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Continuación de las garantías reales.

I- Anticresis:
 Definición:
La anticresis es una opción de garantía para obtener crédito mediante la entrega de un
bien inmueble a un acreedor. A diferencia de la hipoteca, donde se establece un gravamen
sobre el inmueble, en la anticresis, el deudor entrega el bien al acreedor para que este
último perciba los frutos del mismo (como rentas, cultivos, etc.) y así satisfacer el pago de
la deuda e intereses. La anticresis asegura el pago inmediato de los intereses al acreedor y
evita los procedimientos de purga asociados con la hipoteca. Sin embargo, es menos
común que la hipoteca debido a la necesidad de desposeerse del inmueble.
En el antiguo derecho francés, la anticresis se practicaba durante la Edad Media bajo el
nombre de "prendo muerta" o "usufructuaria". Sin embargo, esta práctica enfrentó
restricciones debido a la prohibición canónica del préstamo con interés. Por lo tanto, la
institución fue modificada: las rentas del inmueble se aplicaron no solo a los intereses,
sino también al capital del crédito, dando origen a la "prenda viva" o "amortizadora".
Con el levantamiento de la prohibición del préstamo con interés, los tribunales del
Mediodía de Francia solicitaron la reintroducción de la anticresis en el Código Civil, que
originalmente había sido excluida del proyecto. La rapidez con la que se redactaron los
artículos 2,085 a 2,091 explican la confusión que rodea la anticresis en los trabajos
preparatorios. A pesar de ello, es claro que los redactores del Código Civil querían evitar la
compensación alzada, común en Roma y conocida como "prenda muerta" o
"usufructuaria", al obligar al acreedor a aplicar los frutos primero a los intereses y luego al
capital.
 Formación de la anticresis:
La anticresis es una garantía convencional. Tanto la prenda como la anticresis son formas
de garantía convencional que siempre se originan a partir de un contrato entre el
acreedor y el deudor. Este contrato debe cumplir con ciertos requisitos para ser válido, y si
carece de ellos, el acuerdo se considera nulo entre las partes involucradas. Además,
existen requisitos de publicidad destinados a hacer que el derecho del anticresista sea
oponible a terceros. También hay ciertas exigencias específicas en cuanto a la prueba del
contrato y su validez.
 Requisitos de validez:
La desposesión del constituyente es un aspecto fundamental en el contrato de anticresis.
Este tipo de contrato se perfecciona únicamente cuando el deudor entrega el bien al
acreedor, lo que implica que el deudor pierde la posesión del mismo. En el derecho
francés, no se consideraría válido un contrato de anticresis en el que el constituyente
retuviera la propiedad del inmueble como arrendatario. Es necesario que el deudor

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permanezca desposeído durante toda la duración del contrato; por lo tanto, la anticresis
finaliza cuando el acreedor devuelve el inmueble al constituyente.

Es importante destacar que el constituyente debe ser el propietario del inmueble sobre el
cual se constituye la anticresis, o al menos tener algún derecho real de goce sobre el
mismo, como el usufructo o la enfiteusis. En caso contrario, la anticresis desaparecería si
el derecho real sobre el cual recae el contrato se extingue.
 Requisitos de publicidad:
La publicación de la anticresis es un requisito necesario para hacerla válida frente a
terceros. La ley del 23 de marzo de 1855 estableció que la anticresis, al considerarse un
derecho real inmobiliario, debe seguir los procedimientos de transcripción, ahora
denominados publicación. Esta situación no ha cambiado con el decreto del 4 de enero de
1955 que reformó la publicidad inmobiliaria. Según el artículo 28, párrafo 19 de dicho
decreto, el anticresista mantiene sus derechos frente a terceros de acuerdo con las
disposiciones legales.
El decreto del 14 de octubre de 1955 especifica que solo se pueden publicar documentos
notariales, convenciones respaldadas por documentos privados convertidos en auténticos,
y resoluciones judiciales. Por lo tanto, la redacción de un documento notarial es un paso
previo necesario antes de la publicación.
Aunque la falta de publicación no afecta la validez del contrato de anticresis entre las
partes involucradas, sí lo hace inoponible a terceros. Esto significa que el contrato de
anticresis no publicado sigue siendo válido entre el acreedor y el deudor, pero no puede
hacerse valer contra terceros, como compradores posteriores del inmueble o acreedores
hipotecarios que hayan registrado sus derechos antes que el anticresista.
 Efectos de la anticresis:
Creación de un derecho real y de obligaciones. El contrato de anticresis, como el contrato
de prenda, es constituido de un derecho real y creador de obligaciones.
Derecho real susceptible de posesión: El contrato de anticresis otorga al acreedor un
derecho real sobre bienes inmuebles, el cual puede ser poseído. Aunque esta posesión se
refiere al derecho de anticresis y no a la propiedad completa del inmueble, el anticresista,
aunque sea un mero tenedor en relación con la propiedad, tiene la protección no solo del
interdicto de recobrar, sino también de todas las acciones posesorias. La anticresis es un
derecho que no puede dividirse (según el artículo 2.090 del Código Civil), lo que significa
que el derecho permanece sobre cada parte del inmueble hasta que la deuda sea pagada
en su totalidad.

