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La perspectiva de género aparece instalada o circunscripta a la violencia intrafamiliar o al

femicidio. Sin embargo es un tema transversal y obliga a que todos los jueces, en todas las áreas
del derecho, se pronuncien con perspectiva de género, en todos los procesos, de manera
oficiosa.

Cuando cotejamos una sentencia, perteneciente a la mayoría de las ramas del derecho,
advertimos, casi siempre, en las consideraciones del Juez la referencia a los Tratados
Internacionales (art. 75 inc. 22 C.N.), como algo ya incorporado, aunque no lo soliciten las partes,
en virtud de la constitucionalización de nuestro derecho y lo dispuesto en el art. 3 del C.C.C.y N.

Ahora bien, en el mismo cotejo, no se advierte en todas las sentencias un juzgamiento con
perspectiva de género y ello nos instala como hipótesis si es necesario que el juez se pronuncie
con perspectiva de género, como una obligación, aunque no haya sido solicitado por las partes en
el proceso.

“El enfoque de género dentro de las instituciones judiciales es exigido por el marco normativo y
jurisprudencial internacional, y se debe traducir en un compromiso de las operadoras y los
operadores judiciales. La principal consecuencia de este compromiso es la incorporación de una
perspectiva de género/mujeres en la labor judicial cotidiana, lo cual no vulnera la imparcialidad o
independencia del juez o jueza, sino todo lo contrario, sin la incorporación de esta perspectiva se
cae necesariamente en procesos de discriminación en base a estereotipos y prejuicios
construidos históricamente”.1 Desde 1789 pasó casi un siglo y medio para que el postulado de
igualdad se aplicara a las mujeres y la concreción del mismo ha ido en forma lenta y aún hoy no
ha acabado.

Para lograr concretar en la práctica la igualdad de las mujeres, se necesitó que la comunidad de
naciones dictara convenciones internacionales, en las cuales los Estados se comprometían a
establecer mecanismos idóneos para convertir en realidad las declaraciones de igualdad de sus
legislaciones internas, mediante la adopción de medidas positivas tendientes a evitar que, por su
género las mujeres, no alcanzaran a gozar de sus derechos humanos básicos. En tal sentido
destacamos que en diciembre de, 1979, la Asamblea General de las Naciones Unidas, aprobó la
"Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer"
(CEDAW), la cual entró en vigencia el 3 de septiembre de 1981, tomando como antecedentes la
Carta de las Naciones Unidas - la igualdad de los derechos del hombre y de la mujer- y la
Declaración Universal de Derechos Humanos, que reafirma el principio de la no discriminación e
igualdad entre otros.

La Recomendación General Nº 19 del Comité de la CEDAW, “La violencia contra la mujer” ,


aprobada en el año 1992, en la cual se llama la atención a los Estados sobre la relación entre
violencia y discriminación, debido a que el texto de la CEDAW no incluyó explícitamente en su
articulado el tema de la violencia.

La Declaración y Plataforma de Acción de Viena, adoptada en 1993, en el marco de la "II


Conferencia Mundial sobre los Derechos Humanos”, "Declaración Sobre la Eliminación de la
Violencia contra la Mujer”, "Convención Internacional para Prevenir, Sancionar y Erradicar la
Violencia contra la Mujer", denominada "Convención de Belém do Pará”.

1
(Facio, 2017:302) La Recomendación Nro. 33 (Comité CEDAW 03/08/2015 VIOLENCIA DE
GENERO CONCEPTOS ELEMENTALES REVICTIMIZACION O VICTIMIZACION SECUNDARIA Y
VIOLENCIA INSTITUCIONAL
Declaración y Plataforma de Acción de Beijing -, de 1995 y la "Cuarta Conferencia Mundial sobre
la Mujer", del año 2000 -

En el ámbito latinoamericano, se destaca la realización de la "X Conferencia Regional sobre la


Mujer de América Latina y el Caribe", que se llevó a cabo en Quito, Ecuador, en la que suscribió
un documento conocido como el “Consenso de Quito” y que incluyó un importante número de
medidas dirigidas a intensificar la participación pública de las mujeres.

En lo que respecta estrictamente al derecho Argentino, debemos señalar que sin perjuicio de que
la "Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer",
adquirió a partir de la reforma del año 1994 jerarquía constitucional (art. 75, inc. 22 de la
Constitución Nacional), nuestra carta magna incorporó también una norma de suma importancia
para la protección de los derechos de las mujeres. En efecto, el artículo 75, inc. 23, establece que
corresponde al Congreso: 23. Legislar y promover medidas de acción positiva que garanticen la
igualdad real de oportunidades y de trato, y el pleno goce y ejercicio de los derechos reconocidos
por esta Constitución y por los tratados internacionales vigentes sobre derechos humanos, en
particular respecto de los niños, las mujeres, los ancianos y las personas con discapacidad.

