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FUNDAMENTOS BIOLÓGICOS DE LA CONDUCTA

TEMA 1: INTRODUCCIÓN A LA PSICOBIOLOGÍA

ÍNDICE

1. Introducción

2. Qué es la psicobiología

3. Ramas de la psicobiología

4. Orígenes históricos de la psicobiología

5. Un modelo de la biología de la conducta

El caso del hombre congelado en el tiempo

En 1975, J. G. era un hombre de aspecto distinguido, con una mata de pelo canoso rizado; un hombre
atractivo y sano de cuarenta y nueve años. Era alegre, simpático y afectuoso.

«Buenas, doctor» — dijo— «¡Buenos días! ¿Me siento en esta silla?» ...

Habló de las casas donde había vivido su familia… Habló del colegio y su época de colegio, de los amigos
que había tenido y de su inclinación especial por las matemáticas y las ciencias… tenía diecisiete años;
acababa de terminar sus estudios en el instituto de bachillerato cuando fue reclutado en 1943. Se acordaba
de los nombres de los distintos submarinos en los que había servido, de sus misiones, de dónde tenían su
base, de los nombres de sus compañeros de tripulación. Pero por algún motivo sus recuerdos se detenían
ahí

Me llamó mucho la atención el cambio de tiempo verbal en sus remembranzas cuando pasó de sus días de
colegio a sus días en la marina. Había estado utilizando el pasado, pero ahora utilizaba el presente.

De pronto me invadió una sospecha poco probable. «¿En qué año estamos Sr. G.?» le pregunté,
disimulando mi asombro con una actitud despreocupada. «En el cuarenta y cinco, hombre ¿Qué quiere
usted decir?». Siguió hablando: «Hemos ganado la guerra; FDR [Franklin Delano Roosevelt] está muerto,
Truman está al mando. Nos aguardan grandes tiempos»

«Y usted. Jimmie, ¿cuántos años tiene?» ... «Bueno, creo que diecinueve, doctor. Cumpliré veinte en mi
próximo cumpleaños.» Viendo al hombre canoso que tenía delante, tuve un impulso que nunca me he
perdonado… «Tenga», le dije alcanzándole un espejo. «Mire el espejo y dígame qué ve…» De repente
palideció y se sujetó a los lados de la silla. «¡Jesús!» murmuró. «Jesús, ¿qué está pasando?, ¿qué me ha
ocurrido?, ¿es una pesadilla?, ¿estoy loco?, ¿es una broma?» —y se puso loco de inquietud, aterrado.

Me marché sigilosamente, llevándome el odioso espejo. Dos minutos más tarde volví a entrar en la
habitación… «¡Hola doctor!» dijo. «¡Buenos días! ¿Quería usted hablar conmigo? ¿Me siento en esta
silla?» En su expresión franca y abierta no había ninguna señal de reconocerme. «¿No nos conocemos ya,
Sr. G?», le pregunté con aire despreocupado. «No, yo diría que no ¡Con la barba que tiene no le hubiera
olvidado, doctor!». … «¿Dónde cree que está usted?». «Veo estas camas y estos pacientes por todas partes.
Me parece una especie de hospital. ¿Pero qué demonios haría yo en un hospital —y con toda esta gente
mayor, mucho mayor que yo...? Puede que yo trabaje aquí... Si no trabajo aquí, me han metido aquí. ¿Soy
un paciente, estoy enfermo y no lo sé, doctor? Es una locura, es espeluznante...».

En las pruebas de inteligencia demostró una capacidad intelectual excelente. Tenía agilidad mental. Era
rápido mentalmente, era observador y lógico y no tenía ninguna dificultad para resolver problemas y

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asuntos complejos (es decir, ninguna dificultad si se podían hacer con rapidez. Si se requería mucho tiempo
olvidaba lo que estaba haciendo).

Examinando a fondo su memoria encontré una extremada y sorprendente pérdida de memoria reciente
hasta el punto de que cualquier cosa que se le dijera o mostrara podía olvidarla en unos pocos segundos.
De modo que puse el reloj, la corbata y las gafas sobre la mesa, los tapé y le pedí que los recordara. Luego,
después de charlar unos minutos, le pregunté qué era lo que había tapado. No recordaba ninguno de los
objetos, de hecho, ni siquiera que yo le hubiese pedido que los recordase.

