Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
INICIO
2.2.1. Componentes comunes a las tres divisiones del Tronco del Encéfalo: los
núcleos de los Nervios Craneales, la Formación Reti cular y algunos núcleos
relacionados.
2.3. El Diencéfalo.
3.2.2.1. La Alocorteza.
3.2.2.2. La Neocorteza
1
1. APROXIMACIÓN A LA ORGANIZACIÓN DEL SNC: SUSTANCIA GRIS Y SUSTANCIA
BLANCA.
Sustancia Gris
La forman los cuerpos neuronales, dendritas, axones cortos de las interneuronas y terminales de los axones
largos que establecen sinapsis con estos elementos celulares. Estas neuronas forman agrupaciones
neuronales, estructuras, que establecen comunicación con otras y que participan en una función.
Sustancia Blanca
El entramado que forma la multitud de axones está finamente organizado en agrupaciones que forman las
vías nerviosas, que difieren en función de su origen, terminación o tamaño:
Tracto: agrupación de axones que se originan en una sola estructura y se dirigen todos al mismo
destino.
Haz o fascículo: la vía agrupa axones que pueden proceder de varias estructuras y finalizar en
varios destinos.
Comisura: la vía agrupa axones que cruzan la línea media intercomunicando las estructuras de
ambos lados del encéfalo o a médula espinal.
Fibras: se refiere a vías que agrupan menos axones o vías que tienen una característica común.
2
Sustancia Gris y Sustancia Blanca
Los dos conceptos son básicos para comprender la organización anatomofuncional del SNC. Por tanto, las
agrupaciones funcionales de neuronas, estructuras de la sustancia gris, y las agrupaciones de axones que
forman las vías de comunicación entre ellas, estructuras de la sustancia blanca.
La forma y el tamaño de la médula espinal varía entre segmentos. Cuando se realizan secciones
transversales se observa que esta estructura alberga una mariposa. Esta mariposa es la sustancia gris, que
forma dos extensiones a cada lado de la línea media unidas por una zona central (comisura gris) y que ocupa
la parte central, y la sustancia blanca se dispone a su alrededor bordeándola por completo (Fig. 3.1 y Fig.
3.2).
La Médula Espinal
A cada lado de la línea media, la sustancia gris está parcelada en tres zonas delimitadas anatómicamente:
3
En la sustancia gris
En las tres zonas de la sustancia gris hay agrupaciones de neuronas de proyección e interneuronas:
Interneuronas: pequeñas neuronas locales cuyos axones no salen de la misma médula espinal.
Actúan de eslabones intermedios entre las neuronas de proyección o entre éstas y las fibras
aferentes. Son más abundantes en la zona intermedia. Y son de distintos tipos:
o Segmentales: tienen el axón muy corto y conectan
neuronas del mismo segmento y lado medular.
o Comisurales: su axón cruza la línea media.
o Propioespinales: su axón es largo y sale de la sustancia
gris bifurcado en dos ramas que intercomunican
segmentos medulares. La agrupación de estos axones
forma los tractos propioespinales que bordean la
sustancia gris.
Neuronas de Proyección: son de gran importancia ya que envían
sus axones fuera de la médula espinal. Pueden ser:
o de proyección central
o de proyección periférica
De proyección central:
Se ubican en las astas ventrales y laterales y envían su axón fuera del SNC.
Astas ventrales: las neuronas motoras somáticas o motoneuronas, que son grandes neuronas
multipolares cuyos axones se incorporan en los nervios espinales e inervan los músculos esqueléticos.
Se forman en la médula espinal circuitos locales de procesamiento más o menos complejos, que ejecutan
de manera instantánea y con bastante independencia del encéfalo, respuestas motoras automáticas y
estereotipadas (reflejos). Sobre las motoneuronas convergen las vías que descienden del encéfalo (tronco
del encéfalo y corteza cerebral) con órdenes superiores para la ejecución de los movimientos voluntarios
del cuerpo.
Astas laterales: las neuronas motoras viscerales (del SN autónomo), que reciben información visceral
del SNP y del encéfalo (hipotálamo) para controlar el SN autónomo. Sus axones forman las fibras
preganglionares simpáticas y parasimpáticas del SN autónomo que controlan los órganos internos.
En la sustancia blanca
La sustancia blanca: formada por los axones largos de sus neuronas sensoriales, las fibras de las neuronas
sensoriales de los ganglios (conjunto de neuronas del SNP) espinales y los descendientes del encéfalo. Los
millones de axones y fibras que la integran se agrupan formando tractos (vías) y fascículos (agrupaciones
de axones que pueden dirigirse a distintos destinos) que se denominan con los nombres de su sitio de origen
y terminación:
Tractos Ascendentes: transmite al encéfalo información procedente del SNP y del propio
funcionamiento medular.
Tractos Descendentes: el encéfalo transmite sus órdenes a la médula espinal.
