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i.

F* Capítulo 1
F-
El Sujeto en la Urgencia lnstitucional*
F
ft

Salud Mental ylas instituciones

pensar cl lugar de la Salud Mental en la instituciones pú-


I blicas, nos lleva a reflexionar acerca de la dernanda quc
allí lloga.
Utilizarcmos una refcrcncia freudiana para abordar e1
tema: un judío vienés, pobrc, sube a un tren para dirigirse a
un lugar para tomar agllas tertnales, famosas por su función
terapéutica pero no tienc dincro para comprar boleto. El
guarda se 1o pide y, colno no lo tiene lo obliga a bajar del
tren; éste salc pcro sttbe nuevanente, el guarda vttelvc a
bajarlo y él a entrar. La tercera vez el guarda lc pega y Io
baja, repitióndose csta secuencia varias vcces. Finalmentc,
se encuentra con un conocido quc le prcgunta ¿hacia donde
vas?, el hombre le responde ((voy a tomar aguas tcrmales, si
1a salud me lo permitc...>.

*Est¿r clasc firc dictada tanbión on cl CONNAF-Consejo Nacional rlc la


Niñcz, Adolcsccr-rcia y Familia organistno quc dcpondo dc l¿r Sc<:rotaría de
Dcsarrt¡llo Soci¿rl-Mirlistt'rio dc D('sarl'()llo S,rcitrl ¡'Mcdio Anlbir'nt<'-Pl't'si-
clcncia dc la Nación dc la Rc¡lúrbli<:a Argcntina. Estc orgauistno intcrvicno
cn múrltiplcs situ¿rcioncs qttc involucron f'amilias, aclolcscentes y niños, rc-
sultanclo ¡rrcponclcrantc para talos intorvcncioncs cl trabaj<l rnultidiscipli-
nario o intcrclisciplinario dc los ¡rrof'csionalcs quc rloscmpoñ:rn allí su lirn-
r:ión: Psir:óiogos, Trabajatlorcs Socialcs, Abogados, Mirdicos, ctc.
CIínica de Ia urgencia

Eric Laurent tomará este relato afirmando que la Salud


Mcntal cs lo que nos pcrmitc permanecer en cl tren y alcan-
zar cierta paz, si... nuestra salud mental nos Io perrnite.l
Al hospital pírblico, a las instituciones llegan pcrsonas
golpeadas: dcsocupación, desarraigo, marginalidad, desmem-
bramiento familiar; manifcstando el dolor, el sufrimiento in-
soportable como signos dc lo que no anda.
En cierto nomcnto, quo no sicmpre coincide con hechos
objetivamente graves, se producc la ruptura dc la homeosta-
sis con que la vida transcurría; se rornpe el cquilibrio que
I sostenía las relacionos con los otros, con cl trabajo, cou los
lazos amorosos y farniliares, con los pensamientos y hasta
con el propio cuerpo.
Esta ruptura podemos ubicarla cotrro urgencia quc rc-
quicrc intervención profesional. Así, cl sujcto, la familia, la
escuela o el juez, solicitan, indican o acompañan para que el
cstado por la vía dcl hospital público trabaje para el retorno
al bienestar.
El cstado dc bienestar asegura que los ciudadanos estón
en slls trenos, cn sus cochcs, on sus casas y quc pucdan pcr-
manccer allí, <si es qlrc ticncn cicrta salttd>.2
Por su parto Ia Organización Mundial de la Salud impul-
sa la promoción, prcvcnción y asistcncia de la Salud Mental
como dorccho includible dentro del carnpo de la salud; para lo
cual promucve el trabajo intcrdisciplinario, con todos los pro-
fcsionalcs cuyas incumbencias los habilitcn a dcsanollar ac-
ciones eficaces que asegurcn tales objetivos.
En csta dirección la lcy de salud mental de la ciudad de
Buenos Aircs, cstablccc: el rcconocimicnto dc la salud rncn-
tal como un proccso detcrminado histórica y culturalmente
cn la sociedad, cuya prescrvación y mcjoramicnto implica una
dinámica dc construcción social, y está vinculada a la concrc-
ción dc los derechos al trabajo, al biencstar, a la vivienda, a la
segr-rridad social, a Ia cducación, a la cultura, a la capacita-
ción y a un modio ambicnto saludable. La salud mcntal cs
inescindiblc de Ia salud integral para lo cual es neccsario el
dcsarrollo con cnfoquc de rodes dc la promoción, prevención,
asistcncia, rchabilitación, reinserción social y comunitaria, y
la articuiación cfectiva dc los recursos, así couo de los lazos
Inés Sotelo D')

solidarios. Sosticne el respeto a la pluralidad de concepcioncs


teóricas cn salud mental estableciendo que es función del Es-
tado ser garante y rosponsablc del derccho a la salud mcntal
individual, f'amiliar, grupal y comunitaria. Evitando políticas,
técnicas y prácticas que tengan como fin el control social.
¿Cómo pcnsar en este contcxto, el lugar del psicoanáli-
sis? El psicoanálisis está incluido en los prograrnas de Salud
Mental y lo encontraremos sicmp4e que haya un imposible:
<educar, gobernar y... rnás aún: elgobiemo de la curación>.3
Si bien cl psicoanáIisis como terapia ef\.caz, permite tal
inclusión, agrega Laurcnt, no es una terapia dela psyché, es
decir del pensamiento, del órgano sino del sentido. Ordcnar
la prolifcración de sentidos, fundamentáTlmcnte el sE-tiffi
s política que alcanza el progra-
ma de la civilización>.'1
{ Incluirnos como psicoanalistas en las institucioncs, cnla-
izándonos con otros saberes es cl clesafío con el quc entramos
tdccididamcnte cn el siglo XXI. Scrá necesario ubicar el lugar
del <objcto psicoanalista>r, ¡5¡s¿. producido por un discurso al
que habrá que encontrarlc su uso ya que cl espacio analítico
es un espacio en cl cual se juega un destino fundamental dcl
scntido de la civilizaci6n.i'

La urgencia general tzada

De csta forma caracteríza Guillermo Belaga, Jefc dc Ser-


vicio de Salud Mental del Hospital dc San Isidro, a la prescn-
tación mas frecuento en guardias y admisiones en las institu-
cioncs. Bntidad clínica y política. dirá, en corrcspondencia
con cI nllevo rógimen social, producto de un mundo transfor-
mado por la ciencia y la globalizacíín económica
<La urgencia generalizada habla de un traumatismo tan-
to a nivel cle lo colectivo como en el singular, donde encon-
tramos la impotencia del discurso a la hora de leer el acon-
tecimiento>.6

Afirmará quc frentc al vacío subjctivo ante la falta de un


ideal común, la ciencia pasa a ser un discurso que da cierto
CIínica de la urgencia

abrochamiento, un sontido como Nombre dcl Padro, qlle rne-


diante una descripción programada hace existir una causali-
dad detcrrninista univcrsal.
La prcscncia del analista, su intervención, posibilita el
pasajc a la urqencia-subjctiva que la diferencia dc la crnci'-
gerrcia psiquiátrica con su presentaffia cn los
manuales. Mientras Ia rnedicina trabaja a partir do probabi-
lidades y estadísticas, (para el psicoanálisis los efectos dc gocc
son incalculables>, afirma Lucas Leserre.T
Síntomg, angustia, traurna, respuesta del sujeto q eregl,
rccu-r.sos-dcl strjcto, límites dcl sujcto, cobran una dimcnsión
oscnETáTTn cfdia$nóstico así como cn la táctica v ostralcqijl
quc

La Urgencia en la Universidad

Si los usos dcl psicoanálisis dependen de la producción de


analistas, la universidad es un espacio de formación episté-
mico qtre a la vez pcrrnite la inclusión de quienes sostiencn
allí su transrnisión, posibilitando cl cncueetro de los ostu-
diantes, no sólo con los textos sino tambión con la clínica y
con los analistas en las instituciones.
La Práctica Profesional Clínica de la Urgencia, materia
del plan de estudios de la Carrera de Psicología dc la Univcr-
sidad dc Buenos Aires, que dicto dcsdo 1996, surgió con la
idca de que los alumnos llcgucn a las guardias dc los hospita-
les; csta propuesta se fue ampliando a las admisiones y a
otros dispositivos asistcnciales.
A travós del ticmpo, fuimos verificando cólqq la _urtrn$
atraviesa no a una situación de cri-
rir, .ilgln*biór u l9s profeslgleleq¿a la institución misrna.
.-La
cllos están más preocupados cn cl modo de intervenir de los
profcsionalcs, cn verificar cómo sosticnen su práctica 1os psi-
cóIogos, psicoanalistas pcro tarnbién trabajadores sociales,
torapistas ocupacionalcs, tallcristas, y así dcscubren como la
urgoncia atraviesa cste quehacer.
Inés Sotelo 25

En lo particular dc la práctica del psicoanalista, sosticne


Eric Laurent, un r<cnjambre.de sabercs lo rodcan y qtlo no
lienen nada que ver con clasificación universitaria o con la
clasificación cle la cicncia... y ningún recorte organizativo dc
los sabcres de la civilización es satisfactorio para lo que sc
tionc que sostcner>.:e

Urgencia de los profesionales . t

Una de las cucstiones para pensar es ¿de quién es la ur-


góncia en esta situación de crisis?
Podría iocalizarge en el sufrimicnto de'esa persona qlre
llega; cada profesional que trabaja en instituciones asisten-
ciales, podría aportar distintos ejemplos de esta practica par- "
ticular quc sostiene.
En primcr lugar intentamos ubicar de quíén es esa Llrgen-
cia, si provienc del paciente misrno, si vicnc de la familia' dc1
juez, dc 1a cscuela, dol policía que 1o encontró deambulando
por la callc. ¿Para quién, ésa, es ttna situación insoportabie
quc hay quc resolver'l, ésta cs Lrna primera localización'
En el hospital dc Ste. Annc Lacan definió: <La urgencia
es lo imposible de soportar para un sujeto al quc nada di-
vicrto>. Franqois Lcguil, sostiene quc osta definición no nos
permitc retroccdcr en csta clínica particular quo encuentra
su lugar clc alojamiento on guardias, admisiones, y en la
clínica cn gencral.s)
En ias urgcncias lo irnposible dc soportar cs cl qttedar
inr¡erso en la repctición dc lo mismo donde la dimcnsiírn del
sujeto aparcce totalmente arrasada. Esto no sólo es para los
pacientcs sino que también atraviesa a los profesionales a
cargo; por oso una de las cuestiones a rcsolver e.s cómo hacer
soporlabic la monotonía, la cotidiancidad de la pobreza, de
la. rniscria, dc la falta de reclrrsos; esto sc transita en cada
situación, cn los problemas institucionales, cn la violencia,
cn cl desalnparo..'
Quiero dcstacar la importancia de reunirse cn la diversi-
dad cle formación, cn la diversidad dc tarcas, en la divcrsidad
idcológica, y tratar de construir el cspacio institucional corro
26 Clínica de la urgencia

ospacio crcativo, dc invenciones y ficciones, donde so consoli-


dcn las transferencias de trabajo. Buscar un hilo en comírn,
un hilo qilffi's pe'nita interlocución, es .ñffii6.
mas de salir o de tramitar'naesta urgencia.
<...ali¿trse cor"r todos los que luchan dentro de la psiquiatría
o dentro de la Salucl pública para construir estructuras
menos cmeles y esto sllpone tener una idea de los goces eu
juego en las organizqciones y en slr funcionamientor.l0

Las situaciones que se generan en las instituciones tic-


nen la rnarca del exceso con lo cual poder hacer algo con estg,
rcunirsc. trabaiar,
¿ ponsgr ^
y soportar la divcrsidad en la ins-
titución
cion dondc r:lii
donck: clijarnos, o nos eliia transitar ya es un
-
paso , conlo
uurnu para
IJa|a ir
rr rnás
rnas allá de
aila üo las propras
propias urge
urgonclas.
¡

Sc corrc cl ricsgó au.ffimcntc sc


tcrmina impotentizado.