Repetí la prueba, esta vez pidiéndole que escribiera los nombres de los tres objetos: de nuevo lo olvidó y
cuando le enseñé el papel en el que lo había escrito se quedó extrañado. El caso del hombre congelado en
el tiempo «¿Qué es esto?» le pregunté mostrándole una foto de una revista que yo sostenía. «Es la luna»,
contestó. «No, no lo es», le respondí. «Es una foto de la tierra tomada desde la luna». «¡Bromea usted,
doctor! ¡Alguien tendría que haber llevado una cámara de fotos allí arriba!, ¿Cómo demonios lo harían?».

Empezaba a cansarse, y estaba algo irritable y ansioso, bajo la presión continua de lo absurdo y la
contradicción, y de sus terribles consecuencias. Y yo mismo estaba apesadumbrado por la emoción —
aquello le rompía a uno el corazón... pensar en su vida perdida en el limbo, deshaciéndose—. Es como si
estuviera… confinado en un sólo momento de su existencia, rodeado de un foso… de olvido de todo lo que
le rodea. Es un hombre sin pasado (ni futuro), atrapado en un momento que cambia constantemente, sin
sentido.

1. INTRODUCCIÓN
Hoy en día sabemos que el sistema nervioso controla y regula la mayoría de las actividades del organismo.
La información de nuestro entorno es captada por diferentes tipos de receptores sensoriales distribuidos
ordenadamente por nuestro cuerpo. Éstos recogen y envían la información para que sea procesada e
integrada por nuestro sistema nervioso central.

De la misma manera, constantemente se están poniendo en marcha los cuidadosos planes motores que se
desarrollan en nuestro cerebro y que finalmente comportan la coordinación de varios grupos musculares
para permitir un movimiento determinado. El cerebro recibe, integra, procesa la información y envía
diferentes señales para regular múltiples funciones en el organismo, desde la puesta en marcha de la misma
conducta hasta la regulación de diferentes mecanismos homeostáticos y de los sistemas endocrino e
inmunitario.

El sistema nervioso no sólo establece un puente de unión entre la información proveniente del medio y la
respuesta que da el organismo para adecuarse a las demandas cambiantes del entorno, sino que nos convierte
en lo que somos, subyacentes a nuestras emociones, a la resolución de problemas, a la inteligencia, al
pensamiento, a capacidades tan humanas como el lenguaje, la atención o los mecanismos de aprendizaje y
memoria

El aspecto del cerebro humano dista mucho de ser admirable. Es un trozo de tejido blando, arrugado, con
forma de nuez, que pesa alrededor de 1,3 kg. Se parece más a algo que podríamos encontrar flotando en
una playa que a una de las maravillas del mundo, lo cual es sin duda.

Pese a su desagradable aspecto externo, el cerebro humano es una asombrosamente intrincada red de
neuronas (células que reciben y transmiten señales electroquímicas). Pensemos un momento en la
complejidad de los circuitos neurales de nuestro cerebro. Reflexionemos sobre los 100.000 millones de
neuronas desplegadas de modo complejo, los cerca de cien billones de conexiones entre ellas y la cantidad
casi infinita de vías que pueden seguir las señales neurales a través de este laberinto.

Considerando lo que puede hacer, no es de sorprender la complejidad del cerebro humano. Un órgano que
es capaz de crear una Mona Lisa, un miembro artificial y un avión supersónico; de viajar a la luna y a las
profundidades del mar, de apreciar lo maravilloso de una puesta de sol en los Alpes, de un recién nacido o
de un salto mortal hacia atrás tiene que ser complejo. Paradójicamente, puede que la neurociencia (el estudio
científico del sistema nervioso) resulte ser el reto final para el cerebro. ¿Tiene el cerebro la capacidad de
comprender algo tan complejo como él mismo? La neurociencia abarca varias disciplinas relacionadas entre
sí. El objetivo principal de este tema es presentar una de ellas: la PSICOBIOLOGÍA

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2. ¿QUÉ ES LA PSICOBIOLOGÍA?
La PSICOBIOLOGÍA es el estudio científico de la biología de la conducta. Se sitúa en el contexto de la
neurociencia, definida como “aquella parcela disciplinar que estudia el desarrollo, estructura, función,
farmacología y patología del sistema nervioso en su relación con los procesos sensoriomotores, cognitivos
y conductuales” (F. Mora y Sanguinetti, 1994).

