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12 All Through The Night
12 All Through The Night
SUZANNE BROCKMANN
LIBRO 12 DE LA SERIE
TROUBLESHOOTERS
2
TRADUCIDO POR
Vivirleyendo01@gmail.com
https://pjgrandon.blogspot.com/?m=1
3
_CONTENIDO_
SINOPSIS
PRIMERA PARTE
LA PROPUESTA
SEGUNDA PARTE
LA SORPRESA DE LA FIESTA DE BODA
TERCERA PARTE
ACCIÓN DE GRACIAS
CUARTA PARTE
EL BUENO, EL MALO Y EL NO INVITADO
QUINTA PARTE
FANTASMAS DE NAVIDADES PASADAS
SEXTA PARTE
ATAQUE DEL MALVADO ROBOT GEMELO
SEPTIMA PARTE
RUIDO ALEGRE
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_SINOPSIS_
5
PRIMERA PARTE
_LA PROPOSICIÓN_
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Y aun así, Jules todavía estaba innegablemente nervioso.
Algo de eso era debido al taco que Jules había cogido en el
aeropuerto.
Dios, que error.
Lo había tirado a la basura después de unos cuantos bocados
pero la porción que había consumido se había convertido en
su compañero de viaje, un trozo de plomo en su estómago.
Por supuesto que algo de lo que estaba sintiendo provenía de
la adrenalina de anticipación ante la idea de ver a Robin
después de haber estado tantos días separados.
No estaba bromeando.
Estas dos semanas pasadas habían sido el tiempo más largo
que los dos hombres habían estado sin verse desde que la
súper estrella de cine Robin Chadwick había salido de
rehabilitación.
Y no, los nervios de Jules no eran por preocupación o temor
de que Robin hubiera recaído. El compromiso de Robin con su
continuada sobriedad era firme. Igual que su compromiso con
su nueva aunque extremadamente sólida relación romántica.
Sí, y bueno, ahí estaban otra vez los nervios por el retortijón
debido a los tacos.
¿Qué pasaría si Jules estaba equivocado, y era demasiado
pronto para esto? ¿Qué si Robin no estaba listo?
¿Qué pasaría si el impulso de último momento de Jules de
cancelar todas sus citas y tomarse el viernes libre y hacer un
viaje a Boston sin haber sido invitado se interpretara como que
él estuviera necesitado y fuera posesivo?
Desesperadamente necesitado y posesivo.
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Dios, el desearía que hubiera un aspirador de pensamientos
que pudieran succionar de las cavernas de su mente las voces
no deseadas pero persistentes de ex-amantes tramposos.
Habían pasado años desde que Jules había compartido tanto
su hogar como su vida con su ex Adam, y todavía podía oír la
voz del hijo de puta. “Tú no eres mi dueño, J., aunque te
gustaría, ¿verdad? Te gustaría tenerme encerrado…”
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Robin lo amaba verdaderamente, muy posiblemente tanto
como Jules amaba a Robin.
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Esto empezó con varios días intensivos de trabajo unos meses
atrás, cuando le habían dado un papel relativamente pequeño,
un personaje menor para tan solo dos episodios. Pero Art
Urban reconocía la grandeza cuando se la encontraba en su
escenario, y había ampliado y extendido el rol de Robin por
otros seis episodios.
Esto era doblemente gratificante, porque el personaje que
Robin estaba representando, Jefferson O'Reilly, era hétero.
Esto era algo bastante estúpido, pero a los actores gays de
Hollywood raramente les daban papeles que no fueran de
personajes gay. Sin embargo, este trabajo significaba que
Robin estaba pasando más y más tiempo en Boston.
Separado de Jules.
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“Yo quería…Bueno, quería, tu sabes, hablarlo contigo primero,
porque… mierda, es en Boston. Si fuera en el D.C., yo ya
habría firmado, pero… “
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‒Sólo faltan unas cuantas manzanas para llegar al hotel.
No podía ser.
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‒Fue una cuestión de mensajería de última hora, le contó
Alyssa.
Ella se rió.
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‒Eso probablemente habría ayudado, ‒ dijo Alyssa
volviéndose a reír.
‒No se lo contaste.
Jules lo dijo más como una afirmación que como una pregunta.
‒Sí, bueno…
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‒Yo creo, ‒ dijo Alyssa cuidadosamente, ‒que la última cosa
que necesitas es a Sam enfrentándose a Robin,
amenazándolo con partirlo por la mitad si te hace
daño. Por lo menos no hasta después de que tú hayas…
iniciado la discusión.
‒Tocada.
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—Encajamos.
‒ ¿Estás mintiendo?
‒Síp.
‒Está bien, ‒ dijo ella, con la voz severa que usaba cuando era
oficial de la Marina.
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‒Sí, entendí eso, ‒ dijo Jules. ‒Muchísimas gracias, Oh
anciana y sabia mujer, que ha estado casada, ¿cuánto?
¿Cuatro años?
El taxi frenó.
***
17
—¿A dónde se dirige usted hoy, Sr. C.? preguntó a Robin en
su acento irlandés.
Robin se giró y…
Jules estaba parado en la acera, justo delante de él.
Estaba sonriendo de oreja a oreja mientras cerraba su móvil y
lo ponía en el bolsillo de sus pantalones.
Se veía increíblemente sexy.
Estaba con toda la ropa de agente del FBI arrugada, se había
sacado la chaqueta y enrollado las mangas de la camisa hasta
los codos. Por supuesto, Robin había llegado a asociar eso y
la corbata aflojada con la expectativa del 'hey-ya-llegue-del
trabajo', y que Jules se cambiaría por algo más cómodo.
Lo que algunas veces significaba quedarse desnudo. Lo que
se traducía a muy sexy, realmente.
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Pero entonces los brazos de Jules lo rodearon, y mientras
Robin lo abrazaba igualmente fuerte, se dio cuenta de que no
era para nada sobre sexo.
Era sobre…que todo de repente era extremadamente correcto.
Él tuvo que luchar contra la urgencia casi abrumadora de
romper en llanto ante la repentina justicia suprema del mundo
en general.
‒Mi programa del plató cambió. Tengo el resto del día libre en
lugar de mañana.
‒Iba a volar al D.C. Para verte, e iba a tomar 'el botín' para
volver por la mañana.
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‒Eso hubiera sido una lástima, estuvo de acuerdo Robin.
Jules hubiera estado en Boston, y Robin en el D.C.
Y sí.
Definitivamente era tiempo de entrar al hotel.
No había dudas sobre eso, aun cuando Robin ya estaba
teniendo el mejor fin de semana de todos, estaba por ponerse
significativamente mejor. Pero entonces cayó en la cuenta de
que ese fin de semana era una suposición que en realidad
no podía hacer.
El horario de trabajo de Jules era tan loco como el suyo.
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‒También me tomé el lunes de descanso. Me quedare aquí
hasta el martes en la mañana. Un largo fin de semana.
Esto era más estúpido que la mierda, pero los ojos de Robin
en verdad se llenaron de lágrimas ante la idea de pasar cuatro
días enteros con Jules.
Jules, galante como siempre, pretendió no darse cuenta.
21
principal, y luego por la gerente del hotel, la Sra. Hanniford,
quien era una hija de la Revolución Americana relacionada con
John Adams por el lado materno, una madre perteneciente al
PFLAG (Padres, Familias y Amigos de Lesbianas y Gays), y
en posesión de uno de los acentos de Boston más
ridículamente amplio que Robin hubiera escuchado nunca.
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A menudo ella trabajaba el turno de noche, y lo había invitado
a tomar el te en su oficina muchas ocasiones. Ella obviamente
odiaba el hecho de que ahora lo estuviera jodiendo de esa
manera.
‒Betty.
‒Ese es Jules.
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respirando por nuestras bocas para evitar el persistente e
incomparable hedor de la orina.
24
Aparentemente una camioneta cayó de un puente a las vías
principales de Amtrak que van a Nueva York. Los trenes están
parados. Ella ni siquiera podía alquilarme un ciclomotor.
Estaba pensando que podríamos conducir hasta Manchester,
o hasta Hartford si pudiéramos conseguir un coche.
Más tecleo y…
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limo, con el cristal de privacidad accionado y la radio a todo
volumen. Pero aparentemente ni siquiera esa era una opción
hoy.
‒Lo jodí todo completamente para nosotros, ‒ susurró Robin.‒
¿No es verdad?
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‒Yo quería ir contigo al estudio, dijo. ‒Quiero decir, si tú estás
de acuerdo.
‒ ¿De verdad?
‒Hey, Sra. H., ‒ dijo Robin, sin apartar para nada sus ojos de
los de Jules.
27
‒Mi compañero de vida es un poquito tímido, pero me estoy
sintiendo con la justa necesidad de besarlo. ¿Le importaría si
entráramos a su oficina por, oh, dos minutos?
***
28
Con el viento barriendo el Puerto de Boston, este estaba un
poco fresco pero Jules estaba caliente.
Tal vez demasiado caliente.
‒Estás sudando.
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‒¿Me has estado mintiendo, no es verdad?
‒Estoy bien.
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‒Por intoxicación alimentaria. Robin estaba exasperado. ‒
Sólo porque tú no quieras llamarlo por su nombre, chico, no
quiere decir que puedas cambiar los hechos.
‒No.
***
31
retrocedió cuando Robin prácticamente cargaba a Jules dentro
de la habitación del hotel.
32
Jules y Alyssa habían estado susurrando bastante entre ellos
recientemente.
Alyssa no quería hablar sobre eso, pero Sam estaba bastante
seguro de que era algo que tenía que ver con Robin, quien era
una bomba de relojería emocionalmente disfuncional, sólo
esperando por el momento más inoportuno para explotar.
33
“Robin, shh, cariño, de verdad está bien. Nos alegra que hayas
llamado. Honestamente. Sólo trae a Jules para aquí tan pronto
como puedas.”
Sam se sentó.
Esa era una cosa estúpida de decir, él lo supo tan pronto como
las palabras salieron de su boca.
Para empezar, Jules no era un gran bebedor, y desde que
Robin había entrado en rehabilitación, él también había dejado
de beber, por solidaridad.
Afortunadamente Alyssa estaba acostumbrada a las
ocasionales e idiotas explosiones verbales de Sam.
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oscuro corto y liso, alrededor de su rostro de princesa africana,
haciéndole marco a unos ojos de un color de otro mundo.
Ella era bella, igualmente, cuando se vestía para cenar o para
una fiesta, su favorito era ese vestido rojo con la falda corta.
Mier—da.
Pero Alyssa, usando sólo la ropa interior que evidentemente
había comprado para el placer de él…
Con todo derecho, Sam podía haberse quedado ciego.
Pero esa mirada estaba cargada, y no había ninguna duda de
eso, era el turno de él de hablar, y tal vez decir algo brillante
esta vez.
***
35
cesado, después de que Robin lo hubiera aseado, y vestido
con unos pantalones de chándal y una camiseta que
Sam le había prestado y que eran demasiado grandes, lo
había metido en la cama, fue “Lo siento tanto.”
36
‒ De acuerdo, dijo él.
Ella se rió.
‒Sí, bueno…
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‒No voy a ir a ninguna parte, así que acostúmbrate a esto de
una jodida vez.
‒ ¿Por qué?
‒Lo sé.
38
Si alguien más entraba al vomitron, Sam también lo hacía. Y
esa era la razón por la cual había salido fuera cuando Robin
entró llevando a Jules.
‒ ¿Hey, Robin?
39
‒Eso significa mucho para mí.
40
‒También hay soda.
Y de acuerdo.
Ahora era una asquerosa mierda de pájaro.
41
‒He estado en un montón. Ambos, AA y Al-Anon.
‒Mi madre, ‒dijo él. ‒Ella ha estado sobria por más de una
década. Todavía está involucrada en el programa, de manera
que sí, he estado en mi parte de reuniones.
‒Joder.
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‒Mi madre se desinteresó cuando yo tenía…diablos, fue antes
del tercer grado. Yo tenía, ¿cuántos? ¿Nueve?
‒Yo recuerdo tener para cenar Corn Flakes, ‒ dijo Sam. ‒Yo
sabía que cuando el cereal del desayuno se acababa, tenía
una mala semana por delante.
‒Sí.
Robin asintió.
43
Él podía decirlo.
Robin asintió.
44
‒Dejé ir una gran cantidad de la culpa que llevaba por mi
madre. Que yo debería haber sido capaz de salvarla. Cosas
como esa.
‒Deberías contárselo.
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‒Te entiendo, pero…
46
Sam encontró la mirada de Robin.
47
Pero esta vez Robin no había terminado.
El dejó que Sam tuviera su momento, muerte por un dedo
meñique, a la mierda.
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‒Que. Te. Jodan.
49
‒Yo pienso que eres promiscuo porque eres un borracho.
Él se detuvo.
Respiró hondo y exhaló con fuerza.
50
‒Yo también lo quiero, ‒ dijo Sam.
***
51
La última cosa que había querido era crear una seria brecha
entre él y la pareja de Jules. Y aun así se había bañado en
santidad durante su pequeña charla.
Robin lo había entendido bien.
Pero Sam había vivido los meses finales de la relación de
Jules con Adam.
Había sido testigo de cómo su amigo se había sentido
destruido una y otra vez cada vez que descubría las
incontables infidelidades de Adam.
Jules le había asegurado a Sam de que a pesar de vivir juntos,
él y Adam nunca habían llegado al punto de confianza
suficiente como para montar a pelo, que en jerga gay
significaba tener sexo sin la protección de los condones.
Yup.
Esa había sido una tremenda conversación.
Aun así, Sam había tocado ese punto porque necesitaba
asegurarse de que Jules estaba siendo inteligente y se
cuidaba.
Pero eso fue antes, y esto era ahora, y Sam sospechaba que
las cosas podrían ser diferentes entre Robin y Jules en cuanto
a la confianza, y sí, eso lo asustaba.
Menos ahora, sin embargo, después del estallido de Robin.
Aun así, un alcohólico era un alcohólico, y si Robin resbalaba y
reincidía, sólo Dios sabía lo que él haría.
Pero Robin estaba en lo cierto.
La decisión de confiar en Robin, o no, iba a tener que tomarla
Jules.
No Sam.
52
Entonces fue otra caminata a tientas a través de la oscuridad
hacia la cama donde Alyssa estaba profundamente dormida.
Sam se deslizó silenciosamente al lado de ella, consciente de
que podía oír la respiración de Alyssa, y también la de Jules.
El hecho de que no pudiera oír la de Robin significaba que la
estrella de cine probablemente todavía estaba despierto.
Y probablemente todavía enfadado por su conversación de
corazón a corazón.
Tal vez si Sam sólo dijera: “Mira, no me exprese bien, pero me
da miedo que vayas a herir a mi amigo, así que la jodí bien, y
lo lamento. ¿Podríamos tal vez empezar de nuevo?
‒ ¿Robin?
53
‒Shhh-, la voz de Robin era suave.
‒Cállate la boca.
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‒ ¿Tenemos un largo fin de semana, recuerdas?
‒Que te jodan.
‒Mejor todavía…
‒Puedo verlo.
55
Por varios segundos, el único sonido discernible en la
habitación era la respiración de Alyssa lenta y constante.
Eso hizo que ambos se rieran, pero era la manera como un par
de chicos se hubieran reído en una pijamada. Aunque trataban
de hacerlo silenciosamente para no despertar a Alyssa.
En estos días, sin embargo, ella podía dormir a través de una
tormenta.
56
‒Realmente yo no sabía que tú estabas aquí-, se disculpó
Jules.
57
‒Estuvimos, um, bromeando hace un rato-, le dijo Robin a
Jules.
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‒ Ahora que el Taco de la Muerte ya se fue.
‒No lo estoy.
59
‒ ¿Qué?
Él sacudió la cabeza.
‒Así que les voy a decir a ellos que no. No hay trato. No más.
Terminaré mi contrato, y entonces me voy a casa.
60
‒Es por eso que yo, um, bueno, he puesto la bola a rodar para,
uh, ser transferido a Boston.
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‒ Realmente tú no quieres ser transferido fuera del D.C., ‒ dijo
Robin suavemente.
‒ ¿Verdad?
‒ Sería por un año, tal vez dos a lo sumo. Y aun sería parte del
equipo de Max. Yashi y Deb e incluso George vendrían
conmigo. Aun tendría que viajar de vez en cuando, eso
no cambiaría. Además estaría haciendo un montón de viajes
de un día al D.C. Pero cuando llegara a casa, yo estaría… en
casa. Contigo. Podríamos realmente tener un hogar. Tú sabes,
algo que nos pertenezca a ambos, en vez de que tú te
estés mudando a mi apartamento, lo cual está bien, si
terminamos haciendo eso, pero…
62
‒Él me estaba hablando a mí, ‒ dijo Jules.
‒Compañero de vida.
63
‒Cuando estábamos hablando con la gerente del hotel,
continuó Jules, ‒tú me llamaste compañero de vida. ¿Lo
sentías así?
‒Guau.
‒Lo se y… Guau…
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Y entonces se volvió a hacer el silencio.
El cual, por extraño que parezca, esta vez parecía algo tierno.
Pero aun así, ya era suficiente.
Sam se inclinó y besó a Alyssa.
‒Hey.
‒ ¿Él lo hizo, verdad? ¿Le pidió a Robin que se case con él?
Sam asintió.
65
Pero entonces se dio cuenta de lo que ella había dicho.
Así que eso era sobre lo que habían estado susurrando los
últimos días pasados.
Sam la llevó hacia los ascensores.
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Ella presionó el botón para el vestíbulo.
Ella se rió.
Él la besó.
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‒Estoy bien con esto, ‒ dijo Sam.
Alyssa le sonrió.
‒Me alegro.
68
SEGUNDA PARTE
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Su tarea había sido no sólo sacarlos de la casa mientras los
invitados llegaban, sino también ocuparse de que estuvieran
adecuadamente vestidos de forma casual.
Ahora ambos estaban completamente mojados.
70
había habido una excesiva cantidad de carcajadas haciendo
eco en todas las habitaciones sin amueblar en ese momento.
71
baño principal de nuestros sueños. Estará terminado a finales
de Octubre o en Acción de Gracias a más tardar.
Aunque ella suponía que, comparado con ser disparado, y
ocasionalmente herido como Jules lo había sido en su trabajo
con el FBI, el tener aguas residuales en la bañera, treinta o
cuarenta murciélagos en el ático, y una cascada a través del
techo de la cocina, no era gran cosa.
72
‒Um…
Sugirió ella.
‒ ¿Asombroso?
73
Robin era la estrella de cine, pero Jules era probablemente
incluso más atractivo.
Tenía el pelo oscuro en contraste con el de Robin rubio teñido,
tenía ojos marrones, y Robin los tenía azules neón, y era
aparentemente bajo comparado con la altura magra y
muscular de Robin. Pero su estatura era engañosa, era en
realidad, extremadamente duro.
Cuando ambos hombres estaban sin camisa, como lo estaban
ahora, era como vivir en un anuncio de Abercrombie & Fitch,
una celebración del six-pack, completo con tríceps y bíceps en
abundancia.
No cabía duda, Dolphina amaba su nuevo trabajo.
