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Reflexión Introductoria
Es la hora de “meterse en las Llagas de Cristo Crucificado” porque la vida cristiana se centra a
seguir a Cristo pobre y Crucificado. Es la forma de identificarse con Él por qué un cristiano se
hace fuerte junto a la Cruz Celebrar el Santo Vía Crucis, no es realizar una obra de teatro, ni un
simulacro de la Pasión de Cristo desde el pretorio hasta el sepulcro. Tampoco es un ejercicio
triste, la alegría cristiana tiene forma de Cruz. La pasión de Cristo es camino de dolor, pero
también es la vía de la esperanza y de la victoria de la vida.
Dispongamos el corazón para recorrer paso a paso el camino que recorrió Jesucristo para llegar
a la gloria de la resurrección. Al celebrar este Vía Crucis meditemos en el camino de nuestra
vida, apliquemos todas estas estaciones a nuestra propia realidad, recordando que no se puede
llegar a la luz de la resurrección, si no se pada por el sacrificio de la Cruz. Después de la lucha
y el dolor bien llevados en este mundo, entraremos en el gozo que ya nadie nos arrebatará en el
Reino de Dios.
Oración Inicial
Señor mío y Dios mío, bajo la mirada de María, nuestra Madre, nos disponernos a acompañarte
por el camino del dolor, que fue el precio de nuestro rescate.
Queremos sufrir todo lo que Tú sufriste ofreciéndote nuestro pobre corazón contrito, porque
siendo inocente, has cargado con nuestras culpas y moriste por nosotros.
María Dulce Madre, Virgen Dolorosa, ayúdanos a sufrir aquellas horas amargas que tu Hijo
quiso pasar en la tierra para que nosotros, hechos de polvo de la tierra, viviésemos al fin, en la
libertad de los hijos de Dios.
I ESTACIÓN
JESÚS ES CONDENADO A MUERTE
Oración
Señor Jesucristo, Tú que eres manso y humilde de corazón, regálanos por medio del Espíritu
Santo el fruto de la mansedumbre para que seamos capaces de sufrir con paciencia y
generosidad, lo que sea necesario para conseguir el reino de Dios.
R. Amén
II ESTACIÓN
JESÚS CARGA CON LA CRUZ, CAMINO AL CALVARIO
Reflexión
La Cruz que carga Jesús pesa por su contenido material, pero es incomparablemente más por su
contenido espiritual. Sobre los hombros de Jesús pesan los pecados de toda la humanidad: la
blasfemia, el orgullo, la prepotencia, el rechazo a la redención, todos los pecados del pasado,
del presente y del futuro de la humanidad van sobre la Cruz que carga Jesús.
Jesús sabe que el hombre va a responder con el desprecio, el rechazo y la indiferencia a la
redención que con el sacrificio de su vida lograría para Él; por eso, esa cruz que Jesús lleva le
pesa más de lo normal, pero Él la abraza con mucho amor, pues Él mismo enseñó que “Nadie
tiene más amor que quien da la vida por sus amigos”, y así lo hace sin esperar recompensa, sólo
por amor.
Oración
¡Oh Señor! de la cruz y del camino, enséñanos a amar como tú amas, infunde tu espíritu de
caridad en nosotros para que amemos sin esperar recompensa, para que amemos al que nos ama
y al que nos desprecia y odia.
R. Amén
III ESTACIÓN
JESÚS CAE POR PRIMERA VEZ, BAJO EL PESO DE LA CRUZ
Reflexión
Quién pudiera pensar que este hombre que, aplastado por el peso de la Cruz, sea nada más y
nada menos que el Hijo eterno de Dios, que por amor a nosotros dejó su categoría de Dios y se
hizo como cualquier hombre débil, expuesto al dolor y a la tentación. Aunque no tubo nunca
pecado, asumió nuestros pecados y fue humillado por ellos, por eso cayó bajo el peso de la
Cruz, aunque es Dios eterno, por quién fueron creados todas las cosas.
En el camino del Calvario, la virtud de la humanidad cristiana es puesta en alto, pues el mismo
Dios en la persona de Jesucristo, nos enseñó cuán grande es esta virtud y cuán necesaria es para
alcanzar la salvación, pues el primer pecado se dio para la rebeldía del hombre, que por el
orgullo y pretensión quiso ser como Dios.
Oración
Señor Jesucristo, Tú caíste humildemente bajo el peso de nuestras culpas, pero con la misma
humildad pediste ayuda al Padre Celestial para levantarse, enséñanos a ser humildes y a pedirle
a Dios que nos levante de nuestros pecados cada día, para seguir avanzado a pesar de las
dificultades, hasta llegar al reino de los Cielos.