La psicobiología no llegó a ser una disciplina neurocientífica importante hasta el siglo XX. No es posible
determinar la fecha exacta del nacimiento de la psicobiología, pero la publicación de "La organización de
la conducta" en 1949 por D.O. Hebb, desempeñó un papel clave en su surgimiento.

Hebb desarrolló la primera teoría global sobre cómo la actividad cerebral puede producir fenómenos
psicológicos complejos (percepciones, emociones, pensamientos y recuerdos). Basó su teoría en
experimentos que implicaban a seres humanos y a animales de laboratorio, estudios de casos clínicos y
argumentos lógicos basados en sus observaciones de la vida diaria.

Utilizando el método científico, la psicobiología tiene como objeto de estudio la conducta como un proceso
biológico. Interesa analizar los diferentes componentes del sistema neuroendocrino implicados, los factores
genéticos y epigenéticos subyacentes, los procesos que ponen en marcha la conducta y aquellos que la
controlan; incluso el conjunto de adaptaciones acaecidas a lo largo de la historia evolutiva que son recogidas
en el acervo genético y que la modelarían.

La conducta depende de la historia evolutiva del ser humano. El análisis de las bases biológicas de ésta en
diferentes modelos animales puede proporcionar información elemental para la explicación de la conducta
humana en términos biológicos. En definitiva, la psicobiología utiliza la metodología científica y tiene un
objeto de estudio propio. Éste, por un lado, queda circunscrito a la conducta, aludiendo a las bases
biológicas de ésta.

3. RAMAS DE LA PSICOBIOLOGÍA
1) Psicología fisiológica: estudia los mecanismos neurales de la conducta interviniendo directamente
en la actividad del encéfalo en experimentos controlados. Métodos de intervención en la actividad
del encéfalo más frecuentes: quirúrgicos y eléctricos.
2) Psicofarmacología: similar a la psicología fisiológica, salvo que se centra en la manipulación de
la actividad neural y la conduta mediante fármacos.
3) Neuropsicología: estudio de los efectos psicológicos del daño cerebral en pacientes humanos.
4) Psicofisiología: estudia la relación entre la actividad fisiológica y los procesos psicológicos en
sujetos humanos.
5) Neurociencia cognitiva: estudia las bases neurales de la cognición, término que por lo general se
refiere a los procesos intelectuales superiores, como son el pensamiento, la memoria, la atención
y procesos de percepción complejos.

4. ORÍGENES HISTÓRICOS DE LA PSICOBIOLOGÍA

Los inicios: de las trepanaciones al renacimiento


Trepanación: perforaciones en los huesos del cráneo de otras personas.

Existen evidencias de trepanaciones de diez mil años de antigüedad. Parece ser que el procedimiento se
llevaba a cabo con la intención de tratar al sujeto de algún mal que lo achacaba (ya fuera “físico” o incluso
“espiritual”).

El análisis de los cráneos examinados demuestra el crecimiento de tejido nuevo alrededor de la intervención
quirúrgica, lo cual sugiere que los pacientes lograban sobrevivir a estas trepanaciones. Incluso hay casos
de cráneos que demuestran haber sufrido varias de estas intervenciones.

El objetivo de las trepanaciones no queda claro hoy en día. Hay hipótesis que sugieren que este tipo de
intervenciones eran llevadas a cabo para aliviar al paciente de su sufrimiento (pacientes con dolores de
cabeza, pacientes que sufrían locura o aquellos que habían sido víctimas de encantamientos o de energías
perversas, etc.).

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La electricidad y el estudio del sistema nervioso
Entre 1772 y 1775, John Walsh demostró que la electricidad parecía estar implicada en la fisiología animal
(Piccolino y Bresadola, 2002). No obstante, este autor no pudo explicar cómo la electricidad se podía
almacenar en los tejidos. En 1791, los trabajos de Luigi Galvani proporcionaron firmes evidencias
experimentales de la implicación de la electricidad en la función neuromuscular.

De acuerdo con este autor, existe un desequilibrio entre el interior y el exterior de las fibras musculares,
siendo una fibra nerviosa la que penetra en éstas, permitiendo el flujo eléctrico entre los dos
compartimentos. A finales de siglo, los trabajos de Galvani y el biólogo alemán Emil du Bois Reymond
habían puesto de manifiesto que la estimulación de un nervio permitiría inducir el movimiento de los
músculos. Por tanto, se llegó a la conclusión que el cerebro podía generar electricidad (Piccolino, 2000;
Piccolino y Bresadola, 2002).

