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Esta sucesión está ligada a la Iglesia hasta el fin de los tiempos, y su razón
primaria es de orden eclesiológico. Indica que los apóstoles no constituyen en la
Iglesia una figura o institución aislada, sino que estaban destinadas a tener
sucesores; el Romano Pontífice, sucesor de Pedro.
1
ÁLVAREZ Lorenzo; y otros. Diccionario Teológico Enciclopédico. Ob. Cit. p 935
2
Mt 10,40
3
Jn 17,18
No sólo Cristo, enviado del Padre envía, manda a los suyos; estos a su vez,
enviados por Cristo, mandan nuevos representantes suyos. “La sucesión, en
primer lugar, se encuentra al servicio de la continuidad en la transmisión de una
tradición que no debe ser alterada”4. Pablo se dirige a Timoteo encomendando el
pastoreo. Hay una preocupación por parte de Pablo, para que se continúe la
enseñanza y vigilancia de las comunidades en su ausencia, tomando en cuenta
que no es a cualquier persona, sino a alguien a quien se le ha impuesto las
manos.
En el ejercicio de enseñar:
“los obispos son para los fieles maestros auténticos, es decir, están
revestidos de la autoridad de Cristo, cuando predican al pueblo que se les
ha confiado la fe que hay que creer y que aplicar en la práctica de la vida” 8.
Por participar los obispos de la plenitud del sacerdocio, de ellos dependen los
presbíteros y los diáconos en el ejercicio de su potestad. Ejercen estas funciones
“en comunión y bajo la autoridad del Sumo Pontífice; cuando se trata del
magisterio y del gobierno pastoral; cuando se trata de la Iglesia universal, lo hacen
como Colegio o cuerpo (ChD 3). Los obispos deben preocuparse de la Iglesia
particular que se les ha encomendado y en esta ejercen individualmente, ya que,
poseen la potestad ordinaria que se necesita para el ejercicio de su función
pastoral sin perjuicio de la potestad del Romano pontífice.
8
Idem.
9
Ibidem. p. 695
10
Idem.
El obispo posee la potestad de:
3.- LA COMUNIÓN:
“No ruego sólo por éstos, sino también por aquellos que, por medio de su
palabra, creerán en mí, para que todos sean uno. Como tú, Padre, en mí y
yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea
que tú me has enviado. Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que
sean uno como nosotros somos uno: yo en ellos y tú en mí, para que sean
perfectamente uno, y el mundo conozca que tú me has enviado y que los
has amado a ellos como me has amado a mí”12.
Cristo habla de la comunión como una realidad querida por Él, a semejanza de
su relación con el Padre y que debe prolongarse en todos aquellos que crean por
el anunció del Evangelio, por medio de los que ha enviado. Es una realidad de fe y
un mandato Jesús, es una dimensión de la vivencia cristiana, es el signo que
comunica la verdadera adhesión y el verdadero mensaje de la revelación.
Una sola fe: “Os exhorto, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo,
a que seáis unánimes en el hablar, y no haya entre vosotros divisiones; antes
bien, estéis unidos en una misma mentalidad y un mismo juicio” 14.
“Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto
con nuestros ojos, lo que contemplamos y palparon nuestras manos acerca
de la Palabra de vida, pues la Vida se manifestó, y nosotros la hemos visto
y damos testimonio y os anunciamos la Vida eterna, que estaba junto al
Padre y que se nos manifestó lo que hemos visto y oído, os lo anunciamos,
para que también vosotros estéis en comunión con nosotros. Y nosotros
estamos en comunión con el Padre y con su Hijo Jesucristo. Os escribimos
esto para que nuestro gozo sea completo. Y este es el mensaje que hemos
oído de él y que os anunciamos: Dios es Luz, en él no hay tiniebla alguna.
Si decimos que estamos en comunión con él, y caminamos en tinieblas,
mentimos y no obramos la verdad. Pero si caminamos en la luz, como él
mismo está en la luz, estamos en comunión unos con otros, y la sangre de
su Hijo Jesús nos purifica de todo pecado”15.
Es quien dirige toda la labor ministerial de la Iglesia local. Esta unidad en torno
al obispo no es una derivación ascética, sino una exigencia teológica de
naturaleza eclesial. “Si la cumbre de la vida eclesial es la vida litúrgica, y ésta gira
en torno al obispo, no puede haber ejercicio del sacerdocio ministerial al margen
del obispo”18. El obispo debe cuidar y fomentar la vida espiritual de sus
presbíteros.
