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VIACRUCIS MISIONERO

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Alma de Cristo, santifícame. Cuerpo de Cristo, sálvame. Sangre de Cristo, embriágame. Agua del
costado de Cristo, lávame. Pasión de Cristo, confórtame. Oh buen Jesús, óyeme. Dentro de tus llagas,
escóndeme. No permitas que me aparte de Ti. Del maligno enemigo, defiéndeme. En la hora de mi
muerte, llámame y mándame ir a Ti, para que con tus santos te alabe, por los siglos de los siglos. Amén.

+ Por la señal, de la Santa Cruz de nuestros enemigos líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del
Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

ACTO DE CONTRICIÓN
¡Oh Jesús mío! Me arrepiento de haberte ofendido, porque eres infinitamente bueno, padeciste y
moriste por mí clavado en la cruz. Te amo con todo mi corazón y propongo nunca volver a pecar.
Amén.

1a ESTACIÓN: JESÚS SENTENCIADO A MUERTE

V. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos


R. porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Y a mí pecador

Escuchemos el evangelio de Juan: 13 Al oír Pilato estas palabras, hizo salir a Jesús al lugar llamado
el Enlosado, en hebreo Gábbata, y lo hizo sentar en la sede del tribunal. 14 Era el día de la
Preparación de la Pascua, hacia el mediodía. Pilato dijo a los judíos: «Aquí tienen a su rey.» 15 Ellos
gritaron: «¡Fuera! ¡Fuera! ¡Crucifícalo!» Pilato replicó: «¿He de crucificar a su Rey?» Los jefes de
los sacerdotes contestaron: «No tenemos más rey que el César.» 16 Entonces Pilato les entregó a Jesús
para que lo crucificaran. (Jn 19,13-16)

Lector: Jesús es el primer misionero. Él ha sido enviado por Dios, nuestro Padre, para salvar al mundo
del mal, del pecado y es sentenciado con aquella pena de la cual nos va a liberar. Oramos por los
misioneros que con la luz del Evangelio y con la ayuda que realizan anuncian esta Salvación a tantas
personas sentenciadas a muerte por la desnutrición material y espiritual. Jesús, al escuchar tu sentencia,
te pido por todos aquellos que son sentenciados a muerte por causa de su fe.

V. Señor, pequé; ten misericordia de mí.


R. Pecamos, Señor y nos pesa: ten misericordia de nosotros, pues por nosotros padeciste.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

2a ESTACIÓN: JESÚS CARGADO CON LA CRUZ

V. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos,


R. Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Y a mí pecador
Escuchemos el evangelio de juan: 17 Así fue como se llevaron a Jesús. Cargando con su propia cruz,
salió de la ciudad hacia el lugar llamado Calvario (o de la Calavera), que en hebreo se dice Gólgota.
(Jn 19,17)

Lector: Nos has dicho que el que quiera seguirte, que tome, que cargue con su cruz y te siga. Cuántos
sufrimientos y cruces en el mundo y en cada vida concreta. Tantos maderos que generan profundas
heridas y que caen sobre los hombros. Los misioneros son aquellos bautizados que se han tomado en
serio esta invitación de seguirte hasta las últimas consecuencias. Lo hacen llevando sus cruces
personales y ayudando a llevar tantas cruces que hay en el mundo. Da fuerza a tantos hombres y
mujeres que abrazan libremente la cruz para mostrar que estás vivo y que hay motivo para la esperanza.

V. Señor, pequé; ten misericordia de mí.


R. Pecamos, Señor y nos pesa: ten misericordia de nosotros, pues por nosotros padeciste.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

3a ESTACIÓN: JESÚS CAE POR PRIMERA VEZ

V. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos


R. porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Y a mí pecador

Escuchemos al profeta Isaías: 6 He ofrecido mi espalda a los que me golpeaban, mis mejillas a
quienes me tiraban la barba, y no oculté mi rostro ante las injurias y los escupos.(Is 50,6)

Lector: Caes por primera vez con la cruz. Sentimos un profundo dolor al verte vencido por el peso del
madero. ¿Es tan pesado el pecado del mundo? Hay tanto por cambiar y transformar en la historia del ser
humano, tanto que redimir. Cuántas veces los misioneros sienten en su labor evangelizadora el peso de
la adversidad, de la contrariedad, de la injusticia y sucumben ante la dureza de las condiciones de vida
de tantos que no pueden vivir con dignidad. Que nuestra oración sea esa fuerza que los levante.

