un clasicismo de la Ifigenia de Goethe , , poco después de la muerte del
nuevo sujeto colectivo, y no de un objetivismo regresivo . .Pero, por estudiante Bcnno Ohncsorg por la policía durante la visita del shah
supuesto, la imaginación de Adorno se orientaba en una dirección de Irán 139• Las crÍticas al arte partidista y comprometido que dirigi6
muy diferente, y Stravinski se convirtió en el compositor del fascis- contra Sartre y Brecht pocos alios antes apuntaban también claramen-
mo malgré lui. Al carecer de esa fascinación por el alma rusa que ins- te a una teoría estética explícitamenteengagée.
piró al prim~r Lukács y a Bloch, Adorno sólo veía en la música de Y, sin embargo, lo que hacía que la retirada de Adorno a la esté-
Stravinski una regresión primitivistacombinada con un autoritaris- tica fuera todavía política en su sentido más profundo era su c.onvic-
mo sadotnasoquista.Seríadifícil sostener qt1esus instintos eran erró- ción de que el arte verdadero contenía un momento utópico que se-
neos cuando aquélla llegó a la Unión Soviética, pero, en ténnioos mu- lialaba una futura transformación social y política. la incapacidad del
sicales, lo que podría casi denominarse su fetichii:ación del sujetó bur- marxismo vulgar para ver más allá de la función ideol6gica o instru-
gués moribundo implicaba que se hallaba cerrado a cualquier posible mental del arte era lamentable:
alternativa.
De hecho, en la música de mediados del siglo XX hubo pocos Debemos tener especialcui<ladofrente a la i11 s ufrible tendenciaactuala di-
ejemplos específicos a los que Adorno pudiera recurrir en busca de latar, a la menor o_pom1nidad,el co11cepto de ideología, Porque la ideología
es un engaño:una falsac-0ncic m:i;1,una mentira.Se manifiestaen el frac.aso
consuelo para su saturnina visión de la decadencia musical. No h:1bía
de Jasobras de arte, en la propiafalsedadintrín.sec:i de éstas, y puede ser de-
nada remotamente redentor en la música popular que fuera compa - senmascaradapor la críLic.a ( ...]. La grandezade las ohras de arte radiu úni-
rable al nuevo cine que, cautelosamente, comeilzó a elogiar en la dé- camente en su capacidadparahacer que se.an escuchadasaquellascosa."que
cada de los sesenta. Tampoco había compositores serios, con la po- la ideologíaoculta ""·
sible excepción dejohn Cage y su utilización de los silencios al estilo
de Bcckett, mucho más atractivos. Si artistas con el poder crítico de ¿Cómo se manifestaba para Adorno tal capacidad? Hacer justicia
un Webern o un Bcrg estuvieran hoy vivos, reflexionaba en 1956, ha- a su respuestarequeriríauna atenta lecturade las más de quinientas
brían visto cómo su individualismo les en, arrebatado por los pode-- páginas de la íeoria estética,escrita en el estilo no acurnular.ivo, an-
res cada vez mayores de la administración, tanto en el Este como en tisistcmático y paratáctico que caracterizaba a Adorno. También re-
el Oeste. quería un completo conocimiento de las teorías estéticas del idealis-
Y, sin embargo, aunque Adorno parece haber sido incapaz de mo alemán, que fueron tanto un estímulo como un contraste paralas
encontrar una figura o tendencia musical a la que aplaudir, se negó a posiciones de Adorno. Hacer algo así en la corta extensió11de este
abandonar su creencia general en que el arte era aún el más probable libro es imposible y además, dado que ya hemos tocado muchos de
depositario de la negación en el mundo administrado. Esta retirada es- los temas principales, innecesario. En vez de ofrecer una paráfrasis
tratégica a la estética que puede ser percibida en la Dialécticade la de la imparafrascable argumentación del libro en su conjunto, será
Jlustra.ción,si no antes, alcanzó su máxima expresión en la obra que de mayor utilidad que nos centremos en sólo cuatro de sus puntos
Adorno luthaba por completar cuando fue sorprendido por la muer- fundamentales: d momento mimético en el arte y su relación con la
te en 1969. Torso inacabado como el Passagenwerkde Benjamín o el belleza natural, la desestetización del arte y su relación con la mo-
Oratorio de Schoenberg, dos proyectos que Adorno admiraba gran-
demente, la Teoríaestéti.capuso de este modo un final oportunamen - u, Parauna descripción dd t-pisodi.o,1/é:t!.c
W. .M:ircinlüdke, Anmi·rkung1.--n
zu
te irrc.sueho a su c.arrtra. i·im:r,Logik de$ Zeefalls~:Adarno-8eckett, fr:incfort, 1981,p. 7.
Fue escrita durante el turbulento periodo en que la polémica de uo Adorno, ..:L}'riC
poctry and SO(:i
et.:y•,pp. 57-58.
148 ,\{a.nin .f"Y l.,i t:1thuracomo manipu/.aciém 149