4
Tractos Propioespinales: formados por los axones de las interneuronas que comunican, mediante
fibras ascendentes y descendentes, los distintos segmentos medulares.
Del mismo modo que en la sustancia gris, en la sustancia blanca se forma la comisura blanca y tres
columnas, formados por los tractos y fascículos:
Columna blanca dorsal: formada por los fascículos que se dirigen al encéfalo donde se agrupan
las fibras aferentes somáticas.
Columna blanca lateral: formada por los tractos ascendentes que se originan en la propia médula
espinal.
Columna blanca ventral: formada por los tractos descendentes que se originan en el encéfalo.
En la sustancia blanca.
Recibe, procesa y canaliza al encéfalo la información sensorial somática y visceral del tronco y
las extremidades
Ejecuta sus órdenes para el control voluntario de nuestras posturas y movimientos, o procesa en
circuitos locales esa información disparando respuestas motoras reflejas.
La sustancia blanca bordea la sustancia gris y se distribuye entre los numerosos núcleos en los que se
agrupan sus neuronas. Algunos de sus núcleos son específicos de cada división y otros son comunes a las
tres divisiones.
- Componentes comunes a las tres divisiones del Tronco del Encéfalo: los
núcleos de los Nervios Craneales, la Formación Reticular y algunos núcleos
relacionados
Los diez núcleos de los nervios craneales, la formación reticular y algunos núcleos relacionados se
extienden por las tres divisiones del tronco del encéfalo organizados en columnas longitudinales al eje
central (Fig. 3.4).
5
Fig. 3.4. Representación esquemática
de la organización de los componentes
comunes del tronco del encéfalo en las
columnas longitudinales. Núcleos de los
nervios craneales (tonos rojizos y
azulados). Formación reticular:
paramediana (verde claro), medial
(verde oscuro), lateral (verde claro
difuso); El núcleo gigantocelular y los
núcleos reticulares pontinos originan
muchas proyecciones descendentes que
intervienen en el control motor, y
núcleos reticulares del puente y el
mesencéfalo originan el sistema de
activación ascendente de la formación
reticular.
Las neuronas de los núcleos de los nervios craneales reciben y emiten las fibras de los pares craneales III-
XII y se distribuyen por el techo y el tegmento. Los núcleos sensoriales ocupan una posición más dorsal y
lateral, y los núcleos motores se sitúan en una zona más ventral y medial. Los núcleos sensoriales
somáticos reciben desde las estructuras craneales información somática (tacto, dolor, temperatura…),
auditiva, vestibular, gustativa y la transmiten a diversas estructuras.
Los axones de los núcleos motores somáticos controlan los músculos estriados (extraoculares, lengua,
cuello…). Los axones de los núcleos sensoriales y motores viscerales inervan músculos que están bajo
control del SNA (corazón, pulmones…).
Por tanto, estos núcleos tienen funciones análogas a las de las neuronas sensoriales y motoras de la médula
espinal. También aquí, entre los núcleos sensoriales y motores (somáticos y viscerales) de los nervios
craneales se forman circuitos locales que controlan actos motores reflejos, muchos de ellos mediados por
la formación reticular.
La formación reticular se parcela en muchos núcleos y grupos de neuronas con límites más o menos
definidos, que forman tres columnas
longitudinales en la zona central del tronco, muy
próximas a los núcleos de los nervios craneales.
Morfológica y funcionalmente similares a las interneuronas de la médula espinal, actúan como eslabones
entre los núcleos sensoriales y motores de los nervios craneales, interviniendo en circuitos locales del tronco
del encéfalo que desencadenan movimientos reflejos (los que hace la lengua al tragar o al vomitar, los que
controlan el ritmo cardiorespiratorio…).
Y otras interneuronas:
Análogas a las interneuronas propioespinales, que forman vías que hacen relevos, intercomunicando
diferentes niveles del tronco.
6
Y también neuronas de proyección:
Con dendritas muy ramificadas y con una orientación transversal al eje del tronco, lo que les permite captar
multitud de señales y cuyo axón se bifurca y emite muchos colaterales transversales. Tienen un amplio
radio de distribución y pueden alcanzar regiones del encéfalo anterior o proyectar a la médula espinal,
formando parte de muchos circuitos. Adyacentes a la formación reticular hay núcleos que comparten
algunas características con la formación reticular, por lo que algunos autores lo incluyen en ella.
Uno es el locus coeruleus y otros los núcleos del rafe. Las proyecciones de estos núcleos se distribuyen
amplia y difusamente que modulan el estado de actividad general del SNC (Sistemas de Activación
Ascendente).
