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Municipalizar la escuela ~/ i 1
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106 ♦ ·
objeto el material respectivo. Las juntas Departamentales cumplían
igualmente su cometido, custodiando y dando empleo conveniente a las
rentas. En Puno, el Colegio Nacional era atendido de preferencia. Se
construyó un magnífico edificio para el flamante Centro Escolar. Veinte
y dos años después1 bl Eco de Puno registra una información que fue
enviada por el que escribe estas líneas al ministro doctor Oliveira, donde
con natural indignación comenta el hecho de que el Director del Centro
Escolar no tuvo una habitación donde recibir al redactor informante; la
escuela funcionaba en un gaipón de los extramuros de la ciudad; los
niños no tenían bancas donde sentarse, ni los maestros una silla donde
descansar. Ni pizarras ni mapas, ni cuadros intuitivos, ni herramientas de
los talleres. Todo había desaparecido por un descuido punible o por el
natural uso de las cosas. El Estado permanecía impasible ante ese
espectáculo doloroso contemplando la ruin¡ de la vieja Escuela l'viunicipal
y del Centro Escolar Nº 881, que tuviera el honor de dirigir. El ministro
0liveira no se dignó contestar la carta. :Mientras tanto el edificio del
Centro Escolar construido con las rentas del Departamento sirve como
cuartel, y aquel otro adquirido por la :i\,{unicipalidad fue demolido por
un prefecto megalómano.
Bastaría este hecho para demostrar el daño que hizo a la Escuela la
centralización de 1903, si no hubiera necesidad de agregar que dicho
régimen concluyó con el espíritu de emulación, de interés, de iniciativa
que las municipalidades de la República mostraron en favor de la Escuela.
Las municipalidades, privadas de las rentas destinadas a ia instrucción,
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tal uniformidad que los maestros - a quienes se les exige cumplir el
programa- encontraron dificultad· de enseñado en la totalidad, tanto
por lo extenso de las materias, cuanto por la falta de relación con la
región donde está ubicada la escuela. Contando el régimen municipal
con el personal técnico necesario, seguramente hubiera alcanzado un
éxito sorprendente en la dirección científica de las escuelas. Se cometió
un error al centralizar la enseñanza sin fijarse en lo extenso dd territorio
dei Perú, en la falta de vías de co.municación y en la carencia de una
honesta y diligente administración central. El resultado no se hizo esperar:
las rentas sustraídas a las municipalidades no se invirtieron en su totalidad
en provecho de las escuelas; el servicio (écnico cayó en manos de gentes
sin preparación ni responsabilidad, la administración quedó en poder de
la burocracia limeña que ha hecho de la ociosidad no sólo un vicio, sino
I
una religión. Los asuntos de mayor urgencia, los casos más sencillos
eran materia de una serie de informes innecesarios, que acusaban una 1
pereza mental o una incapacidad para discernir. Una vez fue menester 1J
reparar el techo de una de las salas de clase del Centro Escolar. Se pidió
1 a Lima la autorización para efectuar los gastos necesarios. La autorización (
1
l. llegó cuando todo el local estaba en ruinas. No hubo otro remedio que
cambiar de casa, porque estaba en peligro la salud y la vida de estudiantes
y maestros.
Bajo un régimen municipal la labor de los normalistas hubiera sido
más eficaz y su acción más vasta. Libertados del caciquismo de Lima,
hubiera sido fácil libertarnos del de las provincias. Pero fue imposible
contrarrestar ambos elementos, estrechamente uf.licios para aniquilar la
vida espiritual y política de las provincias. La caída del régimen municipal ,
y la desaparición de la autonomía ha sido uno de los peores daños 1
irrogados al país. La autonomía m.unicipal .es la primera lección de
educación ciudadana que un maestro puede ofrecer a sus discípulos.