demizaci6n, la idea de la experienciaestéticay su relacióncon la teo- cio subjetivos en asuntos estéticos, se sentía atraído por la defensa
ría, y el comenido de verdad en el arte y su relaci,,n con la autonomía. kantiana de una belleza natural, que había sido considerada inferior
La relación entre el arte y la sociedad postulada por Adorno es, por Hegel a la belleza artificial. Dado que la belle7.a natural repre-
como ya hemos visto, mucho más indirecta y complicada que h1 teo- sentaba la dependencia del hombre con respecto a un objeto que no
ría del reflejo defendida por los estéticos del marxismo vulgar. Para había sido creado por él, era pues un paradigma de la no identidad
Adorno, sin embargo, una de fas virtudes principales del arte es su basada en la relación respetuosa y delicada entre el hombre y la
carácter mimético. El término, soste11ía, ciene dos implic.aciones:la naturaleza.
primer;\ sugiere la imitación de la realidad social existe.nte, y la se- Sin embargo, Adorno 110 equiparaba el arte con la mimesis de la
gunda la de la realidad natuml transfonnada por la realidad social, naturale,.a per te, sino con la de la be!le,.a natural, que requería la ca-
pero irreductible a ésta. Adorno afirmaba que el arte verdadero con - pacidad humana de responder afirmativamente a la forma. Así pues,
tenía ambos tipos de mimesis. Como decía en sus • Tdeas sobre la so- en la medida en que la belle7,a es una función <le la forma, el arte es
ciología de la música.: «A través de su pura materialidad, la música también una construcci(morganizada, la objetivación de la subjcti-
es el arte en que el impulso mimético prerracional se afirma irreduc- vación que va unida a fa racionalización del mundo social. Lo que él
tiblemente y aparece simultáneamenteen constelaciones al paso de gustaba de llamar el carácter «erúgmático» del arte era producido por
una progresi\·adominación mmeriaJy natural»141 • su inestable me1.clade momentos constructivos y miméticos sensua-
Recurriendo a la noción de Tlenjamin de la facultad mimética les v racionales. Pero como hemos visto, las técnicas utilizadas en la
como la fuente onomatopéyica y sensual del lenguaje 142, Adomo producción estética no eran las mism.asque los medios _t~cnológicos
afirmaba que el arte expresaba no sólo el sufrimiento de los hombres en los que se bas,1ba11las fuerzas sociales de la producc,on. Aunque
causado por la injusticia social, sino también el de la naturaleza que la racionalización de la técnica estética pudiera estar relacionada COI\
tan cruelmente aquéllos han dominado. La preponderancia del obje- la de la sociedad, como Adorno sugería en su crítica de la dodecafo-
