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Universidad Mayor

Escuela de Agronomía
Asignatura: Fertilidad y Nutrición de las Plantas.
Profesor: Ing. Agr. Germán A Ruiz C.
2017

Guía de Apoyo Módulo II

FACTORES QUE AFECTAN EL CRECIMIENTO Y RENDIMIENTO DE LAS


PLANTAS
 
 El buen rendimiento y crecimiento de los vegetales depende de los factores
inherentes al ecosistema en el cual estos crecen. Existen factores no sólo del
suelo, sino también factores relacionados con la planta y el clima,
constituyendo así lo que se ha llamado el sistema suelo-planta-clima. Estos
factores generalmente no actúan en forma individual, existen diversas
interacciones entre ellos que pueden afectar por tanto el crecimiento y los
rendimientos. Así la variación de un factor de suelo creará variaciones en otro
factor de la misma fase (suelo) o de una fase diferente (planta).
 
En general los agricultores manejan las fases suelo y planta, ya que la fase
clima es más independiente. Sin embargo, para obtener mejores rendimientos
en los vegetales se requiere de una combinación de los factores de suelo,
planta y clima en forma óptima, y el factor más limitante será el que más afecte
los rendimientos. Este Principio ha sido denominado “ley de mínimo”, el cual
se puede enunciar en la siguiente forma: “ el nivel de producción de un cultivo
no puede ser mayor que el que es permitido por el factor más limitante del
sistema suelo-planta-clima”. También lo podemos enunciar del siguiente modo:

“ Un nutriente es limitante hasta que otro se convierte en limitante” 1

La relación entre dos factores y su efecto sobre un tercero (generalmente


rendimiento) se expresa en gráficos denominados superficies de respuestas
o curvas de respuestas de los cultivos, en los cuales se puede observar el
efecto principal de cada uno de los factores sobre el rendimiento, así como
también el efecto de su interacción.

1
Díaz , Z., M. Fertilidad de los suelos y nutrición de las plantas. INTA.
l
producción

C
B
A
B

Concentración de nutrientes
 
En el sistema suelo-planta-clima cada una de las fases es altamente
importante en el logro de altos rendimientos. En la fase de las plantas y del
manejo que el hombre realiza para favorecer su crecimiento, algunos factores
requieren especial consideración. Entre ellos se mencionan los siguientes:
 
Fecha de siembra del cultivo. Esta se encuentra relacionada con los
rendimientos que se pueden obtener, especialmente si se depende de la
precipitación como única fuente de agua. Además, si se siembra muy
temprano se corre el riesgo de que el cultivo no disponga de suficiente
humedad en su período crítico y, por lo tanto, sus rendimientos serán bajos; y
si se siembra muy tarde habrá exceso de humedad, poca disponibilidad de
oxígeno en el suelo y bajos rendimientos, también podría verse afectada por
heladas, etc.
 
Densidad de siembra. Es otro factor a considerar. Si se siembran pocas
plantas por hectárea (alrededor de 20.000) se producirán bajos rendimientos.
Si se siembran demasiadas plantas/ha (alrededor de 100.000) entonces se
presentan problemas de competencia entre plantas, no sólo por agua sino
también por luz y nutrientes, resultando bajos rendimientos.
 
Control de plagas y enfermedades: Las plagas y enfermedades afectan el
crecimiento y producción de las plantas, por lo que su control es necesario
para la obtención de buenos rendimientos.
 
Control de las malezas: El uso de herbicidas aplicado antes de la siembra
del cultivo (presiembra), antes de la emergencia (preemergente) o después de
la emergencia (postemergente), es una práctica agrícola necesaria, ya que las
malezas compiten con el cultivo por agua y nutrientes disminuyendo los
rendimientos.
 
Preparación del suelo o labranza: El uso de la labranza convencional (varias
pasadas de arado y rastra a 20 cm. de profundidad) sobre el mismo suelo,
cada año, contribuye a la pérdida de la estructura de los suelos y su
compactación, lo cual afecta el crecimiento de las raíces de los cultivos. Al
contrario, el uso de la mínima labranza (con la que se alteran los primeros 8
cm. de la superficie del suelo), propicia la conservación de la estructura del
suelo, y la disminución en la pérdida de humedad por evaporación, ya que
conservan los residuos vegetales de cultivos anteriores sobre la superficie del
suelo, disminuye los riesgos de erosión y las pérdidas de materia orgánica por
oxidación.
 