74
Oh, querido.
Aunque para decir verdad, Robin encontraba la mayoría de las
cosas realmente sexys, especialmente cuando Jules estaba en
la habitación.
El empezó a cantar.
75
‒Um, chicos, ‒ dijo ella, y Jules, quien usualmente era
demasiado cortés, por lo menos cuando ella estaba alrededor,
se retiró.
76
‒De todas maneras, ¿qué estás haciendo aquí en un Sábado?
77
‒También mucha información, de hecho-, Sam el amigo de
Jules que estaba de pie delante de una multitud, comenzó a
reírse.
‒ ¿Sorpresa?
***
‒Will.
78
Él había aprendido, de la manera más dura, que siempre era
mucho mejor usar su verdadero nombre. Inventándose uno,
este podría con seguridad regresar hacia el para morderle el
trasero.
79
‒SEAL de la marina-, lo corrigió Cosmo.
‒ ¿Un actor?
Cosmo era tan tonto como una piedra o estaba jugando con él.
Will había conocido a algunos SEALs y ex SEALs durante sus
días de reportero investigador viajando alrededor del mundo, y
ser tonto como una piedra no encajaba en el perfil de un
SEAL. Así que fue directo al punto, sólo para medir la reacción
del hombre.
80
‒Dime otra vez, ¿quién eres tu?- le preguntó finalmente.
81
Estaba dispuesto a tomar cualquier asignación que le dieran,
porque ya no podía simplemente empacar y emprender
un viaje sin rumbo fijo, buscando la siguiente gran historia.
Gracias a su hermana, Arlene, tenía ahora un apartamento, y
un alquiler que pagar.
Necesitaba este trabajo, así que él iba a entregar lo imposible,
una entrevista con Robin Chadwick.
Y entonces sucedió, casi como si lo hubiera deseado, que el
mismo Robin apareció frente a Will.
Robin no estaba en medio de una conversación.
No estaba dirigiéndose a ningún otro sitio. Sólo estaba de pie
ahí, como si estuviera buscando a alguien.
Will guardó en el bolsillo su móvil.
‒Hola, Robin.
‒Yo… yo no la he visto.
‒ Gran fiesta.
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‒Sí-, estuvo de acuerdo Robin.
‒ Soy Will.
83
Era impresionante.
Will había conocido a muchas celebridades cuyos ojos estaban
constantemente barriendo la habitación, buscando a alguien
más importante con quien hablar.
‒Lo tengo.
‒Bien.
84
El estrechó otra vez la mano de Will, dándole una palmadita de
despedida en el hombro con la otra mano.
Lo estaban.
Will había investigado eso al menos. Y no era una mierda total
por darle al hombre esas sombrías noticias durante su fiesta.
Aun así, se obligó a asentir.
‒Estupendo.
85
‒Sé que has dicho que no quieres entrevistas, especialmente
con respecto a tu inminente boda pero… Es una buena
historia, Robin. La gente siente curiosidad por ti. Tienen
curiosidad por tu prometido. Podemos mantenernos alejados
de preguntas invasivas, sabes, quien va arriba, quien abajo,
ese tipo de cosas.
86
‒No hay historia aquí. Todo el mundo piensa que la hay, tú
mismo lo dijiste, pero no la hay. Me enamoré de un hombre
estupendo e…hice algunas elecciones sobre cómo quería que
fuera mi vida, luz de sol en vez de sombras. Estoy convencido
de que hice las elecciones correctas, No lamento nada.
Disfruto de mi trabajo, espero que la serie se mantenga a flote,
pero si no lo hace, que así sea. Lo que es importante para mí
es que estoy en una maravillosa relación, y aleluya, Jules
también me ama. Nos vamos a casar por la misma razón por
la que todo el mundo se casa, porque queremos que nuestro
compromiso del uno con el otro sea públicamente conocido y
legal. Somos increíblemente felices, y realmente aburridos. No
hay conflicto, no hay historia. Así que los medios tratan de
crear una, porque el sexo vende, y porque el sexo gay todavía
asusta a algunas personas. ¿Aunque tú sabes lo que es
realmente atemorizante? El por qué tantos presuntos
conservadores quieren saber los detalles de lo que pasa en la
privacidad de mi dormitorio. Sin ofender, Will, tú me gustas,
pero realmente no quiero saber que hace mecer a tu bote
cuando estas desnudo con tu pareja. Tú haces tú asunto, y yo
haré el mío, y mientras seamos adultos que consienten,
¿cuál es el problema?
87
esto no es una historia para las noticias a menos que yo diga
algo estúpido como 'sí, nos turnamos para estar arriba o
abajo.”
Maldición.
‒La historia,‒ continuó Robin, ‒es que hay gente allí afuera
que quiere decirme a quién puedo y a quién no puedo amar.
Como si ellos acabaran de hacer alguna ley, de que yo voy a
dejar a Jules. Tres películas, quince millones, Will. Eso es lo
que estaría ganando en este momento si me hubiera quedado
en el closet. En vez de eso, escogí la felicidad. Escogí el
respeto a mí mismo. Escogí el amor. ¿Si tú me encuentras un
reportero que entienda eso? Yo hablare con él. Pero eso no va
a suceder.
88
‒Bueno, como tu dijiste-, Will le dijo a él.
Ay.
‒Dolphina.
‒Hey, aquí esta ella, ‒ dijo Robin, cogiendo a una joven mujer
de pelo oscuro de entre la gente.
89
ampliamente para mantener el equilibrio y no caer de lado
sobre su oreja.
Verdaderamente, la asistenta personal de Robin era la mujer
más hermosa que Will había visto en toda su vida. Pero él
había viajado por el mundo y había visto su parte de mujeres
hermosas, y su linda cara y figura esbelta no era lo que casi lo
había noqueado. Fueron sus ojos, esos increíbles ojos
oscuros.
Ella lo estaba mirando como si pudiera ver claramente dentro
de su cabeza, o tal vez como si lo reconociera como a alguien
que había conocido en alguna distante vida pasada…
¿Y no era esa la cantidad más grande de mierda que su
podrida cabeza alguna vez había ideado?.. probablemente
porque había pasado bastante tiempo desde la última vez que
se había acostado con alguien.
Pero entonces ella le sonrió, tirando su pelo largo y oscuro
sobre uno de sus hombros, y en algún lugar, muy cercano, los
ángeles cantaron y explotaron fuegos artificiales, porque ella lo
estaba mirando a él como si tampoco pudiera creer la
conexión que tenían, sólo con mirarse el uno al otro.
‒ ¿Will, verdad?
90
***
‒ D olphina.
‒ ¿Cómo el pez?
De acuerdo.
Demasiado para esa fantasía que duró punto cero-cuatro-
segundos, de que Dolphina finalmente había encontrado a su
alma gemela.
Debió de ser un truco de la luz sombría del atardecer, creando
lo que se sintió como una chispa genuina.
Era casi gracioso, este hombre era exactamente lo contrario
de lo que ella hubiera pensado que era su tipo.
Asumiendo que alguien que había tenido exactamente tres
novios y medio en toda su vida tuviera un tipo.
Especialmente considerando que uno y medio de esos novios
fue cuando ella estaba en séptimo grado, cuando los novios
eran adquiridos por las notas garabateadas a toda prisa y
conversaciones sostenidas a distancia, a través de terceros
actuando de negociadores.
El pelirrojo Will era algo desaliñado, lo que a ella no le gustaba
nada. Aun cuando estaba usando una chaqueta y corbata, ella
tenía la sensación de que eran prestadas.
El olía bien, sin embargo, y estaba bien afeitado, sus mejillas y
barbilla se veían suaves. Pero había algo en él, en los planos y
ángulos duros de su rostro enjuto, y en el brillo de sus ojos
91
color avellana, que la hacían pensar que en algún momento en
el pasado él había tenido una vida dura.
También era mayor de lo que ella pensó primero,
probablemente más cerca de los cuarenta que de los casi
treinta que ella tenía.
Ella retiró su mano.
‒Sé que esto pasa-, le dijo ella, con tan poca seriedad como
pudo. ‒ Por ese motivo trabajo para hombres gay. Mis poderes
de estupidificación parecen no afectarlos a ellos.
El se rió.
92
‒Mi calendario está aquí. ¿Qué tipo de cita quiere fijar?
Ella lo miró.
93
‒Ooh, ‒ dijo él, haciendo una mueca mientras vagaba por la
oficina, echándole un vistazo a los libros en los estantes y a la
colorida pintura que colgaba sobre la chimenea.
94
‒Gracias.
‒Sin tocar.
95
Si ellos pensaron que tenían que batallar con hordas de
reporteros ahora…que Dios no permita que se presentara el
Presidente, entonces no habría manera de evitar que la prensa
asistiera.
‒Diablos.
Ella lo miró.
‒Kuhlman o Hartz?
96
‒Su apellido.
‒Es Schroeder.
97
‒Sí, probablemente lo es. ¿Quién es Kuhlman?
‒William Kuhlman.
Él se rió.
Ella la tomó.
La miró.
William T. Schroeder, seis pies una pulgada de altura,
nacido Mayo 22, 1967, Avenida Massachusetts 214…
98
Ella la apagó otra vez, y luego le devolvió su permiso y puso la
copia que había sacado con sus notas.
99
‒Porque si lo hace, tal vez podríamos, usted sabe, salir alguna
vez a tomar unas copas, ‒ finalizó el.
Él era definitivo.
‒No estoy saliendo. Pero gracias por ofrecer esa opción para
una disculpa diplomática. La cuestión es que no me siento en
la necesidad de tener tacto en este momento.
Él se rió.
100
‒ ¿Entonces usted simplemente… no está interesada?-
preguntó él.
‒Hey, Dolph.
101
Realmente tenían que conseguir un intercomunicador.
‒Lo siento Dolph, pero ¿te importaría subir al tercer piso y ver
si es que se ha quedado encerrado en la biblioteca otra vez?
102
***
E stupendo.
Maravilloso.
Genial.
Robin no se lo podía creer.
Estaba encerrado en el sótano.
Había estado dándoles un recorrido por la casa a un grupo de
amigos de Jules del FBI, incluyendo a Gina Bhagat.
Gina era una vieja amiga de Jules que ahora estaba casada
con el jefe de él, Max.
Robin se había encontrado con Max en varias ocasiones en
situaciones de trabajo, y era gracioso. Casi había tropezado
con el hombre hoy en la cocina, y no lo había reconocido sin
su traje oscuro y la corbata. Usando jeans y un suéter,
sonriendo, con un brazo alrededor de su bella esposa, Max
Bhagat parecía una persona completamente distinta.
Gina había estado fascinada con la historia de la casa de Jules
y Robin, particularmente con el rumor de que el lugar había
sido una parada en el ferrocarril subterráneo.
Los esclavos que escapaban del norte hacia Canadá habían
estado escondidos aquí, probablemente en este mismo
sótano.
Así que Gina había querido verlo.
Mientras estaban allí abajo, Robin había advertido que una de
las estrechas ventanas al nivel del techo se había abierto, y se
estaba haciendo un charco de agua helada en el piso del
sótano.
Como esta era la última parada del recorrido de la casa, había
enviado a su pequeño grupo de regreso hacia arriba, dónde se
103
estaba caliente, y se fue a buscar una escalera para poder
cerrar la ventana.
Sin embargo, esta no se cerraba.
Era lo suficientemente hábil para arreglar cosas, y rápidamente
vio que parte del cerrojo de metal estaba oxidado y se
había roto.
Terminó poniendo un pedazo de madera contra la ventana, lo
que logró mantenerla cerrada.
Había puesto a un lado la escalera y subido los escalones…
El jodido pomo se le quedó en la mano.
Jesús, si no amara esta casa tanto, la odiaría. Sólo la semana
pasada se había quedado encerrado en la biblioteca del tercer
piso.
Y bueno. Sólo porque el pomo estaba en su mano no quería
decir que él no pudiera manipular el mecanismo y abrir la
puerta y… Golpe.
El eje de metal y el otro pomo se cayeron hacia el otro lado de
la puerta, dejándolo a él sin nada que agarrar y girar.
El agujero donde había estado era demasiado pequeño para
que pudiera meter más de un dedo, su meñique, y no podía
desarmar el cerrojo.
Las bisagras, por supuesto, estaban en el otro lado.
Robin golpeó la puerta por un rato, pero la entrada al sótano
estaba fuera del camino, en la parte de atrás del cuartito de
entrada a la cocina.
Si la puerta adicional entre el cuartito de entrada y la cocina
estaba cerrada, eso, combinado con el ruido de la fiesta,
significaba que nadie iba a escucharlo sin importar cuán fuerte
golpeara ni cuán alto gritara.
Había una puerta del sótano que daba a un minúsculo jardín
trasero, pero estaba cerrada con tornillos, y no había una llave
a la vista.
104
Y, por supuesto, su móvil estaba arriba en el dormitorio que
compartía con Jules, enchufado al cargador y configurado en
modo silencioso.
Tengamos un día-sin-celular, nene.
Esa había sido la brillante idea de Robin, concebida mientras
se cambiaban apresuradamente por ropa seca después de la
sorpresa que les dieron cincuenta de sus amigos y
compañeros de trabajo.
105
Si Robin iba a arrastrase hacia afuera, si realmente pudiera
hacer pasar la cabeza y los hombros a través de ese estrecho
espacio, la única forma de hacerlo sería de espaldas, con la
cara hacia la parte de arriba de la ventana, de manera que
pudiera empujarse hacia arriba, a una posición sentada, con la
espalda hacia la pared del pozo.
Que bien que había estado haciendo sus abdominales
religiosamente.
La lluvia estaba cayendo más fuerte ahora, el viento la llevaba
hacia él, gruesa y fría.
Robin subió las escaleras y golpeó la puerta.
***
106
‒Hey, yo también fui un Billy cuando era pequeño.
‒Yo soy muy bueno siendo tonto. Tienes razón-, Jules estuvo
de acuerdo cuando el pequeño se abrazó fuerte a su cuello.
Jules se rió.
107
‒Tu eres un romántico-, le dijo Will.
‒Te estás casando en un mes con un tipo que está loco por ti.
Yo no soy gay, pero incluso yo estoy un poco celoso después
de hablar con él. Te ama muchísimo, tú lo sabes.
Jules asintió.
108
‒No, ‒ dijo Billy, pero volvió a asentir con la cabecita, y Jules lo
puso en el suelo, observando mientras el niño corría hacia la
sala de estar.
Sólo entonces se giró hacia Will.
Robin.
Maldición, había dicho que había hablado con Robin.
109
‒ ¿Qué? No. Dios.
110
‒Él sabía que no estaba verdaderamente invitado, y aun así
vino.
‒Pero no la he abierto.
111
sino que se filtrara la noticia antes de que ellos organizaran un
plan de acción.
112
Su deleite era contagioso mientras agarraba a Jules afuera
con él, luego bajó de un salto los peldaños para dar vueltas en
la acera delante de su casa, con la nieve cayéndole en la cara,
en la boca abierta, en su pelo embarrado.
‒Hey, Will.
113
‒Voy a darte un pase libre y pretender que no escuché eso, ‒
dijo Will.
Él alzó la voz.
Se acercó a ellos.
Ah, maldición.
114
‒Robin, ‒ dijo Jules tranquilamente.
‒Te creo.
‒No.
Miró a Jules.
115
Estaba realmente alterado.
Y se marchó.
Robin asintió.
116
Pero Robin sacudió la cabeza.
Jules se rió.
‒ ¿Qué?
‒No es gracioso.
‒Ay, Jesús.
‒¿Máscaras de cerdo…?
117
‒Esta pareja estaba en ropa interior, preparándose para
empezar, ¿bien? Ellos estaban usando esas máscaras y
gruñendo como cerdos, no me preguntes por que. No era
erótico, era horrorífico, pienso que intencionadamente. El
hombre dijo algo, que ni siquiera sé que fue lo que dijo, pero la
mujer se pone toda presumida y dice, “cuando hablas lo
arruinas todo.”
Jules se rió.
‒Guau
‒Sí.
118
‒ Vino a nuestra casa, y te engañó… Cariño, de verdad, todo
va a estar bien. Vamos a llevarte adentro y a que te laves. Lo
que está hecho, hecho está.
‒Will.
119
‒ ¿Matar a quién?
120
Y ahora la mirada que le mandó Sam a Jules era de
comprensión.
121
‒No me importa.‒ Lo interrumpió Jules. ‒Yo sólo quiero
casarme contigo. Sólo quiero levantarme en una iglesia, y
decirle a todo el mundo que voy a amarte siempre. Me importa
un carajo cuantas docenas de ninjas con sus bastones de
fuego estén girando en círculos a nuestro alrededor.
122
TERCERA PARTE
_ACCIÓN DE GRACIAS_
123
Y ahí estaba, la confirmación de casi todo lo que Robin había
dicho en ese asqueroso artículo, citado entre comillas.
Esto hacía parecer como que el resto de la mierda que
Schroeder había escrito, también fuera cierta.
Robin todavía no había tenido la oportunidad de hablar sobre
esto con Jules, pero su prometido probablemente trataría de
darle un giro positivo a esto, o por lo menos convertirlo en una
broma.
Tal vez se pondría una máscara de cerdo esa noche cuando
estuvieran preparándose para ir a la cama. Y entonces,
cuando Robin se estuviera riendo de puro horror, Jules diría
algo como, 'Mira, esto ya sucedió. Dijiste algunas cosas a
alguien en quien no deberías haber confiado, pero cualquier
persona que escuche también esa grabación va a ponerlo todo
en contexto. Y francamente, Robin, pensé que lo que dijiste
fue hermoso. Tú me amas, nadie que escuche esa cinta va a
dudarlo”.
Sí, pero ¿qué hay de todo la gente que leyó el artículo pero
que no tenían acceso al Internet? O ¿de las así llamadas
estaciones-de noticias de la TV, las cuales transmiten esas
noticias sin ningún contexto?
Si Robin alguna vez volvía a ver a Schroeder, iba a arrancarle
los pulmones, al estilo Sam Starret.
Por supuesto, no era posible que eso sucediera, ya que la
tercera cosa mala de este día probablemente fuera que Robin
iba a ser atropellado por un autobús.
Las luces de todas las tiendas de moda de la Calle Newbury
brillaban a través de la ligera lluvia brumosa.
Robin apuró el paso rodeando a un grupo de estudiantes de
Berklee. Él tenía que hacer malabares para esquivar a algunos
compradores de regalos de Navidad que se movían con la
determinación de misiles buscadores de calor.
124
No eran las frías temperaturas lo que hacía parecer el invierno
tan diferente aquí en Boston, sino más bien el hecho de que el
sol se ponía muy temprano por la tarde, solsticio de invierno,
los días iban a ser ridículamente cortos.
Las noches decadentemente largas.
Lo que hacía de ese un momento bastante perfecto para tener
una boda por la noche.
En la esquina de Darmouth, Robin cruzó cuidadosamente la
Calle Newbury, dirigiéndose hacia el sitio favorito de él y de
Jules para encontrarse para cenar. Y encontró a Jules de pie
afuera bajo la luz del farol, hablando en su móvil, con cara de
agente del FBI.