to que él defendía en términos filosóficos quedaba muy claramente nía, también podría resistirsea ella, como c.la_ba a enrenderen su d~-
evidenciadaen las obras de arte, que eran irreductiblesa sus orígenes fcnsa de la música atonal y de los dramas de Beckett. Pero ambos ti-
meramenresubjetivos y construccivos.Su momento mimético era in- pos de racionalización eran fomentados por lo que Adorno denomi-
trínsecamenteutópico, ya que preservabael recuerdo <leuna unidad naba la «desesteti7.ación del arte• '"; con lo que entendía su progre-
prehistórica del hombre con b naturale,a (a s11vez quizá recapitula - siva liberaciún del contexto ritualizado, cúkico, mítico del que sur-
da en los recuerdos infantiles del hombre civilizado) y era por tanto gía, y su búsqueda de leyes internas_de desarrollo. .
una prcfiguraci6nde una posible rc.·staurnción de tal situación en el Los argumentos de Adorno en tavor del valor <le la desestenza-
futuro. ción eran una crítica implícita a la disyuntiva <le Benjaminentre un
la mimesis estétit'.:ct
tambiéncontenía un momento utópico en su arte con aura o un arte hundido en la vida cotidiana; Adorno prefe-
afirmación de la apariencia sensual que los filósofos, desde los tiem- ría una terceraposibilidad, un arte que revelarasus orígenes creati-
pos de Platón, habían tendido a considerar inferior a las esencias idea- f vos y perdiera así su aura, pero que si,1 embargo se opusiera a la pe-
les. Era a causa del gran valor que Adorno concedía a este aspecto netración de las fuerzas productivas externas. Al igual que los for-
de la mimesis por lo que disentía de Hegel en su relegación jerárqui - malistas rusos y los posteriores dcsconstructivistas, Adorno val~raba
ca del arte a un estatus inferior al de la religión o la filosofía. A pesar ciertos tipos de arte modernista por su dc.strucc,ón de, l_a1lus1on_de
de su escC'pticismofrentea Jainsistenciade Kant en el gusto y el jui- la belleza totahada, orgfaica, que suslemaba a la estctJca crad1c_10-
nal. Como decía en la última frase de la Fi/,,sofiad, la nuroa m1foca,
i◄, Adorno, ..Jdccn7.U1'
Musikso:tiologic»,p. 17.
Mi 6co jamin, «On the mimctic t::i~ultp. lfr/k<tiom : e.<$4)' >, aphOTUmi, auwbin- H\ Adorno,Asthetisch,·Th,•otie, GcsamrrtelteSchrifien,.vu,fnando~.l, 19~0~p. ~2.
gmphit:alum·ring.t, comp. e iotrod. Pt<tt'rOcmco:, tr-
.:id.ingl, J:::<lmundJcr,hcoH, N ueva El mejor reSl1mcnen inglés S<: er11:uen1
.r;1en Richard Wolm, •11ie d(-:1sthct1c1z;1uon
York, 1978;«Doc.:trinc.-
of thc ~iinil.m•, Neu• <JermanCritiqHe, 17,prlma.,·en de 11,17~. of art: on Adorno'$ .,foeúsC'heTlu:oric
", Telos,•11, oumo de 1979.
150 Martín ]ay La cultura com<,marJipulación 151

