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FERNANDO MARTINEZ PAZ

UNIVERSIDAD NACIONAL DE CORDOBA - DIRECCION GENERAL DE PUBLICACIONES


CORDOBA - REPUBLICA ARGENTINA
1 9 7 9
~

""'l.~ 'V FERNANDO MARTINEZ PAZ


"

LA EDUCACION
ARGENTINA

I Edición, Mayo 1979

II Edición, Noviembre 1979

UNIVERSIDAD NACIONAL DE CORDOBA - DIRECCION GENERAL DE PUBLICACIONES


CORDOBA - REPUBLICA ARGENTINA
1 9 7 9
IN DICE

INTRODUCc;I.ON . ... , . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9

CAPÍTULo I: RELIGION, POLITICA, EDUCACION EN LA ORGANIZACION


CONSTITUCIONAL ARGENTINA
A. El mundo moderno y las ideologías . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13
I . El siglo liberal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13
II. Católicos intransigentes y católicos liberales . . . . . . . . . . . . 15
B. Alternativas político religiosas y edttcativas en la organización
constitucional m·gentina . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21
l. Constitucionalismo y revolución . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21
11. Tradición y conciliación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 22
-Liberales y católicos en la generación del 37 . . . . • . . . • 27
-La Síntesis . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 32
III. Religión, Política y Educación en la Constitución de 1853 42
-Las ideologías en el debate político religioso de 1853 . 42
-La constitución de un país católico 50

CAPÍTULo II. PRINCIPIO DE LIBERTAD Y NEUTRALIDAD DE LA


ENSE&ANZA EN DOS NIVELES ESTRATEGICOS DEL
SISTEMA EDUCATIVO NACIONAL (1878-1884) . . . . 55

A. Nuevas perspectivas y definiciones doctrinarias e ideológicas . . 55


I. El liberalismo sectario . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 55
II . El Magistetio de la Iglesia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 59
III . Democracia lib eral e insh·ucción pública . . . . . . . . . . . . . . . . 67
IV. Democracia cristiana y educación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 70
V. Los sistemas educativos nacionales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 73
B. Monopolio o li-bertad en la organización de la enseñanza
seoundal'ia nacional . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 76
1. Los caminos de la libertad . . . ..... .. ............. .. . 76
I1. Ln iniciativa. privada. entre la libertad y el Monopolio
Qr111d11 Twoho ol da7Jó,vlto qua tttltt'l'll Tu lou (Ley 934) .. ..... . . . .......... . ...... . . ........... . 8'.1
(1 1•'1>:1\NANDO MAII'l'1NEZ l' A¿ LA EDUCACION AliGENTINA 7

C: . Nu utraUclad u MonotJolio e r~ la inspiración de la enseñanza pri- D. ll acia la tmiflcaci6n del sistema educatiuo nacional por la
marirt nacional (Ley 1420) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 98 doctrbw justicialista ( 1949-1954) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 211
l . La educación y la nueva estructura constitucional . . . . . . . 211
C!.wh·ur.o JJI. PROCESO DE UNIFICACION DEL SISTEMA EDU- 2. La doctrina nacional justicialista en el contenido e inspira-
CATIVO NACIONAL POR EL LAICISMO ( 1884-1916) 113 ción de la enseñanza nacional: El 11 Plan Quinquenal . . . . 216
A , ],a neutmli.dad convertida en la difusión de una ideología: C. Fracaso del intento de 1mificación por medio de la enseñanza
J•:l Laicismo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 113 1·eligiosa ( 1954-1955) .. .. .. .. . .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. 217
11 , l•:x¡)(ms/6n y desarwllo de las instituciones del laicismo . . . . . . 123 CAPÍTULO VI: BUSQUEDA DE UN NUEVO PRINCIPIO DE UNIFI-
CACION DEL SISTEMA EDUCATIVO NACIONAL:
<: . T.rwlw por la libertad de enseiianza y contra el monopolio estatal EL PLURALISMO ESCOLAR ( 1955- ) . .... .. .. 223
1111 ol ¡Jcrfodo de difusión y expansión del laicismo . . . . . . . . . . 127
A . Ent-re el Monop olio y el plural·ismo escolar . . . . . . . . . . . . . . . . . 223
I. Libertad y monopolio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 231
1 ·~~·l 11 1 n IV: ClUSIS DE LA UNIF1CACION PROPUESTA POR
l':L LAICISMO (1916-1943) . .. . . . .. . .. . . . . . . . . . 147 l . Reconocimiento del principio de libertad de enseñanza:
Posibilidad de crear universidades libres . . . . . . . . . . . . 231
A. c:om/()IIZO de la crisis 2. Laicismo y monopolio en la ensei'íanza primaria . . . . . 234
1, l'roucctos e intentos de reforma y modernización del laicismo 148 3. Se consagra legalmente el principio de libertad de en-
J • Un proyecto de reforma estructural del sistema educativo 148 señanza en materia Universitaria . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 235
2 . Un proyecto de ley orgánica de enseñanza pública . . . . 152 B. Hacia el pl-uralismo: Se afianza el principio de libertad de en-
3. Intento de afianzar el monopolio y el laicismo en la señanza y el pluralismo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 238
escuela primaria . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 155 l. Nueva estructma del gobierno escolar de los
!J.. L'l Reforma Universitaria de 1918 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 157 institutos privados . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 238
IT . Lucha por la libertad de enseñanza en los comienzos de la 2. Gestión propia de los institutos plivados . . . . . . . . . . . . 239
crisis del laicismo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 161 3. Hacia la integración de la Escuela Privada al sistema
l. Una nueva estructura del sistema educativo nacional educativo nacional . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 240
sobre la base de la libertad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 161
2. La generación disidente de 1918: El nacionalismo ca~ólico 164
n. l'rofun diwci6n de la crisis del laicismo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 170
l. Dos dimensiones de la crisis: ideológica y educativa . . . . . . 170
1 . Conciencia del fracaso de la democracia liberal . . . . . . 170
2 . La crisis de las instituciones educativas estratégicas
del laicismo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 174
ll . Propuestas y doctrina en materia de libertad de enseñanza 177
1 . Repartición proporcional escolar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 177
2. La igualdad para los alumnos de los colegios
incorporados . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 181
3. La propuesta de un nuevo ideal político educativo:
Ln. Nueva Cristiandad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 186
t1 . El Magisterio de la Iglesia y la Educación . . . . . . . . . . 193
c;,w f, 1J 1,0 V: NUEVOS INTENTOS DE UNIFICACION DEL SISTE-
MA EDUCATIVO NACIONAL . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 199
/1 , /Jr¡,w¡uoda del príncipio de unificación en la enseñanza religiosa
( 10113-19•10) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 199
INTRODUCCION

En el siguiente trabajo nos proponemos considerar los princi-


p ales temas y problemas de la política educativa nacional en una de
sus dimensiones esenciales: la de los principios e ideologías que h an
intentado dar unidad a la educación argentina.
El enfoque incluye más de cien años de educación argentina,
pero el análisis del proceso no solo tiene la intención de llevar a
cab o una reconstrucción histórica, sino fundamentalmente hacer un
aporte que permita comprender mejor la realidad presente y orientar
nuestro f uturo en materia educacional. No podemos dejar de adver-
tir lo complejo del tema y la gran cantidad de equívocos acumula-
dos a través del tiempo. Los debates, los conflictos y hasta la vio-
lencia manifiesta en algunos casos si bien han podido o pudieron ser
útiles para esclarecer determinados temas, no siempre han servido
p ara afirmar la libertad espiritual o el trabajo de reflexión y crítica
necesarios para avanzar en el conocimiento integral de los problemas.
También es preciso mencionar que este trabajo aparece en
momentos en que se tiene u na conciencia más clara de que la
educación argent ina se encuentra en u n punto crucial de su historia;
que nos encontramos -como se ha señalado en reiteradas oca-
siones- ante una crisis de las instituciones fundamentales del Sis-
tema Educativo Nacional y de la crisis misma de la idea de sistema•
tal como fuera concebido en las últimas décadas del siglo XIX . Y
ante una clisis del concepto y funciones de la educación y de la
' idea de su poder ilimitado, por cuanto existe un convencimiento de
las limitaciones de la educación formal y de su eficacia educadora .
La estructura de nuestra exposición incluye los principales mo-
mentos en que fueron formuladas propuestas, que configuraron
proyectos ideológicos de unificación o h ubo definiciones doctrina-
rias en materia educativa. Los hechos y acontecimientos q ue abren
y cierran esos momentos, no pretenden abrir o clausurar un proceso
ideclógico subyacente o determinadas vigencias doctrinales. Solo
son, en este caso, hitos que permiten avanzar en el largo y comp. ica-
do proceso de unificación del sistema educativo.
l"l~ II NANDO .t-IAll'l'J NEZ l'A:l
LA EDUCAC ION AI\C E N'J'J l>JJ\ 11
10

Ett este trabajo consideramos. en primer lugar, tres aspecto:.. el lento y no siempre fecundo proceso de unificación; estimamos
lundnulcnlnlcs de la organización constitucional argentina, religión, que la unidad expresa más bien el resultado de ese proceso y que
en algunos momentos el monopo1io aunque fuera en forma atenua-
poll : ica y educación. El análisis de estos problemas en la Constitu
da pudo aproximarse a la idea de unidad coactiva; y que las moder-
t l(lll d<' 1853 fue uno de los encuadres y referencias claves para
nas formas del plmalismo llevan a otras maneras de aproximación a
t•onlpr<.JJtder con mayor claridad los posteriores intentos de unifica· la unidad. El hecho de no estar estas últimas Jo suficientemente de-
t•l6n ideológica. sarrolladas, ha sido tal vez una de las causas por la que no haya po-
l•:n segundo término abordamos las vacilaciones entre la libertad dido exhibir su eficacia unificadora.
y t'l monopolio cuando se definieron y estructuraron dos niveles No p odemos dejar de tener presente por otra pa1te que la uni
t •~l ntl égicos del sistema: la enseñanza secundaria y la escuela pri· ficación en cuanto a los principios e ideologías pareciera una con-
ntnl'ln. D os acontecimientos particularizan ese momento, la ley dición ineludible para que un sistema educativo pueda llamarse real-
O:H dd año 1878, con su intento por conciliar libertad y monopoliu mente sistema o al menos sobrevivir como tal. La historia de los sis-
t•tt lllalcria de enseñanza media y la L ey 1420 del año 1884, que temas educativos es en cierta manera la historia de sus principios e
lniJ)tiSO el neutralismo al no incorporar la enseñanza religiosa en ideologías unificadores y su destino y fut uro dependen también de
lo~ <'O n1cniclos mínimos de la enseñanza primaria. los criterios que inspiran la unificación y de los medios previstos
l~n tercer lugar, consideramos el proceso de unificación ideoló· para lograr la unidad.
¡t,lt•H tt través del neutralismo como instrumento de difusión de una Otra de las ideas directrices es la de libertad. Podremos ver
ldt•ología, .el laicismo y la lucha y las propuestas de la libertad de las distintas profundizaciones o p erspectivas que recorren los cien
t•nsC'fianza . años de la educación argentina. Por un lado, la libe1tad de los li-
En una cuarta etapa nos ubicamos entre los años 1916 y 1943 brepensadores del siglo XIX y su evolución y matices contemporá-
t'111111do comienza a ponerse de manifiesto y a denunciarse la crisis del neos y por ot ro, la libertad de enseñanza, su significado y alcance.
pdncipio y de los instrumentos para lograr la unidad por el laicismo, Lo mismo puede decirse de los conceptos de laicidad y laicismo
11fgniondo sus alternativas y considerando también las nuevas propo- con distintos contenidos en la sociedad de los siglos XIX y XX.
··i<·ioncs de la libe1tad de enseñanza. Es cierto que deben recorrerse estas ideas directrices a través
Cerramos la etapa con la ruptura del laicismo en el año 1943. de conceptos impregnados p or el espíritu de la época o manejar
uf im:luirse la enseñanza religiosa en los contenidos mínimos de la conceptos parásitos capaces de servir para todo, como· el de Jiben-
tlltllt'JÍanza primaria, en otro intento por unificar la enseñanza ar- lismo por ejemplo. También encontraremos otros demasiado carga-
g<•nllna. dos de valor emocional como el de laicismo, utilizado como bandera
Analizamos más adelante el significado de la Constitución de de lucha .
ll)tt9 y la doctrina justicialista, como propuestas de unidad, h asta Somos conscientes también de lo ingrato de toda tarea de con-
ll<'gnr a la crisis de 1954-1955, que termina con la supresión de la ceptualización. pero haremos lo posible ~or ser fieles en su manejo,
I'IISC'iíanza religiosa . para que pueda cumplir con el objetivo ele esclarecimiento, pliOiita-
m último capítulo se abre en 1955, con la búsqueda de un nuevo rio en est0 tipo de análisis .
pt·lncipio de unificación, el pluralismo escolar, cuyos polémicos prc-, Corresponde agregar que se han incluido algunos temas peda-
IHcpH<.'slos definen uno de los principales problemas y temas de la gógicos o didácticos solo cuando ayudaban a interpre tar de termina-
c•dncnción contemporánea. da p olítica educativa o a ilustrar el enfoque del trabajo.
l•:xp ucstos los distintos temas y procesos se hacen necesarias al- Consideramos necesalia todavía otra distinción. Como en los
)f,lllllts precisiones. distintos momentos analizados se abordan ideas y acciones de grupos
t•:n el desarrollo del trabajo podrá advertiise una selección de que se identifican como cristianos o católicos - democracia cris-
11' ohlt•cJHts e ideas directrices o conceptos claves, que ponen de tiana, lib-eralismo católico, nacionalismo católico- es preciso tener
t ttt ndflt ·~lo las líneas que definen los procesos. Entre ellos cabría en cuenta que el Cristianismo -Verdad Revelada- presenta una
t;t•nll llll·, t•tutndo se alude al sistema educativo y a los principios o concepción del hombre y de la sociedad que puede inspirar diversas
l tl t •ttl o~lus, lns de unidad y unificación. D ebe hacerse al respecto opciones ideológicas . Pero esto no significa de ninguna manera
l11 ulgcdolll<l distinción: ponemos el acento, más que en la unidad en que el Cristianismo sea en sí una ideología. Afirmarlo sería "rela-
12 l·'I!:IINANDO ~!AII'J'INEZ l'AZ

llvl~m· lo absoluto", lo mismo que sería absolutizar lo relativo todo


lnlt'lllo por dogmatizar una ideología. "La ideología propiamente
tl!t•lm c•s la interpretación cultural-política orientada hacia la accié>n
C'fJnc•rl'ltt do determinada realidad ubicada en un tiempo y en
11 11 (':-,pncio dado" • Lo ideológico se encuadraría entonces en el
0