Mierda, esa no era su cara de agente del FBI normal.
Algo malo había sucedido.
Que sorpresa.
¡Pong!
Cayó el condenadamente feo tercer zapato.
Robin vio claramente las palabras que Jules estaba por
decirle.
Ellas estaban en sus ojos, cuando cerró el móvil y se volvió
hacia Robin.
Oh, Dios.
125
‒ ¿Cuándo?
Robin asintió.
Pero es nuestro primer día de Acción de Gracias …
Cosas que no se debían decir, particularmente desde que el
obvio pesar de Jules ya se le notaba.
126
Titubeó unos instantes.
MIERCOLES, NOVIEMBRE 21
127
Ella se había sorprendido de encontrarlo todavía en la casa
cuando había llegado para supervisar la entrega de
comestibles de la mañana.
128
El tono de Robin implicaba que ella tenía problemas mentales,
y tal vez ella los tenía, porque esto no tenía ningún sentido.
Ninguno, incluyendo que Robin le guardara ese secreto a
Jules.
129
Dolphina le dio un vistazo a su reloj.
De acuerdo al plan de vuelo de Jules, sólo acababa de llegar a
Kandahar hace algunas horas.
Aun si el regresaba desde allí, lo que era improbable, no
lograría llegar a casa esta noche.
130
Jules probablemente iba a estar a salvo en Kandahar.
Sin embargo, en estos días con el resurgimiento de los
Talibanes, ni siquiera Kandahar era realmente tan seguro.
‒Lo siento.
‒Gracias.
131
Robin y Jules habían invitado a sus amigos Sam y Alyssa,
pero ellos también ya habían sido llamados a Afganistán.
El compañero de trabajo de Jules, Yashi, Joe Hirabayashi,
había estado planeando asistir a la comida con su padre viudo.
Y Dolphina también estaba en la lista de invitados.
Dolphina sospechaba que Robin y Jules estaban tratando de
emparejarla con Yashi, sin ninguna duda, porque ellos se
habían dado cuenta de la depresión en que ella había caído
después de la debacle con ese anticristo de los reporteros, Will
Schroeder.
No era la falta de un hombre en su vida lo que la había hecho
deprimirse, sino mas bien su implacable atracción hacia
hombres que terminaban siendo mentirosos de clase mundial.
Ella podría ofrecer sus servicios a Jules y al FBI.
Sólo con que la pongan en una habitación con un grupo de
hombres, y ella gravitaría naturalmente hacia los que tuvieran
los secretos más grande y feos.
132
Pero ella no podía pensar quien podría ser.
El cartero ya había venido, y ellos no estaban esperando
ningún paquete de FedEx.
Flores.
Era completamente posible que Jules, un romántico increíble,
haría algo considerado como mandarle a Robin un enorme
bouquet de tulipanes, las flores de primavera favoritas de él,
para dar por lo menos un toque de color a los días tristes por
venir.
El timbre volvió a sonar.
133
sintiendo con esas noticias. Pero entonces Yashi continuó.
Yashi no le mintió.
Querido Dios.
134
‒Estoy en camino al Logan. Tengo que llegar al D.C. En
realidad yo no debería haber parado aquí, pero…Estaba de
camino, y quería que lo supierais. Él está bien, ¿lo entiendes,
Robin? Vamos a hacer todo lo que podamos para sacarlo de
allí.
‒Gracias.
—Eso es bueno.
***
135
W ill sabía que nunca iba a ser un buen tiempo para hacer
esto. De manera que más le valía hacerlo ahora, mientras
tenía a una niñera con Maggie.
Haría esto y luego pararía en la tienda de comestibles para
comprar los ingredientes para una verdadera comida de
Acción de Gracias.
No era que hubiera cocinado un pavo antes. Pero siempre
había una primera vez para todo, y Dios sabía que los
días pasados, diablos, todo este año, había estado hasta los
topes de primeras veces.
Will hizo girar sus hombros y su cuello cuando estaba parado
frente al porche de Robin Chadwick, tratando de aliviar un
poco de tensión. Pero eso no iba a suceder, así que finalmente
simplemente lo hizo.
Levantó el dedo y tocó el timbre.
No tuvo que esperar mucho antes de que la cortina fuera
retirada y…La puerta se abrió para dejar ver a Dolphina Patel,
quien sin duda estaba trabajando extremadamente tarde.
Maldición.
Otra de sus razones para hacer esto ahora tuvo que ver con el
razonamiento de que por lo menos Dolphina no estaría
alrededor para ser testigo de su denigración.
Al menos no tendría que soportar el malestar de ver en los
ojos de ella el desdén y el disgusto.
Sí, demasiado para esa esperanza.
Ella estaba incluso más hermosa de lo que la recordaba, que
ya era decir algo.
Sólo mirarla hacía que le doliera el pecho.
‒Me asustó.
136
dejó, la última vez que él había estado aquí.
‒No es nadie.
Ay
‒Váyase.
—Fuera.
‒Esto es importante.
Ella se rió.
Oh, ¿en serio?
137
‒Lo es.
‒ Guau, ‒ dijo.
Will le tendió el archivo que tenía agarrado con sus dedos casi
congelados.
Uno de estos días, preferentemente antes de que terminara el
invierno, pero probablemente no sin un grupo de apoyo, él iba
a aceptar el hecho de que no vivía más en la tropical
Indonesia, y se conseguiría un par de guantes.
138
‒Yo quería que vieras la historia que sí escribí, la que era para
el Globe. Ellos no la publicaron por culpa de la jodida
National Voice. Disculpe-, le dijo a Dolphina.
139
‒Ellos están retrasados unas horas-, le dijo Will.
‒Robin.
140
entonces ella desvió su mirada hacia él. Y él había pensado
que hacía frío aquí en el porche.
Después de esa mirada, era posible que el fuera a
desmoronarse en pequeños fragmentos de hielo.
‒No lo hagas.
141
El hombre tenía un agarre del demonio.
‒Seguro.
142
Dolphina los siguió.
Ella hizo su pregunta en el mismo tono que usaría para
preguntar por una explosión demográfica de cucarachas en el
departamento de él.
143
esperanza de que Robin, o más posiblemente Jules, hicieran
más que solamente entender, y de alguna manera, le hablaran
a Dolphina para que le diera a Will una oportunidad.
Maldición, él era un tonto.
Todavía estaba esperando que Jules Cassidy lo pudiera
ayudar a decir su versión.
***
144
“Nosotros” no eran solamente Gina y su hija bebé, Emma, sino
también una mujer que Robin nunca había visto antes, quien
se presentó a sí misma como Joan DaCosta.
Tenía una cara bonita, con vivaces ojos oscuros y una sonrisa
cálida.
A Robin ya le gustaba, pero aun no tenía idea de quien era
ella.
145
una de las camas de las habitaciones para invitados del
segundo piso.
Ella se veía exhausta, su hermosa cara mostraba su propia
preocupación, pero aun así se las arregló para sonreírle a
Robin.
‒Estás en tu casa.
146
El siguió a Gina a la cocina, dejando a Joan con Dolphina.
Will todavía estaba en la sala de recepción, pegado al
ordenador.
Todavía no había habido ninguna comunicación de Jack.
‒Sí, pero ella sabe lo que es estar en tus zapatos. Está casada
con un SEAL. Ha pasado por mucha tensión las veces que
llegaban reportes de helicópteros caídos y… sabe que es más
fácil cuando tienes una mano a la que sostenerte.
147
que organizara un grupo de apoyo si algo como esto sucedía
alguna vez, si él estaba allá fuera y las comunicaciones se
cortaban. Me pidió que te recordara que él es muy bueno
cuidando de sí mismo. También quería que recordaras cuánto
te ama. Y si alguna vez llegara el momento en que el no
regresara a casa…
Su voz tembló.
Ella tenía que estar pensando en su Max, quien también
estaba allá fuera, pero aun así se las arregló para terminar lo
que estaba diciendo.
148
La voz de ella sonó apagada porque él la estaba sosteniendo
muy fuertemente.
149
que este tipo, Jack Lloyd, tiene acceso a algún tipo de teléfono
fijo que todavía funciona. O por lo menos estaba funcionando
hasta hace algunas horas. Nadie ha podido contactar con él
desde entonces. Will, él está aquí, en la oficina delantera, con
Dolphina, ¿lo conociste?
Robin asintió.
Al igual que ella, Robin se estaba riendo y todavía llorando un
poco también. Que desastre.
150
‒ ¿Exacto?
***
151
También había una buena cantidad de niños, la mayoría de
ellos pequeños y dormidos en las camas del piso de arriba.
Había una adolescente, Amy, que le recordaba a su propia
sobrina, Maggie.
Amy había asomado la cabeza en la oficina antes, sin duda
para echarle un vistazo más de cerca al malvado reportero.
Él se dirigió ahora a la cocina, pero Dolphina se materializó de
ninguna parte antes de que siquiera hubiera llegado a la sala
de estar.
‒ ¿Robin está…?
Ella parpadeó.
152
‒Usted dijo que podría recoger a su sobrina si su niñera no
podía quedarse.
Sacudió la cabeza.
Su paciencia se acabó.
‒Y sé que usted piensa que soy una basura, pero ¿sabe qué?
Eso sería si trajera aquí a Maggie. Mi hermana Arlene, su
madre, es Reserva del Ejército. Ella está en Iraq. Maggie y yo
trabajamos sobretiempo para mantener el miedo a raya, y
francamente, venir aquí y ver esto-, el hizo un gesto alrededor
de ellos ‒la asustaría. Y que Dios no permita que Robin tenga
noticias de que Jules está…
‒Lo siento.
153
Pero entonces se quedaron ahí parados, sólo mirándose uno
al otro.
154
Ella sacudió la cabeza.
Will asintió.
Él asintió.
155
‒Escriba una nota para Maggie también. Dolphina le ordenó.
‒Buen plan.
156
‒Es por eso que le pedí un sobre. Es una nota para Maggie.
Quisiera un sobre. Por favor.
‒Bastante justo.
157
Estamos tratando de comunicar con el FBI, los Marines,
CUALQUIER AUTORIDAD DE LOS ESTADOS UNIDOS,
pero no lo conseguimos. Si recibes esto, ¡¡¡SOS!!!
10 Americanos, incluyendo agentes del FBI por los cuales
preguntaste, están acorralados en un apartamento de un
edificio. 7 son reporteros, todos heridos en el bombardeo
inicial. Movilidad y velocidad limitadas por esas heridas,
increíble que hayan llegado tan lejos como lo han hecho.
Pero ahora necesitan ayuda…
158
Mierda.
Ella corrió.
159
Pero no pasaría mucho tiempo antes de que los insurgentes
trajeran alguna artillería pesada. Tan pronto como cayera ese
muro, ellos estarían en la mierda más profunda.
Jules no tenía que girar la cabeza para saber que Max estaba
sacudiendo la cabeza a la sugerencia de rendirse.
Él sabía también exactamente lo que Max le iba a decir a
Howard y a los otros reporteros.
160
reportero de noticas Jack Lloyd no funcionara. Pero Max no lo
trajo a colación.
En lugar de eso, él dijo,
‒Yo tengo que ir a vagar por las calles de Kandahar con el Sr.
Quejoso, ¿mientras tu consigues un viaje a casa en
helicóptero? No lo creo.
Max se rió.
161
Dios, Jules adoraba aquellas mañanas ociosas y largas, sólo
durmiendo hasta tarde con sus brazos alrededor de Robin.
Justo antes de que hubiera estallado la primera bomba, cerca
de veinte horas atrás, Max le había preguntado que estaban
planeando él y Robin para su luna de miel.
Él se rió.
162
pretendamos que no será así hablando de nuestros planes
para los próximos meses.
Max sonrió.
Jules miró a este hombre que era tanto su jefe como su amigo.
E hizo lo que juró que nunca haría en una situación como esta.
Aceptó el hecho de que un posible desenlace sería que esto
podría ser el fin para los dos.
O tal vez no para ambos, tal vez sólo para uno de ellos.
‒Dejarte aquí.
163
El abrazó la mentira.
164
A la mierda con eso.
Jules iba a volver a ver a Robin. Se iba a casar con el hombre
en menos de un mes. Y Max iba a conocer a su nuevo bebé, e
incluso tener muchas oportunidades para buscar al bebé
número tres. Entusiastamente, si es que algo significaba el
modo en que Jules muy a menudo había visto a Max
sonriéndole a Gina.
165
No, llamar a esa cosa helicóptero era como llamar a un
Tiranosaurio Rex lagartija. Era un artillero, con sus armas
repentinamente haciendo fuego, forzando a los insurgentes a
retirarse aún más. Habían otros dos helicópteros,
justo detrás del primero, haciendo el equivalente a tirar al
blanco en helicóptero.
Uno de los pájaros se quedó suspendido sobre su
recientemente destruido patio, y un equipo de hombres en
uniformes de combate BDU se deslizó rápidamente por unas
sogas hasta el suelo.
Ellos eran SEALs, gracias, gracias, dulce Jesús.
Sí, y no eran sólo cualquier equipo de antiguos SEALs, era el
Equipo 16. Ese era Muldoon, con Cosmo Richter justo detrás
de él, Gil man, Jenkins, Zanella, Jules los conocía a todos.
Lopez también estaba allí, cargando un equipo médico, él era
su cuerpo médico. Jules iba a ver a Robin otra vez.
Y Deb verdaderamente era la mejor.
Jules y Max desatrancaron la puerta del sótano, dejando entrar
a los refuerzos.
El oficial de los SEALs se presentó a sí mismo para el
beneficio de Howard y los otros reporteros, quienes todavía no
estaban completamente seguros de lo que estaba pasando.
166
JUEVES, NOVIEMBRE 22 NEWTON, MASSACHUSETTS
‒Rojo.
167
‒No cuando tu tío no estaba seguro de a qué hora
exactamente podía volver a casa.
168
Pero este no sonó.
Y Maggie siguió con su constante interrogatorio.
‒ ¿Estás casada?
‒Nop.
‒ ¿Has estado casada alguna vez? Tío Will estuvo casado una
vez, pero su esposa durmió con alguien más. Un montón de
algunos más.
‒Sí.
169
‒De manera que él era algo así como el equivalente masculino
de la ex esposa de Will. Ella acostumbraba dormir con tipos y
no les contaba que estaba casada con Will.
170
‒ Él estaba que se subía por las paredes cuando averiguó lo
que había pasado con The National Voice.
Ella se rió.
171
‒Y para ella también. Estar tan lejos de vosotros dos.
‒Sí.
‒ ¿Discúlpame?‒dijo Dolphina.
172
Había firmado, Tú tío favorito.
173
Agarrando el mouse, Maggie abrió el ordenador y abrió el
programa del procesador de palabras. Allí había un archivo
llamado Chadwick, y, mientras Dolphina observaba, ella lo
abrió, cliqueando en un documento llamado artículo Globe.
Este apareció en el monitor, con el título “Aquí No Hay
Historia.”
‒Lee.
174
‒Él es una buena persona, mi tío Will-, Maggie regresó para
decírselo.
“Como mucha gente que está ansiosa por dar este paso, de hacer
este trascendental compromiso de por vida, Chadwick está
enamorado.
Este reportero desea que esa fuera la única razón por la que se le
asignó escribir esta historia, de que las buenas noticias de un hombre
que está tan enamorado de su amado, que cada uno de sus
movimientos, cada palabra, cada aliento que resuena con sus
profundos sentimientos, sean considerados
merecedores de todas las pulgadas de esta columna. Pero en esta
época de miedo y destrucción, de corrupción y lucro de las guerras,
de que el gobierno sea dirigido por hombres ricos que se enriquecen
aún más mientras los veteranos heridos en las guerras viven en
barracas infestadas de roedores, ese tipo de buenas noticias no
pueden competir con las malas. De manera que simplemente, aquí
no hay una historia…
***
175
E ran más de las seis de la mañana cuando Will llegó a
casa, quitando el seguro de la puerta con un silencioso clic.
Maldición, estaba cansado.
No había dormido desde que había salido publicado el artículo
del National Voice, primero para llegar al fondo de cómo
habían llegado sus notas a las manos mugrientas de Marcus, y
luego escribiendo la historia sobre el robo para el Boston
Globe.
Y entonces estaba lo de anoche…
El cerró suavemente la puerta detrás de él, seguro de que
Dolphina estaba dormida y…
¡Joder!
Ella lo había asustado.
Estaba parada en el centro de la sala de estar, como si se
hubiera levantado de un salto cuando lo escuchó llegar a la
puerta. Lo estaba mirando como si él hubiera acabado de
atropellar a su cachorro favorito en la calle.
176
‒Jules está a salvo-, le dijo a ella.
177
apenas atreviéndose a respirar, sólo congelándose durante
todo ese tiempo.
Él le frotó los brazos y la espalda.
178
Él tampoco la levantó en sus brazos, o la llevó a su dormitorio
y la arrojó sobre la cama.
En vez de eso, él se mantuvo ahí parado, absolutamente
quieto, con los ojos cerrados mientras se dejaba besar.
Era adorable, no había otra palabra para esto. Un adorable,
adorable final para dos días completamente infernales y
horribles.
Sin embargo, supo cuando se acabó.
Ella como que se congeló, y eso fue todo, la realidad había
asomado su fea cabeza.
Ella dejó de besarlo tan abruptamente como había empezado.
Aparentemente, había recordado repentinamente que lo
detestaba.
El no trató de retenerla. Sólo la dejo que diera un paso atrás. Y
él abrió los ojos.
Los ojos de ella estaban abiertos como platos.
Ella se veía como si estuviera por caer en shock, parte
horrorizada, parte aterrorizada, parte mortificada.
Y sí, otra parte mucho más que atraída.
A ella le había gustado besarlo. No quería, pero lo hizo.
El corazón de él latía fuertemente y su sangre cantaba a través
de sus venas.
Él quería reír o bailar o hacer remolinos.
En vez de eso, se lanzó a sí mismo la granada, y se echó la
culpa por lo que ella sin duda vería como una terrible
equivocación.
179
Él no la estaba tonteando ahora.
‒ ¿Salvar a Jules?
180
‒Pero, maestro, recuerda,‒ dijo él, ‒que yo soy un asno,
aunque no este escrito…
Ella se rió.
Mentirosa, mentirosa.
Ella regresó de la cocina.
181
amigos a la medianoche. No quiero que Arlene, mi hermana,
sienta como si se estuviese perdiendo algo. Esa era una
broma, ‒ añadió cuando Dolphina no se rió.
182
‒Le dije que no porque yo sabía que tu ibas a estar allí, y no
quería arruinarte el día. Tú sabes, a cuenta del intenso odio
que tienes por todas las cosas Schroeder.
‒Lo leíste.
Él estaba sorprendido.
Ella se giró para mirarlo con esos ojos que hacían que su
corazón cantara.
183
‒¿Quién hubiera nunca pensado que yo diría eso? Pero lo
estoy. Estoy agradecida de que seamos…¿eneamigos?
***
184
incluyendo a su grupo de mejores amigos, haciéndolos pensar
que era hétero.
“Piensa en esto como en 'Extraño como la Gente'.”