Cuando aquella autononúa no existe o cuando ha sido desvirtuada en su
esencia, nadie tiene derecho a exigir a un maestro que "enseñe educación
cívica", puesto que no existe la más genuina representación de un pueblo,
como es la Municipalidad.
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~us discípulos. José Antonio Encinas {1886~1958) dirigió una singular experiencia
svi.rtuada en su . educativa en las lejanas tierras de Puno, allá por la primera década del
señe educación-:- siglo XX. Adelantándose a su época, Encinas fomentó una formación
~ de un pueblo, en libertad, y estimuló la creatividad de sus alumnos. No es casual que
de tal escuela surgiera la primera generación de indigenistas puneños1
entre los que destacan Emilio Romero, Gamaliel Churata y Alejandro
t Minerva, 1932. Peralta. Posteriormente el maestro hizo una estadía en Cambridge, y
publicó Un Ensayo de Escuela Nueva y La educación de nuestros hijos.
Encinas también fue rector de San Marcos a la caída de Leguía (1930),
l marchando al exilio de~ués de su ciausura por Sánchez Cerro (1932);
J El texto que hemos seleccionado, es toda una declaración de sus
principios educativos.
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El maestro
como líder social
.••---·.,,
Unos 180 mil docentes del país culminan sus tareas educativas de
1984. Tendrán un merecido descanso antes de iniciar sus labores el
próximo año lectivo. Un reposo válido también para meditar en el
sentido que tiene ser profesor actualmente en el Perú.
Sobre el maestro peruano, muchos han escrito; pero nadie quizás
con tanto ardor y vigencia como don José Antonio Encinas. De este
ilustre puneño, hemos recogido algunas reflexiones. Para ello, hemos
dado forma a dispersos planteamientos que él hace sobre el docente
peruano en su obra Un ensayo de Escuela Nueva en el Perú (1932) .
Se trata de un documento que, por la misma riqueza de su conteni-
do, reivindica a José Antonio Encinas como un educador popular.
José Antonio Encinas
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ciedad .
.1e el maestro'
nzos de siglo)
) técnico con
para educari
rgo, los caci- J
ieron de mal .
los normalis-f
: las escuelas. doctrinas y métodos. En la prác- de labor (sin título pedagógico). pendidas por encontrarlas ¡aten-
nsiderar a los f tica, los maestros se independiza- No lo podíamos tener,puestoque tatorias a la disciplina del silencio!
s, dóciles a suf ron de las doctrinas y dieron un reconocíamos en ellos viejos sol- El resultado jnevitable de esta po-
de moverse. libre impulso a sus iniciativas. No dados que se habían mantenido en lítica fue la falta de personal no
s de la Escue-! podía ser de otro modo. Llegaron sus puestos a pesar de la indiferen- solamente idóneo, sino entusia~!,q
de un empi-f a comprender que su tarea no era cia y de la miserable condición y convencido de la elevadarnis16n
, la enseñan-1 enseñar en el sentido estricto del económica en que el Estado los que le toca desempeñar. Ningún
. una falta de} vocablo, sino conocer el esp fritu había colocado. Nosotros fuimos régimen de polftica educativa
wertir la Es· del alumno y determinar en él la los primeros en rendir homenaje puede tener éxito si se deja al
de acción so- mayor aptitud para asimilar y ela- a los maestros de escuela, en su- maestro en el más punible aban-
jó mortifica-l borar. marnos a sus filas para enaltecer- dono.
wen maestro J Es necesario insistir que el mé- los y defenderlos.