R. Amén
IV. ESTACION
JESUS SE ENCUENTRA A SU DOLOROSA MADRE
Reflexión
Habían pasado treinta años desde cuando Simeón le profetizo a María que tendría que compartir
el martirio de la Pasión y Muerte de su Hijo. Pero en el corazón de María estaba grabadas
palabras proféticas, y en ese momento las entiende al encontrarse con su Hijo, desfigurado y
maltratado, camino hacia la Cruz.
Ahora es cuando el corazón de María se traspasa de dolor, pero ella continua firme en su fe, en
su amor y en su esperanza.
María no conoce cuales son los designios de Dios, pero confía ciegamente en que Dios siempre
hace las cosas para bien del hombre, por eso espera en la misericordia de Él. María vivió tan
cerca de Jesús y tan llena de Dios, que aprendió a disculpar y perdonar los errores y pecados de
los hombres, por esto, allí, ante los que llevaban a su Hijo, al patíbulo de la Cruz, guarda
silencio, no reniega, no vocifera, no amenaza; seguramente ella pide perdón y ruega por ellos.
María también vive el martirio del Calvario, por eso es digna de ser nuestra intercesora ante su
Hijo.
Oración.
Madre, Tú que conoce el dolor y la soledad, consuela, fortalece, anima y acompaña a las
madres en su dolor e intercede ante Dios misericordioso para que cesen los terribles males que
nos aquejan por causa de la ambición, la deshumanización, la inmoralidad y el desamor a los
hombres. Madre de Cristo, esposa del Espíritu Santo e Hija del Padre.
R. Amén
V. ESTACION
SIMÓN DE CIRENE AYUDA A JESÚS A CARGAR LA CRUZ.
Reflexión
No es casualidad que hubiese en el camino un hombre para que ayudase a Jesús con la cruz.
Es que nuestro Dios no es egoísta y aunque no necesita de nadie para realizar su obra, Él
comparte con los ángeles y los hombres sus ministerios y da a cada quien sus carismas; por eso
Jesús comparte con Simón de Cirene el ministerio de la Cruz. Y como a él, sigue llamándonos,
para que ayudemos a cargar la cruz y ofrezcamos el dolor de la enfermedad, la pobreza, la
soledad, la ansiedad, por la salvación de muchos.
Simón de Cirene no se ofreció para ayudar a llevar la Cruz, solo una vez puesto en el lugar de
Jesús, la acepto con paciencia y amor, por eso fue digno de quedar inscrito en la Vía de la Cruz.
Nadie escoge la enfermedad, ni la soledad, ni ninguna clase de dolor, pero una vez en él puede
hacerlo fructífero uniéndolo al dolor redentor de Jesús, por la salvación de sí mismo y de otros
y ese quedara inscrito en el libro de la Vida, pues Dios sigue compartiendo su ministerio de
salvación con los hombres.
Oración
Señor, Dios Omnipotente, único Creador y Salvador, Tu que nos llamas a compartir contigo el
servicio de la salvación de los hombres, danos el fuego de Tu espíritu Santo para que
purificados y por El, podamos ofrecer con paciencia, humildad, constancia y amor, los dolores
y sufrimientos de la Cruz de tu Hijo, y sirva para nuestra salvación.
R. Amén
VI. ESTACIÓN
UNA MUJER, LLAMADA VERÓNICA, LIMPIA EL ROSTRO DE JESÚS.
Reflexión
El nombre de Verónica no está en el Evangelio. Pero en la tradición de la Iglesia, esta mujer
representa a aquellos que, aunque pongan en peligro su bienestar, su buena fama, su comodidad
y hasta su vida, se lanzarán a dar testimonio de Cristo ante los hombres descreídos e impíos.
La Verónica es la mujer valiente que rompe las filas de los soldados, y se acerca a Jesús para
limpiarle el rostro. La Verónica sigue viendo hoy en el cristiano que valientemente, enfrenta
con obras concretas el mal que aqueja a la sociedad y quita del rostro de hermanos la suciedad
que dejan los vicios, la inmoralidad y el pecado, para que vuelvan a recuperar la imagen de
Dios.
La Verónica no se avergonzó de Jesús y en contra de los opositores de Jesús se lanzó a dar
testimonio de Él ante los hombres, por eso debió ser reconocida como discípula fiel, digna de
entrar en el Reino de Dios. Así pues, todo el que quiera entrar a la vida eterna debe ser como la
Verónica, que no se avergüenza de Jesús en la tierra y da testimonio de Él, aunque tenga que
sufrir rechazo persecución y envidia.