V. Señor, pequé; ten misericordia de mí.


R. Pecamos, Señor y nos pesa: ten misericordia de nosotros, pues por nosotros padeciste.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

4a ESTACIÓN: JESÚS SE ENCUENTRA CON SU MADRE

V. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos


R. porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Y a mí pecador.

Escuchemos el evangelio de Lucas: 35 mientras a ti misma una espada te atravesará el alma. Por este
medio, sin embargo, saldrán a la luz los pensamientos íntimos de los hombres .(Lc2,35)

Lector: En esta vía dolorosa te encuentras con tu Madre. No tenemos duda de que para ti fue una fuente
de alivio entre tanto sufrimiento. Aunque quizás, a ti te conmovió intensamente el rostro lloroso de tu
Madre. Cuántas veces es María el consuelo de estas mujeres y hombres que lo han dejado todo para
mostrar el amor de Jesús. Cuántas veces ven tus lágrimas en los rostros de quien sufre por la falta de
pan, de cultura, de consistencia de vida. Santa María, sé consuelo de los que lloran. Sé baluarte para los
misioneros y evangelizadores.
V. Señor, pequé; ten misericordia de mí.
R. Pecamos, Señor y nos pesa: ten misericordia de nosotros, pues por nosotros padeciste.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

5a ESTACIÓN: EL CIRINEO AYUDA A LLEVARLA CRUZ A JESÚS

V. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos


R. que por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Y a mí pecador.

Escuchemos el evangelio de Lucas: 26 Cuando lo llevaban, encontraron a un tal Simón de Cirene, que
volvía del campo, y le cargaron con la cruz para que la llevara detrás de Jesús.(Lc 23,26)

Lector: Vemos un corazón generoso que se compromete a llevar sobre sus hombros la cruz de Jesús. Es
el hombre de Cirene que después de venir del trabajo del campo se une a la vía dolorosa, se une al
sacrificio redentor de Jesús. Misionero, eres el "cirineo" de estos tiempos. Con la entrega de la vida,
nuestros misioneros llevan adelante, como San Francisco Javier, un poco o un mucho de esa Salvación
que Jesús nos ha ganado con su muerte y resurrección. Santa María, sé consuelo de los que lloran.

V. Señor, pequé; ten misericordia de mí.


R. Pecamos, Señor y nos pesa: ten misericordia de nosotros, pues por nosotros padeciste.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

6ª ESTACIÓN: LA VERÓNICA ENJUGA EL ROSTRO DEL SEÑOR

V. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.


R. porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Y a mi pecador.

Escuchemos al profeta Isaías: 14 Así como muchos quedaron espantados al verlo, pues estaba tan
desfigurado, que ya no parecía un ser humano (Is 52,14)

Lector: Otro momento de alivio en el duro camino hacia la cruz. Verónica se acerca, sin reparos, ni
miramientos a mitigar tanto sufrimiento. Con ese simple gesto, en ese paño donde queda impreso el
rostro de Jesús, ofrece un gran consuelo. Un pequeño gesto, sí, pero quizás, muy grande ante Dios. Así
nuestros misioneros, al estilo de san Francisco Javier, llenan corazones de consuelo y esperanza con
pequeños y con grandes gestos de amor. También puedes tu dar consuelo a Cristo, amando a los
hermanos.

V. Señor, pequé; ten misericordia de mí.


R. Pecamos, Señor y nos pesa: ten misericordia de nosotros, pues por nosotros padeciste.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.