1'11nhiLo de los proyectos políticos -en este caso político-educati-


vos- - y por eso no es allí donde debe buscarse la validez y la vigencia
tlt• In doctrina. Esta es por el contrario, el fundamento de la ideo- CAPITULO 1
lo~o~!u .
D ebemos destacar también que en este enfoque se alude a
lll lll p c'l'spcctiva nacional, lo que no significa necesariamente que RELIGION, POLITICA, EDUCACION, EN LA ORGANIZACION
In~ Provincias, no se hayan opuesto en ocasiones, a la unificación CONSTITUCIONAL ARGENTINA
qno so pretendía imponer, o a los proyectos ideológicos nacionales
no eoin cidentes con los suyos. De allí la expresión intentos de unidad A - EL MUNDO MODERNO Y LAS IDEOLOGIAS
y J)I'OCCSO de unificación del sistema educativo nacional .
Por último algunas aclaraciones en relación con el trabajo. La pri- 1 ) El siglo liberal
nu••'rl rdcdda a la gran amplitud de ciertos temas en los capítulos
luldnks, amplitud que se explica en cuanto gran pa1te de la pro- Con el siglo XIX se abre una época particularmente rica, en
hlt••n(tlfcn. expuesta en ellos se reitera en etapas posteriores. La se· cuanto sus ideas llegaron a expresarse, aunque en diverso grado y
11,1111dn, con respecto a la extensión de algunas notas, exigida por la con características particulares en todo el mundo occidental.
•u ·c<:sidltd de no hacer demasiado extenso el texto y útiles para Sus ideología-s nacieron b ajo el signo de los grandes cambios y
t 'OII't•~ll' su esquematismo y poner en eviden cia las fuentes. Y en últi- llegó a convertirse en la síntesis de la Edad Moderna, tanto por las
11111 t(•nnino, que este b·abajo continúa la línea de investigación ini- diversas formas de su espÍlit u, como por dar origen a hechos y
t•lrtdn hace varios años sobre la educación argentina y recogida en doctrinas que definieron un modo do pensar y una actitud propia
c•l libro, El sistema Educativo Nacional. Formación. Desarrollo. Cri- y peculiar.
N I~ ~'~ 0 •
Fueron tiempos sin unidad, con una concepción del mundo que
Antes de concluir, deseo expresar mi agradecimiento a la ayuda
de ADVENIA'r, Institución Oficial del Episcopado Alemán,
l'l '<' lhlda
intentaba afirmar, con el liberalismo, una cultura ajena a la proble-
p11m la tarea de investigación. Igualmente al Dr. Osear Caeiro, mática religiosa; tiempos condicionados y construídos por una plu-
ILil.O realizara estudios e investigaciones bibliográficas sobre algunas ralidad de acontecimientos contradictorios que contribuyeron a ra-
tlo lns prop osiciones del proyecto de investigación. A las Lic. María dicalizar los sistemas filosóficos y las posiciones doctrinarias.
1h•l Carm,cn Spina, Beatriz RodrÍguez y Liliana León de Hoffmann A diferencia de la concepción del mundo del siglo XVIII, toda-
pOI' sus larcas de fichaje bibliográfico en diversas etapas de la in- vía r eferida, por lo genera l, a una idea de trascendencia, la unidad
wsl l ~nción. Por último mi reconocimiento a mi esposa Marcela, solo pudo encontrarse en la Iglesia, porque fuera de el1a se habían
111 11 c·uyo apoyo y colaboración no hubiera sido posible llevar a puesto en tela de juicio la unidad humana y el sentido de la exis-
11111'11 tórmino mi labor. tencia histórica del hombre propios del cristianismo. Cuestionadas
su coherencia y su lógica, la historia, sin el signo de una continuidad
que fuera algo más que el b·anscurso del tiempo, debi6 desplazar
( • ) j O\ Ó .Hodríguez !turbe, Prólogo al libro de Augusto del Noce, "Ita- su eje, y el gran tema dejó de ser el hombre, para dar paso al de
llil y ••l l•:urocomunismo", Ediciones Nueva Política, Colección Panorama Ac- la razón humana1 •
lun l, C ,tl lll'llS Hl77.
( • ij) Vor, F ernando Martínez Paz, "El Sist ema Educativo Nacional. For-
1 E. Kahler, ''Historia Universal del Hombre", versión española de Javier
llllll'l(¡u, lJtJsnnollo. Crisis". Fundación Banco Comercial del Nmte. Tucumán
111'111 . Márquez, Fondo de Cultura Económica, Méjico, 1946, p. 14 y ss.
I•'JI. IINA NJlO )l·l i\1\'J'tNEi'. l 1Ai'.
'" LA EDVCACION AIIGI':NT LNA 15

l .a hisloda se ordenaría do acuerdo a la razón colectiva de los Surgieron así "las declaraciones de derechos" y los "gobierno:.
p1u •hlos y la nnlmale:ta, lo mismo que la cultma, sería la respuesta cons titucionales y parlamentarios'' como las expresiones más aca-
tt 1111 pro~cso mccanicista destinado a alcanzar un grado de p erfcc- badas de su filosofía política.
1'16n cudtt vez mayor. Fue t ambién partidario de la tolerancia religiosa, en un intento
Aparecen ''la nacionalidad" y "la raza" como fuerzas pecu- por ofrecer a las futuras generaciones la posibilidad de emancip at
liHr<'ii dol hombre, capaces de orient ar los acontecimientos . El sus inteligencias. Las legislaciones anticlericales, significaban p or
l11dividualismo y el "sentimiento de lo nacionaf' se hiciero n ejes otra patte, ''un amenazador resurgimiento del despotismo de esta-
c'O illpkmcntarios, surgidos de una interpretación análoga de las do", al que se oponía tanto como a las monarquías de derecho di-
lc•y1•s reguladoras de la evolución de los individuos y de las naciones. vino. Esas postw:as implicaron ta mbién la separación de lo natu-
l,lt Ilación, con su energía positiva y sintética, expresaba, lo mismo Jal y lo sobrenatural., a través de las interpretaciones de lo religioso,
q t H' e• uda hombre, el impulso del progreso . EL organismo nacional en cualquiera de sus formas, como algo propio y exclusivo de cada
<'OIIIaha, ele acuerdo con su naturaleza, con las reservas suficientes hombre.
}' IH'I'I'snrias para subsistir por si •. F ue, en síntesis, una época cuyos términos conciliadores, mu ·
Tl'ibntario del acontecimiento, este siglo con sus crísís, sus chas veces difusos fueron consecuencia de un pragmatismo que sacri-
pntg 11lHI ismos y sus revoluciones hizo decir a Tocqueville: "t.Dónde ficó la claridad de posturas doch·inarias, a la tolerancia y a las ne-
' "d o1 11 tmil. I.os hom brcs religiosos embisten contra la libertad y cesidades de una política circunstancial 4 .
lo~ ll 111Íp;os de la libertad atacan las religiones; ánimos nobles y ge-
ltt 'l mo:-; von deran la esclavit ud y almas bajas y serviles encomian 11) Católicos intransigentes y católicos libe1·ales
lt1 llt di•pcndcncia; ciudadanos pundonorosos e ilustrados son ene-
tll l~~o'l d<' todos los progresos, al p aso que hombres sin patriotismo Frente a un mundo que comenzaba a surgir ya con las caracte-
111 <·osl nmhres se hacen los apóstoles de la civilización y las luces" . rísticas de la "sociedad moderna", en una época de revoluciones
"Y todos los siglos se han semejado al nuestro? Ha tenido siem- progresivas y con dificultad para deslin dar los aspectos p ositivos
J)I'H 1•l hombre a su vista un mundo en que nada se encadena; en de los negativos, sobre todo en materia política, los católicos asumie-
do11clo In virtud carece de ingenio y el ingemio d e pundonor; en ron en Europa y en padicular en F rancia dos actitudes opuesta~:
donde• el amor del orden se confunde con el gusto de los tiranos y los "intransigentes" o "ultras", como se los llamaba, y los liberales"."
c•l c11llo santo de la libertad con el menosprecio de las leyes y en La idea-fuerza fue la misma en ambos casos, la defensa de la
do11dc Jn conciencia es nada más que un dudoso resplandor en las aaturail.eza y de la misión de la Iglesia, en una cult ura que se iba
ll<'l'loncs humanas, en las que nada aparece prohibido, ni permitido, apartando de d ht, como consecuencia de la caída del orden tradi-
111 ltonm.clo, ni vergonzoso, ni verdadero, ni falso?".3 . cional . Sin embargo las soluciones diferían hasta el punto de sepa-
Sin embargo las primeras décadas mosb·aron un liberalismo in- rarse en dos tendencias claramente petfiladas en su concepción y
lt•lt•c:l nal, ateo moderado o deísta, en el que cabían, tanto los repu- en su espíritu . En el primero de los casos mostraba una actitud de
hl knnos since1·os, los discípulos de Maz:óni y Cavotu' o las doctrinas
do llousscau y el socialismo de Saint Simon, como los defensores teó- 4 G J.. Hayes, "Una Generación de Materialismo" (1871-1900), Traduc-
l'lt•o.~ ele Marx . D e allí que pudiera hablarse del liberalismo político, ción ele Alberto Mestas, Espasa Calpe, Madrid, 1946, p, 49 y ss.
f'llosMico o econóñrico y de U:n liberalismo conservador y h asta 5 La bibliografia sobre este tema es sumamente amplia. De la interpre-
(•1lsl imto . D e este liberalismo "ecuménico'' participaron cuanto~ tación de los católicos liberales pueden destacarse, en especial, el trabajo de
Roger Aubert "L'Eglise Catholique de la Ciise de 1848 a la Premiere Guerre
vii'I'Oil on el respeto al individuo y a la libertad una de sus caracteris- Mondiale" en Nouvelle Histoi.J·e de L'Eglise, T . V, "UEglise dans le Monde
tlc•.t'l conslantes . Modeme", b:ljo la. dirección de R Aubert, M. de Knowles, L. J, Rogier , Edi-
tions du SeniL París, 1975; el de lves Congar, "L'Ecclesiologie de la Revolu-
~ ( :. <le I\uggiero, "Historia d el Liberalismo", Pegaso, 1944, p. 225 y ss. tion Francaise au Concile du Vatican, sou,s le signe de l'afirmation de l'au tori-
té", en L 'Ecclesiologie du XIX siecle, Editions du Cerf. París, 1960 y el tra-
n A. dt· 'l'ocqueville, "La Democracia en la América del Norte", b'aducido bajo de Adrien Dansette, "L'Eglise et la liberté dans l'histoire du XIX siecle'',
d,, ltt 11 ~ l•:d ición por D. A. Sánchez de Bustamante, París, 1837, T. 1., Intro- en L'Eglise et la liberté, Semaine des Intellectuels Catholiques, 4 au 10 Mai
t h tt't 11'1 11 p. XXIII, 1952, Pierre Horay, París. 1952.
10 FlmNANDO MARTINEZ PAZ LA EDUCACION ARGENTINA
17

J'l'l'hnzo hacia todas las "libertades modernas'' y en los católicos En dos de sus obras claves de ese memento "Essai sm l'indifc-
Jlbornlcs se tradujo en el intento por conci1iar los principios de la rence en matiere de religion'' (1817) y "De la religion consideree dans
th1mocrncia con la doctrina permanente de la Iglesia. ses rapports avec l'ordre politique et civil'' (1825-1826), Lamennai~
Ln justificación histórica de los intransigentes se remonta al afirmó. no sólo la subordinación del Estado a la Iglesia, sino su de-
movimiento revolucionario francés de 1848, que al reivindicar los recho a intervenir de una manera directa en las decisiones del poder
"principios de 1789", agudizó el problema que para el pensamiento civil 8 •
rnlólico significaba resolver la actitud a tomar con respecto al El ideal de restaurar el catolicismo según los principios políticos
mundo posterior a la revolución 6 • del Antiguo Regimen, llevaba impli,cita la condena del mundo mo-
Muchos se volvieron entonces hacia los "profetas del pasado", derno, cuyas conquistas, viciadas de raíz p or la ideología liberal,
croyendo 0ncontrar en los fundamentos de la autoridad sostenidos significarían un peligro latente para la Iglesia.
por el "Antiguo Regimen" la posibilidad de lograr para la Iglesia, Sin embargo el fracaso de estos principios y la fuerza, cada
ol dique queJa protegiera contra el avance, cada vez más acentuado, vez mayor, de las ideas liberales en la organización de los Estados,
do las llamadas "libertades modernas". Los periódicos "L'Univers'' ll evó a muchos católicos intransigentes, entre los que se destacó
fundado y dirigido por Louis Veuillot y "La Civilta Cattolica", Lamennais n una postura totU~lmente contraria. Si no era posible el
f ncron ,los más importantes voceros de los católicos intransigentes .
Esa reacción asumió la defensa de las ideas y de las institucio- postura que lo llevó a sostener la existencia de una "razón colectiva de los
n<'s católicas por medio de una crítica cen ada a los principios libe- pueblos", afinnada, por una parte en el consentimiento nacional y universal
l'lllos, considerados, de hecho, como un camino hacia la indiferencia de los hom bres y por otra, en una revelncjón divina transmitida a los pueblos,
slslomática y el desconocimiento de las funciones sociales de la Igle- perfeccionada por Cristo y custodiada por la Iglesia.
Nin. El "ultramontanismo", síntesis de las posturas intransigentes, creyó s El mismo Lamennais seiíala el tono polémico de éste escrito, diclf:ado
(111 Ja necesidad de afirmar las prerrogativas papales, para fortalecer a por una convicción y llamado a chocar con bs opiniones de '\ma época en que
Jtt Iglesia, asediada por el liberalismo y por los problemas propios de los hom bres tienen un tacto tan fino sobre lo que conviene pensar". VCJ.·, "L a
rdigión considerada en sus relaciones con el orden político y civil", por el
lns Tglesias Nacionales, inspiradas en eL galicanismo. Defendió enton- Abale F. de la 1lennais, I Parte, Valladolid, Imprenta de Aparicio (1826) pu-
crs )a suprema/CÍa del poder del Papa sobre las facultades de los blicada con licencia eclesiástica. Por su parte Donoso Cortés en E spaña, asu·
Obispos. y la autoridad de la Iglesia respecto de los poderes públicos. m cndo una postura similar en su "Ensayo sobre el catolicismo, el liberalismo
y el socialismo" ( 1851 ) clemmció al mundo liberal como uno de los más po-
Cuando el ultramontanismo fue admitido como doctrina por derosos enemigos de la Iglesia. La aparición de este libro produjo una ola
1111 cicrlo \1Úmcro de católicos, insph'ó las posiciones políticas de la de indignación entre los libcra.les, como lo señalara Francisco Ayala en el Pró-
Jlnmadn "escuela tradicional", que llegó, como en el caso de José logo de la Edición Argentina, Americalee, 1943. Su difusión puede advertirse
en la gran cantidad de traducciones: 1852 en Italia, una francesa traducida
do Mnislro, a identificar la infalibilidad del Papa, con la premisa por Louis Veuil!ot en 1858-59, dos en inglés, una en Filadelfia en 1862 y
(:nsi mística de que "el rey no puede errar", dado el carácter divino olrn en Dublin en 1874, etc. Donoso Cortés estuvo olvidado durante mucho
do su autoridad. Palabras del "primer Lamennais'' completan dicho tiempo, reducido a la lectura de grupos de católicos intransigentes. Fue re-
descubierto por Carl Schmitt,que encontró en él abundante apoyatura para
1wnsnmicnto: "sin Papa no hay Iglesia, sin Iglesia no hay cristia- sus doctrinas, en contraste con bs posiciones liberales. Aunque d ebe tenerse
nismo, sin cristianismo no hay religión ni siquiera sociedad, de modo presente, como lo señalara Ayala que "los reaccionarios hispánicos pueden
qno la vida misma de las naciones depende del poder pontificio" 7 • invocar el nombre de Donoso Cortés con más fu ndamento que los nacionalis-
lil ~ tolalilarios que lo han puesto en boga". La compilación de sus obras rea-
lizada por Juan Juretschke (B.A.C., 1946) es la más completa. En su prólogo
o l•'lichc-Mnrtín, "Historia de la Iglesia", Edícep, Valencia, T. XXIII, p. 250. 80 destaco, con acierto, lo fragm entario y limitado de las ediciones anteriores,
7 J..n nmhíción de J..amennnis no fue la de ser un nuevo Bossuet, sino más t' ll especial la de Ortí y Lara ( 1891-1893). Recientemente se han ocupado
hlc••• otro Mnlcbrnnche, tal como lo señalara Louis Foucher en "La philosophie dl' Donoso Cortés en la Argenlina, Alberto Caturolli mostrando su influencia
c•,llhnllquo t••• Fmnco au XIX siecle, avant la Ienaissance thomiste et dans son ~obro Félix Frias, Manuel D. Pizarro y José Manuel Esb·ada ( el Estrada
•••PPCll l nvcc· olio" (1800-1880), Libraire Philosophique J. Vrin, París, 1955, <lo 1863-6 11, ópoca en la que se encuentran citas que no se repiten después) •.
p. n1 y 8R. El mismo nutor destaca el intento de L amennais de llevnr n CJtbo Vor, A. Calurolli, Donoso Cortés en la Argentina. Sapientia IX, 1954 y Donoso
1111 Jlhll l dn r<>ro11nns .inlclcotualcs y morales de la socidead en una Hnoo cniÓ· Cmtc'os, (';óHioba, Hl58. También puede citarse el trabajo de Raúl Sánchez
llt'll lnullrlounl, <••• In qno sin ombnrgo quedaba compromotidn In vc•rdnd . Su Allll1!11ldn "Ln lc•odn tlol poclcr Nl t'l pcnsnm ionto pollllco do Juan Donoso
d, , (', ,u~n d11 lu •c•lll( lón so fundnba, sobro todo on unn domosLrnolón fl l(lo~ 6fi C'II , ( '1.11 t l·~ ", l •: ud• • hn , IIN. A ~. J {J(lf),
FERNANDO MARTINEZ PAZ
IH LA EDUCACIOK ARGENTINA
H
l't't'llllllc•hnlonlo de las prerrogativas reclamadas, sería preciso defi- pueblos en lucha por la libertad política y la revolución social, en-
ull , t'llll todn claridad, un nuevo esquema político capaz de salvar a trando en conflicto con la Santa Sede, con la que rompió definitiva,.
l11 l ~l l''iht do su absorción por parte del Estado. "Dios y Libertad" mente en 1834 12•
l11t1 t nlollt't'S el lema de quienes compartieron las ideas de Lame-
A partir de esa crisis, el catolicismo liberal se propuso dar otros
111111111. I ·:~M, desde su periódico "L'Avenir", fundado en 1830, predicó
contenidos a las ideas soste nidas p or Lamennais.
lu Hllllll:t.C\ del cristianismo con la libertad, la separación de la
l f(lt•~hl y oJ Estado, la renuncia a la ayuda estatal a la Iglesia la no En la nueva línea se colocaron cuantos vieron en el "mundo
lll ~t'H 'IIl'ln. de los poderes públicos en el nombramiento de los Obis- moderno'' una "época histórica con sus instituciones, sus valores, sus
p llll, ln l11clw por la libertad de enseñanza, la defensa de la libertad esperanzas, y estimaron necesario ir por delante y mostrarle una
11 1 1 1~111~11.
Iglesia dispuesta a encarnarse en él, como lo había hecho en épocas
Apoynmn esa postura hombres como Lacordaire,9 tal vez el anteriores", con la civilización greco-romana, el aristotelismo del siglo
111 f1 ~ cll ·~ lncnclo predicador de su época, el Abate Dupanloup, má~ XIII y las aspiraciones humanistas del renacimiento 13 •
turcl n Obispo de Orleans 10, figura preponderante del catolicismo
111u • ~rd de• su liempo, Charles de Montalembert,U defensor de los 12 El 15 de agosto de 1832 el Papa Gregorio XVI dio a conocer la Encí-
clica "Mirari Vos", que si bien no condenó explícitamente la doctrina de
dt •H 't'ho~ · <lo In Iglesia y de la libertad de enseñanza en las Cámaras Lamennais ,rechazó sus puntos de vista acerca de las relaciones de la Iglesia
11 1 1111'!'~ 1111. con el mundo moderno. Condenó de un modo categórico a la separación
l't •l'O ht falsa perspectiva de L amennais con 1·e specto a una mi- de la Iglesia y el Estado, a la libertad de prensa sin restricciones, lo mismo
,¡(¡u polllim ele la Iglesia ante la inevitable caída del Régimen de la que a la absoluta libertad religiosa, en cuanto significara iguales derechos
para la verdad y el error. Lamennais comenzó sometiéndose a la palabra del
ltl ·~l ll lll'l\ci(ll1, lo llevó a proponer una alianza entre el Papado y los Papa, pero en el año 1834 sobrevino la ruptura definitiva a raíz de su publi-
cación "Faroles d'w1 croyant". La Encíclica "Singulari Nos" condenó su libro
11 El Jnibmo Lacordaire resumió su pensamiento y el sentido de su acción por considerarlo un llamado a la revolución y una reiteración más explícita
c•w1 lnN siguientes palabras : "Moriré como he vivido, católico penitente y li- de su filosofía del "sentido común". A diferencia de Lamennais, Lacordai.re
ht•tnl .Impenitente". Su posición fue, en consecuencia duramente atacada o ca- acató las definiciones del Papa acerca del mundo moderno, pero dándole una
hn o.~nmcnto defendida tanto por los católicos como por Jos liberales de su tiem- interpretación capaz de conciliarlo con la doctrina de la Iglesia. Se ubicó
JHI, Vcll', Enrique D . Sisson, Lacordaire, Revista Eclesiástica del Arzobispado, de esta manera en la línea de Dupanloup y Montalembert. Existe pues una
A!io HJQ2, p . 389 Y SS. marcada diferencia entre el liberalismo de Lacordaire y el de Lamennais, aun-
JO La obra ele Mgr. Dupanloup, Obispo de Orleans, tuvo amplia difusi?n que ambos se difinieran como católicos liberales. En las últimas décadas La-
t•n hl Argcntina. Félix Frías la cita en reiteradas oporttmidades y le sirvió de mennais ha sido objeto de atención en la Argentina. Pueden advertirse al res-
mk nlncl(m en varias de sus ideas fundamentales. Pedro Goyena pub1icó en pecto dos posiciones opuestas: la representada por Julio Meinvielle, que con
ltt "Hovl.sta Argentina" su "Carta sobre la infalibilidad personal del Papa", motivo de la difusión de las ideas de Jacques Maritain sobre la "nueva cris-
Vt•r l\ovlsln Argentina, T. VI, Bs. As. 1870. Entre &us obras principales me- tiandad", creyó encontrar renovada en este autor, la tentativa de Lamennais
ll't'l'll cltorso "De L'education" (1851), "De la haute education intellectuelle"
por conciliar la revolución con la Iglesia, "Como en tiempos de Pío IX haría
lo mismo el liberalismo católico con su gran jefe Montalembert y como en
( IHI'í'í ), "Ltt Icmme studieusc" ( 1869 ), "Lettres sur l'education des filies et tiempos d e León XIII, Marc Sangnier con el Sillon". Ver Julio Meinvielle, "De
1•11 1' lt·~ hludcs <1ui convenient aux femmes dans le monde" ( 1879) y los si- Lamennais a Maritain"', Ediciones Nuesh·o Tiempo, Bs. As. 1945. La otra
l(liiC'nlc.•s follolos, ''Discours sur l'enseignmeent des lettres ( 1854), "Discours posición fue más indulgente con Lamennais y estuvo representada por quie-
11 11 Cungi'l'S des Malinos sur l'enseignmeent populaire" (7864), "Quelque moti; nes creyeron posible "distinguir entre su tragedia personal y los méritos que
M il' l'l usli'UCclón primairc en Prusse" ( 1872). posee en la historia del catolicismo moderno, aunque esos méritos son inde-
1 ' Sobro Montnlembcrt merece d estacarse el importante trabajo de Le- pendientes de su sistema y de su fe en su propia misión". Destacaron asimismo
l'lllllll'l ''J\. P. Montnlcmbert",Librnire Vve. Ch. Poussielgue, París 1909. En n Lamennais como "la figura señera en el comienzo de la participación del
,·1 ~~~ 1'~l1 nllnu 110 sólo sus klcns poHticas, sino especialmente en el Tomo 11 ca tolicismo moderno en la vida ele la sociedad democráticá' y en cuanto hizo
" 1~ ~ 111 1!•11'(1 ll'cuscignomont", la lucha por la libertad de enseñanza. Se señal:\ "un llamado a la opinión pública y a las masas para defender y mantener
ll ~h n l•datu quo In J.cy Jo'mnccsn do 1850 (Ley Falloux) lo tuvo como uno
la Iglesia como una fuerza viva; a no confiar más en un tradicionalismo pasi-
vo, basado en la costumbre y en la protección ofrecida por hombres sin com-
du NIIN pil ul•lpnlt•S ltULOrl'S junlo n Dup1mloup y Thiers. Puede destacarse tnm- prensión de las masas". Ver Waldemar Gurian, "Lamennais", en Revista Cri-
IM•II lit lull ll(\lll'ln du Monlull•mhorl st1hro l''óllx Frlns en ol dcbnto que sobro ll'rio, NO 1206 y 1207, Año 1954.
lu IIIJP1l11d du c•uNt•nn u:m Nll lluvó u Naho <•n lns Cúmnrns Arp:onlinns tln 1877-
13 F1icho-Mmtln, "Hisloria de la Iglesia.", Edicep, Valencia, T. XXIII,
1H7H, 1(111• ¡•ldllllnfl couu In NIUWI6u dn In k y N\l !)O,f. p. 258.
J. A Jo:DUCACtON A!IGI':N'L INA
I~ J mNANDO t.!AHTI Nl;Z PAZ
2l
2()