Oración
Señor Jesucristo, fortalece e ilumina a todos los cristianos con el don del Espíritu Santo, para
que seamos Verónicas en el mundo, asumiendo la responsabilidad que tenemos de ser luz del
mundo y sal de la tierra y así llegue Tu Reino de fraternidad, paz, bien y amor a todos los
hombres.
R. Amén.
VII. ESTACIÓN
JESUS CAE POR SEGUNDA VEZ BAJO EL PESO DE LA CRUZ.
Reflexión
Nuevamente Jesús en tierra, bajo el peso de nuestros pecados. El inocente pagando por el
culpable. Sólo se entiende esto a partir del misterio del amor de Dios: la bondad infinita de Dios
que se hizo hombre, para rescatar al hombre de la esclavitud del pecado.
Qué contraste tan grande, la bondad de Dios en Jesús, frente a la ira y orgullo del hombre,
representando en los sumos sacerdotes, escribas, fariseos y soldados, la bondad de Dios ante la
bajeza de la humanidad descarriada de ayer, hoy y hasta cuando el mismo Dios implante su
Reino en ella. Porque nuestro Dios no paga mal por el mal, ni insulto por insulto, sino que Él
responde con bondad a quien lo rechaza, hasta que vuelva al camino de la santidad. ¿Cuánto
más recibirá al que le ama?
Oración
Señor Jesús, te rogamos nos cambies el corazón de piedra y nos des un corazón amante como el
tuyo, para que dejemos de odiar, de dar muerte, de destruir a las demás personas, y busquemos
todos juntos, como hermanos, la fraternidad, la paz, el bien y tu Reino desde la tierra; dando
frutos de bondad, de comprensión, verdad y de justicia, por los siglos de los siglos.
R. Amén.
VIII. ESTACIÓN
JESÚS HABLA A LAS MUJERES DE JERUSALÉN.
Reflexión
Jesús va cansado. Parece que no va a llegar con vida a cima del montículo. Pese a todo, se
detiene un momento y se dirige con un gesto de amabilidad a las mujeres que lloran y se duelen
por él.
No importa su sufrimiento, hay alguien que necesita de Él, Jesús, ve en esas mujeres a toda la
humanidad que dolorida se lamenta de sus males. Se dirige a ellas, no para decirles palabras de
consuelo, sino para proponerles una solución a sus calamidades: “lloren por sus pecados y por
los pecados de su descendencia; pues si no lo hacen, el mal crecerá y tendrán que sufrir mucho
más”. Porque ahora sufren por causa del inocente, pero más tarde han de sufrir por causa del
tentador, que los acosará y angustiará la muerte.
Oración
Señor, perdona nuestros múltiples pecados y danos tu Espíritu Santo, para que tengamos el don
del arrepentimiento y del llanto por nuestros pecados y el don de la conversión para que,
siguiendo tus caminos, seamos liberados de todos nuestros males.
R. Amén.
IX. ESTACIÓN
JESÚS CAE POR TERCERA VEZ
Reflexión
Jesús cae por tercera vez, pero se levanta nuevamente. Con eso nos quiere enseñar que lo
humano es débil y expuesto a echarnos por tierra; pero que Dios está siempre atento para
fortalecernos en nuestras debilidades, con su gracia.
La humanidad de Jesús lo lleva al desánimo y hasta la angustia, pero su divinidad lo levanta y
lo hace negar a la cima del sacrificio; por el dominio que tuvo de su voluntad no se dejó
doblegar por la tentación, el dolor, ni la misma muerte. Por eso, Dios Padre lo elevó
nuevamente a su categoría de Dios y lo hizo Señor y Dueño de toda la creación. Así pues, Jesús
comprende la debilidad de la naturaleza humana, porque Él también la sintió y tuvo que luchar
para no caer en la tentación, por eso siempre estará presto a ayudar a quien se lo pida con fe.
Oración
Señor, danos los dones del minio, la fortaleza y la templanza por medio del Espíritu Santo, y así
seamos fuertes en el espíritu para no caer en el momento de la tentación.
R. Amén.
X ESTACIÓN
JESUS ES DESPOJADO DE SUS VESTIDOS.