I¡calización de la urgencia
-
La urgcncia, en general se prescnta como dolor, corno su-
frimicnto insoportablc, como mptura aguda. Frcud decía quie-
brc dc la homeostasis con quc la vida transcurría.
Habitualmentc cl profcsional se encucntra con aquól que
ha tenido dificultadcs y problernas desde sicmpre pero sc ha
sostenido en cierto cquilibrio, hasta que algún acontccirnien-
to impensaclo, inesperado, contingentc, llega a su vida. Un
nacimicnto, un embarazo, la pórdida dc un trabajo, la pórdi-
da de un ser querido; Lln oncuentro o desencuentro amoroso,
puedon irrumpir cn la vida de alguicn conmoviéndoia. euic-
bJq g" este eqlilibrio en cl devc +
La urgcncia da cucnta siempre dc algo dol órden la rup-
tura, por oso es impirtiñTdlocaúZer qü6@
do csa honrcostasl$ por quc si csa f'amilia, por quó si csc su-
¿ jCfdfncionab'a rnas o menos bien cn su vida, con sus proble-
mas, con sus dificultadcs, con sll adicción, con su síntoma, a
partir dc cierto mortcnto no logra sostencrse solo. Cuando se
I_ocaliza csto, ya pucdo empozar a haccrsc otra lectura.
Inés Sotelo ta

tratará d" r-bi.ut ul ot"r,, d" ¡


Se camo-lll-punfo do
runtura oue ,
---i'
pone en
:
cucstión cl lazo con ios
,
otrusllá-ñiáffi
p.gññi"n"t lo *d"an. con su parcja' con sus amigos. con cl
trabajo, pero tambñr co" su ptofuggryn, .offiropia ca-
n""$X1:ffi.i:T:ilt::iffff,"* * *,ación dcr sujcto
_ cI
con adffiEán cl_afitcra. E@ _
rujr.to--*¿i:zo** c a mi n o s :-iláT q u ic n p u c dc q u c d a l s u rn-iüo
én la inhibición absoluta, en el aislamiento, en el mutismo,
talvaz cTdescncaclEnaTñicnto dc una psiEos-is quo dcja a1 Sü:
jcto cn pcrp irse a los otros'
tam¡iónffitiarelnos los casos que-tieñEñ quo ver con la im-
-
-
pgsividad, con Ia agr.csividad, conagtos-ncligrosos, actos dTs-
glre ponen en riesgo su ylda o la-de otros.
"qp"*-&.t,
S i lv i a B a u d i n i a t ir ni ar?!üdEirr gc n cEIüEi-"tiv a c s u r] o
de los ltlsargg privilcgiados para vcrificar Ia eficacia dc los
efccteekryapiglcos de
Llce un e terapéut
micnto dc los cstados dc Pánico, AoñEF"ó angflJtií o
p-""t"rg".i¿" ¿" tt jes al actLll
r cn relación a esto re-
quiere ao c glg requicre on prineipio dc urla !gc!qle,
mas allá de lo apremiante de la situación, loer csto que po-
dríamos llamar ttna <coyuntura dc cmergcncia>.12

Normalid.ad y anorrnalidad '

Quien atravicsa por una crisis aguda experimenta cste


pasajo ontre 1a normalidad y ia anormaiidad; quien ostá atra-
vcsado por esta coyuntura sc sicntc anormal. Nos pregunta-
mos: ¿cómo vamos a al
Esa-mánEa de desbordc quo sacudc y desacomoda al su-
jeto y a su relación con-Ios.otros, tambión produce un pasaje de.
Ia intimidad de su sufrimicnto privado a algo que sc hace públi-
co. a la institución cs Lrc a ió de nertenccer a
tiong rclación con su síntoma,, cg¡L
effi ideas, con la fantasíá, con el cucrpo. A
28 Clínica de la urgencia

partir dc cicrta situ.ación de urgencia algo se atraviesa y pasa


á lo público; cruce clc las baneras de la normalidad, como si
estas barreias existicran. Hay una vivencia de lo anormal {g
acuerd.o bon lo esperable b io no espeiabie, con los propios
idcales, con los valores del sujcto, de la familia, de la oscuela,
dcl jucz y hasta dcl profcsional.
EncontramoTaquí un juicio normativb, sobre lo norrnal,
1o anormal, lo bueno, lo rnalo, y cn qeneral en la consulta el
p"dido qa,".. rrt','l'uu n lo rror@-
clama, ",que todo'vuelva a ser como antes, que esa señora que
ahora cstá delirando vuelva a estar con los chicos, les haga la
comida, para quc todo rctornc a sus cauccs normalcs.
He trabajado en el Hospital Piñero en la Ciudad dg Buenos
Aircs, en sala de internación. Allí hay sala de intcrnSción psi-
quiátrica do hombros y una sala de mujcres. En gencral, la ex-
ternación de un hombrc es bastante mas rápida, si hay farnilia
sicmpro hay alguien quc 1o aloja; para las mujeres es más com-
plicado. Sc espera quc rdtornen cuando se pucdan hacer cargo
nuevarrente de la casa, de los hijos, cuando todo vuclva."a la
norrnalidad". Externar a un holnbrc cra, por lo mcnos hacc unos
años, más sencillo, siorirprc había una madre, una rnujcr, una
hcrmana que lo alojara. Para una mujor la cxigcncia familiar
y social era mucho mayor.
Era ncccsario realizar Llna gran tarca con la familia en
los casos en que no había motivos para sostener cl tratamicn-
to cn una sala dc agudos y de ninguna manora arneritaba ir a
ttna sala do crónicos, pero sí se necesitaba una familia que
sostuviera y quo aceptara que probablemcnte esta mujer nun-
ca volvería a la <normaliclad> esperada, y cn cambio iba a
tcner quc estar para sicmprc, dc una lnancra u otra, sostcni-
da por familiares o anigos. Tarca muy complicada ya quo sin
recursos, es muy difícil implcmcntar la estratogia dc cgrcso,
tanto para c1 analista como para el trabajador social.
Bl terapcuta puede decir: ((desaparecidos los motivos de
internación, se Ic da cl alta>, cl asunto cs ¿a dóndo'/, ¿,quión
alpja?, ¿quión recibo?, uno puedc tcner clara esta situación,
pero ¿,cómo se instrumenta"el alta'/
Inés Sotelo 29

Encuentro conun analista .

Voivomos a la urgcncia, a la irrupción de síntomas y al


paciente que en realidad no qttierc sabcr nada del por quó io
pasa lo que le pasa, 1o quc pide cs <...vttólvame ustcd al cs-
tado anterior, yo quiero cstar como estaba antes, con mis
probiemas, con mi sufrimicnto, coll mi propia relación con cI
sufrimionto, pero de esto no quiero sabcr nada...>. En rea-
lidad, el encuent{o con el a
ta-pSlqpggl¡.va y torminar guerio@
zar un tratami

rcspondct
+-----'.
a3]!t, cs crucial en las guardias y ádmisioncs
r
<Evi-
l
-
tñiilónsentir la demanda dcsesperada del sujeto de volver
a scr el de antes y en sll lugar le proponcmos rocorrer el cami-
no de los vericuctos de su decir, para que con él se invontc una
nlleva versión de su historia causada por el traumatismo>.13
EI requcrimionto que recibimos de los jueces, o de la es-
cuela, es: (acolnodar csto para que se normalicc))' para que
rctornc a carriles soportables, lo quc es bastantc complicado
cuando la cosa se dcsarmó. En todo caso, la cuestión podría
ser c.ncontrar otra ((@¿drr, digamos' uqa nueyl&{lgil,
noro@ido cs un irnposible.
dccir que
depcnde dc cómo sc lcan cstos hechos y de quién los lca' Si cl
d.iscurso, finalmente es un mo{sllc usar ci lenguaje también
va a depender si esta lecturu I@
un ps-iéoáláfiFtálliñ social o el iuez. Es necesario
localizar cuál es ue está en júego, cuál es la
idd*.í"tomaypoi@aQ.
El desafío.serl tñEJar con profesionales afiavesados por
cliscursos distintos y con diferente cotlcepción, por ejemplo,
-
de lo normal y Io anormal. Cuando los
exclusiva y ex@ados por eI proplo dlsc
SO_St rse el suieto sobre@ándo. de
;Iffi;¡o"*a se oxpulsa y se anula al niño, a ll¡amilia.-Si se
e=iá-más centrado en la ia idea que sc tiene de la situación
c el sui <Uomrencen por creer que no '
cotrrpr"*ien. Partan de la idea del malcntendido fundamentai-
Clínica de la urgencia

Esta cs la disposición prinera...)) nos indica Lacan en el se-


minario 3.11
A los alumnos, sumorgirse cn esta rcalidad cotidiana los
obliga a salir de las aulas y dirigirse a la comunidad en donde
la urgcncia emergc; allí se cncuentran con el sufrirnicnto hu-
mano; Eric Laurcnt afirma que éste está cstructurado colno
un rncnsaje y os allí donde tt
subjetivación de la urgencia.
En el tiempo dc formación se corre el riesgo de aspirar a
convertirsc en un analista ideal, que tfabaja con ese niño ideal,
'con cl pacicnte ideal, cn la institución ideal.
En los rnírltiples dispositivos ernergi: el sufrimiento hu-
inano estructurado como un mensaje y hay que leerlo, en todo
caso habrá qlro vt:r si ahí hay lcctorcs, si hay'quien csté dis-
puesto a lcer y a alojar cse padecimiento tal cual llcga.

