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ue/:c:»al — ae o siplXa Y Lupe Rumázo /


º(kga,
o— QV('}O; 200k .
(2% ed) Esjaletr
momento de es-
to sin un planteamiento anterior, aunque en el
E cunt cribir se desbocara la mente y las palabras corrieran atropellán
do-
a enton ces que todo había
se, saltando y galopando y se pensar
surgido por obra de una fuerza descomunal, desconocida y mági-
el di-
ca, impenctrable e ignota. Esa fuerza marcada y real que en
radas,
LUPE RUMAZO scño de la vida forzaba también a ciertas acciones inespe
de decidi r matrrs e.
torcedoras de rumbo, como ésta de ahora
, Fuerza que los astros marcaban con un día y una hora señala dos
La marcha de los batracios y que correspondía necesariamente a una ótbita casi impos
ible de
te-
comperse. La órbira giraba y él había entrado en ella. La órbira
Cenwe qui vivent, vivene des morts ra habfa que
Bt ¿l faur anssi que la mort vive. nía una ruta, la órbita tenfa sus etapas. En la prime
s ni sueltos,
Antonin Artaud arreglar el escritorios no dejar los papeles amontonado
que ma-
ni las carpetas dispersas. Todo correspondía a un orden
Que le monde est un defaur Ñana, ya desaparecido €, sería examinado. Que no se
pensara que
Dans la pureré du non-éere. las páginas iniciales de su novela inédita La marcha de
los batra-
Paul Valéry ni que sus car-
cios correspondían a sus investigaciones esotéricas,
tas en borrador constituan su diario. Se escrib ía fundamental-
de
LA NOTICIA mente para la posteridad. Habla que dejar también.una suerte
una aclara ción del mis-
aSalamente ayer en la tarde fue encontrado el cadíver de Rubén despedida, nunca una explicación, nunca
Alado, novelista ¡nernacional, que se presume se suicidó dos terio, Mal escritor serfa aquel que se tornara explic
ativo y arguz
días antes. El ballazgo lo hizo la doméstica del Hotel Trilce, mental; pobre tipo el que se vanagloriara de su carga
exposifiva.
donde el escritor vivía desde hace algunos años. Lahabía sirvienta, ortodo xias. Y escri-
ater- —Al carajo con los doginas; al carajo con las
Genoveva Peroha, en vista de que el señor Alado no por entrar bió, en hoja que colocó sobre el escritorio, visible por lo mismo: *
dido divante dos días a sus golpes en la puerta, apté aposen tado sobre
a la habiración para realizar la limpiean. Al encontró sesobre el «La miscria no está sola; el cuarto poder se ha
escribe exacta-
locho el cuerpo exánime de Alado, que para suicidarse babla la tierra». Los estúpidos, los que entienden que se
matado por ham-
hecho el hara-kiri, pero directamente en el corazón. El puñal in- mente lo que se piensa, creerfan que se había
corto no habla sido extratdo del cuerpo; el suicida despuésnode deja bre: para ellos las cuatro camisas y la contada
ropa interior de su
ellos el
armario, y el traje viejo y el sobrante par de zapatos; para
rroduclrselo no pudo o no quiso sacarlo. Rubén Alado
familiares inmediatos, pero st una obra de consideración. Es au olor de su cuerpo marcado en la ropa, cuerpo de lucha y
sudor,
tor de...» . Para los menos brutos , el legado del
cuerpo de agobio y derrota
a él, tensa, pero
cuarto poder. El cuarto poder que le permitirfa
No huyó de su casa porque su casa apenas era una
habitación de
ho-
ación de voluntariamente, aniguilarse. Para los iniciad os, las particulas de
hotel; desde hacía años siempre había sido una habit que empezarfan a congre-
d, hasta la soledad su cuerpo astral y de su cuerpo etéreo
tel. Los hoteles daban libertad y daban soleda garse y unirse hasta formar el doble de su ser el
momento en que
ad tuviera casa, -
y Jiberrad de mararse. Pero hizo como si en realid el puñal hondo y fino destapara el ánfora de su corazó n. Cerró la
buen rela-
s decir, hogar, y huyera: era parte del plan. No habfa
Lupe Rumazo 1367
366 Rumaza
yo et
agradecer algo a alguien, pues era a. forma de decir que
os irreales consta- des-
inferior y que solo gracias a l, o que en todo caso tenta e acce-
puerta de su habitación, golpeándola. Los testig o mejor que él había
recepción o Geno- da y las dendas había que pagarla s,
carfan su huida, los reales —el pobre viejo de la a querido.
de que él, un dido, quizd por presión mla y no porgue ¿l lo hubier
veva—, nunca atónios ni desagradados, se alegrarfan bien
Bueno, yo digo que esto fue wh sueño, pero, pensandolo ahora
y por lo mism o tiene derechos,
diente, y un eliente es el que paga quizá, no fue un sueño, sino algo que vi realmente mejor y que
del miser able patró n. Un e' a lo U sl se
golpeara la puerta vieja, la puerta ajena se me presenta incierto y sin deblind e, porqu
e. Los duend es habla apareci do. !
