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Huellas de la Historia, núm.

15, año 2

Un ejecutor, una máquina, un caos y un instante

El fotoperiodista de guerra

REY, Alicia Gisella


BARROZO GREIG, Nicolle
Alumnas sexto año
Colegio Santa Margarita de Cortona

Introducción

Detrás de una imagen, siempre hay una historia.

Las fotografías son elementos visuales que permiten plasmar figuras y hechos de los más
diversos. Su función en la historia es de gran importancia, ya que permiten congelar
momentos pasados y preservarlos en el tiempo y, a la vez, logra mostrar realidades de otros
sitios en el mundo con los que no se poseen contacto o se desconoce.
Toda imagen refleja una historia, imprime una esencia, muestra un motivo, capta algo ajeno o
cercano… Una imagen desprende siempre la necesidad de ser explicada o de tratar de ser
comprendida, desde su estética a su veracidad. En tanto, la fotografía muestra algo, y ese algo
es puesto en la mirada del público. Tanto la imagen como la historia que detrás de ella se

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esconde es sometida a la opinión de sus espectadores, a la crítica de un auditorio que exige


conocer, saber más, que indaga en aquello que capta su atención.
En el respectivo trabajo, se tomará posición de la fotografía de guerra. Imágenes que van más
allá de un simple retrato caótico o de un elemento que impacta o desagrada; son imágenes que
refugian una guerra, un mundo peligroso, de culpables y víctimas inocentes que sufren sus 2

atrocidades.
Es en este punto donde conviene hablar de una sensibilidad que el fotógrafo es capaz de
manejar ante tales circunstancias. Ver tantos crímenes, a veces, lo hacen alejarse de su moral
y su sensibilidad, se vuelve inmune a lo cotidiano, busca cumplir con su oficio: sacar la foto y
seguir “con su trabajo”; pero… ese trabajo, ¿implica algo más que tan sólo fotografiar?
Salvar a una persona, no hará la diferencia, pueden pensar algunos. Una foto no vale más
que la vida de un ser humano, dirán otros tantos.
Dos posturas, un fotógrafo, una cámara en mano, una guerra, una sola oportunidad, un
instante y… ¿Click?

La fotografía

Acepción
La historia posee memoria, en ella reside el pasado, presente y futuro; está, en la capacidad
del hombre, el descubrir y preservar todo lo que ella guarda.
El paso de los años hace que numerosos acontecimientos queden en el olvido o sólo en la
memoria de unos pocos que presenciaron los hechos. Porque la misma historia puede
preservar obras y sucesos, pero la mente humana posee un límite. En un determinado
momento, un relato histórico que viene siendo heredado pierde significación y concluye. Es
entonces que el tiempo pasa a convertirse en una preocupación para el hombre.
Aun así, el correr de los años frente a la preservación de la historia no representó su única
intranquilidad. El progresivo aumento de las relaciones sociales entre comunidades sin
importar las distancias inspiró, en cierto modo, a que el hombre busque una solución a sus
inquietudes.
En el siglo XIX, la cámara fotográfica sería la encargada de responder a dichas necesidades.
Comenzando como un dispositivo simple de madera que utilizaba rollo de película, pronto las

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denominadas “cuarto oscuro”, seguida de las portátiles, de bolsillo, hasta las digitales, de hoy
en día, que comparten la función de cámara, video y edición de imagen en su mismo sistema.
Para definir a la fotografía es conveniente hablar de la misma como una cierta imitación de la
realidad reflejada en un papel y captada por medio de la luz. Un papel que es considerado una
huella en el tiempo que deja registro de lo observado. 3

Es una cierta congelación del mundo en un instante, en donde el tiempo se detiene y se roba
un segundo materializado en imagen. Se considera como un recurso artístico que sirve de
patrimonio, “que incorpora el pasado y el presente; un instrumento de la memoria que nos
permite recordar fragmentos de la vida y del mundo con la participación de la mirada”1, según
explican Lucía Crespo Jiménez y Rafael Villena Espinosa en su libro Fotografía y patrimonio.

