Está en la página 1de 129

Serie Cade Creek

Happy para siempre 1


Granjero en el Dell 2
La Llama de un Bombero 3
Jonny se Bueno 4

1
Sinopsis

Un año después de que su abusivo padrastro fuese a prisión, Johnny


Foster finalmente está estableciendo la vida que siempre había querido, con
una excepción: El creciente afecto que siente por Russ no disminuye, aún
cuando Russ le deja claro que sólo pueden ser amigos. Después de muchos
rechazos, Johnny decide que necesita construir una vida sin Russ, pero es
sólo el principio de sus problemas.

Russel Bozeman ha querido a Johnny desde el momento en que el


asustado joven llegó a Cade Creek. Aún sabiendo el grave abuso que sufrió
Johnny, no hace que Russ le quiera menos. Eso le dice que tiene que
controlar sus deseos.

Después de una noche de desenfrenada pasión, Russ está seguro de


que ha perdido a Johnny para siempre, pero una confesión de un enojado
Johnny le da esperanzas. Convencido de que puede volver a ganarse a
Johnny, Russ llama a todos en Cade Creek para que le ayuden. Pero alguien
no quiere que estén juntos y hará cualquier cosa para evitarlo, incluso
asesinar.

2
Capítulo 1

—Un poco tarde para que te levantes, ¿no?

Johnny Foster apretó los labios para evitar gruñir. Esa voz le
provocaba suficiente, en partes iguales ira y excitación, y nunca sabía con
cuál saldría primero. Desde que Russel Bozeman prácticamente se había
apartado de su camino para asegurarse de que Johnny supiese que nunca
iban a estar juntos, Johnny reaccionaba con furia.

—¿A ti qué te importa? —respondió con una voz cargada de


sarcasmo y se giró para enfrentarse al hombre que había protagonizado sus
sueños y fantasías en los doce últimos meses.

—Son casi las cinco de la mañana, Johnny. —Las espesas cejas


marrones de Russ bajaron formando una línea de desaprobación.
—Algunos tenemos que trabajar en un par de horas.

Johnny apretó fuertemente su mandíbula, rechinando los dientes.


Había tantas respuestas para dar a esa mención, la mayoría de ellas no
agradables. Considerando que había pasado la mayor parte de las últimas
cinco horas ayudando a sacar a alguien del pavimento después de intentar
ver si su vehículo podía volar, el golpe sobre el trabajo dolió más de lo que
podía admitir.

—Me voy a la cama.

El resoplido de Russ dolió, especialmente considerando cuánto


quería Johnny la aprobación del hombre y su atención. No consiguió
ninguna en mucho tiempo. Russ fue agradable y simpático al principio,
3 cuando llegó a Cade Creek hace casi exactamente un año. Al principio,
Johnny le vio como alguien a quien temer porque era enorme. Con el
tiempo descubrió que su corazón era tan grande como su cuerpo.

Y entonces los cálidos sentimientos de amistad que sentía por Russ


se convirtieron en una ardiente lujuria que afloraba cada maldita vez que
escuchaba la voz del hombre. Todo lo que había hecho los últimos doce
meses para intentar que Russ se interesase en él, fracasó estrepitosamente.
Parecía que Russ pensaba que nunca hacía nada bien y Johnny se había
cansado de intentar su aprobación.

—Eres mejor que esto, Johnny.

Johnny suspiró y sus hombros se desplomaron involuntariamente.


Sabía que debería seguir adelante y no comenzar una cansada pelea con
Russ, pero parecía que no podía mantener la boca cerrada. —¿Mejor que el
qué, Russ?

—Mira, —Johnny siguió la trayectoria de la mano de Russ cuando


el hombre la pasó por su pelo castaño y deseó tener derecho a hacer lo
mismo. —No intento ser un idiota, Johnny.

Demasiado tarde.

—Pero estoy preocupado por ti. Llegas a casa a cualquier hora de la


noche o del día. Duermes hasta las dos o las tres de la tarde, te duchas y
comes algo y vuelves a salir por la puerta. Eso no puede ser bueno.

Johnny no entendía de dónde venía Russ. Mitch y Elliot sabían


dónde estaba cada noche. Cómo Russ era inconsciente de ello, iba más allá
de Johnny. Y estaba cansado de intentar explicarse. El hombre nunca le
escuchaba de todas formas.

—Estoy bien, Russ. —Johnny, a propósito, mantuvo sus ojos en el


suelo frente a él en lugar de mirar al hermoso hombre que tenía el papel
protagonista en todas sus fantasías. Sentir lujuria por Russ no le llevaba a
ningún sitio. El hombre estaba tan poco interesado en él como si fuesen
4 hermanos. Russ se preocupaba por él, sólo que no de la forma que Johnny
quería.
—Buenas noches.

Johnny tragó y dio un paso rápido hacia atrás cuando los malditos
pies más sexis de la historia aparecieron en su línea de visión. Sabía que si
levantaba la mirada, los vaqueros descoloridos que cubrían las musculosas
piernas de Russ abrazarían sus muslos como una segunda piel.

Johnny levantó la mirada y gimió. Maldita sea. No sólo los


vaqueros envolvían a Russ como si estuviesen pintados, si no que la camisa
roja de franela estaba aún sin abotonar y caía libremente por el pecho
desnudo. No había más que millas y millas de preciosa piel bronceada.

—No te vayas cuando te estoy hablando, Johnny.

Con pesar, Johnny apartó los ojos de aquellos lujuriosos músculos y


los levantó para mirarle. —No eres mi padre, Russ. Deja de actuar como si
lo fueses.

Johnny fue a pasar a Russ y chilló cuando fue cogido por unos
brazos, dado la vuelta y empujado a la pared de la entrada de la cocina. El
miedo le dejó inmóvil cuando levantó la mirada. Nunca había visto a Russ
ser violento ni agresivo. ¿Por qué ahora?

—No me ignores, Johnny. —Su voz era dura.

—Y-yo… yo no-… —Johnny tragó el gran bulto que se formó en


su garganta. —No intento ignorarte, Russ. Estoy cansado.

—Quizás si no estuvieses fuera toda la noche no estarías tan


cansado.

—¿Qué te importa? —Johnny preguntó con voz débil. Estaba tan


cansado de querer algo que no podía tener.

Los profundos ojos marrones de Russ, de color caramelo,


atravesaron la distancia entre ellos, centelleando con algo que Johnny no
5 podía definir. Su tono era suave, aunque seguía siendo duro cuando
respondió. —Me importa, Johnny.
Johnny se quedó sin respiración cuando los ojos de Russ
descendieron a sus labios. Parecía que el tiempo se había detenido, sin
siquiera moverse el aire cuando la boca de Russ se cernió sobre la suya.
Johnny respiró profundamente cuando Russ bajó su cabeza y capturó sus
labios. Era su primer beso y Johnny sentía que estuvo esperando este
momento toda su vida.

La lengua de Russ barrió dentro, atacando y provocando,


volviéndolo loco. Comenzó a mover su lengua dentro y fuera en un dulce y
sexi ritmo que tenía a Johnny retorciéndose. Gimoteó cuando Russ
presionó una pierna entre sus muslos, sus músculos duros presionando la
dolorida polla de Johnny. Las manos que aterrizaron en sus caderas le
animaban a moverse, a montar el muslo de Russ.

La incipiente barba de Russ raspaba la cara de Johnny según


profundizaba el beso, sus brazos rodeaban con fuerza el cuerpo del chico.
Johnny se abrió más cuando la lengua de Russ se sumergió dentro,
atacando y explorando.

Empezaron a mover sus caderas a la vez que sus lenguas embestían,


Johnny montando el muslo de Russ, Russ presionando su dura longitud
contra Johnny. Gimió de nuevo cuando la mano de Russ se deslizó por su
pelo y agarró un gran puñado. Su polla se sacudió con expectación. Nunca
había sentido tal necesidad y deseo en su vida.

—Russ… —susurró en los labios del hombre, cuando se balanceaba


en el borde de un impresionante orgasmo. Estaba tan cerca que podía sentir
su polla empezar a gotear. —Por favor.

Rogar era totalmente aceptable en situaciones como esta.

Johnny parpadeó rápidamente. Su necesidad y excitación competían


con su confusión cuando Russ de repente se apartó. —¿Qué-…?

—Lo siento. —La voz de Russ nuevamente era ruda, forzada.


6
Y Johnny sintió romperse algo en su interior cuando miró al
hombre que empezó a alejarse de él como si acabase de tocar un cable con
corriente.

—Mis disculpas, Johnny —dijo Russ cuando se alejó, pasando una


mano por su pelo. —No tenía derecho a atacarte así. Sé que mi palabra no
significa mucho para ti ahora mismo, pero prometo que no volverá a
ocurrir.

Johnny ni siquiera intentó retener las lágrimas que se deslizaban


lentamente por sus mejillas. Se giró sin decir una palabra y se dirigió a las
escaleras. Ignoraba si Russ se dio cuenta de que se había alejado y
realmente no le importaba.

El hombre acababa de romper lo que quedaba de su corazón.

Russel lamentaba lo que acababa de ocurrir entre ellos. No había


sido una manifestación física de sus sentimientos, la ardiente y profunda
necesidad que sentía siempre que estaban cerca. No había sido un beso
pasional entre dos hombres excitados.

Había sido algo de lo que avergonzarse.

Johnny estaba bien acostumbrado a sentirse avergonzado de las


cosas que sentía. Le habían enseñado a golpes que era repugnante por las
cosas que sentía y por quién las sentía, un engendro no apropiado para la
sociedad. Pensó que esa parte de su vida había terminado cuando vino a
vivir a Cade Creek.

Aparentemente estaba equivocado. El mismo sentimiento de


malestar que solía tener antes empezó a apretar sus entrañas. Su garganta se
obstruyó con las lágrimas que intentaba retener sin éxito.

Johnny subió las escaleras y corrió por el pasillo a su habitación,


antes de que pudiesen caer más lágrimas por sus mejillas. No quería que
nadie viese su miseria. Tuvo que soportar suficiente cuidado y
preocupación para durarle toda la vida.
7
Rápidamente cerró la puerta tras él, consciente de que había otros
en la casa que dormían. No necesitaba que nadie fuese testigo de su crisis
de nuevo. Eso fue algo que mucha gente había visto y no quería las
palabras de benevolencia que venían después, acompañadas por las miradas
de lástima.

Había trabajado muy duro el último año para seguir adelante con lo
que su padrastro le hizo. Había ido a sesiones de terapia semanales,
trabajado con un experto en nutrición para volver a estar en forma e incluso
había recibido clases de auto defensa para no ser más una víctima.

En vez de quitarse su ropa sucia e ir a la cama como sabía que


debería hacer, Johnny se sentó en la silla que había junto a la ventana. Ese
lugar le daba una perfecta vista de una gran porción del campo y del
establo. No podía contar el número de veces que se había sentado allí a ver
a Russ y Mitch trabajar en el campo para recoger la cosecha.

A veces sentía que había estado en Cade Creek toda la vida. Otras
veces, sentía que eran sólo unos pocos días y, sin embargo, un año entero
había pasado desde que Johnny y su hermano Elliot llegaron con sus
hermanos pequeños buscando un lugar para esconderse de su padrastro.

Andrew Kramer era un bastardo malicioso que se deleitaba


propagando su maldad con todo el que entraba en contacto. Sentía que
estaba por encima de la ley -sin ningún indicio de decencia- y que todo el
mundo debería venerarle y seguir sus palabras. Si no conseguía convencer
a alguien de la forma sencilla, les sobornaba o amenazaba, o simplemente
les asesinaba.

La madre de Johnny fue una de las que cayeron bajo el hechizo de


Andrew y pagó el precio con su vida. Johnny aún la echaba de menos,
especialmente en momentos como este. Deseaba que estuviese aquí para
confortarle mientras lloraba y quizás decirle lo que debería hacer, porque
no tenía la más mínima idea.

Pensó que una granja a unas pocas millas de Cade Creek era donde
8 se suponía debía estar. Ciertamente parecía que Elliot le quería aquí, al
igual que Hannah y Henry. Pero Elliot estaba aquí con su marido, Mitch, y
una granja era el lugar perfecto para dos niños en crecimiento.

Estaba comenzando a pensar que no era el lugar adecuado para él.

Johnny se levantó cuando escuchó cerrarse la puerta de la entrada.


Poco después una figura apareció dirigiéndose al granero en la bruma de la
mañana. Johnny sabía, por la camisa roja de franela y los vaqueros
descoloridos, que era Russ. El sombrero marrón descolorido de vaquero,
que parecía no abandonar nunca la cabeza de Russ, también era una gran
pista.

Tal y como Johnny sabía que haría, por todas las veces que le había
visto antes, Russ se dirigió al granero. Poco después una luz se encendió
dentro de este. Pasarían unos pocos minutos para que Russ se dirigiera al
campo con el tractor. Mitch se levantaría e iría al campo dentro de una
hora.

Russ siempre se levantaba temprano, normalmente como una hora


antes que los demás. Cuando Johnny preguntó por eso una vez, Russ le dijo
que se levantaba temprano para tener un tiempo para sí mismo. Johnny se
sentaba en la ventana a las primeras horas de la mañana, muy a menudo
para ver a Russ trabajar en el campo. Ese se había convertido en su tiempo
para sí mismo. Era una lástima que fuese a terminar.

Puede que fuese hora de aceptar la invitación de Hank de compartir


apartamento juntos. El bombero se lo había estado preguntando, después de
un par de meses tras conocerse en la clase de paramédicos. Aún estaría
cerca para poder ayudar a Elliot con Hannah y Henry, pero no estaría bajo
el mismo techo que Russ. No habría más interrogaciones cuando llegase a
casa al amanecer. No se sentaría más en la ventana a ver a Russ trabajar en
el campo, deseando algo que no podría tener.

No habría más besos robados.

9 Y por mucho que hiciese doler al corazón de Johnny, comenzaba a


pensar que dejar todo atrás era la única forma de poder encontrar un poco
de paz. Y puede que en algún punto del camino, encontrar a alguien que le
quisiera, roto o no.

Johnny sonrió cuando escuchó a Hanna hablar como un bebé a


Henry. Estaba atada en la sillita de bebé de la mesa, comiendo. Andrew
estaba en una trona junto a la mesa. También estaba comiendo, aunque
parecía tener más encima de lo que llevaba a la boca.

—Estás a cargo de la limpieza. —Elliot dijo y dio a Hanna unos


trozos pequeños de manzana. —Tengo que poner la lavadora.

—Sí, puedo hacer eso. —Limpiar a los niños antes de que se


echasen la siesta no era tan malo. Johnny tomó otro sorbo de café y miró a
su hermano. Mitch y Russ aún estaban afuera en el campo. Ahora era
probablemente uno de los pocos momentos en que podía estar a solas con
Elliot. —He decidido aceptar la oferta de Hank de compartir apartamento
con él en la ciudad.

Elliot se detuvo un momento y luego continuó limpiando el


desorden que dejó al cortar las manzanas. —¿Es a causa de Mitch y de mí?

—¿Qué? —Johnny frunció el ceño. —No, claro que no. ¿Qué te


haría decir algo así? Tú y Mitch sois perfectos el uno para el otro.
—Aunque era un poco nauseabundo ver a los dos enamorados juntos.

—Te he visto mirándonos. —Elliot se encogió de hombros como si


no fuese nada, pero su postura rígida decía otra historia. —Me preguntaba
si te molestaba.

—Elliot, ¿sabes que soy gay, verdad?

—Bueno, sí, pero…

—En cualquier caso, estoy celoso. No de ti o Mitch exactamente,


más bien de lo que tenéis entre vosotros. Quiero lo mismo. —No creía que
fuese a encontrarlo nunca. Elliot podría haber encontrado al último buen
10 hombre gay que existía.

—¿Es eso por lo que te mudas?


—No.

Y realmente no quería discutir las verdaderas razones. Sus


problemas con Russ eran privados, incluso para su hermano. Había cosas
que no podía compartir con nadie. —Necesito estar más cerca de la ciudad.
No tengo coche y me van a mandar los avisos aquí muy pronto. No tendré
forma de ir a trabajar si surge una emergencia.

—¿Pero mudarte, Johnny?

—Puede que sea hora, Elliot. Tengo veintidós años. Puede que
necesite estar un poco por mi cuenta. —Los ojos de Johnny se desviaron a
los hermanos que criaban juntos, Elliot más que él. —Seguiré viniendo tan
a menudo como pueda, pero…

—No me preocupa eso, Johnny. Mitch y yo podemos encargarnos


de los niños. —Movió la mano para señalar a los niños antes de mirarle
directamente a los ojos. —Me preocupas tú.

—Aww. Puedo cuidarme yo solo, Elliot. —El chico tensó los


labios. —Lo sabes. —Johnny había aprendido por las malas a alejarse de
los problemas o al menos mantenerse fuera de la línea de fuego. Pero le
había costado más de una paliza aprender esa dura lección. —Es hora de
que tenga mi propia casa.

Algún sitio donde no tendría que ver a Russ todos los días.

—Voy a estar bien.

—Lo sé —Elliot murmuró. —Pero te voy a echar de menos.

—Voy a estar en la ciudad, hermano. Podrás venir a verme siempre


que quieras.

—Lo sé, pero no va a ser lo mismo sin ti aquí.

11 Johnny se estremeció por la tristeza en la voz de Elliot. —¿Quieres


que me quede? —Lo haría si Elliot se lo pidiese. Johnny no podía pensar en
algo que no hiciese por su hermano mayor. Elliot había sacrificado su vida
por cuidar de él y de sus dos hermanos pequeños. Incluso había renunciado
al hombre que amaba. Cuando estaban huyendo fue cuando Elliot
reconectó con Mitch y encontraron su final feliz.

—No, claro que no. —Elliot no sonaba convencido. —Imagino que


estoy acostumbrado a tenerte alrededor.

—No me voy a la luna, Elliot. Sólo-…

—¿Te mudas?

Johnny gruñó interiormente al girarse y ver a Russ de pie en el


marco de la puerta de la cocina. Había tenido la esperanza de hacer esto sin
dramas. Infiernos, sus bolsas ya estaban empacadas, no es que tuviese
mucho. Con los años, había aprendido lo que importaba en la vida y no
eran las posesiones materiales.

—Sí, me mudo a la ciudad con Hank.

Russ frunció el ceño con una fría furia. Apretaba tan fuerte su
mandíbula, que Johnny se preguntaba si no se la rompería. —¿Hank
Vaught? —dijo las palabras entre dientes. —¿No es un bombero?

—Sí. —Johnny no iba a mentir a Russ, aun cuando el gruñido en la


voz del hombre decía que podría vivir más tiempo si lo hacía. Pero no
podía entender por qué Russ estaba tan enfadado porque se mudase.

—Tú no te vas.

—¿No? —El corazón de Johnny comenzó a latir más rápido. ¿Russ


no quería que se fuese?

—Esta es tu casa. —Russ insistió.

—No, esta es vuestra casa. —Johnny respondió, cogió una toallita y


comenzó a limpiar la cara de Hanna. No podía mirar a Russ en este
12 momento. —Soy simplemente un invitado de largo plazo.

—¿En serio es lo que piensas? —preguntó Russ, con voz suave


pero afilada de acero.

—Es lo que es, Russ.

—¿Y tu brillante plan es mudarte con un tipo que apenas conoces?

Johnny estrechó los ojos por la furia en la voz de Russ, sin


entenderlo. Russ le había dejado más que claro lo que sentía por Johnny. Si
Johnny decidía mudarse, ¿qué le importaba a Russ?

Se giró para mirar a Russ. —¿Por qué te importa?

—Porque no quiero que cometas un error del que lamentarte el


resto de tu vida.

Johnny estaba confundido por la animosidad de Russ. Hank era un


buen tipo, devoto a su trabajo como bombero. Había tomado a Johnny bajo
sus alas y le había enseñado todo lo que necesitaba saber para ser un
paramédico en un pequeño pueblo.

Sorprendentemente, no era igual que en la ciudad. Allí podía haber


menos choques de vehículos, pero los accidentes de tractor lo compensaban
con creces.

—Hank no es un error —insistió.

Russ giró y se marchó enfadado a la cocina sin decir una palabra.

Johnny suspiró y regresó a limpiar a los niños. —Ese hombre va a


volverme loco.

—Creo que le gustas. —Elliot dijo.

—Y yo creo que te has vuelto loco. —Por mucho que Johnny había
intentado convencerse de que podría importarle a Russ algún día, sabía que
se estaba engañando. El hombre apenas podía estar en la misma habitación
con él sin mostrar su disgusto por algo que Johnny planeó. Y Johnny estaba
13 malditamente cansado de no ser lo bastante bueno.
—¿Y cuándo planeas hacer esto?

Johnny hizo una mueca al mirar a su hermano.

—Oh. —Elliot inhaló lentamente. —Pronto, ¿eh?

Johnny se encogió de hombros. —No hay razón para retrasarlo.

—¿Necesitas ayuda?

—No, en realidad no hay mucho. —Puede que un día tuviese


bastantes cosas para necesitar un peón de mudanzas. —Ya he llamado a
Hank y le he dicho que tomaba su oferta. Va a venir a buscarme, pero tiene
que despejar el cuarto de invitados para mí.

—No espera que tú… —Elliot se sonrojó.

—No. —Johnny se rió por el sonrojo en la cara de su hermano.


—Hank no está interesado en mí de esa manera. No creo que sea su tipo.
Además, sé de buena fuente que bebe los vientos por un bonito enfermero
del hospital.

Elliot abrió ampliamente los ojos. —¿Quién?

—No lo puedo decir. —Principalmente porque no lo sabía seguro.


Tenía sus sospechas sobre quién le interesaba a Hank, pero eso era todo,
una sospecha.

—Oh, vamos. —Elliot se quejó. —Nunca me entero de un buen


cotilleo.

—Ve a la cafetería del pueblo y escucharás un montón.

La cara de Elliot se iluminó. —¿De verdad?

Johnny rio por la emoción en la cara de Elliot. Vivir en una granja


en el campo y criar a dos niños pequeños no le dejaba mucho tiempo para
14 salir y cotillear. Elliot probablemente se moría por escuchar algo jugoso.

—El café Kapheri parece ser el lugar de reunión en Cade Creek.


Deberías dejarte caer uno de estos días.

—¿Sí? —Elliot le miró esperanzado.

—Seguro. —Johnny se encogió de hombros como si no fuese gran


cosa. No quería que su hermano creyera eso. —Si no tengo que dormir o
trabajar, me encantaría quedarme con los niños alguna tarde mientras que
salgas.

—Estaría genial. —Elliot respondió. —Puede que un fin de semana


cuando Mitch tenga algo de tiempo libre.

—Claro. —Si Mitch tenía algún tiempo libre. Tener una granja
daba mucho trabajo. Mitch no tenía muchos días libres para descansar.
Parecía que siempre se necesitaba arreglar algo.

Johnny terminó sus tareas de limpieza, que esencialmente


consistían en limpiar a los niños de los pies a la cabeza, cambiarles si era
necesario y prepararles para lo siguiente. Johnny se asombraba
constantemente por cómo podían unos niños mancharse tanto. Desafiaba la
lógica.

—Hank debería estar aquí pronto. Tengo que coger las bolsas de mi
habitación. ¿Necesitas que te ayude a llevar a los niños a la cama primero?

—No. —Elliot desestimó con la mano. —Lo tengo controlado. Haz


lo que necesites hacer.

—Gracias. —Johnny retrocedió hasta que llegó a la puerta de la


cocina y se quedó allí un momento, mirando a su hermano con Hannah y
Henry. Los dos niños crecían como la mala hierba. Hannah iba a cumplir
cuatro y Henry casi dos.

Elliot era muy bueno con ellos. Parecía que no le costaba cuidar de
los dos niños increíblemente activos cuando Johnny sabía por experiencia
15 que no era así. Ser padre era un trabajo a tiempo completo. Johnny
agradecía ser paramédico.
Se le atoró la garganta, se giró y subió las escaleras para coger sus
cosas. Dos maletas y tres cajas de cartón. Ese era el grueso de sus
pertenencias. Había unas cuantas , almohadas y tal, pero no tenía mucho
más aparte de eso. Todo entraría en la cabina del camión de Hank.

Johnny llevó todo abajo y al porche para que estuviese preparado


cuando Hank llegase. Ahora que había tomado la decisión de mudarse, sólo
quería dejarlo hecho. Sus nervios estaban tensos y sentía que estaba a punto
de quebrarse.

Johnny se apoyó en la barandilla del porche mientras esperaba que


Hank llegase. Sus ojos se fueron al granero. Sabía que era estúpido querer
echar un último vistazo a Russ, pero no podía evitar lo que su corazón
quería. Su deseo por el alto hombre no le traía nada más que dolor de
corazón. Necesitaba superar esa obsesión, avanzar y puede que encontrar a
alguien en algún sitio que no le hiciese sentir que las cosas que sentía
estaban mal.

Saltó y se giró cuando la puerta mosquitera se abrió. Había


esperado que Russ estuviese en el granero, no en la casa. Ahora que el
hombre estaba justo en frente de él, Johnny no sabía qué decirle. O incluso
si tenía algo que decir.

Los ojos de Russ estaban caídos, escondiendo su expresión cuando


estaba a meros centímetros de Johnny. —No te vayas.

Bueno, eso fue bastante directo.

—Dame una razón para quedarme. —Johnny respondió.


Mentalmente cruzó los dedos y rogó para que Russ le diera una señal de
que quería que Johnny se quedase, cualquier señal. Algo. Johnny no
dudaría en llamar a Hank y decirle que había cambiado de opinión.

Pero Russ se quedó ahí mirándole con un patético silencio, pasó a


16 su lado y bajó los escalones. Johnny inhaló temblorosamente y vio a Russ
caminar al granero. Lágrimas brillaban en sus ojos y se las secó enfadado.
Johnny deseaba poder superar la forma en que le afectaba Russ.
Cuando Hank llegó al jardín poco después, casi sintió alivio.
Johnny rápidamente cogió sus cosas y las llevó al camión, poniéndolas en
la parte de atrás. Para el momento que Hank salió y fue hasta el lado del
pasajero, Johnny ya tenía todo en la cabina del camión.

—Supongo que viene bien que dejase la cama y la cómoda en la


habitación de invitados, ¿huh?

Johnny trató de no avergonzarse por lo poco que tenía. Se encogió


de hombros con indiferencia. —Me gusta viajar ligero.

—Que no tengas ningún plato no te va a evitar tener que lavarlos.