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Derecho de goce: Se afirma comúnmente que el anticresista tiene el derecho de disfrute
(jus fruendi), pero esta afirmación no es completamente precisa. Es cierto que el
anticresista recibe los frutos del inmueble, ya sea explotándolo directamente o
arrendándolo. Sin embargo, debe rendir cuentas anualmente por estos ingresos, los
cuales se aplican primero a los intereses del crédito y luego al capital (según el artículo
2.085, párrafo 29, del Código Civil). En realidad, los ingresos del inmueble son adquiridos
por el constituyente y se utilizan para reducir su deuda.

Además, esta imputación de los ingresos no es obligatoria; el artículo 2.089 del Código
Civil permite que las partes acuerden una compensación global, donde los ingresos del
inmueble son adquiridos por el anticresista como compensación por los intereses de su
crédito. Es importante destacar que esta compensación no debe tener características
usurarias.
Derecho de retención: En su origen, el derecho de retención se otorgó al anticresista
únicamente para asegurar su derecho de disfrute. Sin embargo, este derecho se ha vuelto
esencial después de que la anticresis se considerara como una verdadera forma de
garantía, asegurando el pago del propio crédito con el inmueble como respaldo.
El acreedor tiene el derecho de negarse a devolver la cosa al deudor hasta que se haya
pagado completamente el principal, los intereses y los gastos, ya que la anticresis es un
derecho indivisible. Aunque los autores dudan en aplicar a la anticresis la consecuencia del
artículo 2.082, párrafo 29, del Código Civil, que surge de la indivisibilidad de la prenda
(extensión de la garantía a una nueva deuda contraída posteriormente), debido a que esta
regla excepcional requiere una interpretación restrictiva.
Derecho de hacer que se venda el inmueble: El acreedor anticresista tiene el derecho de
solicitar la venta del inmueble en garantía, pero su derecho, aunque menos poderoso que
el del acreedor prendario, es similar al de cualquier otro acreedor en este aspecto. El
artículo 2.088 del Código Civil no autoriza a los tribunales a adjudicarle el inmueble al
anticresista; en cambio, este último debe iniciar el proceso de "expropiación" a través de
las vías legales, es decir, mediante el embargo y la posterior venta en pública subasta. Esta
obligación de recurrir al embargo puede parecer poco justificada, dado que el acreedor ya
está garantizado con la prenda. Históricamente, la prenda solía recaer solo sobre los
frutos y no sobre el inmueble.
La jurisprudencia interpreta de manera estricta el artículo 2.088 del Código Civil,
prohibiendo la inclusión de cláusulas que permitan la venta rápida del inmueble.
Asimismo, está prohibido el pacto comisorio en las mismas circunstancias que para el
contrato de prenda. Para evitar esta prohibición, las partes a menudo simulan una venta
con opción de recompra; este acuerdo se conoce como contrato pignoraticio.