En el sistema suelo-planta-clima los factores de clima son más independientes,
ya que son menos controlables por el hombre. Sin embargo, conociendo estos
factores el hombre puede manejar los elementos de planta y suelo para hacer
un uso más eficiente de los factores de clima.
 
Las precipitaciones (lluvias) son un factor que el hombre no puede controlar,
pero si se conoce su distribución en un área determinada, entonces se puede
planificar la fecha de siembra, de manera que el cultivo tenga disponibilidad de
humedad en sus períodos críticos.

La lluvia es uno de los factores climáticos más importantes que influyen sobre
la erosión. El volumen y la velocidad de la escorrentía dependen de la
intensidad, la duración y la frecuencia de la lluvia. De estos factores, la
intensidad es el más importante y las pérdidas por la erosión aumentan con las
intensidades más altas de las lluvias. La duración de la lluvia es un factor
complementario.

La frecuencia de la lluvia también tiene influencia sobre las pérdidas causadas


por la erosión. Cuando la lluvia cae en intervalos cortos, el contenido de agua
del suelo permanece alta y la escorrentía es más voluminosa, aún si la lluvia es
menos intensa. Después de largos períodos, el suelo está más seco y no
debería haber escorrentía en lluvias de poca intensidad, pero en casos de
sequía la vegetación puede sufrir debido a la falta de agua y así reducir la
protección natural de la tierra.

Durante una precipitación fuerte, decenas de gotas de lluvia golpean cada


centímetro cuadrado de tierra, aflojando las partículas de la masa de suelo. Las
partículas pueden saltar a más de 60 cm de alto y a más de 1.5 m de distancia.
Si la tierra no tiene una cobertura vegetal, las gotas pueden destruir muchas
toneladas de suelo por hectárea que son así fácilmente transportadas
por la escorrentía superficial.

Las gotas de lluvia contribuyen a la erosión de varias maneras:

• aflojan y rompen las partículas suelo en el lugar del impacto;


• transportan las partículas así aflojadas;
• proporcionan energía bajo forma de turbulencia al agua en la superficie.

Para prevenir la erosión es necesario, por lo tanto, evitar que las partículas de
suelo sean aflojadas por el impacto de las gotas de lluvia cuando golpean el
suelo, de allí la importancia de las coberturas vegetales.

De acuerdo a Wischmeier y Smith (1978), cuando se considera solo el factor


lluvia, la pérdida de suelo por unidad de área de suelo desnudo es
directamente proporcional al producto de dos características de la lluvia: la
energía cinética y la máxima intensidad durante un período de 30 minutos. Este
producto es usado para expresar el potencial de erosividad de la lluvia.

La temperatura ambiente, considerada como una expresión de la intensidad


del calor, afecta funciones en las plantas, tales como: fotosíntesis, respiración,
permeabilidad de la pared celular, absorción de agua y nutrientes,
transpiración, todo ello reflejado con el crecimiento de la planta.
 
Otro factor es la velocidad del viento. La alta velocidad del viento puede
causar lo que se ha denominado “tendidura" o caída de las plantas, ya que el
viento vence el soporte mecánico del suelo. En áreas donde se considera que
la velocidad del viento puede producir “tendidura” generalmene se recomienda
sembrar un poco más profundo, de manera de aumentar el soporte mecánico
del suelo a la planta, lo fundamental es sembrar especies bajas. El viento
también puede acelerar la evapotranspiración por lo que las plantas podrían
sufrir de déficits de humedad más rápido. De allí que en áreas ventosas se
utilicen cortinas de árboles para reducir el daño del viento sobre las siembras,
como así también evitar la pérdida de suelo, lo que llamamos erosión eólica.
 
En síntesis, los factores del sistema suelo-planta-clima generalmente no
actúan en forma independiente, sino que sus efectos sobre rendimientos son
de tipo directo, por una parte, y de tipo indirecto a través de interacciones con
otros factores. Por ejemplo, una interacción suelo-planta es la que ocurre
cuando al agregar un fertilizante fosforado (factor de manejo) se aumenta la
cantidad de fósforo aprovechable en el suelo, lo cual se debe reflejar en
mejores rendimientos.
                 
