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5 Parámetros Importantes en Su Análisis de Suelo

Además de los niveles de nutrientes, su informe de análisis de suelo puede incluir otros parámetros esenciales. La
comprensión de estos parámetros puede ayudar no sólo para tomar las decisiones importantes, sino también las decisiones
correctas con respecto al manejo de su cultivo.
Capacidad de intercambio catiónico (CIC): La CIC es el número de sitios de carga negativa sobre las partículas del
suelo (en su mayoría de arcilla y materia orgánica) que pueden retener nutrientes para las plantas. Se expresa en unidades
de meq/100 g o cmolc / kg (1meq/100 g = 1cmolc/kg). Nutrientes cargados positivamente, tales como potasio, calcio y
magnesio son atraídos eléctricamente a las partículas de arcilla en el suelo. Otros elementos cargados positivamente, tales
como sodio e hidrógeno también se adsorben sobre las partículas del suelo. El sodio puede afectar negativamente a la
estructura del suelo y los iones de hidrógeno determinar el pH del suelo. Los suelos que tienen mayor CIC se consideran
ser más fértiles que los suelos con baja CIC , ya que potencialmente pueden contener más nutrientes por un período más
largo de tiempo. Estos suelos también tienen una mayor capacidad de retención de agua. El conocimiento de la CIC de su
suelo puede ayudarle a decidir la frecuencia de la aplicación de fertilizantes, ya que los suelos con alta CIC requieren
aplicaciones menos frecuentes.
Materia Orgánica: Materia orgánica del suelo representa los componentes orgánicos del suelo. La mayor parte son
residuos vegetales y animales. La materia orgánica contribuye a la estructura, la fertilidad y la capacidad de retención de
agua del suelo. Los suelos ricos en materia orgánica (4-5 %) serán más fértiles que el resto. La materia orgánica puede
contribuir nitrógeno, fósforo y azufre al cultivo.
RAS: Significa proporción de absorción de sodio. Se utiliza para predecir
los problemas de infiltración de agua en los problemas del suelo y estructura
del suelo. RAS es la relación de sodio a calcio más magnesio en la solución
del suelo. Los suelos con RAS mayor que 10, se consideran suelos sódicos.
Los suelos sódicos tienen problemas estructurales, que se traducen en malas
infiltración de agua. El suelo tiende a hincharse cuando está mojado y se
llenan de grietas cuando se secan.
pH: El pH del suelo es uno de los parámetros más importantes en el informe de análisis de su suelo. El nivel de pH del
suelo le puede decir mucho acerca de la disponibilidad potencial de nutrientes para las plantas y sobre los posibles efectos
tóxicos de otros elementos (como el aluminio). Los suelos con pH mayor que 7,0 se consideran suelos alcalinos. Las
deficiencias de micronutrientes, tales como la deficiencia de hierro, son comunes en estos suelos. Los cultivos que crecen
en suelos con pH inferior a 5,5 pueden mostrar síntomas de toxicidad de metales (por ejemplo, hierro, manganeso) y las
deficiencias de otros nutrientes, como el magnesio. El encalado del suelo se recomienda sobre todo en este tipo de suelos.
El rango de pH del suelo ideal para la mayoría de los cultivos es de entre 5,8 y 6,5, un intervalo en el que la mayoría de los
nutrientes están disponibles para que los cultivos puedan aceptarlos.
CE (Conductividad Eléctrica): CE es la abreviatura para la conductividad eléctrica. Es una medida de la salinidad del
suelo. La CE se mide comúnmente en la solución del suelo. Las unidades de expresión son generalmente ds/m, mmho /cm
o microsimens/cm, donde 1 ds/m = 1mmho / cm = 1000 S / cm La CE es una de las formas más sencillas para evaluar los
niveles de fertilizante en el suelo, potencial de rendimiento y estado de la salinidad del suelo y la idoneidad para la cosecha
que crece en ella. Los diferentes cultivos tienen diferentes niveles de tolerancia a la salinidad. Por encima de un cierto
umbral, el rendimiento disminuirá. La reducción del rendimiento es proporcional al aumento en el nivel de la CE.