Art le había dicho, “sólo que incluso más agudo.”
El personaje había crecido en la clase social baja de Boston, y
la mayoría de la filmación sería realizada aquí en la ciudad, en
los estudios Urban.
Habría algunos trabajos en locaciones tanto en Hollywood
como en Nueva York, pero no muchas.
Art había empezado a escribir el piloto, la mayoría del cual
esperaba completar, hacer el casting y filmar antes de la boda
de Robin.
Si Robin estaba interesado, el le faxearía el guión tan pronto
como estuviera terminado, probablemente en algún momento
antes del Domingo.
¿Si Robin estaba interesado?
Muy bien, así que esa había sido la cosa buena número dos.
La número uno era, por supuesto, el exitoso rescate de Jules y
Max, y el hecho de que ambos estaban a salvo en Alemania.
Ellos estarían de regreso a D.C. mañana al mediodía.
Robin iba a volar hacia allá con Gina y Joan por la mañana,
de manera que estaría allí para esperar el avión que los
traería.
Jules habló con Robin por teléfono poco después de la
comida.
185
hecho sin Gina. Sin embargo… ¿ella está bien? Ella no es, así
como, bulímica, ¿verdad? Escuché los más horribles sonidos
saliendo del cuarto de baño esta mañana, hablando de lo cual,
sólo quiero declarar para el registro que estamos en Acción de
Gracias y nuestro baño principal todavía no está ni siquiera
cerca de ser terminado, pero me importa un carajo. Tengo mis
prioridades en orden, y hoy estoy agradecido. ¿Cuarto de
baño, qué baño?
Jules se rió.
Robin lo cortó.
186
‒Lo sé. Así que detente. Tú no bombardeaste Kandahar. Tú
fuiste para tratar de ayudar a salvar algunas vidas…
Robin había sabido por Yashi que los cinco integrantes del
personal médico desaparecido habían sido ejecutados por sus
captores terroristas casi en el mismo momento en que el avión
de Jules y Max aterrizaba en Afganistán.
‒Tengo una casa llena de gente que piensa que tú eres 'el
hombre'. Todo el mundo tenía una historia de Jules para mí, y
esas usualmente te involucran a ti limpiando el desastre de
alguien más. Gina sola podría escribir un libro.”
187
‒No se lo cuentes a nadie-, lo previno Jules.
‒ ¿Alyssa?
188
‒Su hermana menor tuvo severas complicaciones, ella en
realidad murió debido al embarazo, así que ellos querían
esperar hasta el final del primer trimestre antes de contarle a
nadie. Ellos estaban planeando anunciarlo en nuestra casa,
durante la comida de Acción de Gracias.
‒Lo haré. Así que son Alyssa, Gina y Joan, ‒ dijo Jules.
189
‒El reportero que te salvó la vida, ‒ le aclaró Robin.
190
‒ ¿Estás bien?‒ preguntó Jules.
‒De todas las cosas por las cuales estoy agradecido hoy,
chico, la que más agradezco es que tú estás en mi vida.
191
‒Yo también-, Robin le dijo a este hombre que era el amor de
su vida.
192
CUARTA PARTE
193
La respuesta de Paul fue: "Mala suerte. Quiero la historia.
Escríbela."
Lo que había dejado a Will a una situación lamentable. Así que
ahí estaba, como un hombre muerto caminando, haciendo el
trayecto insoportablemente largo hasta la oficina de Paul, para
que su redactor no solo pudiese morderle sino de hecho
despedirle.
El asistente administrativo de Paul no estaba en su puesto y la
puerta de su oficina estaba abierta, por lo que no la golpeó
sino que asomó la cabeza por la puerta.
Su editor estaba en su escritorio, al teléfono, como de
costumbre, con un auricular y micrófono de alta tecnología
conectados a su cabeza calva y su cara ligeramente angelical.
Hizo un gesto a Will mientras mantenía su conversación
telefónica, echándole una mirada con los ojos entrecerrados,
sin duda porque Will no pudo contener su incredulidad ante el
extravagante traje de Paul.
En lugar de su habitual traje arrugado, con chaqueta y mangas
remangadas y corbata cómodamente floja, el hombre llevaba
unos pantalones negros ajustados de ciclista y una camiseta
de manga larga de color azul y amarillo neón.
Teniendo en cuenta que Paul no tenía el cuerpo de Lance
Armstrong, era una elección de ropa cuestionable. De hecho,
con el apéndice del teléfono, parecía más el hermano alto y
superhéroe-cyborg de Danny DeVito.
194
—Se suponía que saldría en bicicleta durante el almuerzo, así
que cállate la boca.
—Por supuesto.
195
—Y es bastante seguro. Y además resulta que la chica es
víctima de robo de identidad. Ella no sabía nada acerca de las
tarjetas de crédito. Todo lo que sabía era que la atacaron y
luego fue a la cárcel. Tiene dieciocho años.
Will se levantó.
Dios.
196
—Es mi idea-, Will se puso de pie, de modo amenazador sobre
su jefe.
197
—He estado dando una vuelta super-consciente de que mi
funeral, probablemente se hubiera celebrado esta mañana-, le
dijo Jules.
-Gracias.
198
—No se lo preguntaste aún.
199
—El señor Cassidy ha decidido que te quiere a ti. -Paul estaba
demasiado contento.
200
Robin ayudaría. Pero le había salido el tiro por la culata. El
artículo en el National Voice se desvaneció rápidamente. Pero
el sonido de la voz de Robin seguía siendo objeto de juego y
burlas en los programas de radio.
201
—Cuando tengas la oportunidad de revisar el archivo, por
favor ponte en contacto con Dolphina, para que podamos
tener una cita para una entrevista. Ella está dispuesta a
trabajar estrechamente contigo, para que esta experiencia sea
tan dolorosa como sea posible.
Él parpadeó.
“Sí, claro”.
Con eso, Jules Cassidy se fue, dejando a Will con la vista fija
en el calendario de fechas, la primera era la despedida de
soltero, el sábado 8 de diciembre.
Eso era en una semana a partir de este próximo sábado.
¿Realmente tendrían una despedida de soltero con strippers
saliendo de un pastel gigante?
Trae a Maggie, dijo Jules, así que probablemente no.
Por lo menos ella iba a estar encantada, con una invitación
para la boda de la celebridad del año.
También estaría feliz por ver a Dolphina de nuevo.
202
Había estado hablando de ella sin parar desde Acción de
Gracias.
Sí, Maggie era la única que iba a ser feliz por volver a ver a
Dolphina de nuevo.
Seguro.
LUNES, 03 DE DICIEMBRE
203
Cuando se sentó para abrir el correo de la mañana en el
ordenador del despacho de la casa de Jules y Robin, vio la
entrada de respuestas de invitados a la boda, rezagados que
se habían pasado el plazo para confirmar su asistencia;
entonces Dolphina vio que el curso de las cosas finalmente se
rompía.
Todo el mundo de la lista de invitados, todo el mundo, asistiría
a la boda.
Excepto el padre de Robin y su esposa más reciente.
El timbre sonó de nuevo y Dolphina fue a abrir para encontrar
a Will Schroeder de pie en el porche, con las manos en los
bolsillos y los hombros encorvados contra el viento.
—Es triste-, dijo, con lo que sin duda esperaba fuera una
sonrisa ganadora .
204
Seguro que sí.
El viernes, cuando Will había llamado para quedar para hablar
de su último acto, ella había cometido el error de decirle su
horario del lunes por la mañana pidiéndole que esperase hasta
que Robin se fuese a una sesión de casting en los estudios
urbanos.
Al parecer, Will no iba a seguir las reglas.
Incluyendo la única que ella no le había dicho todavía, sobre
que no la mirase como si fuera algo que quería de la carta de
los postres.
O tal vez él era consciente de esa norma, porque él trató de
mantener su sonrisa menos hambrienta y más cercana a las
bromas entre amigos.
205
—El chico de California piensa que a treinta y siete grados se
está congelando.
—Will debería volver más tarde-, dijo a sus dos jefes, ninguno
de los cuales le hizo el menor caso.
206
—Oh, no. No, no. No te lo quites. En serio necesito que
vuelvas más tarde-, Dolphina intentó hablar directamente con
Will.
—¡Periodista en casa!.
207
tipo de advertencia, ¿tal vez una luz roja intermitente para
cuando él está aquí?
—Me alegra ver que tengas buen sentido del humor sobre
eso-, dijo Will a Robin.
—Apenas.
“Oh, demonios”.
208
¿dónde estaba Jules cuando lo necesitaba? Pero ahora tenía
que conseguir que Will se fuese de allí antes del revuelo que
se iba a formar por el correo.
—Hijo de puta.
Miró a Dolphina.
Estaba tratando de fingir que no estaba molesto.
Era bueno.
Podía tratar de fingir indiferencia, pero ella lo conocía bien.
209
—¿Cuál es el problema? Todo el mundo lo va a saber tarde o
temprano, de todos modos. Prefiero que sea una noticia ahora,
que el día de nuestra boda.
—Oh, cielo.
Era malo.
210
—Al parecer, estamos haciendo una parodia de la santidad del
matrimonio.
211
—Quiero dejar constancia-, Robin aún tenía algo más que
decir y Dolphina cruzó los dedos, con la esperanza de que él
recordase que esto realmente se estaba grabando, —que en
tan sólo unas pocas semanas me voy a casar con este hombre
porque quiero estar con él para siempre.
Él miró a Jules.
212
—Es sólo que... tú tienes una gran familia, cariño. Y yo todo lo
que tengo es a Janey y a Cos. Y por supuesto a su madre
claro, pero…
—Está bien.
—Gracias.
213
Ella lo miró mientras se acercaba a su lado de la cocina,
esperando mientras ella se ponía su propia taza de café.
—Lo siento, -dijo Will, —que yo, umm, hiciese esto más
estresante para ti.
Dolphina asintió.
No estaba segura de qué tipo de reacción tendría Robin . Y lo
único que podía pensar ahora era que gracias a Dios que
Jules había estado en casa.
Will estaba pensando en lo mismo.
—Sí , lo es.
214
—Por supuesto que si. Te contó... ?. –
—Fui el tonto .
215
Dolphina le lanzó una mirada.
—Oh, vamos.
—No lo noté.
216
—¿Y si algo de lo que digo durante la cena sale en una de sus
columnas . . ? Qué lo hará. Entonces estaré furiosa y esta
tregua que hemos conseguido mantener habrá terminado y las
próximas semanas serán un infierno en vida. Para los dos.
—Por teléfono.
—Leer. ¿O censurar?
—Leer, repitió.
De ninguna manera.
Ella podía verlo claramente en sus ojos cuando él fingió
considerarlo, la mirada perdida en el café.
217
—No, pero gracias, -dijo, como si ella se hubiera ofrecido a
hacerle un favor.
—Claro, ¿por qué no? Pero ya sé una cosa sobre la que voy a
escribir. Se me ocurrió que con el Presidente asistiendo a la
boda, todos los invitados van a tener que ser examinados
por... ¿quién? ¿El Servicio Secreto o el FBI?
Genial.
Si Dolphina hubiera hecho una lista de los principales temas
sobre los que ella, Jules y Robin no querían que Will
empezase a husmear, ese hubiera estado en lo más alto.
218
De nuevo, ella silenció su teléfono.
—En serio, Will, te pido que vayas por otra dirección, por favor.
219
un hombre llamado Davis Jones, había surgido en privado en
la lista de "sin vuelo" del Presidente. Por así decirlo.
Dolphina aún no sabía cómo se iba a resolver este problema,
pero conociendo a Jules, era mucho más probable que no
invitase al Presidente antes que a sus muy buenos amigos
Dave y Molly Jones.
220
—Así que, ¿quién era exactamente ese tipo, Simon?
—No lo estoy.
—¿Siguiente tema?
—Es por eso que estabas tan enojada cuando pensaste que
yo era… como se dice-, pensó Will.
221
—Oh , vamos,- se burló.
—¿Siguiente tema?
222
—¿Para una de mis columnas? Pensé que sería interesante
hablar con… ¿como se llama?.
223
Pero lo último que cualquiera de ellos querría ahora sería dar
pie a Adam para complicar las cosas una vez más.
—No.
—Sólo… llámame más tarde por favor-, dijo ella, sin atreverse
a mirar a Will.
224
Pero algo en su tono hizo que Jules entrase en la cocina para
preguntar:
—Gracias.
225
Sólo entonces se dio vuelta y pregunto a Dolphina:
***
Maldita sea.
226
—¿Por qué no me dijiste que te estaba llamando?
Robin se lo impidió.
—No,- dijo.
—¿Dos semanas?
¡Uy!.
227
Robin puso su cabeza entre las manos.
Vamos allá…
Ella suspiró, claramente frustrada con ambos.
Ella vaciló.
—Sí , señor-.
228
Robin habló primero, porque Dolph tenía razón, Adam
probablemente se frotaba las manos de alegría en este
momento, pensando en la pelea que Robin y Jules
estaban a punto de tener.
Respiró hondo y mantuvo su voz de manera uniforme.
229
—Y decirme… ¿qué?
—La verdad.
230
demasiada historia entre nosotros tres como para ser amigos.
231
Obviamente, fue un intento de conseguir que lo llamase. Y
como no quería, pues…Desde entonces, he estado borrando
sus mensajes.
—¿Y dejarle ver a Adam que lo único que tiene que hacer para
conseguir que vayamos corriendo es susurrar las palabras fan
loco? No, gracias. Sabes de qué se trata. Está loco porque no
le enviamos una invitación a la boda.
Jules asintió.
—Sí.
232
—Habla conmigo cuando te suceda, -dijo Robin.
—¿Si?
233
—Cuando,- Robin estuvo de acuerdo.
Aunque no se levantó.
234
—No hemos terminado con Adam,- Jules le recordó, con su
mano caliente contra el estómago de Robin.
235
Jules sonrió ante eso.
—Casi, -dijo.
NEWTON, MASSACHUSETTS
236
Lo primero era lo primero, buscar en Google el número de
teléfono que había copiado de la lista de llamadas entrantes de
Dolphina en su móvil.
Y sí, sin duda se sentía culpable, mientras tecleaba los
números, empezando por el código de área de Los Angeles.
Dolphina no había dicho nada sobre no espiar su móvil o sus
archivos del ordenador antes de que desapareciese escaleras
arriba para ayudar a Robin y Jules con la entrega de un aseo
nuevo. Pero probablemente ella había asumido que lo daba
por hecho.
Al parecer, ella no sabía mucho de reporteros y …Whoa. No
era esto interesante?
El número que había copiado pertenecía a A. Wyndham.
Por alguna razón desconocida, Adam había llamado a
Dolphina un buen número de veces en los últimos días.
Esto era sin duda muy conveniente.
Ahorraba a Will tener que buscar el número de teléfono de
Adam para que pudiera entrevistarse con él.
Lo guardó en la agenda de su móvil.
Lo siguiente fue la información que había birlado de un fichero
denominado lista de invitados.
Como había sospechado, debido a la reticencia de Dolphina
de discutir sobre el asunto, uno de los invitados a la boda
había sido marcado por el Servicio Secreto. Y no era sólo un
aviso de "comprobar más a fondo". Era una verdadera alerta
roja, gritando "no debe asistir."
El invitado en cuestión era W. Davis Jones, quien, de acuerdo
a los registros del Dolphina, vivía con su esposa, Molly y su
hija de dos años, Esperanza, en... ¿Flat Ridge , Iowa?
Él entrecerró los ojos ante las palabras que había garabateado
en su bloc de notas.
Eso no podía ser cierto.
Tenía su dirección y código postal, así como sus números de
seguridad social, por lo que… Bien. Flat Ridge. Eso era mejor.
237
Era un suburbio de Des Moines, lo que parecía un poco
redundante ya que Des Moines es más pequeño que algunos
de los suburbios de Boston.
La información que estaba encontrando era… rara, por decir
poco.
Jones era un corredor de seguros de Northstar Company, lo
que no parecía una profesión demasiado peligrosa. A pesar de
que había sido un suboficial , un sargento del ejército, con una
distinción relativamente reciente. Licenciado con honores,
por lo que no encajaba del todo bien. Había servido en…
Sudeste de Asia, Indonesia, Alemania y Kuwait.
La esposa de Jones, Molly, era casi diez años mayor que él.
Nee Anderson, que había trabajado en el extranjero durante
años, por varias organizaciones del tipo cuerpo de paz. Kenya,
América del Sur, y esto era interesante, también en Indonesia.
Will comprobó las fechas. Accedió al expediente del sargento.
La información del servicio de Jones era escasa, no había
detalles de cuándo y dónde había servido. Pero la pequeña
Miss Molly había estado en Indonesia aproximadamente al
mismo tiempo que él mismo había estado allí, en la época
del atentado terrorista en Bali.
Ella había vivido en la remota Parwat Iisland, como miembro
de una organización de ayuda.
Parecía probable, que Indonesia era el común denominador,
por el que Davis y Molly se habían encontrado allí.
Accedió a un sitio de búsqueda que no era del todo legal y el
Sr. y la señora Davis y Molly Jones habían pagado sus
impuestos a tiempo el año pasado. Bien por ellos.
Pero, maldita sea, un corredor de seguros en Des Moines
gana menos que un reportero en Boston. Por supuesto, Jones
no pagaba impuestos de Boston.
Molly trabajaba en la guardería, ya fuera a tiempo parcial o con
salarios de esclavo.
¡¡Guau!!.
238
Mirando más a fondo, los Jones tenían una considerable
cuenta de ahorros. Y eran dueños de su propia casa,
totalmente.
Retrocedió un año para tratar de averiguar cuándo habían
ganado la lotería, y luego otro, y otro. Esto era extraño. Al
parecer, Davis y Molly estaban recién casados, apenas hacía
tres años. Antes de 2005, se encontró con las declaraciones
de impuestos de Molly Anderson, que vivió y trabajó en Kenia,
de nuevo, con un salario miserable, y antes de eso en Parwati,
Indonesia.
No encontró nada en absoluto sobre Davis Jones.
Buscó por William Davis Jones, de los cuales sólo había unos
cuantos, pero ninguno se correspondía con la fecha de
nacimiento.
Intentó con William D. Jones y se encontró con algunos más,
pero de nuevo, no coincidían por nacimiento.
¿Los sargentos del Ejército no tienen que pagar impuestos?
Al menos que no existían datos desde 2005.
A menos que su registro en el Ejército fuera una invención,
junto con una identidad nueva y brillante.
Hmmm.
Indonesia era más que un país con un bonito océano, selvas
verdes y mares azul turquesa . Era predominantemente
musulmán, y poblada principalmente por personas de la
verdadera fe que estaban indignados por la violencia terrorista.
Pero Indonesia también tenía pobreza, desesperación y miedo,
tres de los principales ingredientes que los extremistas
fundamentales necesitaban para tener éxito.
Y los terroristas eran sólo una de las muchas facciones
peligrosas que tenían en Indonesia su base.
Los narcotraficantes tenían reinos en sus islas, con ejércitos
privados que a menudo guerreaban entre sí.
