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A
ELEMENTOS
DE LÓGICA
POR EL
P. J O S É MENDIVE
DE L A COMPAÑIA D E J E S U S
CON L I C E N C I A D E U A U T O R I D A D E C L E S I A S T I C A
VALLADOL1D
IMP. Y LIB. DE LA VIUDA DE CUESTA É HIJOS
call& de Ccmtarranas, núm. 40
18%
NOCIONES PRELIMINARES.
DIALECTICA.
CAPÍTULO I .
De la simple aprehensión.
ARTÍCULO I.
23. —Ya hemos visto más arriba (n.0 20) qué enten-
demos por aprehensión y cuáles son los nombres con
que generalmente se la significa. Resta ahora decir
algo de sus diferentes especies y explicar el orden y
subordinación que entre ellas establece la Lógica,
lo cual haremos en los dos párrafos siguientes.
—16 —
§. I I . C L A S I F I C A C I O N Y O R D E N A C I O N D E L O S C O N C E P T O S
UNIVERSALES.
ARTÍCULO II.
§. I . I D E A D E L S I G N O Y D E S U S P R I N C I P A L E S ESPECIES.
§. 11. L A P A L A B R A , S I G N O P R I N C I P A L D E L P E N S A M I E N T O .
--v. . § I I I . L A P A L A B R A C O M O TEÍRMiNO L Ó G I C O .
ARTICULO 111.
§ I . DEFINICION.
CAPÍTULO I I
Del juicio.
ARTICULO PRIMERO.
conlr.Tnns.
J subcontrjirias. Q
A R T I C U L O II.
ARTÍCULO III.
ARTÍCULO II.
C l a s i f i c a c i ó n de los r a c i o c i n i o s .
ARTÍCULO III.
ARTÍCULO I V .
ARTÍCULO V .
ARTICULO V I .
Argumentaciones viciosas
CRITICA.
279. —Critica es aquella parte de la Lógica que versa
sobre los criterios. Criterio, del verbo griego xpcvto que
significa juzgar, es lo mismo que principio ó instru-
mento del j u i c i o . Existen tres clases de criterios, á sa-
ber: c r i t e r i o por el cual son producidos nuestros j u i - ,
cios ciertos y verdaderos; criterio mediante el cual
llegamos al conocimiento de la verdad y á l a posesión
de la certeza; c r i t e r i o finalmente s e g ú n el cual juzga-
mos de las cosas y discernimos con seguridad lo ver-
dadero de lo falso.
280. —El p r i m e r o de estos criterios es nuestro en-
tendimiento, al cual pertenece f o r m a r con su activi-
dad nativa los juicios ciertos y verdaderos y ser el
sujeto i n m e d i a t o asi de la verdad como de la certeza.
Por esto con j u s t í s i m o m o t i v o lo podemos llamar p r i n -
cipio eficiente de la verdad lógica.
281. —El segundo comprende todas aquellas cosas
que sirven á la inteligencia como de instrumentos pa-
ra llegar á la a d q u i s i c i ó n de la verdad y descansar en
-150-
ellacomo en su propio objeto. Por esta r a z ó n se suele
dar comunmente á este linaje de instrumentos el
nombre de fuentes da la verdad.
282. — E l tercero es aquella nota c a r a c t e r í s t i c a de los
juicios verdaderos y ciertos, la cual nos sirve como de
n o r m a y g u í a para conocerlos y discernirlos con se-
g u r i d a d de los falsos. El nombre que ha recibido de
los filósofos es el de criterio de la verdad.
283. —De estas tres clases de criterios vamos á t r a -
tar en esta segunda parte de la Lógica, dividiendo al
efecto la materia en tres c a p í t u l o s , el p r i m e r o de los
cuales v e r s a r á sobre el priwcipio eficiente de la ver-
dad, el segundo sobre las fuentes y el tercero sobre el
criterio de la misma.
CAPÍTULO PRIMERO.
JJel principio eficiente de la verdad lógica.
PROPOSICION PRIMERA.
PROPOSICION SEGUNDA.
PROPOSICION TERCERA.
PROPOSICION CUARTA.
PROPOSICION PRIMERA.
PROPOSICION SEGUNDA.
ARTICULO I I .
La certeza.
PROPOSICION.
PROPOSICION PRIMERA.
PROPOSICION SEGUNDA.
PROPOSICION TERCERA.