Mirada en la cámara
El mundo y la realidad están repletos de grandes momentos y magníficas escenas, que
impresionan y captan nuestra atención. Es justo allí que se apunta con la cámara y en ese
momento de exaltación: ¡click! Lograr capturar una buena imagen no resulta una tarea fácil,
ni para aquellos que tienen más experiencia. Suele aparecer un gran problema; puede ocurrir
que al observar luego la fotografía, la esencia del momento se haya perdido, es decir, lo que
se presenta en esa foto no es tal cual lo que se había divisado. Esto ocurre porque la cámara y
el ojo no actúan de la misma forma, la cámara no tiene la capacidad de captar el movimiento
como puede hacerlo la vista.
Los ojos se adecuan a los cambios de luz a grandes velocidades y dejan de lado la importancia
a los cambios de su intensidad; enfocan con rapidez y profundidad; perciben las imágenes en
tres dimensiones y no planas, y por sobre todo, el cerebro es selectivo con lo que se ve. Esto
deja en claro, entonces, que procesan la imagen y centran su atención en aquellos detalles que
son interesantes, que impactan y dejan de lado al resto.
En contraposición, la cámara capta absolutamente todo inmediato y muestra la escena con
detalles que no son interesantes y que, en cierta forma, sellan la escena que el cerebro había
“limpiado”. Pero a su vez, posee la capacidad de atraer la atención con ayuda del encuadre
hacia temas que, a veces, pasarían desapercibidos y, por sobre todo y más importante, la
capacidad de congelar el movimiento.

1
CRESPO JIMÉNEZ, Lucía y VILLENA ESPINOSA, Rafael; “La memoria en la fotografía” en Fotografía y
patrimonio, vol. IV, España, Universidad de Castilla La Mancha, 2008, p. 102.

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Ahora bien, también surge el problema a la hora de escoger el tema. Esto no resulta nada
fácil, ya que el fotógrafo se encuentra frente a una gran diversidad de situaciones, es decir,
hay demasiado para elegir a su alrededor; desde cosas más complejas a más simples y
sencillas. Cuanto más abundante sea la escena en detalles, más atención se suele prestar a sus
movimientos, es decir, ser más cuidadosos para evitar que la foto resulte cargada de detalles 4

que desvían el tema que se desea centrar.


Una vez que se logró encontrar aquel momento, situación, imagen o detalle que excita y
estimula los sentidos, es un momento justo para reflexionar. Se observa con suma calma por
el visor y se mueve alrededor del motivo para poder buscar el encuadre que sea más
interesante o que elimine aquellos detalles que son molestos o que no son de importancia.
Esta serie de pasos son de suma importancia para poder obtener de manera gratificante lo que
se busca al decidir capturar cierto momento o escena.
En este proceso, el fotógrafo suele detenerse en la estética que su fotografía refleje, o bien en
la información que ésta manifieste; a su vez, puede darse la situación que, al no estar
conforme busque modificar la escena, moviendo, quitando o añadiendo objetos. Se trataría de
imágenes diseñadas por el mismo fotógrafo. Sin embargo, no siempre es así. La vida está
llena de instantes efímeros que, si el fotógrafo quiere captar, ha de estar preparado para
anticiparse al momento. Según el testimonio de un fotoperiodista, él opina desde su
perspectiva:

Yo no soy en absoluto partidario de la manipulación de la realidad. Por lo tanto, creo que el límite
de la manipulación del fotoperiodismo no debe ir más allá de lo que sería el laboratorio tradicional:
aclarar, reencuadrar, oscurecer ciertas partes. Pero no de andar quitando y poniendo elementos que
no estaban, porque entonces, para mí eso ya no es fotoperiodismo; si no es –llamémosle
respetuosamente– foto ilustración.2

Nos estamos adentrando entonces a una rama de la fotografía, vinculada principalmente a


nuestra temática de trabajo, el fotoperiodismo.