lksdc osa postura Monlnlcmbcrt y Dupan!oup, comprendieron 13 - ALTEHNATlVAS POLITICO-RELIGIOSAS Y EDUCATIVAS EN LA


ORGANIZACION CONSTITUCIONAL ARGENTINA
la ul opín de pretender un dominio efectivo de la Iglesia sobre los
podt•n •s públicos, actitud que éste último recriminaba a ''L'Univcrs"
I ) ConsUtucionalismo y 1·evoluci6n
)' u "La Civiltn Cattolica" y predicaron la conveniencia de una
búsqueda ele puntos d e partida comunes, para reconciliar a la Iglc- El siglo XIX aparece a su vez en la Argentino. presidido por
~>iiL con el mundo moderno, en el auténtico sentido cristiano. Se dos ideas claves : la necesidad de su organización política como Esta-
fund aban en la necesidad de darle libertad de acción en una cultura do nacional y la exigencia de una estructura secular de la sociedad
qno lo era h ostil, defendiendo su derecho a ser considerada una afirmada en los presupuestos de las libertades modemas.
insliLución indep e!1diente p ero no opuesta al Estado, derecho que El constitucionalismo, una de las más importantPs ideas-fuerza
iiJClufa, a su vez, la libeliad de enseñanza como uno de los princi- de ese momento tuvo entonces un especial significado, sobre todo
pios f nndamentales en los que se afirmaría la civilización cristiana. a partir de 1853, en que fuera convocada la Convención Constitu-
El apoyo de Monseñor Parisis 14 p ara quien "bien p esado todo'' yen te a fin de sancionar la Constitución Nacional. Ese hecho hizo
lus instituciones liberales, "a p esar de sus abusos", resultaban las del constitucionalismo y de sus pres upuestos- defensa de la libertad
"11wjores para el estado y para la Iglesia", fue un aval considerable y de los derechos de la persona, afianzamiento de la libertad política
pnrtt estas nuevas concepciones. Comenzó a desvirtuarse así la idea de y de la estructura jurÍdica- el camino común de quienes tenían
iii('Olllpatibilidad entre el cristianismo y el mundo moclemo, fmto en sus manos la responsabilidad de definir y organizar el Estado
/
dt• una tarea dP conciliación destinada a cristianizar una cultura Argentino.
que so independizaba rápidamente t anto en lo político como en lo Esta perspectiva, justificada por los resultados de la Revolución
rl'ligioso . "Si la Iglesia no camina al ritmo de los pueblos, no por eso Norte-Americana, con su modelo moderno y p osible de Constitu-
d<'jarán de caminar los pueblos, sino que seguirán avanzando sin ción, encontró su apoyo en la obra de Tocquevil!e "La D emocracia
la Iglesia, fuera de la Iglesia o contra la Iglesia", señalab a en 1847 en América" 10 • Sus afirmaciones acerca de la conveniencia de lograr
<'l Padre Gioachino Vcnt um, entendiendo que la Iglesia solo podía la universalización de las ideas democráticas y cristianas y su an:\-
sN libre en el mundo que nacía si salvaba la libertad como principio lisis de la positiva influencia de la democracia en las instituciones
clo organización política y social. y la de ést as. sobre las costumbres, afianzaron una de las propue~­
Ultramontanismo y catolicismo liberal fueron por otra parte en tas para la organización política y social de la República.
l•:mopa, Jo mismo que en la Argentina las líneas básicas de las
posturas católicas y uno de los más importantes ci.ementos configu- lG La obm de A. Tocqueville ha sido revalorada por la sociología con-
temporánea. Merece destacarse el trabajo de Robert Nisbet "La formación
rn.tivos de sus ideas y acciones ' 5 • del pensamiento sociológico" (Amorrortu, Bs. As. 1969) y la obra de Raymond
Aron "Las etnpas i.[d ptmsamiento sociológico" (Ediciones Siglo XX, Bs. As.
11 E l presbítero Jacinto Ríos tradujo al castellano la obra de Monseñor 1970). Robert Nisbet interpreta a Tocquevil.Je de esta manem " ... fue testigo
J '.nl~is ''Libertad de la Iglesia" que fuera publicada por "E l E co de Córdoba" de dos revoluc:ones : la democrática y la industrial, cuyo impacto sobre el
trl 1870. Híos señala en la Introducción la importancia de la libertad de la
orden b'adicional le proporcionó tema p ara la mayoría de sus estudios his-
lglc~ia "que debiera ser la bandera de todos los ciudadanos amantes de las tóricos. La vida y los escritos de Tocqueville estuvieron dominados por la
H t~li luciones republicanas, puesto que la libertad de la Iglesia es la libertad tensión entre los valores tradicionales y los modernos. Convencido d e la irre-
na:tdrc, origen de todas las libertades". De modo que los r epublicanos sinceros versibilidad de la democracia y opuesto a quienes pensaban que podrán de-
"que luchan por la libertad política, combatiendo al mismo tiempo la libertad tener la marcha de la historia, estaba al mismo tiempo obsesionado por la
H'ligiosa", son, de acuerdo al pcnsan1iento de Jacinto Híos "ilusos que preten- depreciación de los contextos y valores tradicionales, la aristocracia, el honor,
dt•n un imposible". En ese mismo trabajo Ríos denunció la falta de libe1tad el localismo, la variedad cultural, de los que durante tantos años hnbía depen-
dido la libertad em opea". Ln ed ición de "L a Democracia en América", d el
dt• la Iglesia en la Argentina de entonces. Fondo de Cultura Económica, ( 1957) con Prefacio, Notas y Bibliografía de
l G Sin duda las ideas y las polémicas en el p ensamie11to católico d e en- J. P. Mayer, Traducción d e Luis Cuell ar e Introducción de Enrique Gonzá-
lllllCCS deben vincularse con el despertar de los católicos a la conciencia de lez Pedrero, recoge un material importante de comentarios que constituyen
los problemas sociales y políticos y a los comienzos del "catolicismo social" tma interesante guia para el lector moderno de esta obra, como lo señala el
c·u Frnncin. Ver J. B. Durosellc, "Les Debuts du Catholicisme social en Fran- mismo Mayer.
t•t•" (1822-1870), Presses Univers' taires de Frnnce, París, 1951.
22 )I ~ II NAN I)() MAil'I'JNJI,:t. J1A'I.
LA l~ I)UCAC ION AliGJm l'l NA
23
l>or ser In primera revolución triunfante en América, significó El individuo como absoluto, sin funciones sociales, indepen-
nuomós do un antecedente político, poner de relieve el valor de diente por su razón de toda atadura a una fe religiosa, se convirtió
cloclrinns distintas de las que hasta ese momento habían tenido en el otro eje alrededor del cual girarían distintas tesis para la orga-
preeminencia a través de la Revolución Francesa, a pesar de ser nización del Estado.
6stn posterior en el tiempo. Las ideas de los hombres de la indepen-
Las ideas de Benjamín Constant 18 interpretando en su "Curso
doncia americana sobre todo, como lo hiciera notar Tocqueville, esa
concepción igualitaria en el plano social, el valor dado a las aso- de Política Constitucional" el sentido de la libertad, lo mi~mo que
Edouard de Laboulaye en su intento por unir el liberalismo y el
ciaciones libremente constituídas, y su sentido del: gobiemo del pue-
blo, serian una de las fuentes del pensamiento argentino de entonces. historicismo, fueron las bases de la argumentnción liberal en sus
A ello debe agregarse el éxito de una democracia que abria a enfoques políticos 19 •
los pueblos americanos la posibilidad de incorporarse, como ele- La Revolución Francesa, en cuyas ideas se inspiró un sectur
mentos activos al conjunto de los Estados independientes. considerable del liberalismo argentino, introdujo en su concepción
En este aspecto la "Declaración de los Derechos de Virginia" jmídico-política un credo doctrinario distinto al de quienes se apo-
l'uo otro antecedente clave para la organización democrática del yaban en el constitucionalismo norteamericano.
pn{s . Los enunciados de u na selie de garantías inalienables, que el Los postulados liberales, si bien dieron al movimiento francés
gnhlcrno tenía la obligación de asegurar y las afirmaciones acerca nn alcane:e uaiversal, ligándolo al constitucionalismo moderno, fue-
dt·l resp eto a las creencias religiosas propias de cada sociedad, fun- ron desmentidos, en los hechos, por el caos político en el que cayó
duron también imp0rtantes líneas de pensamiento argentino. Francia como consecuencia del fracaso de sus instituciones, aco-
Esa fue la postura de muchos catóHcos de entonces, sinteti- sadas por la inestabilidad y el desorden 20 •
:t.ntln en una apreciación de Félix Frias con respecto al papel de Es-
lnuos Unidos en América y de Inglaterra en Europa, como "nacio- Un testigo lúcido de "esa crisis asombrosa'', Félix Frías, la estu-
nes verdaderamente colocadas al frente de la civilización universal'' 17 • dió en "el más insb:uctivo de todos los libros, una revolución" y
Sin embargo es preciso destacar también la influencia del cons- puso de manifiesto, en un análisis descarnado las consecuencias
lilncionalismo francés, de raíces racionalistas en las definiciones de esas doctrinas revolucionarias, juzgando a Francia "por sus h echos,
dol enfoque liberal para la solución de los mismos problemas polí- por lo que piensa, por lo que quiere, por lo que hace". Para Frías,
ticos. sus móviles y su programa no fueron ''ni la expresión de un voto
nacional, ni la de un principio, ni la de una necesidad social" y
17 La importancia d e su actuación en el núcleo intelectual de la "Gene- cuando debió decidir su destino político, en pleno ejercicio de la
mción del 37" fue señalada por el mismo Echcverría, comentando la desta-
cudn intervención de Félix F'rías en el examen y discusión del Dogma Socia- sob eranía, "eligió a un príncipe que volvió al frente de la reacción
llsln. Ver E. Echeverría, "Dogma Socialista", en obras completas, T. IV, Ca- contra la República". Desde tal perspectiva negó a Francia el dere-
Hilvnllc, Bs. As. 1874, p. 24 y ss. Cabe mencionar también la influencia que cho de convertirse en modelo institucional americano: las contra-.
lnvo en su pensamiento la dramática experiencia política, desde el d estierro en
ll lontcvideo (1839), el cargo de Secretario del General Juan Lavalle, época
c·~ ludindn por América Tonda e11 "Don Félix Frías, secretario del General La- ta El "Curso de Política Constitucional" se d ifundió en la Argentina en
vnllo, su etapa boliviana" (Córdoba, 1956), el viaje a Europa ( 1848 ) y su la traducción libre al español realizada por Marcial López, Lawalle, Burdeos,
permanencia de siete años que lo familiarizó con los acontecimientos de la Eu- 1823 ( 2\l edición ) . Merece destacarse como una importante síntesis d el pen-
IOPII de entonces. D e este hecho da t estimonio en una serie de cartas y artícu- samiento de Benjamín Constant el trabajo "Benjamín Constant par lui meme'',
lo~ recogidos en sus "Obras Completas". Merecen destacarse "La Libertad Editions du Seuil, París, 1968.
tlu enseñanza" (París, 1858), una exposición y comentario de las vicisitudes 19 La obra de Edouard de Laboulaye fue conocida en la Argentina. Ade-
quo luvo en Francia la lucha contra el monopolio universitario de la educa- más de las ediciones francesas de Char.pentier, París, 1868 d e su "Histoire d es
e 16n y sus ap reciaciones sobre la ley francesa de 1850 (Ley FaUoux) . Reali.zó Etats Unis" ( 3 volúmenes ) o españolas de E. Perie, Sevilla, 1870-1871, pue-
ll'llill lsmo en Europa diversas visita.s a institutos educativos, regresando a Bue- den mencionarse, también de este autor, "La Liberte religieuse", Charpentier,
nn~ Aires en 1855. Sobre este autor pueden mencionarse los trabajos de Am- París, 1869 ( 4~ edición ), "Le parti liberal son programme et son avenir",
luo~lo Homero Carranza "La Juventud de FéiL'< Fría.s'', ( Seminario d e Estu- Ch arpentier, París, 1869 ( 7~ edición), "Questions Constitutionelles", Charpen-
d io~ do Ilistoria Argentina, Bs.As. 1960) , de Agustín Díaz Bialet, "Félix Frías", tier, París 1872, además de su obra literaria.
( I:(H dohn 1946 ) y "El p ensamiento español en la obra de Félix Frías", da 2
0 J. Toucbard, "Historia de las ideas ¡;:olíticas", Editorial Tecnos, Ma•
A1bt•1lo Cnturelli, (Instituto de Estudios Americanistas, Córdoba, 1951). drid, reimprensión 1970, p. 356.
l J•l\NANDO MA11'1'1NltZ l'A'/. LA I'DUCAClON AHGENTINA 2.'5
211