deralle más: se había comportado como un duend ta- me aparecid o yo ereía que él s¢ me
que inten
aparecen y desaparecen, son libres. Él era librc desde
era una de sus últi- sueñe con frecuencia; má bien los7 re 507eson
ba matarse. Los duendes hacen piruetas. Esta YO no soy yn nsipo que Si TV
- me aterroriza rgue aunque digan lo contrario siemp
mas piruetas. é acostado y que
que estaba
— presagios y presogios verdaderos:- Soii
LOS PRESAGIOS Te pronto empezaba a inundarse la habit ación de una agua ne-
gra, casi el agua negra de las letrinas, as dividida,enteblanc a en
aquella —
Yo no había gozado menca de algo más placentero que otros
iba cre-
un puesto y negra aceitosa en úiro y que est corri
madrugada en que tuve un sueño en colores. Yo
no sé si ciendo, no s hasta cuándo, porque entonces ya no pensérándo en el
< - +
saciones en- agua que me envolvla y me manchaba los brazos , embar
sueñan en colores, y sí al soñar tienen hasta conver ar por
etas de un capten- los, sino en los gusanos quie empezaba n d salir y a camin
reras en inglés y fiancés; o ven páginas compl
y todo» ál por mis pier- —
lo de un libro, por ejemplo, con palabras «divididas ación. mis brazos pendientes fuera de la sábana y hasta
uñas
final de un renglén y con mimer os que señala n la pagin
que el
mas que estaban cubiertas. Y entonees grité y le bingué lastenido
Sí, habla una placides de colchón en m1 esplrite s decir n, n a mi mujen, y ella me despertó y me dijo que yo habta más que
Calchón estaba dentra de mi y yo lo sentta; y0 era
el colchá habla
wna pesadilla y que para destruir su maleficio oinisil
, co- y yo sabla
que descarsaba en un colchán. Y apareció 7 mediocolorctreulo
anara n- contarla. Pero y0 1o le dije nada porqu e erá
era yo el muer-
mo si fuera an arco iris,sÓlo que tenfe un vinico que gusanos y muerte son lo mismo y a lo mejor
más fuerre arriba, 1o 0 la, cuálquiera ca-
de nosotros, quied los bijos y mejor era
jado compacto, o más bien más claro abajo y que nuestro
o justamente Marse, A la mafiana siguiente lel el periódico y supe
en el borde extremo —¿me explico?— y en ese cfrcul
como aparecen las noticias en Picadilly Circis,
letra por letra se amigó, Rubtn Alado, se habla matado.
dibujaba un nombre, y ese nombre en bombil las encendidas,
de gas neón —ento nces supe l, la pequeña biblio-
pero no eran bombillas, sino letras Se fue directamente a la Biblioteca Municipa
pera los sueños —, se iba forman- había que obrar con si-
que el gas neón también servla mente rubén teca Municipal, no a la Nacional, porque
leerlo y decta clara
do poco a poco, hasta que _pude mañana, y no con-
alado, estoy segura, segurisima. Entonces parado encim había un
a del me- gilo. Podían seguirle los rastros, no hoy sino
se, había tenido que
dio círculo, pero sin cabeza, y por lo mismo sin rostro, venfa que nadie supiera que él, antes de matar
insignificante. Ya sa-
hombre y esc hombre era Rubén Alado, vestido de
negro, con las encontrar necesariamente un dato y un dato
pierna s, y aun- el cincuentenario de
manos al fremte enlazados, casi a la altura de las bía, como todos, que acababa de celebrarse
decirme? yo sabla que Rubén de su mismo
que no me decía nada —¿cómo podía
ábamos la muerte de Rubén Darfo, su Rubén, el
querta significarme que el no estabu resentido y nos rutilfavor que nombre, que habfa nacido bajo su mismo
signo; Darfo y Alado,
agrad ecido el
en paz, munque yo no le hubiera odavía Enton ces conquista y vuelo, realeza y Pegaso, domi
nio fulgurante, huell a de
que yo buscab a.
¿[ me hiciera de lograrme la conexión inmensas en el cielo. Darío, darse, pero
me dormí tranquila, porque a mi me habla atormentad
o mu- fuego en la tierra, alas
desagradable tener que
cho esa ingratitud mla, aunque era my
Lupe Rimazo 1369
368 / Lupe Rumazo

él, Ru-
para ese día que de la ocupación grande de acompañar a un di-
darse en alto y no a rastias, lo de ayer continuado hoy, en funto, El difunto en realidad estaba ansente, no porque estuvié”
Alado. Na-
bén Alado, para que Rubén Darlo fuera Rubén Darfo ra muerto, sino porque hay muertos que en su gesto mismo pa-
cidos juntos, muertos casi juntos, con apenas una
diferencia de recen presentes. Pero dste no; era una ave sl, quizd porque se la-
en otro, y maba Alado, o porque inclinaba la cabeza o por los ojos, pero
quince días, pero siempre en el mismo signo astral, no ave que ya se habla ido lejos. Envonces llegaron los intelectuiales
fallara. Darío en la poesta,
asf la reencarnación se cumpliera y no que en vida jamás lo babian visitado; ¿l sf los habla visitado,
for-
para que él, el Alado, pudiera serlo en la novela, rambié otran
pero ellos no. Uno de ellos tird delde lejos su rarjeta a la mesa
ra
ma de poesía. Pero más plantada, en tierra, como nave volado alta en que estaban las otras rarjetas; yo pensé que tenta and
de
con plomadas en los extremos. Plomadas para llegar al centro punterta estupenda, la misma punterla que le hacla permane-
y de los seres; alas para avanzar , cer en el salón contiguo y no cerca del caddver. AUL se podía con-
las cosas, a los humus de la tierra,
sin reptar. ¿Había, nacido Darlo el 18 de enero, como estaba ca- versar y establecer contactos, porque ya se sabe que ser intelec-
si seguro, o el 312 tual de renombre es vener contactos, Llegaron sambién los com-
pañeros de bohemia. No me paretieron mejores que los otres
aunque st mejor disfrazados, Eran-una pose y otra pose, que al
EL ENTIERRO 4 _final terminaban en lo del pobre Alado. No que iodos o siguic-
ra alguno de ellos tuviera que suicidarse, pero morirse st que &
a
do en-un ca-
Llegamos a la Funeraria para ver un pájaro acosta lo mismo que entregar el mando, La vida era una sucesion de
mismo
jón. No sé debería hablar así, pero s la verdad. Tenia elmeyor,
drbitas redond as de ua ave y podores y la muerte una rénuncia de credenciales. Porque
astro de un gorrión, y las muerto cómo podta ni siquiera sostener, con la infelibilidad que
la cabeza reposando de lado, sobre el hombro izquierdo, en ese compere a un intelecinal, todas esas semiverdades y semimenti-..
