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“Reconoce tu potencial, 1ra. parte.

Mensaje del
Apóstol Dr. Miguel Bogaert Portela”
Publicado el25 junio, 2018

Debemos tener una relación íntima con Dios, porque es la única manera en la que
podemos reconocer y entender cuál es el potencial, la energía, la fuerza que tenemos en
Cristo Jesús. Cuando este potencial está en las manos de Dios, se convierte en una
bendición, pero cuando no está en las manos de Dios, se convierte en un problema
fuerte para nosotros.

El Señor quiere que Sus hijos identifiquemos que en Sus manos estamos capacitados y
preparados, para poder ejercer el propósito y el destino que Él tiene en nuestras vidas.

Dios a través del Espíritu Santo nos dice que todo lo podemos en Cristo, pero para esto
tienes que entrar al sistema de Dios, romper con una serie de estructuras y conceptos
que están en ti. Lo primero que debes romper es con tu autoestima, una autoestima baja,
enferma, destructiva, que se valora por compararte con los demás, al final esto te lleva a
no entender lo que Dios quiere para tu vida.

Cuando no conoces la fuerza y la energía que está en ti, viene la muerte a tu futuro
porque no tienes impulso; lo que va asegurar tu futuro es la seguridad que tienes de que,
el que está contigo levanta y despierta el potencial dormido que tienes y ese potencial
despierto en el presente va a preparar tu futuro.

La palabra impulso desde el punto de vista de energía, es algo que te lleva a un cambio
obligatoriamente. Cuando conoces la capacidad que Dios ha puesto en ti, eso empieza a
ejercer un movimiento interno en el cual te va a cambiar las costumbres y los hábitos y
te va a preparar el futuro que tienes.

Ahora bien, cuando no conoces esa fuerza que está en ti, tú mismo serás el que vas a
matar y anular tu futuro, no es Dios, ni la situación, ni el destino, eres tú. Si Dios
entregó Su hijo en la cruz del calvario y abrazó la cruz llevando tus enfermedades,
iniquidades, dolencias, para darte vida y vida eterna, es porque Dios tiene un futuro
preparado en base al potencial que ha puesto dentro de ti, que es el potencial de Dios
que te hará marcar la diferencia.

Tú podrás decir que tienes una relación intima con Dios, pero hay dos tipos de relación,
una rutina religiosa y una rutina relacional:

La rutina religiosa es cuando hacemos hábitos y costumbres de dogmas y de cosas


normales que hacemos. Por ejemplo, tomar la santa cena sin revelación, solo por
tomarla.

La rutina relacional es cuando creemos que estamos en una relación intima con Dios,
pero metida dentro de nosotros y a eso no fue que nos llamó Dios.

Dios nos llamó a que todo lo que ponga en nosotros tiene que ser vaciado, para que por
la ley del llenado entonces puedas seguir dando. Cuando la iglesia se acostumbra a ese
habito relacional con Dios, el Espíritu Santo se pone estático, se aquieta y al final
termina yéndose, porque nos acostumbramos a lo mismo.

La fuerza que Dios ha puesto en nosotros, es una habilidad que no ha sido expuesta, un
poder reservado, una capacidad que no se ha descubierto, un triunfo que no ha sido
lanzado, son talentos dormidos, es una fuerza de cambio, transformación, victoria,
triunfo, por eso la iglesia está llamada a levantarla.

Dios ve la actitud que tienes de superarte, superar tu potencial, no por hombre, sino por
el Espíritu Santo y esto se consigue en intimidad con Él. Dios ha puesto una fuerza
dentro de nosotros, que es el eje motor de la inercia que te va a impulsar por su Espíritu
Santo a formatearte para tu mejor caminar.

La única manera de sacar esa fuerza que Dios ha puesto dentro de ti, es entregándote
por completo. Entrega más potencial es igual a fruto, entrega sin potencial es igual a
hábito. Dios ha puesto muchas habilidades dentro de nosotros, pero no la usamos y
muchos no lo saben porque no conocen qué Dios ha puesto dentro de ellos.

Tienes que valorarte y ver la diferencia de lo que eras, a lo que eres ahora, tienes que
aprender a darle valor al esfuerzo que estás haciendo para cambiar, porque si no lo
haces, nunca le darás valor a Dios, Él es quien está haciendo milagros y cambios en
nuestras vidas día a día. Ese valor no te lo puedes dar por tu capacidad mental, sino por
los cambios que has tenido y por revelación.

No hay algo que cueste más para el hombre que la palabra arrepentimiento.
Arrepentimiento significa reconocer que hiciste algo y que no lo volverás a hacer mas,
eso cuesta. El enemigo siempre estará buscando tus debilidades, por eso vas a luchar
fuerte y estarás arrepintiéndote día a día.

Si no valoras los cambios que has tenido en Cristo, lo que te falta por cambiar te será
más difícil. Muchos se cansan y se conforman con lo que han logrado, por eso no tienen
cambios. Si no valoras tu esfuerzo y te das una autovaloración, un valor sobreañadido,
nunca lograrás el cambio al cien por ciento.

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