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Consecuencias de la oponibilidad a los terceros del derecho real de anticresis: El
anticresista, como titular de un derecho real, puede hacer valer su derecho frente a
terceros siempre y cuando haya cumplido con el requisito de la publicación. El derecho de
goce del anticresista es oponible a terceros, incluidos los acreedores quirografarios que no
poseen ningún derecho real sobre el inmueble, así como a los terceros adquirentes y a los
acreedores hipotecarios cuyos derechos no hayan sido publicados después de la
anticresis.
El derecho de retención del anticresista también es oponible a terceros, pero solo a
aquellos cuyos derechos no hayan sido objeto de publicidad antes de la anticresis. Este
derecho de retención no impide que el constituyente o sus acreedores vendan el
inmueble, pero el anticresista puede negarse a devolverlo al adquirente hasta que se le
haya pagado lo que se le debe.
El anticresista tiene derecho a la protección posesoria necesaria para garantizar su
derecho de retención y otras prerrogativas, incluso contra el constituyente al que le haya
devuelto el inmueble contra su voluntad. Sin embargo, no puede oponer este derecho a
un tercero adquirente o a los acreedores si voluntariamente se desposee del inmueble y lo
devuelve al constituyente.
 Extinción de la anticresis:
Extinción por vía accesoria: La forma habitual de terminar con la anticresis es mediante el
pago completo del crédito garantizado. Si el anticresista cuyo crédito ha sido pagado se
niega a devolver el inmueble, el constituyente tiene derecho a ejercer la acción de
reivindicación y la acción personal derivada del incumplimiento de las obligaciones
establecidas en el contrato de anticresis.
Extinción por vía principal: La anticresis también puede extinguirse de manera principal.
Esto sucede cuando el anticresista devuelve voluntariamente el inmueble al deudor.
Asimismo, la extinción por vía principal ocurre cuando el anticresista abusa de su derecho
de disfrute, como modificar el régimen de cultivo. Sin embargo, los tribunales tienen
discreción y pueden optar por medidas como el secuestro o permitir que el anticresista
continúe disfrutando del bien, dependiendo de la gravedad de la infracción.
Mediocre importancia practica de anticresis: La anticresis, al proporcionar una garantía
sobre un inmueble, ha sido sustituida en la actualidad por la hipoteca, que ofrece la
ventaja significativa de no requerir que el constituyente se despoje de su propiedad.
A diferencia de la hipoteca, la anticresis otorga una garantía no solo sobre el inmueble en
sí, sino también sobre sus frutos. Sin embargo, esta desventaja de la hipoteca se ha
superado en la práctica mediante un proceso más conveniente que el de la anticresis. Este
proceso evita que el acreedor tenga que administrar el inmueble y llevar registros de los

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alquileres o rentas no devengadas. En su lugar, el acreedor puede recibir la cesión de los
alquileres o rentas rurales directamente.
II- Derecho de retención:
 Definición:
El derecho de retención es un derecho otorgado por la ley a un acreedor para negarse a
devolver un bien perteneciente a su deudor hasta que se le haya pagado, incluso si no ha
recibido el bien mediante un contrato de prenda.
Esta definición resalta las características de esta garantía. Se trata de una garantía legal
que otorga al acreedor una sola prerrogativa: conservar el bien. A diferencia del acreedor
prendario, el retenedor no tiene el derecho de vender el bien sin cumplir con las
formalidades del embargo. Además, si vende el bien bajo embargo, no posee el derecho
de preferencia, lo que lo diferencia esencialmente de un acreedor prendario; se le pagará
de manera proporcional, al igual que a otros acreedores del deudor. Por lo tanto, el
derecho de retención es una garantía imperfecta, simplemente una medida conservatoria.
Sin embargo, en la práctica, el derecho de retención es muy eficaz, ya que ejerce una
presión significativa: el propietario que desee recuperar su bien tendrá que pagar al
retenedor, al igual que otros acreedores, cuando el valor del bien sea mayor que el monto
del crédito. El derecho de retención funciona como una medida conservatoria de carácter
privado y al mismo tiempo como un medio de presión que facilita el pago. Es una forma
de garantía indirecta.
 Derecho de retención y las instituciones similares:
El derecho de retención, una garantía legal, comparte ciertos aspectos con la prenda, una
garantía convencional, ya que ambas permiten al acreedor retener el bien. Sin embargo, la
prenda confiere efectos mucho más amplios: concede el derecho de vender el bien y de
ser el primero en cobrar sobre el precio obtenido.
El derecho de retención guarda cierta similitud con la compensación. Al igual que esta
última, permite al acreedor negarse a cumplir con su propia deuda y constituye una
garantía de pago. Sin embargo, la compensación es un medio de extinción de obligaciones
que conduce directamente al pago, mientras que el derecho de retención, teóricamente al
menos, puede llevar a un callejón sin salida, ya que la situación es insoluble y el pago es
imposible sin un acuerdo entre el retenedor, el deudor y los terceros.
Además, el derecho de retención tiene un alcance más amplio que la compensación, ya
que no requiere el requisito de fungibilidad de los créditos. El embargo crediticio sobre un
mismo bien también se asemeja al derecho de retención: permite retener, embargar
crediticiamente, lo que le debe el deudor al acreedor en un mismo bien. Sin embargo, el
embargo de créditos sobre un mismo bien se parece más a la compensación, ya que
implica dos obligaciones.