•el arte sólo sería qui:d auténtico cuando se hubiera liberado com• losófica crítica -o lo que Adorno habría denominado una constela-
plctamente de la idea de autenticidad, del concepto de ción dinámica- puede sacar a la lu:<el contenido de verdad (Warhr-
ser-así-y-no-de-otro-modo» 144. Fn otras palabras, había una jerga hcitsgehalt) de una obra de arte. Como afirmaba desde su estudio so-
estética de la autenticidad que no era menos perniciosa que la ierga bre Kierkegaard, el arte era algo más que una inmediación subjetiva,
filosófica, porque intentaba resucitar el ¡1urade una bella ilusión que irracional;poseía tambiénun estatuscognitivo que apuntabaa la ver-
el m<>dernismosocavaba sin piedad. La aceptación de lo «feo», lo di- dad. La verdadparaAdorno, como hemos visto, no era una meraco-
sonante, en c..·Iarte -que comenzó con Jafascinación romántica por rrespondencia entre las proposiciones y un rderente externo en el
lo grotescc>- era un signo de la creciente capacidad del arte para po · mundo actual, sino más bien un conct'.ptocon resonanciasnormati-
nersc en tela de juicio 145 • Aunque continúa siendo, inevitablemente, vas, que hacía referencia a una futura sociedad «verdadera». Es este
una ilusión en un mundo carente de libertad, por lo menos el arte último significado el que aparece en afim,aciones tales como: «En el
descstetizado sabe que lo es. Se niega a tratar de encantar de nuevo mundo en que vivimos siempre hay cosas para las que el arte es el
a un mundo desencantado. Puede conjurar el omnipresente peligro único remedio; hay siempre una contradicciónentre lo que es y lo
<le que el arte se convierta en un consuelo afirmativo al ofrecer un q11, es verdad, entre los planes para la vida y la humanidad » '".
refugio ilusorio frente a la miseria actual. La génesis de lo que p<>dríamosdenominar el anhelo de verdad
Así pues, fue en h experiencia estética paradójicamente deseste- de Adorno era la experiencia del dolor contenida en aquellas obras
ti:<ada donde Adorno, a pesar de que la estética de la recepción no del modernismo que más se acercaban al Angst expresionista. Porque
era de su agrado, buscó el antídoto más apropiado de la reificación. como decía en Dialécticariegativa, • la necesidad de hacerse ceo del
Como hemos comentado al examinar su tipología de los oyentes, sufrimiento es una condición de toda verdad• 148. Si bay un momen-
Adorno nunca afirmó que cualquiera de las modalidades de esta ex- to positivo en la verdad estética, éste sólo es evideme en aquellas
periencia pudiera estar libre del daño ocasionado al suiew por la dia- obras que luchan por la más completa autonomía de la sociedad ac·
léctica de la Ilustración. Tenía la impresión, sin embargo, de que la tual, renunciando a la ascquibilidad inmediata y al impacto popular.
experienciaartística,privatizadacomo tendíaa estar, era el mejor ba- Al negarse a acepur la unidad entre el art e y esta vida, mantienen la
luarte frente a la dominación absoluta del mundo administrado. En esperanza de una vida futura q':'e i~itará al arte en su fonna más ut'.Í·
su Teoría estétita, subrayaba el carácter temporal, similar a un pro- pica. Porque sólo con la total 1m1t1hdadde tales obras, que se resis-
ceso, de tales experiencias,que se basan tam.oen el recuerdocomo ten obstinadamente a todos los intentos de insuumcnta!i:Garlas,se de-
en la anticipación, y no en la repetición del siempre Jo mismo gene- safía a la actual dominación de la razón instrumental. Aunque en el
rada por h industria de la cultura 146 • Además, puesto que 11nares- sufrimiento que denotan refleian el dilema actual de la humanidad,
puestacrítica a una obra de arte va más allá que una respuestaemo- su mera existencia como expresiones estéúcas de dicho sufrimiento
cional inmediataa sus efectos, una experienciaestética verdaderaen- señala hacia aquella •paz como estado de diferenciación sin domin~-
traña inevitablemente una reflexión teórica. Por lo tanto, mientras c.ión»cuya consecución?a pesarde todo, Adorno se negabaa cons,..
que la filosofía críticaes insuficientesin una experienciaestética, <.·sta derar imposible.
experiencia necesita de una filosofía crítica para extraer sus implica-
ciones contradictorias.En este sentido, incluso la obra de arte más
autónoma necesita de algo exterior a ella que la complete.
Tan sólo una combinaci(m dialéctica de experiencia estética y fi.
! Pero, para acabar de complet.1r el círculo, Adorno reco_nocíaque
la fetichización de la autonomía podía a Sil ve, ser un obstaculo para
la realización de su 11topía.Como advertía en uno de sus ensayos so •
bre la cultura:
.Medianteel sacrificio de su posible relacióncon la praxis, el concepto de cul-
••◄ Adorno, Philosophy of 1M<km m11ric,p. 217. turase convierte en un ejemplo de organizaci,Sn;eso 1.1ueen la culturaes tan
••s Adorno>A.rthuischeThe()'fie,pp. 74 ss.
H(, !bid., pp. 262-263. Aquí ('S o bvia su co,,fo,(l~aen la música como modelo de 'º Adorno, «Mo<le-rn1nusicis growing <> Id•, p. 29.
d~ an~.
la <>br-.:i 1◄s Adorno, Negativt dialt.·cricr,
flP· 17 18.
152 Martín ]ay CONCLUSIONES