El tiempo, entre la prisa y la pausa

La dimensión del tiempo es central en la urgencia.


Las institucioncs que trabajan con minoridad podrían
decir mucho cn relación a esto ya que están apremiados por
la exigencia de rcspucs.ta del juez, de las familias, de los ni-
ños. Allí so pone cn cvidcncia la nccesidad de decidir a toda
prisa; <el jucz resolvió inmediato traslado de...>. Todo ticne
c! aprcmio de lo que dcbió ser resuelto, no ahora sino ayer,
todo parccc dcslizarso on una vcrtiginosidad en la cual, final-
mcntc sc picrdc cl pacicnte y se pierde el profesional.
Esta exigencia cs la dc tenor quo rcsolver, rápido, bien,
sin error, sin soslayar que tambión nuestra práctica está re-
corrida por la industria dcl juicio, el juicio normativo quc nos
atraviesa. La dcmanda do rcsolver urgentemente, sin recur-
sos pcro on forma absolutamcnte cficiente, pone a los profe-
sionales frente a sus propias urgencias.
" "El sujeto tambión roclama que sc rcsuelva con pronrlra,
.todo.parccc indicar qne (no hay ticmpo>, lo cual se vcrifica
con claridad en 1as guardias aunqlre ésta cs sólo uno dc los
lugares donde se aloja.
Inés Sotelo 31

Cada consulta tiene un punto dc urgencia, que hay


que
Ieerla y encontrarla; y aLrnque alguicn pueda esperar un -mes
los Con-
foru ."t atenclido, por las largas listas de espera cnque hubo
sultorios Extcrnos hospitalarios, podemos inferir
un punto de quiebre y ruptura, de urgencia para esc sujeto'
que lo condujo a pedir ser escuchado'

Urgencia y gravedad del caso

La urgencia no debe ser homologada a la gravedad del caso.


A su vez, si un caso es grave y el sujcto llega intoxicado' o
herido por supuesto requicrc de las maniobras módicas' de Ia
sutura que prirnero ponga a salvo su vida para luego escu-
char de qué se trata.
En estos casos la graveclad nos ponc en relación con la ley
de internación, 1a seguridad para sí y para terceros, mostran-
do csta dimensión dc la urgencia que vincula urgencia ries-
y
go o gravedad; no sicmprc coincidcn'
-Dctodasmanerascuandounsujetocstáatravesadopor
por eso
una Lrrgencia, su vivcncia es ia dc <uo hay ticmpo>' Es
que sicmpre interesa pregttntar bastante cn la primera cn-
trevista, detoncrsc cn las coordcnadas quc lo trajcron a osa
consulta: ¿Por quó llegó? ¿Por qué hoy'? ¿,Qué lo trajo'/ ¿Por
quó acá? Es decir, prcguntas quc perrnitirán comenzar a on-
tramar alguna rcd on relación a cso qlrc apalccc desarticula-
do del rcsto de la vida.

Tiempos lógicos

Trabajaremos un cscrito dc Lacan qlre so llarna <El ticm-


pológicoyelasertoclcccrtidtrnrbrcanticipada.IJnnuevo
sofirirrar.i i¡
El clircctor dc la cárccl comunica a tres detcnidos quc
pondrá cn libertad a quicn resuelva primcro un problema
iógi.o. Les mttcstra tres discos blancos y dos ncgros' advir-
tiJndotes quc colocará uno on la cspaida dc cada uno' Cada
Clínica de la u

individuo podrá ver el color dcr disco de los otros cros y, por
supucsto, no podrá ver el color del disco que lleva cn slr pro-
pia espalda.
cada prisionero dcberá deducir lógicamente el color del
disco qtrc tiene tras de sí. Agrega que se les dará todo el tiem-
po para rosolverlo.
Finalmentc Lacan llamará <la solución perfecta>> a la que
dan los trcs prisionoros al salir simultáneamente del recinto.
Dcsptrós de haberse considerado entrc ellos dura nte cierto
tiempo,los tres sujctos dan juntos algunos pasosy cruzan la
puerta a la vez diciendo:

<Soy blanco y lo sé porque daclo que mis compañeros


eran
blancos, pensé que si yo fuese negro, cada uno de ellos hu_
biera inferido lo siguiente: si yo también fuese negro, el
otro' se hubiera reco'ocido inmediatamente como blu,r.o
y habría salido enseguida; por Io tanto yo no soy negro. y
los dos hubieran saliclo juntos convencidos de ser blancos.
Si no hacían tal cosa, es que yo era un blanco como elloy.

Lacan refcrirá la rnodulación del tiempo cn el movimien-


to del sofis'ra: el instanto de vcr, el tiempo para colnprenclcr
y cl momento de concluir.
El dircctor comicnza diciendo <hay todo el tiempo>, sin
embargo la urgencia del rnornento de concluir también está
presente en el cálculo del director.
La incógnita rcal del problema, para Lacan, es el atributo
ignorado del sujeto mismo. Hay un ticmpo de meditació', un
ticmpo qnc el sujcto so ponc en relación a los otros, sujetos
indcfinidos salvo por su rcciprocidad. Finahnente, el aserto
sobre sí mismo, Ilcva al sujcto a'na conclusión, la urgencia
dcl momcnto dc concluir. Es bajo la urgencia del movimicnto
lógico, que el sujeto precipita su juicio y su partida.
El sujcto en su ascrto alcanza una verdad que va a sor
somctida a la prueba de Ia duda, pero que no podría verificar
si no la alcanzase primcro en la certidumbrc.
Mo intcrcsa pcnsarlo para ci mornento de la urgencia croscle
la pcrspcctiva de quicn la atraviesa: frente aI no hay tiernpo, <<no
hay ticmpo porquc quiero salir ribre, po'q'e quiero volver a la
norma, porquc quiero irme dc acá, de rni propia prisión, de mi
Inés Sotelo

síntoma, dc estc desbordc insoportable, dc esta situación dc


crisis cuanto antes>.
Frente aI no hay tiempo, el director o cada uno do noso-
tros en tanto analista, propone : hay todo el tiempo: <cuénte-
me qué le pasa, ticnc todo el ticmpo>, cuando el profesional
sabe que no,Io hay, que ias cosas hay que resolverlas y que éi
mismo tiene al juez pidiendo un informe para la resolución
de csa internación, adopción, tenencia dei mcnor...
Se propone un instante para ver, localizar algo de esta ur-
gencia. Este tiempo en el cual, para que el sujeto pueda decir
algo accrca de sí mismo, habrá quc ponerlo en rclación a otros.
El prisionero va a poder decir aigo de sí, sin certeza, sin
seguridad y avcnturar una afirmación que posibilite la salida.
La propuesta es que salga dc su propio encierro sufriente y que
pucda decir: <<soy blanco)), (soy negro)), decir en relación a otros.
Es invitarlo a que en este tiempo, cuando se le pregunta
por su mamá, su papá, su hijo, su amante, su trabajo. sus la-
zos, sus inquietudes; el sujeto pueda abrir un tiempo de com-
prender. Nuestro trabajo tiene mucho que ver con permitir la
instalación de este tiempo, en el que pueda decir algo de sí
en relación a otros y cn relación a nosotros como terapeutas,
pero tambión armando una trama de su propia vida.
Pero hay algo más; Mauricio Tarrab sostiene que para la
superación del trauma no basta con ia vía elaborativa y me-
nos aún con la racionalización, porque la cuestión central es
como operar con un rcal fuera de sentido. Esto es <desplazar
el interés desde Ia realidad del trauma a la insistencia del
trauma para indicar quo Io inasimilabie está allí como en-
cuentro inédito, poro quc siemprc ha cstado allí y retorna en
ese encuentro perturbadopt.16
Finalmente el ú1timo tiempo, cuando el sujeto atraviesa
la puerta, es cl momento de concluir. El segundo tiempo no se
puedc eternizar; en el análisis, en cada cntrevista, en Ia ad-
misión, en la guardia, hay un rnomento en quc sc precipita
un final sin la carteza absoluta sino con cierta certidumbre,
por eso se llama un aserto de certidumbre anticipada. Hay
una certidumbre sin garantía porque el color no lo vio; y cuaudo
dice <<soy blanco> va a anticipar, va a poder decir eso de sí,
pero sin garantía.
r-
34 Clínica de la ursencia

Cuando el profesional escribe un informe, cuando da un alta,


un pcrmiso de salida, cuando toma una dccisión, es una decisión
sin garantía. En todo caso cs la solución a la cual pudo arribar
luego dc que se han desplegado las coordenadas del caso.
Lorcna Hojman, quien trabaja en el CONNAF cn el Equi-
po de Famiiias y Crianzas, afirma que en estc proceso hay
qur: abstcncrse de las urgencias institucionalcs permitiendo
cl desplieguc dc un tiernpo lógico para cada uno de los sujetos
en cuestión, por lo que la duración del proceso no estará pre-
determinada sino que se va definiendo a partir de los dichos
de los niños y los adultos implicados.lT
Deberá tornarse una decisión aunque quizás no funcione,
o sobrc la que habrá quc volver, que tal vez fracase. Interven-
ciones sin garantías pero que en todo caso, perrnitirán abrir
una trama que ya tiene consecuencias sobre cada sujeto y
sobre nosotros misrnos, entre ese instante de ver, del no hay
ticmpo a la conclusión.
En cl pasajc al acto se anticipa Ia conclusión, cuand.o un
sujeto se corta las venas, y concluye antes dc comprender.
En las patologías del acto en las cuales hay una conclusión
anticipada, se pegan los tiempos, hay un instantc dc ver Io
insoportable y hay una conclusión: tirarse por Ia ventana.
Nnestra tarea es abrir esa brecha, ese espacio, en el cual,
efectivamente, también nos corren los ticmpos, sabemos que
Ia conciusión muchas voces debe cstar ahí, cn unas pocas cn-
trcvistas o t:n Llnas pocas horas.
Cuando se logra abrir otro tienpo, esa dimensión deja
marca en los sujetos, así como en los pacicntcs, y deja sLr lnar-
ca on ia institución y en cl analista.
Intcntarcmos que la conclusión no quede ligada al <bien
sabcp del profesional o a recornendaciones morales para la
vida dc eso sujeto, sino quc posibilite el camino hacia el
bicn decir acerca del sufrimiento, de la docisión dc dar un
hijo en adopción o de rccibir un hijo adoptivo; esto cs: pro-
piciar un ticmpo para poncr palabras, mas allá do que no
todo pueda scr dicho.
Aunque el resultado no cstó garantizado, cse tiompo no
es sin consccucncias, el'cctivamcntc cs la condición para dc-
jar nna marca.
Inés Sotelo .tJ