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 Ambito del derecho de retención:
Después de la redacción del Código Civil, inicialmente se consideraba al derecho de
retención como excepcional, limitado a los casos específicos mencionados por el
legislador, y se percibía como un privilegio que derogaba el principio de igualdad entre los
acreedores. Sin embargo, esta interpretación ha sido abandonada en la actualidad.
Aunque el derecho de retención opera de manera indirecta como un privilegio, no
constituye un privilegio real debido a la falta de otorgar un derecho de preferencia. Se
reconoce que el legislador ha aplicado un principio general no expresado, cuyo
fundamento y alcance deben ser determinados por el intérprete.
En una concepción más amplia, el derecho de retención se fundamenta en la equidad; es
justo que el acreedor no esté obligado a devolver el bien al deudor mientras no se le haya
pagado, independientemente de la razón por la cual el bien del deudor esté en posesión
del acreedor y del origen del crédito. Este principio se refleja en el Código de Comercio
alemán y en el Código Civil suizo en las relaciones comerciales entre comerciantes.
Además, encuentra respaldo en precedentes históricos, como en Roma durante la época
clásica, donde la compensación solo se aplicaba cuando había una causa similar.
La opinión más común adopta una postura intermedia respecto al derecho de retención.
En lugar de otorgar el derecho de retención en casos de disparidad de causas, lo cual
podría incentivar a los acreedores a tomar posesión de los bienes de sus deudores y a los
deudores a transferir sus bienes a acreedores ficticios para evitar el embargo, se concede
este derecho en todos los casos donde exista un vínculo entre el crédito y el bien, ya sea
directamente con el bien en cuestión o con la tenencia del bien.
El vínculo entre el crédito y el bien se da cuando el crédito se ha generado a raíz del bien
mismo. En este caso, existe una relación objetiva o material entre el crédito y el bien. Por
ejemplo, un poseedor ha incurrido en gastos para mantener el bien que posee y pretende
ejercer el derecho de retención hasta que se le reembolsen los gastos.
El vínculo entre el crédito y la tenencia del bien ocurre cuando el retenedor ha recibido el
bien en relación con la situación jurídica que lo convierte en acreedor del propietario del
bien. Aquí, hay una conexión entre el crédito y la posesión del bien. Por ejemplo, un
litigante entrega los documentos del caso a su abogado. El abogado, para cobrar lo que se
le debe, pretende ejercer el derecho de retención sobre los documentos del caso.
Esta concepción, que reconoce una doble base y atribuye una doble esfera al derecho de
retención, es la postura de la jurisprudencia francesa, así como la de los Códigos Civiles
alemán y griego.
 Requisitos del derecho de retención:
- Enumeración: El derecho de retención siempre emana de la ley y nunca surge de la
voluntad de las partes. Más allá de la esfera definida por la ley y en ausencia de los

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requisitos establecidos por la jurisprudencia, la voluntad no tiene el poder de
crearlo. Por lo tanto, no se requiere ningún elemento relacionado con la validez del
consentimiento. Sin embargo, deben cumplirse otros requisitos para que el
retenedor pueda pretender conservar el bien. El requisito principal, el vínculo de
conexión, ha sido discutido anteriormente, ya que delimita el alcance del derecho
de retención. Los demás requisitos se refieren al crédito, a la relación con el bien, y
finalmente, a la buena fe del retenedor.

- Crédito cierto, líquido y exigible: En teoría, el derecho de retención es una medida


conservatoria simple; sin embargo, en la práctica, funciona como un
procedimiento indirecto de pago. Por lo tanto, se le aplican las mismas reglas que a
la compensación o a los embargos que conducen a la ejecución: para ejercerlo, el
acreedor debe tener un crédito cierto, líquido y exigible.