7
Mesencéfalo (Fig. 3.8)
2.3. El diencéfalo
Ocupa una posición central en el encéfalo anterior
8
Hipotálamo
Realiza funciones fundamentales para la supervivencia. Sus células se agrupan en la zona más ventral del
diencéfalo formando diversos núcleos y áreas, que se organizan en tres regiones:
Además, por su proximidad al III ventrículo, en cada región se distinguen tres zonas:
Los núcleos hipotalámicos, cuyo nombre suele reflejar su posición, son muy diferentes entre sí en forma,
tamaño, características celulares y vías de comunicación con otras estructuras. Su conectividad tan diversa
lo convierte en un centro fundamental de integración de señales y de coordinación de los sistemas efectores.
Subtálamo
Ocupa la zona ventral del diencéfalo posterior al hipotálamo. Destaca el núcleo subtalámico, que forma
parte de los circuitos neurales que controlan los movimientos del sistema músculo-esquelético.
9
Basándose en la especificad de sus señales y en las áreas corticales a las que trasmiten, los núcleos talámicos
se clasifican funcionalmente en:
Núcleos de relevo.
Núcleos de proyección difusa.
Reciben información específica y la transmiten a zonas específicas de la corteza cerebral. No actúan como
meros relevos, sino como estaciones intermedias de procesamiento previo a la transmisión de sus señales a
zonas de la corteza cerebral.
Por la especifidad de sus conexiones cada núcleo tiene su propia función, pero se integran en circuitos
funcionales. Así, se distribuyen por varios grupos e intervienen en las funciones sensorial, motora y de
asociación.
Los núcleos de relevo sensoriales y motores se localizan en el grupo ventral, que es el más grande. Incluye
núcleos de relevo sensoriales, núcleos de relevo motores y núcleos de relevo de asociación:
Epitálamo
Se localiza posterior al tálamo.En él destaca la glándula pineal, una glándula endocrina cuyas células, los
pinealocitos, son sensibles a los cambios de la luz ambiental (se llamó el tercer ojo) y las variaciones
lumínicas regulan su ritmo de secreción diaria de melatonina.
10
3. DOS ESTRUCTURAS CON CORTEZA: EL CEREBELO Y LOS HEMISFERIOS
CEREBRALES
El cerebelo y los hemisferios cerebrales tienen una organización general
similar. En ambos, gran parte de la sustancia gris se acumula en la
superficie formando una estructura laminada muy plegada, corteza, que
envuelve la sustancia blanca. Y dispersas, entre la sustancia blanca, hay
diversas agrupaciones de sustancia gris, las estructuras subcorticales.
La corteza del cerebelo tiene una organización muy homogénea y se observan tres capas horizontales,
de la más interna a la más superficial, en las que se localizan diferentes tipos de neuronas (Fig. 3.11):
Capa granular
Capa de células de Punkinje
Capa molecular
Capa Granular:
Las células granulares: son muy pequeñas y se estima que su número sobrepasa el de las células
de toda la corteza cerebral.
Las células de Golgi.
Es la capa intermedia y está formada por los somas de las células de Purkinje, que son muy grandes y
numerosas (unos 30 millones), y se disponen en una única fila dentro de su capa, en posición perpendicular
a las fibras paralelas que recorren la capa molecular, con las que sus dendritas establecen sinapsis.
Estas células son las únicas células de proyección de la corteza cerebelosa y sus axones se dirigen, formando
parte de la sustancia blanca, hasta los núcleos profundos del cerebelo.
Capa Molecular:
Es la más superficial. Entre la multitud de fibras paralelas que la recorren se distribuyen otros dos tipos de
interneuronas:
11
Aunque hay homogeneidad anatómica, no hay unidad funcional. Se establecen en la corteza zonas
longitudinales con diferente conectividad: las zonas medial, intermedia y lateral. Esta distribución espacial
se produce también en las estructuras subcorticales, que son los núcleos profundos del cerebelo, inmersos
en la sustancia blanca:
Cada unidad funcional actúa modulando la actividad de las diferentes vías motoras descendentes que
se originan en determinada zona de la corteza cerebral y en los núcleos del tronco del encéfalo que
reciben sus señales. Así modulan los diferentes aspectos de la actividad motora (mantenimiento del
equilibrio, coordinación de movimientos…).
Fig. 3.13. En la primera imagen vías eferentes de las unidades funcionales del cerebelo.
• El cerebrocerebelo: desde el núcleo dentado envía sus señales, a través del tálamo, a
la corteza cerebral (área motora primaria contralateral), y a su vez recibe muchas señales
corticales a través de los núcleos pontinos.
• El vestibulocerebelo:
el lóbulo floculonodular
proyecta directamente a los
núcleos vestibulares, de los que
recibe sus señales (se
consideran sus núcleos
profundos), y en los núcleos
vestibulares se originan
también vías descendentes a la
médula espinal.
12
3.2. La nuez más seleccionada: organización interna de los hemisferios
cerebrales.
La corteza cerebral está formada por el manto de sustancia gris que constituye la superficie externa de los
hemisferios cerebrales. Por debajo de la corteza cerebral se encuentra la sustancia blanca y, embebida en la
profundidad de ésta, se hallan las estructuras subcorticales.