Fotoperiodismo
Acepción

2
BAULUZ, Javier; Periodistas en guerra, en Congreso internacional de fotoperiodismo (1º, 2003, Perú)

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Como podemos ver, fotoperiodismo incluye dos palabras principales que son: Fotografía, que
hemos tratado anteriormente, y Periodismo, que está vinculada a la misma.
Periodismo es, principalmente, la actividad profesional que consiste en recolectar, sintetizar,
jerarquizar y publicar información relativa a la actualidad. Se inscribe en un proceso global de
constante producción, demanda y consumo de mensajes, y por tanto, no puede existir aislado 5

de la realidad y su contexto histórico; se haya inmerso en un marco social, en el cual es


requisito un cierto compromiso con la comunidad.
V. Hudec, doctor en Ciencias Sociales, sostiene que:

Por periodismo entendemos conjuntos de expresiones escritas, habladas, fotográficas o de


combinación mutua destinadas a interpretar la realidad social de actualidad, y que mediante su
difusión ejercen un impacto sobre un público socialmente diferenciado. El periodismo orienta a ese
público, formula y expresa sus opiniones, su concepción del mundo; le ofrece una explicación de
los fenómenos contemporáneos en toda su multiformidad.3

Como lo expresa Hudec en su correspondiente definición: “Mediante su difusión ejercen un


impacto sobre el público”, haciendo referencia, justamente, a “espectadores” que reaccionan
de diversas maneras de acuerdo a lo que se les muestre; que demandan información y que
opinan diariamente. Es por ende que la labor del periodista y los mensajes difundidos a través
de los medios de comunicación nunca son neutros, generalmente poseen una intencionalidad
casi siempre persuasiva, en tanto que los datos y la forma en que se transmitan influyen en la
adopción de criterios y en el comportamiento de sus receptores.

Fotoperiodismo documental
El fotoperiodismo trabaja con la fotografía documental, que garantiza dar testimonio de la
verdad, es decir, asume el compromiso de reflejar la realidad evitando su manipulación y la
prevalencia de la estética sobre el simple registro de los acontecimientos sociales. Se trata de
una fotografía directa que exige, por tanto, el mayor acercamiento objetivo y veraz hacia la
escena o hecho que desea captar.
En consecuencia el fotoperiodismo, considerado desde dicha perspectiva de fotografía
documental, adquiere el significado de documento visual. A su vez, puede abordar distintos

3
HUDEC, Vladimír; El Periodismo, Organización Internacional de Periodistas, Praga, 1980, p. 33.

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temas de interés: retrato, paisaje, deportes, guerra, entre otros sucesos. Sin embargo, todas
quedarían reunidas en una misma función que es la de documentar lo que se está viendo.
Mediante ésta, se interpreta un contexto socio-cultural determinado. Una fotografía aislada sin
un lector y sin un contexto no significa absolutamente nada. Así, es viable que cada fotografía
periodística devenga en texto visual, en virtud de la conexión dialéctica que se establezca 6

entre un fotógrafo emisor y un público lector.


Las fotografías periodísticas se pueden organizar a partir de sus características discursivas
particulares y según la finalidad que persiga cada fotoperiodista. Por tal motivo, se recurren a
los géneros fotoperiodísticos como un recurso operatorio fiel para organizarlas y enmarcarlas
en una cierta área de trabajo. No obstante, las características estructurales que definen a cada
género fotoperiodístico son modificables, ya que nunca son homogéneos, conviven, se
fusionan, se entremezclan, según la finalidad comunicativa de cada autor para elaborar su
ofrecimiento visual.
Todo esto resumido en un elemento visual conforma una “unidad”4; una unidad que comunica
y “habla” con un público que demanda conocer constantemente. La mera captación objetiva
de la realidad que se está percibiendo muchas veces ya no es suficiente para el fotógrafo, que
se autoerige ir más allá; en un mundo donde el cambio y la dinámica social son frecuentes, el
fotoperiodista suele recurrir a sus dotes para seleccionar el mejor ángulo, dar la luz y
oscuridad justa en sus retoques, su subjetividad para elegir a quiénes y qué integrarán su
fotografía, pero, sobre todo, a la suerte para hallar la escena más impactante y demostrativa de
todas.
Anteriormente, se mencionó acerca de una finalidad expresiva, es decir, de mostrar la realidad
y los hechos lo mejor posible, para llevar al mundo lo que no se conoce, no se posee contacto
o se ignora absolutamente. Pero el dinamismo social que exige, consume y da críticas a todo
lo que se les ofrece, hace que los fotoperiodistas busquen “dar un poco más” de lo que
realmente pudieron captar mediante la foto, ya que muchas veces esa “suerte” no se presenta
en todo momento. Después de todo, detrás de ese elemento impreso hay una persona que lo
realiza y del cual debe vivir, es su trabajo. Es por esto que, ante los desvíos que puedan
ocasionarse, fue necesario plantear ciertos criterios y pautas para toda fotografía documental.