El crédito del retenedor debe ser cierto, un requisito que se aplica incluso al
acreedor que solicita un simple embargo preventivo. La jurisprudencia es estricta
al respecto y sanciona con las penas del abuso de confianza al retenedor que se
niega a devolver la cosa si su crédito no es cierto, como en el caso de un agente de
negocios que retiene los documentos de su cliente sin una deuda clara.

El crédito del retenedor debe ser líquido, aunque la jurisprudencia puede atenuar
este requisito en ciertas circunstancias.

El crédito del retenedor debe ser exigible. Los acreedores a término no tienen
derecho de retención, ya que, al otorgar un plazo, renuncian al beneficio de
retención. Sin embargo, si la quiebra o la suspensión de pagos elimina el plazo, el
retenedor puede negarse a devolver la cosa al deudor insolvente, según lo estipula
el Código Civil.

- Deposición del deudor:


Para ejercer el derecho de retención, es necesario que el retenedor tenga posesión
física y control material sobre la cosa. Este control implica que el retenedor pueda
manejar y disponer de la cosa de manera autónoma. Un mero encargado no puede
ejercer el derecho de retención, ya que actúa bajo la dirección y control de otra
persona, y no tiene posesión real de la cosa.

No es imprescindible que el retenedor conserve la cosa personalmente. Puede


confiar la custodia de la cosa a un tercero en su nombre, o el tribunal puede
designarla en calidad de secuestro.

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Al igual que el acreedor prendario y el anticresista, el retenedor pierde su derecho
de retención si devuelve voluntariamente la cosa al deudor.
- Indivisibilidad del derecho de retención:
El derecho de retención, como cualquier garantía, es indivisible en dos sentidos. En
primer lugar, cada parte de la deuda está respaldada por la totalidad de la cosa, y a su
vez, cada parte de la cosa responde por la totalidad de la deuda. Esta característica lo
diferencia de la excepción non adimpleti contractus, que puede ser divisible cuando el
objeto de la obligación es divisible en sí mismo.
Esta naturaleza indivisible permite al retenedor conservar la cosa sin importar la
gravedad de la falta del deudor. A diferencia de la excepción non adimpleti contractus,
que requiere una falta significativa, el derecho de retención se mantiene incluso en
casos menos graves.
Además, se ha establecido que el acreedor puede volver a ejercer el derecho de
retención incluso después de devolver la cosa al deudor, si la cosa vuelve a su posesión
debido a un acuerdo general o circunstancias legales similares. Esta regla se justifica
por la indivisibilidad del derecho de retención, ya que la cosa garantiza todas las partes
del crédito derivadas de las relaciones legales asociadas.
 Oponibilidad del derecho de retención:
El derecho de retención puede ser ejercido no solo contra el deudor, sino también contra
sus herederos y sus acreedores quirografarios, ya que ninguno de ellos posee más
derechos que el deudor. Esta aplicación es válida incluso en casos de quiebra o liquidación
judicial, según lo establecido en el código civil y el código de comercio.
Además, el derecho de retención es oponible a los acreedores privilegiados, incluido el
Tesoro, como lo confirma un caso en Aix el 31 de enero de 1952.
La oponibilidad del derecho de retención también se extiende a los adquirentes
individuales, especialmente a terceros compradores. Sin esta oponibilidad, el deudor
podría simplemente transferir la propiedad de la cosa para eliminar el derecho de
retención que recae sobre ella.
Sin embargo, ¿no es necesario distinguir entre los adquirentes individuales según la fecha
de origen de su derecho? ¿No es preciso limitar la oponibilidad del derecho dependiendo
de ciertos factores?
 Diferencia del derecho de retención común del acreedor del derecho común y el
derecho de retención del acreedor prendario:
La diferencia fundamental entre el derecho de retención común del acreedor y el derecho
de retención del acreedor prendario radica en su naturaleza y origen.

