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El Panteón Élfico recopila a una serie de deidades que marcaron las tradiciones y creencias del
Imperio Fi’norialen, que fueron venerados por los diferentes linajes élficos que formaban las casas
más poderosas. Comenzaron a ser veneradas hace alrededor de dos milenios, cuando las
diferentes casas comenzaron a unificarse y se unieron en el ya desaparecido Imperio Fi’norialen,
conquistando el continente de Ravion casi en su totalidad.
Este expansionismo los hizo chocar directamente con el Imperio Khazal, que controlaba
principalmente las zonas montañosas y el subsuelo, y con el Imperio Orlok, que también tenía
pretensiones de conquista por la zona sur del continente. Las guerras entre estos imperios fueron
largas y sangrientas. Los propios dioses élficos, que gustaban de personificarse en Ivoir y pasar
largas temporadas entre los suyos, como seres inmortales y llenos de sabiduría. Incluso algunos
llegaban a veces a tomar parte en estas luchas, haciendo todo un despliegue de poder.
A la cabeza del Imperio se encontraba una figura de autoridad llamada Amyr, elegida de manera
democrática durante largos debates entre las casas y de entre una selección de aspirantes. Se
decía que el Amyr era la conexión directa entre los dioses y el resto de casas, ya que estos le
hablaban directamente a él. Decidía cuáles eran los roles de las casas durante su mandato, y
organizaba las campañas militares, aunque solo los Amyr más belicosos llegaron a liderar a sus
hombres en batalla.
Hace aproximadamente 500 años que el Imperio Fi’norialen cayó, y la totalidad de su panteón
desapareció o murió. No se tiene muy claro cómo ocurrió esto. Se cuenta que fue el mismísimo
Dragga quién mató uno a uno a los dioses élficos, en combates tanto en Ivoir como en el cosmos, y
también se cuenta de que las luchas internas entre varias casas durante los últimos días del
Imperio Fi’norialen hicieron a sus dioses perecer de pena. Fuese como fuese, a día de hoy se trata
de un panteón desaparecido y nadie los venera, aunque pequeños colectivos élficos todavía los
recuerda y conmemora, y poco a poco sus dogmas se van deformando y perdiendo para siempre.
El Gran Observador
Alineamiento: Neutral
Ulivienarel era conocido como el Gran Observador, una deidad que se centraba en observar y
estudiar a los mortales y al mundo en el que se encontraban, sumido en estudios y
experimentación. Se le tenía como el más sabio de los dioses élficos, y el que atesoraba un mayor
número de conocimientos tanto mágicos como de toda índole. Y es que cuando Ulivienarel no
sabía sobre algo, dedicaba todo el tiempo que tenía a observarlo y aprender todo lo posible.
Siempre se le relacionó con la diosa Myrathira, y se contaba que eran amantes, pero fuese cuál
fuese su relación esta se extinguió en el momento en que ambos dioses perecieron y abandonaron
para siempre Ivoir.
Vanguitharia
La Guerrera Maldita
Vanguitharia era la resentida diosa de la venganza, aquella que juró hacer pagar al resto del
panteón por su rechazo y sus faltas de respeto. Toda esa rabia la canalizaba contra los enemigos
del Imperio Fi’norialen, y fue siempre reconocida como la mejor luchadora del cosmos y, a la vez,
la entidad élfica menos agraciada y bella de la historia. Lejos de avergonzarse por su aspecto, la
Guerrera Maldita nunca ocultó su rostro a los demás y lo usó para llevar el terror a los corazones
de sus enemigos.
La Estrella Fugaz
Se decía qué para los otros miembros del panteón y sus seguidores, la fascinación de la diosa por
las piedras preciosas rozaba la obsesión, sin embargo, los propios seguidores y clérigos de la diosa
rehusaban el uso de este tipo de materiales, no solo porque lo tuviesen prohibido, si no que
pensaban que solo la Estrella Fugaz era digna de ser portadora de semejante belleza y poder.
Myrathira
El Abrazo Misericordioso
El que se la relacionara directamente con Aisdovanerian no solo era porque los Caballeros del
Templo y los Paladines de la Llama Eterna fuesen órdenes hermanadas. El supuesto romance entre
ambas deidades trajo esperanza al Imperio Fi’norialen hasta el día de la muerte de ambos.
Eldothanuen
Eldothanuen era el ostentoso dios del que se decía que tenía su palacio en la cima del
Nuen’Aramba, conocido a día de hoy como la Cumbre Abandonada, la gran montaña que se alzaba
por encima de la antigua capital Amyr’Anlona y el Bosque de los Recuerdos. Se decía de él que
siempre iba acompañado de sus dos leales compañeros, los dragones dorados Kyaxgartuner y
Zhaszaryana, y que él mismo era capaz de tomar la forma de una de estas majestuosas criaturas
aladas. Gustaba de poner a prueba a los jóvenes entusiastas que querían ganarse su favor y el
honor de servirle, que principalmente giraban en torno a llegar desde la base del Nuen’Aramba
hasta su palacio.
Quienes eran capaces de llevar a cabo semejante hazaña, encontraban a un elfo de porte
orgulloso, bañado casi completamente en oro, tanto en su brillante piel como el dorado de sus
ojos, sus cabellos y su armadura.
Alineamiento: Neutral
Gasanoias era conocido como el Príncipe de las Cenizas, una deidad bajo la que los solitarios y
aquellos que no encontraban su lugar en el mundo podían cobijarse. Muchos hablaban de él
términos de nigromancia, pero sus seguidores preferían no hacer mención de artes tan oscuras y
definirlas como artes de “conservación”, pues pasaban mucho tiempo entre cadáveres e
intentando esclarecer los misterios de la muerte, el más allá y las almas perdidas. Estas actividades
le hicieron también ser conocido como el Príncipe Fantasma, y es que no era extraño encontrar
todo tipo de almas en pena rondando sus templos y alrededor de sus seguidores.
Hanaruviel fue la más enérgica, entusiasta e intrépida de las deidades élficas, siempre dispuesta a
destapar nuevos misterios y descubrir nuevos mundos, enfrentando toda clase de peligros.
Promovía la lucha contra lo tradicional y cotidiano, alentando a los suyos a redescubrirse cada día
y mejorar. La desobediencia a la autoridad que ejercían el resto del Panteón Élfico le granjeó no
pocos problemas a ella y a sus devotos, pero solo ella era capaz de entender algunos aspectos del
cosmos y, sobre todo, de extraer energía de la mística Fuente de Maná, cosa que nadie más pudo
hacer.
Se la representaba como una joven y atlética elfa, de piel azulada y brillantes marcas por todo su
cuerpo, de cabellos casi plateados, que gracias al maná que parecía correr por sus venas, brillaba
con un fulgor propio. Se le atribuye además la capacidad de poder generar en la palma de sus
manos afilados discos giratorios,
que lanzaba con mortal precisión.
El Recuerdo Silencioso
Alineamiento: Neutral
Siseariel es la siniestra diosa élfica de los engaños y la sangre, una tenebrosa deidad que ha
acechado la vida de los mortales y se ha regocijado en su miedo y su sufrimiento en los instantes
en que acababan con su vida en su nombre.
Nadie conoce su rostro, pues siempre se la ha representado con una máscara dorada y un velo
rojo sangre, sumada a un vistoso vestido
del mismo color. Se decía que en todo
momento portaba ocultos cuchillos en
cada manga y bolsillo secreto de la
túnica, y que instaba a que sus
seguidores siguieran esta misma
costumbre.
El Cazador Salvaje