LIMITACIONES DEL SUELO

¿Cuáles son las principales limitantes de fertilidad y las prácticas usuales


de manejo?
Las principales problemáticas de fertilidad de los suelos son:

- Acidez

- Salinidad y alcalinidad.

- Drenaje

- Limitaciones físicas

- Disponibilidad de nutrientes

Acidez
La acidez del suelo depende del material parental del suelo, su edad y forma y
los climas actual y pasado. Puede ser modificado por el manejo del suelo.

La acidez del suelo está asociada con varias características del suelo (Rowell,
1994):

- bajo nivel de calcio y magnesio intercambiables y bajo porcentaje de


saturación de bases;
- alta proporción de aluminio intercambiable;
- una capacidad de intercambio de cationes más baja que en suelos
similares menos ácidos debido a un número reducido de cargas
negativas en la superficie de la materia orgánica y a un creciente
número de cargas positivas en la superficie de los óxidos;
- cambios en la disponibilidad de nutrientes; por ejemplo, la solubilidad del
fósforo es reducida;
- aumento de la solubilidad de los elementos tóxicos, por ejemplo,
aluminio y manganeso;
- menor actividad de muchos microorganismos del suelo llevando, en
casos extremos, a una acumulación de la materia orgánica, a una menor
mineralización y a una más baja disponibilidad de nitrógeno, fósforo y
azufre.

Alcalinidad

Las áreas con suelos alcalinos ocurren predominantemente en regiones áridas


(situación que ocurre preferentemente en el país en la región norte) y su
ocurrencia depende del tipo de material del suelo original, de la vegetación, de
la hidrología y del manejo del suelo, especialmente en áreas con sistemas de
irrigación mal manejados.

La alcalinad del suelo (pH>7) se presenta en suelos donde el material es


calcáreo o dolomítico o donde ha habido una acumulación de sodio
intercambiable, naturalmente o bajo riego. Tales suelos tienen altas
concentraciones de iones OH- asociados con altos contenidos de bicarbonatos
y carbonatos; los suelos sódicos tienen un poco desarrollo de estructura y
estabilidad a causa del alto contenido de sodio intercambiable y muchos de
ellos tienen la capa superior o el subsuelo densos.
Las condiciones alcalinas del suelo causan varios problemas nutricionales a las
plantas como la clorosis, en razón de la incapacidad de las plantas de absorber
suficiente hierro o manganeso. También pueden ocurrir deficiencias de cobre y
zinc y también de fósforo a causa de su baja solubilidad. Si el suelo tiene un
alto contenido de CaCO3 puede ocurrir una deficiencia de potasio porque este
puede ser rápidamente lixiviado. También puede haber deficiencia de nitrógeno
debido al generalmente bajo contenido de materia orgánica (Rowell, 1994).

Categorías de Alcalinidad % de Saturación sódica


No alcalino Menos de 10
Ligeramente alcalino 10 – 15
Alcalino 15 – 25
Muy alcalino 25 – 40
Extremadamente alcalino Más de 40

Para el diagnóstico de la salinidad mediante el análisis de suelo, como


recomendación general pueden seguirse las indicaciones dadas en el “Manual
de muestreo de suelos para análisis de fertilidad” (SAG, 1997) con algunas
consideraciones:

La selección de los sitios de muestreo depende del área en estudio. En forma


muy general, puede recomendarse tomar muestras compuestas de al menos dos
sitios por cada 10 ha, uno de las zonas aparentemente más afectadas por sales
y el otro de las zonas menos afectadas.

 Los suelos regados por surcos se muestrean en el surco. En la parte


superficial de los camellones generalmente ocurren acumulaciones de
sales, por lo que debe evitarse el muestreo en esta zona, a menos que se
desee conocer el riesgo de salinidad en el establecimiento de cultivos.
Las bandas de sales en los camellones usualmente no son dañinas para
los cultivos establecidos.

 Como la salinidad es especialmente crítica durante el proceso de


germinación, para el establecimiento de cultivos debe muestrearse a la
profundidad de localización de las semillas.