El secuestro de turistas era un negocio lucrativo y al parecer
los ciudadanos estadounidenses y japoneses de clase media
239
eran los de mayor tasa de retorno. Los piratas recorrían los
mares abiertos, vestidos más como los niños que merodeaban
por el centro comercial Copley Crossing que como Johnny
Depp.
Will conocía el país bien, tanto por su historia como por sus
acontecimientos actuales.
Y sólo unos pocos años atrás, en 2005, de hecho en la época
que Davis Jones había aparecido misteriosamente, un gran
contendiente político presidencial de Indonesia llamado Heru
Nusantara había sido ejecutado, tipo hampa, después de que
una fea historia conectada a la codicia, el asesinato y la intriga
habían salido a la luz.
En esta historia, aparecía ligado a un narco notoriamente
violento llamado Chai.
Chai había muerto hacía años, pero su reputación pervivía.
Las personas tenían miedo de hablar de él, había gobernado
su rincón del mundo con puño de hierro, usando el
encarcelamiento, la tortura, la muerte y su ejército de
mercenarios, para mantener a la población controlada.
Su ejército de mercenarios, que incluso había incluido un ex-
patriota americano y ex de las Fuerzas Especiales NCO
llamado Grady Morant.
Hmmm.
Morant había cortado los lazos con Chai hacía años y casi
desaparecido de la faz de la tierra.
O ¿no?
Era curioso cómo las fechas coincidían.
En 2005, tras los crímenes de Nusantara, Davis Jones había
aparecido misteriosamente.
¿Coincidencia?
Quizás.
Quizás no.
Se abrió una lata de refresco y crujió los nudillos, entrando en
modo reflexivo.
240
Escribió los nombres Chai, Heru Nusantara, Grady Morant y
Molly Anderson en su buscador, sólo para ver lo que
encontraba.
TUCSON, ARIZONA
241
—Hola, -dijo sin aliento, a pesar de su intento de parecer
despreocupado.
242
—No hace falta que te lo pregunte,- dijo Adam.
Bueno, vaya.
Pero Adam no era el único resentido, la voz de Jules era firme.
—Sí, lo hizo. Él es... -Jules hizo una pausa, con voz tranquila
ahora.
—Sí, lo es.
243
Se detuvo de nuevo.
Adam suspiró.
—Bueno …
244
—Dice que puede ver la diferencia entre las escenas que filmé
yo y las que filmó el otro, ya sabes, Adam el malvado. Es sólo
cuestión de tiempo antes de que vaya tras Robin.
—Sé que no soy tan famoso como Robin- dijo Adam al escribir
su propio nombre en la búsqueda del sitio, —pero yo tengo
una página también. Aunque no tiene tan buen mantenimiento.
Si vas allí, verás que mi último avistamiento fue....
245
Jules suspiró.
—No quise decir eso. Sé que estás ocupado con la boda, pero,
estoy un poco asustado.
Silencio.
¡Victoria!.
Pero, ¿qué quería? Además de a Robin de nuevo en su vida.
—Muy bien.
—Gracias.
246
—¿Has ido a la policía ya?- Preguntó Jules.
247
Adam también se rió.
—Muy divertido.
Y se echó a reír.
—Santa mierda.
248
Robin levantó la cabeza de la maraña de sábanas, con una
interesante mezcla de timidez y satisfacción en sus ojos.
—Siento lo de tu camisa.
249
Hablando de cambios, ¿alguien notaría al llegar a la reunión
de esta noche que llevaba una camisa diferente después de ir
corriendo a casa para recoger a un archivo?
Uh, sí!
Eran unos frikis agentes del FBI.
Lo notarían.
Jules cogió sus bóxer y los pantalones y se fue al baño.
Uno de estos días su baño tendría los magníficos y nuevos
sanitarios y ducha, en vez de tuberías que estallaban y
provocaban goteras en el techo de la cocina desde
hacía dos meses.
Cuando estuviera terminado, su cuarto de baño tendría un
nuevo y eficiente inodoro instalado, en vez de tener que
sentarse al lado de un agujero en el suelo.
Los bonitos armarios de madera que rodeaban el lavabo doble
tendrían una encimera de granito brillante.
Las paredes dañadas por el agua serían reparadas y pintadas.
Habría espejos y colgadores de toallas y albornoces.
Jules ya no tenía la esperanza de que el trabajo se acabase
antes de su boda con Robin. Así que para evitar las incesantes
y repetidas decepciones, se puso como objetivo la finalización
del proyecto en el futuro. Digamos, ¿en treinta años más o
menos? ¿O con optimismo y esperanza para su vigésimo
aniversario?
Eso estaría bien.
Pero en este momento él tenía asuntos más inmediatos que
considerar.
Mientras se lavaba la cara, pensó en usar un traje
completamente diferente para la reunión, tal vez ¿fingir que
había tenido un accidente con una taza de Starbucks en el
coche?
La otra opción era sólo que... Sí, fue a su casa a hacer un
mandado y su amante increíblemente caliente le saltó encima
y sacudió su mundo.
250
¿Cuál es el problema?
—Entra,-dijo Robin.
—Ojalá pudiera.
251
¡Dang! Robin, obviamente, se excitó al ver a Jules mirándolo y
no era el único.
Si tuviera tan sólo veinte minutos extra...
—Si.
252
Al tiempo que Robin lo tocase, su fuerza de voluntad se
evaporaría.
—No si yo te llevo.
Muy cierto.
Si Robin conducía, podría dejar a Jules en la parte delantera
del edificio. Jules podría subir al lugar de la reunión con
sesenta segundos para un beso de despedida a Robin.
253
Robin sonrió, sin duda, porque podía ver que él no era el único
excitado por la idea de una repetición.
—Mentira, -admitió.
254
–Gracias -dijo mientras se ponía los pantalones.
Robin asintió.
—Sí, -dijo.
—Gracias.
—Bien.
Robin sonrió.
255
VIERNES, 07 DE DICIEMBRE SAN DIEGO, CALIFORNIA
—¿Qué pasa?
256
Alyssa le había informado sobre la última cagada.
Aparentemente el loco fan de Adam era de hecho un señor
llamado James Jessop de Anaheim, California.
Jules había entregado muestras de la escritura de JJ a los
analistas del FBI, pero nada había hecho saltar las alarmas, lo
que era bueno.
Todo el mundo, incluido Sam, estaba de acuerdo en que la
cosa del robot malo era una mierda bastante rara. Pero
cuando la policía había ido a la casa de Jessop a hablar con
él, el lugar había sido abandonado y el agua y la luz cortadas.
Así que estaban perdidos y sin pistas.
Sabían quién era el loco, pero no sabían cómo encontrarlo
para asegurarse de que sólo tenía un pequeño tornillo suelto, y
no un homicida.
—No.
Sam no lo dudó.
257
—Te quiero, ¿lo sabes?, - dijo Jules.
Sam se preparó.
258
—No, -dijo Jules.
—Mmm -hmm.
259
—Así que Joe es la alcohólica estrella de cine del momento,
confirmó Sam.
260
—Esa era la palabra que iba a decir, -dijo Sam.
Jules suspiró.
Se rió de su disgusto.
261
Jules finalmente tomó aire, lo que le dio a Sam la oportunidad
de hablar.
—Buen punto.
Jules suspiró.
262
—El primer paso es hablar un poco con él, sea cual sea el
resultado.
—Si.
263
Jules se quedó en silencio, sin duda, de acuerdo, pero
demasiado molesto para reconocerlo.
—Es tu fiesta.
264
—Mierda, dijo Jules porque seguramente sabía que Sam
estaba en lo cierto.
—Si.
—No.
Jules suspiró.
265
Quiero estar seguro de que él sabe que alguien respeta y lo
aprecia.
—Nunca lo hace.
Bajó la voz.
Él se rió.
266
El mayor problema de todos, en opinión de Sam, era que
cuando Alyssa se enojaba o impacientaba, cambiaba de
actitud a un humor agudo y seco.
Se crispaba totalmente, sobre todo cuando se indignaba y ello
le excitaba a fondo.
En estos días estaba en un estado perpetuo de “házmelo”
ahora, pero ella se derrumbaba en la cama cada noche,
demasiado agotada para hacer nada más que dormir.
267
QUINTA PARTE
268
Robin puso su mano sobre la de Jules, entrelazando sus
dedos y sosteniéndola ahí, firmemente en su sitio.
Sí, eso está bien, chico, yo soy tuyo.
De forma interesante, la mirada que le lanzó Jules era
débilmente pesarosa.
De lo que fuera por lo que Jules sintiera pesar, para Robin
estaba bien.
Jules era… extremadamente creativo cuando trataba de
disculparse.
Era interesante ver a los dos mundos reunidos, SEALs,
agentes del FBI, y los operativos de Troubleshooters
mezclándose y compartiendo con actores, encargados de
vestuario, y artistas del maquillaje, por no mencionar un grupo
más pequeño de cónyuges y parejas.
También era interesante estar en este tipo de fiesta en la que
no se veía ni una gota de alcohol.
Jules había sido inflexible sobre eso, durante todas las etapas
de la planificación.
Su boda, y todo lo que la rodeara y tuviera algo que ver con
ella, la llamada despedida de solteros del siguiente jueves, el
ensayo de la cena, y especialmente la recepción del sábado.
Sería completamente en seco.
Ellos brindarían por su compromiso para toda la vida de uno
para el otro con jugo de manzana espumoso.
Era algo raro, sin embargo, estar en una fiesta como esta con
música y gente hablando en voz alta, y no tener un trago en la
mano. No, uno en cada mano.
Robin siempre había sido eficiente.
Robin asintió.
269
‒Sí. Aunque si uno más de tus amigos se me presentan a sí
mismos y me dan esa mirada de “hazle daño a Jules y te
cazaré”, yo podría empezar a tomarlo de forma personal.
270
‒ ¿Verdad?
Él miró a Robin.
271
En realidad él se estaba ruborizando ligeramente, lo cual era
completamente adorable.
***
Casi era algo criminal lo bien que se veía Jules hoy con sus
jeans y una camiseta.
Particularmente cuando se alejaba.
Pero toda esta fiesta en Láser Manía era un festín de
camisetas ajustadas, con un equipo entero de SEALs de la
Marina a la mano para modelar lo último en ropa de camuflaje.
Un trío de ellos, Izzy Zanella, Jay López, y el imposiblemente
joven ojiazul Tony V… no habían sido tímidos al hacerle saber
a ella que le estaban dando una revisada.
Aunque el joven Tony sólo parecía seguirles el juego. Tal vez
era la imaginación de Dolphina, pero él parecía estar mucho
más interesado en darle una revisada a Jules.
272
Y que Dios la ayude, tenía que estar completamente loca, pero
a pesar de lo buenos que estaban los SEALs, ella se encontró
a sí misma vigilando la puerta.
Por Will Schroeder.
Por amor de Dios.
273
el rey: Esta era que se debía a que la tiradora de primera
Alyssa, era su reina. Ella era, en sus propias palabras, por lo
menos cuando no había alrededor orejitas que pudieran oír,
jodidamente genial.
‒Tal vez. Jules y yo una vez hicimos equipo para jugar con mi
hermana y la madre de Cosmo.
Robin se rió.
274
alrededor como un pez, sino también la madre de Cos, ella
gritaba y hacía un bailecito cada vez que apretaba el gatillo.
Ella me contó más tarde que estaba fingiendo ser uno de los
Ángeles de Charlie. Te lo digo, Janey y yo llorábamos de la
risa. Así que ahí estaba Jules con su arma detrás de la
espalda, ¿vale? Y aun así era mejor tirador que nosotros tres
juntos.
275
‒No desde que llegó, ‒ dijo él.
276
Ambos rieron, porque el padre de Yashi era una replica exacta
de Yashi, sólo que de mayor edad. Ambos hombres eran
inexpresivos y de hablar lento, pero con un seco sentido del
humor.
Había habido momentos, durante la comida de Acción de
Gracias, en los que Dolphina había querido revisarle el pulso al
padre de Yashi.
‒Hola.
‒¡Hola!
‒ ¿Hablas en serio?
277
‒No puedo creer que me hayan invitado. ¿Dónde está Jules?
Quiero conocer a Jules.
Oh, Dios.
Ella rebuscó en el bolso que llevaba al hombro, sacando un
grupo de etiquetas que había hecho para la ocasión.
278
‒Viniste a jugar, ¿eh, campeona? ¿Quieres venir a la zona de
juegos y hacer tú equipo?
‒ ¿Contigo? Sí.
El la miró.
‒Vayan alóquense.
279
Dolphina metía su hoja de etiquetas de regreso a su bolso.
‒ Pero Mags…
‒Ya se.
El remedó a Maggie.
280
‒ ¿Qué tal si ellos piensan que en realidad no estabas
actuando y después van a tocarte la puerta de tu remolque?
¿Qué piensa Jules cuando ve una película en la que estás
besando a alguien más? dijo él.
281
Vivir con Maggie había puesto su mundo de cabeza, de una
buena manera. Esto había hecho aumentar el respeto por su
hermana enormemente.
Recordaba cuando Maggie tenía siete años, Arlene había
perdido su trabajo. Él se había mostrado tan descuidado. “¿Y
qué? Consíguete otro” Ahora era él que se preocupaba por lo
que los siguientes meses traerían. Esto le abría los ojos y lo
hacía sentirse humillado.
Además de sus correos electrónicos, las columnas de Will en
el Globe habían sido tanto interesantes como respetuosas, su
artículo en dos partes sobre la decisión del padre de Robin de
no asistir a la boda se había convertido en el encantador perfil
de una pareja local de Boston, dos hombres que habían
estado juntos desde que se habían conocido en la Marina
durante la Segunda Guerra Mundial.
Al día siguiente, Will había perfilado el pésimo historial de
matrimonios del padre de Robin, y luego llenó el espacio que
quedaba con una lista de otros llamados “defensores del
matrimonio,” en su mayoría senadores, congresistas, y
expertos de derecha que se habían casado y luego descartado
sus primeras, segundas y algunas incluso terceras esposas.
Terminaba el artículo declarando que la pareja mayor que
había perfilado el día anterior, quienes habían permanecido
juntos en la enfermedad y en la salud por sesenta años,
habían celebrado el tercer aniversario de su matrimonio legal
en Mayo pasado.
Como la guinda del pastel, Will le había enviado a Dolphina
otro correo electrónico sólo ayer, contándole que la columna
del lunes estaría enfocada en el Más Grande Programa de
Colegios Seguros del PFLAG de Boston (Padres, Familia y
Amigos de Lesbianas y Gays), una de las obras de caridad
favoritas de Robin.
Toda discusión sobre un examen detenido de la lista de
invitados por el Servicio Secreto, había cesado.
282
Como cualquier requerimiento de la información de contacto
de Adam Wyndham.
‒Mucho. Muchísimo.
283
Con toda esa atracción de locura justo ahí en sus ojos. Con
calor y deseo y, sí, incluso temor…
Pero también esperanza.
‒Uhn, ‒dijo el, una exhalación que era más un sonido que una
palabra, pero aún así se las arregló para expresar
exactamente lo que estaba sintiendo.
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Ella se empezó a reír, pero él la volvió a besar, y esto era una
promesa abrasadora de sexo alucinante con paro cardíaco
incluido.
Dios, Dios, Dios…
Faltaban semanas para Navidad.
‒Sí.
Eso es, si 'no muy a menudo' podía ser definido como nunca.
Pero de alguna manera Will lo sabía, porque ahora sus ojos
eran suaves, y tan gentiles como la mano que usó para
ponerle el pelo detrás de la oreja.
285
Ella volvió a besarlo, y el produjo un sonido, bajo en su
garganta.
286
Él hablaba en serio. Estaba…
Ella asintió.
***
287
convertido en una tradición anual, entrenamiento en clima frío
en las montañas de New Hampshire, durante esta, la semana
de la boda suya con Robin.
Habría sido imposible para muchos de los SEALs que todos
arreglaran una ausencia el mismo día. Y agarrar un vuelo a
Boston habría sido otro reto. De esta forma, ellos estaban
relativamente a una corta distancia por carretera de las
festividades, con todos programados para descanso la
siguiente noche del viernes y el sábado.
Desde luego, no había garantías de que el Equipo 16 de los
SEALs no tuvieran que ir a una misión antes de la boda.
Diablos, no habían garantías de que Jules no tuviera que
hacer lo mismo, si se presentaba una situación que era
lo suficientemente terrible.
Pero Jules había aprendido, como lo había hecho Robin, que a
menudo era mejor tomar la vida día a día.
Y hoy día había sido un día muy bueno.
Incluso con esa conversación de mierda que Jules había
tenido con Jones, cuando recién empezaba la fiesta.
Jones estaba sentado ahora con su brazo alrededor de su
esposa, Molly, en unos de los sofás del espacio para
espectadores en Láser Manía.
Su hija de dos años, Hope, estaba angelical durmiendo, con su
cabecita sobre el regazo de su madre.
Jones volvió la mirada, como si hubiera sentido los ojos de
Jules en él, y sonrió, sacudiendo ligeramente la cabeza como
haciendo eco a la conversación que habían tenido más
temprano.
288
pero ambos sabemos que es más importante que asista el
Presidente.
Ella lo pensó.
289
‒Creo que sí lo hice. No pensé que sería Robin con quien te
casarías, pero… me alegra que lo sea. Tampoco pensé que
sería una boda, boda, más bien algo así como una ceremonia
de compromiso.
‒Simplemente… no lo es.
Ella se rió.
‒Tú piensas, Santa mierda, -Jules habló por ella, porque sabía
exactamente cómo se sentía eso.
290
‒ ¿Cómo terminé aquí? Pero es una buena santa mierda.
Es el polo opuesto a despertarse en una zanja, o en la cárcel.
Quiero decir, sólo estoy adivinando, ya que nunca he hecho
ninguna de esas cosas. Bueno, puede que haya sido una
zanja una vez, cuando todavía estaba en la universidad.
‒ ¿Tú? Jamás.
Lo volvió a pinchar.
Jules asintió.
Lo recordaba, y le contestó su siguiente pregunta antes de que
ella la hiciera.
291
‒Quiero decir, mírate, Lys. Ostras. Ya estás enorme, y esa
cosa sólo se va a poner más grande, ¿y entonces? Va a
querer salir de allí. ¿Has pensado en eso? Quiero decir, qué
dolor, ¿le has echado una buena mirada a Sam? Él no fue un
bebe cualquiera de siete libras (3 Kg). Tú vas a estar dando a
luz a un… un Texano.
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‒Es destreza pura sin adulterar. Vamos, Dulzura, nos quedan
algunos traseros Yankees que patear.
Ella sonrió.
‒Sí, lo hago.
‒Yo.
‒Tú,
293
—Teleadicto. No has hecho nada más que estar sentado y
observar todo el día. Es tu turno.
‒No, gracias.
294
Maggie se volvió hacia Jones.
295
‒Esto podría estar bien.
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Cuando ellos fueran a casa, tendrían que ducharse
rápidamente, y cambiarse para la cena. Bueno. Siempre que
cronometraran bien el tiempo… Jules le dio un rápido vistazo a
su reloj. Sí, si ellos salían de aquí en los siguientes, digamos,
quince minutos… la parte de la ducha podría terminar siendo
un poco menos rápida porque, conociendo a Robin, el usaría
la oportunidad para darse alguna gratificación inmediata.