Johnny se rio. —Mientras no me pidas que cocine, estaremos bien.

La cara de Hank cayó. —¿No sabes cocinar?

—No. —Johnny frunció el ceño. —¿Y tú?

—No. La única vez que tengo una buena comida es cuando como
en el parque de bomberos.

—Bueno, mierda. —Johnny no tenía ni idea de lo que iban a hacer.


Elliot cocinaba para él, por lo que nunca se preocupó en aprender. Podía
seguir las instrucciones del lateral de la caja del microondas, pero esa era
toda la extensión de su habilidad.

—Chester Bailey ha comenzado a dar clases de cocina hace un


tiempo. —dijo Hank. —He estado una vez, pero puede que necesitemos ver
si tiene unas clases extra a las que poder apuntarnos.

Johnny estuvo de acuerdo. —Me apunto si tú lo haces. —No podía


imaginarse a ninguno de los dos intentando subsistir con sus habilidades
culinarias, o escasez de habilidades culinarias para ser más precisos. Los
dos se morirían de hambre en una semana.

17 —Haré una llamada a Chester.

Johnny rio. —Sí, será lo mejor.


—Bueno… —Hank miró a su alrededor, sus ojos se detuvieron en
las cosas que Johnny había puesto en la parte de atrás del camión antes de
ir a la casa. —¿Está todo?

—Sólo tengo que ir a despedirme y decir a Elliot que nos vamos.

Hank asintió. Johnny se apresuró a subir las escaleras y volvió a


entrar en la casa. Se dirigió a la cocina, sabiendo que una vez que Elliot
llevaba a los niños a echarse la siesta, estaría allí limpiando el desorden del
almuerzo.

—Hey —dijo cuando vio a Elliot enjuagando los platos y cargando


el lavavajillas. —Ya estoy preparado para irme.

Elliot le miró sobre su hombro. —¿Tienes todo?

Johnny pensó en el hombre que estaba en el establo, el hombre por


el que se habría quedado si Russ le hubiese dado una señal de que quería
que Johnny se quedase. Decirle que no se fuese no era lo mismo que dar a
Johnny una razón para quedarse. Y Russ le había dejado bien claro que no
iba a dar a Johnny una razón, no una buena de cualquier manera.

—Sí —Johnny dijo finalmente, por mucho que su alma gritase en


protesta —, tengo todo.

18
Capítulo 2

Russ vio a Johnny entrar a la casa y luego trasladó su mirada al alto


bombero de pelo oscuro que esperaba junto al camión. Sabía que los
bomberos trabajaban mucho para estar en forma en el trabajo, pero este tipo
aparentaba comer tractores para desayunar.

Russ sentía una urgencia casi incontrolable de ir y plantar su puño


en el centro de la cara del hombre. No le importaba si el tipo ponía su vida
en peligro para salvar a los demás. No le importaba lo agradable que fuese.
Ni siquiera le importaba que fuese atractivo. Por principio, Russ le odiaba.
Que alejase a Johnny empeoraba las cosas.

Sabiendo que era una muy mala idea incluso antes de hacerlo, Russ
metió los guantes de trabajo en su bolsillo trasero, salió del establo y se
dirigió hacia el hombre en la camioneta. Necesitaba tener unas palabras con
Hank antes de que el hombre se fuese con Johnny. Necesitaba asegurarse
de que Hank comprendía el regalo tan especial que le habían dado.

—Hank —Russ saludó al hombre cuando llegó a su lado.

—Oh, hey, Russ —Hank le sonrió amistosamente y se enderezó.


—¿Cómo te va?

—Bien. —Russ miró hacia la casa, y su pulso bombeó un poco más


rápido cuando vio las cosas empacadas en la parte trasera del camión de
Hank. No había muchas cosas. —¿Estás seguro de que esto es lo que
quieres hacer?

Las cejas de Hank se juntaron al fruncir el ceño. —¿Qué es lo que


19 quiero hacer?

—Mudarte con Johnny.


—Sí. —La sonrisa de Hank estaba de vuelta. —Llevo un par de
meses intentando que se mude conmigo.

La mandíbula de Russ se apretó ante la implicación de las palabras


de Hank y por un momento, no supo si iba a poder hablar más. Respiró
profundamente y lo intentó. —No sabía que os conocíais tan bien.

Eso significaba que el beso que compartió con Johnny a tempranas


horas de esa mañana fue un error aún mayor de lo que había pensado. Sabía
que perder el control de sus emociones con respecto a Johnny no le hacía
mejor que el monstruo del que había escapado hacía un año. Johnny
necesitaba un amigo, no un lunático babeando encima de él. Mantener la
distancia era lo mejor que Russ podía hacer por él. Era desafortunado que
alguien hubiese venido a arrebatárselo de las manos.

Russ sólo podía culparse a él mismo por eso.

—Vas a cuidar bien de Johnny. —No era una pregunta. Russ


arrancaría al hombre la cabeza si hería a Johnny de alguna manera,
bombero o no, y eso incluía hacerle infeliz o triste.

—Um… bien. —Los ojos verdes de Hank miraron a la casa. —No


sabía que Johnny necesitase que cuiden de él. Parece que sabe mantenerse
seguro en sus propios pies.

Las fosas nasales de Russ ardían de la furia. —¿Te ha contado


Johnny algo de lo que vivió con su padrastro? —Johnny ni siquiera le había
contado todo a él, pero lo que le contó le puso la piel de gallina. Andrew
Kramer era un despreciable homófobo abusivo que debían haber ahogado
al nacer. El daño que había causado -no sólo a Johnny, sino a mucha gente
de su alrededor- hacía que Genghis Khan pareciese un cachorro.

—Me ha contado algo. —Hank admitió, la forma en que su cara se


volvió sombría hizo que Russ se sintiese un poco mejor. —Pero estoy
20 bastante seguro de que hay más.

—Lo hay. —Russ sentía que no era él a quien le correspondía


explicar que más ocurrió. —Johnny necesita… —Russ se lamió los labios.
Esto no era algo que quisiese tratar, pero sentía que se lo debía a Johnny,
especialmente después de la forma en que prácticamente había asaltado al
chico esa misma mañana. —Johnny es especial. Necesita que le traten de
forma especial. No-… no le fuerces a hacer algo para lo que no esté
preparado.

Las cejas marrones de Hank bajaron sobre sus ojos verdes,


oscureciéndolos. —Nunca forzaría a Johnny a hacer algo.

—Bien. —Russ miró a la casa de nuevo. Los músculos de la parte


superior de la espalda comenzaban a dolerle por la tensión que estaba
manteniendo. Alcanzó su espalda para masajearlos y volvió a mirar a Hank.
—No le hieras o tendrás que vértelas conmigo. —Los ojos de Russ
perforaban a Hank, una predadora advertencia en su mirada. —¿Nos
entendemos?

Hank le miró críticamente, dudando. —Supongo que sí.

Russ no estaba seguro de que fuese suficiente, pero antes de que


pudiese precisarlo la puerta mosquitera se abrió y salió Johnny. Paró
cuando vio a Russ allí de pie. Algo parpadeó en los ojos de Johnny antes de
que bajase las pestañas y descendiese los escalones.

—Es muy amable de tu parte que vengas a despedirme, Russ.

Russ se puso rígido. No había venido precisamente a despedirse de


Johnny, no cuando se iba a mudar con otro hombre. Pero se juró hace un
año que estaría allí como amigo para Johnny, y eso significaba estar a su
lado cuando su vida cambiara, aunque no le gustara.

Y estaría allí para recoger los pedazos si Hank la jodía.

Russ no quería reconocer esa pequeña parte de él que esperaba que


Hank la jodiera. Aunque se hubiese prometido mantener la distancia y ser
su amigo hasta que el chico estuviese preparado, nunca esperó que Johnny
21 encontrase su felicidad con alguien más.

Y por mucho que quería que Johnny fuese feliz, sentía que su alma
moría.

—¿Estás seguro de que esto es lo que quieres hacer, Johnny?

Johnny suspiró como si se resignase a tener esta conversación.


—Sí, me mudo con Hank y me gustaría que te alegrases por mí.

Nunca iba a ocurrir, no cuando Johnny se mudaba con otro hombre.

—Sólo recuerda que nuestra puerta va a estar siempre abierta si


quieres venir a casa. —Russ sacó los guantes de su bolsillo trasero y
empezó a ponérselos. Disparó a Hank una mirada de advertencia y luego se
despidió de Johnny. —Si necesitas algo, simplemente coge el teléfono.

Russ sabía que si se quedaba, diría algo que no podría retirar.


Caminó rígido hacia el granero y entró al tractor. Había unos tres acres al
sur del campo que tenían que ararse para plantar. No tenía que hacerlo
hasta entrada la semana, pero ahora mismo la soledad le vendría bien.

Russ saltó a la pequeña cabina y se sentó, cerró la puerta pero dejó


la ventanilla abierta. Las pequeñas cajas podían ser poderosamente
calientes. Russ sacó el iPod del bolsillo y lo encendió. Después se puso los
auriculares. Pulsó la lista de canciones y esperó a que la música empezase
para arrancar el motor. Esperó un minuto para que se calentase el motor y
salió del granero.

Cuando salió del granero, el camión de Hank ya se había ido.


Johnny se había ido. Algo se apretó en el pecho de Russ hasta que se volvió
casi imposible respirar. Russ dirigió el tractor al sur del campo secándose
los ojos con su brazo.

Polvo estúpido.

Que Johnny se mudase con Hank probablemente era lo mejor. Los


sentimientos de Russ por el hombre y la falta de control cada maldita vez
22 que estaba cerca de Johnny, probaban que Hank Vaught era la mejor
elección. El hombre era bombero. Estaba acostumbrado a tener precaución
y estar en control. Russ rogaba que Hank recordase eso cuando tratase con
Johnny.

Russ aún se enfurecía cada vez que recordaba lo asustado que


Johnny estaba cuando llegó a primeras horas de la mañana hace ahora un
año. Tenía círculos alrededor de sus ojos que le daban un tinte grisáceo.
Russ había visto moratones desvaneciéndose bajo los bordes de su camisa.
No tardó mucho en descubrir de dónde venían.

La pesadilla que Johnny había vivido aún tenía a Russ despierto por
la noche. Era muy cercano a su familia y no podía entender como alguien
podía tratar a otro de la forma que Andrew Kramer hizo con Johnny. El
hombre podría no haber querido ser un padrastro, pero Johnny aún era un
ser humano. Se merecía respeto sólo por respirar.

Russ dudaba poder entender jamás lo que condujo a Kramer abusar


de Johnny en la forma que hizo o que intentase matar a Elliot. El hombre
estaba loco. La teoría de que había enloquecido porque su padre era un
homosexual reprimido no era válida para Russ. Si el odio de Andrew
Kramer a su padre era tan profundo, debería haber ido tras su padre, no tras
inocentes como Johnny y Elliot, o su madre. El hombre simplemente
disfrutaba infringiendo dolor.

Si Andrew Kramer no estuviese cumpliendo pena en la prisión


federal, Russ le habría rastreado para darle una paliza la primera vez que
Johnny se despertó en la casa chillando en medio de la noche por una
pesadilla. Russ dudaba que pudiese olvidar jamás ese desgarrador sonido
por mucho que viviese.

Nadie debería estar así de asustado jamás.

Fue en ese momento, cuando vio desde la puerta que Elliot


intentaba calmar a su hermano, que Russ juró hacer todo lo que estuviese
en su poder para asegurarse de que Johnny fuese feliz. Por mucho que
odiase la idea, se haría a un lado mientras que el hombre se mudaba con un
23 bombero.

Pero eso no significaba que no fuese a mantener un ojo en Johnny.


Podría hacerlo desde la distancia pero dudaba que pudiese parar de intentar
protegerle o hacer lo que pudiese para asegurarse que Johnny era feliz. Eso
no iba a cambiar nunca, Hank o no Hank.

Cuando Russ terminó de arar el campo, le dolía la cabeza. Pensó en


la situación con Johnny en todos los posibles escenarios que se le pudieron
ocurrir, y en ni uno solo de ellos Johnny salía indemne. El deseo de Russ
por el hombre anulaba su habilidad de ser razonable cada maldita vez.

Su mejor apuesta, y única apuesta de Johnny, era apartarse. Una vez


que Johnny terminase la escuela, posiblemente querría irse a la ciudad. La
mayoría de los jóvenes lo hacían. Vivir en un pueblo pequeño no era para
todos. Infiernos, en este punto, la única otra persona de su edad que
realmente le gustaba la idea tanto como a él era Mitch.

No, Johnny se merecía cosas mejores que quedarse atascado en una


granja. Sus sueños de ir a una escuela de medicina le llevarían a sitios a los
que nunca iría Russ. Russ no planeó nunca dejar Cade Creek más que para
unas vacaciones. Dudaba que Johnny se quedase lo suficiente para que se
secase la tinta de su diploma.

Russ llevó el tractor de regreso al granero, parando en la gasolinera


para repostar. Cogió después la manguera y dio un enjuague rápido al
tractor. No necesitaba dejarlo limpio, pero nunca hacía daño quitarle un
poco la suciedad. Tendía a acumular y meterse en todos los rincones y
recovecos, dañando las piezas.

Después de dejar el tractor en el granero, Russ fue a la casa, sus


pasos pesados. Johnny no estaría allí para cenar, ni ninguna otra noche.
Podría dejarse caer para la ocasional cena del domingo o cosas así, pero su
habitual sitio en la mesa estaría vacío más a menudo que lleno.

Ese pensamiento pesaba en las entrañas de Russ, retorciéndose de


tal forma que no creía que pudiese cenar esta noche tampoco. Dejó de lado
24 el comedor y se dirigió a subir las escaleras. Sus pasos se ralentizaron
cuando pasó la puerta de la habitación de Johnny, o la que solía ser la
habitación de Johnny. Se quedó mirando a la puerta cerrada y siguió el
pasillo hasta llegar a su habitación.

¿Cuántas veces había pasado junto a esa puerta?

¿Cuántas veces se había quedado simplemente junto a la puerta


queriendo llamar, pero teniendo miedo de hacerlo? Parecía ridículo que un
hombre frágil hiciese a Russ temblar en sus botas. Cuando estaba cerca del
hombre, sus palmas empezaban a temblar y tenía dificultades para tragar.

Russ no lo entendía. Estaba acostumbrado a tener hombres y


mujeres a su entera disposición. No es que fuese un conquistador, pero
podía conseguir compañía para una noche con bastante facilidad. Nunca
tuvo ningún problema en llevar a alguien a su cama. Y aun así, Johnny
tenía la habilidad de dejar sin habla a Russ con una simple sonrisa.

¿Cómo había ocurrido eso?

¿Cuándo había ocurrido?

¿Por qué ocurrió?

Y lo más importante, ¿qué iba a hacer?

Russ se restregó la mano por la cara, se sentó en el borde de su


cama y empezó a quitarse las botas. Estaba cansado. Cansado de intentar
averiguar por qué Johnny le tenía tan pillado y cansado de intentar
mantener el control cada vez que veía al hombre.

Básicamente estaba cansado.

Necesitaba centrarse para poder pensar con claridad antes de


terminar haciendo algo estúpido, o más estúpido. Últimamente había estado
preocupado por su escasez de decisiones inteligentes, mayormente porque
no las había tomado.

Por mucho que no le gustase admitirlo, puede que mudarse Johnny


25 a la ciudad fuese lo mejor para los dos. Johnny estaría más seguro alejado
de la lujuria que Russ al parecer no podía controlar, y Russ podría tener la
oportunidad de recuperarse de su obsesión por el hombre.

Nunca iba a librarse de su obsesión.

Russ se sentó en la cabina de su camión y miró al pequeño grupo de


gente sentada en la mesa en el interior del café de Kaphery Korner y supo
que nunca conseguiría sacarse a Johnny de su sistema. De lo contrario, no
estaría sentado en su camión, acechando al joven.

Las manos de Russ apretaron el volante cuando Johnny rio y echó


la cabeza hacia atrás. Russ no sabía lo que decían, pero obviamente divertía
a Johnny. Quería ser quien pusiese esa sonrisa en la cara de Johnny. Quería
hacer al hombre reír.

Desde que Johnny se mudó hace ya dos semanas, había ido a casa
una vez y fue sólo para coger algunas cosas que se dejó atrás. Ni siquiera se
había quedado para cenar. Era como si Johnny evitara estar en casa, y
puede que así fuese. El beso que compartieron fue caliente y algo sobre lo
que Russ no podía parar de pensar.

Y esa podía ser la razón por la que Johnny estaba sentado en una
cafetería con gente de la estación de bomberos, en lugar de estar en la
granja a donde pertenecía. Cuando Hank alcanzó y desordenó el pelo de
Johnny, Russ casi partió el volante por la mitad.

Gruñó mientras arrancaba el camión y lo ponía en marcha. Estar


sentado en su camión frente al café, penando por lo que no podía tener, no
iba a hacer ningún bien a nadie. Johnny había hecho su elección y no era
Russ. Tendría que aprender a vivir con ello.

Russ alcanzó a coger el teléfono antes de que el timbre despertase a


todos en la casa. Él estaba despierto de todas formas. ¿Y quién infiernos
llamaría a medianoche? La mayoría sabía que estarían ya en la cama
porque tenían que trabajar temprano por la mañana.
26 —¿Hola? —preguntó en voz baja, aunque por qué lo hizo era un
misterio. Estaba encerrado en su habitación con la puerta cerrada. En
realidad, debería estar durmiendo ahora mismo. Tenía que levantarse
dentro de tres horas. En cambio, estuvo las pasadas horas mirando al techo.

—¿Es la residencia Foster?

Russ se incorporó en la cama, con el corazón en la garganta. Nada


bueno venía jamás de esa pregunta. —Sí.

—Soy Harvey del Rusty Nail. He encontrado tu número en el


teléfono de Johnny. Está aquí en el bar y, hombre, necesita
desesperadamente un aventón a casa. Está completamente borracho.

—¿Se encuentra bien? —Russ preguntó mientras sacaba sus pies de


la cama y alcanzaba los pantalones. ¿Qué infiernos hacía Johnny en la
taberna a estas horas de la noche? Maldita sea, ¿qué hacía allí en primer
lugar? Debería estar en casa durmiendo.

¿Tenía Johnny incluso suficiente edad para beber?

—Tomó un poco más de la cuenta.

—¿Dónde está Hank?

—¿Quién?

Russ gruñó. —¿Su novio?

—Oh, hombre, lo siento, pero no sé dónde está el tal Hank. Johnny


está aquí solo.

—Voy ahora mismo. —Russ apretaba la mandíbula mientras se


subía los pantalones por sus piernas. Estaba cabreado. Podía sentir la furia
atravesándole como un millón de pequeñas hormigas arrastrándose por su
piel. Hank había prometido cuidar de Johnny. ¿Así es como le cuidaba?
Johnny no debería estar bebiendo en un bar mientras que Hank estaba
haciendo Dios-sabe-qué.

Russ se puso las botas, cogió la camisa y rápidamente se la puso por


27 la cabeza antes de coger las llaves y su cartera. Salió de su habitación y
bajó a toda prisa las escaleras, parando en la cocina para dejar a Mitch una
nota diciendo que tenía que encargarse de algo y que podría salir un poco
tarde al campo por la mañana.

No quería que Mitch se preocupase, pero tampoco quería decir a su


mejor amigo adonde iba. Si Johnny tenía un problema con la bebida, Russ
se encargaría de que recibiese ayuda. Si Johnny necesitaba un hombro
sobre el que llorar, Russ tenía unos hombros muy anchos. Si Johnny sólo
necesitaba un viaje a casa, bueno, podría terminar en la granja y no en el
apartamento que compartía con Hank.

Era obvio que Hank no era bueno para el chico.

Después de dejar la nota en la cocina, Russ salió rápidamente al


camión. El viaje a la taberna a un par de millas del pueblo le llevó unos
quince minutos, principalmente porque estaba al lado contrario de Cade
Creek desde la granja.

Para el momento en que Russ llegó al aparcamiento casi vacío,


estaba tan enfadado que podría escupir clavos. Johnny necesitaba un trato
especial. Necesitaba que le cuidasen en un ambiente seguro donde los
males del mundo no le tocasen. Si estaba recibiendo llamadas de teléfono
en medio de la noche para ir a rescatar a Johnny, era obvio que Hank no
estaba haciendo su trabajo.

Puede que fuese hora de que Russ interviniese.

28
Capítulo 3

—He llamado a tu amigo.

Johnny levantó la cabeza, apartando la mirada de su cerveza para


mirar al barman. —¿A Hank?

—¿Tu novio?

Johnny parpadeó por sus ojos borrosos. —¿Mi qué?

—Hank, tu novio. —Harvey dijo.

Johnny sonrió y volvió a mirar a su cerveza una vez más. Johnny


distraídamente quitó la etiqueta. —Hank no es mi novio. —Johnny no era
tan afortunado.

No es que quisiese estar con Hank, porque eran amigos y


compañeros de piso. Era la idea de pertenecer a alguien lo que le atraía.
Johnny estaba cansado de estar solo y al único hombre que quería, él no le
interesaba.

¿Cómo era de irónico?

El hombre que él quería, pensaba que era un completo idiota.

Johnny inhaló drásticamente y elevó los ojos de nuevo, una


enfermiza sensación empezó a construirse en su estómago. —¿A quién has
llamado?

—Busqué entre los números de tu teléfono y marqué el que ponía


“Casa”. Un tipo contestó y dijo que vendría a buscarte.
29
Johnny de repente no se sintió tan mareado como hace un momento.
De hecho, se sentía definitivamente más sobrio. —¿Te dio su nombre?

—Su nombre es Russ.

Johnny gimió y su cabeza cayó a la barra. Conocía esa voz sin


necesidad de girarse para mirar atrás. Dudaba que la olvidase jamás, ya que
perseguía sus sueños e incluso sus momentos de vigilia.

Apretando con sus manos la botella de cerveza, Johnny envió al


barman una mirada asesina. Traidor. —¿Qué haces aquí, Russ?

—Creo que la pregunta adecuada es qué haces tú aquí.

—Hacer todo lo posible porque siga la fiesta.

—Creo que has tenido suficiente —Russ dijo.

Johnny rodó los ojos cuando la botella de cerveza desapareció de


sus manos.

Aquí viene.

Russ iba a comenzar a leerle la cartilla y tratarle como a un


adolescente rebelde. Sólo por una vez, a Johnny le gustaría que Russ le
viese como un adulto, preferiblemente un adulto que quisiera llevarse a
casa para follarlo, pero como no iba a ocurrir nunca, se conformaría con
que le tratase como a un adulto.

—Russ-…

—Hora de ir a casa, Johnny.

Oh, qué no daría porque fuese cierto. Pero no lo era, y necesitaba


recordarlo. Su casa era un apartamento en el pueblo. La casa de Russ era
una casa en el campo. Y había millas de distancia entre los dos.

—Llámame un taxi.
30 —Cade Creek no tiene taxis.
—Pide un coche de bomberos. —Hank podría traerlo.

—No seas ridículo, Johnny.

—¿Qué si quiero ser ridículo? —Johnny giró en su taburete, y se


agarró al borde del mostrador cuando la habitación empezó a girar. Puede
que hubiese bebido un poco de más. Sólo un poco.

—Johnny, vamos.

Johnny tropezó al bajar del taburete y Russ le agarró el brazo y


levantó. Cayó justo sobre Russ. Por un momento, Johnny se permitió sentir
el musculoso cuerpo de Russ contra el suyo.

Cuánto sufría por tener justamente esto.

La camisa roja que Russ llevaba puesta estaba apretada, mostrando


cada valle y colina del esculpido músculo del pecho y abdomen de Russ.
Johnny tenía la insana necesidad de lamer cada centímetro de la piel dorada
que bien sabía escondía esa pieza de algodón.

Johnny se lamió los labios y subió los brazos, rozando los fuertes
músculos de Russ. Dios, ¿había sentido alguna vez algo tan maravilloso?
Russ era como una figura mitológica, un glorioso Dios griego en vivo y
directo.

—Vamos. —La voz de Russ era más suave, menos dura y había
algo en el tono que llamó la atención de Johnny, pero cuando levantó la
mirada, la expresión en los ojos de Russ estaba oculta como siempre.
—Vamos a llevarte a casa.

Los hombros de Johnny cayeron cuando le abordó la resignación.


Pensó que habían compartido algo en ese momento, pero posiblemente fue
el alcohol. Russ no sentía por él nada más excepto desdén y desaprobación.

Cuando Russ le sacó del bar y llevó al camión, Johnny no discutió.


31 No tenía sentido. Cuánto antes le siguiera la corriente en lo que fuese que
quisiera el terco bastardo, más pronto podría estar solo para lamerse las
heridas.

Su estómago se apretó cuando el camión comenzó a moverse y el


paisaje comenzó a pasar junto a él. ¿Tenía que conducir Russ tan
malditamente rápido? Parecía que quisiese llevar a Johnny tan rápido como
pudiese. Johnny alcanzó a bajar la ventanilla. Aire frío entró dentro de la
cabina. Johnny suspiró y apoyó la cabeza en el borde de la ventanilla.

— No vomites en mi camión.

Johnny recordó en el último momento no girar los ojos. ¿Podía ser


Russ más condescendiente?

—¿Qué es lo que te he hecho? —preguntó y levantó la cabeza para


mirar al hombre. —¿Por qué me odias tanto?

Johnny se sobresaltó cuando el camión dio un volantazo.

Russ maldijo e intentó enderezar el vehículo antes de girarse para


mirarle. —No te odio, Johnny.

—Podrías engañarme. —Johnny murmuró y volvió a apoyar la


cabeza en el borde de la ventanilla. El aire fresco le sentaba bien.

—No te odio, Johnny —dijo Russ. —Yo sólo… supongo que no


comprendo por qué haces algunas cosas. Esta noche es un buen ejemplo.
Estás tan bebido que el barman ha tenido que llamarme para que venga a
por ti.

Johnny se echó a reír. Era un sonido de diversión pero amargo, lo


sabía. No podía evitarlo. La amargura se hundió en su alma desde más o
menos una hora después de que fuera al trabajo y le llamaran a la escena de
una colisión de dos vehículos.

No importaba a cuantas llamadas acudiese, nada le preparaba para


ver a un niño gritando en la parte trasera del coche, su joven madre en el
32 frente, decapitada. El niño viviría, pero su vida nunca sería la misma. No
conocería el amor que se siente al sostenerte los brazos de una madre.
Nunca escucharía su voz leerle un cuento para dormir. Nunca vería la
mirada de orgullo en su cara cuando se graduase en la escuela.