Códigos de objetividad
4
ABREU, Carlos; “Para analizar la fotografía periodística”; Revista Latina de Comunicación Social (24). La
Laguna (Tenerife), 1999.

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Podrían resumirse en los siguientes:

 Objetividad y veracidad
La cámara funciona como un testigo objetivo que no interviene en la escena, aunque
dependan del control del fotógrafo los toques subjetivos que él utiliza, tanto en los encuadres 7

de la foto, los objetos y personas que abarque, el acercamiento y algunos retoques digitales,
cono lo son la luz y la sombra; lo cual está permitido dentro de lo que se admite como veraz.
El fin es transmitir la realidad (al tratarse de un documento) en ese mismo momento, ya se
habla de reflejar lo que se ve para hacer llegar al público lo que realmente está ocurriendo. La
veracidad fotográfica aparentemente transparente, se combina con la supuesta objetividad del
periodismo.

 La credibilidad como base del periodismo


La captación de lo que sucede siendo lo más objetivo posible, permite reflejar una realidad
existente que asegura su credibilidad. La documentación visual de los sucesos, siendo estos
certeros y no ficticios, es característica primordial en la labor periodística.

 Autenticidad sin intervención


La creación de una estética, en donde lo más importante es prestar atención a lo que sucede
alrededor, ser receptivo al azar y comprometerse con la revelación, es lo que da como
resultado una “autenticidad sin intervención”. La fotografía documental se diferencia de
muchos otros tipos como la publicitaria, donde la intervención es aceptada, alentada y hasta
premiada. En este caso, la fotografía de tipo periodística exige y valora la objetividad.
Si bien surgen diferentes posturas acerca del grado debe darse esta intervención, en general la
credibilidad se logra con la mayor objetividad y realismo posibles. Algunas de las posturas
suscitadas apoyan la minuciosa modificación de luces y contrates en el laboratorio simple,
pero bien, otras apoyan la escenificación, donde el fotógrafo se vuelve director de una obra,
en la que indica a sus fotografiados dónde ubicarse y qué hacer.

El fotógrafo no debe convertirse únicamente en un camarógrafo, sino también en un escenografista,


un dramaturgo, y un director. Si los resultados reproducen fielmente lo que el fotógrafo cree ver,
queda justificado cualquier medio utilizado para producir la imagen fotográfica. Así, en mi opinión,

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es lógico hacer que ocurran cosas frente a la cámara, y controlar las acciones del sujeto cuando sea
5
posible.

 Espontaneidad
La fotografía ofrece un acercamiento fundamentalmente diferente al mundo que proporciona 8

la manipulación creativa, ya sea porque el fotógrafo documental encuentre “el momento


decisivo” a través de un golpe de suerte, posición y virtuosidad técnica, o ya sea mediante la
estética documental que sea un resultado de la relación que se ha establecido con los sujetos y
los conocimientos que ha adquirido el fotógrafo sobre su situación.
La subjetividad del autor se encuentra necesariamente en la raíz de cualquier fotografía y la
suerte es la que juega un papel fundamental en numerosos de los casos. La paciencia
acompaña al fotoperiodista en su labor “descubridor”, en este arte de “encontrar” más que de
“crear”.

 Compenetración con la realidad fotografiada


Entre otras posturas sostenidas por fotoperiodistas, se halla la del apoyo de la relación entre el
fotógrafo y el medio que vaya a captar. El previo conocimiento del contexto ayuda, en cierto
modo, a que se identifique y pueda compenetrarse, de tal manera que se sienta parte del
mismo y pueda expresar, aún mejor, los sucesos y sentimientos encontrados en las escenas a
fotografiar. Salgado, un fotoperiodista brasileño, asegura que suele producirse esta clase de
fenómeno:

La integración del fotógrafo con el sujeto de su fotografía… Una imagen es tu integración con la
persona que fotografiaste en el momento en que empezabas a trabajar increíblemente bien con ella,
6
y así la fotografía no es más que la relación que tienes con tu sujeto.