dicciones resullaban demasiado evidentes. Había perdido todas igualdad y fraternidad, sino y sobre todo a las postmas antineligio-
s u ~ libertades porque "no era libre moralmente y no era libre mo · sas de las corrientes liberales francesas del siglo XIX, que habían
mlmonle porque era irreligiosa'' 21 • llevado sus ataques, ocultos o directos a los principios sostenidos
Esa actitud del espíritu francés resultó sin embargo un toque por la Iglesia. D e allí la oposición al liberalismo por parte de gran-
do ntcnei6n con respecto a los p eligros de las contradicciones entre des sectores de opinión para los cuales la Argentina no estaba en
lns doctrinas y los hechos. Mostró a los argentinos la necesidad de condiciones de recibir, sin riesgo, sus radicalizadas ideas. No se
n•visa r los fundamentos de esa filosofía política y social y de buscar trataba de hablar ya ingenua~ente el lenguaje de "una política
llllCVOS esquemas capaces de conciliar los presupuestos de las demu· poética", sino de definir, con toda claridad los problemas reales que
cl'ncins modernas con las exigencias irrenunciables de la fe religiosa cerraban el paso a las aspiraciones y al progreso de casi todos los
pueblos sud-americanos.
y do los principios morales.
D e modo que el regimen liberal ofreció en América y en Eu · Uno de esos problemas era el olvido de la identidad y de los
l'OL1lt características peculiares, y si bien en ambos casos las cons- fundamentos religiosos, éticos y filosóficos enraizados en los oríge-
1 il11cion0.'t furron el fundamento de la organización de los Estados, nes de la Nación y la falsa perspectiva de transitar vías muertas,
los prillcipios se llevaron a la práctica bajo signos diferentes. en vez de afirmar un principio de orden como garantía de la li-
'i'ocquoville definió así el carácter de ambas concepciones: bertad civil y de la educación del pueblo. Sin ese principio todos
"1,os (1Jl1igrndos que fijaron su residencia en América ... desprendic- los progresos democráticos estaban llamados a ser sólo "candoro-
11111, •• .el principio de la democracia, de todos aquellos contra quie- sas ilusiones".
Jic'~ luchaban en medio de las sociedades rancias de Europa y fue Pero los caminos verdaderos no resultaban fáciles de encontrar.
c•l t'Hii . o que transplantaron a las riberas del Nuevo Mundo. Allí ha Un pueblo inmaduro en el ejercicio de la democracia, con nada más
p odido medrar libremente y caminando con las costumbres, desa- que cuarenta años de vida independiente, las contradicciones en
l'l'oilursc apaciblemente en las leyes". En Europa, por el contrario los hechos y las incoherencias en las ideas políticas, fruto de esa
"1w t.fccluó la revolución democrática en lo material de la sociedad, falta de madurez, las luchas que comprometían la estabilidad polí-
11 111 clue se hiciese en las leyes, ideas, h ábitos y costumbres la trasmu-
tica y social y por último, la diversidad de modelos de las distin-
tnción necesaria para que aprovechase aque~Ja. Tenemos la demo- tas corrientes liberales, son factores nada desdeñables para el aná-
t•rttcin, p ero no lo que debe a tenuar sus vicios y hacer que sobre-
lisis del marco ideológico que condicionaba, en ese momento, las
snlgnn sus ventajas naturales y viendo ya los males que trae en22pos
soluciones propuestas para el paí-s. 2 3
d<• si, iJ!,noramos todavía los bienes que nos puede redundar".
Y Felix Frías, rescatando la idea afirmaba: "¿Qué h acemos en El pensamiento liberal argentino tampoco desconoció esos pro-
A.m6ricn. del Sur?. Seguimos las huellas de la rutin::t revolucionaria ... blemas y sostuvo que era imposible trasladar a un "pueblo inma-
creíamos en la aurora de la revolución, en la omnipotencia de la duro", "atrasado en todo sentido" y sin instituciones sólidamente
rnzón humana. . . creíamos que una ley era secreto infalible para al- afirmadas, las propuestas o los esquemas de la filosofía política fran-
ennzarlo todo . .. y para ser liberales comp1etos y a la moda europea, cesa. Sería desconocer la realidad cualquier intento de poner en vi-
l!tn·,amos también nuestros sarcasmos contra la Cruz, la Iglesia, sus gencia doctrinas ajenas a la lústoria y al espíritu de la República 24 •
dogmas y ministros. H ijos de la H.evolución Francesa hemos reali- La solución no estaba entonces, y eso lo comprendieron bien
:tttdo en nuestro suelo todos sus excesos y no nos atrevemos todavía los hombres de la Organización Nacional, cualquiera fuera su co-
n revisar nuestras conciencias". rriente ideológica, en t-raer doctrinas o soluciones europeas. Los
A pesar de este juicio negativo, la crítica de Frías y la de mu-
problemas debían resolverse de acuerdo a las características, con-
c·llOs católicos no se dirigió a los principios democráticos de libertad,
diciones y posibilidades del país. Ese sentido realista hizo que no
21 Félix Frias, "Escritos >' Discursos", Casavalle, Bs. As. 1884, T. I V,
23 F . Frías, "Escritos y Discursos", Casavalle, Bs. As. 1884. T. I, p. 167
Jl' 210 y ss. y SS. y 24 y SS.
22 A. de Tocqueville, "La Democrac!a en Amérca del Norte', traducido
clot In 1[\' edición por D. A. de Buslamantc, París, 1837, T . I, Introducción , E. Echeverría, "Dogma Socialista", en Obras Completas, Casavalle,
24
Bs. As. 1874, T. IV, p. 30 y ss.
p. :XXlli.
LA EDUCACION Al\GgNl'INA 27
IIEI\NANDO MAU1'IN~Z rA'I.
20
"Hay constituciones de transición y creación y constituciones
w llegara n los extremos ideológicos o de hecho, de much as nacía· definitivas de conservación. Las que hoy pide la América del Sur
t1l'll ouropens que en aras de los postulados revolucionarios habían son de la primera especie, son de tiempos excepcionales" 20 •
sncrlficado instituciones, tradiciones y modos de vida.
La perspectiva nacional, fructificó en los intentos por conciliar, II) Tradici6n y conciliaci6n
en ht práctica, los presupuestos democráticos con los principios po·
líticos de inspiración cristiana, como la postura legítima para un - Liberales y católicos en la generación del 37
pnSs tradicionalmente católico y adherido al mismo tiempo a las
conquistas de las democracias modernas. "Cada hombre, cada generación tiene una misión que resulta
"Donde la democracia existe, no nominalmente sino en realidad, del Estado . . . de la sociedad que la engendra y -de cuya vida, votos,
son las creencias cristianas las que han arraigado en las costumbres ...". deseos y esperanzas participa. Nuesh·o primer deber pues para
Iglesia y Estado no debían ser poderes antagónicos. El planteo nosotl'Os. . . es observar qué deseos, qué esperanza-s, qué necesida-
no fue sólo católico como lo prueban estas palabras de Guizot: "en des manifiesta nuestra sociedad. . . y que género de luces imperio-
1'1 estado actual de las sociedades y de los espíritus, es la autoridad samente demanda".
y el orden con la autoridad lo que está en peligro. El cristianismo Y la generación de 1837, "aleccionada por el estudio, por la
les debe todo su apoyo. La causa de la autoridad civil y de la re- experiencia, por sus trabajos, por sus errores y los ajenos, aprendió
ligión cristiana es evidentemente común; el orden divino y el orden a buscar la verdad desentrañando la razón de las cosas". Por eso
humano, el Estado y la Iglesia tienen los mismos peligros y los mis- comprendió "mejor y de un modo más completo que las anterio-
l llOS enemigos".
res", las condiciones y '1as necesidades vitales del pueblo argenti-
Se abrían así nuevos caminos en la interpretación de los pro- no ,, 27 .
blemas políticos y se rescatab a el principio de conciliación, que en Esa generación "de transición", definida así por Juan María
t•:stndos Unidos había conseguido "he1manar el espíritu liberal con Gutiérrez,28 fue capaz de adecuar las ideas de las modernas demo-
~1 espíritu religioso", como la única postura realista para un país 25en cracias a las peculiaridades y características del país. En esa origi-
busca de la afirmación de sus libertades y de su independencia • nalidad radicó uno de sus méritos más significativos, al permitirle
Todos estos presupuestos se .sintetizaron en el espíritu del nuevo
derecho constitucional de las repúblicas sudamericanas. 26 J. B. Alberdi, "Bases y puntos de partida para la organización poli·

Hasta ese momento el derecho constitucional americano, de tica de la República Argentina", Besanzon, Imprenta de José Jacquin, 1856.
27 E. Echeverría, "Dogma Socialista",, en Obras completas, Casavalle, Bs.
fuentes innegablemente españolas parecia oponerse a los intereses As. 1874, T. IV, p. 6 y ss. Con respecto a Ia dimensión h istórica de los hom-
de tm progreso tanto material como industrial, del que dependía bres que actuaron en ese momento, ver Carlos Alberto F loria, "Proyección
su porvenir. "Expresión de las necesidades de otro tiempo'' ya no histórica de una generación d esamparadá', en Revista Criterio, N9 1243.
p. 649 y ss.
l'Stnba en am1onía con las exigencias y prioridades más acuciantes 28 Su personalidad y su obra ha sido valorada por sus contemporáneos,
Llcl continente. entre ellos Juan Bautista Alberdi y Avellaneda. Gran cantidad de estudios
Los trabajos constitucionales debían pues partir de la nueva resaltan sus trabajos literarios o sus aportes a la organizaci.ón nacional. Inte-
grante de la Asociación de Mayo y cobborador de Esteban Echeverría, pu-
silunción americana. blicó con el editor Carlos CasavaUe las Obras Completas de este último, pre-
''La América de hace treinta años, decía Alberdi, sólo miró la cedidas de una extensa noticia biográfica. Su obra educativa fue múltiple;
llhortnd y la independencia, para ellas escdbió sus constituciones". entre sus actividades merecen destacarse su tarea en la Comisión que elabo-
Pe ro ya no p odía ser esa ]a perspectiva a tener en cuenta; el proble- l'Ó el Proyecto de Insbucci6n General y Universitaria, junto a Jacques, Larra-
lllll cm "organizar y constituir los grandes medios prácticos de sacar que, etc. y su rectorado de la Universidad de Buenos Aires. Por encargo del
Gobiemo de la Provincia de Buenos Aires estructuró las bases de una L ey
t\ n¡(·rica emancipada del estado oscuro y subalterno en que se Orgánica de Instrucción Pública, verdadera síntesis de sus ideas en materia
••llt-ncnlra". de política educ::tcional y autonomía universitaria. Tuvo asimismo gran difu.
1.ll Constitución próxima a dictarse, estaba llamada a satisfacer sión su " Noticia histórica sobre eJ origen y desarrollo de la enseñanza públi-
ca en Buenos Aires" ( 1868) , precedida por un estudio de Alberdi sobre este
1 '~11'1 Jlcccsidndes concretas. autor. "La Cultura Argentina" lo reeditó en 1915. Se ha ocupado especial·
mente en señalar su lugar en la cultura y en la universidad Juan Mantovani en
llll F . Frlns, "Escritos y Discursos", Casavalle, Bs. As. 1884, T. I p. 30 "Filósofos y Educadores", El Ateneo, Bs. As. 1962.
V 179. y SS.
FER!\ANDO MARTINEZ PAZ
28 LA EDUCACIO:-. ARGENTINA 29

t'Xlwcsur un esquema político en el que confluyeron dos vertientes, centradas de un mismo problema. 30 Las dificultades surgían sobre
t•l ealolicismo y el liberalismo, convirtiéndose, al mismo tiempo en todo en los planteas de las cuestiones que involucraban problemas
111111 de lns fuente.> ideológicas de los hombres de la Organización religiosos. Las propuestas del nominalismo aparecieron en todas las
Nucional. p osturas liberales y se proyectaron en actitudes que declaraban la
F ue el suyo un pensamiento con perfiles propios, en el que ruptura enh·e la fe y la ciencia. Si bien sus formas pudieron ser
11n i6 la~ corrientes filosóficas liberales y los principios d el jusna- d iversas no por eso dejaron de estar presentes en el p ensamiento
t nrnlismo cristiano, p ara proponer una democracia alejada del so- liberal de esta generación.
ciltli ~mo roussoniano o saint-simoniano que dominaba entonces la La crítica a la Revelación primero y luego su rechazo, dieron
29
política europea, tal como lo señalara Alberdi • cauce a un deísmo que se convirtió en una religiosidad moralista
No resultó una tarea fácil porque los inconvenientes eran muchos : y estoica, con contenidos meramente naturales. Tal naturalismo re -
snpt'rar los viejos conflictos; proponer con realismo el camino de ligioso llevaba implícito un concepto subjetivo de la verdad y colo-
ht democracia; depurar las ideologías extremas; entroncar la tradi- caba a todas las religiones en el mismo plano de validez. En con-
ción con los nuevos modos de convivencia política ; reemplazar las secuencia, no podía hablarse de una religión verdadera.
unliguas instituciones por los modelos jurídico-políticos de la de- Estas ideas fueron pronto las predominantes : con principios
II IOCrncia; presentar un programa concreto de acción política y de afirmados en la naturaleza, en la razón erigida en realidad indep en-
md('n social a un p aís desgastado p or largos años de luch as inter- diente y autónoma, sostendrían una relación hombre-D ios p uramen-
nu<~. So estaba frente a una sociedad dividida en "dos facciones i.rre~ te subjetiva. El sentimiento religioso com enzó a adquirir poco a
t'tllll'ilinbles por sus odios como por sus t endencias"; la facción "fe- poco el valor de religión positiva.
dt•rttl. vencedora" y con apoyo en masas populares y la "facción De allí a atacar la autoridad de la Iglesia, acusándola de oscu-
tnlllnrht, minoría vencida", cuyas propuestas carecían de criterios rantismo y autoritarismo hubo un solo paso.
lm·nll sln<;. El xelativismo v el naturalismo fueron a su vez elementos im-
Sn situación "en medio d e ambas facciones era singular" : en 1Jortantes para defi~ir otro de los presupuestos básicos de la frac-
lo'l f(·ucrulcs creaba desconfianza p orque "la hallab an poco dispues- ción libera l del 37: la idea de tolerancia religiosa. No llegó a ser sin
tu n nccptar su librea de vasallaje" y en los unitarios '1ástima y me- embargo la tolerancia auténtica de una pluralidad de convicciones,
nosprcdo porque la creían federalizada". Fue pues una generación porque no reconoció a la religión como un valor en si: el bien a
''nlslnc.la", cuyas vertientes ideológicas originaron un problema que resguardar era la libertad religiosa pero como una de las tantas di-
11U llegaría a resolverse de una manera completa : la falta de una-
mensiones de la libertad. Y fue esa "tolerancia dogmática", alejada
nimidad en las definiciones de fondo con respecto a muchos t e- del concepto cristiano de tolerancia, la que intentó un golpe de
ll lUS filos6fíco-po1íticos, con las consiguientes interpretaciones en-
muerte al catolicismo 31 •
La síntesis de este p ensamiento liberal aparece expresada con
~u De In abundante bibliografía sobre Juan Bautista Alberdi merece des-
llli:II I'SO In ohrn de Juan M. l\1uyer, "Alberdi y su tiempo" ( EU DEBA, Ds. As. toclu claridad en los siguientes párrafos de E steban Echeverría uno
l l)fl[l). U 1111 interpretación sob-re Albei tli y la Constitución de 185S se encuen· de los hombres más l'epresentativos de la generación del 37: "no
tm l'll el trab ajo d e F rancisco Dmá "Iglesia y E stado'',. (Cursos de Cultura ('laborar teorías en abstracto, sino deducir de nuestro modo de ser
( :nt6lkn, Bs. As. 1927 ). Cabe señalar la siguiente apreciación del pensamien- social una doctrina realizable y adecuada" ; no cci'íirse "a una simple
to n •lti(IOSO do Alberdi, analizado por d icho autor : "Y es que Alberdi, como
h1 lllllyodu ele los colaboradores en la Constitución Argentina en 1853, sin profesión de nuestra fe religiosa, puesto que nadie tiene derecho
hnht••· sitio propiamente nnos descreídos, estaban muy lejos de comprender el pam interrogarnos sobre este punto, ni a nadie tampoco puede in-
''• 1dnd1•1u m(•lito dr In fr religiosa y su insustituible función vital dentro de 1l ·rc•snrlc".
In MK'il•dml. Ellos conocinn a fondo las resacas jurídicas del regalismo janse- Sin embargo. considerando "el hecho real indestructible" de la
,d~l n 1 olonlnl y sólo vnlomhnn a In religión como instrumento político ele domi-
unC'f(ul y v,ohh•1no". De ahí qu e en vez de creer y profesar In doctrina de n i~o lC'nc ia ele una religión mayoritaria en la R epública, era preciso
q 11•• l11 lt•111(16n ~t·n \11 protectora del E stado, en rnz6n del orden social q ue
IHI~'III Il, II Wdtnnll' ¡•) o•·d¡•n moral qnc impone, Alhcrdi enseñó que es ol Es· IIU K Euhoverría, " Dogma Socialista'' en Obras 'Gompletas, Casavalle,
l11d 11 t¡11h•11 pmi••Ko u lo rrllgl(lll". Ella (In Nnci6n) - nos d ico- ... doh" 11•. As. J 87tl, '1', IV p. 5 y ss.
u1 .111I111 Hr y pl tlll'J'I' I' u In l't•li i{IÓH do u uost•·os pndrcs como lo prhllL't'n nt•o•··
ll l G, Mnrttnn, La Iglesia, de Lutero a nuestros días, T. III, Epoca del
•hl"d dt• 11111 ·~hu llldt•u ~uctnl y polltlco". 1 lhr• niiNIIItl, J•:dldon('S Cl'istinndntl, Madrid 1974, p. 44.
Ffl:RNANDO MARTI NJ1:7. Pi\7. J-A !;OUCACION ARGENTINA 31
:10