Una de las preguntas que se plantearon fue si las señales que llegan hasta los músculos y que causan el
movimiento utilizan las mismas vías que las que registran las sensaciones.

A principios del siglo XIX, el físico escocés Charles Bell y el fisiólogo francés François Magendie
intentaron dar respuesta a esta cuestión (Finger, 1994).

Bell examinó la posibilidad de que las dos raíces espinales transmitieran la información en direcciones
diferentes, demostrando que la sección de la raíz ventral provocaba parálisis muscular. Magendie pudo
demostrar que las raíces dorsales transmitían la información sensorial hasta la médula espinal.

Ley de la conducción nervios a o ley de Bell-Magendie.


La ley de la conducción nerviosa o ley de Bell-
Magendie: las raíces nerviosas espinales anteriores
contienen solo fibras motoras y las raíces posteriores
solo fibras sensoriales y que los impulsos nerviosos se
conducen en una sola dirección en cada caso.

El estudio de las partes: localizacionismo


Habrás oído la expresión “la mayoría de las personas
utilizan solo el 10% de sus cerebros”. La afirmación
nace de las primeras sugerencias de que las personas
que sufren un daño cerebral a menudo se las arreglan
muy bien. Sin embargo, los individuos afectados dirán
que han perdido ciertas conductas y conservado otras.

Los conocimientos de la función cerebral tienen sus orígenes en individuos con daño cerebral. Franz Josef
Gall y Johann Casper, comienzos siglo XIX: primera teoría que expuso la idea de que las diferentes partes
del cerebro cumplen funciones distintas. Propusieron que la corteza y sus circunvoluciones eran partes
funcionales del cerebro y no solo la cubierta de la glándula pineal.

Las ideas de Gall parten de una observación durante su juventud. Le sorprendía que algunos estudiantes
con buena memoria tuvieran ojos grandes y saltones y concluyó que un área de la memoria bien desarrollada
en la corteza situada por detrás de los ojos hacía que protruyeran.

Punto de partida de su hipótesis, “Localización de las funciones”: un área cerebral específica controla cada
tipo de conducta. Gall y Spurzheim reunieron ejemplos sobre algunas diferencias individuales y los
relacionaron con rasgos prominentes de la cabeza y el cráneo.

Una protuberancia en el cráneo indicaba una circunvolución cortical subyacente bien desarrollada y una
capacidad mayor para desarrollar una conducta en particular. Una depresión indicaba una circunvolución
subdesarrollada y una facultad reducida. Identificaron una gran cantidad de rasgos de conducta y a cada
rasgo se asignaba una parte específica del cráneo y a la parte subyacente del cerebro: Frenología.

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La frenología fue aprovechada por algunos autores para realizar evaluaciones de la personalidad. Más tarde
se desarrolló un método, craneoscopia: se colocaba un dispositivo alrededor del cráneo para medir las
protuberancias y las depresiones.

Estas medidas se correlacionaban con el mapa frenológico para determinar la probabilidad de que una
persona tuviera o no ciertos rasgos de conducta. Las ideas de Gall de localización de funciones fueron
inexactas desde el punto de vista científico, pero sentaron las bases de los puntos de vista modernos de
localización funcional, comenzando con la localización del lenguaje

Neuroplasticidad
Siglo XIX, los fisiólogos Pierre Flourens y Friedrich L. Goltz, desafiaron la idea de que las funciones
cerebrales está localizadas. Crearon modelos animales de casos clínicos en seres humanos mediante la
extirpación de pequeñas regiones de corteza. Esperaban que los animales perdieran funciones específicas,
pero con el paso del tiempo los animales se recuperaban de sus afecciones iniciales hasta parecer que se
comportaban de forma normal.

Goltz extirpó casi la totalidad de la corteza y una buena cantidad de tejido cerebral subyacente de tres perros
a los que estudió durante 52 días, 92 días y 18 meses, hasta que cada uno murió. El perro que sobrevivió
18 meses parecía más activo que un perro común. Podía orientarse, correr a 3 patas si se lesionaba,
respondía a la luz y sonidos, aunque sus sentidos no eran tan precisos como antes. Si bien estaban afectadas,
sus capacidades de recuperación sugerían que el resto del tronco encefálico podría sustituir a la corteza.

