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El expresionismo musical

Durante el siglo XX (alrededor de los años 1905 y 1933) surgieron algunos


movimientos estéticos que le imprimieron a la música de este siglo su carácter. Estas
corrientes fueron calificadas por muchos autores como “renovadoras” porque
reconocían de otros movimientos artísticos como el impresionismo y post
romanticismo sus propuestas.
El expresionismo también es reconocido por formar parte de la música atonal,
aunque no toda la música producida en el marco de este movimiento puede
considerarse como tal.
Este movimiento estético fue impulsado por algunos artistas germánicos a
principios de siglo. En la literatura destacan Georg Trakl, Stefan George y Georges
Heim; en pintura Vasily Kandinsky, Oscar Kokoschka y Franz Marc y en música Arnold
Schönberg (un austriaco que también era pintor), Anton Webern y Alban Berg, ambos,
alumnos de Schönberg.
El expresionismo es una manifestación de ruptura, que se presentó con mucha
fuerza en Alemania, alimentada por las luchas sociales y por choques ideológicos. Es en
esta época precisamente donde se gesta y desarrolla la I Guerra Mundial, llamada en
su tiempo “La Gran Guerra”.
A diferencia de las llamadas vanguardias históricas, el expresionismo no fue un
movimiento con un estilo unificado. Fue más bien el resultado de un espíritu crítico
frente al nuevo orden occidental.
El desengaño y la crítica hicieron que este movimiento tuviera como centro de
su programa la percepción pesimista de la vida y el individuo contemporáneos, el
rechazo a la composición premeditada y el cuestionamiento de la belleza apolínea
como fin último de la obra artística.
En el surgimiento del expresionismo fue decisiva la amistad de Arnold
Schönberg con varios pintores expresionistas alemanes. Albert Montserrat (1974)
explica que Arnold Schönberg era cercano a los pintores del grupo Der blaue Reiter (El
Jinete Azul), en donde conoció al pintor Kandinsky. Ambos buscaban la representación
absoluta de su mundo interior mediante la superación de sus propios medios
expresivos. “En esta época Schönberg trabajaba con combinaciones sonoras sin color
individual. Lo que le interesaba era el color y el gesto. Kandinsky se entusiasmaba con
esa idea, ya que era exactamente la suya y la de otros pintores como Ronault, Braque y
Picasso”. Este encuentro ayudó a Schönberg a resolver problemas de ritmo,
movimiento y construcción musical, sin la tonalidad como principio.
El término expresionista ha sido usado para calificar una obra cargada de color,
violencia y dramatismo, no siempre escrita atonalmente. La estética expresionista
entendida en este sentido fue expresada por compositores como Strauss, Béla Bartók y
Dmitri Shostakóvich.
Algunos autores consideran al expresionismo como una forma tardía del
romanticismo, cuyo énfasis se encuentra en centrarse en los elementos expresivos del
arte y en la máxima expresión de la subjetividad del artista, y según otros “la tragedia”.
Consideran el expresionismo como un medio para expresar emociones. Así, la
intención del expresionismo era la de servir como expresión emocional, pero no fue
capaz de lograr esto del todo.
Sin embargo, Albert Montserrat considera que cada frase melódica supone una
renovación, la ruptura de que se habló al comienzo, y que las obras de esta época y
estética deseaban expresar la reducción del sonido a su esencia más pura, la
perfección del lenguaje y no tanto la expresión de las emociones propiamente, aunque
sí del mundo interno del artista. Dice Stockhausen: “La música atonal abrirá el camino
a la abstracción que desembocará, como se verá más tarde, en la codificación
dodecafónica del lenguaje musical. La música atonal (aunque a Schönberg no le
gustaba el término porque de por sí era percibido como negativo) fue el vehículo que
utilizaron los músicos que serían conocidos con el nombre de Escuela de Viena, de la
que Europa musical tuvo noticias hasta 1919”. Esta Escuela vanguardista en efecto
estaba centrada en Schönberg y sus dos discípulos: Berg y Webern. Esta Escuela, en
numerosos registros, aparece como Segunda Escuela de Viena o Moderna Escuela de
Viena, para referirse a la música clásica europea. La organización existió físicamente
hasta 1925 cuando Schönberg se trasladó a Berlín.

Características del expresionismo musical:


 El expresionismo se caracteriza por una perspectiva desencantada sobre la realidad.
 Los artistas miran con descreimiento y desconfianza las promesas progresistas de la
modernidad al captar las contradicciones de fondo.
 Armonías extremadamente disonantes.
 Líneas melódicas disjuntas y frenéticas, incluyendo grandes saltos.
 Contrastes violentos y expresivos
 Cultiva, así, el dramatismo, la subjetividad y la expresión de lo sentimientos humanos,
especialmente la decepción, el terror, la angustia, la soledad, la miseria humana, el
despojo y el descreimiento.
 El artista se opone a la composición deliberadamente racional y promueve el valor de
la intuición y la improvisación.
 Aporta el sistema dodecafónico, es decir, la escala conformada por 12 sonidos de igual
intervalo que rompe con la estructura de la escala occidental (basada en 8 sonidos).
 Promueve el desarrollo de la música atonal.
 Prefiere las líneas melódicas basadas en movimientos por grados disjuntos, es decir,
con intervalos superiores a una segunda mayor.
 Aprovecha los contrastes en las dinámicas.
 Instrumentos ejecutados con gran fuerza y en los extremos de sus registros
 Un elevado grado de tensión, bien representada de manera vívida y dramática o bien
de manera subyacente y contenida.
 Las obras interpretadas eran preparadas con mucho cuidado y fidelidad.
 Se realizaban audiciones repetidas a la misma obra.
Músicos representantes del movimiento
 Arnold Schoenberg (Austria, 1874–1951). Obras representativas: Pierrot Lunaire.
 Anton von Webern (Austria, 1883–1945). Obras representativas: Op. 21, Sinfonía.
 Alban Berg (Austria, 1885–1935). Obras representativas: Lulú; Siete canciones
temporanas.
 Ernst Krenek (Austria, 1900–1991). Obras representativas: Carlos V; Orfeo y Euridice.
 Paul Hindemith (Alemania, 1895–1963). Obras representativas: Matías el
pintor; Concierto para Orquesta op. 38.
 Ígor Stravinski (Rusia, 1882–1971). Obras representativas: La consagración de la
primavera; Suite para Historia de un soldado.