su
gesto de bipedo que pide y acapara ternura, que habla en as descubridoras de la pólvora 0'mejor del hielo como dijera
mismo dibujo curvo de la necesidad de un techo sobre dl. Se le
Lo habla vis- “Aureliano Buendta; aquello de «la inspiracidn no existe, sino n
había llenado el rostro y a mí esta me eranquilizó. largo entrenamienton, 0 «yo creo que todos los escritores muevos
como
£0 siempre más que magro de carnes, escurrido, chupado, proceden de Joyee». Claro que quedaba la palabra escrita, pero
si por dentro subiera unas ventosas que lo succionaraninflarao wnos
su piel y jamás la n. a esas palabras se superpondrian otras palabras y otras palabras,
fuelles absurdos que sólo absorb ieran hasta que se formaba ala biblioteca de Babels. No vi cómo sa-
y
No pensé entonces que la muerte inflaba muchas cosas vedonda tenta
caron el caddver, ní quién fie hasta el cementerio. Supongo que
ella sh,«un pulmán de fuelle verdadero. Miré su frente irfan quienes'quitieran salir al otro día retratados en la prersa *
y en bóveda y los labios fnos, cerrados, poro no apretados, vi en o los que una vez más usilizaran la ocasión para disertar. Po-
vonrisa, más bien en posición justa para el lincamiento de del un
el bueco del puñal, allf n el just ceiro nerse en pie y bablar es una gran felicidad: ponerse en pie, se civ-
pincel, Quise minar podi- siende, cuando sodavía se puede y hay una audiencia en torno
corazón. Sólo que le hubiera levantado la camisa habría y no cuando ya se está condenado como Alado a la posición ho-
do verlo, Las camisas de los muertos no se levant an, pero en est
itk e rizontal. El Jéretro, no hay duda, fue sacado horizonsalmente,
momento yo no persabá qué 0. A pesar del atasid
. La fue Hlevada horizontalmente y fue sepultado horizontalmente.
y de las flores y de los vestidos negros de los concurrentessignen; Me olvidaba decir qué no vi quien llorara en el entierro: pero
muerte parece legar después del entierro, en los días que ei abservé muhos lentes oscuras; ya no se usa el limón en el pa-
a puede
s un caballo que arrastra 5u carrosd, 3ólo que la carroz fiuclo.
eso, como en todo entierr o, y0
esar a gran distancia. Quizd por
de los detalle s de la muerte que
i of hablar de muchas cosas, más
Y del mismo muerto, más de las ocupaciones que cada
uno senta Las despedidas que renía que hacer ahora le importaban poco:
Lupe Rumazo /371

en el cojín, también rígidas, todo el cuerpo,el cuerpo de resorte,


táculo, la de atrás. De
apenas si cerraban una temporada de espec en fin Jisto a dar un salto por si él dijera algo más inconveniente
Monsalve, que nunca
ser veraz habría irrumpido en la oficina de de lo que ya ha dicho, y €, porque los odia de corazón; y no se
le habría dado un pu-
se paraba a recibir a nadie, damas o no, y puede odiar sino de corazón, también visité al enemigode uste;
ra devuelto las ofen-
fietazo en el pleno centro de la cara. Asf hubic des, ése que ahora tiene un puesto oficial, y me dijo que habíá
ir a las preguntas. Pe-
sas, esc ju-ju sobre todo con que sabia asent muchos que lo repudiaban a usted. Y le llenan el segundo vaso de
imo libro, ya escribiré so-
ro no, estoy muy interesado en su próx whisky para que hable más, pero él ya se va,'aunque no cabe irse
migajas; la de Bul-
bre el; en su prosa no hay sobremesa, es decir, sin leer siquiera unas líneas del primer capítulo de su novela La
es. Ni pseudo erudición,
mes, que sí fue grande antes ahora ya no marcha de los batracios, y «salió la gran procesión, en sentido int
o la apariencia de un
romando un poco de aquí y de allá, dand verso al curso del rfo», porque, aclara, si hubiera sido en el mi
r. Y la familia de Mah-
globo inflado de sabiduría, como en Mahle mo sentido habría significado que los que caminaban-en ella te-
pollo y él, no soy an-
ler esperándolo con un gran almuerzo con nfan algo de limpio, de agua pura, pero no era asf, sino más bien
obras. Y la esposa,
tropófago, por eso no mato animales en mis pero todos una sola canál humana que depositaba sus suciedades en el
sabido su aversión;