Estos primeros descubrimientos sentaron las bases para el estudio de la recuperación de la función y en
promover la recuperación mediante la rehabilitación tras una lesión cerebral. Los neuropsicólogos
reconocen que, si bien es posible que no se recupere toda la función tras la lesión, puede estimularse la
plasticidad cerebral para producir mejorías funcionales importantes.

Organización jerárquica
Los experimentos de Flourens y Goltz se opusieron a la localización de la función y generaron dudas sobre
el papel de la corteza en la conducta. La extirpación de la corteza no parecía eliminar totalmente ninguna
función, aunque parecía reducir algo en todas ellas. Una explicación para la aparente desconexión entre los
experimentos de localización funcional y los de recuperación de la función es la organización jerárquica.

Principio de la organización jerárquica , John Hughlings-Jackson:


• La información se procesa de forma seriada y es organizada como una jerarquía funcional. Cada
nivel superior sucesivo controla aspectos más complejos de la conducta, pero lo hace a través de
los niveles inferiores.
• 3 niveles: médula espinal, tronco encefálico y prosencéfalo, que se habían desarrollado
sucesivamente en la evolución.
• No asignaba una función a un área anatómica particular de un nivel dado.
• Las enfermedades o lesiones que afectaban los niveles superiores provocarían disolución (lo
contrario a la evolución). Los animales mantendrían un repertorio de conductas, pero serían más
simples y típicas de un animal sin desarrollar.

Esta descripción se ajusta a los síntomas de los perros de Goltz. §Las funciones no están representadas
simplemente en una localización del cerebro, son re-representadas en la neorcorteza, tronco del encéfalo y
médula espinal.

Por tanto, toda la tradición científica acaecida en el siglo XIX se decantó hacia tres premisas vertebrales:

1) El cerebro se comunica con el cuerpo a través de los nervios y mediante la electricidad.


2) Las lesiones del sistema nervioso pueden afectar a las sensaciones, al movimiento e incluso al
propio pensamiento.
3) El cerebro tiene distintas partes identificables que, probablemente, podrían llevar a cabo diferentes
funciones: la percepción, la emoción y el lenguaje se podrían localizar en sistemas neurales
anatómicamente diferenciado.

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La era moderna: la doctrina neural
Durante el último tercio del siglo XX, el estudio del cerebro en las ciencias biológicas y psicológicas ha
pasado de una posición periférica a ocupar una posición central.

A finales del siglo XIX, la teoría que prevalecía para dar una explicación de la organización del sistema
nervioso establecía que éste estaba compuesto de una red difusa de nervios, donde los somas celulares
desempeñaban un papel específico de aporte de nutrientes.

Ramón y Cajal pudo demostrar que el cerebro se componía de células discretas, llamadas neuronas, cuyos
axones y ramificaciones axónicas no formaban un retículo continuo. Rápidamente, esta doctrina constituyó
el principio fundamental y organizacional del sistema nervioso, exponiendo que la neurona era la unidad
metabólica, genética, anatómica y fisiológica del cerebro.

Del mismo modo, Cajal expuso otros dos principios teóricos que ayudaron en gran medida a favorecer el
acercamiento teórico de la biología hacia el estudio del sistema nervioso:

• Principio de la polarización dinámica: en una neurona las señales eléctricas fluyen en una sola
dirección, que es además predecible y constante.
• Principio de especificidad de las conexiones: las células nerviosas no se comunican de una forma
indiscriminada, ni forman redes aleatorias y dichas conexiones son invariantes y se encuentran
definidas para cada especie.

Cien años después de la concesión del premio Nobel en fisiología y medicina a Santiago Ramón y Cajal,
su obra no sólo no queda obsoleta, sino que promueve la necesidad de una relectura a la luz de los nuevos
escenarios científicos del siglo XXI

Para Cajal, la morfología celular o su relación entre sí no pueden explicar las funciones cerebrales
superiores, por los motivos siguientes:

• El cerebro no contiene un centro receptor de todas las fibras sensoriales y motoras, sino que toda
la corteza puede considerarse una serie de centros.
• La corteza está dividida en regiones que realizan asociaciones mentales que no pueden explicarse
por su citoarquitectura.

