Está en la página 1de 1

El jarabe de maíz se empezó a usar como sustituto del azúcar porque era mucho

más barato que el azúcar blanca, pero los edulcorantes eran mucho más baratos que
el azúcar y el jarabe de maíz. Por eso la industria viró hacia la industria light, porque
es mucho más barato endulzar con edulcorantes que con azúcar. En resumidas
cuentas, ser light o dietético es un negocio buenísimo y redondo, pero nosotros
somos los que pagamos el precio y con nuestro dinero. Aumentamos sus ganancias,
pero absorbemos todos los riesgos inherentes a nuestra salud.
El aspartame es el más usado en los Estados Unidos, ya que el precio es ínfimo,
especialmente desde que cayó la patente en 1992; y ahora pasa lo mismo con la
sucralosa.
La historia condena los edulcorantes
En 1970 la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos
(FDA) prohibió la venta de uno de los primeros edulcorantes artificiales que usamos
todavía, el ciclamato, aunque se asoció con el cáncer de vejiga. La sacarina, conocida
como Sweet and Low, es el edulcorante más antiguo y fue descubierto en 1879. Este
es 200 o 300 veces más dulce que el azúcar, y también se asocia con cáncer de vejiga
en ratas. Por esta razón, la FDA la prohibió por un tiempo, hasta el 2014.
La historia cuenta que la FDA quiso prohibirla en Estados Unidos, pero que el
honorable Congreso se opuso y solo autorizó una etiqueta de advertencia sobre el
riesgo de cáncer de vejiga. Cualquier similitud con lo que pasa en nuestros países,
donde la industria del azúcar no deja poner esas advertencias, es pura coincidencia,
aunque la OMS reconoce que es cancerígena en animales y posiblemente en
humanos. A pesar de eso, en el 2001, Estados Unidos revocó el requerimiento de la
etiqueta de advertencia. Por esta razón, hay muchos países que la aprueban, y otros
que la tienen prohibida.
Edulcorantes artificiales
El aspartame, conocido como Equal o Nutrasweet, se descubrió en 1965 y apareció
en el mercado en 1985. Es un polvo blanco y cristalino que se deriva de
2 aminoácidos: el ácido aspártico y la fenilalanina. Es 150 a 200 veces más dulce que
el azúcar.
No es amargo, pero tampoco conserva el sabor original de los alimentos, cuando
se consume, y al metabolizarse se descompone en fenilalanina, ácido aspártico y
metanol; dos de estos son tóxicos para el cerebro.
En personas con fenilcetonuria, una rara enfermedad (quienes la sufren no tienen

204

También podría gustarte