riéndose de la ocurrencia, si hubiéramos cauce claro, portador de hermosísimos cantos rodados, de la ciu-
arado para usted, y él enig-
hay tantas otras cosas que hemos prep dad. Y el césped que de una a otra orilla bajaba al río; siempre col:
nada, solamente mirar-
mático, con voz ronca, prefiero no comer er no gando como una sábana verde inagotable, y el ciclo más elevado
sangre, aunque a Mahl
los; ustedes son mfos, de mi misma siempre que las agujas de cualquier iglesia, o que las voces subli-
e y de pronto para des-
lo quieran ciertos intclectuales, asf de frent mes que de csos mismos templos salieran, y usted es en el fondo
ndo, deseando al mis-
concertarlos. Y ella, furiosa, pero disimula un espíritu poético, nosotros lo admiramos mucho, pero en boca
marido. Y €, algún día les con-
mo tiempo saber qué dicen de su de ella, que a lo mejor es sincera. Y Mahler callado, como tantas
la Asociación, sobre to-
taré cso, como la opinión que tienen en veces, inclusive dejándolo de mirar, revoloteando en las pupilas,
dado, en su poesía de
do el poeta Cortez, hombre muerto, liqui para posarse al fin en ese cuadro amorfo de Boticelli, creo que es
de los indios, pero alejada de
cuentas brillantes, como los collares el nacimiento de Venus, o de Simonetta, o las Tres Gracias, no sé,
icano y de su desconcier-
lo suyo, de este dolor del hombre amer rostro de mujer que no dice nada, como no sean sus cabellos, des-
se lo pasan, empieza a gol-
to y de su desolación. Pide un whisky; proporcionadamente extendidos de un solo lado, como si hubie-
do y sólo con golpes,
pear la madera del sillón en que está senta ción sin
ra viento, o porque quieren decir que ella puede volar, importán-
ritmo de una narra
cun-tun, ran, a, an, an, Ya marcando el dole en fin más eso que mis palabras, y de pronto convencido de
ser la que emerja des-
palabras, desligada de lenguaje, como debe capas recóndi-
que ha hecho mal, pero siga usted con lo que nos estaba leyendo,
rolla en las
de lo hondo de la tierra, la que se desar pero a él ya se le acabó el deseo, por lo que les dijo en otra oca-
la nacrativa de los ancestros,
tas, que sólo él y otros pocos oyen, sión será, ya me levanto, ya me largo, dijo largo o me voy, y ellos
tun, golpea un eslabón,
que pareciera que arrastrara cadena, tun, deteniéndolo: no quisiera por lo menos comer un pedazo de tor-
. Y los ojos de Mahler
silencio, se rompié la conexión, ran único ta. Zape,'ya va a llegar la hora, se entrecruzan las miradas, ¿cuál
umbrados por su ma-
y de la mujer de éste prendidos de él, desl hora?, no lo dicen pero piensan que-está loco, la hora en que va-
rio, tan extraño, tan tinico.
gia, por ese poder suyo de crear miste mos a sorprender al mundo, la hora en qué todo crujirá y se des-
el suelo, pero un poco
ií Y las piernas de la señora tensas, fijas en' moronará y hará explosión. Hay que estar preparados para la gran
también apoyadas, pero
Hí atrás de las patas del sillón, y las manos
i
j:
Lupe Rumazo /573 -
372/ Lupe Remazo
zodos ellos, &os que al mirar sobrecogen y que por dramáticos,
conmoción; todos los signos la anuncian, como el apocalipsis. Y desgarradores y misteriosos se guardan en el piso sótano, no en *
empezarán a revolverse los valores, y lo de abajo estará arriba, y la diró, del Musco del Prado. Era él un pozo vivo, o una entraña
- gran polvareda de los muchos muertos necesarios barrerá, puesto de caverna rugidora, a la que babla que enivar para bien o pa- |
ya mal, 1al era su poder. Y ya dentro sentir los pulsos serdos de -
que el polvo también barre, cambién limpia, la gran porquería de
las pasos profiendos, los que marcan la tierra, 0.los pasajerós lú-
esta vida. No es loco, hace teatro nada más, después dice Mahler, gubres cuan verdaderos». :
deberfas ofrló cuando 5 ssid
está solo conmigo, habla entonces notmal-
mente, en lenguaje simple, ordinario, quizá común. Y se queda- Y escribió aquél, el grandilocuente:
rán frfos los hipócritas y los explotadores, y triunfará la causa, ésa
sf hacedora de una campaña admirable, no la de Bolívar o la que «Un holocausto digno de las solemnes y conmovidas tiagedí de .