Evaluación y avaluación

Hablábamos dc la lectura dc cicrto acontecimionto, dc Ia


posición ética del lector. En estc tiempo, además de lo quc
nosotros podcmos dccir dc osc sujoto, dc csa situación, dc csa
familia, es fundamental lo que cllos pucdcn dccir de sí mis-
mos; abrir un ticmpo en clcual algo sea dicho.
Frccucnternente cn las institucioncs los sujctos son juz-
gados, no sólo por el juoz, sino por los profesionales: médicos,
maestros, trabajadorcs sociales, psicólogos.
Miller propone para la clínica la avaluación. En lugar dc
la evaluación, la avaluación que uno la cvaluación con el avai
del paciente; cn toclo caso la intervención tendrá otro cfito
cn tañIo @¡g!o avgle rg ruthlcnle..r8
Esc padecimicnto quc irrttmpe corno ajcno, como algo dol
destino, como algo quc ilcgó. puedc virar hacia ttn lugar en
quc el sujeto consicnta dc ó1.
La decisión dc un jucz dc scparar a un padrc dc los hi-
jos, suclo aparecor como una ley arbitraria, que sc le impo-
ne sin qnc cnticnda cuál es la lógica dc csto ni qué cs lo qnc
lleva a los profcsionalcs a recomendar csta separación. En
estos casos convcndría pensar si es posible introducir algún
aval dcl sujeto.
El dcsafío será quc cn cstos padres o en cste sujeto que
padecc un síntoma, sc prodttzca algírn movimicnto gracias
al cual dcjc de ser algo ajcno y extraño para pasar a ser
algo propio, algo quc tienc quc vor con slr vida, con su his-
toria y con slrs actos; pcro no cn ol sc'ntido dcl dcrccho, o no
exclusivamcntc.
Entendcmos entonces qllo <el uso fundamental del psi-
coanálisis os quc el encuentro con un analista sc transformc
en un paréntesis en el cual cl sujcto sometido a 1a tiranía de
la causalidad, tja,lsformc el setti
la que intenta dcfinir su posición c@n-
tlo con ia falta on ser, reintroducicndo la ncccsidad de la pro-
d trcciótl clc' scnticlo"''

_ Dcsde la pcrspectiva dcl psicoanálisis lacaniano cstas


situaciones traumáticas nos confrontan tarnbién con la in-
sondablc decisión dol ser <una decisión que sc toma la orilla
F

36 Clínica de la urgencia

de lo que traumatiza al sujeto y que le concierne al sujeto,


hay dcterrninación, hay encuentro con 1o real, hay traunia,
pero hay tambión una insondable decisión)).20
El dcrecho, por supuesto, funciona de acuerdo a la ley y
dc acuerdo a su propia lógica; no vamos a pretender que los
jueces intcrvengan dosde esta perspectiva, pero nuestro tra-
bajo ticnc la posibilidad de proponer que en ese ticrnpo el
sujeto avalo su propia posición sufriente.
A través de la maniobra del analista podría producirse
alguna rectificación para que el sujeto pueda reconocerse en
cso quc aparecc corno ajeno: su síntoma, o lo que lc llega por
la vía dcl juzgado.
Tomaré una referencia aportada por Alicia Lo Giudice,
psicoanalista que trabaja con las <Abuclas dc Plaza de Mayo>
cn cl Ccntro de Atención por el Derecho a la Identidad>. La
autora afirma que <cl practicantc del psicoanálisis convocado
por el discurso jurídico, dobc traumatizarlo, para incidir dan-
do lugar al sujeto clel inconsciente, ya que no se trata de la
vcrdad dcl cxpedicntc sino del sujeto que la transporta>.2r
Micntras la rnedicina o cl dcrccho van a buscar la objetivi-
dad en el diagnóstico, cl movimiento quc el psicoanálisis pro-
pone cs ubicar la relación que tiene ese sujeto con su padeci-
miento. Esto necesita prirncro la localización de su posición
corno sujeto. Mas allá do todas las acciones eficaces e inmedia-
tas, nccesarias y que no pucdcn espcrar! apuntar a rm mas
allá en el que cl sujeto se comprometa con su padecimiento.
El profcsional va dirigiendo la cura, va dirigiendo un pro-
ceso terapéutico, va dirigiendo un trabajo social, va coordi-
nando con otros sabercs la tarea pcro sin dirigir la vida de
nadie, esa sutil difcrcncia es justamente la quc nos separa,
por cjernplo, dc las psicoterapias, dcl derecho, que finahnen-
te dirige de acucrdo a la norma, cumplida o no cumplida. So
tratará de dirigir un trabajo personal o conjunto, pero sin guiar
la vida do los sujctos desdc cierta moral o desde ciertos valo-
res ni idealcs do familia, dc patcrnidad ni dc cualquicr orden.
En esta dirccción cncontramos una precisa afirmación de
Mauricio Tarrab: <Una clínica dc la urgcncia quo exploro la
rclación ontrc trauma y dccisión. Al bordc dcl agujoro que ol
trauma produce, no se trata solo de alentar la claboración, la
Inés Sotelo 37

¡econstmcción dcl Otro que se ha perdido, y que hay que ob-


lencr para producir una invención de un camino nucvo. Se
ürata también de situar el tiempo de decisión que el sujcto
habá de tomar, que tiene la oportunidad de tomar aI borde
de ese abismo>.22

Culpa y responsabilidad

El neurótico está atravesado por la culpa por los pgque--


ños crímenes, y sobrc todo por ol crimen inaugural. T,a fun-
ción del psicoanálisis es irrcalizarlos, csto es desplázar el sen-
timiento de culpa por la respohsabilidad del sujeto,
Por Ia vía del cncuontro con cl analista, aún en la institu-
ción, cl sujeto pttedc elnpozar a qlroplglse de su sufrimicnto,
a hacerse responsable dc sus actos y de aquello que'parece
esta rna,
En los casos de violencia estc padrc golpeador probable-
mcnte sc cncontrará, sin quc esto lo justifique, con una his-
rolia que atravicsa las gcncracioncs de los hombres cn esa
familia, <destino> violento dc repctición cn la modalidad dc
goce, dc rcalizacir'rn y de perpetuación do este crimen de ge-
neración cn generación.
La intervcnción del analista apunta a provocar ttn punto
de basta, esto es un frcno quc permita la localizacíín de un
instantc de vcr su propia urgcncia, un ticmpo dc comprcndcr
las coordenadas en 1as que csta cmergc con cl horizonto put:s-
to cn Lrn momento dc concluir. Es cl primcr paso para que el
sujeto pucda haccrse rcsponsablc dc stts actos, separarsc dc
la historia cle su paclre, apropiarsc cle su propia'historia, de
su propia posición cono padrc, dc su propia posición dc gocc.
Producir un quicbre dc esc dcstino de repctición, que con
tanta frccucncia sc obscrva cn los casos que se prcscntan on
institucionos como cl Conscjo Nacional de la Niriez, Adolescen-
cia y Familia, Juzgados dc nenorcs o clc familia, implica tan-r-
bién corrcr al sujcto dc su lugar de víctirna, hacerlo rosponsa-
blc do sus actos, separarlo de la culpa y dc la victirnización.
Habría quc pcnsar cómo poncr a jr.rgar csto, también con
los niños. Para qr.rc haya algúrn tratatniento posible con Lln
I
38 CIínica de la urgencia

infantc tendrá que hacorsc responsablc de sus actos, dc su


sufrirniento, cle su síntoma, de su goce.
En los casos que llegan a las instituciones cs difícil dcs-
plazarlos dc esc lttgar, porquc cfectivamente hay situaciones
muy crudas, muy dramáticas, muy dolorosas, donde hay adul-
tos a los quc la lcy dcbcrá juzgar y sancionar.
Sin cmbargo, ci rnovimicnto quc proponemos es el de correr
al niño desde esto lugar dc üctima hacia un lugar de responsable.
Encrucijadas rnuy complejas, en las quc habrá que dcs-
lindar Ia responsabilidad y sanción a los adultos dc la rcspon-
sabilidad subjetiva de cada uno, incluidos los niños o adoles-
centcs. A partir dc allí, del bordc de esc abismo, sería muy
propicio quo cacla sujcto tomara su propia decisión.

Una erqperiencia en Francia

En cl llbro Del niño rey al niño uíctima,2:t Carolinc


Eliachcff, una psicoanalista quc trabaja cn Francia en una
institución similar al Conscjo Nacional de la Niñez, Adolos-
ccncia y tr'amilia (CONNAF) dc 1a Argentina, dcscribo margi-
nalidad, violcncia institucional, dcsamparo. No sé si son exac-
tamcnte los mismos quo sc atraviesan en Arnérica, pero ol
texto ponc cn cvidcncia quc uo cstán librcs dc los problerlas
quo aquí so rocorrcn cn 1a clínica en las institucioncs.
La autora mucstra que hay ciertas dificultades cstructu-
rales; sujctos atravcsados por lo traumático de estar en cI
longuajc, cn Ia cultura, de cstar somctidos a la ley. La insti-
tución franccsa ticnc por sigla: ASI y esto cs Ayuda Social
para la Infancia.
Podcmos utilizar csto toxto aprovcchando los ejcmplos quc
nos pcnnitan pcnsar nucstra práctica. Hay cn cl ASI una
guardcría, cu la quc alojan niños cn situación dc dcsamparo,
fundamcntalmentc inmigrantes sin permisos o sin documen-
tos. En la Argontina cstc tema nos atravicsa con los inmi-
grantes bolivianos o poruanos, y cll Europa scrán los ruma-
nos, marroqttícs, paquistanícs, los inmigrantes dc 1os paíscs
dcl estc así como también los <sudacas>.
Inés Sotelo 39

En cada capítulo hay un caso y clla va tomando distintos


ejes. Uno es cl tcma dc la violcncia de los padres sobre los

tora se pregunta sobrc la logitimidad de la intcrvonción del


Estado sobrc la vida privada, 1o cual permite pensar cn sali-
das dc Ia victimización a la responsabilidad.

