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Lenguaje y Comunicación 5
Evaluación formativa / Periodo 2
Nombre: ____________________________________ Grupo: ______
Hilitos de oro
[1] —Hilitos, hilitos de oro [20] ya la ve, tan pobrecita
que se me vienen quebrando, siéntemela en un papel
que dice el rey y la reina que es hija de don Abel.
que cuántas hijas tenéis.
No me la siente en el suelo,
[5] —
Que tenga las que tuviere ya la ve, tan pobrecita,
que nada le importa al rey. [25]siéntemela en una silla
que es hija de Pancho Villa.
—Vuelva, vuelva, caballero,
no sea tan descortés, No me la siente en el suelo,
que de las hijas que tengo ya la ve, tan pobrecita,
[10] escoja la más mujer. siéntemela en un cojín que
[30] es hija de un gachupín.
—No la quiero bonita
ni tampoco por mujer No me la siente en el suelo
lo que quiero es una rosa ya la ve, tan pobrecita,
cortada al amanecer. siéntemela en un petate
que es hija de un pinacate.
[15] —No me la siente en el suelo,
ya la ve, tan pobrecita,
siéntemela en una mesa Mercedes Díaz Roig y Aurelio González,
que es hija de la princesa. Romancero tradicional de México,
No me la siente en el suelo, México, unam, 1986, p. 149.
Pedro tiene que explicar la combustión de una vela; para ello consiguió el
siguiente material: un plato hondo con agua, una vela, un vaso estrecho y
colorante artificial. Lo que ocurre cuando encendemos una vela, dentro del
vaso, es una reacción de combustión; es decir, la cera de la vela reacciona
con el oxígeno del aire y produce dióxido de carbono y vapor de agua. Se
puede observar que en el interior del vaso aparecen unas gotas de agua:
es el vapor de agua producido durante la combustión de la vela que se
condensa en las paredes del recipiente. En la reacción se consume el gas, el
oxígeno que forma parte del aire, pero se forman otros dos gases: dióxido
de carbono y vapor de agua. El volumen del gas producido es más pequeño
que el volumen de oxígeno que se consume. El resultado es que en el interior
del vaso disminuye la presión y, por ende, sube el agua hasta que la presión
interior es igual a la exterior.
Dos abanicos que danzan todo el día sin parar; y cuando por fin te duermes,
quietecitos quedarán.