Johnny no sabía qué fue lo que causó la colisión entre el coche y el


camión, pero nadie iba a salir del accidente ileso, ni siquiera el personal de
emergencias. Había cosas que una persona no podía olvidar.

—Necesitaba una bebida. —Posiblemente no fue su mejor


argumento, pero era el único que tenía en este momento. Johnny no estaba
preparado para discutir los horrores que había visto esta noche. No sabía si
lo estaría alguna vez.

Después de regresar a la estación de bomberos para reabastecer la


ambulancia, el jefe de bomberos Jack Helmond le dio la tarjeta de un
terapeuta en Cade Creek. Dijo que muchos de primeros auxilios iban al
psicólogo tras accidentes como este. Johnny ya conocía al hombre. Era el
mismo al que fue cuando llegó al pueblo. Dejarse caer por allí podría no ser
una mala idea, aunque fuese para hablar de lo que había visto.

Beber hasta olvidar serviría mientras tanto. Esperaba que Hank


tuviese una botella escondida en el apartamento. No estaba preparado para
estar sobrio aún.

Pero estaba preparado para ir a casa. Cuando pararon frente a su


edificio de apartamentos, Johnny suspiró aliviado y se incorporó. En cuanto
el camión dejó de moverse, Johnny alcanzó la manija de la puerta.

—Johnny.

—¿Qué? —preguntó, sin girarse a mirar a Russ.

—Estoy preocupado por ti.

—Estoy bien. —Johnny tiró de la manija, el clic de la puerta al


abrir sonó en la tranquilidad de la noche. No estaba bien. Hacía tiempo que
33 no estaba bien. Pero tampoco iba a decirle eso a Russ. Sería darle más
munición contra él. —Gracias por el viaje. Llevaré dinero para la gasolina
en la granja uno de estos días.

—No quiero tu dinero, Johnny —dijo Russ con la voz tensa.

—Lo que sea. —Las rodillas de Johnny se tambalearon cuando


saltó del camión. Se agarró a la cabina cuando se balanceó y cerró de un
golpe la puerta. Se quedó mirando a las escaleras que llevaban a su
apartamento. No le entusiasmaba la idea de subirlas, pero no tenía otra
elección. Vivía en la segunda planta.

Johnny se apartó del camión y se dirigió a las escaleras. Puso el pie


en el primer escalón cuando sintió que alguien le agarraba y un brazo fue a
su muñeca. Estaba demasiado mareado para saltar.

—Deja que te ayude, bebé.

Johnny se apoyó en el cuerpo más grande de Russ y permitió que el


hombre le ayudase a subir las escaleras. Deseaba más que nada que Russ
sintiese ese pequeño cariño, pero sabía en su interior que para él había sido
una simple palabra.

Quizás podría saborear la dulce palabra en sus sueños.

Cuando llegaron a la segunda planta, Johnny sacó las llaves. Fue a


desbloquear la puerta, pero la maldita puerta no paraba de moverse. No
sabía cuántas veces intentó meter la llave en la cerradura antes de que unas
grandes manos callosas cubrieran las suyas. Johnny sostuvo la respiración
mientras que Russ dirigía la llave a la cerradura y la giró.

Cuando la puerta se abrió, Johnny entró y se giró para ver a Russ.


—Gracias por acompañarme a casa. —Él seguiría desde aquí. No le
importaba si se caía al suelo de cara en el segundo que cerrase la puerta. No
iba a permitir que Russ entrase en su-… —¡Russ!

—Voy a asegurarme de que te metas en la cama. —Una arruga


34 surgió bajo la piel de los ojos de Russ. —Tu hermano tendría mis huevos
dentro de mi garganta si te dejase, cayeses y te dieras un golpe en la cabeza
o algo.

Cierto, pero… —Soy un chico grande, Russ. Estoy seguro de que


puedo apañármelas hasta mi habitación.

—No comprobemos esa teoría, humm.

Johnny resopló y se giró para ir a la cocina. Por mucho que quisiese


otra bebida, sabía que debería cambiar a agua en este punto. Ya iba a
dolerle la cabeza por la mañana. No tenía sentido intentar que le explotase.
Sacó una botella de agua del frigorífico y la abrió, tomando cerca de la
mitad antes de que tuviese que parar para respirar.

—¿Tienes otra de esas?

Johnny miró al hombre de pie en el marco de la cocina por un


momento y luego fue al frigorífico a por otra botella de agua. Se la pasó a
Russ y luego dio otro sorbo a su agua. Un nudo se aferró en su garganta
cuando vio los músculos estirados del cuello de Russ moverse al momento
que tragaba. Infiernos. No era justo. El hombre incluso tragaba de forma
sexy.

Johnny sabía que necesitaba sacar a Russ de su apartamento antes


de que empezase a rogar al hombre que se quedase. Se dio prisa para
terminar la botella de agua que tenía en la mano, puso la botella vacía en el
cubo de reciclaje y luego fue al frigorífico a por otra. Enroscó la tapa
mientras salía de la cocina y se dirigió por el pasillo a su habitación.

—¿Dónde está Hank? —Russ preguntó mientras le seguía.

Johnny miró a la puerta cerrada, un poco más lejos de la suya,


bajando por el pasillo. —Todavía está trabajando. Debería estar en casa en
un par de horas.

Cuando Johnny entró en su habitación y se sentó en el lateral de la


35 cama, supuso que sería así. Russ le acompañó a casa. No había razón para
que se quedase allí. Cuando el hombre caminó hasta la silla de lectura de la
esquina que Johnny había comprado en un rastrillo y se sentó, Johnny se
quedó mirando, sin saber qué hacer.

—Aunque aprecio que me hayas acompañado a casa —dijo.


—Estoy bien ahora.

—Creo que esperaré a que Hank llegue a casa. —Russ respondió


mientras se reclinaba en la silla. —No me sentiría bien dejándote aquí solo
cuando has bebido tanto.

Johnny rodó los ojos. —He bebido cuatro cervezas, Russ. No es


como si hubiese bebido hasta dejar el bar seco.

Russ elevó las oscuras y espesas cejas, con un toque de diversión


brillando en sus ojos. —¿Cuatro cervezas?

Johnny se puso rígido. Era un peso ligero. ¿Y qué?

—Sí. Cuatro cervezas. Así que puedes irte con la conciencia


tranquila. Estoy bien. —Aún cuando hablaba, veía la determinación de
acero en los ojos de Russ. El hombre no iba a irse hasta que Hank llegase a
casa. —Bien. Quédate. Haz lo que quieras.

Estaba demasiado cansado para tratar con esta mierda.

Johnny se quitó los zapatos y se dirigió al cuarto de baño. Se quitó


los bóxers y echó todo a la canasta de la ropa sucia. Tardó unos minutos en
cepillarse los dientes y lavarse la cara. Incluso se aclaró con enjuague
bucal. Después de unos minutos, no pudo encontrar nada más que hacer en
el cuarto a menos que planease darse una ducha o echarse a dormir en la
bañera.

Prefirió su colchón. Russ estaba junto a una de las ventanas cuando


Johnny salió del baño. Su mandíbula se apretó cuando se giró y le miró.
Johnny estuvo a punto de mover su mano para tapar las cicatrices que sabía
tenía en su cuerpo, cicatrices de los horrores que había sufrido antes de
36 venir a Cade Creek.

Pero apretó su mandíbula y mantuvo sus brazos firmemente en sus


lados. Pasó meses de terapia para superar lo que le había ocurrido. No iba a
permitir que la opinión de un hombre le hiciese sentirse de nuevo
avergonzado, ni aunque fuese el hombre que quería.

Johnny cogió la sábana extra del final de la cama y se la lanzó a


Russ. —A menos que le manden a una llamada, Hank debería estar en casa
en un par de horas. Su turno termina a las dos. Si te vas antes, asegúrate de
cerrar la puerta.

Johnny ignoró la mirada en la cara de Russ y subió a su cama. Dios,


amaba su cama. La cama de tamaño extra grande ocupaba una gran parte
de la habitación, pero a Johnny no le importaba. Le gustaba dormir en la
cama, tumbarse, leer, lo que sea. Era la única cosa en la que había gastado
dinero por una buena calidad y mereció la pena cada penique.

Se cubrió con la manta, acomodó la cabeza en la almohada y cerró


los ojos. Estaba un poco incómodo por ir a la cama con Russ en la
habitación, pero rápidamente se convirtió en la menor de sus
preocupaciones cuando se acomodó. En un momento, su cabeza comenzó a
ir a la deriva.

Johnny gimió y rodó hacia la fuente de calor próxima a él. Un


sonido como el ronroneo de un gato salió del interior de su pecho cuando
rodó sobre la piel caliente. Johnny presionó la nariz cerca e inhaló
profundamente.

Dios, ¿había algo que oliese mejor?

Johnny quería más. Quería envolverse en ese aroma almizclado y


ahogarse en él. Johnny sacó sus manos y… los párpados de Johnny se
abrieron abruptamente. —Russ.

Unos cálidos ojos marrones le miraban. —Johnny.

Johnny tragó cuando sus ojos bajaron. Oh, hombre. Russ no llevaba
37 puesta ninguna camiseta. Todos sus gloriosos músculos dorados estaban
allí a la vista. —Um… —Johnny se lamió los labios secos. —¿Qué haces
aquí todavía?

¿En mi cama?

—Esperar a que Hank llegue a casa. —Russ levantó el brazo y miró


al reloj plateado en su muñeca. —Dijiste que estaría en casa en un par de
horas, Johnny. Ya han pasado las tres de la mañana. ¿No debería estar
Hank en casa ya?

Johnny frunció el ceño.

—Probablemente esté durmiendo en su habitación bajando el


pasillo.

La expresión de Russ se volvió ilegible de un segundo al otro.


—¿Hank duerme bajando el pasillo?

—Sí. Él tiene su habitación y yo la mía.

Las espesas cejas de Russ comenzaron a elevarse lentamente en su


cara. —¿No compartes habitación con tu novio?

Johnny le quedó mirando un largo momento y luego se echó a reír.


—Hank no es mi novio. —Era un pensamiento divertidísimo. Aunque
reconociese que Hank era un hombre atractivo, Johnny nunca sintió por el
hombre nada más que amistad. —Es mi compañero de piso.

38
Capítulo 4

—¿Hank es tu compañero de piso?

Russ no sabía cuánto tiempo se quedó mirando a Johnny antes de


que su cerebro asimilara esas palabras. Pareció una eternidad hasta que
cobraron sentido.

Johnny compartía piso con Hank, no dormía con él.

—¿Tienes novio? —Tenía que asegurarse porque lo que había


pensado anteriormente estaba equivocado. No iba a cometer el mismo error
de nuevo.

Los ojos de Johnny se llenaron de tal tristeza antes de bajarlos, que


robó el aliento a Russ. —No —Johnny susurró girando la cabeza a otro
lado.

¡Jodidamente perfecto!

El control de Russ se fue al infierno. Agarró con sus dedos el pelo


de Johnny. Atrajo la cara del hombre hacia adelante e inclinó su boca sobre
los labios de Johnny. Johnny gimió y se acercó al beso, abriendo su boca
para que Russ entrase. Casi perdió su agarre en Johnny cuando el hombre
se tambaleó para acercarse, presionando su cuerpo con el de Russ y
restregándose junto a él.

Johnny gimió cuando el hombre pasó la lengua por sus labios y se


hundió en su boca, besándole. Instantáneamente se sintió abrumado por el
dulce sabor. Las manos de Johnny se aferraron a los hombros de Russ
mientras exploraba las profundidades de la boca de Johnny y recorrió su
39 lengua a lo largo de la apertura de los labios de Johnny. Acarició con sus
manos el cuerpo de Johnny, sintiendo la suave piel y el esbelto músculo
bajo él.

Russ inclinó su cabeza para lamer la suave piel entre el cuello y


hombros de Johnny. Cuando saqueó con su lengua la sensible piel sintió a
Johnny estremecerse y luego gimió arqueando el cuello, dando a Russ
mejor acceso a su garganta.

Russ raspó gentilmente con sus dientes el pequeño trozo de piel.


Alcanzó abajo y bajó los bóxers de Johnny, agarrando la tensa polla y
acariciando brevemente con su mano la dura carne. Cuando su pulgar
alcanzó la parte superior, manchando pre semen a su paso, mordisqueó de
nuevo la garganta de Johnny.

—Russ… —Johnny siseó. Subió sus manos para agarrar la cabeza


de Russ, cogiendo en un puño el pelo de Russ mientras que su cuerpo se
arqueaba y estremecía.

Russ apretó el agarre de sus dedos sobre la dura longitud en su


mano y acarició con rapidez la polla de Johnny. Levantó su cabeza y miró
abajo sorprendido cuando Johnny gritó. Las caderas de Johnny se movían
frenéticamente, presionándose contra Russ mientras se venía, cubriendo la
mano de Russ disparo tras disparo de perlada semilla blanca.

—¡Mierda! —susurró vehementemente sintiendo su propia polla


palpitar con la necesidad de venirse. Era la cosa más sexy que había hecho
jamás. Llevó la mano a sus labios y su lengua salió para lamer la semilla en
su mano.

Oh infiernos…

Russ estaba condenado. Era tan simple como eso. Todo acerca de
Johnny decía que se iba a convertir rápidamente en una obsesión, si no una
necesidad básica. Como respirar.

Russ sonrió y bajó por el cuerpo de Johnny. Un momento después


40 Johnny chillaba de nuevo cuando Russ tomó su sensible polla en su boca,
limpiando con su lengua cualquier resto de semen, lamiendo la polla de
Johnny por un lado y luego por el otro. Disfrutó del largo gemido que salió
de los labios de Johnny cuando lamió con su lengua la cabeza de la
ablandada vara.

Su lengua giró alrededor de la cabeza y lamió el claro líquido, que


pareció haberse multiplicado, cuando su otra mano llegó bajo Johnny y
gentilmente masajeó las bolas del hombre. Se inclinó un poco más,
tomando la polla de Johnny más lejos en su boca mientras que su lengua
recorría la longitud de la polla de Johnny.

Las piernas de Johnny temblaban bajo su mano, haciéndole


disfrutar incluso más. A Russ le gustaba saber que podía llevar a su amor a
tal estado que no podía controlar sus reacciones. Le hizo sentir el hombre
más poderoso del planeta.

Russ barrió su lengua por la cabeza de la polla de Johnny de nuevo.


Gotas de una mezcla picante y dulce pre semen explotó en su lengua. Tragó
la vara de Johnny todo el camino hasta que su nariz quedó enterrada en el
vello púbico del hombre.

—¡Russ! —Las manos de Johnny agarraron el pelo de Russ, tirando


delicadamente y luego suavizando para tirar de nuevo, como si Johnny no
pudiese decidir lo que quería hacer.

Russ mantuvo su agarre en la polla de Johnny y tomó los tobillos


del hombre para llevarlos más adentro del colchón. Johnny separó las
piernas. Russ comenzó a mover la cabeza arriba y debajo de la polla de
Johnny varias veces y levantó la cabeza, sonriendo cuando Johnny
lloriqueó en protesta.

—¿Te gusta, bebé?

Los aturdidos azul claro de Johnny parpadearon al mirarle.

Russ alcanzó y agarró los muslos de Johnny con su mano,


extendiendo y elevándolas a la vez. Comenzó a lamer el fruncido agujero
41 que le tentaba, empujando su lengua y frotándola a lo largo de las bolas de
Johnny hasta su polla, siguiendo todo el camino hasta la punta para volver
a bajar y repetir el proceso.

El cuerpo de Johnny se puso rígido, endureciendo los músculos de


sus muslos, y comenzó a temblar descontroladamente. —Ru-Russ... ¡Por
favor! —Johnny gimió, sus manos agarrando los hombros de Russ.
—Necesito…

Russ subió sobre el suave cuerpo bajo él hasta quedar a horcajadas


sobre Johnny. Se inclinó y sacó su lengua, jugueteando con su firme pezón
hasta que lo cogió entre sus labios. Estuvo a punto de sonreír cuando la
habitación se llenó de su apasionado grito.

Tiró del pezón dentro de su boca, mordiéndolo suavemente. Fue


como encender un interruptor eléctrico. Johnny se volvió salvaje. Sus
caderas comenzaron a impulsarse contra Russ. Cuánto más rápido mordía
Russ, más salvaje se volvía Johnny. Russ bajó sus manos por la espalda de
Johnny y agarró su culo, masajeándolo suavemente con sus manos.

¡Infiernos! El culo de Johnny era lindo y apretado. Russ no podía


esperar a follarlo.

—Lubricante, bebé.

—Noche-… —La mano de Johnny salió, señalando con su dedo.


—Mesita de noche.

Russ se estiró y abrió el cajón, sonriendo cuando vio el tubo de


lubricante y la caja de condones. Cuando los cogió, notó que la caja de
condones estaba sin abrir. Tendría que preguntar a Johnny sobre ello más
tarde. Tiró los condones a la cama y luego abrió la tapa del lubricante. Russ
hizo un rápido trabajo para lubricarse los dedos. Tenían un sitio al que ir.

Después de tirar el lubricante a un lado, Russ se colocó entre las


piernas de Johnny. Llevó sus manos abajo para acariciar el culo de Johnny,
colocándose entre sus mejillas y el pequeño agujero que esperaba por él.
42 Podía sentir al cuerpo sobre él temblar cuando introdujo un dedo
profundamente en el culo de Johnny. Tan pronto como introdujo un dedo
dentro, Johnny empezó a montar sus caderas en busca de más.

—¿Te gusta así, bebé? —preguntó cuando escuchó un largo


gemido. Adelantó la mano e introdujo dos dedos dentro del culo de Johnny,
sacando otro gemido del hombre.

Oh, sí. Le gustaba.

Russ sonrió.

Sólo esperaba encontrar su punto dulce.

Russ miraba ansiosamente mientras estiraba a Johnny, tomando


especial nota de lo que parecía hacerle retorcerse. Dos dedos parecían ser
mejor que uno. Con un presentimiento, Russ insertó un tercer dedo y los
movió juntos.

Johnny comenzó a gemir. —Russ, tienes que parar. Voy a-…

—Te tengo, bebé. —Russ gruñó, agarró las caderas del hombre y le
dio la vuelta. Envolvió con sus brazos los muslos de Johnny y elevó su culo
al aire, separando sus muslos. Johnny gimoteó e inclinó sus caderas en
invitación.

Russ rápidamente rodó un condón por su dura longitud y luego


extendió lubricante sobre su polla. Posicionó la cabeza en el agujero de
Johnny. Ver su polla presionar en la apretada entrada fruncida de Johnny
casi envió a Russ al borde. Cada centímetro de su polla hundiéndose en la
entrada apretada de Johnny era una visión afrodisíaca.

Era una de las cosas más calientes que había visto jamás.

Presionó dentro, despacio, intentando disfrutar el mayor tiempo


posible. Se sentía tan bien al retirarla, pero no era tan fácil. Los músculos
internos de Johnny parecían agarrarle fuertemente cuando salía como si no
quisiese dejar ir la polla de Russ.
43
Russ salía hasta que sólo permanecía la punta y volvía a embestir de
nuevo. Las sacudidas del cuerpo de Johnny aumentaron de fuerza. Se
acercó y agarró con fuerza los muslos de Johnny con sus manos. Apretando
los dientes por el placer que sabía estaba a punto de venir, Russ volvió a
embestir dentro de Johnny.

Hizo esto varias veces hasta que oyó a Johnny gemir. Entonces,
Russ siguió embistiendo dentro del apretado cuerpo de Johnny y envolvió
sus dedos en la polla de Johnny. Empezó a acariciarle.

—Oh, ¡sí! —Johnny gritó, sus movimientos volviéndose frenéticos.

Los chillidos y gemidos de Johnny inundaron la habitación,


eclipsando sus pesados jadeos. Contra más fuerte Russ embestía dentro de
Johnny, más altos eran sus chillidos. Sudor resbalaba de sus cuerpos, el
sonido de la carne al chocar se mezclaba con los gritos de placer.

Russ sabía que no iba a durar mucho más. La sensación de opresión


de Johnny envolviendo su dolorida polla, le estaba volviendo loco. Russ
salió lo suficiente para girar a Johnny y volver a entrar hasta el fondo.
Levantó las piernas de Johnny y las llevó contra su pecho. Cuando
comenzó a embestir su polla en el interior de Johnny tan duro como podía,
vio la aturdida cara que le devolvía la mirada.

—Lo siento, bebé. No podía esperar. Estás tan malditamente


apretado, Johnny. No voy a durar mucho más.

—Sí —Johnny gimió, envolvió sus piernas en la cintura de Russ y


sus manos en su cuello, empujándole hacia abajo hasta que sus cuerpos
presionaban juntos. Russ gimió en su boca, sus embestidas se volvieron
rápidas y torpes.

Alcanzó entre ellos y cogió la polla de Johnny de nuevo,


acariciándola hasta que tenía a Johnny lloriqueando. Continuó embistiendo
dentro de Johnny hasta que le oyó gritar y sintió su caliente semilla salpicar
entre ellos.
44 Las paredes internas de Johnny se apretaron a su alrededor,
masajeando su polla, sujetándole en una aterciopelada caricia, llevándole al
límite. Russ rugió su clímax y envió chorro tras chorro de semen dentro del
condón que cubría su polla. Russ podía sentir los espasmos del cuerpo de
Johnny en su polla cuando el hombre experimentó otro orgasmo. Podía
sentir cada pequeño temblor prolongando su placer, hasta que creía que iba
a desmayarse.

La realidad regresó lentamente a Russ. Levantó la cabeza y miró a


la dulce cara bajo él, viendo que Johnny tenía los ojos cerrados y respiraba
relajadamente. Cuando su mirada vagó por Johnny y vio la piel enrojecida
en el cuello y pecho del hombre, algo oscuro y atemorizante entró en
erupción en sus tripas.

—¿Johnny? —Russ tragó duro. —¿Bebé?

Dios, la había jodido a lo grande. Johnny nunca iba a perdonarle


después de esto. Russ sujetó el borde del condón y salió despacio de
Johnny, estremeciéndose por lo maltratado que se veía el agujero de
Johnny. Russ era un hombre grande para los estándares de cualquiera.
Debería haber estirado a Johnny un poco más antes de follarle como una
bestia.

Infiernos, debería haberse alejado de Johnny por completo. Johnny


prácticamente estaba inconsciente y Russ tomó ventaja de eso. No era
mejor que los hombres que abusaron de él en el pasado.

Sacó el condón y ató el final antes de arrojarlo al cubo. Fue al


cuarto de baño, cogió un trapo y lo humedeció con agua caliente. Limpiar a
Johnny era por igual un placer y una tortura. Podía ver la piel enrojecida y
un ligero oscurecimiento donde había agarrado demasiado fuerte.
Probablemente se convertirían en moratones por la mañana.

El dolor en el pecho de Russ no era nada comparado con el disgusto


que sintió hacia sí mismo. Era un maldito monstruo y ahora Johnny iba a
pagar por su incapacidad de controlarse. Si Johnny no volvía a hablarle
nunca, se lo tendría más que merecido.
45
Russ sintió las lágrimas picar en sus ojos cuando dejó de nuevo el
trapo en el cuarto de baño y luego volvió a meter a Johnny en la cama. No
comprendía la pequeña sonrisa que venía de los labios de Johnny cuando el
hombre se apoyó en la almohada, olió y se acomodó. Con todo su derecho,
Johnny debería estar gritando como un loco y llamando a la policía para
que arrestasen a Russ.

Russ rápidamente se vistió, necesitando poner una barrera entre


Johnny y él. Miró a la única cosa que quiso por encima de cualquiera en su
vida y luego giró y salió de la habitación, cerrando con cuidado la puerta
tras él. Quería que Johnny durmiese tanto como fuese posible antes de que
su mundo se fuese a la mierda.

Russ se dirigió a la pequeña alcoba donde estaba la mesa para


comer y se sentó. Sacó el teléfono del bolsillo y rebuscó en él hasta que
encontró el número que buscaba. Russ se quedó mirándolo un largo
momento, los minutos pasaban volando como si intentase forzarle a apretar
el botón de conectar para anunciar su vergüenza al mundo.

Admitir a sí mismo lo que había hecho hacía que la culpa se sintiese


más pesada. Saber que había forzado al único hombre en el mundo que
quería proteger era una amarga píldora para tragar. Nunca creyó ser ese
tipo de hombre.

Ahora sabía que estaba equivocado.

Era un monstruo.

46
Capítulo 5

—Johnny.

—¿Oh? —Johnny extendió los brazos sobre su cabeza e hizo una


mueca por el dolor en sus músculos que se dieron a conocer cuando se
estiró. Y luego sonrió, al recordar cómo había conseguido cada uno de esos
dolores. Miró al otro lado de la cama y frunció el ceño cuando no vio a
Russ donde esperaba que estuviese.

Johnny miró alrededor. Sus ojos cayeron en Hank, que estaba


sentado en un lado de la cama. Parpadeó un momento, intentando alejar el
sueño. Una rápida mirada a su reloj le dijo que era casi mediodía. Había
dormido como una roca. —¿Qué ocurre?

¿Y dónde está Russ?

—¿Cómo estás?

Las mejillas de Johnny se acaloraron incluso más. —Estoy bien.

Una línea en el entrecejo apareció entre las oscuras cejas de Hank.


—¿No estás… herido en ningún sitio?

Johnny habría creído sospechosa la pregunta si los ojos de Hank no


se hubiesen dirigido a su polla cubierta por la sábana. La euforia que sintió
al ser follado por el hombre de sus sueños comenzó a evaporarse.

—¿Qué ocurre, Hank?

Hank soltó un largo y audible suspiro. —Mira, el Agente Walker


47 está aquí y-…

El pecho de Johnny de repente se sintió demasiado apretado por


aire de sus pulmones. —¿Ha ocurrido algo? —chilló. —¿Están Elliot y los
niños bien? —agarró las sábanas con fuerza en sus puños mientras esperaba
que Hank contestase. Johnny estaría destrozado si algo le ocurriese a
alguno de sus hermanos.

—No, no, están bien. Todos están bien. —Hank dijo rápidamente.
—Se trata de ti.

—¿De mí? —Johnny preguntó. No se le ocurría nada que pudiese


haber hecho para recibir una visita de la policía. —¿Qué pasa conmigo?