Reflexión
Jesús en el camino de la Cruz, había sido despojado de toda dignidad, pero ahora los soldados
se disponen a ejecutar la máxima ofensa y el más grande de los castigos dados en Israel a los
mayores criminales. Despojan a Jesús de sus vestidos, dejándole desnudo y expuesto a la vista
de todos en lo alto de una Cruz. Quitar la ropa en Israel es signo de degradación, es quitar toda
la dignidad, hasta el punto de no ser enterrado su cuerpo, sino dejado a los buitres (por eso allí
se llamaba el Monte de la Calavera). Y junto a esta infame ofensa a Jesús se le sentenció a la
muerte más degradante, la muerte en la Cruz, pues todo el que era colgado de un madero, se le
consideraba maldito. Pero la pureza y castidad de Jesús convierte en dignidad lo vergonzoso y
lo despreciable en signo de salvación. Así la ignominiosa cruz, se convierte en madero Santo,
signo de redención. Y su cuerpo, en vez de ser sino de escándalo se torna en el nuevo estandarte
qué al ser mirado por el hombre enfermo por el pecado, éste queda sano. Así se cumple la
Escritura que dice: “Todos miran al que atravesaron”.
Oración
Señor crucificado, ayudadnos para que no caigamos en el relajamiento, que convierte al cuerpo
en un simple instrumento de placer, y danos el fruto de la castidad y del pudor por medio del
don de tu Santo Espíritu, para que por tu Santa Cruz redentora nuestros pensamientos, palabras
y obras sean pulcros y agradables a Dios.
R. Amén.
XI ESTACIÓN
JESÚS ES CLAVADO EN LA CRUZ
Reflexión
¡Oh buen Jesús! Qué paciente eres. Te han escarnecido y humillado. Te han puesto una cruz. Y
a cambio de pedir al Padre justicia y castigo para quienes te han hecho esto. Tú llegas al colmo
del amor. Los disculpas y pides al Padre que no les tenga en cuenta su pecado, pues lo han
hecho por ignorancia.
Ni el tormento de la cruz, ni la aproximación a la muerte ¡Oh Jesús¡, te distraen de tu papel de
Salvador y Redentor, por eso te ocupas del ladrón arrepentido que está a tu lado y necesita una
palabra de ánimo en el suplicio; por eso oras desde la cruz, por toda la humanidad y clamas por
ellos perdón. Y hoy, como en la cruz, sigues llamando, perdonando y disculpando sin límite, a
pesar de las ofensas de los hombres, pues eres el eterno paciente, sólo esperas que volvamos a
nuestra mirada hacia ti para bridarnos de tu amor.
Oración
Oh Jesús misericordioso y paciente, derrama sobre nuestra patria tu Espíritu de paciencia y
comprensión, para que vivamos como hermanos e hijos de un mismo Padre y cese así toda clase
de violencia.
R. Amén.
XII. ESTACION
JESÚS MUERE EN LA CRUZ POR TODA LA HUMANIDAD
Reflexión
El Dios hombre muere en la Cruz.
El Padre celestial se había desbordado en generosidad para con la humanidad. Nos entregó a su
propio Hijo para que nos rescatara de la muerte eterna, por medio de la muerte violenta en la
Cruz.
El hijo se da con toda la generosidad hasta derramar su última gota de sangre en la cruz por
nosotros, y los dos, Padre e Hijo, donan a los hombres lo precioso que hay entre los dos, su
Amor o sea el Espíritu Santo. La generosidad de Dios para con los hombres es incontenible e
indecible.
La humanidad no puede conocer un amor más generoso que el de Dios. Contemplemos un
instante al Dios-hombre, e generosamente se inmoló por nosotros en la Cruz.
Oración
Señor, regala tu generosidad a todos los hombres, para que sepamos servirnos, amarnos y
ayudarnos en esta tierra y así lleguemos todos unidos como una sola Iglesia a tu Reino.
R. Amén.
XIII. ESTACIÓN
EL CUERPO DE JESUS ES BAJADO DE LA CRUZ Y COLOCADO EN LOS BRAZOS
DE SU SANTÍSIMA MADRE
Reflexión
Después del suplicio de tres horas en la Cruz, Jesús había entregado su vida al Padre y quedaba
su cadáver en la cruz. Una noche anticipada había caído en la tierra y al pie de la cruz María, la
Madre, en soledad, pero firme en su fe y en su esperanza.
María nunca había comprendido los planes de Dios y ahora entiende menos, pero su fe es
incondicional, no entiende pero cree firmemente en Dios. Ella está segura que su hijo no ha
fracasado, porque Dios no puede fracasar. Por eso acompaña el cuerpo de su hijo hasta el
sepulcro y se va a casa a esperar en oración, la manifestación de triunfo de Dios. Así son los
que tienen fe, no piden explicaciones, ni comprobaciones, ni evidencias, solo creen en Dios y se
lanzan en los brazos de Él.