7a ESTACIÓN: JESÚS CAE POR SEGUNDA VEZ

V. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos


R. porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Y a mí pecador

Escuchemos al profeta Isaías: 4 Sin embargo, eran nuestras dolencias las que él llevaba, eran
nuestros dolores los que le pesaban. Nosotros lo creíamos azotado por Dios, castigado y humillado 5 y
eran nuestras faltas por las que era destruido nuestros pecados, por los que era aplastado.(Is53,4-5)

Lector: Otra vez rostro y cuerpo en tierra. Pesa, pesa la cruz en la que va el pecado de la humanidad.
Las fuerzas humanas tienen un límite. También las del cuerpo del Hijo de Dios. Cuántos caídos en el
camino de la vida. Cuantas personas que caen y no pueden levantarse de sus vicios, de su
desorientación, de su desesperanza, de la falta de fe y de horizonte en la vida. La misión consiste en
aportar esa luz que da el Evangelio, en transmitir la fuerza que da Dios para levantarse de todas las
debilidades y de todas las dificultades en la que todos estamos envueltos. Si caes por tus pecados,
levántate por la misericordia de Dios.

V. Señor, pequé; ten misericordia de mí.


R. Pecamos, Señor y nos pesa: ten misericordia de nosotros, pues por nosotros padeciste.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

8a ESTACIÓN: JESÚS CONSUELA A LAS HIJAS DE JERUSALÉN

V. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos


R. porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Y a mí pecador.

Escuchemos el evangelio de Lucas: 27 Lo seguía muchísima gente, especialmente mujeres que se


golpeaban el pecho y se lamentaban por él. 28 Jesús, volviéndose hacia ellas, les dijo: «Hijas de
Jerusalén, no lloren por mí. Lloren más bien por ustedes mismas y por sus hijos. (Lc 23,27 -28)

Lector: "Mujeres de Jerusalén, no lloréis por mí..." Son las lágrimas sinceras por la injusticia que se
está cometiendo con Jesús. Y Jesús sigue diciendo "llorad por vosotras y por vuestros hijos..." Las
lágrimas han de brotar de las muchas injusticias que sigue habiendo en el mundo. Los misioneros, al
estilo de San Francisco Javier, lo han dejado todo para mitigar estas lágrimas con el anuncio del
Evangelio y trabajando por la justicia. Que mi dolor no me impida ver el dolor de los que tengo
cerca...ni el de los que están lejos.

V. Señor, pequé; ten misericordia de mí.


R. Pecamos, Señor y nos pesa: ten misericordia de nosotros, pues por nosotros padeciste.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

9a ESTACIÓN: JESÚS CAE POR TERCERA VEZ

V. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos


R. porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Y a mí pecador.

Escuchemos el evangelio de Mateo: 28 Vengan a mí los que van cansados, llevando pesadas cargas, y
yo los aliviaré. 29 Carguen con mi yugo y aprendan de mí, que soy paciente y humilde de corazón, y
sus almas encontrarán descanso. 30 Pues mi yugo es suave y mi carga liviana. (Mt 11,28 -29)

Lector: Contigo no va eso de "a la tercera va la vencida", vuelves a caer y te vuelves a levantar. Tres
veces es como decir: "siempre". Levantarse siempre de cualquier caída porque la esperanza mueve el
corazón y el cuerpo para llegar a la meta. Señor Jesús, tu destino es la Gloria que sabemos pasa por la
cruz. Que los misioneros, los evangelizadores, los catequistas no caigan nunca, que no se desanimen en
la gran labor de la evangelización haciendo presente el amor infinito de Dios. Que en sus corazones
brille siempre el deseo y la sed de llevar a término la obra de Dios.