Por último, tenemos la ley 26.485, de “Protección Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la
violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales”,
sancionada el 11 de marzo de 2009 y promulgada el 1° de abril del 2009..

Por ello es un tema transversal y resulta necesario formar a todos los operadores del derecho,
para que el juzgamiento con perspectiva de género no se limite solamente a la violencia
intrafamiliar o al femicidio.-

Tal necesaria instrucción se ha concretado a través de ley Micaela (N° 27.499/2018 Capacitación
obligatoria en género para todas las personas que integran los tres Poderes del Estado y Ley
Provincial N° 9196 (2019) Adhesión Ley N° 27.499 Ley Micaela)

Si tenemos en cuenta que pese a la numerosa legislación vigente sobre el tema, la realidad
demuestra que las mujeres siguen víctimas de violencia doméstica, laboral, sanitaria, educativa y
política en razón de su género, y que no gozan de igualdad con los varones, aún en el ejercicio de
los derechos básicos, surge también que las leyes resultan insuficientes para cambiar una
cuestión ancestral de injusticia y de victimización, por lo que es necesaria la intervención de la
justicia.

Resulta imprescindible la incorporación de la perspectiva de género en la toma de decisiones


judiciales, en todos los fueros y de forma obligatoria, porque de lo contrario de nada sirve la
numerosa legislación en la materia si finalmente no se aplica o no se ve reflejada en los
pronunciamientos judiciales, para ser transmitidos también a la sociedad.

Para tal objetivo se debe comenzar por saber que “la perspectiva de género, como no su nombre
lo indica, es una mirada profunda sobre cómo nos organizamos las sociedades humanas. Es la
comprensión de que vivimos en sociedades que se ordenan de manera binaria, tomando como
base las características biológicas de las personas para atribuirles, según pertenezcan a una u
otra categoría sexual (hembra-macho), ciertas aptitudes, valores, funciones y roles.2

2
VIOLENCIA DE GENERO CONCEPTOS ELEMENTALES Perspectiva de género: transversalización e
interseccionalidad Que es la perspectiva de género?
Por su parte, el concepto de género –comprensivo de ambos sexos- consiste en una construcción
social que se genera, se mantiene y se reproduce, fundamentalmente, en los ámbitos simbólicos
del lenguaje y de la cultura. En definitiva, se trata de una construcción social.

El género refiere a las diferencias creadas entre varones y mujeres por la sociedad, así como a las
percepciones construidas en los ámbitos cultural y social sobre esas diferencias. Es una creación
social que frecuentemente se contrasta con el término sexo, que se refiere más bien a diferencias
biológicas entre varones y mujeres. Género es el sistema de signos y símbolos, representaciones,
normas, valores y prácticas que transforma las diferencias sexuales ente los seres humanos en
desigualdades sociales, organizando las relaciones entre los varones y las mujeres de manera
jerárquica, valorando lo masculino como superior a lo femenino.3

Debe recordarse que el concepto de “género” se empezó a utilizar, ya desde 1960, pero cobra
mayor relevancia, en las negociaciones y documentos de Naciones Unidas, durante la última
etapa de la preparación de la Cuarta Conferencia Mundial de la Mujer, de 1995; y ciertamente,
fue motivo de intensas y difíciles negociaciones para lograr que se aceptara su inclusión en la
Declaración y en la Plataforma de Acción de Beijing, esto es, quince años después de que la
Convención fuera adoptada por la Asamblea General y abierta a la firma de los Estados.

El juez, el operador de la justicia, debe saber y conocer la existencia e influencia de los patrones
socioculturales y reconocer que promueven y sostienen la desigualdad de género. Un típico
ejemplo es la creencia instalada e incorporada que el hombre conduce mejor que la mujer, por lo
que ello lleva a que hay menos mujeres que conducen colectivos, taxis, aviones, etc. y que
provoca asombro o se ve como un caso extraordinario cuando vemos a una mujer ejerciendo tal
tarea, especialmente en los medios de transporte público. A modo de ejemplo el caso reciente de
la primer piloto trans de Aerolíneas Argentinas.