El fotoperiodista de guerra
Perfil y secuelas psicológicas
El fotoperiodista de guerra es un arriesgado profesional de un campo de trabajo peligroso de
crueles episodios; es un fotógrafo que intenta contar una historia de noticias con una serie de

5
ROTHSTEIN, Arthur; “Direction un the Picture Store”. En The Complete photographer, vol.4, editado por
WILLARD, Morgan. Nueva York: Education Alliance, 1943.
6
SALGADO, Sebastião. Entrevista por BLOOM, John. Photo Metro 84 (noviembre 1990).

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imágenes tomadas en un determinado momento. Estas personas valerosas arriesgan su vida


para ofrecer una visión imparcial de la guerra, sus efectos y secuelas, contadas a través de la
lente de una cámara. Muchos reporteros gráficos de guerra han muerto por conseguir sus
fotos, por lo que sigue siendo uno de los oficios más arriesgados.
El fotoperiodista de guerra se mueve en un terreno de constante malestar, rodeado por la 9

destrucción y las situaciones de alta presión. Con su trabajo asume el compromiso de


documentar los escenarios más significativos y realistas de situaciones extremas, donde la
vida de quienes participan en ellos se halla en peligro.
El riesgo, la adrenalina y el caos se vuelven cotidianos, hasta tal punto en que sus emociones
se neutralizan, se bloquean, al menos en ese momento de acción. Con lo cual no quiere decir
que la persona se vuelva insensible, sino que su trabajo le exige en cierto modo una
acostumbramiento a las atrocidades que el mundo de la guerra le ofrece. Si con cada muerte,
disparo, gritos y llantos de temor, el fotoperiodista se conmueve y comienza a llorar, ¿cómo
podría llevar adelante su trabajo?
Ya de por sí, esta labor reclama un perfil determinado: personas que puedan trabajar en
situaciones tensas y de riesgo, incluso con la capacidad de encontrar, de algún miedo, la
estética en esas escenas. Su fin es plasmar crueles realidades de crímenes que se cometen
contra la humanidad, aunque es conveniente hablar de atentados entre la misma humanidad.
El respeto por las personas se ha perdido al igual que la valoración y la importancia de la vida
en esas guerras y conflictos.
Con todo esto, no quiere decir que este trabajador busca “crear” las escenas más crueles
posibles sino todo lo contrario, buscan gritarlo al mundo, mostrar a todos aquellos que no
poseen contacto con esta realidad y aquellos que ignoran sucesos de esta magnitud. En
consecuencia, su finalidad principal es romper el silencio. “En lo que se refiere al
fotoperiodismo yo enfatizo la palabra periodismo; tomamos fotografías en las circunstancias
que se nos presentan.”7, explica Mraz en su ensayo sobre fotoperiodismo digital.
La crueldad, la matanza, el genocidio, la impotencia, el caos y el desorden a los que debe
acostumbrarse a ver lo vuelven indiferente e imparcial para poder desarrollar su trabajo. No
obstante, las secuelas de la guerra y todo lo percibido afectan su vida en cierto modo. Detrás
de la cámara y de la fotografía, de ese papel impreso que llega a las manos de los espectadores
y demandantes, hay una persona que siente. Psicológicamente el daño puede ser grande,
7
MRAZ, John; “¿Qué tiene de documental la fotografía? Del fotorreportaje dirigido al fotoperiodismo digital”.
En su libro Nacho López, Mexican Photographer; México, University of Minnesota Press, 2003, 21 pp.

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aunque desde el momento en que se decide empezar a trabajar en ese oficio ya se aceptan
posteriores secuelas.
El fotoperiodista de guerra debe ser una persona audaz y segura de sí y de lo que está
haciendo, ya que debe enfrentarse a condiciones catastróficas que a cualquier persona pueden
afectarle profundamente; son imágenes y recuerdos que se graban en su memoria y 10

difícilmente pueden olvidarse. Se ve entonces, que a aquellos que observan con más atención
los detalles para lograr captar la imagen les afecta aún más, ya por el simple hecho de estar
allí, en el mismo campo de batalla.
Por lo tanto, es necesario un previo cuestionamiento como el siguiente para definir con
seguridad la permanencia en este tipo de trabajo.