Violencia en las familias, üolencia en las instituciones

La problernática de la violencia y cxcesos dc los padrcs


hacia los hijos es absolutamente frccuentc, aparece diaria-
mcnte en los periódicos.
La autora sosticno quc la cultura, la sociedad y las insti-
tucione s francesas cstablccen un juicio normativo y un jui-
cio de valor, clasificando a los padrcs en buenos o malos.
Según su propia cxpericncia, csta valoración transforma a
ciertos sujetos en padres incapaccs, lo cual conclucc a quc no
vuelvan a la institución por scntirsc juzgados, perdiendo así
el lazo con los hijos. Probablcmcntc esc padre no pueda con-
vivir con ol niño pcro podría tencr algírn tipo de contacto o
relación con ó1, cn tanto el juicio normativo de la institución
no funcionc impidióndolo.
Tambión señala quc el padrc golpeador suelc ser asirniia-
do a sus actos, al llamarlo golpeador cs ese atributo qr.rc lo
definc. Más allá dc rcsponsabilizarlo por sus actos violentos
hacia su hijo, ese padrc no os sólo golpc, como cl hijo no es
solo golpcado; un riesgo frecuentc cs asirnilar al padrc a los gol-
pes quc da y al niño a los golpcs quc rccibc; cn los cquipos de
mujcr golpcada dc los hospitalcs suele ubicarse algo similar.
En cl Hospital Piñcro hacc muchos años se organizó un
uEquipo de asistcncia a la mujcr golpcada> y csto llevó a
grandes dcbatcs concoptualcs. trl nombre mismo, eI golpea-
da qnccla ligado al mujer, con lo cual sc dcfinc slr scr, ¿quién
cs Ud.? Una mujcr golpeada, vongo porquo so!..., cloja pega-
do un significantc al scr.
Si dcscle ia lcctura institucional so la ubica, se la clasifica
en osc lugar, tcndrá sus consecuencias. Esto tambión pone cn
Inés Sotelo

En cada capítulo hay un caso y


olla va tomando cristintos
ejes' uno es cr tcma de'la violcncia
de ros padres sobrc los
- flrijos. "
( d9n d 9 rp qgla,s j
a€ia&f;rua_d.l niñQ.en )
"l9.,rg!@
tór'a sc prcsunta sobrc ra rcgitiffii:::lr
Estado sobrc la vida privada] to
..,ut permite pcnsar en sali-
das do la victimización u lu ."rporrsabilidad.

violencia en Ias familias, üolencia


en las instituciones

La problernática de la violencia y
cxcesos de los paclres
hacia los hijos es absorutu-"r.tu-fr"cuentc,
mcnto en los periódicos. aparecc cliaria-
La autora sostienc quc la cultura,
la sociedad y las insti-
tuciones francesas cstabiccen un .
1io dc .iu.iri;;".1";;üj;i:'JffT,::il: Hil:' I
según "oro'.,
su propia cxpericncin, varoración transforma a
"rio lo cnal
ciortos sujetos cn padres i".upu.u.r,
concluce a que no
v'elvan a la institución por sentirse juzgaclos,
perdicndo así
ellazo con los hijos' probablcm"nt"
padro no pueda con-
vivir con cl niño pero poclría te'cr "."
algírn tipo de contacto o
relación con ó1, o.n- tanto el juicio
normativo clo la institución
no funcione irnpiclióndolo.
Tambión scñara c'e e_l padre golpcador
suerc ser asirnila-
do a sus actos, al llaniarlo gorp"iáo"
es ese atributo quc lo
dcfinc' Más allá dc respons"¡lir""l" por
hacia su hijo, eso padrl no cs
s's actos violcntos
,óio gotp", como el hijo no cs
solo golpeado; un riesgo frecuentc
c, n.i-ilo" nr poar" ilos gol-
pos quo da y al niño a los golpcs
quc rccibe; u"'lo. .q.,ipo*
mujor golpeada dc los hospitaies ¿o
,.*i".,¡i.urse argo similar.
En cl Hospital piñcrá hu." n .,.ho.
<Equipo de asistcncia a la_ oño"-r"?r*""ir¿
n r;""'gntpcada> y csto llevó""a
grandes debates conccptual"..
hl ntrrrbre misrno, cl golpea-
do qrrcda ligado al mujer,.o" to..,ut
os Ud.? Una rnujer golpcacla, ,u"rrgo
ru,l"fi;;-;,",.*,iori¿"
porqllo soy..., cleja pega_
do un significantc al scr.
si dcsdc la lcctura institucional sc la
ubica, se la clasifica
en esc lugar, tcndrá s,s corsecuoncias.
Esto tanibi¿;;;rr"
"r,
40 Clínica de Ia urgencia

cuestión los cquipos que se constituyon por Lrna slrpuesta cs-


pccificidad cn relación a un síntoma: adictos, fóbicos, ano-
réxicas, alcohólicos.
Si todo hccho os un hocho de discurso, depenclerá dc cómo
se lee, de cómo se nombre, dc cómo se alojc cl sufrirniento de
un sujeto; ser nombrado como golpeado o como goLpcador di-
ficulta el poder dcspcgarse de eso.
Identificarse con cstc niño, desdc los profesionales o des-
de la institución, obtura que pueda producirse algírn movi-
miento subjetivo. Este infante tiene estos padres, que en rnu-
chos casos ejercen violencia sobre él y deberá vérsclas con
esta rnodalidad dc lazo, con esta modalidad de goce quc será
neccsario conmover y separar.
Etrgenio Zafaroni, dcstacado penalista, actual Ministro
dc Ia Cortc Suprema de Justicia de la Rcpirblica Argentina, y
Profcsor de la Facultad de Psicología, en ol tcxto En busca de
las penas perdidas sostionc quc cl vcrdadcro y real poder del
sistcma penal no es la rcpresión sino su vertiente positiva de
control social, somctimicnto clc los carcnciados y difercntes, cri-
rninalizando segÍrn los parárnctros dc la configuración cstablc-
cida.2'1 Las condicionos de las cárccles o institutos dt: monorcs
sorl comparablcs con cl tratamiento de los enfcrmos mcntaies
previo a Pinel, dcstino dc castigo al cnfcrmo o al transgrcsor.
La idcntificación y coagulación dcl niño como víctima llc-
va a los profesionales y al pcrsonal de la institución al juicio
sobrc sus padrcs y de su historia, conducen a decisioncs que
operan como castigo más quc como cstratcgias dentro dc la
1ógica dc ese proccso tcrapóutico.

Ética y moral

Las familias dc cmigrantcs llcgan con costumbres, lcn-


gna, rnoclalidad dc rclaciones familiares, crcdos, absolutamcn-
to difcrcntcs. En Europa serán los marroquícs, paquistaníes,
bosnios... aquí bolivianos, pcluanos... dan cuenta de la sc-
gregaciíln prcscnto tarnbión cn las intervcnciones.
Otra dimensión es la dcl sometimiento que también dcs-
taca Eliacheff, siernprc cs más fácil trabajar con los padres
¡r-
40 Clínica de Ia urgencia

cuostión los cquipos quc sc constituyon por una supuesta cs-


pccificidad en relación a un síntoma: adictos, fóbicos, ano-
róxicas, alcohólicos.
Si todo hecho es un hecho de discurso, dependorá dc cómo
se lee, de cómo se nombre, dc cómo se alojc el sufrimiento de
r,rn sujeto; ser nombrado como golpeado o corllo golpeador di-
ficulta el poder despcgarse de cso.
Idcntificarsc con cstc niño, desdc los profcsionalcs o des-
de la institr,rción, obtura quc pucda producirse algírn movi-
miento subjctivo. Este infante tiene estos padres, que en rnu-
chos casos ejercen violoncia sobre él y deberá vérsclas con
esta modaiidad dc lazo, con esta modalidad de goce quc será
neccsario conmovt:r y separar.
Etrgenio Zafaroni, destacado penalista, actual Ministro
dc la Cortc Suprema dc Justicia de Ia Repúb1ica Argcntina, y
Profcsor de la Facultad de Psicología, en el texto En busca de
las penas perdidas sosticnc que el verdadero y real podcr del
sistcma penal no cs la roprcsión sino su vcrtientc positiva de
control social, sometimicnto de los carcnciados y difercntes, cri-
minalizando según los parámetros de la configuración cstablc-
cida.2'l Las condicioncs de las cárccles o institutos de mcnorcs
son comparablcs con cl tratamiento de los cnfcrmos mentales
prcüo a Pinel, dcstino de castigo al cnfcrmo o al transgrcsor.
La identificación y coagulación dcl niño como víctima llc-
va a los profesionales y al pcrsonal de la institución al juicio
sobrc sus padros y dc su historia, conducen a dccisiones que
operan como castigo más quo como cstrategias dentro dc la
Iógica dc esc procoso tcrapéutico.

Ética y moral

Las familias dc emigrantcs llegan con costumbres, len-


gua, rnoclalidad de rclaciones familiarcs, crcdos, absolutamcn-
te difcrentcs. En Europa scrán los marroquícs, paquistaníes,
bosnios... aquí bolivianos, pcluanos... dan cttenta de la se-
gtegaci<in prescntc tambión cn las intervcncioncs.
Otra dirnensión cs la dcl sometimiento que también dcs-
taca Eliacheff, siernpre es rnás fácil trabajar con los padres
Inés Sotelo 4r

que se someton acatando las indicacioncs. Están los padres


dóciles y los padres qllo no lo son. Esto también ocurrc cn la
escucla, o en cualqttier situación dc podcr. Ailí el pcor camino
será mostrarse en oposición a quien 1o cjcrce que puede ser la
maestra, el empleado quo da los turnos, o cl cncargado del cdi-
ficio. Habrá que saber manejarsc sin someterse. Es necesario
dctenerse y ubicar el lugar de la institución a Ia que perte-
neccmos, el lugar do los jucces y nuestro propio lugar allí.
Cada profesional está atravesado, por sus urgencias, por
su historia, sus valorcs, sus idcales. Desde allí se juzga y se
opina, estableciendo lo que está bien o mal. El problema surge
si se intervicne desde los propios juicios morales o de valor, y
peor aún, si dcsde allí se trabaja por cI supuesto bien de los
pacicntcs marginados, adoptados, golpeados, abandonados...
En cl reconido cn cl quc sc conducc un tratamicnto ha-
brá dos opcioncs: estar exccsivarncnte impregnado por cl pro-
pio cstilo de vida o bicn trabajar sobrc sí mismo, vía ol análi-
sis y el control de los casos para establccer una distancia.
Tcncr en cuenta otras perspectivas, otros paradigmas,
pernritc al profcsional dialcctizar el propio esqllena concop-
tual, teórico o hasta moral, intcntando ponerlo entrc parón-
tesis para que no sca desdc allí dcsdc dondc orientc el trata-
miento terapóutico o social.
Una clavc scrá ubicar la angustia dcl analista, reconocor
las propias dificultadcs, los propios puntos ciegos, localizar
aqucllos casos en los cuales es mejor apartarsc y derivar. Hay
tenlas que para alguien puedcn sel insoportablcs, cn esto hay
que haccr uso dc la institución y dcl trabajo interdisciplina-
rio. Cuando una situación llova al profcsional a puntos dc
angustia se corre cl ricsgo de conducir a la gcnte en lugar del
ploceso de rcsolución on la dirección de la cura quo son cosas
absolutamcnte diferentcs.