Para lograr la plena igualdad entre el hombre y la mujer es necesario modificar el papel
tradicional tanto del hombre como de la mujer en la sociedad y en la familia. Se debe trabajar
para eliminar toda clase de prejuicios y creencias instaladas en la sociedad basados en la idea de
la inferioridad o superioridad de cualquiera de los sexos, lo que importa es la persona, ser
humano.

También se deben desterrar mitos o conceptos erróneos o confusiones, no sólo en el ámbito


judicial sino también en toda la sociedad, tales como identificar la palabra género, como
sinónimo de mujer o entender que la perspectiva de género es “la problemática de la mujer”,
cuando en realidad es la relación entre mujeres y hombres. Así ha sido expuesto en las jornadas
celebradas a cinco años del CCyC, en las que se destacó la gran importancia de resolver con
perspectiva de género, aclarando que, “Aplicar la perspectiva de género no significa que debe
prevalecer el interés de la mujer, por el solo hecho de ser tal…”4

Otras concepciones erróneas son, a modo de ejemplo, creer que la perspectiva de género solo
tiene importancia en el ámbito de la violencia doméstica, o que carece de importancia en los
ámbitos comerciales o de empresas, o que es algo simplemente teórico que no implica ningún
cambio en la vida privada y personal.

3
Famá, María Victoria y Herrera Marisa. Tensiones en el Derecho de Familia desde la perspectiva
de género: algunas propuestas”, Revista Jurídica U.C.E.S.
4
“Perspectiva de Género en el marco del CCyC”. Jornadas a cinco años del CCyC. Su impacto en la
Justicia de Familia de Mendoza. 7/8 de setiembre de 2020, Cátedra de Derecho de las Familias de
la UNC Mendoza
Al momento de juzgar con perspectiva de género no se debe aplicar normas que promuevan
desigualdades teniendo en cuenta que la incorporación de la categoría de género al proceso de
examen y razonamiento debe conducir a la adopción de decisiones justas e integrales que
permiten acortar las distancias de la igualdad ante la ley.

Igual criterio deben adoptar los Tribunales al valorar la prueba. En tal sentido la Corte de la
Provincia de Mendoza ha expresado que la ponderación de la prueba lo debe ser con un criterio
flexible, no desprovisto de perspectiva de género, en el que debe primar la protección del sujeto
más vulnerable y, en particular, de la mujer “… el juez no puede apreciar la prueba aislándose de
los aspectos fácticos y modales que conforman las particulares circunstancias de cada caso en
concreto. Por el contrario, su labor hermenéutica debe estar informada de ellos, y atendiendo
siempre no sólo a los bienes jurídicos que resultan protegidos por las normas jurídicas en juego
sino, también, a las condiciones de vulnerabilidad de las personas involucradas”.5

Los casos deben ser analizados respetando las convenciones internacionales, CEDAW y Belém Do
Pará, como así también los antecedentes de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, para
luego al final y subsidiariamente, aplicar normas de jerarquía inferior, como por ejemplo los
Códigos de procedimiento.

En tal sentido la Corte IDH ha señalado, como es la existencia de un vínculo indisoluble entre la
obligación de respetar y garantizar los derechos humanos (art. 1.1. Convención Americana) y el
principio de igualdad y no discriminación, teniendo los Estados la obligación de: abstenerse de
introducir en sus ordenamientos jurídicos regulaciones discriminatorias, eliminar las regulaciones
discriminatorias que existan, combatir las prácticas de ese tenor y tomar medidas para reconocer
y asegurar la igualdad de las personas ante la ley.

También al juzgar, con sentido de género, se debe realizar un control de convencionalidad para
evitar que una norma local deje vacía de contenido a lo dispuesto en tratados internacionales,
sabiendo también que la protección de los derechos s derechos humanos debe darse contra
ataques de la autoridad estatal y contra ataques de particulares.

La Corte Suprema de Justicia Argentina tiene dicho que los principios de igualdad y de
prohibición de toda discriminación resultan elementos estructurales del orden jurídico
constitucional argentino e internacional… Que nada hay en la letra ni en el espíritu de la
Constitución que permita afirmar que la protección de los llamados ‘derechos humanos’ –
porque son los derechos esenciales del hombre- esté circunscripta a los ataques que provengan
solo de la autoridad. Nada hay, tampoco, que autorice la afirmación de que el ataque ilegítimo,
grave y manifiesto contra cualquiera de los derechos que integran la libertad lato sensu carezca
de protección constitucional adecuada…6

También la Corte Suprema de Justicia de la Nación ha aceptado la aplicación de los fallos de la