:.omt•lc.wln. n crilerios filosóficos. "Siendo la religión cristiana bajo la Frente a estos enfoques contradictorios aparece el pensamiento
fOI'mn católica la religión del pueblo" era un deber respetarla para católico de la generación del 37, cuestionando las posiciones filosó-
"no 1>uhlcvar antipatías". ficas y religiosas de sus representantes liberales.
La religión cristiana, "adulterada, corrompida y contaminada, Facundo Zuviría al analizar el origen de las actitudes contrarias
t-.1 so quiere con todas las impurezas del catolicismo" era la religión a la Iglesia escribió entonces: '' ... se confundió el altar con sus ser-
do ln mayoría y "sería insensato arrancar de un golpe" esa creencia vidores, la ley con los abusos de ella, la religión con el fanatismo".
.~ In ofrecer otra mejor, que "no somos apóstoles de una nueva reli- Y así muchos hombres de aquel tiempo ignorantes de '1a íntima
gión, sino de una doctrina socialista". alianza del cristianismo con la libertad" participaron del esphitu
íneligioso, aliado de las ideas políticas proclamadas por la Revolu-
La tarea a realizar por el liberalismo debía concretarse a difun-
ción Francesa 33•
dir el principio de la libertad de conciencia y de cultos y el de la
M'¡>aración e independencia de la sociedad religiosa y la civil, para También Félix Frías señaló en su "Carta a Montalembert" los
c¡uo ningún hombre o potestad terrestre tuviera derecho a mediar errores de un liberalismo que creyó posible establecer leyes positi-
c•nlro Dios y la conciencia humana. Se abriría así el camino para vas al margen de las leyes sobrenaturales.
nla<:nr la autoridad infalible de la Iglesia y del Papa, destruir la La "revolución en marcha" y "ese loco liberalismo", ganando
~onpcrstición y vencer al catolicismo. Pero lograrlo no seda fácil, terreno día a día contaban con seguidores cada vez más "ciegos y
¡mes una lucha de siglos no había conseguido aniquilar en Europa apasionados'' y en su afán por destmir creencias, leyes y costumbres,
" lll lnflúcncia de ese poder colosal que se sienta en el Vaticano". impedían levantar sobre bases sólidas las instituciones libres. Porque
una revolución irreligiosa como la francesa sería irremediablemente
Por otra parte es preciso señalar las perspectivas deístas y es-
inmoral y sin fundamentos morales sólo podría ser anárquica.
pll'ilunlista de muchos liberales de esa generación. El propio Eche-
wn·ín sei'íaló que: ''Todos los deberes nacen de la ley moral o lo
que es lo mismo de la religión, porque sin ella la moral no tiene
mulado en Buenos Aires por el escritor americano de que nos ocupamos", por
J ut•r;.;a obligatoria, ni autoridad, ni sanción". . . ''El hombre pues está cuanto "la Revolución F'rancesa de Febrero no ha dado a luz una sola idea
d(•Slinado a realizar el orden o el bien por medio de la práctica de liberal que no estuviese propagada en la juventud de Buenos Aires desde diez
la ley moral, que no es otra cosa que la religión misma. . . y en eso años atrás". (E. Echeverría, Necrología, por D. Juan Bautista Alberdi, en
Obras Completas, Casavalle, Bs. As. 1874, T.V, p. LX..'\:XVI y ss.) La inter-
consiste su más alta y noble misión". pretación del socialismo de Echeverría hecha por PauJ Groussac fue cuestio-
Aparecen aquí claramente dos elementos importantes de este nada entre otros por Abe] Chaneton como consecuencia de "una efectiva falta
pensamiento: por una parte el ataque a la Iglesia, consecuencia del de información'' . . . "solo explicable si se tiene en cuenta que se trata d e
uno de sus primeros ensayos literarios". (Abel Chaneton, "Retomo a Echeve-
l'C'gulismo, del galicanismo y de muchas de las tesis de la Revo- rría", Ediciones Ayacucho, Bs. As. 1944). La misma interpretación de Chanetoa
lnción de febrero en Francia, que le había ofrecido la "tl'inidad de- es sostenida por Alfredo Palacios en "Esteban Echeverría, Albacea del pensa-
mocrática" de la igualdad, la libertad y la fTaternidad. Por otra, miento de Mayo", (Editorial Claridad, Bs. As. 1951). Manuel Río tampoco con-
sidera el pensamiento de Echeverría como resultado de la influencia directa del
Jn aceptación de una serie de principios del Evangelio, sobre todo socialismo francés. Avala su opinión con la respuesta de Echeverría a Pedro
''c•se derecho divino del amor al prójimo", síntesis de "toda la ley de Angelis en relación con el saint-simonismo. (Manuel Río, "Programa para
rnoral que gobierna las inteligencias libres" 32 • un estudio de Historia Argentina", Bs. As. 1955). Con respecto al mismo tema,
cabe señalar también la opinión de Ambrosio Romero Carranza acerca de la
actitud de Félix Frías, que "nunca se disculpó de haber contribuido a la re-
:l:l E. Echeverría, "Exposiciones hechas en la Asociación de Mayo" en dacción de un credo socialista, porque jamás consideró como tal el "Código
Ohms Completas, Casavalle, Bs. As. 1874, T. V. p. 364 y ss. Con respecto al de la Joven Argentina". (A. Romero Carranza, "Félix Frías y las ideas socia-
d¡.¡nlflcndo de la obra de Echeverría existen diversas interpretaciones. De en- les del núcleo intelectual del 37", Revista Criterio, NO 1215, p. 492 y ss.
1111 lr1 numerosa bibliografía pueden recogerse las siguientes: ¿Como no habría
1111 nhumlonarse a las seducciones del saintsimonismo un espíritu tan escaso 3 3 F. Zuviría, "Discur,sos morales", Imprenta de José Joaquín, 1863, p. 194
ll11 vorclndcra originalidad como Echeverría? (Raúl A. Orgaz, "Echeverría y el y ss. Las Obras de Facundo Zuviría recogidas de los Discursos y Escritos po-
'iu iiii ·Himon ismo", Imprenta Argentina, Córdoba, 1934). Por su parte Juan líticos ( 1863) y en especial "El principio religioso como elemento de orden
llnu iiNh\ Alberdi en una Nota Necrológica fechada en Valparaíso en 1851, social, político y económico (París 1860) tuvieron gran repercusión en su épo-
llt·~ l nc•6 que "el socialismo originado por ese movimiento (el saint-simonismo) ca. Sobre la proyección de su obra ver José María Zuviría "Los Constituyentes
hu ht•t•ho incurrir en el error de suponer idéntico a ese loco sistema, el for- de 1858", L ajouane, Editor, Bs. As. 1889.
:32 F~~ l\:-iA N il O MAnTrNe:z rAZ
LA EDUCACION ARGENTINA 33

Sin embargo no estuvo en el liberalismo la única alternativa. D e modo que buscaron la unidad por caminos inéditos: dijeron
l•'rlns vio, como se ha dicho, en la d emocracia de Estados Unidos "no a la unidad d e forma del u nitarismo" y a la "unidad despótica
y ele lng latcrm, un nuevo estilo político, en el que convergían, en del federalismo'', para log rar una unión "intrínseca y animada" cu-
' un desenvolvimiento fcícil, natural y espontáneo", el espíritu libe- yos fundamentos estaban "en la concentración y acción de las ca·
mi y el espíritu religioso, sin separar las convicciones políticas de pacidades físicas y morales" de todos los ciudadanos 35•
l:l fe : ambos pueblos, por hab er sido morales fueron capaces de ser Estas perspectivas comunes muestran dos elementos imp ortan-
libres. tes para definir, con perfiles m ás rigurosos, el contenido de las
Su pensamiento acerca de "Las dos Revoluciones'' aparece di- propuestas políticas: la tradición y la conciliación.
rc•ctamcntc entroncado con el juicio de Tocqucville en su análisis No fue sin embargo a la tradición española del descubrimiento
de la democracia en América del Norte; una contradictoria y anár- y la conquista a la que hicieron referencia, sino a aquella nacida
<Luica, la francesa, otra democrática y cristiana, la americana. en 1810 "por la potente y unifom1e voluntad del pueblo" cuando
Religión, moral y democracia fueron pues las ideas claves de la R epública comenzó a f01mar parte del "desenvolvimiento progre-
la acción política y social para los católicos de la generación de sivo de la vida de la humanidad". ..
1A37. Por eso pudieron de cir que '1a única democracia verdadera es El pueblo necesitaba ya una polítka, una legislación y una ense-
la democracia pacífica y crisiana, la otra es la "democracia revo- ñanza propias y acomodadas a su ser, tal como lo hiciera notar Mar-
lncionaria y guerrera'' que desde Europa trasladó "el teatro princi- cos Sastre, otro de los hombres representativos de esta generación 36 •
pnl dc ·sus proezas a América d el Sur".34 De esas ideas parece nacer el anti-hispanismo que muchas veces
Puede afümar:;e entonces que si bien en el aspecto religioso les fuera reprochado.
t 1 pensamiento de la generación del 37 no tuvo unidad , sí la tuvo Pero una España también esclavizada, no pudo, en la opinión
t ' ll los problemas políticos y educativos. Las diferencias no fueron de Zuviría, enseñar '1o que ella no sabía, ni ofrecer lo que no te·
1111 obstáculo en la búsqueda de nuevas propuestas, pues sus ideas nía" y no supo tampoco "educar para la libertad" porque siempre
M' forma ron sin mezclarse en guerras fraticidas y sin compartir los se ubicó en "un puesto humilde e ignorado en la escala de la civi-
odios que agitaban el país, según lo afirmara el propio Echeverría. lización europea'' 37 •
Esa circunstancia la colocó al margen de posiciones irreducti·
bies y le mostró la necesidad d e buscar en los principios de la Re- ss E . Echeverría, "Dogma Socialista", en Obras Completas, CasavaHeo,
volución de Mayo y en la realidad histórica argentina las propues- Bs. As. 1874, T. IV, p. 6, 75 y 24.
tas políticas y sociales capaces de orientar la definitiva organiza- 3B M. Sastre, "Ojeada filos ófica sobre el estado presente y la suerte futu-
ra de la Nación Argentina", en "Discursos pronunciados el día de la apertura
ción rep ublicana. del Salón Literario", Imprenta de la Independencia, Ds. As. 1837, p. 10. Se
Su trabajo "se eslab onaba a la tradición", punto de partida recuerda a Marcos Sastre como uno d e los principales maestros argentinos,
para alcanzar como legítim:1 here ncia las propuestas de Mayo, pero ocupando cargos como la Vocalía del Consejo Nacional de Educac'ón. Anto-
nio Salvadores le dedica un trabajo, "El maesb·o Don Marcos Sastre", en Re-
''sin desconocer lo obrado por el enemigo". Desecharlo significaría vista Universidad (Universidad Nacional del Litoral) NO 8, año 1941. Guiller-
aniquilar "todo germen de progreso, toda luz de criterio para dis- mo Furlong señala en su obra "La Tradición religiosa de la escuela argenti-
eernir racionalmente el caos" de la vida social. La historia exigía na'' que en "La guía del Preceptor", Sastre abogó abiertamente por la ins-
si, una postura nueva para encontrar la solución pacífica de los trucción religiosa: " ... todo preceptor que pretenda dirigir con acierto la edu-
cación de la juventud d ebe estar compenetmdo de esta grave verdad: el fin
problemas e n una síntesis más alta, más nacional y más completa del hombre no son los goces terrenales, sino la obtención de la vida etema
que los anteriores intentos para organizar políticamente el país. m ediante la práctica del bien y la observancia de la ley suprema d e amar a
Así como só]o h abía un modo de ser del pueblo ru:gentino, una Dios y al prójimo por amor a Dios. Por esto la falta de una enseñanz.a religio-
sa constante, seria, metódica, sería suficiente para hacer malograr todos los
~;ol a sería la solución adecuada; hacer que la democracia argen- frutos que de ella se esperan". Del m'smo modo en los "Consejos de oro so-
ti na marchara hacia el d esarrollo pacífico y normal hasta constituir bre la educación" ( 1870) insiste Sastre acerca d e la necesidad de la instruc-
nnn verdadera democracia. ción religiosa de la juventud.
8 7 F'. Zuviría, op. cit. p . 126; J. M. Gutiérrez en: "Antecedentes de la
Asociación de Mayo", Homenaje del Honorable Concejo Deliberante de la
;J<J F . Frías, "Escritos y Discursos", Casavalle, Bs. As. 1884, T. IV, p. 50, Ciudad de Buenos Aires en el Centenario de su fund ación ( 1837-1937), Bs.
<17fí y SS. y 429 y SS. As. 1939, p. 53.
:~11
JIJr.HNANOO MARTINEZ PAZ LA EOUCACION ARGENTlNA 35