áQué bien?

La noción del bien cs problcmática para los psicoanalis-


tas, particularmcntc cn las instituciones y en la urgcncia.
Allí oncontrarcmos on primcr plano la pulsión de mucrtc.
42 Clínica de la ursencia

Carlos Gustavo Motta afirrnará que csta dimensión es radi-


calmente ignorada por la cicncia, porque está aI margen de
sll campo y para la medicina cuya función es cllrar, la pulsión
de muertc cstá al margen del discurso.2i'
En cl Scminario de La Ética, Lacan dará indicaciones rnuy
precisas: <tcnernos que saber a cada instante cuál debc ser
nuestra relación cfcctiva con el deseo de hacer el bien, cl de-
sco do clrrar>2(i alertándonos contra Ias vías vulgares del bien,
contra la trampa benéfica de querer el bicn del sujeto.
La verdadcra naturaleza del bien, dirá Lacan, se debe a
quo no es simplcmcnte bien natural sino poder posible, po-
tencia de satisfacer y el dominio del bien se vincula con el uso
de podcr ya que disponer dc ellos, supone privar a otros, sicn-
do imaginaria la función del privador.
<Es el otro con rninúrscula, el semejante, ése que está dado
en esa lelación tan arrzrigada a medias en lo natural que
es eI estadio del espejo, pero tal como se nos presenta allí
donde las cosas se articulan a nivel simbólico ...1o que se
llama defencler sus bienes no es mas que prohibirse a si
mismo gozar de eilos. La dimensión del bien levanta una
murall¿r poderosa en la vía de nuestro deseo. Es incluso
la primera con la qlre nos tenemos que enfrentar a cada
inst¿rnte>.28

trn la comunidad, el discurso del bien general lo vemos


represcntado por los cfcctos del discurso de la ciencia, <donde
se muestra ia potcncia del significante como tal>.2e La moral
del amo, al servicio de los bienes proclama <He vcnido a libc-
rarlos de esto o aqucllo. Continúcn trabajando, que el trabajo
no sc detenga. No hay ocasión para manifestar el mas míni-
rno desco)). Bl psicoanálisis plopone cn cambio una ética que
aporta algo como mcdida de nuostra acción <¿Ha sido usted
fiel con el deseo que lo habita?... medida inconrncnsurable e
infinita llamada deseo. Virajc de la orientación por los bienes
a la orientación por cl deseo>, afirmando Lacan que no hay
otro bion rnás que ol quc pucdc servir para pagar el prccio del
accoso al deseo en tanto metonimia de nuestro scr;... (ese algo
quc se llama goce, esa libra de carnc, lo quc del bien es sacri-
ficado por el deseo>.30
Inés Sotelo 43

Esta oricntación es fundamental cn el trabajo institucio-


nal, donde la dirnensión humanitaria arrasa muchas veces
con la dimensión dcl sujeto dol que sc octtpa el psicoanálisis,
aquél atravcsado por cl deseo y cl goce.
Laurcnt propone quc nuestra intcrvención, a veces úni-
ca, no apunte a obtcner cl bicn sino se dirija al sujeto de ma-
nera inolvidable, cs dccir quc dirigiéndosc a la letra, <camino
real hacia el inconsciente>.ilr dcje rnarca.

Rivalidad especular

Nos rcfcríanos a quc con los padrcs poco dócilcs se es-


tablece muchas voct: s un conflicto de podcr, se produco un
discurso cn cspcjo: la institución critica y cuestiona a los
padrcs y csto vuclve dc la misma nanora dcsdc los padrcs
hacia la institución.
Ocurrc frccucntetncnte qtto con los pacientes psicóticos
es necesario que alguua trausfercncia sc iustale pat'a quo cs-
tos padrcs acopten indicacioncs terapóuticas qlrc los profesio-
nalcs consideran nccesarias on cl devenir de un tratamicnto:
quc el pacicnte quodc intcrnado, o cxtcrnarlo, o respetar quc
el pacientc se haya pttesto dc novio, o qtle se dedique a alguna
actividad particular, son situaciones que si no se trabajan con
los padres es muy probablc quo no puedan sostonersc.
Esto no significa ceder a lo qttc no deba cedersc. Una po-
sición firmo deberá a su vez considcrar la perspcctiva de los
padres, sus micdos, sus dificultadcs. Carolinc triiacheff tione
una posición mlry crítica con ASI. Nos ofrece un cjemplo en cl
que los padres eran descalificados por los trabajadorcs socia-
les y por los psicólogos. En nna cntrevista la autora sc en-
cuc'ntra con quo óstos dccían cxactamcnte lo mismo de la ins-
tittrción que lo que los profesionalcs decían de ellos: qne cn la
guardería no cuidaban bien a la niña, quc le pegaban, eran
las mismas acusacioncs qlte los padres rccibían del ASI.ir2 Es
un ejemplo de la cspecularidad mortal.
El Estadio del cspejo cn Lacan os una construcción quc
permite desplegar la conexión cntrc las relaciones irnaginarias
44 Clínica de la ursencia

fundamentales en cierta etapa del desarrollo. Esta rclación


os la que observamos en el niño de seis meses frente al espe-
jo, el bebe sonríe a la sonrisa de quien tiene enfrentc, Lacan
caracteriza a cstc momcnto como (asunción triunfante de 1a
imagcn con la mímica jubilosa que acompaña y la complacen-
cia lúdica en el control de la identificación especular>.jr3 EI su-
jcto se identifica en el sentimiento de SI con la imagen del
otro. Y la irnagcn del otro cautiva en éI este sentimiento, de-
terminando un efecto de alienación fundamental.
lJna consecuencia en los adultos es la relación que es-
tablccc con el semcjantc, relación basada en la lógica de <o
él o yo> qlre en Hegcl lo encontramos como la <lucha a mlrer-
te por puro prestigio>. Cuando se responde en espejo, en el
filo mortal del lcnguaje , so conduce a la cristalización dc la
rclación mortífcra, porque nada del deseo aparece ahí; lo
quo aparece cs lo qLle cn psicoanálisis se llarna: a - a' (pri-
rna); una duplicación, repetición que en general ocurre cuan-
do algo toca ese punto cicgo, ese aspecto no resuelto, no
analizado. Si lo pcnsamos en la vida privada, cuando el
otro toca aquello qLrc para el sujeto es insoportable es fre-
cuentc reaccionar con Lrn: (¿y vos qué'/>, es un modo de res-
pondcr en espejo.

Insütuciones ypod€r

En las instituciones encontramos nutridos ejernplos en


los que el eje de las decisiones está puesto en la rivalidad, en
la pulseada de fuerzas y finalmente en el uso de poder, con
las consecuencias que esto tiene en la vida de ios sujetos so-
bre los que hay quc decidir una adopción, una internación, un
régimen de visitas...
En relación con los actos de maltrato, que se repiten de
generación en generación suele haber indicadores clínicos de
que estos actos de abuso o violencia pasaron sin ser verbaliza-
dos, y sin scr sancionados de alguna manera. La autora dará el
ejernplo de un padre violento, con una historia violenta, que
encucntra, o busca una mujer que ponga un tope y que logre
Inés Sotelo 45

sacarlo de ese lugar. Pide ayuda, una ayuda externa, un límite


a esa modalidad de goce que ha alcanzado niveles excesivos y
que provoca el sufrimiento propio y el de los hijos. trse límite
posibiiita una salida para el niño y para eI padre tnismo. De-
tener esa historia de repetición mortificante que funcionaba,
en sí misma como condena. Cuando esto es verbalizado y se
busca ayuda el padre podrá aceptarla o no, pero permite loca-
lizar un sujeto responsable do sus actos saliendo del silencio.
Sale del silencio el sujeto, la esposa y el hijo, io cual implica
un corrimiento de cada uno de la posición de víctima: víctima
de la historia qtte lc tocó vivir, víctima de un marido violento'
víctima de los goipes del padre.
Otra situación particular en Francia, cstablecida en el
código francós, es la figura del <niño anónimo> que permite a
las madres no dar a conocer su idcntidad cuando dan un niño
en adopción... La tnadre deciara previamente que no quierc
que so conozca su identidad y esto suelc ser muy común entre
mujeres extranjeras; que van a Francia a parir porque tienen
esta posibilidad. Numerosas historias de mujeres violadas en
Bosnia, eu Europa del Estc que se dirigían a Francia a parir
1' en dos meses ei niño podía ser dado en adopción.
Habitualmente, esta modalidad de adopción tiene eI pro-
blema de que las mujeres para proteger su identidad o por
vergüenza, no realizan exámenes ni controlcs durante el em-
barazo y sc dirigen directarnente a la guardia el día del par-
to, con las complicaciones clínicas, anímicas, afectivas, que
esto puede acarrear.:l'1
En Nantes, hay un hospital con un sistema cn el cual se
prepara a las madrcs quc deciden dar a sus hijos en forma
anónima. AIIí un equipo formado por trabajadores sociales,
psicólogos y médicos, respetando esta decisión que está ab-
solutarnente dentro de la ley, crea las condiciones para que
esta mujer se haga responsable de la misma. La orientación
de este equipo cstá en dirección a ponor a dccir y poncr a
trabajar una decisión, esto es intentar producir alguna mar-
ca para subjetivarla.
En oposición a osa modalidad de trabajo,la autora daba el
ejemplo ocurrido en otro hospital, en donde un niño había na-
cido cn esas condiciones cn una guardia: su madre había dicho
t- 46 Clínica de la urgencia

que no qucría ni vcrlo, poro los profesionales se lo poncn sobre


,., ..,"rio con ol intento cle que carnbie su decisión. Dctrás de
ia búrsquccla del supuesto bien del niño o de Ia ntadre, los médi-
.o. una viriencia instituci'onal, que pone de manifiesto
"j"rc"r-t <cl bien de
el juicio moral sobre la madrc y sobre esa decisión;
niño es estar cou la mad,rc.> podría enunciar el juicio mo-
toclo
ral. Podemos articularlo con lo trabajado por Lacan en el Se-
minario dc la Ética <.Haccr las cosas cn nombrc dcl bien' y
rnas aúrn, cn nombrc clcl bien del otro, esto es lo
que cstá muy
lejos cle ponernos al abrigo no sólo dc la culpa, sino de toda
suerte de catástrofcs intcriores>'il:'

Verdad... a medias

Bsto nos permitc pt:nsar las cuestioncs ligadas a la verdad'


Los juecés piclen qtlc sc jr'rre decir TODA la verdad' tarn-
bién oxigen a los prof'csionales quc digan la vcrdad dc los
padres,
' niños, f'arniliares.
Los profcsionales y las instituciones corrcn eI riesgo de
crcerse portadorcs dc la Verdad'
Lo que cl psicoar-rálisis nos cnseña es qtlo:
-La vcrdad no es fácilmentc acccsible'
cie ios cfoctos de lenguaje como
-Que la verclad es inscparable
tales y esto significa incluir cn cllos al inconscicnte.