>timismo, de; todo tiene como propósito anali- No hay una sola iniciativa, una Maestro rural
)rantable, de f zar la conciencia del nifio, cono- sola institución que se haya crea-
,ate, para sa-f cer el poder de su mentalidad, do para dignificar al maestro, pa- Ya hemos dicho que el maestro
los prejuicos ,1 detenninar la cantidad de cono- ra levantar su nivel cultur;:iJ y eco- necesita de una cultura peda~~ógi-
29
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ca esmeradfsima;- pero, también, a) La escuela debe dar a los J -
quien además va a ser factor prin- alumnos una insi:rncción general,, ca. e
cipal en la tarea de civilizar el social y técnica suficiente para 1 11anz
autóctono debe conocer Ja totali- permitirles una buena orientación , reg,J;.1
dad de su problema. Se cree gene- práctica en la vida. 1
(:Íj)ÍC
raimente que la soiución al deno- b) Debe tener, ante todo, un ia E
minado problema indígena es de carácter práctico a fin de facilitar posil
orden exclusivamente pedagógi- ai alumi10 la transición entre la es- ser i
co; mejor cticho, que para civili- cuela y la realidad integral de la o re,
zarlo hay que enseñarle a leer, es- existencia, de suerte que compren- ria -
cribir, contar y rezar.. Evidente- diendo el medio se haga rnaestro ¡ y:.ir
mente, pan llenar este objetivo de sí mismo. mas
fünitad:fsirno basta el clásico c) Debe habituar al niño a que ,; í1 l;
el maestro inofensivo - -some tido e intereses ~0~1 !os de.i 1nclio y sin-
0
oensarnie;r:n o la libertad j~ 11· !llt:
a la coy 1..1nci8 burguesa, si;1 mi go- t.]endo CC.,_c -_·er ~01.- SU3 /C:I18; sangre
1 i)renta ruandc el P~rl111ie.,,~·t~ ~s f¡ O'.
plo ele ideal ni u,1 átomo de im- indL:!.. Ta: ~s tl problern2 que la una i'icc1ón, cuando se Dcrsir, 'o, !ne
p1...1lso-- o aquél otro cuya vida es-- l\J"ur~\a Es1.:U1-]1a debe •s3~.l 11er. 3e er~car·--::e13. 0 se de~tierra -· o~ pa
tá j2Jon2cin p,:,r una-luc.ha pern1a- L~: -:sstHJa :1ue~/a de Je s~:.r u.ra ;:nen:,go-.; yolítico, del gobi:-. ri, baj
,·1enre ,.:;ontra el Poder qur:: abusa, BstiJela de 1l1rabajo. ~0r fint·S que cu:J.ndc, !f!S imprent:1s "1,civef~:·· 11 JJT
contra l1n,g::.1nonía que :1!)_::otbe
1c"": -ts·ta pe!'iif_-J::'- ~:.-- rtgrup;1 r -~a
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!.'""):~· ,:;i- .-•:~g.Ln~.e ~1 estdn clau5t!:radas. no
gui:;r: :-~~ :.. ~-ir:2ii>1'_;3· '--in !J¡·~:~-;c.nr:.1 J c~e s~11 1'-;.:0 ,.i:· ,; ()1
todo _
i.il"'c~tad. contra ~1 <Jld~n .-:,{~--
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e ciar a los.
ión genera} el maestro mecaniza la ense-
ciente par~ ~~a para l_lenar las fo!ffialida~es
orientación reglaroentanas. Es decrr, ~os p1111-
cipios morales que req~ne_ren -~n
te todo, u11 la Escuela la may~r obJ~tlvac1 n
1 de facilitar asible en el med10 ~oc1al van a
nentrelaes. fer materia de repetu un texto
ltegral de la O
rezar. Proceder en foDTJa contra-
ue compren.. ria-O sea analizar, PTOJ?a~ar Y apo-
aga ,naestro yar enfáticamente obJet1vas nor-
mas de ética- sería sentar plaza
.l niño a que en las fijas revolucionarias, lo cual
:ntíficamen. no lo permitiría el Estado, menos
:) que sea ca. J la Iglesia. Aun e~ el caso de una
el problema l mera enseñanza libresca, el maes-
eral teórica, f tro no puede evitar -ni debe ha-
;upenores, aJ cerlo- que el niño observe y juz-
nuevos pro. l rue el contraste existente entre lo
que la Escuela le enseña como Mo-
e Trabajo se ~ ral o como Religión y lo que le
muestra la experiencia diaria de .