l,ns rn{ccs de tal rechazo, que parecería la negación de sus No podía proclamarse la soberanía popular, creyendo que estas
orlgcnes, p or parte precisamente de aquellos que pretendían res- palabras, sin base en las costumbres y en una educación religiosa
<'H lttr el carácter distintivo de su pueblo, puede rastrearse en un y moral, fuesen "algo más que palabras vacías de todo sentido prác-
pensamiento nutrido en el destierro por corrientes filosóficas, po- lico"11.
Hi len~ y aún religiosas, más adecuadas que las ofrecidas por España La soberanía significaba en ese momento "un mayor grado de
Nl. el siglo XVIII. Nadie dudaba, que en Francia o en Estados civilización". Si todo estaba en manos del pueblo, éste tenía el deber
Unidos estaba el germen ideológico de las nuevas propuestas repu- de una responsabilidad ante la tarea de afianzar la República des-
hlicnnns. pués de los años de sometimiento.
El país no estaba formado tampoco por hombres de exclusiva Y por lo mismo que se afirmaron en la conciliación, en las raíces
nsccnclcncia española. "Europeos americanos", al decir de Alberdi, de Mayo y en el carácter d el pueb lo los principios que habrían ce
moslrnron una clara detenninación de no identificarse sólo con lo ofrecer la base para una definitiva organización democrática, se vio
t':-.pnñol. Y no puede olvidarse, con respecto a este problema la pro- con toda claridad que cualquier "trabajo de reconstrucción" sólido
ximidad histórica de las luchas por la independencia, un factor de- y dmadero debía empezar por la enseñanza. La educación se con-
f'l¡,lvo en el cuestionamiento a la obra civilizadora de España. Sin virtió así en el soporte de todos los proyectos y reveló en sus con-
nmb11rp;o, de España quedaron los fundamentos católicos de su cul- tenidos los tres principios básicos que sustentaron la filosofía y la
lill'fl, <JUO en mayor o menor grado y con diversas interpretaciones, p olítica educativa de la generación del 37: su fe en la educación como
IIL)IIl'CCicron en todos los debates ideológicos de entonces. uno de los factores claves para la organización social, la necesidad
i\ s{ comenzó una tarea dirigida a establecer "una paz legítima de un contenido ético-religioso en la enseñanza y la educación cris-
y p;lol'iosn" uniendo por sobre las discrepancias las ideas comunes tiana como un elemento básico para el equilibrio de las sociedades
IIC!I'I'Cn do la Constitución y la organización nacional. Se trataba
democráticas.
del conciliar, "en la armonía, los dos principios rivales'· para for-
lltlll nl' "un sistema de creencias comunes" que sirviera de guía en
Una República edificada sob,·e esos cimientos alcanzaría, en últi-
1•sos momentos decisivos para el país 38 •
ma instancia su verdadero significado, "la más alta y la más amplia
realización social de la moral de la razón y la moral del Evangelio...• 2
J .a independencia se había conquistado y se había conquistado
lnmbi6n "la escala más elevada de la civilización, la democracia" El contenido ético de la enseñanza y su orientación democráti-
poro faltaban las virtudes republicanas, los elementos más impor- ca fueron puntos claves a este respecto, pero también temas en los
lnntcs de un gobierno popular. que se pusieron de manifiesto los distintos orígenes ideológicos y
En esa situación, "¿cómo podrían las instituciones liberales crear filosóficos.
lns virtudes y las luces?" cuando e1las dependían también de las Por una parte, los hombres liberales, identificaron religión, sen-
luces y de las virtudes 89 • timentalismo religioso y moral, atacando y cuestionando a la vez
Si se ignoraba lo que era la patria, la libertad, el derecho de Ja autoridad de la Iglesia y del Papa y considerando el ministerio
~> nfrn~io y representación, el significado de los deberes del hombre sacerdotal como algo independiente de la religión.43
y del ciudadano, quedaría :¡.nula do el principio de la soberanía Y al mismo tiempo afirmaban como presupuestos fundamentales
popular: •'una república no se realiza con la soberanía de los igno- de la enseñanza la creencia "en la obra de Dios", en sus '1eyes ne-
l'llll tes". 10. cesarias'', en cuanto "leyes del orden, que cada ser en el universo,
como agente de la ley de Dios está destinado a realizar", a fin de
ne E. Echeverría, "Dogma Socialista", en Obras Completas, Casavalle, Bs. concurrir al "mantenimiento del orden universal".
As. !87•1, T. IV, p . 191 y ss.
:10 !vi. Sa~tre, "Ojeada filosófica sobre el estado presente y la suerte fu-
1111 •\ do la Nnci6n Argentina:'' en Discursos pronunciados el día de la apertura 41.F. Zuviría, "Discmsos Morales", Imprenta de José Jacquin, p. 126.
¡lt•l Salón Lilcmrio, Imprenta Independencia, Bs. As. 1837, p. 11. ~ "Antecedentes de la Asociación de Mayo", Homenaje del Honorable
•lO E. Echcverría, "Manual de Enseñanza moral", en Obras Completas, Concejo Deliberante de la ciudad de Buenos Aires en el Centenario de su
1:ns¡IVILllo, Ds. As. 1874, T. IV, p . 338. F. Frías "Escritos y Discursos", Casa- fundación (1837-1937), Bs. As. 1939, p. 45.
v.dl!l, lls. As. 1884, p. 25 y 170. 48 F. Zuviría, op. cit. p. 194 y ss.
J, A J!:I)UCACION AI\GENTINA
37
3(i l"m\NANDO lviARTINEZ l'AZ

lnnto ni sabio como al ignorante", obligando a "las mismas pdtcli-


No puede dejar de reiterarse entonces que los principios del cns al rico y al pobre", las "mismas austeridades al poderoso y a l
p ensamiento liberal de esta generación, respondieron al deísmo y al c•mlcblc". Dz modo que se confundían "todas las clases de la sociedad
naturalismo filosófico emopeo y no a la doctrina social de la Iglesia a l pie del mismo altar, así como están confundidas ante los ojos de
o a In filosofía católica. Dios". De ese modo los católicos de Estados Unidos eran "los fieles
Porque aunque toda su obra escrita, salvo algunas y contadas más sumisos, al mismo tiempo que los ciudadanos más indepen-
cxccpdones adhirió a la doctrina de Cristo, "doctrina d e salud y re· dientes'' .16
clcnción'', Dios aparecía como el único juez de los actos humanos No se trataba sólo de un testimonio de fe religiosa, sino que
y ninguna autoridad t erresh·e tenía derecho a "usurpar esa prerroga- ésta, traducida en actitudes cívicas y políticas, había logrado conci-
tiva divina" sin desnaturalizar la libertad de conciencia. El culto liar los principios d e la democracia con los dogmas católicos, seña-
so convirtió así "en la parte visible o en la manifestación exterior lando un nuevo camino a las repúblicas que intentaban llevar ade-
ele la religión", es decir quedó despojado de todo contenido espi- lante su recién conquistada independencia.
ritual o sobrenatural. De allí que el sacerdote, en cuanto ministro Estas ideas hicieron decir a Frías: •'aprendamos con los Ame-
de un culto definido en tales términos, debía considerar su sacer- ricanos del Norte a hermanar el espíritu liberal con el espíritu reli-
docio "un cargo público''.
g ioso y si queremos ser libres de verdad seamos católicos".47
Por otra parte interpretaron algunos preceptos del cristianismo
"en desacuerdo" con la organización de las sociedades: "el cdstia- Ambas posiciones, la liberal y la católica, se expresaron, como
nism0 enseña negación de las cosas mundanas, desprendimiento de se verá más adelante, aunque con distintos matices, en muchos de-
Jos intereses t enesh·es, absorción del hombre en Dios o en la idea bates ideológicos, dando lugar a diversas y contradictorias interpre.
exclusiva de la salvación de su alma. El cristianismo predica la taciones del texto constitucional, tanto en relación con planteas que
humildad y dice: si te hieren en una mejilla presenta la oh-a a la llevaban implícito el problema religioso, como con respecto a los
mano de tu adversario; humildad que no tolera el honor del hombre objetivos y contenidos de la enseñanza.
social" .44
Tal sentimiento religioso sólo se sostuvo en un deísmo que ex· - La síntesis
presó su fe en un Dios abstracto; se trataba en síntesis, de enseñar
una "religión de la razón''. Señaladas ya las dos fuentes ideológicas de los hombres que
Las propuestas católicas sostuvieron también la necesidad de habrían de llevar a cabo la organización jurídico-política ·de la Re-
"fomentar el sentimiento religioso" pero desde una perspectiva to- pública, el constitucionalismo y el pensamiento de la llamada "Ge-
t·nlmente opuesta. neración del 37", es importante considerar en especial una obra, que
D ebía fundarse en "la moral religiosa" distinta de la filosófica, por su trascendencia se convirtió en el antecedente directo de la
en cuanto aquella "es fija, constante e inva.Jiable en sus principios" ... Constitución Nacional sancionada en el año 1853: las "Bases y pun-
y en cuanto tiene por base "dogmas cuya creencia no es esencial en tos de pa1tida para la organización política de la República Argen-
In constitución de la moral filosófica" 4 s. tina'', de Juan Bautista Alberdi.
Avalaron sus argumentos con el ejemplo práctico de los Estados Su autor la definió como "una obra de acción" aunque ..pensa-
Unidos descripto por Tocqueville en ''La Democracia en América". da con reposo'', y capaz de expresar con un sentido histórico la "unión
Para Tocqueville los católicos de Norte América forman la parte viva" de los elementos propios del pueblo, elementos de los que
ll1{ts democrática y republicana que allí existe. El catolicismo re- no podía desprenderse, del mismo m odo que "el hombre no es
sultaba como religión positiva "una de las más favorables para la libre de abandonar por su voluntad" aquello "que recibió al nacer
igualdad de condiciones" tanto con respecto a la constitución del como herencia de sus padres''.
pueblo, como en lo referido a sus dogmas, al poner "en el mismo
nivel a todas las inteligencias", sujetando a ' 'las mismas creencias, 46 A. de Tocqueville, "La Democracia en la América dei Norte'', Tradu.
cido de la 4" Edici6n por D. A. Sánchez de Bustamante, París 1837, T. II,
~4 E. Echeverría, "Manual de Enseñanza Moral", en Obras Completas, Cap. 9, p. 236.
í:nsnvnlle, Ds. As. 1874, T. IV, p. 346 y "Dogma Socialista", en Ibid. p. 138 y ss. 47 F. Frías, "Escritos y Discursos", Casavalle, Bs. As. 1884, p. 257 y ss.
15 F. ZuvirÍa, op. cit., p. 180.
l•'t•:HNANDO MAn'l'l N I~'l. 1'11'1. l~ JJU CAC I ON
313 LA AllG.JJ:N'l'lNA 30
Fue nnn síntesis del p ensamiento argentino de ese momento, Sin embargo, todavía Europa resultaba "antipática por su do-
hecho que debe tenerse. en cuenta, pues los períodos posteriores no minación y por su monarquismo" 51 •
expresaron ya sus tendencias conciliadoras. Esa desconfianza a lo español se tradujo erróneamente, en un
En cuanto síntesis colocó, por sobre las corrientes políticas, "el "espíritu de reserva, de prevención y de temor hacía Europa'' y las
buen sentido" de su época y la "experiencia" del país, calando hondo constituciones que hasta ese momento se había dado el país, sobre
en las cuestiones fundamentales, para ofrecer objetivos concretos todo la de 1826, se dictaron bajo la influencia de las legislaciones
posibles 48 • republicanas francesas y norteamericanas, sin un análisis profundo
Sus ideas fueron "el prontuario favorito de los miembros del ele las diferencias culturales, económicas y p olíticas de aquellos pue-
Congreso que dio la Carta de Mayo" y al mostrar el verdadero sen- blos, invalidando o haciendo incongmentes muchas disposiciones.
tido de muchas instituciones democráticas, se constituyó en el fun-
La crítica a las Constituciones Argentinas, llevadas a cabo por
damento de "un sistema de leyes" capaz de conducir a la Repú- Alberdi destacó, como defectos sustanciales, "la imitación" y "la
blica al grado de prosperidad de los más modernos estados 40• falta de miginaliclad" y descubrió en esas carencias las raíces ele
A través de las Bases pudieron descubrirse también los defectos sus desarmonías con los intereses del país.
y las causas de las situaciones desalentadoras por las que atravesa-
ban las Repúblicas de habla española y a las que no habían logrado El grave error de los Constituyentes de 1826, había consistido
poner término ninguna de las Constitudones Sud-Americanas, dicta- por ejemplo, en afirmar que "en materia de constituciones ya no pue-
das en vista de dos intereses vitales en ese momento, la indepen- de crearse''.
dencia y la libertad exterior. La nueva propuesta constitucional, por el contrario, atenta al
"Se hacía consistir y se definía todo el mal de América en su carácter de los problemas que habrían de solucionarse con mayor
dependencia de un gobierno conquistador perteneciente a Europa, urgencia, superó los viejos esquemas argentinos, abriéndose a una
se miraba por consiguiente, todo el remedio del mal en el aleja- multiplicidad de temas, población, ferrocarriles, comercio, derecho
miento del influjo de Europa'' 50 • a la propiedad, al trabajo, a la educación, que si bien "no dejaban
Ese no parecía, sin embargo, el modo correcto de resolver los de figurar escritos" en las Constituciones anteriores, sólo fueron
problemas, que por otra parte ninguna de las Repúblicas Sud Ame- "pormenores y detalles destinados a hermosear el conjunto". 52
ricanas habían logrado superar. La dominación militar y política
De allí su profunda comprensión del cüma político, social y
ele España fue vencida, pero subsistían la "soledad'', el "atraso", la
"pobreza'', el "despotismo", más radicado "en los usos que en los económico del país y sus acertadas respuestas a los condicionamien-
gobiernos'. tos locale<:, y de allí también que se tuvieran especialmente en
Esos verdaderos enemigos no se vencerían "echando a Euro- cuenta la capacidad de los habitantes, las características del suelo,
pa", sino llevando a cabe, 'egún el nuevo espíritu americano, la el estado de la cultura y la enseñanza, la extensión del territorio. 53
obra empezada tres siglos antes por España. Porque se trataba sobre todo de asegurar '1a conquista del ge-
América desierta y despoblada, debía atraer a Europa, para nio americano" a través de una "forma de civilización propia'', que
que la civilízara "libre por sus poblaciones'', como la había civili- terminando la obra de Mayo, rompiera las cadenas de la inteligencia
zado "esclava por sus gobiernos". con las que todavía el país permanecía atado a Europa.
La inmigración como medio de progreso y ele cultura, se con- Tal conquista suponía a su vez una "filosofía americana" "po-
virtió en una de las propuestas más importantes a tener en cuen- sitiva y realista en sus procederes, republicana en su espíritu y su
ta con respecto a las posibilidades de realización de las ideas fun- destino''.
damentales de la organización nacional.
Quedaba señalada a sí la urgencia de un esquema político como
48 J. B. Alberdi, "Bases y puntos de partida para la organización política
fa ctor clave ele orientación con respecto a los problemas vinculados
de la República Argentina", Besanzon, Imprenta de José Jacquin, 1856, p. 58.
40 J. M. Mayer, "Alberdi y su tiempo", EUDEBA, Bs. As. 1963, p. 452. 51 !bid, pgs. 66 y 144.
50 J. B. Alberdi, "Bases y puntos de partida para la organización política 52 Ibid, p. 2 y SS.
de la República Argentina", Besanzon, Imprenta de José Jacquin, 1856, p. 2 y ss. sa J. M. Mayer, "Alberdi y su tiempo", EUDEBA, Bs. As. 1963, p. 469.
liJWNANOO MATI'l'INEZ l'A'l LA IJ:I)OCAClON Al\GU:N'l'JNA
10 IJL

n los destinos generales del país y como un elemento importante diciones del país: el hecho de resultar necesariamente una copia de
pnrn perfilar una verdadera naciona1idad, instancia fundamental la instrucción europea redundó en perjuicio de quienes la recibían
para la conciencia p olítica de la segunda mitad del siglo XIX 54 , y no dio los frutos esperados.
"Los que quieren ser libres deben saber que todo pueblo que En síntesis, era preciso educar antes que instruir, revirtiendo el
no aprende y adquiere por si mismo la inteligencia y práctica del ataque a lo que fuera europeo y aceptando como realidad el hecho
gob ierno de si propio, no deb e esperar jamás a que el depositario innegable de que ''lo que se llama América independiente, no es más
de ese gobierno sea el que le enseñe a no necesitar de él. Baste que Emopa establecida en América" y reconociendo que "todo lo
saber que educar al pueblo en la libertad es equivalente a devol- que es civilización en nuestro suelo es europeo"; el idioma, la reli-
verle su poder. La educación política. es decir, la costumbre inteli- gión, las leyes, el régimen administrativo, las universidades y hasta
gente de ejercer el poder, es la verdadera y sola libertad. Así en la Revolución de Mayo, "una faz de la Revolución de Francia".~ó
los países libres, la educación es una parte de la soberanía, cuyo "Nosotros los americanos, no somos otra cosa que europeos na-
derecho no se delega ni saca de las manos del pueblo. Como la cidos en América", y este sentimiento distinguió al americano del
prensa, la educación es una garantía que el país se reserva contra indio; lo no europeo debía considerarse bárbaro. En América sólo
la propensión natural de los delegados de su poder, a convertirse se daba la división entre el indígena y el europeo, definido, para
en dueños del poder ajeno que les está delegado, siempre que el este caso concreto, como el nacido en América y de habla española.
dueño verdadero no le pone obstáculo". Esa línea de pensamiento precisó también el sentido de la Re-
El tema de la libertad, en sus relaciones con la nacionalidad volución; si bien con ella "acabó la acción de la Europa española"
en el continente, su lugar había sido tomado por la Europa anglo-
y la · educación, fue también en este caso el principio básico de la
sajona y francesa. "Los americanos de hoy somos europeos que he-
organización social sostenida en las "Bases".
mos cambiado de maestros" y seguía siendo Europa la obrera de
Porque el pensamiento que configuró los aspectos más impor- la civilización.
lnntes de las cuestiones educativas en los siguientes p eríodos, se es- Una Europa cristiana que había dejado el "testimonio vivo" de
tructuró alrededor del tema de la libertad en sus relaciones con la su acción plantando "la cruz de Jesucristo en la América antes gen-
educación y sí bien no quedaron planteados todos los problemas til" y afümando, al mismo tiempo en la conciencia y en el espíritu
que implica la libertad en la política y en la filosofía educativas, de los americanos, la importancia de la religión como base de toda
descubrió el significado de la libertad de enseñanza, del poder de sociedad.
la libertad y de la importancia de vincular la libertad, con las fuen- Por eso "prácticas y no ideas religiosas necesitaba el país ...
tes de ese poder. América del Sur no necesita del cristianismo de gacetas, de exhibición
LLos hombres llamados a consolidar la organización del país, y de parada; del cristianismo académico de Montalembert, ni del
tuvieron conciencia del p apel de la educación para lograr la forma cristianismo literario de Chateaubriand. Necesita de la religión de
de gobierno propia de un Estado libre y sin embargo "confundie- hecho, no la poesía; y ese hecho vendrá por la educación práctica, no
ron la educación con la instrucción'', según el juicio de Alberdi. por la prédica estéril y verbosa".
Porque si la educación era el medio más eficaz y conveniente La religión, "resorte de orden social" y "medio de organización
para sacar a los pueblos del atraso propio de situaciones anteriores, política", debía entonces constituix, "como en el siglo XVI e l primer
objeto" de las leyes fundamentales del país, a fin de afirmar el es-
posibilitando una base elemental sobre la que después se podría
píritu de la nueva obra civilizadora americana.
instruir; la instrucción correspondía a los grandes Estados europeos
Tarea que debía asegurar l'os fundámentos morales de la so-
y era a la vez, la manera de promover y fomentar una determinada
ciedad y de las instituciones con la única medida realmente eficaz
cultura. p ara lograrlo: ''Consagrar al catolicismo como religión del Estado,
El error llevó a desatender la primera urgencia de educación, p ero sin excluir el ejercicio público de los ob·os cultos cristianos''.
que al confundirse con la instrucción no se adecuó a las reales con-
55 J. D. Alberdi, "Dases y puntos de partida pru:a la organización políti-
54B. Canal Feijoo, "La proyección sistemática del espíritu de Mayo", Bs. .:a de la República Argentina", Besanzon, Imprenta de José Jacquin, 1856,
As. 1961, p. 42. p. 32 y SS,
12
1 l•'IUINANOO MAll'l'lNJJ:Z liA'i. LA .U:OUCAClON Al\C.U:N'l'lNA 43