hizo Rubio cuando lo elogió a usted. griegas es el que se acaba de consumar. ¿Y la victima? Suma
modestia, de raros e increlbles dones, pecho abierto a la justicia,
LOS ARTICULOS DE LOS ESCRITORES talento inconmensurable que abora horada las inaccesibles y
misteriosas bávedas de la inmorealidad. Escribla con sangre,
Y escribió éste, el a medias revolucionario: rasgaba veladuras, quemábase como los mártives en el fiscgo sa-
grado de la verdad. Genio auténtico, sabia divimular su gran-
«Sc nos ha muerto, y por su propia mano, un hombre entero de deza; sinceridad y mensura eran sus normas. Pierde América al-
la pluma. Sinsoma de decadencia de una sociedad que no cono- o de lo mis grande que renta: un corazón puro entre los pocos
ce otros valores que los del dinero y que se conduele, si es que al- corazones puros; un novelista incomparable entre los insustinti-
guna vez lo hace, de las desgracias visibles, pero no de las pro- bles novelistas incomparabless.
fundas, lacerantes de un creador: Si hay culpabilidad, esn cul-
pabilidad no es la del novelista, sino la de un gobierno capita- Y dijeron entre dientes aquellos escritores:
lista, ciego ante el drama de una existencia que no pudo valo-
rar, que menos supo interpretar y que nunca —bay que decirlo— —Quizá habla necesidad de morirse para crecer, o quizd había
logró estimular. De colaboraciones no se vive, de libros apenas si que vivir como un sinvergiienza para crecer también. «Si usted
se come, solicitese algo para verlo rechazado o pospuesto maña- o ha recibido mi libro, ruégole hactrmelo saber, para enviarle
1, Faena de mendicante la de todo artista, romeria infare la otro. Un comentario suyo»; «No se olvide del nombre de mi
que se le impone, de un sitio a otro sitio, pauptrrima mesada la psendónimo para el concurso de cuentasn; «Cuento con su voto
,
que se le arroja, casi graciosamente, para apenas subsistir. Es la _para la Presidencia del Club». Y si la desvergilenza no bailaba
hora de revalorizar conceptos, de exigir sransformaciones, de pe- matarse de tados modos, sobre sodo si el sinvergilenza estaba so-
dir cambio de estructuras». la, era independiente y no tenta un partido detrds.

acul-
Y escribió ésc, en licor muy espiritual: Quedaba el teléfono, y quedaban, sobre todo, los poderes
~Como siempr e
tos. Telefoneó a sus compadres y apenas les dijo:
«Desdibujada figua la suya, coñsex de lneas afiladas, casi bo- espero la salvación de ustedes; un apoyo solamente... Colgó.
y pi-
v de guacht que se nos aparecta para isse y que en su trdnsi- dió otra cerveza en el bar. La.bebió a sorbos
grandes, vulgares, y
10 mos dejaba impregnadas, aun saturados, de esa niebla densa se limpió la boca con la manga del saco. Corrió hasta el puesto
de
que lo acompañaba, mantón emvolvente a lo sapada limeña. Y y caminó dos cua-
se velan en cl hombro los fantasmas de Gaya, los más negros de autobuses, abordó a saltos uno rojo. Descendió
Lupe Rumazo / 375
374 / Lupe Rumazo
que ahora se lama práctica a la realidad, a zonocer la vida. St:
a a derecha alternativamen- siempre sabes qué te favorece y qué te perjudica, qué pasa y qué
dras lentamente, mirando de izquierd
te. Se siruó detrás de una caseta de
un puesto de flores; la caseta no pasa, u nunca 1e hubieras uicidado, ¿Acaso soy pendejo,
podía pensar en un caso de acaso eso es un gran berobmo? Ya pasó el tiempo de los roman:
era verde y él estaba muy pálido; se ticismas. INi siquiera sabes qué es romanticismo; el romanticis-
dentro de los bolsillos; pare-
mimetismo. Esperó: puso las manos mo es una toma de conciencia. Ya vas a empezar con tus eluci-
tropical. Supo que había lle-
cfa helarsc y eran las doce de un día braciones; la verdad es que el muerto se queda muerto y nada
cularmente. Ella, una de las más. Callate mejor; al hablar lo irrespetamos a él y a 10do este
gado el encuentro; el sol cafa perpendi
en que vivía. Caminó has- escenario de ceremonia trágica. No quiero olrte, tienes la manta
mujeres que él amaba, bajó del edificio
ca la acera; sintió que un viento polar
la envolvía o que alguien la de adocirinar, de crear telarañas en torno de todo, de no ver los
un cuchillo. El cuchillo, hechos simplemente, sino enveddndolos; por eso la vida se te ha-
hubiera rozado con el borde afilado de . Miró ella hacia que nada,
ce ran diffcil, Y a ti qué te importa mi vida: Claroañimales
- un puñal corto, lo tenfa él guardado en el hotel no
Crey ó que él estaba pero sí me interesa !u pañuelo, Eres un animal. Los
la cascra, que le quedaba a unos diez metros. sudan.
ente de escon-
ahf. Lo vio y no lo vio porque él ya trataba nuevam
la sensación
derse. Se quedó con la duda, pero se quedó más con En un tiempo él había pensado que su novela, la
últimá, la que
los vellos de los brazos en
desagradable del cuerpo cortado y de todavía no había escrito, podía haber producido una conimo
ción.
