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SUSAN SONTAG, SOBRE LA FOTOGRAFÍA

Citas

En la caverna de Platón

Las fotografías alteran y amplían nuestras nociones de lo que merece la pena mirar
y de lo que tenemos derecho a observar.

Fotografiar es apropiarse de lo fotografiado.

Las fotografías, que almacenan el mundo, parecen incitar el almacenamiento. Se


pegan en álbumes, se enmarcan y se ponen sobre meses, se clavan en paredes,
se proyectan como diapositivas. Los diarios y revistas las destacan; los policías las
catalogan; los museos las exhiben; las editoriales las compilan.

Las fotografías son una interpretación del mundo tanto como las pinturas y los
dibujos.

Todo uso de la cámara implica una agresión.

[La fotografía] Es sobre todo un rito social, una protección contra la ansiedad…

Las cámaras son máquinas que cifran fantasías y crean adicción.

Hay algo depredador en la acción de hacer una foto. Fotografiar personas es


violarlas, pues se las ve como jamás se ven a sí mismas, se las conoce como nunca
pueden conocerse; transforma a las personas en objetos que pueden ser poseídos
simbólicamente.

El tiempo termina por elevar casi todas las fotografías, aun las más inexpertas, a la
altura del arte.

La necesidad de confirmar la realidad y dilatar la experiencia mediante fotografías


es un consumismo estético al que hoy todos son adictos.
Estados Unidos visto por fotografías, oscuramente

Fotografiar es conferir importancia.

No hay modo de suprimir la tendencia intrínseca de toda fotografía a dar valor a sus
temas.

Objetos melancólicos

Las fotografías no parecen depender en exceso de las intenciones del artista. Más
bien deben su existencia a una cooperación libre (casi mágica, casi accidental) entre
fotógrafo y tema.

La más suave de las depredaciones, con el objeto de documentar una realidad


oculta, es decir, una realidad oculta para ellos.

La fotografía ideada como documento social fu un instrumento de esa actitud propia


de la clase media, a la vez celosa y meramente tolerante, curiosa e indiferente,
llamada humanismo.

No es necesario que los fotógrafos adopten una actitud irónica e inteligente frente
al material estereotipado.

La cámara inevitablemente revela los rostros como máscaras sociales.

El fotógrafo saquea y preserva, denuncia y consagra a la vez.

Lo que mueve a la gente a hacer fotografías es el hallazgo de algo bello.

El heroísmo de la visión

Muchas personas se inquietan cuando van a ser fotografiadas: no porque teman,


como los primitivos, un ultraje, sino porque temen la reprobación de la cámara.

Que las fotografías sean a menudo elogiadas por su veracidad, su honradez, indica
que la mayor parte de las fotografía, desde luego, no son veraces.
La cámara ha terminado por promover enérgicamente el valor de las apariencias.

Las fotografías no se limitan a verter la realidad de modo realista. Es la realidad la


que se somete a un escrutinio y evaluación según su fidelidad a las fotografías.

Como cada fotografía es un mero fragmento, su peso moral y emocional depende


de dónde se inserta. Una fotografía cambia según el contexto donde se ve….

La mayor vocación de la fotografía es explicar el hombre al hombre.

Evangelios fotográficos

La fotografía es, por su misma naturaleza, una manera promiscua de ver.

Fue la fotografía la que primero puso en circulación la idea de un arte que no se


produce por concepción y parto sino por una cita a ciegas.

Muchos profesionales temen ahora que esa estrategia populista haya ido
demasiado lejos y el público olvide que la fotografías es, en suma, una actividad
noble y exaltada: en pocas palabras, un arte

Para ser legítima como arte, la fotografía debe cultivar la noción del fotógrafo como
auteur, y de que todas las fotografías realizadas por el mismo individuo configuran
un corpus.

No es del todo erróneo afirmar que no existe una mala fotografía, sino solo
fotografías menos interesantes, menos relevantes, menos misteriosas.

El gusto en fotografía propende, acaso necesariamente, a lo global, eclético,


permisivo, lo cual significa que en definitiva tiene que negar la diferencia entre buen
gusto y mal gusto. Por eso todas las tentativas de los polemistas por erigir un canon
parecen ingenuas o ignorantes.

Tiene la capacidad peculiar de transformar todos sus temas en obras de arte


El mundo de la imagen

Nuestra irreprimible sensación de que el proceso fotográfico es algo mágico tiene


una base genuina.

Las fotografías son un modo de apresar una realidad que se considera recalcitrante
e inaccesible, de imponerle que se detenga. O bien amplían una realidad que se
percibe reducida, vaciada, perecedera, remota. No se puede poseer la realidad, se
puede poseer (y ser poseído por) imágenes.

Las cámaras establecen una relación de inferencia con el presente (la realidad es
conocida por sus huellas), ofrecen una visión de la experiencia instantáneamente
retroactiva. Las fotografías brindan modos paródicos de posesión: del pasado, el
presente, aun el futuro.

La fotografía, que tiene tantos usos narcisistas, también es un instrumento poderoso


para despersonalizar nuestra relación con el mundo; y ambos usos son
complementarios.

La fotografía no se limita a reproducir lo real, lo recicla.

Las cámaras definen la realidad de dos maneras esenciales para el funcionamiento


de una sociedad industrial avanzada: como espectáculo (para las masas) y como
objeto de vigilancia (para los gobernantes).

Si acaso hay un modo mejor de incluir el mundo de las imágenes en el mundo real,
se requerirá de una ecología no solo de las cosas reales, sino también de las
imágenes.

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