Según Cajal, una “célula psíquica” desempeña una actividad más amplia y funcional en relación con las
funciones superiores cuanto mayor número de expansiones protoplasmáticas, somáticas y colaterales
ofrece, y cuanto más copiosas, largas y ramificadas son los colaterales emergentes de su cilindroeje. Sugiere
que el ejercicio mental puede forzar el desarrollo de expansiones protoplasmáticas y colaterales
estableciéndose nuevas relaciones intercorticales (plasticidad cerebral), aunque no se forman nuevas
neuronas (neurogénesis).

Cajal se da cuenta de que la riqueza y la longitud de las expansiones protoplasmáticas parecen depender
del número de fibrillas nerviosas terminales con las que cada célula mantiene relaciones de contacto.
Sugirió que el crecimiento de nuevas dendritas y alargamiento y ramificación de colaterales nerviosos son
susceptibles a mejorar el ajuste y la extensión de los contactos, y de organizar relaciones absolutamente
nuevas entre neuronas primitivamente inconexas.

Para Cajal la inteligencia no era fruto de la actividad de un “centro privilegiado”, sino el resultado de la
actividad combinada del cerebro.

La era moderna: la hipótesis iónica.


Con posterioridad, Charles Sherrington maduraría los conceptos descritos por Cajal y, a comienzos de siglo,
introdujo el término sinapsis, definiendo con éste aquellos puntos especializados que sirven de contacto
entre dos células nerviosas.

En la década de 1920, Otto Löewi demostró que una sustancia química era capaz de activar el corazón
desde el nervio vago. Junto con Henry Dale y Wilhelm Feldeberg, Otto Löewi estudió las sinapsis
neuromuscular y autonómica, poniendo de manifiesto la existencia de una señal (sustancia química) que

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permitía la comunicación en el sistema nervioso y que se liberaba desde el terminal presináptico,
difundiendo a través del espacio sináptico y uniéndose, finalmente, a los receptores de la neurona
postsináptica

En los años cuarenta, Alan Hodgkin, Andrew Huxley y Bernard Katz explicaron el potencial de reposo y
el potencial de acción en términos de movimientos específicos de iones en la membrana neuronal,
desarrollando la hipótesis iónica de la comunicación intraneuronal.

Durante los años sesenta y setenta, se identificaron diversas sustancias que podían actuar como
neurotransmisores y, en 1976, Edwin Neher y Bert Sakmann desarrollaron la técnica del Patchclamp, que
permitía medir el flujo de corriente a través de un canal iónico individual. Posteriormente, se dio un gran
paso a nivel molecular con la clonación tanto de receptores ionotrópicos como metabotrópicos.

Estos dos autores obtuvieron el premio Nobel de fisiología o medicina en el año 1991, por sus
investigaciones con relación al estudio del paso de corrientes eléctricas a través de un canal de la membrana
de la célula.

La psicología y el estudio del cerebro


A finales del siglo XIX, la psicología comenzó a emerger como una ciencia experimental. Los trabajos de
Wilhelm Wundt y Gustav Fechner comenzaron a describir y delimitar una línea de cuantificación
experimental sobre cómo procesamos la estimulación sensorial del entorno y qué relaciones existen entre
la magnitud de un estímulo físico determinado y una sensación subjetiva.

Este rigor científico fue llevado al estudio de la conducta observable, virando de forma completa en los
años sesenta hacia el estudio de los procesos cognitivos y las representaciones internas. Se pusieron en
marcha diferentes trabajos que, desde una perspectiva celular, pero utilizando los métodos de la psicofísica
y el conductismo, intentaron analizar cómo las células nerviosas eran capaces de codificar un estímulo
sensorial determinado. Por tanto, se pudo mostrar cómo en el estudio de la conducta y la cognición era
posible moverse más allá de una mera descripción para explorar los mecanismos neurales subyacentes a las
representaciones internas del mundo externo

5. UN MODELO DE LA BIOLOGÍA DE LA CONDUCTA

La evolución humana:
La biología moderna comenzó en 1859 con la publicación de la obra "Sobre el origen de las especies", de
Charles Darwin, donde describió su teoría de la evolución, la teoría que ha ejercido más influencia en las
ciencias biológicas.

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Darwin defendió que la evolución ocurre mediante selección natural. Los miembros de cada especie varían
considerablemente en su estructura, fisiología y conducta, y que los rasgos hereditarios que se asocian con
índices elevados de supervivencia y de reproducción son los que tienen más probabilidad de transmitirse a
las generaciones posteriores.