V. Señor, pequé; ten misericordia de mí.


R. Pecamos, Señor y nos pesa: ten misericordia de nosotros, pues por nosotros padeciste.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

10a ESTACIÓN: JESÚS DESPOJADO DE SUS VESTIDURAS

V. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos


R. porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Y a mí pecador

Escuchemos el evangelio de Mateo: 33 Cuando llegaron al lugar que se llama Gólgota (o Calvario), o
sea, «calavera», 34 le dieron a beber vino mezclado con hiel. Jesús lo probó, pero no lo quiso beber.
35 Allí lo crucificaron y después se repartieron entre ellos la ropa de Jesús, echándola a suertes.(Mt
27,33-35)

Lector: Sin nada te dejan, casi como cuando tu Santa Madre te trajo a este mundo. Belén y el Calvario
no son tan distintos. Son parte de una misma misión: Salvar al mundo del mal, del pecado y de la
muerte. Cuántas personas despojadas de lo más básico y de lo más necesario, cuantas personas
despojadas del bello ropaje de su dignidad de criatura o de hijo de Dios. En tantos lugares del mundo se
desviste al ser humano de su absoluto valor, de su dignidad de criatura hecha a imagen y semejanza de
Dios para utilizarlo al servicio del máximo beneficio o de un sistema egoísta y manipulador. Que
aprendamos a mirar a los otros con la mirada de Dios.

V. Señor, pequé; ten misericordia de mí.


R. Pecamos, Señor y nos pesa: ten misericordia de nosotros, pues por nosotros padeciste.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

11a A ESTACIÓN: JESÚS CLAVADO EN LA CRUZ

V. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos


R. porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Y a mí pecador.
Escuchemos el evangelio de Lucas: 33 Al llegar al lugar llamado de la Calavera, lo crucificaron allí,
y con él a los malhechores, uno a su derecha y el otro a su izquierda. (Lc 23,33)

Lector: En un tosco madero atan y clavan tus pies y manos. Quieren acabar con tu libertad, tu gracia, tu
esperanza. Esta cruz es otro signo de que tú ya estabas clavado a este mundo desde el momento de tu
Encarnación. Clavado para sacar el clavo del pecado y del mal que anida en el corazón del ser humano.
Clavándote a ti en ese madero están desclavando la condena del aquel paraíso perdido. Clavado en este
árbol, serás como el injerto en la vieja rama que genera un nuevo fruto, jugoso y sabroso. Clavan tu
cuerpo, pero no pueden clavar tu alma, y desde ella donarás la fuerza del Espíritu Santo.

V. Señor, pequé; ten misericordia de mí.


R. Pecamos, Señor y nos pesa: ten misericordia de nosotros, pues por nosotros padeciste.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

12a ESTACIÓN: JESÚS MUERE EN LA CRUZ

V. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos


R. Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Y a mí pecador

Escuchemos el evangelio de Lucas: 44 Hacia el mediodía se ocultó el sol y todo el país quedó en
tinieblas hasta las tres de la tarde. 45 En ese momento la cortina del Templo se rasgó por la mitad, 46
y Jesús gritó muy fuerte: «Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu». Y dichas estas palabras,
expiró. (Lc 23,44-46)

Lector: Tu muerte parece el final de todo. Tu muerte en la cruz es aparente frustración del maravilloso
proyecto del Reino de Dios. Tu muerte es el principio, donde todo comienza de nuevo. Morir para dar
vida como el grano de trigo que cae en tierra y muriendo produce nueva vida. La abnegación y la
renuncia de los misioneros son un signo de la paradoja de la vida. El que guarda su vida la pierde y el
que la pierde la gana. "Hay más gozo en dar que en recibir". "Nadie tiene amor más grande que el que
da la vida por los amigos".

V. Señor, pequé; ten misericordia de mí.


R. Pecamos, Señor y nos pesa: ten misericordia de nosotros, pues por nosotros padeciste.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

13a ESTACIÓN: JESÚS ES PUESTO EN BRAZOS DE SU MADRE

V. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos


R. porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Y a mí pecador.

Escuchemos el evangelio de Lucas: 50 Intervino entonces un hombre bueno y justo llamado José, que
era miembro del Consejo Supremo, 51 pero que no había estado de acuerdo con los planes ni actos de
los otros. Era de Arimatea, una ciudad de Judea, y esperaba el Reino de Dios. 52 Se presentó, pues,
ante Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús. 53 Después de bajarlo de la cruz, lo envolvió en una sábana y
lo depositó en un sepulcro nuevo cavado en la roca, donde nadie había sido enterrado aún. (Lc 23,50-
53)

Lector: De nuevo Belén se acerca al Calvario. De nuevo Jesús en los brazos de su Madre. Sacado de
ese otro pesebre de madera que es la Cruz, es acogido por el ser más puro y noble que ha existido: Santa
María. Jesús es acogido por quien más le ha amado en este mundo.
Los misioneros, son mujeres y hombres que ponen rostro maternal a la Iglesia y al mismo Dios. Su
labor evangelizadora viene avalada sinceramente por los miles de gestos de acogida que realizan. En
sus brazos reposan las vidas de niños, jóvenes y ancianos. Entre sus manos están todos los crucificados
por el sufrimiento y la pobreza.