—Eso es lo que estoy intentando averiguar, Johnny. —Hank


respondió. —¿Qué ocurrió anoche entre Russ y tú?

Johnny tragó cuando los antiguos sentimientos de vergüenza


comenzaron a envolverle como unos oscuros y pegajosos tentáculos.
—¿Qué va contando Russ?

—Joder, Johnny. —Hank se puso de pie, y se llevó la mano a la


cara antes de girarse para mirar abajo a Johnny. —Russ dice que te ha
violado.

La mandíbula de Johnny cayó.

—¿Lo hizo?

Johnny se forzó a cerrar la boca y negó con la cabeza. —No.

—Bueno, él parece creer que lo hizo y está ahí afuera… —Hank


movió la mano hacia la puerta de la habitación —…ahora mismo
contándelo todo a Marc.

El frío que comenzó en los intestinos de Johnny comenzó a


extenderse hasta que tuvo que sujetar su mandíbula cerrada para evitar que
sus dientes castañetearan. Estaba congelado por dentro, tan frío que le dolía
moverse. Pero se movió, apartó las mantas para moverse a la esquina de la
48 cama.

No le importó que Hank estuviese allí en la habitación con él


cuando se levantó y fue a su cómoda. En este punto, estaba tan entumecido
que todo Cade Creek podría haber estado en su habitación y no le habría
importado. Johnny agarró unos vaqueros limpios, una camiseta y se los
puso.

Una vez vestido, simplemente fue a la puerta de la habitación y la


abrió, saliendo sin decir una palabra a Hank. No había nada que decir.
Russ, de nuevo, dejó claro a Johnny que las cosas que deseaba eran
erróneas.

Y esta vez, había cruzado una línea de la que no podría regresar.

Johnny sabía que la ira que sentía se iba a convertir en dolor en


algún momento, pero no estaba preparado para eso, no todavía. Se envolvió
en su furia como si fuese una armadura. Cuando llegó al salón, paró en la
entrada y miró dentro de la brillante habitación.

Russ estaba sentado en el sillón con la cabeza enterrada en las


manos. El Agente Marc Walker estaba de pie a su lado con una libreta y un
boli en sus manos, tomando notas. Estaba vestido de civil, por lo que
probablemente Russ debió llamarle directamente en vez de ir a la estación.
Johnny rogaba por que fuese así. No quería que este desastre fuese público.

—Agente Marc. —Johnny entró en la habitación, y cruzó sus


brazos. —¿Quería verme?

Johnny vio a Russ levantar la cabeza por la esquina de su ojo, pero


se negó a mirar al hombre. Por lo que concernía a Johnny, el hombre ya no
formaba parte de su vida. Trataría con el dolor que ese pensamiento le
ocasionaba más tarde. Ahora mismo, necesitaba estar centrado o sería una
bola llorosa en el suelo.

—Sí, Johnny. —Los ojos de Marc se dirigieron a Russ un momento


y regresó a Johnny. —Russ me llamó hace un rato para para informarme de
49 un incidente. Me llamó directamente porque no quería que esto se
divulgase.
Lo que faltaba.

—No ha habido ningún incidente.

—Uh… —Los ojos de Marc se dirigieron a Russ de nuevo. —Russ


parece pensar…

Las fosas nasales de Johnny se inflaron por intentar evitar chillar.


—Russ es un idiota.

—¡Johnny! —Hank exclamó.

—No, no. —Russ dijo tranquilo. —Tiene derecho a decir lo que


quiera de mí.

Johnny estrechó los ojos y finalmente se giró para mirar al hombre


que había roto su corazón. —Estoy muy feliz de tener tu aprobación.

Los ojos de Russ estaban enrojecidos. —Johnny…

Johnny le ignoró. No tenía nada que decir a Russell Bozeman. El


hombre había cerrado esa puerta. —Mira —dijo mirando de nuevo a Marc.
—Me mandaron a aquella colisión en la autopista anoche…

Marc hizo una mueca. —¿El de la madre joven?

Johnny asintió. —Más tarde, fui al Rusty Nail a tomar unas


cervezas. El barman llamó a Russ para que me recogiese porque había
bebido mucho para conducir. Russ me recogió y trajo a casa. Decidió que
tenía que quedarse hasta que llegase Hank a casa para no estar solo en mi
estado de embriaguez. En algún momento de la noche, las cosas se
calentaron entre nosotros y una cosa llevó a la otra. Chocamos las pelvis.
Fin de la historia.

Johnny odió poner lo que pensó que había sido tan especial en
términos despectivos, pero estaba claro que fue el único que creyó que fue
50 una noche especial. —Russ no me forzó ni me hirió de ninguna forma. Si
elige sentirse arrepentido por lo que ocurrió entre nosotros, entonces ese es
su problema. No quiero formar parte de eso.

—¿Russ no te forzó a tener relaciones sexuales con él? —Marc


preguntó con voz autoritaria. Johnny había escuchado al hombre usar la
misma voz anteriormente en una escena.

—No. —Era tan simple como eso. —No estaba bebido cuando Russ
y yo tuvimos sexo. Sabía exactamente lo que hacía.

Marc soltó aire aliviado y relajó la expresión de su cara. —De


acuerdo, creo que es todo lo que necesitaba saber. Ya que Russ me llamó
directamente y no estás presentando cargos, no creo que esto tenga que
quedar registrado. Podemos dejarlo como un malentendido.

—Me alegra… —Marc paró de hablar cuando sonó su celular. Lo


cogió y miró a la pantalla, elevando sus ojos para encontrarse con la mirada
de Johnny. —Tengo que atender esto. Es de la estación.

Johnny asintió. En el momento que Marc entró en la cocina, Johnny


escuchó sonar su celular en la habitación. Cuando el celular de Hank sonó
también, la boca del estómago de Johnny se apretó. Esto no podía ser
bueno.

Johnny corrió a su habitación y agarró su celular. Dio al botón de


contestar, se sentó en el lateral de la cama y cogió sus zapatos. Si estaban
llamando a todos, algo gordo había sucedido.

—Aquí Johnny Foster.

—Pon tu culo en marcha, Foster —Agnes dijo. —Se necesitan


todas las manos disponibles.

Infiernos.

—Estaré en la estación en diez minutos.

51 Desconectó la línea sin decir adiós. Johnny no lo esperaba. Si


estaban llamando a todos, entonces Agnes tenía las manos llenas
localizando a todos. Johnny terminó de ponerse los zapatos y fue a su
armario y sacó su camisa de paramédico. No se molestó en quitarse la otra
camiseta, simplemente se puso la camisa encima.

Adjuntó el sistema de radio a su hombro. Lo último que hizo fue


coger su cinturón y mochila de paramédico y salió a toda prisa de su
habitación. Se encontró con Hank saliendo a toda prisa de la suya.

—¿Puedo ir a la estación contigo? —Johnny preguntó. Hank paró.


—¿Cuándo tomaste tu última cerveza?

Johnny parpadeó. —No lo sé.

—Sabes que no puedes acudir a una llamada si has tomado algo en


las últimas doce horas.

—Mierda —Johnny se restregó la mano por la cabeza. De pronto


tuvo otra idea, Johnny entró corriendo en el salón y fijó su vista en Russ,
que aún estaba sentado en el sillón. —¿A qué hora me recogiste anoche en
el bar?

—¿Qué?

Johnny rodó los ojos. —¿A qué hora me recogiste en el bar anoche?

—No lo sé —Russ dijo. —Puede que sobre medianoche.

—Eso fue hace doce horas, Johnny —dijo Hank. —Si estás
preocupado, estoy seguro de que Marc tiene un alcoholímetro en su equipo.

—No estoy preocupado —dijo Johnny. —Sólo tomé cuatro


cervezas, pero no haría daño dejar constancia de que estoy sobrio después
de todo este drama.

Hank asintió como atendiendo a lo que se refería Johnny. Nadie en


su profesión querría poner sus carreras en riesgo por poder haber tomado
algo para beber, dejando a alguien solo si no estaban lo suficientemente
52 sobrios para realizar sus tareas.

—Estoy seguro de que a Marc no le importará hacerte una prueba


de alcoholemia.

Johnny se giró cuando escuchó a Marc salir de la cocina. No le


gustaba la palidez de la cara del hombre. Estaba prácticamente blanco.
—Agnes ha llamado a todas las manos disponibles. ¿De qué se trata?
—Johnny preguntó.

—Accidente en cadena, seis coches en Old Post Road. —Marc


tragó duro como si intentase evitar vomitar. —El autobús de la escuela
infantil está involucrado.

—¿Muertos? —Johnny susurró y su estómago se hundió.

Marc asintió. —El sheriff Riley está en la escena ahora. Dice que es
malo.

—Tenemos que ir. —Hank dijo dirigiéndose a la puerta. Marc salió


corriendo detrás de él.

Johnny cogió su bolsa y siguió. Paró en la puerta y miró a Russ.


—Bloquea la puerta cuando salgas.

—¡Espera! —Russ gritó y saltó a sus pies. —¿A dónde vas?

—¡A trabajar! —Johnny contestó.

—Pero eres un estudiante —insistió Russ. Sus ojos abiertos como si


estuviese en shock.

—Soy paramédico, Russ. Hace meses que no soy estudiante. ¿A


dónde te crees que iba por las noches?

Russ se encogió de hombros. —Siempre venías a casa muy cansado


y agotado. Pensaba que ibas de bares y esas cosas.

—Oh sí, era una verdadera fiesta. —Johnny barrió con su mirada a
Russ, sin gustarle como le dolía el corazón cuando miraba al hombre.
53 —Casi desearía haber estado holgazaneando. Eso podría explicar por qué
me odias tanto.
—Johnny, yo no…

Johnny levantó la mano para parar a Russ. Ya no estaba interesado


en lo que el hombre tuviese que decir. Russ había destrozado eso. —Sabes,
he pasado la mayor parte del año pasado queriendo que me amases tanto
como yo te amaba.

Los ojos de Russ se redondearon como si el hombre estuviese


impresionado por las palabras de Johnny. A Johnny no le importaba.

—Te amé muchísimo. —La respiración de Johnny se quedó


enganchada y sus ojos se inundaron de lágrimas. —Me habría conformado
con ser sólo tu amigo si no me querías de esa forma. Habría recogido
cualquier migaja que me hubieses dado. Era así de patético. Pero ningún
hombre que se avergüence de estar conmigo se merece mi amor.

Johnny dejó la puerta y se acercó a Russ, lo bastante cerca para


sentir el calor de su cuerpo. —Andrew Kramer me hizo sentir vergüenza
por cosas que deseaba. Me hizo rezar todos los días pidiendo despertarme y
de repente descubrir que no era gay. Me hizo avergonzarme por tocarme yo
mismo porque era algo sucio y depravado.

Johnny se puso rígido cuando al decir sus palabras, una lágrima


descendió por la cara de Russ. Tendría que permanecer fuerte o volvería al
mismo sitio de antes y ese era un sitio oscuro que Johnny no quería visitar
de nuevo.

—Me niego a dejar que me hagas sentir vergüenza de nuevo. Así


que voy a decir esto sólo una vez, Russell Bozeman. Mantente fuera de mi
vida.

El corazón de Russ se llenó de angustia cuando se quedó mirando el


espacio vacío de la puerta donde Johnny había estado hace un momento.
No tenía la menor duda de que había cometido el error más grande de su
54 vida. Si había estado equivocado sobre que Johnny era un fiestero, ¿en qué
más había estado confundido?

Las piernas de Russ se sentían tan temblorosas que se volvió a


sentar en el sillón. En las últimas doce horas, todo lo que pensaba que
sabía, había cambiado. Johnny ya no estaba en la escuela. Era paramédico.
Johnny no tenía una relación con Hank. Eran simplemente compañeros de
piso.

Esa fue una grande

Enorme.

Pero no tan grande como Johnny diciendo que le amaba.

Johnny le amaba.

Esas palabras resonaron en la cabeza de Russ hasta que empezó a


dolerle. ¿Cómo se podía haber perdido eso? ¿Estaba tan absorto en
asegurarse de no herir a Johnny que finalmente terminó hiriéndole? La
angustia que oscurecía los ojos azul claro de Johnny antes de alejarse era
algo que nunca olvidaría Russ. Él había hecho eso. Había ocasionado ese
dolor. Había cogido lo que debería haber sido una noche preciosa entre
ellos y lo convirtió en algo barato y sucio.

Johnny tenía razón. Era un idiota. Había cometido un error enorme


y ahora necesitaba saber cómo arreglarlo. Ni siquiera sabía si podría
arreglar lo que había estropeado, pero tenía que intentarlo. Johnny no
merecía menos que la total devoción de Russ y eso era lo que iba a hacer,
tanto si le gustaba como si no.

55
Capítulo 6

—De acuerdo —Chester Bailey dijo mientras sonreía a todos los


que estaban reunidos en la isla central de su cocina gourmet. —Esta noche
vamos a hacer una comida sencilla. Pastel de carne, puré de patatas, salsa,
guisantes y panecillos.

Johnny rió cuando Yancy sacó su labio inferior.

—¿Postre? —El enorme hombre preguntó con una voz suplicante


que haría sentirse orgulloso a un niño de cinco años. —Va a haber postre,
¿verdad?

—Sí, Yancy —Chester respondió con voz exasperada. —Vamos a


hacer tarta de manzana con helado de vainilla.

—¡Sí! —Yancy era de nuevo todo sonrisas. Dónde metía el hombre


toda lo que se comía era un misterio en Cade Creek que nadie había
conseguido resolver. Estaba en mejor forma que cualquier persona que
Johnny conocía y sin embargo comía como si no hubiese mañana. Johnny
se alegraba de no tener la factura de la comida de Yancy.

—¿Ha traído todo el mundo los artículos de su lista?

Johnny asintió. Ya que él y Hank eran compañeros de piso, era


lógico que fuesen de compras juntos. En la clase de cocina de Chester, se
convertían en un equipo, al igual que Yancy y sus dos maridos eran un
equipo. Sólo había espacio para otro equipo más ya que a Chester le
gustaba mantener sus clases reducidas, pero aún no habían aparecido.

—Disponemos de unos pocos minutos para que la clase empiece


56 —Chester dijo sonriéndoles. —¿Alguien quiere tomar algo mientras
esperamos que llegue el resto de la clase? —Cualquiera que mirase podía
ver la adoración en los ojos grises cuando miraba a su pareja. —Jack ha
hecho limonada casera para la clase de hoy.

Jack, la pareja de Chester, salió con una jarra transparente con


líquido amarillo. —Tengo que ir de puntillas a su alrededor. —Movió la
cabeza hacia su amante. —Aún tengo algunos ases bajo la manga, como
esta antigua receta familiar de limonada.

—Tomaré un vaso. —La limonada no era la bebida favorita de


Johnny, pero tampoco la odiaba. Además, Chester parecía malditamente
orgulloso de que Jack la hubiese hecho. ¿Cómo podía negarse?

—Maldita sea —Johnny dijo después de tomar un sorbo de la


limonada que Jack le pasó. Se quedó sorprendido por cuánto le gustó. —Es
realmente buena. ¿Qué le has puesto, Jack?

Jack sonrió. —Secreto de bombero.

—Vale —Johnny le sonrió. —Díselo a Hank para que lo pueda


hacer él en casa.

Los ojos verdes de Jack se iluminaron al reír. —Le deslizaré la


receta antes de que os vayáis.

—Genial. —Johnny tomó otro sorbo de limonada mientras miraba


el apartamento. Chester siempre daba sus clases en su apartamento. El
hombre tenía la cocina más fantástica que había visto jamás. —Es un sitio
genial, Jack.

—Fue diseñado totalmente por Chester. —La sonrisa de Jack se


hizo más amplia según miraba el apartamento abierto estilo loft, feliz.
—Sabía lo que quería. Fue junto a Mark Bozeman y los dos diseñaron un
espacio abierto que modernizaría el lugar sin quitarle el encanto.

—¿Mark Bozeman? —La alegría de Johnny de repente se evaporó.


57 Mark era el padre de Russ. Johnny había puesto todo su esfuerzo las
pasadas dos semanas en evitar cualquier cosa que tuviese algo que ver con
cualquier Bozeman. No necesitaba que le recordasen lo estúpido que había
sido. Sabía que en algún momento se encontraría con Russ o con algún
miembro de su familia. Sólo esperaba tener un poco de tiempo para sanar
antes de que ocurriese. —Es genial.

¿Qué más podía decir?

—La terraza es lo mejor —Jack dijo. —¿La has visto ya?

—No.

—Vamos. —Jack dejó la jarra de limonada en la isla central de la


cocina. —Te daré un tour.

Johnny rió por el entusiasmo de Jack y siguió al hombre a las altas


puertas dobles al otro lado de la habitación principal. Para ser jefe de
bomberos, el hombre estaba lleno de vitalidad. Imaginaba que Chester lo
disfrutaba, sin embargo.

Johnny se quedó con la boca abierta cuando Jack abrió las puertas
dobles, revelando la gran terraza con vistas a la calle. Estaban lejos de la
calle principal, pero Johnny podía ver el quiosco blanco en medio del
parque en el centro del pueblo.

—Es fantástico, Jack.

—¿Verdad? —Johnny escuchó y Jack le señaló las cosas especiales


que Chester hizo para hacer la terraza fantástica, como la estufa en la
esquina para poder estar afuera aunque hiciese frío. La enorme área de
asientos hizo que Johnny quisiese acurrucarse con un buen libro, una manta
y un amante.

Aunque no tenía un amante. Iba a tener que trabajar en eso ahora


que ya no esperaba que Russ sacase la cabeza de su culo.
Sorprendentemente, había un montón de hombres bien parecidos en Cade
Creek. ¿Seguramente podría enganchar a uno de ellos?
58 —La clase va a comenzar —Chester gritó desde dentro.

Johnny sonrió y dio la vuelta con Jack para entrar. Alcanzó las
grandes puertas dobles y el mundo cayó a sus pies. De pie en el centro de la
isla de la cocina estaban todos los estudiantes que se habían apuntado a la
clase de cocina de Chester… y Russ.

—¿Qué hace él aquí? —susurró.

—¿Quién? —Jack preguntó mientras pasaba su mirada de Johnny al


grupo en otro lado de la habitación.

—Russ.

—Oh, Russ y Sammy se apuntaron a la clase anoche.

Su corazón bombeaba tan rápido que su pecho le dolía. Johnny se


dirigió a la puerta. —Me tengo que ir.

—Hey, Johnny —Jack le agarró el brazo, evitando que cruzase


corriendo la habitación. En este punto, Johnny podría saltar el muro del
edifico. —¿Qué está mal?

—Dejé algo en el horno. —Era una excusa estúpida, pero la única


que se le vino a la cabeza en ese momento.

—Johnny.

—De acuerdo. —La cara de Jack estaba llena de preocupación.


—¿Quieres que consiga a Hank?

—No. Es sólo… —El estómago de Johnny dio vueltas cuando Russ


miró en su dirección y sus miradas se encontraron. Se quedaron mirando un
momento hasta que Russ se giró, riendo por algo que alguien dijo. La
garganta de Johnny se sentía apretada. —Sólo dile que surgió algo y tuve
que ir a casa.

—De acuerdo.

—Da las gracias a Chester. Le llamaré en un par de días.


59
Johnny ignoró a todos los que estaban en el centro de la isla y se
dirigió al armario del pasillo. Cogió su chaqueta y en un momento estaba
fuera de la puerta. Johnny no comenzó a respirar con más facilidad hasta
que sus pies pisaron la acera.

Una vez que comenzó a regresar a su apartamento, Johnny comenzó


a sentirse como un idiota. Aún permitía que Russ le amedrentase.
Concedido, sabía que esta noche no iba a superar su dolor de cabeza. Su
terapeuta se lo había explicado detenidamente. Pero estaría bien no tener un
ataque de pánico cada vez que veía al hombre o escuchaba su nombre.

No estaba helando fuera, pero Johnny estaba agradecido de haber


cogido su chaqueta. Retenía el ligero frío del aire. Johnny no supo hasta
que se mudó aquí el frío que hacía realmente en Cade Creek.

—Bien, bien, mira lo que ha traído el gato.

Johnny se quedó helado cuando una oscura sombra apareció frente


a él. Dio un paso hacia atrás, sólo para escuchar un ruido detrás de él. Tenía
miedo de apartar la vista del tipo frente a él. El malvado brillo en sus ojos
le dijo que buscaba causar problemas.

Y puso su mirada en Johnny.

—Hey, mira —Johnny levantó las manos mientras daba un paso a


la derecha. —No quiero ningún problema.

—No te voy a dar ningún problema —el tipo dijo mientras que
sacaba un cuchillo. —Danos tu cartera y todo tu dinero, y nos apartaremos
de tu camino.

Johnny no era estúpido. Alcanzó su bolsillo trasero y sacó su


cartera, pasándosela al tipo con el muy afilado cuchillo. Excepto por un par
de fotos, no había dentro nada sin lo que no pudiese vivir o que no pudiese
ser reemplazado con facilidad con una llamada de teléfono. El dinero no
valía su vida.

60 —Aquí, toma.

El tipo cogió la cartera, riendo cuando comenzó a registrarla,


tirando a un lado fotos y tarjetas de negocios para llegar al dinero.

Johnny intentó acercarse poco a poco a la acera para poder salir


corriendo y quizás poder escapar. Le cogieron por detrás, le giraron y le
empujaron al muro de ladrillos de Kapheri´s Koffee Korner. Johnny chilló
cuando su cara se raspó con el ladrillo, el duro ladrillo clavándose en su
mejilla.

—Déjalo ya, Brad —el tipo con el cuchillo dijo. —Sabes que es
uno de esos… —Lo que sea que el hombre fuese a decir fue cortado por un
áspero jadeo.

—¿Hay algún problema aquí?

Los ojos de Johnny se abrieron ampliamente y su corazón saltó de


felicidad. Conocía esa voz y, esta vez, estaba alegre de oírla. —Russ.

—¿Por qué no le dejas ir, Brad? —Russ dijo en una voz que
prometía cosas profundas y oscuras si no obedecía. —No querrías que
alguien confundiese esto por algo que no es.

—Ah, infiernos, Russ. Sólo estábamos jugando —dijo el hombre


que tenía a Johnny sujeto contra la pared. —No pretendíamos hacer ningún
daño.

Johnny le llamó mentiroso. Su cara no estaría presionada contra el


muro de ladrillo si no quisiesen hacerle daño. La gente que no tenía mala
intención no asaltaba a otros.

—Tanto si lo pretendías como si no, Jeff, no creo que Johnny esté


disfrutando este juego.

—No. —Johnny negó con la cabeza y la presión en su espalda se


aligeró. Se alejó del muro y se giró. El oscurecimiento de la cara de Russ y
su gruñido no le tranquilizaron. —¿Qué?
61 —Estás sangrando —dijo Russ.

Johnny tocó su mejilla y sus dedos se humedecieron. Su mente


pareció girar por el caos cuando se quedó mirando el rojo de sus dedos. No
había mucho, pero infiernos, estaba sangrando.

Johnny estrechó su mirada hacia el hombre que estaba frente a


Russ. Se adelantó y agarró su cartera, tomándola de regreso. Levantó su
mano. —Me gustaría que me regresases mis cincuenta dólares también.

—¿Qué cincuenta…? ¡Ouch! —el tipo se agarró la parte de atrás de


su cabeza donde Russ le había golpeado. —¿Por qué has hecho eso, Russ?

—Devuelve su dinero a Johnny, Jeff.

—Oh hombre —Jeff buscó en su bolsillo y sacó el fajo de dinero


que había robado de la cartera de Johnny.

Johnny lo cogió cuando el hombre se lo tiró. —Daría las gracias,


pero es mi dinero.

—Ahora las fotos —Russ dijo señalando a las cosas que Jeff había
sacado de la cartera de Johnny y tirado al suelo. Cogió a Jeff de la nuca y le
empujó hacia las fotos. —Recógelas y dáselas de nuevo a Johnny.

Jeff resopló, pero hizo lo que le dijo Russ, inclinándose para coger
las fotos que había tirado. Johnny dio un pequeño grito cuando fue a
cogerlas y Jeff la sostuvo, causando que una foto se rompiera en dos.
—Oh, lo siento.

Las fosas nasales de Johnny se inflaron con furia mientras miraba al


tipo directamente a la cara. Lo había hecho a propósito. Johnny podía verlo
en sus ojos. No pensaba que pudiese hacer nada.

Su corazón se estremeció de angustia al mirar a la foto rota. Era una


de las pocas fotos que tenía de su madre. Estaba sentada en un columpio,
Elliot a un lado de ella y Johnny al otro. Ella sonreía a la cámara. Fue al
poco de casarse con Andrew y aún creía que era un buen hombre. Había
62 sido muy feliz.

Johnny gruñó y se acercó, golpeando a Jeff en la nariz.


—¡Tú mierda! —Enloqueció y miró como salía sangre a borbotones
de la nariz de Jeff mientras que el tipo se agarraba la cara.

—¡Me has golpeado! —Jeff gritó.

—Era una de las pocas fotos que tenía de mi madre —Johnny


levantó el puño, preparado para golpear al hombre de nuevo. Jeff se apartó
y corrió detrás de Russ. Cobarde. Siempre sorprendía a Johnny cómo la
gente podía ser matones cuando les guardaban las espaldas los amigos,
pero cuando se enfrentaban con una verdadera fuerza, se convertían en
unos cobardes y huían.

O escondían, como en este caso.

—Voy a llamar al sheriff —gritó Jeff. —Va a encerrar tu culo.

Johnny sacó su celular del bolsillo y lo sostuvo. —¿Por qué no


llamamos al sheriff y vemos a quien arresta primero? ¿Al hombre que fue
atracado y se defendió o al hombre que le atracó?

Jeff se quedó mirando al teléfono como si fuese a morderle. —Me


tengo que ir.

Johnny se quedó realmente sorprendido de lo rápido que Jeff y Brad


salieron. —Sabes, si pusieran tanta energía en algo útil, podrían hacer algo
con sus vidas.

—Jeff y Brad han dado problemas desde que usaban pañales —dijo
Russ—. No creo que vayan a cambiar pronto.

—Sí, probablemente no. —Johnny se quedó mirando los dos trozos


de su foto un momento, pasando su pulgar ligeramente por la cara de su
madre. Dios, aún la echaba de menos. Suspirando, Johnny introdujo los dos
trozos en su cartera y la puso de nuevo en su bolsillo.