3i antes o si- 1 la vida. Así, el niño, bajo la sim- llo que la exuberante fantasfa es-
;e resuelven suma mensual de dinero significa
>rden sociat, plicidad de su_ lógica, no admite la pañola logró informamos. Feliz- sólo el pago de nuestros servicios
ética evangélica, puesto que se mente la crítica histórica va de- técnicos, pero no el pago de un si-
-l del maestro i
mueve dentro de una sociedad ca- purando y rectificando todo ·10
pitalista. Sin que le sea posible re- que hasta hoy se ha acumulado.
mo,1tarse a buscar la razón de ser El maestro no puede descuidar es-
lencio y de una confomlidad que
repugna. Quienes pretenden que
el maestro debe callar, obedecer
)Íftica de un
. el confllcto,
l
" de este contraste, el niño observa, te proceso si quiere dar a la His to-
en el pequeño mundo donde vive, ria su verdadero sentido.
la punzante desigualdad social, el Fuera de estas dificultades que
predominio de la riqueza, el triun- el maestro encuentra en el plano
y trabajar están en un error y co-
meten un acto de injusticia y de
insulto a la dignidad humana, su-
ido deb-c en-¡ poniendo que el maestro de las
5 normas de¡
fo de la fuerza. supe1ior de la educación del senti- nuevas generaciones debe ser un
y cívico, las La Iglesia misma se encarga de miento patriótico, se presentan esclavo o un lacayo destinado a
en completa ofrecer a los niños, el espectáculo otras en la obra de preparar al fu- preparar una generación moldea-
ad. ! de una organización : con sus pon- turo ciudadano. Ya hemos dicho da bajo el mismo criterio.
Jtico enseña. -r tífices y príncipes en posesión de cómo el medio político no es pro- El maestro debe tener libertad
encias de un . inmensas riquezas, con sus tem- picio para ofrecer a la Escuela el de opinar porque ante todo es un
ornetido a la plos repletos de oro, con sus cere- ejemplo permanente ele prácticas mentor social. Su misión no pue-
.do. El maes- monias de pompa y de lujo orien- y de virtudes cívicas y que, por de equipararse a la de un militar a
incu1ca en el 1 tales. En grado más elevado, el es- eso, mecaniza la enseñanza, cerrán- quien es posible pedirle la más ab-
- muchas ve- t tudiante juzga a la Iglesia como dola en las páginas de un catecis- soluta obediencia para man tener
:- las obliga- • una en tidad puesta al servicio de mo cívico. La Escuela se ve, así, la disciplina, que es a su vez la ba-
:10 con el Es-
la fuerza, del abuso y de la intole- apartada de un campo de obser- se de la jerarquía de un ejército.
rancia; nunca al servicio de los hu- vación y de experimentación que Pero pedir a un maestro semejan-
rccicías y los ?
Pero el estu- 1 mildes, ni de los pobres de espí- sería utilísimo para su obra edu- te sumisión es desvirtuar el propó-
zar la ciuda- ! ritu, menos junto a las grandes cativa, si el medio político le fue- sito de la Escuela y cambiar de
obligaciones 1 reivindicaciones sociales. ra favorable. rumbo a la educación humana,
:arantías 1,0 Si el sentimiento patriótico no que requiere de plena libertad.