-Que no hay LA VtrRDAD.


puccle dccirsc dcl todo, siemprc esta dicha
-Qr-re la vcrdad no
a trrcdias.
La verclacl e s siempre relativa; uno tiene algunos cn-
cuentros dc vcrdad, algo dc la vcrdad aparcco pcro nun-
ca es toda.
Un niño ciccía quc la rnarná Io qucría tirar por la ventana'
<yo qttiero
la jucz no le crcía y consultaba al pcrito psicólogo:
.uú", si mc micntco si rne clicc la vcrdad>. La analista trataba
de explicarle que si cl menor ic clice a Ia
jucz esto de la madre'
n'u. á11á dc que Ia marná 'o lo hubicra crnpujado hacia la vcn-
quc sll
tana, cra algo para prcstar atención osta sensación dc
Inés Sotelo 47

madre estaba quericndo matarlo. sin ombargo io que qlrería esta


juez era sabcr si a olla cl niño le mentía, cuái cra La Verdad'
Nuestra palabra no pretenderá dccir toda Ia verdad,
revelársela a ese sujcto en tiniebias, sino que on todo caso,
intcntarcmos quc algo de la vcrdad apatezca, algo dc Ia
verd.ad de ese sttjeto, de su historia' dc sus posibilidadcs,
en cse rnarco simbólico quo se arma cntre el analista y el
sujeto que padece.

- Debates en el Foro -

A continttación se transcriben algunas de las intervcncio-


nes clc ios particiPantes

Intcroencíón de Móním Cardia'


Lic. cn Psicología. Pt'ovincia clo Bucnos Aircs. Rc¡tírblica Argcntina.

El tema dc cstc primer capítr'tlo cstá muy ligado a mi


práctica clínica actual con adolescencia y tnonores cn rics-
go para la Subsecretaría do la Provincia de Bucnos Aires,
espccíficatnentc con la prcvención cn adicciones. Es fre-
cuLnte 1a clcrivación cte los juzgados para la atcnción
asistcncial por la ley dc penalización a1 conslrmo o <condi-
cionalidad de libcrtadcs>.
Bs habitual que Ia urgcncia jurídica corra por difercntes
caminos quc el abordaje clínico, regttlando en ocasiones ia
práctica para pensarlas cn rclación a quión demanda' La ur-
gencia está cn ocasiones paradójicamente determinada por
Ios diferontcs discursos: el jurídico, cl social del cuál somos
partO y ofccto, por cso cn ocasioncs ()s muy difícil discrirninar
donde está situada la demanda. En cstos tiempos de urgén-
cias, la demanda incluye partc dc uua tcmporalidad quc jue-
sa en contra dc una posible subjotivación.
Es irnprescindiblc dcterminar tenpranamente de quién es
la dcmanda cle atcnción y Ia urgcncia situándose eI profesional
r-
¡

I
i

48 Clínica de la urgencia

desde una posición ótica que oricnte la cscucha desde una


cicrta lógica.

Interuetrción dc Clara Holguín


Psicoanalista, micmbro dc la NEL. Cali. Colonbia.

La urgencia atraviesa las instituciones, en gran medicla


porqllc estas sc sienten cada vcz más compelidas a rosponclcr
a un discnrso quo les exige eficacia y eficicncia, aúrn a costa
dc los sujotos que las integran y constituycn. poclcrnos plan-
tearnos cntonces que la urgencia de dar rcspucsta cn rnúlti-
plcs aspectos al otro social, a la que se enfrentan las institu-
ciones de diversa índole, engendra ella mipma nna scrie de
urgcncias subjetivas quo se e.videncian, por ejemplo, cn el
deterioro crecicnto de los lazos sociales dc sus miembros, en
estados de deprcsión y desesperanza y aún en manifestacio-
ncs y motines que, a tnanera de acting,llaman a la pausa en
el Otro, al cstablocimiento del diálogo.
En cl árnbito do la Universidad pírblica en Colombia,
se hace evidonte la situación planteada. En el día a clía de
la vida universitaria asistimos a manifestaciones sintorná-
ticas que van desde los consumos compulsivos, las deser-
ciones, la agresividad cn las relaciones académicas y labo-
rales y los cmbarazos cn adolescentos, hasta las revueltas
cstudiantilcs en muchos casos con profundo sesgo de
violcncia. Velar por la salud rnental 'n en cstas instituciones
pasa necesariamentc por Ia recreación dc vínculos, por el
establocimic'to de la paiabra, por reconocer y exigir a cada
intcgrante de la comunidad univcrsitaria hacorse cargo clc
su propio <bienestar>. De estc modo, prctondemos incidir
desdc la instancia dcl Bicnestar universitario
-que on nlrcs-
tro país rcsponde a una exigencia lcgal a las institucioncs
de Educación superior- y quc tradicionalmente tiene un
corte emincntemente asistencialista; apostamos a lograr
paulatinamentc lo que podríamos considerar una cspecio
de <rectificación subjctiva>, hacer a los integrantes cle nues-
tra comunidad strjctos responsablcs de su vida y la de la
institución; rcconocomos en cstc trabajo las limitaciones
que la urgencia institucional en la búsqueda de cambios
Inés Sotelo 49

abruptos y rápidos, hace emcrgol. a lnanera do resistencra,


de obstáculo a ttn ticmpo quo sabemos neccsario'
Relataró un evcnto oll una institución escolar que aseso-
ro: una niña dc 11años, molesta con su profesora, hecha un
ácido on ei tormo dc la misma. No haríamos nal cn llamar a
dicha situación una Llrgencia institucional, la calma y la ho-
meostasis dc la institución se han quebrado. Se sanciona a la
niña, sttspendiéndola por unos días. Sin cmbargo, esto en lu-
gar dc causar un alivio institucional, causa un malcstar en la
maestra, que considora que nlrnca fue tenida en cuenta y con-
sidera el evcnto una amena za para ella y sus demás colcgas
(son maestros amcricanos) con una consigna, <los niños nos
quieren matar, son Llna ancnaza)).
Se gencra una <crisis> en la institución qnc da cuenta
de lo in.soportablc y ai ticmpo sc abrc la posibilidad do una
conversación quo sintomatice este llarnado tanto de lado
del niño como dci maestro. Podríamos aquí introducir al
menos tres de los puntos que se introduccn en la clase y
quc sc menciona arriba. ¿,Dc quión es Ia urgcncia? ¿Quó punto
de capitón para esta urgencia? ¿,Quó solución'?
Al mcnos podemos tener en clrenta a partir c1e Ia clasc
rres aspectos:
-El tiempo -la pausa.
-l-a Avaluación, tanto dcl lado del sujeto niño como de1 macstro.
institución.
-[,a importancia de cspacios clc conversación cn la

b*ruenci'ón d'e Marta Muhlru.d


Psicoanalista dc Buouos Aircs Argcntin:r

Plantear la urgcncia desdc la perspcctiva institucional


mc llevó a los acontecimientos ocurridos en una escuela en la
que trabajo.
Hacc unos años un alumno llevó un arma cargada, la tuvo
r.onsigo toda Ia mañana y al salir, disparó y mató a un cotnpañcro.
La situación fue tcrriblementc dramática y despertó di-
rersas cucstioncs:
Clínica de la

-la sorpresa, lo inesperado de la irrupción dc violencia.


-el dolor por el jovcn mucrto
-cl dolor, cl micdo y la crisis dc sus compañcros

-el dolor y los interrogantes de los docentes y autoridades

-las preocupacioncs ligadas


a la responsabiiidad del estable-
cimiento
Algunas consecuencias inrnediatas fueron:
-un prcsumario administrativo para las autoridades de la
cscuela.

-asistcncia psicológica grupal para los compañeros dc ambos


alumnos.
-una intervención institucional con un psicólogo, para cl per-
sonal dc la cscucla cn su totalidad, que no satisfizo las
expcctativas, principalmente porque nunca les cxplicaron
cuál cra el objetivo de la rcunión.
-cl alulnno, dc 19 años, cra i'rputablc sogún las leycs argenti-
nas. Se lo detuvo en la comisaría, luego en una cárcel, se kt
sometió a pericias y tcrminó interno en un neuropsiquiátri-
co dc la zorla, cor diagnóstico de esquizofrenia paranoide.