3.2.1. Estructuras
subcorticales
Ocupan la zona central de los hemisferios
cerebrales y bordean el diencéfalo (Fig. 3.14 y
3.15).
La mayor de estas estructuras es el cuerpo estriado, que agrupa tres grandes núcleos subcorticales:
El cuerpo estriado (estriado dorsal) junto con la sustancia negra (mesencéfalo) y el núcleo subtalámico
(diencéfalo) constituyen los ganglios basales. Los circuitos neurales que se establecen entre éstos y la
corteza cerebral a través el tálamo intervienen en procesos cognitivos y son fundamentales para el control
de los movimientos. La parte ventral del cuerpo estriado y el núcleo accumbens, forman en conjunto el
estriado ventral.
Bajo el ventrículo lateral se localiza otra estructura subcortical, el núcleo de la estría terminal, y cerca de
éste, los núcleos septales. En la parte ventral de los hemisferios hay varios núcleos que en conjunto se
llaman núcleos basales del encéfalo anterior, destacando el núcleo basal de Meynert, cuya degeneración
se relaciona con la enfermedad de Alzheimer, al igual que la degeneración del núcleo olfatorio anterior, por
lo que pierden también olfato.
Bajo la corteza del lóbulo temporal se localiza la amígdala, formada por varios núcleos que se agrupan en
tres unidades funcionalmente diferentes. La amígdala, el núcleo de la estría terminal, los núcleos
septales, el estriado ventral y los núcleos olfatorios próximos, forman parte de circuitos neurales que
controlan conductas emocionales y motivadas (miedo, agresividad, conducta sexual…). La mayor parte de
la sustancia gris de los hemisferios se acumula en la corteza cerebral.
13
3.2.2. La Corteza cerebral: tipo y áreas
Forma la superficie de los hemisferios cerebrales. Gran extensión, aunque sólo alrededor de un tercio queda
superficial y el resto escondido en las cisuras y pliegues, debido al plegamiento que ha experimentado a lo
largo de la evolución para adaptarse al tamaño del cráneo. Al igual que la corteza del cerebelo, tiene las
células organizadas en capas horizontales, pero a diferencia de aquella, la corteza cerebral es más
heterogénea.
El número de capas y su organización celular (citoarquitectura) varía entre diferentes zonas en relación con
su desarrollo filogenético. La corteza cerebral ha experimentado grandes cambios a lo largo de la filogenia
de los vertebrados, permaneciendo zonas muy antiguas junto a otras más recientes.
Se distinguen dos grandes tipos de corteza cerebral por sus características citoarquitectónicas y su
antigüedad filogenética (Fig. 3.16):
3.2.2.1. La Alocorteza
Representa el 5-10% de la corteza cerebral humana. Incluye las estructuras olfatorias (paleocorteza) y la
corteza de la formación hipocampal y estructuras adyacentes (arquicorteza). Gran parte está organizada en
capas horizontales.
14
3.2.2.2. La Neocorteza
Constituye el 90-95% de la corteza
cerebral humana por lo que forma la
superficie externa de la mayor parte de
los hemisferios cerebrales. Los
términos neocorteza y corteza cerebral
se emplean como sinónimos. A pesar
de su escaso grosor está organizada en
seis capas pobladas por varios tipos de
células (Fig. 3.18). Las más
abundantes (sobre el 70%) son células
piramidales, neuronas características
de proyección. El resto de las células
corticales son fundamentalmente
interneuronas, cuyo axón es corto y
no sale de la corteza cerebral.
Las capas de la neocorteza se diferencian por su tipo celular característico (del que reciben su nombre), por
el tamaño y densidad de las células, por su función predominante (receptora o efectora de fibras) y por la
conectividad que establecen.
En las capas I y IV: entran las vías de proyección que llegan a la corteza.
Las capas V y VI: originan las vías de proyección cortical.
Las capas II y III: reciben y originan las fibras que comunican distintas zonas de la corteza del
mismo hemisferio (fibras de asociación) o entre hemisferios (fibras comisurales).
Se produce una segregación por capas de las fibras que entran y salen de la corteza, pero la morfología y la
disposición vertical de las células piramidales permite también una gran interacción vertical entre los
componentes de las diferentes capas. Las células corticales forman microcircuitos de procesamiento
vertical, columnas, que atraviesan la corteza y cuyos componentes reciben información del mismo sitio y
responden a estímulos similares.
Así, se ha descubierto una organización modular (aunque no siempre en forma de columna) en diferentes
zonas de la corteza cerebral, que son micromódulos funcionales básicos del procesamiento cortical. En los
últimos años se está investigando también la organización horizontal de la corteza, que posibilita una
interacción horizontal entre las células corticales, la cual propagaría con rapidez la activación de una zona,
más allá de las columnas verticales, fundamentales también para el procesamiento cortical.