La selección natural, cuando se repite generación tras generación, desemboca en la evolución de las especies
mejor adaptadas para sobrevivir y reproducirse en sus respectivos nichos ecológicos. Darwin llamó a este
proceso selección natural, con el fin de resaltar su similitud con las prácticas de crianza selectiva artificiales
empleadas por los criadores de animales domésticos.

La naturaleza crea animales más aptos cruzando selectivamente los más aptos. La aptitud, en el sentido
darwiniano, es la capacidad de un organismo para sobrevivir y contribuir con sus genes a la siguiente
generación.

La conducta y los procesos mentales: propiedad biológica que, como el resto de las características de los
seres vivos, han sido modificados por la selección natural. Reflejo de la evolución y junto con los otros dos
elementos del paradigma E - O - R, el estímulo y el organismo, forma lo que se denomina un complejo
adaptativo.

Las características de este complejo adaptativo varían entre las especies y en menor medida de unos
individuos a otros, ya que dependen de dos factores:

➔ Filogenético
➔ Ontogénico

Figura 1.1. El mundo exterior es mucho más amplio y diverso que lo que cada especia percibe de él pues,
si bien cualquier cualidad energética o química del ambiente puede ser considerada un estímulo, la
cantidad y cualidad de los
estímulos capaces de
desencadenar una respuesta
es muy limitada y varía
según el individuo y la
especie al la que pertenezca,
como lo hace también el tipo
de procesamiento que la
información estimular recibe
y la respuesta que
desencadena.

Filogenético
Historia evolutiva que ha experimentado la especie, su acervo genético. Recoge los logros adaptativos de
sus predecesores que han sido ventajosos para la supervivencia de la especie. Se plasman en las
características de las estructuras y órganos receptores, de los sistemas que integran la señal estimular y de
los sistemas efectores encargados de emitir las respuestas

A estas adaptaciones se les denomina causas lejanas del comportamiento, y son las responsables de las
diferencias que existen entre las especies, causantes, por ejemplo, de que las abejas reaccionen a la luz
ultravioleta o de que nuestra especie pueda comunicarse a través del lenguaje

Ontogénico
Recoge las circunstancias en las que se ha desarrollado la vida del individuo desde el momento de su
concepción. La filogenia marca un patrón general que identifica a cada ser viviente como perteneciente a
una especie o a otra, pero dentro de las distintas especies cada uno de sus miembros es diferente de cualquier
otro. Se debe a que la dotación genética de cada individuo es el resultado de una combinación única del
genoma de la población que lo hace singular, tanto en sus rasgos físicos como psicológicos.

Las consecuencias únicas de cada individuo son consecuencia también de la interacción entre su genotipo
y el ambiente. La importancia que ejerza cualquiera de estos dos factores dependerá del rasgo estudiado

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Otros factores

• Factores epigenéticos: factores ambientales que actúan modulando la expresión génica. Sus
efectos sobre el SN pueden tener mayor o menor grado de reversibilidad.
• Efectos menos reversibles asociados a determinados períodos de máxima susceptibilidad del SN,
los períodos críticos que, generalmente se circunscriben a la etapa perinatal. Ej.: acción que ejercen
las hormonas sexuales de diversas aves y mamíferos, alterando morfológica y fisiológicamente
algunas regiones del SN involucradas en la conducta sexual y otro tipo de comportamientos.
• Efectos más reversibles relacionados con una propiedad muy importante del SN, la plasticidad
neuronal, capacidad que tienen las neuronas de experimentar cambios en su morfología y fisiología
frente a distintas situaciones ambientales. Ha favorecido la aparición de procesos tan importantes
como el aprendizaje y la memoria, y el desarrollo de SN que respondan de forma más flexible y
eficiente a los retos ambientales.
• Intervienen en la causación inmediata del comportamiento: mecanismos por los que las
diferentes energías estimulares son captadas por los receptores sensoriales (procesos de sensación
y percepción); cómo dicha representación del entorno produce cambios en el estado interno del
organismo (procesos de motivación, emoción y aprendizaje); y de qué manera esos cambios
fisiológicos en el medio interno influyen en la forma en que el organismo interactúa con su
ambiente al desplegar el comportamiento.
• Responsables de la singularidad conductual de cada individuo, las causas próximas del
comportamiento: responsables de que las características generales de la especie se expresen de
modo particular en cada individuo, aportando la diversidad imprescindible para la supervivencia
y evolución de las especies.