Cuando levantó la mirada, Russ estaba mirándole atentamente, sus


63 ojos color caramelo estaban oscuros, ilegibles. Johnny tragó duro y esquivó
su mirada. Esperaba que Russ no fuese a hacer una escena.
—Gracias por… —Johnny ondeó su mano abstraídamente. —Eso.

Russ se le quedó mirando un momento como si intentase averiguar


algo. Cuando habló, su voz carecía de cualquier emoción. —Me alegra
haber estado aquí para ayudar —asintió Russ. —Cuídate, Johnny.

Johnny parpadeó desconcertado cuando Russ simplemente fue a su


camioneta. Desbloqueó y abrió la puerta, cogió algo de dentro y luego
cerró la puerta y la bloqueó de nuevo. Ni siquiera se giró para mirar a
Johnny y regresó al edificio de apartamentos de Chester y desapareció al
subir las escaleras.

—Eso fue… raro. —Johnny se sintió desestabilizado y se giró para


regresar a su apartamento. No comprendía lo que había ocurrido, a parte
del hecho de que Russ había sido increíblemente educado y distante. Había
sido muy distante.

Johnny había pedido eso, pero ahora que lo tenía, no estaba seguro
de que fuese lo que quería. Y si eso no le hacía hipócrita, no sabía qué lo
haría. Sentía que su relación con Russ, si podía llamarla así, era como un
gran jodido viaje en la montaña rusa. Sólo que no sabía si quería bajarse de
la montaña rusa o dar otro viaje.

Johnny apenas pudo suprimir su gruñido cuando Russ y Mitch


entraron en Kapheri´s Koffee Korner donde estaba tomando un café con
Hank y algunos de la estación de bomberos. Russ salió para torturarle. Era
tan simple como eso. El viaje en la montaña rusa se estaba convirtiendo en
un tren aproximándose.

Russ aparecía en cualquier sitio al que Johnny iba. Si iba a almorzar


al Cade Creek Café, Russ iba a por una hamburguesa. Si iba a clases de
cocina, Russ estaba allí. Si iba al mercadillo, aparecía allí. Infiernos, el tipo
incluso comenzó a ir a la iglesia y se sentaba en la misma fila que Johnny,
la cual misteriosamente parecía estar siempre vacía, sin importar dónde se
64 sentase Johnny.

Era una conspiración. Tenía que serlo. No había otra forma de que
Russ pudiese saber tanto del itinerario de Johnny. Bueno, no a menos que
alguien hubiese empujado un dispositivo de seguimiento en su culo, y no
había tenido ninguna acción desde que durmió con Russ.

No importaba cuánto lo intentó.

Fue al bar unas cuantas veces en el último mes y no consiguió ni un


bocado. Era como si le rodease una enorme burbuja que nadie cruzaba. En
este punto, dudaba poder conseguir una cita con una cortadora de hierbas.

—Hey, Russ, Mitch. —Hank gritó, levantando la mano al aire.


—Uniros a nosotros.

¡Dios, no!

Johnny gruñó cuando los dos hombres saludaron con la mano y


fueron a la mesa después de conseguir su café. Russ no se sentó al lado de
Johnny, sino al otro lado de la mesa. Había no menos de cuatro hombres en
la mesa entre ellos, y Johnny sentía como si Russ prácticamente estuviese
encima de él.

Su pecho dolía con la necesidad de correr en busca de aire fresco.

Johnny agarró su café y se levantó. —Vuelvo a la estación. —No


esperó a que nadie dijese nada, salió toda apresurado de la cafetería.

—Hey, Johnny, espera un momento.

Mierda.

Johnny paró, apretando los ojos cuando escuchó la voz de Russ.


Presionó su mano en su pecho, deseando poder respirar.

—Hey, me alegra haberte alcanzado. —Russ dijo por detrás de él.

Johnny abrió los ojos y fingió una sonrisa en su cara. —¿Qué


ocurre?
65
—Elliot quería saber si podrías cuidar de los niños este sábado
sobre las seis. Él y Mitch quieren salir a cenar.

—Oh, sí —Johnny se relajó. Esta era una conversación


perfectamente inocente. No tenía sentido estar tenso porque Russ estuviese
allí mirándole con sus grandes ojos color caramelo. —Supongo que puedo
hacerlo.

—Genial. Tengo planes que de lo contrario no podría hacer.

¿Planes?

—No importa. —¿Por qué Johnny de repente sentía que quería


morder algo?

—Gracias. Se lo diré a Elliot. Cuídate, Johnny.

Johnny esperaba que Russ dijese algo más, por lo que se quedó un
poco confundido cuando el hombre se giró y regresó a la cafetería. Una vez
más se quedó de pie allí sintiendo que había comprado un ticket para dar un
viaje en la montaña rusa.

Johnny golpeó a Henry en la cadera y miró a Elliot hacer un lío por


su pelo. —Te ves bien. Mitch va a pensar estás magnífico.

—Lo sé —dijo Elliot y cogió un mechón de pelo de su frente y lo


echó para atrás. —Pero quiero verme perfecto. No salimos muy a menudo.
Mitch incluso lleva sus botas buenas.

Eso era muy grande. Mitch sólo llevaba sus botas buenas a la
iglesia y a actos sociales especiales, como bodas y cosas así.

—¡Elliot!

—¿Qué? —Elliot se giró y miró a Johnny.

—¿Mitch te ama? —Todo el mundo en Cade Creek ya sabía la


respuesta a esa pregunta. Infiernos, el hombre en la luna probablemente
66 sabría la respuesta. La sonrisa de Elliot siempre que veía a Mitch era lo
bastante brillante para ser vista desde esa distancia.
Elliot frunció el ceño. —Por supuesto.

—Entonces deja de preocuparte. Va a amar pasar el tiempo contigo


sin importar lo que lleves puesto o como tengas tu pelo.

—Sí. —Elliot comenzó a sonreír. —Tienes razón.

—Duh. —Johnny sonrió y Elliot rio. Misión cumplida. —Ahora,


sal antes de que el hombre decida ponerse a arar algo.

Johnny siguió a Elliot por las escaleras a la planta principal. Se


quedó con Henry y Hannah en el porche de la entrada y vieron como Mitch
ayudaba a Elliot a entrar en su camioneta y luego salían. Conseguir que
Elliot fuese a una cita era más duro que sacarte un diente. El hombre se
preocupaba por la cosa más pequeña. Pero era parte de lo que hacía a Elliot
tan especial.

—¿Qué os parece si hacemos la cena? —preguntó llevando a los


niños de nuevo a la casa. Una vez que estaba en la cocina, Johnny puso a
Henry en su trona y luego ayudó a Hannah en su silla de bebé.

Por suerte para Johnny y los niños, si no querían comer comida


envenenada, Elliot había cocinado antes de irse. Todo lo que Johnny tenía
que hacer era limpiar los platos.

—Yumm. —Johnny dijo al levantar la tapa de la cacerola.


—Macarrones con queso.

Al menos era casero… con pasta de formas de dinosaurios.

Johnny cogió dos platos y puso un poco de la pasta con queso en


cada plato. Añadió la fruta troceada que Elliot dejó fuera y llevó los platos
a los niños. Cuando los dos comenzaron a comer, regresó al frigorífico y lo
abrió, preguntándose si habría comida para un adulto dentro.

Cogió un envase de yogurt de fresa y unos palitos de zanahoria. No


67 era su idea de una buena comida, pero estaba mejor que la pasta con queso.
Johnny había tomado suficientes macarrones con queso en su vida. Dudaba
que alguna vez se convirtiese en una de sus comidas favoritas.

Johnny cerró la puerta del frigorífico… y chilló.

Russ simplemente elevó una ceja como si no hubiese asustado a


muerte a Johnny. —¡No hagas eso!

Russ sonrió de satisfacción.

Idiota.

—¿Qué he hecho? —Russ preguntó fingiendo inocencia.

—No me asustes así.

La oscura ceja de Russ se arqueó sobre su rostro. —¿Te gustaría


que llevase campanas?

—Sí —Johnny le pisó el pie.

Russ rio y empujó la puerta. —Eres lindo cuando te comportas


como un mocoso. —Dijo pasando junto a Johnny como si no pasara nada.

—¡Y no soy un mocoso! —Para cuando Johnny giró y gritó las


palabras, veía la espalda de Russ mientras que el hombre se alejaba.

—Mocoso —gritó Russ sobre su hombro sin girar la cabeza.

Bastardo.

Johnny levantó la tapa de su yogurt y comenzó a comerlo mientras


miraba la puerta por la que había desaparecido Russ.

Él no era un mocoso.

68
Capítulo 7

Russ se desvistió rápido y se metió en la ducha. Inclinó su cabeza


hacia adelante y dejó que el agua caliente fluyese sobre su cabeza, rogando
que borrase la imagen de Johnny enojado. Era posiblemente la cosa más
sexy que había visto en mucho tiempo, en al menos un mes.

Si no estuviese intentando tan duro ganarse de nuevo el corazón de


Johnny, le haría enfadarse más a menudo. El sonrojo que había llenado las
mejillas de Johnny le había dado un brillo rosado que le hizo verse más
vivo y vibrante que nunca. Si Johnny pusiese toda esa energía en su vida,
sería imparable.

El pisotón fue adorable.

Dios, si pudiese conseguir que Johnny llevase esa alegría de vivir a


la habitación, nunca saldría. Sólo pensar en el sonrojo de las mejillas de
Johnny convirtió su ya semidura polla en tubo de acero. Russ gimió cuando
alcanzó y palmeó su erección, apretando hasta que dolía.

Bueno, ya dolía pero por una razón enormemente diferente. Johnny


le estaba volviendo loco. Había pasado la mayor parte de las últimas cinco
semanas insertándose en la vida de Johnny en cada oportunidad, incluso
yendo tan lejos como seguir al hombre y tropezar con él.

Y Johnny aún no le daba ni la hora del día. Concedido,


intercambiaban cortesías cuando era requerido, pero salía tan pronto como
podía hacerlo educadamente. A menudo, Russ se encontraba persiguiendo a
Johnny sólo para pasar un momento más en su presencia.

69 Las noches eran lo peor.

Johnny no había estado en su cama antes, pero saber que quiso estar
allí, tenía a Russ en un estado constante de excitación. No creía haber
tenido su polla tranquila en semanas, sin importar que se masturbase todas
las noches fantaseando con Johnny.

Esta noche no sería diferente. Russ presionó su mano libre en la


pared de la ducha y comenzó a acariciar la longitud de su dura polla desde
la base hasta la punta y repetía, una y otra vez de nuevo, apretando,
acariciando, restregando su pulgar por la corona.

Su respiración se entrecortó cuando sus fuertes caricias aumentaron


de velocidad. Russ se apoyó en la pared de la ducha tras él, apoyándose
para alcanzar a acariciar sus bolas. En su mente, se imaginaba los finos
dedos de Johnny acariciando su saco, arrastrando sus uñas por su sensible
piel.

A Russ le gustaba el sexo un poco rudo, otra razón por la que había
intentado tan duro mantener la distancia entre Johnny y él. No creía que el
hombre estuviese preparado para sus gustos en el sexo. Ahora pensaba
diferente.

Si pudiese conseguir que Johnny hiciese más que mirarle.

Russ acarició un poco más duro, su alto gemido hizo eco en el


cuarto de baño como un proyectil atravesando una pared. Su cuerpo se
tensó, sus músculos se apretaron como si cada nervio de su cuerpo fuese
electrificado por el placer disparado por su sistema.

—¡Joder, Johnny! —La cabeza de Russ golpeó la pared alicatada


cuando se vino, su polla disparando cuerdas de semen y mezclándose con
el agua caliente que rociaba su piel. Russ se desplomó en la pared y dio a
su sensible polla unas pocas caricias más largas y relajadas. Fue
sorprendentemente corto, pero infiernos, estuvo genial.

Russ se situó bajo la ducha de nuevo, mojándose el pelo antes de


70 alcanzar el champú. Necesitaba dejar de hacer esto. Iba a empezar a tener
callos en su polla de tanto masturbarse fantaseando con Johnny.
Johnny en sus rodillas.

Johnny chupando su polla.

Johnny inclinado en cualquier superficie plana.

Básicamente, Johnny.

Sabía que si consiguiese llevar a Johnny a su cama, podría volver a


pensar de nuevo. Y no porque supiese que el sexo sería impresionante.
Necesitaba sostener a Johnny, tumbarse junto a él y oler al hombre.

Cogió la botella de gel y vertió un poco en la esponja vegetal que


estaba colgada en la ducha. Mientras se frotaba el cuerpo, su mente vagó de
nuevo a pensamientos sobre Johnny. Dudaba que sus pensamientos se
hubiesen apartado de Johnny en semanas, puede que meses. El hombre
captó su atención hace un año cuando llegó por la noche. Sus ojos azul
claro estaban llenos de temor, pero su mandíbula estaba apretada con un
tozudo orgullo que llamó a los instintos más básicos de Russ.

Sabía que si conseguía que Johnny le aceptase, serían invencibles.


Convencer a Johnny de que no era un monstruo iba a ser más duro que
aceptar cómo era. Russ hace mucho que aceptó las cosas que le gustaban.
Desear a un hombre tan abusado cuando disfrutaba del lado más rudo del
sexo era como intentar golpear la marea con un matamoscas.

Russ se lavó el pelo y se lo aclaró. Cerró el agua y cogió una toalla.


Intentó con poco entusiasmo secarse el pelo. Johnny estaba abajo, y aunque
planease salir, Russ quería otro vistazo de su preciosa cara. Permanecer la
noche en el bar no era algo que esperase con ansias, pero si quería que su
plan funcionase, tenía que desaparecer.

Pagar una cena romántica para dos para que Mitch y Elliot saliesen
fue un golpe de genialidad. Esto garantizaba que Johnny estuviese en la
casa cuando Russ viniese del campo. También garantizaba que Johnny
71 pensase en Russ recién salido de la ducha bastante tiempo después de que
saliese hacia el bar. Si jugaba bien sus cartas, Johnny aún estaría pensando
en él cuando regresase en unas horas.

Russ se puso un par limpio de vaqueros, asegurándose de que eran


unos que se ajustasen a sus musculosos muslos. Tuvo que tomar aire para
poder abrocharlos, y respirar era opcional hasta que se aflojaran un poco,
pero envolvían su culo como una segunda piel. Una camiseta de tirantes
blanca y una camiseta de franela roja con las mangas arremangadas
mostraban los abultados músculos de sus brazos. Su sombrero de Cowboy
y sus botas completaban el resto de su conjunto.

Russ sonrió mientras que se salpicaba colonia. No quería que


Johnny se enojase con él, pero un poco de celos no hacía ningún mal a
nadie. Quizás si Johnny pensaba que alguien estaba interesado en él, el
hombre le reclamaría suyo.

Siempre podía tener esperanza.

Después de revisarse en el espejo una última vez, Russ salió. Podía


escuchar a los niños hablar mientras bajaba las escaleras. Con una pequeña
sonrisa en su cara, Russ entró en el pequeño rincón del desayuno y se
agachó para dar un beso a cada niño en la cabeza. Cuando levantó la vista,
los ojos de Johnny se habían reducido a furiosas rendijas.

¡Jodidamente fantástico!

Russ se colocó el sombrero en la cabeza y le dio un pequeño golpe


en el borde. —Volveré más tarde. Sé bueno, Johnny.

—¿A dónde vas?

No pudo hacer nada para evitar la sonrisa en su cara cuando se giró.


—Fuera.

Russ lo dejó así y salió de la cocina. Escuchó algo golpear en la


mesa, pero se resistió a ir. Ahora que había metido la idea en la cabeza a
72 Johnny, había que dejarlo supurar. Puede que cuando regresara, Johnny
estuviese preparado para hablar.
Había un decidido movimiento en el paso de Russ cuando caminaba
a su camioneta. Subió y arrancó el motor. Cuando comenzó a alejarse, Russ
vio las cortinas del frente moverse, la oscura sombra de una cabeza
oscureciéndolas.

Sí, Johnny estaba celoso.

Russ no podía esperar a llegar a casa. Desearía no tener que salir


ahora, pero era parte del plan. Después de hablar con Elliot, Mitch y Hank,
y explicarles lo absolutamente idiota que había sido, vinieron con un plan
para ayudarle a recuperar a Johnny.

La parte principal del plan era hacerse el duro mientras que aparecía
continuamente en frente del hombre. Johnny había decidido cortar sus
emociones en lo que concernía a Russ. Russ necesitaba romper el muro que
el hombre había levantado entre ellos. Necesitaba mostrar a Johnny que era
querido, necesitado, incluso amado. Necesitaba mostrar a Johnny que
estaría allí para él contra viento y marea.

Necesitaba…

Russ se sobresaltó y sacudió la camioneta a un lado de la carretera


cuando el coche del sheriff llegó desesperado por la esquina y le pasó a
gran velocidad. Russ vio las centelleantes luces rojas y azules desaparecer
en su espejo retrovisor.

Infiernos, el Sheriff Riley conducía como alma que lleva el diablo.

Russ negó con la cabeza y comenzó a llevar la camioneta de nuevo


a la carretera cuando otro vehículo de policía con las luces encendidas vino
sonando por la esquina. Esta vez cuando vio las luces apagarse a la
distancia, una sensación de frío comenzó a agarrarse en sus tripas,
creciendo más frío y más grande cuando una ambulancia apareció por la
esquina y marchó en la oscuridad detrás de los otros dos vehículos.
73 ¡Joder!

Russ giró la camioneta y pisó el acelerador, saliendo a toda


velocidad de regreso a la granja. A la mierda el plan. Necesitaba asegurarse
que su familia estaba a salvo. Podía salir con cualquier excusa más tarde,
después de que su corazón dejase de intentar salir de su pecho.

Si le ocurriese algo a Johnny o a alguno de los niños, no se lo


perdonaría por dejarles solos. Se debería haber quedado y haberles
protegido. Johnny no era un luchador y los niños… bueno, eran sólo bebés.

Russ sintió su corazón dejar de latir cuando iba por el camino de la


entrada y descubrió todas las luces en frente de su casa. Se detuvo en el
césped y se lanzó a estacionar la camioneta, apagó el motor y sacó las
llaves mientras abría la puerta. Salió y se dirigió a la casa a un paso rápido.

Sus pasos se ralentizaron cuando vio a un oficial frente a su


vehículo, esposando a alguien mientras le leía sus derechos. Russ se acercó,
construyéndose un furioso gruñido en su pecho cuando reconoció al
hombre esposado.

Brad Murkily.

Russ miró hacia la casa. ¿Dónde estaba Jeff? Brad y Jeff nunca iban
solos a ningún sitio. Eran como los hermanos unidos por la cadera. Hacían
todo juntos, incluido meterse en problemas. Cruzó corriendo el resto del
patio y subió los escalones. Estuvo a punto de arrancar la puerta mosquitera
de las bisagras cuando tiró de ella para abrir. Parecía que todas las luces de
la casa estaban encendidas cuando dio un paso dentro. Su mirada revisó la
habitación en un abrir y cerrar de ojos. Había un paramédico sentado en el
sillón con Henry y Hannah, que estaban sentados en silencio, con lágrimas
en sus pálidas mejillas.

—¿Están heridos, Terry? —Russ apenas pudo decir las palabras.


Sabía que necesitaba averiguar si los niños estaban bien antes de buscar a
Johnny. Los niños tenían que venir primero.

74 El paramédico saltó como si no esperase que hubiese alguien allí.


Cuando vio a Russ, negó con la cabeza. —No, hombre —Terry respondió.
—Pero están asustados.
—¿Ha sido asegurada la casa?

Terry asintió. —Sí. El sheriff la revisó cuando llegó.

Russ dejó salir el aire aliviado. No quería mandar a Terry y a los


niños arriba si todavía pudiese haber algún peligro, cualquiera que fuese el
peligro que había. —Sus habitaciones son las dos puertas de la izquierda en
la parte de arriba. ¿Por qué no les llevas allí mientras que encuentro a
Johnny?

El paramédico asintió, cogió a Henry en sus brazos y dio la mano a


Hannah. —Está en la cocina con el sheriff.

Russ paró para dar a cada niño un abrazo y unas palabras para
calmarles que probablemente no comprendían, aunque sí el tono suave en
la voz de Russ. —Subiré tan pronto como haya visto a Johnny y hablado
con el sheriff.

Y averiguase qué infiernos había ocurrido.

Russ esperó a que Terry desapareciese por las escaleras con los
niños y se dirigió a la cocina. Todo el temor y la ira que había mantenido
controlado explotaron cuando entró en la cocina y vio la venda manchada
de sangre en la frente de Johnny. Únicamente apretando los dientes y
cerrando las manos en puños Russ pudo evitar gritar.

—Johnny.

Johnny levantó la cabeza. Sus ojos inundados con lágrimas de terror


brillaron aliviados cuando Russ abrió los brazos al hombre. Johnny saltó de
su silla y cruzó la habitación, arrojándose a los brazos de Russ. Russ le
estrechó tan cerca como dos personas podían aún con sus ropas puestas.

—Estoy aquí, bebé —dijo en la cabeza de Johnny. —Estoy aquí.


No voy a ningún sitio.
75 Todo lo que estuvo fuera de la casa fueron como diez minutos.
¿Qué pudo haber ocurrido en ese lapso de tiempo? Russ mantuvo a Johnny
presionado en su pecho y levantó los ojos para mirar al sheriff.

—¿Qué ha ocurrido?

76
Capítulo 8

Johnny sabía que no debería estar tan aliviado de ver a Russ, pero lo
estaba. Sabía que no debería estar tan feliz de escuchar las palabras
tranquilizadoras de Russ, pero le tranquilizaban como nada más lo hacía.
Especialmente sabía que no debería estar en los brazos del hombre, pero no
planeaba moverse a menos que se viese forzado.

Desde que escapó de su padrastro no había estado tan asustado. Era


una sensación helada que no quería volver a experimentar. Pensaba que
había dejado esa profunda desesperación atrás hasta esta noche. No hacía
más que un par de minutos que Russ se había marchado antes de que los
dos hombres le atacaran.

—Aún estamos intentando averiguarlo, Russ —dijo el sheriff.


—De lo que hemos entendido de Johnny hasta el momento, estaba aquí
dando la cena a los niños cuando escuchó algo en la otra habitación. Como
sabía que estaba solo en la casa con los niños, fue a investigar cuando fue
asaltado por dos hombres.

Al escuchar al sheriff decir eso sintió el estómago de Johnny


agitarse.

Sus ojos se redondearon cuando Russ le agarró de los brazos y le


obligó a separarse lo necesario para poder mirarse a los ojos. —¿Estás bien,
Johnny? —Los ojos de Russ se fueron a la venda con sangre en la frente de
Johnny. —¿Qué ha ocurrido?

—Uno de ellos me golpeó. Cuando caí, me golpeé con la esquina de


la mesita de café en la cabeza. —Johnny frunció el ceño al recordar algo
77 más. —Fueron esos dos tipos que intentaron atracarme hace unas semanas.

Russ asintió. —Reconocí a Brad afuera. Marc estaba esposándole.


—Algo oscuro y peligroso centelleó en los ojos de Russ. —No he visto a
Jeff.

El sheriff apretó los labios. —Se escapó.

—¿Cómo? —Russ gruñó.

—Huyeron cuando los niños comenzaron a llorar. —Johnny dijo.


—No creo que esperasen que estuviesen aquí.

—Cogimos a Brad saliendo a escondidas del granero —respondió


el Sheriff Riley. —He dado el aviso a los agentes de que busquen a Jeff.

—¿Cómo habéis conseguido llegar aquí tan rápido? —Russ


preguntó mirando al sheriff.

El sheriff sonrió. —Lo creas o no, Hannah llamó al 911. Dijo que
su hermano estaba gritando y dijo que dos hombres estaban haciéndole
daño y dijo al operador su nombre completo para que pudiesen venir a
salvar a su hermano mayor.

Johnny estaba tan orgulloso de ella que no pudo evitar sonreír, aún
cuando su cabeza latía como si una campana sonase en su cráneo. Elliot y
Mitch trabajaron con los niños en caso de que surgiese una emergencia
alguna vez. Parece que mereció la pena.

—Cogeremos a Jeff, Russ. —Los ojos de Russ se estrecharon.

—Eso espero.

Johnny se quedó sorprendido cuando Russ gruñía y al momento


paró. Russ era el tipo de hombre que podía dejar de gruñir realmente bien.
Era bastante sexy también, no es que Johnny fuese a admitir nunca eso al
hombre. Nunca iba a ir ahí.

De hecho, se había permitido un pequeño momento para estar en los


78 brazos de Russ, un lugar en el que siempre se sintió seguro, pero era
suficiente. El hombre ya pensaba que era un cobarde. Johnny no necesitaba
añadir más.

Johnny plantó sus manos en el pecho de Russ y se alejó… Sólo para


gruñir cuando fue llevado al pecho de Russ una vez más. —Russ.

—Hush, bebé—, Russ dijo y dio un golpecito en la espalda de


Johnny. —Estás interrumpiendo al sheriff.

¿De verdad?

¿Iba a salir con eso?

Las cejas de Johnny se dispararon a la parte superior de la frente


cuando Russ se inclinó y plantó un beso en sus labios antes de volver a
hablar con el sheriff. Sintió como si se hubiese bloqueado, sin poder pasar
de una simple idea.

Russ le había besado.

Ni siquiera discutió cuando Russ le llevó al salón. En vez de ir al


sillón como Johnny habría esperado, considerando que había dos, Russ fue
a uno de los reclinables individuales y llevó a Johnny a su regazo después
de sentarse. Cuando Johnny intentó levantarse, Russ simplemente reforzó
los brazos, manteniendo a Johnny bloqueado en el sitio.

El sheriff sonreía divertido cuando les pasó y se sentó en el sillón.

—¿Dónde están los niños? —Johnny preguntó, mirando alrededor.

—Pensé que sería mejor que no estuviesen aquí para esto —dijo
Russ. —Hice que Terry les llevase arriba a sus habitaciones.

Johnny suspiró aliviado. —No creo que viesen nada, pero me


escucharon gritar. Tienen que estar aterrorizados.

—¿Alguien ha llamado a Elliot y Mitch?

79 Johnny asintió. —Yo les llamé. Dijeron que venían directos a casa.

—Bien. Elliot nos arrancaría la piel si no le llamase nadie. —Russ


parecía satisfecho con la respuesta de Johnny, pero aún había ira ardiendo
en sus ojos cuando los dirigió al sheriff. —¿Qué va a ocurrir con Jeff y
Brad?