El más usado es el realizado por K. Broadman (1909, 1914), que dividió la corteza en más de 50 áreas en
las que localizaba funciones concretas. Desde entonces se han realizado diferentes mapas y hay múltiples
nomenclaturas, y no hay consenso respecto al número de áreas, pero sí se ha corroborado que distintas áreas
citoarquitectónicas mantienen diferente conectividad e intervienen en diferentes funciones.
15
En relación a sus características citoarquitectónicas y funcionales las diferentes áreas de la neocorteza se
agrupan en tres tipos:
Áreas sensoriales
Áreas motoras
Áreas de asociación corticales
Áreas Sensoriales
Áreas sensoriales primarias: reciben la mayoría de sus aferencias sensoriales directamente desde
los núcleos de relevo sensorial del tálamo, teniendo cada sentido su propia área sensorial primaria.
Áreas sensoriales secundarias: reciben la mayoría de sus aferencias desde las áreas primarias
correspondientes o desde las propias áreas secundarias pertenecientes al mismo sentido,
ocupándose de aspectos elaborados del procesamiento de dicha información.
Áreas Motoras
Se localizan en el lóbulo frontal. Se caracterizan citoarquitectónicamente por tener una capa IV muy
reducida y las capas III y V (piramidales) muy gruesas.
Área motora primaria: elabora órdenes que envía por vías motoras descendentes hasta las
motoneuronas para que éstas ejecuten los movimientos de las diferentes partes del cuerpo.
Áreas premotoras: también originan proyecciones motoras descendentes o las envían al área
motora primaria, pero además intervienen en la planificación de los movimientos.
De localización diversa. Se caracterizan porque tienen muy pocas células en las capas IV y V y una gran
densidad celular en las capas II y III que son las que, fundamentalmente, reciben y envían sus axones a
otras zonas de la corteza.
A estas áreas llegan señales de los núcleos talámicos de asociación, pero su fuente principal son las señales
que reciben de otras áreas corticales por vías intracorticales. En función de la conectividad y funciones se
distinguen diferentes tipos de áreas de asociación.
Ese estado de activación (alerta o excitación) es un componente esencial de la consciencia humana, que nos
hace estar despiertos, activos y con capacidad de resolver problemas, y cuando se altera nuestras
capacidades también lo hacen, y si se produce un daño grave y deja de funcionar se entra en estado de coma.
16
Sistema de Activación Ascendente
Surgió vinculado a la formación reticular (Sistema de Activación Reticular Ascendente o SARA), pero
se incluyen otros núcleos del tronco del encéfalo muy relacionados con ella, el hipotálamo y los núcleos
basales del encéfalo anterior.
Estos núcleos se caracterizan porque liberan neurotransmisores específicos y muchos de ellos tienen
neuronas con axones muy largos y ramificados, lo que les da un amplio radio de distribución y les permite
ejercer una influencia moduladora sobre una gran
parte del SNC (Fig. 319).
Los núcleos intramamilares actúan sobre la excitabilidad general de la corteza cerebral, contribuyendo
así en gran medida a mantener y modular los diversos estados de consciencia, desde la vigilia al sueño.
Además, las proyecciones del sistema ascendente de la formación reticular que llegan al núcleo reticular
del tálamo son fundamentales para controlar todas las señales que llegan a la corteza cerebral.
Por el núcleo reticular pasan los axones que van del tálamo a la corteza cerebral y de la corteza al tálamo;
y devuelve proyecciones a los núcleos talámicos (no proyecta a la corteza cerebral como hacen los otros
núcleos talámicos). La hipótesis es que el núcleo reticular actúa como una compuerta por la que, junto a la
formación reticular, controla las señales que acceden a la corteza cerebral y en consecuencia el estado de
activación cortical.
Además de las vías de la formación reticular, las vías colinérgicas que se originan en los núcleos septales
y núcleos basales del encéfalo anterior, principalmente en el núcleo basal de Meynert, se distribuyen
también ampliamente por la corteza cerebral.
Esta vía colinérgica también aumenta la excitabilidad de la corteza, especialmente en las áreas corticales
de asociación. Cuando degeneran estos núcleos se produce la pérdida de memoria y de funciones cognitivas
características de la enfermedad de Alzheimer.
Otra vía es la vía histaminérgica, que se origina en la proximidad de los núcleos tubero/mamilares del
hipotálamo y distribuye histamina (HA) por gran parte del encéfalo y médula espinal. Es promotora de la
vigilia, porque sus proyecciones de histamina actúan en la corteza cerebral y en núcleos del tronco del
encéfalo (locus coeruleus y rafe), que también están activos durante la vigilia, al tiempo que inhibe otro
núcleo hipotalámico que es promotor del sueño (núcleo preóptico ventromedial).
Por tanto, la histamina es uno de los neurotransmisores fundamentales para la activación cortical y la
regulación de la vigilia y el sueño (de ahí que los antihistamínicos provoquen somnolencia).
