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A veces la vida tiene giros inexplicables.

Sobre todo, cuando esos giros


nos toman por sorpresa. Llegar a la tierra de la desilusión es más fácil
que cualquier otra cosa. Tenemos la tendencia a controlar y a
“planificar” el futuro, pero ese futuro en un alto porcentaje es esquivo y
no se deja gobernar. De allí la importancia de una vida plena en lugar de
una vida planificada. Lo curioso es muchas personas que tienen una
relación con Dios no saben asociar las sorpresas (buenas o malas) de la
vida con el carácter y el propósito de Dios. Y pierden el rumbo y el mapa
de la vida. Hay veces que la existencia se vuelve como alguien que está
en el océano de la vida con un mapa de carreteras en vez de un compás y
de tal manera que no se está seguro de cómo manejar el timón del barco
o si realmente habrá un arribo seguro.

Muchas de estas experiencias nos cansan, nos debilitan y el peor de los


casos paralizan nuestra existencia, renunciado así a la grandeza de vivir
para Dios.

¿Cómo lidiamos con esos giros de la vida? ¿Cómo sobrevivimos a los


momentos de deriva espiritual? Al fin y al cabo ¿Por qué Dios permite
semejantes traspiés? ¿Qué hacemos cuando la vida te manda un león un
oso y un gigante? Por lo menos sabemos lo que hizo David ante las
circunstancias antes expuestas. ¿Qué tipo de situación genera el
aparecimiento de León?

En 1 de Samuel 17:34 la biblia registra la siguiente narración: “…David


respondió a Saúl: Tu siervo era pastor de las ovejas de su padre; y
cuando venía un león o un oso, y tomaba algún cordero de la
manada, salía yo tras él, y lo hería, y lo libraba de su boca; y si se
levantaba contra mí, yo le echaba mano de la quijada, y lo hería y lo
mataba…”
David sabía lo que era enfrentarse a los leones, osos y gigantes en su
vida.

Me gustaría hacer una primera observación en el texto que nos


vincula con las RAZONES del ataque en nuestra vida.
Hay tres razones que los ataques del enemigo quieren afectar en nuestra
vida o en tu propia vida. La primera razón es por causa de nuestra
dedicación Observe la expresión que David utiliza para introducirse “tu
siervo”. El, en todo lo que emprende tiene la convicción de que está para
servir. Le ofrece su servicio a Saúl, a pesar de que el no tenía ninguna
obligación en el conflicto de Israel con Goliat. Los métodos son muchos,
los principios pocos; los métodos siempre cambian, los principios nunca.
Necesitamos, sin duda alguna, métodos para servir a Dios, pero debemos
recordar que los métodos funcionan movidos por los principios o
convicciones que hay detrás de ellos. Adoptar un nuevo método solo
porque funciona para otra persona, sin entender primero los principios
que hay detrás de ese método, es abandonar tanto el compás como el
timón en un barco y comenzar a ir a la deriva sin esperanza en el mar
tempestuoso del servicio. El problema con demasiados de nosotros es
que pensamos que Dios nos llama a ser fabricantes cuando El en realidad
nos llama a ser distribuidores. Solo Él tiene los recursos para satisfacer
las necesidades humanas; todo lo que nosotros podemos hacer es recibir
sus riquezas y compartirlas con otros: «No tengo plata ni oro», anunció
Pedro, «pero lo que tengo te doy» (Hechos 3:6). En lo que se refiere al
ministerio todos estamos en bancarrota y solo Dios es rico. Como dijo
Pablo: somos «como pobres, más enriqueciendo a muchos» (2 Co. 6:10).
Debido a que tenemos una «mentalidad de fabricantes» somos propensos
a depender de nuestros propios recursos, cosas tales como: la
experiencia, el entrenamiento, el dinero, el talento y la educación. Dios
puede santificar y usar estos bienes y valores, pero se convierten en
estorbos aparte de la gracia divina. Los verdaderos siervos de Dios
ayudan a otros independientemente de si ellos se benefician o no. Su
único interés es que Dios sea glorificado y que las personas confíen en
Cristo. Este tipo de convicción tenía David. Dios está tan interesado por
el siervo como lo está por el servicio. Si todo lo que Dios quisiera es que
el trabajo se realizara, podría enviar a sus ángeles, y ellos lo haría mejor
y más rápido. Pero Él no solo quiere hacer algo por medio de nosotros,
sino que también quiere hacer algo en nosotros.
La segunda razón es por causa de nuestra devoción. David agrega
que su función era ser pastor de ovejas. David era pastor, el había venido
al mundo para funcionar como pastor. No podía hacer otra cosa más que
eso. No buscaba imitar a otros, no renegaba de lo que le había tocado ser
y hacer. He destacado el hecho de que el ministerio no es algo que
nosotros hacemos por Dios, sino algo que Él hace en y por medio de
nosotros: «Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como
el hacer, por su buena voluntad» (Fil. 2:13). El querer» y el hacer»
proceden ambos de Dios. Las tareas a las que Dios nos llama las
podemos hacer con su ayuda; si no fuera así Él nunca nos habría
llamado: Fiel es el que os llama, el cual también 10 hará» (1 18. 5:24).
Cuando funcionabas en el ambiente del reino de Dios debemos entender
que primero Dios no se ha equivocado en elegirme, segundo Dios quiere
que sea genuino. Una de las tragedias en la iglesia hoy es que hay
demasiadas personas tratando de imitar a los «grandes» en vez de
ministrar en la manera en la que Dios quiere que lo hagan. Lo que más
importa y cuenta no es
cuánto tenemos al comenzar, sino qué tenemos para presentar al final de
la carrera.