ARTÍCULO til
§ I . EXISTENCIA DE LA CERTEZA.
PROPOSICION PRIMERA.
PROPOSICION SEGUNDA.
PROPOSICION TERCERA.
PROPOSICION PRIMERA.
PROPOSICION SEGUNDA,
PROPOSICION TERCERA.
ARTICULO IV.
PROPOSICION PRIMERA.
PROPOSICION SEGUNDA.
PROPOSICION TERCERA.
CAPÍTULO 11.
De las fuentes de la certeza.
PROPOSICION PRIMERA.
PROPOSICION SEGUNDA.
PROPOSICION T E R C E R A .
i5
— 226 —
PROPOSICION PRIMERA.
PROPOSICION SEGUNDA.
ARTÍCULO I I .
— 2^1--
reflexion dicha no es sino objeto material; y el pensa*
miento directo, cuya experiencia nos h a b í a excitado
á revolver sobre él nuestra a t e n c i ó n , es el objeto for-
m a l de la reflexión mencionada (349). Eljyo pues y su
pensamiento ó c i y o pensando es el objeto total del
conocimiento reflejo llamado conciencia y nunca el yo
solo n i el pensamento solo; porque los dos juntos for-
man un solo sér, como la sustancia y el modo o como
el sujeto y su modificación.
453.—Este acto de reflexión versa, no solo sobre los
actos de los sentidos externos é internos y sobre los
de las potencias apetitivas, sino t a m b i é n s ó b r e l o s del
entendimiento; de manera que esta potencia, no solo
experimenta directamente sus propios actos con la
reflexión v i r t u a l del sentido í n t i m o , sino que t a m b i é n
los toma por objeto p r o p i o y expreso de otros nuevos
causados por ella mediante la reflexión formal de que
vamos hablando.
Merced á esta cualidad de nuestro entendimiento
nosotros podemos hacer una reflexión completa sobre
nosotros mismos. Los brutos no son capaces sino de
otra inferior llamada incompleta, por la cual una fa-
cultad p e r c í b e l o s actos ejercidos por o t r a pero no los
practicados por ella misma. Los brutos con el sentido
interno perciben los actos de los sentidos exteriores;
pero ni el sentido i n t e r n o ni otra potencia alguna suya
puede hacer reflexión propia y formal sobre los suyos
propios, t o m á n d o l o s por objeto expreso de otros nue-
vos. La r a z ó n es, porque para esto el ó r g a n o sensiti-
vo, donde reside la facultad de sentir, d e b e r í a reple-
garse totalmente sobre sí m i s m o , lo cual es imposible.
A los brutos pues no Ies queda sino la reflexión
v i r t u a l propia del sentido í n t i m o y c o m ú n á todas
las potencias cognoscitivas y la formal incompleta,
por la cual con el sentido i n t e r n o pueden percibir
J6
— 242 —
y perciben de hecho los actos de los sentidos exte-
riores.
454. —Nuestro entendimiento en su reflexión psicoló-
gica percibealjjo pensante r e p r e s e n t á n d o s e l o con una
idea. Esta idea, en cuanto objetiva, es descomponible
por medio de la a b s t r a c c i ó n propia de esta misma fa-
cultad (40) en otras dos parciales, la p r i m e r a de las
cuales represente al3^0 y la segunda á su pensamiento.
Hecha pues por el entendimiento esta d e s c o m p o s i c i ó n
o análisis y comparadas luego por él las dos ideas par-
ciales mencionadas, resulta naturalmente el juicio de
la conciencia con que afirma cada uno: Yo pienso, yo
quiero, yo sufro, etc., lo cual quiere decir: Hay identi-
dad entre mi yo y el sujeto de mi pensamiento, de mi que-
rer, de mi sufrimiento, etc. Este juicio es manifiesta-
mente inmediato ó sea formado sin discurso alguno
y con sola la c o m p a r a c i ó n del sujeto y del predicado.
Pero como tanto el sujeto como el predicado sobre-
dichos pueden ser nuevamente comparados con otros
conceptos pertenecientes á otros ó r d e n e s de cosas, el
entendimiento puede e m i t i r sobre ellos nuevos juicios
mediatos ó discursivos, de los cuales no tratamos en
este p á r r a f o ; porque, propiamente hablando, su ver-
dad no depende tan solo de la veracidad del sentido
í n t i m o y de la conciencia sino t a m b i é n de la de la ra-
zón y de la de otras facultades.
