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Débora su nombre significa "abeja" siendo la abeja

símbolo de laboriosidad, paciencia, sagacidad y utilidad.


Débora profetisa y juez en Israel – es un poderoso ejemplo de como la fe
funciona cuando es puesta en práctica alguna vez has estado en una
situación abrumadora, donde quizá sabías que tenías que hacer o decir algo
pero no era tan fácil? A menudo, podemos bloquearnos totalmente en
situaciones como estas. Un montón de cosas pueden ser lo que nos
detienen: Pensamientos de inferioridad, miedo de lo que los demás piensan
de nosotros, dudas, orgullo, flojera e incluso falta de disposición. Nuestra
primera reacción ante tales situaciones es normalmente "retirarnos" o
buscar una "salida."

Pero Dios tiene un mejor plan y esperanza para nosotros. Considera la


historia de Barac y Débora: Débora era líder, juez y profetisa en Israel –
una persona a la que Dios pudo revelar sus secretos. (Amós 3:7) Dios la
usó para transmitir Su voluntad al pueblo de Israel. Puedes leer toda la
historia en Jueces 4-5.

Cuando Débora recibía una instrucción de Dios, era rápida para actuar. No
se quedaba meditando en las ventajas y desventajas, pensando en todo lo
que podría ir mal, o dudando de sus habilidades para hacer lo que Dios le
mandó. Si Dios decía que algo se necesitaba llevar a cabo, era suficiente
para ella. Su fe en Él le dio el poder para actuar. Ella recibió todo lo que
necesitaba de Él para llevar a cabo Su voluntad.

Un día Déborah recibió instrucciones claras del Señor. Tenía que llamar a
un hombre que se llamaba Barac y decirle que el Señor Dios le mandó a
juntar 10.000 hombres en el monte de Tabor. Allí Dios iba a ayudar a
Barac y a los Israelitas a derrotar a Sísara, el capitán del ejército de Canaán,
el cual había oprimido a Israel durante muchos años. A causa de esa
opresión incesante, los Israelitas habían clamado a Dios por ayuda, y ese
era el plan de Dios para derrotarlo una vez por todas.

El Señor está contigo: ¿Estás dispuesto?

El hecho que Sísara tenía 900 carros herrados no significaba nada para
Dios, pues Él estaba listo y dispuesto a dar a Israel la victoria sobre el
capitán y su ejército. Pero Barac no estaba dispuesto a guiar al ejército de
Israel solo. Respondió a Débora: “Si tú fueres conmigo, yo iré; pero si no
fueres conmigo, no iré.”

Por supuesto Débora fue con él. Era celosa para hacer lo que el Señor había
mandado, y en el día de la batalla dijo: “Este es el día en que Jehová ha
entregado a Sísara en tus manos. ¿No ha salido Jehová delante de ti?”

Imagínate, qué actitud y disposición! Mientras Barac estaba asustado de ir


a la batalla sin ella, Débora estaba llena de fe en que Dios iba a dar la
victoria a Israel. Creyó en la palabra de Dios y actuó de acuerdo a las
palabras de le había dado.

¡La fe lleva a completa victoria!

Israel ganó completamente la victoria contra sus enemigos en aquel día.


Después de eso hubo paz en Israel durante 40 años. Probablemente las
cosas hubieran sido diferentes si Débora no hubiera querido ir a la batalla.
Debido a su fidelidad y celo – su poder para actuar – se llevó a cabo la
voluntad de Dios, e Israel fue liberado.

La batalla hoy en día

Es completamente posible para nosotros tener el mismo espíritu que


Débora tenía – llenos de fe y celo en Dios. Todos los “carros herrados” que
nos detienen a ir a la acción – pensamientos de inferioridad, miedo de lo
que los demás piensan de nosotros, dudas, orgullo, flojera, falta de
disposición, etc. – no son nada para Dios. ¿Creemos en realidad lo que
Dios dice y atacamos a los enemigos que vemos en nuestras propias vidas?
Esos enemigos no son despiadado capitanes. Dios intenta liberarnos de algo
muy diferente hoy día: de cosas como la envidia, la pereza, dudas, orgullo,
e impureza ¡Dios nos quiere liberar del pecado!

Tengamos el espíritu de Débora cuando vemos lo que se tiene que hacer en


nuestras vidas. No retrocedamos al ver a nuestros enemigos, o al entrar a
una situación difícil. Que nos llenemos del espíritu de fe que se encuentra
en la Palabra de Dios. Seamos rápidos para llevar a cabo la Palabra de Dios
y lo que Su Espíritu nos manda hacer, entonces también nosotros seremos
victoriosos.

“Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los
que tienen fe para preservación del alma.” Hebreos 10:39.

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