 ¿Por qué querer visitar los países devastados por la guerra? ¿Cuáles son las
motivaciones?
 ¿Se posee el coraje de exponerse a situaciones de peligro?
 ¿Se es lo suficientemente fuerte como para dar testimonio de las atrocidades de la
guerra?
 ¿Qué historia es lo que, personalmente, se quiere contar de cada foto?

Sebastião Salgado, citado líneas arriba, hacía referencia a una compenetración con la realidad
fotografiada. Considerando esto, podría explicarse que: conocer el medio corresponde a
indagar sobre la guerra o conflicto y sus causas políticas, sociales y económicas; en tanto, el
desarrollar un contacto con el fotografiado se vuelve más complicado. ¿Cómo se logra en el
área del fotoperiodismo de acción?
El fotoperiodista de guerra, que logra “neutralizarse” frente a lo que aparece por su lente, se
topa con las mayores dificultades cuando al momento de realizar una toma, se aparece la
posibilidad de salvar a la persona que iba a ser ese “quien” a fotografiar. Entonces, en este
punto se plantea el dilema entra la vida, moralidad y trabajo.
Si se halla frente a una imagen para ser fotografiada y de repente es una persona que se
encuentra en peligro, ¿toma la foto o salva a la persona? Y si en el caso de que pueda ser
tomada la foto pero la persona está herida o padece una incapacidad, ¿qué hace después con
ella?, ¿se retira a seguir con su trabajo o se detiene a ayudarla? James Natchwey, un
reconocido fotoperiodista de la Mágnum y uno de los más influyentes en la actualidad,

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encierra en su breve explicación, la justificación de lo que significa el trabajo del


fotoperiodista de esta rama, expresando que “mi trabajo no es hacer sentir cómoda a la gente
con estas cosas, ni entretenerlas. Mi trabajo es concienciar a la gente del hecho de que son
crímenes contra la humanidad.”8
11

Numerosos fotógrafos van creando y forjando, previamente o durante los años de su labor,
una postura y una forma de reacción que los haga fuertes para afrontar este difícil terreno. Es
importante mencionar ejemplos de casos puntuales en los que se observa claramente el dilema
y el “juego” en el que se apuestan la vida, los valores y el éxito del propio trabajo.
Nic Ut durante la Guerra de Vietnam, toma en su propio país una famosa fotografía el 8 de
junio de 1972, en la que se ven niños huyendo despavoridos y entre ellos una niña corriendo
desnuda después que su piel había sido quemada producto del Napalm con que había sido
bombardeada su aldea. Su fotografía recorrió al mundo, y se valió del reconocimiento
mundial que permitió, en cierto modo, cambiar la opinión pública sobre aquella guerra. El
punto de tal situación es que la niña, llamada Kim Phuc sobrevivió con la ayuda de Nic Ut, ya
que después de tomarle la foto la trasladó a un hospital.

Fotografía Nic Ut. Vietnam 1972.

Por su ayuda, ella logró sobrevivir, y con los años se convirtió en embajadora de la UNESCO
y directora de una fundación solidaria. “A través de la fundación ayudamos a niños en todo el
mundo que son víctimas de guerra. Y como embajadora de buena voluntad de UNESCO, mi

8
NATCHWEY, James, fotoperiodista de la Mágnum, entrevista por Dena Cowan. Ver BUELBA, ….

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misión es difundir un mensaje de paz”9, comentaba Kim 30 años después de que le tomaran
aquella fotografía.

12

Fotografía Nic Ut. Kim Phuc a 30 años de la guerra.

Kevin Carter, oriundo de Sudáfrica (nacido en 1961), fue formalmente reconocido luego de
que captara la fotografía de una niña que está por ser atacada por un buitre, en Ayod, una
aldea pequeña de Sudán, en el año 1994, habiendo recibido el premio Pulitzer a la mejor
fotografía de guerra en mayo de ese mismo año. La misma provocó una oleada de fuertes
críticas acerca del dilema ético que se dio entre profesionalismo y moral. El fotógrafo Carter
tomó esta fotografía, y decidió retirarse a seguir trabajando. “Fue la foto más importante de
mi carrera pero no estoy orgulloso de ella”10, dijo tras recibir el premio, Dos meses después,
acabó con su vida.