Mientras tanto, Jules podía estar parado aquí y anticipar eso,
también.
‒ ¿Tu crees que Will no sabe tan sólo con mirarme de que yo
estoy sobre ti en cada oportunidad que se me presenta?
297
‒Aunque una gran clave, estuvo de acuerdo Jules, ‒fue la
manera en que ellos estuvieron escabulléndose todo el día,
buscándose uno al otro.
298
Pero entonces todas las conversaciones cesaron cuando,
desde la zona de juego, sonó el timbre, anunciando el
comienzo del juego.
Mientras Jules observaba, los dos equipos, Sam y Alyssa, y la
joven Maggie y Jones, saltaron a la acción.
Y Maggie saltó literalmente.
En lo que era claramente un movimiento planeado, Jones cayó
de rodillas y la niña saltó sobre él, de manera que la estaba
llevando en su espalda. Eso era brillante, porque su posición
en la espalda de Jones mantenía su blanco del frente, justo en
el centro de su chaleco, protegido de los disparos láser del otro
equipo.
Jones se movía fácilmente a pesar del peso extra, dirigiéndose
rápidamente a una de las formaciones de roca artificial,
disparándoles a Sam y Alyssa mientras avanzaba.
El parecía saber exactamente en donde iban a estar ellos,
fallando por poco en cada uno con cada tiro que hacía. Era
posible que el estuviera oxidado. Pero
probablemente no.
299
‒Pero ellos agarraran a Jones y Maggie con la veinteava
segunda regla,‒ dijo Robin.
300
los participantes y espectadores volver a reproducir una
simulación de la batalla, para analizar y mejorar la técnica.
301
Jules extendió la mano y presionó “escape”, haciendo
desaparecer la información de la pantalla del ordenador.
‒Mira.
302
Jules trató la diplomacia.
Will asintió.
Mierda.
Will continuó.
Jules suspiró.
Demasiado para su pre-cena.
303
‒Sospecho que el Sr. Jones estará interesado en hacer tiempo
para hablar conmigo, ‒ continuó Will.
‒Querido Dios.
304
***
305
Lo cual, en toda la historia de la humanidad, jamás pudo
engañar verdaderamente a nadie.
Pero ahora quedaba claro que Dolphina había sido utilizada.
Y aquí Sam había estado pensando que lo iban a necesitar
para evitar que Jones agarrara a Will del cogote.
Fa la la la la, la la la la.
306
‒Por eso estamos todos aquí, ¿verdad? ¿En vez de estar
disfrutando de la fiesta de Jules y Robin? ¿De manera que tu
puedas explicar?
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‒Quisiera empezar dejando claro que nadie más sabe acerca
de esto.
‒Entiendo su preocupación…
Él miró a Jones.
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Se dirigió a Jones.
‒No voy a escribir una historia para las noticias sobre usted.
Nunca fue mi intención ponerlo al descubierto.
‒Un libro.
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‒Dolphina dijo que estabas interesado en averiguar si el
Servicio Secreto había puesto la bandera roja en alguno de los
invitados, pero que ella no te había proporcionado esa lista.
‒Ella no tiene nada que ver con esto. Cuando te dije eso
antes, acerca de que Jones estaba en la lista del Servicio
Secreto, sólo estaba adivinando. Yo ni siquiera estaba seguro
de que Davis Jones fuera Grady Morant. No hasta la reacción
de la Sra. Jones…
‒Saldremos de esto.
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‒Él absolutamente accedió a la lista del Servicio Secreto por
mí. No intencionalmente, pero…yo soy la culpable. Aquí dice
que el archivo fue abierto la tarde del lunes, pero yo no he
tocado el ordenador desde el miércoles anterior. Quiero decir,
¿por qué lo haría? Esta era una lista con un solo nombre.
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‒Yo se significativamente más que eso sobre usted ahora, ‒
admitió Will.
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Pero Jones no lo creía.
Sam podía ver la duda del hombre, su temor por su familia, su
renuencia a correr un riesgo innecesario.
El se encogió de hombros.
313
‒Deme una buena razón por la que no debería matarlo justo
aquí.
Él la miró.
—¿Qué? ¿Tu piensas que… Maggie tan sólo es una niña que
…contraté?
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actualmente creen que la tortura es aceptable, cuando, de
hecho, es lo que hacen los tipos malos. Como un país,
nosotros tenemos que ser mejores que eso. Tal vez si la gente
tiene una oportunidad de leer acerca de lo que su esposo
pasó, ellos empezarán a entender que significa realmente la
tortura.
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‒Y todas empiezan de la misma manera. Con algún cabrón
descubriendo quien soy en realidad. Ellas terminan también de
la misma manera. De regreso a ese cuarto de torturas, cada
maldita noche, con Molly y Hope siendo asesinadas delante de
mí…
‒Oh, Dave…
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‒No se marchen. Por favor.
‒Algo tiene que cambiar. Tiene que hacerlo. Tal vez…no se,
pero, que tal si… ¿Will es un regalo? Que esté aquí. Que lo
sepa.
‒ ¿O no lo hizo?
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‒Me ofrecí a ayudarlo, pero él no quería que yo leyera lo que
había escrito. Dijo que ya era lo suficientemente malo que yo
tuviera que leerlo una vez, después de que el libro estuviese
terminado. Pero el libro nunca llegó ni siquiera a empezarse. Y
ahora… Aparentemente, las pesadillas han vuelto.
‒Si ese es el caso, si las pesadillas nunca se van, que así sea-
dijo Molly tan suavemente como Robin.
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Ella se volvió hacia su esposo.
‒Lo se.
‒Sí, señora.
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‒ ¿Ser feliz en tu trabajo? En este momento tú vives para las
seis a.m., para los fines de semana. Pagas nuestras cuentas,
pero eso es todo lo que estas haciendo. Cuando te marchas
cada mañana, es como si apagaras la luz en tus ojos.
320
casa y criar a nuestros hijos. Pero las vacaciones terminaron.
Es tiempo de regresar al mundo real. Y tal vez podemos
ayudar a cambiarlo, mientras estemos en eso.
Él sacudió la cabeza.
321
El miró a Sam.
322
‒ ¿Vosotros dijisteis hijos?‒ preguntó el.
‒Cariño, felicitaciones.
323
Pero fue Robin quien agarró a Will por la pechera de la camisa
y profirió unas palabras que al principio lo hicieron reír. Mala
movida. Pero sólo fue eso.
El suspiró.
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‒Bien, ‒ dijo Jules, dejando las amenazas sin proferir, pero
fuertemente implicadas.
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‒Sí. Yo sólo… necesito, ustedes saben, hablar con Dolphina
antes de que yo…
Will asintió.
‒De acuerdo.
326
dicho lo que estaba esperando hacer. Debería haber sido
honesto contigo sobre todo…
DOMINGO, DICIEMBRE 9
327
Jones/Schroeder podría muy bien funcionar como una doble
victoria.
Además, había sido divertido ver a Sam ir por ahí como si
hubiera ganado la lotería, habiendo reclutado exitosamente a
Jones.
Él había estado tan feliz, que no parecía importarle que, si
Jones lo hubiese querido, hubiese podido ganarles a Sam y
Alyssa en el juego de Pelotas. Pero sólo, había dicho Jones
humildemente, porque él había estado sentado ahí por horas,
observándolos jugar juego tras juego, con la zona establecida
en esa configuración específica.
Cambien la zona de juego, y probablemente él no hubiera
tenido ninguna oportunidad.
O eso era lo que él decía.
La noche había mejorado en gran forma después de que Will
dejó la casa, aunque Dolphina no había regresado nunca a
toda su velocidad.
Aún así, el árbol había sido adornado, la pizza consumida, los
villancicos cantados, las galletas horneadas. Todo eso, y,
gracias a Dios, debido a tener que llevar a Maggie a casa,
Jules convenientemente se había “perdido” ver la promoción
de Tierra de Sombras, la nueva serie de TV de Robin.
328
Sí, algún otro tema.
El peor había sido ese día terrible del último año cuando había
creído que Robin se había ahogado.
Extendió la mano y le acarició el brazo a Robin.
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Esa era una entrada perfecta.
Querido Dios. ¿Una vez al mes durante once años no era muy
a menudo?
330
Robin levantó la vista, encontrando los ojos de Jules sólo
brevemente antes de apartar la mirada otra vez.
Ninguna en absoluto.
Robin asintió, el músculo saltando en su mandíbula.
‒Sí, lo se.
331
‒No. Tú no eres responsable de eso. Mi Dios…
332
y ella hizo lo que siempre hacía después de golpearme de esa
forma. Empezó a llorar y a abrazarme y a decirme cuánto me
amaba. Y yo simplemente sangraba, sobre toda mi camisa,
pero ella está muy borracha para ayudarme. Y yo miré hacia
arriba, y veo a mi padre. Él está de pie afuera en el porche, al
otro lado de la puerta deslizante de vidrio, como si estuviera a
punto de tocar a la puerta. Y supe, por la mirada en su cara,
que él había visto todo lo que pasó. ¿Y sabes lo que hizo él?
Jules asintió.
El podía adivinar, pero no podía hablar a través del nudo en su
garganta.
‒Oh, Robin…
333
‒Pienso que estás en lo cierto acerca de no tener pesadillas
porque tú procesas la información apropiadamente, ‒ dijo
Robin.
334
‒Creo que tú puedes hacer cualquier cosa que quieras-, le dijo
Jules.
‒Absolutamente todo.
Robin cambió de postura para darle la cara, para mirar los ojos
de Jules.
Él se aclaró la garganta.
335
‒Sólo estoy… sorprendido.
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‒ ¿Te parece bien?‒ preguntó Robin, como si en realidad él
pensara que Jules no querría compartir su apellido.
Robin lo besó.
337
SEXTA PARTE
338
Se quedó parado absolutamente quieto, contuvo el aliento y
escuchó.
Pero era difícil escuchar mucho de nada sobre los latidos de
su corazón.
Sal de la casa.
Adam podía oír la voz de Jules en su cabeza, un eco de todos
aquellos tiempos en los que habían discutido sobre la
seguridad personal.
Jules no sólo era posesivo, era obsesivo en salvaguardar lo
que le pertenecía.
Si alguna vez piensas que alguien se metió en la casa, sal de
ahí, ve a algún lugar seguro y llama a la policía desde allí.
Después de un tiempo, Adam dejó de oírlo, pero
aparentemente, algo de lo que Jules había dicho todos
aquellos años atrás se le había quedado grabado.
El cogió las fotos y corrió.
339
No le había mencionado esto a Robin, quien de hecho se lo
había figurado por sí mismo, a cuenta de que Jules había
tenido que “sólo correr” a la oficina esta mañana, en este, su
primer día de las tres semanas de su permiso de ausencia.
Jules podía sentir ahora los ojos de Robin puestos en él,
cuando se fue a un lado y sacó el teléfono y…
Que agradable.
Era Adam.
Que sorpresa que llamara dos días antes de la boda.
Jules volvió a meter el móvil en su bolsillo y le sonrió a Robin,
que no parecía menos preocupado.
Robin no dudó.
340
‒En realidad, ‒ dijo Jules.
Robin asintió.
Había llegado a conocer a la madre de Jules bastante bien
341
durante los pasados meses, así que el entendía lo de terca.
Pero a él no le gustaba eso.
‒Tu madre sólo… será mejor que llegue aquí, ‒ dijo Robin
cuando el móvil de Jules, nuevamente, comenzó a vibrar.
342
Él se las arregló para no gritar.
343
‒Muchísimas gracias por su tiempo y preocupación.
344
El sabía que Jules vería esas fotos como una amenaza real,
como el serio peligro que eran.
El problema estaba en conseguir que contestara el teléfono.
Adam trató con el número de Jules nuevamente, y fue dirigido
directamente al buzón de voz.
Cerró su teléfono de un golpe y bajó a la acera, levantando la
mano para llamar a un taxi milagrosamente vacío que se
aproximaba.
Él se subió.
BOSTON, MASSACHUSETTS
345
siesta, y Robin estaba…fuera, haciendo lo que sea que Robin
hacía cuando su hermana y su familia estaban en la ciudad.
346
conté. Pero entonces trate de hablar con Alyssa sobre eso,
algo así como, hmmm, supongo que necesitamos encontrar a
alguien a quien mat…ella se enfado más todavía. Y entonces
me di cuenta, fue como ese jodido momento Eureka, de que
ella se sentía frustrada. Sexualmente hablando. Lo cual, en
retrospectiva en parte era mi culpa. Bastante culpa mía. Pero
ella estaba siempre tan cansada por las noches, y las
mañanas eran dudosas, con sus niveles variables de nauseas,
y luego estábamos en el trabajo…y yo cometí el error de
pensar, de acuerdo, ella está embarazada, supongo que
simplemente nunca tendré sexo otra vez.
Él se rió.
‒En vez de eso, ella andaba por ahí enfadada porque quería,
um, tener sexo durante lo que ella consideraba momentos
inoportunos del día. Y, hey, tú me conoces. 'Inoportuno' no
existe en mi vocabulario. En poco tiempo, instalé un nuevo
cerrojo en la puerta de su oficina. Le digo a Tracy, no le pases
llamadas a Alyssa, tengo algo muy importante que discutir con
ella, y…- se encogió de hombros.
‒Problema resuelto.
Sam asintió.
347
Ellos se quedaron en silencio por un rato, solamente dando
sorbos a sus cafés, Jules no comía la galleta que había
comprado. Se le veía cansado, como si todavía no le fuera
muy bien a la hora de dormir.
Por supuesto, los problemas potenciales en Afganistán
estaban aumentando su tensión, la de Robin también. Iba a
ser duro para Robin cuando Jules regresara al campo. Los
propios niveles de ansiedad de Sam habían sobrepasado el
techo cuando Alyssa había regresado al juego después de una
experiencia cercana a la muerte.
Jules lo miró.
‒Podría ser.
‒He estado tratando con todas mis fuerzas para no dejar que
esto me moleste, ‒ dijo él.
348
‒El hecho de que Robin esté actuando ese personaje. Joe.
349
Puso los ojos en blanco.
Y Jules asintió.
Definitivamente había un pero.
El sonrió.
Se aclaró la garganta.
Ay, caramba.
350
A Sam le pareció mejor mirarse los pies. Esto caía en la
columna bajo el encabezamiento de las cosas de Jules que el
realmente no quería imaginarse. Él lo había hecho, pero,
Cielos.
351
sus parejas son distintas, como si estuvieran en una cinta
transportadora, sólo uno tras otro, y Jesús, observar eso me
fastidió.
352
‒Seguro que puedes.
Jules lo reformuló.
‒De acuerdo.
‒Y vice versa.
‒Yo creo que durante las dos últimas semanas puedo haber
estado teniendo sexo con Joe Laughlin.
353
Por un segundo, Sam no supo de qué carajo estaba hablando
Jules. Y entonces lo supo. Joe Laughlin como en el personaje
de Robin. El personaje de ficción de Robin.
Toda la situación se estaba enredando más y más en un nudo,
porque Sam se dio cuenta de lo que Jules le había contado.
—Como que incluso mejor que el sexo que Jules había estado
teniendo cuando Robin era solamente Robin.
354
marca de verificación, cuatro corazones y una carita sonriente,
todo escrito al lado.
‒La gente actúa un rol todo el tiempo-, le dijo Sam a su amigo.
Atrapado dentro de una caja, por así decirlo. Lo cual era algo
inusual en Jules, porque él tenía una de las mejores mentes
abiertas que había conocido nunca.
355
‒Aprendiendo una o dos cosas actuando este personaje. A
Joe aparentemente le gusta…-él se aclaró la garganta ‒rudo,
Robin está prestando atención a lo que está haciendo en el
set, pensando, Hmmm, eso podría ser divertido. A Jules podría
gustarle… Él lo trae a casa, lo prueba… ¿Le hiciste saber a él
que tú, um, disfrutaste lo que el hizo?
356
‒Mierda, ‒ dijo Sam.
‒Cassidy.
357
‒Robin acaba de comprar veinte nuevas toallas para nuestro
condenado cuarto de baño principal finalmente acabado.
Él se volvió a reír.
358
‒Aquí Starrett. Alyssa y yo vamos a hacernos cargo de esto
por vosotros chicos, ¿está bien?
‒Gracias.
Él rió.
359
Sam extendió su brazo a través de la mesa y puso su mano en
el brazo de Jules.
‒Squidward. Mírame.
‒Tu madre está llegando esta noche. Ella estará a tiempo para
el ensayo de la comida.
‒ ¿Cómo…?
360
furia y el dolor e incluso de una pena amarga. Pero con el
alivio era difícil de controlarse.
Jules se secó los ojos al mirar a Sam.
Aw, diablos.
Ahora Sam también estaba con los ojos nublados.
***
361
D olphina estaba llorando otra vez.
Todo el ensayo de la comida era, para ella, un festín de
sollozos tras otro.
Jules se había olvidado de informarle que su madre había
llegado sana y salva.
Era posible que Dolphina fuera la única que se sorprendió
cuando la Sra. Cassidy entró al restaurant.
La forma en que Jules había abrazado a su madre había
hecho llorar a Dolphina.
Pero fue la manera en que Linda Cassidy saludó a Robin con
tanto amor y aprobación lo que realmente la hizo seguir
llorando.
Alyssa y Jane habían hecho ambas unos brindis graciosos,
maravillosos y muy sentidos a la feliz pareja, y otra vez,
Dolphina había llorado.
Robin había hecho arreglos para un piano y un sistema de
sonido, y después de la cena, se había sentado y tocado,
cantándole directamente a Jules.
Cantó dos canciones…”Este Muchacho,” una antigua balada
de los Beatles que era increíblemente romántica, y una
canción también antigua “Enganchado a un Sentimiento,” que
parecía una elección rara para un alcohólico en recuperación.
Jules, sin embargo, parecía adorarla.
Él se rió cuando la canción empezó, y estuvo sonriendo todo el
tiempo, viendo a Robin cantar y tocar con tanto amor en sus
ojos.
Dolphina simplemente se sentó a un lado mientras lo que le
quedaba de rímel le bañaba la cara.
Por supuesto, no ayudaba el hecho de que se había pasado la
mayoría del tiempo de la semana pasada llorando. Por
ninguna razón aparente.
362
Robin y Jules más bien gentilmente le habían sugerido que por
lo menos escuchara lo que Will Schroeder tenía que decir. Él
había llamado por teléfono, había mandado correos
electrónicos, le había enviado cartas a través de FedEx,
incluso se había presentado en la puerta.
Pero ella lo había rechazado una y otra vez.
Incluso él había estado aquí esta noche, esperando en el
vestíbulo del restaurante cuando ella había llegado temprano
para asegurarse de que todo estuviera listo para el ensayo de
la cena.
Él se veía horrible, como si no estuviera durmiendo, tampoco.
Realmente se había afeitado y puesto un traje y corbata, con
verdaderos zapatos de vestir en vez de sus estúpidas
zapatillas.