Otra vía se origina en las áreas hipotalámicas lateral y posterior y distribuye orexina (hipocretina) por
gran parten del encéfalo. Actúa sobre el estado de activación y alerta cortical activando la vía histaminérgica
tubero/mamilar, las colinérgicas de la formación reticular y las monoaminérgicas del tronco del encéfalo.
Las vías monoaminérgicas se distribuyen de modo amplio y difuso por el encéfalo y se producen muchas
interacciones entre ellas para modular los distintos grados de activación. El balance de la actividad, sobre
17
todo en las vías noradrenérgicas y serotoninérgicas es fundamental para la activación de todo el encéfalo,
contribuyendo al mantenimiento de los ciclos de la vigilia y el sueño.
Se originan:
Dada la amplitud de las vías monoaminérgicas, su influencia moduladora es fundamental para muchos
procesos: procesos cognitivos/ejecutivos (toma de decisiones, solución de problemas…), estados
emocionales (humor, placer, recompensa…), trastornos (ansiedad, depresión, TDAH, esquizofrenia,
psicosis):
Vía dopaminérgica del área tegmental ventral al núcleo accumbens (mesolímbica): interviene
en la regulación de respuestas emocionales, sensaciones de placer/refuerzo, y su hiperactividad se
relaciona con la producción de delirios y alucinaciones en la psicosis.
Vía dopaminérgica de la corteza prefrontal dorsolateral (mesocortical): regula las funciones
cognitivas y ejecutivas y su hipoactividad se ha relacionado con la alteración de estos procesos en
la esquizofrenia.
Vía dopaminérgica de la corteza prefrontal ventromedial: regula las emociones y los afectos,
y su hipoactividad se ha relacionado con la disfunción de estas funciones en la esquizofrenia.
Vía dopaminérgica de la sustancia negra: van masivamente a estructura subcorticales de los
hemisferios cerebrales (neoestriado) y son un elemento esencial del circuito funcional de los
ganglios basales que modulan el control motor. La degeneración de sus neuronas produce los
graves trastornos motores de la enfermedad de Parkinson.
Vías noradrenérgicas: implicadas en las respuestas a los estímulos que provocan estrés y la
depresión.
Vías serotoninérgicas: intervienen en los trastornos del estado de ánimo (depresión, bipolar) y de
las funciones cognitivas.
Vías noradrenérgicas y serotoninérgicas que descienden por el tronco del encéfalo hasta la
médula espinal: forman parte del circuito endógeno para el control del dolor.
La parte más antigua de la corteza cerebral, la alocorteza, está involucrada en dos sistemas funcionales
independientes, el sistema olfatorio y el sistema límbico, aunque comparten muchas estructuras (durante
mucho tiempo se consideraron una sola entidad, rinencéfalo o encéfalo de la nariz).
La parte anterior de la alocorteza, la paleocorteza, es la más primitiva, y recibe las señales olfatorias
distribuyéndolas hacia otras zonas corticales. El sentido del olfato es vital para la supervivencia y la
reproducción de muchas especies y en ellas esta parte está muy desarrollada.
En nuestra especie, parece menos relevante, pero los estímulos olfatorios provocan en nosotros efectos que
sobrepasan la estricta información olfatoria: contribuyen a los vínculos parentofiliales, despiertan nuestras
emociones, provocan atracción o rechazo, evocan recuerdos y desencadenan efectos endocrinos y
conductuales. Los bulbos olfatorios (paleocorteza) reciben la información olfatoria por los nervios
olfatorios, y mediante el tracto olfatorio la transmiten a la paleocorteza de la base del encéfalo anterior.
Estas señales olfatorias siguen dos vías (Fig. 3.20).
18
Una vía:
las señales olfatorias entran directamente a la corteza olfatoria primaria (piriforme) (sin realizar relevo en
el tálamo como ocurre en vías sensoriales), y directamente o mediante relevos alcanzan estructuras del
sistema límbico por las que las señales olfatorias acceden a las áreas de asociación paralímbicas, que hacen
una discriminación entre las distintas señales, se almacenan en la memoria, adquieren su significado
emocional y se produce su percepción
consciente. Además, por esta vía las señales
olfatorias se distribuyen al hipotálamo lateral.
Sistema Límbico
La parte más medial y caudal de la alocorteza forma parte de la corteza del sistema límbico (limbus
significa borde, límite). W. Papez: circuito de generación de los procesos emocionales y motivacionales, el
circuito de Papez, que explicaba el control cortical de la conducta emocional.
Era un circuito cerrado por el que fluyen las señales desde el lóbulo límbico (circunvolución del cíngulo-
formación hipocampal) a los núcleos mamilares del hipotálamo y desde estos retornan al lóbulo límbico a
través del núcleo anterior del tálamo. Las fibras de proyección que envían la formación hipocampal a los
núcleos mamilares del hipotálamo forma parte del fórnix, uno de los grandes haces de sustancia blanca de
los hemisferios cerebrales (Fig. 3.21).