V. Señor, pequé; ten misericordia de mí.


R. Pecamos, Señor y nos pesa: ten misericordia de nosotros, pues por nosotros padeciste.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

14a ESTACIÓN: JESÚS ES DEPOSITADO EN EL SEPULCRO

V. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos


R. porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Y a mí pecador

Escuchemos el evangelio de Mateo: 59 José tomó entonces el cuerpo de Jesús, lo envolvió en una
sábana limpia 60 y lo colocó en el sepulcro nuevo que se había hecho excavar en la roca. Después hizo
rodar una gran piedra sobre la entrada del sepulcro y se fue. (Mt 27,59-60)

Lector: Un sepulcro nuevo para depositar el cuerpo de Jesús. En la dura roca se había excavado esta
tumba que había de dar un nuevo sentido a la muerte. Jesús es depositado en una tumba, pero con la
promesa de la Resurrección. El Hijo del Hombre debe padecer mucho, y ser rechazado por los ancianos,
los principales sacerdotes y los escribas, y ser muerto, y resucitar al tercer día. La esperanza en la
resurrección y en la plenitud de esta vida es el aliciente de la evangelización. Anunciar un mundo
nuevo, anunciar la vida, a pesar de la muerte, es misión de todos los bautizados.

V. Señor, pequé; ten misericordia de mí.


R. Pecamos, Señor y nos pesa: ten misericordia de nosotros, pues por nosotros padeciste.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

Oración final
iQué largo se me ha hecho este camino! Y yo solo era un espectador... Jesús, que no me canse nunca de
amar como Tú amas. Que no me arrepienta nunca de haber abrazado la cruz por amor a Ti y a mis
hermanos. Que no consienta que la tibieza, el conformismo, la dejadez me impida desear ser algo más,
ser tu apóstol, ser tu instrumento de compasión y caridad. Pídele a María que, cuando vea que flaqueo,
que pretendo alejarme de la cruz, me agarre fuerte de la mano, como hizo con tu apóstol Juan, para que
no abandone. Y que yo, también, agarre la mano del que es más débil para que se encuentre contigo en
la cruz.
Terminamos este vía crucis rezando el Credo por las intenciones del Papa:
Creo en Dios, Padre Todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su único Hijo, Señor Nuestro,
que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo,
nació de Santa María Virgen,
padeció bajo el poder de Poncio Pilato,
fue crucificado, muerto y sepultado,
descendió a los infiernos,
al tercer día resucitó de entre los muertos,
subió a los cielos
y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso.
Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.
Creo en el Espíritu Santo,
la santa Iglesia católica,
la comunión de los santos,
el perdón de los pecados,
la resurrección de la carne y la vida eterna.
Amén.

Por la señal de la santa Cruz...

TÍ LEVANTO MIS OJOS


A ti levanto mis ojos,
a ti que habitas en el cielo.
A ti levanto mis ojos,
por que espero tu misericordia.

Como están los ojos de los esclavos,


fijos en las manos de sus señores,
así están nuestros ojos en el Señor,
esperando su misericordia.

Misericordia Señor, misericordia,


que estamos saciados de burlas;
misericordia Señor, misericordia
que estamos saciados de desprecios.