—He hecho que Agnes ponga una orden de búsqueda en Jeff y


tengo a uno de mis agentes yendo a hablar con su padre para ver si
podemos localizarle. Mientras tanto, Brad va a ser llevado a la estación y
arrestado por allanamiento de morada y asalto. —El sheriff dio a Johnny
una mirada que le hizo bajar los ojos —después de que vaya al hospital.

Russ elevó una ceja.

—Le golpeé con el atizador de la chimenea —Johnny admitió.

Russ sonrió. —Bien.

El sheriff cambió a una página limpia de su libreta y miró a Johnny


y a Russ. —¿Dijiste algo de que Jeff y Brad te atracaron? Si podemos
establecer una conexión ahí…

—Hace un mes, me apunté a una de las clases de cocina de Chester.


—dijo Russ. —Me olvidé algo en la camioneta. Johnny había estado en la
clase, pero tuvo que salir antes. Cuando salí, vi a Jeff y Brad acosando a
Johnny. Me acerqué e hice que devolviesen a Johnny su cartera y el dinero
que le habían robado y luego huyeron.

—¿Eso es todo lo que ocurrió?

Johnny apretó los labios al pensar en la foto que uno de los hombres
había roto. No tenía sentido decírselo al sheriff. Era sólo una foto. Pero,
para Johnny, era una de sus más preciadas posesiones. Habría dado cada
centavo de su cartera para mantener esa foto intacta.

—Jeff rompió una foto de la madre de Johnny.

Johnny miró a Russ. ¿Lo sabía?


80
—Hice que Hank me la consiguiese y la mandé a un especialista en
restauración para intentar recuperarla —Russ continuó. —Con suerte,
sabremos más en un par de semanas.

Johnny inhaló despacio y temblorosamente. —¿Estás intentando


repararla? —Ignoraba totalmente el hecho de que Russ hubiese mandado a
Hank robar la foto rota. No parecía importante en ese momento.

Russ sonrió amargamente y acarició con sus dedos el pelo de


Johnny antes de descansarlos en su nuca. —Sé cuánto significaba esa foto
para ti, bebé. El tipo con el que hablé no estaba muy confiado en poder
arreglarla, pero dijo que lo intentaría.

—¿Hiciste eso por mí?

Algún tipo de luz interior centelleó en los ojos color marrón


caramelo de Russ cuando fijó su mirada en Johnny. —No puedo pensar en
mucho que no haría por ti, Johnny.

Oh chico…

Johnny se mojó los labios, notando abstraídamente la polla que se


endurecía bajo su culo y le golpeaba a través de los vaqueros ajustados de
Russ. No sabía cómo responder a ese estado. Russ pareció despreciar todo
lo que hacía durante mucho tiempo. ¿Cómo podía estar seguro de que el
hombre iba en serio esta vez?

—¿Si es cierto por qué te avergüenza estar conmigo? —Eso era lo


que más le dolía. Desde lo más profundo de su alma, reclamaba la
respuesta. Necesitaba saber qué era lo que alejaba a Russ cada vez que
parecían estar cerca. —¿Qué es lo que he hecho para alejarte? Dímelo y no
lo volveré a hacer.

Incluso consideró renunciar al sexo, si eso era algo que Russ no


quería.

—Oh, bebé, no. —Los grandes brazos de Russ enjaularon a Johnny


81 cuando el hombre se puso de pie y salió de la habitación. No paró hasta que
estaban en la cocina. Russ dejó delicadamente a Johnny en la encimera y se
situó entre sus muslos.

Johnny gimió cuando el muy impresionante bulto de Russ


presionaba contra la cumbre se sus muslos. Todo lo que les separaban eran
dos finas piezas de tela. Muy finas. Johnny podía sentir el calor que Russ
desprendía como una pared de vapor.

—Russ, ¿qué…? —Las palabras de Johnny murieron bajo la


embestida de un beso que le abrasó hasta los dedos de los pies. Agarró un
trozo de la franela roja que cubría el pecho de Russ, la agrupó en sus manos
y se hundió en el abrasador beso. Envolvió sus piernas alrededor de los
amplios muslos de Russ, intentando evitar que el hombre fuese a ningún
sitio excepto donde estaba.

Maldita sea, era bueno.

Russ no besaba. Le consumía, le conquistaba. No tomaba


prisioneros. Johnny ansiosamente abrió su boca y permitió al hombre
entrar, su lengua tentativamente tocando la de Russ y después trazando el
apéndice cuando el hombre no protestó.

Cuando unos poderosos dedos se clavaron en las mejillas de su


culo, Johnny jadeó. No porque le doliese, sino porque dolía por más. Cada
punto de contacto ardía como si un atizador caliente presionase en su piel.

La barba en las mejillas de Russ arañaba la cara de Johnny mientras


el hombre profundizaba el beso, sus brazos rodeando con fuerza el cuerpo
del chico, sus dedos clavándose profundamente para dejar moratones.
Johnny abrió más ampliamente la boca y la lengua de Russ se sumergió,
chupando y explorando.

Besar a Russ hizo hormiguear su estómago y a su corazón latir más


rápido. Hizo que sus pulmones jadeasen en busca de aire y aún no querer
que terminase nunca.
82 Johnny gimió cuando Russ se apartó de él. Quería seguir besándole.
Las manos de Russ se deslizaron por los laterales de Johnny, y le abrazó,
llevando su cuerpo más cerca antes de subir a sujetar su cara.

—Nunca he estado avergonzado de ti, Johnny. —La voz de Russ


estaba ronca, ayudando a transmitir la verdad de sus palabras ya
temblorosas por la necesidad reprimida. Sus ojos color caramelo siguieron
el movimiento de su pulgar que acariciaba delicadamente la curvatura de la
mejilla de Johnny. —Creo que eres casi perfecto y lo pienso desde la
primera noche que te vi.

—¿Entonces por qué…? —El pulgar de Russ presionó los labios de


Johnny y lo pasó por el rechoncho borde.

—¿Por qué he mantenido la distancia?

Johnny asintió, pero sólo ligeramente. Quería saber esa respuesta a


esa pregunta más de lo que quería respirar, pero tampoco quería
desprenderse del pulgar de Russ.

—Estaba asustado. —Russ rio, sus mejillas llenándose de un


pequeño color cuando Johnny elevó las cejas. —Las cosas que me gustan,
Johnny… no son para todo el mundo. Y cuando apareciste aquí, te habían
dañado tanto. No quería añadirme a eso.

Johnny frunció el ceño, confundido. Russ nunca le haría daño.


Estaba tan seguro como que el sol saldría a la mañana. —No lo comprendo.

Inhaló de forma brusca cuando los dedos de la otra mano de Russ


cavaron en las mejillas de su culo.

—¿Lo sientes? —Russ susurró ásperamente.

Johnny asintió a la vez que elevaba su culo. Si era para aliviar la


presión o silenciosamente rogando por más, no lo sabía. Sabía que la
presión le producía dolor. Su polla estaba tan dura que presionaba
dolorosamente en su cremallera, pero incluso eso se sentía bien. Le
83 recordaba que estaba vivo y justo donde quiso estar desde hace un año.

—Me gustan las cosas rudas, Johnny. —Russ se inclinó y restregó


su barba por la piel de Johnny. Johnny sabía que iba a tener una marca roja.
—Quiero sostenerte, tocarte y disponer de ti para mi placer. Quiero
marcarte con mis manos y mis dientes, y quiero que el mundo vea las
marcas que he dejado en ti para que sepan que me perteneces.

Cuando los dientes de Russ rasparon su mandíbula, Johnny gimió y


echó su cabeza hacia atrás, ofreciendo su garganta al hombre. Su polla
estaba tan dura que se sintió al límite. Nunca se había sentido tan
encendido en su vida, ni siquiera cuando le había follado antes.

Johnny se preguntaba si era porque Russ se había contenido antes.


Si estas eran las cosas que Russ quería y necesitaba, entonces Johnny sabía
que el hombre no había cedido a sus deseos antes. Había sido demasiado
suave.

Johnny lo quería intenso. Quería ser tomado, expuesto y follado y,


Dios, quería llevar las marcas de Russ como una marca de propiedad.
Quería que todos supiesen que este grande y glorioso hombre le había
reclamado.

—Por favor— Johnny susurró y extendió sus manos para agarrar el


pelo de Russ, envolviendo las cortas hebras de pelo marrón en sus dedos
hasta que quedaron enredadas. Nunca había estado tan desesperado antes,
tan necesitado. Su sangre hervía con cada roce de los dientes de Russ en su
hipersensible piel. Su corazón se aceleró incluso más rápido cuando Russ
besó una estela cruzando su hombro. —Russ.

—Te haré mío —Russ susurró antes de morder la suave piel del
hombro de Johnny. No rompió la piel, pero la añadida estimulación fue la
perdición de Johnny. Gritó su liberación, su cuerpo tenso, desesperado.
Johnny abrió los ojos ampliamente y con su cabeza desorientada gritó el
nombre de Russ cuando se vino duro, empapando el frente de sus
pantalones con semen.
84 —¡Joder, bebé! —Russ gruñó, se inclinó hacia atrás y presionó su
mano en el frente de los pantalones de Johnny sobre el lugar húmedo. —Es
jodidamente caliente.

Johnny tragó. —¿Sí?

En parte esperaba que Russ empezase a sentirse arrepentido de


nuevo, y puede que irse. Eso parecía ser lo que ocurría cada vez que ocurría
algo sexual entre ellos. —¿Vas a dejarme ahora?

Los ojos de Russ se llenaron de sorpresa y centellearon. —No, no


me voy a ir.

—Siempre lo has hecho en el pasado.

—No eras mío en el pasado. —Los ojos de Johnny se ampliaron


cuando Russ dio un agarre sólido a su nuca. No era doloroso, pero era un
poco apretado, no lo suficiente para que Johnny le dijese a Russ que le
dejara ir. —Ahora eres mío. —La mirada caliente de Russ azotó a Johnny
como si fuese a quemarle vivo. —Te he marcado, Johnny, y voy a
continuar marcándote. Voy a hacer que todo el mundo sepa que te he hecho
mío.

Johnny tragó duro. Su polla dio un tirón, intentando volver a la


vida. —¿Vas a mantenerme esta vez?

Los dedos de Russ serpentearon bajo la camisa de Johnny,


agarrando uno de sus pezones. El cuerpo de Johnny se sacudió cuando Russ
apretó el pequeño bulto, haciéndolo más duro hasta que la presión era tan
intensa, que Johnny pensaba que se vendría de nuevo.

—Hablaremos con Brody mañana, después de la iglesia.

La mente de Johnny flotaba, una agradable neblina nublaba sus


pensamientos y empujó su pecho a los dedos de Russ, queriendo más
contacto. —¿Hablar con Br-Brody? —susurró aturdido. —¿Por qué…?
¿Por qué vamos a hablar con Brody?
85 —Te lo he dicho, Johnny. Voy a hacerte mío. —La sonrisa de Russ
era la de un hombre satisfecho con su vida, con las decisiones que había
tomado. Era caliente, intenso e hizo a Johnny doler. —Vamos a comenzar
con una boda.

86
Capítulo 9

Russ se apoyó en el marco de la puerta de la cocina mientras veía a


Johnny limpiar los platos de la cena. Podía ver las furtivas miradas que
Johnny le daba cuando el hombre creía que no le miraba, excepto que
siempre estaba mirando. Después de esta noche, dudaba que dejara de
mirarle nunca.

Seriamente dudó que pudiese apartar sus ojos de Johnny el resto de


sus vidas, e iba a ser el resto de sus vidas si él tenía algo que decir. Russ
hizo todo lo que pudo para mantenerse alejado de Johnny. Hizo todo lo que
pudo para dar al hombre la oportunidad de luchar en la vida lejos de él y las
intensas cosas que quería.

Se terminó. Johnny parecía anhelar las cosas que Russ quería


incluso más que él. Johnny había vuelto a la vida bajo sus manos. Russ
gruñó y su cuerpo se apretó al recordar la forma en que la piel de Johnny se
sonrojó por el deseo.

El hombre estuvo impresionante.

Si Russ tuviese algo que decir, Johnny estaría expuesto para él antes
de que la noche terminase. Quería el hermoso cuerpo de Johnny extendido
sobre su edredón negro, sus brazos extendidos sobre su cabeza y sujetas sus
muñecas por las esposas de cuero que guardaba en un armario especial. No
podía esperar a envolver restricciones similares en los muslos de Johnny,
elevándolos, separándolos, poniendo todo lo que Johnny tuviese que
ofrecer para el disfrute de Russ.

Y lo disfrutaría. Había tantas cosas que quería hacer al cuerpo de


87 Johnny que se sentía mareado por la falta de sangre. Toda se había drenado
a su dura polla. —¿Estás terminando ahí, Johnny?
Incluso sabiendo que Russ estaba de pie mirándole, Johnny saltó.

—Hey. —Russ dio los pasos necesarios para cruzar la cocina y


ponerse directamente tras la espalda de Johnny. Rodeó con sus brazos el
cuerpo de Johnny, atrayendo al hombre hacia él y bajando su cabeza al
hueco de la nuca de Johnny, mordisqueándole un poco. —¿Qué te tiene tan
tenso, Johnny?

El encogimiento de hombros de Johnny no dio a Russ una pista.

Subiendo a Johnny a sus caderas, Russ le sentó en el centro de la


isla en el medio de la cocina. Sujetó las pálidas mejillas de Johnny en sus
manos y llevó la cara del hombre hacia la suya.

—¿Qué está mal, Johnny?

Los ojos azules de Johnny estaban líquidos, cautelosos. —¿De


verdad quieres ir a hablar con Brody para que nos case?

Oh, ¿era eso?

—Johnny, nos vamos a casar. Cómo quieres casarte se puede


discutir. Pero el que nos casemos o cuándo, no entra en discusión. Va a
ocurrir y va a ocurrir tan pronto como pueda conseguirnos una licencia para
tener tu pequeño sexy culo ante un pastor.

La frente de Johnny se arrugó. —¿Por qué ahora?

—Te dije por qué, Johnny. Estaba asustado. —Y no estaba


avergonzado de decirlo. —Eres perfecto, tan dulce, listo y bonito, y yo no.
Soy áspero y duro y… áspero.

—Has dicho áspero dos veces.

—Porque lo soy, Johnny. —Dios, cómo podría meter esto en la


cabeza dura de Johnny sin aterrorizarle. —Quiero morder cada centímetro
88 de tu piel, Johnny. Quiero poder mirarte y ver las marcas de mis dientes
marcando tu perfecto cuerpo.
La respiración de Johnny se enganchó con cada palabra que salía de
la boca de Russ. Sus ojos comenzaron a ensancharse. Russ no sabía si se
debía a miedo o excitación.

—Quiero martillear mi polla dentro de tu pequeño y dulce culo


hasta que olvidemos donde termino yo y comienzas tú. —Russ agarró un
puñado de pelo de Johnny y tiró para atrás su cabeza no muy gentilmente.
—Quiero atarte a mi cama y mantenerte allí para jugar con cada centímetro
de tu cuerpo.

Johnny parpadeó una vez y otra más. —De acuerdo.

A lo mejor no lo entendió. —Quiero hacerte mi juguete.

—De acuerdo.

—Johnny.

—¿A quién intentas convencer, Russ? —Johnny preguntó. —¿A mí


o a ti?

Esta vez fue Russ quien se quedó sin habla.

Su garganta se contrajo por la mirada en los ojos de Johnny. Había


un pequeño rastro de temor, pero sólo un poco. El resto era pura lujuria, y
fue directo al alma de Russ. Elevó a Johnny y echó al hombre sobre su
hombro, llevándole hacia las escaleras.

Escuchaba risas mientras cruzaba el salón, pero no le importaron y


no paró a ver quién le veía llevarse a Johnny. Russ sabía que oiría hablar de
ello por la mañana, probablemente de Mitch, pero en este momento, lo
único en su mente era llevar a Johnny a su habitación.

Russ entró en la habitación y cerró la puerta con la pierna. Dejó a


Johnny sobre sus pies y dio un paso hacia atrás. —Quítate la ropa, Johnny.
Es hora de reclamarte como siempre he querido hacerlo. —Russ cruzó los
89 brazos en su pecho y vio a Johnny desvestirse, sus ojos totalmente
centrados en el espectáculo frente a él.
Johnny rápidamente se quitó la ropa, dobló su ropa y la puso en el
banco junto a la pared. Caminó hacia Russ y se quedó frente a él. Russ
podía ver su nerviosismo en los ojos de Johnny cuando se movió a su
alrededor evaluándole.

—Tan hermoso —Russ murmuró al bajar la mano por la suave


curva de la espalda de Johnny hacia el pliegue de su culo. Un toque aquí y
allá, una suave caricia al culo de Johnny, un suave tirón en su dura polla,
un pequeño pellizco en su pezón y para el momento en que Russ completó
el círculo entero, Johnny estaba gimiendo.

—Eres impresionante, Johnny —Russ agarró la mano de Johnny y


le llevó a la cama. —Te vas a ver delicioso expuesto para mí. Pero primero,
quiero enrojecer ese pequeño culo tuyo un poco.

Russ se sentó en el lateral de la cama y señaló su regazo. Johnny se


mordió el labio un momento antes de tumbarse sobre sus piernas. Russ
acarició cada mejilla y presionó sus dedos entre ellas rozando el ansioso
agujero de Johnny.

Podía sentir las gotas de pre semen mojar sus pantalones cuando dio
el primer golpe y supo que Johnny disfrutaba lo que estaba haciendo. Russ
sabía cuanta presión poner en su movimiento para que Johnny se retorciese.

—Tienes un pequeño culo perfecto, Johnny. —Russ golpeó el culo


de Johnny de nuevo y de nuevo hasta que las mejillas del hombre brillaban.
—Mira lo hermoso que eres, todo rojo por la marca de la huella de mi
mano. Tu culo está hecho para ser marcado.

Johnny se contoneó en el regazo de Russ. Con la polla de Johnny


atrapada entre sus muslos, cada vez que palmeó a Johnny, presionaba la
dura erección del hombre.

Un arranque de orgullo y placer atravesó el corazón de Russ cuando


90 vio la forma en que Johnny le respondió. Nadie había reaccionado antes
con tanta necesidad.
Johnny gimió. —Russ, no puedo… voy a…

—No hasta que lo diga. ¿Entendido? Tu cuerpo me pertenece y no


tienes permitido venirte hasta que yo lo diga. —Su voz era severa y gentil
al mismo tiempo. —Ahora ve a la estantería y tráeme el plug que prefieras
y el lubricante.

Johnny se alzó en sus piernas temblorosas con la ayuda de Russ.


Russ se sentó en la cama y vio el culo rojo de Johnny cuando el hombre
cruzó la habitación. Su polla dolía y le preocupaba que se le destrozara si le
tocaba. Johnny regresó un momento después, y dio a Russ un plug azul de
tamaño mediano y una botella de lubricante.

—Una elección muy buena, Johnny. —Russ cogió el plug y la


botella de lubricante de Johnny. —Túmbate para que pueda ponértelo
dentro.

Una vez que Johnny se tumbó sobre sus piernas de nuevo, Russ se
lubricó los dedos y los movió entre las mejillas rosadas del culo de Johnny.
Insertó dos dedos dentro del culo de Johnny y los movió metiendo y
sacándolos. Con cada embestida, Johnny gritaba y cada vez que sacaba sus
dedos, Johnny gimoteaba.

—Aguanta, bebé. Es hora del plug. —Russ sacó sus dedos del culo
de Johnny, consiguiendo otra protesta de Johnny.

Las manos de Johnny se agarraron en las piernas de Russ cuando


insertó el plug lubricado delicadamente, presionando hasta que se deslizó
todo el camino. —Oh, es hermoso. Puedo hacer que lleves algo así más a
menudo. —Russ movió el plug presionando, metiéndolo y sacándolo.
Johnny chilló cuando el peso de la mano de Russ bajó a su culo y presionó
el plug más profundo.

Russ palmeó el culo de Johnny varias veces más, extrayendo un


91 largo gemido de Johnny.

—Russ… no puedo…
—Shh, bebé, lo sé. —Russ canturreó y amorosamente acarició el
ardiente culo de Johnny. —Vamos. Levanta. Tu culo está hermoso todo
rojo ahora. Quiero ver cómo te ves cuando estás expuesto para mi placer.

Las piernas de Johnny estaban temblorosas cuando se levantó.

Russ caminó a la cama, se giró y ofreció su mano a Johnny. Cuando


Johnny le alcanzó, Russ cogió su mano y le guió al centro del edredón
negro. —Las manos sobre tu cabeza, bebé.

Johnny se le quedó mirando un momento, sin moverse.

—¿Johnny? —¿Estaba Johnny preparado para este tipo de juego?

Johnny apartó su mirada de las cadenas sujetas al cabecero de la


cama y miró a Russ. Respiró profundamente y elevó las manos sobre su
cabeza. Russ rogó no estar cometiendo un error con Johnny cuando fijó una
esposa en cada muñeca.

Después se dirigió a por las otras esposas. Estas eran más grandes,
más anchas, sujetas por una correa de velcro. Russ envolvió una en el
muslo izquierdo de Johnny, asegurándose de que estaba cerca de la curva
de la rodilla. Hizo lo mismo con el otro muslo. Una vez que las esposas
estaban fijadas, Russ cogió el final de la cadena y comenzó a pasarla por
los enganches en la cabecera.

Se le cortó la respiración cuando vio la hermosa vista ante él


expuesta cuando las piernas de Johnny fueron elevadas y separadas. Ahí
estaba. Esta era la imagen con la que había fantaseado desde el momento
que conoció a Johnny.

Russ se arrodilló y se quedó mirando.

Sonrojado por el deseo, la piel rosada de Johnny se veía exquisita


en el telón de fondo del edredón negro de Russ. Pequeñas marcas de
92 mordiscos y arañazos de la barba marcaban su perfecta piel. Y con las
esposas, estaba expuesto y desnudo para que Russ lo viese, la bonita gruesa
polla de Johnny, el arrugado saco bajo ella y, por debajo, el fruncido
agujero rosa repleto con el plug azul.

—Hermoso.

Los hombros de Johnny se relajaron, comprendiendo Russ que su


silencio había puesto nervioso al hombre. No podía permitir eso. Russ se
inclinó y agarró el pelo de la nuca de Johnny y tiró de su cabeza hacia atrás.
Su corazón lleno de asombro por la confianza que Johnny puso en él. Miró
a la cara del hombre. —No olvidaré la confianza que has puesto en mí,
Johnny. Sé que hay que tener mucho valor para hacer esto después de lo
que has pasado, no te fallaré. Ahora, dame tu palabra segura.

—¿Palabra segura? —Johnny parpadeó. —¿Qué te parece…


banana?

—De acuerdo. Si algo se vuelve demasiado fuerte o te hace sentir


incómodo, todo lo que tienes que hacer es decir banana y pararé.
¿Entendido?

Johnny asintió.

—Has sido un chico muy bueno y creo que te mereces una


recompensa. —Russ bajó por el cuerpo de Johnny hasta que estaba
tumbado entre los muslos del hombre. Con sus ojos fijos en los de Johnny,
chupó la hinchada polla de Johnny en su boca y la llevó al fondo de su
garganta. Johnny abrió ampliamente los ojos y gimió.

Cuando Russ movió su lengua por la pequeña ranura en la punta,


las piernas de Johnny comenzaron a temblar más de lo que lo hacían antes.
Johnny agarró con sus manos las cadenas de la cabecera y embestía su
polla más profundo en la boca de Russ. Una embestida más y Johnny gritó,
llenando la boca de Russ con su liberación.

Russ lamió cada gota de semen que se derramó de la polla de


Johnny hasta que quedó completamente limpio. Finalmente, Russ se
93 arrodilló y apartó un mechón de pelo de la sudorosa frente de Johnny. —Lo
hiciste muy bien, bebé.
Jadeando en busca de aire, Johnny movió su cara a la mano de
Russ.

—Mi pequeño y precioso amor. —Russ susurró y se inclinó a besar


los labios de Johnny. —Tan hermoso, tan perfecto. —La polla dura de Russ
presionó el culo de Johnny a través de los pantalones, recordándole que no
habían terminado, ni por asomo. —Voy a follarte ahora, Johnny. ¿Estás
preparado para eso?

Johnny asintió.

Russ rodó al lado de la cama y se puso de pie. Vio a Johnny mirarle


mientras se desnudaba, tirando su ropa a la silla de la esquina. El fuego que
desprendían los ojos de Johnny al mirarle hizo que Russ quisiese
pavonearse. Russ no creía que nadie le hubiese deseado tanto.

Agarró la botella de lubricante y luego sacó un condón de su mesita


antes de volver a subir a la cama entre los restringidos muslos de Johnny.
Las manos de Russ temblaban al abrir el paquete del condón y envolverlo
en la longitud de su polla, cubriéndola con lubricante.

—Mírate —Russ murmuró y se agachó para acariciar con su pulgar


la piel entre el saco y el culo de Johnny. —Quiero que te perfores aquí,
bebé. Quiero jugar con él con mi lengua.

—De-de acuerdo —Johnny dio un grito ahogado. El pequeño


espasmo de la polla de Johnny y el semen que se agrupaba en la punta dijo
a Russ cuánto Johnny quería eso.

—Hay unas cuantas cosas que vamos a perforar antes de que


termine de marcarte. —La polla de Johnny se sacudió de nuevo. Russ
estaba seguro ahora de que a Johnny le gustaba la idea de ser perforado. Se
acercó y pellizcó uno de los pezones de Johnny, tirando duro. —Quiero
estos perforados, también.
94 La mandíbula de Russ cayó cuando Johnny gimió, su cabeza
presionando la almohada. Cuerdas de perlado semen blanco disparados al
aire cayeron y salpicaron el pecho y polla de Johnny. Cuando Russ pellizcó
el pezón de Johnny de nuevo, otra carga de semen salió disparada de su
polla.

¡Punto caliente!

Oh, sí, iban a perforar esos pequeños bebés inmediatamente.

—De acuerdo, bebé, aquí voy —Russ quería meter su polla en el


culo de Johnny. Dolía por ello. Pero también quería saborear la sensación.
Sacó el plug y lo tiró a un lado, presionando la punta de su polla en el
apretado agujero de Johnny. Un fuerte gruñido salió de su garganta cuando
vio cómo se sumergía en el acogedor agarre de Johnny.