455. —Hechas estas explicaciones psicológicas que
p a r e c í a n necesarias para la inteligencia de la veraci-
dad del sentido í n t i m o , vengamos ahora á nuestro
p r o p ó s i t o y hagamos ver la l e g i t i m i d a d deesta fuente
de verdad física con respecto á los juicios i n m e d i a -
tos de la conciencia. Para esto trataremos de probar
las proposiciones siguientes.
24?
PROPOSICION PRIMERA.
PROPOSICION SEGUNDA.
PROPOSICION TERCERA.
PROPOSICION CUARTA.
PROPOSICION PRIMERA.
PROPOSICION SEGUNDA.
ARTÍCULO I I I .
PROPOSICION PRIMERA.
(i) I . Reg. I I , 5,
— 277 —
sociedad como legados suyos; lo cual da origen á i n f i -
nitos abusos. Pues con esto muchos se venden p o r
enviados extraordinarios del Criador y en nombre
suyo fundan religiones opuestas, que son u n semille-
r o constante de guerras encarnizadas é inextinguibles
como lo prueba tristemente la historia de los diversos
pueblos.
514.—Esta dificultad, lo m i s m o que la anterior, no
prueba nada contra la u t i l i d a d de la verdadera reve-
lación; sino lo que hace ú n i c a m e n t e , es indicar u n
m a l que la perversidad h u m a n a produce algunas ve-
ces abusando de u n i n s t i n t o bueno y santo que Dios
ha grabado en el c o r a z ó n de los hombres. N i n g u n o
d i r á que la i n v e n c i ó n de la moneda no sea en si una
cosa buena y laudable, no obstante ser muchos los
falsarios que cada dia molestan á los ciudadanos hon-
rados con sus monedas falsas y contrahechas. Pues
otro tanto acaece con la r e v e l a c i ó n : todos los hombres
ven claramente su grande u t i l i d a d y esto da aliento á
algunos malvados para contrahacerla verdadera ven-
d i é n d o s e por profetas y enviados de Dios.
La verdadera revelación no tiene la culpa de los
grandes males que de esto se siguen, sino la malicia
de los hombres que de todo abusan, hasta de las cosas
m á s santas. Cuando Dios envía realmente á alguno
que hable en nombre suyo á los pueblos, lo arma siem-
pre de sus divinas insignias, por medio de las cuales
es m u y fácil d i s t i n g u i r l o de los falsos profetas. Estas
insignias consisten en la potestad t a u m a t ú r g i c a y so-
b r e n a t u r a l que les concede para hacer milagros y pro-
fecías en c o m p r o b a c i ó n de su m i s i ó n divina, potestad
que solo en los verdaderos legados de Dios puede en-
contrarse. Los falsos profetas contrahacen estas i n -
signias; pero lo contrahecho siempre es m u y distinto
de lo n a t u r a l ; y quien quiere poner cuidado, fácilmente
—278 —
advierte que aquello no es sino aparente y fingido.
Los que siguen á los falsos profetas, se e n g a ñ a n p o r
su propia culpa; que medios tienen para conocer la
s u p e r c h e r í a , ya por sí mismos, ya por medio de per-
sonas doctas y amantes de lo honesto.
PROPOSICION SEGUNDA.
PROPOSICION TERCERA.
PROPOSICION CUARTA.
PROPOSICION PRIMERA.
PROPOSICION SEGUNDA.
PROPOSICION TERCERA.
PROPOSICION C U A R T A .
PROPOSICION.
CAPÍTULO I I I .
Del criterio general de la certeza.
ARTICULO PRIMERO.
Nociones p r e l i m i n a r e s .
ARTICULO II,
ARTICULO I I I .
ARTICULO I V .
ARTICULO V .
Cuál sea la doctrina que parece más fundada en
esta materia.
PROPOSICION PRIMERA.
ARTICULO PRIMERO.
Naturaleza del método.
ARTÍCULO II.
Método racionalista y método escolástico.