Serialismo Integral
Método de composición que surge en el siglo XX como desarrollo del
dodecafonismo. Las doce notas en serie que funcionan como base de la música
dodecafónica son tocadas aisladamente, intercaladas por el silencio. Además estas
notas son dispuestas en pequeños grupos, y son ejecutados por varios instrumentos. El
procedimiento fragmenta la idea de melodía.
El creador del serialismo es el austríaco Anton von Webern. Su obra se
caracteriza por las composiciones de corta duración como seis bagatelas, Op.9 (1913).
En los años cincuenta, el francés Olivier Messiaen y el italiano Luigi Dallapiccola
adoptan algunas ideas matemáticas de permutación que son parte de la serie
dodecafónica para determinar la secuencia ordenada de intensidad, duración y timbre
de los sonidos. De ahí nace el serialismo integral, generado en la escuela de Darmstadt
en Alemania. Entre sus compositores sobresalen el alemán Karlheinz Stockhausen,
autor de Kreuzspiel y Zeitmasse; el francés Pierre Boulez.
Aunque el serialismo integral es exclusivo de compositores de madurez tras la
2ª guerra mundial.
Messiaen creó una forma de componer rigurosa y objetiva, que refleja su
tendencia a tratar las características individuales del sonido musical (melodía, ritmo,
dinámica y timbre) como componentes individuales y, por lo tanto, cada uno de ellos
aparece con sus características estructurales propias y específicas en toda forma
completamente desarrollada. La idea de Messiaen del ritmo, reemplazando la
"medida" y el "compás" por un sentido de valor corto, y la libre multiplicación de éste
mueve su música hacia una carencia de medida, dando lugar a la idea de "valores
añadidos", por medio de los cuales los modelos regulares, adquieren mayor flexibilidad
rítmica, añadiendo o suprimiendo valores.
Dodecafonismo y serialismo

En la armonía clásica tradicional, una composición tiene un centro tonal, una


nota prefijada (tonalidad) que hace de centro, y respecto a la cual las demás notas de
la escala cumplen determinadas relaciones armónicas. Hay precedentes, y antiguos,
de las posibilidades de desarrollo de la armonía tonal, concretamente en las últimas
obras de Beethoven, en Chopin, en Liszt, en Berlioz; pero sobre todo en Wagner y en
Mahler.
A partir de Pierrot Lunaire, y ya antes, Schönberg practica (y después lo enuncia
teóricamente) la libertad de cada nota a ser utilizada sin subordinación a otra. Los
doce tonos de la escala temperada tienen igual importancia para él. Y empieza la lucha
por poner eso de manifiesto, que se traduce en la huida de la consonancia, de lo que a
oídos normales “suena bien”.
Se comprende que la tonalidad es una opción, pero no es lo corriente: prima la
disonancia en el sentido clásico.
El concepto de la música dodecafónica es en principio muy simple: ninguna
nota posee superioridad tonal o armónica sobre otra. El estilo de composición
dodecafónico sigue unas rígidas reglas e instrucciones, las cuales se tornarían más y
más estrictas a medida que el siglo avanzó.
Como ejemplo, un compositor dodecafonista puede empezar organizando una
secuencia con las doce notas de la escala cromática en un orden predefinido:
Do, Lab, La, Solb, Fa, Si, Sib, Re, Mib, Reb, Sol, Mi

Esa línea de doce notas es el material musical para toda la pieza. Esta serie
original (P) puede ser Retrogradada (R – la misma sucesión de las notas, pero tocadas
desde el final hasta el comienzo) e Invertida (I – la dirección de los intervalos
(ascendente o descendente) es invertida), la cual a su vez puede ser Retrogradada (IR),
para su uso en la pieza. Además, cada una de esas permutaciones puede ser
transpuesta, creando un total de 48 versiones posibles de la serie inicial (12 versiones
de la serie original transpuestas, 12 inversiones, 12 retrogradaciones y 12 inversiones
de las retrogradaciones).

Reglas más importantes en la composición dodecafónica son:


1. La serie original debe ser seguida con exactitud, y no puede ser repetida hasta
que cada nota haya sido tocada.
2. Se debe evitar cualquier combinación o secuencia de notas que impliquen
tonalidad (intervalos perfectos, tríadas, séptimas disminuidas, etc).
3. En la práctica, estas serie pueden ser presentadas linealmente
(melódicamente) o en forma de acordes (armónicamente).

En cuanto a aspectos rítmicos, deben evitarse patrones rítmicos en compases


consecutivos. En la música tradicional, la simetría rítmica es la que reina. Los ritmos en
las melodías atonales suelen ser asimétricos y no repetitivos. Las frases consisten en
complejos “disparates” rítmicos.
Otro elemento que merece atención aquí es la dinámica, ya que la tensión y la
relajación en la melodía atonal depende en gran medida de las indicaciones de
dinámica. El fraseo debe ser cuidadosamente trabajado con las apropiadas
indicaciones de legato, staccato y sforzando.

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