 En los suelos regados por goteo se debe muestrear en el bulbo húmedo


bajo el gotero, evitando el borde exterior del bulbo donde se acumulan las
sales.

 La cantidad de muestra que debe enviarse al laboratorio es mayor que la


necesaria para los análisis de fertilidad, usualmente entre 1-2 kg.

Salinidad

Los suelos salinos tienen altos contenidos de diferentes tipos de sales y


pueden tener una alta proporción de sodio intercambiable. Los suelos
fuertemente salinos pueden presentar eflorescencias en la superficie o costras
de yeso (CaSO4), sal común (NaCl), carbonato de sodio (Na2CO3) y otras.

La salinidad del suelo puede originarse en un material parental salino, por la


inundación de aguas marinas, por sales llevadas por el viento o por irrigación
con agua salada. Sin embargo, la mayoría de los suelos salinos se originan por
ascensión capilar y evaporación de agua que acumula sal con el pasar del
tiempo.

Las sales afectan los cultivos a causa de los iones tóxicos, los cuales por un
desbalance de los nutrientes inducen deficiencias y por un aumento de la
presión osmótica de la solución del suelo causan una falta de agua. La
estructura y la permeabilidad del suelo pueden ser dañadas por el alto
contenido de sodio intercambiable que queda en el suelo cuando las sales son
lavadas, salvo que se tomen medidas preventivas o remedios, tales como la
aplicación de yeso.

Sales solubles presentes en suelos afectados por sales.


Tipo de sal Presencia en suelos Toxicidad
salinos para las plantas
Cloruro de Sodio Común +++
Cloruro de Magnesio Común ++++
Cloruro de Calcio Rara ++
Cloruro de Potasio Baja +
Sulfato de Sodio Común ++
Sulfato de Magnesio Común ++++
Sulfato de Potasio Baja +
Carbonato de sodio suelos sódicos +++++
Bicarbonato de sodio suelos sódicos ++++
Fuente: MANUAL DE QUÍMICA, DIAGNÓSTICO Y RECUPERACIÓN DE SUELOS AFECTADOS POR SALES
Angélica Sadzawka R. SAG.2002

La salinidad se determina mediante la conductividad eléctrica de un extracto de


saturación del suelo. Es importante conocer al respecto el grado de salinidad o
de alcalinidad de un suelo.

Categoría de Salinidad Conductividad del extracto de


saturación del suelo
Libre de salinidad 0 – 2 dS/m
ligeramente salino 2 – 4 dS/m
Moderadamente salino 4 - 8 dS/m
fuertemente salino 8 – 16 dS/m
Muy fuertemente salino Más de 16 dS/m

Desde el punto de vista agrícola se considera un suelo como salino si su


conductividad eléctrica es igual ó superior a 4dS/m. Desde el punto de vista
ecológico se habla de suelo salino si la [NaCl] es superior a 70mM ya que éste
es el límite a partir del cual se observa una flora halófita ( plantas adaptadas a
condiciones salinas) y no sobreviven las no halófitas.
El agua como limitante.

La cantidad de humedad en el suelo depende de cuanta lluvia cae y penetra en


el suelo. En las condiciones de la agricultura de secano, la cantidad de agua
que entra al suelo depende del porcentaje que se desvía de la superficie como
escorrentía. No siempre puede ser posible prevenir toda la escorrentía pero el
mejoramiento de las condiciones físicas del suelo puede ayudar a reducirla a
un mínimo inevitable.

La productividad del suelo debe ser mantenida y mejorada en todo momento;


presenta dos características fundamentales que se deben cumplir, sin las
cuales el crecimiento de las plantas será limitado y la productividad de los
suelos no será sostenible:

 Suficiente agua en el suelo, procurando una óptima proporción de


espacios de poros y sólidos y de suficientemente larga persistencia a
tensiones disponibles para las plantas, entre capacidad de campo y
punto de marchitez permanente (humedad aprovechable): es
fundamental para que estas completen su ciclo de crecimiento.
 En los suelos degradados, se debe procurar una máxima porosidad,
mantenerla adecuadamente y mejorar y mantener su capacidad de
autorecuperación biológica son formas efectivas de mejorar la
producción de los cultivos en las zonas en que el agua de lluvia es un
factor limitante (Shaxson, 1993).