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Derecho de retención común del acreedor: Este derecho surge de la ley y generalmente
está relacionado con la retención de una cosa que pertenece al deudor hasta que se haya
saldado una deuda pendiente. Es una medida conservatoria que garantiza el pago del
crédito y se aplica en diversos contextos legales, como en contratos de prestación de
servicios o suministro de bienes.
Derecho de retención del acreedor prendario: En este caso, el derecho de retención está
vinculado a un contrato de prenda. El acreedor prendario retiene la posesión de un bien
dado en garantía (la prenda) hasta que se haya cumplido la obligación asegurada por esa
prenda. Es una garantía específica que se aplica en el contexto de préstamos con garantía
prendaria, como préstamos garantizados por bienes muebles.
En resumen, mientras que el derecho de retención común del acreedor se relaciona con la
retención de bienes en general para asegurar el pago de una deuda, el derecho de
retención del acreedor prendario está ligado específicamente a un contrato de prenda y la
retención de bienes dados en garantía para asegurar el pago de una deuda garantizada.
III- Los privilegios:
 Definición:
Después de establecer las reglas para las garantías que implican la desposesión del
deudor, como la prenda y la anticresis, en el título XVII del Libro III, los redactores del
Código Civil francés agruparon las garantías que no conllevan la desposesión del deudor
en el título XVIII los privilegios y las hipotecas. A lo largo de la evolución, los privilegios y
las hipotecas, que tienen orígenes muy diferentes, han ido acercándose y ahora
comparten la característica de no desposeer al deudor, además de algunas similitudes que
son objeto de debate.
El artículo 2.095 del Código Civil define el privilegio como "un derecho que el carácter del
crédito le concede a un acreedor para ser preferido a los demás acreedores, incluso
hipotecarios". Esta definición destaca el efecto principal del privilegio, que es otorgar al
acreedor un trato preferencial y un rango de prioridad. Sin embargo, ¿todos los
privilegios, además del derecho de preferencia, incluyen el derecho de persecución? Esta
es una cuestión aún no resuelta en el derecho positivo francés. Por lo tanto, basándonos
en el artículo 2.095, se puede definir el privilegio como un derecho de preferencia sobre
ciertos bienes o sobre todos los bienes del deudor, conferido por la ley a un acreedor en
función de la naturaleza de su crédito.
 Clasificación:
- Privilegios generales sobre muebles e inmuebles: recaen sobre los muebles y los
inmuebles del deudor, sin que los acreedores tengan necesidad de proceder a una
publicidad, sobre todo sin que tengan que inscribirlos para los inmuebles. No hay
sino tres privilegios de esta clase: el privilegio de los gastos de justicia; el privilegio
de los salarios y el privilegio de los derechos de autor.

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- Privilegios generales sobre los bienes muebles. Sus titulares se benefician,
además, sobre los inmuebles del deudor, de una hipoteca general simple, con la
condición, como para toda hipoteca, de haber hecho que se inscriba.
- Privilegios especiales mobiliarios. privilegios especiales inmobiliarios que
son algunas hipotecas privilegiadas; es decir, que prevalecen sobre Las hipotecas simples,
pero que deben ser inscritas, como toda hipoteca.
 Caracteres y efectos de los privilegios:
Los privilegios, en su naturaleza, siempre tienen su origen en la ley y se consideran
garantías legales. La ley del concurso, según el artículo 2.093 del Código Civil, elimina la
posibilidad de otorgar privilegios fuera de lo estipulado por la ley, estableciendo que "No
hay privilegios sin textos legales". La concesión de un privilegio se basa en la naturaleza y
el monto del crédito, no en la identidad del acreedor.
En términos de su base material, los privilegios pueden ser generales o especiales.
Inicialmente, los privilegios eran generalizados y se aplicaban al conjunto del patrimonio
del deudor. Sin embargo, con el tiempo, surgieron privilegios especiales que se aplicaban a
situaciones específicas. El Código Civil enumera tanto privilegios generales como
especiales. Actualmente, solo se conservan dos privilegios generales que abarcan todo el
patrimonio del deudor: los gastos de justicia y los salarios, a los cuales se agregó el
privilegio de los derechos de autor.
Los privilegios pueden ser mobiliarios, inmobiliarios o una combinación de ambos.
Algunos privilegios se aplican exclusivamente a bienes muebles o inmuebles, mientras que
otros pueden abarcar ambos tipos de bienes. La indivisibilidad de los privilegios, similar a
la de la prenda o la hipoteca, depende de si los privilegios se consideran derechos reales,
lo cual está sujeto a debate y requiere una mayor clarificación sobre sus efectos.
 Efectos de los privilegios:
El privilegio, por naturaleza, otorga al beneficiario el derecho prioritario de ser pagado, lo
que se conoce como derecho de preferencia. Sin embargo, surge un debate sobre si el
privilegio también confiere un derecho de persecución cuando no implica una hipoteca.

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