El sentimiento general fue ambivalento, rigado a ro si-


niestro, a eso familiar quc se torna extraño y peligroso.
E'tre los alnmnos había s*rgido el peligro y la amenaza,
y pcrmaneció durantc un tiempo. Lucgo, los mecanismos d.e
dcfensa van haciendo lo suyo.
Para algunos era mas seguro qlle el joven agresor cstu_
viera prcso on rlna cárccl por homicidio. No tenía antcceden-
tes dclictivos de ningírn tipo
En ninguna escucla dc la zona se rcalizaron intervencio-
nes a nivel institucional, cn relación al tema. Los profcsores
qucrían qlle se nos instruycra sobrc qué haccr si un alumno
saca nn arma en el aula.
¿Dónde cstá la urgencia? ¿Dc quién/es es la urgcncia?
¿;Qué rnodalidad dc intervcnción hubiera posibilitado cl
alojamionto de la urgcncia dc padros, docentes, alumnos...?
Inés Sotelo 5r

Intcruencíón d.e Rodnlfo Ceball,os


Practicantc cit:l psicoanálisis. Provin<:ia ck: Salta. Argontina'

Este capítulo me permitió ubicar la posición del psicoa-


nalista en las Llrgencias t:n una institución
El curso plantca ia intcrvención dcsdc la pcrspr:ctiva dcl
psicoanálisis, lo que cxplica el concepto dc trabajo asistencial
en una institución social.
El ejcrnplo clegido no adrnite controversias clínicas: el
psicoanálisis como práctica que clucida y localiza la urgeu-
cia. entendida ésta como cl punto donde se rornpe el orden del
sujcto. Esa vcrificación nro parecc ncccsaria y' a la voz' opor-
runa clc conscguir por cl sufrimiento mismo dei que consulta.
La urgencia cs la lcctttra quc hace el psicoanalista en la
ilamada <coyuntura cle cmcrgcncia>.
La prcgunta que se abre cs: ¿es posiblc llcgar a este pttn-
lo óptirno dc <cálculo> en La urgcncia'/

Interuencíón d'e LíIia Pérez


Psicoanalista. Saltillo. Coahuila, Móxit:o.

Voy a relatar una cxpericncia dc las mucltas, vivida en el


hospital dondc trabajó 22 años.
Trabajando cu cl Servicio dc Ncfrología, rne encuentro
una mañana coll un pedido de urgente intervcnción. Celis'
una pcqueña dc 14 años de la Siona dc Oaxaca' Lllla comlr-
niclaci indígena dc mi país, Móxico, había estado dosdc ha-
¡ia clos horas couvttlsionando y aventando espuma por la
'coca. Ya habíau acudido los ncurólogos y concluyeron que
ro había incrvaciór-r ncrviosa para tal evento y qtlo por tanto
cra <psicológicou.
La dcmanda de ]os módicos qtlo sc me dirigía' ora quc
rcsolvicra con promura tal urgetlcia.
El cuadro era impactante, Celis convulsionaba y Ia posi-
biliclad clc intcrvención parccía lirnitada. Dccido dirigirme a
ta pacicntc con ttna invitación a tomar la palabra: <¿Cclis
quiercs hablar'/> antc lo que clla rcsponclía con más convul-
:iones y los ojos cn blanco, rcpito mi apclación y finalmcntc
Clínica de Ia

intervengo diciendo: (.'.ctlando qttieras hacerlo me llamas,


tengo otros pacientes> y me di la vuelta.
Para mi sorpresa, Ia pacientc se levanta y poniendo la
mano cn mi hombro exclama en Lln grito <¡No te vayas, sí
quicro hablar!>, cesando tarnbién las convulsiones. A partir
,1" u." momento desplegará Ia angustia iue ie producía dejar
el hospital al que había llegado en estado gravísimo que requi-
rió dializarla. La vida y Ia muerte cn eI centro de la escena'
Me interesa destacar que la intervención se enmarca en
la transferencia de los módicos hacia la analista a quien con-
vocan, así como de la niña quien ya era una paciente que se
atendía en eI Scrvicio y tenía un lazo con la analista'

Interumcíón d.e Margarct hqh


Estudiantr: av¿rnzacla dc la liccnciattlta cn psicología on la univcrsidad
Regiomontana, en Montcrrcy, Nr'rcvo Lcón, Móxico.

En cI primer capítulo encontró una conexión inmediata con


cl contcnicio acerca dc la difrcultad de hacer soportable Ia falta
dc recursos y los problemas de la institución, es decir ei modo
en qlrc los profesionales somos atravesados por Ia urgencia'
En io personal me ha tocado presenciar la revictimiza-
ción dcl enfermo mental cuando se prescnta a denunciar he-
chos dc violencia intrafamiliar, pues Ia lcy en este país des-
acredita automáticamentc el discurso del cnfermo mental al
conseguir un dictamen médico o psicológico.
Esta experiencia definitivarnente muestra el grado de
indefensión y revictimización cle que se hace objeto al enfer-
mo mental en las instituciones.

Interuencíón de Inés Sotelo


Clara Holguín desdc Colombia aporta interesantes seña-
Iamientos y un ejemplo de urgencia institucional impactante,
que nos lleva a puntualizar algunas cuestiones:
La caída del padre, del ideal, de1 Otro, se manifiesta
crudatnente en la escuela. No hay Otro que ocupe el lugar
dc saber sttpuesto, dc quien valga la pena intentar tln (su-
puesto aprender>>. Devaluación del iugar dei padre, del
macstro y dcl saber.
Inés Sotelo 53

padres>,
La institución suele culpabilizar a los <malos ni-
a los
que no se ocupan, quo no "'tátt-"tt casa' que dejan
juicio sobre los pa-
io. ft".rt" aI ielcvisor, que no cliaiogan' trans-
dt*. q.," no sttele estar acompañado de intcrvencioncs como
tampoco saben
f--"¿otus. En realidad los maestros <maestro)) qlre deben
l;;;rl", tarnbién para ellos ci iugar dc sc tornan ex-
o..tput está devaluado' Los padrcs y los niñosjuicio y la vio-
;;;";, amenazadoros, y cle eiios retorna el
lencia hacia ia escuela o los maestros'
--_-Enmiexperienciaensaladeinternación'oculrelomis-
gravcs o psicóticos'
mo con los famiiiares de los pacientes
y los juzga llegando a
cuando la institución no los inciuye
-<ituaciones de
violcncia y amenaza'
quo tambión aspira-
Cuando la eficacia y Lficicncia, a la
sinónimo de <supuesto
*o. lo. psicoanaiistas, sc conviorte en
los sujctos t:n clres-
¡i"t".tuu cn las institucioncs' más allá dcgrita'
tión. el síntoma aparece, insistc, habla o
observa
En el .u.o pt"."ntado por Marta Muhlrad se
sino que es funda-
que no basta conquo haya-psicólogos'
lec y,
mental localizar la urgencia, clesde que lugar sc-la basta
finalmente ponerla a Jecit, poncrla en palabras' quedaron
No
aor, al joven' la violencia y ia affIenaza
"rr."rrar
*r, tu i.r"titución. Mc interesa puntualizar
que muchas ve-
ces frentc a Ia urgencia médica ante
la muette' o la urgen-
sornos convocados para
cia del juez que [uierc la Verclacl' la rt:s-
dar respuestas *ágitut' EI médico espcra a veccs
puesta
--- inágica d e la rnedicación'
brecha
El luga, del analista es apenas, el de abrir cierta
niño' sc despiieguc'
para qlre1a urgencia dcl sujeto' de csc
para Ia ur-
l.r.rq.ru no lleguemos al punto óptimo de cálculo
g"rr.iu, conro se interroga Rodolfo Coballos'
que nos ofrccc Os-
Podcmos pensarlo Jo" t'ttu referencia
en el campo de Io so-
car Zack,quien afirma que los cambios
determinando
.*f. fo politico, Io cultural, lo científico ha ido mas dírctil capaz
que el ánalista se transforme en un objeto
y los nucvos sínto-
de responder no sólo Ias nuevas angustias
Ia subjeti-
** .ino también a las tragcdias que irrumpen en
r-idad tnodcrna.:17
Clínica de la

posición nos
Considcro que la intervención desde cierta
cuya eficacia solo ve-
avala para tu1 momcnto cle ccincluir'
rificarcrnos desPuós'

Momento de concluir

particularidad con
Estas intcrvcncioncs nos acercan a la
países' atravcsados
qtte Ia clínica sc prcsenta en diversos
salud muy diversos' colllo
iu, t"ng.,us, historias, sistcmas de psicoanaiista en las institu-
así también ciivcrgc .ilt'go' del
puntos en comlrn que
ciones. Sin cmbargo hcmos encontrado
;;;;"t-itido reíanzar nuevos interrogantes para el
mo-

mcnto de conclnir:
iu posición clcl analista dctcrmina un uso particular de
asistencialcs
las instituciones, Itur"fo"ttando los espacios
nos aporta la cxpe-
clásicos. iln este senticlo Marta Coroncl
Isidro' la cttal
ricncia clc Ia aciml.iór. "r. el Hospital d'e san un
para convertirse.cn
;;j¿ .f" scr Lrn dispositivo univcrsal resultando
."p".i,, cliario ,l"rriro clc ttn proccso clc asistencia'Es dccir qr're
en sí mismo un tratamicnto del padecimicnto'3S
cs pensado como
alcjándosc cle ttn proccclimicnto burocrático'
Ia posibilidad de qtte algo nucvo se Inlcre'
Sc tlata tlJ artificios' en guardias y admi-
"t-tto,-,."t "'"u' hacicndo uso dc
siones, q.," lrur,.titu'-' tn t"tttti'a de los efectos
io, ,".,.,r.o, ,lu Io* quc se clisponga':lr) lo
La oricnta.i.t i"t ptitootruiitta en las instituciones
conducirá u propo,."t'ttto put-t'u frente a
la prisa institucio-
qlre vcces cs solo dc unos
,rul, ,r"ttgu cié donclc venga; pallsa a
ticmpo'
minutos pero quc posibilita instalar otro
Laurcnt, no es ttn funcionario
El anaiista, .omo afirma
dc un engranaJo' slno
del dispositivo,l0 no s0 hacc víctima
dccisioncs' Con
que se ttbica .ot to tttj"to responsable de sus
lo quc allí se deposite'
su acto pon".,tu pu.tto pu'u desplegar
cn esc encuentro con cl
en csc marco simbólico particular'
algún valor de ver-
sufrimiento cicl otro' tratando dc alcanzar
dad sin pretcncler sei: dueño de ella'
Inés Sotelo 55

Esto posibilitará localizar algo de lo subjctivo, ponienclo


en juego la avaluación ciel sujeto cn cucstión, aval del sujeto
aoeFca de su Padecer.
Desde esta perspcctiva, la ética del psicoanálisis conduce
a posponer los juicios, y no anticiparse en la adjudicación del
bien que se crec que Ie correspondería a cada uno'
La decisión final, siemprc sin garantías' se corresponde
otxr un momento de concluir qlrt: aunque deje el sabor de que
algo nras se podría habcr sabido o algo mas se podría haber
n*"no. entendemos que la conclusión es el tiempo lógico que
posibilita la salida.

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