Y debido a que ella había llegado temprano, había escuchado
lo que el tenía que decir.
363
‒Tú me usaste. Estabas tratando de hacerme salir contigo. Te
sentías atraído hacia mí y sabías que yo…sentía lo mismo y
aún así… Yo sólo estuve arriba por unos minutos ese día.
Aparentemente no pasaste mucho tiempo luchando contigo
mismo para decidir si entrar o no en los archivos de mi
ordenador.
364
‒Entonces déjame entenderlo bien.
‒Se eso.
Él se rió suavemente.
365
‒Yo también estaría demasiado asustado. Eso da miedo…
366
paseado alrededor de su prometido como media docena de
veces, y luego se lo había llevado escaleras arriba para
darles un vistazo a las nuevas toallas en su cuarto de baño
principal finalmente completado.
Seguro.
Como si ver toallas siempre tomaba la mayor parte de una
hora.
Will asintió.
Parecía como si quisiera decir algo más, así que ella había
esperado.
Impacientemente.
367
L a loca madre del cuñado de Robin le había asegurado a
todo el mundo que ella sería capaz de conseguir un taxi desde
el Aeropuerto Logan cuando llegó su vuelo muy, muy
temprano por la mañana, el día anterior a la boda.
Ella no había querido entrometerse en el ensayo de la cena de
ayer a pesar de que Robin le aseguró que a él le encantaría
que ella llegara temprano con Jane, Cosmo y Billy, y se uniera
a la fiesta.
En lugar de eso, ella había tomado este último vuelo,
insistiendo en que era perfectamente capaz de llegar a la casa
de Robin y Jules en el extremo sur de Boston.
Lo cual fue la causa de que Cosmo y Jane se pusieran en
alerta roja cuando una hora después de la hora en que ella
tenía que llegar, aun no había aparecido en la puerta principal.
368
Robin amaba a su sobrino, pero Jesús. El chico tenía un buen
par de pulmones.
369
‒A él le gustan las cosas que son…extra dulces.
‒No completamente.
‒Soy Feliz.
‒Detente.
370
Él hizo una cruz entre ellos, con el cuchillo y su dedo.
Jane se rió.
Robin la miró.
371
‒Mi orientación sexual nunca cambió, ‒ recitó Robin.
‒Lo siento.
‒Buenos días.
‒Dias.
372
‒Eres tan dulce.
Robin le mandó a Jane una mirada como diciendo “¿ya ves?”,
y ella se rió.
373
‒¿Él siempre deja que lo que sea que este pensando sólo…
salga volando de su boca?- le preguntó a Jane antes de dar un
mordisco.
‒La mayoría de las veces, ‒ dijo ella riéndose también.
‒ “Pedos de café.”
374
‒ Mis pedos serán tus pedos, para siempre jamás.
Punto.
Pero Jules sólo se rió mirando a Robin a los ojos.
‒Por supuesto.
‒ ¿Estás bien?
375
‒Ella está bien, ‒ reportó Cosmo, y todos soltaron un suspiro
de alivio.
‒Sur de Boston.
376
suficiente de que preocuparse hoy sin añadir la posibilidad de
que te estés congelando a morir en su lista, ¿de acuerdo?
Bien. Sólo ordena una taza de te. Estaremos allí pronto.
‒ ¿Y al zío Izzy?
377
‒Ese es un niño con suerte, ‒ murmuró Jules, poniéndole voz
a los pensamientos de Robin.
Jane se rió.
Miró a Robin.
‒ ¿Y tú?
Él le sonrió a su hermana.
‒ ¿En serio?
Robin lo miró.
378
‒ ¿No lo sabías?”
Jules se rió.
‒Lo siento.
379
Pero ella se estaba riendo.
Robin asintió.
***
380
A dam apestaba.
El viaje desde Los Ángeles había sido horrible, con una escala
demasiado corta en Phoenix que había hecho que él perdiera
su vuelo de conexión.
Entonces el había tenido que esperar siete horas para el
siguiente vuelo a Boston, vía Dallas, Atlanta y Newark.
El estaba exhausto, se moría de hambre, y sí, el sudor frío que
respiró en su cocina de Los Ángeles no había mejorado con el
tiempo. Su camiseta estaba lista para un vertedero de residuos
tóxicos y podía oler sus propios pies, aun estando de pie.
La chaqueta que estaba usando apenas era apropiada para un
día frío en el Sur de California, menos aun para el invierno en
Boston, pero él encorvó los hombros contra el viento y metió
las manos en los bolsillos mientras pasaba por el carrusel del
equipaje y se dirigía hacia la puerta donde estaba la parada de
los taxis.
Por favor Dios, permite que los taxis aquí en Boston acepten
tarjetas de crédito…
La fila era larga, y, maldición, hacía frío, pero Adam se quedó
ahí parado, porque el frío era mucho mejor que yacer muerto
en el piso de su sala de estar,
con un agujero abierto a través de su cabeza extremadamente
no robótica, por algún caso mental con un arma recientemente
comprada.
El sacó su teléfono y lo encendió, revisando la hora que era
porque él no tenía absolutamente ninguna clave, aparte de que
había luz del día.
Era casi mediodía, lo que era bueno. También era el día
anterior a la boda de Jules y Robin, lo cual probablemente no
era tan bueno, aunque ciertamente mucho mejor a que fuera
hoy el día de la boda.
381
Adam marcó el número del móvil de Jules con su pulgar y
estaba a punto de presionar la tecla 'hablar', cuando una voz le
habló al oído.
Era una voz masculina, una rica voz de barítono con un acento
leve del Oeste.
Adam se volvió y se encontró mirando a…no a Jim Jessop,
sino al buen amigo de Jules Cassidy el vaquero Sam.
382
‒Felicitaciones, ‒ dijo Adam, pero fue igual que hablarle al
vacío.
Él le sonrió a Sam.
383
‒ Derramé uno de ellos.
384
Por favor Dios, permite que ellos le crean…
***
385
‒Y ahí vas tú, saltando.
‒Tú puedes comenzar con Will, ‒ dijo Jules, como si esa fuera
la verdadera razón de querer que Robin se quedara.
Robin se rió.
386
‒Porque, sí, estoy celoso de Adam. Porque odio verte con él.
Porque realmente odio imaginarte con él.
Él se veía cansado.
387
‒No. Sólo…despiértame cuando llegue Will, ¿de acuerdo?
388
recordarme a mí mismo cuán increíblemente magnánimo es
Jules.
389
‒Batman, ‒repitió Robin mientras subía las escaleras.
Y se hizo la luz.
***
390
Era uno de esos hombres calvos que podía haber estado entre
los treinta a los cincuenta y tantos, con el tipo de cara redonda
que no era particularmente distintiva. Su boca parecía delgada
y sin labios, y su falta de sonrisa ciertamente ayudaba a dar
esa ilusión. Sus ojos estaban escondidos detrás de un par de
lentes, y su nariz era… parecida a una nariz. Era como
bulbosa pero no tanto así. No como, maldición, W.C. Fields
(Actor y comediante Americano con una gran nariz) con su
monstruosidad en el centro de su cara…
Era fornido, y usaba una chaqueta que lo hacía verse como un
largo rectángulo.
Más extraño aun que su elección de moda era el hecho de que
la chaqueta era tan nueva que todavía tenía todas las
etiquetas puestas.
391
‒Porque Jules Cassidy puede ser uno de ellos. Así es como
encuentras el nido. Los asustas y vas hacia donde van. Ellos
siempre se dirigen a la seguridad de su nido.
Guau.
‒Es por eso que estoy sentado afuera. Lo siento, ¿cuál era su
nombre? No entendí su nombre.
‒Yo no se lo di.
Él se puso de pie.
‒Esperaré.
392
Will sacó su teléfono.
Sagrada. Mierda.
‒Del robot.
393
donde podría llamar a la policía o a Jules o a ambos. Pero al
hacer eso podría conseguir ser baleado. O alguien más podría
serlo cuando el hombre loco disparara su arma.
Por otro lado, disparar el arma ciertamente atraería la atención
de alguien.
Pero, por otro lado, si Dolphina estaba adentro, ella saldría
afuera para ver que estaba sucediendo, lo que la pondría en
peligro.
Will podía quedarse parado aquí. Y hablarle al tipo.
Permanecer ahí esperando que alguien los viera, viera el arma
y pidiera ayuda.
Era Dolphina.
‒Oh, mi Dios.
Y le disparó.
394
***
395
Robin se sentó cuando escuchó lo que sonaba como la voz de
Dolphina viniendo desde el piso de abajo.
¿Que demonios?
Robin saltó de la cama y salió al pasadizo, en el descanso del
segundo piso.
***
Ella habló tan alto y tan claro como podía con la voz
tembleque, rezando para que Robin pudiera oírla y pidiera
ayuda.
396
Will estaba sangrando, la sangre se deslizaba a través de sus
dedos mientras se agarraba el muslo.
Sus pupilas ya estaban dilatadas cuando dirigió su mirada
hacia ella desde donde había caído sobre los escalones, él
estaba entrando en shock.
Oh, Dios.
Ella agarró a Will por debajo de los brazos y tiró de él hacia el
vestíbulo.
Moverlo de esa manera tenía que haberle dolido mucho, pero
el apretó los dientes y trató de tragarse el dolor, obviamente
por el bien de ella, lo que hizo que ella empezara a llorar otra
vez.
397
***
398
Jules se quedó muy quieto mientras volvía a mirar el correo
electrónico.
Alyssa se dio cuenta del repentino cambio en él, también.
Ella siempre estaba súper sintonizada con Jules, y ella se
inclinó hacia adelante.
Jules miró a Adam entonces, como si algo que acababa de
decir fuera horrible.
Incluso más horrible que el tono quejoso de Adam.
Se encogió de hombros.
‒A nadie.
Adam parpadeó.
‒Dios.
399
‒Sí, Yashi, ‒ dijo Jules en el teléfono.
Se puso de pie.
400
Se rió Jules, pero estaba claro para Sam que él no encontraba
divertido nada de esto.
Sam asintió.
Buen plan.
Él mismo le marcó a Cosmo Richter, quien contestó al primer
timbrazo.
‒Estoy en camino.
401
‒Protección en camino, ‒ dijo Sam, agradeciendo
silenciosamente a Dios por los hombres enlistados como el
Jefe Richter.
‒Se hará.
***
‒ ¿Qué es eso?
402
El no contestar.
Jules estaba en el otro extremo.
Jules, quien probablemente lo estaba llamando para decirle
que estaba de camino a casa.
Jules, quien a menos que Robin lo pusiera sobre aviso, iba a
caminar ciegamente hacia una situación de rehenes en su
propio hogar, una situación en la cual este extraño con un
arma ya le había disparado a Will Schroeder.
Pero si Robin no dejaba simplemente sonar el celular, el
pistolero sabría que él estaba aquí arriba.
‒Deja ir a Dolphina.
403
cuando el había venido a Boston, había traído consigo a su
maldito acosador.
Hijo de puta.
‒Por favor.
‒Eso no es posible.
404
‒Dolph, vamos, ‒ dijo Will.
***
405
El cuñado de Robin, Cosmo, estaba esperándolos en la
esquina.
Mientras Adam observaba, el Vaquero Sam fue hacia allí para
informarle.
¿Hacer un plan?
Esto era una locura.
Seguro, ellos superaban en número al pistolero, pero ellos no
tenían armas. ¿Que iban a hacer, entrar rápidamente y
esperar que alguno de ellos pudiera agarrar esa arma antes de
que fueran baleados todos?
Hablando de demencia…
406
‒Y el te disparará como a un perro, ‒ señaló Sam.
Buen punto.
Pero aun así.
Si Jessop se quedaba dentro de la casa, bien podría
dispararle a Robin como a un perro.
407
‒Esto es lo que vamos a hacer.
***
Respira.
408
estoy locamente enamorado de él. Grandes sentimientos por
este tipo. Inmensos, ¿sabes?
409
Aun así, el trata de mantenerse informado, y el oyó el rumor de
que tú estabas en la ciudad, persiguiendo a Adam, lo que es
bueno, porque, ¿tú sabes, robots no invitados a una boda…?
No es agradable.
***
410
Él se había estado poniendo en posición en el porche del
frente, manteniéndose abajo de manera que el pistolero no
pudiera verlo a través de la ventana, esperando que los otros
tomaran sus lugares también.
El hilo de sangre en sus escalones lo había llevado a un
estado de calma mortal, en donde los eventos se sucedían
casi en cámara lenta.
Había estado antes aquí, y reconocía la sensación surrealista,
casi desinteresada.
El podía, si no era cuidadoso, matar al hombre que le había
disparado a Will. Y que le importara un carajo hacerlo, no
hasta después.
A él tampoco le importaría un carajo el hecho de que se
estuviera poniendo a sí mismo en el rango del arma del
pistolero.
Si le disparaban, él sabía que no lo sentiría.
Esto era y sería inconsecuente, sin importancia.
Mientras Robin estuviera a salvo.
La puerta que había pateado golpeó la pared con un
estruendo, y escuchó las ventanas de la parte trasera de la
casa hacerse añicos, Sam y Cosmo, entraban para ayudarlo.
En esa larga fracción de segundo, mientras Jules escaneaba
el vestíbulo, vio a Dolphina arrodillada al lado de Will, en frente
de la puerta de la oficina.
También vio a Robin, en las escaleras con el pistolero.
Era difícil decir quien agarraba a quien, pero estaban cayendo
por las escaleras juntos, y el corazón de Jules casi se le
paralizó, porque parecía casi seguro que estaban luchando
por ganar el control de esa arma.
La cual acababa de ser disparada, tal vez ya hubiera herido
mortalmente a Robin…
Jules saltó hacia ellos, incluso cuando ellos venían rebotando
hacia él.
411
‒Agáchate-, le gritó a Dolphina, temeroso de que el arma
volviera a descargarse, y ella se movió, no hacia atrás, sino
encima y a través del cuerpo tendido de Will, como para
protegerlo.
‒ ¡Oh, mi Dios!
‒ ¿Estás herido?
‒ ¿Recibiste un tiro?
412
Robin simplemente estaba acostado para recuperar el aliento.
Él sacudió la cabeza, apuntando hacia el techo, en
donde, realmente, había un agujero en el yeso.
Jules asintió.
***
413
D olphina había dejado que Alyssa le retirara el arma de sus
dedos entumecidos, mientras Cosmo se arrodillaba al lado de
Will.
‒ ¿Cómo va?
Oh, Dios.
414
‒Will, ‒ dijo Dolphina, pero sus ojos estaban cerrados ahora y
él no los abrió, como si la única razón por la que se mantuvo
consciente antes fue para tratar de protegerla del pistolero.
415
‒Yo te llevaré.
***
Jules se rió.
‒Gracias.
Parecía obvio que Jim Jessop era un solitario, y que su uso del
'nosotros' era como mucho otra ilusión, pero Sam sabía que
Jules también estaba agradecido por no tener que
preocuparse por eso.
416
Sam regresó a la cocina, revisando su móvil por mensajes de
texto de Alyssa.
Ella y Dolphina habían recogido a Maggie y llegado al hospital,
en donde Will estaba en cirugía, donde le estaban reparando
la pierna. Ya había pasado una buena hora, pero todavía no
había noticias.
Empezaba a sentirse ansioso.
El reportero lo había enfadado en ese episodio chapucero con
Jones la semana pasada, pero morir por una herida de bala
era un castigo muy severo por su crimen.
Cosmo estaba haciendo café, lo cual era una mala idea. Más
cafeína. Era justo lo que Sam no necesitaba. Él había abierto
la nevera y estaba revisándola, cuando se dio cuenta que
Adam ya no estaba sentado a la mesa de la cocina, comiendo
su sándwich.
Joder.
El fue suavemente de regreso a través de la sala de estar, a la
parte delantera de la casa, pero el pequeño pendejo no estaba
en la oficina, en donde habían reemplazado el vidrio de la
ventana por la cual Sam había pasado, con los pies por
delante. Y, sí, de alguna manera innecesariamente.
Aun así, ni Jules ni Robin se habían quejado.
Él revisó el cuarto de baño del primer piso.
Vacío.
Sam miró arriba de las escaleras.
Adam todavía no había hablado con la policía, y no había otro
sitio más en la casa adonde pudiera haber ido…
Sam subió las escaleras al segundo piso de a dos en dos.
Robin había subido después de dar su declaración a la policía,
anunciando que iba a darse una ducha, tratar de relajar
algunos de los músculos y golpes que había conseguido
cuando se usó a sí mismo como bola de demolición para
noquear a Jessop escaleras abajo.
417
El Chico Maravilla tenía sus bolas, eso era seguro.
Y fe, también.
Él le había gritado a Jules cuando había ido por el tipo, seguro
de que Jules estaba justo afuera…
Y en verdad, lo había estado.
La puerta del dormitorio principal estaba entornada, y Sam
podía oír voces.
La de Robin y, sí, la de Adam. Fan-joder-tástico.
Preparándose a sí mismo, el golpeó a la puerta aun cuando ya
la estaba empujando para abrirla y…
Adam y Robin estaban parados en la puerta del cuarto de
baño, y ambos levantaron las miradas, claramente
sorprendidos cuando Sam entró al dormitorio.
No era completamente como que si ellos hubieran saltado para
separarse, pero era algo bastante cercano a eso.
Y genial.
Robin sólo vestía una toalla, sábana de baño, alrededor de la
cintura.
Adam estaba divertido por la incomodidad de Sam.
418
‒Así es como va a ser tu vida, ‒ murmuró Adam, lo
suficientemente alto para que también Sam lo oyera.
419
‒Quería ver el nuevo cuarto de baño. Es muy bonito, ‒ añadió
él, pero no estaba mirando las renovaciones, él estaba
mirando a Robin.
420
posible podrías entender. Él nunca me va a engañar, ni
contigo, ni con nadie.
421
‒ ¿Que estás haciendo, caminando alrededor viéndote como
un Dios, tentando a todos los chicos, en la manera en que lo
haces? Excepto que, oh, espera. Dicen que este nuevo show
en el que estás tiene una cantidad tremenda de desnudez.
Parece algo tonto ponerse una bata cuando todo el mundo lo
único que tiene que hacer para verte así es encender su TV.
422
Robin se giró a mirar a Jules, con un gran signo de
interrogación prácticamente inscrito en su cara.
423
***
424
‒Pensé que tu simplemente no querías decirme que yo no era
lo suficientemente bueno…
‒¿Realmente lo entiendes?
425
‒Sabes, si tú no confías en mí, tal vez no deberíamos
casarnos.
Le dijo Robin.
426
‒Pienso, guau, el es un poco intenso, pero eso está bien,
porque hay una cosa de la que nunca dudaré y esa es cuánto
me amas realmente.
‒ ¿Lo hago?
427
‒Por favor, para de castigarte a ti mismo por hacer algo que yo
encuentro increíblemente atractivo.
‒Pero tú lo haces.
428
‒Como que traje a Joe conmigo. Algunas veces lucho para
dejar el personaje atrás. Solía beber para eso, tú sabes, sacar
el personaje de mi sistema, pero ahora he descubierto que
funciona el… bueno, tú podrías pensar de esto como el
reverso de la maldición de Ángel, ¿tú sabes, de Buffy? En vez
de volverse un monstruo después de ese momento de
verdadera felicidad, yo pierdo a mi monstruo. Gracias a Dios.