595.—Lo p r i m e r o que se nos ofrece al empezarla cla-
sificación de los principales m é t o d o s filosóficos, son los
dos m é t o d o s opuestos llamados raczona/Zs/a y escolásti-
co. La diferencia que los separa, es el modo diverso con
que escolásticos y racionalistas pretenden que se debe
hacer uso de la r a z ó n humana en el cultivo de la F i l o -
sofía. Los racionalistas quieren que el filósofo discu-
rra en la inquisición científica con independencia
completa de toda a u t o r i d a d e x t r í n s e c a , divina ó h u -
mana, y que p o r consiguiente llame á su e x á m e n las
doctrinas de todos cuantos sabios le han precedido
en la dilatada série de los siglos pasados con la m i s m a
libertad que si fuera igual ó superior ¿i todos ellos. Y
por lo que m i r a á la revelación divina, ó consideran
todas las verdades por ella e n s e ñ a d a s como meras
emanaciones naturales de la humana r a z ó n y hacen
de esta facultad la n o r m a principal con que el h o m -
bre puede y debe a d q u i r i r toda clase de conocimien-
tos, p e r a l t o s y superiores que sean, en lo cual con-
siste el racionalismo r í g i d o (1); ó prescinden absolu-
PROPOSICION PRIMERA.
PROPOSICION SEGUNDA.
óoo.—Demostración,—i.0 E l m é t o d o escolástico, en
cuanto contrapuesto al racionalista, consiste en t o m a r
sí por criterio y norma de la certeza filosófica la sola
evidencia i n t r í n s e c a , pero respetando al mismo t i e m -
po los fueros de la a u t o r i d a d divina en las materias
que se rozan con la doctrina revelada y mirando con
m u c h o respeto el sentir c o m ú n de los sabios en las
cosas que ellos han tratado con gran d e t e n c i ó n y d i l i -
gencia. Es así que este es el modo de proceder en el
estudio de la Filosofía, s e g ú n lo dicho en la proposi-
ción anterior y en el p a r á g r a f o relativo á la autoridad
del testimonio divino (500y siguientes). Luego
601. —2.0 E l m é t o d o escolástico a d e m á s no s e ñ a l a á
ia ciencia como p u n t o de partida la duda universal,
como hace el racionalista, sino las verdades funda-
mentales del humano saber conocidas por nuestro
entendimiento con evidencia inmediata. Es así que el
p u n t o de partida de la ciencia es precisamente el pre-
supuesto por el m é t o d o escolástico y no la duda u n i -
versal, como se v e r á m á s adelante. Luego
602. —3.0 E l m é t o d o mencionado finalmente tiene
sobre el racionalista la ventaja de que busca la mayor
claridad y sencillez posibles en la investigación cien-
tífica, procurando determinar bien el estado de ia
c u e s t i ó n , definiendo con cuidado la cosa que se t r a t a
— 344"
de demostrar para no confundirla con otra y evitar
de este modo las i n ú t i l e s cuestiones de palabras, h u -
yendo con toda diligencia de toda amplificación r e t ó -
rica para que se vea en toda su luz la fuerza de los
argumentos y h a c i é n d o s e cargo de las razones que
m i l i t a n en pro y en contra de la doctrina estudiada.
Luego t a m b i é n por esta parte merece el m é t o d o esco-
lástico que en el estudio de la Filosofía sea preferido
al racionalista.
603.—Pero se d i r á : E l m é t o d o escolástico muestra
demasiada deferencia á la autoridad; y los que lo si-
guen, discurren en Filosofía de la misma manera que
en Teología, esto es, guiados principalmente por la
autoridad ajena.—Esta es una objeción que hacen á u n
hoy dia algunos contra el m é t o d o escolástico, confun-
diendo el proceder de unos cuantos particulares con
el de la Escuela en general. Algunos ciertamente de
tal manera cultivan la Filosofía, que todo su estudio
lo reducen á averiguar y m o s t r a r á los d e m á s lo que
tal ó cual maestro de la Filosofía escolástica ha ense-
ñ a d o en las materias sometidas á su e x á m e n , empe-
drando al efecto su escrito de textos sacados de sus
obras, como si estuvieran tratando de T e o l o g í a . Los
que t a l hacen, no pueden gloriarse con r a z ó n de que
siguen el m é t o d o escolástico; porque su m é t o d o no es
propio de filósofos sino de simples zurcidores de doc-
trinas ajenas. E l m é t o d o escolástico defiere a la auto-
ridad como es r a z ó n ; pero no queda o p r i m i d o por ella,
porque deja á sus cultivadores suficiente libertad
para que sigan en materia de opiniones probables las
que les parezcan mejor fundadas, sea quien fuere la
escuela ó el doctor que las defienda. Esto nos condu-
ce á hablar del m é t o d o ecléctico y del m é t o d o siste-
m á t i c o , lo cual haremos en el a r t í c u l o siguiente.