Por otro lado, esa función es prestada. David que las ovejas no le
pertenecen, sino que son las ovejas de su padre. Nuestra función es
administrar lo que nuestro Padre ha delegado en nuestras manos.

La tercera razón es por causa de nuestra decisión. El texto refleja


varias acciones dinámicas que nos muestran la pasión de David por lo
que se le había entregado en sus manos. Recuerde que eran las ovejas de
padre. Para muchos esa sería una razón por la cual no preocuparse si se
perdía alguna oveja. Podría haber pensado: “esto no es mío, por lo tanto,
no puedo esforzarme por algo que no es mío”. Sin embargo, David
administraba las cosas de su padre con tanta pasión y celo que el texto
dice que salía…hería…libraba…mataba la amenaza. David se esforzaba
de tal manera que se exponía al riesgo incluso de perecer ante un
adversario más fuerte que él. David era dedicado en su servicio a Dios y
eso lo hacía superior a todos los demás servidores de Dios en ese
momento.
Si somos, dedicados, devotos y decididos podremos entonces salir ilesos
sobre el león y el oso y por último el gigante. La dedicación, la
devoción y la decisión nos llevará a una determinación de establecer el
honor y la reputación de Dios. En ese sentido entonces sería la cuarta
razón que es por causa de nuestra determinación. El vrs. 36 David
asocia lo del león, el oso con la situación de Goliat. El texto dice: “fuese
león, fuese oso, tu siervo lo mataba y este filisteo incircunciso será como
uno de estos… Dios había preparado a David con el león y el oso para
enfrentar a Goliat. Observe que el león y el oso buscan tres cosas
importantes en la vida de David y en tu propia vida. Primero trata de
despojarte de tu estabilidad. El texto dice “tomaba un cordero de la
manada”. Los corderos eran su responsabilidad, su trabajo, lo que le
daba estabilidad. Perder un cordero era perder su estabilidad laboral y
familiar porque tendría que darle cuenta a su padre de la pérdida de sus
posesiones. Segundo trata de despojarte de tu seguridad. El pasaje
dice que debía salir tras él. Eso lo dejaba vulnerable e inseguro. Debía ir
a su territorio encontrarlo y enfrentarlo. La tercera cosa que el eón, el
oso hacen es despojarte de tu integridad. Observe que dice y “si se
levantaba contra mí”. Una cosa era encontrarlo y otra cosa era despojarlo
y otra era vencerlo. El león y el oso tienen una naturaleza de “levantarse”
no se quedan quietos, nos atacan y nos quieren destruir. Si estamos
determinados a hacer la obra de Dios y su voluntad entonces podremos
vencerlos.
Hay también tres acciones que David determina utilizar para vencerlo.
Primero inmovilizarlo “echaba mano de la quijada”. Sabía cuáles eran
las formas de detener su ferocidad. Segundo lo hería, es decir
“debilitarlo”. Con la herida David sabía que ya no tendría la fuerza
original y tendría miedo porque había sido tocado. Y la tercera cosa “lo
mataba” es decir aniquilarlo. Nuestra determinación es el resultado de la
dedicación, la devoción y la decisión por Dios lo que nos lleva a
inmovilizar, debilitar y aniquilar al enemigo.

David concluye y dice: “Jehová que me ha librado de las garras del león
y de las garras del oso también me librará de la mano de este filisteo”.

El filisteo es un enemigo superior al oso y el león, porque los primeros


son animales y funcionan con instintos, pero el segundo es humano y
funciona en otra dimensión. Nuestras batallas y victorias previas nos
preparan para un nivel superior de batalla.

Ahora podemos entender el propósito del león y el oso en nuestras vidas.


Es una fuente de inspiración y fortaleza la gran confianza en Dios del
joven David. Con su fe en Dios venció un león, un oso y derrotó al
poderoso Goliat. El león que iba a despojar el ganado vino como una
gran oportunidad para David. Si él hubiese fracasado o sido débil,
hubiese perdido la oportunidad de Dios para él y probablemente jamás
hubiese llegado a ser el escogido de Dios, de Israel. «Y venía un león.»
Uno no podría pensar que un león era una bendición especial de Dios,
sino una ocasión de alarma. El león era la oportunidad de Dios
disfrazada. Todas las dificultades que se nos presentan; si las recibimos
como debemos, son oportunidades que Dios nos envía. Toda tentación
que atravesamos es una oportunidad de Dios. Cuando viene el «león»
debes reconocerlo como una oportunidad de Dios sin importarte su
furiosa apariencia. El mismo tabernáculo de Dios estaba cubierto con
pieles de tejón y pelos de cabra; uno no podía pensar que allí hubiese
gloria alguna.

La gloria de Dios era manifiesta bajo aquella clase de cubierta. Pidamos


a Dios que abra nuestros ojos para que le veamos bien en las tentaciones,
pruebas, peligros o desgracias
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enrique60
Actualmente trabajo en la Escuela Panamericana, soy salvadoreño 61
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Publicado el25 Feb 2018Autorenrique60Categoríasadoracion, AT, Comunidad
Bíblica, cristianismo, devocional, fe, guerra espiritual, predicaciones, predicas, teología
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