El éxito del manejo de agua en los sistemas de secano se basa en: (1) la
retención de la precipitación en el suelo; (2) la reducción de la evaporación y
(3) la utilización de cultivos tolerantes a la sequía (Stewart, 1985). Esto genera
tres preguntas importantes:

 ¿Puede el agua introducirse rápidamente en el suelo a fin de evitar la


escorrentía?
 ¿Está el suelo en condiciones de permitir la absorción de agua por las
plantas sin que sufran los efectos nocivos del estrés hídrico en sus
tejidos y permitir la transmisión del exceso de agua a las aguas
subterráneas?
 ¿Cómo es posible mejorar la capacidad técnica de los agricultores
respecto al manejo del suelo y de los cultivos a fin de eliminar las
diferencias que se encuentran entre los rendimientos de las estaciones
experimentales y los que se obtienen en el campo de los agricultores?

Para corregir efectivamente estos problemas sobre la capacidad para producir


cultivos y mantener las corrientes de agua no es suficiente considerar
solamente los factores macroscópicos. Un programa de acción debe estar
basado también en la comprensión de lo que ocurre a nivel microscópico. Esto
incluirá comprender como las plantas y los suelos funcionan conjuntamente y
como se espera que reaccionen a las intervenciones propuestas. Por ejemplo:
 El colapso o la compactación de los poros de todos los tamaños es la
razón principal por la cual el agua no puede entrar en el suelo y origina
la escorrentía.
 Un factor clave para la sostenibilidad del suelo es el mantenimiento de la
capacidad biológica de autorecuperación y como favorecer esta
actividad biológica en el campo.

Una comprensión amplia de tales factores puede llevar a un mayor respeto por
el suelo como ambiente para la actividad biológica, para meso y
microorganismos, así como también para las raíces.

Deterioro del abastecimiento de agua

El deterioro del abastecimiento de agua se refiere a la disminución de la


cantidad de agua subterránea y superficial así como también a la pérdida de
calidad del agua. La mala calidad del agua puede ser el resultado no sólo de un
uso inadecuado del suelo y malas prácticas de manejo que dan lugar al
transporte de materiales por escorrentía superficial, sino también a la
contaminación urbana e industrial debido a procesos inadecuados de control y
malos sistemas sanitarios.

El incremento de la escorrentía a expensas de la infiltración de agua de lluvia


es la mayor causa de la disminución de las aguas subterráneas ya que hay
menos agua disponible para percolar a través del suelo hasta el agua
subterránea; o sea, hay menos recarga. El incremento de la escorrentía es a
menudo el resultado de cambios en el uso de la tierra que reducen la cobertura
de protección y disminuyen la porosidad superficial, como por ejemplo, cuando
la formación forestal es convertida para cultivos anuales inadecuadamente
manejados. Tales cambios en el uso de la tierra a menudo surgen cuando un
aumento de población fuerza a esta a cultivar o pastorear tierras que están
escasamente adecuadas para el nuevo uso que se les quiere dar.

El drenaje de áreas de humedales en posiciones intermedias y altas de la


cuenca puede también reducir la cantidad de agua que llega a las aguas
subterráneas por drenaje profundo debido a la diversión de agua hacia los
canales de drenaje. La caída de los niveles de las aguas subterráneas puede
ocurrir como resultado de un mayor consumo de agua por los sistemas de
riego.

Una mayor escorrentía puede originarse también en los procesos de


urbanización ya que el reemplazo de las tierras agrícolas por extensas áreas
de asfalto y hormigón como caminos, pavimentos y edificios. Estas áreas
previenen la infiltración del agua y generan grandes volúmenes de escorrentía.
En muchos países en desarrollo a medida que la población y la urbanización
aumentan, la demanda de agua se incrementa y eventualmente excede las
cantidades disponibles.

Drenaje.
Este parámetro considera la rapidez con que el agua se desplaza, ya sea por
escurrimiento superficial o por su movimiento a través del perfil del suelo;
drenaje interno. Este desplazamiento está relacionado con la permeabilidad del
suelo.

