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Los frutos del Espíritu Santo nos ayudan a vivir una vida llena de significado y propósito. Nos ayudan a
amar a nuestro prójimo, a gozar de las buenas cosas de la vida, a tener paz interior, a ser misericordiosos
con los demás, a ser bondadosos y buenos, a tener fe en Dios, a ser mansos y humildes, y a tener
autocontrol. Todos estos frutos nos ayudan a vivir una vida mejor y más plena.
El Espíritu Santo también nos da poder para hacer las cosas que Dios nos pide que hagamos (Hechos
1:8). Él nos ayuda a ser buenos y a hacer el bien, incluso cuando no queremos hacerlo.
Cuando nuestros hijos tienen el Espíritu Santo en sus vidas, están llenos de la vida de Dios (Romanos
8:10). Esto significa que el Espíritu Santo les ayuda a tomar las decisiones correctas y a hacer las cosas
que agradan a Dios.
El Espíritu Santo también nos ayuda a orar. A veces, no sabemos cómo orar, pero el Espíritu Santo
intercede por nosotros con gemidos inefables (Romanos 8:26). Él nos ayuda a decirle a Dios lo que
necesitamos, aunque no podamos expresarlo con palabras.
Enseñar a los niños sobre el Espíritu Santo puede parecer difícil, pero no lo es. Aquí hay algunas
maneras en que puede enseñar a sus hijos sobre el Espíritu Santo.
La Biblia dice claramente que el Espíritu Santo es una persona. No es una fuerza ni una energía. Es una
persona. Enseñar a sus hijos que el Espíritu Santo es una persona les ayudará a comprender mejor quién
es él y qué hace en sus vidas.
2. Enseñarles que el Espíritu Santo es amor
El Espíritu Santo es amor. Enseñar a sus hijos que el Espíritu Santo es el amor de Dios en acción les
ayudará a comprender mejor su papel en sus vidas. El Espíritu Santo nos ayuda a amar a los demás,
incluso a nuestros enemigos.
El Espíritu Santo nos da poder para hacer las cosas que Dios nos pide que hagamos. Enseñar a sus hijos
que el Espíritu Santo les da poder para hacer el bien, incluso cuando no quieren hacerlo, les ayudará a
comprender mejor su papel en sus vidas.
El Espíritu Santo nos da vida. Enseñar a sus hijos que el Espíritu Santo les da vida eterna les ayudará a
comprender mejor su papel en sus vidas. El Espíritu Santo nos ayuda a tomar las decisiones correctas y a
hacer las cosas que agradan a Dios.
El Espíritu Santo nos ayuda a orar. Enseñar a sus hijos que el Espíritu Santo les ayuda a orar cuando no
saben cómo, les ayudará a comprender mejor su papel en sus vidas. El Espíritu Santo intercede por
nosotros con gemidos inefables.
Enseñar a los niños sobre el Espíritu Santo es importante porque él es una parte muy importante de la
Trinidad. Los niños necesitan aprender que el Espíritu Santo es una persona, que es amor y que nos da
poder para hacer el bien.
Estos valores son evidentes en la vida de un cristiano que está lleno del Espíritu Santo. El amor es la
base de todos los demás valores. (1 Juan 4:8, 16)
Los cristianos que son llenos del Espíritu Santo son amorosos, bondadosos y compasivos. (Colosenses
3:12, Tito 3:4-5)
La templanza es el dominio propio, la capacidad de controlar los deseos y las pasiones. (1 Pedro 1:13, 2
Pedro 1:6)
La bondad es una cualidad de carácter, una actitud de hacer el bien. (1 Pedro 3:8-9)
La fe es la confianza y la certeza de que Dios tiene el control de todas las cosas. (Hebreos 11:1)
El gozo es una alegría profunda y duradera, incluso en medio de las dificultades. (Santiago 1:2,
Filipenses 4:4, Juan 15:11)
La paz es una sensación de tranquilidad y seguridad, incluso en medio de la tormenta. (Juan 14:27,
16:33, Romanos 14:17, Filipenses 4:7, 9)
Amor: El primer fruto del Espíritu Santo es el amor. Este amor es un amor incondicional, desinteresado
y sacrificial, y es la base de todos los demás frutos. El amor es la principal evidencia de que somos hijos
de Dios (1 Juan 3:1; 4:7-8).
Alegría: La alegría es una señal del Espíritu Santo en la vida de un creyente (1 Juan 1:4). Es una alegría
que surge de nuestra relación con Dios y es una alegría que es duradera, incluso en medio de las
dificultades (Santiago 1:2-4).
Paz: La paz es otro fruto del Espíritu Santo (Gálatas 5:22). La paz es interna y externa. Es una paz
interna que viene de saber que Dios nos ama y que estamos a salvo en Él. Y es una paz externa en medio
de las tempestades de la vida.
Benignidad: La benignidad es una actitud de misericordia, amabilidad y bondad hacia los demás. Es una
de las cualidades de Jesús que el Espíritu Santo produce en los creyentes (Efesios 4:32).
Bondad: La bondad es una de las cualidades de Jesús que el Espíritu Santo produce en los creyentes
(Efesios 4:32). Es una actitud de misericordia, amabilidad y bondad hacia los demás.
Fe: La fe es otro fruto del Espíritu Santo (Gálatas 5:22). La fe es la confianza en Dios y en su Palabra.
Es la seguridad de que Dios cumplirá todas sus promesas. La fe es la base de nuestra relación con Dios y
es la fuente de todas las bendiciones que Dios nos da.
Mansedumbre: La mansedumbre es una de las cualidades de Jesús que el Espíritu Santo produce en los
creyentes (Efesios 4:32). Es una actitud de humildad y sumisión ante Dios y los demás.
La fe, la esperanza y el amor son frutos del Espíritu Santo que nos ayudan a amar a Dios y a los demás.
Seguir el ejemplo de Jesús y dejar que el Espíritu Santo nos guíe, nos ayudará a vivir una vida de amor y
de servicio.
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