CAPÍTULO III
LA VISIÓN ECLESIAL DE SAN IGNACIO
DE ANTIOQUÍA.
17
ESQUERDA BIFET, Juan. Teología de la Espiritualidad Sacerdotal. Ob. Cit. p 133
18
Idem
19
Heb| 13,17
En el deseo de una vivencia auténtica del cristianismo, debemos adentrarnos
en las vivencias de las primeras comunidades, las cuales dan autenticidad y
solidez a la doctrina de la Iglesia en la actualidad, ocasionando con ello una mejor
comprensión y valoración de nuestra condición de hijos de Dios y miembros de la
Iglesia, es por ello que nos ubicaremos a finales del siglo I, comienzo del siglo II.
Este gran testigo de la fe: San Ignacio de Antioquía, discípulo del apóstol Juan
y tercer obispo de Antioquía, expresa bellamente la estructura eclesial.
Para él, estar unidos al obispo es preservarse del error y las falsas doctrinas,
como exhorta a la comunidad de los filadelfios.
Se observa que desde los orígenes del cristianismo, la Iglesia ha tenido que
defender las verdades de fe que les han sido encomendadas por el mismo Cristo,
afrontando cualquier tipo de herejía y división. “En donde existe la división y la ira,
no habita Dios. Ciertamente el Señor perdona a todos los que se arrepienten si se
convierten a la unidad de Dios y a la asamblea del obispo” 22.
20
SAN IGNACIO DE ANTIOQUÍA, A los Magnesios. Traducción de AYÁN CALVO, Juan José. Fuentes
Patrísticas I, Ignacio de Antioquía, Policarpo de Esmirna, Carta de la Iglesia de Esmirna. Editorial Ciudad
Nueva. Madrid. 1991. p. 131.
21
SAN IGNACIO DE ANTIOQUÍA, A los Filadelfios. Traducción de AYÁN CALVO, Juan José. Fuentes
Patrísticas I, Ignacio de Antioquía, Policarpo de Esmirna, Carta de la Iglesia de Esmirna. Editorial Ciudad
Nueva. Madrid. 1991p. 161.
22
SAN IGNACIO DE ANTIOQUÍA, A los Filadelfios. Ob. Cit. 1991 p. 165.
La comunión que nuestro autor propone y defiende, pasa por nuestra realidad
humana, y se dirige a la comunión perfecta que es de orden espiritual. En la carta
a los Magnesios expresa: “Someteos al obispo y también los unos a los otros,
como Jesucristo al Padre según la carne, y los apóstoles a Cristo, al Padre y al
Espíritu, para que la unidad sea carnal y espiritual” 23.
Por tanto, esta elección episcopal, por ser de carácter divino, supera la
naturaleza humana, por tanto, se le debe obediencia y respeto, ya que así lo ha
dispuesto el Padre celestial. “Si alguno es capaz de permanecer en castidad para
honra de la carne del Señor, permanezca, pero sin engreírse. Si se engríe está
perdido y si se cree más que el obispo está corrompido” 25.
23
SAN IGNACIO DE ANTIOQUÍA, A los Magnesios. Ob. Cit. p. 137.
24
SAN IGNACIO DE ANTIOQUÍA, A los Filadelfios. Ob. Cit. p. 161.
25
SAN IGNACIO DE ANTIOQUÍA, A Policarpo. Traducción de AYÁN CALVO, Juan José. Fuentes Patrísticas
I, Ignacio de Antioquía, Policarpo de Esmirna, Carta de la Iglesia de Esmirna. Editorial Ciudad Nueva. Madrid.
1991. p. 186.
26
SAN IGNACIO DE ANTIOQUÍA, A los Filadelfios. Ob. Cit. p. 165.
El pensamiento de este Padre de la Iglesia, es tan enfático y radical, que se
juega la salvación, quien atente contra esta unidad o comunión. “No engañéis,
hermanos míos. Si alguno sigue a un cismático, no heredará el reino de Dios” 27.
Ignacio dibuja claramente que tantos los obispos, como los presbíteros
participan del sacrificio eucarístico, mientras que los diáconos, tienen otra función
dentro del presbiterio.
