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Redes Sociales
Luis Cabrera
@salteveneno
El contexto
Las redes sociales son parte de nuestras vidas y del modo en que interactuamos con nuestro
entorno social, familiar, y comercial.
Afirma Alberto Sato Kotani que “la tarea de citar para sufragar las imperfecciones del texto
es tan corriente como arbitraria”; una válida analogía frente a la decisión del fotógrafo de
realizar cada encuadre, en esta decisión omite al resto de la escena, es su arbitrariedad qué
capturar, qué compartir.
Es por la capacidad de generar matrices de opinión a través de las imágenes fotográficas
que el fotógrafo se convierte en actor político, aun en el caso de su mayor ética y
responsabilidad social, incluso de una utópica y estéril objetividad, cada imagen va cargada
de un peso emocional.
Hay casos en los que la estética fotográfica es tan predominante, que hace de la fotografía
una mera ilustración de la realidad.
Foto ganadora del WPP 2018
La muerte del autor
Incluso en los casos en los que el fotógrafo se encuentra desligado de una línea editorial, su nivel
de empatía con el acontecimiento, de subjetivismo, de autocensura, definen esa “conveniencia”
con sus propias convicciones.
En este sistema de comunicación virtual, los emisores se pueden clasificar en dos categorías:
Hacedores de imágenes (usuarios presenciales)
Proveedores de imágenes (usuarios no presenciales de los hechos)
Los homo photographicus alimentan a los homo photoadictus, se necesitan mutuamente.
De estudiar esta dinámica como si fuese un modelo económico de competencia perfecta, con
muchos oferentes y muchos demandantes, donde el único bien son las fotografías, la recompensa
inmediata serían los incentivos ególatras propios de las redes sociales (likes, follows, retweets,
reposts), ceteris paribus.
Doble moral
¿Es la pura vocación a informar lo que empuja a esta oferta abundante de imágenes? ¿No
existe una motivación ególatra? ¿Existe un patrón de clichés agotados en este tipo de
fotografías? ¿Están conscientes los fotógrafos que han caído en la trampa de ofrecer
crueldad como distracción?
Pero esto quiere decir entonces que la información es manejada como un servicio, que tiene
una demanda medible, estadísticamente comparable con el rating, por ende, manejada
como un espectáculo, como entretenimiento. Y es quizás por ello que se puede apreciar un
patrón de clichés, elementos que se repiten encuadre tras encuadre, que garantizan una
audiencia, fotografías que ya carecen de toda reflexión, prefabricadas, inocuas.
Distancia ante el hecho
A pesar de que la fotografía no es una representación literal de los hechos, así la procesan
las masas, porque la realidad resulta tan inmanejable que solo se logra digerir a través de la
distancia que ofrece la imagen.
Se ha perdido sensibilidad ante la realidad, se vive a través de las imágenes (como
representación), es una ventana, hay una distancia entre el hecho y el espectador, por lo que
se cumple la premisa de estar entretenido: “no sentir demasiado”, sin darle espacio a las
grandes pasiones, tampoco a las grandes desgracias.
Hipervisibilidad
Hay una carencia de fotografía con contenido, conocimiento, luz, lucidez, aún cuando para
Frédéric Beigbeder “la lucidez no protege de la realidad […] Saber por qué se está triste te
hace menos idiota, pero no menos triste”.
Repensar, replantear, redimir la fotografía. Usando el silencio desde su valor ético, no
ocultando, sino llamando la atención sobre lo que no se muestra. Lo ausente se convierte en
algo lacerantemente protagónico. Subrayar a través de la omisión.
De haberle prestado atención a la balsa de los locos de Nelson Garrido, quizás no habríamos
tenido que vivir las ausencias de Luis Cobelo, entre los fragmentos de Juan Toro.
¡Muchas gracias!
Luis Cabrera
Instagram: @salteveneno
Twitter: @salteveneno
Mail: luiscabrerafotografo@gmail.com