Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
HISTORIA DE LA
ARQUITECTURA
IA
Año 2024
GUÍA
TRABAJO PRÁCTICO Nº1
Profesor Titular:
Dr. Arq. Hugo Daniel Peschiutta
Profesor Adjunto:
Mgter. Arq. Antonio Eduardo Sabatté
Prof. Asistentes:
Mgter. Arq. Verónica Cuadrado
Mgter. Arq. Aníbal Manavella
Esp. Arq. Patricia Patti
Arq. Arístides Gómez Luque
Arq. Juan Sumbaino Fernández
Arq. Mariana Chicar
Esp. Arq. Diego Márquez Casas
Trabajo Práctico Nº 1
Concepto Eje: La obra como texto
Producción:
A este conjunto que algunos llaman época, Iuri Lotmann lo denomina semiosfera,
definiendo a la misma como una esfera donde un modo de significación rige o
posee una validez. En ese lugar, una determinada cultura puede convertir un
determinado objeto en signo, en un proceso que va acompañado por la asignación de
significado.
De alguna manera este concepto se puede relacionar con el propuesto por Bourdieu,
quien habla de campo, como espacio de interrelación entre diversos agentes y/o
variables, un espacio dinámico y de interrelación constante. Mientras que el "habitus"
se define, según ya se mencionara, como los esquemas a partir de los cuales los sujetos
perciben el mundo y actúan en él.
Formato de trabajo: En taller se trabajará en bitácoras individuales de formato a
elección y en láminas de papel en formato A3 con disposición horizontal/apaisada.
Cronograma
Evaluación
A lo largo del desarrollo del TP Nº2 se irán retomando sus desarrollos para la
interpretación de las obras arquitectónicas, constituyendo éstos sus condiciones de
producción a partir de la cual toman sentido.
Bibliografía:
La bibliografía ampliatoria para esta Unidad Temática I, que deberá ser estudiada para
la aprobación de la materia es la que a continuación se detalla:
Bourdieu consigue superar las oposiciones entre individuo y sociedad, entre micro y
macro, a partir de proponer nuevos instrumentos conceptuales y metodológicos, como
habitus primero, y después, campo, como herramientas para explicar la complejidad de
las relaciones sociales y sus reglas entre los hombres, que el denominará agentes.
- El hombre libre (sin vinculación con ninguna institución), y finalmente, los siervos.
Pueden encontrarse los siguientes capitales en los agentes del período gótico:
- Capital Cultural: [el que se adquiere en el seno de una familia (p. ej. de clase alta),
o de una circunstancia concreta (una institución prestigiosa); o por la acumulación
de objetos extraordinarios, obras de arte que muestran el gusto distinguido del
agente; o por la obtención de títulos y diplomas]. Dado que la fe tenia mayor
ascendiente que la razón en este periodo, eran pocos los agentes que valoraban la
cultura como capital, solo algunos nobles y algunos religiosos. La educación y el arte
se entendían más como capital simbólico que como instrumento de superación del
hombre, siempre en manos de Dios. La creación de las Universidades proporcionará
otra mirada hacia este capital cultural, al otorgar títulos académicos, que sin embargo
basaban el conocimiento más en la fe que en la razón y la ciencia.
Entonces, las personas de determinadas clases sociales comparten los mismos gustos
que aquellos que se encuentran en su mismo habitus social, estas afinidades electivas
definirán a su vez, el espacio social, entendidos como espacios de lucha conformados
por una pluralidad de campos, donde cada agente respetara reglas y prácticas de juego,
pone en juego sus capitales y, si está en su habitus hacerlo, arriesga estrategias para
dominar el espacio.
Todo campo (…) “es un terreno de luchas que apuntan a conservar el estado de las
relaciones de fuerza, y la distribución del capital especifico que lo funda.” (Wacquant,
1996). No se reduce a un simple conflicto entre clases sociales o a la posesión de un
capital económico. No hay límites a la cantidad de campos ni de diferentes tipos de
capital que será posible distinguir.