En este como en algunos otros puntos, el derecho constitucional 1853, fueron llamados a soportar "todo el peso" de las circunstan-
nrgontino so apartó del derecho indiano y colonial', pues si bien con~ cJas políticas que ah·avesaba el país, a "cicatrizar sus llagas" y a
llnuubn "manteniendo y protegiendo'' al catolicismo, "como primera proponer, frente a un "porvenir incierto", los caminos de p az y de
nocosidnd" del orden social y político, la situación del país, despo- orden que reclamaba la República 57 •
blado y desierto, exigió tener en cuenta la necesidad de una inmi~ Colocar las nuevas propuestas "fuera del centro en q ue estuvo
grnción respetada en sus creencias. por siglos la iniciativa orgánica del régimen colonial" era una tarea
Ln tolerancia religiosa fue, una vez más, el presupuesto sos- ardua y difícil, pero el único camino realista para alejar "la utopía'',
tenido para definir los lineamientos de la obra cultural y educativa que al decir de Al'berdi, se había convertido en "un hecho normal
en América, sobre todo porque la garantía de una población con y práctico" Gs.
sentido religioso y moral significaba no fomentar el ateí~mo; para Porque el problema no era teórico: se trataba de conciliar ya
ello era preciso respetar la conciencia de las familias llamadas a no sólo ideas o premisas filosóficas, sino de e nfrentar esas ideas y
poblar el país. premisas con una realidad y con un país cuyas actitudes e institu-
Excluir los cultos disidentes sería pretender que quienes vi~ ciones era preciso modificar en alguna medida, para construir, SO·
nicran, olvidaran su religión, convirtiéndose en ateos: "traerlos sin bre los valores permanentes de las antiguas concepciones, una es-
su culto es traerlos sin el agente que los hace ser lo que son'. En tructura política moderna.
una palabra era llamarlos sólo "por ceremonia, por hipocresía de Y se trataba, al mismo tiempo de satisfacer necesidades políti-
liberalismo''. cas y sociales muy concretas, por medio de una constitución de per~
La libertad religiosa resultaba tan necesaria "como la misma files propios, para no caer en el peligro de perder la verdadera pers-
l'l•ligión católica" y . "lejos de ser inconciliables", se necesitaban y pectiva, tal como había sucedido con las anteriores constituciones.
vomplctaban mutuamente. Sin embargo y a pesar de todas las dificultades y críticas, la
La libe1tad religiosa era "el medio de poblar estos países" y obra de los Constituyentes de 1853 logró realizar "la síntesis del pen~
lll rdigión católica "el medio de educar esas poblaciones'' 56 • samiento argentino" a través del "más sabio y previsor eclecticismo'',
Pueden destacarse entonces tres de los ejes fundamentales al~ colocándose así por sobre la situación anárquica que dmante años
rcdcdor de los cuales giró esta propuesta para la organización del había demorado la organización nacional. 50
país: el reconocimiento de la obra civilizadora que llegó de Eu~ Y tal vez sea ese eclectismo el que permita definir con más
l'Opn con el cristianismo y cuya influencia estaba llamada a ser uno claridad, la doctrina social y política que inspiró el dictado de la
do los elementos decisivos para el progreso del ·continente ameri- Constitución.
cnno; la religión como primer objetivo de las leyes fundamentales Por una parte, la poderosa influencia de las corrientes ideoló-
del país, por ser la base de todo gobierno culto y libre; la necesi~ gicas propias de la filosofía política del siglo XIX, y por otra, la
dad de consagrar al catolicismo como religión del Estado, sin excluir fuerza de las convicciones religiosas, que dejaron en muchos casos,
d ejercicio público de los demás cultos cristianos. ideas muy cl'aras acerca de la necesidad del factor religioso, como
Los principios sostenidos en las "Bases", muestran una marca- fundamento de las leyes y de la sociedad.
da diferencia, sobre todo en su espíritu, con muchas de las pro- Por eso también tuvieron en cuenta, a pesar del sello liberal
puestas del liberalismo francés, a la vez que notorias similitudes con impreso en el espíritu de la Constitución, el hecho irrecusable de la
ol constitucionalismo norteamericano. existencia de una religión y de principios morales comunes, circuns-
tancia que la apartó de la neuh·alidad de la Constitución Nmteame~
L(l) Religión, política y educación en Ta Constitución de 1853. ricana, lo mismo que de las premisas laicistas del constitucionalismo
francés.
Las ideologías en el debate político-religioso de 1853
57 F. Zuviría, "Discursos y escritos políticos", Imprenta de José Jacquin
A diferencia de la "Generación de 1837'', una generación aisla- 1863, p. 391.
da, como se definió a sí misma, los hombres de la Constitución de 58 J. B. Alberdi, "Bases y puntos de partida para la organización política
de la República Argentina", Besanzon, Imprenta de José Jacquin, p. 120 y ss.
GU lbld, p. 35, 65 y 66. 59 J. M. Zuviría, "Historia Argentina", Pablo E. Coni, Bs. As. 1881, p, ·146.
1Jtl l•'.U:LINANDO MAII'J'INUZ I'A'I.
LA ~DUCACTON ARGENTINA 4:!
Do allí que las disposiciones constitucionales argentinas no tra-
dujcrnn el espíritu combativo y antirreligioso del liberalismo, a pe- on uno. posibilidad· no desechada p or los Constituyentes: "Esas líneas
sar de que no puede dejar de señalarse la convergencia, en el aspec- do pensamiento que confluyen en su ideología hacen difícil una de-
lo doctrinario, del espiritualismo y del historicismo, y la influencia finición en tém1inos capaces de sintetizar, sin distorsiones, un cau-
do las obras de Rousseau, Saint-Simon, Savigny, Lerminier, Cousin 60, dal de influencias tan diversas.
Por otra parte esas ideas de conciliación, formaban parte lo mis- Por una parte, el catolicismo liberal, que comenzaba a adqui-
mo que en Europa, de un movimiento filosófico y político que inten- xir cada vez mayor volumen, luego de la labor parlamentaria de
taba rescatar, la unidad de la ciencia y la fe y de la religión y la Montalembert, vastamente conocida en la Argentina; en segundo
1>olítica pues el influjo "de la religión en la política, por indirecta término, el liberalismo político y filosófico, que se expresó en el
que haya sido, nunca ha dejado de ser provechosa para los pueblos". país, con tintes espiritualistas y deístas y por último, el catolicismo
La consagración de los principios liberales no. significó en con- intransigente que constituyó la minoría.
secuencia su aceptación incondicional, ni la exigencia del abandono Puede afinnarse en general, que sostuvieron una concepción
de una fe religiosa cuya tradición se remontaba a los años de la de la sociedad, fundada en valores religiosos y cristianos, y la pre-
conqwsta y colonización 61 • eminencia del catolicismo, aún sin convertirlo en religión de Estado.
En ninguna de las intervenciones de los Constituyentes, se tras- Hay que tener en cuenta también, que se trataba en primer
luce el intento por implantar un Estado laico en el pleno sentido lugar de dictar una Constitución, de modo que privó lo práctico y
del término; puede señalarse sí, como uno de los puntos en que realista sobre lo esp eculativo: ante todo debía lograrse un régimen
aparece· con mayor claridad el pensamiento liberal, la idea de la que permitiera la convivencia en libertad.
conveniencia de separar los ámbitos del poder del E stado y de la Sin embargo, a p esar de la prescindencia de la religión de Estado
Iglesia Católica 62 • y del influjo del regalismo, la Constitución no se usó como instru-
Pero el hecho de rechazar, en principio, el Estado confesional, mento pru·a imponer una filosofía determinada y aún quien se había
no fue en mcxlo alguno un paso para lograr a través de la Consti- opuesto, como F acundo Zuviría a la oportunidad de su sanción, fue
tución, una sociedad sin posibilidades de ninguna influencia religio- el primero en jurar ''ante Dios y los hombres" ... "obedecerla, res-
Ml. petarla y acatarla", en todos sus términos. 64
Por eso al definirse el carácter de las relaciones entre la Igle- "La ciencia del legislador no está en saber los principios del
sicL y el Estado, si bien se reconoció la preeminencia de la religión derecho constitucional y aplicarlos, sin más examen que el d e su
católica, ésta quedó condiciom.da a la poderosa influencia del rega- verdad teórica, sino en combinar esos mismos principios con la na-
lismo, resultado de una tradición cuyos orígenes se remontaban a turaleza y peculiaridades del país en el que se han de aplicar, con
los inicios de la conquista 63 • las ·circunstancias en que éste se halle, con los antecedentes y acon-
Al respecto es importante destacar también, que para la .AJ.·- tecimientos sobte los que se debe y pueda calcular. Está, final-
gcntina el liberalismo aparecía, sobre todo después de los largos mente, en saber juzgar y combinar t odas las pretensiones e intereses
años de luchas internas, como el camino por el que habían llegado discordantes de Jos pueblos que constituyen dicha sociedad" 05 •
nl progreso, a la paz y al engrandecimiento, las más poderosas na- Resumido así el carácter de ]a tarea a emprender en el Con-
ciones europ eas convirtiéndose en una realidad incont;rast able y greso Constituyente, se delinearon, de acuerdo a la propuesta cons-
titucional de Albexdi, los temas que serían objeto de los debates más
oo M. I. Gómez Forgues, "La enseñanza laica frente a la Constitución Na- significativos.
t•ionnl", Bs. As. 1949, p. 173.
Ol F. Zuviría, "Discursos Morales", Imprenta de José Jacquin, 1863, p.
D esde ese momento comenzaron a perfilarse, con toda claridad,
102 y 176. las diversas influencias ideológicas, cuyos distintos matices se expre-
02 M. l. Gómez Forgues, "La enseñanza laica frente a la Constitución Na- sarían en las discusiones con respecto a:
cional'', Bs. As. 1949, P. 175 y ss.
oa J. B. Alberdi, "Bases y puntos de partida para la organización política 64 F. Zuviría, "Discursos y escritos políticos", lmprent:l. de José Jacquin,
de In H.epú.blica Argentina", Besanzon, Imprenta de José Jacquin, 1856, p. 36 y ss. 1863, p. 392.
65 Ibid, p. 334.
11(1 Jl'EnNANDO MAniJNF.Z PA7. Lo\ IWUCAC ION ARGENTINA 47

- la aceptación o no del catolicismo como religión de estado; como religión de estado, como lo prueba el texto de la Constitución
(Art. 2). de 1853 cuyo artículo 2 establece: "El gobierno federal sostiene el
- el problema de la libertad de cultos; ( Art. 14) . culto católico, apostólico, romano".
Pero esto no significó la negación o la ignorancia del fenómeno
- el tipo de relaciones entre la Iglesia y el Estado. ( Art. 67). religioso, ni su cuestionamiento racional. El liberalismo se mostró
Esos temas, enraizados en el sentimiento y el modo de ser y aquí más influenciado por las posturas moderadas que por los ele-
tlc pensar argentinos, son también una piedra de toque para ubicar mentos doctrinarios de las ideas francesas exh·emas, y de hecho no
y juzgar posiciones e ideologías, en cuanto de ellas dependería la hubo ninguna propuesta de separación de la Iglesia y el Estado.
posibilidad de constituir el país sobre los fundamentos cristianos El diputado Gorostiaga señaló al respecto, el peligro de iden-
r1tte le dieron origen. tificar el sostenimiento d el culto católico por parte del gobierno
Porque a diferencia de la Constitución de los Estados Unidos, federal con "el derecho de doblegar la conciencia", obligando a los
ciudadanos a ado1·ar a Dios de una determinada manera.
<[UC fue el "resultado'' de una serie de condiciones y circunstancias
Se abrieron así nuevas perspectivas del problema: la primera,
sociales y políticas, la de 1853 estaba llamada a ser un "instrumen-
fundando la necesidad ele establecer '1as obligaciones con el Crea-
to" de orden y progreso y el medio de lograr la estructura institu-
dor" y el modo de cumplirlas, como algo privativo· de la convicción
cional de la República. personal y no como un deber del Estado. Era preciso entonces, en
El Congreso Constituyen'te, con los atributos de "un gran tri- salvaguarda de Jos "primeros principios de la religión natural y de la
bunal",' debía enfrentar la tarea de dirimir "'el largo pleito argenti- religión revelada" colocar, lo propio y exclusivo de la conciencia
no, por un fallo inapelable, al menos por espacio de diez afíos''. "fuera del alcance de todo poder humano" 67 •
"La Constitución está llamada a contemplar, a complacer hasta El diputado Seguí definió a su vez el otro aspecto del planteo
cierto grado algunas exigencias contradictorias, que no se deben liberal, al distinguir el "dogma" del "símbolo" como los dos elemen-
mirar por el lado de su justicia ab soluta, sino por el de su poder tos constitutivos de cualquier religión. Retomando los argumentos
do resistencia, para combinarlas con prudencia y del mejor modo de los párrafos precedentes, las cuestiones dogmáticas no estarían
posible con los intereses del progreso general del país". 66 dentro de las materias legislables, pues sería contradictorio sancio-
Tal parece ser el espíritu que presidió el desarrollo de las dis- nar una ley sin posibilidades de cumplimiento, como sucedería en
tintas sesiones: una idéntica tendencia conciliadora de las propues- el caso de establecerse una religión de Estado. Las mismas caracte-
las de católicos y liberales, nacida en los años de preparación que rísticas del fenómeno religioso -tm problema personal de concien-
precedieron a la Asamblea Constituyente de 1853. cia- lo colocaban, en razón de sus contenidos, al margen del poder
Pero esa misma diversidad, ese "sabio y previsor eclecticismo", o la protección constitucionales.
ni decir de Zuviría, fue unas veces un obstáculo para la apreciación Sin embargo considerando el senthnien to y las creencias de la
profunda de los problemas y de sus consecuencias y otras, el origen mayoría del pueblo argentino, sería un acto de justicia imponer a
de las contradicciones más evidentes, sobre todo en materia religiosa. los poderes públicos la obligación d e costear "con toda ma jestad,
La disparidad de influencias se puso de manifiesto en los argu- pompa y decoro" el símbolo externo del culto católico, apostólico,
mentos usados en la defensa o el rechazo de los contenidos de los romano. 68
artículos en debate y contribuyó a perfilar las distintas posicio-
nes frente al problema religioso. 67 Benjamín Corostiaga, Asambleas Constituyentes Argentinas, Bs. As. p.
490. Benjamín Corostiaga fue constituyente por Santiago del Estero y formó
El pensamiento liberal aparece claramente al discutirse la con- parte de la Comisión de Negocios Constitucionales. Jorge Reinaldo Vanossi en
veniencia de' adoptar el catolicismo como religión de Estado o sim- su libro "La influencia de José Benjamín Corostiaga en la Constitución Ar-
p lemente sostenerlo. Si bien aceptó su preeminencia por ser el credo gentina y en su jurisprudencia" ( Pannedille, Bs. As. 1970) se ocupa del
si.gnificado del aporte de Gorostiaga al proceso de la sanción constitucional
ele la mayoría del pueblo argentino, se opuso a su reconocimiento argentina entre 1853 y 1860, a la Convención Constituyente de la Provincia de
Buenos Aires, así como de su tarea en la Corte Suprema de la Naciónf como
66 J. B. Alberdi, "Bases y puntos de partida para la organización política intérprete final de la Constitución.
<l<' In Repüblica Argentina", Desanzon, Imprenta de José Jacquin, 1856, p. as Juan Francisco Seguí, Asambleas Constituyentes Argentinas, Bs. As.
130 y SS. p. 490. Fue Seguí constituyente por la Provincia de Santa Fe. José María Zu-
4A FJmNANOO MAHTINI';Z l' A7. L A EDUCACION ARGENTINA 49