Nuestra alma esta saciada


del sarcasmo de los satisfechos;
nuestra alma esta saciada del desprecio
de los orgullosos
PERDONA A TU PUEBLO
Autor: Bernardo Velado / Antonio Alcalde
Perdona a tu pueblo, Señor,
perdona a tu pueblo;perdónale Señor.
Por tu poder y amor inefable,
por tu misericordia entrañable;
perdónanos Señor.
Somos el pueblo que has elegido,
y con tu sangre lo has redimido;
perdónanos Señor.
Reconocemos nuestro pecado,
que tantas veces has perdonado;
perdónanos Señor.
Dios de la fiel y eterna Alianza,
en Ti ponemos nuestra esperanza;
perdónanos Señor.
Desde la cruz nos diste a tu Madre,
vuélvenos al abrazo del Padre;
perdónanos Señor.
PERDÓN OH DIOS MÍO
Perdón Oh Dios Mío
Perdón e indulgencia
Perdón y clemencia
Perdón y piedad (2)
Pequé ya mi alma,
su culpa confiesa
mil veces me pesa
de tanta maldad
Mil veces me pesa
de haber obstinado
tu pecho rasgado
¡Oh Suma Bondad!
Yo fui quien del duro
madero inclemente
te puso pendiente
con vil impiedad
Por mi en el tormento
tu sangre vertiste
y prensa me diste
de amor y humildad
Y yo en recompensa
pecado a pecado
la copa he llenado
de iniquidad

Más ya arrepentido
te busco lloroso
Oh Padre amoroso
¡Oh Dios de Bondad!
OH DULCE JESÚS MÍO
Oh dulce Jesús Mío
perdón, perdón
perdóname Dios mío,
perdón, perdón
Olvida mi extravío
oh Dios de amor;
olvida ya mis culpas,
perdón, perdón
Ha tiempo que escuchaba
tu dulce voz
que tierno me llamabas
oh buen pastor.
Contrito arrepentido,
vengo Señor,
de haber, ingrato, herido
tu corazón.
Postrado ante tus plantas,
con gran dolor
de ver mis culpas tantas
llorando estoy
SI YO NO TENGO AMOR
Si yo no tengo amor
Yo nada soy, Señor
Si yo no tengo amor
Yo nada soy, Señor
El amor es comprensivo
El amor es servicial
El amor no tiene envidia
El amor no busca el mal
El amor nunca se irrita
El amor no es descortés
El amor no es egoísta
El amor nunca es doblés
El amor disculpa todo
El amor es caridad
No se alegra de lo injusto
Solo goza en la verdad
El amor soporta todo
El amor todo lo cree
El amor todo lo espera
El amor es siempre fiel
NADIE TE AMA COMO YO
Cuánto he esperado este momento
Cuánto he esperado que estuvieras así
Cuánto he esperado que me hablaras
Cuánto he esperado que vinieras a mí
Yo sé bien lo que has vivido
Yo sé bien por qué has llorado
Yo sé bien lo que has sufrido
Pues de tu lado no me he ido
PUES NADIE TE AMA COMO YO
NADIE TE AMA COMO YO
MIRA LA CRUZ
ESA ES MI MÁS GRANDE PRUEBA
NADIE TE AMA COMO YO
MIRA LA CRUZ
FUE POR TÍ, FUE PORQUE TE AMO
NADIE TE AMA COMO YO
Yo sé bien lo que me dices
Aunque a veces no me hables
Sé bien lo que en tí sientes
Aunque nunca lo compartes
Yo a tu lado he caminado
Junto a tí yo siempre he ido
Y aún a veces te he cargado
Yo he sido tu mejor amigo
MI ALMA ESPERA EN EL SEÑOR
Mi alma espera en el Señor,
mi alma espera en su palabra.
Mi alma aguarda al Señor,
porque en Él está la salvación.
Desde lo hondo a ti grito, Señor.
Señor, escucha mi voz;
estén tus oídos atentos
a la voz de mi súplica.
Si llevas cuenta de los delitos, Señor
¿quién podrá resistir?
Pero de ti procede el perdón
y así infundes respeto.
Mi alma espera en el Señor,
mi alma espera en su palabra;
mi alma aguarda al Señor
más que el centinela la aurora.
Porque del Señor viene la misericordia
y la redención copiosa;
y Él redimirá a Israel
de todos sus delitos.

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