Los agentes que reconocen y comparten similares habitus, a su vez poseen diferentes
cantidades y calidades de capital diferentes, ya citados para el período gótico, que
pueden participar en los siguientes campos:
Campo religioso. Está monopolizado por la Iglesia Católica, y todo el que no siga su
dogma queda fuera del campo y del juego. Cada agente de la Iglesia juega en el
campo a partir del capital simbólico que detenta la institución, por ejemplo, el perdón
de los pecados y la salvación del alma, incluso la del cuerpo. Este campo absorbe
gran parte del campo cultural y filosófico de la época, ya que establece las reglas de
lo que está permitido y lo que no. En esta época, ocupa espacios urbanos,
jerarquizando burgos y aldeas, pero también se extiende en el espacio rural.
Campo social. Está regulado por la división de clases –con preferencia por la
nobleza–, y las tradiciones religiosas, y se extiende por espacios urbanos y rurales.
Aunque la separación de clases es estricta, pertenecer a instituciones como la iglesia
y el ejército incrementan el capital del agente, facilitando la inserción en el campo.
La burguesía, para participar en el campo, buscará prestigiar su capital económico.
Juego de poder. Como todo buen juego, lo que se hace en el campo es competir. En
cada campo se generan capitales y estrategias para incrementarlos, lo que da pie a las
jerarquías, generando estructuras para conseguir el poder. La lucha se genera tanto
entre clases, agentes, instituciones, ideologías, para conservar el poder y acrecentar el
capital.
El juego del poder se centrará en los burgos en el período gótico, en la última etapa de
la Edad Media. Para materializar sus capitales y demostrar su poder, la burguesía
competirá por construir y acrecentar en el territorio el movimiento de mercaderías y
materias primas concentradas en el espacio urbano, y la mano de obra calificada por
los gremios dotará al burgo de cierto prestigio. Por eso será el burgo es espacio que
elija la Iglesia para construir las Catedrales, sedes de sus máximas jerarquías,
acompañadas por abadías urbanas y rurales que competirán por monopolizar el campo
social, político y económico, reservándose para sí mismas el campo cultural.
Por ejemplo, en este juego, la nobleza, que mantiene su residencia en sus propiedades
rurales, buscará estrategias para hacer sentir el prestigio ancestral de sus familias
frente al creciente poder económico de los burgueses. Tratarán de evitar que los burgos
alcancen su propio gobierno y permanezcan dentro de las influencias de sus posesiones,
que les permiten designar autoridades y otorgar tierras para el trabajo. Por su parte,
los burgueses lucharán por alcanzar la autonomía de clase, mejorando el comercio local
y regional, conformando gremios especializados, y construyendo residencias y sedes
institucionales que prestigiaban al burgo. En este conflicto de intereses por dominar los
campos, la Iglesia apoyara a uno o a otro contendiente, en función de la influencia social
y política que podía conseguir si se inclinaba hacia la nobleza, o los beneficios
económicos que podría obtener de la burguesía.
1
Baranger, Denis. Epistemología y Metodología en la obra de Pierre Bourdieu, Buenos Aires, Prometeo, 2009.
en forma fija-, las posiciones y las condiciones de clases y capitales del periodo, que se
arriesgan en el juego del poder.
Los gráficos tradicionales no permiten representar, entonces, la multiplicidad
de relaciones que implica un campo y sus habitus, y los capitales que ponen en
juego los agentes en el ejercicio del juego de poder. Basta con recordar la simple
pirámide social de finales del Mundo Cristiano para advertir que su relación directa con
la obra arquitectónica y su posición en el territorio y en otros campos, carece de sentido:
Si los agentes y sus capitales instalan el centro del juego del poder en los prósperos y
renacientes burgos, ¿por qué la sede de los que se señala con mayor poder en la
pirámide no es urbana?
Identificados agentes e instituciones y sus capitales, reunidos por campos según sus
habitus comunes, el paso que resta investigar es la multiplicidad espacial de sus
relaciones, a partir de los datos obtenidos en la investigación sobre los habitus en la
2
Panofsky. E. Arquitectura gótica y pensamiento escolástico (1951). Ediciones de la Piqueta: Madrid, 1986. Capítulo IV, Pág.
59.
arquitectura.