Por todo ello, la Psicobiología considera a la conducta como: “El conjunto de manifestaciones públicamente
observables reguladas por el sistema nervioso, mediante las cuales el organismo, como un todo, en respuesta
a un estímulo interno o externo, se relaciona activamente con el medio ambiente de la forma que determine
su devenir filogenético y ontogénico”

Y también...

• La Psicobiología trata de explicar también los procesos mentales que hacen posible la conducta.
• La mente está ligada al organismo, es un producto de su actividad neural, consecuencia de la
acción de la selección natural y, por tanto, dependiente enteramente del sustrato biológico que la
genera.
• Los fenómenos mentales son fenómenos cerebrales y uno de los objetivos de la Psicobiología es
identificar también los sistemas neurales cuya actividad específica es mental (afectiva, perceptiva,
intelectual o volitiva) y explicar dicha actividad mental.

Neurofisiólogo Rodolfo Llinás, en su libro, El cerebro y el mito del yo (2003): “La mente, o lo que llamaré
el estado mental, es el producto de los procesos evolutivos que han tenido lugar en el cerebro de los
organismos dotados de movimiento. Esta evolución cerebral se presentó de manera paulatina, desde las
formas más primitivas hasta las más altamente evolucionadas, por tanto, el examen de las bases científicas
de la mente requiere una perspectiva evolutiva rigurosa ya que es a través de este proceso como se generó
la mente”.

El famoso caso de Phineas Gage

Gage fue un obrero de ferrocarriles que, en 1848, sufrió un accidente que le causó importantes daños en
el cerebro, principalmente en el lóbulo frontal. Como consecuencia de una explosión, una barra de metal
le atravesó el cráneo, para aterrizar a casi 30 metros de distancia.

La barra entró por su mejilla izquierda y salió por la parte superior atravesando la corteza cerebral
anterior. Sorprendentemente, Gage se mantuvo consciente en todo momento y a los pocos minutos fue
capaz de hablar y caminar. Unos meses después parecí recuperado y volvió a su trabajo, pero se observó
un importante cambio en su personalidad y conducta.

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Pasó de ser una persona sensible y respetuosa a ser maleducada y grosera, mostraba conductas
desinhibidas, impulsivas e imprudentes. El accidente, por tanto, provocó varias lesiones incontroladas en
el cerebro de Gage y toda una serie de alteraciones conductuales. En este caso no existe control de las
variables como en la experimentación, sino un daño cerebral en una región amplia de la corteza cerebral
y la alteración conductual subsiguiente, que permitió a los investigadores, a través del método
correlacional, involucrar a los lóbulos frontales en aspectos relacionados con la personalidad, la emoción
y la interacción social.

En general, el estudio de personas con daño cerebral ha permitido a los neuropsicólogos descubrir la
función de muchas regiones del SNC y los mecanismos involucrados en los procesos psicológicos
superiores. La Neuropsicología y la Neurociencia Cognitiva se han ido paulatinamente liberando de su
dependencia de los traumatismos encefálicos y los accidentes cerebrovasculares para el estudio de los
procesos psicológicos superiores y el sustrato neural que los sustenta, gracias a las técnicas de
neuroimagen.

Las estrategias de contrastación descritas no son excluyentes unas de otras, sino que se suelen usar de
forma combinada. Los equipos de investigación son interdisciplinares, así como las técnicas utilizadas. No
obstante, en las distintas disciplinas de la Psicobiología es posible encontrar preferencias en la utilización
de unas u otras estrategias de investigaciónEn casi un siglo y medio, las Ciencias Biológicas, la
Neurociencia, la Psicología Científica, la Psicobiología, han cambiado radicalmente la idea que tenemos
acerca de nosotros mismos.

El cerebro, el órgano en el que se puede decir nos alojamos protegidos del mundo exterior por el duro
cráneo que lo envuelve nos está descubriendo poco a poco todos los circuitos y procesos que en su larga
historia filogenética se han ido implementando en su interior para lograr una mejor representación del
mundo exterior para satisfacer todas nuestras motivaciones, las que la filogenia ha creado para asegurar
nuestra supervivencia y perpetuación, y las que nuestra vida y experiencia nos va generando al
interaccionar con un entorno eminentemente social.

Al final, todo ello nos hace personas únicas, que afrontamos la vida con diferente éxito según se hayan y
hayamos combinado en nosotros todos los factores descritos. Esta es la savia que permea ya todas las
disciplinas de la Psicología científica.

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