~c.:hos se vu 1- puede ser exaltado en el sentido Si los maestros deben tener esta
de apasionar a los niños por la gue- libertad de opinar y de pensar~~
1 obligar a un f rra, tampoco puede ser respalda- Un maestro con y para la libertad orden a in ter.eses generales, es;r li-
que es la li- do por una falsa interpretación bertad debe ser sin límites cuan-
t libertad de de la Historia. En el Perú se llega El maestro, como nailie, debe vi- do se trate de asunto de carácter
:!rtacl de iin- t con facilidad a este error, especial- vir la libertad y propugnar la liber- técnico . Es un absurdo e insensa-
rlnmen to es I men te cuando se cuenta a los ni- tad. Libertad de sí mismo, de sus tez impedir que un maestro se
se persigue, t ños la grandeza del Imperio de los alumnos y de la comunidad. pronuncie sobre determinada dis-
,tierrn & 10, Incas y la vida de lujo y de pom- Los maestros - al ponemos 3.1 posición del gobierno en materia
.
e1 gobierno, i pa
b del Virreinato. Los niños viven servicio del Estado- no hemos <le enseñanza. El maestro pertene-
; ad,ersas al ajo la impresión de templos y de vendido nuestra conciencia, ni he- ce a una colectividad que por de-
adas. , jardines repletos de oro; de gobier- mos hipotecado nuestras opinio- finición es deliberan te.
rnc_j,iuL'.: ~r¡. 1 nos magnánimos; de asombrosas nes, ni hemos perdido nuestra ciu- Pocas son las escuelas qne edu-
conquistas; en fin, de todo aque- dadanía. E1 hecho de recibir una can a los n.ir1os en un ambienkcle
3l
•
Íibertad. Para ello, la presencia del de la Escuela formados en hileras,
médico, del psicólogo y del maes- alineados por orden dt:: talla, guar-
tro es necesaria. El maestro no dando el paso y bajo la mirada
puede llenar su misión sino a ba- hosca e inquisitiva del preceptor.
se del examen psicomédico. O el Los niños salían como deben salir,
maestro es a un mismo tiempo con entera libertad. Buscaban y
orientador y psicólogo o deja es- elegían camaradas; fonnaban gru-
tG misión a un personal especial- pos; organizaban partidos; los
111entt JJr1;;parado. maestros se confuncl ían con ellos.
En nuestra experiencia del Cen- Grupos de muchachos llenaban la
tro Escolar NO 881 (Puno), lo esen- calle en medio de una gran algara-
L~ial era el trabajo metódico duran- bía; los unos a los otros llamában-
" el aiio escolar, entendiéndose se a grandes voces; alguien daba
por tal la actividad integral del ni- una consigna; otro -seguramente
ii o dentro y fuera de la clase. Te- el jefe del g.rupo-,una orden; los
níamos en gran estima el método más tímidos y re traídos, los que
y el orden en el trabajo y sus
propias iniciativas; respetábamos
,u manera de aprender, dándole
toda la libertad posible para desen-
aún no sentían el impulso a la co-
lectividad, venían donde nosotros,
prendiéndose de nuestro brazo,
caminando así, en una perfecta
A
aiios
primt
volver sus aptitudes. Cuando l_a ¡ camaradería. cuan,
enseñanza, en sus múltiples mam- Es de imaginarse el con traste [Ít::!11¡
festaciones, ha logrado mantener ofrecido por esta Escuela con come
la libertad de criterio en el estu- aquella otra donde los niños sa- tone<
diante se puede estar seguro de lían a paseo cohibidos bajo la or- til- me dijo: Ju¿ e
que su conducta ha ele moverse den de guardar silencio en las ca- -¿Por qué no los d .:.' a usted Ct.:JlH:
dentro de esta norma de libertad. lles, de caminar por la misma ace- formados y en silencio v Ü !t tO lo piso~.
Los alumnos del Centro Escolar ra, de ir acompañado por un ca- hace el Seminario? tos, e
No 881 salían de paseo a estudiar marada impuesto por el maestro. Yo le conteste . . rn m
en las afueras de Puno. En estas Una vez un vecino al sentir el vo- -Porque esos chiquillos 10 son
1
110. ~
excursiones, los niños gozaban de cerío de los muchachos y ver el los presos de la cárce~ 111 .:studian podf
la mayor libertad. Nunca salieron desorden -que es el orden infan- para ser monag1...ilios. a puer
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