Posteriormente, en 1949, P. MacLean amplió el circuito de Papez y acuñó el término de sistema Límbico,
aunque actualmente no existe un común acuerdo sobre sus componentes.
La corteza del lóbulo límbico (circunvoluciones del cíngulo, paraterminal y subcallosa, formación
hipocampal, circunvolución parahipocampal),
Varias zonas corticales, no incluidas en el circuito original (la corteza de asociación multimodal
temporal media (corteza perirrinal), la corteza prefrontal orbitaria, la zona anterior de la corteza
del lóbulo de la ínsula y el polo temporal).
19
Estas cuatro zonas neocorticales son áreas de asociación paralímbicas, zonas de interacción entre la
alocorteza y la neocorteza. También se han ampliado los componentes de otras divisiones:
Núcleos septales
Núcleos basales del
encéfalo anterior.
Núcleo accumbens.
Núcleo de la estría terminal.
El hipotálamo en general
La amígdala (Fig. 3.22).
En la actualidad se conoce que los componentes del sistema límbico intervienen en varias funciones y no
se considera un sistema unitario, aunque la mayoría del sistema límbico forma parte del sustrato neural de
las emociones.
El hipotálamo y la amígdala son centros de integración del sistema límbico. Gran parte de la información
visceral del organismo se transmite directamente al hipotálamo, y en menor medida a la amígdala.
Estas señales de carácter visceral aportan al hipotálamo información relevante respecto al estado interno
del organismo, a las que se unen señales del sistema endocrino que llegan a través de la circulación
sanguínea. También son centros por los que el sistema límbico influye sobre la neocorteza y a la inversa.
Estas proyecciones permiten que las emociones alcancen el nivel de la consciencia, y que en ocasiones se
impongan sobre aspectos más racionales. La corteza prefrontal orbitaria y medial, entre otras funciones,
se relaciona con la emoción, la motivación, el placer/castigo, y con la adaptación social. Y el polo temporal
con la personalidad y la conducta social.
Por otra parte, a través de su acción sobre los sistemas efectores, autónomo, endocrino y somático,
fundamentalmente el hipotálamo, pero también la amígdala, integran las emociones y motivaciones en el
comportamiento. A través de las vías que dirige a la hipófisis, el hipotálamo controla uno de los sistemas
efectores fundamentales del organismo, el sistema endocrino, del que depende en gran medida el
mantenimiento de un medio interno estable.
El hipotálamo también coordina y controla el SN autónomo mediante vías que descienden al tronco del
encéfalo y a la médula espinal, siendo el centro principal de integración y control del SN autónomo.
También es un centro fundamental de integración del sistema límbico.
Y es esencial para que emociones tan variadas como el miedo, la rabia, la sorpresa, la alegría, o la tristeza,
generadas por estímulos internos o externos, se integren en el comportamiento, Dando lugar a
comportamientos tan variados y útiles para la preservación del individuo, como la ingesta, la lucha, la huida
o la reproducción.
20
4.3. Sistemas funcionales de la neocorteza: el centro superior del
procesamiento neural
La neocorteza participa en grandes circuitos neurales, gran parte de su actividad se circunscribe a los
propios circuitos corticales.
Los sistemas sensoriales del SNC parten de las distintas divisiones que reciben la información sensorial
del SNP (la médula espinal (vías somáticas), el tronco del encéfalo (vías somáticas, gustativas, vestibulares
y auditivas) y el diencéfalo (vías visuales) y llegan a sus correspondientes núcleos de relevo sensorial en
el grupo ventral del tálamo, desde donde se proyectan a sus áreas de la neocorteza que intervienen en su
procesamiento (excepto las vías olfatorias que acceden directamente a la paleocorteza).
Tienen una organización en la que la información discurre secuencialmente realizando relevos en diversos
niveles de procesamiento hasta alcanzar las áreas corticales.
Estas áreas tienen como fuente principal de aferencias un núcleo específico de relevo sensorial del tálamo.
La parte de la corteza de asociación más próxima a las áreas sensoriales primarias de cada modalidad recibe
señales de núcleos talámicos de asociación y numerosas aferencias de su área sensorial primaria adyacente
o de otras áreas de asociación más próximas a ella.
Son las áreas de asociación sensorial unimodales o áreas sensoriales secundarias las que intervienen en
el procesamiento de aspectos elaborados de la información sensorial específica de una modalidad sensorial.
En conjunto, las áreas relacionadas con el procesamiento sensorial ocupan la mayoría de la neocorteza
posterior a la cisura central. Algunas de estas áreas reciben principalmente información ipsilateral
(gustativa). Otras reciben información del lado contralateral porque sus vías cruzan la línea media en algún
punto y le aportan información del lado opuesto (somatosensorial).