9
PHUC, Kim, en entrevista por MARTINS, Alejandra; “La niña de la foto”, en http://news.bbc.co.uk (29-4-
2005)
10
Ibíd.

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13

Fotografia Kevin Carter. Conflicto en Sudán.

SECUELAS SOCIALES
El planteo del Profesionalismo–Moral no sólo toma relevancia en la mente y vida del
fotógrafo, sino que a su vez representa un fuerte dilema que llega a la mirada crítica del
público.
Durante el proyecto, se hizo mención de una repercusión social que de toda fotografía resulta.
La función que cumplen las fotografías documentales del periodismo es, básicamente, la más
juzgada y lanzada al ojo crítico de un mundo demandante. Detrás de una imagen siempre hay
una historia, razón por la cual son muchos los que se atreven a juzgar y ofrecer sus opiniones
tanto de la foto como del accionar de su autor. A esto surge un principal interrogante al que es
menester dar respuesta: ¿hasta qué punto el fotógrafo es responsable?
La responsabilidad de estas personas como trabajadores abarca desde que pisan el terreno del
conflicto a “congelar” hasta que capturan la imagen. Es esa fracción de tiempo, en la que se
expresa su compromiso exhibiendo los criterios de objetividad como testigos espontáneos y
sin intervención, y “haciéndose cargo” de su fotografía y su accionar en el campo de trabajo,
siendo que al azar toma consistencia en su tarea de “descubridores”. En este punto es
conveniente hacer un paréntesis, para dejar en claro que el fotógrafo es un trabajador y su
cámara no es más que una herramienta de trabajo.
En su tarea de descubridores, buscan y esperan el momento decisivo para dar el “Click”. Su
posterior accionar depende de sus valores y carácter que hayan ido forjando a lo largo de su
carrera.

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Es conveniente colocar un límite cuando los prejuicios sociales atacan a la labor del
fotoperiodista, haciendo comparaciones como las de “depredador con un arma en su mano (la
cámara).”11 Es un trabajador, y como tal cumple con su función, pero es necesario explicar
que como toda tarea exige responsabilidad y la expresión de los valores propios.
El controvertido caso de Kevin Carter, que recibió el premio Pulitzer y él sólo se limitó a 14

sacar la fotografía dejando de lado toda manifestación de principios morales, fue uno de los
casos de mayor crítica social; tales como la mencionada en el párrafo anterior y entre otras,
que lo defendían, como:

Se limitó a recortar un trozo de paisaje para servírnoslo a domicilio. La expresividad fue su gran
logro, pues la foto ejerce la metáfora certera de una realidad trágica y atroz de una guerra olvidada.
No es ningún montaje: Sucedió así y Carter sólo nos troceó y nos regaló el significante; el
12
significado lo pusimos nosotros, espectadores.

Es claro que estas realidades competen a todo el mundo; sólo unos pocos tienen la difícil tarea
de ir en busca de estos acontecimientos para vivirlos de cerca y repartirlos al mundo. Pero no
así, puede justificarse el hecho de apartar todo tipo de valores por pensar que uno ya no puede
hacer nada. La neutralización que su trabajo demanda ante tantas fatalidades, no es
justificación completamente válida para que accionen sus valores. Esto sucede en todo tipo de
trabajo, de cualquier área. La ética que uno exprese durante su trabajo es decisión propia, y
después toda consecuencia o secuela que ésta acarree será obra de uno mismo con la que se
deberá permanecer.
En el ejemplo de Carter, la culpa que la sociedad depositó en él creó uno de los mayores
debates acerca de cómo se debe combinar el profesionalismo con la moral, con diversas
posturas encontradas. Su famosa fotografía que recorrió la crítica del mundo entero, hizo
pensar que fue el remordimiento el que lo llevó al suicidio. Sin embargo, la vida de Carter
encerró mucho más causas; detrás del posible remordimiento causados por su accionar y los
excesivos prejuicios sociales desatados, el caos y el dolor ya existían en su vida y,
posiblemente, este fue un hecho más que lo incitó a tomar la decisión de acabar con su vida.