él, en cambio, ésa había si-
punta. Luego se olvidó de todo. Para Escribirla habrfa sido como raparles la boca a Mahle r y a Bulime s,
hablarle la había aborda-
do una forma de despedirse de ella: sin y a Lince. Porque yo, el narrador, estaba al final de la última ca> ks
con un pequeñísimo es-
do, saltando casi sobre su cuerpo, sólo lle en la que desembocaba la procesión, casi en el borde del
río, o [k
do conseguir, quizá con
fuerzo de concentración. ¿Habría podi quizá metido dentro de él. O mejor encima , posad o en el airé, co- |
s de sangre mentales?'La
una meditación más honda, unas boda mo un angelote, para describir las conversaciones circula
ces, sin
ares porqu e pasa-
cópula aérea... olvidar también los gestos circulares. Eran circul
y éste estornu-
DE HOTEL ban de unos a otros, uno sc rascaba y otro miraba,
LAS VISITAS AL CUARTO guioncs', nico-
daba, y ése tosfa, o aquél se callaba, y no se ponfan
pciones de la
Déjalo, no 1c acerques, 1o lo toques, la boca
abierta tiene bac- millas entre los diálogos, ni se separaban las descri
palparlo o crees que el narración y todo giraba en remolino, vertig inosam ente. Claro
terias, ya sabes que está belado, para qué El cuar-
muertos.
_frto de este muerto es más frlo que el de otros o, sino la colo- que esto habría sido más evidente si'la escena se desarr ollara:en el
el muert tierra se
tlo, ya que allí de hecho navegaban y giraban, pero en
19 hiede. No biede el cuarto, ni siqui era
nia que regd Genovena. ¿A qué horas entró que ella? Antes que no- la vida era re-
lo matara. No podía seguir el mismo procedimiento puesto que
sotros, fue la que lo desenbrió. Pudouellasers. la¿Se suici dó entonces? donda y literariamente no habfa figura mejor que la
del cfrculó,
hay indicios, el puñal no tiene sus seguía la
Es la primera versión. ¿Y para qué esas velas encen
didas? Las como en la pintura la del triángulo, y luego la línea que
mids bruto ú que la abajo, traídó en 1-
rrajo Genoveva. Es muy brusa esa mujer y procesión era el diámetro del cfrculo, de arriba
dejaste prenderlas. Jodidos estamos consigo y concompellá jodidos de en Jas'muchias
es nada; nea recta, rígido, aunque desbordado en los lados,
calur y de olors, Jodido estás vi, mo y0; no rend e siguien-
lo va a velar. Estúpi- ondas de la gente que se movía y se bamboleaba, siempr
ella cree que ast lo vela, porque nadie más y los cnemigos. do un ritmo, un ritmo poético, y para asf dar la sensación
de olea-
da, ahora es cuando lo van a velar los amigo s casa y de otra casa, y se vela un
das nduseas. De manera je. Y se abrfan las ventanas de und
Siempre práctico t, tan práctico que
Lupe Rumazo 1377
3761 Lupe Rumazo
y distribuida. No la novela de dos págitias que tenfa y que termi-
y de cada pasado,
rostro y otro rostro y yo hablaba de cada cara naba hasta ahora en esa frase magnífica que expresaba: «y carga-
en carteles con-
para desmenuzar así a todo el pueblo y desplegar ron algo que no era un fdolo, aunque lo parecía, pero que en to-
ra leer, toda la
fusos, pero transparentes y claros, para quien supie do caso pesaba tanto, que no podía balancearse». Porque habfa
e Mahle r dijera que Lz
infamia y ruindad de esas gentes. Y aunqu que aclarar que esta procesión no era religiosa, sino de otro orden; *
al cuadro de El Jui-
marcha de los batracios era exactamente igual se llamaba por eso marcha, ¿Marcha revolucionaria? ¿Marcha de
que más había sa-
cio Final que él habfa visto en una iglesia, en el y que insectos? ¿Marcha de los negros que piden reivindicaciones, y van
pos y serpientes que gente, y más fuego que purificación, de New Orleans a Washington? Habfa que precisarlo, aunque no J
animales. O hacer de
escribir sobre eso era nada más que vomitar se sabría nunca. La novela no lograba pasar de las dos p{\ginas,‘
a, o sea sin
mago que desata una danza macabra, danza sin músic aunque estuviera Íntegra en su cabeza; era una novela de la mar-_ |
rsión y disloca-
fondo ni trascendencia, y sólo gesto en fin, conto cha, que paradójicamente no marchaba. La novela detenida, co-
cuando se escri- -
miento, no tesis, que era lo que había que lograr mo había que detener hoy, y no después, la existencia de su au-
palabras ha-
* bía. Porque más valla decir pero sin decir, o en otras to1. Así la novela se.moría con ¢, pero en l y dentro de él. Vola-
mostrar que es-
er que los personajes hicieran piruetas pero sin tilizada en su cuerpo astral, ese cuerpo que empezaría a formars
e
e
laban haciendo piructas, dejar en lontananza el realismo, aunqu al descender el suyo carnal, seguramente vendría a constitu ir ob-
mo de la pa-
Itomándolo siempre, y sin irse tampoco al otro extre sesión y realidad del nuevo hombre, que a partir de él se v aría.