La falta de un drenaje adecuado en los sistemas de riego puede llevar a


deteriorar la calidad del agua subterránea debido a la acumulación de sales.

Baja capacidad de intercambio de cationes (CIC)

La CIC del suelo es una medida de la cantidad de las cargas negativas


presentes en las superficies minerales y orgánicas del suelo y representa la
cantidad de cationes que pueden ser retenidos en esas superficies. Un suelo
con alta CIC puede retener una gran cantidad de cationes de los nutrientes en
los lugares de intercambio. Los nutrientes aplicados al suelo que puedan
exceder esa cantidad pueden fácilmente ser lavados por el exceso de lluvia o
por el agua de riego. Esto implica que esos suelos con baja CIC necesitan un
manejo diferente en lo que hace a la aplicación de fertilizantes, con pequeñas
dosis de nutrientes aplicadas frecuentemente.

Fijación de fósforo

La fijación de fósforo en el suelo es un proceso natural que puede llevar a una


deficiencia de este elemento aun cuando el contenido total de fósforo en el
suelo pueda ser alto. La fijación fosfórica es un proceso específico de
adsorción que ocurre principalmente en los suelos con altos contenidos de
óxidos de hierro -hematita, goethita- y óxidos de aluminio -gibsita- y minerales
arcillosos -principalmente caolinita. Estos suelos son típicos de zonas tropicales
y subtropicales. Se verifica también en suelos derivados de cenizas volcánicas
(andisoles). Esta es una de las principales características de los suelos en la
zona sur del país, en los suelos denominados trumaos y ñadis. A un bajo nivel
de pH tienden a fijar los fosfatos y aumentando el pH del suelo por medio de la
aplicación de cal y materia orgánica, la adsorción específica del fosfato se
reduce.

Propiedades de dilatación y contracción

La propiedad de dilatarse y contraerse comúnmente ocurre en suelos arcillosos


que contienen predominantemente minerales arcillosos, tales como los del
grupo de las arcillas expandibles (2:1), vermiculita, montmorillonita. Estos
suelos son sometidos a considerables movimientos durante la dilatación y la
contracción a causa de los pronunciados cambios de volumen con variaciones
en el contenido de agua. Los suelos se contraen y se resquebrajan cuando
están secos y se expanden, volviéndose plásticos y adhesivos cuando están
húmedos. El movimiento del suelo puede causar la formación de un
microrelieve típico en la superficie pequeñas ondulaciones (gilgai) y de
agregados en forma de cuña en el subsuelo.

Estos suelos presentan serios problemas para la labranza ya que tienen una
consistencia inadecuada para ello, no solo cuando están secos sino también
cuando están húmedos. Cuando están secos son suelos muy duros, haciendo
que la labranza sea extremadamente difícil y requiriendo fuerza adicional del
tractor, causando un mayor desgaste de los implementos y no permitiendo la
formación de una buena cama de semillas ya que los terrones no se rompen.

En contraste, cuando estos suelos están húmedos, son extremadamente


plásticos y pegajosos, siendo también en este caso de difícil labranza ya que el
suelo se adhiere a los implementos de labranza y aumenta la fuerza de tracción
necesaria o impide también el paso de la maquinaria.

Presencia o niveles bajos de materia orgánica 2: La materia orgánica


representa una pequeña proporción en el peso de un suelo y sin embargo
juega un importante papel al determinar la fertilidad natural del suelo. Sirve
como fuente de alimento a los vegetales y microorganismos y participa en
diversos procesos químicos y biológicos afectando a las propiedades físicas del
suelo, entre ellas, afecta la estructura del suelo, la porosidad, la densidad
aparente y la capacidad de retención de humedad . También puede participar
en los procesos de descomposición o meteorización de la materia mineral
movilizando cationes metálicos y facilitando nutrientes a los organismos vivos.

Algunos indicadores de su presencia a simple vista son: color oscuro del suelo,
la esponjosidad de éste, la existencia de lombrices.

El humus corresponde a aquel conjunto de sustancias poliméricas, de


coloración que va de amarilla a marrón negruzca, cuyas moléculas tienen
pesos moleculares altos y que son resistentes a la descomposición. La mayor
parte es insoluble, siendo esta la razón por la que se acumula en los horizontes
más superficiales del suelo.