Para ser honesto, representar a Joe es algo difícil. Es la vida
que yo no escogí, el camino que no tomé. Es un maravilloso
rol como actor, pero, chico, no hay un día que pase en el que
no agradezco a mi poder superior que la vida de Joe no es mi
camino.
‒Sí, lo veo.
El se rió.
429
Jules obviamente no entendía.
430
‒Si tú quieres, te llevaré al estudio-, le dijo a Jules, ‒y te
mostraré exactamente cómo filmamos las escenas íntimas. El
proceso no se parece en nada al producto final. Hay cuarenta
personas en el set, y la dirección es… puede ser bastante
divertido. Es difícil permanecer en el personaje y no sólo
reírte. Pienso que si vieras la manera en que es realizado, te
podría ser de ayuda. Verías cómo la música y la edición crean
mucho del ambiente del corte final.
Jules asintió.
Jules sonrió.
431
‒Es gracioso que tuvieras que preguntarlo. Está en lo alto de
mi lista de las cosas por hacer para mañana.
***
432
‒Lo haré
Y todavía dudaba.
‒Adiós, Adam.
433
‒Hey, ¿tu eres ese actor, verdad? Mierda, no recuerdo tu
nombre, pero me encantaste en El Héroe Americano.
‒Gracias.
‒Mira, si vas a…
434
‒Sí, bueno, yo soy un problema-, le dijo Adam.
‒Wyndham.
Adam asintió.
435
Él caminó hacia atrás, moviéndose hacia esos compañeros de
equipo, mirando hacia Adam y sonriendo todo el rato.
Era difícil no devolverle la sonrisa, y cuando finalmente
Adam se dirigió hacia la estación de trenes, incluso se rió.
436
SEPTIMA PARTE
_RUIDO ALEGRE_
Jules sonrió.
437
‒Sí. Así es.
‒Oh, sí.
Jules se rió.
438
Robin nunca había usado un smoking que le entallara tan bien
o que se viera tan pecadoramente bien.
Pero, “Ni billeteras, ni móviles,” Mario les había ordenado
severamente antes de comenzar a despotricar sobre los
hombres americanos que se llenaban los bolsillos de cosas y
luego se sorprendían de que sus trajes no tuvieran una buena
línea.
‒Mierda.
439
Pero entonces tuvo que sonreír, porque en verdad ya era
cuestión de unos minutos ahora.
Menos de una hora hasta que la majestuosa música del
órgano empezara a tocar.
Una vez él había estado dos años sin ver a Jules, debido a su
propia estupidez y temor.
En retrospectiva, no parecía posible que hubiera sobrevivido
dos largos y tristes años sin Jules. Especialmente cuando en
estos días, el estar separado de él muchas horas lo producía
ansiedad.
Robin lo volvió a besar, y Jules le sonrió, con el corazón en los
ojos.
440
Pasaban dos minutos de las diez.
‒Quince a lo sumo.
***
441
Él había vuelto a caer en esa especie de sueño loco, inducido
por las drogas, y cuando volvió a despertarse, con la cabeza
más despejada, ella estaba preparándose para irse.
442
‒ ¿Están volviendo a mostrarlo, no?‒ preguntó.
‒ ¿Cómo estás?
Ella se detuvo.
Se aclaró la garganta.
Aquí viene.
El final feliz por el que el había estado orando.
Haber sido disparado había dolido como el infierno, pero si eso
significaba que ahora podría conseguir una segunda
oportunidad con esta mujer increíble, entonces aleluya y
gracias, Jim Jessop.
443
‒Estoy tan aliviada de que estés bien, ‒dijo Dolphina y…
comenzando a llorar.
‒ ¿Qué?
444
‒Lo siento, ‒ dijo ella suavemente.
‒Yo también.
Genial.
Huye.
Él la observó mientras ella fue hacia la puerta para llamar a
Maggie.
445
‒Felicita a Robin y a Jules por mí, ‒ dijo Will, y Dolphina se
volvió para mirarlo.
‒Lo haré.
‒ ¿Quieres que yo, como que, te deje para que puedas llorar?
‒Lo era.
446
‒No voy a llorar-, le dijo a ella, y aun así, ahí estaba él,
mirando hacia la ventana, teniendo que parpadear un montón.
***
447
J ules primero se dio cuenta de que había un problema
cuando salió del servicio de hombres para ver que Cosmo
había llevado a Sam a un lado.
Los dos hombres estaban hablando en voz baja, y aunque no
estuvieran exactamente frunciendo el ceño, tampoco estaban
sonriendo.
‒Estoy seguro de que Robin está en algún lugar por aquí,‒ dijo
Cosmo.
‒En la limo.
448
Mientras tanto, Jules fue transferido al buzón de voz de Robin.
‒Yo lo comprobé.
449
Jules respiró hondo.
***
450
Listones de Navidad de un rico y profundo rojo colgaban a los
largo de la barandilla de la escalera y estaban atadas a las
balaustradas.
Eso era tan hermoso, y obviamente significaba que iba a ser
una sorpresa.
Ellas ya estaban por terminar en la cocina, así que Robin subió
corriendo los escalones hacia el dormitorio, esperando que
pudiera coger lo que se había olvidado, su regalo de bodas
para Jules, sin que ellas supieran que alguna vez el estuvo allí.
Pero cuando abrió la puerta del dormitorio, descubrió que ellas
también habían estado allí.
La ropa de cama había sido reemplazada por un maravilloso
edredón blanco como la nieve, y las sábanas debían haber
tenido un conteo de hilos de cuatro millones.
Había rosas rojo sangre por todas partes, y velas también.
Ellas también habían dejado una de esas cajas de fósforos
extra largos para poder encender las velas más fácilmente.
Había muérdago, como si ellos lo fueran a necesitar, colgando
del ventilador del techo.
Todo estaba tan hermoso, y tan dulcemente romántico, que
Robin no pudo soportarlo.
Comenzó a llorar.
Todo ese cuidado y esfuerzo hablaba a voces del amor y la
aceptación de la madre de Jules por su hijo, sin mencionar la
generosidad de la madre de Cosmo.
Estaba impresionado por la disposición de Lois Richter para
ayudar de esa manera, tomando entusiastamente el rol de la
madre amorosa que Robin nunca había tenido.
Sus lágrimas fueron su ruina.
Cogió el estuche del CD que había escondido en su mesita de
noche, metiéndolo luego en su bolsa.
Y después había entrado al cuarto de baño para echarse
cuidadosamente agua a la cara y buscar sus gotas para ojos,
451
de manera que no se presentara en la iglesia con los ojos
rojos.
Había cerrado la puerta para que las dos madres no lo
pudieran oír. Hizo sus necesidades mientras esperaba que las
gotas actuaran. Se lavó las manos, se miró al espejo para
comprobar que sus ojos ya no estaban rojos, se dirigió a la
puerta, agarró y tiró… y el pomo se salió quedando en sus
manos.
¡Pum!
El pomo del otro lado cayó en el suelo del dormitorio,
llevándose el mecanismo consigo.
No.
Oh, no. No, no.
Pero sí.
Robin estaba, sin ninguna duda, encerrado en el cuarto de
baño.
El gritó, pero era demasiado tarde.
Escuchó el sistema de alarma activarse, y corrió hacia la
ventana del baño y la abrió, pero, mierda, como estaba en el
segundo piso, no estaba cableada al sistema.
Robin podía ver el camino de entrada, ver la limo estacionada
allí.
Pero Pete, el chofer, estaba dentro de la limo.
Estaba de cara a la calle, y no podría ver a Robin, incluso en
su espejo retrovisor.
Pero entonces…
‒ ¡Hey!
‒ ¡Lois! ¡Linda!
452
Pero ellas no lo escucharon.
El siguió gritando, pero ellas no miraron hacia arriba.
Simplemente subieron a la limo y cerraron las puertas.
De acuerdo.
Vamos, Pete.
Haz la pregunta.
¿Dónde está Robin?
Efectivamente, la limo no se movió.
Vamos, Pete. Vamos, vamos.
Pero mientras Robin observaba consternado, la limo salió del
camino de entrada.
Y él sabía exactamente cómo había sido la conversación.
Pete: ¿ Dónde está Robin?
Las mamás: Oh, el se fue a la iglesia en una limo diferente.
Pete: ¿Se fue? ¿Están seguras?
Las mamás: Muy seguras. Necesitamos llegar a la iglesia
inmediatamente, estamos saliendo un poco tarde.
Pete: (comenzando a conducir) Okay…
Robin: (observando desde la ventana) Estoy tan totalmente
jodido.
***
453
‒Si pudieras traerme a Robin, eso sería verdaderamente
agradable-, le dijo a ella.
454
Boston y su móvil, y asomó la cabeza en la habitación donde
Jules esperaba impacientemente.
Cosmo y Sam acababan de llegar tratando de pensar en
donde seguir buscando.
‒¡Vete a la mierda!
El miró a Cosmo.
455
Pero Jules sacudió la cabeza.
‒No.
456
Un hombre que quería aprender a ser un jugador de equipo
otra vez…
No cabía duda sobre esto, ella era una cobarde.
Jules asintió.
‒El me besó, le dije que lo amaba, dijo que estaría justo detrás
de mí… recibí una llamada telefónica acerca del Presidente,
tenía que tomar la llamada y el no estaba muy contento con el
hecho de que yo tuviera mi móvil, pero estaba bromeando
sobre eso. Me dijo que podía ponerlo en su bolsa, y
entonces…
Jules se rió.
457
Robin dijo mierda, realmente significara algo importante.
Cosmo y Sam estaban justo detrás de el, claramente
perplejos, mientras Dolphina también los seguía.
‒ ¿Qué?
‒ ¡Ahora vuelvo!
***
458
D espués de vivir por meses con un juego completo de
herramientas, incluyendo un taladro y una lijadora, en el cuarto
de baño principal, ¿cómo era posible que no hubieran dejado
ni siquiera un pequeño destornillador?
Pero aparentemente, eso había sucedido.
Robin estaba encerrado en su baño sin las herramientas que
necesitaba para poder salir de allí.
El armario de la ropa blanca guardaba lo que parecía como la
provisión para un año de papel higiénico.
Dolphina había descubierto recientemente Costco, y ya
no compraba nada en cantidades menores a cuatro docenas.
Por supuesto, Robin debería hablar.
Él acababa de comprar veinte nuevas toallas de baño. Pero
todavía no las había lavado, todas estaban abajo en el cuarto
de lavado.
Sin embargo, el había hecho un espacio para ellas en este
armario, lo que significaba que la mayoría de las repisas
estaban vacías.
Cuando estaba moviendo el papel higiénico para ver si había
un destornillador escondido en la parte de atrás del armario, se
dio cuenta de que debería de haber abierto la pantalla de la
ventana y arrojado rollos de papel a la limo que esperaba
abajo, haber captado su atención de esa forma.
En vez de eso, el no había estado pensando lo
suficientemente rápido, y ahora, miró su reloj, eran
veinticinco minutos para las once, si él no actuaba pronto, iba
a llegar tarde a su propia boda.
Sólo Dios sabía que estaría pensando Jules.
Su teléfono volvió a sonar, con el tono familiar de Jules, desde
fuera en el dormitorio.
459
‒ ¡Mierda! ¡Mierda!
460
Además de todo ese papel higiénico, tenía un secador de pelo,
un paquete extra de cepillos de dientes, bolitas de algodón,
cuchillas para afeitarse, removedor de maquillaje, crema para
afeitar, productos para el cuidado del cabello y
humedecedores de piel en una cantidad y variedad
embarazosa, medicinas para el resfrío sin alcohol, gel para
manos antiséptico, desodorante, mmm, eso olía como Jules,
crema protectora solar, tiritas, un cortador de vello de nariz,
tijeras…
Si el fuera un astronauta a bordo del Apolo 13, sin duda usaría
todos estos artículos para construir un cohete acelerador y
volar hacia la Tierra.
Había querido ir al Campo Espacial cuando era un niño, pero
su padre le había dicho que nadie que sacara una B en
ciencias podría llegar a ser alguna vez bienvenido en la NASA.
De manera que seguía atascado en encontrar una ruta más
tradicional para salir de aquí.
Robin miró las tijeras.
Estas eran largas y afiladas, de la variedad para cortar el pelo.
Tal vez…
Le echó un vistazo a las tijeras y a las cuchillas de afeitar y
luego a la perfección prístina de la pared recientemente
parchada y pintada entre la puerta y el inodoro.
Robin se sacó la chaqueta del smoking.
Pensándolo bien, también se sacó los pantalones y la camisa.
Y comenzó a trabajar.
***
461
Mientras se apresuraban de regreso a la casa, Sam tenía a
Alyssa en el teléfono.
462
La alarma pitó cuando ellos entraron, y Jules la desactivó.
‒ ¡Jules!
463
‒Lo tenemos, ‒ reportó el.
464
‒Y Robin está haciendo en la pared un Winnie the-Pooh-en-el-
árbol de la miel. Así que, sí, pensamos que tendríamos sexo.
Jesús. Si vas a ayudar, será mejor que te quites el smoking.
‒Oh, cariño…
‒Aquí.
Robin lo miró.
465
‒Mi palabra de seguridad es mono.
¡Ow!
466
Jules sólo miró a Robin, quien parecía como que pudiera
empezar a llorar otra vez.
467
Robin salió de la ducha mientras Jules llevaba su smoking al
dormitorio, sacudiendo el polvo que pudiera haberle caído.
Agarró para Robin un par limpio de shorts y algunos calcetines
del cajón del vestidor, colocando todo sobre la cama.
Jules no se duchó, solamente usó una toalla para quitarse el
polvo.
El empezó a reírse.
‒Pregúntame si me importa.
468
‒Mierda,‒ dijo Robin, y corrió de regresó hacia arriba para
agarrar su bolsa.
***
469
Dolphina no había escuchado que le había dicho él a ella
cuando se encontraron allí, pero Lois Richter lo había
abrazado y asentido.
Y ahora él la estaba escoltando a ella por el pasillo en medio
de una lluvia de flashes, deteniéndose para sentarla en un
lugar de honor en frente del Presidente, un lugar usualmente
reservado para la madre del novio.
Ella lo besó y volvió a abrazarlo.
Y el papá de Yashi, quien ya estaba sentado allí, se puso de
pie y, con una gran sonrisa, abrazó a Robin también.
Robin se rió por la sorpresa, pero entonces también abrazó al
papá de Yashi.
Jules, que estaba observando a Robin desde atrás con su
madre, tenía una expresión en la cara que era hermosa,
felicidad y amor mezclados con algo agridulce.
Y Dolphina sabía que el estaba pensando en el padre de
Robin, quien había escogido no estar presente hoy día.
Jules miró a su madre y sonrió.
‒ ¿Haremos esto?
‒Estoy listo.
470
Los invitados en la iglesia tomaron asiento, y Dolphina también
se sentó, justo ahí en la segunda fila empezando por el fondo,
por si acaso hubieran problemas de ultimo momento que
enfrentar.
O sea, más de último momento, como el que Robin se quedara
encerrado en el baño.
Jules había tenido razón en tener fe.
Aunque Dolphina sabía que si Robin hubiese sido encontrado
en el bar del Ritz, Jules aun estaría de pie al lado de él.
En la riqueza, en la pobreza, para lo mejor y para lo peor.
Ellos habían escogido a propósito el usar los votos bastante
tradicionales, ajustando las palabras sólo ligeramente.
‒Si, acepto.
471
En la fiesta de despedida que tuvieron, Jules le había dicho a
Robin que tenía la intención de sacarle la mierda a besos en
su boda, pero aparentemente había mentido.
Mientras Dolphina y los otros invitados observaban, Jules y
Robin compartieron el beso más dulce y más tierno del que
ella hubiera sido testigo, una verdadera felicitación y
celebración de esta nueva fase de sus vidas juntas.
Y entonces volvieron a quedarse allí parados, simplemente
sonriéndose el uno al otro, mirándose a los ojos, una imagen
de pura felicidad, alegría y amor.
Casados.
***
‒Hey.
472
‒No quería perderme esto-, le dijo.
473
Ella lo cortó.
‒ ¿En serio?
474
Ella se rió de eso.
‒Dios querido, soy una idiota, pero creo que debo de amarte
también.
‒No, no lo es.
‒Dolphina.
475
Ella se retiró, y era completamente posible que él tuviera
lágrimas en los ojos también, cuando ella le tocó la cara.
***
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Sam se paró al lado, observando al fotógrafo sacar unas pocas
fotos, y entonces el Presidente y la Sra. Bryant fueron llevados
fuera al desfile de automóviles que los esperaban.
Y todo el mundo dentro de la iglesia suspiró de alivio.
Incluyendo a Davis Jones, quien ya no tenía que limitar sus
movimientos.
El se acercó a Sam ahora, y se dieron un apretón de manos.
‒La ceremonia.
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Todos ellos también habían hecho grandes esfuerzos para
asistir a la boda, y su amor por su pequeño primo era evidente
en la multitud de grandes sonrisas.
‒Jules quiere hacer una foto del grupo, así que no te vayas a
ninguna parte.
Jones asintió.
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‒Iré a darle al resto del contingente de Florida un saludo.
Ella se volvió a mirar a Sam con una sonrisa que era de puro
amor.
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‒Los míos son condenadamente geniales-, le dijo a ella,
después de una repentina ronquera en su garganta.
***
‒Nop.
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Él se rió.
‒O no.
‒Jesús.
Jules se rió.
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‒No mucho, estuvo de acuerdo Jules.
‒ ¿Y que tiene eso que ver con lo que sea que era eso por lo
que regresaste…?
‒ ¿Un CD mezclado?
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anticipado ellos. También pensaron que sería agradable tener
un poco de tiempo extra para llegar al restaurant antes
que la multitud, de manera que ellos pudieran. . . y sí, la
palabra que Jules había usado era descomprimir.
Mientras miraba el CD, el sospechaba que la definición de
Robin de descomprimir podía ser ligeramente diferente a la
suya. Aun así, el lo sacó del estuche de joyas y lo puso en el
reproductor de CD y…
Jules se rió, porque efectivamente, “Enganchado a un
Sentimiento” fue el primer corte.
Esa había sido la canción que habían estado tocando en la
radio la primera vez que el y Robin habían hecho el amor.
Ellos habían estado en una limo, justo como esta.
Pero sólo sonaron una docena de barras de la canción antes
de que se desvaneciera, y otra canción empezara.
Esta era “A Través de la Noche”, la vieja canción de Cole
Porter con su inquietante melodía y su letra aun más
inquietante.
A través de la noche me deleito en tu amor…
Esta era una de las canciones favoritas de Jules.
El volvió a mirar a Robin esta vez interrogativamente.
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‒Definitivamente tu no necesitas lecciones para ser
romántico,‒ dijo Jules, pasando por su corazón, el cual estaba
incrustado fuertemente en su garganta.
_FIN_
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TRADUCIDO POR
Vivirleyendo01@gmail.com
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