provoc;ati~~mentc.~
inútil se transforma en negatividad tolerada o incluso en
algo ne~at1vamcntc útil_: un lubricamc para c1sistema, en algo que existe para
algo mas, en una m<.~ntuao en mcrcancía.s de la induscria de la cu ltura con-
149
cc.~bidaspara cJ consumidor •

En o~r~s palabras , no habfa posturas carentes de riesgo para d teóri- ..Ungeduldig gedu.ldig in 1J.amet1 der unbel<:hrbarenlebren,. 1
co criuco en este mundo 1mpcrfccto, ni forma de extraer ideas incac-
tas de una vida truncada. La medida de la notable integridad de Ador- Haos Magnus Enzensberger
no como pensador, lo que podría ser considerado el distintivo de su
heroísmo intelecrual, fue su negativa a d<:sistir de esta amarga verdad Si, como Adorno pretendía, la música aronal de Schoenberg engen-
incluso en d campo <le la estética, ese mismo campo en el que más dró involuntariamente el nuevo sistema <lela dodecafonía, ¿podría de •
tenaz.mentese basaban sus esperanza.-.<leredención. cirse lo mismo de la filosofía atonal de Adorno? ¿Dejaron sus varia-
ciones de produc .irsc, convi rtiéndose en lo que él observara en Benh
jamin, en una «dialéctica estancada»? Varios de sus comentaristas más
favorables han contestado a estas preguntas en forma similar. Según
Susan Buck-Morss:

La verdadera cuestión consis te en p reguntarse si el irnento de Adon)O de re-


volución:lt'la filosofía,conscicmcmente modelado a prnir de Schoenberg,su-
cumbió en realidad b;ijo el núsmo destino; es dt:cir si su princ ipio de anti-
sisccma se Lransformú t;tmbién en un s istema t...]. Cuando el méwd<> de la
dialéccic..'\neg:1tiva se:hii'o total, )a filosofía también se vio :1mcnazada, y no
injustamente l:1 Nueva hc.1uierda de la década de 1960 criticaba a Adorno
por conducir a la í eorfo CríLica a un punLn muerto 2 •

Jrving Wohlfahrt señala asimismo:

Adorno carecía cada vez más de la capacidad dt: aucodecencrse. Repetirse, es-
cribia Trecj akov, c.~,...¡,,-¡r
de la renta. Adorno fue incapaz de .abstene..se de
ciende a dc::ri,..-ar
consolid:1r su capital. Su úhi.ma filo!;<>Íía. en intermina bles va-
riacione~ de la primera, erigiendo sus impulsos an t isisten.1áticos en un ';isce-
ma cerrado ~ue, con suma facilidad, se t:011,..·iercc<.·nun síntoma de S\ l propio
diagnósti<.:<>·.

1 «impacicntt'mt'nté' pacicm.c en noml.>rt de b cnsc-ñ:uw.t que- no se puedt' tnst-

ñ::ir,.,H:t.ttsfofa~\IJS F.01.cnsbergt'r, «Schwicrige Arl>el~(tür l'heodor \X.'.Adorno)», en


8/indensdtnft .
2 Susan Buck-l\for.~1,., The <Jriginof negatW,·,/,a.lectics:'J'heod"'r\tl . Adorno, Wal-
!t'r 8t?Jjamin, ,md du• Frt1nk/Urt /-mtir1t-tt·,N t.u:va York, 1977, pp. 181:::1- 190. [Orige,i
de la dialfrm·ttnegatii.'.t. Theodor W'. Adomo, \T!JatetRenj11mi1t)' r.llnstirnw d,, Jrm:k-
f•rt, ~lhico, s;glo XXI. l?S! J.
• Irving \'(.'o hlfah rl, o.Hihc rnacion : on the tt'nth .>.nni\'t'rsary oJ Adorno' s death»,
wi Adorno, (,'i,ÍtJm:a.tul ,ulministrati<m, p. 10 ! . Mndr.n:L:mgu.sgeNou:s, 9·t, S, di,:icmbrt' de 1979, p. ?79.

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