11
Anónimo, FORO Enfoca2, “Kevin Carter”; en http://www.enfoca2.com (1-12-2007).
12
EL MUNDO, “Carter no se suicidó por esta foto”, en http://www.elmundo.es (25-03-2007).

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Las secuelas psicológicas y sociales que la difícil tarea del fotoperiodista de acción acarrea,
marcan su personalidad, su historia y su memoria, y los hace testigos y comunicadores de una
realidad desconocida y olvidada por muchos.
James Natchwey expresó en simples palabras en una de sus conferencias, tras recibir el
premio TED 2007 a mejor fotoperiodista (más influyente del año): “Soy un testigo y quiero 15

que mi testimonio sea honesto y sin censura. También quiero que sea poderoso y elocuente, y
quiero hacerle tanta justicia como sea posible a la experiencia de las personas que
fotografío.”13
A manera de cierre, estas palabras dejan encerrada, claramente, la reseña de este proyecto:

Los fotógrafos llegan al extremo de la experiencia humana para mostrarles a las personas lo que
está sucediendo. A veces ponen sus propias vidas en riesgo por creer que tus opiniones y tu
influencia importan. Dirigen sus fotos a tus mejores instintos, generosidad, la noción de lo bueno y
lo malo, la habilidad y la voluntad de identificarse con los demás; la negativa es aceptar lo
14
inevitable.

Conclusión
El fotoperiodismo de guerra es un área difícil, cuya documentación, es decir, las fotografías
que realizan, son muy analizadas y juzgadas.
Se buscan fotografías que impacten, en el sentido que respondan a su objetivo: Mostrar las
crueles realidades, concientizarnos y ayudar a que de alguna manera reaccionemos frente a
ello, cambiando esas realidades que muchos desconocen y otros olvidan.
El fotoperiodista no solo es un trabajador que busca, lógicamente, reconocimiento por lo que
hace, un puesto, que compren sus fotos y valoren su esfuerzo; es obvio que prefiere que
aplaudan sus fotos a que los juzguen para mal. Pero, no hay que olvidarse del hecho de que
son personas, que sienten, viven y piensan; que de todas esas crueldades a las que deben
enfrentarse a muchos los agota, los hace cuestionarse sobre la vida y la importancia que le
damos; se preguntan acerca de cual fue el momento en que se perdió la cabeza y se llegó a
hacer del mundo, una guerra de humanos vs. humanos.

13
James Natchwey´s searing photos of war [conferencia]. TED. Oxford; 2007. 1 video online, (21’54’’), son,
col.
14
Ibid.

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Su valerosidad se halla al aceptar esta clase de trabajo; es una decisión de manera libre, que
solo llegan a efectuarla aquellos que sienten que pueden soportar esta clase de momentos.
Además, son personas que buscan adrenalina, buscan peligro, les gusta el riesgo, busca
concientizarnos y romper el silencio; quieren ser los ojos de un mundo ciego…
Son millones los motivos por los que ello deciden tomar ese trabajo y es imposible 16

expresarlos a todos, pero en el trabajo quedan demostrados numerosos de ellos.


Finalmente, se dice que estos fotoperiodistas de guerra, se vuelven descubridores de una
realidad de caos y destrucción; se hace ejecutor de un Documento, que a través de una
máquina fotográfica que es una herramienta de su trabajo y no un arma más de guerra.
Cuando el momento indicado les llega, les toma tan solo un instante para decidir el encuadre,
sujetos a quienes fotografiar, y volverse autores comunicadores y responsables de su imagen.
Todo ello, en un simple click.
Basta un ejecutor, una máquina, un caos y un instante para que el fotoperiodista decida
capturar la imagen, y hacer historia.

Bibliografía

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Ensayos

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Videos
(http://youtube.com)
Fotógrafa de guerra [cortometraje]. España, 2009. 1 video online, (5.21 min.), son, col., 320x240.
La ciudad de los fotógrafos [documental]. IDFA. Ámsterdam, Holanda; 2007. 1 video online, (2 min.),
son, col., 320x240.

(www.ted.com)
James Nachtwey's searing photos of war [conferencia]. TED. Oxford; 2007. 1 video online, (21’54’’),
son, col.

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