Johnny gritó de nuevo cuando Russ le llenó completamente,


tocando sus profundidades internas. Russ no creía que hubiese una pulgada
de su polla que no estuviese envuelta en caliente seda. Empezó a embestir,
lentamente al principio y luego con mayor velocidad. La cabeza de Johnny
cayó hacia atrás. Sus manos agarraron las cadenas hasta que los nudillos se
volvieron blancos.

—Oh, Dios, Russ, más rápido —Johnny rogó.

Russ ansiosamente obedeció y machacó el deseoso cuerpo de


Johnny. Cada vez que embestía, su cuerpo se restregaba con el culo de
Johnny. Cuando clavó los dedos en las mejillas del culo de Johnny, éste
inclinó su cabeza hacia atrás y gritó viniéndose de nuevo.

Russ continuó follando a Johnny hasta que sintió un hormigueo en


la base de su espina. Se puso rígido y gritó su liberación, llenando el culo
de Johnny con caliente semen. Sus manos apretaron las caderas sudadas de
Johnny. Sintiéndose como una sustancia derretida, se desplomó hacia
adelante, descansando su frente en la piel bañada en sudor de Johnny.
Había reclamado a Johnny de la forma en que soñó hacer durante meses.

Sabiendo que no había terminado, Russ sacó su polla del culo de


95 Johnny y agarró la cadena para bajar con cuidado las piernas del hombre a
la cama. Desenganchó las esposas de los muslos y luego las de sus
muñecas. Russ llevó a Johnny a sus brazos y le llevó al baño. Preparó la
bañera para Johnny, echando sales antes de bajarle en el agua caliente.

El pequeño estremecimiento y gemido de placer de Johnny cuando


comenzó a lavarle trajo una sonrisa a los labios de Russ. Después del cielo
que Johnny le acababa de dar, esta era una pequeña forma de agradecerle.
Nada era demasiado bueno para su bebé.

Después del baño relajante, Russ secó a Johnny y lo llevó de nuevo


a la habitación. Lo tumbó en la cama y fue al armario de la esquina para
sacar un edredón limpio. Tiró el sucio al suelo y luego cubrió a Johnny con
la manta limpia.

Russ subió a la cama junto a Johnny y lo llevó a sus brazos. Johnny


descansó su cabeza en el pecho de Russ. —¿Estás bien, bebé? —Russ
preguntó cuando Johnny suspiró.

—Sí —consiguió decir Johnny antes de bostezar.

—Duerme. Estaré aquí toda la noche para cuidarte. —Russ le besó


en la cabeza. —Mañana hablaremos con Brody de la boda.

Johnny sonrió. —Sí, Russ.

96
Capítulo 10

Johnny ignoró la burlona sonrisa de Russ cuando se hizo a un lado


para intentar estar más cómodo. Ya que nunca había sido una puta antes de
que Russ entrase en su vida, no podía recordar haber tenido tanto sexo en
un espacio tan pequeño de tiempo.

Su culo dolía.

Y Russ parecía estar malditamente orgulloso de ese hecho. Johnny


no se estaba quejando, pero varios orgasmos ayer por la tarde, un par más
en medio de la noche y uno esta mañana que hizo que rodaran sus ojos, era
demasiado.

Y esos bancos de la iglesia parecían estar hechos de madera sólida.


Apestaban. Considerando la cantidad de hombres gay en la congregación,
Johnny estaba realmente sorprendido de que alguien no hubiese puesto
cojines en los bancos hasta el momento. Él lo habría hecho. Puede que
necesitase hablar con alguien sobre ello porque no sabía exactamente
cuanto más tiempo podría estar allí sentado con su dolor de culo.

—¿Quieres que te lo frote? —murmuró Russ en su oído y pasó el


dedo por la curva del culo de Johnny.

La cara de Johnny se volvió de un abrasador rojo, mirando directo


al frente. No sólo sería horriblemente embarazoso si alguien escuchaba a
Russ, sino que la idea de sentarse en la mano del hombre le hizo desear
estar en cualquier otro sitio. Sabía que si se sentaba en la mano de Russ,
Russ no mantendría sus dedos quietos y Johnny terminaría más caliente de
lo que ya estaba y gemiría y… ¡Infiernos! Tenía que apartar su mente
97 sucia.
—Para —gruñó casi en silencio.

La profunda risa de Russ llamó la atención de quienes les rodeaban.


Johnny sintió su cara arder incluso más. Si no fuese porque le rodeaba
gente que conocía, gente que probablemente comprendía exactamente por
qué estaba incómodo, se habría levantado y salido.

Claro, que el brazo de acero que rodeaba su cintura podría tener


algo que ver con que permaneciese, también.

—¿Te podrías comportar? —Johnny susurró fríamente. —Estamos


en la iglesia.

—Bien —Russ dio un beso a Johnny en la mejilla. —Tienes hasta


que termine la iglesia, pero luego no habrá más consideraciones.

Johnny se imaginaba que era lo máximo que iba a conseguir. El


pequeño hormigueo en la base de su estómago no significaba nada.

Cuando la última oración fue dicha y todo el mundo empezó a


levantarse, Johnny estaba al borde. Fiel a su palabra, Russ se comportó el
resto del servicio, pero la mente de Johnny vagó, mayoritariamente
pensando en la noche previa.

Decir que Russ había volteado su mundo sería una subestimación


de proporciones épicas. El hombre había cambiado la idea del sexo de
Johnny. Ya no era un medio para alcanzar un fin, era algo a saborear, a
prolongar hasta que cualquier onza de placer pudiese exprimirse.

Johnny había leído mucho, investigado incluso más, pero nunca


había participado en ninguna de las cosas que Russ le hizo la pasada noche.
Una parte le asustaba, pero sólo por cuánto ansiaba hacerlo de nuevo.

Incluso ahora, rodeados de gente, sólo podía pensar en poder ir a


casa para que Russ le atase de nuevo. Incluso tenía un plug en su culo. No
98 había compartido eso con Russ. Esperaba que fuese una agradable sorpresa
para el hombre un poco más tarde.
Johnny se reclinó un poco cuando sintió la mano de Russ en el
medio de su espalda. La mano del hombre era sólida, fuerte. Johnny amaba
la sensación de tenerla en su cuerpo. No tenía que ser sexual. Simplemente
amaba que Russ le tocase.

—¿Preparado para hablar con Brody, bebé? —Russ preguntó desde


atrás.

Johnny tragó y asintió mirando sobre su hombro. —¿Estás seguro?

Aún esperaba que Russ cambiase de idea. Había ocurrido antes,


pero después de los hechos. Johnny estaba intentando superar el después de
la consumación de los hechos. No quería empezar a creer que era muy
diferente a esperar, sólo para que Russ cambiase de idea de nuevo.

—Mírame. —Russ no tenía exactamente una sonrisa en su cara,


pero tampoco tenía el ceño fruncido. Cuando llegaron a la puerta donde
estaba Brody con su marido, Neason, Russ tendió la mano para
estrechársela al motero convertido en pastor. Johnny aún pensaba que era
raro. Brody tenía más tatuajes que nadie que hubiese visto antes.

—Es bueno verte en la iglesia, Russ —dijo Brody.

—Sí, bueno, sabes que es complicado sacar tiempo con la granja.

—¿Una simple hora a la semana para agradecer al señor todo lo que


ha hecho por nosotros? —Brody dirigió su mirada a Johnny. Una curiosa
sonrisa cruzó sus labios. —Parece haber hecho cosas maravillosas contigo.

Johnny se sonrojó.

—Es bueno verte, Johnny.

—Brody —Johnny sonrió y asintió al pastor y luego al hombre más


bajo a su lado. —Neason, ¿cómo está tu familia?

99 Los ojos de Neason se tornearon. —Genial.

Johnny rio. —Lo entiendo. —Puso su mano sobre el amplio brazo


que rodeaba su cintura. —Parece que la mía va a comenzar a crecer muy
pronto también.

—Oh… —La ceja de Neason se elevó y llevó sus ojos al abdomen


de Johnny. —¿Russ te ha preñado?

—No —Johnny sintió vibrar el pecho de Russ a su espalda cuando


ambos se echaron a reír. —Pero no por falta de intentos.

—¿Significa eso que va a hacer de ti un hombre decente? —Brody


preguntó.

—Eso es de lo que queríamos hablarte.

—Ya veo. —La mirada de Brody era inquisitiva, penetrante.


Infiernos, era intensa. —¿Os vendría bien el sábado? Si os reunís con
Neason, estoy seguro de que podemos planear algo simple para esa tarde.

Johnny se quedó sorprendido por lo rápido que entendió lo que


querían. El hombre era un buen lector de mentes o realmente bueno en lo
que hacía.

Aún estaba aturdido seis días después cuando se encontró sentado


en su habitación en el apartamento que compartía con Hank, viendo las
manillas del reloj de pared marcar lentamente. Había sido relegado de
nuevo a su apartamento con la promesa de Russ de que una vez que se
viesen en frente de Brody mañana, no se separarían de nuevo.

Johnny se agarraba a eso.

Aún no le gustaba separarse de él por la noche. No escondía que no


le gustaba estar separado de Russ. Trataba con ello mientras que estaba en
el trabajo o cuando Russ estaba afuera en el campo trabajando simplemente
porque no tenía otra elección. Ambos tenían que trabajar.

Pero pasaban sus noches abrazados, apenas un centímetro de


100 separación entre ellos. Esta sería la primera noche desde que Russ decidió
mantenerle que estaban apartados. Y Johnny estaba seguro de que iba a
volverse loco.

¿Cuándo se había convertido ese impresionante Adonis tan


malditamente vital para su existencia? ¿Cuándo su corazón se había
involucrado tan profundamente? ¿Cuándo respirar dependió de la sonrisa
del granjero musculoso?

Johnny se recostó en las almohadas y hundió su dedo en el teléfono,


trayendo las fotos que había sacado a Russ. El hombre era demasiado sexy
para no sacarle fotos. Johnny quería cientos de ellas, un millón. Quería
empapelar su habitación con fotos del hombre.

Se quedaba con la que tenía ahora en el fondo de su teléfono.


Caliente y sudado después de venir de un día en el campo, el pelo de Russ
estaba húmedo por haberse echado un cubo de agua encima. La camisa de
franela que se puso esa mañana temprano, colgaba sobre sus hombros
desabrochada. Millas de la esculpida piel se mostraba entre los lados de la
tela, piel que Johnny quería lamer cada vez que la veía.

Johnny suspiró y palmeó su dura polla. No necesitaba excitarse


ahora. Russ no estaba aquí para cuidar de él y le ordenó no masturbarse o
no tendría su regalo de bodas, cualquiera que fuese. La anticipación de lo
que Russ le tenía le estaba volviendo loco.

Desde luego, las barras de plata enroscadas en sus pezones ahora no


ayudaban mucho. Sus pezones estaban muy sensibles y se restregaban en
su camisa cada vez que inhalaba. Intentó evitarlo, pero no le estaba
saliendo muy bien.

Respirar era algo imperioso.

Johnny saltó cuando su teléfono sonó. Tocó con su dedo a la


pantalla y llevó el teléfono a su oído. —¿Hola?

La profunda y fría voz de Russ flotó por el teléfono. —Hola, bebé.


101
Johnny sonrió y volvió a colocarse en las almohadas. Su noche
solitaria de repente se veía un poco mejor. Hubiese sido perfecto si Russ
hubiese estado allí en persona. —¿Deberías estar llamándome?

—No nos podemos ver antes de la boda. Las reglas no dicen nada
sobre hablar por teléfono.

Johnny no estaba seguro de que fuese cierto, pero de nuevo, ¿qué


sabía él? No se había casado antes. —¿Estás seguro de que esto es lo que
quieres hacer? —preguntó, por lo que fue probablemente la centésima vez.
—Podríamos esperar si…

—¿No me preguntaste una vez a quien intentaba convencer? ¿A mí


o a ti?

Johnny sonrió. —Sí.

—¿Y a quien intentas convencer, Johnny?

Johnny gimió e inclinó la cabeza, mirando al techo. —Casarse es un


gran paso.

—Es el único paso, Johnny. No creo en el divorcio.

Woah...

—La única forma en que te librarás de mí es si muero.

—No digas eso! —Johnny interrumpió. Sólo la idea de que algo le


ocurriese a Russ le retorcía el estómago. —No vas a morir.

—Suena como si te importase, Johnny.

Johnny frunció el ceño. —Me importas. —No sólo le importaba.


Adoraba a Russ. El hombre se había hecho un hueco en el corazón de
Johnny con su gentileza todos estos meses cuando Johnny necesitaba la
ternura. Encontró un apoyo permanente cuando hacía cantar el cuerpo de
Johnny y no le hizo avergonzarse por ello.

102 —También me importas, Johnny. —Russ dijo en un tono


decididamente menos frío. —Me importas muchísimo.
Por un momento, Johnny sintió que no podía respirar y después
comenzó a sonreír. —Te amo también, Russ. —El silencio que invadió el
aire no asustó a Johnny. Por una vez, sabía exactamente lo que quería y
donde estaba.

—Oh, Johnny, yo… uh… yo no…

—No eres un hombre de palabras, Russ —dijo Johnny antes que


Russ. Sabía que el hombre buscaba las palabras correctas para decir lo que
sentía en su corazón. También sabía que Russ todavía no las había
encontrado. Lo haría. —Lo sé. Y está bien. Me lo dirás cuando estés
preparado.

Russ estuvo un momento en silencio y luego Johnny escuchó una


respiración profunda. Sonrió, intentando evitar mostrar diversión en su voz.
Russ podía ser grande y malo y estar construido como un tanque, pero
también era muy adorable algunas veces.

Russ estaba tranquilo cuando respondió, su voz casi un murmullo.


—Te mereces las palabras, Johnny.

Lo hacía.

—No soy un mártir, Russ. Quiero las palabras. —Johnny inhaló y


dejó salir el aire despacio. Se cogió el borde de la camisa, nervioso por
cómo expresar lo que quería decir sin hacer que Russ se sintiese mal.
—Espero escuchar las palabras en algún momento, pero tienes que estar
cómodo diciéndolas. Si las dices antes, entonces no vas a sentirlas de
verdad.

—Pero sabes…

Johnny sonrió. —Lo sé, granjero.

Russ rio, pero fue un sonido nervioso. —Echo de menos tenerte en


103 mi cama.

—Hey, fue tu brillante idea, no la mía.


—Las tradiciones de las bodas dicen que el novio y la novia no
deberían verse la noche anterior a la boda. Lo he leído en una de esas
revistas que nos dio Neason.

—Para empezar, no hay novia en la boda, por lo que esa pequeña


tradición es discutible. Y segundo, ¿vas a seguir el consejo de Neason
Blaecleah?

—Está casado con Brody. Estoy seguro de que ha ayudado en


cientos de bodas.

—¿Pero ha organizado alguna? —Johnny frunció el ceño. —A


parte de la nuestra.

Russ se echó a reír. —No te preocupes, bebé. Me he asegurado de


que mi madre ayude con los detalles.

Johnny se alegró que Russ no estuviese allí para verle parpadear.


Estaba seguro de que Sandy Bozeman era una mujer muy dulce, pero le
asustaba hasta la muerte. Se había encontrado con la mujer en varias
ocasiones desde que se mudó a Cade Creek y siempre tuvo esa mirada en
sus ojos como si supiese que Johnny tenía pensamientos inmorales con su
hijo.

Johnny levantó la mano y se cubrió la boca para sofocar un bostezo.


Russ rio, por lo que sabía que el hombre le había escuchado. —Imagino
que estoy más cansado de lo que pensaba.

—Has tenido una semana muy ocupada.

—Sí. —Había sido una locura. Neason era un relámpago, pero


afortunadamente era un relámpago que escuchaba. Johnny y Russ querían
algo simple. Si había un simple arco, Johnny iba a estrangular al hombre.
—¿Y cuándo lo hacemos entonces?

104 —Ya —Russ respondió. —Ven mañana, mañana seremos Señor y


Señor Bozeman.
Johnny se incorporó tan rápido que su cabeza flotó. —¿Bozeman?

—Quiero que tengas mi apellido, bebé. Quiero que todos sepan que
eres mío.

Los labios de Johnny se elevaron con diversión. —¿Posesivo?

—¡Infiernos, sí! —Russ gruñó.

Sí. Sí. Sí. Johnny se contoneó en la cama. Eso era justo lo que
quería escuchar. Una vez que se acomodó, soltó un respiro. —Supongo que
puedo tratar con ello —dijo tan calmadamente como el latido de su corazón
le permitía.

—¿Oh, piensas eso, eh?

—Me voy a la cama ahora, Russ. —Esperó a escuchar el sonido del


teléfono. Cuando no vino ninguno, dijo preocupado. —¿Russ?

—Dilo de nuevo, Johnny.

Algo profundamente dentro de Johnny le advirtió del hilo de


desesperación que escuchó en la voz de su amor. —Te amo, Russ.

Hubo una pesada inhalación y luego Russ dijo: —sé bueno, Johnny.

Johnny agarró su teléfono un poco más fuerte, deseando poder


sostener a Russ en su lugar. —Buenas noches, Russ. Nos vemos en la
iglesia en la mañana.

—Estaré allí.

Johnny rogó por que le dijese la verdad. No sabía si sobreviviría de


lo contrario.

105
Capítulo 11

Russ tragó duro, su garganta obstruida por la emoción cuando vio a


Johnny cruzar el pasillo hacia él. Vestido con unos simples vaqueros, una
camisa blanca abotonada al cuello y botas, Johnny quitaba el aliento. No
necesitaba ostentación ni glamur para estar hermoso. Venía de su alma.
Brillaba como un rayo luminoso en medio de una tormenta.

Cuando Johnny llegó a él, Russ intentó encontrar su voz para decir
al hombre lo impresionante que estaba, pero no salió nada, ni siquiera tras
tragar de nuevo. No parecía tener palabras. Cuando Johnny dijo que era un
hombre de pocas palabras, Russ sabía que no lo decía en el mal sentido.
Pero en ese momento, Russ deseó poder expresar sus sentimientos con
palabras.

Cuando Johnny le dio una palmada en la mejilla y luego agarró su


mano para girarse a Brody, Russ soltó el aire que no fue consciente de
haber retenido. Puede que Johnny comprendiese lo que había dicho sin
decir nada.

La mano de Johnny se sentía cálida en la suya, un soporte para


mantenerle anclado al suelo mientras repetía las palabras requeridas para
casarse con Johnny. Por mucho que intentase no mostrarlo, Russ estaba
asustado, no de casarse, sino de que algo ocurriese y lo evitase antes de
concluir.

Johnny podía cambiar de idea en el último momento. El pastor


podía decidir que no quería casarles. Algo podía ir mal con el papeleo
legal. La iglesia podía ser golpeada por restos espaciales, una ardilla podía
106 subir por su pierna, morderle y pegarle la rabia.

Las posibilidades eran infinitas.


Los dedos de Russ temblaban mientras deslizaba el anillo de oro de
boda en el dedo de Johnny. Habían bajado a la joyería de Cade Creek y
conseguido que el Señor Jenkins se diese prisa con las bandas que habían
elegido, teniéndolas a tiempo para la boda.

Una vez que ajustó el anillo en su lugar, Russ se quedó mirándolo,


el oro contrastando con la piel clara de Johnny. El momento era
significativo. Este era su anillo en el dedo de Johnny, estaba orgulloso de
que todo el mundo supiera que Johnny era suyo. Nadie podía refutarlo.

Algo similar a los nervios invadió a Russ al levantar los ojos.


—Johnny, yo… —Tragó e intentó una vez más encontrar las palabras para
decir a Johnny lo que sentía en su corazón. Las aplastantes emociones que
giraban en su interior hicieron caótico pensar.

—¿Me amas? —Johnny susurró para que lo escuchasen sólo ellos


dos.

—Sí —Russ contestó sin un momento de duda. Podría no ser capaz


de decir esas dos pequeñas palabras, pero sabía lo que sentía por Johnny.

—Entonces dile “Sí, quiero” —Johnny señaló a Brody. —Y


podemos terminar con esto.

No se sentía correcto. Este era el día de su boda. Johnny debería


tener todo el alboroto y la excitación que conllevaba. —Te mereces…

—Tendré exactamente lo que me merezco tan pronto como digas a


Brody que quieres casarte conmigo. —Las palabras de Johnny eran firmes,
no aceptaban resistencia. La determinación de acero en sus ojos azul claro
era bastante caliente.

Russ sonrió, llevó la mano de Johnny a sus labios y dio un beso


sobre el anillo en el dedo del hombre. Se giró a Brody, quien tenía una
enorme sonrisa en su cara como si hubiese estado en la misma situación
107 antes.
—Sí, quiero.

—Entonces por el poder que se me ha concedido… —el resto de las


palabras de Brody fueron ahogadas por las ansias que llenaron a Russ
cuando Johnny soltó un chillido y saltó a sus brazos.

Russ gruñó cuando cogió a su nuevo esposo, dando un paso hacia


atrás para poder poner sus brazos bajo Johnny y levantarle. Cuando lo hizo,
los labios de Johnny se presionaron a los suyos, las manos del hombre
empuñando su pelo.

—Os declaro marido y marido —Brody rió. —Te diría que puedes
besar al novio, pero parece que lo tienes cubierto.

Sin apartar sus labios de los de Johnny, Russ asintió al pastor.


Johnny era finalmente suyo y no planeaba dejarle ir, jamás. Pero en algún
momento necesitarían respirar. Russ levantó la cabeza a regañadientes
cuando la falta de oxígeno comenzó a ser un problema. Miró abajo a la cara
sonrojada de Johnny y bajó al hombre a sus pies para poder apartar las
lágrimas que caían de sus espesas pestañas.

—Eres mío ahora, Johnny Bozeman. —Infiernos, sólo decir eso


hizo que se endureciese la polla de Russ. Si no estuviesen en una iglesia,
Russ tendría inclinado a Johnny en la superficie plana más cercana, su polla
profundamente enterrada en el fantástico culo del hombre.

—Johnny Bozeman. —Johnny murmuró con una amplia sonrisa.


—Creo que me gusta.

—Será mejor que te guste. Es demasiado tarde para que lo cambies


ahora. —Russ sonrió al pensar en la pequeña sorpresa que tenía para su
nuevo marido. Su pecho aún dolía un poco del tatuaje que se hizo el día
anterior. Fue una de las razones por las que insistió que deberían pasar la
noche separados. Tenía una cita en la tarde en la tienda de tatuajes de la
108 ciudad. Russ no podía esperar a la tarde para mostrárselo a Johnny.

—Russ, Johnny, felicidades —Brody dijo dándole la mano y


después a Johnny. —Creo que tu madre y el Señor Blaecleah han
organizado una pequeña recepción en las afueras del parque.

Russ gruñó. Había pedido a su madre que interviniese y ayudase


porque quería asegurarse de que Johnny tenía la boda que se merecía.

Había tenido la esperanza de que todo hubiese terminado ahora que


habían dicho “Sí, quiero.” Sólo quería ir a la pequeña cabaña que había
reservado para el fin de semana y acurrucarse con Johnny.

—¿Una recepción? —Johnny preguntó.

Russ se echó a reír cuando comprendió que Johnny pensaba lo


mismo que él. La prueba golpeaba su muslo a través de los ajustados
pantalones de Johnny. —No te preocupes, bebé. Iremos, brindaremos,
cortaremos la tarta y luego te llevaré a la cabaña que he alquilado y te ataré
a la cama.

Johnny parpadeó rápidamente, sus mejillas sonrojadas. —De


acuerdo —dijo entrecortadamente, que era el mejor sonido que Russ había
escuchado jamás.

Russ atrajo a Johnny hacia él y se encaminaron a las puertas dobles


al otro lado de la sala principal de la iglesia. Contra antes terminasen con
todo, antes podrían escapar. Russ paró cuando Hank se puso en su camino.
Sabía que Hank y Johnny habían sido compañeros de piso, pero aún
quedaba un hilo de celos en lo que concernía al hombre. Hank era un
bombero atractivo y ¿quién no ansiaba ir tras un bombero?

—Entonces — Hank dijo mientras sus ojos danzaban entre Russ y


Johnny. —¿Significa esto que ya no soy tu compañero de piso?

Russ comenzó a gruñir hasta que escuchó a Johnny reír. —Si juegas
tus cartas bien, no estarás solo por mucho tiempo. Sé que hay cierta belleza
de ojos azules que tiene las miras puestas en ti.

109 Espera. Johnny tenía los ojos azules.

La sonrisa desapareció de la cara de Hank. —Sammy tiene otros


intereses, Johnny.

—Puede.

Russ esperó a que Hank se alejase antes de inclinarse y susurrar al


oído de Johnny. —¿Sammy?

—Sammy Helmond.

Russ frunció el ceño. —¿El enfermero de ojos azules del hospital?

Johnny asintió. —Hank se fijó en él desde que llegó a la ciudad,


pero Sammy ha estado involucrado con alguien hasta hace poco. Tuvieron
una cita tiempo atrás, pero no resultó muy bien. No estoy seguro de lo que
ocurrió exactamente, pero Hank vino a casa y ahora se niega a salir con
nadie más. Se sienta en el apartamento suspirando por Sammy.

—Eso apesta.

—Sí —la cabeza de Johnny se ladeó a un lado cuando vio a Hank


salir por las puertas dobles a unos pasos por delante de ellos. —Excepto
que no creo que Sammy esté tan desinteresado como le gustaría pretender.
Le he visto mirar a Hank cuando cree que nadie le mira, y hay
definitivamente algo allí.

—Quizás deberíamos hacer algo ahí.

—¿Te refieres a intentar juntarles? —Johnny preguntó.

Russ sonrió. —Algo así.

Nada más salir las palabras de la boca de Russ, algo duro chocó
contra él y se hundió en un gran dolor. Cayó al suelo, parpadeó mirando el
techo e intentando averiguar lo que le había golpeado y por qué le dolía
tanto. No parecía conseguir respirar.

La cabeza de Johnny apareció en su línea de visión. Russ veía


110 moverse los labios del hombre, pero no había sonido. No estaba seguro de
que le gustase cualquiera que fuese el juego de Johnny. Cuando
comenzaron a descender lágrimas por las mejillas de Johnny, Russ
comenzó a preguntarse si no era un juego después de todo.

Johnny continuó moviendo los labios, hablándole y luego a alguien


más. Las manos de Johnny presionaban su pecho. Podía sentirlo. Le dolía.
Russ levantó su mano y agarró la muñeca de Johnny para detenerle. Johnny
comenzó a agitar la cabeza, cayendo más lágrimas por sus mejillas.