Corte Interamericana de Derechos Humanos aún en supuesto en supuestos en los que la
5
con cita de Úrsula Bassett) (Expte N° 13047921508 - KRAUS INGRID ANALIA EN J 12345 KRAUS
INGRID ANALIA C/ LA CAJA ART S.A. P/ ENFERMEDAD PROFESIONAL (12345) P/ RECURSO
EXTRAORDINARIO PROVINCIAL,10/11/2020 -
SUPREMA CORTE - SALA N° 2). (Igual criterio fue sentado por la Excma. Cámara de apelaciones de
familia en autos Nº 2435/16/10F-122/20/CAF. Carat. “Salvatore Ana carla c/Lucio Leandro Arias
p/Acc. Deriv. De Unión Convivencial” originaria de este 10º Juzgado de Familia de Luján.
6
Sisnero, Mirtha Graciela y otros c/ Tadelva SRL y otros s/ amparo”, C.S.J.N., 20/5/14. Comentada
por Dobarro, Bibiana y Gabriel Del Mazo en “Derecho a la igualdad y a la no discriminación por
razón de género en el acceso al empleo. el caso “Sisnero” en Revista de Derecho de Familia y de
Las personas Ed LL octubre 2014.
Argentina no ha sido parte. Así por ejemplo en los casos “Simón” y “Mazzeo” los jueces hicieron
directa aplicación de la Jurisprudencia de la Corte IDH, en materia de Lesa Humanidad, aún
cuando se trataba de decisiones en las cuales Argentina no había sido parte.

Podemos afirmar que juzgar con perspectiva de género implica analizar si la aplicación de una
norma conlleva discriminación de género mediante la reproducción de estereotipos sobre qué es
la mujer y qué es el varón7

Se trata de eliminar las desigualdades fácticas entre hombres mujeres, y con un análisis de por
medio, con los conocimientos precedentemente expuestos, poner en pie de igualdad real al
hombre y la mujer por sobre lo formal.

Es una categoría analítica que enseña que, para comprender cualquier fenómeno social, es
preciso partir de las desigualdades entre varones y mujeres, poniendo énfasis en la noción de
multiplicidad de identidades, e instalar una relación equitativa entre ambos sexos.

La perspectiva de género no es una moda, ni un consejo, ni una corriente ideológica, ni una


aspiración o preferencia, sino que es una forma de concretar un mandato constitucional-
convencional que obliga al Estado argentino, 8 y que adquirió plena efectividad sobre todo el
articulado del Código Civil y Comercial de la Nación, en función de lo dispuesto en los arts. 1, 2, 3
del propio cuerpo legal, dada la centralidad que adquieren los derechos humanos en la
interpretación y aplicación de las normas.

Por ello resulta imprescindible que la perspectiva de género se incorpore a todas las ramas del
derecho y que la dirección de los procesos y sus correspondientes pronunciamientos contengan
obligatoriamente esa perspectiva, para que no quede circunscripta únicamente a la violencia
física contra la mujer o a la violencia doméstica, que por otra parte es la mirada que tiene la
mayoría de la sociedad, y que además se vean concretados los postulados de toda la legislación
en la materia, para que no queden como simples expresiones de deseo.

Esta perspectiva, este mensaje es y será trasladado a la sociedad, la que debe acompañar con
una transformación paulatina, constante y activa para destruir prejuicios, mitos, o conceptos
erróneos acerca de la perspectiva de género, ser verdaderamente instruida al respecto, y
eliminar todo tipo de desigualdades, priorizando así una concepción única de ser humano, como
el centro de protección de todo el ordenamiento jurídico.

Como sociedad debemos ser capaces de evolucionar, desterrar definitivamente concepciones


discriminadoras, que nos permita deshacernos de las muletas que hemos necesitado para
garantizar los derechos de la mujer. Un ejemplo de ello es la ley de cupo, la cual si consideramos
que en nuestra sociedad las mujeres acceden a los cargos políticos y públicos,- P.E., P.L. PJ.- sería
una ley de la cual deberíamos desprendernos como señal de evolución y madurez, para lograr
que en un plano de igualdad, el SER HUMANO, tenga libre acceso a todas las oportunidades que
se ofrecen con la capacidad que cada uno tenga adquiridas.

7
Guzmán, Laura y Campillo, Fabiola, Marco de Referencia y estrategia para la integración de la
perspectiva de género en el IDH”. Módulo I, 2001
8
Kabusacki, Leticia y Harari, Sofía. La mirada del género en la interpretación del Código Civil y
Comercial, RDF 74, abril 2016, pág. 41, La Ley Online, Cita Online: AP/DOC/278/2016

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