, Mahler, el sabi-
labrerfa vacua o de los personajes aércos. Mahler De Darfo venía Alado, de Alado vendría ótro; del germen de La
el
“hondo Mahler listo siempre para refutarlo, igual que Javert, marcha de los batracios nacería una gran novela, quizá con otro
redivivo, y actuando
nuevo Jefe, imaginándose un Sainte-Beuve
y yo tam- nombre. La novela que suplantaría a las de Fuentes y Cortázar,
como cl autodidacta de Sartre de las fichas embutidas, porque ninguna de ellas tenfa un origen tan maravilloso y extra-
se cree ar-
bién escribo porque tiene un poema; y el recitador que ño, de sangre y muerte en un corazén alanceado.
ya por
tista, porque repasa unos versos de Vallejo y de Neruda,
Socied ades,
cllo más Neruda y ya más Vallejo, y las señora s de las
LA SUPOSICIÓN DE UN HOMBRE BUENO ;
a es un pe-
tan espirituales y tan místicas, que su existencia Íntegr
betero que exhala perfume y que si oyen la palabra vesícu
la piden No sé por qué se mató, pero lo hizo necesariamente &
perdón y después vomitan Bulmes con ampolleta; y
la poetisa que cia. Introducirse wn puñal es un acto menos impulsivo que to- -
y siemp re te he elogia do; y la marse una caja de pastillas. En todo caso ras viene acongejados,
le dice a la ótra rú eres un genio, doloridos, tristes. Era un hombre extraño, cadsico y quied ven-
yo siempre lo he .
ótra, para mí cres el primer valor de América, cido por la vida. Hay destinos que no se pueden cludir y que exi-
discursos. Y los -
sostenido, y las cofradías, y las asociaciones y los
idénticas a las
qen la derrota y la aniquilacións son los destinos de las fauces
juegos florales y las medallitas que se intercambian, glotonas. Y él fue succionado, pero antes pasó por un proceso Jen-
diploma y to-
de las distribuciones de los colegios de monjas, con 10 de derrumbamiento.:La existencia puede presentarse a veces,
do; y la orquídea del trépico, y el clavel, y la rosa
y el floripondio, como wna carcoma. Yo lo ayudé bastante, lo inipulst y ireo'que
cuarento- contribul a su fijación en el velato; él quería hacer teatro, o poe-
todos en oro, para los pechos fláccidos de las escritoras
do que su no- sla. Nos ha nacido un fendméno de inteligencia'en sil le decía;
nas. Estaba harto. Sí, en un tiempo él había pensa y es0 nos tiene encantados, Pero él empezó a tener cieria descon-
novela hecha,
vela habría podido producir una conmoción. La “fianza de mis actoss inesperadamente empezó a marginarme.
ejemplares
cerminada en trescientas páginas, editada en cien mil
Lupe Rumazo 1379
378/ Lupe Rumazo
b-
a dos boxeadores me rompiera dentro me lo anunciarían. Pero no se oye nada,-a
Ena un ser huidizo, inatrapable. Un día , envió
podi an haberme ma- solutamente nada, Rubén Alado. Rubén, ¿qué haces dentro? Es-
a pegarme. No me encontraron; say débil mararme a
un artículo. cribes, duermes, piensas a lo mejor en la forma como
zado. Entonces me atacó directamente en
mí. Ya me amenazaste una vez con un revólver, de juguete, es cier-
es me
LA SUPOSICIÓN DEL PSICOLOGO to, pero pudo ser con uno de verdad. Rubén, desde entonc
antes en que empecé
tienes atemorizado, desde entonces y desde
está el suicidio, en- las
Dentro de los procesos claros de alienacidn a sospechar de ti. Tú no has sido mi sombra Rubén, porque
fermedad cuyo cuadr o clinico tiene que ver directamente con la sombras caminan con uno, pero debajo, acurrucadas; son lo me-
de melancolía y csl-
“Priguiatria. Empieza con un proceso claro ncad detrás,
enada contra el nos de uno, no lo más; casi no se voltea a mirarlassi van
mina en una violencia masoquista dese te s pensó ejer- *
propio ser. El acto de venganza que inici almen y tampoco se agacha la cabeza cuando van delante. No, Rubén,
cer cantra el ámbito social,-se invierte en un castigo contra sí rú no has sido mi sombra, sino mi trágico destino. Debo sepúlr-
- “mismo, ya que la sociedad 0 el medio deambi ente son para el u. ce) COMO te sigo ahora para evitar que me mates, para poner en
cida enemigos poderosos, imposibles vencer.. nido el mal. Asf cuidado, arropado, el mal quizá no explote, qui-
pocos que
INTELIGENTE
zá no estalle. ¿Has visto, Rubén, que yo soy uno de los
LA SUPOSICIÓN DE UN NIÑO es amable contigo? Aún después de tu amenaza y de tu escándalo;”
casi o
prensa. Ya ves có- delante de todos y en plena oficina. Rubén, yo no te hablo
LNiñito, no leas las noticias macabras de la menos
mo hay que ser bueno y cuidarse. La muerte & peligr
osa y vie- busco, cuando lo hago, las palabras menos ofensivas, las
osa si lo peli- s, las miás inocent es. Yo elogio
re en cualquier momento. -¿Cómo va a ser
peligr comprometedoras, las más delgada
qroso ya pasó cuando uno se mueve? Mami . no sabes nada. zas a leerme las.úni -
tus novelas, yo me entusiasmo cuando empic
s. Quizá no’
cas dos páginas que tienes de La marcha de los batracio
ahorira y no después? soy muy explícito, pero tú me comprendes. Rubén, si tú
quieres,
¿Por qué no e mueres ya, Rubén Alado,
con un puñal, o con lo yo puedo estudiar también la ciencia esotérica y aquello,
qite no
¿Por qué no aguabendices con un tiro, o
ro de ti? ¿Por qué no mues- me mates..