Cuando Russ levantó la mano para apartarle las lágrimas, sus


manos eran de un rojo brillante. El mundo de repente se apresuró como una
ola a un castillo de arena, arrastrando todo excepto el ruido y la sensación
de que el mundo se agitase.

—¡Russ!

Russ parpadeó mirando a Johnny.

—Necesito que bajes las manos, bebé. Por favor.

Russ frunció el ceño al bajar las manos a sus lados. Aún no


comprendía exactamente lo que sucedía. —Johnny, ¿qué…?

—Te han disparado, bebé.

—Me han… ¿Qué? —chilló e intentó sentarse. Si le habían


disparado entonces la vida de Johnny estaba en peligro y eso no estaba
permitido. —¿Quién? —Las cejas de Russ subieron cuando Johnny le
golpeó el hombro y le empujó al suelo. —¡Johnny!

—Para, Russell. —¿Acababa de ser puesto en su sitio por un


hombre con el que podía hacer flexiones mientras dormía? —Bebé,
necesitas estar tranquilo hasta que lleguen los paramédicos.

—¿Cómo…? —Russ intentó girar la cabeza para poder ver. Lo


pensó mejor cuando un nivel de dolor que no había sentido nunca antes, y
nunca quería sentir de nuevo, le golpeó. —¡Joder!
111
—Necesitas estar tranquilo.
—Hank.

—Brody está trabajando en él.

Russ quería soltar aire aliviado, pero no podía. Había demasiada


presión en su pecho. —¿Quién? —Las palabras estaban empezando a ser
menos importantes.

—No lo sé. —Johnny dirigió la mirada a las no cerradas puertas


dobles. —Marc y Mitch fueron tras quien sea que te disparó.

—Tú… —Dios, su corazón dolía. —¿Estás bien?

—Estoy bien, amor. —Johnny se inclinó y juntó sus labios. —Ni un


rasguño.

Russ levantó el brazo de nuevo, esta vez descansándolo ligeramente


sobre el brazo de Johnny. —Quédate conmigo.

Más lágrimas brillaban en los ojos de Johnny. —No voy a ninguna


parte, granjero. Me prometiste atarme más tarde y espero que lo mantengas.

—De acuerdo, Sólo… Sólo…

—¿Russ? —Johnny gritó. —¡Russ! ¡No te atrevas a morir sobre mí


el día de mi boda! —El tono alto de la voz de Johnny iba desvaneciéndose.
—¡Russell, maldita sea!

Russ sabía que Johnny estaba gritando. Podía verlo en la tensión de


su cara, en las lágrimas que bajaban por sus pálidas mejillas. Intentó
responder, para decir a Johnny que estaba bien, pero no había nada…

112
Capítulo 12

Johnny se frotó con la mano su nuca, intentando liberar algo de la


tensión que le daba dolor de cabeza. Se paseaba, caminando desde un lado
de la habitación hacia el otro y dando la vuelta. Las baldosas nunca
cambiaban. Lo sabía. Había contado cada una de ellas.

La herida de bala de Russ, aunque no amenazaba su vida, había


requerido cirugía para reparar el daño en su hombro. Si la cirugía iba bien,
podría conseguir el uso completo de su brazo de nuevo. Eso es por lo que
rezaba. Pero honestamente, estaba comenzando a preocuparse. Llevaban
casi tres horas en la sala de operaciones ya y Johnny no sabía nada más de
Russ desde que se lo llevaron.

—Hey, ¿se sabe algo?

Johnny se giró, dando a Mitch y Elliot una débil sonrisa negando


con la cabeza. —No. El doctor dijo que saldría a decirnos algo tan pronto
como terminase la intervención.

—Estoy seguro de que todo ha ido bien —Mitch dijo, pero podía
ver la preocupación en sus ojos. —¿Cómo lo estás llevando?

—Bueno… —Johnny respiró despacio. —Dispararon a mi marido


el día de mi boda. A mi compañero de piso le dispararon intentando salvar
a mi marido. Y el imbécil que les disparó aún está libre. Diría que lo estoy
llevando jodidamente perfecto.

—Johnny, el sheriff va a cogerle.

—No sabemos siquiera quien es él. —Johnny respondió secamente.


113
—Localizamos el sitio donde el tirador estuvo sentado —Mitch
dijo. —El sheriff tiene a Yancy con los forenses ahora mismo. Si hay algo
que pueda llevarnos a ese idiota, Yancy lo encontrará. Mientras tanto, el
sheriff está buscando pistas.

El corazón de Johnny bombeaba un poco más rápido. —¿Qué


pistas? —Johnny no podía pensar en una simple persona que quisiese herir
a Russ. El hombre era tan increíble por dentro como por fuera.

—Nada concreto aún —Mitch respondió. —Más una sensación que


tenía el sheriff que otra cosa. Conozco al hombre hace años y honestamente
puedo decir que sus sensaciones normalmente dan resultado. Preocúpate
por Russ y deja que el sheriff se encargue del resto.

—¿No se sabe nada de Hank? —Elliot preguntó.

Johnny negó con la cabeza —No me dirán nada de todas formas.


No soy su contacto de emergencia.

—¿Quién es? —Mitch preguntó.

—Hank no tiene familia, por lo que creo que puso al Jefe Helmond.

—Llámale —Mitch le animó. —Sabes que Russ va a querer saber


cómo está Hank cuando se despierte.

Johnny miró a Mitch. —No tengo el teléfono conmigo. —¿Por qué


iba a tenerlo? Había estado en su maldita boda.

Mitch rodó los ojos y le pasó su teléfono. Dio un paso atrás cuando
marcó, dejando a Johnny junto a su hermano.

—¿Cómo estás de verdad? —Elliot preguntó.

Johnny se encogió de hombros y se miró las manos. —No puedo


eliminar la sangre —dijo frotándose los dedos de nuevo. La sangre de Russ
se había filtrado en sus cutículas. No importaba cuanto las limpiase, no
desaparecía.
114 —¿Por qué no vamos al baño y te ayudo a lavarte las manos?

Johnny sabía que estaba empezando a perder ya que tenía sentido.


El hombre estaba usando el mismo tono de voz que usaba cuando quería
conseguir que Hannah y Henry hiciesen algo que no querían hacer.

Lo que le recordó a Johnny… miró a su alrededor preocupado.


—¿Dónde están los niños?

—El Señor y la Señora Blaecleah se ofrecieron a cuidarles por la


noche. Tienen una fiesta de pijamas con Alani, Niall, Aidan Blaecleah y
sus abuelos. —Los labios de Elliot se estrecharon como si ya supiese la
siguiente pregunta de Johnny. —Y unos cuantos de sus chicos también se
quedan.

—Eso está bien. —Se divertirían con la fiesta de pijamas. Lo


habían hecho un par de veces antes de que Johnny se mudara con Hank.
Siempre habían venido muy excitados y exhaustos. Johnny no sabía lo que
los Blaecleahs harían para agotarlos, pero le gustaría patentarlo.

—Aquí —Elliot dijo dirigiendo a Johnny al baño de hombres.


—Necesitamos conseguir una sopa, agua y…

A Johnny se le heló la sangre cuando su hermano chilló. Era un


sonido de terror que no había escuchado desde que Andrew Kramer fue
puesto tras las rejas. Era un sonido que había esperado no volver a escuchar
de nuevo.

La visión de su hermano siendo golpeado contra un muro y caer


lentamente al suelo quedándose inmóvil era algo que tampoco esperó ver
de nuevo. Después de todo lo que habían pasado a manos de un hombre
que debería haberles aceptado si no les amaba, incluyendo la pérdida de su
madre, y ahora esto… Johnny creía que no podría soportar perder a alguien
más que amaba.

Se giró, preparado para arremeter contra quien estuviese tan


duramente intentando destruir su mundo para encontrarse de frente con el
115 cañón de un arma realmente grande. Johnny tragó duro y levantó los ojos
del arma al hombre que la portaba.
—¿Qué quieres?

—Vas a sacar a mi hermano por mí.

—¿Brad? —preguntó, reconociendo la maldad en los ojos del


hombre. —Está en custodia policial. ¿Cómo voy a sacarle?

—Ese no es mi jodido problema —el cañón del arma tembló


cuando Jeff la dirigió a Elliot. —Será mejor que lo resuelvas o Mitch va a
tener otro agujero para joder a su niño juguete.

Johnny apretó la mandíbula para evitar gruñir al hombre por la


forma en que hablaba de Elliot. Había escuchado mucha mierda despectiva
de Andrew, cosas mucho peores que niño juguete, pero no significaba que
tuviese que gustarle.

—¿Es por lo que disparaste a Russ? —Era una sospecha en este


momento, pero bastante buena considerando el arma que Jeff sostenía.

—Alejaste a mi hermano de mí —Jeff gruñó. —Si ese estúpido


bombero no se hubiese puesto en el camino, sabrías como se siente perder
lo que más te importa.

—Tú y tu hermano me atacasteis —respondió Johnny. —Si no te


hubieses metido conmigo, Brad no estaría entre rejas ahora mismo.
—Johnny gruñó cuando Jeff le abofeteó. Se sujetó su mejilla magullada y
dio un paso atrás para alejarse del hombre loco.

—¡Nos humillaste!

—Intestaste robarme —contestó Johnny. —Destrozaste mi foto.

—¡Era una jodida foto! —Jeff apuntó con el arma a Johnny.


—Ahora, no quiero escuchar otra palabra de la maldita foto.

Bajó la cabeza y escaneó la habitación a través de la caída de su


116 pelo. Estaban en un maldito baño. No había nada dentro que pudiese usar
para defenderse o para desarmar a Jeff. Necesitaba sacarle al pasillo.
—Sabes que el sheriff está buscándote —Johnny esperaba no estar
mintiendo. Y si el sheriff no estaba buscando al hombre, esperaba que Jeff
no lo supiese. —No vas a salirte con la tuya.

—Oh, sí, lo haré. Y vas a ayudarme. —Jeff movió su arma,


haciendo gestos a Johnny para que se acercase. La única razón por la que
Johnny hizo lo que Jeff le dijo fue porque no quería que el arma apuntase a
la cabeza de su hermano. —¡Ven aquí!

Johnny tragó duro y dio un paso adelante. El grito que salió de sus
labios cuando Jeff le golpeó en la cara con el culo de la pistola fue más de
sorpresa que de dolor. Sabía que tendría un moratón en la mañana, pero
había sido golpeado en la cara bastantes veces para saber cuando algo
estaba roto, y nada lo estaba.

Aún así, Johnny usó el golpe para su ventaja. Chilló mucho más
alto de lo necesario y se llevó las manos a las rodillas en el suelo a los pies
de Jeff. Se aseguró de que el imbécil viese las lágrimas que salían de sus
ojos y caían por sus mejillas. Si Jeff hubiese tenido una onza de
inteligencia, habría sabido que eran lágrimas de ira, no de temor.

Pero no lo sabía.

—Grandes maricas —Jeff gruñó en disgusto. —Mírate, llorando


como un bebé. Apenas te he tocado. Qué grandísimo perdedor.

Johnny amargamente presionó su mano en su mejilla magullada y


miró a Jeff. —No… No tenías que gol-golpearme —susurró tan
lastimosamente como podía hacer su voz, cuando realmente quería
despotricar, vociferar y estampar en el muro a Jeff. —Sólo… Sólo hacía lo
que me dijiste.

—¡Muévete!

Johnny gruñó de verdad cuando Jeff le pateó en el culo.


117
—¡Duele!
Johnny vio a Elliot mover el dedo meñique, curvarlo y desaparecer
en la palma de su mano, su señal de que estaba bien, pero no querían que
nadie lo supiese. Era algo que les había funcionado cuando Andrew
golpeaba a uno de ellos.

Cuando Jeff le agarró por la espalda de su camisa y tiró de él, no


tenía otra elección que ponerse de pie. Por el momento, Jeff estaba al
mando, pero sólo por el momento. La primera oportunidad que tuviese para
escapar o incapacitar a Jeff, la tomaría. Y después haría todo lo que pudiese
para asegurarse de que Jeff fuese apresado en una celda justo al lado de
Andrew Kramer.

—¿A dónde vamos? —Johnny preguntó cuando le empujó fuera del


baño hacia el pasillo. Se tambaleó hacia adelante cuando Jeff le empujó.
Evitó no caerse agarrándose a la pared.

—Muévete —gruñó Jeff.

Johnny realmente no tenía elección, no si quería alejar a Jeff lo


suficiente del baño para que Elliot pudiese escapar y avisar a los demás.
Mientras tanto, Johnny a propósito tropezó de nuevo cuando Jeff le golpeó
en el centro de la espalda. Cuánto más lento fuese, más oportunidades
tendría de que viniese la ayuda antes de que le matara.

—Ayudaría si supiese a dónde vamos.

—Como dije, vas a ayudarme a sacar a mi hermano.

Johnny aún no comprendía lo que Jeff pensaba que podía hacer.


Brad estaba encerrado. Simple y llanamente. El Sheriff Riley nunca
liberaría a un prisionero y Johnny no se lo pediría. Iba contra todo lo que
ambos creían.

Pero eso no significaba que Johnny no pensase pedirlo de todas


formas. No le daba vergüenza admitir que estaba aterrado. Aunque Elliot
118 hubiese escapado y advertido a la gente, todo se podría ir al infierno con un
solo disparo y Johnny no quería que ese disparo fuese dirigido a él.
—Mira, Jeff, seamos razonables —dijo Johnny mientras
comprobaba el pasillo delante de él. Infiernos, nada excepto un carro de
comida y una silla de ruedas, ninguna de las cuales podría usar contra un
hombre armado. —El sheriff no va a dejar salir a tu hermano, ni siquiera
por mí.

Especialmente no por mí.

—Dejará marchar a Brad o te haré tantos agujeros que tendrán que


unir los puntos con un marcador.

Eso fue bastante original. Johnny estaba impresionado, pero era lo


único que le impresionó. La escasez del pensamiento del hombre cuando se
refería a sacar a su hermano de la cárcel y pretender escapar, era enorme.

—¡Para!

Johnny gruñó cuando le agarró el cuello de la camisa y tiró de él


hacia atrás. Apretó los labios intentando evitar gritar al hombre. Era un
idiota. Cómo el hombre había sobrevivido este tiempo era uno de los
grandes misterios del mundo.

—Entra aquí —Jeff tiró del cuello de la camisa de Johnny y le


empujó hacia la puerta más cercana. Johnny no sabía lo que el hombre vio
que le asustó de repente, pero estaba mucho más feliz de estar en la
habitación que en el pasillo vacío. Una habitación de almacenaje tenía
muchos más artículos dentro que podía usar para escapar que un pasillo.

Johnny revisó la habitación cuando le empujó dentro,


tambaleándose varios pasos a propósito. Le empujó dentro de la habitación
y lejos de Jeff, que paró para mirar por una grieta de la puerta. Obviamente
no veía a Johnny como una amenaza o el idiota nunca le habría dado la
espalda.

La habitación estaba llena de equipamiento médico, a la espera de


119 ser usado o puesto en la sala de almacenaje para quitarlo de en medio.
Johnny lo vio como una oportunidad. Miró a Jeff. El hombre seguía
mirando por la pequeña grieta de la puerta. Obviamente estaba vigilando
algo, lo que significaba que no veía a Johnny.

Johnny suspiró, asegurándose de que Jeff mirase en su dirección


cuando fue a la pared y se sentó en el suelo, apoyando su espalda en la
pared. Jeff le miró un momento y regresó a mirar por la puerta.

Johnny mantuvo sus ojos en Jeff mientras se giraba ligeramente a la


derecha, lo suficiente para alcanzar el cable del desfibrilador. No sabía
cuántos voltios de electricidad la cosa podría liberar, pero tenía que ser
suficiente para reanimar un corazón, o pararlo. Trabajó el cable hasta que
sintió el enchufe bajo sus dedos. Mordiéndose el labio inferior por los
nervios que le asaltaban, Johnny maniobró el enchufe hasta que lo pudo
meter en la toma de corriente.

Regresó de nuevo a su sitio en la pared. No sabía cuánto tiempo


iban a estar en esta habitación, por lo que tenía que actuar con rapidez.
Estaba bastante seguro de que sólo tendría esta oportunidad.

—Pensé que íbamos a sacar a tu hermano —dijo Johnny.

—¡Cállate! —Jeff gruñó. Ni siquiera se giró para mirar, lo que era


bueno.

Johnny se puso de pie y se dirigió despacio hacia el desfibrilador.


Sus pasos eran lentos y medidos, al contrario que el latido de su corazón,
que estaba fuera de control. Su corazón estaba en peligro de salirse de su
pecho.

Asegurándose de que Jeff aún estaba mirando por la puerta, Johnny


se puso delante del desfibrilador y lo encendió. Sonó un alto zumbido.
Johnny parpadeó cuando vio a Jeff mirar en su dirección. Se descubrió el
pastel. Podía ver las balas volando en su dirección en cualquier momento.

Los ojos de Jeff regresaron a la puerta cuando se oyeron voces por


el pasillo. Johnny aguantó la respiración mientras esperaba que el hombre
120 le mirase de nuevo… y esperó… Y esperó. Cuando no ocurrió, Johnny
miró sobre su hombro. Presionó el botón junto al lector digital que llevaría
el desfibrilador al voltaje más alto que tuviese.

Johnny pensó que el plan se había arruinado cuando la máquina


hizo el zumbido, pero o Jeff era el secuestrador más idiota de la historia -lo
que era más probable-, o estaba demasiado centrado en lo que ocurría en el
pasillo. No volvió a mirar en la dirección de Johnny.

Johnny alcanzó y agarró las palas. Sólo las había usado una vez
antes cuando un hombre sufrió un ataque al corazón -y fue un desfibrilador
portátil, no uno en un carro-. Johnny rezó por que funcionase igual cuando
saltó la distancia entre ellos y puso las palas en la espalda de Jeff.

El alto chillido que salió del hombre fue un bálsamo para la mente
enfurecida de Johnny, pero no tanto como ver al hombre sacudirse como un
pez y luego caer al suelo. Johnny rápidamente apartó la pistola, añadiendo
una patada extra a las costillas de Jeff.

—Llorar no significa que alguien sea un marica o un perdedor.

121
Capítulo 13

El lento pitido constante era irritante como el infierno. Russ abrió


los ojos y los cerró de golpe cuando la brillante luz sobre su cabeza chocó
en su visión. Era incluso peor que el pitido. No, la garganta seca era lo
peor.

—A-agua —gruñó.

—Aguanta, Russ.

Russ gruñó un momento después cuando le arrimaron trocitos de


hielo a su boca. Dios, ¿había probado alguna vez algo tan bueno? —Más.
—Russ gimió cuando los trozos de hielo se derritieron en su lengua.

—Despacio, Russ. No te excedas. —Otra cucharada del delicioso


hielo fue puesta en su boca. —De acuerdo, es suficiente por ahora.

Russ intentó abrir los ojos de nuevo, pero la luz aún era demasiado
brillante. ¿Quién inventó esas malditas cosas de todas formas? —Luces.

—Oh. —Russ escuchó unas rápidas pisadas cuando alguien cruzó la


sala. Un momento después vinieron en su dirección. —De acuerdo, Russ.
He bajado las luces.

Russ abrió un ojo cautelosamente. Cuando vio que las luces fueron
atenuadas, abrió el otro. Johnny estaba inclinado sobre él.

—Hey. —Los ojos de Johnny se inundaron de lágrimas al mirarle.


—¿Cómo te sientes?

—Me siento… —Russ frunció el ceño mientras se pensaba la


122
pregunta. —Me siento como la mierda.
Johnny rio. —Me lo imagino, cariño. Te dispararon.

—¿Qué? —Russ se dobló e intentó sentarse. Su hombro explotó en


agonía. Presionó una mano allí, parpadeando cuando se encontró un
vendaje muy grueso. —Mierda. Me dispararon.

—Sí —dijo Johnny, con voz decididamente temblorosa. —Y estaría


realmente feliz si te abstuvieses de ser disparado por los próximos
cincuenta o sesenta años.

—¿Qué ocurrió?

—Te dispararon cuando salíamos de la iglesia. —Johnny respiraba


temblorosamente. —La bala entró por el frente y se alojó en tu clavícula.
La fuerza de la bala te fracturó la clavícula y arrancó un poco de hueso, que
es por lo que tuvieron que operar. El doctor tuvo que sacar la bala y quería
asegurarse de que no quedaban fragmentos sueltos.

—¿Voy a curarme?

—Si tu recuperación va bien, entonces sí. Estarás fuera de servicio


por unas semanas. No montar en tractor o elevar cosas. Pero exceptuando
que haya una infección, deberías estar como nuevo en unos dos meses.

Maldita sea. Eso no estaba bien. Había mucho trabajo que hacer en
la granja. Si pudiese conducir el tractor…

—Para.

—¿Qué? —Russ levantó la mirada a Johnny.

—Tenemos un montón de buenos amigos, los cuales se han


ofrecido a ayudar en la granja hasta que te recuperes. Asa y Lachlan
Blaecleah están ahora mismo con Mitch viendo lo que se necesita hacer
para poder organizar a gente para que ayude.

123 —¿De verdad?

—Tu madre, la Señora Blaecleah, la Señora El-Masri, Billy


Blaecleah y Chester Bailey están en la casa cocinando suficiente comida
para alimentar un ejército el próximo mes entero. Lo que no comamos en
estos días, se congelará y guardará en el congelador para más adelante.
Mucha gente de Cade Creek se ha ofrecido a ayudar.

—Me gusta vivir en este pueblo. No hay otro lugar como él en la


tierra.

—Jack incluso me ha dado una semana libre para que pueda


quedarme en casa a cuidar de mi marido.

Russ se puso nervioso. —¿Resultaste herido?

—No.

—Entonces, ¿qué es esto? —preguntó tocando delicadamente el


moratón oscurecido en la mejilla de Johnny. Cuando Johnny bajó los ojos,
Russ sabía que algo ocurrió. —¿Johnny?

—¿Recuerdas cuando Jeff y Brad intentaron robarme?

Russ asintió.

—Bueno, parece que se sintieron humillados por lo que ocurrió.


Eso es por lo que vinieron a la casa, a darme una lección.

—¿Qué tiene que ver eso con el moratón de tu cara? —Russ sentía
que tenía que empujar para conseguir información de Johnny. Quería los
hechos, no una historia.

—A Jeff no le gustó que arrestasen a Brad. Te disparó para que me


sintiese como él cuando le separaron de Brad.

—¿Intentó matarme porque encerraron a Brad?

Johnny se encogió de hombros. —Estaba intentando hacerme sentir


tan mal como él.
124
—Qué jodido idiota.
—Se pone peor.

Los ojos de Russ se estrecharon. —¿Cómo de peor?

—Apareció aquí en el hospital. Cuando Elliot y yo fuimos al baño,


Jeff golpeó a Elliot en la cabeza y luego me forzó a bajar el pasillo a punta
de pistola. Planeaba intercambiarme por Brad.

—Es de donde vino, ¿verdad? —Russ preguntó pasando sus dedos


suavemente por la piel amoratada. —Te golpeó.

—Sí.

Russ apretó la mandíbula cuando la ira le recorrió como un


incendio forestal fuera de control. —Voy a matarle.

—Lo siento. —Los labios de Johnny se curvaron en una sonrisa.


—Le dejé fuera de combate con un desfibrilador.

Las cejas de Russ se dispararon hacia arriba. —¿Le noqueaste con


un desfibrilador?

—Sabía que Elliot estaba bien y que buscaría ayuda si conseguía


sacar a Jeff del baño para que Elliot pudiese escapar. Cuando Jeff me
llevaba por el pasillo, la policía comenzó a llenar los pasillos. Jeff me hizo
entrar en un cuarto de almacenaje, donde pude hacerme con uno de los
desfibriladores, enchufarlo y amplificarlo. Estaba bastante molesto en ese
momento. Después de golpearle con las palas y tumbarle, salí al pasillo e
hice señas al agente Nick. Avisó a la caballería.

—¿Y dónde está Jeff ahora?

—Creo que el sheriff sintió pena por él. Puso a Jeff en la misma
celda que Brad.

—Yo no siento pena por él —dijo Russ sujetando el brazo de


125 Johnny y empujando al hombre a su pecho, en el lado sin la herida de bala.
—Espero que se pudra en la cárcel por un tiempo largo.
—Bueno, el Sheriff Riley dijo que Brad probablemente saldría en
un par de años, pero Jeff va a estar allí una larga temporada. Brad ha sido
imputado de allanamiento de morada y asalto. Jeff se enfrenta a asalto,
secuestro y dos acusaciones de intento de asesinato.

Russ frunció el ceño. —¿Dos intentos?

—Jeff usó una mira láser en su arma. Hank vio el punto rojo en tu
frente y te sacó del camino justo a tiempo. La bala te habría matado.
Desafortunadamente, la bala que te golpeó pasó a través de él primero.
—Johnny asintió con la cabeza hacia la puerta cerrada. —Se recupera en
una habitación bajando el pasillo.

—Infiernos. Supongo que significa que tengo que estar agradecido


con el hombre.

—Sí —Johnny sonrió arrugando la nariz. —Podrías querer decir


gracias.

—Siempre y cuando no ligue con mi marido, estamos todos bien.

La sonrisa de Johnny era brillante, feliz. —Aunque amo todo eso de


marido, no estoy exactamente encantado de que mi primer acto como tu
marido fuese demandar mis derechos para tomar decisiones médicas por ti.
Firmar mi nombre de casado por primera vez en un documento accediendo
a permitirles hacer una cirugía en tu hombro, no es un recuerdo que quiera
mantener.

—Lo siento, bebé. —Russ presionó la cara de Johnny en su pecho


para poder dejarle un beso en la cabeza. Las cosas por las que este hombre
había pasado para estar a su lado. Russ no tenía forma de decir a Johnny
cuanto significaba para él… bueno, puede que sí.

—Te amo muchísimo, Johnny —susurró en la cabeza de Johnny.


—Prometo darte mejores recuerdos.
126
Los ojos de Johnny estaban luminosos cuando levantó su cabeza y
encontró la mirada de Russ. — Es un comienzo realmente bueno, Russ.

Russ cogió la mano de Johnny y la llevó a sus labios, presionando


un beso en la banda dorada que puso allí anteriormente. —No, Johnny, este
es un buen comienzo.

FIN

127
Nuestro agradecimiento al Staff de

Creditos
Nimaria
Misiranwe
Clau
Morgana
Libro Adicta
128 Pervy

También podría gustarte