La Virgen María siempre fue una mujer de fe, por eso mismo su hijo la llamo,
“Bienaventurada” y el Ángel Gabriel de parte de Dios la llama “bendita entre las mujeres” y
San Juan la presenta en el Evangelio como la “perfecta cristiana y el discípulo ejemplar”.
Oración
Ruega Madre de Dios por nosotros, para que Él transforme nuestros corazones mediante la
virtud de la fe y así podamos pasar de la oscuridad a la luz, de la muerte a la vida, del pecado a
la gracia.
R. Amén.
XIV. ESTACIÓN
EL CUERPO DE JESUS ES COLOCADO EN EL SEPULCRO
Reflexión.
El cuerpo de Jesús reposa en el seno de la tierra, todo parece estar en silencio, en calma, en paz.
Los sumos sacerdotes han pedido unos soldados para que hagan guardia, pues desconfían en los
discípulos de Jesús y no del mismo Jesús, porque ellos están plenamente convencidos, que han
dado muerte a quien declaro ser la vida de los hombres. Ellos creyeron que en el interior del
sepulcro no iba a ocurrir nada. Pero no imaginaron que allí había un cuerpo en reposo, mientras
que Cristo por ser Dios no descansaba, sino que continuaba su obra.
Tras la muerte viene la vida, pues la muerte no tiene dominio sobre Dios. Así Cristo va a
despertar a los difuntos que esperaban el día de la redención.
Otros no creyeron a Jesús, pero tenían una ligera sospecha que esto no terminaría aquí y lo que
venía podía ser más significativo de lo que ya había sucedido.
Así, es en el sepulcro es donde se va a confirmar la verdad de Jesús y donde se va a sellar la
plenitud de su obra. En la Cruz fue derrotado Satanás, y en el sepulcro fue aniquilada la muerte.
Oración
Oh Jesús que bajaste al sepulcro con nosotros. Haz que experimentemos que Tú estás vivo en tu
Iglesia, en tu palabra, en los sacramentos, en el don del Espíritu Santo y en los hermanos.
R. Amén.
XV. ESTACION
JESUS ROMPE LA ATADURA DEL SEPULCRO Y DE LA MUERTE Y RESUCITA
DE ENTRE LOS MUERTOS.
Reflexión.
La quietud del sepulcro se trona ahora en movimiento. Las mujeres salen temprano y de prisa al
sepulcro. Les espera una gran sorpresa, el cuerpo de Jesús no está y unos hombres con aspecto
de sol, les anuncian que el crucificado no está allí, porque ha resucitado.
No es lo que ven y palpan las mujeres, lo que las lleva a creer que Jesús esta vivo, sino lo que
experimentan en su propio ser, Jesucristo está en sus propias vidas, las invade y las llena de
gran gozo, por eso sin miedo y con mucha valentía, salen a contar su experiencia.
Jesús el crucificado está vivo, no en la tumba, si no en el mundo, actuando en los que creen en
Él. Si queremos tocar y experimentar a Cristo vivo como lo quiso Tomás, es porque no hemos
tenido la experiencia de Cristo resucitado en nuestra propia vida.
La fe verdadera es aquella que nos hace sentir a Cristo vivo, como lo experimentaron las
mujeres de Galilea, y nos impulsa a ser testigos de la resurección de Cristo ante el mundo.
Esta Semana Santa será verdaderamente santa, si cada unos sentimos la experiencia de que
Cristo vive en mí, en nuestros hogares y en la Iglesia y esta experiencia nos lanza a anunciar al
mundo que Cristo está vivo y que Él es nuestra única esperanza y salvación.
Oración
Señor Jesucristo, vencedor del mal y de la muerte.
Dios de la vida, Señor de la paz y la alegría, llenos de gozo te alabamos, te bendecimos y te
glorificamos, porque con tu gloriosa resurrección has devuelto la vida al hombre que estaba
muerto por el pecado y atado por la muerte.
R. Amén.
ORACION FINAL
Dios Todopoderoso, rico en misericordia y perdón, que nos has renovado con la gloriosa muerte
y resurrección de Jesucristo; no dejes de tu mano la obra que has comenzando en nosotros, para
que nuestra vida, por la comunión de la Cruz de Jesucristo, será cada vez más santa y así
podamos participar del gozo de la Resurección final.
Por Jesucristo nuestro Señor.
R. Amén.
CANCIONES
ENTRADA
Llevemos animosos
las cruces abrazadas,
sigamos sus pisadas
con llanto y compasión.
Misericordia imploro
al pie del lecho santo;
Virgen, mi ruego y llanto
acepte Dios por ti.