Las vías sensoriales mantienen una organización topográfica que permite que en las áreas sensoriales de la
corteza haya representaciones sensoriales ordenadas de las superficies receptoras, llamados mapas
corticales.
21
Las áreas motoras, localizadas en el lóbulo frontal, son el área motora primaria y las áreas premotoras
(corteza premotora y área motora suplementaria). El área motora primaria elabora las órdenes motoras y
las áreas premotoras intervienen en la programación y planificación de los movimientos.
Están interconectadas y ocupan el nivel superior en la organización de los sistemas motores. Los largos
axones de sus células piramidales forman las vías motoras, que descienden hasta estructuras que ocupan un
nivel inferior en la organización motora e influyen sobre ellas para que se ejecuten los movimientos.
También aquí hay una representación topográfica de las distintas partes del cuerpo (mapa somatotópico)
y las vías motoras se organizan manteniendo esa organización somatotópica hasta terminar en las
motoneuronas que inervan los músculos. Las vías terminan en los núcleos motores somáticos de los nervios
craneales y en núcleos del tronco del encéfalo que a su vez originan otras vías motoras que descienden hasta
la médula espinal (vías indirectas).
Además, los axones más largos y mielinizados de la corteza motora forman vías que descienden directas
hasta la médula espinal (tractos corticoespinales), por lo que se produce un procesamiento en paralelo
(vías directas e indirectas). Igual que en las sensoriales, en las motoras también se produce cruce de vías
al lado contralateral, tanto en las que se originan en la corteza motora como en las que parten desde los
núcleos del tronco del encéfalo.
Las vías que discurren haciendo relevos secuenciales desde su origen hasta su destino, procesando las
señales en niveles sucesivos del SNC, realizan un procesamiento en serie, en oposición a las que discurren
de modo directo. Desde la corteza motora y otras áreas corticales se envían proyecciones a los núcleos
pontinos, y de aquí al cerebelo y al cuerpo estriado.
El cerebelo y los ganglios basales (a los que pertenece el estriado) son centros de modulación de los
sistemas motores y actúan sobre la actividad cortical mediante bucles de retroalimentación con la corteza
motora a través del tálamo. Las proyecciones que descienden desde la corteza somatosensorial forman vías
de modulación sensorial que llegan a varios núcleos del tronco del encéfalo y al asta dorsal de la médula
espinal para regular la transmisión de la información sensorial.
Además, todas las áreas corticales devuelven proyecciones a los núcleos talámicos de los que las reciben,
de manera que la corteza cerebral regula la información que recibe en función de la actividad que está
desarrollando, favoreciendo una correcta integración del organismo con el medio.
Una gran parte de los circuitos de la neocorteza se establecen entre las propias áreas corticales. Las
conexiones entre las diferentes áreas las llevan a cabo las fibras de asociación y las fibras comisurales, que
suponen la mayor parte de la sustancia blanca de los hemisferios cerebrales. Hay numerosas fibras de
asociación que conectan regiones de circunvoluciones adyacentes del mismo hemisferio, fibras de
asociación cortas o fibras en U. Además, hay multitud de fibras de asociación largas que se agrupan en
fascículos densos que comunican regiones de lóbulos distintos del mismo hemisferio.
Este flujo de señales entre las distintas áreas de la neocorteza indica que se produce un procesamiento
secuencial (en serie):
Esta es una de las características fundamentales del procesamiento cortical. También hay canales paralelos
que procesan diferentes características de los estímulos.
Y del mismo modo, parte de las señales de los núcleos talámicos de relevo sensorial llegan directamente a
la corteza sensorial secundaria, y parte de las señales de la corteza sensorial primaria llegan directamente a
la corteza de asociación multimodal y a la corteza motora (como ocurre en el sistema somatosensorial). Por
tanto, se produce un procesamiento distribuido en paralelo, con varias vías que discurren en serie y otras
de forma directa.
22
La idea general:
Hay más de una vía por la que las señales acceden a una zona concreta de la corteza cerebral.
En una función están implicadas varias vías de procesamiento cortical.
Además, hay numerosísimas relaciones entre las zonas de asociación de un hemisferio y las zonas
correspondientes del hemisferio contralateral realizadas por las fibras (axones) comisurales, que cruzan de
un hemisferio a otro formando grandes estructuras de sustancia blanca que los conectan entre sí: las
comisuras interhemisféricas.
Destacan:
La comisura anterior. Interconecta estructuras olfatorias y las zonas anteriores del lóbulo
temporal de ambos hemisferios
El cuerpo calloso. Es la más grande. Está compuesto de millones de axones mielinizados que
discurren topográficamente organizadas conectando mayoritariamente áreas de un hemisferio con
las correspondientes del hemisferio opuesto. También conecta áreas corticales distintas. Cuando
se secciona se impide la transferencia de información de un hemisferio a otro, un procedimiento
quirúrgico aplicado al tratamiento de algunas patologías, como la epilepsia.
23