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MUERTE POR FENTANILO

Alton Banks murió el pasado 23 de junio en su casa en Miami. Tenía 10 años. Ahora
las autoridades en Florida confirman que estaba intoxicado con el potente calmante
Fentanilo. Eso le convierte en una de las víctimas más jóvenes de la crisis por el
abuso de opiáceos en los Estados Unidos. Los expertos en toxicología advierten de
que la droga tiene tal poder que puede ser fatal con solo respirarla o por el contacto
con la piel. El niño empezó a vomitar al llegar a casa tras ir a la piscina en el barrio
de Overtown, uno de los más castigados por la epidemia de los opiáceos. Los
padres lo encontraron inconsciente en su habitación. Los servicios de emergencia
lo llevaron al hospital, pero fue demasiado tarde. La fiscal Katherine Fernández
Rundle habló esté martes en público, buscando algún tipo de pista que permita
determinar cuándo Alton Banks estuvo expuesto a la droga. “Estaba jugando en la
calle, como querríamos que hiciera cualquier niño”, comentó, “esperamos con ansia
que alguien de un paso al frente y nos ayude a resolver esta terrible muerte”. El
caso, añadió, es inusual por su naturaleza.

El equipo que dirige Rundle cree que el niño estuvo expuesto a la droga en la piscina
o volviendo a casa. El año pasado se registraron cerca de 300 muertes en Miami
por sobredosis vinculadas al Fentanilo. El opiáceo es tan potente, que los
departamentos de policía alertan a los agentes sobre el riesgo de entrar en contacto
directo con la droga y hay casos de perros policía que enfermaron tras olerla en
redadas.
MUERTE POR EL CONSUMO DE FOSFURO DE ALUMINIO

Se describen los casos de 2 hermanas de 6 y de 9 años con intoxicación letal por


inhalación de fosfuro alumínico, tras su uso inadecuado en el medio rural. La clínica
consistió en la rápida instauración de vómitos, arritmias cardíacas, shock, disnea,
edema pulmonar/distrés respiratorio agudo, acidosis metabólica y disfunción
hepática. Las pacientes fallecieron pese a la instauración de medidas de soporte
vital avanzado. Aunque teóricamente un diagnóstico precoz podría mejorar el
pronóstico, la alta tasa de letalidad y la ausencia de un antídoto específico para este
tóxico deben dirigir los esfuerzos a la prevención, a la restricción de su uso como
plaguicida y a alertar acerca de su toxicidad. La intoxicación aguda por fosfuro
alumínico es una causa relativamente frecuente de suicidio en países poco
desarrollados. En nuestro medio se describen intoxicaciones letales por su empleo
como pesticida sin seguir las recomendaciones de seguridad1–3.

Cuando entran en contacto con el aire o la humedad, las tabletas de fosfuro de


aluminio liberan por hidrólisis fosfina (hidrógeno fosforado), que en lugares cerrados
puede acumularse en cantidades tóxicas. El olor picante del amoníaco es la primera
señal de que se ha iniciado la descomposición y se empezará a liberar el gas fosfina
por la hidrólisis del fosfuro de aluminio. El dióxido de carbono y el amoníaco
proporcionan una atmósfera inerte que inhibe cualquier posible tendencia de
autoignición de la fosfina liberada. Dependiendo de la humedad y de la temperatura,
se requieren entre 24 y 48h para que el fosfuro de aluminio se descomponga y libere
la mayor parte de la fosfina2.

La fosfina produce un efecto pancitotóxico por inhibición de la fosforilación oxidativa


mitocondrial, causante de su alta letalidad

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