La variación del contenido en materia orgánica en gran medida depende del


tipo de cultivo del suelo o tipo de vegetación así como de la estación del año.

El contenido de materia orgánica en los suelos está influenciado por las


características intrínsecas de éste y de su entorno. En general la materia
orgánica es más abundante en las capas superficiales del suelo, disminuyendo
en profundidad. Hay mayor abundancia en zonas de mayor vegetación, mayor
pluviometría y temperaturas frías. En áreas más frías, donde la descomposición
toma más tiempo, el contenido de materia orgánica puede ser
considerablemente alto. Esta situación se da en la zona sur del país, región de
Los Lagos y en partes de las regiones XI y XII, con temperaturas más bajas
que en la zona central, en la primera de esta se ha determinado valores entre
un rango de 10 a 20% para suelos de origen volcánico, trumaos. También en la
misma región se ha determinado valores de entre 30 a 50% en suelos
denominados “ñadis”, suelos de origen volcánico con dificultades de drenaje
que favorece períodos inundados en este tipo de suelo. En las zonas

2
La materia orgánica determinada en el suelo puede ser la total, que incluye residuos sin
transformar o bien la correspondiente al “humus estable” que resulta ser más significativa. En el
primer caso se emplea un método de calcinación y en el segundo el método de Walkley-Black
(1974)
tropicales, la mayoría de los suelos tienen contenidos bajos de materia
orgánica debido a las altas temperaturas y a la abundante precipitación que
aceleran el proceso de descomposición.

En el país la presencia de materia orgánica se va haciendo mayor hacia la


zona sur y varía según el tipo de suelo.

Grado Porcentaje (%)


Alta Sobre 3,5
Media 3,5 – 2
Baja 1–2
Muy baja Menos del 1

Valores generales de materia %


orgánica por zonas del país3
Zona centro-norte 1,5-3
Zona central 2-6
Zona central y centro sur; suelos Menos de 1
graníticos erosionados de la costa
Zona centro-sur
Rojos arcillosos 2,5-5
Trumaos 7,0-14
Zona sur
Rojos arcillosos 3,0-8
Trumaos 10,0-20
Ñadis 15-25

La materia orgánica ejerce una influencia importante en las propiedades del


suelo. Sus efectos más beneficiosos son los siguientes:

 Contribuye de modo importante al crecimiento de la vegetación,


proporcionando elementos esenciales como nitrógeno, fósforo y azufre.
 Es una fuente de energía para los microorganismos del suelo.
 Regula la disponibilidad de muchos cationes metálicos que actúan como
micronutrientes y de cationes tóxicos mediante la formación de
complejos estables.
 La presencia de funciones ácidas en muchas de las moléculas de la
materia orgánica favorece una acción tamponante ayudando al
mantenimiento del pH.
 Mejora la capacidad de retención de agua, con lo que evita la
desecación.

3
Tejeda H.,Sadzawka,M.A.,Araos,F. Análisis de Suelo, Foliar y de Agua para el Diagnóstico Nutricional
y de Uso de Fertilizantes y Enmiendas.Soquimich, 2001.
 La fracción húmica, debido a su capacidad adherente, actúa como
cementante favoreciendo la formación de agregados, mejorando la
estructura del suelo, afecta la estabilidad de los agregados o estabilidad
estructural, favoreciendo la permeabilidad y aumentando la aireación.
 Incrementa la resistencia al golpe de la lluvia y al sobre laboreo, lo que a
su vez afecta favorablemente la resistencia a la erosión del suelo. Hay
una relación entre la magnitud del escurrimiento superficial y la
incidencia de la erosión.
 Afecta también el color de los suelos y por lo tanto ella incide en la
menor o mayor capacidad de estos en la captura o no de la radiación
solar y por ende en la menor o mayor temperatura de los mismos y la
difusión del calor en el suelo.

La descomposición de la materia orgánica tiende a liberar nutrientes. Sin


embargo, el N y el S pueden ser temporalmente inmovilizados durante el
proceso. Los microorganismos que descomponen la materia orgánica
requieren de N para construir los bloques de proteínas en sus cuerpos.