que sea toda la maldad que tienes dent entiendo, del cuarto poder. Pero tranquilízate, no
esperar algo de purifi-
tras con tu muerte que todavía es posible
o, qué te detiene, qué —
cación en la vida? ¿Qué esperas, Rubén Alad muerto hoy y siempre
más? Ya me estás matando,
te importan las horas más, los años podría
mundo; hasta Por cu obra y por tu gloría, mátate Rubén. Yo he soñado
que me
Rubén Alado, con tu presencia viva en este
estab as vivo siempre que fuerte de no poder hacer
regalarte el milagro de que soñaras que moría y sólo se siente una angustia muy
hc segu ido hoy a la Biblio- eso es antes, Ru-
estuvieras muerto. Rubén Alado, yo te pasar el aire,de que la garganta esté rapada. Pero
, y he ofdo tu llama-
teca, y a la visita extraña a la mujer que amas bén, unos segundos antes de ese instante, sí,
sólo es un instarite o
eso fuera un indi-
da a tus compadres y he creldo que quizá todo una fracción de instante, en que uno comprende,
capta, siente,
salita de espera de tu ho-
cio de que quisieras matarte. Estoy en la ce, se afirma , en fin los verbos todos,
piensa, se cerciora, se conven
ado a aguardar. Estoy cer- que ya no hay solución, que no hay apelación, que todo
hd aca-
cel, he cogido una revista y me he sent
metros. Serfa el primero que bado, que una bomba explota dentro de uno, sí, explor a realme n-
ca de tu cuarto, tal vez a unos cinco
lo supiera si tú te mata- de luz, y oye la
oyera un tiro, y cambién el primero que nte se te y uno se ve volar en pedazos, y mira los rayos
da que súbitame
ras de otro modo. Un espasmo, o una cuer
Lupe Rumazo 1381
380/ Lupe Rumazo

mamá, no te rías, Rubén, verá como una silueta en negro que sube las gradas del arco iris.
explosión y entonces grita: mamá, Yo creo que tu cabeza se irá borrando y sólo quedará tu cuerpo.
tú tam-
siempre se grita mamá, sí, mamá, y estoy seguro de que Quizá por cso en el presagio de alguien se te vea decapitado.
mamá, pero
bién gritarías mamá. Rubén, yo quiero que tú grites
que no sea yo el que grite mamá. muerto hoy y siempre

muerto hoy y siempre


Ya me voy, Rubén. He esperado largo. No se oye nada en tu cuar-
tres artícu- ro; volveré mañana y pasado, como vine ayer y anteayer. Me pa-
Yo iré a tu entierro, Rubén, yo haré no sólo uno, sino rezco al anormal que todos los días está en el correo. ¿Lo has vis-
revolucionario, un
* los. Sé escribir como lo harfa un escritor seudo to? Dicen que es un antiguo empleado y que por eso está siempre
gustarían
espiritual y un grandilocuente. Yo te aseguro que a ti te allá. A veces hace delante de todos gimnasia, y nadie se ríe y na-
fan, Ru-
los tres, aunque dijeras que eso no es literatura. Te gustar díc le pregunta nada. A mf tampoco ine preguntan nada en este
e, según tus
“bén, porque hablan de ti. Y. después de tu muert hotel. Rubén, ya oigo tu máquina, como que ya vives para que yo
reencarna-
creencias, Rubén, no habría pasado nada porque tú'te empiece a morir. ¿Qué escribes? Escribes mi nombre: -
tú haces para convencer
rías. Y si esas creencias fueran teatro que
e, aunqu e sea
o artificio para vivit, te queda por lo menos el bronc
vaciado por dentro a lo Henry Moorc. (En Rol beligeranee, Madrid, Edime, 1975)

muerto hoy y siempre

Estamos ju-
Tú sospechas que yo sospecho que quieres matarme.
la tuya pri-
gando a las cartas. Yo no lanzo mi carta si tú no tiras
tu carta quizá sea ma-
mero. Mi carta es sólo pedir que te mueras;
ese quizá me salva
tapme. Digo quizá, aunque estoy seguro, pero
te importe
de la desesperación. Quizá no te decidas nunca, quizá
l, lo justa-
más dejar una línea en blanco. Pero si eso es lo norma
mente normal, que quieras dejar una así. La reput ación , ¿tú sabes,
que un cadáver,
Rubén, cuánto vale una reputación? Vale menos
.
si no se tiene dinero y tú no tienes dinero, Rubén Alado

muerto hoy y siempre


verá ascender
¿Vas a hacer hoy, Rubén, tu pasco de la tarde? Se te
las calles que suben la colina, crumbo al Avila, Tus manos reposa-
y tu chaqueta
rán en tus bolsillos y como tus brazos son largos
sculo se te
corta, subirán tus hombros. Por detrás y frente al crepú

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