“Es menester también que los diáconos que son ministros de los misterios
de Jesucristo agraden a todos de todas las maneras. Pues no son diáconos
de comidas y bebidas, sino servidores de la Iglesia de Dios. Por tanto, es
necesario que se guarden de los reproches como el fuego” 30.
27
Idem
28
SAN IGNACIO DE ANTIOQUÍA, A Policarpo. Ob. Cit. p. 185.
29
SAN IGNACIO DE ANTIOQUÍA, A los Magnesios. Ob. Cit. p. 131.
30
SAN IGNACIO DE ANTIOQUÍA, A los Tralianos. Traducción de AYÁN CALVO, Juan José. Fuentes
Patrísticas I, Ignacio de Antioquía, Policarpo de Esmirna, Carta de la Iglesia de Esmirna. Editorial Ciudad
Tanto el ministerio presbiteral, como el ministerio diaconal, participan del
sacerdocio del obispo, por tanto, todo lo que se haga en desacato, es inválido, y lo
exhibe en su carta a los Esmirniotas, diciendo: “Nada de lo que atañe a la Iglesia
lo hagáis sin el obispo. Sólo ha de considerarse valida aquella Eucaristía que esté
presidida por el obispo o por aquél en quien él mismo delegue” 31.
“No conviene que os aprovechéis de la edad del obispo, sino que le tributéis
toda consideración conforme al poder de Dios Padre, tal como también he
sabido que vuestros santos presbíteros no se han aprovechado de la
juventud que manifiesta, sino que, se le han sometido, no a él sino al Padre
de Jesucristo, el obispo de todos. Así pues, para gloria de Aquél que nos
ha amado, es conveniente que obedezcáis sin hipocresía alguna. Pues,
cuando alguien burla al obispo visible, no engaña a éste sino al obispo
invisible. Tal asunto no es palabra que se refiera a la carne, sino a Dios que
conoce lo oculto”35.
“Por tanto, os conviene correr a una con la voluntad del obispo, lo que
ciertamente hacéis. Vuestro presbiterio, digno de fama y digno de Dios, está
en armonía con el obispo como las cuerdas con la cítara. Por ello,
Jesucristo entona un canto por medio de vuestra concordia y de vuestra
armoniosa caridad”36.
Por tanto hay que aspirar a los bienes espirituales, viviendo como agrada a
Dios y según como Él lo ha dispuesto, por medio de la Iglesia. “Así pues, el que
no viene a la reunión, es ya un soberbio y se juzga a sí mismo. Pues está escrito:
35
Ibidem p. 130.
36
SAN IGNACIO DE ANTIOQUÍA, A los Efesios. Traducción de AYÁN CALVO, Juan José. Fuentes Patrísticas
I, Ignacio de Antioquía, Policarpo de Esmirna, Carta de la Iglesia de Esmirna. Editorial Ciudad Nueva. Madrid.
1991. p. 107.
Dios resiste a los soberbios. Por tanto, pongamos empeño en no enfrentarnos al
obispo para ser obedientes a Dios”37.
CONCLUSION
Los temas y más aún los aportes que pueden hacerse desde cualquier campo
de la teología son muestra del amplio bagaje del quehacer teológico. El estudio de
la Biblia, de la tradición y del magisterio hace formidable e integral el dato
revelado, núcleo de toda construcción teológica. Teniendo en cuenta el estudio
sistemático, debemos precisar que la investigación tiene su lugar de partida en el
campo de la teología dogmática, específicamente en la “eclesiología”. Puede
concluirse que los tres campos del que hacer teológico han nutrido y dado forma a
esta pequeña investigación.
37
Ibidem p. 109.
hacerlo vida, tendrá como resultado el efecto dominó, ya qué, se verá reflejado en
los fieles del Señor que acompaña.
La vida del cristiano es camino. Es un itinerario que prepara y espera una vida
mejor. La Iglesia dispone los medios de santificación y formación, entre ellos la
comunión compone un medio indispensable y conciliador entre las realidades
humanas y divinas. La promoción de esta unidad querida por Dios, es siempre
tarea operante.
San Ignacio en la carta a los Magnesios expresa: “No haya nada en vosotros
que pueda dividiros, sino uníos al obispo y a los que presiden, a imagen y
semejanza de incorruptibilidad”.