Si la materia orgánica en descomposición tiene una alta relación C/N es decir


una baja cantidad de N los microorganismos a cargo de la descomposición
utilizan el N natural del suelo y el N de los fertilizantes para formar las
proteínas, inmovilizando en esta forma este nutriente. Las siembras recién
establecidas en este tipo de condiciones; es decir suelos con alta relación C:N,
sobre rastrojos de trigo, arroz o de maíz, pueden ser afectados por una
deficiencia de carácter temporal de N, el denominado “hambre de nitrógeno”.
Eventualmente, el N inmovilizado en los cuerpos de los microorganismos es
mineralizado al morir estos.

Con labranza cero o labranza mínima y cuando el incremento en rendimientos


produce abundantes residuos, se debe presentar mucha atención al manejo del
N hasta que se logre un nuevo equilibrio en el suelo. En estos casos se deben
prevenir deficiencias causadas por medio de a adición de muy poco N. Al
mismo tiempo, las cantidades aplicadas no deben sobrepasar las necesidades
del cultivo para de este modo minimizar el potencial de lixiviación de NO(-3).

Investigación científica está demostrando que se pueden incrementar los


niveles de materia orgánica en suelos con bajos contenidos a través de un
buen manejo, lo cual permite producir mayores rendimientos y más residuos
por hectárea. Este es el caso de practicar la rotación de cultivos, incrementar
las coberturas vegetales, incorporación de rastrojos de cosecha y/o abonos
verdes, un mínimo laboreo del suelo, reduciendo las oxidación y pérdida de la
materia orgánica del suelo (pérdida de CO2).

Investigación con carbón radiactivo han concluido que muchas fracciones


orgánicas del suelo presentan edades de 500 a 2000 años. Esto ha
demostrado mineralizaciones de menos de 1 % al año. Alrededor de un 2 a 3
% del N en el humus es mineralizado cada año en un suelo bien drenado

La unidad de medición de la materia orgánica es en porcentaje (%) y su


método analítico de extracción en laboratorio es Walkley-Black. La materia
orgánica se puede determinar haciendo estimaciones del contenido de
carbono. Conocido el valor de éste compuesto se multiplica por el factor 1,72.
(Valor que representa el % de carbono en la materia orgánica).

Contenido de nutrientes

La disponibilidad de nutrientes es fundamental para el desarrollo de los


cultivos. El contenido de nutrientes del suelo depende del material y el proceso
de formación del suelo el contenido original del suelo, del abastecimiento y
naturaleza de los fertilizantes, de la intensidad de la lixiviación y la erosión, de
la absorción de los nutrientes por parte de los cultivos y de la CIC del suelo.

Aunque la deficiencia de nutrientes en muchos casos puede ser fácilmente


corregida, los suelos con mejor disponibilidad natural de nutrientes requerirán
menores inversiones y, por lo tanto, muestran una aptitud natural para dar
mejores rendimientos. El conocimiento de la necesidad de aplicar o no grandes
cantidades de nutrientes en forma de fertilizantes, comparado con la
disponibilidad de recursos, es un factor determinante para la recomendación de
uso de la tierra.

Además de evaluar los contenidos y proporciones de cationes intercambiables


(Ca++, Mg++, K+ y Na+) también será necesario evaluar el contenido de
nitrógeno del suelo a través de la materia orgánica, el contenido de fósforo
disponible, el contenido de micronutrientes esenciales y el valor de la CIC del
suelo.

Baja capacidad de intercambio de cationes (CIC)

La CIC del suelo es una medida de la cantidad de las cargas negativas


presentes en las superficies minerales y orgánicas del suelo y representa la
cantidad de cationes que pueden ser retenidos en esas superficies. Un suelo
con alta CIC puede retener una gran cantidad de cationes de los nutrientes en
los lugares de intercambio. Los nutrientes aplicados al suelo que puedan
exceder esa cantidad pueden fácilmente ser lavados por el exceso de lluvia o
por el agua de riego. Esto implica que esos suelos con baja CIC necesitan un
manejo diferente en lo que hace a la aplicación de fertilizantes, con pequeñas
dosis de nutrientes aplicadas frecuentemente.
Bibliografía

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