La posición católica no mostró, en este caso la uniformidad de como creencia" no necesitaba de ninguna tutela, pues nunca '1a
lns idens liberales, puesto que desde los primeros momentos d el tenaz oposición de los gobiernos'' pudo detener su "marcha pro-
debate quedaron definidos dos puntos de vista con respecto a la g rosiva" 72 •
conveniencia de establecer al catolicismo como religión del Estado. Su punto de vista apoyado por quienes entendían los reclamos
Quienes defendieron esta postura, invocaron como sus antece- de una apertura a las nuevas condiciones surgidas del mundo mo-
dentes más directos todas las Constituciones, Estatutos, Proyectos derno, se afirm6 en las propuestas del catolicismo liberal y de las
Constitucionales y Reglamentaciones anteriores a 1853, que propo- ideas políticas y sociales de Lacordaire y Montalembert. El papel
nían, lo mismo que Alberdi en sus "Bases", al catolicismo como re- decisivo de este último en el escenario político francés reivindicando
ligión oficial. la libmtad de la Iglesia como un derecho cívico, no era desconocido
Los argumentos políticos y filosóficos para afirmar ese princi- en la Argentina.
pio se dirigieron a probar la imposibilidad de concebir en cada es- Los argumentos de Lavaisse aplicaron al país los planteas de
tado federal ''una religión que pudiese llamarse d el Estado"; el he- Montalembert con respecto al peligro de una política dirigida a ob-
cho de ser Estados federales les otorgaba la facult:td de profesar tener para la Iglesia dete1minadas concesiones que jamás serían con-
dh;tintas religiones "independientemente de la del gobierno". Pero sideradas derechos, sobre todo frente al juicio de aquellos, que
este, como "único ser colectivo en el sistema. federal debía profesar educados casi exclusivamente en la idea de la independencia recí-
alguna" 69 • proca de la Iglesia y el Estado, "sentían la más viva repugnancia"
Por otra parte se destacó la necesidad de explicitar, para una por los sistemas que tendieran, incluso indirectamente "a presentar
mejor comprensión, el contenido y los fundamentos de la religión al sacerdote como un funcionario".
catóJica, declarándola en el texto constitucional '1a única verdadera". La advertencia, por otra parte, tuvo su razón de ser, en espe-
D e ese modo se recordaría "a los pueblos la religión de sus padres., cial con respecto al pensamiento inspirado en el regalismo, que sos-
para que fuera acogida como •::!1 "único y sólo sentimiento dominan- tuvo en la Argentina, con Echeverría, que "el sacerdote es ministro
te" y no con el silencio de "una minoría" 70 • del culto; el sacerdocio es un cargo público" 73 •
En la discusión del derecho a la libertad de cultos, también
Esa realidad implicaba también el "derecho del gobierno a in-
surgieron diferencias de enfoque entre el pensamiento católico y el
tervenir en su ejercicio y el deber de sostener su culto'', en cuanto liberal. Este último lo vinculó estrechamente a una de las condicio-
"expresión o manifestación exterior de esa misma religión" 71 . nes d el progreso, por su incidencia en una política inmigratoria que
El Presbítero Lavaisse, por el contrario, al oponerse a declarar traería los hombres a quienes se debía la grandeza de Inglaterra,
al catolicismo religión de Estado, llamó la atención sobre la posibi- Suiza, y Holanda, países de mayoría protestante.
lidad de ofrecer, por esa vía, el poder de presionar las conciencias Católicos y liberales estuvieron de acuerdo, sin embargo, acerca
a través de un precepto constitucional. El gobierno debía limitarse del derecho de enseñar y aprender, garantizándolo en el Aitículo
sólo a sostener el culto, teniendo en cuenta además que '1a religión 14 de la Constitución sancionada en 1853.
El planteo de las facultades del gobierno civil en las cuestiones
de Derecho Canónico, fue también otro punto de discrepancia. Los
vida lo evoca en "Los Constituyentes de 1853" (Lajouane, Bs. As. 1889) mos· católicos mosb·aron entonces los excesos cometidos, sobre todo en
trando su carácter y su imaginación e insistiendo en sus condiciones de poeta,
seiiala que podría habérsele llamado "El Mármol santafesino".
72 Benjamín Lavaisse, Asambleas Constituyentes Argentinas, Bs. As. p.
69Juan Manuel Pérez, Asambleas Constituyentes Al'gentinas, Bs. As. p. 488. 489. El Presbítero Lavaisse representó a la Provincia de Santiago del E stero
Fue Pérez un sacerdote Dominico que representó a la Provincia de Tucumáo en la Convención Constituyente de 1853. José María Zuviría lo presenta en
en el Congreso Constituyente de 1853. "Los Constituyentes de 1853" (Lajouane, Bs. As. 1889) como de "genio arre-
70 Pedro Zenteno, Asambleas Constituyentes Argentinas, Bs. As. p. 489. batado, imaginación desbordante, tumultuosas y exageradas ideas, espíritu
Sacerdote y hombre público, Zenteno concunió al Congreso Constituyente de patriótico y sincero, aunque más ruidoso que profundo". Juan Antonio Solari
1853 por la Provincia de Catamarca. en ''Las generaciones laicas Argentinas" (Bases, Bs. As. 1964) destaca su fi-
71 Martín Zapata, Asambleas Constituyentes Argentinas, Bs. As. p. 490. gura como constituyente.
El Dr. Zapata representó a la Provincia de Mendoza en el Congreso Constitu·· 73 E. Echeverría, "Dogma Socialista', en O bras Completas, Casavalle, BB.
ycntc de 1853. As. 1874, T. IV, p. 140.
::íO J.l'.I': IINANDO MAllTJN.I':i'. PAZ LA ll:DUCACION ARGENTINA
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l•'mncin a raíz de la expulsión de los jesuitas, reiterando el Presbí-
loro Lnvnisse los argumentos sostenidos por Montalembert en las Ese tipo de secularidad permitió, por 0b·a parte, incluir una se-
Cnmnrns francesas. rie de artículos concernientes a la preeminencia del catolicismo:
Los temas discutidos, la diversidad de puntos de vista y el - se invoca en el Preámbulo la ''protección de Dios, fuente
<"Splritu que presidió los debates del Congreso Constituyente de 1853, de toda razón y justicia";
p t'rmiten pues destacar sus aspectos más significativos: por - el Gobierno "sostiene el culto Católico Apostólico Romano''
nnn parte, las expresiones liberales carecieron de ]a intolerancia (Art. 2)
propia de esta tendencia en los debates parlamentarios posteriores
y por otra, el pensamiento católico consideró fundamental una cons- - el Gobiemo debe promover la com·ersión de los indios al
lilución que expresara, una doctrina social y política capaz de con- catolicismo (Art. 64, Inc. 15);
ciliar, las relaciones entre la Iglesia y el Estado como dos poderes - el Presidente y Vicepresidente deben pertenecer a la comu-
con fines distintos pero complementarios, los principios cristianos con nidad católica, apostólica y romana. ( Art. 76);
los fundamentos de un Estado democrático y la afirmación de una
política social con la garantía de los derechos individuales. - en el juramento el Presidente y Vicepresidente ponen a Dios
De allí que también puedan señalarse a modo de resumen ge- por Testigo de la gestión a cumplir, con las siguientes pala-
neral del debate y como futuros puntos de referencia, las siguien- bras: ''Yo . .. juro por Dios Nuestro Señor y estos Santos
Lcs apreciaciones: el texto constitucional fue según la expresión de Evangelios . . . " ( Art. 77) .
los mismos constituyentes "síntesis del pensamiento argentino" y
no el resultado de elaboraciones ideológicas con fundamentos aje- Estos artículos, de claro contenido doctrinario y en nada opues
nos al momento político-social de la República. Obedeció pues a tos a ]a enseñanza de la Iglesia, llevaron implícito el reconocimiento
1111a serie de razones histólicas que conflÜyeron para unir las ideas a la Iglesia Católica "en su personalidad propia y distinta", de un
de hombres decididos a lograr la organización institucional del país. modo positivo, que se tradujo al sostener su culto. Quedó así insti-
tucionalizada la situación de la Iglesia en el país y comenzó a abrir-
- La Constituci6n de un pais cat6Uco se la perspectiva de un entendimiento, luego de los graves problemas
Las corrientes ideológicas argentinas del siglo XIX, sintetizadas suscitados por las dificultosas relaciones, entre la Iglesia y el Es-
y conciliadas en la Constitución Nacional de 1853, fijaron de una tado, sobre todo en el gobiemo de Rivadavia 75 •
manera definitiva por su índole y carácter los rasgos fundamentales El mismo Alberdi, precisó el sentido del Artículo 2 y por con-
do la República. siguiente de las otras nonnas complementarias, al afirmar que "se
El realismo y el profundo sentido histórico que primaron en su ha querido ver mal espíritu en la redacción del artículo que impone
redacción a pesar de ]as lógicas imperfecciones, estructuraron un al Estado sostener la religión católica, apostólica, romana, sin hab~ar
contenido doctrinario en que se destacan como los elementos más de adopción, como si el Estado pudiera tomar a su cargo el mante-
importantes, la idea de libe1tad, el sentido de justicia, los principios nimiento de un culto que no fuera el suyo".
democráticos, la garantía del federalismo y el fundamento cristiano
do sus instituciones.
Por eso pudo advertir Pedro Goyena la dificultad para com- destacó como orador parlamentario en la Convención Constituyente de la Pro-
prender el conjunto de sus condiciones legales, si no se admitía, de vincia de Buenos Aires y en la Cámara de Diputados de la Nación, sobre todo
llcuerdo con la verdad y con la hist01·ia, que se trataba de la '1ey en los debates de la enseñanza religiosa y la libertad de enseñanza ( 1883 ) y
fundamental de un pueblo cristiano", de la "Constitución de un contra la ley del Matrimonio Civil (1888). También merecen especial atención
sus discursos acerca de las relaciones entre la Iglesia y el Estado. Numerosa
pnís católico" 74 • bibliografía destaca su importancia y pueden señalarse, el estudio de Estanis-
lao Zeballos, "Pedro Goyena" en la "Revista de Derecho, Historia y Letrás",
71 Pedro Goyena fue una de las más importantes figuras del catolici.smo Bs. As. 1898, "Los que pasaban" de Paul Groussac, Bs. As. 1919 o "La signi-
IUI(<'ntino. Fundó con Tristán Achával Rodríguez y José Manuel Estrada el ficación histórica de Pedro Goyena" d e Carlos María Gelly y Obes, Bs. As. 1949
dlnl'io "La Unión" ( 1882) . Fundó también la "Revista Argentina'', una de las 7
5 M. Río "La Iglesia, su historia y sus relaciones con el Estado", en His-
lllillltlcs publicaciones católicas que se adelantó a "la generación del 80". Se toria Argentina, Plaza y Janes, Bs. As. 1968, T.V. p. 3513.
LA ~DUCACION ARGgN'fiNA 53
l'Jl:HNANJ)O MAHTINU:7. PAZ
52
La expresaron claramente:
El verdadero alcance de los artículos mencionados fue pues - El Art. 64, Inc. 19, atribuyendo al Congreso la facultad de
mns allá de un simple sostenimiento material del culto o de un aprobar o de desechar los Concordatos con la Silla Apostó-
mero neto de justicia para restituir bienes materiales expropiados a Jica y arreglar el ejercicio del Pab·onato.
la Iglesia. - El A.rt. 83, Incs. 8 y 9, enumerando enh·e las ab"ibuciones
Supuso una unión moral reconocida entre la Iglesia y el Estado del Presidente, la de conceder el pase o detener los Decretos
y sip;nificó también, la garantía de un orden jurídico justo, en el de los Concilios y las Bulas, los Breves y los Rescriptos del
cual todos los ciudadanos pudieran cumplir en libertad sus deberes Sumo Pontífice, con acuerdo de la Suprema Corte de Jus-
religiosos, políticos y sociales. ticia, y el d erecho de elevar una tema o propuesta del Se-
nado, en la presentación de Obispos para las Iglesias Cate-
Estas disposiciones, no implicaron, el desconocimiento del pa-
drales.
trimonio espiritual y cultural del pueblo en nombre de la libertad
de cultos. El Art. 64, Inc. 20, otorgando al Congreso la facultad de
admitir o no, otras órdenes religiosas además de las existentes.
Muchas fueron las veces, por el contrario, en que se llamó la
atención sobre la necesidad de tener en cuenta, como factor esen- - El Art. 62, impidiendo a los eclesiásticos regulares el ser
cial del país el hecho probado de su mayoría católioa. miembros del Congreso.
Así~ las cláusulas antedichas, expresaron la decisión clara y de- Puede afirmarse sí, que en estas disposiciones prevalecieron
finitiya de los Constituyentes para afianzar y garantizar, por medio las ideas regalistas sostenidas por el liberalismo, que desconociendo
de la autoridad del gobierno, los valores religiosos y morales, no sólo sus propios principios de separación de los poderes temporal y es-
de un cristianismo genérico, sino del catolicismo en particular. piritual colocó a la Iglesia Católica en una situación de dependencia.
El deber impuesto al Congreso de promover la conversión de Sin embargo y a pesar de los conflictos a que dieron origen, no
los indios al catolicismo, separándose en este aspecto del proyecto fueron un obstáculo insalvable, pues de hecho, la Iglesia comenzaba
de Alberdi en cuanto éste sólo proponía "la colonización de las a afianzarse, sin desmedro del régimen de tolerancia civil 76 •
licrras desiertas y habitadas por indígenas". (Art. 67, Inc. 3) avala
76 En 1860 se reunió en Buenos Aires una Convención Constituyente con
los puntos de vista mencionados y condiciona la obra civilizadora el objeto de reformar la Constitución Nacional, hecho que culminó con la or-
del gobierno a la misión evangélica de la I glesia, como un elemento ganización institucional de la República. Se abrió allí una instancia ideológica
en la que comenzaron a pe!filarse las premisas extremas del liberalismo euro-
fundamental en esa tarea. peo, sobie todo a través del cuestionamiento de una serie de principios que
La idea queda afirmada por el párrafo de Alberdi citado en gozaban de las garantías constitucionales. Se pusieron de manifiesto entonce~
páginas anteriores y por la profesión de fe del Diputado Seguí al de- opiniones como las de Domingo F'austino Sarmiento, futuro presidente de la
República, propiciando la ~eparación de la Iglesia y el Estado. Sarmiento cues-
Jinir la "creencia del Congreso Constituyente sobre la verdad de la tionó los resu~tados de tres siglos de religión, de moral y de virtudes prego-
Religión Católica", palabras que no fueron desmentidas por ningu- nadas en América por el catolicismo como religión de Estado. De hecho todas
no de los Diputados. las religiones de Estado se habían convertido, para él, "en religiones con las
armas en la mano", única manera de imponer sus dogmas. En apoyo de Sar-
La libertad de cultos no aparece en el contexto como una ga- m iento los diputados liberales reclamaron para el Patronato Nacional '1os recur-
rantía de igualdad para todas las religiones, sino como una medida sos de fuerza de todos los grandes derechos de los pueblos libres contra la
política para promovet· la inmigración de hombres con sentido re- invasión de la autoridad eclesiástica". (Asambleas Constituyentes Argentinas,
Es. As. p. 924 y ss.) . E l Patronato se convertiría, tal como se desprende de Jos
1igioso. Se tuvo en cuenta, y en esto se siguió el Proyecto de Alber- argumentos liberales, en un insh·umento político en manos del Estado, del
di, el adelanto y el progreso alaanzado por Estados Unidos y los mismo modo que la defensa de la libertad religiosa tuvo en ese momento,
países anglosajones, para los que no había sido un obstáculo la to- todas las características de un ataque a la Ig,lesia Católica. Félix Frías rebatió
en esa ocasión la postura de Sarmiento, retomando las ideas de conciliación
krancia religiosa. entre el cristianismo y la democracia. Para F'rías sólo eran libres los pueblos
Sin embargo no queda agotado así el problema religioso implícito educados y "educados por la religión para la libertad". Demostró también In
contradicción que significaba el intento de ejercer el Patronato, "al mismo
1111 el texto de la Constitución. Una serie de artículos precisaron la
tiempo que se d eclara que el Estado no tiene religión,''. (Asambleas Comtitu-
1 ILulnridad, por parte del Estado de determinados derechos con res- yentes Argentinas, Bs. As. p. 917 y ss.).
t><'Clo a la Iglesia.

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