La preparación de suelos es uno de los puntos más importantes en el establecimiento de los cultivos, siendo su finalidad
la adecuada preparación de la cama de semillas y de raíces, disminuyendo a su vez, la densidad del suelo, mejorando la
aireación de éste, como también la retención de humedad. Se incluyen dentro de las labores de preparación de suelos
aquellas anexas al cultivo como por ejemplo el trazado de regadores, aporcas, control mecánico de malezas. En muchos
casos, la preparación de suelos contempla también la construcción de camellones altos sobre los cuales se realizará el
trasplante, favoreciéndose con ello el desarrollo del cultivo (para disminuir encharcamientos, lixiviación y daños en raíces),
como asimismo la recolección, sobre todo si ésta se realizará en forma mecánica. La labor de preparación de suelos se
inicia con el término del cultivo anterior, es decir, con el manejo del rastrojo dejado después de la cosecha
Cultivo Largo O Corto:Es muy razonable plantearse a qué viene esto de ciclo de cultivo largo o corto. ¿Qué es? ¿Para
qué? Pues bien, clasificar los diferentes tipos de cultivos en uno de estos dos grupos —o incluso algún grupo más—, solo
responde a una cuestión práctica. Vamos a comenzar por el principio, entendiendo el significado de esos dos conceptos.
Significado de ciclo corto/largo: Para entender estos dos conceptos, no es necesario ser un agrónomo experto. Veamos
que quieren decir.
Ciclo de cultivo: Cuando se cultivan plantas para obtener sus recursos —ya sea alimento, material textil, principios
activos, etc— los agricultores se ven obligados a seguir una serie de etapas desde que siembran la planta hasta que pueden
cosechar el recurso que esta produce. Pues bien, ese periodo de tiempo, desde que la planta nace hasta que nos entrega lo
que de ella deseamos, es el ciclo de cultivo. Si dicha planta muere al terminar la cosecha, habrá que comenzar un nuevo
ciclo si se quiere obtener otra cosecha. En cambio, algunos cultivos no mueren tras la recolección, y al año siguiente
producen una nueva cosecha sin necesidad de que haya que volver a sembrarlos. Ejemplo: El ciclo de cultivo de una
lechuga suele ser de 50 a 60 días. Es decir, desde que sembramos las semillas de lechuga hasta que el tamaño de la planta
es adecuado para cosechar, transcurre ese tiempo. Si queremos una nueva lechuga, tendremos que sembrar de nuevo.
Duración del ciclo de cultivo: Aclarado ya el concepto de ciclo de cultivo, vamos a ver ahora su duración. Atendiendo a
su duración, se suele hablar de ciclo de cultivo corto o largo, entre otros que no comentaremos aquí. Se considera que si el
ciclo dura un año o menos, se trata de un ciclo corto, mientras que si dura más de un año, se trata de un ciclo largo. En
realidad en la práctica esto no es así, puesto que la mayoría de los cultivos hortícolas serían entonces de ciclo corto, y no
tendría sentido utilizar esta clasificación. Es por esto que se suele denominar cultivos de ciclo corto a los que se cosechan
antes de que finalice la temporada de cultivo, mientras que los de ciclo largo la necesitan completa para poder desarrollarse
y dar fruto. La temporada de cultivo al aire libre para la mayoría de las hortalizas va de mediados de primavera a mediados
de otoño: unos 7 meses aproximadamente, aunque depende del clima de cada región. En el ejemplo de la lechuga, se
trataría de un ciclo corto, puesto solo dura un mes, y se pueden realizar cultivos consecutivos en una misma temporada.
Esto no se puede hacer con la berenjena, que solo cabe un cultivo (un lote) por temporada en una misma parcela. Mediante
el uso de invernaderos, es muy frecuente que una misma planta se pueda cultivar en ciclo corto o largo, en función de las
preferencias del agricultor. Por ejemplo, el tomate de crecimiento indeterminado puede mantenerse en producción durante
más de un año e igualmente el pimiento, aunque es frecuente que necesite una poda.
Cultivos de ciclo corto: Si tenemos un poco de experiencia en agricultura, ya podemos intuir qué cultivos son de ciclo
corto y cuáles no, pero veámoslo. La mayoría de los cultivos hortícolas (hortalizas) son de ciclo corto, a excepción del
espárrago, la alcachofa, la fresa, etc. que producen el "fruto" al menos un año después de la siembra. Hay que tener en
cuenta que esto no quiere decir que si queremos tener fresas en nuestro huerto tengamos que esperar un año. Podemos
comprar las plantas en un vivero, de forma que ya estarán listas para producir fresas. Lo mismo ocurre con los espárragos,
que si se inicia el cultivo desde semilla es necesario esperar un par de años antes de que las plantas produzcan los primeros
brotes de buena calidad. Por tanto, podemos plantar los cultivos de ciclo largo en el momento oportuno para que la cosecha
se produzca en unos pocos meses, y entonces estaremos cultivándolos en ciclo corto.
Veamos algunos cultivos de ciclo corto: Rábano/rabanito, Acelga, Espinaca, Remolacha, Zanahoria, Lechuga, Judía,
Calabacín, Pepino, Melón, Guisante, Haba, Cebolla, Ajo, Puerro, Tomate, Pimiento, Bróculi, Coliflor, Repollo Además de
estas hortalizas, se consideran también de ciclo corto los cereales y otros cultivos para aprovechamiento textil, como el
algodón.

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