- 345 -
ARTÍCULO I I I .
PROPOSICION PRIMERA.
PROPOSICION SEGUNDA.
ARTÍCULO I V .
PROPOSICION.
ARTICULO V .
CAPÍTULO 11
De las partes O instrumentos del método.
ARTÍCULO PRIMERO.
Leyes del m é t o d o .
ARTÍCULO I I .
D emo s t r a c i o n .
Í
un s é r necesario.
ARTÍCULO I I I .
Analogía.
ARTÍCULO I V .
Hipótesis.
CAPÍTULO I I I .
Del punto de partida del m é t o d o .
ARTÍCULO PRIMERO.
PROPOSICION.
ARTÍCULO I I .
PROPOSICION PRIMERA.
PROPOSICION SEGUNDA.
PROPOSICION.
ARTÍCULO PRIMERO.
27
-4i8~
ARTÍCULO I I .
ARTÍCULO 111.
A. M . D. G.
Págs.
Nociones preliminares 3
PRIMERA PARTE.
Dialéctica.
CAPÍTULO PRIMERO. —Z)e la simple aprehensión. . . . 14
Articulo primero.—La aprehensión considerada en sí
misma . 15
§ I.—Diversas clases de conceptos 16
§ II.—Clasilicacion y ordenación de los conceptos
universales 28
A r t . I I . — L a aprehensión considerada en su manifesta-
ción externa 41
§ I.—Idea del signo y de sus principales especies. 42
55 I I . — L a palabra, signo principal del pensamiento. 43
I I I . — L a palabra como término lógico 49
A r t . III.—Medios para dirigir nuestras percepciones á la
consecución de la verdad 58
§ I.—Definición 59
§ II.—División 64
§ III.—Conveniente uso de los vocablos 68
CAP, II.—Del juicio 72
Artículo primero.—El juicio considerado en sí mismo. 72
§ I.—Noción del juicio 73
g II.—Clasificación de los juicios 75
§ III.—Comparación de unos juicios con otros. . . JQ
A r t . I I . — E l juicio considerado en su manifestación ex-
terna 82
§ I.—Idea de la oración y de sus partes principales. 83
§ II.—Oración enunciativa ó proposición. . . , , 87
Págs,
SEGUNDA PARTE,
Crítica.
CAPÍTULO PRIMERO.—Del principio eficiente de la verdad
lógica 15o
Articulo primero. —ha. verdad lógica 151
§ I.—Naturaleza intrínseca de la verdad lógica.. . 152
§ II.—Naturaleza intrínseca de la falsedad lógica. . 160
§ III.—Diversos estados de la mente con respecto á la
verdad y á la falsedad 167
A r t . 11.—La certeza 170
§ I.—Propiedades esenciales de la certeza. . . . 170
§ II.—Diferentes clases de certeza. 176
Págs.
TERGEIU PARTE.
Metodología.
CAPÍTULO PRIMERO.—/)* /* naturaleza del Método y de
sus principales especies. 336
Artículo primero.—Nzlmalczz del Método 336
A r t . II.—Método racionalista y método escolástico. . . 339
A r f . III.—Método ecléctico y método sistemático ó de
escuela 345
A r t . IV.—Método ideal y método experimental. . . . 368
A r t . V.—Método deductivo ó sintético y método induc-
tivo ó analítico 375
GAP. II.—De las partes ó instrumentos del Método. . . 383
Articulo primero.—Leyes del Método 3B3
A r t . II.—Demostración 387
A r t . III.—Analogía 39$
A r t . /V.—Hipótesis 397
CAP. I I I . — D e l punto de partida del Método 401
Articulo primero.—Doctrinas erróneas relativas á la pre-
sente materia 4o1
A r t . 11.—Doctrina verdadera sobre el punto de partida
del Método 407
A r t . III.—Qué se debe pensar de la duda metódica de
Descartes 409
CAP. I V . — D e l último término del Método 415
Artículo primero.—Idea general de la ciencia 415
A r t . II.—Diversas clases de ciencias 418
A r t . III.—Subalternacion de las ciencias 420
5 •' 7
\ ' .• I • «• V';